bajo las circunstancias, e igualmente, justificó la manera en que Tillet fue tratado
A) CASO BOFFOLO por Bélgica.
ITALIA vrs. VENEZUELA. 1903.
Arbitro: Ralston
Este caso ha sido referido ai arbitro por desacuerdo entre los honorables comi-
sionados por Italia y Venezuela.
Según aparece Genaro Boffolo, subdito italiano llegó a Venezuela en junio
de 1898 y en la primavera de 1900 adquirió bienes en Caracas y publicaba un perió-
dico semanal titulado: "II comercio ¡talo-venezuolano". • En la edición del lo. de
abril de 1900 apareció un artículo criticando al ¡uez menor local y refiriéndose,
aunque en forma incidental al presidente. Otro articulo recomendaba la lectura
de "El obrero", un diario socialista. Tres días más tarde, abril 4, la Gaceta oficial
publicaba ei decreto de expulsión del país de Boffolo. Inmediatamente después o
quizás simultáneamente, Boffolo se ha asegurado, fue sumariamente arrestado, trans-
portado en tercera clase a Curccao, y por la intervención de la Real legación de
Italia, autorizado a regresar como un mes después. Se sostiene además, pero nin-
guna prueba se aportó, que durante su ausencia su casa fue invadida y saqueados
artículos pertenecientes a terceras personas cuyo valor fue obligado a reintegrar,
y que el reclamante fue objeto de persecución policíaca, amenazado con otro arresto
y finalmente salió de Venezuela.
Que tienen los gobiernos potestad general de expulsar a los extranjeros, por
!o menos con causa, no puede dudarse. (Caso Hollander US. F. Reí 1895-775 y tam-
bién véase p. 801, mismo volumen citas en sección 202; vol. 2Wharton, International
Lpw digest, y otras referencias allí dadas). Pero deberá tenerse presente que puede
haber una amplia diferencia entre e! derecho de ejercer esa potestad y el correcto
- ejercicio de la misma. En e! caso Holiander, citado arriba, el 'gobierno de Guate-
mala sostuvo: "El gobierno no estaba bajo ninguna obligación de permitirle mayor
p menor tiempo para abandonar el país, ni de acomodarlo en cualquiera fprma
Todos los antecedentes de jurisprudencia, suponiendo ser ciertos e indisputables,
están por debajo del derecho claro que se desprende de la soberanía de una
nación". El secretario de Estado Olney, replicó: "E! resultado lógico de esa propo-
sición es que, cualquier cosa que el Estado haga por fórmula legal, lo puede hacer;
y que las obligaciones internacionales se anulan, no infringidas por la acción legal
administrativa en contravención con esas obligaciones... Tomo ¡os conceptos ante-
riores como significando que, como regla del Derecho internacional, el Derecho
de expulsión es absoluto e inherente a la soberanía de un Estado, y de que ningún
otro Estado puede poner en discusión ei ejercicio de ese derecho ni la manera de
ejercerlo. La teoría moderna y la práctica de las naciones cristianas se cree estar
basada en el principio que la expulsión de un extranjero se justifica sólo cuando su-
presencia resulta en detrimento del bienestar del Estado, y, cuando se llega a la
expulsión como una medida extrema de policía, debe llevarse a cabo con la debida
apreciación de !a conveniencia y de los intereses personales y patrimoniales de la
persona expulsada".
En el caso reciente de Ben Tület entre Inglaterra y Bélgica el arbitro, M. Arturo
Desjardins, de Francia, examinó a fondo en su sentencia las razones para la expul-
sión de Tillel ¡como lo haremos en este caso) y también lo que toca al tratamiento
acordado a él en conexión con ello, y sostuvo el derecho de Bélgica de expulsarlo
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Hall señala (International Law, 224) "En tales casos, expulsión de individuos
extranjeros residentes en el Estado, la corrección de la conducta del gobierno expul-
sante debe ser juzgada con respecto a las circunstancias del momento".
En opinión del arbitro, puede deducirse de lo anterior que: lo. Un Estado
tiene el derecho general de expulsión; pero 2o. La expulsión sólo debe ejercerse
en instancias extremos y debe llevarse a cabo en la forma menos dañina para la
persona afectada.
¿Deberán darse las explicaciones de las razones y justificar la conducta ante
un tribunal internacional cuando la ocasión surge? Este asunto lo contesta Moore
en su Digesio. Orazio de Atelis, un ciudadano americano naturalizado, ingresó
a México en 1833 y el 24 de junio de 1835 el. presidente emitió una orden para su
expulsión sobre la base que se "había ocupado de nuevo (había sido expulsado
con anterioridad a convertirse en cíudddano americano) en la publicación de un
periódico en el que algunos artículos aparacen ridiculizando a la nación y llevándola
a la anarquía". Cuáles eran esas publicaciones y en qué consistía su característica
ofensiva no fue revelado. El reclamante fue expulsado bajo condiciones de especial
dureza. Los comisionados americanos sostuvieron que la expulsión fue sin causa,
inspirada por enemistad, en violación de los derechos asegurados a los habitantes
de la república por la constitución y contraria a las relaciones convencionales. El
arbitro (Moore International Arbitration 3334) falló a favor del reclamante.
En el caso Zerman vrs. México, ante la comisión mexicano-estadounidense de
1868, Sir Edward Thorton expuso: "El arbitro es de opinión que, estrictamente hablan-
do, el presidente de la república de México teñía el derecho de expulsar de su
territorio, a un extranjero que podía considerarse como peligroso, y que durante
una guerra o con ocasión de disturbios pueda ser necesario ejercer este derecho
hasta por simple- sospecha; pero en el presente caso no había guerra, y razónos
de seguridad no podían adelantarse como base para la expulsión del reclamante
sin presentad los cargos contra él, o el proceso respectivo,- pero si el gobierno de
México tuvo motivos para dicha expulsión, estaba por lo menos bajo la obligación
de probar estos cargos ante la comisión. Su simple aseveración, o la del cónsul de
los Estados Unidos en un despacho a su gobierno, que el reclamante estaba empleado
por las autoridades imperialistas, no es para el arbitro, prueba suficiente que en
realidad era empleado o base suficiente para su expulsión". El arbitro concedió
a favor del reclamante $1,000.00.
.--„. Se desprende de ello que la comisión sí puede inquirir en las razones y
¡ circunstancias de la expulsión. Apliquemos por lo tanto el principio antes señalado
i al caso sub-[udice.
Boffolo fue expulsado, corno lo sostiene el gobierno reclamante (y nada más
está ante la comisión) 'porque publicó cierto artículo supuesto a reflejarse sobre las
autoridades judiciales locales, y refiriéndose en forma puramente accidental al pre-
sidente de la república, y como se señaló, recomendó la lectura de un diario socia-
lista. No está dentro de las atribuciones del arbitro al pasar juicio sobre los gustos
y justicia de Boffolo en hacerlo. Está no obstante obligado a examinar si en primer
lugar, al hacerla violó las leyes de Venezuela y segundo, si bajo las leyes la expul-
sión era permisible.
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 Poco tiempo antes de ¡a expulsión, el 31 de octubre de 1899, el presidente 4. En el presente caso, la única razón sugerida a la comisión sería confroria
actual asumió el Poder ejecutivo y emitió una proclama. Es grato notar que hasta la constitución de Venezuela, y como este país no es una potencia despotice, sino
en tiempos de tormenta y dificultades Venezuela reconoció que aquellos bajo su Ae leyes fijas, que restringen," entre otras cosas, los actos de sus funcionarios, estas
jurisdicción tenían derecho a gozar de la libertad de pensamiento y de imprenta razones (cualquiera que de hecho pudieran haber existido como buenas) no pueden
(sujetos solo o juicio por abusos, ante tribunales competentes de conformidad con aceptarse como suficientes por el arbitro.
las leyes comunes, conservando su libertad personal hasta la senler.cia,- libertad de En vista de lo considerado sólo queda estimar el monto por daños que debe
locomoción y cambio de domicilio; libertad de arresto salvo por mandamiento judi- acordarse. El honorable representante de Italia ha indicado que estaría satisfecho
cial o cuando aprendido ¡nfragantí, y excepto en tales casos, a no ser reducido con aceptar cinco mil bolívares, y considerando la dureza de la expulsión como
a prisión sino por autoridad judicial); no ser privado de la libertad por razones remedio, el hecho de que solo une gran provocación puede ante el Derecho inter-
políticas salvo actos de disturbio, etc. Como aparece de ia cita hecha los poderes nacional, justificar su ejercicio, y el hecho adicional de que la expulsión de los
de los" funcionarios de gobierno no eran- autocráticos; Venezuela es un país de leyes, extranjeros conduce a las más graves dificultades internacionales, ya que puede
gobernado hasta abril de 1900 por funcionarios con poderes limitados, porque si reputarse como una afronta nacional, la suma solicitada no parece ser irrazonable.
sus poderes no estaban limitados las garantías individuales de la constitución hubieran Pero teniendo presente el carácter de la persona en cuestión (como fue expuesto
sido inefectivas —una conclusión imposible— en razón de que fueron expresamente ante la comisión) y que su retorno inmediato fue permitido, el arbitro cree que su
reconocidas por la proclama del general Castro. pleno deber quedará cumplido al as;c '. -i» do-- mil bolívares, y así se acuerda".
"Veamos por lo tanto cuál ley regulaba la expulsión, porque si ninguna existía,
faltaba la facultad de expulsar. Otra conclusión volvería al gobierno de Venezuela,
un gobierno despótico y no republicano y democrático. De acuerdo con la consti-
tución de Venezuela, sólo el extranjero no domiciliado perjudicial ai orden público
podía ser expulsado. Pasemos por encima el hecho de que el decreto de expulsión
de Boffolo declaró que su presencia era perjudicial a los "intereses nacionales" y
no aL orden público como lo limita la constitución, y establecer si esa causa fue
ofrecida a la comisión a efecto de justificar la expulsión. Se ha sugerido que la
expulsión pudo haber tenido lugar en razón de alguna de las tres siguientes razones:
1) que habló irrespetuosamente del presidente,- 2) que criticó a un miembro subordi-
nado del órgano judicial; 3) que recomendó la lectura de "El obrero", un diario
socialista.
• La respuesta efectiva a todas estas proposiciones, es que 1.a libertad de emi-
sión del pensamiento y de imprenta están garantizadas por la constitución- de Vene-
zuela, y la expulsión por cualquiera de ellas sería una violación a la' constitución
de Venezuela, y esto se presume no hubiera hecho el presidente. El arbitro está
más dispuesto a creer que por razones públicas satisfactorias para el gobierno mismo,
el gobierno ha preferido no ofrecer explicaciones para su acción, prefiriendo some-
terse al juicio que esla comisión pueda formarse en este caso.
Una sugerencia adicional se hace de que Boffolo, siendo extranjero, no poseía
el derecho de criticar al gobierno en la misma extensión que los venezolanos, mien-
tras que el gobierno poseía una potestad más amplia sobre él. A esto puede res-
ponderse que la constitución de Venezuela confiere a los extranjeros ios mismos
derechos que a los nacionales, y por las supuestas ofensas no podría haberse
impuesto la más leve sanción a los propios venezolanos.
Resumiendo las consideraciones anteriores (parcialmente repitiéndolas), pode-
mos decir:

1. Un estado posee el derecho general de expulsión; pero

2. La expulsión sólo puede ejercerse en instancias extremas y debe llevarse
a cabo en la forma menos dañina para la persona afectada,-
3. El país que ejerza esa potestad debe, cuando la ocasión lo demande, expo-
ner las razones para tal expulsión ante'un tribunal internacional, y ante una razón
insuficiente o en ausencia de ellas, debe aceptar las consecuencias;

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