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¿SOMOS MAS HUMANOS O MÁS INHUMANOS?

CARLOS ALVARO GONZALEZ E.

JOSE DANIEL OSORIO M.

JUAN SEBASTIAN RESTREPO G.

PROFESORA

VICTORIA EUGENIA ANGEL ALZATE

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA


2012

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¿SOMOS MAS HUMANOS O MÁS INHUMANOS?

Humano: ¿Cómo se define a lo que es humano?, ¿Qué es aquello que nos separa del
resto de especies de la tierra?, éstas preguntas han plagado a la humanidad desde que
la misma existe, en la edad media se decía que “el alma” era aquello que nos separaba
del resto de las bestias, un ser incorpóreo e inmortal que solo estaba en esta tierra, en
nuestro cuerpo, de paso, y que luego llegaría al paraíso, en la ilustración se decían que
era el raciocinio, nuestra capacidad de racionalizar las cosas, lo que nos sacaba aparte
del resto de los animales; ahora bien, un concepto comúnmente aceptado por la
sociedad es que aquellas acciones más humanas son aquellas moralmente o
éticamente buenas, por ejemplo según el cristianismo ayudar a otros, sin embargo
parte de ser humano siempre ha sido y será la guerra, la muerte, y en cierto modo
estos actos atroces así como los seres que los han cometido (o han dado la orden de
cometerlos) están grabados en piedra en la historia de la humanidad.

Entonces ¿qué nos hace humanos?, es de mucho agrado el concepto de humanidad


que relata el texto “Eros Electrónico”, o al menos la sección leída, la cual habla
precisamente de las emociones humanas como aquello que es increíblemente difícil de
programar en una máquina, algo que según el texto fue exclusivo de la evolución de
nuestra especie, relacionar lo peligroso a los gustos negativos, y los nutrientes, en
general aquello que nos hace provecho, con los gustos positivos, para este texto en
específico querríamos entonces quedarnos con esa definición (al menos en parte), que
aquello que nos hace humanos son las emociones, tanto las positivas, como las
negativas, y por tanto lo inhumano es aquello que nos aleja de las mismas.

A través de la historia natural otro de los aspectos más destacados y que ha dado
relieve a la especie humana es el hecho de ser seres sociales, la capacidad de
agruparnos, y juntar esfuerzos para alcanzar un objetivo común, y qué, más que una
capacidad, se convierte en una necesidad del ser humano, la necesidad de
relacionarse, de sentirse valorado y reconocido como parte de una comunidad, y como
tal algo que desde los principios de la historia de la humanidad ha definido el desarrollo
de todo ser humano, han sido sus relaciones sociales, desde que nace hasta que

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muere, estas relaciones definen nuestro perfil psicológico, “yo soy yo y mis
circunstancias”.

Sin embargo estas relaciones han evolucionado a través de los siglos, y el ser humano
ha encontrado siempre métodos nuevos para comunicarse, desde la invención de la
tinta, pasando por palomas mensajeras, correo manual, etc. Pero particularmente y
desde hace pocos años en esta época contemporánea, las formas de comunicación
han cambiado de maneras radicales, pues comenzaron a avanzar al mismo ritmo que
la tecnología, y como tal se han empezado a cambiar todas las reglas del juego
respecto al manejo de las relaciones interpersonales. Si nos centramos en este periodo
de tiempo, que nos ha tocado precisamente vivenciar a nosotros, veremos que un
enunciado relativamente acertado sería decir que la comunicación está cada vez más
plagada de intermediarios, como lo son: redes sociales (de las cuales hay una diferente
para cada “necesidad comunicativa”), smartphones, portátiles, tablets, etc.

Además de ello, hay otro enunciado que es también relativamente acertado, es que
entre más nos comunicamos a través de estos intermediarios electrónicos, menos nos
comunicamos a través de los medios “naturales” que nos han acompañado desde el
inicio de nuestra historia, entre más usamos nuestros celulares, menos usamos nuestra
voz cara a cara, entre más chateamos, menos nos miramos a los ojos, entre más
usamos nuestras webcams, menos contacto físico tenemos en la “vida real”, y esto ha
desembocado precisamente en lo que nos han sugerido los textos leídos, un
individualismo generalizado en la mayoría de los jóvenes, una soledad acechadora y
constante, que cada vez nos aleja más de relaciones afectivas sólidas y fuertes, y nos
acerca más a sostener solo lazos débiles y pasajeros, a cambiar de amigos
diariamente, y de pareja aún más seguido, como le deja muy claramente
conceptualizado el autor Zygmunt Bauman en su texto “Amor líquido”.

Ahora bien, no significa que aquellos lazos que antes entablábamos con personas u
otros seres hayan desaparecido, si no, más bien, se han relocalizado, se han desviado
hacia los aparatos electrónicos, “queremos más a artilugios electrónicos, que a las
personas”, más aún, los lazos emocionales terminan dirigiéndose no tanto a la parte
física del aparato, sino al software que este contiene y el concepto que este representa,

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somos emotivos a través de los aparatos, pero los lazos emocionales son efímeros,
mientras nuestros lazos hacia las redes sociales, hacia ese software que nos ayuda a
”comunicarnos”.

Tomando en cuenta lo establecido anteriormente en este ensayo, podríamos entonces


decir que no nos estamos alejando de ser humanos por el hecho de perder las
emociones, más bien simplemente estamos redirigiendo estas emociones hacia
conceptos etéreos y faltos de significado como las redes sociales, y hemos banalizado
las emociones hacia otras personas, la tecnología no nos ha quitado nuestros
sentimientos, sino más bien, el individualismo que han creado estas tecnologías ha
modificado el otro aspecto que nos ha hecho la especie más prolífera de la tierra,
nuestra capacidad de vivir e interactuar en sociedad, a tal punto que casi nos ha
separado de la misma, vivimos en sociedad, pero no interactuamos, nos hemos vuelto
seres individuales que trabajan y viven en una sociedad con la cual se comunican,
cada vez más, por un único medio, una pantalla, somos una sociedad que ya no lo
parece.

Sin embargo no se puede decir que las nuevas tecnologías no ayudan al hombre
actual, expanden su conocimiento, y por ejemplo gracias a dichos avances
tecnológicos es capaz de incorporar tendencias que innovan al mundo y resolver un sin
número de problemas que en tiempos atrás no habría; además de esto, el hombre
actual se ve cada vez más interesado en tecnologías relacionadas a la biología,
tecnologías que se acercan a los microorganismos que conforman su ser, la llamada
biotecnología.

Y aquí entramos en un campo bastante escabroso, la biotecnología y la genética, sus


nuevas técnicas en varios campos de la ciencia y la medicina, empiezan a jugar en el
campo de la modificación de los seres vivos, la modificación de los microorganismos de
los que estamos compuestos, y más aún de las características de estos
microorganismos, los desarrollos en estos campos, hacen que la capacidad del hombre
de modificarse a sí mismo vuele aún más alto de lo esperado, tal vez más alto de lo
que debería, Y si bien esto aún no se ha dado de manera masiva, una mirada al futuro
nos puede llevar a cuestionar otro de los conceptos por los que la raza humana es la

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raza humana, y es única, nuestro cuerpo físico, al menos el concepto de nuestro
cuerpo, si bien hasta ahora se han hecho modificaciones mínimas al concepto de
nuestro cuerpo como tal (las prótesis están orientadas a reemplazar una extremidad, y
las modificaciones genéticas que de hecho podemos hacer no son radicales), pero en
un futuro estas ciencias amenazan con cambiar radicalmente nuestro concepto de
cuerpo, cambiar la concepción física de lo que es “ser humano”, ¿significa esto, que
dejaremos de serlo?.

Estos avances significan una nueva etapa del ser humano en donde se estaría viendo
de una manera más precisa, la automatización del cuerpo humano, ya sea para un
mejor rendimiento o simplemente como un capricho estético, y si ya no es una visión
del cuerpo lo que nos definirá como seres humanos sólo queda lo que hay en nuestros
cerebros, nuestras memorias y pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras
emociones… biológicamente, nuestros cerebros.

Y es allí donde, de nuevo entran a jugar dos ramas de la ciencia que amenazan de
nuevo con cambiar nuestro concepto de ser humano, la primera de ellas es la
Inteligencia Artificial, Hemos dejado claro que si el cuerpo deja de ser aquello que nos
define como humanos, entonces lo único que queda es lo que hay en nuestro cerebro,
entonces, en una visión a futuro ¿Qué pasaría si en un futuro se creará una máquina
capaz de simular sentimientos?, o más aún, ¿Sentir de verdad?, ¿Sería ésta máquina
un ser humano?, ¿o por no venir de la cadena evolutiva son simplemente otra
máquina?, si nuestro cerebro, que es aquello que nos define como humanos cuando se
deja de lado el cuerpo, es capaz de ser simulado por una máquina, entonces la
máquina por consecuencia sería humana, pero no será así de simple, ¿verdad?.

La segunda es nada más y nada menos Neurocibernética, una recientemente


desarrollada rama de la Biocibernética, que consiste en el estudio de sistemas de
control y comunicación, en relación mutual a máquinas y organismos vivos, en otras
palabras, “cómo conectar nuestros cerebros a máquinas”, de nuevo ignorando el factor
cuerpo, el momento en el que esta ciencia sea capaz de transferir no solo nuestros
recuerdos e información, sino también nuestra personalidad a dispositivos externos,
que podrían hacernos “virtualmente inmortales”, entonces quien abandone su cuerpo

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original, su cuna biológica, ¿Se podrá seguir siendo considerado humano?, de nuevo
ignorando el factor cuerpo la respuesta lógica sería si, sin embargo también como en el
ejemplo del párrafo anterior, la respuesta no es tan sencilla, y ambas respuestas no
son tan sencillas, al menos en parte, por una razón: El concepto de inmortalidad, esto
se trata muy ampliamente en el texto “El hombre bicentenario” de Isaac Asimov, en el
cual, un androide comprado por la familia Williams eventualmente desarrolla
sentimientos debido a defectos de fábrica, y emprende una campaña para volverse en
“oficialmente humano”; cerca al final del texto, una de las últimas barreras que se le
presenta a Andrew (el androide así nombrado por la hija de su dueño original) para ser
declarado humano, es precisamente que él era inmortal desde un punto de vista
biológico, y las personas no iban a aceptar a un ser humano inmortal, y esto tiene
mucho sentido, si bien la muerte define no solo a la humanidad, sino a todos los seres
vivos del planeta, el saber que somos seres finitos, es algo que dado forma al modo de
pensar de la mayoría de culturas que han existido y que existen actualmente, lo que
precisamente es la gran diferencia en la mayoría de religiones tanto monoteístas como
politeístas, entre los hombres y los dioses: la inmortalidad, si un hombre se vuelve
inmortal, ¿Es entonces un dios?.

¿Somos más humanos o más inhumanos?, esto es muy difícil de responder de manera
verídica, pero algo es definitivamente seguro, la sociedad ha comenzado a alejarse
cada vez más del concepto original de humanidad, y todos los subconceptos que
vienen con la humanidad, han empezado a difuminarse, ¿qué es ser emotivo?, ¿hacia
dónde están dirigidos nuestros lazos afectivos?, ¿Hemos perdido la capacidad que nos
separó de las otras especies, la capacidad de vivir en comunidad?, ¿De qué dependen
nuestras relaciones emocionales?, ¿De qué obtenemos el cariño que ya no recibimos
de las personas?, el concepto de lo que es humano empieza a volver menos claro,
menos aún de lo que estaba antes, y si miramos al futuro, veremos que de hecho no
tiende a aclararse, todo lo contrario, tal vez no somos más inhumanos, tal vez el
concepto de humanidad no es una constante, y está condenado a cambiar a medida
que pasa el tiempo, hasta que lleguemos a un punto irreversible, ¿es esto bueno o
malo?, aún no se tiene la respuesta.

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BIBLIOGRAFÍA

1. KOFFMAN, R.G. (2008) ¿QUÉ ES UN SER HUMANO?


2. AGRÍCOLA, A.D.B.V. FUTURO DE LA BIOTECNOLOGÍA. 2010; AVAILABLE
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3. SANTESMASES, G., DE LA FERRORRESONANCIA A LA
NEUROCIBERNÉTICA, IN EL PAIS. 1979.
4. GUBERN, R., EL EROS ELECTRÓNICO. 2000.
5. BAUMAN, Z., AMOR LÍQUIDO.

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