M étodo S I M O NTO N contra e l cáncer

Las técnicas de visual ización positiva y su efectividad

en pacientes oncológicos

Carmela Paris
Enfermera

T H E S I M ONTON M ET H O D I N CANCER T R EAT M E NT. PAR I S , C .

Keywords: l m agery, Cancer, Oncology, Psyc hol ogy, Relaxat i o n , Med itation
E n g l i s h Abstrae!: S i monton's positive i m agery p l ays a n i nterest i n g role in cancer prevention and treatment, b e i n g prac­
ticed in m a ny c l i n ics in U SA.Thies method is created by Carl S i m onto n , M . D . in Travi s USAF base who developed it from
b i ofeedback theories. Positive i m agery consists in v i s u a l izations of affected parts and i n m u n e defenses against cancer,
and today i s known that positive t h i n ki ng i s beneficia! to our i n m u n e system. Positive i magery is p layed in relaxati o n ,
because i n this state w e can modify m o r e e a s i l y t h e i m p u lses from t h e b ra i n .

Cuando trabajaba como
enfermera en la planta de
Oncología de un gran hospi­
tal, hace ya muchos años, mi
formación personal y profe­
sional era estrictamente carte­
siana. Para mi el enfermo era
un cuerpo que sufría una
dolencia al que se debía medi­
car. También conocía la exis­
tencia de enfermos mentales,
pero de ellos se ocupaban en
otros hospitales. Los enfer­
mos a los que cuidaba pade­
cían cáncer, enfermedad orgá­
nica por excelencia, pensaba
yo entonces, y estaba conven­
cida de que nosotros sólo
podíamos aliviar sus dolores.
Lógicamente, les administrá­
bamos algunos medicamen­
tos, pero, en aquel entonces,
era mucho mayor la cantidad
de calmantes.
Uno de los enfermos se lla­
maba Alberto y tenía 50 años.
Sus dolores eran tan intensos
que cada vez le suministrába­
mos calmantes más potentes
cuyo tiempo de acción dismi­
nuía. Llegamos a inyectarle
morfina, pero seguía pidiendo
calmantes con frecuencia cre­
ciente. Un día el médico me
ordenó que la próxima vez
que pidiera un calmante le
inyectara agua bidestilada.
Quedé horrorizada, pero una
orden era una orden y así lo
hice. Para mi sorpresa, al
cabo de pocos minutos Alber­
to dormía plácidamente.
A partir de entonces, le
inyecté un calmante diario y
el resto sólo agua bidestilada,
obteniendo siempre idénticos
resultados. Sin embargo, las
induraciones de la zona, con­
secuencia de la acumulación
de líquidos, hacían que cada
inyección resultase más difícil
de aplicar y un día, al dispo­
nerme a suministrarle su "cal­
mante" , tuve una idea: apoyé
con fuerza una uña en vez de
clavarle la aguja y la mantuve
así unos segundos, imitando
la sensación de la inyección.
A los pocos minutos Alberto
dormía plácidamente y yo no
salía de mi asombro. Había
estudiado el efecto placebo,
pero, como todo, es muy dife­
rente conocer algo de manera
teórica a vivirlo, y aunque
cuando lo estudié -muy su­
perficialmente, por cierto­
fue un tema más, su vivencia
me conmocio;Jó. A partir de
ese día comencé a bucear en
disciplinas que eran entonces
tan desconocidas para mi
como fundamentales e inse­
parables son ahora: estudié
psicología, psicoanálisis, so­
frología, yoga, técnicas men­
tales orientales y, resumiendo,
me adentré en las mal llama­
das paramedicinas, pues, para
mi, medicina sólo hay una: la
que utiliza en cada caso los
medios más adecuados para
tratar al ser humano en su
integridad.
Cuando pienso en ello,
todavía me sorprende la cele­
ridad con que se cruzó en mi
camino el método Simonton,
cuando inicié mi nuevo cami­
no personal y profesional.
Pedí información a los Esta­
dos Unidos, leí todo lo que
pude reunir sobre el tema, y el
interés que despertó en mí fue
sólo comparable a la sorpresa
que me deparó el comprobar
que en algún lugar del mundo
ya se utilizaba el poder de la
mente para combatir el cán­
cer. Algún tiempo después
pude realizar un curso direc­
tamente con Stephanie Si­
montan y cargada de buenas
intenciones y del mayor entu­
siasmo, informé al jefe del

NATURA MEDICATRIX N" 56 ENERO 2000

departamento sobre este
método, sobre su aplicación
en USA, sobre los resultados
allí obtenidos y me ofrecí para
-desinteresadamente- aplicar­
lo, de forma experimental, en
nuestro departamento. No se
si ·es preciso añadir que me fue
imposible conseguirlo, pero
quiero creer que eran otros
tiempos, que tal vez hoy sería
diferente . . .
Ya n o trabajo e n ningún
hospital, ni·· siquiera trabajo
como enfermera; ahora mi
vida profesional está comple­
tamente dedicada al desarro­
llo personal en el que ocupa
un lugar predominante el pen­
samiento positivo y las visua­
lizaciones creativas para po­
tenciar nuestras facultades
mentales y para ayudar al
organismo a fomentar la
salud y a recuperarla en caso
de enfermedad. Todas estas
técnicas forman parte del
método Simonton para com­
batir el cáncer y desde estas
páginas quiero testimoniar mi
agradecimiento a los doctores
Stephanie y Carl Simonton,
sus creadores.
Carl S i monton
El Dr. Simonton fue, hasta
1 9 74, jefe de radioterapia en
la base Travis de la Fuerza
Aérea, en California. Después
pasó a dirigir el Centro de
Terapia e Investigación sobre
el Cáncer, de Dallas (Texas)
j unto a su esposa Stephanie
Simonton, psicóloga, directo­
ra de psicoterapia.
¿ Por qué algunos pacientes
recuperan la salud y otros
mueren cuando el diagnóstico
es el mismo para ambos? El
Dr. Simonton se planteaba ya
ésta y muchas otras preguntas
durante el tiempo que efec­
tuaba sus prácticas como
especialista en oncologia en la
Escuela de Medicina de la
Universidad de Oregón. Pro­
gresivamente aumentaba su
escepticismo sobre los trata­
mientos habituales del cáncer.
La respuesta de los enfermos
a estos tratamientos era muy
irregular y le preocupaba.
¿Por qué empeoraban enfer­
mos cuyo pronóstico médico
indicaba que con tratamiento
podían vivir muchos aüos y
otros que habían sido envia­
dos a sus casas con pocas
expectativas de vida, años
después, mantenían una cali­
dad de vida aceptable hacien­
do fallar inexplicablemente las
estadísticas? ¿ Cuál era el fac­
tor oculto que la lógica médica
no lograba descubrir? .
A l principio, también e l Dr.
Simonton se resistía a creer en
las teorías que tratan de la
ínfluencia de la mente en el
cáncer; Aún así, emprendió un
estudio retrospectivo de
pacientes que habían mejora­
do, a pesar de los diagnósticos
negativos. Su propósito era
descubrir algún posible deno­
minador común entre ellos.
Examinó muchos archivos de
hospitales, se entrevistó con
médicos y pacientes; poco a
poco se hizo evidente que, en
efecto, había un factor co­
mún: la creencia de que ellos
ejercían alguna influencia en
el curso de su enfermedad. La
di ferencia esencial entre estos
pacientes y los que no coope­
raban, era su actitud hacia la
enfermedad y su postura más
positiva ante la vida. Los
pacientes que continuaban
bien, por una razón u otra,
tenían un mayor DESEO D E
VIVIR. Una necesidad impe­
riosa y una voluntad decidida
de seguir vivos.
El Dr. Simonton se preguntó
entonces si sería posible incul­
car a los enfermos esta actitud.
¿ Podría conseguirse que cola­
boraran en su propia cura­
ción? Por aquel entonces des­
cubrió los trabajos de los más
importantes investigadores del
biofeedback, los doctores Joe
Kamiya, Elmer Green y Thel­
ma Moss, los cuales demostra­
ban que se puede autocontro­
lar las funciones fisiológicas,
tales como la tensión sanguí­
nea, el ritmo cardíaco y hasta
los ataques epilépticos y pensó
si no se podría aplicar este
principio a otros controles
orgánicos. Si la mente no
podría controlar la prolifera­
ción de las células extrañas, de
las células cancerígenas.
.
Pe ro antes, pensó que había
que mejorar el estado mental
del paciente e ideó un proce­
dimiento. Después buscó a un
paciente dispuesto a experi­
mentarlo. Encontró a un
hombre de sesenta y tres aüos
que sufría cáncer de garganta
muy avanzado y que aceptó la
idea. Este hombre estaba muy
débil, su peso había bajado de
60 a 45 kg. No podía comer,
tenía grandes dificultades res­
piratorias y apenas podía tra­
gar su propia saliva. El Dr.
Simonton, tras estudiar su
historial clínico y sus caracte­
rísticas personales, le propuso
el siguiente programa de rela­
j ación y elaboración de imá­
genes mentales:
Le dijo que debía relajarse
tres veces al día, de cinco a
quince minutos cada vez, por
la mañana al levantarse, a
medio día, después de la comi­
da y por la noche antes de
acostarse. Durante estos perí­
odos debía concentrarse en los
músculos de su cuerpo,
comenzando por la cabeza y
descendiendo lentamente has­
ta los pies, diciéndole a cada
grupo muscular que se relaja­
ra. Luego, ya más relajado,
debía representarse a si mismo P a ra m i ,
en un lugar agradable y tran­
quilo. Después de unos dos m ed i c i n a só l o
minutos, debía imaginar el hay u na : la que
turrior de su garganta de cual­
quier forma que se le ocurrie­ u t i 1 i za e n c a d a
ra e intentar seguir la acción caso l os m ed i os
del tratamiento de radiotera­
pia. Ver en su mente los rayos m á s a d ec u a d os
de energía como si fueran p a ra trata r a 1 ser
millones de minúsculos pro­
yectiles actuando sobre las h u m a n o en su
células sanas y enfermas por i n tegr i d a d
igual. Imaginar como las célu­
las sanas se recuperaban del
impacto y como por el contra­
rio, las enfermas, más débiles
y desorganizadas, morían a
causa de él y de sus propios
sistemas de inmunidad, pues
vería también los glóbulos
blancos de la sangre recogien­
do y eliminando esas células
cancerosas muertas, sacándo­
las del cuerpo, según el proce­
so normal del cuerpo para
defenderse de la enfermedad.
Tenía que visualizar su cáncer
disminuyendo de tamaño y
recuperando la salud.
El enfermo siguió el progra­
ma con tesón durante siete
semanas, sólo un día faltó a
las sesiones de visualización,
ganó peso y fuerza física. El
cáncer desapareció progresi­
vamente; dos meses después
fue dado de alta completa­
mente curado. No experimen­
tó ninguna recaída ni efectos
secundarios de ninguna clase.
NATURA MEDICATRIX N' 56 ENERO 2000
 Más adelante, el paciente
decidió aplicar por su cuenta
la técnica de visualización
mental para aliviar su artritis,
la cual le había molestado
durante años.
Se representó mentalmente
a los leucocitos de su sangre
lijando las zonas de contacto
de los huesos de sus brazos y
piernas, sacando de allí cual­
quter posible desecho, y
dejando las superficies puli­
das y resbaladizas. Los sínto­
mas de su artritis disminuye­
ron progresivamente. Este
paciente acudía periódica­
mente al Centro de los Simon­
ton para contar su historia a
grupos de pacientes y asegu­
raba que esos años transcurri­
dos desde el inicio de su trata­
miento, habían sido los mejo­
res de su vida. Este éxito ini­
cial alentó al Dr. Simonton y
le decidió a aplicar el trata­
miento en su trabajo de la
Para ay u d a r base aérea de Travis, el perso­
a l orga n i s mo a nal médico cooperó abierta­
mente. Estableció una escala
rec u pe ra r l a
para medir la actitud personal
sa l u d , e l de los pacientes. Se trazaban
gráficos que mostraban la
D r. S i m o n to n
correlación entre la actitud
ut i l i za del enfermo y su respuesta al
tratamiento, invariablemente,
l a re l a j a c i ó n
cuanto más positiva era la
profun d a y l as actitud, mejor era la respuesta
corroborando siempre la rela­
v i s u a l i zac i o n es ción con el interés del enfer­
pos i t i va s , porq u e mo por vivir.
c rea n esa
El Dr. Simonton ha conti­
oport u n i d a d nuado siempre sus trabajos
sobre el cáncer e intenta así­
mismo descubrir cómo afecta
la mente a las células cance­
rosas. La mayoría de sus
pacientes llegan al Centro
con un diagnóstico de "médi­
camente incurables " , y esta­
dísticamente, con una espe­
ranza media de vida de un
año, pero allí descubren que
si movilizan sus propios
recursos y participan activa­
mente en su recuperación,
pueden superar sus expectati­
vas de vida y mejorar de
modo significativo la calidad
de sus vidas.
La opinión del Dr. Simon­
ton es que los efectos de la
tensión mental sobre el cuerpo
son mayores de lo que se pien­
sa; son muchas las personas
que aceptan el estrés como
forma normal de vida, sin
darse cuenta que es la causa
NATURA MEDICATRIX N' 56 ENERO 2000
de sus problemas de salud. Si
al organismo le damos una
oportunidad, se cura siempre.
Para ayudar al organismo a
recuperar la salud, el Dr.
Simonton utiliza la relajación
profunda y las visualizaciones
positivas, porque crean esa
oportunidad.
La relaj a c i ó n
L a relaj ación tiene por
objeto eliminar las tensiones
que dificultan el normal fun­
cionamiento del organismo, y
también llevar al sujeto a u n
estado de conciencia particu­
lar, durante el cual su cerebro
emite más cantidad de ondas
alfa. Como se sabe, el cerebro
tiene una actividad eléctrica,
que se mide en ciclos por
segundo; según el estado en el
que se encuentra el suj eto
-estado de vigilia, de relaja­
ción, sueño ligero, sueño pro­
fundo- la frecuencia de estas
ondas se modifica. El ritmo
alfa, que corresponde a 8/14
ciclos por segundo, es el de la
relajación y también el de la
meditación. Es el estado en el
que se está al despertar del
sueño, o instantes antes de
quedar dormido.
Las diversas técnicas de
relajación permiten, con un
poco de práctica, entrar en
este estado de conciencia en el
que el cerebro emite más can­
tidad de ondas alfa y que es
cuando el cerebro mejor
capta los mensajes que se le
envían, cuando el subcons­
ciente es más permeable a las
sugestiones, cuando mejor se
desarrolla la creatividad. Es
en este estado de conciencia
en el que se puede transferir
un material inconsciente
hacia la conciencia y al con­
trario, y en el que se pueden
descubrir tesoros insospecha­
dos que las visualizaciones
podrán utilizar después. Es
por ello que la relajación es
imprescindible para practicar
debidamente las visualizacio­
nes positivas.
Pero, ¿cómo se aplica esto a
la enfermedad? Para com­
prenderlo hay que remontarse
al origen del mal, ya que la
enfermedad es el grito de pro­
testa del cuerpo ante algo que
va mal en l a persona. La
enfermedad, con frecuencia
es, la consecuencia del dolor
de vivir en continua oposición
a las más íntimas aspiraciones
humanas, en continua repre­
sión de las necesidades más
vitales. Es la actitud ante la
vida, la vida que cada uno se
forja, paso a paso, a través de
las experiencias vividas, lo
que engendra una mayor o
menor resistencia a las agre­
siones de todo tipo. Y es pre­
cisamente en este terreno en el
que actúa la relajación ya
que, por una parte ayuda a
tomar consciencia de la ver­
dadera causa de la enferme­
dad y pone por tanto en cami­
no de la verdadera solución, y
por otra, facilita que la visua­
lización transmita los deseos
de vivir del paciente a las
células que, como entidades
conscientes que son, activa­
rán así sus mecamsmos de
autocuración.
Visua l iza c iones
positivas
Hoy en día ya nadie duda
de que en el interior de nues­
tro cuerpo existen estrechos
lazos que unen el cuerpo físi­
co y la mente, la materia y el
espíritu. A pesar de que toda­
vía no se conocen todos los
mecanismos exactos por los
que ocurren, estas relaciones
han dado lugar a diversas téc­
nicas, entre las cuales la
visualización tiene un lugar
predominante. Esta técnica,
que en el transcurso de muy
poco tiempo ha conseguido
extenderse por todos los Esta­
dos Unidos debe su populari­
dad, como ya sabemos, a una
enfermedad grave, cargada de
símbolos y de implicaciones
emocionales: el cáncer.
Hoy se sabe con certeza que
la visualización ejerce un efec­
to fisiológico en el organismo
y es el motivo por el que se ha
comenzado a utilizar de
forma terapéutica para pro­
blemas desde enfermedades
graves como cáncer o sida,
hasta enfermedades psicoso­
máticas cotidianas como in­
somnio, dolores de cabeza o
problemas digestivos, y ha
pasado a formar parte de los
tratamientos habituales en la
mayoría de las clínicas en
USA que ya la utilizan de
forma habitual.
 Este fulgurante ascenso a la
popularidad no se debió sólo
a los esperanzadores resulta­
dos obtenidos por el entonces
matrimonio Simonton; otros
investigadores iniciaron expe­
rimentos que demostraron su
impacto físico directo: reunie­
ron en una sala varios volun­
tarios a los que se les hizo un
análisis de sangre para el
recuento de sus glóbulos
blancos. Después se les hizo
estirarse y se les indujo un
estado de relajación; ya rela­
jados se les pidió visualizar
sus glóbulos blancos y cómo
se multiplicaban. Cuarenta
minutos más tarde, al final de
la sesión, se les volvió a anali­
zar la sangre: no solamente
los glóbulos blancos se ha­
bían multiplicado, sino que
este aumento continuaba tres
meses después, cuando se les
volvió a repetir el análisis.
Durante estos mismos años,
otros investigadores descu­
brieron las comunicaciones
que existen entre el cerebro y
el sistema inmunológico,
como se "comunican" e inter­
cambian información y cómo
el funcionamiento del uno
influye en el del otro y vicever­
sa. Han confirmado, después
de múltiples experimentos,
cómo los estados emocionales
de pena y tristeza disminuyen
la actividad defensiva de los
glóbulos blancos y cómo el
deseo de vivir, las expectativas
positivas respecto a las posibi­
lidades de curación, se dan con
más frecuencia entre los enfer­
mos que superan mejor las
enfermedades.
La técnica de la visualiza­
ción se basa j ustamente en
estos hallazgos: en estado de
relajación -el estado de con­
ciencia en ·el que mejor se
accede al cerebro- se le indica
a éste lo que se desea conse­
guir a través de las imágenes
que mejor lo representen. Ver
las imágenes con la mente y
proyectarlas al futuro para
vivir mejor el presente, podría
ser la definición incompleta
de la visualización positiva.
En realidad, se sabe que el
ser humano utiliza sólo una
décima parte de su cerebro y
de sus posibilidades mentales.
En muchos casos esta baja
utilización se debe al miedo:
miedo al fracaso. Las visuali­
zaciOnes positivas están
demostrando ser una técnica
muy valiosa para ayudar al ayuda o con un guía, es decir,
ser humano a desarrollar las un psicoterapeuta, el cual
capacidades ignoradas que puede dejar que las imágenes
posee en su interior, entre surjan solas para interpretar­
ellas la de mantener su cuerpo las luego y descubrir las moti­
sano o recuperar la salud, vaciones inconscientes de la
pero también muchas otras, persona, o dirigir todo el pro­
como puede ser vencer el ceso indicando él misrho las
miedo, ganar seguridad en imágenes que crea más ade­
uno mismo, o para superar la cuadas en cada caso. Pero
timidez. siempre será la personalidad
del paciente y sobre todo sus
En estos años que se viene deseos de luchar por su vida o
practicando las visualizacio­ por conseguir sus propósitos,
nes positivas como técnica lo que determinará el resulta­
para ayudar a recuperar la do final.
salud, son numerosos los
casos que se podrían conside­
rar como "milagrosos" tanto BIBLIOGRAFÍA
en enfermos considerados
incurables como en recupera­
ciones mucho más rápida de l . Recuperar la salud Carl y
lo habitual después de inter­ Stephanie S i monto n . E d . Los
vencwnes quirÚrgicas, por l i bros del com ienzo. M a d r i d .
ejemplo. Pero no hay que olvi­
dar que sería mucho mejor 2 . Familia con tra enfermedad
aprender a utilizarlas antes de Ste p h a n i e S i monton . Ed. Raices
caer enfermo, para mantener Madrid .
la salud y desarrollar la perso-
. nalidad, lo que, por otra 3 . Superarse con la autohipnosis
parte, ayudaría al ser humano Carme l a París. M a n u a l es d e
a ser más feliz y le evitaría más I ntegral .
de una enfermedad.
Las imágenes mentales
representan la herramienta
más preciada en el método
Simonton para combatir el
cáncer; actúan directamente
sobre el cuerpo y pueden
modificar su funcionamiento
así como construir una reali­
dad más acorde con los pro­
pios deseos de curación. Pero,
para que estas imágenes actú­
en con toda su fuerza, es nece­
sario cumplir una serie de
requisitos, muy similares por
cierto a los que rodean a la
autohipnosis: la persona in­
moviliza su cuerpo, se aisla
del exterior, y una vez relaja­
da profundamente, cuando ha
alcanzado ese estado de con­
ciencia especial que se
encuentra entre la vigilia y el
sueño, dirige a su cerebro la
orden de lo que desea conse­
guir, a través de las imágenes
mentales. Es decir, relajación,
concentrarse en sí mismo,
expresión de los deseos,
visualizar la petición. La
sugestión forma parte de la
visualización y son las imáge­
nes mentales quienes la con­
ducen y la mantienen.
La visualización puede ser
de diferentes formas, según se
practique solo o en grupo, sin
NATURA MEOICATRIX N' 56 ENERO 2000