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OSCAR GARCIA

LA RAZÓN,
A VOLUNTAD

Las Organizaciones Sociales:


un estudio introductorio
a su morfología;
un ensayo crítico de su dinámica.
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

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Publicación cuyo objetivo es reinvertir lo generado en siguientes ediciones para: publicar

reimpresiones, primeros trabajos de autores jóvenes, investigaciones, trabajos prácticos o

tesis de estudiantes y desarrollos teóricos en general.

Este libro se puede encontrar gratuitamente, en su versión digital, en el sitio:

www.asociactivaweb.com.ar y se puede reproducir total o parcialmente, por cualquier


medio, citando la fuente.

Ficha de catalogación

Garcia, Oscar
La Razón, a Voluntad. Las Organizaciones Sociales: un estudio introductorio a su morfología;
un ensayo crítico de su dinámica. ,1° ed., Buenos Aires, Seguir Creciendo
2012

ISBN

© Left Ediciones Seguir Creciendo


Buenos Aires, Argentina
1ª Edición: 2011
Para comunicarse con el autor:
seguircreciendo@yahoo.com.ar
I.S.B.N.
Hecho el depósito que marca la Ley

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

A las razones:
Valentina y Joaquín.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

¡La Razón, a Voluntad!


No es un grito de guerra pero sí un grito de época.

Es la expresión entre lánguida y esperanzada que cada tarde suele escucharse en las terminales
ferroviarias, en las estaciones del subte, en las principales plazas de trasbordo por dónde los pasajeros
pasan y pasan; algunos como eléctricos, otros como dormidos.

Allí, a un costado del hormigueo, las caras del desamparo – caras de niños, caras de jóvenes, casi todas
caras masculinas, casi ninguna cara anciana - vocean “¡La Razón, a Voluntad!” enarbolando un puñado
de diarios entre prolijos y cansados.
Son ejemplares que venden por igual a los eléctricos y a los dormidos no por un precio fijado desde la
tapa, ni por la calidad del producto ofrecido sino a voluntad de quien, indiferente, les cambia papel por
monedita.

El producto ofrecido – el diario “La Razón” - es hoy la caricatura frívola y hueca de un otrora suceso
editorial: los vespertinos fueron durante las décadas sin internet y de “prehistoria televisiva” una de las
pocas formas (junto con la radio, claro) de saber que había pasado en el mundo entre matutino y matutino;
una ignorancia que la Cuarta, la Quinta y sobre todo la Sexta edición ahuyentaban a fuerza de primicias y
calidad.

Cuando el servicio devino en negocio, La Razón fue comprado por un multimedio monopólico
y su precio de tapa se deslizó mágicamente a cero: ahora se regalaba, entregado frenéticamente durante
un lapso de no más de 45 minutos, luego del cual los falsos canillitas desaparecían y los verdaderos
dueños del paisaje - rostros desamparados - hacían su entrada para pedir a los lectores que ya lo habían
terminado, que por favor se los regalasen para poder venderlos
“a voluntad”.
Y así nació el grito.
Una construcción que - seguramente sin pretenderlo - locuta una definición que pondría verde a cualquier
docto en filosofía: ¿se imaginan lo que sería para los filósofos comprobar que la razón pudiera ser función
de la voluntad?
¿Se imaginan una razón cuyos encadenamientos lógicos dependieran de la voluntad que tuviera quien los
formula y no de sus frías imbricaciones sucesivas?
¿Cómo pensar en una ciencia atada a la intensidad volitiva de quien
la ejerce, piensa, sueña, o necesita?
¿Cómo aceptar una razón bipolar: con una cara férrea como viga portante, si en cabeza del voluntarioso y
otra – igualmente razón, al fin - tan débil y zozobrante cuan débil fuese la energía de quien apenas pueda
susurrarla?
Tal vez, la idea de una Razón esgrimida a Voluntad no sea algo tan absurdo y cargue, en su rasgar
epocal, algo de eso que en definitiva buscan muchas Organizaciones Sociales:
enarbolar una porción de la razón y luchar por ella, al mismo tiempo de ser – las más de las veces –
pura, pura, pura y sólo pura voluntad.
Y es que siempre habrá algo de irreal en toda organización - aún en aquella devenida en “actor social” -
que la haga post funcional, post utilitaria, post racional; portadora de una exuberancia de la voluntad
capaz de seguir buscando aún detrás de aquello a lo que la lógica hegemónica ya le dijo “no”.
La Razón – esa de la Cuarta, la Quinta y la Sexta - podrá haber muerto o ser hoy un espectro sólo
plagado de frivolidades y publicidad (o como Ud. prefiera llamar a cada una…).
La Razón, a Voluntad no ha muerto ni morirá mientras existan personas que se organicen (digamos:
“Organizaciones”) que la sigan voceando, intentando, soñando.
Y cómo no podía ser de otro modo, el círculo de época lo cierra, ridículamente, el mismo diario diciendo
en la página 10 de su edición del jueves 7 de marzo de 2013: (Sic) “Mejor guardalo. Este ejemplar, es
tuyo. Es un servicio que te informa y acompaña en el tiempo de este viaje. Te pedimos no dejarlo tirado
ni darlo. Así, nos ayudás a mantener más limpio el transporte y evitar actos especulativos. Muchas
Gracias. Los que hacemos La Razón.”

Claro; no sea cosa de alimentar la significancia de una Razón a Voluntad…

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Cartel en Plaza de Mayo, invierno de 2008

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ÍNDICE
Presentación
Capítulo 1
Las Organizaciones: “su” naturaleza, “nuestro” recorte, “las” clasificaciones.
Capítulo 2
Atributos… ¿nominales?
Capítulo 3
La Resignificación del Bien Común
Capítulo 4
La Dinámica Instituido - Instituyente
Capítulo 5
La “idea” de los 3 Sectores
Capítulo 6
El Concepto de Sociedad Civil
Capítulo 7
Una Formulación de la Dinámica de las Organizaciones Sociales
Capítulo 8
Anexo: textos relevantes
Capítulo 9 - Colofón
¿Cómo actuar?: Antonio Elizalde Hevia, Boaventura de Souza Santos, Cornelius
Castoriadis y Paulo Freire.

Bibliografía Citada y de Consulta

CODA: La Práctica Profesional del Licenciado/a en Gestión de Organizaciones


Sociales - Apuntes sueltos: reflexión en medio de la acción…

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Presentación
Sean todos y todas muy bienvenidos a la Materia “Introducción al Estudio de las
Organizaciones de la Sociedad Civil”, materia clave de nuestra Carrera y a la que llamaremos
familiarmente “Introducción”.
Lo de materia clave debe leerse de dos maneras: primero como “una exageración por
repetición”: todas las Materias de la carrera son clave en tanto cada una aborda una porción
del saber que otras no y que, de otro modo, quedaría vacío; segundo, sin embargo, como una
verdad basada en la particularidad: es ésta una Materia en la que vamos a realizar un recorrido
transversal por las Organizaciones (y por lo tanto, por la Carrera) en la que no nos vamos a
detener en cuestiones puntuales de gestión – eso ya lo hacen las demás Materias específicas –
sino que vamos a estudiar a dichas organizaciones en su contexto.
Algo tan sencillo y a la vez tan desafiante como eso: Organizaciones y contexto en el que
están insertas. Cómo formulamos desde la portada, el libro propone, acerca de las
Organizaciones Sociales “un estudio introductorio a su morfología, un ensayo de su
dinámica”.
Sin embrago al estudiar no cómo se gestionan, sino qué creemos que son y como pensamos
que funcionan estaremos aportando, en definitiva, a cómo podrían gestionarse mejor.
Ya estamos, por tanto, en condiciones de comenzar a estudiar qué son las Organizaciones,
cómo funcionan y para qué sirven.
Aparecen entonces tres posibles planos de estudio:

1) Uno tiene que ver con las características y procesos propios que se dan de
manera general en todas las organizaciones, sin depender de qué tipo se trate.
Conceptos como el poder, la participación, la comunicación, la planificación, la
gestión, lo instituido, lo instituyente y un breve pero básico etcétera.

2) El otro es el plano recíproco, esto es, conocer cuáles son las particularidades
que distinguen a cada tipo de organización; aquellas que hacen que una
Mutual no sea lo mismo que una Fundación o que una Fábrica Recuperada
tenga con una Cooperadora Escolar, tantos puntos de semejanza como de
diferencia. Es decir, conocer acerca de su conformación legal, su misión, su
forma de funcionamiento, sus particularidades a la hora de la gestión, etcétera.

3) Y el tercero exige estudiar, además, el contexto en el cuál estas organizaciones


se desenvuelven, qué tipo de interacciones tienen entre ellas y con otras
instancias de la sociedad y – sobre todo – qué distingue su accionar de otros
actores sociales (si es que algo lo distingue…).

Como ya puede verse, Introducción no va a ser una Materia descriptiva o narrativa para
estudiar (y menos de memoria) sino un espacio de aprendizaje donde fijaremos el foco en una

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

pequeña porción del universo social (“las Organizaciones y su entorno…”) no para contarlo sino
para problematizarlo.
Y es esta la palabra más importante de la Materia: PROBLEMATIZAR.
Vamos a poner en problemas todo lo que sepamos sobre Organizaciones y su entorno para de
esa manera generar un conocimiento sobre ellas que no sea ni mera repetición de paradigmas
estereotipados, ni mera ilusión de un “deber ser” que no siempre se cumple en la realidad, ni
descripción aséptica y acrítica de lo que hay; como si el que describe (y en nuestro caso, peor
aún: como si el profesional que describe) no tuviera ya un punto de vista lógico / ideológico
desde el cual se asoma para describir.
Ese poner en problemas al campo de estudio nos exigirá varias acciones:
i.- entender que se trata de un campo en construcción y en disputa;
ii.- considerar y aplicar las categorías clásicas de análisis sin que ello signifique renunciar a
cuestionar la ortodoxia;
iii.- promover – ¡y ejercitar! – la polémica;
iv.- establecer articulaciones con otros campos / ciencias/ disciplinas;
v.- revisar supuestos, miradas y prácticas a la luz de interpelaciones novedosas o alternativas;
vi.- proponer la elaboración de nuevas hipótesis y , algo fundamental,
vii) considerar – cuando pertinente – la construcción del conocimiento sobre el campo
realizado por, en y desde las propias Organizaciones de la Sociedad Civil aunque no responda
formalmente al conocimiento académico canónico. Lo anterior no significa que no vamos a
tomar posición: las elecciones ideológicas de la Cátedra se harán presente sin velos ni
eufemismos, ya que la subjetividad es también inherente a la problematización.

La elección pedagógica se encuentra direccionada por el propio nombre de la Materia:


plantear un nivel de “introducción” supone un primer y evidente recorte en la profundidad
en que se van a trabajar los temas. No va a ser posible, en consecuencia, extender demasiado
el análisis de ciertos temas que aún siendo importantes, no sean fundamentales. Para ellos,
sin embargo, existirá sí una profusa Bibliografía.
Este nivel superficial de tratamiento no implica, sin embargo, que planteemos el tema a
estudiar de manera simplista; por el contrario: desde el primer momento lo abordaremos de
una mirada compleja, es decir, desde la Teoría de la Complejidad (y que por tanto,
explicaremos brevemente) lo que nos permitirá avanzar superficialmente pero sin que ellos
implique una mirada reduccionista de un tema tan vasto y contradictorio como la Sociedad
Civil. El último desafío está más en la problemática de la Materia que en la problemática del
campo: en la elección pedagógica hemos puesto en lugar central al lenguaje y hemos decidido
utilizar uno accesible a la mayoría pero sin dejar de utilizar términos, giros o expresiones
conceptuales que lleven un significado académico o teórico diferente al popular, lo que en
todos los casos aclararemos. Aspiramos a que el texto final así construido pueda combinar lo
académico con lo popular, aunque para ello deba resignar lo erudito.
Ojalá podamos conseguirlo.
Deseamos una muy buena cursada.
Oscar Garcia
Villa Ballester, diciembre 12 de 2012

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CAPÍTULO 1:
Las Organizaciones: “su” naturaleza, “nuestro” recorte, “las” clasificaciones.

Existen. Están allí. Son un dato de la realidad que se hace presente a través de lo que
de ellas nombran los medios y la gente en la calle; o, más aún, de nuestra participación
- directa o indirecta, querida o soportada – en ellas: son las Organizaciones.

En principio, estas se nos presentan con las más variadas formas y se las llama de muy
diversas maneras. A estas formas colectivas de denominación las llamaremos
Denominaciones Genéricas.

En principio son 16, a saber:

1.- Organizaciones del Tercer Sector 8.- Organizaciones Populares


2.- Organizaciones Sin Fines de Lucro 9.- Organizaciones Sociales (OS)
(OSFL) 10.- Organizaciones de Base
3.- Organizaciones de la Sociedad Civil 11.- Organizaciones Solidarias
(OSC) 12.-OrganizacionesNo
4.-Organizaciones de la Comunidad Gubernamentales (ONGs)
(OC) 13.- Organizaciones Libres del Pueblo
5.- Organizaciones Intermedias 14.- Entidades de Bien Público
6.- Organizaciones Voluntarias 15.- Movimientos Sociales
7.- Organizaciones del Sector Social 16.- Fuerzas Vivas de la Comunidad

Cada una de estas 16 denominaciones genéricas (y sus combinaciones sintácticamente


lógicas, como por ejemplo: 5 + 14 = “Entidades Intermedias” 1) hace referencia a un
enorme mosaico de significaciones históricas, culturales, semánticas, ideológicas e
incluso “de época” que genera una diversidad que intenta referirse a un mismo objeto
de análisis: esas organizaciones con “alguna característica especial” que las distingue
del resto de la sociedad.
Resulta un ejercicio importante indagar acerca del por qué de cada una de estas
denominaciones, veamos a continuación una síntesis de algunas de ellas:

 Organizaciones del Tercer Sector


Esta terminología ha cobrado fuerza también en los últimos años, a raíz de la injerencia
de organizaciones internacionales (BM, BID, PNUD, etc.) quienes suelen utilizar este
nombre, el cual está muy extendido en Europa el Tercer Sector italiano, abarca a todas
las organizaciones de la sociedad civil existentes en ese país. Sin embargo en Argentina

1
Así las denomina, por ejemplo, la Municipalidad de Vicente López, Pcia. de Bs. As.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

muchas organizaciones ven en este término un perfil ideológico ligado al


filantropismo, motivo por el cual prefieren utilizar otras denominaciones.
 Organizaciones sin fines de lucro
Contrariamente, el uso de este vocabulario quiere dejar expresamente aclarado, que la
asociación no busca el reparte de ganancias entre sus miembros. En este caso dicha
denominación corresponde a la tradición anglosajona de las asociaciones.
 Organizaciones de la Sociedad Civil
Esta designación es de carácter más reciente, y se utiliza para englobar a la totalidad
de las asociaciones y organizaciones (incluidas las fundaciones) existentes en el país.
Como en parte definimos, el uso de esta denominación debiera hacerse extensivo a los
partidos políticos, los sindicatos, las cámaras empresariales y las Iglesias. Reemplaza,
en algún sentido, a un viejo término, creado por el conservadurismo: las fuerzas vivas.
También puede hallarse en los países del Este europeo, durante la década del ’80, es
decir la caída de los regímenes socialistas.
 Organizaciones de la comunidad
Semejante a otros ya detallados, la utilización de esta categoría, refiere
inevitablemente a las visiones del comunitarismo, corriente de fuerte tradición en
Europa y en América Latina, durante buena parte del siglo XX, y que generó
importantes desarrollo teóricos en ciencia política. A nivel nacional, fue el término
elegido por el Estado, para denominar a la oficina nacional encargada del área (CENOC:
Centro Nacional de Organizaciones de la Comunidad)
 Organizaciones no Gubernamentales
El término fue acuñado durante los años ’60 y designaba claramente la diferenciación
de los espacios estatales de acción en particular en el campo social y cultural. El
término sigue encarnado hoy la diferenciación del Estado, aunque el perfil ideológico
que poseen es muy heterogéneo. Propias del período, son organizaciones encargadas
de dar a poyo a otras más pequeñas y trabajar en la capacitación.
 Organizaciones intermedias
Aquí la denominación adquiere un rango más específico, porque ya ella misma
denomina el campo de acción lo fines: crear mecanismo de mediación entre el
ciudadano y el Estado. Esta perspectiva surge a raíz de la constitución de la Argentina,
donde el Estado a partir de la década del ’30, comienza a tener un rol sumamente

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

activo, primero en la economía y luego en todo el campo social. Por ello, según
nuestro parecer, no habría que ver en este término el impulso del liberalismo clásico
(separación estado - sociedad) como veremos luego, sino las características propias de
la configuración social en Argentina. Un claro ejemplo de estas perspectiva, serán las
sociedades de fomento.
 Organizaciones de voluntarios
Con el “auge” de la expresión “voluntarios” (2001, año internacional del voluntariado),
muchos ha colocado el énfasis en la cuestión respecto a que el rol de las
organizaciones es ser canales de expresión de la solidaridad individual, cuyos principios
son el altruismo y el compromiso sin mediaciones institucionales (es decir por “fuera”
de los partidos y los sindicatos.)
 Organizaciones del Sector Social
Esta denominación es semejante a la de tercer sector (en particular porque la utilizan
las mismas organizaciones), y pone el énfasis en el rol social que estas organizaciones
tienden a cumplir, tanto sea en la asistencia directa, como en la promoción social.
 Organizaciones Populares
En esta terminología, la más informal de todas, se da cuenta de un fenómeno reciente
que responde en particular a la crisis de representación. Los autoconvocados, surgen
por ausencia o crisis de los canales de representación, es decir los partidos políticos o
los sindicatos, con un rechazo a la relación con estructuras mayores. Quizá no
constituyan organizaciones estables, ya que tienden a vincularse estrechamente con
un conflicto, pero no cabe dudan que agregan un punto importante al perfil de la
sociedad civil. Las asambleas barriales, los foros de discusión en numerosos ciudades,
son una clara expresión de esta corriente.
 Movimientos Sociales
En este caso nos referimos a una categoría de carácter teórico, que no es comúnmente
utilizada por los actores. Su construcción proviene de la aparición, precisamente, de
nuevos movimientos e la Europa de la década del ’60, estructurados en torna a las
llamadas demandas post materiales (género, ecología, pero también la cuestión de la
paz y la juventud). En América Latina, refiere a distintos movimientos en defensa de
determinadas identidades (indígenas, negros, homosexuales) pero en particular de los
derechos humanos. Un grupo de notable presencia en la argentina y que podría formar

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

parte de este grupo es el movimiento piquetero, donde se articulan prácticas


sindicales y nuevas formas de organización y protesta. Es decir que conjuntamente
podría afirmarse que estas organizaciones de la sociedad civil representan nuevos
clivajes2 sociales y por lo tanto una identidad propia.
Organizaciones ciudadanas
Nos encontramos aquí con una denominación que quiere rescatar la tradición más
democrática, en una vertiente liberal, de la participación. En este sentido esta visión
forma parte también de una cultura “anti – partidos”, ya que estos se habrían
convertido sólo estructuras para conseguir poder. Las organizaciones de ciudadanos
defienden los derechos de estos tanto frente al Estado como al mercado.
 Organizaciones Libres del pueblo
Esta acepción se construye directamente desde la tradición latinoamericana, y tal era
la denominación más cara al primer peronismo. En la construcción del concepto de
pueblo (en alguna medida como oposición a clase o al menos abarcando otro tipo de
universo) surge la necesidad de que este se expresa de manera creativa y libre, para
representar y demandar por necesidades, como así también crear espacios para la
expresión de la subjetividad, propia de la sociedad civil.

¿Qué denominación preferir?

Sin dudas, aquella que cada uno considere teóricamente más aceptable e
ideológicamente más afín. Lo importante es, en todo caso, argumentar el porque de la
elección. Al respecto, por ejemplo, es muy claro el Centro Nacional de Organizaciones
de la Comunidad, organismo público que expresa:

"...Desde el CENOC ponemos el acento en denominarlas


“organizaciones sociales”, alejándonos de una visión sectorialista que
pone énfasis en una aparente autonomía del Estado y la política.
Tampoco acordamos con la denominación por la negativa que implica el
concepto de Organizaciones no Gubernamentales (ONG), vinculado a un
modelo de Estado que abandonó sus funciones primarias, transfiriendo
a algunas organizaciones programas focalizados y enlatados, dejando de
lado el modelo universal de las políticas sociales.

2
El término clivaje, surge en la literatura francesa, y refiere a nuevos cortes producidos en la sociedad, y
que genera nuevos grupos, distintos a la división histórica en clases sociales.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Siguiendo la orientación que el actual proyecto político le imprime a la


gestión de políticas públicas, en pos de la restitución de derechos
ciudadanos, desde el CENOC proponemos que las organizaciones
sociales, formales o no, se incluyan en esta construcción colectiva de lo
público, en articulación permanente con el Estado nacional." 3

Las fuentes de nuestro Campo de Estudio

El Área Disciplinar que nos ocupa – el estudio de las Organizaciones Sociales – cuenta
con una serie de fuentes analíticas principales desde las cuáles, por las cuales y
(hasta) para las cuáles relevar datos, investigar, teorizar, polemizar…en fin, construir
epistemológica y sociológicamente una disciplina.

En el Campo de las Organizaciones Sociales las Fuentes Analíticas son principalmente


cuatro:

 las propias organizaciones en su dinámica cotidiana,


 los textos y materiales teóricos referidos a la temática producidos por la
academia, las organizaciones y los colectivos sociales en general;
 los medios de comunicación;
 las expresiones populares y la calle.

1.- Las propias Organizaciones Sociales en su dinámica cotidiana

Lo que acontece en, entre y desde las Organizaciones Sociales en su accionar cotidiano
es fuente de inestimable aporte al estudio y conceptualización de las mismas. Lo que
sucede dentro de una Organización es de una riqueza instantánea difícil de transferir y,
al mismo tiempo, insumo real, concreto y subjetivo para elaboraciones teóricas,
contrastables y objetivas, que busquen encontrar patrones de interpretación que
luego puedan ser instrumentos analíticos para conocerlas mejor.
Quien tiene la posibilidad de trabajar, participar, dirigir o cuanto menos transitar
cotidianamente una OS tendrá una enorme cantera de insumos a los cuáles utilizar
como fuentes analíticas de primera mano.

2.- Los Materiales Teóricos

Esto incluye a los libros, artículos, investigaciones y trabajos teóricos en general y


referidos a la temática, ya sean desarrollados como textos o en otros formatos y
soportes, y ya producidos por la academia, las organizaciones y los colectivos sociales
en general.
Buena parte – grandísima parte – del trabajo y del progreso en el estudio de las OS
proviene del análisis, debate y síntesis superadora que se da al contrastar la
producción de innumerables autores grupales o individuales.

3
www.cenoc.gov.ar (Texto tomado de esta página en abril de 2013)

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

3.- Los medios de comunicación

La aparición en los medios masivos de comunicación (radio, televisión, diarios, revistas


e internet) de noticias, columnas o informes referidos a OS es un hecho de
fundamental importancia para el estudio de las mismas. Como se sabe, los medios de
comunicación tienen una influencia muy grande en la construcción de las
representaciones sociales y del sentido común; y del tratamiento que dan a las
problemáticas, características y cuestiones prescriptivas de las OS se hacen eco
muchísimas personas que no se dedican al estudio del tema y cuya única referencia al
mismo la tienen por esa vía.

4.- Las expresiones populares y la calle

La calle y el espacio público en toda su dimensión expresiva son fuente primaria de


elementos analíticos fundamentales para su posterior estudio.

El profesional que trabaja en el mundo de las OS debe saber “leer” y “escuchar” lo que
las calles expresan a través de sus configuraciones, sus mensajes, sus dinámicas, sus
pintadas, en definitiva; su rol eterno y fiel como receptáculo y caja de resonancia ya de
los mensajes de aquellos que no tienen otros medios para decir sus verdades, ya del
ingenio o la indignación popular que no cabe en formatos comunicativos más
preestablecidos y formales.
De la conjunción, el uso, la ponderación y la rigurosidad analítica de cada una de estas
fuentes concebidas en forma integrada, nace la praxis que el que estudia el mundo de
las OS necesita para comprenderlas en su función, razón de ser, variedad actualidad y
contexto.

Para realizar un ejercicio referido a cómo procesar estas fuentes les proponemos
algunos ejemplos a trabajar con la “Fuente 3”, los medios:

1. Ingrese en los Vinc. siguientes para ver 2 notas referidas al proceso


eleccionario en dos OS muy conocidas de la Argentina. i) vea el tratamiento
periodístico que se le da al tema, ii) note que a lo que se hace referencia es a la
democracia interna de cada organización, que además de ser una exigencia
legal, es podría ser un laboratorio de aprendizaje ciudadano; iii) ¿qué formas
jurídicas tienen las OS mencionadas?, iv) ¿puede decirse que dentro de las OS
no hay política?, v) ¿se perciben vínculos con “la política general” (también
llamada a veces “política grande”)? vi) En estos dos casos, ¿las OS son
apolíticas?, vii) cualquier otro comentario es bienvenido.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-165444-2011-04-03.html

http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-176040-2011-09-04.html

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

(Si no le funcionan los Vinc. vaya al sitio del diario, www.pagina12.com.ar ,


busque la solapa de “Ediciones Anteriores” y una vez allí, en el almanaque
busque las fechas -son las del final de los Vinc.- y allí buscar la noticia en la
Sección “Sociedad”)

2. ¿Cuántas veces una OS es tapa de los diarios? ¿Cuál fue la última vez que una
Organización tuvo este raro privilegio? Veamos algunos casos, entrando a los
siguientes Vinc. i) ¿Por qué motivos concretos cree Ud. que una OS es noticia
de tapa?, ii) ¿Cómo denominan a las OS del caso (con denominaciones
genéricas, con tipos asociativos, con formas jurídicas, etc.), iii) ¿Quién
“descubre” más casos?, iv) cualquier otro comentario es bienvenido.

http://edant.clarin.com/diario/2008/03/20/tapapapel.htm
http://edant.clarin.com/diario/2008/03/20/index_ei.html
http://www.clarin.com/politica/San-Juan-detuvieron-Greenpeace-
activistas_0_433156732.html

3. Y, por ahora, una última situación que reflejaron los medios y que amerita la
siguiente pregunta: i) ¿Siendo una Fundación una organización privada y
separada del Estado, es posible concretar el pedido que la nota cuenta? (En
todo caso, y por qué no, una pregunta para hacerle al Profesor de AJA…)

http://www.clarin.com/politica/Macri-radicalismo-pidieron-
intervencion_0_509349114.html

4. Preguntábamos antes: “¿Cuántas veces una OS es tapa de los diarios? ¿Cuál fue
la última vez que una Organización tuvo este raro privilegio?” La edición del
Diario Clarín del viernes pasado, 09/09/2011 -
http://www.clarin.com/ediciones-anteriores/20110909 - es un muy buen
ejemplo de amplia presencia de las Organizaciones Sociales en los medios, ya
que aparecen muchas notas que las tienen como protagonistas:

5. Veamos algunos casos, entrando a los siguientes Vinc. i) ¿Por qué motivos
concretos cree Ud. que una OS es noticia de tapa?, ii) ¿Cómo denominan a las
OS del caso (con denominaciones genéricas, con tipos asociativos, con formas
jurídicas, etc.), iii) ¿Quién “descubre” más casos?, iv) cualquier otro comentario
es bienvenido.

http://edant.clarin.com/diario/2008/03/20/tapapapel.htm
http://edant.clarin.com/diario/2008/03/20/index_ei.html
http://www.clarin.com/politica/San-Juan-detuvieron-Greenpeace-
activistas_0_433156732.html

6. Y una situación que reflejaron los medios y que amerita la siguiente pregunta: i)
¿Siendo una Fundación una organización privada y separada del Estado, es

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

posible concretar el pedido que la nota cuenta? (En todo caso, y por qué no,
una pregunta para hacerle al Profesor de AJA…)

http://www.clarin.com/politica/Macri-radicalismo-pidieron-
intervencion_0_509349114.html

7. Decíamos que saber leer la calle es una habilidad tan importante para el
Profesional de las Organizaciones como hacer un Diagnóstico, saber Planificar
un Proyecto o conocer sobre Legislación específica. Las calles hablan en idioma
de imágenes, consignas, graffitis, esténciles, afiches y cualquier otra expresión
popular al alcance de la mano. Veamos algunos ejemplos.

8. Nótese que interesante: a veces lo que la calle “habla” puede anticipar lo que
luego en este caso recién de 3 días después - va a ocurrir y leerse en los diarios
como noticia.

9. Tenemos aquí una secuencia de una foto y una noticia: La foto fue sacada el día
13 /09/2011 desde la Av. Gral. Paz, en la Ciudad de Buenos Aires.

Las paredes ya anunciaban el reclamo de aumento para la asignación que el Plan


“Argentina Trabaja” otorga a las Cooperativas constituidas al efecto.
http://www.desarrollosocial.gov.ar/ArgentinaTrabaja/Default.aspx
Dos días después, el 15/09/2011 asambleas y grupos de Cooperativistas de estos
planes cortaban la Av. 9 de Julio protestando ante el Ministerio de Desarrollo Social
por tal motivo. Al día siguiente, 16/09/2011, aparecía la noticia de dicho reclamo en
los medios, en este caso el diario Página 12. Algo que la calle ya había anticipado.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Dos caminos para estudiar y comprender que son las Organizaciones de


la Sociedad Civil

Si quisiéramos ahora identificar cuáles Organizaciones se consideran incluidas en las


Denominaciones Genéricas anteriores, podríamos optar como mínimo por dos
caminos:
Un camino sería determinar algunas características generales que todas las
organizaciones que pretendan considerarse incluidas deban cumplir.

El otro sería comenzar a nombrar a todos los tipos posibles de Organizaciones que
consideramos deberían incluirse bajo aquellas denominaciones y tener así un listado
taxativo de todas ellas.

Los dos caminos son igualmente interesantes, y potencialmente incompletos.


Para ambos debemos primero aproximar una regla general necesariamente provisoria
que excluye, por un lado, a las “organizaciones con fines de lucro” – es decir, a las
empresas – y al Estado – es decir, a todos los organismos de todos sus niveles –
Aceptemos, por ahora, esta exclusión insistiendo en que es provisoria porque veremos
luego que se resignificará cuando cambiemos de paradigma desde el que se mira a las
Organizaciones.

Camino 1:
Para determinar cuáles Organizaciones podrían ser consideradas como OS, OSC o
cualquiera de las 16 denominaciones genéricas que vimos antes, este camino propone
determinar algunas características generales que todas las organizaciones que
pretendan considerarse incluidas deban cumplir.
En la Argentina, los 3 principales requisitos que una Organización debe cumplir son:

I.- Ser No Gubernamental


II.- Ser De Bien Público
III.- Ser Sin Fines de Lucro

En el Capítulo 2 veremos en profundidad de cada uno de estos tres conceptos.

Camino 2:
Tal como habíamos adelantado, el otro camino consiste en realizar un (no tan)
pequeño inventario de los tipos posibles de Organizaciones que consideramos que
deberían incluirse bajo aquellas denominaciones y así tener un listado de todas ellas:
Las ordenamos alfabéticamente y para mayor claridad, ejemplificamos cada Tipo con
un nombre concreto, elegido al azar:
1.- Agrupación (“Agrupación Bicentenario” – Jujuy)
2.-Asambleas (“Asamblea Popular de Barracas”)
3.- Asociaciones Civiles (“Asociación Civil Luchemos por la Vida”)
4.- Bibliotecas Populares (“Biblioteca Popular Fray Mocho”)

19
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

5.- Centros (Centro de Jubilados, Centro cultural) (“Centro de Estudios de Estado y


Sociedad – CEDES”) (Asimilada semánticamente a “Centro”, incluimos aquí la
denominación “Central” (“Central de Trabajadores de la Argentina CTA”)
6.- Círculos (“Círculo de Periodistas Deportivos”)
7.- Clubes Sociales y Deportivos (“Club Social y Deportivo Luna de Avellaneda”)
8.- Colectivos (“Colectivo de Investigación y Acción Jurídica – CIAJ”)
9.- Comedores (“Comedor Vecinitos”)
10.- Comunidades (“Comunidad de Familias “Aleluya”)
11.- Confederaciones (“Confederación General del Trabajo- CGT”)
12.- Cooperadoras (“Cooperadora de la Escuela N° 26 –Gral. Pico – La Pampa”)
13.- Cooperativas (de Trabajo, de Vivienda, de Consumo) (“Cooperativa La Vaca”)
14.- Coordinadoras (“Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional –
CORREPI”)
15.- Corrientes (“Corriente Clasista y Combativa”)
16.- Emprendimientos Sociales (“Ybytú, Emprendimiento Social del Hospital Borda”)
17.- Fábricas Recuperadas (“Cerámica Zanón”)
18.- Federaciones (“Federación Argentina de Ajedrez”)

Combinación de Tipologías: una federación de cooperativas

20
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

19.- Foros (“Foro del Sector Social”)


20.- Fundaciones (“Fundación Garrahan”)
21.- Grupos Comunitarios (“Grupo Comunitario Mate Cocido”)
22.- Iglesias (“Iglesia Evangélica Valdense del Rio de la Plata”)
23.- Institutos (“Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos”)
24.- Juntas (“Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo”)
25.- Ligas (“Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer – LALCEC”)
26.- Mesas (“Mesa Nacional de Organizaciones de Productores Familiares”)
27.- Movimientos (“Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos- MEDH”)
28.- Multisectoriales (“Multisectorial de la Mujer” – Prov. de Salta)
29.- Mutuales (“Mutual de Trabajadores Portuarios de la Argentina”)
30.- Partidos Políticos (“Partido Intransigente”)
31.- Redes (“Red Solidaria”)
32.- Sociedades de Fomento (“Sociedad de Fomento de la Ciudad de San Martín”)
33.- Sindicatos (“Sindicato de Trabajadores Portuarios”)
34.- Uniones (“Unión Industrial Argentina - UIA”)
35.- Universidades (“Universidad Nacional de San Martín” – Pública / “Universidad de
Morón – Privada)
36.- Vecinos Autoconvocados (“Vecinos Autoconvocados de González Catán”)

Por este camino, tenemos entonces 36 Tipos Asociativos.

Esta tipificación – si bien, como ya veremos, también es provisoria – nos resultará muy
útil para trabajar futuras clasificaciones.

21
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Volante entregado en la calle donde una tipología – “Vecinos Autoconvocados”


para afirmar su identidad lo hace diferenciándose de otra tipología: “Partido Político”

Y como son, por cierto, muchas y variadas las posibles clasificaciones de las
Organizaciones, la pregunta que debe formularse y formulamos es:

¿Cuál es la forma más apropiada de clasificarlas?

O dicho de otra manera; ¿habrá una clasificación que sea mejor que otras?

La respuesta vamos a inferirla de lo que expone el Dr. Agustín Gordillo, cuando


plantea:
“Veamos en qué consiste, científicamente, una clasificación: “Cuando
empleamos palabras de clase, pues, agrupamos muchas cosas bajo una
misma denominación (asignamos el mismo rótulo impreso a muchas
botellas) sobre la base de las características que estas cosas tienen en
común. Al usar la misma palabra para referirnos a muchas cosas,
tratamos a éstas (al menos por el momento) como si fuesen todas
iguales e ignoramos sus diferencias. En este hecho yacen las ventajas y
desventajas de las palabras de clase.” Posiblemente no hay dos cosas en

22
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

el universo que sean exactamente iguales en todos los aspectos. Por


consiguiente, por semejantes que sean dos cosas, podemos usar las
características en que difieren como base para colocarlas en clases
distintas; “podemos elegir un criterio para la pertenencia a una clase tan
detallado y específico que en todo el universo no haya más que un
miembro de cada clase. En la práctica no lo hacemos porque entonces
el lenguaje sería tan incómodo como lo sería si todas las palabras fueran
nombres propios. Lo que hacemos es usar palabras de clase amplia — y
luego, si es necesario, establecemos diferencias dentro de la clase
como base para ulteriores distinciones — dividiendo la clase principal en
tantas subclases como consideremos conveniente.” De igual modo,
probablemente no haya dos cosas en el universo tan diferentes entre sí
que no tengan algunas características comunes, de manera que
constituyan una base para ubicarlas dentro de una misma clase. Por
ello, podemos razonablemente clasificarlas de una u otra manera,
agruparlas de uno u otro modo, según las características asimilables o,
al contrario, diferenciables que nos interese destacar. Las
características comunes que adoptamos como criterio para el uso de
una palabra de clase son una cuestión de conveniencia. Nuestras
clasificaciones dependen de nuestros intereses y nuestra necesidad de
reconocer tanto las semejanzas como las diferencias entre las osas.
Muchas clasificaciones distintas pueden ser igualmente válidas. “Hay
tantas clases posibles en el mundo con características comunes o
combinaciones de éstas que pueden tomarse como base de una
clasificación.”
“El procedimiento que adoptamos en cada caso particular depende en
gran medida de qué es lo que consideraremos más importante, las
semejanzas o las diferencias.” “No hay una manera correcta o incorrecta
de clasificar las cosas, del mismo modo que no hay una manera correcta
o incorrecta de aplicar nombres a las osas.” En base a estos principios,
resulta que la definición, p. ej., de la expresión “acto administrativo”
requiere primero la clasificación de las características jurídicas de

23
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

distintas actividades de tipo administrativo, dentro de las cuales


ubicaremos a una especie que definiremos de alguna manera; a su vez,
la misma especie “acto administrativo” ya definida, puede dar lugar a
nuevas y más minuciosas clasificaciones, que constituirán ahora
subespecies de actos administrativos.
Esto permite ya adelantar que en la escala descendente de
clasificaciones, del total de la actividad administrativa hasta el más
ínfimo y reducido acto concreto que se analice, puede colocarse en
cualquier grado o escala a la “definición” de “acto administrativo”: esta
palabra no cumple otra función que la de ordenar y sistematizar los
conocimientos que se quieren transmitir sobre el total de la actividad
administrativa, desde sus principios más generales hasta sus nociones
más detalladas; cualquiera sea la amplitud o la estricción que le
otorguemos a la definición, de todos modos ella será más o menos útil,
cómoda o incómoda, según el caso, pero no “verdadera” o “falsa.” Por
ello, “las palabras no tienen otro significado que el que se les da (por
quien las usa, o por las convenciones lingüísticas de la comunidad). No
hay significados «intrínsecos », «verdaderos » o «reales », al margen de
toda estipulación expresa o uso lingüístico aceptado.” Lo mismo vale
para toda la ciencia. En palabras de Popper, “La ciencia nunca persigue
la ilusoria meta de que sus respuestas sean definitivas, ni siquiera
probables; antes bien […] la de descubrir incesantemente problemas
nuevos, más profundos y más generales y de sujetar nuestras respuestas
(siempre provisionales) a contrastaciones constantemente renovadas y
cada vez más rigurosas;” “en la lógica de la ciencia que he bosquejado
es posible evitar el empleo de los conceptos de verdadero y falso: [...]
no es menester que digamos que una teoría es falsa, sino solamente que
la contradice cierto conjunto de enunciados básicos aceptados.” “Por
consiguiente, la corroboración no es un «valor veritativo.»”. Como dice
Carrió, concordantemente, “las clasificaciones no son verdaderas ni
falsas, son serviciales o inútiles: sus ventajas o desventajas están
supeditadas al interés que guía a quien las formula y a su fecundidad

24
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

para presentar un campo de conocimiento de una manera más


fácilmente comprensible o más rica en consecuencias prácticas
deseables.”En palabras del mismo autor, “Siempre hay múltiples
maneras de agrupar o clasificar un campo de relaciones o de
fenómenos; el criterio para decidir está dado por consideraciones de
conveniencia científica, didáctica o práctica. Decidirse por una
clasificación no es como preferir un mapa fiel a uno que no lo es […] es
más bien como optar por el sistema métrico decimal frente al sistema
de medición de los ingleses.”
Lo expuesto tiene por finalidad quitar dogmatismo a las discusiones
sobre definiciones y clasificaciones y centrar el análisis y discusión sobre
el régimen jurídico concreto que habrá de regir cada institución. Este
régimen y su interpretación es lo que importa, no las definiciones y
clasificaciones que a su respecto hagamos, a menos que ellas lleven a
confusión o sean un intento de sacrificar la libertad frente al poder.
Clasificaciones y consecuentes definiciones sin demostrable valor de
utilidad o conveniencia, que no explican nada operativo del sistema
jurídico sino que exponen dogmáticamente supuestas esencias
inmutables, son no solamente incomprensibles sino además dañosas.
Ante cada clasificación que lea, pregúntese el lector ¿para qué sirve? Y si
la respuesta no es satisfactoria siga su camino por otros rumbos, que el
mundo del conocimiento es demasiado amplio como para tomar
caminos sin salida. 4
¿Por qué existen Organizaciones Sociales en la Argentina?
A la aparente obviedad de la pregunta, corresponde una respuesta muy interesante y
compleja que por la misma razón hay que responder enumerando diversas
dimensiones de una posible respuesta:
1.- Una primera dimensión tiene que ver con lo histórico. Aparece aquí todo un
desarrollo de las Organizaciones en el país, desde aún antes que éste se llamara
Argentina. Si bien esta dimensión no es objetivo de esta materia, su conocimiento

4
Gordillo, Agustín El Método en Derecho

25
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ayuda y mucho para comprender el contexto y la evolución de muchos otros


conceptos. Por eso, si bien no son de lectura obligatoria, sí recomendamos estos dos
textos acerca del desarrollo de las OS en nuestro país.
2.- Una segunda dimensión refiere al campo de la necesidad. Un disparador para la
existencia de las Organizaciones Sociales es la aparición de una necesidad. Las OS
pueden ser – y de hecho lo son – formas que la comunidad va encontrando para poder
resolver problemas y atender necesidades ya sea porque otras instancias (el Estado, el
Mercado) lo hacen insuficientemente o directamente no lo hacen, ya sea porque aún si
lo hacen, la comunidad prefiere también hacerlo por medio de OS. Es decir, en esta
dimensión, es la aparición o permanencia de una necesidad, la que determina la
aparición de las OS.

26
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

3.- Una tercera dimensión tiene que ver con algo fundamental: el deseo. Incompleto
sería el enfoque si nos quedáramos solamente con el campo de las necesidades, ya
que esa es una parte de la condición humana; las personas somos también seres
deseantes. Esto nos ubica en una relación el mundo que ya no lo ve en términos de
completo – incompleto; satisfecho – insatisfecho, etcétera; sino que lo mira como un
gran escenario donde desplegar deseos. Y es esta también una enorme fuente de
creación de Organizaciones Sociales. Los seres humanos creamos instituciones, porque
tenemos el deseo de hacerlo; y esto supone una dimensión fundamental para
entender por qué – por ejemplo, y más allá de la magnitud que una necesidad pueda
tener – no hay una sino muchas Organizaciones que se dedican al tema del medio
ambiente, de la vivienda o de la salud reproductiva, por decir algunas.
4.- Finalmente, y volviendo al plano de nuestro país, una cuarta dimensión señala
que hay Organizaciones Sociales porque la Constitución Nacional así lo habilita. Esto
que puede parecer algo menor y sobreentendido, tiene también una importancia
relevante. A ver: que la Constitución habilite o no la creación y existencia de
Organizaciones es un factor contingente y no absoluto; en el sentido de que la historia
ha demostrado que aunque una ley lo prohíba, si existen necesidades o deseos muy
fuertes las personas se agrupan crean igual y crean sus propias Organizaciones, aún al
costo de tener que estar en la clandestinidad. Pero es evidente que un texto
Constitucional es un factor de importancia relevante para favorecer el despliegue de
OS –si explícitamente lo habilita – o para inhibirlo – si lo prohíbe o desalienta.
Afortunadamente, en el caso de nuestro país la CN permite de manera clara y
contundente la conformación de Organizaciones, a través de los siguientes artículos:

I) Artículo 14- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos
conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: De trabajar y
ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las
autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio
argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y
disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar
libremente su culto; de enseñar y aprender.

27
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

II) Artículo 19- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan
al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo
reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún
habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni
privado de lo que ella no prohíbe.
III) Artículo 42- Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho,
en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e
intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de
elección, y a condiciones de trato equitativo y digno. Las autoridades
proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el
consumo, a la defensa de la competencia contra toda forma de distorsión
de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de la
calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de
asociaciones de consumidores y de usuarios.

La legislación establecerá procedimientos eficaces para la prevención y


solución de conflictos, y los marcos regulatorios de los servicios públicos de
competencia nacional, previendo la necesaria participación de las
asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en
los organismos de control.
IV) Artículo 43- Toda persona puede interponer acción expedita y rápida de
amparo, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo, contra
todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en
forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos
por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá
declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u
omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación
y en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la
competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de
incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las
asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme a la ley,
la que determinará los requisitos y formas de su organización. Toda
persona podrá interponer esta acción para tomar conocimiento de los
datos a ella referidos y de su finalidad, que consten en registros o
bancos de datos públicos, o los privados destinados a proveer informes,
y en caso de falsedad o discriminación, para exigir la supresión,
rectificación, confidencialidad o actualización de aquellos. No podrá
afectarse el secreto de las fuentes de información periodística.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Cuando el derecho lesionado, restringido, alterado o amenazado fuera


la libertad física, o en caso de agravamiento ilegítimo en la forma o
condiciones de detención, o en el de desaparición forzada de personas,
la acción de habeas corpus podrá ser interpuesta por el afectado o por
cualquiera en su favor y el juez resolverá de inmediato aun durante la
vigencia del estado de sitio.

Planteados los 4 motivos por los cuáles existen Organizaciones Sociales en la


Argentina, podemos ver ahora un breve panorama de cómo se organiza la
conformación asociativa Argentina desde un punto de vista legal. Al decir “breve
panorama” lo hacemos teniendo en cuenta que el desarrollo profundo de esta
dimensión es objeto de estudio, en esta Carrera, de la Materia “Derecho de las
Instituciones”

Clasificación por su Naturaleza Jurídica


En la República Argentina la ley prevé la existencia de dos grandes grupos de
Organizaciones: Públicas y Privadas.
Realizando aquí una simplificación generalista que a nuestros fines es pertinente. Para
comprender la mucho más compleja clasificación ver la bibliografía general de la
Materia.
Las Públicas conforman 3 categorías:
 1.- El Estado
En cualquiera de sus tres niveles, Nacional, Provincial o Municipal; y para sus tres
poderes republicanos, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el Estado es siempre de
naturaleza Pública. Esto comprende a todos los Organismos del Estado, que por lo
mismo se conocen habitualmente como Organismos Públicos: Ministerios, Secretarías,
Direcciones, Juzgados, Policía, Escuelas y Hospitales (públicos), etc.
Todos estos Organismos funcionan con fondos públicos, provenientes del Tesoro, de
porcentajes de recaudación de impuestos, de tasas municipales, etc.
 2.- Los Entes Autárquicos
Son formas organizativas muy especiales porque son creadas por una ley o decreto - y
por tanto son públicas - pero tienen autarquía; ya sea pudiendo elegir sus propias
autoridades y / o administrando su propio presupuesto. Son ejemplo de esta categoría

29
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

algunos Institutos Nacionales como el INTA y el INTI; las Defensorías del Pueblo
(“Ombudsman”), las Universidades Nacionales y Provinciales, etc.
Al igual que el Estado, funcionan con fondos públicos
Según Roberto Dromi (Derecho Administrativo, Editorial Ciudad Argentina, 1998) el
régimen jurídico de las entidades autárquicas se debe a lo previsto en la ley o en el
decreto de creación, ya que como se vio anteriormente este tiene una postura de
facultades concurrentes. Los entes autárquicos son personas públicas dotadas de
personalidad jurídica propia, que persiguen un fin público y se rigen íntegramente por
el derecho público, emiten actos y disposiciones administrativas, celebran contratos
administrativos, se les aplican las leyes de administración financiera y de los sistemas
de control del sector público nacional.
Una profundización de la noción de “autarquía” y de la clasificación de los entes
públicos y privados en general puede encontrarse en el trabajo de Agustín Gosrdillo:
http://www.ijeditores.com.ar/articulos.php?idarticulo=30234&print=2

 3.- La Iglesia Católica


En nuestro país, la Iglesia Católica es una Organización de derecho público, y así lo son
sus Obispados, Diócesis y Parroquias. Al igual que el Estado, funciona con fondos
públicos.
(Vale aclarar que Caritas es una Organización ligada a la Iglesia Católica Pública pero es
de derecho privado)
Las Privadas se dividen en dos grandes grupos:
 1.- Organizaciones CON Fines de Lucro
Generalmente conocidas como Empresas, pueden ser de diverso tamaño, rubro y
figura legal: Sociedad de Hecho, Sociedad de Responsabilidad Limitada, Sociedad
Anónima, etcétera. Como tales, se valen de sus propios recursos y no únicamente de
fondos públicos (aunque desde luego, pueden recibirlos).
 2.- Organizaciones SIN Fines de Lucro
Son las nombradas en los 35 Tipos Asociativos. Vale destacar que las Universidades
privadas tienen en su mayoría la figura legal de Fundación; y que las Iglesias no
católicas, tienen también figura jurídica de Fundación o Asociación Civil. Como tales, se

30
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

valen de sus propios recursos y no - únicamente - de fondos públicos (aunque desde


luego, pueden recibirlos).
De estos 5 grupos (3 públicos y 2 privados) vamos a considerar Organizaciones
Sociales u Organizaciones de la Sociedad Civil solamente a las incluidas en las
Públicas que son Entes Autárquicos y las Privadas SIN Fines de Lucro.
O dicho de otra manera: en este estadio de nuestro análisis, no son OS ni el Estado (ni
sus organismos), ni la Iglesia Católica ni las Empresas.
Concepto de Personería Jurídica
Planteadas así las cosas, es necesario ahora avanzar un poco más introduciendo otra
gran división que se da, ahora sí, entre las Organizaciones Sociales: Reguladas o
Desreguladas.
Las Desreguladas, son aquellas formas jurídicas que basan su existencia directamente
de los artículos de la Constitución ya vistos; las Reguladas son aquellas que (además de
cumplir lo anterior, porque no podrían ser anticonstitucionales…) se someten también
a leyes específicas que regulan su funcionamiento; de allí su nombre de Reguladas.
Veamos las particularidades de esta importantísima clasificación, comenzando por las
Reguladas:
Organizaciones Reguladas:
Las Organizaciones Reguladas son aquellas cuyos miembros han elegido constituirlas
para que tengan Personería Jurídica; y para ello deben inscribirse dentro de algunas de
las leyes vigentes que las regulen, de allí su nombre.
La Personería Jurídica es el reconocimiento que otorga el Estado para que una
organización pueda adquirir derechos y obligaciones. Son formas organizativas que
jurídicamente están separadas de las personas que la conforman.
La Personería Jurídica se solicita al Estado dentro de alguna de las siguientes
categorías o Formas Jurídicas y éste – luego de cumplimentar un trámite
administrativo – tiene la potestad de otorgarla o no (lo cual, en este último caso, debe
ser debidamente justificado, no puede ser una negación arbitraria).
Las Formas Jurídicas relacionadas con las Organizaciones Sociales más comunes son:
1. Asociación Civil – Regulada por el Código Civil - Artículos 46 y sig.
2. Fundación – Regulada por la Ley de Fundaciones – Ley 19.386 de 1972
3. Federación / Confederación – Código Civil

31
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

4. Cooperativa – Regulada por la Ley de Cooperativas – Ley 20.337 de 1973


5. Mutual – Regulada por la Ley de Mutuales – Ley 20.321 de 1973
6. Sindicato – Regulada por la Ley de Asociaciones Sindicales - Ley 23.551
de 1988
7. Partido Político – Regulada por la Ley de Partidos Políticos – Ley 23.298
de 2007
8. Universidad – Las Públicas, cada una con su Ley; por ej.: UNSAM – Ley
N° 24095 de 1992
9. Bibliotecas Populares – Ley 23.351 de 1986
10. Bomberos Voluntarios – Ley 25054 de 1998
11. Sociedad de Fomento Regulada por las Ordenanzas que cada Municipio
disponga para su jurisdicción.
Para tener una información vigente, todas las Leyes mencionadas deben considerarse
con sus respectivas Modificaciones, Actualizaciones y Decretos Reglamentarios.
El nuestro país, el otorgamiento de la Personería Jurídica está federalizado, es decir,
que lo realiza cada jurisdicción Provincial, generalmente a través de algún organismo
de su Ministerio o Secretaría de Justicia. En la provincia de Buenos Aires es la Dirección
de Personas Jurídicas; en la Capital Federal es la IGJ – Inspección General de Justicia, y
así en cada jurisdicción.
Como ejemplo, nos parece muy ilustrativo ingresar a la página web de la IGJ y navegar
en sus distintas secciones:
LINK A PÁGINA WEB: http://www.jus.gov.ar/igj/
Estos organismos, además de otorgar la Personería Jurídica son los encargados de
controlar que las Organizaciones así constituidas cumplan con la ley bajo la cual se
constituyeron. En general, para la mayoría de las formas jurídicas, el hecho de tener
personería supone:
a) la realización de asambleas periódicas y si registro en libros de actas que hay que
enviar al organismo de control,
b) la realización de una memoria y balance anual, que también hay que informar,
c) llevar la contabilidad en libros legalizados, que también deben rendirse, etc.
Es decir que el hecho de solicitar y obtener la Personería Jurídica supone la obligación
posterior de rendir ciertas cuentas a los organismos de control.

32
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Vale aclarar tres cosas:


 una es que esto rige también (con otras formas jurídicas y controles) para
Organizaciones CON Fines de Lucro – empresas-;
 la segunda es que así como el Estado otorga la Personería Jurídica, también
puede quitarla; lo que también debe ser debidamente justificado, no puede ser
arbitrario.
 y finalmente, decir que el hecho de poseer personería jurídica hace que la
Organización así conformada pueda inscribirse en la AFIP, obtener su propio
CUIT, solicitar las exenciones que la ley vigente habilite y – en general – realizar
cualquier acto lícito de compra, venta, alquiler, etc., así como también
contratar empleados, poseer bienes muebles e inmuebles, etc. (todo de
acuerdo a la Ley específica que la regule).
Organizaciones Desreguladas:
Son aquellas formas organizativas que basan su existencia y funcionamiento en el
hecho de que la Constitución Nacional permite su existencia y no están encuadradas
bajo ninguna otra ley que las regule, de allí su nombre.
Estas Organizaciones son perfectamente legales aunque no cuentan con Personería
Jurídica. Es decir que sus fundadores o creadores no hacen ningún trámite frente al
Estado para que este las reconozca como un ente jurídico separado de sus miembros.
Aún sin tener personería jurídica ellas pueden ser Organizaciones perfectamente
legítimas, perfectamente eficientes y cumplir un rol fundamental en la comunidad en
la que se encuentran o frente para la temática en la que actúan.
Existe una tendencia aún leve pero que va en crecimiento que es la de reconocer,
sobre todo por parte de los Organismos Públicos, el otorgamiento de subsidios o
participación en concursos de proyectos de Organizaciones Desreguladas.
Organizaciones Reguladas y Desreguladas: el tema de los nombres.
Debemos realizar aquí un pequeño esquema que nos permita conocer el escalafón en
que pueden estar colocados los nombres:
Para una REGULADA
Nivel CERO o General: Cualquiera de las 16 Denominaciones Genéricas que
corresponda a esa organización (por ejemplo: ONG)

33
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

1° Nivel: Forma Jurídica – P.ej.: Asociación Civil


2° Nivel: Forma Específica – P.ej.: Cooperadora Escolar
3° Nivel: Nombre de Fantasía: - P. ej.: “Florentino Ameghino”

Así tenemos a la ONG, Asociación (Civil) Cooperadora “Florentino Ameghino”


Los SÍ y los NO de las Reguladas
Para el caso de las reguladas, una Organización con determinada Forma Jurídica “A” no
puede nombrarse con la denominación o Nombre de Fantasía de OTRA Forma Jurídica
“B”; por ejemplo, una Cooperativa no se puede llamar “Fundación Sol Naciente”,
porque ello confundiría a quien lo escucha y piensa que está frente a la Forma Jurídica
“Fundación”.
Pero sí una Organización con una Forma Jurídica “A” puede colocar una Denominación
Genérica en su nombre de Fantasía; y así una Asociación Civil puede llamarse “Red
Barrial” y ponerlo así en sus folletos (ya que “Red” no es una Forma Jurídica); aunque
en sus Estatutos y toda documentación oficial deberá decir: “Asociación Civil Red
Barrial”, dejando bien claro que su Forma Jurídica es de Asociación Civil
Para una DESREGULADA
Cómo en este caso no hay nombres de Formas Jurídicas que deban respetarse, las
Organizaciones Desreguladas pueden llamarse casi de cualquier manera:
Nivel General: Cualquiera de las 16 Denominaciones Genéricas que corresponda a esa
organización (por ejemplo: Movimiento Social)
1° Nivel: Forma Jurídica – NO HAY
2° Nivel: Forma Específica – P.ej.: Centro Cultural
3° Nivel: Nombre de Fantasía: - P. ej.: “Antonio Gramsci”
Tenemos así al Movimiento Social Centro Cultural Antonio Gramsci

Los SÍ y los NO de las Desreguladas


En este caso, los sí son casi todos los imaginables; los No tienen que ver con no poner,
justamente, nombres de Formas Jurídicas, para no confundirla buena fe de alguien
que, por ejemplo, escucha que es una Fundación cuando en realidad es una
Organización desregulada que nunca ha hecho el trámite para ser una Fundación. Los

34
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

términos de las Formas Reguladas (Asociación Civil, Fundación, Cooperativa, etc.) no


deben usarse en Organizaciones que no lo sean.
Visto todo lo anterior, resulta muy interesante volver ahora al listado de los 35 Tipos
Asociativos y ver cuáles de esos nombres son nombres que son Formas Jurídicas (y por
tanto Reguladas) y cuáles son formas de denominar a las Desreguladas.
Cerremos con algunas cuestiones interesantes:
• Las Iglesias y Sindicatos son en principio Asociaciones Civiles o Fundaciones,
que luego deben tramitar otra personería: la gremial para los sindicatos y la
que otorga el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto para las Iglesias.
• La conocida “Red Solidaria” fue durante mucho tiempo una Organización
Desregulada que, desde hace unos pocos años, solicitó su Personería Jurídica
como “Asociación Civil”; y que por lo tanto tiene ahora su nombre legal como
Asociación Civil Red Solidaria, aunque sigue utilizando su nombre de fantasía
“corto”: red Solidaria
• La Universidades privadas son en general Fundaciones, que luego deben
realizar el trámite en el Ministerio de Educación (Nacional o Provincial) para
obtener su reconocimiento como “Universidad”
• No existe una Forma Jurídica llamada “Club”; la enorme mayoría de los Clubes
Sociales y Deportivos son Asociaciones Civiles.
• Puede una empresa hacerse llamar “organización”; y una organización hacerse
llamar “empresa”. La discusión no es para nada nimia. En el primer caso, no hay
mayores inconvenientes: las organizaciones con fines de lucro que deseen
llamarse “organización” pueden hacerlo, siempre que al mismo tiempo se
registren en alguna de las formas vigentes para este tipo asociativo (es decir,
con fines de lucro: SRL, S.A, etc.). Pero para el segundo caso, las restricciones
son mayores. Al respecto, téngase como ejemplo este caso real de una
organización social regulada (una Asociación Civil”) que pidió a la IGJ incorporar
el nombre de “empresa” a su denominación de fantasía (“Hecho en Buenos
Aires”): la IGJ le respondió que sí podrían incorporar la palabra “empresa” a su
nombre pero siempre que fuera acompañada de “Asociación Civil”.
Véase el caso concreto como ejemplo:

35
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Asociación civil: Denominación – Utilización del vocablo “empresa”; su admisibilidad


– Alcances amplios del mismo – Obligación de indicar la naturaleza de la entidad para
asegurar la inconfundibilidad de la denominación
(Dictámenes recaídos en el Exp. 1711614, “Hecho Empresa Social (HES) Asociación
Civil”) Buenos Aires, 21 de abril de 2003.
Vuelven estas actuaciones con el resultado de la visita de inspección obrante a fs.
85/86.-Del resultado de la visita surge que las actividades que pretende realizar la
entidad tiene por fin primero propender al desarrollo personal de personas que viven
en la calle, a quienes se les brindan instrumentos para superarse y mejorar la calidad
de vida.-
Ahora bien en su contestación de fs. 80 la asociación insiste en que en su
denominación se permita la utilización de la expresión empresa social. –
En tal sentido la suscripta entiende que resulta viable la utilización de dicho término
ya que al incluir en la denominación el tipo asociacional “asociación civil” impide que
se la confunda con las empresas comerciales, en donde el elemento esencial es el fin
de lucro.
Por otra parte el término “empresa” debe ser entendido en un sentido amplio como
sinónimo de emprendimiento, de esfuerzo en común, reforzando esta idea con el
término social incluido a continuación del término “empresa”.
Atento a ello y previo a correr vista a la entidad respecto a que deberá acompañar una
nueva redacción del art. 1 con la fecha de constitución, la suscripta aconseja elevar al
superior a fin de requerir su conformidad con respecto al dictamen que antecede. Fdo.
Dra. Liliana Beatriz Estévez – Inspectora – Departamento de Precalificación
Buenos Aires, 25 de abril de 2003.
VISTO el dictamen de fs. 87 y las conformidades de fs. 87vta., procede:
1. Adherir al dictamen de fs. 87 y, en consecuencia, admitir el empleo del vocablo que
se propicia. En efecto, la voz empresa denota un contenido amplio y abarcativo de
fines superadores de actividades estrictamente lucrativas. Su corriente empleo se halla
identificado con actividades mercantiles (véase la voz Empresa en el Diccionario de la
Lengua Española, 22ª. ed.), sin perjuicio de lo cual, modernamente, se ha admitido su
empleo para actividades no lucrativas.

36
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Desde en cuanto a su estructura y funcionalidad la empresa se halla integrada por


elementos como el capital (o patrimonio), trabajo, medios, tecnología, organizados (el
destacado es a los efectos de destacar este dato esencial de la figura) orientados hacia
una finalidad que puede ser lucrativa o no. Desde esta perspectiva una entidad civil
también actúa como una empresa.
Finalmente, cabe aclarar, en forma también coincidente con el citado dictamen, que la
denominación deberá incluir la identificación de la modalidad asociativa adoptada, es
decir Asociación Civil.
Por lo expuesto y con la conformidad expuesta, gírese al Depto. de Precalificación.
Fdo. Dr. Guillermo Enrique Ragazzi – Inspector General de Justicia.
La cuestión de las denominaciones tiene también una arista interesante en la
dimensión de las autodenominaciones. Esto es, grupos de organizaciones que por
algún motivo, eligen denominarse de una manera, más allá de que so responda a una
clasificación “correcta”. Uno de estos casos es el de las organizaciones de Derechos
Humanos, muchas de las cuáles eligen denominarse "Organismos de Derechos
Humanos”. Lo “correcto” sería llamar “Organizaciones” a las formas (reguladas o
desreguladas) de derecho privado, no estatales y sin fines de lucro; y “Organismos” a
las secciones, dispositivos, configuraciones organizacionales, etc., del Estado; tal como
un Ministerio, una Subsecretaría, una agencia o un efector: escuela, hospital, etc. De
este modo se marca una clara diferencia: los Organismos son públicos y estatales y las
Organizaciones son privadas y no estatales.
No obstante, aparece la mencionada autodenominación, como en este ejemplo
aparecido en el Diario Página 12 del domingo 21 de abril de 2013, sección El País, Pág.
12: nótese que los mismos firmantes (todas Organizaciones Sociales ligadas al campo
temático de los Derechos Humanos, sin presencia de ningún Organismo oficial) se
autodenominan “Organismos”. De aquí las anteriores comillas cuando se habla de las
definiciones “correctas”; ya que en estos casos el valor que se debe otorgar a la
autodenominación como marca de identidad debe ser atendido, y, en todo caso, tener
clara la diferencia clasificatoria que el nombre encubre, para no confundir unas formas
con otras.

37
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

¿Organizaciones u organismos?
En general, se denominan organismos a los instrumentos institucionales de los poderes públicos
y organizaciones a las configuraciones asociativas privadas; sin embargo, es muy común oír
acerca de “Organismos de Derechos Humanos” en referencia a las OS que trabajan en el tema y
no necesariamente a, por ejemplo, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en
referencia a esta “sección” (organismo) del Estado Nacional ocupado de tal temática.
En la solicitada de la imagen no aparece como firmante ningún “organismo” (público) de
DD.HH.

38
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

8 NIVELES de ASOCIACIONISMO y SUS DENOMINACIONES (Cada número indica un nivel)

1-ORGANIZACIONES También llamadas “INSTITUCIONES”, “ENTES” o


“ENTIDADES” – NO deben denominarse “ORGANISMOS”

2-ILEGALES 2-LEGALES

“Asociación
Ilícita” 3-PÚBLICAS 3-PRIVADAS
“Banda”, “Grupo
Delictivo” etc.
4-CIVILES
4-COMERCIALES 7-ALGUNOS de los 35
TIPOS ASOCIATIVOS (los
que pueden tener
6-REGULADAS 5- LAS 16 DENOMINACIONES GENÉRICAS Personería Jurídica)
(“OSC”, “ONG”, “OS”, etc.) son:
i) ESTADO EN SUS (Asociación Civil,
3 NIVELES (y sus Fundación, Mutual,
organismos), RESPONDEN
Federación,
ii)ENTES DIRECTAMENTE a la 6-REGULADAS Cooperativa, etc.)
AUTÁRQUICOS, CONSTITUCIÓN
iii)IGLESIA
CATÓLICA RESPONDEN a la
6-DESREGULADAS CONSTITUCIÓN y a las LEYES
ESPECÍFICAS QUE LAS 8-EL NIVEL ANTERIOR +
REGULAN NOMBRES PROPIOS o de
7- Responden directamente a la CN FANTASÍA: “Asociación Civil
ALGUNOS de los 35 TIPOS Luchemos por la Vida”
ASOCIATIVOS SIN PERSONERÍA 8 -EL NIVEL ANTERIOR +
JURÍDICA: (“Red”, “Colectivo”, NOMBRES PROPIOS o de
Club”, “Centro”, “Comedor”, etc.) FANTASÍA: “Red Solidaria”

39
LA RAZÓN, A VOLUNTAD – OSCAR GARCIA

CAPÍTULO 2:
Atributos… ¿nominales?
Corresponde ahora analizar estos tres conceptos: no gubernamental, de bien público y sin
fines de lucro.
Comencemos diciendo que estamos frente a tres sintagmas, cada uno muy complejo en su
significación profunda, y cada uno compuesto también, por palabras que conceptualmente son
muy importantes: “bien” “gobierno”, “fines”.
La Matriz de Conceptos Teóricos
Adelantemos cuáles son las principales dimensiones de las definiciones teóricas de cada uno de
estos tres conceptos, para luego estudiarlos en profundidad:
El concepto teórico de no gubernamental…
1.- Lo que nunca debe hacerse: definir por la negativa
2.- Dice que no es gubernamental; pero: ¿qué lo es?
3.- No hay sector al que pertenecer
4.- No refleja la vera realidad, de imbricación inevitable con el Estado.
El concepto teórico de bien público…
1.- Subordinado a derecho y asimilado prácticamente a fines útiles
2.- Extendido a todas las identidades, sobre la base de las diferencias.
3.- Ligado necesariamente a un beneficio particular.
4.- En permanente disputa y redefinición.
El concepto teórico de sin fin de lucro…
1.- Sin fin de lucro, pero con fin de empleo.
2.- Solo restringido al reparto de utilidades.
3.- La existencia de un fin de lucro social, solidario.
4.- La ausencia de lucro no implica la ausencia de una lógica mercantil, capitalista, competitiva y
excluyente.
En este punto y antes de seguir, es recomendable reforzar el concepto complejo de qué es una
organización para lo cual sugerimos leer ahora el apunte del renombrado Dr. Alfredo Grande
en la página de 283 de este libro.
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

De manera muy sagaz, Mario Roitter da a estos tres conceptos la posibilidad de ser definidos
como atributos nominales:
“En consecuencia, creemos que estas organizaciones no conforman un ámbito
separado del Estado y el mercado, al estilo de lo que Nun denomina una visión
topográfica, sino que a lo sumo se las puede diferenciar a partir de ciertos
atributos nominales como un momento analítico pero luego deben ser vistas en
su relación con las otras dos esferas. Decimos atributos nominales puesto que
no todos ellos tienen necesariamente existencia real, tanto porque la restricción
de no lucratividad no alcanza para certificar que trabajan con finalidades
públicas, como porque pueden existir modalidades de absorción de los
excedentes en la forma de altos salarios. O sea, finalidades públicas y no
lucratividad no son un a priori sino algo de lo que sólo puede dar cuenta la
práctica concreta de los actores involucrados.” 5
Sucede que las palabras tienen siempre no sólo libertad de respecto de quiénes las dicen, sino
además múltiples significados y aún cuando denoten lo mismo, pueden connotar cosas bien
diferentes. Apoyándose en Rancière, Benjamín Arditi recoge claramente este origen conflictivo
de la significación conceptual:
“Rancière plantea algo parecido, aunque más radical, cuando señala que la
polémica o el desacuerdo están en la base de nuestra existencia política: toda
comunidad está fundada en torno a un litigio que es tematizado o puesto en
escena de maneras diferentes en distintas épocas. Un desacuerdo, dice, no es un
malentendido debido a la imprecisión conceptual. … Un desacuerdo o una
polémica, dice Rancière, no se da tanto por el hecho de que un interlocutor diga
“blanco” y el otro “negro”, sino porque ambos dicen “blanco” pero entienden
algo muy distinto por el concepto de blancura (Rancière, Jacques. 1996.
Desacuerdo: política y filosofía. Buenos Aires: Nueva Visión.). De allí que el
problema del desacuerdo no sea tanto llegar a un consenso sino más bien
constituir la racionalidad misma de la situación de habla: se trata en primer lugar

5
Roitter, Mario “El tercer sector como representación topográfica de sociedad civil”

41
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

de una discusión acerca de lo que quiere decir hablar. Estamos condenados a


vivir en un universo conceptual ambiguo y polémico, aunque no por ello
impreciso.” 6
Aún entre quienes siguen adhiriendo a una idea de sectores, como Roitter, la importancia de
estas tres dimensiones identitarias, aparece con claridad cuando se habla de Organizaciones:
“Los atributos específicos de las organizaciones que componen el llamado Tercer
Sector no estarían en su sustancia sino en las similitudes y diferencias con
respecto a los otros dos sectores. Así, comparten con las empresas su condición
de organizaciones privadas y con el Estado el interés por temáticas que
encuentran alguna referencia directa o indirecta, y a veces casi imperceptible,
con lo público. Complementariamente, la condición de no gubernamental las
distancia del Estado y la no lucratividad de las empresas. Son estas características
comunes, identificadas a partir de las luces y las sombras que proyectan los otros
dos sectores, las que justificarían considerar a estas organizaciones como un
conjunto bajo una misma denominación. Pero, para muchos de los que se
identifican con la idea de sector, ésta sería una descripción insuficiente ya que a
ella deberían sumarse aspectos valorativos. Así, no basta la condición de estar
fuera de la órbita del Estado y cumplir con la regla de no lucratividad —no
distribución de excedentes—, sino que además, tienen que estar motivadas en el
altruismo, el bien común, etc. Aunque sabemos que estos objetivos no se
derivan necesariamente de la acción de estas organizaciones, no obstante,
siempre tienden a aparecer ya que constituyen el sustrato ideológico de lo que
se denomina la visión mítica de las entidades no lucrativas (Salamon, 1993,
1996).” 7

6
Arditi, Benjamín; Trayectoria y potencial político de la idea de Sociedad Civil; Revista Mexicana de Sociología,
año 66, Nº 1, México, enero –marzo de 2004
7
Roitter, Mario “El tercer sector como representación topográfica de sociedad civil”. En Daniel Mato (coord.),
Políticas de ciudadanía y sociedad civil en tiempos de globalización. Caracas: FACES, Universidad Central de
Venezuela, 2004, pp. 17-32.

42
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

a.- No gubernamental; o cómo construir identidad por la (más atractiva) negación.


Como expresión, esta idea denota y connota. Denota fundamentalmente una independencia
del Estado. Connota, por añadidura – y combinación perfecta con sin fines de lucro – una
potencial y crónica escasez de recursos económicos para sostenerse.

El reconocimiento formal de las ONG es a partir del artículo 71 de la Carta de las Naciones
Unidas (1945). El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) podrá hacer
arreglos adecuados para celebrar consultas con organizaciones no gubernamentales que se
ocupen de asuntos de competencia del Consejo. Además de participar del sistema de las
Naciones Unidas, también lo hacen a nivel de los Estados nacionales que correspondan en
calidad de observadores, consultores, ejecutantes de proyectos, como una forma de presión
social ciudadana, etc. Desde entonces el Consejo Económico y Social ha pasado de 41 ONG
reconocidas con el status de consultivas en 1946 a unas 2350 ONG (2003). Número mucho
mayor si se incluyen a las que actúan sólo a nivel local y regional.

Pero veamos más allá de esta noticia histórica del concepto: lo que no gubernamental dice
primero es: “nosotros somos una organización que no tiene nada que ver con el Estado (y por
extensión con el Gobierno), de modo tal que somos independientes; nadie nos manipula ni dice
como tenemos que pensar; somos transparentes y autónomos y, por lo tanto, creíbles y
eficientes.”
Tal vez parezca exagerado afirmar que sólo tres letras pueden encerrar una explicación tan
extensa y profunda, pero el imaginario popular es así.
¿Qué valor tiene hoy ser (o decir que se es) independiente? Un valor supremo; pero no tanto
por exaltación de aquella virtud liberal de la libertad, parámetro fundador de innumerables
cartas magnas, que incluyen a nuestra constitución y sostén básico de los derechos del
individuo; sino por un defecto por exceso.
Efectivamente, la sobrevaloración de la autonomía y la libertad es marca identitaria de un
mundo neoliberal en donde el individualismo posesivo, las relaciones líquidas, el relativismo
ético y las comunidades estéticas son más importantes que el vínculo sólido de las comunidades
extendidas.

43
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Así, la independencia no se construye como positiva si no se referencia en oposición a la


pertenencia solidificada (solidaria), a la militancia, a la inserción institucional que como tal
permite, sí, el despliegue instituyente pero exige, también, cierta continuidad (llámesele
subordinación, mística o convencimiento) para que el instituido enarbole coherencia.
Si de todas el Estado es – por un lado - “la” organización por antonomasia y como tal exige
subordinación (aunque no siempre pague con coherencia…) y – por otro – el pensamiento
neoliberal lo ha denostado como ineficiente, corrupto, hiperburocrático y autoritario; es lógico
que a ciertos posmodernos oídos la “idea ONG” les suene de facto y a priori no sólo valorable
sino preferible.

b.- El bien común: cambios fundamentales en su concepción.


Este concepto, por ser central, lo trabajaremos en base a la lectura del texto “La Resignificación
del Bien Común”, al que pedimos ir luego de finalizar esta breve introducción.
El bien común es también un sintagma compuesto por el concepto de bien y el de común.
Tomemos en principio el concepto de bien desde una mirada (sin duda parcial) como es la
legal: bien es aquello que la Ley no prohíbe.
Veamos que sucede con común. Aquí hay también una primera mirada parcial que lo asimila
con lo público. Al respecto de esto último nos dice Félix Bombarolo:
“Si hiciéramos un rápido balance del devenir social y político de las últimas
décadas en América Latina veríamos que, por detrás y sustentando el continuo
deterioro del nivel de vida de la mayor parte de la población de la región y la
escandalosa ampliación de la brecha entre quienes acumulan más y más poder
económico y quienes no, aparece una creciente desvalorización de los asuntos
públicos ('del pueblo, de todos') a favor de 'intereses privados' (especialmente de
aquellos privados que usufructúan en mayor medida del capital económico y
simbólico socialmente construido). La crisis institucional que atraviesan las
organizaciones del Estado (deterioro de servicios públicos, transporte, salud,
educación), el desgaste, insuficiencia y poco mantenimiento de la infraestructura
y equipamiento urbano común (calles, veredas, plazas, iluminación, etc.), la

44
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

debilidad institucional de las organizaciones sociales, son algunas muestras más


que evidentes de esta desvalorización que desafortunadamente hemos ido
asumiendo y ‘naturalizando’. En medio de la paulatina y constante
fragmentación social, más allá de las declamaciones, opiniones y rimbombantes
declaraciones que apreciamos día tras día, poco pareciera importar 'lo común', lo
que pertenece a todos los miembros de una comunidad, el 'bien común'.” 8
Tal como plantea Bombarolo, existe una tendencia a ver a los espacios públicos como bienes
mostrencos, sin dueño conocido, por tanto, bajo el slogan de “debemos cuidarlos entre todos”,
los descuidamos entre los que los usamos, por acción, y los que nunca los pisan, por omisión al
decir: “yo nunca estuve allí”.
El otro gran aspecto delo común es que ese adjetivo debe considerar, a rajatabla, la presencia
de la diferencia como marca constitutiva de lo común. Así lo manifiesta Laura Casas:
“El derecho a ser diferente. Modernidad y postmodernidad. Si se contrapone con
Scavino el par de conceptos modernidad / postmodernidad, en el eje acuñado
por Lyotard, puede afirmarse que la modernidad con la ilustración concibió un
sujeto transhistórico y transcultural, el Hombre, que semejante a Dios era un
sujeto absoluto en los dos sentidos de la palabra: no relativo, universal; pero
también ab-suelto, es decir, des-ligado de toda determinación histórica o
cultural. Este sujeto era absolutamente libre en la medida en que resultaba
autónomo por darse sus propias normas, por autolegislarse. La postmodernidad
en cambio, no piensa en un sujeto universal y libre sino, por el contrario, en una
multiplicidad de sujetos relativos y ligados a contextos históricos y culturales, al
tiempo que pone de manifiesto que el sujeto de la ilustración no fue sino un
espejismo, una mera ilusión etnocéntrica. Es en el contexto de la
postmodernidad que comienza a cobrar una significación decisiva la noción de
diferencia. Si el sujeto abstracto de la modernidad para garantizar su autonomía
requería de la igualdad, el sujeto situado de la postmodernidad para hacerlo

8
Bombarolo, Félix; Los Profesionales y los Asuntos Públicos en la Argentina; Nauyaka, Buenos Aires, primavera
de 2005. www.nauyaka.net

45
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

necesita de la diferencia. Diferencia que no se construye en una relación de


oposición con la igualdad (cuyos opuesto es la desigualdad) sino de
complementariedad, en la medida en que se manifiesta como un sentido
profundizado de la misma: la igualdad entre los diferentes conduce a la
desigualdad, sólo la diferencia permite que los diferentes alcancen la igualdad. La
diferencia que se instala en la postmodernidad reclamando ser tutelada, visibiliza
las demandas que se articulan en las sociedades plurales y complejas de las
democracias actuales que constituyen el sustrato desde el cual emerge la
postmodernidad misma como fenómeno. Si se piensa el proceso apuntada desde
el mundo del derecho es que se puede considerarse que del mismo modo que la
igualdad fue el valor jurídico de la modernidad, la diferencia lo es el de la
postmodernidad. Y la diferencia como valor jurídico que resignifica a la igualdad
se hace presente en el derecho argentino con indudable potencia con la Reforma
Constitucional de 1194 que, según la expresión de Gelli, institucionaliza la
diversidad en mucha de sus múltiples manifestaciones en la Carta Fundamental,
especialmente, del art. 75 inc.22, que otorga jerarquía constitucional a los
tratados sobre derechos humanos. Sin embargo, el reconocimiento de la
diferencia como valor jurídico para evitar constituirse en mera declaración de
principios políticamente correctos, a la medida de las democracias
contemporáneas actuales, debería ir más allá del texto constitucional e instalarse
en las prácticas de los operadores jurídicos. Ahora bien, ni la Inspección General
de Personas Jurídicas (I.P.G.) ni la sala K de la Cámara de Apelaciones la
receptaron en ocasión de pronunciarse sobre la solicitud de ALITT para funcionar
en el marco del artículo 33, segunda parte, ap. 1° del Cód. Civil. Sí lo hizo, en
cambio, la Corte que con su decisión parece haber incorporado la idea de los
sentidos del discurso jurídico no están fijados de una vez y para siempre sino, por
el contrario, siempre están sujetos a variadas formas de articulación y de
redefinición que abren el espacio para la construcción de nuevas hegemonías
mediante la deconstrucción de categorías cristalizadas, la resignificación de los

46
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

conceptos con los que el derecho opera en el imaginario de la sociedad. Decisión


que, a su vez, también parece haber receptado a la diferencia como valor jurídico
que, dando cuenta de un sentido profundizado de la igualdad, invita a pensar en
una sociedad complejamente igualitaria cuya complejidad reside en la
conjunción de un conjunto inestable de diferencias relevantes que generan
distinciones, muchas veces imprevisibles, que conducen tan sólo a un orden
siempre inestable La gran tarea de los jueces consiste en renunciar a las
repetidas formulaciones abstractas de los derechos, y a la comodidad de creerse
neutrales, más allá de los dramas de quienes están sometidos a su jurisdicción, y
a atreverse a ser otros y a reconocer la diversidad de los demás.” 9

c.- Sin fines de lucro: ¿suave conquista de la colonización mercantil?


En esta sección intentaremos demostrar que es amplia y profunda la escisión que existe entre
la definición técnico legal del concepto de ausencia de fin de lucro (y su correspondiente
connotación positiva) y su contribución efectiva a la posibilidad de una alternativa (real o
simbólica) viable y superadora de la economía capitalista de mercado de cuño neoliberal
vigente hoy como hegemónica.
Ya hemos planteado lo que significa para la expresión coloquial el término sin fin de lucro; las
ilusiones que dispara, el universo de altruismo que configura.
En la definición de sin fines de lucro, se cruzan nuevamente dos conocidas dimensiones: la legal
y la ideológica. Si bien cada una de ellas limita un campo simbólico u operativo específico, es en
los entrecruzamientos y las difusiones de sentido que se capilarizan entre ambas donde se
permite construir una figura - dispositivo, máquina, actor social, operador simbólico, etcétera;
es decir, una Organización - que por fuera tenga una determinada apariencia sustancial y por
dentro esté constituida de la sustancia exactamente opuesta. A esto hemos llamado
metafóricamente “Caballo de Troya” para mostrar enfáticamente no solo la calidad de su
morfología sino también la de su intencionalidad y efecto.

9
Casas, Laura J.; Derecho de asociación y bien común: A propósito del fallo “ALITT”; LA LEY 2007-A, 384 Fallo
comentado: Corte Suprema de Justicia de la Nación (CS) ~ 2006/21

47
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Resumiendo antes de ahondar, digamos que existe un juego – de suma cero - entre cuatro
elementos que se descubren cuando uno rasga el sin fin de lucro como atributo nominal:
i) lo que la ley manda
ii) lo que la ley no prohíbe,
iii) lo que el sistema hegemónico presiona por conformar y los dilemas que esto genera; y
iv) la posibilidad que, sin embargo, se abre para plantear una forma organizativa
contrahegemónica en lo económico.
A más de una, menos de las restantes, en perfecta suma nula.
Analicemos detenidamente cada dimensión aunque más no sea en un nivel introductorio:
i) Para el sistema legal argentino - aplicado siempre a Organizaciones de la Sociedad Civil en
general (más allá de las especificidades que a cada forma jurídica particular corresponda y sin
contar en este caso específico a las Cooperativas) -, la categorización como “organización sin
fines de lucro” se salva con apenas un puñado de “declaraciones” las que luego serán
verificadas oportunamente en su cumplimiento por diferentes autoridades de aplicación: IGJ,
AFIP, INADI, etc.
Estas declaraciones (expresadas, como tales, a futuro) son:
a.- Que los excedentes de los ejercicios económicos se reinvertirán en el objeto social o
fundacional y no se repartirán entre los asociados o miembros de la Comisión Directiva, del
mismo modo que sí se efectiviza en una empresa con los dividendos para sus accionistas; o
dicho según la norma: “que las ganancias y el patrimonio social se destinen a los fines de su
creación y que en ningún caso se distribuyan, directa o indirectamente entre los asociados”.10
b.- Que, según Curcio, dejen explícitamente de manifiesto que no se dedicarán sólo a
actividades rentadas: “… aunque no hay norma que así lo prevea, no parece lógico que una
organización de esta naturaleza cobre por todas las actividades que realice. No existen
impedimentos para que brinde servicios, pero la inteligencia sobre el tema indica que debe
haber un equilibrio entre aquellas actividades que los beneficiarios deben abonar, y aquellas
que no…”11

10
Ley 20628, art. 20 inciso f; en: Curcio, Gustavo, Op.Cit., Pag. 66
11
Ib.Id., Pág.26

48
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

c.- Que, asimismo, como con claridad plantea el mismo autor: “Las asociaciones pueden
recaudar fondos con actividades vinculadas a su objeto social: pensemos un ejemplo. Un grupo
de personas nucleadas en una Asociación cuya misión es colaborar con chicos en situación de
calle, explota una heladería para recaudar fondos para el desarrollo de sus actividades; en la
misma cuadra donde funciona la Asociación, una familia administra una heladería como
sustento de vida. Pero, más allá de llevar adelante la misma actividad, tienen una importante
diferencia: la primera heladería no paga impuestos, 12 la heladería familiar lógicamente lo
hace”. Debemos preguntarnos: ¿no estamos en presencia de una situación de competencia
desleal? ¿Acaso está mal desarrollar una empresa con lucro? ¿O en realidad en nombre de lo
social deben permitirse este tipo de emprendimientos a las OSC?” 13
Las respuestas no son simples, no obstante, es claro afirmar que “las OSC no pueden dedicarse
a emprendimientos típicamente comerciales, o que importen una acción comercialmente
desleal”. Y además, “debe haber una consonancia entre el objeto social de la organización y
aquella o aquellas actividades que desarrollen para obtener fondos”. Y ello es así porque
efectivamente existen normas que definen claramente cuándo nos encontramos con entidades
comerciales y cuándo no. No hay nada de malo en desear generar una empresa lucrativa, nada
tiene de malo generar trabajo a través de las entidades comerciales. Por eso, sí lo que se
pretende es generar riquezas o fuentes de trabajo a no equivocarse: debe formarse una
Sociedad Anónima, una SRL, una consultora, y no una asociación civil cuyo sustento, misión y
lógica es otra.” 14
Con apenas estas tres expresiones, este básico abc, queda planteado el núcleo conceptual de
la categorización legal “sin fines de lucro”; más algunas consideraciones complementarias muy
puntuales como pueden ser que en el nombre de las organizaciones no puedan ir sólo los
vocablos “Sociedad” o “Empresa” sino es acompañando el nombre completo donde quede

12
Para saber cuáles impuestos no se pagan en estos casos, esto se trabaja en las Materias Derecho de las
Instituciones y Gestión Financiera.
13
Ib.Id., Pag.26

14 Ib. Id., Pag.26 Curcio no menciona las Cooperativas, las que son también una alternativa para esto último.

49
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

clara su forma jurídica diferente de éstos 15 ; que a los efectos de lograr la exención impositiva
en la AFIP “no se obtengan recursos de la explotación de espectáculos públicos, juegos de azar,
carreras de caballos o actividades similares” y – especialmente (sobre lo que volveremos) - “que
se limiten los montos asignados a directivos” 16 o las especificaciones de capitalización para el
caso de Cooperativas.
ii) Pero lo relevante no es sólo lo que todas estas largas disquisiciones legales configuran
cuando dicen, sino también lo que habilitan desde lo que callan, esto es, lo que la ley no
prohíbe.
De todo ello – insistimos: de lo mucho que no está prohibido - haremos foco en sólo dos
aspectos, fundamentales, que hacen a la esencia de las Organizaciones Sociales y su relación
con el fin de lucro: a) la aparición y /o reconfiguración de un número creciente de estas
organizaciones como sin fines de lucro pero con fines de empleo, y b) lo relacionado con qué
tipo de lógica mercantil puede primar en la gestión y desenvolvimiento cotidiano de una
Organización sin fines de lucro.
En el caso de la dimensión a) actúan diversas razones explicativas de este interesante
fenómeno: que las Organizaciones Sociales ya no están pensadas, organizadas, dinamizadas y
legitimadas como espacios conformados para fines sociales y altruistas por personas que
además tenían su trabajo o ámbito de búsqueda e inserción laboral por fuera de ellas, tal como
ocurrió históricamente con las primeras expresiones institucionales de figuras como sociedades
de fomento, asociaciones civiles, clubes sociales y deportivos, etc. En aquella idea
organizacional, la institución no se pensaba como proveedora de espacios de profesionalización
u oportunidades de empleo. La tarea solidaria, voluntaria y de neto corte gratuito conformaba
el 95 % de la configuración relacional entre miembros e instituciones.
Con la llegada de las sucesivas crisis económico – sociales, con las nuevas configuraciones
laborales – flexibilizadas, deslocalizadas, globalizadas y – fundamentalmente – escasas, los

15
Como se vio en el Cap. 1
16
Curcio, Gustavo, Op.Cit., Pág. 67, en donde además se explica que: “La exención no será de aplicación para
aquellas instituciones que durante el período fiscal abonen a cualquiera de las personas que formen parte de los
elencos directivos, ejecutivos y de contralor de las mismas, cualquiera fuera su denominación, un importe por todo
concepto, incluido los gastos de representación y similares, superior en un 50% al promedio anual de las 3 mejores
remuneraciones del personal administrativo. Tampoco serán de aplicación dichas exenciones, cualquiera sea el
monto de la retribución, para aquellas entidades que tengan vedado el pago de las mismas por las normas que rijan
su funcionamiento”

50
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ámbitos organizacionales comenzaron a ser vistos como potenciales dispositivos de absorción


de mano de obra, ya sea calificada o no. Hacia esto convergió también la creciente
complejización de la cuestión social y con ella su efecto reflejo, la especialización profesional. Al
respecto pueden verse algunas de las dimensiones puestas en juego en lo que se llamó la
“profesionalización de las organizaciones” en Korín. 17
Como corolario de estos procesos, se fue naturalizando el hecho de que las Organizaciones de
la Sociedad Civil (notoriamente más en algunas formas asociativas que en otras) tuvieran
empleados y pagaran remuneraciones acordes a las del mercado y, para ello, generaran los
recursos suficientes. Incluso, hoy no es extraño ver (ni tampoco es mal visto) que existan
Organizaciones Sociales con empleados y sin Voluntarios.
En la foto de abajo, nótese como, en el cartel de su sede, esta Mutual de la Ciudad de Bs. As. se
identifica como una empresa.

iii) En consonancia derivada de lo anterior, y por razones complejas difíciles de anticipar


certeramente con grado de generalidad, pero entre las que – sostengo – el atributo nominal es

17
Korín, Daniel , (2004) La Profesionalización de las ONG, tesis de Posgrado, UCES

51
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

sin dudas preeminente, la utilización que de esta figuras jurídicas (Asociaciones Civiles,
Fundaciones, Federaciones, Mutuales, etc., todas de bien público y sin fines de lucro) se utilizan
para promover y ejercer el más liso, llano - y muchas veces grosero- fin de lucro capitalista de
matriz neoliberal que es el que hoy impera como hegemónico.
Para caracterizar el tono de nuestra forma de razonar, comencemos por lo último; la utilización
de la figura de entidad de bien público sin fines de lucro para promover, precisamente, el
lucro.
Si no fuera por las graves consecuencias legitimadoras de un “como sí” que se mofa de
aquellos seres humanos que apuestan a una economía solidaria con base social, la equidad y la
cooperación de actores económico –sociales – productivos sin patrón, sería cuanto menos
curioso o risueño ver como las figuras de asociaciones sin fines de lucro se utilizan como
Caballos de Troya para vehiculizar y fortalecer propuestas parasitarias del más cerrado cuño
neoliberal con impúdicos fines de lucro excluyente.
¿No es una osadía legal, una incongruencia de la lógica, una canallada normatizada de la
sociedad del “todo vale” que una Federación, una Fundación, una Mutual que se dicen sin fines
de lucro (porque legalmente lo son) se tengan como actividad principal dedicarse a promover el
lucro de los que representan o la conforman?
¿Qué no las hay?
Basten para muestra tres botones, que invitamos a conocer en detalle a través de sus propios
sitios web.
LINK A SITIOS WEB:
http://www.redexport.gov.ar/areas/produccion/ind_y_com/organismos_detalle.php?menu_id
=10688&id=238

http://www.adebaargentina.com.ar/

http://www.aeanet.net/
Por un lado, la Asociación Amigos de la Calle Florida, conformada por los comerciantes que
tienen negocios en dicha arteria y cuya finalidad es, justamente, promover que el público se
acerque a la calle y consuma en sus establecimientos. Una actividad comercial clásica,
podríamos decir, que en principio no escandaliza a nadie, pero que sirve como puerta de

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

entrada a esta tensión entre los nobles barones lucro –no lucro, que no sería blanco de mayor
análisis si no fuera que uno utiliza la identidad del otro para promoverse. Nótese que en el sitio
web oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires esta Asociación no aparece en el
directorio del CIOBA, el Centro de Información de las Organizaciones de la Ciudad de Buenos
Aires (dependiente del Ministerio de Desarrollo Social) en el que se inscriben las OSC que
articulan proyectos o programas sociales; y sí aparece en la misma página del Gobierno de la
Ciudad, en la sección que mejor le sienta: en el Ministerio de Desarrollo Económico, en la Guía
de Organismos (sic) de Comercio Interior.
LINK A SITIOS WEB:
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/des_social/cioba_/

http://www.redexport.gov.ar/areas/produccion/ind_y_com/organismos_detalle.php?menu_id
=10688&id=2
El segundo caso es también paradigmático, pero a pesar de su desmesura sirve para
representar a otros muchos: ADEBA es la Asociación de Bancos Argentinos, la que desde la
portada de su página nos muestra una reluciente moneda dorada, símbolo del lucro si los hay.
Esta asociación civil sin fines de lucro reúne a muchos de los bancos que en el 2001 fueron
cómplices y usufructuarios de una de las mayores estafas al pueblo argentino conocida como
corralito.
Esta organización, creada en 1972 con la denominación de Asociación de Bancos Argentinos,
tuvo que ser refundada en abril de 2003 como Asociación de Bancos Privados de Capital
Argentino, debido a las derivaciones de aquella estafa confiscatoria que mencionábamos. Aún
hoy, queda claro uno de sus objetivos; “Promover el desarrollo de la banca privada,
representando y defendiendo los intereses de la misma dentro del marco de los intereses
nacionales.” y muy claro lo que ellos enarbolan como compromiso: “Es nuestro compromiso
como banca nacional arriesgar junto con los que arriesgan por el país logrando que el crédito se
convierta en una de las principales herramientas para afianzar el crecimiento económico y para
abatir el flagelo de la desocupación y la pobreza.”
LINK A SITIO WEB:
http://www.adebaargentina.com.ar

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

La pregunta ingenua que se nos ocurre es: ¿es el crédito bancario la acción sin fines de lucro
con la que se va a “abatir el flagelo de la desocupación y la pobreza.”?
La tercera muestra es el caballo de Troya repleto de griegos y es el ejemplo perfecto en la
transición al próximo punto: la Asociación Empresaria Argentina
LINK A SITIO WEB:
http://www.aeanet.net/; la Asociación está conformada por: Arcor , Techint , Grupo Clarín
Laboratorios Bagó Grupo Miguens, Grupo Roggio, José Cartellone Construcciones Civiles, Coto,
IMPSA, Fiat, Argentina, Grupo Fortabat, YPF , Aceitera General Deheza y Grimoldi, entre otros.

La relación con su condición de asociación civil sin fines de lucro se evidencia en los
consonantes principios: “Un sistema económico basado en la libertad de mercados y en la
empresa privada como motor de crecimiento, en el pleno respeto del derecho de propiedad y la
seguridad jurídica, en el marco de un sistema político basado en elecciones democráticas y
participación ciudadana... Libertad de contratación y de fijación de precios. Iguales condiciones
para competir a nivel interno y externo respetando el criterio de reciprocidad entre países…
Financiamiento genuino del gasto público, bajo un marco fiscal que no limite el desarrollo
competitivo local e internacional de las empresas. Instituciones públicas eficaces, estables y
eficientes… Diálogo e interacción entre los sectores público y privado, de modo que ambos
actúen como socios de una empresa común, evitando trabas y burocracia.”

Y, por si lo anterior dejaba dudas; “Reconocer el sentido de la rentabilidad: 1.- En un


capitalismo moderno, la expectativa de rentabilidad es el motor de todas las inversiones
productivas, de la innovación y el progreso tecnológico, de la creación de nuevas empresas y la
entrada de nuevos competidores en los mercados. 2.- Las inversiones productivas involucran
riesgos que se asumen con la aspiración a una buena rentabilidad, que finalmente puede no
materializarse. Esta rentabilidad es por lo tanto legítima y absolutamente necesaria para
motorizar un fuerte proceso inversor en la producción de bienes y servicios. 3.- En la Argentina,
ésta es además fundamental como fuente de financiamiento de nuevas inversiones, en el marco
de las restricciones existentes al financiamiento de largo plazo.”

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Huelgan los comentarios, pero no algunas preguntas que redondeen la idea: ¿Resulta tan
normal, entonces, que una figura jurídica se utilice para promover a la figura jurídica
totalmente opuesta? ¿A qué costo puede seguir siendo esto soslayado por autoridades
estatales y dirigentes organizacionales, todo bajo la atenta mirada de los profesionales de la
Gestión de Organizaciones Sociales?

iv) la posibilidad que se abre para plantear una forma organizativa contrahegemónica en lo
económico, queda así muy reducida y limitada únicamente a experiencias puntuales. Sumado a
todo lo anterior, de los originalmente mencionados, resta aún el primer punto que es sin
dudas el más grave: la lógica mercantil puede tranquilamente primar en la gestión y
desenvolvimiento cotidiano de una Organización sin fines de lucro.
Esta tensión ya es permanente motivo de estudio y análisis entre los profesionales que
trabajan en el mundo de las cooperativas.

Conclusiones
Los tres atributos mencionados como fundamentales en la caracterización de las
Organizaciones Sociales existen – qué duda cabe – y son la marca de agua en muchísimos casos
y los más diversos tipos asociativos. Pero la nominalidad también existe; y debemos
identificarla, estudiarla, contrastarla con otras formas posibles. Porque si la nominalidad de los
atributos fuera un a priori extendido mayoritariamente, aceptado sin crítica ni sorpresa, el rol
de las Organizaciones como capaces de ejercer una dinámica de lo social propia y alternativa a
la hegemónica, sufriría un tremendo y anodino torna atrás.
Así, no solamente Roitter ha echado su ojo sobre este problema, también José Luis Coraggio lo
plantea con una crudeza plena de sensatez, que nos permite comenzar a cerrar este capítulo:
“Siempre hay zonas grises cuando aplicamos estas definiciones por enumeración
a situaciones reales: cooperativas que han perdido el ideario de la cooperación y
funcionan como empresas de capital tanto hacia afuera como hacia adentro,
cooperativas de trabajo que son apéndices de empresas de capital,
instrumentalizadas para ocultar formas de sobreexplotación del trabajo ajeno y
evadir el principio de la redistribución fiscal, fundaciones con gestión verticalista,

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

que dan cobertura cosmética a empresas de capital, etc. Pero los que plantean
honestamente esa definición tienen claro estos problemas y siempre tratarán de
separar la paja del trigo, distinguiendo la forma jurídica del contenido social, el
discurso de la práctica.” 18
La pregunta aparece entonces, requerida y a continuación: ¿por qué es epistemológicamente
posible, en una sociedad dada, habilitar la vigencia (que ya no la existencia, que es libre
albedrío de quien se nombra a sí mismo “solidario”, “altruista”, etc.) de atributos sólo
nominales para Organizaciones Sociales?

A esta pregunta situada, Alejandro Grimson elabora una respuesta, también situada,
refiriéndose al campo de la antropología pero de un modo teórico sólido que se hace
igualmente extensible a otros campos, operación que creo se facilita si presentamos el
razonamiento completo, aún cuando la cita se vuelve extensa :
“Una de las zonas teóricas donde se multiplican las confusiones entre
intenciones y resultados es la que analiza las relaciones entre diferencia y
desigualdad, entre integración y multiculturalidad. Frente a los procesos
migratorios, las situaciones de frontera y los grupos indígenas o afro se debate
cómo generar políticas tendientes a la equidad y al reconocimiento. Si esas
políticas requieren una investigación empírica rigurosa – o mejor dicho, si la
investigación es estrictamente una condición de posibilidad de esas políticas
democráticas – es porque los interrogantes sobre lo justo, los valores, las normas
y su aplicación no tienen respuestas universales (salvo en líneas muy generales).
Cada sociedad necesita descubrir, en sus circunstancias específicas de
interculturalidad, qué significa y cómo se construye la justicia.
Es decir que cualquier perspectiva ético-política que presuponga qué es
democrático y equitativo más allá de la sociedad y de la historia se acercará
peligrosamente al autoritarismo. Y si se pretende realizar una investigación sólo
para confirmar concepciones previas, probablemente no se logrará avanzar. Una

18
Coraggio, José Luis (2007) Economía social, acción pública y política, CICCUS, Bs. As., Pág. 34

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

condición sine qua non de la investigación rigurosa es poner en entredicho


nuestros propios sentidos comunes y nuestros presupuestos. No nuestros
valores en su formulación más abstracta (…) sino el modo específico que asume
esa perspectiva ético-política en una sociedad concreta en un momento
determinado. Vale decir: un conocimiento localizado. Desde una perspectiva
ética y política resulta decisivo evitar describir la realidad como si lo real fuera
nuestra ilusión contrastada, como si el sujeto idealizado existiera. Esto no es más
que el optimismo de la inteligencia erigido como único modo de promover el
optimismo de la voluntad, el supremo conocimiento como energizante de la
praxis. En cambio, quienes se identifican con la “investigación militante” afirman
que intentar evitar de modo sistemático la confusión entre nuestros deseos y lo
real, es señal de academicismo. (…)
La otra cuestión importante referiría, entonces, a la relación que establecemos
con aquellas personas a las que intentamos comprender. Ya señalamos que
Todorov ha mostrado de manera elocuente que no hay relación alguna entre
amor y conocimiento.” 19

El cierre, queda a cargo de Félix Bombarolo:


“El saber, que definitivamente debería servirnos para ser más libres, tener más
opciones y disfrutar más y más de los avances del conocimiento que las personas
generamos, resulta que, en demasiadas ocasiones, es utilizado (consciente o
inconscientemente...) como instrumento de dominación, promoviendo, más que
liberación, temor y sumisión. El trabajo de quienes colaboramos con
organizaciones y grupos en procesos de generación de bienes públicos no está
exento de este peligro. Siendo aún más incisivos en la apreciación, podríamos
decir que está particularmente expuesto a este peligro. Así cómo es posible
recorrer una rica historia de cientos de profesionales que han colaborado con el
desarrollo autónomo de miles de organizaciones sociales en América Latina en

19
Grimson, Alejandro (2011) Los Límites de la Cultura, Ed. Siglo XXI, Bs. As., Pág. 100

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

las últimas décadas, también es posible advertir de manera alarmante, como se


promueven y expanden visiones del llamado 'fortalecimiento institucional' o de
la llamada 'profesionalización de las organizaciones', que poco favor le hacen a la
promoción de un desarrollo liberador, estimulante y creativo de los grupos a los
que se dice querer favorecer. Estas visiones 'profesionalizadoras' a las que nos
referimos, han utilizado habitualmente el paradigma de dominación vigente para
'encolumnar' al rico y diverso universo de acciones colectivas hacia una única
lógica de funcionamiento y subsistencia.” 20

20 Bombarolo, Félix; op.cit.

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Capítulo 3
La Resignificación del Bien Común
Análisis teórico-propositivo del Fallo ALITT de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

“Mas naides se crea ofendido


Pues á ninguno incomodo-
Y si canto de este modo
Por encontrarlo oportuno-
NO ES PARA MAL DE NINGUNO
SINÓ PARA BIEN DE TODOS.” 21

RESUMEN
En el año 2003, la Asociación Lucha por la Identidad Travesti Transexual (ALITT) solicita a la
Inspección General de Justicia (IGJ) el otorgamiento de personería jurídica como asociación
civil. En acto administrativo y dentro de sus atribuciones, la IGJ deniega el pedido
argumentando que, según se desprende de la lectura de sus estatutos, este asociación no
respeta el requisito de tener como principal objeto el bien común, tal como lo exige el Código
Civil de la Nación para acceder a esta tipología de asociaciones. ALITT rechaza la denegatoria
y lleva el caso al ámbito judicial, donde la Sala K de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Civil ratifica lo dispuesto – en resolución y argumentos – por la IGJ. No conforme, ALITT apela
la sentencia y eleva un Recurso de Hecho a la Corte Suprema de Justicia de la Nación la que
rechaza lo actuado por ambas instancias anteriores y otorga la personería jurídica en
impecable fallo que, a mi criterio, resignifica el concepto de bien común. Este artículo
analiza teórica y propositivamente dicha sentencia, no desde una mirada jurídica sino desde
el campo de la Gestión de Organizaciones Sociales.

Guía de Lectura
NOTAS:

En primer lugar – a través de verbos conjugados en primera persona del singular y escritos con
MAYÚSCULA - se menciona la Actividad Cognitiva propuesta.

En segundo lugar, se propone, ya anotar las preguntas que van surgiendo, ya relacionar el
concepto presente con otro visto anteriormente.

En tercer lugar, para que esta guía funcione mejor, LÉALA Completamente antes de iniciar la
lectura / relectura del Artículo.

21
Hernández, José; La Vuelta de Martín Fierro, verso final. Primera edición. Depósito central: Librería del Plata,
Calle Tacuarí, 17; 1879. Reproducción textual del ejemplar existente en la Biblioteca Nacional de la República
Argentina (TES 3 A 01 34 32). Se ha respetado la ortografía y puntuación originales del Siglo XIX.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

En cuarto y último lugar, este texto en particular está construido sobre 4 Citas principales:
I) Lo que la Corte dice en su Fallo
II) Lo que dicen otros actores del Fallo (ALITT, AMMAR, IGJ)
III) Lo que expresa el autor del artículo (O. Garcia)
IV) Lo que manifiestan otros autores citados (Mizrahi, Laura Casas, etc.)

Cada texto está señalado ya con fuentes diferentes, ya con una sangría que identifica los
párrafos.
Una sugerencia puede ser de utilidad es tomar la versión digital, copiar los textos de cada una
de las 4 Categorías y pegarlo en 4 nuevos documentos (creados al efecto) en los que
tendremos únicamente los textos de cada actor, de manera seguida.
1.- IDENTIFIQUE a todos los Actores que conforman el Fallo; realice un mapa para situarlos a
cada uno.
2.- TRANSCRIBA el “Resumen” inicial (Pág. 1) como una Cronología: que pasó 1°, qué pasó en 2°
lugar, qué pasó luego, etc.
La idea es tener una clara comprensión de cómo fueron los sucesos que hacen al Fallo y su
análisis
3.- IDENTIFIQUE el Motivo por el cual la IGJ le negó la personería: Que la Organización no
aportaba al Bien Común. EXPLIQUE MUY CLARAMENTE los Motivos por los cuáles la IGJ dijo
eso (Pág. 6)
4.- APARECE LA SALA K de la Cámara nacional de Apelaciones ratificando lo dicho de la IGJ:
¿Con qué argumentos? (Pág. 7)
5.- REPASE y TENGA SABIDOS LOS ARGUMENTOS por los cuáles se les niega la Personería.
6.- APARECE LA CUESTIÓN DEL DERECHO DE ASOCIACIÓN.
El Autor Mauricio Mizrahi analiza dos tipos de asociaciones que la Constitución Nacional
permite crear: las “Simples Asociaciones” y las “Asociaciones Civiles”.
TENGA EN CLARO las características de cada una y las diferencias entre ambas (Págs. 8 a 10)
7.- NOTE ESPECIALMENTE la diferencia que Mizrahi plantea en el segundo párrafo de la (Pág.
10)
8.- Y VEA cómo este autor toma el mismo partido que la IGJ y la Sala K de la Cámara (Pág. 11,
tres primeros párrafos)
9.- ENTRA AHORA EL CUESTIONAMIENTO DE “AMMAR”: (Pregunta de repaso: ¿quién era
“AMMAR”? ¿Por qué se “mete” en el Fallo ALLIT? )
ANALICE sus argumentos (Pág. 11 a 13) y vuelva a confrontarlos con lo dicho por Mizrahi.
10.- APARECEN AHORA – en Pág. 13y sigue en 14- los argumentos de la Corte. ANALICE MUY
PROFUNDAMENTE lo que dice la corte
11.- LLEGAMOS A UN PRIMER PUNTO DE CIERRE: el autor (O. Garcia) presenta algunas
conclusiones preliminares en Págs. 14 y 15; y termina con una cita de Laura Casas (quien
también analizó este Fallo y escribió sus impresiones sobre el mismo)

12.- HAGA UN ALTO EN ESTE PUNTO – NO AVANCE sin haber repasado, resumido y
comprendido bien todo lo acontecido desde Pág. 1 a Pág. 15
SI FUERA NECESARIO, RELEA TODO MIRANDO EL MAPA DE ACTORES.

60
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

PRESTE MUCHA ANTENCIÓN A LO QUE DICE MIZRAHI: ahí hay una clave de comprensión
importante.
13.- COMENCEMOS CON EL CAMBO DE PARADIGMA,
recordando la pregunta–guía que se hace el autor: ¿Por qué el Fallo ALITT resignifica el
concepto de Bien Común?
14.- OTRA VEZ APARECE MIZRAHI comentando dos doctrinas enfrentadas respecto del bien
común.
Las explica en (Págs. 16, 17 y comienzo de la 18)
TRABAJE LA COMPRENSIÓN DE ESTAS EXPLICACIONES; DEBE RECONOCERLAS MUY BIEN.
15.- EN Pág. 18 MIZRAHI COMIENZA A DAR SU POSICIÓN; lo hace a lo largo de la citada Pág. 18,
la Pág. 19 y casi toda la Pág. 20

16.- AL FINAL DE LA Pág. 20 APARECEN LAS PALABRAS DE LA CORTE en su Fallo, que se extiende
por la Pág. 21, Pág. 22, Pág. 23 (Atención: con un breve texto de la procuración general en Pág.
23, primer párrafo), Pág. 24, Pág. 25, Pág. 26 y Pág. 27: STE ES EL NUDO DEL ARTÍCULOE
17.- LEA y RELEA y RELEA ESTOS TEXTOS QUE SON LOS DEL PROPIO FALLO
18.- ÚNALOS A LO DICHO POR LA CORTE YA VISTO EN Págs. 13 y 14
19.- LLEGAMOS ASÍ A UN SEGUNDO CIERRE propuesto por el autor: las palabras de Laura Casas
en Págs. 28 y 29
20.- ¡¡¡NOS QUEDAN SÓLO 4 PÁGINAS DE ARTÍCULO!!!
21.- SIN EMBARGO… FALTA DESGRANAR el núcleo de análisis: las razones de la corte.
VAMOS A VOLVER A LEER DETENIDAMENTE DE Pág. 21 a 27
Allí la corte plantea 4 argumentaciones:
i) El concepto ampliado de Bien Común

ii) La interpretación de la idea de fines útiles

iii) El Derecho de asociación

iv) El valor Epistémico del asociacionismo para la Democracia

¿PUEDE EXPLICAR CADA UNA DE ELLAS?


22.- AHORA SÍ, las consideraciones prácticas para el mundo de las OS:
Págs. 30 a 32
EL AUTOR HACE 5 Consideraciones: LEA CADA UNA DE ELLAS Y REFLEXIÓNELA
23.- FINALMENTE, LAS CONCLUSIONES: ¿Coincide con las conclusiones del autor? ¿Por qué?
BRINDE SU ARGUMENTO.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

La Resignificación del Bien Común

1.- Introducción
Este artículo analiza el Fallo de la Corte Suprema de la Nación conocido como “Caso ALITT” por
ser esta la sigla de la Asociación Lucha por la Identidad Travesti Transexual.
En el mismo, los Magistrados realizan una serie de argumentaciones acerca del bien común en
las que, a mi criterio, resignifican el concepto.
La hondura con la que los Ministros despliegan las dimensiones filosófica, jurídica e incluso
política del término; la doctrina – y su respectivo imaginario - que queda sepultada detrás del
fallo; las consecuencias concretas que a futuro se derivarán de lo argumentado para casos
similares y – especialmente – la influencia que, según mi parecer, esto debería tener en
cuestiones identitarias fundamentales de las Organizaciones Sociales, me inclinan hacia el uso
de la categoría resignificación como analizador de lo operado por el fallo sobre el concepto de
bien común. Antes de adentrarnos en el conocimiento del caso concreto y de las reflexiones
ulteriores, tres consideraciones introductorias:
La primera es una advertencia referida a que el análisis que realizaré del fallo no está hecho
desde una perspectiva técnico – jurídica o de la filosofía del derecho (aunque al analizar un fallo
es difícil sustraerse de estas dimensiones) sino desde aquella que tenemos quienes trabajamos
en el campo de la Gestión de Organizaciones Sociales.
Las así denominadas (también llamadas Organizaciones de la Sociedad Civil – OSC -, entre otras
denominaciones que pudieran discutirse; u Organizaciones No Gubernamentales -ONGs –
mención que preferimos desalentar, por impropia y porque define por la negativa) tienen en su
base constitutiva legal y axiológica al concepto de bien común como uno de los pilares
fundamentales de su identidad.
De allí la importancia de una reflexión cuya perspectiva una aquel concepto con este campo.
La segunda es una consideración metodológica: el análisis de un fallo judicial, de cualquier
instancia, es en sí misma una tarea a la vez que necesariamente compleja, potencialmente
valiosa pero – sobre todo – requerida en estos momentos en que la consolidación democrática
argentina transita un camino hacia una mayoría de edad, crítico en términos de
institucionalidad. Una tarea cuya tradición podría ser más potente de lo que es, especialmente
con las decisiones que los jueces toman en las que Gargarella denomina principales cuestiones
de interés colectivo 22: todas las relacionadas con la Constitución, y que incluyen temas como la
libertad de expresión, la libertad religiosa, la privacidad y los límites de la democracia.
Según este autor, el análisis de los fallos judiciales debe realizarse examinándolos críticamente,
y argumenta tres razones acerca de la riqueza que puede proyectar esta práctica: “En primer
lugar, me parece que cuando separamos los formalismos jurídicos, el palabrerío innecesario, la
jerga judicial indebidamente empleada, nos encontramos con que los jueces ofrecen
argumentos que no difieren demasiado de los que encontramos en la calle, cotidianamente…
Por ello, al repasar y criticar las argumentaciones judiciales, estaré repasando y criticando una
serie de argumentos que muchos de nosotros empleamos, con mayor o menor sofisticación, en
nuestras discusiones de todos los días. En segundo lugar, es muy importante prestarle atención
22
Gargarella, Roberto; Carta abierta sobre la intolerancia, apuntes sobre derecho y protesta; Siglo XXI, Bs. As.,
2006, Pág. 12

62
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

a lo que dicen nuestros jueces ya que ellos son, finalmente, los que… definen en última instancia
el significado “verdadero” de la Constitución. Si los jueces dicen que la Constitución no acepta
los cortes de ruta, o prohíbe que los manifestantes utilicen pasamontañas, o rechaza que se
hagan protestas en nombre de intereses sectoriales (y aunque, en los hechos, el texto explícito
de la Constitución Argentina no diga absolutamente nada al respecto), entonces, y en principio,
la Constitución dice eso. Es decir, siempre tenemos que prestarle mucha atención a los dichos de
nuestros jueces, ya que tales dichos – quiérase o no – determinan en buena medida los límites
posibles de nuestras acciones e iniciativas.”
Y concluye: “Me interesa decir que la argumentación judicial es, o debería representar, el
escalón más alto en materia de discusión pública. Los jueces están forzados a decidir sobre las
principales cuestiones de interés colectivo… Y están obligados a hacerlo argumentando, lo que
quiere decir que no pueden decidir un caso sin dar razones al respecto. Más todavía, los jueces
tienen la obligación de argumentar utilizando razones públicas en sus decisiones, esto es,
razones que todos pueden entender y finalmente aceptar. Ellos no pueden fundar sus fallos, por
ejemplo, diciendo “y decido de este modo porque a mi me parece”; o “decido de este modo
porque los simpatizantes de este gobierno (o los peronistas, o los católicos, o los progresistas, o
los hinchas de boca) pensamos así.” Los argumentos judiciales deben apoyarse en la
Constitución y, como tales, ser aceptables, en principio, por cualquiera de los integrantes de la
comunidad. O sea que los jueces tienen una responsabilidad muy especial, que debería llevarlos
a hacer un esfuerzo para respaldar sus decisiones en argumentos claros y persuasivos para
cualquier ciudadano, un esfuerzo que no se esperaría siquiera de un legislador.” 23
En esta misma línea ideológica - y ahora ya inscripta en el producto de una inestimable tarea
pedagógica – la cita que recoge la Asociación por los Derechos Civiles revela la importancia y la
antigüedad de esta preocupación: “La necesidad de que los ciudadanos controlen a los jueces
fue advertida desde el primer momento en que esta institución comenzó a funcionar. Ya en
septiembre de 1864, en el prefacio al primer tomo de Fallos – colección oficial de las sentencias
de la Corte Suprema – se justificó la publicación de las resoluciones del Máximo Tribunal en
que… Al lado de la influencia y poder que ejercen sobre la garantía de los derechos y sobre la
suerte y organización del país, es necesario agregar la publicidad, no sólo porque todos los
que habitan el suelo de la República pueden ser en ella heridos o respetados en sus derechos,
sino también para levantar ante el tribunal de la Corte Suprema el poder de la opinión del
pueblo, quien, a la par que gana en inteligencia con el estudio de las decisiones judiciales, con
su censura hace práctica la responsabilidad de los jueces, los cuales ganan a su vez en
respetabilidad y prestigio ante sus conciudadanos, según sean la ilustración y honradez que
muestran en sus decisiones. De esta manera logra también el pueblo, por un medio indirecto,
pero que obra poderosamente sobre el hombre, prevenir la corrupción de conciencia de los
jueces.”24

23
Ib. Íd., Pág. 13

24 Asociación por los Derechos Civiles, La Corte y los Derechos, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2005, Pág. 15.
La referencia de lo que allí se cita (aquí en negrita) dice: “El prólogo está firmado por José Miguel Guastavino
quien se desempeñaba como secretario de la Corte Suprema. La acentuación de la grafía original fue corregida para
facilitar la comprensión del texto.

63
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

En el citado trabajo de la Asociación por los Derechos Civiles se concluye: “Se produce así la
paradoja, insostenible en una democracia constitucional, de que al común de las personas –
principales afectados por estas decisiones – muchas veces le resulta imposible conocer las
razones en virtud de las cuales se les reconocen o niegan sus derechos fundamentales. La
discusión de las cuestiones constitucionales se ve así circunscripta a un pequeño ámbito de la
sociedad – el de la comunidad jurídica—Esta expropiación de una discusión que debería ser
pública es contraproducente para el empoderamiento de los habitantes y para el
fortalecimiento de una cultura democrática.”25
La tercera y final consideración tiene que ver con la intención enunciada de realizar un análisis
teórico y propositivo: en la última parte del trabajo ensayaré brevemente acerca de las que
considero son las actuales tres dimensiones identitarias de muchas Organizaciones Sociales y
cómo la resignificación del concepto de bien común debería disparar en y alrededor de ellas,
procesos de discusión que promuevan una revisión amplia de su naturaleza y vigencia.
2.- El Fallo ALITT: el caso concreto
Para relatar el caso concreto utilizaré la reconstrucción del mismo que se realiza en una
presentación en la que la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (A.M.M.A.R.) solicita
a la Corte Suprema de Justicia de la Nación ser tenida como Amigo del Tribunal para someter a
su consideración argumentos de relevancia pública para resolver el caso de referencia. 26

25
Íb. Íd. Pág. 17
26
El interés de A.M.M.A.R en la resolución del presente caso: La Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina
es una asociación civil, sin fines de lucro, cuyo objetivo principal —conforme el estatuto adjunto— es nuclear a las
trabajadoras y ex trabajadoras sexuales para luchar contra la discriminación que sufren tanto de particulares como
del Estado, mediante acciones de incidencia en políticas públicas, y actuaciones en el ámbito administrativo y
judicial; tanto a nivel nacional como internacional. Asimismo, A.M.M.A.R. tiene como objetivo prevenir
enfermedades de transmisión sexual como el H.I.V., prevenir casos de violencia contra la mujer, violencia sexual y
doméstica, y luchar contra la prostitución infantil, el proxenetismo y el tráfico de personas. También promover los
derechos humanos de la mujer, sin discriminación, por medio de conferencias y talleres tanto para la comunidad
como para los miembros de la Asociación.
La Asociación se conformó en el año 2003, donde solicitó el reconocimiento estatal por medio del otorgamiento de
la personería jurídica a la Inspección General de Justicia. Se formó el trámite que lleva el número 1.721.135 en esa
repartición. La primera “vista” de la IGJ, el 30 de mayo de 2003, observa que el objeto no propende al bien común,
ya que considera al meretricio como “vida inmoral con propósito de lucro” confundiendo la actividad de las socias
con la de la asociación. Asimismo, el Inspector General, en sus observaciones menciona que “ya ha expresado su
opinión sobre bien común (Res IGJ 541/02 caso Swingers).” Considera que “para delinear el concepto de bien
común, no hay que dejar de tener en cuenta que a pesar de las transformaciones sociales operadas en los años
recientes, ellas no deberían conmover el pensamiento universal sobre el valor de la persona humana y el de
aquellos núcleos de personas que asociadamente persiguen fines útiles. Finalidades que traducen valores objetivos
que trascienden y que pueden servir de pautas y principios orientadores para individuos y para la sociedad en su
conjunto y que resultan obligatorios y vinculantes para todos”. Luego, en el expediente trascurrió una disputa por el
nombre social con otra asociación de similar denominación, y una vez finalizado este incidente, continuamos en la
actualidad con la discusión acerca del concepto de bien común, agregando nuevos argumentos. El trámite aún no
tuvo acto administrativo definitivo, y está en la repartición administrativa.
El último fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre el concepto de bien común y los requisitos para
constituir una asociación con reconocimiento estatal es el precedente de la “Comunidad Homosexual Argentina”
(Fallos 314:1531) del 22 de noviembre de 1991, el que rechazó la solicitud de la asociación. Sin embargo, en el
ámbito internacional, el Estado Argentino llegó a una solución amistosa tutelada por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, y finalmente la Inspección General de Justicia reconoció la personería de esta Asociación. Sin
embargo, el precedente de la Corte Suprema aún rige, y la administración lo tiene como guía para su trabajo diario.

64
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

De este modo, aprovecharemos para introducir al mismo tiempo que los hechos, una figura
cuya presencia si bien no fue troncal sino accesoria en el Fallo, da muestra del tipo de
solidaridades que se ponen en juego cuando se trata de casos ligados al asociativismo y a la
construcción de identidades; así como también resaltar en sí misma una figura como la de
“amicus curiae” 27 cuya incorporación al procedimiento judicial constituye, en principio, un aire
fresco; renovador de las ortodoxias de la administración de justicia.
Según se relata en la presentación realizada por AMMAR: “El 15 de abril de 2003 se presenta
ante la IGJ la Asociación Lucha por la Identidad Travesti-Transexual (ALITT) para que la
administración le reconozca la personería jurídica. Entre sus objetivos sociales encontramos “a)
luchar para que el estado y la sociedad acepten el travestismo como una identidad propia; b)
lograr que las personas travestis y transexuales se conviertan en sujetas/os de derecho; c) lograr
una mejor calidad de vida para las personas travestis y transexuales; d) Implementación de una
campaña “Construyendo la ciudadanía travesti-transexual”, exigiendo el derecho a la salud,
educación, trabajo, vivienda y demás beneficios sociales; por medio de campañas de educación,
sensibilización, talleres participativos, programas de formación y conferencias dirigidas a
organismos del estado y organizaciones de la sociedad civil para lograr la reflexión y la no
discriminación del travestismo como una identidad propia. …, f) fomentar la participación de
nuestra organización en encuentros nacionales e internacionales relacionados con temas de
derechos humanos”.

Sin embargo, por medio del acto administrativo 1142/03 la IGJ rechaza la solicitud,
principalmente porque considera que —según se desprende de los objetivos del estatuto social

A.M.M.A.R tiene interés en que la Corte analice nuevamente el concepto de bien común necesario para lograr el
reconocimiento estatal, a la luz de la reforma constitucional de 1994, y dicte un fallo que ilumine a la administración
pública en su quehacer cotidiano, desde un enfoque democrático.
Este es el interés de la Asociación que represento en la presente causa, ya que la sentencia del caso puede aportar un
poco de claridad a la discusión sobre quién puede asociarse y con qué fines.
NOTA del Autor: a la fecha de realización del presente artículo, AMMAR ya cuenta con personería jurídica como
Asociación Civil.
27
Un memorial de “amicus curiae” como el presente ha sido definido como “...una presentación ante el tribunal
donde tramita un litigio judicial de terceros ajenos a esa disputa que cuenten con un justificado interés en la
resolución final del litigio, a fin de ofrecer opiniones consideradas de trascendencia para la sustanciación del
proceso en torno a la materia controvertida...”. Respecto de la importancia de este tipo de presentaciones para la
buena marcha de procesos, que poseen un interés que va mucho más allá del propio de las partes intervinientes, se
ha dicho que “... La posibilidad de fundar decisiones judiciales en argumentos públicamente ponderados constituye
un factor suplementario de legitimidad de la actuación del Poder Judicial. La presentación del amicus curiae apunta
entonces a concretar una doble función: a) aportar al tribunal bajo cuyo examen se encuentra una disputa judicial de
interés público argumentos u opiniones que puedan servir como elementos de juicio para que aquél tome una
decisión ilustrada al respecto; y b) brindar carácter público a los argumentos empleados frente a una cuestión de
interés general decidida por el Poder Judicial, identificando claramente la toma de posición de los grupos
interesados, y sometiendo a la consideración general las razones que el tribunal tendrá en vista al adoptar y fundar su
decisión...” La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha admitido la presentación de terceros con experiencia en la
materia para que aporten argumentos de interés público, en temas de trascendencia, mediante la Acordada 28/2004.
En dicha resolución, la Corte consideró provechoso la participación ciudadana en la administración de justicia, a fin
de resguardar el más amplio debate, garantía esencial del sistema democrático, y en miras de afianzar la justicia.

65
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

presentado— la asociación no contribuye con el bien común. Para llegar a esta conclusión, el
Inspector General consideró que
Los propósitos perseguidos por la "ALITT - Asociación de lucha por la identidad Travesti -
Transexual" y que se encuentran especificados en el art. 2° de su estatuto, no encuadran,
a mi juicio, en el concepto de "bien común" aludido por el art. 33 del Cód. Civil, pues no
parece que la "lucha para que el Estado y la sociedad acepten al travestismo como una
identidad propia" (primero de los propósitos de la aludida asociación) ni la "construcción
de una ciudadanía travesti - transexual" ofrezca un marco valioso para el desarrollo de la
convivencia, integrando así el patrimonio espiritual y cultural de la comunidad (CNCiv.,
sala I, julio 12 de 1990, ED, 138-788 y sigtes., La Ley, 1990-E, 136; DJ, 1990-2-722), cual es,
se reitera, condición esencial para que una asociación de naturaleza civil pueda obtener el
reconocimiento del Estado en lo que se refiere a sus actividades y objetivos.
Y que
En definitiva: entiendo de suma importancia destacar lo dicho por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en el caso de la "Comunidad Homosexual Argentina", en el sentido
de que la autorización prevista por el art. 33 del Cód. Civil es de interés
predominantemente estatal. Ello significa, a mi juicio, que la autorización otorgada por el
Estado a las asociaciones civiles que se presentan para obtener la misma, implica hacer
suyos los objetivos que persigue esa entidad y no creo -mas allá de las alusiones
efectuadas por los presentantes en torno a la necesidad de combatir la discriminación que
son objeto, lo cual bien pueden efectuar sin contar con la autorización que requieren- que
constituya una prioridad del Estado la aceptación del travestismo como una identidad
propia o la construcción de una ciudadanía travesti-transexual, según los expresos
propósitos que han inspirado su fundación.

Esta decisión fue recurrida judicialmente, pero la Sala K de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Civil, el 19 de abril de 2004 confirmó lo decidido por la Administración. Para llegar a esa
conclusión, consideró que

Por otro lado no cabe mas que coincidir con la apreciación que efectuara el Inspector
General, en cuanto la enumeración de propósitos que surge del estatuto acompañado
evidencia que los mismos están dirigidos a una aceptación del travestismo en beneficio de
lograr una mejor calidad de vida para las personas travestis y transexuales mediante los
medios que allí se proponen que redundan en el exclusivo interés de quienes integran
dichos grupos y comparten su sistema de vida, sin que se advierta que dichos objetivos se
proyecten en beneficios positivos o utilidad alguna hacia la sociedad en general.

Y que
Luchar para que el Estado y la sociedad no discriminen el travestismo como una identidad
propia, lograr una mejor calidad de vida para las personas travestis y transexuales,
implementar campañas exigiendo el derecho a la salud, educación, trabajo y vivienda y
demás beneficios sociales para dichas personas, propiciar espacios de reflexión, campañas
de divulgación y asesoramiento en materia de derechos sexuales y antidiscriminación son
objetivos que no tienden al bien común, sino sólo persiguen beneficios personales para

66
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

los integrantes del grupo conformado por las personas que detentan esa condición, lo que
no obsta para que se asocien en procura de conseguir tales fines, sin necesidad de una
protección especial del Estado, sin que sea menester para ello hacer participar a este
último de un emprendimiento que considera disvalioso para la totalidad de los
convivientes dentro de su ámbito de acción, otorgando subsidios u otros beneficios,
decisión que resulta en última instancia privativa y discrecional de aquel, en tanto no
resulte ilegal o arbitraria, como concluimos que acontece en el caso en estudio, toda vez
que el estatus de ciudadano y la facultad asociativa no está en peligro y puede ejercerse
plenamente mediante la utilización de todos los medios que la ley pone a su alcance,
incluso para manifestarse libremente en los espacios públicos como de hecho lo vienen
haciendo periódicamente.

Ante este rechazo ALITT presentó un recurso extraordinario, que rechazado dio origen a la queja
en análisis. Este amicus curiae comparte lo alegado por la Asociación, y considera que la
resolución de la IGJ y de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil han afectado derechos
constitucionales, como se argumentará en el próximo apartado.”28

3.- El Derecho de Asociación


Como hemos visto en la descripción del caso, el rechazo de la solicitud de personería jurídica
se basó en dos razones concatenadas, una principal y otra adyacente: la conclusión de que el
objeto perseguido por el solicitante no respondía al bien común y que, además y en esas
condiciones, no era procedente insistir en la petición de la personería jurídica, pues existen
otras formas asociativas a adoptar –como la figura de simple asociación - igualmente
garantizadas por la Constitución Nacional; sin que esto afecte el derecho de asociación.
Dejemos para el final el análisis sobre el bien común y comencemos entonces por este último
punto: el derecho de asociación, las condiciones asociativas y sus características.

Para desarrollarlo, vamos a basarnos en un interesante trabajo de Mauricio Mizrahi 29 con


quien no coincidimos en la postura final que adopta al respecto, pero sí con la calidad del
resumen descriptivo que realiza acerca del derecho de asociación y de los dos grandes tipos de
asociaciones: “El derecho de asociación está consagrado en los arts. 16 Convención Americana
sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica) y 22 Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, ambas convenciones con jerarquía constitucional. A su vez, el art. 14
CN. garantiza el derecho de los habitantes de "asociarse con fines útiles". Claro está que este
derecho está sujeto a la ley que reglamente su ejercicio, la que tendrá validez constitucional en
tanto no "altere" a aquél (art. 28 CN.). Correspondió, entonces, a nuestro Código Civil proceder
a la reglamentación respectiva, y en lo atinente a las asociaciones que son entidades privadas lo

28
Presentación de AMMAR, párrafo IV “Hechos del Caso”

29 Mizrahi Mauricio L., “Asociaciones civiles: fin lícito y objeto de bien común” en Lexis Nexis, Jurisprudencia
Argentina, 7/9/2005, Lexis 0003/011624.

67
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

hizo a través de diversas disposiciones, de las cuales se destacan especialmente las normas de
los arts. 33 y 46.

Así las cosas, dejando de lado las "sociedades civiles y comerciales", que están fuera de nuestro
análisis, veremos que por un lado se contemplan a las asociaciones que requieren autorización
del Estado para funcionar, el que les confiere la "personería jurídica" si se cumplen los recaudos
legales (art. 33 parte 2ª inc. 1 CCiv.). Por el otro, se regulan las "simples asociaciones" que se
pueden constituir libremente sin necesidad de autorización estatal alguna, aunque se exige que
"la constitución y designación de autoridades se acredite por escritura pública o instrumentos
privados de autenticidad certificada por escribano público" (art. 46 parte 1ª CCiv.).

Ambos tipos de asociaciones son sujetos de derecho, poseen patrimonio propio, son capaces de
adquirir derechos y contraer obligaciones y no precisan para subsistir, al menos exclusivamente,
de las asignaciones del Estado. En verdad, las dos clases de asociaciones son personas jurídicas
conforme a lo previsto por el art. 30 CCiv., ya que la norma califica como tales a "todos los entes
susceptibles de adquirir derechos, o contraer obligaciones". En todo caso, se podría decir que
mientras que en unas entidades la calificación de personas jurídicas depende de la autorización
de la Inspección General de Justicia, en las otras éstas se pueden conformar sin depender del
visto bueno estatal, bastando con que se reúnan los requisitos del art. 46 parte 1ª CCiv. Queda
claro, en consecuencia, que los objetivos que se proponga cumplir una agrupación de personas -
difundir eventos, expandir sus ideas, realizar publicaciones, organizar cursos de formación y
enseñanza, etc.- se pueden concretar con entera libertad en una u otra clase de asociación, y
siempre que se cumplan las exigencias de constitución previstas para cada especie de
organización. Por supuesto que en todos los casos el objeto tendrá que ser lícito. El art. 953
CCiv. veda que los actos jurídicos tengan objetos ilícitos, contrarios a las buenas costumbres,
prohibidos por las leyes, que se opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia, o que
perjudiquen los derechos de un tercero. El art. 1655 dice, por su parte, que la sociedad debe
tener un objeto lícito. Con estas salvedades, por ende, los individuos pueden ejercitar con
amplitud la garantía constitucional contemplada en el art. 14 de la Carta Magna.”30

Tenemos aquí una primera consideración respecto de la afirmación resaltada en negrita: es


justamente el hecho de que no se pueda equiparar dicha entera libertad entre una simple
asociación y una asociación civil (u otra forma) con personería jurídica, el motivo principal por
el cual la Corte Suprema, en el fallo ALITT, indicó el camino a seguir.

Pero avancemos un poco más para completar la descripción realizada por Mizrahi: “A esta
altura cabría preguntarse cuáles son las diferencias entre los tipos de asociaciones antes citadas
una vez que han sido constituidas. La primera distinción, sin ninguna discusión, es la que se
refiere a la responsabilidad de los miembros por las deudas sociales. Las asociaciones del art. 33
CCiv., en cuanto a las obligaciones que contraigan, no acarrea ninguna responsabilidad a sus
integrantes. Por el contrario, los asociados de las entidades creadas al amparo del art. 46 parte
1ª CCiv. responden por las deudas de éstas hasta el importe de la cuotaparte correspondiente;
30
Mizrahi, M., Op. Cit, Pág. 1. La negrita es nuestra.

68
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

cuota que es una porción viril que resulta de la división del monto de la deuda por el número de
asociados. Se discute si media otra distinción entre ambas clases de asociaciones. En efecto,
según una interpretación, en las simples asociaciones existiría una limitación de capacidad que
no se observa en las asociaciones del art. 33 CCiv. Ello, en mérito a que los arts. 1806 y 3735
CCiv. sólo hacen referencia a las corporaciones que obtengan la competente autorización como
a las que estarían capacitadas para recibir donaciones o bienes por testamento; por lo que se ha
dicho, entonces, que las llamadas "simples asociaciones" no pueden adquirir bienes por vía de
donación o sucesión testamentaria.”31

Continúa diciendo:“Ahora bien, en la realidad operativa se comprueba la existencia de otra


diferencia, que es precisamente la que lleva a las organizaciones a pretender encuadrarse
dentro del ámbito del art. 33 CCiv., solicitando del órgano administrativo que se les confiera
autorización para funcionar como personas jurídicas. Esta diferencia es el estatus jurídico
privilegiado que se les concede a estas corporaciones, las prerrogativas de que gozan, las
franquicias y privilegios que se otorgan para promover, difundir y fomentar la actividad de esos
grupos, los beneficios impositivos, etc. Es obvio, por lo tanto, que esta distinción en el
tratamiento jurídico tiene que obedecer a una razón fundamental, debe tener una explicación,
pues de lo contrario los criterios aplicables serían inconstitucionales por lesionar la garantía de
igualdad consagrada por el art. 16 CN. De este agudo problema se ocupó la Corte Federal, y ha
dicho que entre ambas categorías de asociaciones no existen diferencias apreciables ya que las
dos son sujetos de derecho, pero que el nudo de la cuestión -y es el que marcaría la diferencia
esencial y torna justificables las ventajas concedidas a unas y de las que se las priva a otras-
sería lo previsto en la propia norma del mentado art. 33 , en cuanto preceptúa que la asociación
con personería jurídica otorgada por el Estado "tenga por principal objeto el bien común".32

Avanza un poco más al plantear: “Queda por verse si cuando el organismo de control -o,
eventualmente, una sentencia judicial confirmatoria- deniega la autorización para funcionar a
una entidad se afecta o no el derecho constitucional de asociación previsto por el art. 14 CN. Si
nos guiamos por la posición que hemos explicitado en el (ap. II), la respuesta tendrá que ser
afirmativa, habida cuenta de la identificación que se realiza entre "bien común" y "fin lícito". La
idea que domina esta concepción es que el organismo de control no puede denegar la
autorización en tanto compruebe la licitud del objeto y que la finalidad de la asociación no
atenta directamente contra los derechos de terceros. Otro será el cariz cuando nos ubicamos en
la doctrina que hemos analizado (en el ap. III.) Es evidente que como no todo fin lícito se
traduce necesariamente en un bien común general, el Estado estará habilitado legalmente a
no autorizar el funcionamiento como persona jurídica a una corporación si entiende que este
último recaudo está ausente. Como adherimos a esta tesis, pensamos que la denegatoria de
la Inspección General de Justicia no ha de implicar afectar el derecho constitucional de
asociación, pues para ejercitarlo los habitantes no necesitan de ningún visto bueno estatal;
simplemente se reúnen y ellos mismos disponen el nacimiento de una persona jurídica para

31
Ib. Íd., Pág. 2.
32
Ib. Íd., Pág. 2

69
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

desarrollar y expandir sus objetivos al amparo del art. 46 CCiv. Por eso, con igual criterio, se
puntualizó que la negativa de autorización por el organismo pertinente no comporta cercenar
el derecho de asociación, porque éste se encuentra abierto para cualquier inquietud de este
orden siguiendo el camino de la simple asociación, bastando al respecto con una intervención
notarial.”

Esto último no aparece en negrita en el texto del autor, pero lo he resaltado pues constituye
una de las cuestiones nucleares que resolvió la Corte en el Fallo ALLIT. Nótese que el autor
habla del bien común general, cuando el art. 33 del CCiv. sólo habla de bien común; la
distinción, como veremos, no es menor.

Finalmente, Mizrahi toma posición: “Nos parecen acertados, en fin, dos votos emitidos en un
fallo de la Corte Suprema de Justicia. Se dijo así que la autorización que confiere la Inspección
General de Justicia no importa el reconocimiento de un derecho subjetivo preexistente, sino el
otorgamiento de una calidad social al autorizado que se traduce en el reconocimiento estatal
frente a toda la sociedad, relativo a que la asociación lleva a cabo fines que el mismo Estado
jerarquiza al considerarlos como propios; esto es, directamente vinculados con el bien común. Es
que, como se destacó con lucidez, el derecho consagrado por la Ley Fundamental es el de
asociarse y no el de acceder a la personalidad jurídica. En este sentido, en consecuencia, es
verdad que el fenómeno asociativo no se agota con las entidades autorizadas por el Estado, de
manera que quedan garantizados los derechos constitucionalmente reconocidos y los mismos
pueden ser plena y libremente ejercidos; lo que significa decir que con la denegatoria de la
autorización la facultad asociativa de los sujetos no está en peligro.” 33

Como se ve la postura del autor coincide con la de la IGJ y la de la Sala K de la Cámara en un


planteo que podría resumirse de la siguiente manera: para las asociaciones que promuevan el
bien común (según el propio Estado lo considere y acepte) él mismo les garantiza el derecho
de asociación confiriéndoles un estatus asociativo “superior” (la personería jurídica) mientras
que para la reunión de voluntades cuyo objeto no califica –bajo su óptica - como de bien
común, queda la forma “inferior” de simple asociación, con lo que se da por cumplida la
garantía del derecho de asociarse.

Esto fue, en primer lugar, cuestionado por la Asociación AMMAR y por la propia ALITT; y
resuelta luego, impecablemente, por la Corte en el fallo.

Veamos el cuestionamiento de AMMAR: “Cómo vimos, tanto la Inspección General de Justicia,


como la Cámara de Apelaciones en lo Civil dijeron que el no reconocimiento de la personería no
implicaba la violación del derecho de asociación, ya que existían otras formas asociativas que
no requieren el reconocimiento estatal.
Sin embargo creemos que esto es equivocado. No resulta irrelevante para el derecho de
asociación que el Estado otorgue la personería jurídica o no lo haga.

33
Ib. Íd., Pág. 10

70
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Existen también otras diferencias que hacen que no resulte indiferente constituirse como simple
asociación que como persona jurídica. Por un lado, la posibilidad de recibir subsidios estatales, o
competir por financiamiento de agencias de cooperación nacional o internacional. Asimismo,
también podría solicitarse beneficios impositivos, como el no pago del impuesto a las ganancias,
por ser una asociación sin fines de lucro. Ni en términos jurídicos, ni tampoco en términos
económicos es irrelevante el otorgamiento de la personería jurídica. No son los mismos
incentivos para asociarse y contribuir al debate público, si se va a poder deslindar la
responsabilidad de la sociedad a la de los socios o no; o si se va a poder adquirir patrimonio o
no; o —incluso— si se va a poder competir por fuentes de financiamiento nacionales o
internacionales. Esta última diferencia es clave al momento de organizar una asociación sin
fines de lucro. Por estas razones no consideramos que no se violen derechos constitucionales si
no se otorga la personería jurídica ya que existirían otras formas asociativas que no requieren la
autorización del Estado. Esas formas asociativas no son satisfactorias para poder realizar los
objetivos que la asociación tiene. Considerar seriamente el argumento de la Inspección General
o de la Cámara es similar a creer que no hay ningún problema constitucional al negarle a un
extranjero la ciudadanía ya que puede seguir viviendo como extranjero. O que no habría
problema en negarle el reconocimiento como sociedad anónima a una empresa comercial,
porque puede seguir actuando como sociedad irregular o de hecho. Si no estamos en presencia
de una de las excepciones donde el Estado puede negar la personería, existe un derecho
constitucional a obtenerla. Que existan otras formas asociativas no es razón para negar la
personería plena.” 34
Que se completa con la siguiente argumentación que introduce el cambio de mirada operado a
partir de la reforma constitucional de 1994, hecho que la para la Corte será fundamental en su
fallo: “La reforma de la Constitución de 1994 introdujo un cambio radical en la filosofía política
de nuestro sistema institucional. El constituyente de 1853, basado en la filosofía que se impuso
en la Convención de Filadelfia de 1787 para la constitución de Estados Unidos, tenía una
concepción tendiente a limitar la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones
públicas. De este modo, se podía ver que las elecciones para senadores nacionales y presidente
de la nación eran indirectas, los habitantes de la ciudad de Buenos Aires no elegían a sus
autoridades, los mandatos de los funcionarios públicos eran extensos, el período de sesiones
ordinarias del Congreso era de 5 meses, y los canales de participación ciudadana directamente
no existían. Asimismo, el texto expreso del artículo 22, era el núcleo duro de esta posición. Sin
embargo, el espíritu de la reforma constitucional de 1994 fue el de facilitar la participación de la
ciudadanía en la toma de decisiones públicas. Así se introdujeron medidas de democracia
semidirecta, se constitucionalizó el amparo —incluyendo una amplia legitimación para el
amparo colectivo—, y se reformó el sistema electoral de senadores y del Presidente. Y si bien no
se derogó el artículo 22 (por no estar incluido en la ley 24.309), ya no constituye un núcleo
infranqueable.
Es por este cambio de filosofía que consideramos que los parámetros utilizados para interpretar
las restricciones al derecho de asociación no son los mismos antes que después de la reforma

34
Presentación de AMMAR, párrafo V.3 El derecho de asociación y el reconocimiento estatal como persona
jurídica.

71
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

constitucional de 1994. Ya antes de este hito, el profesor Carlos Nino nos decía que “Las
oportunidades de reunión y asociación no son sólo relevantes, como se dijo, para el desarrollo
de la autonomía personal sino también para el buen funcionamiento — en términos de su
valor epistémico – del proceso de discusión y decisión democráticas.” 35
Y asimismo que “Aquí es importante señalar que las posibilidades de reunirse y de asociarse con
otros son esenciales para el proceso de discusión de ideas, propuestas, principios y de defensa
de ellos en el plano de la decisión democrática.”36
Luego de la reforma de 1994 se reafirma el aspecto participativo de este derecho constitucional
de asociarse con fines útiles. De este modo, toda asociación con objetivos lícitos, tendrá fines
útiles, ya que la utilidad reside en el debate público de ideas, lo que redunda en un
fortalecimiento de la democracia.
Esta utilidad del debate público de ideas como modo de fortalecer la democracia, también ha
sido tenido en cuenta por la Corte Suprema de Estados Unidos, cuyos fallos son tenidos muy en
cuenta por nuestro máximo tribunal. Según la jurisprudencia de la Corte estadounidense, las
asociaciones forman un continuo, desde las menos protegidas que se dedican a actividades
comerciales, hasta las más protegidas, que tienen fines políticos, religiosos o estrictamente
privados. El fin útil de la asociación —siempre que sea una asociación lícita, es decir que no se
dedique a cometer delitos— es la misma asociación, ya que permite un mayor debate de ideas,
inherente a nuestro sistema democrático. ALITT es de este modo una asociación lícita, ya que
promueve la diversidad y la no discriminación en el contexto democrático.” 37

Veamos ahora lo que la Corte dictaminó al respecto en el Fallo:

“Que en primer lugar se debe determinar si la decisión apelada restringe el derecho


de asociación consagrado por el art. 14 de la Constitución Nacional y por tratados
internacionales de igual jerarquía reconocidos por el art. 75, inc. 22, de la Ley
Fundamental. Esta cuestión debe ser respondida afirmativamente. Si bien la negativa
de autorización emanada de la I.G.J. no impide a la entidad peticionaria reunirse para
la defensa y promoción de sus intereses y, eventualmente, ser considerada como una
simple asociación civil, en alguna de las dos variantes previstas en el art. 46 del Código
Civil, lo cierto es que no le permite disfrutar de todos los derechos que ejercen las
asociaciones autorizadas. Tales, por ejemplo, la capacidad para adquirir bienes por
herencia, legado o donación (arts. 1806, 3734 y 3735 del Código Civil); restricciones
éstas que no son intrascendentes para una entidad de las características de la
apelante. Además, en tanto que los integrantes de una persona jurídica no responden

35
Nino, Carlos S. Fundamentos de Derecho Constitucional, Astrea, 1992, p. 338. La negrita es nuestra.
36
Ib. Íd. 339

37
Presentación de AMMAR, párrafo V.1 El derecho de asociación y la participación ciudadana.

72
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

por las deudas de ésta, los miembros de una simple asociación sí lo hacen por dichas
deudas de manera subsidiaria y accesoria (conf. arts. 46, in fine, y 1747 del código
citado).Por otra parte, en el caso específico de las asociaciones denominadas
irregulares, es decir las que no cumplen con el requisito de forma prescripto por el
citado art. 46 -constitución y designación de autoridades por escritura pública o
instrumento privado de autenticidad certificados por escribano público-, todos los
miembros fundadores de la asociación y sus administradores asumen responsabilidad
solidaria por los actos de ésta (art. cit).En suma, siempre que una entidad peticionaria
llene el recaudo al cual la Ley Suprema condiciona el reconocimiento del derecho de
asociarse, la denegación de personería jurídica causa un agravio en tanto le impide
obtener el status más elevado contemplado por las normas reglamentarias del
derecho de asociación. Como señaló Bidart Campos: "Si no existiera diferencia alguna
entre asociaciones que no tienen personalidad jurídica otorgada por el Estado, y
asociaciones que la gozan, ¿por qué y para qué tanto trámite, tanto reglamentarismo,
tanto discurso sobre los objetivos societarios, el bien común, la moral pública, cada
vez que hay que reconocer o desconocer a una asociación como persona jurídica?"
(JA, 1992-I-917).” 38

Obsérvese que la propia Corte habla de “estatus más elevado” de las formas asociativas con
personería jurídica, y sobre la notoria diferencia entre éstas y la forma jurídica de simple
asociación.

De tal modo, pone de manifiesto una brecha de significación existente entre ambas figuras que
en los hechos concretos, pero no sólo en ellos, puede atentar contra el derecho de asociación
consagrado en la Constitución Nacional. Y al decir brecha de significación no me refiero sólo a
las consecuencias fácticas de pedidos de subsidios o exenciones impositivas, sino a lo
expresado por Calos Nino en la cita mencionada: el “valor epistémico” de las oportunidades de
reunión en la construcción de una democracia.

Si seguimos, ya con Hegel la metáfora del Estado como “mente objetivada” 39, ya con
Schvarstein, la metáfora que habla de “organizaciones inteligentes” u “organizaciones que
aprenden” 40, entonces las preguntas siguientes cobran sentido (también metafórico, pero
sentido al fin): ¿cómo hace una democracia para “saber” qué es lo que le conviene? ¿De qué
modo; con qué instrumentos; bajo cuáles paradigmas una democracia “puede conocer” el
momento histórico que vive; la hondura y solidez de los cimientos republicanos que deben
sustentarla; los tensores sociales que vibran detrás de cada acorde ciudadano?

38
Fallo ALLIT, CS, considerando 5º, Pág. 7
39
Hegel, W; Filosofía del Derecho, Claridad, Bs. As., 1968
40
Schvarstein, Leonardo; La inteligencia social de las organizaciones; Paidós, Bs. As., 2003

73
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Para responderlas, me animo a argumentar que, al relacionarse el derecho de asociación -


entendido como acceso facilitado a la personería jurídica- con el nuevo concepto de bien
común, estamos frente a una resignificación de alcance profundo, un cambio de paradigma:
el entramado de un asociacionismo extendido, interpretado por y desde su relación con otros
derechos fundamentales, actuando como una clave epistemológica central de toda
democracia que se diga no sólo formal, más también popular.

Veamos lo que en sintonía expresa Laura Casas, al realizar un lúcido comentario del Fallo ALITT:
“En el fallo se observa un pormenorizado análisis del derecho de asociación a la luz de su
consagración en los Tratados Internacionales y se definen sus contornos apelando a los arts. 14
y 19 de la Constitución Nacional: la Corte sostiene que asociarse con fines útiles es posible
siempre que no se viole ni el orden ni la moral pública, ni se afecten los derechos de terceros.
Asimismo, el derecho de asociación se interpreta en forma articulada y armónica con otras
garantías existentes en la Carta Fundamental tales como la libertad de reunión, la libertad de
palabra, de prensa y la protección de la dignidad ante posibles afecciones. Especialmente, con
cita al voto del juez Fayt en la causa CHA, se detiene en la relación que existe entre la facultad
de organizarse a los efectos de preservar la dignidad y la importancia de proteger ese derecho
legitimando la asociación perseguida. En el examen del derecho se señalan las implicancias
personales, sociales e institucionales del mismo. Personales, en cuanto permite la tutela más
perfecta de la dignidad humana, sociales en la medida en que las asociaciones cumplen una
función integradora al establecer vías de apertura a la convivencia grupal y al intercambio de
ideas institucionales, dado que el Estado tiene un innegable interés en promover espacios que
permiten racionalizar los conflictos que resulten de la convivencia societaria.” 41

4.- El cambio de Paradigma en el concepto de Bien Común.


¿Por qué el Fallo ALITT resignifica el concepto de bien común?
Para demostrarlo, propongo comenzar nuevamente por Mizrahi – quien nos adelanta las dos
diferentes doctrinas que relacionan bien común con asociacionismo - y continuar comentando
lo expresado en el Fallo por la Corte.

Según Mizrahi existen dos doctrinas enfrentadas a la hora de evaluar la relación entre el
derecho a asociarse y el bien común, cuyas expresiones podrían resumirse, la una, en “las
asociaciones con personería jurídica y el bien común que se agota en el fin lícito” y “las
asociaciones con personería jurídica y el bien común que trasciende a la sociedad en
general”, la otra.

En palabras del autor: “Como sostiene la doctrina, resulta difícil interpretar la terminología del
legislador cuando establece en el art. 33 parte 2ª inc. 1 que las asociaciones y fundaciones
deben tener "por principal objeto el bien común… Dos son en esencia las posiciones que se han
sostenido sobre la materia: una de ellas postularía que basta para llenar este recaudo con que
41
Casas, Laura J., Derecho de asociación y bien común: A propósito del fallo “ALITT”, Fallo comentado: Corte
Suprema de Justicia de la Nación (CS) ~ 2006/21 ~ LA LEY 2007-A, 384

74
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

la actividad sea lícita y posible, o sea, que es suficiente la verificación de un objeto lícito para
considerar que se ha cumplido el fin de utilidad general o de bien público previsto por el
precepto legal. El argumento central de esta postura es que la acción de toda actividad
colectiva, aun la de las de fines más egoístas, se refleja en un beneficio general cuando ellas no
son atentatorias al orden público o a las buenas costumbres. Dentro de la misma línea de
razonamiento, se ha rechazado la idea de tomar el bien público como condición para conferir la
personería jurídica si a esa noción se la toma en el sentido de un interés que trascendería a los
asociados, para comprender a la comunidad toda. Ello así, porque desde esta perspectiva
estaríamos ante un concepto elástico y vago, que autorizaría interpretaciones arbitrarias y
habilitaría a desconocer el derecho de las asociaciones a obtener su personería jurídica. Con
este enfoque, entonces, no existiría diferencia alguna entre el "fin útil" del art. 14 CN. y el "bien
común" del art. 33 CCiv., ya que ambos términos tendrían la misma extensión y alcance.

En concordancia con tales desarrollos, se ha dicho que el derecho de asociarse -optando por la
vía del art. 33 CCiv. (personería jurídica conferida por el órgano de control)- forma parte del
desarrollo del plan de vida del sujeto, que no puede ser desconocido por el Estado, pues el único
límite para acceder a esta clase de asociación es la libertad y seguridad de las otras personas;
esto es, que este mecanismo organizativo está libremente disponible para los individuos,
existiendo como única restricción que no se ocasione un daño concreto, directo e inmediato a
los derechos de otros. En todo caso, si existen dos variantes de asociación, es sólo la persona
titular de los derechos fundamentales quien decide qué tipología adopta conforme a sus
necesidades. En el marco de ese orden de ideas, Basterra señala que en la cuestión que nos
ocupa -el derecho de asociarse- el sujeto está ejerciendo la autonomía que le compete en el
ámbito de las conductas autorreferentes amparadas por el art. 19 CN. De ahí que, a la luz de
esta concepción, el bien común del art. 33 CCiv. debe ser interpretado en el sentido de que el fin
perseguido por los que se asocien no cause daño a terceros. No importará que sólo se beneficie
el grupo, por pequeño que sea, y aunque su opción de vida sea totalmente distinta de la elegida
por la amplia mayoría de la sociedad. Se realiza, pues, una total identificación entre los
conceptos de "bien común", por una parte, y ausencia de daños a terceros, por la otra. Ello hace
que se concluya que nunca el bien común... debe separarse del concepto de daño a terceros en
forma individual o colectiva.

Partiendo de la mentada elaboración doctrinaria, en conclusión, se realiza el bien común -


exigido por el citado art. 33 - cuando los sujetos se asocian para desempeñar cualquier actividad
lícita que no ocasione perjuicio a los demás. En otras palabras, el bien común o utilidad que
prescribe el precepto es sólo el de los propios integrantes de la asociación, y no del resto de la
comunidad; y tal manera de razonar lleva a Gil Domínguez a sentenciar que "el bien común es
sinónimo de garantía del pleno ejercicio de los derechos fundamentales... es sinónimo de
pluralismo y diversidad.”.

Luego, el autor describe que, en la vereda opuesta, “La otra doctrina interpretativa del art. 33
parte 2ª inc. 1 CCiv., parte de la base de postular que el asociarse "con fines útiles" previsto en
el art. 14 CN. se bifurcaría en su reglamentación en dos vertientes con objetivos diferentes en
cada caso: a) un tipo de asociación con un fin útil -el bien común- que debe trascender a los

75
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

integrantes de la agrupación y volcarse en una utilidad para toda la comunidad (art. 33 CCiv.);
b) otro grupo de asociaciones con un fin útil -el solo objeto lícito- que únicamente alcanza a los
miembros de la entidad, sin que se traduzca en beneficios -y, desde luego, tampoco en
perjuicios- para el resto de la sociedad (art. 46 CCiv.). En otros términos, los "fines útiles"
contenidos en nuestra Ley Fundamental serían una expresión genérica que abarcaría las dos
especies citadas. Ocupándonos, entonces, de la primera clase de asociaciones (art. 33 CCiv.), el
criterio interpretativo es que la atribución de personalidad jurídica es dada por el Estado con
una valoración inspirada en un interés general. Por lo tanto, no basta con el fin lícito, en el
sentido de inocuo y no lesivo del orden jurídico y la moral social, sino que es necesario además
que sea socialmente útil porque el Estado lo apoya con el otorgamiento de la personalidad y la
concesión de un estatus jurídico privilegiado; prerrogativas que no tienen las asociaciones civiles
que carecen de tal reconocimiento. El bien común, por ende, no se agotaría en los beneficios
que reciben los integrantes, sino que la actividad de la asociación tiene que concurrir al bien de
todos, en el sentido de que la utilidad tiene que hacerse extensiva a la sociedad en su conjunto.
Como ha dicho la Corte Suprema de Justicia (conforme a los votos de la mayoría), el bien común
es el bien estatal porque el objeto de la asociación tiene que poseer en sí mismo una incidencia
directa sobre el bien común que mueva al Estado a otorgarle una calidad determinada, que es
la autorización para funcionar. 42 Vale decir, que al reconocer el Estado la especial incidencia
que sobre el bien común tiene el objeto de la asociación, lo asume como propio otorgando la
referida autorización para que ésta desempeñe sus actividades. Desde tal perspectiva, se
precisó también que el art. 33 CCiv. contrapone el bien común de la sociedad en general al
interés particular de los individuos que crean la asociación, ya que la citada norma exige que el
primero sea el principal objeto de la corporación para que se autorice su funcionamiento.”

Las negritas no son originales, pero las señalé porque resulta muy interesante ver como lo
expuesto contradice lo que la Corte entendió en el fallo, y que he marcado también en negrita
en la cita N° 26 de este trabajo.

Planteadas ambas doctrinas, Mizrahi se inclina por una de ellas, justamente la opuesta a la que
adoptó la Corte en el Fallo ALITT. Veamos sus razones: “Si nos apegamos a lo que marca el
derecho positivo, parece que no queda otra alternativa que adherir a la doctrina interpretativa
que hemos estudiado en el ap. III; es decir, afirmar que por un lado existen las entidades del art.
33 CCiv., en las cuales se exige una finalidad que trascienda en un beneficio social; y por el otro,
las asociaciones del art. 46 CCiv., que sólo requieren un objeto lícito. Es que postular la tesis
inversa implica vaciar de contenido la primera de las normas citadas, comporta identificar por
completo las corporaciones previstas por esa norma con las simples asociaciones del
mencionado art. 46 CCiv. y hace que todo el sistema se torne incomprensible; ello, dicho sin
perjuicio de señalar que haríamos una interpretación derogatoria de la ley. Efectivamente, si

42
Se refiere al Fallo de la Corte Sup., 22/11/1991, "Comunidad Homosexual Argentina v. resolución Inspección
General de Justicia s/personas jurídicas" [J 04_314V2T084], Fallos 314:1544 y ED 146-238, voto del Dr. Barra,
considerando 8º.

76
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

realizamos la mentada identificación creemos que sin remedio se ingresa en un régimen legal
inexplicable y hasta diríamos absurdo; pues ¿para qué regular dos clases de asociaciones si
ambas tienen la misma naturaleza? Además, ¿habría alguna razón para mantener la norma del
art. 46 parte 1ª CCiv.? ¿A quién le puede interesar constituir una simple asociación si haciéndolo
como persona jurídica accede a un régimen privilegiado de prerrogativas especiales y, por
añadidura, se libera a todos sus miembros de la responsabilidad por las deudas de la
corporación? Por otra parte, si basta sólo con un fin lícito para tener derecho a que el Estado le
confiera la personería jurídica: ¿por qué se le han de conceder a estas entidades exenciones
tributarias, subsidios y ventajas de otro orden, como las que tienen en la actualidad? ¿Debe
inmiscuirse el Estado en promover y fomentar a estos grupos, otorgando las facilidades
consiguientes, cuando su objeto -por más lícito que fuere- es totalmente extraño al resto de la
comunidad? ¿Cuál sería el justificativo ético que tendría el Estado para solventar actividades
(aunque sea parcialmente) que no conciernen a la sociedad en su conjunto?”

Nótese en este punto, nuevamente, que lo señalado ex profeso en negrita choca con la
interpretación que la Corte hace al aludir al mencionado “valor epistémico” que el
asociacionismo tiene para la democracia: el fin legal y útil de una asociación, por el hecho de
serlo, no es ya extraño para el resto de la comunidad porque a ella ha enriquecido al
proponer, simultáneamente, nuevos elementos – ámbito, objeto y enunciado – en los cuales
ejercer la convivencia.

Continúa diciendo el autor: “Debe insistirse en que el plan de vida de las personas, su
autonomía, el pleno ejercicio de sus derechos individuales, el pluralismo y la diversidad no pasan
por la autorización para funcionar que les confieran los poderes públicos a las corporaciones
que conformen. Es que ninguna norma legal les niega su ingreso al escenario jurídico, por más
minorías de que se traten, ni su derecho a organizarse como lo crean conveniente para la
defensa de sus intereses, difundiendo sus ideas y propuestas sin restricción alguna. La ley sólo
fija un marco legal y el camino que deben adoptar quienes están dispuestos a concretar sus
aspiraciones; reglamentación que, además de estar expresamente autorizada por el art. 28 CN.,
resulta sin discusión indispensable para brindar un mínimo de orden a los vínculos y relaciones
que establecen los sujetos. En el sentido indicado, hasta se podría decir que una suerte de vía
común o corriente para organizarse a nivel asociativo tendría que ser -más allá de lo que
acontece en la realidad- el régimen estatuido por el art. 46 CCiv.; o sea, que los interesados que
quieren formar una asociación acudan al contrato escrito y a la intervención notarial,
plasmando en los documentos los elementos que correspondan. En cambio, estimamos que el
esquema del art. 33 tiene que ser más acotado y reunir mayor especificidad; y por eso la
exigencia de recaudos especiales, como lo es afinar el control estatal en lo atinente a los fines
de bien común que debe perseguir la asociación.”

Y aquí vale decir que, sin embargo, el vector asociacionista de la sociedad argentina va en el
sentido contrario de lo que indica el autor como “vía común o corriente para organizarse a nivel
asociativo”; es decir: hoy son cada vez más las solicitudes de personería jurídica que las
constituciones e inscripciones de simples asociaciones.

77
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

“Con el precedente aserto - va concluyendo el autor - lo que queremos decir es que de la


circunstancia de que la entidad no haya logrado superar el test de control del órgano estatal -
sin que haya mediado ilegitimidad ni arbitrariedad- no podemos deducir ni postular que en el
caso se afectó el derecho constitucional de asociación. Ello así, porque lo que en tal caso se veda
no es la formación asociativa en sí -ya que la entidad tiene plenamente abierto el canal
corriente del art. 46 CCiv - sino el acceso a un régimen de subsidios y franquicias especiales que
la Administración puede libremente discernir, en tanto no lesione la garantía de igualdad ni se
incurra en discriminaciones arbitrarias. Es aquí donde encontramos una explicación plausible a
la distinción legal que exige en un caso el bien común, requisito que está ausente en el otro. Por
supuesto que no tratamos de decir que nuestro sistema legal sea el mejor ni mucho menos, sólo
que es el derecho positivo al que hoy corresponde respetar, en la medida en que tal régimen -
como ya lo vimos- no transgrede la Carta Magna que nos gobierna. En otros términos, el
desacuerdo ideológico no puede llevar a una desnaturalización de los preceptos, quitándoles
todo sentido y lógica, sino que únicamente confiere el derecho a peticionar su modificación. En
este aspecto claro es Belluscio en un excelente voto que le tocó emitir cuando destacó que "del
mismo modo que el legislador pudo atribuir el carácter de personas jurídicas a las asociaciones
cuyo principal objeto sea el bien común y negárselo a las demás, también habría podido
hipotéticamente (sin salir del marco constitucional) negar la personalidad jurídica y considerar
simples asociaciones a todas ellas, pues el derecho consagrado por la Ley Fundamental es el de
asociarse y no el de acceder a la personalidad jurídica".43

Y aunque a continuación condiciona esta adhesión a la comprensión de la complejidad y


delicadeza con que debe considerarse al concepto; “Nos hacemos cargo de que sostener la tesis
del bien común, entendido como el bien general o de la comunidad, conlleva un evidente riesgo,
y es que se descienda en la tentación de confundir ese bien con el criterio de las mayorías y, aun
peor, con las ideológicas y antojadizas posiciones de los gobiernos de turno. No es casual, por lo
tanto, que hace más de medio siglo se denunciara 44 (como lo anticipamos en el ap. II) que se
estaba ante un concepto "vago y elástico", que autorizaba a efectuar interpretaciones
arbitrarias y a desconocer legítimos derechos de los sujetos” y que “lamentablemente ha sido
frecuente en nuestra historia el triste hábito de acudir a conceptos como el de "bien común"
para justificar decisiones de gobiernos de turno restrictivas de la libertad”, concluye ratificando
la adscripción originalmente adoptada, al decir: “Lo desarrollado en los párrafos anteriores
demuestra sin hesitación que construir un recto concepto del bien común, sin que se lo
contamine con prejuicios ideológicos, religiosos o de otra índole, comporta una tarea difícil.
¿Cómo arribar, entonces, a una noción adecuada, desprovista de distorsiones? En definitiva,
diremos, para finalizar, que una corporación tendrá "por principal objeto el bien común" cuando
sus fines reúnan dos condiciones esenciales: a) que trasciendan e interesen de un modo cabal al
conjunto de la comunidad, y no sólo a un sector que se sienta particularmente afectado; b) que

43
Mizrahi, Op. Cit., pág. 4. Ap. V. “Nuestra adhesión al concepto de bien común como utilidad general”

44
Ib. Íd.; Se refiere al autor a lo expresado en Páez, J. L., cit. por Llambías, Jorge J., "Tratado de Derecho Civil.
Parte general" cit., p. 93, y por Borda, Guillermo A., "Tratado de Derecho Civil. Parte general" cit., p. 578.

78
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

al objeto, precisamente por involucrar a la sociedad toda, se lo estime comprendido en nuestro


plan constitucional.” 45

En este punto es donde la sentencia de la Corte Suprema en el caso ALITT comienza a divergir.
Según lo expresa el máximo tribunal, fue la consideración recién planteada por Mizrahi, la que
utilizó la Sala K como argumento:

“Sostuvo la cámara interviniente, sobre la base de citas legales y jurisprudenciales,


que los conceptos de bien común y legalidad no deben ser asimilados. En el caso, en el
marco de la mencionada finalidad de bien común a que deben ajustarse por
disposición legal las asociaciones -art. 33, segunda parte, ap. 1º, del Código Civil-
interpretó que los objetivos expuestos por los recurrentes no se vinculan con ese
propósito, sino que representan sólo una utilidad particular para los componentes de
la asociación y -por extensión- para aquellos que participan de sus ideas. Para ello, el
tribunal a quo sostuvo en diversos pasajes del pronunciamiento que el bien común se
satisface cuando el objeto de la asociación es socialmente útil, entendiendo por tal
expresión a un bien general público extendido a toda la sociedad, de manera que los
objetivos se proyecten en beneficios positivos, de bienestar común, hacia la sociedad
en general. En suma, se afirmó que el Estado argentino no puede ser compelido en
virtud de ninguna norma internacional a reconocer una asociación que no estime útil
para el desarrollo social de la comunidad. Concluyó que la misma no se proyecta en
beneficio positivo alguno para la sociedad por lo que, en consecuencia, predicó que
luchar para que el Estado y la sociedad no discriminen el travestismo como una
identidad propia, asegurarle una mejor calidad de vida, implementar campañas
exigiendo su derecho a la salud, educación, trabajo y vivienda y demás beneficios
sociales, propiciar espacios de reflexión, campañas de divulgación y asesoramiento en
materia de derechos sexuales y antidiscriminación, son objetivos que no tienden al
bien común sino sólo persiguen beneficios personales para los integrantes del grupo
conformado por personas que detentan esa condición (la itálica no corresponde a la
sentencia de cámara). 46

Y en lo que se basó la recusación de ALITT; según se lee en el fallo:

(la recurrente) “Expresa que el tribunal a quo entiende que el problema de las
personas travestis y transexuales es sólo de ellas, por lo que no tiene por qué
interesar al resto del colectivo social y mucho menos al Estado. Mejorar sus
condiciones de vida no haría -para los jueces de la causa- al bien común de la
sociedad, como tampoco a su propósito de integrarse socialmente. Desde una visión
constitucional discrepa la recurrente con dicho concepto de bien común, ya que tales

45
Ib. Íd
46
Fallo ALITT, CS, considerando 2º, Pág. 2

79
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

valores son propios de un estado de derecho, y se vinculan con el interés general de la


sociedad.” 47

La Corte comienza entonces a definir la cuestión, entretejiendo una trama en la que cuatro
argumentaciones se sostienen recíprocamente, a saber: i) el concepto ampliado de bien común,
ii) la interpretación de la idea de fines útiles; iii) el derecho de asociación en relación estrecha
con otros derechos fundamentales y iv) – retomando lo planteado por Carlos Nino al referido
valor epistémico del asociacionismo – la función pedagógica de las asociaciones

Sobre esta red conceptual descansa el corazón del Fallo; veamos cómo se van configurando las
expresiones de la urdimbre y su respectiva trama:

Bien común:

“Que el "bien común" no es una abstracción independiente de las personas o un


espíritu colectivo diferente de éstas y menos aún lo que la mayoría considere "común"
excluyendo a las minorías, sino que simple y sencillamente es el bien de todas las
personas, las que suelen agruparse según intereses dispares, contando con que toda
sociedad contemporánea es necesariamente plural, esto es, compuesta por personas
con diferentes preferencias, visiones del mundo, intereses, proyectos, ideas, etc. Sea
que se conciba a la sociedad como sistema o como equilibrio conflictivo, lo cierto es
que en tanto las agrupaciones operen lícitamente facilitan la normalización de las
demandas (desde perspectiva sistémica) o de reglas para zanjar los conflictos (desde
visión conflictivista).

Desde cualquiera de las interpretaciones -la normalización para unos o la


estabilización para otros- produce un beneficio para la totalidad de las personas, o
sea, para el "bien común".
En efecto, como dijo la Corte en Fallos: 312:496, 512 "...es erróneo plantear el
problema de la persona y el del bien común en términos de oposición, cuando en
realidad se trata más bien de recíproca subordinación...".” 48
Y, al relacionarlo con el rol que el Estado debe cumplir en su resguardo y promoción, manifestó:

“Que, por lo demás, la pretensión de atribuir al Estado una omnipotencia valorativa en


la consecución del bien común que, en rigor, sólo permitiría otorgar la autorización
estatal a entidades con fines filantrópicos o científicos, a la par que haría retroceder a
la situación imperante a principios del siglo veinte cuando el Poder Ejecutivo
denegaba autorizaciones a asociaciones sindicales o mutualistas por tener en mira
sólo el interés de sus integrantes (conf. Decretos expte. -C.-342-1905, del 5 de abril de
1906 y 104.797 del 30 de abril de 1937; y conf. también Juan L. Paez, "El Derecho de

47
Ib. Íd., considerando 3º, Pág. 5
48
Ib. Íd., considerando 15º, Pág. 14

80
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

las Asociaciones", Ed. Guillermo Kraft, Bs. As., pág. 515) ignoraría el mandato primero
que los jueces argentinos reciben de la Constitución que juran cumplir, cual es el de
asegurar el goce y pleno ejercicio de las garantías superiores para la efectiva vigencia
del estado de derecho (caso "Siri" de Fallos: 239:459). Jamás deberá olvidarse ni
retacearse la cabal comprensión, esclarecida por Joaquín V. González más de un siglo
atrás en su célebre "Manual de la Constitución Argentina", de que aquellas garantías
integran el "patrimonio inalterable" que hace de cada hombre, ciudadano o no, un ser
libre e independiente dentro de la Nación Argentina …” 49

Anteriormente, el dictamen de la Procuración General, ya había abordado el tema en la misma


dirección:

“Cabe recordar aquí que V.E. ha dicho que el bien común es un concepto referido a las
condiciones de vida social que permiten a los integrantes de una comunidad alcanzar
el mayor grado de desarrollo personal y que tiende como uno de sus imperativos a la
“organización de la vida social en forma que preserve y promueva la plena realización
de la persona humana”. Se ha considerado erróneo plantear el problema de la
persona y del bien común en términos de oposición… y es que si los derechos
individuales no son absolutos y sí susceptibles de razonable reglamentación, también
lo es que el ejercicio armónico de los derechos y garantías constitucionales requiere
un adecuado equilibrio en las relaciones de la comunidad hacia cada uno de sus
miembros.” 50

Fines útiles y derecho de Asociación:

“Que el concepto de fines útiles que condicionan el derecho de asociarse sólo podrá
ser definido ponderando el alcance de ese derecho en relación funcional con otras
garantías esenciales del estado constitucional vigente en la República, como fue
subrayado en las dos opiniones disidentes de la causa "Comunidad Homosexual
Argentina" de Fallos: 314: 1531. En el voto disidente del juez Petracchi del precedente
mencionado (considerandos 12 y 13) se recordó que en materia de libertad de
asociación es patente la interactuación existente, al igual de lo que ocurre con el
derecho de reunión, con la libertad de expresión o de prensa, ya que,… “El derecho de
reunión tiene su origen en la libertad individual, en la libertad de palabra, en la
libertad de asociación. No se concibe cómo podrían ejercerse estos derechos, cómo
podrán asegurarse los beneficios de la libertad 'para nosotros, para nuestra
posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo
argentino', según los términos consagratorios del Preámbulo, sin la libertad de

49
Ib. Íd., considerando 20º, Pág. 17
50
Dictamen de la Procuración General de la Nación, A.2036. XL, Recurso de Hecho, Asociación Lucha por la
Identidad Travesti Transexual c/ Inspección General de Justicia, Pág. 7

81
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

reunirse o de asociarse, para enseñar o aprender, para propagar sus ideas, peticionar
a las autoridades, orientar la opinión pública y tratar otros fines lícitos...".51

“Que a fin de definir cuál es el contorno mínimo de la utilidad constitucionalmente


exigible para tutelar el derecho de asociarse no parece discutible, en un estado de
derecho, la posibilidad que tienen los ciudadanos de fundar una persona jurídica con
plena personería para actuar colectivamente en un ámbito de su interés. De ahí, pues,
que el modo en que esta libertad de asociación es consagrada por la legislación
nacional y, sobremanera, aplicada en la práctica por las autoridades, sea uno de los
indicadores más seguros de la salud institucional de la democracia.” 52

Nótese que hay una mención explícita a la posibilidad de los ciudadanos de crear “una persona
jurídica con plena personería”; haciendo inequívoca alusión a las Asociaciones que refiere el
Art. 33 del CCiv.

Si a ello le sumamos el considerando,

“Que en igual sentido el voto disidente del juez Fayt (Fallos: 314:1531) subrayó que
frente a la existencia de un grupo de personas que desea organizarse a efectos de
preservar su dignidad ante posibles afectaciones, la protección constitucional de ese
derecho legitima la asociación perseguida.” 53

… se ve entonces claramente cómo el fallo hila “bien común y mínimos de utilidad” con
“esencia de la Constitución Nacional y regla estructural de un estilo de vida democrático”
relacionando ambos pares en proporción aurea. Por un lado:

“Que el precepto mencionado exige que las asociaciones tengan por principal objeto
el bien común, recaudo que proviene del texto original del código (Proyecto de Código
Civil para la República Argentina, trabajado por encargo del Gobierno Nacional por el
Doctor Don Dalmacio Vélez Sarsfield, libro primero, Buenos Aires, 1865, pág. 12), y
aunque no fue objeto de comentario alguno por parte del codificador, no puede
menos que pensarse que éste lo adoptó en el entendimiento de su compatibilidad con
la Constitución Nacional. En efecto: si éste incluía en ese precepto a las sociedades
anónimas, los bancos, etc., no podía excluir ninguna asociación por el mero hecho de
que ésta fuese de utilidad particular para sus componentes o para quienes participan
de sus ideas.” 54

51
Ib. Íd., considerando 7º, Pág. 9
52
Ib. Íd., considerando 10º, Pág. 11
53
Ib. Íd., considerando 8º, Pág. 9
54
Ib. Íd., considerando 14º, Pág. 13

82
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Por el otro:

“Si la esencia misma de nuestra carta de derechos -que con la incorporación de los
tratados internacionales en materia de derechos humanos ha sido fortalecida y
profundizada- es el respeto de la dignidad y libertad humanas, y si la regla estructural
de un estilo de vida democrático reside en la capacidad de una sociedad para resolver
sus conflictos mediante el debate público de las ideas, el umbral de utilidad exigido
por la Ley Suprema es indiscutiblemente satisfecho por toda agrupación voluntaria de
personas que, por vías pacíficas y sin incitación a la violencia, convenga en la
obtención de cualquiera de los múltiples objetos o pretensiones que, respetando los
principios del sistema democrático, no ofendan al orden, la moral pública ni
perjudiquen -de modo cierto y concreto- bienes o intereses de un tercero.” 55

Y finalmente:

“Que, por ello, sólo la ilicitud de promover la asociación un objeto común que
desconozca o violente las exigencias que para la protección a la dignidad de las
personas establece el art. 19 de la Constitución Nacional o que, elíptica o
derechamente, persiga la destrucción de las cláusulas inmutables del pacto
fundacional de la República vigente desde 1853 (arts. 1 y 33 de la Ley Suprema),
podría justificar una restricción al derecho de asociación.” 56

Planteada esta compleja cuestión con claridad argumentativa basada en la dependencia mutua
de los conceptos bajo el ala de una hermenéutica que la Corte ha sostenido consecuentemente
con el fortalecimiento de “la restauración definitiva del ideal democrático y republicano que
plasmaron los constituyentes de 1853 y profundizaron los de 1994” 57; el bien común ha salido
del estrechamiento conceptual 58 al que lo había sometido la doctrina reflejada por la
sentencia de la Sala K de la Cámara de Apelaciones, para comenzar a resignificarse en una de
sus dimensiones.

Otra de ellas, la dimensión que vincula la existencia de las asociaciones con el fortalecimiento
de la democracia, se comienza a configurar en clave de pluralidad -que también de pluralismo-
cuando el Fallo se despliega conceptualmente hacia una valoración enfática del asociacionismo:

“Que el carácter instrumental del derecho de asociarse como medio esencialmente


útil para asegurar y promover la libertad de expresión y la dignidad de la persona
humana, se complementa con la necesaria apreciación que el Tribunal debe efectuar

55
Ib. Íd., considerando 11º, Pág. 11
56
Ib. Íd., considerando 12º, Pág. 12
57
Ib. Íd., considerando 19º, Pág. 16
58
Ib. Íd., considerando 23º, Pág. 19

83
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

de las razones que justifican la asociación de las personas y que han llevado a su
reconocimiento ulterior. Por un lado, como lo expresó el voto del juez Petracchi en el
precedente citado (considerando 17), aquéllas "...consiste en fomentar en los
individuos la cooperación, el aunar criterios y esfuerzos en pos de metas comunes, a la
par de incorporar en la esfera interna de los sujetos conciencia de solidaridad y fuerza
colectiva...".59

"Las asociaciones cumplen una función pedagógica e integradora al establecer vías de


apertura a la convivencia grupal, al intercambio de ideas, a la conjunción de esfuerzos;
bases, por otra parte, del funcionamiento social civilizado, en el marco de los
principios del estado de derecho. Como contrapartida, la comunidad toda y el poder
público, aseguran, por la vía de dar forma jurídica a las asociaciones, la resolución de
controversias dentro de las reglas que rigen la vida en sociedad, en la medida en que
la integración de los individuos en asociaciones supone la aceptación de tales reglas
de control, instalando los conflictos sociales en marcos racionales de análisis y
solución.

En consecuencia, la limitación del ejercicio de tal derecho conlleva el riesgo de apartar


a grupos sociales, especialmente a aquellos que manifiestan dificultades para su
efectiva integración comunitaria...", de los mecanismos racionales de solución de
conflictos que el Estado debe preservar y fomentar. Por ello, cabe afirmar que a una
mayor cantidad de asociaciones corresponde un fortalecimiento de los lazos de
integración entre las personas que, al tomar conciencia de que pertenecen a un grupo
de referencia reconocido por la comunidad de la que forman parte, desalienta la
búsqueda de soluciones irracionales de los conflictos.” 60

Y puesto

“Que esta Corte ya ha subrayado el grave defecto de interpretación en que incurren


los tribunales cuando en sus decisiones no otorgan trascendencia alguna a una
condición de base para la sociedad democrática, cual es la coexistencia social pacífica.
La preservación de ésta asegura el amparo de las valoraciones, creencias y estándares
éticos compartidos por conjuntos de personas, aun minoritarios, cuya protección
interesa a la comunidad para su convivencia armónica.

La renuncia a dicha función por parte de los tribunales de justicia traería aparejado el
gravísimo riesgo de que sólo aquellas valoraciones y creencias de las que participa la
concepción media o la mayoría de la sociedad encontraría resguardo, y al mismo

59
Ib. Íd., considerando 9º, Pág. 10 – Se refiere al voto disidente del juez Petracchi en la causa "Comunidad
Homosexual Argentina" de Fallos: 314: 1531.

60
Ib. Íd., considerando 9º, Pág. 10

84
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

tiempo, determinaría el desconocimiento de otros no menos legítimos intereses


sostenidos por los restantes miembros de la comunidad, circunstancia ésta que sin
lugar a dudas constituiría una seria amenaza al sistema democrático que la Nación ha
adoptado (arts. 1 y 33, Constitución Nacional).” 61

De modo que

“Ello implicaría desconocer el principio con arreglo al cual el bien colectivo tiene una
esencia pluralista, pues sostener que ideales como el acceso a la salud, educación,
trabajo, vivienda y beneficios sociales de determinados grupos, así como propender a
la no discriminación, es sólo un beneficio propio de los miembros de esa agrupación,
importa olvidar que esas prerrogativas son propósitos que hacen al interés del
conjunto social como objetivo esencial y razón de ser del Estado de cimentar una
sociedad democrática, al amparo de los arts. 14 y 16 de la Constitución Nacional y de
los tratados internacionales incorporados en su art. 75, inc. 22.” 62

Esa esencia pluralista del bien colectivo deviene de otro cambio de paradigma que según la
Corte la Constitución Nacional rescata con énfasis desde 1994:

“La restauración definitiva del ideal democrático y republicano que plasmaron los
constituyentes de 1853 y profundizaron los de 1994, convoca… a la unidad nacional,
en libertad, pero no a la uniformidad u homogeneidad. El sentido de la igualdad
democrática y liberal es el del "derecho a ser diferente", pero no puede confundirse
nunca con la "igualación", que es un ideal totalitario y por ello es, precisamente, la
negación más completa del anterior, pues carece de todo sentido hablar del derecho a
un trato igualitario si previamente se nos forzó a todos a ser iguales. El art. 19 de la
Constitución Nacional, en combinación con el resto de las garantías y los derechos
reconocidos, no permite dudar del cuidado que los constituyentes pusieron en
respetar la autonomía de la conciencia como esencia de la persona -y, por
consiguiente, la diversidad de pensamientos y valores- y no obligar a los ciudadanos a
una uniformidad que no condice con la filosofía política liberal que orienta a nuestra
Norma Fundamental.” 63

Finalmente, el círculo de una nueva significación se va completando:

“La trascendencia del pluralismo, la tolerancia y la comprensión llevan a concluir que


todo derecho de asociarse es constitucionalmente útil, en la medida en que acrecienta
el respeto por las ideas ajenas, aun aquellas con las que frontalmente se discrepa, y
hasta se odia, favoreciendo la participación de los ciudadanos en el proceso

61
Ib. Íd., considerando 19º, Pág. 16
62
Ib. Íd., considerando 18º, Pág. 15
63
Ib. Íd., considerando 19º, Pág. 17

85
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

democrático y logrando una mayor cohesión social que nace, precisamente, de


compartir la noción fundacional del respeto a la diversidad y de la interacción de
personas y grupos con variadas identidades, creencias y tradiciones, sean culturales,
religiosas, artísticas, literarias, sociales, económicas, políticas, étnicas, religiosas, etc.
(Tribunal Europeo de Derechos Humanos en "Gorzelik and others v Poland" -
application nº 44.158/98-, pronunciamiento del 17 de febrero de 2004, puntos 89 a
92). En síntesis, "cuando la Constitución alude a asociarse con fines útiles, esa utilidad
significa que la finalidad social sea lícita, no perjudicial o dañina. Pero nada más" (G.
Bidart Campos, op. cit., pág. 916).” 64
Y resulta muy interesante refrescar lo que al respecto comenta Laura Casas: “Si se contrapone
con Scavino el par de conceptos modernidad / postmodernidad, en el eje acuñado por Lyotard,
puede afirmarse que la modernidad con la ilustración concibió un sujeto transhistórico y
transcultural, el Hombre, que semejante a Dios era un sujeto absoluto en los dos sentidos de la
palabra: no relativo, universal; pero también ab-suelto, es decir, des-ligado de toda
determinación histórica o cultural. Este sujeto era absolutamente libre en la medida en que
resultaba autónomo por darse sus propias normas, por autolegislarse. La postmodernidad en
cambio, no piensa en un sujeto universal y libre sino, por el contrario, en una multiplicidad de
sujetos relativos y ligados a contextos históricos y culturales, al tiempo que pone de manifiesto
que el sujeto de la ilustración no fue sino un espejismo, una mera ilusión etnocéntrica. Es en el
contexto de la postmodernidad que comienza a cobrar una significación decisiva la noción de
diferencia. Si el sujeto abstracto de la modernidad para garantizar su autonomía requería de la
igualdad, el sujeto situado de la postmodernidad para hacerlo necesita de la diferencia.
Diferencia que no se construye en una relación de oposición con la igualdad (cuyos opuesto es la
desigualdad) sino de complementariedad, en la medida en que se manifiesta como un sentido
profundizado de la misma: la igualdad entre los diferentes conduce a la desigualdad, sólo la
diferencia permite que los diferentes alcancen la igualdad. La diferencia que se instala en la
postmodernidad reclamando ser tutelada, visibiliza las demandas que se articulan en las
sociedades plurales y complejas de las democracias actuales que constituyen el sustrato desde
el cual emerge la postmodernidad misma como fenómeno
Si se piensa el proceso apuntada desde el mundo del derecho es que se puede considerarse que
del mismo modo que la igualdad fue el valor jurídico de la modernidad, la diferencia lo es el de
la postmodernidad. Y la diferencia como valor jurídico que resignifica a la igualdad se hace
presente en el derecho argentino con indudable potencia con la Reforma Constitucional de 1194
que, según la expresión de Gelli, institucionaliza la diversidad en mucha de sus múltiples
manifestaciones en la Carta Fundamental, especialmente, del art. 75 inc.22, que otorga
jerarquía constitucional a los tratados sobre derechos humanos.” 65
Aunque advierte: “Sin embargo, el reconocimiento de la diferencia como valor jurídico para
evitar constituirse en mera declaración de principios políticamente correctos, a la medida de las

64
Ib. Íd., considerando 12º, Pág. 12
65
Casas, Laura J, Op. Cit.

86
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

democracias contemporáneas actuales, debería ir más allá del texto constitucional e instalarse
en las prácticas de los operadores jurídicos. Ahora bien, ni la Inspección General de Personas
Jurídicas (I.P.G.) ni la sala K de la Cámara de Apelaciones la receptaron en ocasión de
pronunciarse sobre la solicitud de ALITT para funcionar en el marco del artículo 33, segunda
parte, ap. 1° del Cód. Civil. Sí lo hizo, en cambio, la Corte que con su decisión parece haber
incorporado la idea de los sentidos del discurso jurídico no están fijados de una vez y para
siempre sino, por el contrario, siempre están sujetos a variadas formas de articulación y de
redefinición que abren el espacio para la construcción de nuevas hegemonías mediante la
deconstrucción de categorías cristalizadas, la resignificación de los conceptos con los que el
derecho opera en el imaginario de la sociedad. Decisión que, a su vez, también parece haber
receptado a la diferencia como valor jurídico que, dando cuenta de un sentido profundizado de
la igualdad, invita a pensar en una sociedad complejamente igualitaria cuya complejidad reside
en la conjunción de un conjunto inestable de diferencias relevantes que generan distinciones,
muchas veces imprevisibles, que conducen tan sólo a un orden siempre inestable. La gran tarea
de los jueces consiste en renunciar a las repetidas formulaciones abstractas de los derechos, y a
la comodidad de creerse neutrales, más allá de los dramas de quienes están sometidos a su
jurisdicción, y a atreverse a ser otros y a reconocer la diversidad de los demás.” 66
5.- Consecuencias prácticas y proyecciones hacia el asociacionismo y la gestión de
Organizaciones Sociales
Con el Fallo ALITT, la Corte abre un antes y un después en la jurisprudencia acerca bien común;
¿cuáles serán sus efectos prácticos?
Es más; ¿cuál será su efecto cultural? Y particularmente: ¿cuál sobre las Organizaciones
Sociales?
Difícil contestar unívocamente sobre todo esto a la vez, pero elaboremos algunas
consecuencias prácticas que podrían manifestarse:
En primer lugar, una postura crítica central del Fallo de la Corte expresa, casi textualmente,
que la resolución del inspector general de justicia importó un incremento de las exigencias para
obtener el reconocimiento estatal al requerir que los peticionantes demuestren la necesidad de
la personería jurídica para el cumplimiento de sus fines, considerando insuficiente la mera
utilidad o conveniencia. Es decir, que es esperable que de aquí en adelante, las nuevas
peticionantes no deban demostrar esa necesidad, sino que la opción por la personería jurídica
(en la figura del Art. 33 del CCiv.) sea una de las elecciones organizativas puestas en juego por
voluntad de los asociados, a la que puedan aspirar cumplidos los requerimientos formales
administrativos y la licitud y fin útil, pero nada más.
Evidentemente – y como también advierte la sentencia 67 – el margen de arbitrio de la
administración, ha sido limitado por el derecho.
En segundo lugar, cabe preguntarse que efecto tendrá esta nueva mirada en el articulado que
dentro de la propia IGJ sirve como guía para ponderar los requisitos para aspirar a la obtención

66
Ib. Íd.
67
“… el estado no puede negar arbitrariamente la personaría jurídica a una asociación, sino sólo en base a pautas
objetivas y claras y acordes con la Ley suprema… El arbitrio de la administración no implica arbitrariedad y, por
ende, debe ser controlado judicialmente.”Fallo ALITT, CS, considerando 20º, Pág. 18

87
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

de la personería jurídica (que vistos a contraluz, son los causales de denegación de la misma 68);
especialmente el artículo 364 que versa: “En la ponderación de las finalidades de bien común de
las entidades se considerarán aquellas que contribuyan al bien de la comunidad en general o a
las mejores condiciones de la vida social, en contraposición al bien individual o al bien egoísta
de un grupo determinado de personas, sin colisionar o contrariar las valoraciones sociales
imperantes en el momento en que dicha valoración deba ser efectuada. El bien común debe
exteriorizarse y proyectarse hacia la comunidad en su conjunto y expresarse, a través del objeto
de las entidades, en finalidades coincidentes con las que el Estado jerarquiza como propias. Las
actividades a realizar deberán incidir en forma directa sobre el bien común.”
¿Serán finalmente modificados letra y espíritu de este artículo?
En tercer lugar, es también esperable que el número de intentos y efectos de conformación de
simples asociaciones disminuya, dado que, por un lado, las desventajas operativas que
evidencian respecto a las que poseen personería jurídica siguen siendo evidentes y las mismas
de antes, y que, por el otro, al haber superado el acceso a ésta última el escollo semántico al
resignificarse el concepto de bien común. Ya que la conformación de simples asociaciones
requiere también de un trámite complejo y oneroso; ¿por qué no hacerlo para solicitar,
directamente, la personería jurídica?
O dicho más propiamente: a igualdad de intención de cumplir con las pautas formales
requeridas para cada forma jurídica, la decisión de adoptar una u otra se juega ahora, con más
fuerza, peso y sentido en el territorio de los deseos, ponderaciones y conveniencia de los
asociados.
Esta libertad de elección es también, aunque no parezca, de un tremendo valor epistémico.
En cuarto lugar, aparece el plano de lo cultural. Tal vez el efecto que se vaya operando sobre
cuestiones axiológicas, culturales o - más indirectamente aún – de gestión en las organizaciones
sociales y de la sociedad en general sea paulatino y a largo plazo.
Esa mediatez no es de todos modos lo más importante y resulta hasta lógica, ya que la cultura
no se cambia a punta de fallos o resoluciones y sí de complejos procesos de criticidad, toma de
conciencia, amplitud de visiones, desafíos en la producción de nuevos conocimientos y,
también, re-significaciones en la re–producción de los “viejos” conocimientos. En este sentido,
el Fallo ALITT no clausuró el tema sino que subió el nivel de estas discusiones a una plataforma
superior.
En quinto lugar, el fallo tiene una proyección directa respecto del enorme concepto de
igualdad. De hecho, nuestro análisis no sesga, pero sí enfatiza su focalización en dos de las

68
Recordemos que, según el Artículo 365: “Serán causales para denegar la autorización para funcionar, las
siguientes: 1. La existencia, en la vida interna de la entidad, de irreconciliables núcleos antagónicos que
imposibiliten el cumplimiento de las finalidades de la entidad. 2. La existencia en los órganos de administración y de
fiscalización, de miembros titulares o suplentes, afectados por inhabilidades o incompatibilidades legales o
reglamentarias para revestir dichas calidades, o que se hallen sometidos a procesos judiciales que por su índole y
estado impidan física o moralmente la permanencia de los afectados en los cargos en que fueron designados o
arrojen objetivamente dudas fundadas sobre su idoneidad para desempeñarlos. 3. Que el objeto social enunciado no
satisfaga el bien común o que la entidad persiga directa o indirectamente finalidades lucrativas o tienda a reportar
ventajas económicas para el fundado, los asociados o los integrantes de los órganos de administración y/o
fiscalización. 4. Que la entidad se proponga subsistir exclusivamente de recursos económicos constituidos por
aranceles que ingresen a ella por prestaciones de servicios que efectúe o por subsidios o donaciones del Estado.”

88
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

dimensiones tratadas en el Fallo – el bien común y el derecho de asociación – pero es verdad


que el derecho a la igualdad es la matriz donde toda la obra se dramatiza y dirime. Así lo
entiende también la Asociación por los Derechos Civiles que en su vasta obra, ya mencionada y
pedagógicamente impecable, ubica el fallo en el capítulo referido a esta matriz. 69
En sexto lugar, la resignificación afecta a uno de los pilares identitarios de una buena parte de
las Organizaciones Sociales.
En efecto, en un planteo que realicé oportunamente, considero que una gran parte de las OSC
argentinas se sustentan sobre una base identitaria/imaginaria conformada por lo que
connotan tres pilares conceptuales: no gubernamental, de bien público y sin fines de lucro
como elementos distintivos de este tipo de Organizaciones; superadores de otras formas
organizativas. 70
Pues bien, si coincidimos con Bombarolo en que “cualquier actividad que realicemos está
definida por las condiciones personales y sociales que , a lo largo del tiempo permitieron su
constitución”…y que “este argumento es especialmente válido, también para el trabajo con
organizaciones que realizan tareas sociales o promotoras del bien común”71; entonces, la
expansión semántica sobre el concepto de bien común que generó el Fallo ALITT operará,
paradójicamente, desmontando la connotación de búsqueda del mismo como “virtuosismo” o
“esfuerzo excepcional” exclusivo del coto de las OSC, para dejarla ahora al alcance de
cualquiera que proponga un fin útil. En este plano de análisis - es decir, tomando de los tres
pilares mencionados esta única dimensión identitaria - la contribución al bien común realizada
por una OSC será la misma que la hecha por una farmacia o una cadena de supermercados o,
para decirlo más precisamente, no exactamente la misma pero si jurídicamente equivalentes y
socialmente asimilables.
Esto sin dudas podría ser un buen catalizador de discusiones respecto de la vigencia,
pertinencia y posible mutación – a futuro - de estos pilares que son identitarios de buena parte
de las Organizaciones Sociales en la Argentina.
Finalmente, y en séptimo lugar, todo fallo se da en un contexto sociohistórico. Desde esta
mirada –desde lo que nos pasó como sociedad, país y Corte Suprema a lo largo de su propia
historia - el fallo, con su iluminación panorámica, cambia el juego de luces y sombras y disipa la
que el Fallo CHA había echado sobre la jurisprudencia argentina. 72 Éste viene a colocar a aquel
en su lugar, y a su despropósito (aquel tremendo despropósito) en la historia de la insensatez.
De lo que aún siendo estos fallos inapelables por procedimiento, son también alimento tierno
de la historicidad.
6.- Conclusiones

69
Asociación por los Derechos Civiles – ADC -, La Corte y los Derechos: informe 2005 – 2007, Siglo XXI, Buenos
Aires, 2008, Cap- IV, Pág 239.
70
Connotación que en su asertividad, oculta la tensión constante que existe con lo que teóricamente estos conceptos
denotan. Ver: Garcia, Oscar; La Gloriosa Trinidad: no gubernamental, de bien público y sin fines de lucro, mimeo.
71
Bombarolo, Félix; Los Profesionales y los asuntos Públicos en la Argentina, Nauyaka, Buenos Aires, Primavera
de 2005; www.nauyaka.net
72
CSJN – Fallo Comunidad Homosexual Argentina (CHA), en el que aquella Corte negó la personaría jurídica a la
asociación.

89
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Son variadas las dimensiones en las que pueden ensayarse conclusiones que se ramifican desde
el Fallo.
En el campo de lo jurídico, pero con proyección hacia lo político y lo sociológico, la sentencia
insiste en reiterar un principio más general - que afecta al tema puntualmente tratado -
refiriendo que “…el estándar interpretativo establecido por esta Corte en conocidos precedentes
a partir de la refundación institucional de la Nación comenzada en diciembre de 1983 … con
arreglo al cual el objetivo que debe orientar la hermenéutica constitucional en todos los campos
es el de reconstruir el orden jurídico, sobre la base de establecer y afianzar para el futuro – en su
totalidad – las formas democráticas y republicanas de convivencia de los argentinos.” 73
Otro de los aspectos que la Corte subrayó en este fallo es algo que comenzó a delinearse desde
la reforma de 1994: la recién mencionada expansión semántica del concepto de bien común y
su camino al encuentro de un interlocutor fundamental; el derecho a la diferencia.
El bien común no representa ya un grado meliorativo superior dentro de lo legal – concepto
sublime y unívoco, embretado por la forma en que las mayorías o las tradiciones lo van
definiendo y custodiando - sino que entendido ahora como fin útil, asume un nuevo rol
simbólico: el de ser a la vez indicador y producto del respeto que se le da al derecho la
diferencia, especialmente en los territorios que a éste aún hoy le siguen siendo hostiles.
Pero creo que lo más interesante tiene que ver con que el Fallo trajo nuevamente a la arena de
la discusión la pregunta por lo público, el debate por lo común, la discusión acerca de lo
privado; atravesando todo esto por el vector resignificación.
Resignificar es una operación muy superior que la de agregar una acepción más a la definición
canónica de un concepto. Desde las ciencias del lenguaje se plantea que el signo es siempre
institucional y que no existe por fuera de una sociedad. Por más pequeña que sea, solamente
una comunidad de usuarios puede instituirlo como tal. 74 Cuando, fogoneada por el signo de los
tiempos, una sociedad produce la operación aludida con alguno de sus conceptos medulares, se
resignifican significado, significante y usuarios en relación necesaria; y allí - y a sabiendas o no -
quienes propician la resignificación lo hacen siempre en función de un “pro-yecto”, es decir, de
un problema de futuro.
Como aporte final, y en ese marco, entiendo que el bien común ya no debe considerarse
como la yuxtaposición o suma del bien público más el privado, sino como el territorio de
articulación entre ambos. Lo común no lo es por extendido sino por actuar como rótula:
articula sin soldar pero desde la proximidad.
El bien común tiene proximidad con el bien privado porque parte de su naturaleza proviene de
la de éste (en una génesis que es siempre singular y guarda secreto respecto de su origen
egoísta o altruista) y a éste siempre alcanza, aún como beneficio indirecto.
Pero a la vez, y necesariamente, el bien común tiene idéntica proximidad con lo público,
porque público es el sentido de la libertad, aún cuando ésta se manifieste y vivencie con
decisiones en el reducto de la intimidad. Lo inexpugnable de la privacidad más profunda sólo se
sostiene, con significado y trascendencia, cuando la igualdad y la libertad se valoran y ejercitan

73 Voto del Señor Ministro Doctor Don Carlos S. Fayt, Fallo ALITT, CS, considerando 8º, Pág. 32

74 Ducrot, Oswald; Todorov, Tzvetan; Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Siglo XXI, Bs. As., 2005

90
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

en el exterior – en el ámbito público – como corolario y condición, simultánea e


intercambiablemente.

Su búsqueda debe ser tarea y proyecto de todas las personas, colectivos e instituciones,
porque si la posibilidad de definir y aportar al bien común quedara sólo como atributo de los
que una sociedad llama instruidos, ganadores, mayorías, calificados, “normales” o integrados,
aquello que en principio hemos nombrado como un bien articulador, no sería más que una
ilusión excluyente, prolija y falsa; un espejismo en el territorio de la democracia; un prejuicio
disfrazado de bien, creador de la fulgente silueta de una etérea ciudadanía que se desvanecería
apenas se la quisiera asir desde el derecho.

____________________________________________________

Capítulo escrito en Santa Clara, Enero de 2010

91
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CAPÍTULO 4:
La Dinámica Instituido - Instituyente

Seguiremos ahora trabajando sobre dos pares de conceptos que son centrales en la concepción
de Organizaciones que aquí estamos desarrollando.
Ambos pares están relacionados entre sí, formando parte de un todo mayor, que podríamos
llamar Matriz Dinámica de Funcionamiento de una Organización.
Un par es el que plantea que una Institución (en nuestro caso, una OS u OSC) es la vez un actor
social y un escenario de la dinámica social. Es decir, que toda Organización es
simultáneamente actor y escenario.
El otro par es el que postula que toda organización está atravesada permanentemente por una
disputa entre las fuerzas del Instituido y las del Instituyente.
Pero para poder ver con mayor profundidad cada planteo, debemos hacerlo en el marco de una
idea mayor; y esa idea es el paradigma de la Complejidad que creemos se aplica a las
Organizaciones en general y, desde ya, también a las Sociales en particular.

Qué es la Complejidad aplicada al conocimiento de las Organizaciones Sociales y por qué


debemos conocerla
A veces da la sensación que cuando uno dice o escucha la frase “lo social es (o se ha vuelto)
algo muy complejo” está frente a una frase hecha o vaciada de contenido.
Pero más allá de esa posible sensación hay una realidad: lo social es complejo. Es decir, la
complejidad es una característica de la sociedad actual.
¿Qué es la complejidad? Vamos a definirla en los términos más… sencillos posibles.
Lo primero para decir es algo que tiene que ver con el sentido común: complejo es lo opuesto a
simple, pero no es lo mismo que complicado.
Veamos: un sistema simple es el que tiene pocas variables, y dichas variables tienen relaciones
lineales entre sí: con tal causa se produce siempre tal efecto; y si - por ejemplo – la causa “A”
produce el efecto “B”, entonces cada vez que nos encontremos frente a un efecto “B”
podremos saber, sin lugar a dudas, que fue causado por “A” (y no por “C” o por “D”).
Eso es un sistema simple. Ahora bien, todo sistema o procedimiento simple puede hacerse de
manera complicada, pero eso no lo convierte en complejo.
Un ejemplo siempre ayuda:

El procedimiento para cebar mate es un proceso simple, que contiene pocas variables para
poder realizarlo con éxito: i) el mate con su bombilla lleno de yerba hasta un poco menos del

92
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ras (porque si no, al hincharse con el agua la yerba se desbordaría), ii) el agua a la temperatura
deseada, y iii) un recipiente con un pico que favorezca el vertido del agua en el mate, por caso,
una pava.
Si alguien quisiera, podría complicar este proceso. Por ejemplo, podría intentar verter el agua
no en la boca del mate sino acertándole al agujero superior de la bombilla; o bien: tomar la
pava por su pico, quitar la tapa de su boca e intentar verter el agua en el mate por ese lado.
Pero ninguna de estas ideas delirantes, por más complicadas e incómodas que sean,
convierten al sistema en complejo. Cebar mate sigue siendo un procedimiento simple.

La complejidad tiene que ver con los niveles de organización del sistema. De esta manera, un
sistema es más complejo cuando aumenta el número de sus componentes, la cantidad de
interrelaciones entre sus variables y de la cualidad de las relaciones con el medio. La
complejidad supone diversidad. Al ir pasando de subsistemas a sistemas y a suprasistemas, se
va pasando de estados de organización relativamente simples a otros cada vez más avanzados y
complejos. Según varios autores, es posible jerarquizar los sistemas desde los más simples,
como las estructuras estáticas, hasta los más complejos, como los seres humanos y los sistemas
sociales. También es posible llegar al sistema que engloba todos los demás: el sistema
ecológico.

En los sistemas complejos, las relaciones de causa – efecto no son lineales. A esto se le llama
causalidad compleja.
Para uno de los principales investigadores y teóricos de la complejidad, el francés Edgar Morin,
en la causalidad compleja puede ocurrir que:

 Las mismas causas pueden conducir a efectos diferentes y/o divergentes


 Causas diferentes pueden producir los mismos efectos
 Causas pequeñas pueden acarrear efectos muy grandes
 Causas grandes pueden acarrear efectos muy pequeños
 Algunas causas son seguidas de efectos contrarios
 Los efectos de las causas antagonistas son inciertos
 La causalidad compleja no es lineal, es circular e interrelacional, la causa y efecto han
perdido su sustancialidad. La causa pierde su omnipotencia y el efecto su
omnidependencia. Se pueden transformar el uno en el otro.
Desde ya que la idea de complejidad es muy vasta y no es posible – ni nuestro objetivo -
trabajarla aquí en profundidad. Pero veamos un último concepto de esta teoría, que se aplica
mucho a nuestro objeto de estudio: la sociedad y comunitario.

93
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

El concepto de emergencia es uno de los más relevantes de la complejidad y desde la Teoría de


Sistemas se lo enuncia así: el todo posee propiedades que no se encuentran en sus partes.
Estas cualidades emergen desde las interacciones y relaciones entre las partes.

El mencionado Edgar Morin afirma que la emergencia son propiedades de un sistema que
tienen un carácter de novedad con respecto a las propiedades de los componentes
considerados de manera aislada. En consecuencia, la naturaleza del todo es siempre distinta a
la suma de las partes. Por lo tanto, un sistema no puede ser entendido solamente por medio
del análisis de sus partes. La teoría de la complejidad rechaza la validez de las estrategias
analíticas, en las cuales el todo se reduce a las partes.

Esta reflexión nos invita a escaparle a una actitud que lamentablemente se ha vuelto muy
común a la hora de analizar lo social: la simplificación, el reduccionismo.
Como tratar con los sistemas complejos es – a su vez – muy complejo, demanda tiempo y exige
la intervención de diversas miradas (profesionales y populares); a veces se cae en la tentación
de simplificar las cosas (“no nos compliquemos la vida, hagámoslo simple…”) y tratar de
resolver o entender un sistema complejo de manera lineal, que es justamente como no
funciona.
Una versión de la simplificación es el reduccionismo: reducir las causas a un mínimo, hasta
llegar al summun de atribuirla a un único causante. Más de una vez hemos oído la frase: “Acá,
todo se resuelve con educación; mientras la población no se eduque van a seguir estos
problemas…”
Así, un elemento más de un sistema complejo como el social como la educación (o el trabajo, o
la violencia, o lo que fuere) pasa a ser el causante primero y principal, la llave que abre la
puerta a todas las soluciones posteriores.
Una idea sin dudas tentadora, que, en los sistemas complejos… no funciona.

Para finalizar, una última propiedad de los sistemas complejos: tienden siempre a un equilibrio
dinámico, es decir, un estado que busca estabilizarse sin negar los cambios, modificaciones,
evoluciones, involuciones, etc.
Este “equilibrio en movimiento” es vital para que el sistema continúe existiendo; y en dicho
equilibrio aparece – como algo fundamental en el mundo de lo social – configuración dinámica
de los dos pares de conceptos que habíamos mencionado al principio y que ya pasamos a
estudiar.
Actor y Escenario
Como cualquier otra institución (empresa, organismo estatal, familia, etc.) una Organización
Social tiene una doble cara:

94
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

a) Es un actor que como tal juega un determinado rol y lo ejerce a través de una
determinada dinámica afectando al entorno que lo circunda. Las Organizaciones, como
actores, interpelan la realidad y la sociedad que las contiene, y con ellas se relacionan,
incidiendo y siendo a su vez incididas. El valor de una OS como actor social es muy alto,
ya que en la idea de sostenimiento de una democracia participativa (que también
representativa) la existencia y multivariedad de Organizaciones es una requisito de
mínima. En tanto actor, se relaciona (acuerda, confronta) también con otros actores; y
en tanto Organización (grupo institucionalizado de voluntades con algún objetivo – aun
mínimo – en común) son capaces de meta – reflexión, es decir, que como actores las
Organizaciones pueden reflexionar acerca no sólo acerca de cómo están desempeñando
su rol específico sino de que significa desempeñar un rol de actor.

b) Y al mismo tiempo - y esto es fundamental - que es actor, la organización es escenario.


¿Escenario de qué? Escenario de las relaciones entre las personas, grupos y subgrupos
que la componen, animan, dan existencia. Escenario de alianzas, de conflictos, de
proyectos, de traiciones, de lo cotidiano. Un escenario, sobre todo, de la disputa entre
las fuerzas del…

Instituido e Instituyente
Estas dos fuerzas protagonizan una de las dinámicas más importantes de toda institución y de
toda sociedad. Primero veamos qué representa cada fuerza y luego su particular modo de
vincularse, siempre refiriéndonos a una Organización:

a) Instituido: “El Instituido” o “lo instituido” o “las Fuerzas del Instituido” (tres
denominaciones que significan lo mismo, y a lo que resumiremos como “IDO” y de este
modo lo escribiremos, por comodidad, en adelante,) representa lo que en una
institución permanece. El instituido está relacionado con la identidad como dimensión
de permanencia. Es – a la vez - lo que conserva y lo conservado; se objetiviza en el
nombre, en los colores, en el logo, en su forma jurídica o asociativa, en aquello que hace
su imagen. El instituido permite reconocer a algo como “lo mismo” y a la Organización
como singular frente a otras. Pero sobre todo – y fundamentalmente – se corporiza en

95
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

dos instancias, ambas interrelacionadas: i) lo normativo; es decir normas, leyes,


procedimientos, dispositivos, configuraciones y protocolos, que demarcan el cerco de lo
valórico y – por lo tanto - lo procedimental; todo lo cual se apoya en ii) lo fundante; es
decir aquello que remite a los orígenes, muy generalmente mistificado, que habilita la
existencia de tradiciones cuya vigencia data de tiempos “inmemoriales”. Esta
configuración demarca lo simbólico y – por lo tanto – también lo procedimental. Vale
pensar, entonces, que el instituido se vale de la norma y la tradición para conservar,
para que las cosas “sigan su curso natural”, “evolucionando normalmente”, siempre
que natural y normal, se entiendan como fortalecedores del propio instituido. Veremos
luego las versiones polares positivas y negativas de configurarse en tanto instituido.

b) Instituyente: “El Instituyente”, “lo instituyente” o “las Fuerzas del Instituyente (a lo


que llamaremos resumidamente “ENTE” y así lo escribiremos desde ahora y en
adelante) representan lo que en una institución cambia. Es la fuerza dinamizadora de
configuraciones nuevas, de propuestas de cambio, de proyectos novedosos. El
Instituyente se nutre de demandas de insatisfacción con lo dado, con lo que está,
imaginando otro modo de estar mejor o distinto, y el camino hacia ello es el cambio.
Supone variación, crítica sobre lo dado y expectativa en lo por venir. Más se fortalece
cuanto más cambio proponga.

Dinámica de Relación
IDO y ENTE se relacionan de manera muy peculiar, que explicamos punto por punto:
1.- Son fuerzas necesariamente antagónicas por definición, en eterna y constante lucha,
sin pactos de tregua ni de alianza de ninguna índole.
2.- El principal objetivo de cada fuerza, su razón de ser, es vencer a la otra con una sola
condición: la derrota debe ser llevada al mayor extremo posible pero SIN
aniquilamiento.
3.- ¿Por qué? Porque la existencia de una depende de que la otra siga existiendo. Si una
muere (digamos, porque la otra la aniquiló) la supuesta vencedora (la aniquiladora)
muere también. En este sentido – cuidado: sin dejar de ser fuerzas antagónicas –
constituyen una configuración holística; es decir, opuestos que se necesitan para vivir.

96
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

4.- Esta necesidad de no aniquilamiento no debe entenderse como “ablandamiento” o


“suspensión” de la lucha a fondo de una por derrotar – siempre, permanentemente,
hasta el límite más aventurado – a la otra.
5.- La necesidad de una hacia la otra, puede ejemplificarse (siempre para una
Organización) con dos situaciones extremas que permitan apreciar esta relación.
Supongamos una Organización donde el IDO acaba de vencer definitivamente al ENTE,
aniquilándolo. Significa que esa Organización se petrifica en su IDO en ese mismo
momento. Hay quien respete las normas, adhiera a las leyes y venere las tradiciones;
pero no quien proponga algo nuevo, no habrá más cambios (ninguno de ninguna índole,
ni siquiera el número de teléfono). No hay posibilidad de que ingrese nadie ni nadie se
salga, no hay rotación de autoridades ni emprendimientos nuevos ni atención a ninguna
nueva demanda que previamente no esté pautada. Las reuniones son para leer lo que
las leyes dicen que debe hacerse y no hay quien pueda proponer nada nuevo. Etcétera.
Es evidente que esa Organización muere, sin dudas, al poco tiempo (en todo caso, con
la muerte del último de sus inmóviles miembros…)
Es decir; una Organización que fuera (para siempre) puro Instituido, quedaría
petrificada en el tiempo, sin vida ni como actor ni como escenario.
Supongamos exactamente lo recíproco: el ENTE ha vencido definitivamente al IDO y en
esa Organización, desde este mismo minuto, comienza el cambio. Ese no es el
problema. El problema es que el cambio comienza y no se detiene. Nunca dura más de
un segundo, que ya está cambiando otra vez. Una propuesta novedosa dura lo que la
persona en terminar de enunciarla y el resto de aprobarla porque, inmediatamente que
las manos se bajan después de haber sido levantadas para aprobar, aparece una nueva
propuesta que modifica la tratada recién. Así, la organización no tiene nombre: se
propone uno que se acepta e inmediatamente (cuando se está yendo a encargar un
cartel para poner en la puerta) ese nombre se cambia por otro; que, al minuto, cae bajo
el nombre que sigue y que otro propuso. Etcétera.
Es evidente que esa Organización muere, sin dudas, por des –organización, por
incapacidad de poder expresar, siquiera, cual es su nombre.

97
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Es decir, una Organización que fuera (para siempre) puro Instituyente, estaría
sumergida en un torbellino que le impediría ser escenario estable o actor identificable.
6.- Planteada esta lucha con estas dos reglas bien definidas: I) sin cuartel ni treguas y II)
hasta el máximo posible de derrota, pero sin aniquilamiento, es la energía que emana
la fascinante disputa entre IDO y ENTE la que alimenta la vida de una Organización.
Esta lucha es, por tanto: a) creadora, b) estructurante y c) vital
7.- Planteado todo lo anterior, aparece aquí una primer consecuencia singular y notoria,
a saber: cuando el ENTE logra doblegar al IDO, en ese momento - en ese mismo
momento - y como comprobación de su triunfo, el ENTE, se vuelve IDO.
O dicho de otra forma: al ser el ENTE portador de modificaciones que buscan cambiar al
IDO actual, si lo logran, esas modificaciones serán ahora el nuevo IDO; y ya se estará
gestando en algún lugar, un nuevo ENTE del cual ahora deberá defenderse.
Para decirlo en un ejemplo organizacional: si un movimiento ENTE pide que se
modifiquen los Estatutos, para crear uno nuevo, y eso se logra (es decir, se vence la
resistencia del IDO a ser modificado), en ese momento, lo que era la propuesta de un
nuevo Estatuto pasa a ser el nuevo Estatuto vigente, y como tal ya tendrá que
defenderse de nuevas propuestas de reforma.
8.- Por lo tanto, de lo dicho se desprende una segunda consecuencia sustancial: el IDO
esta hecho de IDO, pero alimentado de ENTE. O bien: no hay duda de que el Instituido
está hecho de Instituido (pensar lo contrario sería un grosero error) pero es ciento por
ciento cierto que su materia prima para hacerse IDO, es el ENTE.
9.- Y esto plantea, a su vez, una reflexión que – cuanto menos – es provocadora: si el
IDO se alimenta de ENTE para formar su sustancia Instituida, entonces podríamos decir
que la calidad ese ENTE que incorpore derivará en la calidad de IDO que pueda
construirse.
O dicho de otro modo: no importa sólo “el cambio, a como sea”; sino que la calidad de
propuestas, procedimiento, autonomía, etc. de ese cambio es lo que alimentará a un
futuro IDO de igual calidad.

98
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

10.- Llegados a este décimo punto, y a la luz de todos los puntos vistos y especialmente
a los puntos 7 y 8 aparentemente tan paradójicos, vale hacer una reflexión más, por si
quedan dudas: que el IDO represente la conservación, la continuidad, lo que no cambia,
lo que busca permanecer inalterado; todo eso no implica que en su batalla frente al
ENTE, el IDO se quede inmóvil viendo como lo atacan. No, el IDO, aunque represente lo
que se conserva, se mueve y erige estrategias para defenderse. A veces esas estrategias
apelan sólo y directamente a lo normativo; pero otras son creativas, novedosas, y hasta
disruptivas. Ser IDO no significa inmovilidad sino – al igual que ser ENTE – supone
corrimiento, movimiento, pliegue, repliegue (si necesario), despliegue (si estratégico),
etc.
11.- Cuando el ENTE avanza, el IDO despliega sus estrategias conservacionistas más
sofisticadas y / o efectivas. La denominada “Resistencia al Cambio” es una de ellas, y
funciona así:
La Resistencia al Cambio (RAC) se manifiesta durante de los procesos decisorios, pero
también LUEGO justo cuando la presión de aplicación cae; la RAC vuelve a crecer.
Entre medio de dos posturas polares: de rechazo extremo y de aceptación al cambio,
existe otra alternativa: una realidad construida cuya cubierta exterior simula cambio y
su cuerpo interior está hecho de rechazo: ha nacido el “como si”.
El “como sí” es una realidad de equilibrio que supone una economía de energía. Se ataca
al “como si” haciendo que su adopción sea una elección antieconómica, es decir, que
salga más caro – “que cueste más” – ejecutar el “como si”, que cambiar realmente. Esto
supone recuperar el interés por las formas, hacerlas menos impermeables.
La Resistencia al cambio se manifiesta durante y LUEGO de los procesos decisorios, justo
cuando el “stress” de aplicación de cae, la Resistencia crece.
Entre dos posturas polares: de rechazo extremo, y de aceptación al cambio, se utilizarán
la energía para construir la realidad más económica cuya cubierta exterior simula
cambio y su cuerpo interior está hecho de rechazo: ha nacido el “como si”
Se ataca al “como si” haciendo que su adopción sea una elección “antieconómica”, es
decir, que salga más caro (“que me cueste más”) ejecutar el como si, que cambiar
realmente. Esto supone recuperar el interés por las formas, hacerlas menos
impermeables.
La Resistencia al Cambio se afirma especialmente en la Contradicción.
La contra-dicción aparece cuando un “versus” es percibido en su tratamiento cotidiano
como un “gris”.

99
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

12.- Toda esta recapitulación punto por punto se refiere, decíamos, a la dinámica que se
da entre estas dos fuerzas. Esa dinámica tiene un nombre: Proceso de Institución o,
directamente Institución.
Es decir, la Institución (de un país, de una sociedad, de una comunidad, de una
Organización) es el proceso dinámico de lucha que, entre los logros o triunfos del IDO va
consolidándose como tal y, a la vez, entre los triunfos y logros del ENTE sobre ese IDO,
va cambiando y generando nuevos proyectos y respuestas a los problemas y
necesidades.
13.- Entonces, en este Proceso de Institución la dinámica Instituyente (vamos ahora a
nombrarlo completo para hacer notar explícitamente las cuestiones de lenguaje) puede
tener diversos modos, que se denominan con nombres específicos:
Dinámica Constituyente: Es el movimiento instituyente que luego se consolida y plasma
en una declaración y una acción fundante; creando así un Instituido muy peculiar: lo
constitutivo o Constitución.
Han sido Constituyentes buena parte de los movimientos con los que se puede relatar
la historia Argentina entre 1810 y 1853
Dinámica Destituyente:
Es un movimiento Instituyente muy peculiar, ya que lo que busca es la abolición (en
todo o en gran parte) de un Instituido determinado.
Han sido Destituyentes los sucesivos golpes de estado en la Argentina.
Dinámica Restituyente:
Se conoce a la dinámica Instituyente que procura restituir un estado de situación
anterior, cuando este ha sido legítimo y fue usurpado o arrebatado. Supone una vuelta
al estado de derecho.
Han sido Restituyentes los regresos a los períodos democráticos.
Dinámica Reaccionaria:
Es una dinámica Instituyente de connotación peyorativa, en tanto procura volver a un
orden de cosas que consensuadamente se considera superado e indeseable, es un
proceso restituyente negativo.

100
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Sería Reaccionario volver a una sociedad (y estado legal) donde la esclavitud esté
permitida, etc.
14.- Comencemos a cerrar el tema- por ahora y por esta Unidad – con la prometida
comparación entre versiones positivas y negativas de configurarse como IDO.
Las positivas remiten a un IDO que pone su fuerza al servicio del funcionamiento
cotidiano de una Organización. Lo que denominamos como rutina y funcionamiento
“normal” de una Organización, dispositivo, proyecto o programa no es más que una
puesta en funciones del Instituido, IDO funcionando a pleno y que devuelve una imagen
funcional de la Organización. En este IDO, rige lo normativo, lo normativo es norma, la
norma es estándar, estándar es ortodoxia, ortodoxia es regulación y regulación es
poder. Poder Instituido, ni más, ni menos.
Las negativas podemos recogerlas de lo expresado por Eduardo Balestena, cuando dice:
“Institucionalizar es definir el perfil de algo, poner límites al fenómeno para
poder actuar sobre él. Abstener, delimitar ideológicamente y segmentar. Puesto
en estos corrales, andariveles abstractivos, se parcializa perdiéndose la visión del
conjunto. Las variantes para el tratamiento de un problema no atacan entonces
lo estructural sino sus partes visibles y – como sabemos - una variable no
atendida involucra a todo. Etiquetas lingüísticas que dicen lo que las cosas son,
que involucran tratamientos dados más que ajustarse al fenómeno, por haber
transformado al fenómeno en esa imagen, justamente a fin de poder darle
tratamiento. La convención es siempre conservadora…”
15.- Para compartir, ya finalmente, la interesante mirada que a este proceso plantea George
Lapassade:
“La institución es, ante todo, un sistema de reglas. Todas las reglas, normas,
costumbres, tradiciones, etc. que el individuo encuentra en la sociedad son lo
que se halla instituido y es susceptible de estudio, objetivamente realizado, por
el sociólogo. El orden de lo instituido se ha visto privilegiado tanto por los
sostenedores de una concepción objetiva del derecho como por una sociología
positivista. Para Durkheim las instituciones son el orden instituido. En pos de

101
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Saint – Simon, Comte y Spencer, las considera como pura compulsión exterior,
impuesta por la sociedad como una necesidad de regulación social. Admite sin
retaceos que las instituciones puedan dejar de desempeñar su papel y sea
menester cambiarlas, pero se asigna a lo instituido mismo, a los organizadores
del servicio del Estado, la iniciativa de un cambio. Es una concepción a la vez
positivista (la institución es una “cosa”, un “hecho social” que fuerza al hombre
desde el exterior) y funcionalista (de acuerdo con un modelo biológico, las
instituciones se encargan de la regulación de la sociedad para prevenir la
anomia, es decir, la anonadación de la cohesión social). Esta concepción
funcionalista ha de ser la de antropólogos como Malinowski, la de culturalistas
norteamericanos, la de Parsons (estructural-funcionalismo). Son todas
concepciones que consideran a las instituciones, escencialmente, bajo el aspecto
de lo instituido, comprendiendo las exigencias de la sociedad para su
funcionamiento. En todas estas teorías, de Durkheim a Parsons, se escotomiza 75
una importante dimensión de la institución, esto es, lo instituyente, el hecho de
que la institución, si bien presenta al hombre como dato exterior, necesita su
poder instituyente. Si el hombre sufre las instituciones, por otra parte las funda y
las mantiene gracias a un consenso que no es únicamente pasividad frente a lo
instituido, sino también actividad instituyente, la cual puede, además, servir para
volver a cuestionara las instituciones. El hecho de que una institución sea
impugnada forma también parte de ella. Opuestamente a estos sistemas
objetivos, que sólo estudian la institución como reglas de funcionamiento social
exteriores al hombre, algunos autores han elaborado una concepción de las
instituciones a partir de la psicología. Así, para Monnerot, las instituciones son
objetos imaginarios; son sistemas de defensa contra la angustia, que se
proyectan al exterior. La comprensión de las instituciones pasa por la del plano

75
La escotomización (del griego antiguo σκότος / skótos, « tinieblas, oscuridad » ) es un término usado en el
psicoanálisis para describir el mecanismo de ceguera inconsciente, mediante el cual el sujeto hace desaparecer los
hechos desagradables de su conciencia o de su memoria. (wikipedia)

102
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

individual. Merced a empatía con una persona se podrá comprender el papel de


las instituciones. Aquí volvemos a encontrar el papel de la implicación. Más
adelante insistiremos al respecto.” 76

Fotos tomadas en el centro de San Martín, Pcia. de Bs. As., marzo de 2011

76
Lapassade, George (1980) Lo instituido y lo instituyente, en Socioanálisis y potencial humano, Ed. Gedisa,
Barcelona, Pág. 90

103
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Quien plantea, a modo de síntesis:


Lo instituido: “Todas las reglas, normas, costumbres, tradiciones etc., que el individuo
encuentra en la sociedad son lo que se halla instituido y es susceptible de estudio,
objetivamente realizado, por el sociólogo”. Durkheim “las considera pura compulsión
exterior, impuesta por la sociedad como una necesidad de regulación social. Admite que
las instituciones pueden dejar de desempeñar su papel y sea menester cambiarlas, pero
se asigna a lo instituido mismo, a los organizadores al servicio del Estado, la iniciativa de
un cambio” (pág. 90).
Lo instituyente: Sin embargo, las concepciones de Durheim y otras más hasta Parsons,
escotomizan una importante dimensión de la institución, esto es, lo instituyente, el
hecho de que la institución, si bien se presenta con un dato exterior al hombre, necesita
su poder instituyente. Si el hombre sufre las instituciones, por otro lado las funda las
mantiene gracias a un consenso que no es únicamente pasividad ante lo instituido, sino
también actividad instituyente, la cual puede además servir para volver a cuestionar las
instituciones” (pág. 90).
“Desde sus orígenes, la corriente institucionalista ha hecho hincapié en la relación
antagónica entre lo instituyente y lo instituido, en los procesos activos de la
institucionalización. La alienación social significa… la dominación del instituido basada
en el olvido de sus orígenes, la naturalización de las instituciones. Producidas por la
historia, terminan por aparecer como fijas y eternas, como un dato, como una condición
necesaria y transhistórica de la vida de las sociedades” (Pág. 90).
“En la revolución se organizan nuevas instituciones (contrainstituciones), que después
se desarrollan, retrogradan y desaparecen con el ascenso del nuevo poder, hasta pasar a
un inconciente colectivo, que es el inconciente político de las sociedades” (pág. 91).
Castoriadis ha propuesto una teoría política de la sociedad tomando como punto de
partida el marxismo y el psicoanálisis, estableciendo un conflicto entre la sociedad
instituyente y la sociedad instituida tomando como referencia el capitalismo. Esta

104
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

teoría está en la base de la actual corriente institucionalista. Sostiene que una sociedad
instituye un conjunto organizado de relaciones sociales mediante un ‘hacer instituyente’
que se apoya en creaciones pasadas aún vivas, en el hecho de que ya existe una
sociedad instituida cuando el nuevo hacer instituyente las transforma. Por ejemplo, la
iglesia o el ejército no son instituciones nuevas, pero el capitalismo las transforma,
reacondicionando su lugar en las nuevas relaciones sociales (pág. 96)."77

Fotos tomadas en el centro de San Martín, Pcia. de Bs. As., marzo de 2011

77 Lapassade, Georges (1980) Socioanálisis y potencial humano, Gedisa, Madrid

105
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

16.- Y cerrar, ahora sí, con una pregunta central, esa que se hacen – y responden - Cristóbal
Duran Rojas y Rodrigo Karmy Bolton:

“Ahora bien, volvemos a la pregunta que da sentido a este trabajo: ¿Cuáles son las
alternativas de organización de las fuerzas instituyentes en la época del poder
burocrático? La belleza de esta pregunta resulta de su condición histórica: su respuesta
está en la práctica misma. Probablemente, las nuevas formas de ejercicio de dominio
por parte del poder burocrático y global, dan origen a nuevas y diversificadas formas de
poder instituyente. Otros ejemplos se podrían citar como los “movimientos
antiglobalización”, o el movimiento zapatista en México. Las formas altamente
diversificadas de los nuevos movimientos sociales, se constituyen así por un problema
de realismo político, se trata de asumir la materialidad de la historia en la época del
poder global.
Ahora bien, hasta el momento, las fuerzas instituyentes pueden hacer tambalear al
poder instituido, siempre lo han hecho. Pero la pregunta es si se puede concertar una
acción instituyente que sea al mismo tiempo universal y diversa. La pregunta que debe
quedar abierta es que tipo de acción instituyente puede ser capaz de sostener una
oposición efectiva en la sociedad que hemos descrito. Una fuerza instituyente, que a
modo de Eros, convierta a la vida en una misma obra de arte, que erotice cada rincón
del planeta humano, y supere la miseria de la vida a que nos quiere condenar el poder
global. En qué sentido las “nuevas” formas de hacer política pueden dominar sus
propios destinos y articularse como instituciones radicalmente distintas a las que
conocemos, no autónomas de la sociedad en su conjunto, instituciones que sean
capaces de superar sus burocratismos, sin volverse en nuevas expresiones de las formas
de organización tradicionales. La respuesta está en la praxis histórica, en cual todos y
cada uno somos protagonistas.” 78

78
Una vez más lo instituyente y lo instituido. Elementos para un análisis preliminar de dos experiencias
estudiantiles
http://www.psicologiagrupal.cl/escuela/

106
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CAPITULO 5
La “idea” de los 3 Sectores
A lo largo de esta Unidad vamos a trabajar sobre una idea de configuración social que tuvo una
repercusión y relevancia muy grande a lo largo de la década de los ´90 y es conocida como la
idea de los Tres Sectores.
Veamos la definición de esta idea a través del análisis que de ella realiza Adolfo Cahián en su
libro “Las Asociaciones Civiles”:
“La sociedad ha sido categorizada79 en tres grandes sectores: primer sector,
público-estatal; segundo sector, productivo-empresarial; tercer sector, el
integrado por las organizaciones no gubernamentales (entidades civiles de bien
público sin fines de lucro). Tanto el sector público-estatal como el productivo-
empresarial reconocen la cada vez más gravitante presencia del tercer sector
(instituciones con fines comunitarios, con objetivos solidarios). Este
reconocimiento de la importancia del tercer sector se está concientizando en
toda la sociedad por la trascendente labor que desempeñan las organizaciones
comunitarias.

a) Primer sector (público-estatal).-— El mismo se encuentra integrado por la


estructura gubernamental, los organismos oficiales, públicos o semipúblicos. La
acción de este sector se deriva de la alta responsabilidad que incumbe al Estado
en áreas vitales de la comunidad. El orden, la salud pública, la problemática
habitacional, la educación, la ocupación laboral, la asistencia a poblaciones
carecientes o marginales, el apoyo y estímulo a las actividades científicas, de
investigaciones médicas, al fomento de la obra artística y cultural en sus diversas
manifestaciones son, por caso, fines que el Estado no puede desatender.
Corresponde a este sector de la sociedad instituir las altas políticas específicas de
cada materia y asegurar el logro final de los grandes objetivos fijados. No
obstante —como se ha consignado en otra parte de esta obra— se advierte en la
realidad una evidente delegación o transferencia de muchas de estas cuestiones a
sectores privados.

79 La negrita es nuestra: “ha sido categorizada”; no dice dónde, por quién ni para qué.

107
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

b) Segundo Sector (productivo-empresarial).- Son las organizaciones económicas,


financieras, las sociedades mercantiles o industriales. En concepto global: son las
empresas de un país, las productoras de bienes y servicios, con un fin concreto:
obtener ganancias.
Finalidad ésta, por supuesto, respetable y altamente significativa para la
prosperidad general. No obstante, la acción de este sector tiene aun un aspecto
superior: la reversión —en cierta medida— de las ganancias o beneficios
económicos obtenidos, a la misma sociedad, a la comunidad en cuyo medio
funciona y se desarrolla la empresa.

c) Tercer Sector.- Es el de las organizaciones civiles de bien público, sin fines de


naturaleza lucrativa. Es el conjunto de entidades, de personas, de valores que
actúan en la sociedad con una motivación altruista, dignificadora: contribuir a que
esa sociedad sea cada vez mejor. El tercer sector —a través de las organizaciones
solidarias que lo integran— encara las complejas problemáticas sociales, no ya
por medio de la caridad o beneficencia de otros tiempos. En realidad, la caridad
constituye una deformación del verdadero sentido de la solidaridad. Se procura
ahora que la sociedad civil, la gente misma, luche por mejorar su propia calidad
de vida. Más allá de lo meramente económico —imposible de ignorar, por
cierto— luchar por una vida digna o por la dignidad de la vida humana.
Las entidades integrantes del tercer sector (las organizaciones no
gubernamentales, ONGs en la terminología internacional) no sólo representan
fluidas vías de canalización de inquietudes, carencias y/o iniciativas de la
comunidad toda, sino que ejercen realmente un significativo papel de
colaboración, de cooperación, en la acción integral conjunta con los otros
sectores sociales. Solamente la acción conjunta, colectiva, puede dar resultados
positivos. Las organizaciones potencian ilimitadamente las energías individuales.
El esfuerzo personal, la actividad de uno solo, por más eficiente que sea, resulta
insignificante ante la acción estructurada, programada, con objetivos precisos y
sostenidos de la sociedad a través de sus organizaciones. De esta manera se

108
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

desarrollan las naturales capacidades de la comunidad. Se forma conciencia de las


posibilidades ínsitas, muchísimas veces adormecidas. La fuerza sinérgica de las
agrupaciones, de los núcleos orgánicamente constituidos y direccionados, es
inmensamente superior a la que pueda poseerse individualmente. En las
organizaciones de la sociedad civil se busca crear conciencia del trabajo en
común, de los esfuerzos aunados. Estas instituciones son verdaderos centros de
oportunidades personales, de acercamiento mutuo, de medios protagónicos,
participativos de todo lo que constituye el complejo plexo de la comunidad actual.
El rol del Estado, en alguna forma, es velar por la equidad, el equilibrio entre los
distintos estamentos e intereses sectoriales, la justicia y el respeto por los
derechos de toda la población.
La razón de ser del empresariado es, primordialmente, desarrollar con eficiencia
toda actividad que genere el mayor porcentaje de utilidades. La misión esencial y
definitoria del tercer sector es hacer que los recursos que obtenga —provenientes
tanto del sector público como del empresarial— sirvan realmente para la
realización de fines auténticamente beneficiosos para la comunidad toda. Para
que sirvan, en suma, al bien público, al interés colectivo, social. Ninguna fracción
de la sociedad, aisladamente, puede vivir en paz y felicidad duradera cuando las
demás partes, sectores o estamentos, sufren indigencia masiva, marginalidad
humillante, carencias elementales, penurias, infelicidad. En la armónica relación
entre Estado, empresarios y ONGs se encuentra, sin duda, la forma de solucionar
o al menos atenuar los efectos negativos de los grandes problemas de la
sociedad.” 80

Esta concepción del Tercer Sector como “amortiguador” de los cambios – injusticias – que el
modelo neoliberal introducía en la sociedad produciendo fragmentación, marginalización,
polarización y abandono social, no es patrimonio de algunos autores aislados, sino por el
contrario, columna vertebradora de su existir; con más elocuencia no podía decirlo alguien que

80
Cahián, Adolfo, Las Asociaciones Civiles en la República Argentina, Ediciones La Rocca, Bs. As. 2004, Págs. 51
a 54. La negrita es nuestra.

109
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

en nombre de la Fundación BBVA escribe en la presentación del informe final de la investigación


llevada adelante por la Universidad Johns Hopkins justamente para instalar esta idea:

“La llamada nueva economía y el proceso acelerado de mundialización son, sin


duda, fenómenos con un inmenso potencial positivo para la humanidad, pero
pueden, también, generar un nuevo tipo de desequilibrios sociales, no sólo en lo
concerniente a los procesos de distribución de riqueza, sino también a las
condiciones de estabilidad social: problemas susceptibles de producir nuevas
fronteras y nuevas distancias sociales. Entre los elementos capaces de compensar
estas desigualdades ocupa un lugar cada vez más importante una serie de
instituciones de variada naturales (fundaciones, mutualidades, cooperativas,
ONG) encuadradas dentro de lo que viene llamándose sociedad civil.” 81

En la línea de lo planteado por Cahián, la idea de los 3 Sectores podía resumirse así:
Sintéticamente, esta “Teoría” (el entrecomillado es para señalar que, estrictamente no posee
los atributos técnicos necesarios para ser una teoría) desecha las explicaciones complicadas
(por complejas) del funcionamiento de una sociedad y las reemplaza por la de una tierna
convivencia entre tres sectores institucionales: el Estado – primer sector- , el Mercado –
segundo sector- y el Tercer Sector. Todos están perfectamente delimitados en morfología y
funciones; la separación es geométrica, las atribuciones precisas y las lógicas de
funcionamiento no son intercambiables. Ninguno hace ni pretende lo que al otro corresponde.
La homogeneidad al interior de cada uno de ellos es total, las tipologías internas son sólo
anecdóticas, los que cuentan son los rasgos generales. De todos, el Tercer Sector es el
depositario de lo social, de lo altruista, es el de las acciones sin fines de lucro, es el encargado
de las relaciones comunitarias, el adalid de la lucha contra la pobreza... vale decir: el espacio
(único) de la Solidaridad.”

81
Salamon, Lester; Anheiher, Helmut; List, Regina; Toepler, Stefan; Wojciech Sokolowski, S. y colaboradores,
(1999), La Sociedad Civil Global. Las dimensiones del sector no lucrativo, Fundación BBVA, Bilbao, Pág. 11. La
negrita es nuestra.

110
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

La facilidad con que se logró “vender” la Idea de los Tres Sectores fue arrasadora. Nunca
habíamos visto tanta adhesión irreflexiva asumida con tanto énfasis por capas tan diversas de la
dirigencia institucional. Y es que dicha operación tuvo los tres ingredientes de oro que debe
tener toda mega operación de marketing (como sin duda lo fue):

i) la seducción de la simplicidad,

ii) la (pretendida) universalidad del fenómeno y

iii) el apoyo teórico - práctico de “gurúes” académicos e institucionales.

Si algo es simple, se da en todo el mundo y grandes nombres y personalidades lo apoyan...


¿cómo puede no ser verdad?”
Es el sector que, por excelencia - al decir de Andrés Thompson - "es el encargado de poner en
el centro de la escena a las personas y cuyo espacio es el de las necesidades humanas, de hasta
una cierta utopía en relación a lo social." 82
Sin embargo de su pretensión totalizante, la irrupción de la “teoría” de los 3 Sectores no se hizo
de manera forzada ni a presión; sino por el camino contrario, el de la seducción.
Un clima de época muy especial favorecía la receptividad de esta “teoría”; caracteriza ese
momento histórico – social el politólogo Edgardo Mocca con un interesante ejercicio: utilizando
como pivote la figura de la primer ministro británica recién fallecida, va más allá y pinta un
cuadro más amplio y explicativo:
“Los obituarios de Margaret Thatcher se han centrado razonablemente en
asociar la trascendencia de su figura a los años inaugurales del auge mundial del
neoliberalismo. Efectivamente, esa época fue el apogeo de la recientemente
desaparecida líder conservadora británica. El mundo llamó a las
transformaciones de las que fue precursora junto a Ronald Reagan “la revolución
neoconservadora”; en ella confluyeron las visiones restrictivas de la promoción
de derechos individuales propias del conservadurismo clásico con la
consagración de la doctrina neoliberal, rigurosamente partidaria de las más
amplias libertades de mercado y la general desaparición de las regulaciones
estatales. La dama de hierro no fue solamente precursora de la ejecución política
82
Thompson, Andrés. (1997): "¿Del Compromiso a la Eficiencia? Los Caminos del Tercer Sector en América
Latina", en "3º Setor; Desenvolvimento Social Sustentado", Ed. Paz e Terra, Rio de Janeiro.

111
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

de esos dogmas de la época; fue también quien sintetizó con más precisión y
patetismo esos postulados: “la sociedad no existe”, afirmó a mediados de la
década de los ’80. La sociedad era para Thatcher el santo y seña de la retórica
izquierdista, fundamento ideal de las experiencias de estatismo y avance sobre
las libertades individuales que habían destruido por dentro a las democracias
europeas en la era “keynesiana” iniciada después de la Segunda Guerra. El relato
thatcheriano supo enlazar discursivamente el fracaso, evidente a esa altura, del
socialismo soviético y de su campo de influencia, con los factores estructurales
de las crisis que atravesaban las economía de los países capitalistas desarrollados
desde mediados de la década de los setenta. Ambos fenómenos quedaban
asociados en la crítica a la voracidad de estados burocráticos y parasitarios que
estrangulaban la iniciativa y la competitividad de los propietarios privados. Con el
derrumbe de los estados socialistas de la URSS y el este europeo llegaría el
tiempo de la consagración del pensamiento neoconservador-neoliberal como la
única interpretación posible del mundo. Las reformas neoliberales que
recorrieron el mundo fueron situadas en el lugar de un fenómeno natural, cuya
impugnación equivalía a la negación del principio físico de la gravedad. Había
espacios para disidencias políticas menores entre progresistas y conservadores;
pero la privatización, la desregulación y la apertura irrestricta de la economía
eran fórmulas suficientes para que los países pudieran alcanzar el paraíso de la
prosperidad ilimitada.

Esas coordenadas ideológicas en las que nació nuestra democracia actual


influyeron fuertemente en las condiciones en las que se desplegó la
transformación neoliberal en nuestro país. Todos tenemos presente que fue tal
la hegemonía cultural alcanzada por el neoliberalismo que el más importante
clivaje de la época dividía al menemismo, la “cirugía mayor sin anestesia”, de la
constelación opositora que predicaba la defensa de los derechos y la sensibilidad
ante la injusticia, dentro del mismo proyecto de reestructuración social y
económica. Solamente el derrumbe generalizado de fines de 2001 pudo alterar
ese cuadro de situación político-cultural en nuestro país. De la crisis de entonces
emergió un clima de época que creó las condiciones para el surgimiento del
proyecto político que gobierna desde 2003.” 83
Una referencia fundamental de ese planteo es un famoso estudio sobre Organizaciones de la
Sociedad Civil dirigido por dos autores anglosajones llamados Lester Salamon y Helmut Anheier
y llevado adelante desde la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos. Este estudio

83
Mocca, Eduardo, “Presencia de Margaret Thatcher en la Argentina”, Diario Página 12, sección El País, domingo
14 de al de 2013, Pág. 10

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

denominado “Proyecto de Estudio Comparativo sobre el Sector Sin Fines de Lucro”, se realizó
en 22 países del mundo, incluyendo la Argentina, y finalizó en 1999.
Allí, los autores plantearon que los que ellos iban a considerar como Organizaciones del Tercer
Sector eran las que pudieran enmarcarse en una definición llamada “definición estructural
operacional” elaborada por ellos mismos.
El socio local en nuestro país fue el CEDES - “Centro de Estudios de Estado y Sociedad” - quienes
debieron utilizar esta definición estructural operacional para decidir cuáles Organizaciones
incluir en la investigación y cuáles no.

LINK: www.cedes.org
Veamos entonces la definición en palabras del mismo CEDES:

Formales: deben tener algún grado de institucionalización. Si no es a través de un certificado o


registro legal, la formalidad puede demostrarse a través de, por ejemplo, encuentros regulares
o reglas de procedimiento.

Privadas: no deben ser parte del aparato de gobierno ni deben estar dirigidas por mesas
directivas dominadas por agentes gubernamentales. Esto no significa que no puedan recibir
importantes aportes gubernamentales, o que agentes gubernamentales no puedan sentarse a
sus mesas directivas.

Sin distribución de beneficios: pueden acumular excedentes, pero éstos no deben redistribuirse
entre sus socios o directores, sino que deben ser reinvertidos en relación a los objetivos básicos
de la organización.

Autogobernadas: deben poseer sus propios procedimientos internos de gobierno, y no estar


controladas por entidades externas.

No comerciales: no deben estar organizadas principalmente para objetivos comerciales. Esto


no significa que no puedan obtener ganancias de sus actividades.

Voluntarias: deben incluir algún grado significativo de participación voluntaria. Esto no significa
que la mayoría de su personal deba ser voluntario, o que la mayor parte de sus ingresos
provenga de donantes.

No partidarias: no deben estar primariamente comprometidas en promover candidatos


políticos. Esto no significa que no puedan embarcarse en actividades políticas no partidarias.

Es decir que las organizaciones que quisieran entrar dentro de lo que a priori podríamos
denominar Organizaciones del Tercer Sector debían cumplir con estas características; quien no
las cumple, no es considerada dentro del sector.

Transposición semántica:

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Una situación que comenzó a mostrar las primeras grietas en el sostenimiento de esta idea es
que a poco de ser presentada como “teoría” de los 3 Sectores y a las Organizaciones como
“Organizaciones del Tercer Sector”, esta denominación fue comenzando a dejarse de lado por
otra nueva que estaba impulsada por organismos internacionales como el Banco Mundial y que
venía de la mano del resurgimiento de un concepto: el de Sociedad Civil.
Así, comenzó a concretarse un deslizamiento semántico: a lo que antes se llamaba “Tercer
Sector”, ahora le llamamos “Sociedad Civil” y las que antes eran “Organizaciones del Tercer
Sector” ahora se las llamará “OSC: Organizaciones de la Sociedad Civil”, es decir, cambio de
nombres pero sin abandonar la idea sectorial, por la cual ahora la Sociedad seguía quedando
dividida en 3 Sectores llamados: Estado, mercado y Sociedad Civil.
La llegada de una nueva oleada bautismal propuso denominar ahora “Organizaciones de la
Sociedad Civil” – OSC – a las que antes se llamaron “Organizaciones del Tercer Sector” u
“Organizaciones No Gubernamentales”. A raíz de este reemplazo, muchos autores realizaron la
operación algebraica más sencilla de la historia: cambiar la denominación vieja por la nueva; sin
que ello signifique ningún cambio en la concepción teórica.

Por eso, más allá de su denominación ya como Organizaciones del Tercer Sector o como OSC,
tengamos presente que el alcance y significado de esta idea no ha cambiado: hace referencia a
una situación estática y alude a su concepción geográfica / geométrica / topográfica, que se ve
reflejada en el uso de los siguientes términos que pretenden definirla; 16 denominaciones
alternativas para un mismo anclaje conceptual: la pertenencia a un espacio como marca
filiatoria de las Organizaciones, más allá de los comportamientos que cada una pueda tener en
su relación con lo social:
1.- Ámbito 9.- Porción
2.- Campo 10.-Sector
3.- Conjunto 11.-Segmento
4.- Continente 12.-Subsector
5.- Esfera 13.- Terreno
6.- Espacio 14.- Territorio
7.- Lugar 15.-Trama
8.- Parcela 16.-Universo

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Vale advertir, entonces, que la utilización de la expresión Sociedad Civil haciendo referencia a
un esquema conceptual de la teoría los Tres Sectores, resulta mucho más común y difundida de
lo que se cree.
Estamos ahora en condiciones de ir al estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins, en
versión local del CEDES para ver aún con mayor profundidad la naturaleza e intenciones de esta
idea.

“Teoría” de los 3 Sectores

“Teoría trisectorial” de la Sociedad


Civil

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

LECTURA COMPLEMENTARIA
El texto de referencia, “Estudios sobre el Sector Sin Fines de Lucro” es la publicación
argentina del Estudio Comparativo de la Unidad Johns Hopkins. De él, resulta
fundamental leer el Prefacio y el Capítulo N° 1.
El resto del libro, aunque no es de lectura obligatoria, es muy interesante como forma de
profundizar y entender más la naturaleza de esta idea presentada como “teoría”.

Crisis de la concepción tercersectorialista

La “Teoría” de los 3 Sectores tardó en comenzar a resquebrajarse lo que el neoliberalismo de


los años `90 en mostrar sus primeras fisuras.
Una de las principales procedencias de las críticas fue su propio diseño interior. La crisis interna
comenzó a forjarse cuando quienes hacían investigación para contribuir a su difusión y
afianzamiento tomaron decisiones metodológicas que resultaron letales para la “teoría” misma.
Recordamos aquí algunas de ellas, según la trabajamos ya anteriormente: la esencia de esta
teoría (de los 3 Sectores) residía en la relación unívoca entre rol social y sector de pertenencia y
no podían existir ni transgresiones, ni dismorfismos, y mucho menos actores politizados, por lo
cual cuando se clasificó como Organizaciones del Tercer Sector – tal rezaba su nueva ficha
bautismal – sin problema, a las Fundaciones, a las Asociaciones Civiles, a las Sociedades de
Fomento, a las Federaciones y a las ONGs en general; formas tan significativas como las Obras
Sociales, los Sindicatos, las Cooperativas y los Partidos Políticos fueron presentados por estos
teóricos como “casos híbridos” 84 (sic) o como pertenecientes a una “zona gris” 85
(sic) que la
clasificación, obviamente, no consideraba. La manipulación de sentido deja entonces de ser
sutil y se hace evidente: aquellos rasgos de la realidad que no entran en la teoría no hacen
redefinir la teoría misma, sino que cargan con la culpa de no adecuarse a ella y se elige la

84
Según lo visto en Roitter, Mario; González Bombal, Inés (2000) Estudios sobre el Sector Sin Fines de Lucro en
Argentina, CEDES, Buenos Aires, Pág. 17
85
Salamon, Lester; Et al, Op. Cit., Pág. 561

116
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

hibridez (la desmesura, según su etimología griega) como intento de transformar al testigo en
acusado.
La otra vertiente crítica, la externa, comenzó a cuestionar

i) la homogeneidad interna de cada sector;

ii) su supuesta “superioridad ética y de eficiencia” respecto de los otros dos sectores; así
como,

iii) la existencia misma de estos sectores y el marco neoliberal al cual adscribía la Teoría.

El fracaso evidente del modelo neoliberal para resolver la cuestión social de manera éticamente
integral y el rechazo paulatino a su relato generó el despegue de las élites académicas de una
concepción trisectorial a la que no pocos habían loado con simpatía y benevolencia teórica. Sin
embargo, desechada ya como explicación de cómo funciona una sociedad – por simplista,
invertebrada y rígida – la Teoría de los 3 Sectores siguió resistiendo hasta hoy, aunque
debilitada y en franca retirada.
Aún hablando ya de Sociedad Civil y no de Tercer Sector, el corsé impuesto por esta única
denominación para intentar designar un conjunto tan heterogéneo de Organizaciones, estrecha
la mirada conceptual hacia simplificaciones que más que recortes operativos de alguna
definición investigativa, son peligrosas generalizaciones que desdibujan el poder conceptual y
hermenéutico de la denominación misma.

Una Lectura Complementaria muy recomendable para entender las diferentes adaptaciones
que fue sufriendo este concepto de por sí bastante estrecho es un artículo del propio Roitter;
“El tercer sector como representación topográfica de sociedad civil” y que nos parece muy
interesante

Para que esta idea simple de los 3 sectores pudiera expandirse y fluir, era necesario seguir
haciendo simplificaciones. Así, encontramos en distintos autores, diversos tipos de
simplificaciones, a los que, provisoria e inacabadamente, hemos catalogado así:

Simplificación por Especificidad: consiste en restringir la denominación de Organizaciones de la


Sociedad Civil (y por ende, de Sociedad Civil) a un subgrupo reducido de instituciones de cierta
tipología, dejando fuera a los otros subgrupos esgrimiendo alguna justificación para esto:

117
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

“Por ello, aquí hemos optado por aprehender esta relación a partir de las
expresiones sociales que denominamos Organizaciones de la Sociedad
Civil (OSC, término utilizado también por otros investigadores y
organismos públicos, ya que las define a partir del espacio en el cual
reconocen su origen e identidad… Al referirnos a estas organizaciones
estamos excluyendo a los partidos políticos y los sindicatos, debido a que
ambos han constituido un espacio propio, un sistema que los explica y les
asigna un rol en la sociedad… Distinto es el caso de la empresa privada, la
cual responde claramente a la lógica capitalista y por tanto su estructura,
sus fines y sus medios de acción serán sustancialmente distintos de
cualquier OSC. Con el mismo criterio hemos excluido a las iglesias como
tales, a las asociaciones de profesionales, a los centros de estudiantes, a
las cámaras empresariales, en cuanto representan tradiciones
particulares y no son vistos86 hoy como miembros del sector que nos
interesa” 87
Notemos que dichas “exclusiones” vacían literalmente a la Sociedad Civil y la restringen –
suponemos, por defecto – a las Asociaciones Civiles, Fundaciones, Federaciones, Mutuales y
Cooperativas; y más aún: el autor parte este reducido espectro en dos grupos supuestamente
bien definidos:
“… el tercer sector, como representante de las organizaciones que
trabajan en la asistencia directa, acotadas a lo social, y con un discurso
político por lo general conservador, y las organizaciones de promoción y
desarrollo, surgidas en los años sesenta, que alientan la participación
social desde la base y el compromiso político con los movimientos
populares.” 88

LECTURA SUGERIDA
Las citas recientes son del muy buen libro de Sergio De Piero:
“Organizaciones de la Sociedad Civil. Tensiones de una agenda en construcción.”
Editorial Paidós, Bs. As., 2005

86
La negrita es nuestra: “no son vistos”; no dice por quién, ni dónde ni por qué.
87
De Piero, Sergio; Organizaciones de la Sociedad Civil. Tensiones de una agenda en construcción. Paidós, Buenos
Aires, 2005, Pág. 42
88
Íb. Id.; Pàg. 41

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Con lo que luego de esta simplificación, el concepto de Sociedad Civil queda sumamente
restringido a un subgrupo que no abarca las Organizaciones que la realidad manifiesta
heterogénea y complejamente.

Simplificación Ideológica: resulta más común de lo que se cree restringir la definición de


Sociedad Civil a solo una porción de las expresiones ideológicas de una determinada sociedad
en determinado momento, dejando fuera de la definición a la porción con expresiones
ideológicas opuestas.

Esta operación también responde a algo que existe en lingüística y es un recurso llamado
sinécdoque, que consiste en extender, restringir o alterar de algún modo la significación de las
palabras, para designar a un todo con el nombre de una de sus partes o viceversa. Desde la
sinécdoque se estandariza la ideología que es esperable que las OSC tengan; cualquier otra será
vista como una desviación a corregir.

Simplificación Axiológica: consiste en una de las operaciones aparentemente más sencillas


pero sin dudas compleja y muy poderosa; rodear a una palabra, concepto o idea de una
significación positiva, “buena”. Así, las OSC son las organizaciones “buenas”, transparentes, no
contaminadas, no corruptas, etc.
Esta simplificación es puesta en el tapete de la crítica por la siguiente…

LECTURA SUGERIDA
La nota “La Sociedad Civil encierra tantos mitos como realidades” de Carlos Acuña es
una explicación escrita de manera clara y en lenguaje de divulgación (como deben ser las
notas periodísticas) pero que toca por lo menos 4 aspectos fundamentales acerca de la
Sociedad Civil y sus Organizaciones.

LECTURA SUGERIDA
El texto de Félix Bombarolo* “El contenido y el envase…” resume (y despliega) de manera
brillante los argumentos críticos de los tres cuestionamientos antes mencionados. Su
lectura es fundamental para entender la fragilidad
“ argumentativa del andamiaje de la
teoría criticada. Pero el autor no se queda allí; también hace 3 proposiciones muy
importantes.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ACTIVIDAD;
Preste atención a esta noticia aparecida el martes 02/11/2011 la sección Información General
del Diario La Nación.

Se refiere a la votación en Comisión de la Cámara de Diputados sobre la Legalización del


Aborto.
http://www.lanacion.com.ar/1419677-el-debate-tambien-fue-fuerte-en-la-calle

En la bajada del Título se utiliza la denominación “Organizaciones”: “Distintas organizaciones


manifestaron sus posturas sobre la interrupción del embarazo.”

En la nota se hace mención concreta a 7 de estas Organizaciones:

1.- Red San Isidro


2.- La Merced Vida
3.- Red Federal de Familias.
4.- Central de Trabajadores de la Argentina (CTA)
5.- Socialismo Libertario
6.- Las Rojas
7.- Las Mujeres del Plenario de Trabajadoras en el Frente Izquierda.

Luego de leer la noticia, preguntaría entonces Bombarolo:

¿Alguien todavía puede seguir pensando que existe algo llamado “Tercer Sector” que las agrupa
a todas juntas?

¿Qué diría acerca de este tema una declaración única y oficial de ese supuesto Tercer Sector? Si
una teoría no describe la realidad, ¿debemos cambiar la teoría o negar la realidad?

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Actividad:
Se presentan a continuación dos textos críticos de la idea de “Tercer Sector”; léalos y resalte
las ideas principales de cada uno de ellos.
Lectura 1:
El Contenido y el Envase
Félix Bombarolo *
Me posiciono en estas líneas en franca confrontación de ideas con aquellos que esgrimen
argumentos en pos de la creación y/o fortalecimiento del un tal 'sector N° 3'.
Y me gusta hacerlo en este bonito espacio de intercambio y difusión planteado por las amigas y
amigos del CENOC, gente querida que ha venido trabajando desde hace muchos años desde el
Estado en aras de apoyar a las organizaciones sociales, o 'de la comunidad', como gustan decir.
Planteo pues, y sin rodeos, tres áreas de confrontación conceptual sobre el asunto: ¿Desde
dónde se piensa y a qué nos conduce esta mirada 'sectorialista' de la sociedad...? Como casi
toda mirada 'funcionalista', el enfoque desde donde se manifiestan quienes levantan la
bandera del sector N° 3, es extremadamente simplista y termina inexorablemente
distorsionando la realidad (o presentándola de una manera 'intencionadamente' distorsionada,
quien sabe...). Y es que no es posible en ningún análisis que intente dar cuenta de los procesos
de construcción de las relaciones sociales y culturales en el capitalismo moderno, presentar la
cuestión como una 'supuesta pugna' de sectores, siendo estos el Estado, el mercado y la
sociedad civil. Los acontecimientos vividos en la Argentina en los últimos meses, y también los
ocurridos en Venezuela, Ecuador y Brasil, nos muestran con extraordinaria crudeza la
complejidad político institucional que determinó los cambios que se han producido con
inimaginable celeridad. ¿Cómo analizaríamos estos procesos 'reales' desde la perspectiva de los
sectores...?, ¿podríamos esgrimir algo así como que en Argentina y Venezuela el sector N°1
(político/estatal), es ineficiente, perverso y corrupto en contraposición a un supuesto sector N°
3 (organizaciones de la sociedad civil o tercer sector) que es más eficiente, democrático y
justo...?, ¿cómo analizaríamos desde este estrecho enfoque las diferentes dinámicas socio
productivas que caracterizan y diferencian a Brasil y la Argentina...?, ¿cómo revisaríamos los
procesos de concentración del ingreso y aumento de los niveles de pobreza y exclusión, temas

122
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

centrales en América Latina, desde esta perspectiva de los 3 sectores...?. Y si acaso esta
perspectiva no nos alcanzara o sirviera (por débil, distorsionante o perversa) como plataforma
teórica para revisar los procesos sociales, ¿dónde radicaría su relevancia...? ¿A quién nombran
los que nombran a aquel 'colectivo' organizacional...? Pero supongamos que sorteásemos aquel
cuestionamiento inicial y nos sumáramos a las huestes de quienes avanzan por la vida
levantando las banderas del sector N°3, la pregunta sería, ¿quiénes somos los del sector N°
3...?. Pues aquí sí que tenemos problemas. Existe tal diversidad de criterios sobre la definición
de aquel universo, que es imposible decir con claridad de quien hablamos. Algunos agrupan
bajo aquel paraguas protector a organizaciones tan dispares como los centros vecinales y los
hospitales o universidades privadas, o tan antagónicas en términos de su rol social, como las
Madres de Plaza de Mayo y el Club de Suboficiales de la Armada. No resulta serio entablar un
análisis de proceso social alguno en el que supongamos que en la pugna de intereses y
búsqueda de establecimiento de pautas de convivencia,
un sector N°3 (o cualquiera sea su N°) está compuesto por aquel crisol de organizaciones tan
heterogéneas y de intereses tan opuestos. Y tampoco resulta viable imaginar proceso de
fortalecimiento institucional alguno a un imaginario sector de aquellas características. Pero aún
cuando intentáramos tozudamente insistir con su conformación, nos encontraríamos con que
es casi imposible obtener datos sobre su 'forma' real, precisamente porque en esencia las
organizaciones sociales, en general, son informales. Son sólo algunas pocas entre el enorme
universo de agrupaciones, las que han adquirido cierta 'institucionalidad pública' y de las cuáles
es posible conocer algunas de sus características morfológicas.
Ahora, ¿es posible trasladar aquellas características surgidas de aquel pequeño grupo de
organizaciones, al resto del supuesto sector N° 3...?, pues no, no lo es. Y sin embargo existen
enormes confusiones generadas por quienes pretenden trasladar desde esta óptica,
herramientas, saberes y valores de aquel pequeño grupo de organizaciones auscultadas (¡que
en ocasiones ni siquiera son del propio país...!) al resto de las diversas y ricas agrupaciones de
aquel universo difuso. En definitiva, no existe sector N° 3 reconocible como tal con similares
características e intereses.

123
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

¿Porqué y para qué sería 'mejor' privilegiar al supuesto N° 3 que los otros dos...? Se presentan
aquí habitualmente algunos argumentos 'tramposos'. Son los esgrimidos por aquellos que bajo
una supuesta más limpia y honesta condición de aquel sector N° 3 (de imposible definición,
según vimos...) denostan, principalmente, al sector N° 1 (o sea, al Estado y a al sistema político),
encarnación aparente de todo lo malo que nos pasa. El problema aquí es que es precisamente
el Estado quien, en el sistema político institucional que nos cobija, debiera asumir la
responsabilidad de cuestiones tales como la construcción de la equidad y la justicia social,
protegiendo y dando más espacio de acción a las personas excluidas y haciendo valer los
derechos sociales, políticos y económicos de todas las ciudadanos y ciudadanos del país.
La pregunta es, ¿quién se beneficiaría si se debilitara aquel sector N° 1...?, y la otra, ¿qué
'recorte' del sector N° 3 saldría robustecido de este corrimiento del protagonismo social en la
toma de decisiones...?. Pues diciendo las cosas por su nombre, no son precisamente las
organizaciones que representan a la población más pobre y excluida, las que alzan las banderas
del sector N° 3. No son las organizaciones de base, ni las asambleas vecinales, ni los piqueteros,
ni cartoneros, ni las pequeñas cooperativas agrícolas, ni los representantes del movimiento de
fábricas recuperadas, las que se sientan a negociar en las mesas de los organismos
multilaterales (BID, Banco Mundial, etc.), ni las que principalmente participan de los espacios
abiertos por el Estado para la 'sociedad civil', ni las que acceden a los fondos de la cooperación
internacional. La 'apropiación' del título, las banderas (¡y el dinero...!) del sector N° 3 están,
desde la misma invención de tal denominación, en manos de fundaciones empresarias,
organizaciones técnicas y viejas instituciones tradicionales. Es así pues que es la propia elite
económica, filantrópica y tecnoburocrática la que, con mejores o peores intenciones,
generalmente termina 'aprovechándose' de aquellos espacios dejados por el 'ineficiente y
clientelista' sector N° 1. ¿Es acaso aquella elite 'tercersectorialista' la que nos garantizaría el
bienestar y la equidad al fin...?. Pues claro que no.
Si todo esto fuera cierto y usted lectora, lector, acordara aunque sea en parte con estas
provocativas reflexiones, si nos pareciera realmente poco valioso o inconducente mirar la
sociedad desde esta perspectiva sectorial, si renegáramos de la posibilidad de juntar en un
mismo colectivo el agua y el aceite (¿el lobo y las gallinas...?), si estuviéramos prevenidos de

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

aquellas jugadas peligrosas de quienes desean dejarnos sin el necesario N° 1, a cambio de un


'selecto' N° 3...: ¿cómo abordar esta cuestión del supuesto sector 3...?, ¿qué decir sobre este
abordaje que sea 'constructivo'...? (siempre hay que decir algo constructivo ¿verdad...?), ¿hacia
dónde tornar la mirada para transformar lo cuestionablemente cimentado en estos años en
nombre de aquel N° 3...?. Pues sí que hay algunas cosas interesantes que rescatar de este
tiempo de trabajo y aprendizaje junto a las organizaciones sociales, y aquí van otras tres
cuestiones, ahora, propositivas:
1.- Mirar desde donde podamos ver los problemas estructurales y encontrar soluciones en
serio
Resulta necesario hacer un esfuerzo permanente en centrar la mirada en el problema que no
nos permite construir una sociedad que valga la pena vivir, esto es: el permanente aumento de
la desigualdad en la distribución del poder simbólico y económico, que hace que unos
(personas/instituciones) cada vez tengan y puedan más..., mientras la gran mayoría
(personas/instituciones) cada vez tiene y puede menos. Si esta situación se mantiene, será
imposible construir mayor democracia, transparencia, será imposible superar las insoportables
situaciones de miseria, será un espejismo cualquier intento que hagamos por construir un
mundo mejor. Desde esta mirada, ya no tiene una relevancia primordial si tal o cual
persona/institución pertenece al sector N° 1, 2 o 3, lo relevante será como actúa en la
construcción de las relaciones sociales en el lugar en que le toque actuar, qué hace realmente
para lograr mayores niveles de equidad social, cómo 'abre el juego' a la participación de
quienes menos parte han tenido hasta el momento, y de qué manera reparte el poder que le ha
tocado en suerte poseer. Miraremos entonces las alianzas o asociaciones entre organizaciones
ya no más por su 'pureza intersectorial', sino más bien por el fin que persiguen y los resultados
obtenidos en ese accionar. Es posible situar allí un análisis de las organizaciones sociales (y del
estado, y de las empresas, y de las universidades y de....), ya no como engranajes de una
monolítica rueda trisectorial, sino como movimientos y agrupaciones en pos de intereses
sectoriales (entre quienes tienen y pueden y quienes no).

125
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Seguramente desde esta perspectiva, los sectores no serían el N° 1, 2 y 3, serían otros, estarían
en permanente movimiento y
conformados entre las organizaciones que quieren realmente un cambio de paradigma, un
nueva forma de concebir el mundo y las relaciones de poder y quienes no, sean estos
organismos públicos, ONGs, microempresas o lo que fueran. Es la visión del mundo y su
impronta en él lo que debería definir a 'los sectores', y NO el tipo de adscripción al registro de
personas jurídicas.

2.- Respetar a las personas y organizaciones, sus deseos, intereses y culturas


Podría ser relevante también comenzar a ver a las organizaciones de personas como lo que son
y no como lo que nos gustaría que fueran. Se han tejido semejante cantidad de modelos
organizacionales que se han tratado de 'implantar' en las organizaciones sociales, que pocas
veces hemos logrado descubrir realmente el 'ethos' de los grupos y potenciado su iniciativa y
creatividad. Si, como vimos, admitiéramos que resulta de poca utilidad unificar a
organizaciones tan diversas bajo un colectivo común denominado 'sector N° 3', ¿por qué
seguimos intentando unificar normativas, herramientas de gestión institucional, sistemas
comunicacionales y otras cuestiones...?. El único argumento que podríamos aplicar a semejante
obstinación, es el de la intención de instalar en el conjunto de las organizaciones una única
matriz y cultura organizacional (determinada a inicios del nuevo siglo por el modelo de la
empresa privada). ¿Cómo aplicar un manual de constitución de comisiones directivas en las
asociaciones vecinales de Clorinda o Cutral-có...?, ¿qué importancia tiene para los grupos
juveniles de Cañada de Gómez y Malargüe tener los 'libros contables' al día, si no tienen un
peso ni se manejan con una lógica económica...?, ¿cuál es el sentido de formar en 'liderazgo' al
más puro estilo empresarial a los abuelos del centro de jubilados de La Matanza o Tartagal...?.
Si mirásemos la particularidad y escuchásemos a las personas que intentan día a día llevar
adelante un proyecto colectivo 'singular', olvidándonos por un instante del 'sector' al que
pertenecen y de sus deberes institucionales por pertenecer a él, quizás podríamos construir un
abordaje más motivador y transformador, 'desde el mismo hacer', y ya no tanto desde el donde
supuestamente deberíamos llegar.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

3.- El trabajo es 'en' los procesos, y no 'sobre' los supuestos sectores


Definitivamente el 'rival a vencer' no es el Estado; definitivamente el 'héroe' a erigir no es el
'eficiente y honesto' tercer sector. No es así como deberíamos armar los argumentos y encarar
la labor, a menos que, como vimos, tengamos un 'especial interés' en que esta dicotomía se
agudice. Siendo así, tendremos que trabajar en descubrir y apoyar 'procesos sociales' en los que
se generen mejores condiciones de vida para las personas excluidas de los lugares de decisión,
de aquellas a las que el reparto de la riqueza generada socialmente les llega en cuentagotas. Es
sobre esos procesos sobre los que deberíamos enfocar la mirada y generar apoyos
institucionales diversos, a la empresa, al comercio, al Estado, a las organizaciones en pugna en
cada sitio construyendo cultura y repartiendo esfuerzos y excedentes. Es tan importante desde
este enfoque, el fortalecimiento y formación de las organizaciones sociales, como el apoyo a los
organismos públicos y a las cámaras de comercio o industria, etc. El punto ya no es tanto el 'a
quién' capacitar y formar, sino el 'en qué' hacerlo. ¿La prioridad es capacitar a los comedores
comunitarios en cómo controlar/ auditar mejor al Estado...?, ¿o es acaso formar a los centros
vecinales en cómo pedir dinero a las empresas...?. La formación en el 'vacío' resulta compleja
en estos casos, pero más cuestionables aún son los temas y mensajes que se transmiten a
través de aquella. En este sentido, el fortalecimiento debería estar orientado, casi
obsesivamente, a generar procesos intersectoriales que promuevan la cultura de la
equidad y la participación, pero en serio, enfrentando y sacando a la luz el conflicto social, que
no es precisa o principalmente entre el Estado y las organizaciones, sino entre quienes acceden
al 'poder hacer' acumulando los frutos de bienestar generado por todas y todos (sean del sector
que sean...), y quienes no (sean del sector que sean...).
Y así las cosas..., quizás planteadas de manera un tanto ¿brutal..?; en todo caso, el objetivo no
fue ofender a nadie sino más invitarnos a quitar por un instante la mirada de 'la forma de
envase', concentrándonos un poco más en conocer el 'tenor, color y sabor del contenido'...,
¿qué les parece...?
• Arquitecto, experto en diseño, ejecución y evaluación de programas y proyectos. Es consultor de
organismos públicos y privados en Argentina y el resto de América Latina. Publicado en “Acerca
de la Constitución del Tercer Sector en la Argentina” CENOC · 2003

127
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Lectura 2:
La Sociedad Civil en una etapa de reconstrucción

Daniel Garcia Delgado *

El derrumbe del 21 de diciembre de 2001 se ha convertido en un momento clave de la historia


argentina, por varias tazones: no sólo por la profundidad y el dramatismo de la situación de
ingobernabilidad, la conjunción de depresión económica, fractura social, default y aislamiento
internacional, que pusieron en cuestión la viabilidad misma de la nación, sino también porque junto
con la crisis se puso en duda una serie de enfoques teóricos que habían hegemonizado los noventa. Se
trata de un conjunto de teorías de alcance medio y de modelos que formaban parte del “pensamiento
único” y de la visión modernizadora del Consenso de Washington.

En primer lugar, en economía, la visión ortodoxa de la teoría neoclásica se implantó con una suerte de
pretensión imperial sobre el conjunto de las ciencias sociales y de dictadura sobre la sociedad, donde
no podía cuestionarse nada de lo que se presentaba como una ciencia neutral, exacta y libre de
valores. Ausente en esta versión de la economía la dimensión ética, el rumbo correcto, era
considerado como un problema exclusivo de un coto de expertos y como un conjunto de reglas
inflexibles a las cuales la sociedad no podía sino adaptarse.

En segundo lugar, en la década de 1990, la política social estuvo dominada por el paradigma del
“focalizado gerencial”. El enfoque de beneficiarios independizado de la política económica, de
perspectivas universales y de derechos, trabajaba sobre los efectos más que sobre las causas y se
elaboraba sobre el supuesto de que para una lucha eficaz contra la pobreza había que descentralizar,
focalizar y fortalecer la sociedad civil por medio de programas de asistencia.

Ello significaba proponer a las organizaciones de la sociedad civil una articulación de carácter técnico y
gerencial con el Estado. En todo caso, significaba considerar que la lucha contra la pobreza se hacía
sobre una población marginal vulnerable al proceso de modernización durante el tiempo que llevara la
transición hacia la sociedad libre de mercado, pero este supuesto duró hasta que se tomó conciencia
de que esa pobreta afectaba ya a la mayoría de la población.

En tercer lugar, la visión acrítica de la globalización competitiva, de “inserción en el Primer Mundo”, de


la globalización como “aldea global» y cómo único camino —o como un fenómeno natural y
determinado—, empezó a crujir cuando comenzó a correrse el velo de que esta perspectiva, más que
un análisis serio de procesos que dan lugar a la sociedad de los servicios y de la información ya una
nueva etapa del capitalismo financiero especulativo, era una construcción ideológica fundamentadora
del predominio de los mercados financieros globales, de las grandes empresas multinacionales y de la

128
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

unipolaridad. En todo caso, propiciaba una relación cada vez más asimétrica entre países desarrollados
y países en desarrollo que alejaba —más de lo que acercaba— esas realidades.

Finalmente, la perspectiva del Estado “mínimo”, ocupado en unas pocas funciones básicas, dejando al
mercado la mayor parte de las asignaciones, luego de eliminar regulaciones sobre servicios básicos y la
justicia distributiva para asegurar la eficacia y eficiencia de la gestión, ha sido cuestionada por la
pérdida creciente de cohesión social, de competitividad y de representatividad. Y junto con ello, y dado
que cada visión sobre el Estado y sus funciones implica una de la sociedad civil y sus organizaciones, se
puede también poner en cuestión una visión sobre la sociedad civil de fuerte influencia en los noventa:
la del “tercer sector”.

En efecto, la concepción de la sociedad civil como “tercer sector”, de una sociedad diferenciada del
sector “público” y “privado”, constituida básicamente por ONG, por un voluntariado altruista, era una
sociedad plena de valores solidarios, qué tendría todas las respuestas a los problemas de pobreza,
corrupción y ciudadanía mediante el aumento de la solidaridad orgánica, la neofilantropía, la
responsabilidad social empresaria y la auditoría del Estado.

Esta perspectiva neoinstitucionalista (Thompson, 1995; González Bombal, 1995, 1998; Peruzzotti,
1999), si bien intentó superar una visión organicista de la tradición de pueblo-nación, así como una
visión gramsciana de hegemonía-contrahegemonía, parte de una visión totalmente negativa de la
propia historia nacional, en la cual el concepto de pueblo había representado durante un largo período
la expectativa por un designio común. De esa forma establecía una ruptura con esta tradición al apoyar
el advenimiento de una nueva etapa plena de autonomía de las organizaciones de la sociedad civil
(OSC), y de una sociedad civil sin tensiones y libertaria, pero precisamente cuando ésta se volvía
crecientemente desigual y fragmentada; en realidad, a lo que se estaba abriendo paso no era tanto a la
sociedad civil sino al sector privado, y a que el concepto de “sociedad civil” se fundiera con el de
“sociedad de mercado”.

De esta forma, en esta visión del “tercer sector», funcional al modelo que colocaba como central la
transparencia, desaparecía la nueva cuestión social emergente expresada por los movimientos sociales
de protesta y portadores de demandas universalizables como la de la inclusión. Se olvidaba que,
mientras se enfatizaba la microeconomía y la sociedad civil local, había manifestaciones de creciente
plasmación de una sociedad civil mundial con cuestionamientos a los principales actores del poder
global. O que mientras se enfatizaba la autonomía de las organizaciones y de los individuos respecto
del Estado, se perdía de vista que la autonomía de éste era en realidad una ficción respecto de las
demandas de los organismos multilaterales, la banca, las grandes empresas y los intereses del
mercado, en un país crecientemente sin futuro para muchos.

129
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Por eso, hoy es necesario replantear el enfoque del “tercer sector” desde una perspectiva más
endógena, y esto, creo, es la intuición y el disparador más profundo del trabajo de Sergio De Piero, la
fuerza movilizadora de su tesis. Se requiere realizar un tratamiento riguroso de una sociedad civil que
re— fleje las tensiones y demandas vinculadas no sólo a la transparencia de las ONG de control, sino-
también a las ONG de desarrollo, los movimientos sociales, los gremios, las pymes y la problemática de
la inclusión para evitar la sociedad dual.
Porque si bien la crisis posibilita cuestionar los enfoques predominantes en la etapa del “pensamiento
único”, también el ingreso en una etapa de reconstrucción —luego de la salida de la recesión y la
relegitimación del poder político en 2003— obliga a realizar un esfuerzo extra de pensamiento. Porque
la actual etapa no sólo es difícil y conflictiva —pruebas al canto:
la dura negociación con los organismos transnacionales y los acreedores—, sino a la vez fascinante,
dado que la Argentina es un leading case a partir del default, que muestra tanto la falta de hoja de ruta
de los organismos internacionales para con ella, como también la necesidad de generar un
pensamiento propio para esta novedosa situación.

En ese sentido, una tarea para la teoría política parece tener que ver con iluminar concepciones
renovadas sobre la sociedad civil que superen la pergeñada en la visión del “tercer sector”, una
perspectiva ni estatalista (hegeliana) ni de sociedad de mercado (lockeana), sino en todo caso mas
societal y comunicativa (habermasiana). No sólo preocupada por las instituciones y libertades
individuales (la república), sino también por las condiciones que hacen posible un orden republicano:
la autonomía, la equidad, los derechos sociales, la identidad, la inclusión (la nación). Es necesario
reconciliar estos términos, porque instituciones de control y auditoría perfectas en un país sin control
del propio destino y crecientemente desigual sólo pueden interesar a un sector restringido.

Esta renovada perspectiva debe permitir responder a problemas y superar tensiones sobre cómo
restablecer al Estado como eje articulador de los destinos de la sociedad. Este desafío constituye un
enorme esfuerzo para los distintos actores de la sociedad civil, Tos “viejos” —partidos, sindicatos,
empresarios, cooperativas, grupos de presión— y los nuevos animadores —medios concentrados,
ONG, piqueteros, grupos de desempleados, autogestionarios—.

Porque hoy los “viejos” y “nuevos” actores sociales no se ven como partes de un mismo proceso de
construcción social; se soportan, se usan, se excluyen, pero no pueden articular sus preferencias e
intereses en un espacio público de acumulación social.

Y debe responder también cómo se reconstruyen los consensos en el modelo de “democracia de


opinión pública” tan dependiente de medios de opinión y de sus empresas o de multimedios
concentrados. Sobre todo —como señala Strasser (2003) —, porque en el permanente y cada vez más

130
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

intenso intercambio entre medios y audiencias —ida y vuelta— no es precisamente poco el daño que
aquellos saben infligir así a la información a la opinión al servicio de lo realmente democrático.

Es necesario preguntarse cómo se representan las nuevas organizaciones sociales e intereses una vez
cuestionados los partidos. Y si en una era pospolítica son posibles nuevos mecanismos de diálogo
social y de concertación donde se debata la problemática de la distribución del ingreso y el desarrollo.
Y, en todo caso, ¿cómo se debe reformar la política y qué mediaciones hay que incorporar entre el
Estado y la sociedad? ¿Ello es posible sólo desde la perspectiva antipolítica de las ONG de control?

Y si bien junto con la globalización hay un auge de lo local, lo cercano y lo descentralizado, también no
es menos cierto que estamos en una etapa posnacional de dilución de fronteras y de concentración del
poder. Está claro que se viene una época de grandes bloques económicos mundiales, y que en algunos
casos, como el de la UE, ya se configuran como estados-región o supranacionales.

Y ese futuro —la construcción de una región como el Mercosur o de un espacio sudamericano con
porvenir en la civilización planetaria—, además de instituciones, requiere responder la cuestión de
cómo construir sociedad civil, ya no sólo nacional sino regional, o en todo caso cómo se construye una
subjetividad regional.

Por último, esta etapa exige nuevas elaboraciones conceptuales sobre la sociedad civil que nos
permitan arrojar luz sobre un camino novedoso en el marco de un extremo dinamismo, de cambios
constantes de escenarios y de hiperaceleración del tiempo histórico. En este sentido, el libro de Sergio
De Piero es un aporte en esta construcción desde la teoría política, y por ello se convierte en un punto
de referencia para quienes buscan hojas de ruta, brújulas y mojones con el fin de transitar el nuevo
rumbo.
_____________________________________

*Daniel Garcia Delgado: Prólogo al libro “Organizaciones de la Sociedad Civil: tensiones de una agenda en
construcción.” De Sergio De Piero, Paidós, 2005

131
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CAPÍTULO 6
El Concepto de Sociedad Civil

Vamos a trabajar a continuación sobre el concepto de Sociedad Civil. El motivo de esto tiene
que ver con dos razones:
a) Desde uno de los paradigmas más conocidos y difundidos se conoce a las
Organizaciones Sociales como Organizaciones de la Sociedad Civil. Para nosotros será
fundamental conocer a fondo la estructura de este paradigma, para poder después
plantear otro nuevo en el cual encuadrar el sentido y práctica de estas Organizaciones.
b) El concepto mismo de Sociedad Civil, además de tener una larga historia dentro de la
Ciencia Política, fue “rescatado” y reposicionado como elemento interpretativo de la
dinámica social y política a partir del año 1989 con la caída del Muro. Conocer los
paradigmas, potencialidades y límites de este reposicionamiento se hace fundamental
para problematizar la idea de SC y (re) formular su construcción de acuerdo a la realidad
argentina y latinoamericana.
Estas dos aparentemente “simples” razones nos llevarán a transitar muchos trabajos de
diversos autores latinoamericanos contemporáneos que a su vez se referirán a formulaciones
teóricas hechas por Grandes Autores Clásicos.
En este sentido, para referir (acotando) el concepto de SC en su relación con las
Organizaciones (y por ende, con su Gestión, temas centrales de esta Materia y Carrera) vamos
a realizar una opción metodológica que es recorrer los diversos usos de este concepto según 4
Ejes Analíticos de Formulación. En la unidad 3 estudiamos la primera; en esta Unidad vamos a
estudiar la tercera de ellas; en la Unidad 5 la cuarta de ellas. La formulación “de transición”
queda mencionada pero no profundizaremos en ella.
Ejes Analíticos de Formulación de la SC
1) La Transposición Semántica. Hemos trabajado ya este movimiento en la Unidad 3.
Consiste, reiteramos, en la irrupción de la denominación de “Sociedad Civil” en
reemplazo de la de “Tercer Sector” (con el consecuente cambio de “Organizaciones del
Tercer Sector” por el nuevo “Organizaciones de la Sociedad Civil”), pero siempre

132
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

pensando en una sociedad dividida en 3 sectores: Estado, Mercado y, ahora, Sociedad


Civil. Representa la formulación más profundamente geométrica y estática, es una
formulación teóricamente superada; aunque sobrevive como expresión del
reduccionismo neoliberal.

2) La Formulación Clásica. Según se introdujo, el concepto de SC tiene una larguísima


tradición dentro del estudio de la política y por tanto, son muchos y muy importantes
los autores que lo han definido y formulado, incluyendo, desde ya, definiciones y
visiones contrapuestas. Este eje de análisis sigue planteando una configuración
geométrica, a partir de la división clásica entre Estado y Sociedad Civil.

3) Las Formulaciones de Transición. A partir de diversas críticas, varios autores


comenzaron a manifestar sus dudas respecto de la capacidad de la idea de SC - si hecha
según las dos visiones anteriores - como herramienta conceptual para entender a las
sociedades actuales. Son planteos que si bien no dejan definitivamente de lado una idea
geométrica y sectorial, traducen su malestar teórico en la necesidad de incorporar
elementos dinámicos a dicha división. Pertenecen a esta línea de análisis las propuestas
de pensar en una “Sociedad Civil en movimiento” que acompañe a la SC como espacio
social.
Hasta aquí, los ejes que abordaremos en esta Unidad; el planteo analítico se completa con la
cuarto eje, que trabajaremos en la Unidad 5:

4) La Formulación Dinámica. Refiere a un cambio en la forma de pensar las OS no ya como


un grupo de actores, instituciones y factores sino insertos en una dinámica, una forma
especial de moverse de dichos actores. A las formulaciones anteriores, que hablan de SC
como sustantivo, contrapone una idea de SC como adjetivación de un cierto tipo de
dinámicas, que junto con otras, dan cuenta de las complejas imbricaciones de las
sociedades actuales.

133
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

1° Eje Analítico de Formulación de la SC - La Transposición Semántica.

LECTURA SUGERIDA
El texto de Daniel Garcia Delgado “La Sociedad Civil en una Etapa de Reconstrucción” no
sólo es el prólogo al libro de Sergio de Piero “Organizaciones de la Sociedad Civil” sino
además un trabajo crítico de la invocación del término “Sociedad Civil” sólo como
reemplazo de “Tercer Sector”.

Lamentablemente es muy común leer a diversos autores – muchos de ellos prestigiosos –


haciendo generalizaciones que refuerzan la concepción tercersectorialista de la Sociedad Civil y
toman como representante a una parte de ese (supuesto) sector para extenderla y presentarla
como característica histórico / contextual prevalente; como si ese “sector” se hubiera
desempeñado como un actor homogéneo y en única dirección. En efecto, es repetido ver como
se habla de que “la sociedad civil” tuvo un rol fundamental y decisivo en la lucha por los
Derechos Humanos durante la última dictadura y la transición democrática. Y desde ya resulta
innegable reconocer el aporte hecho por una parte de esa Sociedad Civil (supuestamente
indivisa); que pugnaba, en realidad, contra otra porción igual o mayor de esa misma sociedad
civil que promovía una acción reaccionaria.
La investigación de fuentes históricas así lo demuestra. Nótese la importancia de el tremendo
documento que se publica a continuación y que demuestra que el mismo esfuerzo que hacían
(con un gradiente infinitamente alto de valentía, dignidad y sacrificio, claro está) aquellas
Organizaciones de la Sociedad Civil que luchaban por el fin de la dictadura, era puesto en
espejo (con una dosis infinitamente mayor de entreguismo, cobardía y genuflexión, desde ya)
por aquellas otras – integrantes de la “misma” Sociedad Civil – que apostaban a la continuidad
del proceso y/o celebraban sus conquistas:

134
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Revista Corsa – N° 669 – marzo / abril de 1979 Espacio cedido sin cargo por este medio

<<….CONSTITUIR LA UNION NACIONAL, AFIANZAR LA JUSTICA, CONSOLIDAR LA PAZ


INTERIOR, PROVEER LA DEFENS COMUN. PROMOVER EL BIENESTAR GENERAL Y ASEGURAR
LOS BENEFICIOS DE LA LIBERTAD…>>

En reconocimiento a las Fuerzas Armadas de la Nación, al cumplirse el tercer aniversario de la


iniciación del Proceso de Reorganización Nacional, las entidades abajo firmantes transcriben
el preámbulo de la Constitución, porque en el se resume esfuerzos desplegados y resultados
obtenidos en tres años de gestión en pro de los objetivos nacionales que todos aspiramos a
alcanzar plenamente.

<<… PARA NOSOTROS, PARA NUESTRO POSTERIDAD PARA TODOS LOS HOMBRES DEL
MUNDO QUE QUIERAN HABITAR EL SUELO ARGENTINO: INVOCANDO LA PROTECCION DE
DIOS, FUENTE DE TODA RAZON Y JUSTICIA…>>

135
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

FIRMAN:
ACCION DE BIEN COMUN
AGREMIACION IMPORTADORES DE MAYORISTAS DE BAZAR Y AFINES
ASOCIACIONES
AMIGOS DE LA CALLE FLORIDA
ARGENTINA DE ACABADO DE METALES
ARGENTINA DE AGENCIAS DE PUBLICIDAD
ARGENTINA DE CARRETERAS
ARGENTINA DE COMPANIAS DE SEGUROS
ARGENTINA DE EDITORES DE REVISTAS
ARGENTINA DE LA CONSTRUCCION INDUSTRIALIZADA
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA ELECTRICA Y ELECTRONICA
ARGENTINA DE LA PROPAGANDA
ARGENTINA DE MARKETING
ARGENTINA DE MAYORISTAS E IMPORTADORES DE REPUESTOS DE
AUTOMOTORES Y ANEXOS
ARGENTINA DEL FRIO
ARGENTINA DE REPRESENTANTES DE INDUSTRIAS QUIMICAS DEL EXTERIOR
CRISTIANA DE DIRIGENTES DE EMPRESAS
CRISTIANA FEMENINA DE BUENOS AIRES
DE BANCOS DEL INTERIOR DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE CORREDORES DE CAMBIO
DE EMPRESARIOS DE LA VIVIENDA
DE EMPRESAS DE PUBLICIDAD EN VIA PUBLICA
DE FABRICAS DE AUTOMOTORES
DE INDUSTRIALES METALURGICOS
DE TELERADIODIFUSORAS ARGENTINAS
DEL RODAMIENTO
FABRICANTES ARGENTINOS DE RECEPTORES DE TELEVISION
FABRICAS ARGENTINAS DE MOTORES A COMBUSTION INTERNA
PARA LA DEFENSA DE LA VERDAD
PRODUCTORES DE FRUTAS ARGENTINAS
RADIODIFUSORAS PRIVADAS ARGENTINAS
TEALERA ARGENTINA
BOLSA DE:
CEREALES DE BUENOS AIRES
COMERCIO DE BUENOS AIRES
COMERCIO DE CORDOBA
COMERCIO DE LA PLATA
COMERCIO DE MAR DEL PLATA
COMERCIO DE MENDOZA
COMERCIO DE ROSARIO
COMERCIO DE SANTA FE
CAMARAS:
ALGODONERAS ARGENTINA
ARBITRAL DE CEREALES DE LA BOLSA DE CEREALES

136
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ARGENTINA DE AHORRO Y PRESTAMO PARA LA VIVIENDA


ARGENTINA DE ANUNCIANTES
ARGENTINA DE COMERCIO
ARGENTINA DE COMPANIAS FINANCIERAS
ARGENTINA DE CONSIGNATARIOS DE GANADO
ARGENTINA DE CONSULTORES
ARGENTINA DE CROMO HOJALATERIAS MECANICAS
ARGENTINA DE DESTILADORES LICORISTAS
ARGENTINA DE DISTRIBUIDORES DE MATERIAL ELECTRICO
ARGENTINA DE EDITORES DE LIBROS
ARGENTINA DE ESPECIALIDADES MEDICINALES
ARGENTINA DE FABRICANTES DE ACOPLADOS Y SEMIRREMOLQUES
ARGEBNTINA DE FABRICANTES DE ACUMULADORES ELECTRICOS
ARGENTINA DE FABRICANTES DE AUTOELEVADORES
ARGENTINA DE FABRICANTES DE EQUIPOS, HERRAMIENTAS E INSTRUMENTOS
PARA EL SERVICIO DEL AUTOMOTOR
ARGENTINA DE FABRICANTES DE EQUIPOS Y MAQUINAS PARA OFICINA
ARGENTINA DE FABRICANTES DE HERRAMIENTAS E INSTRUMENTOS DE
MEDICION
ARGENTINA DE FABRICANTES DE LAMPARAS ELECTRICAS
ARGENTINA DE FABRICANTES DE MAQUINARIA AGRICOLA
ARGENTINA DE FABRICANTES DE MAQUINAS HERRAMIENTAS ACCESORIOS Y
AFINES.
ARGENTINA DE FABRICANTES DE REFRESCOS
ARGENTINA DE FABRICANTES DE RODAMIENTOS
ARGENTINA DE FONDOS COMUNES DE INVERSION
ARGENTINA DE FRIGORIFICOS Y EXPORTADORES DE CARNES Y AFINES
ARGENTINA DE INDUSTRIAS DE REFRIGERACION Y AIRE ACONDICIONADO
ARGENTINA DE INDUSTRIA ELECTROMECANICAS
ARGENTINA DE LA CONSTRUCCION
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA DE AUTOCOMPONENTES
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA DE BEBIDAS SIN ALCOHOL
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA DE CHACINADOS Y AFINES
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA DE LA CAL
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA DE MARGARINAS Y AFINES
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA PULVIMETALURGICA
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA FRIGORIFICA
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA PLASTICA
ARGENTINA DE LA MAQUINA HERRAMIENTA
ARGENTINA DE LA PROPIEDAD HORIZONTAL
ARGENTINA DEL AEROSOL
ARGENTINA DEL COMERCIO E INDUSTRIA DENTAL
ARGENTINA DE PUBLICACIONES
ARGENTINA REPRESENTANTES FABRICAS DE ANILINAS
DE ALCOHOLES
DE ARTES GRAFICAS Y AFINES

137
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

DE CENTROS DE SERVICIOS METALURGICOS DE LA REPUBLICA ARGENTINA


DE COMERCIANTES DE ARTESANATO Y AFINES
DE COMERCIANTES Y DISTRIBUIDORES MAYORISTAS DE LA REPUBLICA
ARGENTINA
DE COMERCIANTES DE MAQUINAS DE COSER
DE COMERCIANTES EN REPUESTOS DEL AUTOMOTOR
DE COMERCIO ARABE ARGENTINA
DE COMERCIO ARGENTINO LIBANESA
DE COMERCIO ARGENTINO PARAGUAYA
DE COMERCIO CHILENO ARGENTINA
DE COMERCIO E INDUSTRIA DE SAN CARLOS DE BARILOCHE
DE COMERCIO EXTERIOR DE BAHIA BLANCA
DE COMERCIO EXTERIOR DE MENDOZA
DE COMERCIO EXTERIOR DE SALTA
DE COMERCIO EXTERIOR DE SANTA FE
COMERCIO INDUSTRIA Y PRODUCCION DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE COSNTRUCCIONES METALICAS ESTRUCTURALES
DE ELAVORADORES DE ALAMBRES Y SUS DERIVADOS
DE ELAVORADORES LIMPIADORES Y FRACCIONADORES DE CEREAL DE LA
BOLSA DE CEREALES
DE EMPRESA CON SUCURSALES
DE EQUIPAMIENTO HOSPITALARIO DE FABRICACION ARGENTINA
DE EXPORTADORES DE CONCORDIA
DE EXPORTADORES DE LA PLATA
DE EXPORTADORES DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE EXPORTADORES DE MAR DEL PLATA
DE EXPORTADORES DE NEUQUEN
DE EXPORTADORES DE ROSARIO
DE EXPORTADORES DE SAN JUAN
DE EXPORTADORES E IMPORTADORES DE ARTICULOS PARA DEPORTES Y
AFINES DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE FABRICANTES DE APARATOS ELECTRICOS Y MECANICOS PARA EL HOGAR
DE FABRICANTES DE ARMAS MUNICIONES Y DE FABRICANTES DE BULONES
TORNILLO TUERCAS Y AFINES
DE FABRICANTES DE CAÑOS Y TUBOS DE ACERO
DE FABRICANTES DE CERRADURAS, CANDADOS Y AFINES
DE FABRICANTES DE COCINAS Y AFINES
DE FABRICANTES DE ELECTRODOS
DE FABRICANTES DE ENLOZADO SOBRE CHAPA DE HIERRO Y AFINES
DE FABRICANTES DE ENVASES DE ACERO
DE FABRICANTES DE INSTRUMENTOS DE PESAR Y MEDIR
DE FABRICANTES DE JABONES DE TOCADOR
DE FABRICANTES DE MAQUINAS DE COSER Y TEJER
DE FABRICANTES DE MAQUINAS HERRAMIENTAS PORTATILES Y AFINES
DE FABRICANTES DE MAQUINAS VIALES

138
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

DE FABRICANTES DE MAQUINAS Y EQUIPOS PARA A INDUSTRIADE


FABRICANTES DE MOTORES A COMBUSTION INTERNA
DE FABRICANTES DE MUEBLES METALICOS Y CAJAS FUERTES
DE FABRICANTES DE RELOJES Y AFINES
DE FERROALEACIONES Y ALEACIONES ESPECIALES
DE GALVANIZADORES Y AFINES
DE IMPORTADORES DE FRUTAS Y AFINES
DE GRANDES TIENDAS Y ANEXOS
DE IMPORTADORES DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE IMPORTADORES MAYORISTAS DE RELOJERIA, JOYERIA Y AFINES
DE INDUSTRIALES DE ARTEFACTOS PARA EL HOGAR
DE INDUSTRIALES FERROVIARIOS
DE INDUSTRIALES FUNDIDORES
DE INDUSTRIALES GRAFICOS DE LA ARGENTINA
DE INDUSTRIA Y COMERCIO
DE PRODUCTOS VETERINARIOS
DE INVERSORES EN VALORES INMOBILIARIOS
DE LUGUMBRES DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE LOS AGENTES DE BOLSA
DE PRODUCTORES DE METALES
DE SEMILLERISTAS
DE SOCIEDADES ANONIMAS
DE SUBPRODUCTOS GANADEROS
DEL FORJADO
GREMIAL DEL PASTO
GREMIAL DE MOLIENDAS DE MINERALES Y MATERIALES AFINES
GREMIAL DE REMATADORES
GREMIAL DE YUTE Y AFINES
INDUSTRIAL DE LA MOTOCICLETA, BICICLETA, RODADOS Y AFINES
METALURGICA DE NO FERROSOS
CENTROS:
AZUCARERO ARGENTINO
COORDINADOR DE ACTIVIDADES PORTUARIAS
DE ARMADORES DEL LITORAL
DE CONSIGNATARIOS DE PRODUCTOS DEL PAIS
DE CORREDORES COMISIONSITAS DE CEREALES DE BUENOS AIRES
DE EXPORTADORES DE CEREALES
DESPACHANTES DE ADUANA
GREMIAL DE CORREDORES Y COMISIONISTAS DE ALGODÓN DE BUENOS AIRES
GREMIAL DE CORREDORES Y SUBPRODUCTOS GANADEROS
INDUSTRIAL DE LABORATORIOS FARMACEUTICOS ARGENTINOS
MARITIMO DE ARMADORES ARGENTINOS
CIRCULO
ARGENTINO DE PROFESIONALES DE RELACIONES PUBLICAS
DE INGENIEROS
CLUB ATLETICO RIVER PLATE

139
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

COLEGIOS ARGENTINO PARA EL ESTUDIO DEL HOMBRE


DE ESCRIBANOS DE LA CAPITAL FEDERAL
CONFEDERACION DE ASOCIACIONES RURALES DE LA ZONA ROSAFE
CONFEDERACIONES RURALES ARGENTINAS
CONSEJO EMPRESARIO ARGENTINO

140
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CORPORACIONES, COMISIONISTAS Y CONSIGNATARIOS DE ACEITES Y


SUBPRODUCTOS
FRUTICOLA ARGENTINA
DIRECCION ARGENTINA FILANTROPICO ASISTENCIAL DE CITOLOGIA DEL
CANCER
FEDERACION
ARGENTINA DE ASOCIACIONES DE AGENCIAS DE PUBLICIDAD
ARGENTINA DE ESGRIMA
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA GRAFICA
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA MOLINERA
DE CAMARAS DE EXPORTADORES DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE DROGUERIAS DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE INDUSTRIAS TEXTILES ARGENTINAS
DE LA INDUSTRIA LICORISTA ARGENTINA
DE OBRAS PRIVADAS DE ASITENCIA AL MENOR
GREMIAL DE COMERCIO E INDUSTRIA DE ROSARIO
LANERA ARGENTINA
FORUM (FUNDACION PARA LA INVESTIGACION DE LOS PROBLEMAS
ECONOMICOS SOCIALES)
FUNDACIONES
ARGENTINA
OIKOS
TIEMPO Y ESFUERZO (e.f)
INSTITUTOS:
ARGENTINO DE INFORMATICA
PARA EL DESARROLLO DE EMPRESARIOS EN LA ARGENTINA
PARA EL DESARROLLO DE LA EMPRESA MODERNA
LIGA ARGENTINA DE LA LUCHA CONTRA EL CANCER
MERCADOS
DE ALGODÓN DE BUENOS AIRES
DE VALORES DE BUENOS AIRES
DE VALORES DE CORDOBA
DE VALORES DE LA PLATA
DE VALORES DE MENDOZA
DE VALORES DE ROSARIO
PEQUEÑA OBRA DIVINA DE LA PROVIDENCIA
ROTARY CLUB DE BUENOS AIRES
SOCIEDADES
DE ESTUDIOS Y ACCION CIUDADANAS
DE SAN VICENTE DE PAUL DE LA REPUBLICA ARGENTINA
RURAL ARGENTINA
RURAL DE BERABEVU
RURAL DE CARCARAÑA
RURAL DE CORREA
RURAL DE CHANAR LADEADO
RURAL DE ROSARIO

141
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

RURAL DE RUFINO
RURAL DE VENADO TUERTO
32 GREMIOS DEMOCRATICOS

UNIONES ARGENTINA DE ASOCIACIONES DE INGENIEROS


COMERCIAL ARGENTINA
FABIRCANTES DE BOLSAS
GENERAL DE TAMBEROS

¿Frente a esto, quién puede afirmar entonces que “LA” Sociedad Civil contribuyó a la
recuperación democrática y luchó contra la última dictadura?

2° Eje Analítico de Formulación de la SC - La Formulación Clásica.

LECTURA SUGERIDA

El artículo de Norbert Lechner “La (problemática) invocación de la Sociedad Civil”

LECTURA SUGERIDA

El artículo de Alberto J. Olvera Rivera “Organizaciones de la Sociedad Civil: breve marco


teórico”

LECTURA SUGERIDA

El artículo de Sergio De Piero “Las Organizaciones de la Sociedad Civil en Argentina”

142
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Los avatares de la noción de sociedad civil

Oscar Fernández
"Un nuevo ideal ha nacido o renacido en las últimas décadas: la Sociedad Civil.

Anteriormente, si alguien se interesaba en la noción de sociedad civil se habría pensado que se


trataba de un historiador de las ideas, interesado quizás en Locke o en Hegel. Pero la frase en sí,
no tenía resonancia ni capacidad evocadora.

Más bien la frase aparecía empolvada. Ahora, de pronto, ha sido rescatada y desempolvada y se
ha transformado en un brillante emblema".

Ernest Gellner, Conditions of Liberty: Civil Society and its Rivals, Penguin, New York, 1994, p. 1.

"Debe quedar claro, de distintas maneras, que imaginarse lo que es la sociedad civil , es un
asunto completamente contradictorio. Quizás, en gran medida, porque hoy es muy difícil
establecer lo que la sociedad civil actualmente significa".

Keith Tester, Civil society, Routledge, Londres, 1992, p.143.

"Quien recurre a la sociedad civil como fórmula mágica pronto se encontrará con una fórmula
vacía".

Norbert Lechner, "La problemática invocación de la sociedad civil", en: Espacios, No. 4, abril-
mayo, 1995, p. 7.

Una noción oscura pero movilizadora

Partamos, pues, de esa rica paradoja que claramente se desprende de los epígrafes que
encabezan nuestra reflexión.

A pesar de que hoy menos que ayer exista acuerdo sobre el contenido significativo de la
expresión sociedad civil, hoy, quizás más que ayer, amparados a esa noción, o enarbolando esa
bandera, impugnadores, reformadores o dirigentes de diverso orden y signo, se sienten bien
escudados al evocar o al invocar esas palabras.

La fuerza de la fórmula, la fortaleza del sintagma, para formularlo en términos lingüísticos,


reside probablemente en su carácter polisémico: no se trata de un concepto definible en
términos precisos; se trata más bien de una noción de contornos vagos, de significados
múltiples y de referentes indiferenciados, pero con una indudable y marcada resonancia
cognoscitiva que evoca anhelos y aspiraciones compartidas, capaces de suscitar acciones
colectivas legitimadas y con frecuencia transformadoras.

143
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Como lo afirma con acierto Norbert Lechner, la referencia a la sociedad civil "juega con la
ambigüedad; se sustrae a la prohibición legal y al tabú que pesa sobre toda actividad política, a
la vez que impulsa una movilización social" (1).

Por consiguiente, en el sintagma sociedad civil, tan importante puede resultar la clarificación de
su contenido semántico como el análisis variado y variable de su funcionamiento práctico y
político. En realidad, el debate en torno a la sociedad civil nunca estuvo circunscrito al campo
estrictamente teórico. La evocación o la resonancia de esa noción siempre se acompañó de un
cierto poder convocatorio.

Si en su enunciación originaria, en los albores de la modernidad, sintetiza el esfuerzo de


fundamentar el poder en lo secular y en lo terreno, enfrentando y erosionando el supuesto
derecho divino de las monarquías europeas, siglos después la noción sería incorporada en la
variante gramsciana del marxismo occidental, para reaparecer luego, con más convicción y
eficacia, en las filas de la oposición intelectual y popular a los regímenes autoproclamados
socialistas de los países de Europa del Este y en la resistencia sostenida contra las dictaduras
militares autoritarias en los países de América del Sur.

Su empleo, con efectos políticos, no se reduce sin embargo a los casos citados. Paralelamente,
y en forma más reciente, la noción de sociedad civil ha alimentado el proyecto y la ilusión de
evacuar y sustituir la institucionalidad política partidaria, sobre todo en aquellas sociedades
adonde el pluralismo partidario no encontró condiciones propicias para su consolidación y
desarrollo o adonde, por diversas razones, el quehacer político institucional ingresó en una fase
de abierto y reconocido descrédito. En esos casos, con frecuencia, el quehacer de las
organizaciones de la sociedad civil aparece más bien como una forma no reconocida, camuflada
o alternativa de hacer política.

Es posible por ello afirmar, que en sus diversas y sucesivas formulaciones, la noción de sociedad
civil ha enfrentado una concepción de civilidad polémica a las prácticas y a las representaciones
del poder predominantes en su momento histórico: 1) la de contractualidad social y
autofundante a la legitimidad sagrada del poder defendida sobre todo por los teóricos
absolutistas de la pre-modernidad; 2) la de una civilidad fundada en la persuasión, el arreglo y
el consenso frente al recurso a la violencia y a la lucha armada; 3) la de la irreductibilidad de la
vida social y cultural frente a las tentativas de control y de subordinación por parte de un poder
central, monopolizador de la iniciativa y del quehacer político.

El significado del adjetivo civil en el sintagma fabricado de sociedad civil, ha pasado pues por un
largo proceso de mutaciones, de reformulaciones y de cambios, dependiendo con frecuencia de
las legitimaciones del poder predominantes y de sus prácticas derivadas, convertidas estas en el
blanco de la impugnación.

Largo y complejo trayecto semántico aquel marcado por la noción de sociedad civil. Sin
pretender desentrañar sus múltiples y a menudo oscuros vericuetos, intentemos destacar
únicamente algunos de los jalones que, sin contribuir necesariamente a la aclaración de su

144
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

significado, pueden permitirnos comprender mejor su exitosa inscripción en estrategias


discursivas, provistas, como lo hemos señalado, de una efectiva resonancia evocadora y de un
notable poder de convocación.

La progresiva diferenciación de la sociedad civil y del Estado

En sus Dos Tratados de Gobierno, John Locke enuncia de manera combativa su noción de
sociedad civil. Se enfrenta intelectualmente tanto a Hobbes, el gran teórico del absolutismo,
como a Sir Robert Filmer el gran defensor del derecho sagrado de la realeza. Asimismo, Locke
contribuye decisivamente a legitimar los logros de la famosa revolución de 1688 que consolida
la soberanía del Parlamento, establece los límites del poder real y asegura, al mismo tiempo, la
independencia del poder judicial.

Como lo afirma categóricamente el mismo Locke: "la monarquía absoluta, que algunos tienen
por único gobierno en el mundo, es en realidad incompatible con la sociedad civil, y así no
puede ser forma de gobierno civil alguno" (2). El poder que no se asienta, por consiguiente, en
la legitimidad que le confiere el consentimiento de la sociedad civil, no es poder legítimo: es
simple y llanamente despotismo.

Pero quizás lo más sugestivo y pertinente del aporte de Locke reside en su insistencia en la
correlación sociedad civil-legitimidad del poder: "los que se hallaren unidos en un cuerpo -
afirma Locke- y tuvieren ley común y judicatura establecida a quienes apelar, con autoridad
para decidir en las contiendas entre ellos y castigar a los ofensores, estarán entre ellos en
sociedad civil" (3). En un mismo argumento Locke distingue y relaciona ambos términos de la
conexión: el poder tiene como misión asegurar la protección y la defensa de los derechos de los
individuos libres que constituyen la sociedad civil. Lo que distingue el estado de libertad natural
del estado de sociedad organizada es precisamente la existencia de una autoridad legítima:
"Esta es el alma -afirma Locke- que da forma, vida y unidad a la comunidad política; por donde
los diversos miembros gozan de mutua influencia, simpatía y conexión" (4).

En un mismo razonamiento, Locke señala los alcances y los límites del poder y establece, al
mismo tiempo, las condiciones de la legítima resistencia al ejercicio de ese poder. Como lo
subraya Ruth Grant al caracterizar el constitucionalismo de Locke: "El pueblo es supremo pero
al mismo tiempo subordinado; y lo mismo puede ser dicho del gobierno. Estas relaciones son la
consecuencia de fundar toda obligación política en el consentimiento" (5).

A diferencia de lo que había sostenido Hobbes, para John Locke los individuos libres que dan
origen a la sociedad, no se someten irreversiblemente al Estado. La recurrida imagen del simple
depósito que los individuos hacen de su confianza y de su obediencia al poder estatal, sigue
siendo válida. En Locke aparece prefigurado uno de los rasgos significativos predominantes de
la noción de sociedad civil: la de referir "a una sociedad total dentro de la cual las instituciones
no-políticas no están dominadas por las políticas y no asfixian tampoco a los individuos" (6).

145
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

En el siglo siguiente, sin embargo, la noción de sociedad civil reforzaría ese rasgo y adquiriría
una connotación nueva. Para los filósofos de la escuela escocesa, y en particular para Adam
Ferguson, quien se decide a escribir y publicar la primera historia de la sociedad civil, el
elemento central de esa sociedad civil reside no ya "en su organización política sino en la
organización de la civilización material. Una nueva identificación (o reducción) estaba siendo
aquí ya preparada: la de la sociedad civil y económica, revocando la vieja exclusión aristotélica
de lo económico desde la politike koinomia" (7). No es casual que sea precisamente en ese
contexto histórico y geográfico que la noción de sociedad civil adquiera una marcada
resonancia económica. Desde comienzos del siglo XVIII y a partir de la unión de Escocia e
Inglaterra en 1707, la región se había venido convirtiendo en el más grande espacio de libre
comercio económico, lo que permitiría a Gran Bretaña convertirse en la más importante
potencia económica, a lo largo de ese siglo. Las profundas transformaciones, que introduciría
en la estructura social la incipiente Revolución Industrial, llevarían a Ferguson a reflexionar
sobre la creciente expansión de un libre mercado de bienes y de servicios que quebraba las
viejas barreras del intercambio y se acompañaba de nuevos procesos de diferenciación y
jerarquización social. La representación de la sociedad civil que había avanzado Locke, en la que
los individuos que la componían gozaban de simpatía y mutua influencia, va a dar lugar a una
nueva representación en la que sus componentes van a aparecer ligados no sólo por nexos de
solidaridad, sino que, además, van a estar enfrentados a terceros, en el ámbito plural de esa
sociedad civil : "Es vano esperar -señala Ferguson- que podamos brindar a la multitud de un
pueblo un sentido de unión entre ellos, sin admitir su hostilidad hacia aquellos que se les
oponen" (8). El riesgo de ese conflicto bélico, al que teme Ferguson, se ve contrarrestado, a sus
ojos, por el desarrollo creciente de la actividad y del intercambio económico. Las milicias deben
ceder el paso a quienes orientan su actividad a esos nuevos y múltiples mercados. Desde esta
perspectiva, la sociedad civil debe ser ese nuevo ámbito en el que -supuestamente- la actividad
económica no debe estar ni subordinada ni amparada al poder político o militar.

Si en el caso de Locke, el blanco de sus argumentaciones habían sido los defensores del
absolutismo real, para Ferguson, su preocupación es el riesgo de la guerra: se hace necesario
reforzar la pacificación y la estabilidad, condiciones necesarias para el despegue y la expansión
de la actividad comercial y progresivamente industrial. En el primer caso se deslinda lo
genéricamente social del poder político; en el segundo, es más bien lo económico-social lo que
aparece diferenciado y aparentemente autonomizado de ese poder central.

Hegel y los hijos de la sociedad civil

Este desplazamiento semántico, desde lo genéricamente organizativo hacia lo económico-


social, en lo que respecta a la noción de sociedad civil, va a persistir hasta el siglo siguiente y va
a reaparecer en la formulación que de esa sociedad civil va a hacer Hegel y que luego va a
continuar Marx.

Hegel va a destacar, sin embargo, un rasgo que había estado minimizado en las formulaciones
anteriores, valga decir el de su contenido ético: "De acuerdo con Hegel, un espacio institucional

146
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ha sido creado para la moralidad privada, el cual no debe convertirse en `asunto de legislación
positiva'" (9).

Para que el Estado pueda alcanzar su realización plena, es decir, la de una organización que
permita los individuos alcanzar sus intereses tanto particulares como generales, es necesario
pasar -según Hegel- del ámbito institucional de la familia al espacio de la sociedad civil. En ese
espacio adquiere particular importancia la figura de la corporación: "La corporación es la
segunda raíz, la raíz ética del Estado ahondada en la Sociedad Civil, después de la familia" (10).

La modernización implica entonces un progresivo debilitamiento de los lazos sociales


tradicionales, entre los cuales sobresalen los familiares. De acuerdo con Hegel, "la Sociedad
Civil arranca al individuo de este lazo, aleja unos de otros a los miembros de este vínculo y los
reconoce como personas autónomas" (11). El diagnóstico de Hegel es terminante y sin duda
alguna históricamente excesivo: "El individuo se ha tornado hijo de la Sociedad Civil, la cual
tiene tantas pretensiones respecto a él, como derechos tiene él respecto a ella" (12).

La institucionalidad corporativa permite así la realización de los diversos intereses privados


orientados a la actividad económica. Como lo destaca acertadamente Keith Tester: "Hegel
recalca el status de la sociedad civil como aquella esfera en la que los individuos operan con sus
capacidades privadas" (13). Pero va a ser el mismo Hegel quien mejor va a sintetizar su propia
tesis sobre el papel integrador de las corporaciones en la sociedad civil: "El miembro de la
sociedad Civil de acuerdo a su particular aptitud, es componente de la corporación, cuyo fin
universal es, por lo tanto, enteramente concreto y no tiene otro ámbito sino aquel de la
profesión, el negocio y el interés particular" (14).

Podría concluirse, a partir de lo antes dicho, que el ámbito de la Sociedad Civil, visto desde la
óptica hegeliana, se reduciría a la institucionalidad corporativa exclusivamente económica. Sin
embargo, el espacio queda abierto para incluir dentro de él otras estructuras organizativas,
cuyos fines no serían ni exclusiva ni primordialmente económicos. Según Hegel, la sociedad civil
aparece, "organizada en sus asociaciones, comunidades y corporaciones constituidas, las cuales
de este modo mantienen una conexión política" (15).

Bien que mal, esta relativa ambigüedad en la formulación hegeliana va a permitir una
elaboración posterior más rica y sugestiva que no será precisamente obra de Marx, sino más
bien de Gramsci.

Gramsci: estratega de la sociedad civil

En el diagnóstico de Marx sobre el desarrollo histórico del capitalismo occidental, la noción de


sociedad civil aparece claramente localizada en la base económica de las sociedades
investigadas. No sólo afirma Marx que "la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la
economía política" (16), sino que además señala claramente su contenido: "Incluye el conjunto
de las relaciones materiales de los individuos en el interior de un estado de desarrollo de las
fuerzas productivas. Incluye el conjunto de la vida comercial e industrial de una etapa" (17). El

147
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

contenido económico no solo aparece reiterado, sino que su función aparece redoblada, en la
medida en que Marx atribuyó a la base económica, una función determinante. El componente
extraeconómico de la sociedad civil, esa dimensión institucional que desbordaría lo
estrictamente económico y que había sido apenas olfateada por Hegel, queda en Marx otra vez
relegada.

Así parece haberlo comprendido Antonio Gramsci, cuando realiza, como lo ha repetido
insistentemente Norberto Bobbio, una relectura unilateral de ese concepto, a partir de la obra
de Hegel (18).

Primeramente, Gramsci reintroduce el contenido ético en la noción de sociedad civil, al


destacar la importancia de la actividad educativa y cultural que tiene lugar en el ámbito de lo
estatal y que contribuye a elevar -en forma ciertamente diferenciada- la formación de los
ciudadanos.

Segundo, Gramsci diferencia claramente, dentro del Estado, la sociedad civil de la sociedad
política, de manera tal que ambos términos aparecen ligados en una célebre ecuación: "En la
noción general de Estado entran elementos que deben ser referidos a la sociedad civil (se
podría señalar al respecto que Estado = sociedad política + sociedad civil, vale decir, hegemonía
revestida de coerción)" (19). Dentro de la categoría de sociedad civil, Gramsci incluye así la
multiplicidad de organismos "vulgarmente considerados privados" (Escuelas, Iglesias, órganos
de prensa) que corresponden a la función de hegemonía cultural y política que, según Gramsci,
el grupo dominante ejerce sobre toda la sociedad.

Tercero, la elaboración que Gramsci hace del concepto hegeliano de sociedad civil, lo lleva a
convertir ese concepto originalmente difuso, en una categoría de cierta utilidad para el análisis
socio-político. Prueba de ello, la distinción tipológica que Gramsci opera entre lo que él
denomina las sociedades orientales y las occidentales: "En Oriente -afirma Gramsci- el Estado
era todo, la sociedad civil era primitiva y gelatinosa; en Occidente, entre Estado y sociedad civil
existía una justa relación y bajo el temblor del Estado se evidenciaba una robusta estructura de
la sociedad civil. El Estado sólo era una trinchera avanzada, detrás de la cual existía una robusta
cadena de fortalezas y casamatas" (20).

Cuarto, quizás el más original aporte que Gramsci hace en torno a la noción de sociedad civil lo
constituye la explicitación de su significado y de su valor estratégico en la lucha y en el combate
político. En el pasado, la teorización en la que había estado envuelta esa noción, no dejaba de
tener ciertamente consecuencias o derivaciones políticas. Sin embargo, Gramsci va más allá: la
inscribe abiertamente en un programa político. Animado por el propósito de contribuir a la
transformación revolucionaria de las sociedades occidentales, inspirado en la supuesta
ineluctabilidad del pronóstico marxista, pero consciente, al mismo tiempo, de las notables
diferencias que distinguían a las sociedades europeas occidentales de la Rusia zarista que había
hecho posible la revolución del (17), Gramsci propone una estrategia política distinta. Para ello
recurre al símil militar, con el fin de destacar la desigual importancia estratégica que en un caso
o en otro adquiere la sociedad civil.

148
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Como lo señalaban hace algunos años Grisoni y Maggiori, para Gramsci "la revolución
occidental no puede consistir únicamente en una captura del poder estatal (político-coercitivo)
ya que la dominación de la burguesía reposa también y sobre todo en el consentimiento que
obtiene de las clases subalternas, al poner en acción los órganos de su poderosa y
omnipresente sociedad civil" (21).

Si algo queda claro de la tesis gramsciana sobre la sociedad civil, es el reconocimiento


inequívoco que este hace de la importancia y solidez de la sociedad civil en las sociedades
occidentales y de la resistencia, que al mismo tiempo esta ofrece, a todas aquellas tentativas de
cambios revolucionarios, precipitados o violentos, que se han generado incluso en períodos de
crisis agudas o prolongadas. Recurriendo así al símil militar, Gramsci afirma: "Ni las tropas
asaltantes, por efectos de las crisis, se organizan en forma fulminante en el tiempo y el espacio,
ni tanto menos adquieren un espíritu agresivo; recíprocamente, los asaltados no se
desmoralizan ni abandonan la defensa, aún entre los escombros, ni pierden la confianza en las
propias fuerzas ni en su porvenir" (22). Como corolario de lo anterior y teniendo en cuenta esas
condiciones, Gramsci privilegia el combate político que se libra en el interior de la misma
sociedad civil: la guerra de movimiento, fundada en el asalto rápido y efectivo, debe ceder el
paso a la guerra de posiciones, que, en este caso, debe buscar la conquista de ese
consentimiento y esa aquiescencia del grueso de la ciudadanía, mediante las armas del
convencimiento y la persuasión. Esto constituye, a los ojos de Gramsci, un trabajo
inevitablemente lento e irremediablemente difícil.

Si en la obra de Locke, la sociedad civil encuentra una primera formulación, si en Hegel


encontramos su sistemática conceptualización, en Gramsci el concepto hegeliano nos revela su
encubierta dimensión estratégica. No está de más afirmar, que Gramsci se convierte así en el
más polémico estratega de la sociedad civil.

¿La sociedad civil contra el Estado?

Sería sin duda exagerado sostener que Gramsci ha suministrado las armas teóricas o
estratégicas a la totalidad de grupos o movimientos que han enarbolado recientemente la
bandera de la sociedad civil. Hay que tener en cuenta que, así como la noción o el concepto de
sociedad civil han sido extraordinariamente polisémicos, los movimientos sociales o políticos
que han colocado en el centro de su preocupaciones o de sus reivindicaciones la afirmación o el
desarrollo de la sociedad civil, han germinado en contextos societales muy variados y
enfrentado resistencias muy diversas.

Sin embargo, como lo ha destacado Tester, "gran parte del interés en la sociedad civil durante
las postrimerías del siglo XX, ha estado directamente inspirado en la interpretación del
problema hecha por Gramsci" (23). La prioridad, señalada por Gramsci, de emprender o
desarrollar una acción colectiva desde la sociedad civil misma, ha permeado en cierta medida
en aquellos que han considerado que la defensa de sus intereses o de sus intenciones de
transformación política o cultural, pueden o deben encontrar terreno fértil en el ámbito de esa

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

recurrida y recurrente sociedad civil: sea para incidir, para ocupar o para tratar de disminuir o
desmantelar el aparato político del Estado.

Esos esfuerzos y esas acciones han estado marcados por un signo político diverso e incluso
opuesto.

I) El neoconservadurismo thatcheriano o reaganiano, que durante la pasada década de los


ochenta marcó el rumbo de las políticas de algunas de las potencias occidentales, pretendió
ejercer, para utilizar la categoría de Gramsci, la dirección moral y cultural de esas sociedades.
Alimentados por un espíritu de cruzada, se propusieron como objetivo, como lo destacó
Hirschman, "el asalto retórico contra el Estado de bienestar en Occidente" (24). La estrategia
argumentativa y práctica contra el intervencionismo del Estado, habría de pasar sin embargo
por dos momentos distintos pero complementarios:

1) la del cuestionamiento de esa ampliación de la acción del Estado que iba supuestamente en
detrimento de las libertades e iniciativas individuales y

2) la de las consecuencias indeseables e imprevistas de esas intervenciones, que en vez de


beneficiar o fortalecer a esa sociedad civil, como pretendían sus gestores, provocarían más bien
una serie de desequilibrios económicos y políticos que terminarían por debilitar la capacidad de
iniciativa de esa misma sociedad civil (25). Lo más notable, en todo caso, resultaba ser la
operación reduccionista que tendía a identificar la sociedad civil con las relaciones mercantiles.
Partiendo del postulado de un mercado autorregulado y de la tesis doctrinaria de un Estado
mínimo, se promovió una cruzada en favor del mercado, las privatizaciones y sólo
subsidiariamente, de la democracia electoral. Con ello se robusteció la desconfianza en las
burocracias y en los políticos y se estimuló la confianza exclusiva en el sector empresarial de la
economía, al mismo tiempo que se rechazaban y se descalificaban las reivindicaciones de los
sectores subalternos, cuyas demandas eran vistas como expresión regresiva de intereses
meramente corporativos. En esta nueva ola de globalización mercantil, se reavivaban las
ilusiones que tiempo atrás había expresado Ferguson: "La mejor manera de hacer dinero es la
de hacer dinero. Es bastante posible hacerlo sin adquirir o sin fastidiarse mucho con el poder.
(Es esto lo que virtualmente define a la Sociedad Civil)" (26).

II) Un significado muy distinto adquirió la bandera de la sociedad civil en los procesos de
transición democrática experimentados tanto en las sociedades de la América del Sur que
padecieron durante la década de los setenta el ejercicio de gobiernos de corte militar, como en
aquellas otras sociedades de Europa del Este en la cuales habrían de naufragar los regímenes
de partido único autoproclamados socialistas. En ambos casos, el estandarte de la sociedad civil
llegó a simbolizar la resistencia de sectores subalternos o excluidos, a la arbitrariedad del poder
político o militar. En ambos casos, el protagonismo de esa llamada sociedad civil estuvo ligado a
la movilización de actores que no tenían ingerencia o participación activa en un juego político
que los excluía, oprimía o satelizaba. De ahí que O'Donnell y Schmitter hayan ligado ese
fenómeno histórico de la imprevista "resurrección de la sociedad civil" al de la progresiva y
demandada "reestructuración del espacio público" (27). En el caso del Brasil y de las sociedades

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

conosureñas, el desalojo de los militares de las funciones y de las responsabilidades del


gobierno, se ven precedidas por acciones de denuncia o impugnación provenientes del sector
académico, de grupos de artistas, de organizaciones empresariales, profesionales o religiosas,
así como de un sinnúmero de comités que dicen o intentan defender los derechos humanos y,
más concretamente, a las víctimas o a los prisioneros de dichos regímenes. Asimismo, esa
creciente red de resistencia, va a permitir la aparición, posterior o paralela, de una
multiplicidad de agentes nuevos y de reivindicaciones variadas, sin que resulte ya posible, la
instalación de ninguna instancia centralizadora estable. El recurso a nuevos valores culturales y
su consiguiente propagación y emergencia a lo largo de toda América Latina, hacen posible la
irrupción y el desarrollo de una gran variedad de movimientos sociales, cuyas demandas van a
estar marcadas por un tinte étnico, de género, de barrio o de región. Pero si en América Latina,
frente a las dictaduras militares, se trataba de "volver a poner en movimiento" a la sociedad
civil, en los países de Europa del Este, como lo ha afirmado Fernando Henrique Cardoso, se
trataba más bien de "reinventarla" (28). En Europa del Este, la tematización estratégica de la
sociedad civil, antecede en cierta forma, a su despliegue y desarrollo.

El diseño de esa nueva estrategia de reconstrucción y reactivación de la sociedad civil en


Europa del Este es el resultado de dos intentos fallidos de superación de las dictaduras de
partido impuestas en esas sociedades: la fracasada movilización de Budapest de 1956 y los
intentos de reforma impulsados desde arriba por dirigentes del mismo Partido Comunista, en
Praga, en la primavera de 1968. Ambos esfuerzos se saldaron con la intervención armada de las
tropas soviéticas y ambos intentos revelaron y pusieron de manifiesto los límites
aparentemente infranqueables, y la poca plasticidad que ofrecía, la sociedad política de esas
naciones, como para volver intentar siquiera, su reforma o su modificación. Inspirado quizás en
el neo- evolucionismo propuesto por Adam Michnick, Jacek Kuron precisaría el nuevo
contenido estratégico del cual haría uso la oposición democrática en Polonia. Sin pretender
enfrentar a la dictadura en la arena propiamente política, se hacía necesario estimular un
radicalismo auto- limitado que buscaría más bien reforzar las solidaridad social y cultural para
reconstruir, desde sus bases, una sociedad civil organizada y autónoma. A la atomización de esa
sociedad civil era necesario ofrecer un proyecto pluralista y democrático.

A la guerra de movimiento que Gramsci había cuestionado, se enfrentaba ahora una


reconceptualización de la guerra de posiciones. Pero a diferencia del diagnóstico que Gramsci
hacía de la solidez y fortaleza de la sociedad civil en las sociedades occidentales, los
intelectuales impugnadores poloneses señalaban la necesidad de recrear más bien trincheras y
redes. Era esa la única posibilidad que veían de evitar un nuevo divorcio entre los ciudadanos y
el Estado, entre la nación y la sociedad política (29).

Una representación tripartita de lo social

Sin lugar a dudas, la bandera de la sociedad civil cumplió un papel decisivo en los procesos de
restablecimiento o de instalación progresiva de las reglas del juego democrático, tanto en
América Latina como en Europa del Este. Pero quizás el aporte teórico mas novedoso que es
posible desprender de esta reaparición de la noción de sociedad civil resida en su expresada

151
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

voluntad de auto-limitación. Esta auto-limitación operaría en un doble sentido: 1)


diferenciándola y autonomizándola de la sociedad política, a la que no pretendería capturar ni
sustituir y 2) deslindándola asimismo de las relaciones mercantiles, al distanciarla, de igual
forma, de la vieja noción reduccionista que identificaba la sociedad civil con el mercado.

Sólo de esta manera la sociedad civil revelaría su especificidad y su realidad propia. Ni


subsunción de la sociedad civil en una nueva sociedad política, ni identificación simplista de la
sociedad civil con los actores o con las reglas del mercado económico. Mediante esta nueva o
recreada representación del funcionamiento de lo social, resultaría así posible distinguir la
arena política de la arena económica para anclar, al mismo tiempo, la sociedad civil en la arena
de la matriz cultural. La irrupción teórica de este tercer término, o de este "tercer dominio" (30)
como lo denominan Cohen y Arato, permite posiblemente superar la concepción dicotómica
sociedad civil-Estado, que, con frecuencia, y como alguna vez lo apuntó Foucault, conduce
imperceptiblemente a una representación más bien maniquea en la que el Estado se convierte
en la principal fuente de los males de nuestro mundo contemporáneo, mientras que la
sociedad civil se preserva como el recurso salvífico para sanar las dolencias y descalabros que
socialmente hoy nos pueden agobiar.

En una representación tripartita de lo social, la sociedad civil no pierde en modo alguno su


importancia. Por el contrario, concebida como arena cultural, valga decir como espacio diverso
y contradictorio, la sociedad civil se torna así la cantera en la que se prefiguran, y con
frecuencia se configuran, las orientaciones y las actitudes de los ciudadanos -o de los futuros
ciudadanos- en relación con la economía y con el poder. En la sociedad civil se deciden, se
preservan o se modifican, las preferencias que se expresan tanto en el mercado como frente al
Estado.

Ambito diverso y contradictorio, en el seno de la sociedad civil se generan, se consolidan o se


deshacen tradiciones; se anudan, se fortalecen o se erosionan múltiples solidaridades; se
conforman, se redefinen o desvanecen un sinnúmero de identidades. La sociedad civil, en su
nueva pluralidad, puede ser así distinguida de la figura históricamente pasajera que prevaleció
en las sociedades europeas del siglo diecinueve y, de esta manera, puede remitir a procesos,
relacionados o aislados, de transmisión cultural (legado de valores, creencias y normas) , de
integración social (cohesión que sirve de base para el desarrollo de acciones conjuntas o
colectivas) y de acompasada o desfasada socialización (es decir: incorporación progresiva, en
los individuos, de esos diversos contenidos culturales que pueden permitir la eclosión de
sentimientos de pertenencia y adhesión a un "nosotros" parcial siempre redefinible).

No obstante lo anterior, la ambigüedad que había introducido Hegel en el concepto no parece


del todo desaparecer. La generación y la reproducción de esas actitudes y preferencias en
relación con el mercado y con el poder se desdoblan, casi que inevitablemente, en una tipología
y en una disyuntiva clásica, que no por antigua deja de ser hoy sugestiva y pertinente: la del
predominio de estrategias individuales de costo-beneficio o la orientación alternativa de
decidida solidaridad (valga decir: la histórica polaridad egoísmo versus altruismo).

152
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

En la trama institucional de la sociedad civil sobreviven y coexisten la defensa de aquellos


intereses clara y abiertamente corporativos con las preocupaciones y las acciones de una más
amplia solidaridad, entendida esta última, como "la habilidad de los individuos a responder y a
identificarse con los otros sobre la base del mutualismo y la reciprocidad, sin tener que
intercambiar la misma cantidad de apoyo, sin tener que calcular las ventajas individuales, y,
sobre todo, sin que eso sea obra de la compulsión" (31).

Esta preocupación y este interés por la sociedad en su conjunto y por el bienestar de la


totalidad ha sido de nuevo designada por Edward Shils con el añejado nombre de civilidad, la
que supone, no el desconocimiento de los inevitables y a menudo justificados conflictos de
intereses, sino el esfuerzo por encontrarles una equitativa y durable resolución. No sin razón lo
ha destacado nostálgicamente el mismo Shils: "Las instituciones de la sociedad civil aparecen
sostenidas no sólo por la civilidad sino también por la reflexión racional sobre los beneficios
que confiere la búsqueda de esos intereses. Pero es el ingrediente de la civilidad el que
establece la diferencia entre su sobrevivencia y su ruina" (32).

Notas

1. Norbert Lechner, "La problemática invocación de la sociedad civil", op. cit., p. 5.

2. John Locke, Ensayo sobre el Gobierno Civil, Fondo de Cultura Económica, México, p. 55.

3. Ibid., p. 53.

4. Ibid. p. 141.

5. Ruth W. Grant, John Locke's Liberalism, University of Chicago Press, Chicago, 1991, p. 107. "Este fue el
problema central de la teoría política inglesa en el siglo diecisiete. En 1640, 1660 y 1680 apareció como
justificación, tanto de la independencia del rey en una constitución asociada, como justificación de esa
resistencia al mismo rey" Ibid., p. 106.

6. Ernest Gellner, Conditions of Liberty, op. cit., p. 193.

7. Jean L. Cohen y Andrew Arato, Civil Society and Political Theory, MIT Press, Cambridge, 1995, p. 90.

8. Adam Ferguson, An Essay on the History of Civil Society, Transaction Books, New Brunswick, 1980, p.
25. La versión original de esta obra fue publicada por Ferguson en Londres, en el año de 1773.

9. Jean L. Cohen y Andrew Arato, Civil Society and Political Theory, op. cit., p. 94.

10. Guillermo Federico Hegel, Filosofía del Derecho, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1955, p. 206.

11. Ibid., p. 199. 12. Ibidem. 13. Keith Tester, Civil society, op. cit., p. 22.

14. Guillermo Federico Hegel, Filosofía del Derecho, op. cit. p. 204.

153
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

15. Ibid., p. 253. 16. Karl Marx, Contribution à la critique de l'économie politique, Editions Sociales,
Paris, 1972, p.4.

17. Karl Marx, Friedrich Engels, L'idéologie allemande, Editions Sociales, Paris, 1972, p. 55.

18. Como lo sintetizaba asimismo Hugues Portelli, "Partiendo los dos de la obra de Hegel, Marx y
Gramsci evolucionaron en sentido opuesto: el primero de ellos entendió la noción hegeliana de
`sociedad civil' como el conjunto de las relaciones económicas, el segundo la interpretó como el
complejo de la superestructura ideológica". Hugues Portelli, Gramsci et le bloc historique, Presses
Universitaires de France, Paris, 1972, p. 13.

19. Antonio Gramsci, Obras, T. 1, "Notas sobre Maquiavelo, sobre Política y sobre el Estado Moderno",
Juan Pablos Editor, México, 1975, p. 165.

20. Ibid., pp. 95-96.

21. Dominique Grisoni, Robert Maggiori, Lire Gramsci, Èditions Universitaires, París, 1973, p. 246.

22. Antonio Gramsci, Obras, T. 1, "Notas sobre Maquiavelo, sobre Política y sobre el Estado Moderno",
op. cit., p. 94.

23. Keith Tester, Civil Society, op. cit., p. 139.

24. Albert O. Hirschmam, The Rhetoric of Reaction, The Belknap Press of Harvard University Press,
Cambridge, 1991, p. 132.

25. Hirschman ha puesto de manifiesto ese trayecto argumentativo, que conduce de Hayek a Friedman,
en la obra que anteriormente hemos citado. Una análisis aún más actualizado y reciente puede
encontrarse en Albert O. Hirschman, "`The Rhetoric of Reaction -two years later. (reflections on a book
analizing anti-progressive arguments)", Government and Opposition, V. 28, No. 3, verano de 1993.

26. Ernest Gellner, Conditions of Liberty, op. cit., p. 74.

27. Guillermo O'Donnell y Philippe C. Schmitter, Transiciones desde un gobierno autoritario, T. 4, Paidós,
Buenos Aires, 1988, p. 79.

28. Fernando Henrique Cardoso, "Amérique Latine, liberté et pénurie", Le Courrier de L'Unesco,
noviembre, 1992, p. 23.

29. "En Polonia tuvo lugar una verdadera revolución que se hizo a partir de la base.. Pero, ¿qué pasó una
vez que Solidaridad triunfó? ¿Se agotó la dinámica del movimiento? ¿Hay que ignorar entonces las
reacciones de los obreros impugnadores? No lo creo, incluso si la alianza de obreros e intelectuales se
ha deteriorado considerablemente desde el ascenso de numerosos Dirigentes de Solidaridad a las
responsabilidades de Gobierno. Los obreros que han realizado la revolución no pueden ser mantenidos
a distancia del proceso democrático. El problema consiste en convertir una experiencia impugnadora en
una participación positiva en la reconstrucción social. Si eso no se logra, fuerzas sociales considerables

154
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

rechazarán abiertamente o, en el mejor de los casos, boycotearán el proceso de reconstrucción de la


sociedad polaca" Vladislav Adamski, "Pologne, Reconstruire la société" en: Ibid. p. 34.

30. Jean L. Cohen, Andrew Arato, Civil Society and Political Theory, op. cit. p. 18.

31. Ibid., p. 472.

32. Edward Shils, "Civility and Civil Society", en: Edward C. Banfield, Civility and Citizenship in Liberal
Democratic Societies, Paragon House, New York, 1992, p. 15. Una versión preliminar de este texto sirvió
de base para la conferencia inaugural que ofreció el autor en el seminario "Nuevos perfiles y mecanismos
de la sociedad civil en América Latina y el Caribe" realizado en Santo Domingo, República Dominicana,
los días 24 y 25 de agosto de 1995. El presente documento ha sido publicado en el Boletín Electoral
Latinoamericano No. XVII, enero-junio 1997 pp. 79-96. Se publica con fines informativos y educativos..

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La sociedad civil, mucho más que un sector.


Por Carlos March* - Para LA NACION

La construcción del bienestar general de una sociedad ya no puede lograrse impactando con
políticas públicas sólo en la riqueza y en la pobreza. Además, resulta imprescindible incidir en la
brecha social entre el que tiene acceso a recursos y el que no tiene; entre el que puede y el que
no puede; entre el que sabe cómo llegar y el que ni siquiera sabe cómo arrancar.
Las asimetrías que generan las sociedades actuales ya no se solucionan con políticas públicas de
igualdad -dar a todos lo mismo-, porque ello incrementa la brecha. Se requiere que la
construcción de lo público -aquellas condiciones que garantizan que lo que hace al bien común
llegue a todos en iguales condiciones de acceso y con idénticos estándares de calidad-, esté
basada en la equidad: dar a cada uno lo que necesita.
Para construir desde la equidad transitando la brecha, las organizaciones de la sociedad civil
(OSC) deben dejar de definirse y accionar como sector. La sociedad civil organizada no es un
sector, es mucho más que eso. Es un lugar compuesto de diversos sectores. Esto la convierte
en el lugar para incidir desde las brechas sociales.
1.- La brecha de la fragmentación sectorial: la que genera aceptar que el Estado y la empresa
son sectores distintos, cuando ambos deberían ser herramientas de la sociedad que deben
articularse para construir el bien común en lugar del bienestar sectorial. Cuando el Estado y la
empresa -e incluso las OSC- se perciben como sector, se convierten en fines y comienzan a
construirse para adentro, dejando de servir como medios, cuya misión está en el afuera.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

2.- La brecha del rol invertido: la que se da cuando los operadores del sistema se sienten
primero dirigentes y luego ciudadanos, en lugar de asumirse como ciudadanos-dirigentes.
Cuando el dirigente político deja de sentirse ciudadano, captura al Estado para ponerlo al
servicio de intereses personales o sectoriales. Cuando el empresario se olvida de ser ciudadano,
maximiza ganancias a costas de incumplir con la ley e ignora invertir con responsabilidad social.
3.- La brecha que existe entre contabilizar tangibles y administrar intangibles: a diferencia del
Estado, que monopoliza el capital de la representación y opera desde el poder formal, y de la
empresa, que crea capital económico y acumula poder financiero, las OSC construyen capital
social, que no es otra cosa que confianza. La confianza, compuesta por la combinación del
marco de previsibilidad institucional y la impronta del liderazgo de sus miembros, tracciona
intangibles como el voluntariado, las alianzas intersectoriales, las estrategias de comunicación
en sociedad con los medios, donaciones diversificadas o, el máximo de los intangibles: el poder
simbólico.
4.- La brecha que existe entre apostar a resultados y sostener procesos: en estrategias de
desarrollo sustentable, los resultados deben ser emergentes
del desarrollo de un proceso, de lo contrario, las OSC se convierten en instituciones exitosas en
lugar de ser herramientas de transformación. Debemos entender que sostener un proceso,
también es un resultado.
5.- Una brecha analizada por el filósofo colombiano Bernardo Toro, es la existente entre gestión
pública y bien público. Una contratación pública es un bien público sólo si es transparente,
porque si hay corrupción se está negando la igualdad de acceso. Un sistema de educación
pública lo es tan sólo si los maestros que lo integran envían sus hijos a la escuela pública,
porque si se deciden por la educación privada, se está reconociendo que la calidad exigida para
todo bien público está denigrada.
6.- La brecha que existe entre partidos políticos y uniones transitorias electorales (UTE). La
recuperación de los partidos políticos no parte de la evangelización de los ciudadanos, sino de
un trabajo intenso y pragmático con los afiliados para que eleven sus exigencias. Porque
cuando los afiliados dejaron de exigir ideología, los partidos abandonaron la doctrina; cuando
los afiliados dejaron de exigir políticas públicas, los partidos dejaron de elaborar plataformas

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

programáticas; cuando los afiliados dejaron de exigir dirigentes de calidad, los partidos políticos
quedaron reducidos a la mínima expresión de la listas sábana, deformadas en perversas
alianzas para ganar elecciones.
7.- La brecha que existe entre sistema democrático y la democratización del sistema: todos los
ciudadanos tienen que acceder a la agenda de la institucionalidad, porque desde allí se resuelve
la calidad de vida a nivel masivo. No hay inclusión social sin inclusión cívica.
8.- La brecha entre lo viejo y lo nuevo: las organizaciones de la sociedad civil deberían
acompañar decididamente a los dirigentes emergentes que comienzan a gestionar el Estado
desde valores sociales. No sirve dejar pasar el tiempo para que se vaya lo viejo, porque lo viejo
no tiene que ver con la temporalidad sino con la vigencia. Si lo público se construye con
instituciones, las instituciones se construyen con hombres. No se puede construir lo nuevo con
los arquitectos de lo viejo en plena vigencia.
9.- La brecha entre incidir en el poder real y promover cambios desde el poder difuso: las
organizaciones de la sociedad civil, en comparación al poder de incidencia que tienen el Estado
y las empresas, poseen un muy limitado poder real. De la habilidad para construir poder difuso
a partir de la operación en espacios colectivos transversales, es desde donde el escaso poder
real se convierte en un poder difuso imposible de medir y de neutralizar. Las OSC no generan
cambios desde su poder real sino desde su poder difuso.
10.- La brecha entre la propia organización y los espacios colectivos se salva si logramos ver en
lo colectivo la superación de la propia organización.
11.- Para ello, hay que superar otra brecha implícita que es la que existe entre la coincidencia
programática de las organizaciones y la inteligencia emocional de sus miembros. Sólo la
inteligencia emocional de lo que cada uno resigna en pos del otro, permite construir alianzas.
En síntesis, se construye lo público desde la sociedad civil si nos empezamos a ver como actores
articulados y no como un protagonista diferenciado, como medios y no como fines, como
administradores de intangibles y no como poseedores de tangibles, como constructores de un
capital social basado en la equidad, como gestores de cambio desde el poder difuso y, sobre
todo, construimos e incidimos en lo público si nos asumimos como lugar y no como sector; si
trabajamos por achicar la brecha y no para agrandarnos como organizaciones. Construir
sociedad desde la brecha, ese lugar que habita la gran mayoría de la gente, la que excluye el
mercado y la que ignora el Estado.
• El autor es representante de la Fundación Avina en Buenos Aires

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

El déficit democrático genera peligrosos mitos

Manuel Antonio Garretón *

"Sociedad civil" y "ciudadanía" son conceptos poco transparentes con los que se apunta contra
las carencias actuales de la tarea política. Pero lejos de resolverlas, pueden erosionar la
legitimidad de las instituciones.

Existe una cierta paradoja en que la democracia aparezca en América latina en forma
generalizada —y uno podría decir ya consolidada— justo cuando ella, y la política más en
general, atraviesan por un momento en que están cuestionadas en su relevancia para resolver
los problemas y para expresar las demandas de la sociedad.
Porque la democracia no es otra cosa que un espacio en que una población convertida en
ciudadanos toma decisiones relevantes para sus vidas a través de representantes elegidos en el
Estado. Pero, por un lado, los procesos de globalización parecen quitarles a las comunidades
políticas su capacidad de decisión sobre muchos problemas cruciales que quedan entregados a
los mercados transnacionales y a los poderes fácticos de todo tipo.
Y, por otro lado, las nuevas formas de exclusión, desigualdades y pobreza generan condiciones
en que se hace difícil un ejercicio real de la ciudadanía.
Este déficit democrático estructural y sustancial, más allá de los problemas propios que las
instituciones de cada país tengan —y que ha sido estudiado y enfatizado por el ya clásico
informe del PNUD sobre la democracia—, ha llevado al levantamiento de un nuevo mito, el de
la sociedad civil y la ciudadanía.

Como todo mito tiene un núcleo racional, que es la crítica a una política y a instituciones que
parecen distanciarse de "la gente", distancia que en épocas anteriores tendía a acortarse por el
papel movilizador de las ideologías y los proyectos políticos populistas o revolucionarios.
También este núcleo racional lleva a la demanda de una democracia más participativa que la
simple pero fundamental participación electoral.

Pero también puede llevar a la exaltación de la sociedad civil y la ciudadanía como expresión
de "las preocupaciones de la gente", convirtiendo a aquellas instancias ya no en contrapeso
necesario del Estado y la acción política, sino en el sustituto de ésta.
La crítica a una determinada política o al funcionamiento de determinadas instituciones se
transforma en la crítica a la política misma. Y a la superación de esto no contribuye una clase
política perpleja que, o se refugia en sus métodos tradicionales que ahora ya no sirven como a
la representación o movilización políticas, o ceden a esta anulación de la política a través de
convertirse en los portavoces de "los problemas de la gente".
El "estilo ciudadano" y la "centralidad" de la sociedad civil pueden llevar, en muchos casos, a
erosionar la legitimidad de instituciones que se crearon precisamente para asegurar la
representación de la gente. En otras palabras, una secreta complicidad en tre los políticos y la
sociedad para saltarse las instituciones en vez de reformarlas y generar otras nuevas.

159
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

En esta construcción mítica, la sociedad civil aparece dotada de una virtud y homogeneidad que
contradicen la realidad de intereses particulares y contrapuestos propios de la condición
humana, y la ciudadanía aparece sólo en su dimensión de derechos individuales y no de
pertenencia a una comunidad política. La consecuencia es que la política tiende a disolverse en
la farándula, la mediatización, la acción puramente corporativa, la autorreferencia de la clase
política, la oferta de respuestas fáciles a las demandas de la gente.
Por otro lado, estos llamados a la sociedad civil y la ciudadanía, que sin duda como hemos dicho
responden a una falencia estructural más que voluntaria de la política, aparecen como
retóricos, porque no van acompañados ni de la creación de nuevas instituciones de
participación ni tampoco de reformas de las instancias que mejor pueden resolver la relación
entre el Estado, la política y la sociedad, que son los partidos políticos.

Es evidente que la responsabilidad es compartida: una sociedad civil cuyos portavoces


denigran la política y una ciudadanía que sólo piensa en derechos individuales y no en la
construcción de una comunidad, por un lado; y una clase política más preocupada de asegurar
su sobrevivencia como tal que de reformar la política y las instituciones, por otra.
Pero a ello hay que agregarle el papel que juegan ciertos organismos financieros
internacionales que exaltan a una sociedad civil y un ciudadano abstractos que en la realidad
sin embargo se transforman en clientes o beneficiarios de políticas tecnocráticas que condenan
como populismo todo lo que se aleja de ellas.

Porque la cuestión central es, como ha indicado la CEPAL, la conformación de un nuevo pacto
social que lleve a un Estado de protección en América latina en un marco democrático y de un
modelo de desarrollo no subordinado a la globalización.
Si es así, no se ve que ese pacto pueda hacerse solamente por actores sociales clásicos muy
debilitados o los actores nuevos, variables y sin tener la envergadura y consistencia para
compromisos de lago plazo, es decir, sólo como un acuerdo entre ciudadanos u organizaciones
de la sociedad civil. Si el acuerdo o pacto social no tiene una dimensión partidaria dominante,
será imposible que cristalice en instituciones que lo respalden y legitimen.

La política y los partidos no podrán ser reemplazados y jugarán un papel aún más importante
que en el pasado en la conformación de un pacto social.

De ahí la necesidad de su transformación y relegitimación.

• Sociólogo, profesor de la Universidad Nacional de Chile- Publicado en Diario Clarín

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CAPÍTULO 7
Una Formulación de la Dinámica de las Organizaciones Sociales

Cambio de Paradigma: dinámica de las Organizaciones Sociales


Lo que hasta aquí hemos estudiado han sido las principales visiones, planteos y teorías que
refieren tanto a la Sociedad Civil como a las Organizaciones Sociales, todos ellos aportando a y
dependientes de un mismo paradigma que llamaremos Paradigma Clásico, Paradigma
Sectorial, Paradigma Geométrico, Paradigma Filiatorio o, mejor – y no porque le falten
nombres sino más acabadamente, pues los reúne - Paradigma Estático, cuya expresión
sintetizadora habla de Organizaciones de la Sociedad Civil
Lo que vamos a desplegar como cierre de la Materia es, contradictoriamente, un cambio de
paradigma que “no cierra nada” sino que abre a nuevos caminos de reflexión, nuevos
interrogantes de acción y nuevos espacios mudos de explicación, como cualquier formulación
que por ser teórica es intrínsecamente incompleta.
“Vaya forma de cerrar un materia, protestará el alumno, con más incertezas que antes de
cursarla…” Sí, pero incertezas de otro nivel ya superior; y así avanza el espiral del aprendizaje.
El planteo del Paradigma Clásico, Estático ya lo hemos desarrollado en las Clases anteriores. En
verdad, el 80 % de la Materia está dedicado a su estudio; una formación que estimamos
necesaria y básica, de algo que ahora vamos a des – considerar, es decir, vamos a dejar atrás
por otro que creemos superador.

La operación que vamos a elegir como nuevo Paradigma es la Formulación Dinámica de las
Organizaciones Sociales: no pensar ya en la Sociedad Civil como un espacio ni en las
Organizaciones como de ella – de ese espacio - sino un planteo completamente diferente que
consiste en formular que las Organizaciones Sociales despliegan su accionar dentro de una
dinámica compleja que se puede enmarcar dentro de tres sub dinámicas identificables.

Una dinámica – por cierto - relacional de características particulares y bastante compleja.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Para desarrollar este cambio de Paradigma nos vamos a basar en los trabajos de muchos
autores y especialmente en la obra de dos grandes: Antonio Gramsci y Cornelius Castoriadis.
(Sugerimos ver sus notas biográficas y artículos en el Capítulo 8)
Sobre las bases de sus obras, definiciones y visiones de lo social, vamos a construir entonces lo
que llamaremos la Formulación Dinámica de las Organizaciones Sociales.
Para comenzar es FUNDAMENTAL realizar dos aclaraciones previas:
1) Esta Formulación Dinámica no es en sí misma una Teoría General de la Sociedad; tarea
de por sí tan necesaria como ciclópea que desde aquí no podemos realizar. Deriva,
claro está, desde alguna de estas miradas genéricas, pero no pretende serlo.
2) A esta Formulación Dinámica la consideramos una explicación superadora de las
Formulaciones Estáticas porque a nuestro entender explica mejor la realidad que
vemos, vivimos, actuamos, estudiamos, percibimos y “leemos” de las Organizaciones
Sociales; pero esto no significa que sea “la” teoría ni que en su perfección cierre todo
debate. Muy por el contrario, LA FORMULACIÓN DINÁMICA ESTÁ EN PERMANENTE
PROCESO DE REVISIÓN, perfeccionamiento, reordenamiento, construcción. Esta
cátedra ADHIERE esta visión por las razones que vamos a argüir; pero no es cierto que
esta sea la única mirada correcta. Habrá seguramente otras.

Esta mirada la propone nuestra Cátedra como superadora del Paradigma Estático. Reiteramos
que como todo trabajo de interpretación de la realidad es dinámico, mejorable, con zonas en
desarrollo y no pocas contradicciones a resolver; pero aún así con un poder interpretante de la
compleja realidad actual que supera holgadamente a las teorizaciones sectorialistas Lo
antedicho es clave para entender que el alumno no debe adherir forzosamente a este nuevo
paradigma ni, claro, al anterior: es esa una elección que como “profesional – ya – en –
formación” debe ir haciendo y construyendo con libertad.
Lo que sí debe es conocer ambas formulaciones, no confundirlas ni simplificarlas.

162
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Veamos a continuación el recorrido ordenado que vamos a seguir hacia la Formulación de la


Dinámica de las Organizaciones Sociales.
1. Cambio de Paradigma
2. Hegemonía - Núcleo Hegemónico
3. Marco del Instituido
4. Instituido e Instituyente a nivel Social
5. Tres tipos de Dinámica para muchos tipos de actores: Dinámica Hegemónica, Dinámica
Perihegemónica y Dinámica Autónoma

1.- Cambio de Paradigma


Nótese que la frase “Organizaciones de la Sociedad Civil” está formada por lo que en
lingüística se llama dos sintagmas: “Organizaciones” y “Sociedad Civil”; más el agregado de dos
conectores: “de” y “la”. Estos conectores permanecen incluso de manera implícita - en la sigla
OSC no está escrito el “de la”; sin embargo uno lo pronuncia “por costumbre” – son justamente
fundamentales a la hora de dar entidad al Paradigma Estático. Nuestra tarea de cambio de
paradigma lo vamos a plantear conservando los sintagmas originales de “Organizaciones” y
“Sociedad Civil” y modificando los conectores.
En efecto, en la expresión “Organizaciones de la Sociedad Civil” vamos a reemplazar el “de la”
por “capaces de”, de modo tal que el nuevo Paradigma hablará ahora de “Organizaciones
capaces de Sociedad Civil”
Veamos las definiciones de los conectores según el Diccionario Larousse:
“de”:
1.- denota posesión - la casa de mis padres
2.- el origen -soy de Aranjuez
3.- la materia -vaso de cristal
4.- el modo de hacer una cosa -dibujo de pluma
5.- el contenido – una botella de jerez
6.- la separación – lejos de su madre
7.- las cualidades - hombre de talento

163
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Veamos ahora todas las acepciones excepto la 4; y vamos a aplicarla a la expresión


Organizaciones de la Sociedad Civil.
1.- La primera denota posesión: es como si las Organizaciones pertenecieran a algo o alguien
denominado SC que las posee, las OS son propiedad de esa SC y no de otros sectores.
2.- La segunda hace foco en el origen, en el paradigma filiatorio: las Organizaciones provienen
de la SC, allí se gestaron, allí “crecieron”; la SC es su gentilicio. Es una acepción clave para
reforzar el sentido de comarca que se le atribuye a cada sector; las OS son de acá, y no de –
pasando la frontera sectorial – de allá.
3.- La tercera acepción refiere a la materia, y su aplicación al viejo paradigma es también
central: las OS están hechas de SC, lo que ellas portan – solidaridad, transparencia, ética – son
valores constitutivos de su esencia, difícilmente imitados por otras instituciones de otros
sectores
5.- Esta acepción acerca del contenido grafica como ninguna otra la idea paradigmática clásica:
las OS desbordan SC porque de ellas están no solamente hechas (lo anterior: la materia) sino
además llenas. Todo lo que hay dentro de una OS es SC pura y genuina; no contaminada de
otros modelos.
6.- La separación apela a una básica referencia geométrica y territorial: la SC está separada de
cualquier otro sector y por ende, sus habitantes las OS (acepción 2: origen filiatorio) están lejos
de compartir su naturaleza con los demás que no son de su clase.
7.- Finalmente, esta acepción remite a la cualidad de las OS: ser SC. Es su ventaja frente a otras
formas institucionales, es su destino, desafío y razón de valía.
“la”:
Es un artículo:
1.- determinado
2.- singular
3.- femenino
Dejando de lado la tercer característica, ya que el femenino que es solo una cuestión
gramatical;

164
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

1.- La primera característica es fundamental, ya que da la idea de la existencia de una sola, de


una única (singular) sociedad civil en un país, en un territorio, en el mundo. Una mirada
unificadora que deja de lado, en primer lugar, la pluralidad – la existencia de muchas
sociedades civiles, todas singulares – y por otro, desconoce la vinculación territorial (de la
sociedad civil como dinámica). Esta mirada singularista remeda la transposición semántica vista
en la idea de los tres sectores, apelando a la integralidad de un espacio / actor único y unido.
2.- La segunda característica es también sintomática; al decir “la” (determinado) nos referimos
a “ella”, a “esa”, a la “por todos conocida”; a la que “todos sabemos cuál es”… Si al artículo
determinado contraponemos el indeterminado, estaríamos frente a la mención de “una”
sociedad civil (una entre tantas posibles) que vaya a saber uno como es y/o, en todo caso,
habrá que investigar y delimitar para conocer. Apelar a “la” es apelar a los prejuicios
excluyentes que habiliten una sociedad civil verdadera (“la”) frente a una sociedad civil falsa
(“otra”), presumiblemente formada esta última por los desposeídos, los vulnerables, los que
reclaman, etc.
La propuesta en cambio es abandonar un concepto tan difuso y problemático como el de
Sociedad Civil como eje central de la discusión, y estudiar las acciones de las OS caracterizando
las dinámicas en las cuáles se inscriben.

2.- Hegemonía -Núcleo Hegemónico


El notable y original autor italiano Antonio Gramsci fue quién realizó una elaboración profunda
y muy importante de este concepto. La obra de Gramsci es extensa, compleja y
predominantemente centrada en el tiempo histórico y político que le tocó atravesar, por lo que
resulta necesario realizar una relectura actualizada de sus planteos, lo que lleva a reconocernos
frente a lo que llamaremos una perspectiva neo – gramsciana; es decir, a una reactualización y
adaptación de sus ideas y no a la formulación ortodoxa de las mismas. En dicha perspectiva neo
- gramsciana que proponemos se inscribir las definiciones actualizadas de algunos de los
conceptos fundamentales como hegemonía, bloque histórico y sociedad civil. Una excelente
introducción a dichos conceptos la hace Adriana Rofman, comparando el enfoque gramsciano

165
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

acerca de la sociedad civil con los otros enfoques (normativo y sectorial que nosotros vimos en
las unidades anteriores):
“Un tercer enfoque, que desarrolla una lectura sociopolitica de la sociedad civil,
se basa en tos postulados de Antonio Gramsci sobre este tema. El pensamiento
de Gramsci sobre la estructura societal se apoya en el clásico modelo marxista
de estructura y superestructura, donde el primer nivel alude las relaciones
económicas de producción, y por lo tanto, base material de la dominación;
mientras que la superestructura se refiere al nivel de las relaciones políticas y las
formas de legitimación - política, ideológica y cultural- del sistema de
dominación. En esta concepción, el Estado y la sociedad civil forman parte del
mismo nivel, y por lo tanto, el mismo papel de sostén y garantía de la
reproducción del orden económico. Sin embargo, sus modos de acción, y por lo
tanto, las instituciones que los constituyen, difieren sustantivamente: mientras
que el Estado -o "sociedad política"- asegura por medios coercitivos el sistema
de dominación , apelando particularmente a las instituciones del aparato estatal,
y al sistema judicial; la "sociedad civil" se ocupa de cimentar la hegemonía de
los grupos dominantes, es decir, de construir el consenso en torno al sistema de
dominación, para lo cual opera principalmente en el campo de la ideología, a
través de las instituciones clave de la formación cultural en la sociedad de su
época: la iglesia, la escuela y la prensa. En este sentido, en el pensamiento
gramsciano no existe una separación efectiva entre el ámbito del Estado y el de
la sociedad civil, puesto que constituyen dos caras de una misma función: la
consolidación de la hegemonía. Gramsci lo dice explícitamcnte en varios de sus
escritos: al plantear el vínculo estrecho que entrelaza a la sociedad política con
la sociedad civil, en la formula "Estado=sociedad política + sociedad civil, vale
decir, hegemonía revestida de coerción" (Gramsci, op.cit.:165).Esta perspectiva
difiere sustantivamente de los enfoques presentados previamente que
jerarquizaban la autonomía como principio central de la sociedad civil, puesto
que para Gramsci los principios de la sociedad política y la sociedad civil

166
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

confluyen en una sola totalidad más amplia, el Estado, cimiento del sistema
económico de dominación. Por otro lado, también se distingue este enfoque de
la visión sectorialista, ya que la distinción entre la esfera de la sociedad civil y del
Estado seria, para esta corriente, una operación solo analítica, formulada con el
objetivo de clarificar mejor la ambivalencia dialéctica entre coerción y consenso
implicada en la dominación hegemónica. En este sentido, la hegemonía difiere
de la coerción porque incorpora, de alguna manera, las necesidades y visiones
de los grupos dominados, a fin de asegurar el consenso sobre la dominación. La
mirada de Gramsci acerca de la amplitud de esa operación ideológica era, sin
duda, algo estrecha: las instituciones de la sociedad civil - principalmente tos
intelectuales, la iglesia y la escuela- eran necesariamente orgánicos a los
sectores hegemónicos o, en su defecto, debían ser orgánicos a los movimientos
políticos revolucionarios. Esta visión acerca de los matices o ''grados de libertad''
que podría abarcar esa operación de inclusión de los intereses de los sectores
subordinados estaba, sin duda, profundamente marcada por su perspectiva
marxista, y por la característica propia del Estado liberal de principios del siglo
XX, como señala Portelli (2000). Una concepción más actual de la hegemonía,
que tome en cuenta los múltiples y complejos procesos que intervienen en la
formación del consenso social, llevaría a visibilizar un conjunto más amplio, y
mucho más diverso, de instituciones v organizaciones que toman parte en el
proceso de legitimación del orden dominante.Además, hoy podría señalarse que
la incorporación de los intereses subordinados no es solo un proceso ideológico,
sino también material, corporizado en el desarrollo de los sistemas de bienestar
y la ampliación de los derechos sociales, como señala Portantiero (1988) Esta
observación resulta especialmente pertinente para analizar la acción de las
organizaciones de la sociedad civil en el mundo actual, y fundamentalmente en
los países periféricos. Como desarrolla este autor, para comprender el papel del
Estado y de la sociedad civil en la reproducción del sistema de dominación es
necesario deconstruir la ''concepción reificada'' del Estado en el capitalismo y

167
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

hacer visible "el carácter estructuralmente constitutivo de este en las


contemporáneas relaciones capitalistas... El fin del estado liberal es, en
resumen, el fin del Estado político... , separado de la sociedad civil y encargado
solo de asegurar las condiciones externas de la producción…La red de poder se
complica enormemente, corriendo las fronteras tradicionales entre “lo público”
y “lo privado”, entre “lo económico'' y "lo político", hasta que permita construir,
en el sentido de Foucault, una verdadera ''microfísica del poder" (Portantiero,
1988:196-197)
Sintetizando, la concepción gramsciana manifiesta una visión política de los
principios que caracterizan a la sociedad civil, puesto que concibe este ámbito en
relación a la función que cumple en la reproducción del orden social y, en este
sentido, permite un abordaje más comprensivo de la complejidad de su accionar.
Una mirada que se basa en la comprensión de las relaciones de poder que
estructuran el funcionamiento general del sistema societal y que, por lo tanto,
permite analizar la conformación y la acción del campo de la sociedad civil en
relación a dinámicas de más amplio alcance. Es indudable que las marcas de
origen, tanto históricas como ideológicas, de este pensamiento, aparecen con
mucha nitidez en su concepción de dicho orden societal, lo que conduce a
delinear una visión de la sociedad civil recortada en torno a su función de
reaseguro cultural e ideológico del orden dominante, mirada que sería necesario
ampliar para interpretar mejor la realidad actual. Es decir, este enfoque visualiza
a las instituciones de la sociedad civil como vías de legitimación del sistema social
y político, haciendo hincapié en el papel político que desempeñan en el
sostenimiento de la hegemonía.” 89
Si bien Adriana Rofman sigue hablando en términos de Organizaciones de la Sociedad Civil y
por lo tanto en ésta desde una visión espacial, su resumen de lo planteado por la perspectiva
gramsciana es muy claro y constituye una síntesis acabada.

89
Rofman, Adriana, “Organizaciones de la sociedad civil y políticas sociales en el área metropolitana de
Buenos Aires: entre las teorías y las realidades, Revista Española del Tercer Sector / n°12, mayo – agosto
de 2009, pp 157 – 18

168
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

A la idea de hegemonía, Gramsci la complementó con la de bloque histórico, definiéndolo como


la unidad de la estructura (la economía) y la superestructura (la política y la cultura) en una
expresión con una impronta histórica determinada para cada época y cada sociedad; y nunca
exenta de contradicciones ni luchas de poder internas.
O dicho de otra manera: el bloque histórico es lo que encarna la hegemonía en una
determinada sociedad, en un momento dado.
Vale aquí recordar algo que ya habíamos visto en la Unidad 3 cuando estudiamos los conceptos
clásicos de Sociedad Civil, especialmente lo planteado por Oscar Fernández en el artículo que
oportunamente analizamos:
“… para Gramsci "la revolución occidental no puede consistir únicamente en una
captura del poder estatal (político-coercitivo) ya que la dominación de la
burguesía reposa también y sobre todo en el consentimiento que obtiene de las
clases subalternas, al poner en acción los órganos de su poderosa y
omnipresente sociedad civil". Si algo queda claro de la tesis gramsciana sobre la
sociedad civil, es el reconocimiento inequívoco que este hace de la importancia y
solidez de la sociedad civil en las sociedades occidentales y de la resistencia, que
al mismo tiempo esta ofrece, a todas aquellas tentativas de cambios
revolucionarios, precipitados o violentos, que se han generado incluso en
períodos de crisis agudas o prolongadas. Recurriendo así al símil militar, Gramsci
afirma: "Ni las tropas asaltantes, por efectos de las crisis, se organizan en forma
fulminante en el tiempo y el espacio, ni tanto menos adquieren un espíritu
agresivo; recíprocamente, los asaltados no se desmoralizan ni abandonan la
defensa, aún entre los escombros, ni pierden la confianza en las propias fuerzas
ni en su porvenir". Como corolario de lo anterior y teniendo en cuenta esas
condiciones, Gramsci privilegia el combate político que se libra en el interior de
la misma sociedad civil: la guerra de movimiento, fundada en el asalto rápido y
efectivo, debe ceder el paso a la guerra de posiciones, que, en este caso, debe
buscar la conquista de ese consentimiento y esa aquiescencia del grueso de la
ciudadanía, mediante las armas del convencimiento y la persuasión. Esto
constituye, a los ojos de Gramsci, un trabajo inevitablemente lento e
irremediablemente difícil.”

Bibliografía Recomendada:

Gramsci es un autor denso de leer y complejo de comprender. Un libro que es una excelente
aproximación a su ideario es “Gramsci para principiantes”, con textos de Néstor Kohan e
ilustraciones de Rep, de ediciones Longseller, Buenos Aires, 2004. www.paraprincipiantes.com

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

La aplicación de estos conceptos en relación con nuestra Formulación Dinámica implica


pensarlos para las sociedades actuales. Veamos esta formulación en general y luego para el
caso argentino.
En un determinado momento histórico la hegemonía es ejercida por distintos actores en
diversas capas como un poder hegemónico que atiende a y está conformado de distintas
dimensiones (política, económica, jurídica, cultural, moral, etc.)
Se conforma así lo que llamaremos un núcleo hegemónico que actúa sobre la sociedad a través
de una dinámica hegemónica.

Posibles Actores del Núcleo hegemónico

• El Gobierno

• El Estado (en sus diversos Niveles, Poderes, Organismos, Leyes, Normas, Dispositivos,
etc.)

• Algunas Empresas

• Algunas Organizaciones / Partidos Políticos

• Gobiernos de Estados extranjeros / Organismos Internacionales

• La Iglesia Católica

Si tomamos, por ejemplo, 3 momentos de la historia Argentina, las instantáneas de ese núcleo
hegemónico incluyen:

 Dictadura cívico – militar de 1976 – 1983

• Gobierno y Estado: Fuerzas Armadas

• Empresas: Multinacionales y Nacionales; Bancos, Medios de Comunicación Masiva

• Organizaciones: Iglesia Católica, Sociedad Rural, Unión Industrial Argentina, ACDE


(Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas), etc.

• Gobiernos y Organismos Extranjeros: Embajada de Estados Unidos, FMI

170
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

 Gobierno de Raúl Alfonsín (1983 – 1989)

• Gobierno: Partido Gobernante (Radical)

• Estado: Fuerzas Armadas, Partido Opositor (Justicialismo, primera minoría legislativa


desde 1987)

• Empresas: Multinacionales y Nacionales; Bancos

• Gobiernos de Estados Extranjeros / Organismos Internacionales: FMI

• Organizaciones: Iglesia Católica, Unión Industrial Argentina, Sociedad Rural, Partidos


Políticos, CGT, etc.

 Gobierno de Menem (1989 – 1999)

• Estado y Partido Gobernante (Justicialista)

• Empresas: Multinacionales y Nacionales privatizadas; Bancos, Medios de Comunicación


Masiva

• Gobiernos de Estados Extranjeros / Organismos Internacionales: FMI, Banco Mundial,


BID, Embajada de Estados Unidos,

• Organizaciones: Sindicatos, Iglesia Católica, Sociedad Rural, Fundación Mediterránea,


Fundación FIEL, Adeba (Asociación de Bancos de Argentina), Partidos Políticos, etc.

171
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Vale decir, que pueden darse las siguientes combinaciones:

a.- Actores que ingresan al núcleo hegemónico, otros que salen, otros que permanecen.

b.- Actores que desde el núcleo hegemónico ejercen el poder hegemónico con diferentes
dinámicas: autoritaria, de consenso, de concentración del poder, etc.

c.- En todos los casos, la dinámica hegemónica se caracteriza por las relaciones bidireccionales
- diálogos, acuerdos y confrontaciones - entre los miembros del núcleo hegemónico, sin
permitir la participación de terceros.

d.- El poder hegemónico opera sobre el Marco del Instituido (ya sea para modificarlo o
conservarlo), en principio y principalmente, a través de la dinámica hegemónica.

e.- Poder Hegemónico no significa unicidad ideológica en su núcleo; puede haber disputas
ideológicas entre actores hegemónicos; de hecho las hay; el 90 % de las noticias políticas de los
medios de comunicación son acerca de dichas luchas.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Sugerente metáfora – “la tela de araña” - para explicar el núcleo hegemónico de la época, en el libro
“El Establishment”, Cuadernos para la democracia N°3, El Cid Editor, Bs. As., Julio de 1982

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

3.- Marco del Instituido


El concepto de Marco del Instituido tiene relación directa con lo visto en la primera Unidad
acerca de la dinámica Instituido / Instituyente; y desde ya que es clave tener bien presentes
aquellos conceptos.
El Marco del Instituido es, en realidad, el instituido mismo en un determinado territorio, en un
determinado momento. Es decir: es el conjunto de normas, leyes, valores, dispositivos, cultura
y subculturas, historia, instituciones, economía, acontecimientos, relatos y en general,
cualquier aspecto de la vida social, política, histórica, económica, etc., que está allí, en un
determinado momento, y que enmarca (de allí el nombre) la configuración de una sociedad.
El marco del instituido es variable, modificándose según aparezcan dinámicas instituyentes que
así lo propongan.
Es función de 3 variables:
i) El tiempo
ii) El territorio
iii) El tema
Que depende el tiempo, significa que su carácter es histórico, esto quiere decir que no sólo
puede cambiar con el paso del tiempo (yendo y viniendo entre distintas configuraciones) sino
que además incluye siempre a lo ya vivido; es decir, puede modificarse más nunca ignorar lo
que ya fue. En este sentido, es fundamental reconocer que el Marco del Instituido puede o bien
conservarse (mantenerse igual en el tiempo) o bien ampliarse (modificarse) pero nunca
“reducirse” ya que aún la vuelta desde el presente a una configuración del pasado. Esta
configuración nunca será idéntica a la del pasado porque, justamente, la incluye.
Dicho con un ejemplo: si una sociedad pasa por la monarquía; luego cambia a la democracia y
posteriormente decide volver nuevamente a la monarquía; esa nueva monarquía nunca será
idéntica a la anterior porque esa sociedad (y por lo tanto esa nueva monarquía) ya lleva
implícita la experiencia de haber pasado por una democracia; aunque la decisión de volver haya
sido unánime, esa marca histórica nunca se borra).

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

O para decirlo en términos más populares: una persona de 45 años puede sentirse o actuar
como una de 25; más no puede ser idéntica a otra de 25 porque ya lleva la marca de haber
vivido esos 20 años de más.
De aquí que el Marco del Instituido pueda conservarse o ampliarse; siendo éstas las dos
expresiones correspondientes a las fuerzas del instituido y del instituyente.
El hecho de que sea Territorial supone la posibilidad de existencia de un Marco del Instituido
singular para cada territorio, definido éste no sólo en términos geográficos, sino también
políticos, económicos y / o simbólicos. En realidad, lo que existen son varios Marcos de
Instituido (algunos congruentes, pero otros no necesariamente) que se van imbricando entre
los diferentes niveles: un Marco del Instituido de la Argentina como Nación incluye a otro
Marco del Instituido de la Provincia de Santa Fe, que a su vez tiene dentro de sí un Marco de
Instituido para la Ciudad de Rosario, uno para la Ciudad de Santa Fe y otro para la Ciudad de
Rafaela; pudiendo ser éstos a) muy similares entre sí; b) con leves pero concretas diferencias, o
c) muy distintos; y todas las variantes intermedias.
Esta caracterización territorial se hace necesaria y fundamental a la hora de estudiar sus
actores, procesos y dinámicas de Instituido / Instituyente.
Como decíamos, a la definición clásica de Territorio como espacio geográfico diferenciado,
debemos agregar también la conformación de Territorios políticos e institucionales que
funcionan con identidad propia e incluso hasta contienen espacios territoriales bien
heterogéneos.
Un ejemplo de esto último se está comenzando a dar en la Ciudad de Buenos Aires a raíz de la
nueva Ley de Comunas, por la que el territorio de la Capital queda dividido en 15 Comunas, las
cuales incluyen de 1 a 5 barrios. En el caso de la Comuna 2 de Retiro, esta unidad
administrativa, política y de participación ciudadana incluye espacios barriales tan disímiles
como el lindante con las calles Arroyo, Juncal y Libertador, con la Villa 31 o el llamado Catalinas
Norte; conformando un Marco del Instituido “Comunal” que será sin dudas de mucho interés
analizar y seguir con atención.
Finalmente, para completar la matriz de complejidad de este planteo, el Marco del Instituido
puede ser también función del Tema, la temática, el área o disciplina que se esté analizando.

175
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Así, - aún para un mismo territorio y en un mismo momento - existe un Marco del Instituido
para un determinado saber, diferente de otros saberes.
Considerar esto es fundamental para estudiar el desempeño de las Organizaciones Sociales en
un campo de saber específico.

4.- Instituido e Instituyente a nivel Social: Hegemonía /Autonomía / Heteronomía /


Insignificancia / Imaginario Radical
Para nuestro planteo, estos conceptos provienen del desarrollo que de ellos realizara el
filósofo, politólogo y psicólogo griego Cornelius Castoriadis estudió profundamente los
procesos por los cuales, a partir (y a pesar…) de la configuración de un determinado instituido
(o Marco del Instituido) una sociedad puede generar una dinámica instituyente que lo
modifique.
Y a partir de estudiar las condiciones de esta posibilidad, estableció los conceptos de
Autonomía, Heteronomía e Insignificancia como polos opuestos de una dinámica societal.
Como vimos, la hegemonía es el conjunto de relaciones que se derivan del y a la vez
argumentan y sostienen al Poder Hegemónico. Este poder es el que despliega, sostiene y
alimenta lo que se llama “sistema”. Cuando hablamos de “El Sistema” estamos abreviando ya
que de lo que se habla es de “El Sistema Hegemónico”. Es el conjunto de reglas generales que
encuadra y define una época sociohistórica en unos territorios determinados.
Es – diría Gramsci – la dirección en que se quiere que una sociedad (por ejemplo: un país)
marche.
El Poder Hegemónico se compone del Poder Político – emanado de la voluntad popular allí
donde hay democracias y dividido a su vez en tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial allí
donde hay república) – del Poder Normativo y Coercitivo – el marco legal vigente y la
capacidad de hacerlo cumplir so pena o sanción, el Poder Represivo – el uso formal, legal y
exclusivo de la fuerza – el Poder Económico – la decisión de establecer el régimen y
funcionamiento de la economía - y el que podemos denominar el Poder Moral / Cultural, que
propone la reproducción de una determinada mirada ideológica al interior de la sociedad.

176
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Este poder está ejercido por los actores – personas, organizaciones y Estado – que conforman
el Núcleo Hegemónico. Este núcleo despliega su poder a través de una Dinámica Hegemónica.
Ahora bien: que el Núcleo Hegemónico ejerza Poder Hegemónico no significa, ni mucho
menos, que los actores componentes de ese núcleo tengan todos la misma ideología.
Por el contrario, buena parte de las llamadas “luchas de poder” son justamente las batallas
ideológicas entre los mismos componentes de ese núcleo.
Por ejemplo: en el Núcleo hegemónico de la Argentina de hoy “conviven”: el Gobierno, la
oposición, la CGT, la Sociedad Rural Argentina, las empresas multinacionales, la Iglesia Católica,
los partidos políticos con representación parlamentaria, los medios de comunicación, el Poder
Judicial…etc.; es decir: todos aquellos que determinan “el sistema”, más allá de las peleas
internas por conformarlo de una u otra manera.
Todos son parte del Poder Hegemónico y la forma en que lo despliegan es a través de una
Dinámica Hegemónica.
¿Cómo es la Dinámica Hegemónica?
Es una dinámica de diálogos bidireccionales y endógenos. Es decir, los actores miembros del
Núcleo Hegemónico escuchan a toda la sociedad (y por supuesto también a las Organizaciones
Sociales) pero deciden entre ellos.
Diálogo bidireccional y endógeno significa que no hay terceros que puedan introducirse en la
negociación (terceros entendidos no como un miembro del Núcleo Hegemónico, sino terceros
como alguien que esté fuera de ese núcleo y quiera tomar decisiones).
La Dinámica Hegemónica es la negociación entre actores hegemónicos; y negociación debe
entenderse aquí ya como diálogo y acuerdos, ya como discrepancias, enfrentamientos y hasta
batallas de fondo por el control de parcelas de poder.
El objetivo del Núcleo Hegemónico es ejercer un Poder Hegemónico. Como todo poder estará
sometido a las Fuerzas del Instituido y del Instituyente y tendrá que mantener un equilibrio
dinámico entre conservación y cambio si desea vivir.
Esto significa que el Poder Hegemónico no está cerrado al cambio; lo que sí exige es que
dicho cambio se realice a través de Dinámicas Hegemónicas y Perihegemónicas y sea siempre
y en definitiva, decidido y/o refrendado por el Núcleo Hegemónico.

177
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

En este sentido, el Poder Hegemónico utiliza el concepto de Poder tal como lo estudió y
caracterizo Cornelius Castoriadis, al mostrar, por ejemplo, cual sería esa expresión máxima de
poder regulador absolutamente heterónomo:
“Si definimos como poder la capacidad de una instancia cualquiera (personal o
impersonal) de llevar a alguno (o algunos) a hacer (o no hacer) lo que, a sí
mismo, no habría necesariamente (o habría hecho quizá) es evidente que el
mayor poder concebible es el de preformar a alguien de suerte que por sí mismo
haga lo que se quería que hiciese sin necesidad de dominación o de poder
explícito para llevarlo a... Resulta evidente que esto crea para el sujeto sometido
a esa formación, a la vez la apariencia de la “espontaneidad” más completa y en
la realidad estamos ante la heteronomía más total posible.”

5.- ¿Cómo es la Dinámica de las Organizaciones Sociales?


La Dinámica de las OS es aquella que puede ser llevada a cabo por los actores que NO
FORMAN PARTE DEL NÚCLEO HEGEMÓNICO (de un determinado territorio, en un
determinado momento).
Está compuesta por DOS SUB – DINÁMICAS MUY DIFERENTES: (a las que, por comodidad no
llamaremos sub – dinámicas, sino directamente “dinámicas”)
La Dinámica Perihegemónica y la Dinámica Autónoma.
Digamos entonces que la Dinámica de las OS es “La capacidad que tienen y despliegan
algunas organizaciones, grupos de personas, colectivos, movimientos sociales,
emprendimientos productivos y en general cualquier otra forma organizativa comunitaria de
promover, protagonizar y enunciar una Dinámica distinta a la Dinámica Hegemónica; y que
está compuesta por dos modalidades conceptualmente bien diferentes a la vez que
operacionalmente superpuestas y difundidas una en otra: la Dinámica Perihegemónica y la
Dinámica Autónoma.”
La Dinámica Perihegemónica se denomina así porque SIN SER LA DINAMICA HEGEMÓNICA, la
apoya, sostiene, avala, acuerda, alimenta, etc.,
Es “Peri” porque rodea a la Dinámica Hegemónica por el lado externo (“peri – feria”; “peri –
metro”, etc.), es decir, tiene un claro sentido de apoyo a la Dinámica Hegemónica, pero sin
serlo.

178
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Son las acciones llevadas adelante por actores sociales (OS, empresas, etc.) que sin formar
parte del núcleo hegemónico, reproducen, avalan y fortalecen al sistema.
Aun cuando su apoyo sea crítico, o de una determinada ideología u otra, pueden discutir con
los actores del Núcleo Hegemónico y proponer algunos cambios, pero avalan el sistema en
general. Como no son parte de este núcleo, las OS que ejercen una Dinámica PeriHegemónica
apoyan pero no deciden.
Un enorme porcentaje de la Dinámica de las OS de la Argentina es Dinámica PeriHegemónica.
La Dinámica Autónoma, en cambio, es una forma en que se expresan las OS que cuestiona al
Poder Hegemónico; o, por mejor decirlo, a algunos de los poderes (vistos) que lo conforman.
Definimos entonces Dinámica Autónoma como el conjunto complejo, dialéctico y territorial de
enunciados, relaciones y acciones con el que diversos actores sociales ponen en juego sus
marcos de comprensión (éticos, políticos, económicos, culturales) buscando, de manera
participativa, ampliar o conservar el Marco del Instituido más allá de la lógica relacional
bidireccional y endógena del Poder Hegemónico; siendo, en este aspecto, una dinámica
contrahegemónica.
Continuo de la relación entre la Hegemonía, la Dinámica Perihegemónica y Dinámica
Autónoma:

HEGEMONIA - DINÁMICA PERI HEGEMONICA - DINÁMICA AUTÓNOMA

179
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

7.- Continuo de la Dinámica de las OS: Dinámica Perihegemónica y Dinámica Autónoma


Llegados a este punto, se resignifica y clarifica- creemos – el Cuadro de relación entre
Dinámicas y Poderes.
Reaparece entonces en escena el Marco del Instituido: tal como la ecuación IDO – ENTE lo
prevé y define, dicho Marco del Instituido estará sometido – para gozar de buena salud – a una
eterna lucha entre quiénes lo quieren Ampliar y quiénes desean Conservarlo.
Las maneras por las cuáles se intenta Ampliar o conservar el Marco del Instituido son TRES
(precisamente, las 3 Dinámicas formuladas): la Dinámica Hegemónica, Dinámica
Perihegemónica y la Dinámica Autónoma. Las tres dinámicas se necesitan y reproducen la una
en la otra.
¿Qué sucedería si la Dinámica Perihegemónica y Autónoma de desapareciesen? Acontecería
que las sociedades sólo podrían cambiar o conservarse a través de lo que dicta el Poder
Hegemónico, obturando cualquier intento de creatividad que proponga “otra cosa”. Esto es
precisamente lo que Castoriadis plantea que llevaría a la humanidad a la alienación, a la
imposibilidad de imaginar futuros distintos al que por evolución lógica el sistema hegemónico
nos tenga preparado.
Esto, según Castoriadis, iría en contra de uno de los aspectos constitutivos del ser humano
(además de la lógica, la cual no niega) que es la imaginación y la capacidad de crear futuros
que no deriven necesariamente de formas preexistentes de instituido. Es decir, justamente, la
capacidad que tiene el ser humano de Intentar la Institución Imaginaria de la Sociedad.
Esta forma instituyente (ni mejor ni peor que el instituyente hegemónico, pero sí necesario
junto a él) se despliega en la Dinámica de Sociedad Civil y muy Especialmente en la Dinámica
Autónoma.
De aquí la importancia que las Organizaciones Sociales puedan ejercer este potencial
proponiendo – de modo PeriHegemónico, pero especialmente Autónomo – ALTERNATIVAS
CREATIVAS PARA AMPLIAR / CONSERVAR EL MARCO DEL INSTITUIDO.

180
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Nótese que los cacerolazos de diciembre de 2001 fueron un ejemplo clarísimo de ALTA DOSIS
de Dinámica Autónoma (mezclada con alguna dosis menor de Perihegemónica, claro está) QUE
PENSÓ ALTERNATIVAS CREATIVAS a un Poder Hegemónico que sólo veía una salida ORTODOXA
Y ÚNICA: más ajuste, más represión, etc.
Al mismo tiempo, hay que ser cuidadosos con este ejemplo y no pensar que la Dinámica
Autónoma debe aparecer sólo cuando el poder político falla, es débil o es corrupto, y “que si
hiciera bien las cosas, entonces no habría necesidad de cacerolazos, piquetes, etc.”
El cacerolazo, el piquete, la protesta, son MANIFESTACIONES de esa Dinámica Autónoma y
cómo tales (como manifestaciones) se pueden criticar, cambiar, evolucionar, etc.
Pero la idea es que la Dinámica Autónoma de las OS no es “para cuando el poder hegemónico
funciona mal” y si al revés: la Dinámica necesaria para que funcione bien.

Cuando el Marco del Instituido de una sociedad “se acostumbra” a ser conservado o
cambiado por diversos tipos de Dinámica (Hegemónica, Perihegemónica, Autónoma) se
vuelve un marco más plástico, permeable, versátil, “inteligente” y no exige sacrificios
desmesurados (por caso, víctimas humanas) para discutir e implementar cambios o
conservaciones de fondo.
Desde esta nueva visión, es decir desde este nuevo Paradigma de la Dinámica de las OS,
cuando se habla de “Fortalecer la Sociedad Civil de un país” se hace referencia, ahora, a
fortalecer las expresiones de relaciones, acciones y enunciados más variados posibles
prestando atención incluso a aquellos que parecen muy alejados de la ortodoxia, porque es
justamente esta creatividad, esta autonomía, esta significancia (diría Castoriadis, por
oposición a la insignificancia) la garantía de una sociedad más plural.
Llegados a este punto, cabe formular una problematización más: ¿será que el Poder
hegemónico obtura siempre - de plan y explícitamente – la participación significante de las
Organizaciones Capaces de una Dinámica Autónoma?
La elucidación es contextual: en períodos autoritarios o regímenes dictatoriales, la respuesta es
decididamente afirmativa; usualmente se prohíbe, reprime y castiga a todas las expresiones
que insinúen una concepción alternativa del poder, reclamen o expresen marcos culturales o de

181
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

sentido diferentes al opresor. En situaciones más opresivas como en las que aparece
directamente el terrorismo de Estado, la persecución llega a extremos de criminalización,
desaparición, intento de aniquilación y eliminación de la propia memoria histórica de los
procesos de resistencia y lucha. Digamos también que la criminalización de la protesta social ha
sido un mecanismo presente en períodos democráticos en los que debe (ría) regir un estado de
derecho pleno; ejercido ya por el propio Estado, ya por sectores reaccionarios de la sociedad
misma.
Pero aún en el marco de procesos democráticos - paralelamente a (o como sustituto de) la
criminalización - desde el Poder Hegemónico se han ideado procedimientos y dispositivos
formales para canalizar (y así controlar) la participación ciudadana; y muy especialmente para
“normalizar” las expresiones de dinámicas autónomas de reclamo, significación o propuesta.
Un trabajo exhaustivo del investigador Daniel Cravacuore, hecha luz sobre estos formatos, tan
variados como criticables. Dice el investigador:
“La participación ciudadana ha marcado la agenda local en Argentina durante los
últimos tres quinquenios por su valor estratégico para el fortalecimiento del
sistema político y como resultado de una proposición del Estado para fortalecer
su legitimidad en tiempos de crisis recurrentes. Aunque limitados, los avances
han sido conceptualmente significativos en términos de apertura de escenarios
de participación ciudadana, de articulación con las organizaciones sociales y de
despliegue paulatino de los instrumentos jurídicos. Este proceso aún no es
suficientemente profundo y vigoroso pues se contrapone a los históricos
mecanismos de reproducción política, lo que acota su alcance (Desde nuestra
perspectiva, en el caso argentino, con excepción de los acontecimientos
alrededor de la crisis política de 2001, la demanda de la sociedad civil por una
mayor intervención en los asuntos políticos sólo contribuyó marginalmente al
proceso global de desarrollo de la participación ciudadana.) La transformación
por una mayor apertura con la sociedad civil se aceleró con la crisis política del
año 2001, que hizo necesario fortalecer la legitimidad de los gobiernos locales a
la par que controlar la participación de aquellos actores sociales más agitadores y

182
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

debilitar su papel contendiente, adquiriendo la cooptación un papel importante


en el diseño de instancias participativas.” 90

Quien completa con la siguiente reflexión:


“La participación ciudadana supone la intervención real de los ciudadanos y sus
organizaciones en las decisiones gubernamentales, legitimándolas en la medida
que puedan incluir los múltiples y contradictorios intereses de una sociedad y
dotarlas de mayores posibilidades de éxito en la medida en que son apropiadas
colectivamente. Esta noción aparece ligada a la construcción de espacios de
diálogo y concertación, contenidos en mecanismos y escenarios estructurados
jurídicamente, en políticas de gestión participativa, en instancias de formación
ciudadana, y en acciones de fortalecimiento de las organizaciones no
gubernamentales. El nivel local emerge como el ámbito natural de la
participación, pues allí se interseccionan el gobierno y la sociedad civil, siendo la
primera instancia de reclamo ciudadano más allá de toda competencia
institucional.” 91
El autor realiza luego una taxonomía de quince instrumentos de participación ciudadana en los
gobiernos locales argentinos:
1. La iniciativa popular
2. La consulta popular
3. El referéndum
4. La revocatoria de mandato
5. El presupuesto participativo
6. Los centros descentralizados
7. Las agencias de desarrollo local

90
Cravacuore, Daniel (2009) La participación ciudadana en los gobiernos locales argentinos, en Delamaza, Gonzalo
y Flores, Daniel (Editores) “Gestión Municipal Participativa. Construyendo democracia cotidiana.”, Santiago de
Chile, Pág. 162
91
Ibid., Pág. 163

183
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

8. La planificación estratégica participativa


9. La auditoría ciudadana
10. El acceso a la información pública
11. La audiencia pública
12. Los consejos asesores locales
13. La banca abierta
14. El defensor del pueblo
15. La doble lectura
y después de analizarlos y ejemplificarlos, plantea las siguientes reflexiones; sumamente
sugerentes para la respuesta que desde aquí vamos procurando:
“Como señaláramos, la participación ciudadana ha marcado la agenda local en la
última década en la Argentina como resultado de una propuesta estatal para
fortalecer su legitimidad en tiempos de crisis. Entendemos que los avances han
sido conceptualmente significativos en términos de apertura de escenarios de
diálogo, de articulación con las organizaciones sociales y de desarrollo paulatino
de los instrumentos de participación. Al nivel local se ha afirmado un consenso
colectivo sobre su carácter legitimador y sustentador de las decisiones públicas,
dado que permite la expresión de los diversos intereses en la sociedad. Esta
perspectiva consensual de la gestión en temas sensibles como el impulso de las
políticas sociales, de las políticas de desarrollo económico o la preservación del
medio ambiente se ha hecho usual en muchos gobiernos. Adicionalmente, en un
sistema con una autonomía jurisdiccional extendida como el argentino, existen
mayores posibilidades para el origen de iniciativas específicas que respondan a
liderazgos locales promotores de la participación o a comunidades dispuestas a
lograr mayores espacios de decisión. Ello explica la proliferación de instrumentos
de participación en los textos constitucionales, en las cartas orgánicas y en las
ordenanzas municipales.” 92

92
Ibid., Pág. 178

184
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Y plantea finalmente su mirada crítica:


“Sin embargo, pese a este ambiente favorable para la participación ciudadana,
existe un conjunto de factores que la limitan:
1. La debilidad de las conductas participativas, activas hasta el último gobierno
militar (1976 -1983) en torno a instituciones como los sindicatos y las
sociedades de fomento barrial, que no lograron reconstruirse
suficientemente durante la Transición Democrática. Adicionalmente, las
sucesivas crisis económicas han ido disminuyendo la confianza de los
ciudadanos en la acción colectiva – con la excepción de los episodios
vinculados a la crisis política de 2001, que tuvieron una fuerte movilización
social, o, más recientemente, con la movilización de los productores
agropecuarios de la región central en 2008-; 93
2. La insuficiente información y formación ciudadana promovida desde las
instituciones educativas, que limita las posibilidades de las nuevas
generaciones de valorizar adecuadamente la importancia de los instrumentos
jurídicos de participación;
3. La crisis de representatividad de la clase política, originada tanto en su
incapacidad para resolver las sucesivas crisis económicas como en hechos
emblemáticos de corrupción, que llevaron a un descreimiento generalizado
de las instituciones republicanas y en sus posibilidades de cambio social que
ellas ofrecen;
4. Una tendencia a promover la creación de instrumentos participativos pero un
implícito desinterés estatal en ponerlos en funcionamiento, por temor a crear

93
No compartimos esta explicación: en nuestro entender la llamada “crisis del campo” fue una disputa interna
dentro del propio núcleo hegemónico en el que dos actores, el gobierno y las entidades rurales, manifestaron
diferencias ideológicas, pero siempre dentro de la dinámica de diálogos bidireccionales (que sin embargo, en este
caso ampliaron su expresión beligerante al espacio público); nunca - o ínfimamente – una dinámica de sociedad
civil autónoma fue protagonista de esta disputa.

185
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

espacios que pueden volverse en contra de la dinámica tradicional de


reproducción política; 94
5. Las recurrentes crisis socioeconómicas del país, que han limitado las
oportunidades de desarrollo integral de la mayor parte de la población y
desvalorizado la percepción de una inclusión social que incorpore una fuerte
participación ciudadana.
Como puede observarse, existen fenómenos culturales, sociales y políticos
profundos vinculados a las sucesivas crisis del país después de 1976 que
impiden un desarrollo profundo de la participación ciudadana en la dirección
del consenso social predominante. La promoción de la participación
ciudadana requerirá bastante más que el desarrollo de políticas o
instrumentos jurídicos constitucionales; necesitará de una fuerte convicción,
en especial de la clase política, de fortalecer la democracia desde un nivel
local y de respetar en lo cotidiano la autonomía municipal y el federalismo
consagrados constitucionalmente, siendo esta una asignatura pendiente en
la Argentina del último cuarto de siglo.” 95
Nótese cómo (aún enunciando unas apelaciones y considerando otros argumentos con los que
disentimos) el autor deja en claro que uno de los principales objetivos de esta apertura
participacionista es institucionalizar una dinámica perihegemónica que otorgue “legitimidad
participativa” a la propia dinámica hegemónica; y que su principal dilema es, paradojalmente,
cómo en ese ejercicio no abrir demasiado la puerta a una dinámica de sociedad civil autónoma
que ponga en crítica la configuración hegemónica misma.
La pregunta que aparece como necesaria, remite a lo más tradicional del versus entre
“estructura” y “agente”; que en mirada gramsciana se salda con ribetes rotundos:

94
De “un aspecto de la dinámica hegemónica”, diríamos nosotros.
95
Ibid. , Pág. 179

186
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

“si el individuo tuviera necesidad, para cambiar, de que la sociedad entera haya
cambiado mecánicamente antes que él, por no se sabe qué fenómeno sobrenatural,
ningún cambio tendría nunca lugar” 96
Sin descuidar el marco contextual más amplio:
“Así, las “expresiones de voluntad, de acción, de iniciativa popular” que Gramsci ubica
con toda razón en el plano de las superestructuras no dejan por ello de tener un gran
peso de realidad y de incidencia en la transformación de esa realidad. El mundo
superestructural posee un grado de autonomía que requiere su investigación también
autónoma; pero tal autonomía, si bien amplia, es relativa, se da dentro de una relación
fundamental con la base estructural. Esa relación es orgánica, recíproca y dialéctica.
Para dilucidarla, Gramsci señaló la necesidad de rechazar tanto el economicismo, que de
las condiciones económicas hace causas mecánicas, como el ideologismo que “exalta el
elemento voluntarista e individual”. En todo caso, en esta dialéctica Gramsci asigna el
papel fundamental y decisivo a la libertad consciente, práctica y política, atribuyendo
primacía en sentido amplio y en la realidad superestructural, sin olvidar los
condicionamientos económicos…” 97

¿Por qué es importante “una Sociedad Civil fuerte”?

Porque supone que las personas nos juntamos en OS y Organizaciones con fines de Lucro ya no
sólo para “cumplir nuestra misión organizacional o lograr nuestros objetivos fundacionales”
sino también para imaginar formas novedosas e (im)posibles de BIEN COMÚN que alimenten
futuros Marcos Instituidos mejores y más inclusivos que los actuales. (Nótese cómo
reaparece aquí el concepto fundamental de Bien Común)

96
Bignami, Ariel (2010) Gramsci. Pensamiento, Conciencia y Revolución, Ediciones Luxenburg, Buenos Aires, Pág.66
97
Íbidem, Pág. 65

187
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

El hecho – por ejemplo- de pensar que es posible ejercer una actividad productiva que permita
generar lucro, acumular, distribuir y reinvertir o gastar a través de una organización comercial
SIN PATRÓN (es decir, sin que haya por un lado un dueño que retira dividendos y por otro
trabajadores que tienen un salario; sino donde todos sean a la misma vez dueños / empleados)
puede parecer a priori una im - posibilidad dentro del sistema capitalista hegemónico vigente;
y sin embargo, el Movimiento de Fábricas Recuperadas – Dinámica Autónoma – lo está
logrando.
Finalmente, para dar cuenta de la enorme complejidad que rodea a esta formulación dinámica
de la sociedad civil como capacidad y no como sector, debemos decir que así como aprendimos
que una organización es al mismo tiempo actor y escenario y que en ella se despliegan las
fuerzas opuestas y estructurantes del instituido y del instituyente, es posible, por tanto, que
una misma organización esté a una misma vez desplegando y ejerciendo una dinámica

188
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

perihegemónica para una temática (o por alguno de sus sectores internos) y una dinámica
autónoma para otra temática (o por algún otro sector interno).
Es decir, que no debe resultar extraño observar que una misma OS (o empresa) desarrolle una
Dinámica de Sociedad Civil compleja y – a veces - contradictoria.

Una Dinámica de las Organizaciones Sociales:

DINÁMICA de las ORGANIZACIONES SOCIALES


DINÁMICA HEGEMÓNICA DINÁMICA DINÁMICA
(NÚCLEO HEGEMÓNICO) PERIHEGEMÓNICA AUTÓMOMA
PODER
PODER HEGEMÓNICO CONTRAHEGEMÓNICO
Dinámica hegemónica, Dinámica Perihegemónica y Dinámica Autónoma

Por último, y ya referido específicamente a nuestra Carrera, el desafío es el siguiente: para las
organizaciones que deseen desplegar una Dinámica Perihegemónica se podrán construir (de
hecho ya se han construido) unos modelos de gestión que les permitan ejercer dicha forma de
acción; del mismo modo que para las organizaciones que deseen desplegar una Dinámica
Autónoma se está desarrollando un tipo de Gestión – llamada también “Gestión Solidaria” o
“Autogestión”– que permita a dichas organizaciones lograr esos objetivos y modos de hacer.

189
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Algunas Preguntas y Respuestas sobre el Cambio de Paradigma y la Formulación Dinámica del


accionar de las OS
I.- ¿Con el cambio de paradigma significa que ya no se habla más de “Organizaciones de la
Sociedad Civil”?
Correcto: hablamos ahora de “Organizaciones Sociales; es decir, Organizaciones capaces de
desarrollar una dinámica particular y compleja.
II.- ¿Esto sugiere que ya no utilicemos la sigla OSC?
Correcto: la sigla OSC está muy ligada al Paradigma Estático y tiende a leerse como
“Organizaciones de la…”; por ello, la sigla que utilizaremos es OS: Organización Social.
III.- ¿Estas OS no pertenecen ya más a un sector? ¿A qué pertenecen ahora; dónde están
insertas?
Las OS pertenecen a la Sociedad. A toda la sociedad, tomada esta expresión con los límites
territoriales correspondientes: “la Sociedad” Argentina, la Sociedad Salteña, la Sociedad
Porteña, etc.
IV.- ¿Esto significa que – según esta nueva mirada - los sectores ya no existen más?
Incorrecto: los sectores siguen existiendo como parcelas de esa enorme y compleja Sociedad,
pero ya no son 3 sino cientos, agrupados por delimitaciones geográficas (el sector de las
PYMES patagónicas), por agrupamientos de tipo asociativo (la federación de fundaciones
empresarias) por sector temático (la confederación de gremios de panadería, pastelería y
afines), por identificación ideológica (el sector de agrupaciones estudiantiles socialistas) y por
supuesto, la combinación de todos ellos.
VI.- ¿Esto significa que las únicas Organizaciones con capacidad de Sociedad Civil son las OS?
No, incorrecto. Mientras una Organización cualquiera no forme parte del Núcleo Hegemónico,
puede desplegar esta capacidad. Esto incluye a las Organizaciones sin Fines de Lucro (OS) y a
las Organizaciones CON Fines de Lucro. Estas últimas se dividen en dos grandes grupos:
Organizaciones con Fines Capitalistas de Lucro (comúnmente llamadas Empresas) y las
Organizaciones con Fines Solidarios de Lucro (Cooperativas, Fábricas Recuperadas,
Emprendimientos Productivos Solidarios, etc.).

190
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

En ambos casos, las Organizaciones CON y SIN Fines de Lucro pueden ejercer – y de hecho
ejercen – una Dinámica Perihegemónica y Autónoma.
Cierto es que, de las tres formas en que esta Dinámica puede ejercerse, las Organizaciones
con Fines Capitalistas de Lucro adoptan generalmente una Dinámica Hegemónica y
PeriHegemónica y, excepcionalmente, una Dinámica Autónoma (ídem); inversamente para
las Organizaciones con Fines Solidarios de Lucro.

VII.- ¿Puede el Estado desplegar una Dinámica Perihegemónica o Autónoma?


En general no. Esto es debido a que el Estado – en sus 3 niveles y con todos sus Organismos –
siempre forma parte del Núcleo Hegemónico y por tanto ejerce el Poder Hegemónico a través
de una Dinámica Hegemónica.

191
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CAPÍTULO 8:
ANEXO: Textos relevantes

El léxico democrático y el lenguaje de los derechos: sobre el «jurídico amor propio» de la


protesta social en Argentina

Rubén Caro y Nora Britos*


Presente, pasado y futuro de la democracia, 2009, pp. 613-621
INTRODUCCIÓN
En el punto de encuentro o intersección entre lo que se ha llamado «el desmontaje del
vocabulario marxista»1 que se produce hacia los años 80 en América Latina, y el retorno de las
categorías y / o metáforas de la filosofía política en el seno mismo de las ciencias sociales,
aparece la creciente invocación a la categoría sociedad civil2. Por cierto que si nos ubicamos en
el contexto de debate en ciencias sociales en Latinoamérica, esta invocación se produce en el
marco de las transiciones a la democracia, esto es, en el paso de los regímenes autoritarios a
los regímenes democráticos e interviene en el debate suscitado en torno al concepto mismo de
transición democrática y más aún, en la problemática de la consolidación democrática La
asunción de la democracia como «prismático para mirar la política» no significó solamente la
adopción de una consigna sintetizadora de las «aspiraciones proscriptas por las dictaduras»,
sino que al mismo tiempo se convierte en un «concepto articulador de una nueva teoría política
y parece obligar a reformular las cuestiones del buen orden, de la obligación política y del
concepto mismo de la política».
Un aspecto relevante en el que se presenta la re- conceptualización de la sociedad civil se
vincula con las promesas (incumplidas) asociadas a la restitución del Estado de derecho,
promesas que implicaron (al menos discursivamente) la recuperación de lo que Luigi Ferrajoli
ha dado en llamar la ‘dimensión sustancial de la democracia’, esto es, el núcleo de derechos
sociales y de libertad. Los marcados déficits en ambos aspectos de esta dimensión sustancial de
la democracia —los avances de la mercantilización sobre esferas importantes de la vida social,
que han reconfigurado un horizonte excluyente sin precedentes, y las respuestas penales frente
al ejercicio de libertades de expresión relacionadas con demandas urgentes— interpelan lo aún
no cumplido en la larga transición democrática que hemos vivido.
En esta comunicación, pretendemos discutir las apelaciones a los conceptos de sociedad civil y
derechos en Argentina, particularmente, su invocación en reclamos hacia el estado para el
cumplimiento de los derechos sociales a partir de la década de los noventa. En este sentido,
cierto lenguaje de los derechos se ha extendido en los últimos años en nuestro contexto,
incluyendo su utilización creciente por distintos movimientos sociales. Tal lenguaje de los
derechos interroga actualmente a la democracia a través de formas diversas de expresión de la
protesta social, protesta que puede ser redescripta como utilización de garantías no
institucionales o sociales. Las garantías sociales son los mecanismos de autotutela de los
derechos sociales que dependen de sus titulares para su activación, esto es, mecanismos
en los que resulta determinante la participación de los titulares de los derechos (los afectados y
los movimientos sociales) y que abarcan un amplio abanico de acciones que van desde el
ejercicio de otros derechos (civiles y políticos) hasta formas más intensas de autotutela que

192
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

pueden, incluso, estar suspendidas en un espacio extra legal. La lucha por los derechos sociales
como parte de la política democrática de la sociedad civil, y el conflicto por la interpretación del
derecho, incluyendo el derecho a ejercer formas enfáticas de protesta social como repertorio
de acción colectiva, forman parte del actual debate sobre la democracia en Argentina. Este
debate permite, desde nuestra perspectiva, aportar a la discusión sobre la justicia en materia
de derechos sociales, dentro del horizonte de los múltiples juegos de lenguaje de la
democracia.
Conceptos políticos básicos del vocabulario político-social como ‘sociedad civil’ o ‘democracia’
son esencialmente controvertidos y disputados y, precisamente este carácter conflictivo forma
parte fundamental de sus significados. Conceptos como ‘sociedad civil’, cuyo significado inicial
«ha sido borrado de tal forma que solamente pueden ser entendidos después de una erudita
reconstrucción de sus significados precedentes», son al mismo tiempo, algunos de los
sustantivos más reclamados en los actuales textos de intervención política. La sensibilidad
filológica y política de Gramsci traduce esta problemática con una frase, por cierto sugerente:
«cada palabra es un poliedro».
Emprender la historia de los conceptos como una acción lingüística significa conferir al discurso
político un lugar clave en la teorización de lo político. En este sentido, sería importante
detenerse en algunos textos de intervención política, ya que allí particularmente aparece el
‘combate semántico’ o ‘apuesta semántica’ como una de las estrategias discursivas donde se
crea o consolida el canon del sentido común del uso de algunos términos. Disponemos desde
hace unos años de un conjunto de trabajos metódicamente orientados a investigaciones
histórico-conceptuales que nos permiten un acceso, por así decirlo, demorado en los detalles
de las continuidades cambiantes de los conceptos político-sociales.
12 «Al ser la apuesta -de tipo duradero o coyuntural- lo que permite al actor político crear
una discrepancia respecto de otras corrientes de pensamiento, se debe precisar como esta
apuesta deriva del ‘efecto de sentido’ del texto (que actúa sobre la cultura política del
momento). El efecto de sentido no reside en el contenido literal del texto, sino en lo que
significa globalmente, en lo que expresa al destinatario, más allá de lo que dice si se puede
establecer esa diferencia). Es a la vez descriptivo y prescriptito: al desvelar lo que la situación es
según él (de manera subjetiva), el interviniente sugiere al destinatario lo que tiene que hacer a
partir del momento en que extrae las consecuencias. Para el analista, el efecto de sentido
puede resumirse en una idea impactante o en 616 Rubén Caro y Nora Britos Pasado, presente y
futuro de la democracia, 2009, pp. 613-621 En esta dirección resulta instructivo el trabajo de
Kari Palonen, quien se sirve del programa de redescripción retórica de Quentin Skinner como
una perspectiva adecuada para analizar y evaluar la naturaleza y los significados de las
revisiones conceptuales sobre la ‘democracia’, analizando particularmente los textos de
Weber13. Este autor señala que «Quentin Skinner considera el concepto de ‘democracia’ entre
esos ‘términos descriptivos-evaluativos’ para los que resulta característico que, si se dan
determinadas circunstancias, ‘aplicar entonces el término correspondiente no es sólo describir
un estado de cosas, sino también (y eo ipso) llevar a cabo el acto de habla de recomendarlo’.
Atribuir este estatus al concepto de ‘democracia’ es un fenómeno reciente: ‘hasta fecha
relativamente reciente, pocos deseaban recomendar el estado de cosas que el término
describía’, mientras que el cambio ha tenido lugar en el último siglo. Es decir, un cambio ha
tenido lugar y el término ha obtenido el citado doble carácter». Así, analizar qué tipo de

193
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

intervención ha tenido lugar en qué tipo de debates, indagar la performatividad de los propios
textos sobre la relación sociedad civil / Estado, los múltiples ámbitos en los que el concepto ha
sido invocado (en relación con las políticas sociales, por referencia a los movimientos sociales,
respecto de la lucha discursiva en el ámbito público, etc.) puede llegar a ofrecer una línea
fecunda de estudio de nuestras más próximas «herramientas» conceptuales, a veces tan
autoevidentes en los contextos disciplinares más diversos. Como señala Rabotnikof, «los años
ochenta fueron testigos no sólo de la articulación del discurso genéricamente llamado
‘neoliberal’, sin también de una aproximación crítica al Estado, de otra raigambre ideológica,
con un alcance diferente y con propuestas encaminadas en otra dirección que también
señalaba falencias y transformaciones que ponían a la figura estatal en la picota. Me refiero al
llamado ‘discurso de la sociedad civil’. El discurso de la sociedad civil no partió de la ineficiencia
del Estado ni de la crítica a los problemas generados en el periodo o época previa, cuando el
Estado salió a la palestra para salvar a la sociedad del mercado. Surgió básicamente de
situaciones en las que Estado era igual a Estado autoritario y en donde el impulso
antiautoritario convergió con la cruzada antiestatal. Y en algunos casos, este nacimiento
político se articuló con otra vertiente más teórica, que conectaba con críticas a la crisis de
legitimación del capitalismo tardío y en las que se una verdadera consigna», ponía en juego el
alcance de la capacidad estatal (entendido el Estado casi exclusivamente como sistema político-
administrativo) para generar motivación e integración social. Se produjo entonces, también en
el debate político y político académico, un desplazamiento hacia la ‘sociedad civil’. En este
retorno o restablecimiento de la ‘sociedad civil’ como lugar de lo común y lo general frente al
Estado autoritario, el componente utópico de las grandes ideologías del siglo XIX (la reducción
al mínimo, la reabsorción por parte de la sociedad y en último término la extinción del Estado,
presente en el liberalismo, el anarquismo y el socialismo del siglo XIX) pareció encontrar, en un
primer momento, su confirmación histórica y su instancia de realización». Como recientemente
Elías Palti ha comentado con relación a la nueva historia político-conceptual en latinoamérica,
«la reconstrucción de la historia de los desplazamientos significativos en ciertos conceptos
clave nos revelará así un transcurso mucho más complejo y difícil de analizar, que desafía una y
otra vez aquellas categorías con las que intentamos asir su sentido, obligando a revisar nuestros
supuestos y creencias más firmemente arraigadas, desnudando su aparente evidencia y
naturalidad como ilusorias. En definitiva, sólo cuando logramos poner entre paréntesis nuestras
propias certidumbres presentes, cuestionar la supuesta transparencia y racionalidad de
nuestras convicciones actuales, puede la historia aparecer como problema».
La década de 1990 ha sido caracterizada con acierto como ‘la nueva década infame’ en
Argentina. Se trató de una década larga, la de la «modernización excluyente» realizada bajo el
signo del neoconservadurismo. La política económica orientada hacia la oferta, la sustracción
creciente de asuntos comunes del debate y escrutinio públicos, y una política cultural dirigida
a la despolitización de la opinión pública, y centrada en la vida privada y la realización
profesional19 contribuyeron a una reorientación de los usos de la sociedad civil. En un marco
de retracción de los logros en materia de justicia por los crímenes de la última dictadura militar,
a través de la política de indulto presidencial (sumado a las leyes de punto final y obediencia
debida sancionadas al finalizar la década de 1980)20, las organizaciones de la sociedad civil
paradigmáticas de la lucha por los derechos humanos sufrieron un significativo repliegue. La
sociedad civil venía ahora modelada por la inclusión de un paradigma privatizador en el campo

194
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

de las políticas sociales, que, impulsado por las recomendaciones de los bancos multilaterales,
encontraba en las organizaciones técnicas y caritativas la forma despolitizada de sociedad civil
apropiada para ampliar (de forma restrictiva) la participación social en lo público. La sociedad
civil aparecía como heredera de modelos privados de gestión, entendidos como transparentes y
eficaces. A pesar de los múltiples programas asistenciales focalizados implementados en el
período, al finalizar la década el balance social era abrumador: la desindustrialización y la
apertura indiscriminada de la economía habían impulsado tasas de desempleo sin precedentes
y desintegración social extrema. En 1986, el gobierno del presidente Alfonsín envió al Congreso
la Ley 23492, denominada comúnmente ley de Punto Final, ley que extinguió la persecución
penal por participación presunta en violaciones de derechos humanos. Dicha ley, junto a la Ley
23521 (comúnmente denominada ley de Obediencia Debida) por las cuales se desprocesó a
centenares de militares acusados (e incluso declarados culpables) de violaciones de los
derechos humanos fueron puntos de inflexión en la lucha por la justicia con respecto a ese
pasado. No podemos extendernos en este tema, sin embargo cabe señalar que diez años
después el Parlamento argentino derogó estas normas, y a partir de 2001 los tribunales
intervinieron dejando sin efectos jurídicos las normas conocidas como ‘obediencia debida’ y
‘punto final’. En 2005 estas decisiones fueron ratificadas por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación y en 2007 esta Corte declaró inconstitucionales los indultos presidenciales a los
militares condenados. A partir de 2001 y con mayor fuerza desde 2005 se han abierto procesos
penales contra miembros de las fuerzas armadas y de seguridad que actuaron en el marco de
terrorismo de Estado de la década de 1970. Los bancos multilaterales de desarrollo han
promovido activamente esta institucionalización a través de los préstamos para el desarrollo de
programas focalizados y la explícita consideración de que este sector está en mejores
condiciones que las distintas jurisdicciones estatales para llevar adelante los programas
focalizados de asistencia social. En la perspectiva de los bancos (especialmente, Banco
Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, reconociendo que presentan matices y
diferencias en sus concepciones), la sociedad civil que será convocada a participar es el sector
altruista, que favorece una perspectiva anti-política y gerencial en la atención a la pobreza
(dejándose de lado en la convocatoria a los movimientos sociales, las organizaciones de
protesta y las organizaciones sindicales). Las organizaciones de apoyo serán las principales
interlocutoras de las políticas de asistencia social focalizadas, tanto en nombre de una
hipotética representación de los pobres, así como porque estas organizaciones parecen
participar de un diagnóstico que pone en el centro del debate sobre las políticas estatales los
problemas de gestión concebidos como problemas técnico- instrumentales (que estas
organizaciones supuestamente pueden resolver a partir de su eficacia en la escala micro social),
sin discutirse la orientación deseable de la institucionalidad pública. Demás está señalar que se
trata de una auto atribución de la representación de los sectores pobres por parte de las
organizaciones no gubernamentales, representación social que recupera rasgos corporativistas
tradicionales en nuestro contexto. Sin desconocer la enorme crisis de legitimidad que afecta las
instituciones políticas en nuestra democracia, tal formato corporativista no supone una
superación de los angustiosos problemas como el clientelismo y el patrimonialismo en el campo
de la asistencia social. A mediados de la década de 1990, y a la luz de tales procesos, surgieron
movimientos sociales formados por trabajadores desocupados en el marco de la
desestructuración territorial a que dio lugar el cierre de empresas y fábricas. Estos movimientos

195
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

sociales, llamados ‘piqueteros’ por cuanto una de sus expresiones en materia de acción
colectiva fueron los ‘piquetes’ o cortes de ruta, inauguraron una etapa de reclamo por derechos
sociales, en particular, por derecho al trabajo. Y a comienzos de la década de 2000 surgieron
organizaciones campesinas e indígenas, que reclaman también en un lenguaje de derechos, por
tierra, agua y reconocimiento cultural. El papel de estos nuevos movimientos sociales en el
proceso democrático ha sido analizado a la luz de distintas claves interpretativas. En nuestro
caso, resulta de relevancia su reclamo al estado utilizando un lenguaje de derechos, aunque a
partir de identidades no universales como la de trabajadores que, en Argentina, está asociada
históricamente a demandas corporativistas. Podríamos señalar que el movimiento de
trabajadores desocupados y el movimiento campesino- indígena pusieron en marcha las
denominadas garantías sociales a los derechos. Estas garantías sociales han sido caracterizadas
por Gerardo Pisarello como mecanismos de tutela de los derechos sociales que dependen
de sus titulares para su activación, y que abarcan un amplio abanico de acciones que van desde
el ejercicio de otros derechos (civiles y políticos) hasta formas más intensas de autotutela que
pueden, incluso, estar suspendidas en un espacio extra legal. Pisarello distingue entre garantías
sociales de participación indirecta en relación con los mecanismos institucionales que permiten
la participación en el establecimiento de garantías políticas a los derechos sociales (como por
ejemplo, la participación en la definición del uso del presupuesto público, o las mismas
elecciones de representantes y gobernantes; la utilización del derecho de iniciativa popular
legislativa) y, otras formas, como «el ejercicio desinhibido e incisivo del derecho de asociación,
de información y de crítica frente a leyes, reglamentos o sentencias que puedan constituir,
prima facie, vulneraciones de derechos fundamentales, puede, precisamente, considerarse un
ejemplo de garantías sociales de control, imprescindibles tanto para mantener vivo el nervio
democrático de la esfera pública, como para asegurar la eficacia del conjunto de los derechos,
comenzando por los propios derechos sociales».
Por su parte, y destacando el lugar de las garantías sociales, Luigi Ferrajoli señala que «esta
garantía social es precisamente la condición de la efectividad de todo el ordenamiento y de su
sistema normativo de garantías jurídicas y (…) Su fundamento puede encontrarse en el
sentimiento que cada uno tiene de sus propios derechos fundamentales: lo que quiere decir el
sentido de la propia identidad como persona y de la propia dignidad del ciudadano (…) De este
jurídico amor propio deriva la disponibilidad de cada uno a la lucha por la defensa y la
realización de los derechos vitales propios y ajenos, es decir, por la propia (y ajena) identidad
como persona: por las identidades amenazadas y que hay que defender y por las nuevas
identidades que es preciso afirmar o reivindicar (...) Sólo a través de la lucha por los derechos,
que quiere decir su constante ejercicio y su defensa tenaz frente a todo posible obstáculo,
amenaza o violación, puede garantizarse su posesión efectiva y la consiguiente valorización de
la persona. Un derecho no ejercitado o no defendido está en realidad destinado a decaer y
finalmente sucumbir.
Cabe señalar aquí que los movimientos referidos han sido, en numerosas ocasiones, objeto de
un uso extensivo de herramientas penales para enfrentar sus demandas de derechos sociales.
En especial, cuando los movimientos hacen uso de formas incisivas de reclamo por derechos,
incluyendo el quebrantamiento de normas (ocupación de sedes de gobierno, cortes de rutas,
cortes de alambre y cercos). Estas formas incisivas se vinculan con la desobediencia civil. En la
perspectiva que proponen Rödel, Frankenberg y Dubiel sobre la cuestión democrática y la

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

desobediencia civil como una forma específica de participación democrática, éstos autores
sostienen que «el deliberado quebrantamiento de normas, la infracción de reglas, la no
aceptación de la obediencia al Derecho caracterizan a esta protesta. Pero ante todo, su
significado simbólico la distingue de otro quebrantamiento de la ley y la convierte en una
cuestión política democrática (...) un llamamiento a los gobernantes o a las mayorías
silenciosas, a la revisión de las decisiones o de las abstenciones políticas desastrosas. La
desobediencia civil tiene la estructura de una interacción con otros ciudadanos y con los
representantes políticos e instituciones en el medio público; no pretende por tanto
simplemente la exposición de sí misma en la protesta o la mera exposición de la protesta, sino
también una respuesta».
El uso de métodos y prácticas de desobediencia civil vendría justificado, ya que, como indica
Ferrajoli, «en este sentido, el derecho (o la libertad) moral o político de la desobediencia es
correlativo a la obligación política de obediencia a las leyes que incumbe, aun con sus aporías, a
los funcionarios investidos de poderes públicos. La separación entre derecho y moral que está
en la base del estado de derecho asume así dos diversas y opuestas valencias axiológicas:
mientras en el nivel institucional comporta la (relativa) autonomía del derecho respecto de las
personales opciones ético-políticas de quien está encargado de aplicarlo, en el nivel individual y
social consiste, por el contrario, en la (absoluta) autonomía de la moral frente al derecho y las
instituciones ».
La centralidad de la democracia y de la exigencia de derechos por parte de una sociedad civil
autolimitada pero activa en su interpelación pública a lo no cumplido en la transición, parece
configurar el nuevo horizonte político en el contexto argentino. Creemos que una de las tareas
actuales de una teoría crítica de la sociedad sigue siendo, como para el joven Marx, «la
autoclarificación de las luchas y anhelos de la época», lo que hoy incluye, entre otras tareas,
una atenta sensibilidad hacia los lenguajes y sus usos.

* Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.

1 CECILIA LESGART, «Itinerarios conceptuales hacia la democracia. Una tendencia de la


izquierda intelectual argentina en el exilio mexicano», en FERNANDO DEVOTO y NORA PAGANO
(editores), La historiografía académica y la historiografía militante en Argentina y Uruguay,
Editorial Biblos, Buenos Aires, 2004; p. 173.
2 NORBERTO LECHNER, «La (problemática) invocación de la sociedad civil», Perfiles Latinoamericanos,
Revista de la sede académica de México de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales, Año 3, N˚5, Diciembre de 1994; CARLOS M. VILAS, «La hora de la sociedad
civil», Análisis Político N˚21, enero-abril de 1994.
3 ALBERTO OLVERA y LEONARDO AVRITZER, «El concepto de sociedad civil en el estudio de
la transición democrática», Revista Mexicana de Sociología, N˚ 4, 1992.
4 Remito al excelente trabajo que ha orientado parte de estas reflexiones: CECILIA LESGART,
Usos de la transición a la democracia. Ensayo, ciencia y política en la década del ’80,
Homo sapiens ediciones, Rosario, 2003. Para el caso de Argentina, véase JOSÉ NUN, JUAN CARLOS
PONTANTIERO (comp.), Ensayos sobre la transición democrática en la Argentina, Puntosur
editores, Bs. As., 1987.
5 CECILIA LESGART, art. cit., p. 172.
6 NORA RABOTNIKOF, art. cit., p. 210.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

7 NORA RABOTNIKOF, «El retorno de la filosofía política: notas sobre el clima teórico de
una década», Revista Mexicana de Sociología, N˚ 4, 1992; p. 210.
8 LUIGI FERRAJOLI, Democracia y garantismo, Editorial Trotta, Madrid, 2008.
El léxico democrático y el lenguaje de los derechos: sobre ... 615
Presente, pasado y futuro de la democracia, 2009, pp. 613-621
Un panorama general de las diferentes líneas de investigación de esta renovación metodológica
podemos encontrarla en FRANÇOIS DOSSE, La marcha de la ideas. Historia de los intelectuales, historia
intelectual, PUV, 2006. Para los actuales desarrollos en Italia, ver GIUSEPPE DUSO (coord.), El poder.
Para una historia de la filosofía política moderna, Siglo XXI, México, 2005. Respecto a la historiografía
iberoamericana para los siglos XVIII-XIX, véase FRANÇOIS-XAVIER GUERRA, Modernidades e
independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, Editorial Mapfre, Madrid, 1992 y FRANÇOIS-
XAVIER GUERRA, ANNICK LEMPÉRIÈRE et al., Los espacios públicos en iberoamérica. Ambigüedades y
problemas. Siglo XVIII-XIX, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos / Fondo de
Cultura Económica, México, 1998.
10 MELVIN RICHTER, «Asignando a la Begriffsgeschichte su lugar en la historiografía del
pensamiento político», Historia contemporánea 27, 2003, p. 461.
11 KARI PALONEN, «El lenguaje retórico de la política parlamentaria», en ENRIQUE BOCARDO
CRESPO (edit.), El giro contextual. Cinco ensayos de Quentin Skinner, y seis comentarios,
Editorial Tecnos, Madrid, 2007.
LUCIEN JAUME, «Reflexión sobre el sentido y la ideología en los textos de intervención política. El caso
Fiévée en 1815», en Revista de Estudios Políticos 134 (Nueva
Época), diciembre 2006; p. 184.
13 KARI PALONEN, «La relegitimación de la democracia por Max Weber. Aspectos de la
retórica de la revisión conceptual», en Res Publica, N˚16, año 9, 2006; p. 153.
14 Art. cit.; p. 168.
El léxico democrático y el lenguaje de los derechos: sobre ... 617
Presente, pasado y futuro de la democracia, 2009, pp. 613-621
15 NORA RABOTNIKOF, «Hegelianos, a sabiendas», en NORBERT LECHNER, RENÉ MILLÁN y
FRANCISCO VALDÉS UGALDE (coord.), Reforma del estado y coordinación social, Plaza y Valdés /
UNAM, México, 1999; p. 198.
16 ELÍAS PALTI, El tiempo de la política. El siglo XIX revisado, Siglo XXI editores, Bs. As.,
2007; pág. 56.
17 ESTELA GRASSI, Políticas y problemas sociales en la sociedad neoliberal. La otra década
infame (I), Espacio Editorial, Buenos Aires, 2003.
18 HELMUT DUBIEL, ¿Qué es el neoconservadurismo?, Anthropos, Barcelona, 1993.
19 JÜRGEN HABERMAS, Ensayos políticos, Península, Barcelona, 1988, p. 126 y ss.
22 GERARDO PISARELLO, Los derechos sociales y sus garantías. Elementos para una reconstrucción,
Editorial Trotta, Madrid, 2007; p. 122 y 123.
23 PISARELLO, Op. Cit.; p. 124.
24 LUIGI FERRAJOLI, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, Editorial Trotta, Madrid,
2005; p. 944 y 945.
25 ULRICH RÖDEL; GÜNTER FRANKENBERG; HELMUT DUBIEL, La cuestión democrática,
Huerga y Fierro, Madrid, 1997; p. 60.
26 LUIGI FERRAJOLI, Op. Cit.; p. 931.

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COMPLEJIDAD

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El desafío de la Complejidad:

Redes, cartografías dinámicas y mundos implicados

Denise NAJMANOVICH1

Universidad CAECE, Argentina

“El fenómeno que nosotros llamamos la Naturaleza no es


más que esta extraordinaria solidaridad de sistemas
encabalgados edificándose los unos sobre los otros, por los
otros, con los otros, contra los otros: la Naturaleza son los
sistemas de sistemas, en rosario, en racimos, en pólipos, en
matorrales, en archipiélagos. No existen realmente más
que sistemas de sistemas, no siendo el simple sistema más
que una abstracción didáctica”. E. Morin, 1981.

El nuevo milenio nos ha encontrado en pleno proceso de “licuación”. Las estructuras sociales y
conceptuales de la modernidad están en plena transformación. Se trata más bien de una
mutación en nuestra forma de concebir el conocimiento y en nuestra concepción del mundo y
de nosotros mismos. Asistimos y participamos de cambios notables en la epistemología que han
acompañado y se han nutrido del cambio paradigmático en las ciencias. Nuevas metáforas han
ido dando forma a nuestra experiencia del mundo, entre las que se destaca la noción de “red”
que hoy ocupa un lugar central en la producción de sentido tanto en las ciencias naturales
como en las sociales2.

El estilo cognitivo de la modernidad requiere del aislamiento disciplinario, supone contextos


separados y depurados, no admite ni permite la conexión entre la ciencia y la política, la
tecnología y las humanidades, el arte y el saber-hacer, la filosofía y el conocimiento
pretendidamente “positivo”. El paradigma de la simplicidad exige pureza y definición absoluta;
no consiente la mixtura, la irregularidad, la ambigüedad ni la transformación.

Los abordajes de la complejidad nos dan la oportunidad de expandir y transformar, o más aún,
reinventar el juego del conocimiento. Desde estos enfoques es posible considerar y aprovechar
el modo en que las distintas áreas del saber y el quehacer humanos se afectan entre sí,
fertilizándose mutuamente.

Pensar “en red” implica ante todo la posibilidad de tener en cuenta el alto grado de
interconexión de los fenómenos pudiendo establecer itinerarios de conocimiento capaces de
tomar en cuenta las diversas formas de experiencia humana y sus múltiples articulaciones. La
red no tiene recorridos ni opciones predefinidas (aunque desde luego pueden definirse y
también congelarse). Las redes dinámicas son fluidas, pueden crecer, transformarse y
reconfigurarse. Son ensambles autoorganizados que se hacen “al andar”. Atraviesan fronteras,

202
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

crean nuevos dominios de experiencia, perforan los estratos, proveen múltiples itinerarios,
tejiendo una trama vital en continuo devenir.

Tanto el cosmos material como el conceptual de la modernidad –que fueron considerados


como radicalmente separados– tenían la estructura idealizada del cristal. El universo era
representado como un gigantesco mecanismo que obedecía a las leyes newtonianas del
movimiento. El conocimiento también fue concebido de forma rígida y mecánica. La
epistemología positivista focalizó en los productos ya terminados, es decir, en las teorías ya
constituidas dejando en la penumbra el proceso poiético de producción del saber y sólo
consideró legítimo aquello que entraba en la grilla del método, caracterizado por la imposición
de un estilo estandarizado, mecánico, normalizado3. El paso de la perspectiva de la simplicidad
propia del pensamiento moderno (tanto en la ciencia como en la filosofía) hacia al pensamiento
complejo conlleva la necesidad de gestar nuevas cartografías, y sobre todo nuevas formas de
cartografiar.

En este contexto vital es preciso inventar otros instrumentos conceptuales y crear nuevas
herramientas que nos permitan navegar territorios móviles y espacios multidimensionales4. La
metáfora de la red es una de las más fértiles para dar cuenta de la forma en se nos presenta el
mundo en el que estamos embebidos.

A diferencia de la perspectiva moderna que exige un sujeto enfrentado al mundo y exterior a él,
la mirada de las redes está inmersa en el mundo y se mueve a su través. El sujeto no es ya una
entelequia racional, sino una dimensión de la actividad de una persona de carne y hueso, viva y
activa, en permanente transformación a través de los intercambios con su ambiente con el que
está embebida y con el que co-evoluciona de forma no-lineal. Los seres humanos somos nodos
de una red en permanente evolución y estamos a su vez conformados por redes. Es por eso que
debemos ser cuidadosos en la estipulación del significado que le damos a las redes. En las
últimas décadas se ha hecho uso, y también abuso, de la noción de red. Sin embargo, son pocos
los autores que han tratado de elucidarla y explorarla en su potencialidad. En este trabajo me
he propuesto mostrar cómo la concepción de “redes dinámicas” provee una forma o estética
de pensamiento que permite pensar la complejidad en su devenir transformador y en su
multidimensionalidad, tanto a nivel epistemológico como ontológico.

Los enfoques dinámicos e interactivos llevan implícito un cambio en el tratamiento global del
conocimiento y del mundo, incluidos nosotros en él. La noción de un “Ser” totalmente definido
en sí mismo, aislado e independiente, fundamento de la tradición Occidental desde Platón
hasta la actualidad, ya no puede sostenerse en pie. La idea misma de un fundamento sólido de
la existencia y del saber ha entrado en crisis. Los nuevos escenarios contemporáneos que están
emergiendo nos permiten pasar de una concepción estática y aislada del ser (tanto a nivel
epistemológico como ontológico) hacia una perspectiva en red: interactiva, dinámica y
multidimensional. Se trata de un movimiento capaz de dar cuenta del saber y del mundo en
términos de redes poieticas (capaces de producir y crear en, y a través, de interacciones
transformadoras).

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

DEL SER AISLADO AL DEVENIR ENTRAMADO

Hacia finales del siglo XX la noción de “red” se convirtió en una de las metáforas más fértiles de
la cultura, extendiendo y diversificando su potencia en múltiples campos desde la inmunología
hasta la psicología, pasando por la informática, las neurociencias, la antropología, la física, la
epistemología, la geografía, la cibernética, la lingüística, la sociología, la economía y la fisiología,
entre muchas otras. Entrados ya en el nuevo milenio, tal vez sea el momento adecuado para
una reflexión sobre el campo significativo y el valor epistemológico de esta metáfora que
caracteriza nuestra era, como ha planteado con éxito notable Manuel Castells.5
El objeto de la ciencia clásica, tanto en la física como en las ciencias sociales y humanas, es una
entidad cerrada y distinta, que se define aisladamente en su existencia. Sus caracteres y
propiedades se suponen independientes del entorno, al que se considera inerte. Toda la ciencia
moderna se caracterizó por concebir el mundo como un conjunto de unidades elementales
(partículas, sujetos, individuos, palabras, etc.) que merced a relaciones estructurales rígidas
podían componer objetos. Es un grave error suponer que la modernidad ha sido anti-sistémica,
pues al contrario, la nota diferencial de su estilo conceptual es precisamente la estructuración
de un cosmos mecánico. El método analítico descompone los objetos hasta llegar a una
supuesta partícula elemental para luego componer en base a relaciones fijas e inalterables un
sistema cerrado e inmutable. La diferencia crucial entre las concepciones modernas que
privilegian la mirada de la simplicidad y el enfoque de “redes dinámicas” que considero
corresponde al pensamiento complejo, no se ubica en la dicotomía analítico-sistémico, sino en
que la modernidad instituyó un enfoque esencialista-determinista mientras que en la
actualidad está en plena expansión un abordaje emergente, dinámico y no-lineal.

Edgar Morin ha planteado hace tiempo que estamos ante una “doble crisis: la crisis de la idea
de objeto y la crisis de la idea de elemento”6. Los significados de sistema, parte, unidad,
vínculo, organización, se han vuelto problemáticos. La arquitectura global del proceso de
conocimiento también ha mutado radicalmente: es preciso reformular y reconfigurar
completamente nuestro sistema categorial y nuestras formas de producir sentido para poder
comprender la potencia y la extensión de la noción de “redes dinámicas”.

Tratando de eludir la desatinada confrontación entre “Modernidad vs. Posmodernidad”


Zygmundt Bauman ha planteado que estamos viviendo el tiempo de la Modernidad Líquida7.
Las formas de vida y conocimiento características de la modernidad se están disolviendo,
nuevas figuras van naciendo y, sobre todo, están emergiendo nuevas formas de figuración. Los
enfoques complejos caracterizados por pensar en términos de interacciones no lineales nos dan
la posibilidad de salir del círculo vicioso y habilitar un pensamiento fluido, capaz de adoptar
diversas configuraciones sin llegar a la rigidez del cristal y sin desvanecerse como el humo.

El conocer, entendido como configuración que surge de la interacción multidimensional, ya no


es un producto rígido y externo cristalizado en una teoría, sino una actividad. La configuración
surge del encuentro de los seres humanos con el mundo al que pertenecen, encuentro múltiple
y mediado, en él emergen simultáneamente agente-productor del conocimiento y el mundo en
su mutuo hacerse y deshacerse, en un devenir sin término. La forma red, al tener una

204
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

geometría variable en función de la conexión/desconexión de sus participantes es la más


adecuada para pensar la multiplicidad de configuraciones que se producen en y a través de los
intercambios. La red puede adoptar tanto formas regulares como irregulares, centralizadas o
multicéntricas, admite multiplicidad de itinerarios y recorridos y también permite pensar en
diferentes grados de consistencia según los modos de conexión, su frecuencia, intensidad y
variabilidad.

En la Modernidad líquida se hace cada vez más difícil dejar de notar la descomposición cada vez
mayor de los modelos teóricos, aunque la universidad y las usinas intelectuales sigan apostando
a ellos pues les permiten mantener su posición privilegiada (o simplemente su trabajo). Sin
embargo, y a pesar de las múltiples resistencias, no solo las categorías establecidas sino
también los modos de categorizar han entrado en crisis. Las concepciones heredadas pasaron
de una situación en que eran aceptadas a-críticamente (paradójicamente esta situación afecta
particularmente a los cultores del “pensamiento crítico”), a ser consideradas problemáticas y
por lo tanto a ser cuestionadas en sus fundamentos y no solo en sus detalles. Al mismo tiempo,
las ideologías, las teorías y los paradigmas comenzaron a verse como formas solidificadas,
uniformadoras y simples en exceso para dar sentido a un mundo que se percibe cada día más
fluido, complejo y diverso. La noción misma de “un fundamento” comenzó a ser sospechosa.

En el enfoque de la complejidad que propongo, todo conocimiento es una configuración actual


del mundo producida en la red de interacciones e intercambios. En esta perspectiva la eficacia y
el valor del pensamiento no residen en su fundamentación, pues no hay tal fundamento último.
El pensamiento complejo participa de la fluidez y la multidimensionalidad de nuestra
experiencia del mundo. Los grandes relatos, las teorías universales y eternas, están en plena
decadencia. Empiezan a surgir, a extenderse y a valorarse modos de pensar y producir sentido
que sin perder potencia renuncian a la omnipotencia de la ciencia moderna. El dinamismo no se
limita al mundo sino que nos incluye. No nos bañamos nunca en le mismo río, también las
almas se disuelven el la aguas, como tan bien dijo Heráclito y tantas veces olvidamos.

En las redes dinámicas los vínculos no son conexiones entre entidades (objetos o sujetos)
preexistentes, sino que los vínculos emergen simultáneamente con aquello que enlazan en una
dinámica de autoorganización8. Lo que concebimos como sistema, partes y enlaces desde una
perspectiva dinámica no tienen existencia independiente ni previa al acto de conocer como
suponen los objetivistas. Tampoco son una pantalla inerte sobre la que los seres humanos
proyectan sus categorías como pretenden muchos teóricos posmodernos.

Las nociones de red, configuración y organización, desde los enfoques dinámicos, vinculan de
infinitas formas lo que las dicotomías clásicas habían escindido y petrificado (el objeto, el
cuerpo, la estructura) o evaporado (el sujeto, el significado, los vínculos no reglados). La
estética de la complejidad es la de las paradojas que conjugan estabilidad y cambio, unidad y
diversidad, autonomía y ligadura, individuación y sistema. El pensamiento dinámico no es
monista ni dualista, sino interactivo, lo que le permite construir categorías como: “ser en el
devenir”, “unidad heterogénea”, ”autonomía ligada” o “sujeto entramado”, que se caracterizan
por su no-dualismo. En estas categorías los opuestos conviven enredados de múltiples formas y

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

modos en un proceso de configuración activa y temporal. Esta multiplicidad no implica


equivalencia, no todo “vale lo mismo”, pero tampoco hay una vara universal que permita
establecer una jerarquía de valores a-priori. La apertura hacia la diversidad no lleva
necesariamente al relativismo vacuo sino que abre las puertas a la afirmación responsable.
Destacaré ahora aquellos supuestos básicos de esta concepción dinámica de la organización y
de las redes:

a) Las partes de un sistema complejo sólo son “partes” en relación a la organización global que
emerge de la interacción. Lo que ha de ser considerado “parte” y lo que será concebido como
“sistema” dependerá del modo de interrogación e interacción que empleemos. Por ejemplo, el
hígado es “parte” del organismo y es “sistema” en relación a sus células.
b) A ningún nivel encontramos “unidades elementales” aisladas sino patrones de interacción
en red.

c) Ni siquiera las características y el comportamiento de una simple molécula como la del agua
puede explicarse a partir de las propiedades de sus componentes: el Oxígeno y el Hidrógeno.
Las “Unidades Heterogéneas” formadas en y por la dinámica de intercambios no puede
explicarse por sus componentes. Estos no existen como tales antes de entrar en composición. El
Oxígeno gaseoso no es un “componente” del agua, para formar parte del agua debe
transformarse en contacto con el hidrógeno. El sistema “Agua” emerge a partir de la dinámica
interactiva de las moléculas que forman redes en un ambiente que no es inerte.

d) Los sistemas naturales son abiertos y están permanentemente en configuración activa


debido al intercambio con el medio, que no es un contexto pasivo sino un entorno activo. Dado
que el inter-cambio afecta necesariamente a todos los que participan en él, resulta imposible
en esta perspectiva la existencia de un suceso asilado o de un ambiente neutro.

e) Las partes no son unidades totalmente definidas en sí mismas, sino que existen como redes
dinámicas. Tampoco existe un “todo” completamente terminado o definido: el sistema tiene
integridad (no le falta nada) pero no es “total” (está siempre haciéndose).

f) El sistema dinámico surge de la interacción en múltiples dimensiones de la dinámica de redes.


La organización resultante se conserva o transforma a través de múltiples ligaduras con el
medio, del que se nutre y al que modifica, caracterizándose por poseer una “autonomía ligada”.
Paradójicamente su autonomía depende de la fecundidad del intercambio con los otros, sin
ellos no es posible.

g) Si el universo ya no es concebido como átomos (unidades elementales completamente


definidas, indivisibles, e inmutables) en el vacío, sino como una red de interacciones, entonces
la libertad no puede concebirse como independencia, pues esta significa aislamiento y muerte.

h) En un universo entramado las ligaduras con el medio son la condición de posibilidad para la
libertad. La flexibilidad del sistema, su apertura regulada, le permite cambiar o mantenerse, en

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

relación a sus interacciones con su ambiente. La cantidad, variedad e intensidad de los lazos
definen los grados de libertad del sistema.

i) Al tratar con sistemas complejos dinámicos en un mundo entramado no tiene sentido


preguntarse por la causa de un acontecimiento pues es imposible aislar factores o cadenas
causales lineales (esta imposibilidad es tanto espacial como temporal).

j) Sólo podemos preguntarnos por las condiciones de emergencia, por los factores co-
productores que se relacionan con la aparición de la novedad que no sólo genera algo nuevo,
sino que reconfigura lo existente en tanto modifica la trama. La emergencia a diferencia de la
causalidad, hace lugar al acontecimiento y al azar, rompe con la linealidad del tiempo y da
cuenta del aspecto creativo de la historia. Este modo explicativo apunta más a la comprensión
que a la predicción exacta, y reconoce que ningún análisis puede agotar el fenómeno que es
pensado desde una perspectiva compleja.

k) Al surgir la organización a partir de una dinámica de intercambio no hay jerarquías


preestablecidas. Las redes son de naturaleza heterárquica y adhocrática, puesto que toda
configuración es un resultado ad-hoc de los encuentros. En su análisis de la Batalla de las Islas
Midway que enfrentaron a norteamericanos y japoneses, Von Foerster nos legó un maravilloso
ejemplo para diferenciar la concepción jerárquica, donde sólo gobierna el “Jefe Supremo” y la
línea de mando va únicamente de arriba hacia abajo; del modelo heterárquico, en el que el
poder circula sin dirección fijada a-priori.

Durante la batalla mencionada el barco insignia estadounidense fue hundido en los primeros
minutos y su flota se vio obligada por las circunstancia a pasar de un modo de organización
jerárquico a uno heterárquico. Lo que ocurrió entonces fue que el encargado de cada barco,
grande o pequeño, tomaba el comando de toda la flota cuando se daba cuenta de que, dada su
posición en ese momento, sabía mejor lo que convenía hacer. El resultado fue la destrucción de
la flota japonesa. Esta modalidad organizativa no sólo ha dado grandes resultados en la
estrategia militar, sino que ha guiado buena parte de la investigación en muchas áreas, desde
las neurociencias hasta la informática. En este último caso, contribuyó a la sustitución de las
computadoras gigantes que centralizaban toda la información por una red donde la misma está
distribuida y es más rápida y eficientemente accesible.

El sistema dinámico organizado no es el producto fijo, sino una resultante de un proceso


dinámico de interacciones de redes que genera sus propios bordes y producen una unidad
autónoma. Esta unidad sistémica solo existe en y por el intercambio permanente con el medio
ambiente del que forma parte. El hecho mismo de que hayamos convertido la actividad
organizadora en el sustantivo “la organización” muestra cómo el discurso de la Modernidad
tiende a esencializar y fosilizar toda actividad dinámica, convirtiendo en objeto lo que es un
proceso. Pensemos en una célula o en una persona. La célula, mientras está viva siempre está
en actividad, intercambiando materia y energía con su entorno, en una dinámica globalmente
transformadora, aún cuando conserve la pertenencia a una misma clase: una célula cardíaca
mientras está viva seguirá siendo una célula cardíaca, pero al estar viva, es decir, al inter-

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

cambiar permanentemente con su medio, nunca será idéntica ni siquiera a sí misma. Una
persona mantiene a lo largo de la vida ciertos rasgos que nos permiten reconocerla aún cuando
está cambiando todo el tiempo. En la perspectiva dinámica estamos siempre pensando en
términos de “redes de actividades organizadoras”, es decir, de procesos embebidos en un
tiempo que no es abstracto y tampoco lineal sino compuesto de una multiplicidad de ritmos. Lo
que llamamos productos, u objetos, son procesos cuyo ritmo es tal que nuestra sensibilidad no
detecta el cambio y cuya dinámica conserva la similitud de las formas.

Para comprender este proceso dinámico es necesario realizar un pequeño rodeo


epistemológico puesto que la concepción representacionalista del conocimiento, en la que
todos nos hemos formado, es un obstáculo fundamental para el pleno desarrollo del
pensamiento dinámico. Las diversas epistemologías de la Modernidad, ya sean empiristas o
racionalistas, ya sea que partan de una postura atomista o estructuralista, conciben el
conocimiento como representación; es decir, como una imagen del mundo reflejada en el
interior de un sujeto abstracto, cuya corporalidad, sensibilidad, cultura e historia son a lo sumo
ornamentos de un proceso cuya esencia es siempre igual. En los abordajes de la complejidad, el
conocimiento es concebido como un proceso de interacción de los sujetos con el mundo, que
nunca es individual sino social y mediado por nuestra biología, por la cultura y por la tecnología.
En este intercambio corpóreo y simbólico emergen en nuestra experiencia sistemas que
parecen estables pues cambian tan lentamente para nuestra sensibilidad que ni siquiera lo
notamos y tendemos a considerarlos inmutables (los objetos más estables). Otros sistemas lo
hacen más rápidamente y aceptamos que evolucionan. Entre éstos muchos conservan rasgos
similares de modo tal que decimos que son los mismos (las personas son un excelente ejemplo
de esta clase). Finalmente existen sistemas que cambian de una manera en que ya no podemos
seguir concibiéndolos como lo hacíamos hasta entonces y decimos que han mutado o se han
transformado (por ejemplo cuando una célula en lugar de conservar la organización o perderla
completamente como ocurre con la muerte, se transforma en célula cancerosa).

La organización así pensada aparece como un entramado multidimensional de redes, algunas


de las cuales tienen una dinámica de transformación más lenta, y otras más rápida. Algunas
mantienen la forma, a través de los cambios, y otras mutan. Así es posible dar cuenta de lo que
antes llamábamos estructura como una red de interacciones cuyas configuraciones están
estabilizadas y cuya conceptualización ha sido ya instituida. Al mismo tiempo se hacen visibles
los aspectos informales e instituyentes que las teorías clásicas dejaban en la sombra, puesto
que estaban imposibilitadas teórica y metodológicamente para conceptualizarlos. Pensemos,
por ejemplo, en una empresa cualquiera, una automotriz, por ejemplo: ¿Qué es lo que se
mantiene –y cómo y hasta cuándo?. ¿Qué se modifica, aún cuando sigamos concibiéndola
como “la misma empresa”?. En principio las leyes sociales que establecen los modos legítimos
de propiedad y los estatutos que regulan su funcionamiento, entre las que se destaca el
“copyright” y las patentes que establecen un modo de reconocimiento a partir del nombre
que deviene “marca registrada”, funcionan como estabilizadores muy importantes. También el
trabajo de “imagen de marca” responsable de presentar coherentemente la “tradición”,
establece la continuidad aunque se atraviesen grandes cambios.

208
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Los productos han ido cambiando en composición, envase, etc., con cierta frecuencia. El
organigrama institucional varía más rápidamente, aunque es muchísimo más estable que las
redes informales de relación. El personal cambia constantemente, así como los montos y
formas de remuneración. Cambian las tecnologías, los procedimientos. Cambian los negocios.

Como vemos, la estructuración y estandarización estatal, y su reproducción a todos los niveles


en las sociedades modernas, que privilegiaron las dinámicas conservadoras de la forma, tanto
en la producción de objetos (físicos y sociales) como los discursos instituidos que sólo
focalizaban en los procesos estables o repetibles, son los que posibilitaron que una concepción
estática y sustancialista del mundo tuviera éxito durante tanto tiempo.

La ciencia moderna jugó un rol fundamental en este proceso pues instituyó un pensamiento
que sólo tenía en cuenta Sistemas Mecánicos Cerrados, Estructuras y Unidades Elementales.
Todos ellos eran concebidos desde un a-priori como esencias y por tanto estaban más allá de la
historia. Su reino era el de la eternidad de los modelos ideales. Los “enfoques dinámicos
complejos” proceden de un modo muy diferente, permitiéndonos pensar en términos de
Configuraciones: Sistemas Complejos Evolutivos, Estructuras Disipativas, Redes, Constelaciones,
etc. Todas las configuraciones son temporales pues nacen, viven y mueren. En su devenir
pueden atravesar períodos de gran estabilidad, cuando su dinámica es conservadora de la
forma. Pueden tener mayor o menor rigidez o consistencia y variar con amplitud y velocidades
diversas. En la “unidad heterogénea” formada por una dinámica de interacciones, la noción de
organización, la concepción de sistema y la idea de parte han cambiado de naturaleza.
Podemos decir que es preciso dar de ellas una nueva definición, o mejor aún que ha mutado
radicalmente el modo de establecer límites. Es más, tenemos que cambiar la concepción de lo
que es la definición, pasando de la concepción estática y abstracta ligada a propiedades típicas
del pensamiento platónico y moderno, a una perspectiva generativa y dinámica propia del
pensamiento de la complejidad (aunque prefigurada en el pensamiento de Spinoza).
Para el modelo de pensamiento que hemos heredado el concepto de límite se establece según
oposiciones insalvables entre términos completamente puros en sí mismos y a la vez
radicalmente independientes: lo propio y lo ajeno, el Yo y el Otro, adentro y afuera. Desde esta
mirada dicotómica, el límite es siempre fijo y separa drásticamente un exterior y un interior. A
estos límites insalvables los he llamado “límites-limitantes” y son los únicos reconocidos como
legítimos por la lógica clásica, o “lógica conjuntista identitaria” como Castoriadis la ha
bautizado.9 Los principios de identidad, no-contradicción y tercero excluido, forjaron un modo
de definición que establecía límites infranqueables y elementos aislados. Sin embargo, ésta no
es la única lógica de la que disponemos hoy en día y sus límites no son los únicos que somos
capaces de concebir y vivenciar: las fronteras entre países son transitables, la membrana celular
es permeable, la piel es porosa, el lenguaje no es unívoco. En el enfoque de redes no se
establecen las distinciones de modo abstracto sino que emergen, se sostienen y cambian a
partir de los intercambios en la red. Ya no estamos hablando de barreras insuperables, sino de
bordes permeables y mutables producidos en una dinámica, que va formando límites a los que
he denominado “límites habilitantes”10. Estos límites no son fijos, ni rígidos, no pertenecen al
universo de lo claro y distinto: son interfaces mediadoras, sistemas de intercambio y en
intercambio, se caracterizan por una permeabilidad diferencial que establece una alta

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

interconexión entre un adentro y un afuera que surge y se mantiene –o transforma– en la


dinámica vincular auto-organizadora.

En la perspectiva dinámica, el límite es emergente, fundante. Es por, a través, y en los


intercambios, que las cosas existen como tales: los límites no son absolutos, las propiedades no
son esenciales, los destinos no son eternos: los sistemas autoorganizados nacen y viven en la
red de intercambios, no existen antes o independientemente de los movimientos que les dan
origen. La “forma red” implica ante todo una geometría variable con un alto grado de
interconexión y posibilidades diversas de establecer itinerarios y flujos que no tienen recorridos
ni opciones predefinidas11. Es la dinámica de interacciones la que va configurando los propios
límites de modo tal que se hace posible distinguir una unidad global dotada de autonomía.
Maturana y Varela han desarrollado una concepción de la vida como organización autopoiética,
es decir autoproducida por el metabolismo celular.

Este metabolismo celular produce componentes todos los cuales integran la red de
transformaciones que los produjo, y algunos de los cuales conforman un borde, un límite para
esta red de transformaciones. Ahora bien, este borde membranoso no es un producto del
metabolismo celular (…) Esta membrana no sólo limita la extensión de la red de transformación
que produjo sus componentes integrantes, sino que participa en ella.(…) por un lado podemos
ver una red de transformaciones dinámicas que produce sus propios componentes y que es la
condición de posibilidad de un borde, y por otro podemos ver un borde que es la condición de
posibilidad para el operar de la red de transformaciones que la produjo como una unidad. La
característica más peculiar del sistema autopoiético es que se levanta por sus propios cordones,
y se constituye como distinto del medio circundante por medio de su propia dinámica, de tal
manera que ambas cosas son inseparables12.

Como vemos, en esta perspectiva no existe una dicotomía “Organización versus Red”, sino una
dinámica no lineal en la cual las redes conforman la organización y la organización es la forma
configurada por la red. Ahora bien, como hemos señalado antes, el sistema organizado no
posee una estructura o una esencia eterna, pues existe como proceso en el tiempo y no como
un producto. Podemos distinguirlo del entorno porque genera una forma de delimitarse que
podemos reconocer y le permite gozar de una autonomía relativa, mientras las relaciones con
el entorno lo permitan.

Cornelius Castoriadis fue uno de los pensadores que se atrevió a cuestionar las categorías
heredadas y desarrolló un pensamiento, y una acción política, tendiente a comprender, elucidar
y valorar la autonomía así como a expandirla y potenciarla. Su distinción entre modos
instituidos e instituyentes de lo social13 así como su conceptualización sobre la tensión
magma/forma14 puede resultar de gran ayuda para comprender cómo el pensamiento de redes
dinámicas nos permite pensar(nos) en nuestro devenir como sujetos sociales enredados en
múltiples configuraciones vinculares. La lógica clásica que instituyó las formas sólidas del
pensamiento occidental, tanto en sus variantes antigua como moderna (lógica conjuntista
identitaria), sólo podía contener lo definido y estático. La lógica de los magmas permite pensar
lo instituyente, es decir lo no reglado, lo azaroso, lo indefinido, lo ambiguo, lo borroso, lo que

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

está aún en formación o lo que está en proceso de degradación. En este sentido sería más
adecuado hablar de una dialógica de los magmas, porque también hace nacer un estilo de
indagación basado en el dialogo creativo y abierto y no centrado en las formas establecidas a-
priori.

Desde mi perspectiva, plantear la relación magma/forma desde la complejidad habilita a un


pensamiento que nos permite dar cuenta tanto de la conservación como de la trasformación.
Dice Castoriadis15 que “Un magma es aquello de lo que se pueden extraerse (o aquello en lo
que se pueden construir) organizaciones conjuntistas en número indefinido, pero que no puede
ser nunca reconstruido (idealmente) por composición conjuntista (finita o infinitas) de esas
organizaciones”. Este aspecto magmático del universo refiere a su no-definición pues contiene
una infinitud de formas posibles sin agotarse jamás y por lo tanto es completamente afín a la
noción del universo como redes dinámicas en interacción de las que pueden surgir (y de hecho
nacen) infinidad de configuraciones posibles. El propio Castoriadis por momentos pierde la
dimensión de su propia concepción y opone la lógica de los magmas a la lógica conjuntista,
cuando éstas pertenecen a dominios que no pueden compararse ni oponerse.
Desde mi punto de vista, el pensamiento complejo puede permitirnos disolver la paradoja del
magma y las formas, pues nos permite ver simultáneamente los instituido y lo instituyente, lo
que se está configurando y lo que se está deshaciendo, lo informe y lo ya formado, como parte
de un proceso evolutivo de un universo que es y está en actividad perpetua. La actividad
transformadora de las “redes dinámicas” corresponde al aspecto magmático de toda realidad y
por lo tanto es siempre instituyente. Las organizaciones son configuraciones que han logrado
una autonomía relativa y que si bien están conformadas por redes dinámicas tienden a
conservar parcialmente la forma a través de sus modificaciones. De este modo podemos tener
una compresión del mundo en la que lo estable y lo mutable, lo individual y lo social no están
escindidos, sino que son parte de la evolución de toda unidad autónoma (ya sea un individuo,
un grupo, una empresa, una teoría, un estado). Toda organización (social, discursiva, biológica o
física) tiene una forma instituida que está siempre en transformación puesto que ninguna
institución puede ser total mientras tenga que vivir, dado que la vida es intercambio y no puede
evitar la actividad instituyente. Ésta actividad será la que de cuenta de aparición de novedad y
por lo tanto de la evolución no-lineal.

En este enfoque no tiene sentido preguntar cuál es la estructura de un sistema sino, en todo
caso, qué le ha dado consistencia, qué se le resiste, cuál es el grado de solidez de su
configuración, cómo es su “modo de existencia” y su “modo de cambiar”. Desde las
perspectivas dinámicas es preciso distinguir entre diferentes “estados de agregación” (mayor o
menor cohesión), ser capaces de visualizar las diversas velocidades de cambio (desde muy
estables a efímeras), de detectar los diferentes ritmos de transformación, así como de percibir
los cambios en los que se conserva la pertenencia a una clase de aquellos que implican una
transformación o mutación. Al mismo tiempo, como toda organización dinámica están en
intercambio activo con su medio, es importante aprender a ver las configuraciones a diversos
niveles, explorar las formas de conexión y desconexión y las circulaciones (en sus itinerarios, su
intensidad y su frecuencia), generando cartografías móviles de los territorios convivenciales y
no conformarse con la descripción de lo ya instituido.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

A MODO DE INCONCLUSIÓN
En su hermoso libro “Naturaleza y Espíritu” Gregory Bateson16 nos invita y ayuda a descubrir la
pauta que conecta “al cangrejo con la langosta, a la orquídea con la anémona y los cuatro
conmigo, y contigo, y a los seis con la ameba en un extremo y con el esquizofrénico que está en
el psiquiátrico, en el otro”. Gracias a él aprendí que las redes son pautas de conexión, y también
me di cuenta que podía –y quería– sensibilizarme para captarlas, porque las redes están allí,
tejiendo al universo en una dinámica inagotable. La Modernidad ha deslegitimado todas las
percepciones y experiencias que no entraban en la cuadrícula de sus sistemas explicativos. Su
estética cognitiva se centró en aquello que la geometría euclidiana podía comprender,
desmenuzar, describir: formas regulares y procesos lineales. Bateson nos propone otro tipo de
conexión con el mundo, otro modo de conocer(nos) totalmente diferente al personaje de
Wordsworth para el cual: “Un narciso en la ribera del río era para él un narciso amarillo. Y no
era nada más”.
Lo que Bateson llama estética es la capacidad de conexión con el narciso a partir del
reconocimiento y la empatía. Leyendo su obra Pasos hacia una ecología de la mente17
comprendí que era preciso cultivar una curiosidad abierta, sin fronteras, afectiva, emotiva, a la
vez que racional para poder aprehender y desplegar las formas, los patrones de conexión y
hacer visibles las redes. En suma aprendí que para pensar en red era preciso desarrollar una
estética vincular. La dinámica de redes nos permite construir un modo de conocimiento fluido,
capaz de albergar múltiples mundos en el mundo en un devenir abierto en los intercambios.
La estética de las redes no debe confundirse con el esteticismo, cuya ambición es meramente
formal. Al contrario, la concepción poiética y dinámica del mundo y del conocimiento implica
una capacidad de sentir la vida, conectarse con otros en su diversidad, para poder apreciar la
red que enlaza a los quarks con el jaguar. “Un filósofo no es solamente alguien que inventa
nociones también inventa maneras de percibir” (Gilles Deleuze).

1 Asesora Académica de la Fundación para el Desarrollo y la promoción de las Redes Sociales


(FUNDARED).
2 CASTELLS, M (1999): La Era de la Información, Tomo I: “La sociedad en red”. Siglo XXI, México.
LATOUR, B (1998): “On Recalling ANT”, en: Actor Network Theory and alter. LAW, J & HASSARD, J (Eds),
Blackwell. DABAS, E (1993): Red de redes: Las prácticas de la intervención en redes sociales. Buenos
Aires, Paidós.
3 NAJMANOVICH, D (2002): “From paradigms to figures of thought”. Emergence: Complexity and
Organization (ECO). Vol. 4, nº 1 & 2.
4 NAJMANOVICH, D (2005): El juego de los vínculos. Subjetividad y lazo social: figuras en mutación.
Biblos, Buenos Aires.
5 CASTELLS, M (1999): Op. cit.
6 MORIN, E (1981): El Método. La naturaleza de la naturaleza. Vol I. Ediciones Cátedra, Madrid.
7 BAUMAN, Z (2002): Modernidad Líquida. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
8 NAJMANOVICH, D (2005): “Estética del Pensamiento Complejo”, Andamios. Revista de Investigación
Social, Año 1, nº. 2, Junio, Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de la
Ciudad de México, México.
9 CASTORIADIS, C (1994): Los Dominios del Hombre: Las Encrucijadas del laberinto. Gedisa, Barcelona.
10 NAJMANOVICH, D (2001): “Del cuerpo máquina al cuerpo entramado”. Revista Campo Grupal, n° 30,
Diciembre, Barcelona.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

11 NAJMANOVICH, D (2005): Op. cit.


12 MATURANA, H & VARELA, F (1990): El árbol del conocimiento. Editorial Universitaria, Santiago de
Chile.
13 CASTORIADIS, C (1983): La institución imaginaria de la sociedad. Tusquets.
14 CASTORIADIS, C (1997): “El Imaginario Social Instituyente”, Revista Zona Erógena. nº.35. Buenos
Aires.
15 CASTORIADIS, C (1994): Op. cit.
16 BATESON, G (1990): Naturaleza y Espíritu. Amorrortu, Buenos Aires.
17 BATESON, G (1991): Pasos hacia una ecología de la mente. Planeta-Lohle, Buenos Aires.

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL CONCEPTO DE HEGEMONIA*


Helena Alapin - Victor Mariani

“Hegemonía” es un concepto que refiere a la existencia de una diversidad en la sociedad,


dentro de la cual ocurre el predominio de uno de los integrantes de ella sobre los otros.
Pero esta situación hegemónica no implica en modo alguno la desaparición de las diferencias o
de la diversidad en sí, sino por el contrario, el mantenimiento de las mismas bajo un consenso
en el cual las partes aceptan, no sólo la diversidad, sino las reglas de juego dentro del cual esa
unidad de lo diverso podrá ser reproducida. Capacidad de intimidar a los adversarios y dirigir a
los aliados con la fuerza de las ideas y los instrumentos de la política. Podemos definir
hegemonía como un amplio conjunto de estrategias prácticas a través de las cuales un grupo
obtiene consenso para su dominio por parte de aquellos que se encuentran a él
subordinados. Nacido como concepto de los bolcheviques rusos para indicar el predominio,
dentro de una alianza de clases, de una de ellas, indicando así un predominio “horizontal”
(entre pares o entre sectores situados en planos similares), Gramsci lo extiende a toda la
sociedad, planteando que un grupo obtiene hegemonía dentro de una sociedad estableciendo
un liderazgo moral, político e intelectual sobre los sectores subordinados, difundiendo su
cosmovisión a través de la sociedad toda, haciendo de sus propios intereses los intereses de
toda la sociedad. Esto, además, implica que el “pacto” que constituye la hegemonía en cuanto
consenso incluye concesiones mutuas (el sector dominante, a cambio de recibir la
subordinación, admite intereses particulares de los otros sectores), y el consenso pasa a ser
algo así como la “columna vertebral” de esta alianza, que Gramsci conceptualiza como “bloque
histórico”. La hegemonía no es algo completo ni acabado, debe ser constantemente
mantenida, renovada, recreada, defendida, modificada. Es así que el concepto de hegemonía

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

lleva siempre implícito connotaciones de lucha. Ningún modelo hegemónico en ninguna de las
áreas de la vida social puede dar cuenta de todos los significados y valores de una sociedad, y
con frecuencia dentro de ella las disidencias “consentidas” pueden llegar a transformarse en
propuestas contrahegemónicas, que en caso de llegar a predominar pueden modificar las
relaciones de fuerza y aún producir el desplazamiento de los sectores dominantes, y su
reemplazo por nuevos pactos con prácticas que, dictadas de alguna manera por estas fuerzas se
constituyen en parte constitutiva de una nueva dominación. El poder que se ejerce a través de
la hegemonía es sutil, y más que a través de las declamaciones ideológicas - por ejemplo de los
“mensajes” de los medios o del sistema educativo - se ejerce fundamentalmente a través de la
producción de un modo de vida - en el que las prácticas vinculadas a la producción económica
ocupan un lugar clave - donde las prácticas habituales, íntimamente ligadas a lo que llamamos
cultura, inscriptas en la misma textura de la experiencia cotidiana, van a producir efectos
decisivos sobre la manera en que esa sociedad percibe y reproduce una visión del mundo, de
los objetos, de los hombres y de la historia. Es decir: una sociedad produce simultáneamente
las formas de la vida práctica y las justificaciones teóricas que dan cuenta de las mismas. Así,
mensajes o situaciones prácticas de apariencia contrahegemónica pueden estar cumpliendo -
aún sin mediar voluntad de sus autores - papeles de reforzamiento de la hegemonía. Por
ejemplo, la creencia en la igualdad de oportunidades: la escuela para todos, gratuita, el voto
extendido a todas los habitantes de una sociedad, son creencias poderosas, que obtenidas
muchas veces por encarnizadas luchas de los sectores subordinados de la sociedad, se
convierten en armas poderosas para la estabilidad de la sociedad, reforzando así la hegemonía
de los grupos dominantes. Ideas como “educar al soberano”, en apariencia democráticas,
pueden estar escondiendo significados elitistas, al plantear la supuesta ignorancia del pueblo y
la concentración del saber en un estrato presuntamente calificado (el Maestro, especialmente
en la forma mitificada que ese personaje tiene dentro de la sociedad argentina). El pacto
hegemónico que constituye el “bloque histórico” no es un proceso “espontáneo” de las clases y
sectores sociales que lo constituyen. Para que estas alianzas puedan constituirse es preciso que
sean gestionadas por alguien. Ese o esos “alguien”, normalmente órganos colectivos - partidos,
sindicatos, círculos culturales, cámaras, ejércitos, iglesias, medios de comunicación, grupos de

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

intereses locales o funcionales, etc., dependiendo de la complejidad y de la historia de cada


sociedad singular - operarán asumiendo la representación de las clases y sectores que les dan
origen. Entre éstos Gramsci señalará especialmente a un sector - que en su pensamiento tiene
una definición diferente a la que es habitual - y son los intelectuales.
Gramsci señalará como “intelectuales” no sólo a lo que habitualmente es llamado así - filósofos,
profesionales, escritores, artistas, pensadores, científicos, periodistas, etc. - sino a todos los
intermediarios de la coerción o de la hegemonía; así para Gramsci serán intelectuales todos los
miembros de los partidos políticos, en cuanto, al dedicarse a las prácticas propias de un partido,
están interviniendo en tareas organizativas y de planificación de la actividad social - tareas
propias de los intelectuales – utilizando saberes particulares de este campo - tales como la
capacidad organizativa, la visión estratégica, la aptitud de conducción de cuadros y de masas, la
capacidad de convocatoria, la de construir y negociar alianzas, etc. Gramsci distinguía entre los
intelectuales orgánicos y tradicionales. Orgánico es aquel intelectual agente de la hegemonía
de alguno de los grupos fundamentales de la sociedad, llamando grupos fundamentales
aquellos que son determinados por las relaciones de producción preponderantes. Es
importante señalar que la situación de hegemonía es siempre la de equilibrio inestable, y que la
situación de hegemonía supone el perfeccionamiento de la dominación: cuando los blancos
conquistan a los indios, éstos en un primer momento conservan su condición de sujetos
históricos, aún vencidos: así lo muestran las rebeliones que sacuden el primer siglo y medio de
dominación española en nuestro continente. Luego, los indios terminan adoptando la visión
del dominador: la idea de la superioridad cristiana sobre el paganismo, de la superioridad
cultural, económica y política de los blancos, etc. En ese momento podemos hablar de que la
situación colonial queda “estabilizada”, al desaparecer los proyectos “autónomos” de los
dominados, y pasar estos a integrarse - aún como sector especial - dentro del “mundo” del
conquistador. De hecho, el mismo proceso de la Independencia implica el fin de la conquista
española pero también el de la personería de los indígenas como proyectos autónomos.
Llamamos “cultura” al conjunto de prácticas, productos materiales y mentales, justificaciones y
valores que son ejercidos y aceptados normalmente dentro de una sociedad. Así definida, la
cultura aparece como el lugar “natural” del ejercicio de la hegemonía, justamente al hacer

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

aparecer como “naturalidad” aquello que no es sino construcción social impuesta por un grupo
dominante determinado sobre el conjunto de la sociedad, a través del pacto hegemónico.
Es en este marco que debemos analizar fenómenos culturales, prácticas, objetos, políticas,
estratos sociales, sujetos que son los agentes que llevan a cabo estas prácticas. Ninguna
práctica puede ser definida “en sí” como hegemónica o contrahegemónica. Depende de quien
la lleva a cabo, con qué objetivo y con qué sentido, y también de las actitudes o respuestas del
adversario.
*Taller Integrador: Escuela y Diversidad Cultural I.S.F.D y T. Nº 128 - Julio 1998

Imaginario social, cultura y construcción de la hegemonía

Denis de Moraes

1. La formación del imaginario social

La noción de imaginario social es fundamental para la comprensión del universo de


representaciones simbólicas que caracterizan y distinguen los valores y creencias de una
determinada sociedad. El imaginario social está compuesto por un conjunto de relaciones
imagéticas que actúan como memoria afectivo-social de una cultura, un substrato ideológico
mantenido por la comunidad. Se trata de una producción colectiva, ya que es el depositario de
la memoria que la familia y los grupos recogen de sus contactos con el cotidiano. En esa
dimensión, identificamos las diferentes percepciones de los actores en relación a sí mismos y
de unos en relación a los otros, o sea, como ellos se visualizan como partes de una colectividad.

Bronislaw Baczko señala que es por medio del imaginario que se pueden alcanzar las
aspiraciones, los miedos y las esperanzas de un pueblo. En él, las sociedades esbozan sus
identidades y objetivos, detectan sus enemigos y organizan su pasado, presente y futuro. Se
trata de un lugar estratégico en que expresan conflictos sociales y mecanismos de control de la
vida colectiva. El imaginario social se expresa por ideologías y utopías y también por símbolos,
alegorías, rituales y mitos. Estos elementos plasman visiones de mundo, modelan conductas y
estilos de vida, en movimientos continuos o discontinuos de preservación del orden vigente o
de introducción de cambios (1). La imaginación social, "además de ser un factor regulador y

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

estabilizador, también es la facultad que permite que los modos de sociabilidad existentes no
sean considerados definitivos y como los únicos posibles, y que puedan ser concebidos otros
modelos y otras fórmulas." (2)

Esa concepción dinámica del imaginario nos posibilita observar la vitalidad histórica de las
creaciones de los sujetos - esto es, el uso social de las representaciones y de las ideas. Los
símbolos revelan lo que está detrás de la organización de la sociedad y de la propia
comprensión de la historia humana. Su eficacia política va a depender del grado de
reconocimiento social alcanzado por la producción de imágenes y representaciones en el
cuadro de un imaginario específico a una cierta colectividad, la cual "designa su identidad
haciendo una representación de sí; marca la distribución de los papeles y posiciones sociales;
expresa e impone creencias comunes que determinan principalmente modelos formadores"
(3). Las significaciones imaginarias despertadas por tales imágenes establecen referencias
simbólicas que definen, para los individuos de una misma comunidad, los medios inteligibles de
sus intercambios con las instituciones.

En otras palabras: la imaginación es uno de los modos por los cuáles la conciencia percibe la
vida y la elabora. La conciencia obliga al hombre a salir de sí mismo, a buscar satisfacciones que
aún no encontró, a perseguir anhelos, a dividir expectativas.

El imaginario no es sólo copia de lo real; su potencial simbólico agencia sentidos, en imágenes


expresivas. La imaginación nos libera de la evidencia del presente inmediato, motivándonos a
explorar posibilidades que virtualmente existen y que deben ser realizadas. Lo real no es sólo
un conjunto de hechos que oprime; él puede ser reciclado en nuevos niveles. Como nos
propone Ernst Bloch al indicar un nexo entre las potencialidades "aún-no-manifiestas" del ser y
la actividad creadora de la " conciencia anticipadora". La función utópica de la conciencia
anticipadora es la de convencernos de que podemos enfrentar problemas actuales en sintonía
con las líneas que anticipan el futuro. Bloch se basa en la teoría de las potencialidades
inmanentes del ser que todavía no fueron exteriorizadas y que constituyen una fuerza que
proyecta el ente para el futuro. Imaginando, los sujetos pueden percibir las contradicciones del
presente y vislumbrar otros horizontes. El futuro deja de ser insondable y vago, pasando a
vincularse a la realidad como expectativa de liberación y de desalineación (4).

217
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Bloch distingue la imaginación de la fantasía: la primera tiende a crear un imaginario alternativo


a una coyuntura insatisfactoria; la segunda nos aliena en un conjunto de " imágenes exóticas"
en que buscamos compensar una insatisfacción difusa. Sólo la imaginación permite a la
conciencia humana adaptarse a una situación específica o movilizarse contra la opresión (5).

El acto de imaginar aclara rumbos y acelera utopías. Como activadora del campo del imaginario,
la imaginación no puede prescindir de un código operacional de comunicación, al cual compete
perfilar voces que simulan armonías en el conjunto. Cuando el significado no es reconocido en
el proceso de decodificación, el símbolo cae en el vacío. Pero los símbolos no son neutros, una
vez que los individuos atribuyen sentidos al lenguaje, aunque la libertad de hacerlo sea limitada
por las normas sociales.

En el extremo opuesto, la sociedad constituye siempre un orden simbólico, que, a su vez, no


flota en el aire - tiene que incorporar las señales del que ya existe, como factor de identificación
entre los sujetos. Para Baczko, "los más estables símbolos están anclados en necesidades
profundas y acaban por tornarse una razón de existir y actuar para los individuos y para los
grupos sociales". Por eso, "los sistemas simbólicos en que se asienta el imaginario social son
construidos a partir de la experiencia de los agentes sociales, pero también a partir de sus
deseos, aspiraciones y motivaciones" (6).

¿Y lo que se puede intercambiar con los símbolos? No es la naturaleza por la convención, pero
una convención por otra, "un término grupal por otro, bajo un principio estructurante, que
puede ser el padre, el ancestral, dios, el Estado etc." Es el símbolo que permite al sentido
engendrar límites, diferencias, tornando posible la mediación social, consagrándolo como
orden irreducible a cualquier otro. El itinerario simbólico para la construcción del imaginario
social depende de los modos de apropiación y uso de los símbolos, los cuales se refieren a un
sentido, no a un objeto sensible. La hoz y el martillo en la bandera de la extinta Unión Soviética
no aludían únicamente las herramientas de trabajo transportadas para la cadena de
simbolización; formulaban la idea de que el Estado Soviético perpetraba la alianza de
trabajadores del campo y de la ciudad. De objetos, se tornaron signos portadores de mensaje
ideológico: la bandera como traducción de la mezcla del socialismo con los intereses de los
trabajadores.

218
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Las instituciones no se reducen a la dimensión simbólica, pero sólo existen en el simbólico, pues
son legitimadas por significaciones que traducen nociones de identidad reconocidas y
legitimadas por las comunidades (7). Interfaz del individual con el institucional, el símbolo es,
de acuerdo con Yves Durand, la "marca del incesante cambio existente, en nivel del imaginario,
entre las pulsiones subjetivas y asimiladoras y las presiones objetivas provenientes del medio
cósmico y social" (8).

Los sistemas simbólicos emergen para unificar el imaginario social. Vale decir, establecen las
finalidades y la funcionalidad de las instituciones y de los procesos sociales. A través de los
múltiples imaginarios, una sociedad traduce visiones que coexisten o se excluyen mientras
fuerzas reguladoras del cotidiano. El real es, pues, sobredeterminado por el imaginario, y en
eso consiste la trascendencia de las ideologías: ellas expresan las relaciones vividas por los
hombres.

2. Hegemonía, consenso y dirección cultural

Al examinar las tensiones entre las fuerzas sociales, estamos penetrando en el campo de las
batallas ideológicas por la conquista de la hegemonía cultural. El concepto de hegemonía,
según el filósofo italiano Antonio Gramsci, caracteriza el liderazgo ideológico y cultural de una
clase sobre las otras. Gramsci retoma las reflexiones de Vladimir I. Lenín sobre los embates
ideológicos entre las clases que disputan posiciones de poder en una sociedad dada,
destacando como principal mérito del líder bolchevique haber criticado las simplificaciones
economicistas y deterministas y comprendido el extraordinario valor de la lucha cultural para la
afirmación de las clases subalternas y de un nuevo sistema económico-social. Sin embargo, la
idea de hegemonía en Lenin – en la perspectiva de Gramsci – no debe ser entendida en los
límites de una dominación pura y simple, sino como la necesidad imperiosa de una superior
capacidad de interpretación de la historia y de solución de los problemas concretos que ella
evidencia. Para Gramsci, hegemonía no se restringe a la dirección política, pero incluye
necesariamente la dimensión cultural, con el propósito de obtener consenso para un universo
de valores, creencias, normas morales y reglas de conducta (9).

219
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

La idea de embates por la dirección político-cultural de una sociedad y por el control del
imaginario colectivo confiere al término hegemonía un sentido militar nada casual.
Etimológicamente, hegemonía deriva del griego eghestai, que significa "conducir", "ser guía",
"ser jefe", y del verbo eghemoneuo, que quiere decir "conducir", y por derivación "ser jefe",
"comandar", "dominar". Eghemonia, en el griego antiguo, era la designación para el comando
supremo de las Fuerzas Armadas. Se trata, por lo tanto, de una terminología con sentido
militar. El eghemon era el guía y también el comandante del ejército.

La constitución de una hegemonía es un proceso históricamente largo, que ocupa los diversos
espacios de la superestructura. Las formas históricas de la hegemonía no siempre son las
mismas y varían conforme la naturaleza de las fuerzas sociales que la ejercen. Para Gramsci, la
hegemonía puede (y debe) ser preparada por una clase que lidera la constitución de un bloque
histórico (amplia y durable alianza de clases y fracciones). La modificación de la estructura
social debe preceder una revolución cultural que, gradualmente, incorpore capas y grupos al
movimiento racional de emancipación.

Gramsci supera el concepto de Estado como sociedad política (o aparato coercitivo que busca
adecuar las masas a las relaciones de producción). Él distingue dos esferas en el interior de las
superestructuras. Una de ellas es representada por la sociedad política, conjunto de
mecanismos a través de los cuáles la clase dominante detiene el monopolio legal de la
represión y de la violencia, y que se identifica con los aparatos de coerción bajo control de los
grupos burocráticos ligados a las fuerzas armadas y policiales y a la aplicación de las leyes. La
otra es la sociedad civil, que designa el conjunto de las instituciones responsables de la
elaboración y difusión de valores simbólicos y de ideologías, comprendiendo el sistema escolar,
la Iglesia, los partidos políticos, las organizaciones profesionales, los sindicatos, los medios de
comunicación las instituciones de carácter científico y artístico etc.

Sociedad civil y sociedad política se diferencian por las funciones que ejercen en la organización
de la vida cotidiana y, más específicamente, en la articulación y en la reproducción de las
relaciones de poder. En conjunto, forman el Estado en sentido amplio: "sociedad política +
sociedad civil, esto es, hegemonía revestida de coerción" (10). En la sociedad civil, las clases
buscan ganar aliados para sus proyectos a través de la dirección y del consenso. Ya en la

220
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

sociedad política las clases imponen una "dictadura", o por otra, una dominación fundada en la
coerción.

Las dos esferas sociales se distinguen por materialidades propias. Mientras la sociedad política
tiene sus portadores materiales en las instancias coercitivas del Estado, en la sociedad civil
operan los aparatos privados de hegemonía (organismos relativamente autónomos de la faz del
Estado en sentido estricto, como la prensa, los partidos políticos, los sindicatos, las
asociaciones, la escuela privada y la Iglesia). Tales aparatos, generados por las luchas de masa,
están empeñados en obtener el consenso como condición indispensable a la dominación. Por
eso, prescinden de la fuerza, de la violencia visible del Estado, que colocaría en peligro la
legitimidad de sus pretensiones. Actúan en espacios propios, interesados en explorar las
contradicciones entre las fuerzas que integran el complejo estatal.

La sociedad civil se configura como espacio político por excelencia y, consecuentemente, como
arena de la lucha de clases Ella engloba el conjunto de ideologías, visiones de mundo que
atraviesan una dada sociedad y que cohabitan lo real histórico en tensión permanente entre
consensos y antagonismos múltiples.

Gramsci emplea los términos “aparato” y “hegemonía” en un contexto teórico nuevo: él habla
de "hegemonía en el aparato político”, en “aparato hegemónico político y cultural de las clases
dominantes”, en “aparato privado de hegemonía o sociedad civil”. El aparato de hegemonía no
se refiere solamente a la clase dominante que ejerce la hegemonía, sino a las clases subalternas
que desean conquistarla, relacionándose a la lucha de clases.

El concepto de aparato privado de hegemonía no se confunde con el de Louis Althusser sobre


los aparatos ideológicos de Estado. La teoría althusseriana implica una ligación umbilical entre
Estado y aparatos ideológicos, mientras la de Gramsci presupone una mayor autonomía de los
aparatos privados en relación al Estado en sentido estricto. Esa autonomía abre la posibilidad -
que Althusser niega explícitamente- de que la ideología (o el sistema de ideologías) de las clases
oprimidas obtenga la hegemonía antes mismo de la conquista del poder de Estado por tales
clases. En condiciones de hegemonía, la burguesía solidariza el Estado con las instituciones que
reproducen los valores sociales, conformando lo que Gramsci llama Estado ampliado. Esas
instituciones se comportarían como aparatos ideológicos de Estado, de acuerdo con la visión de

221
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Althusser. La distinción importante entre los enfoques de Althusser y las instituciones de


hegemonía de Gramsci está en el hecho de este último haber destacado que la solidaridad de
los aparatos ideológicos con el Estado no transcurre de un atributo estructural inmutable. Las
clases subalternas pueden aspirar, como proyecto político, a la separación de determinados
aparatos ideológicos de su adherencia al Estado, a fin de que se tornen agencias privadas de
hegemonía bajo su dirección.

Althusser propone una estrategia política en la cual la lucha se traba fuera del Estado en
sentido amplio. Su equívoco consiste en no considerar la ideología como algo determinado en
el proceso de producción, prefiriendo verla como atribución del Estado, con el objetivo de
asegurar la dominación.

Gramsci entiende que la conquista del poder debe ser precedida por una larga batalla por la
hegemonía y por el consenso dentro de la sociedad civil, o sea, en el interior del Estado en
sentido amplio. Mientras la vertiente althusseriana lleva a la idea de choque frontal con el
Estado, la teoría gramsciana acentúa la noción de una “larga marcha” a través de las
instituciones de la sociedad civil, antecedida por una demorada preparación político-ideológica.

3. Comunicación y guerra de posiciones

La notable contribución de Gramsci sobre las luchas por la hegemonía en la sociedad civil -a
partir de su teoría marxista ampliada del Estado- nos permite meditar particularmente sobre el
desempeño de los medios de comunicación como soportes ideológicos de los sistemas
hegemónicos de pensamiento. Los medios vehiculan equivalentes simbólicos de una formación
social ya constituida y poseedora de significado relativamente autónomo. Crean un campo
específico de representación de las prácticas sociales, intervenido en la realidad con el
propósito de interpretarla. La diseminación de contenidos amplia o silencia manifestaciones del
real histórico, conforme las directivas del sistema de enunciación, cuya pretensión última es
validarse como intérprete del sentido común y traductor de aspiraciones sociales.

Pero no olvidemos que los medios también pueden ser lugares de producción de estrategias
que objetivan replantear el proceso social. Sin dejar de reconocer la sistemática y poderosa
reverberación de los discursos dominantes en los medios de comunicación, tenemos que

222
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

considerar que debates, polémicas y contradiscursos se manifiestan en los contenidos


informativos, aunque en una intensidad muy menor que la deseada pero en proporción mayor
que la de décadas atrás. Los aparatos mediáticos no operan siempre para ocultar hechos o
distorsionarlos. Sería menospreciar la asimilación de ciertas demandas de la audiencia y
desconocer las exigencias de la concurrencia. Como también subestimar el dinamismo de las
relaciones sociales y las mutaciones de los propios medios en una era de innovaciones
tecnológicas y de economías globalizadas. Mientras mediadoras auto-asumidas de los deseos,
las corporaciones mediáticas no deben ignorar las señalizaciones del cotidiano, las alternancias
de los sentimientos y las nuevas tendencias en el interior del mercado de consumo. Aunque
prescriban fórmulas y diseminen ideas, no hay duda de que, en mayor o menor grado, los
medios absorben, por razones de mercado, algunas indicaciones del público. Y, por supuesto, el
sistema de difusión (sobre todo la televisión) tiene que actualizar sus contenidos para asegurar
la máxima fidelidad posible de la audiencia.

Es evidente que no todo lo que se divulga está contaminado por un esquema ideológico rígido a
punto de defraudar la vida, que es diversificada. En la era de la información abundante, los
paradigmas se alteran y las modalidades de relación con el público se refinan. Hay
especificidades en el proceso comunicativo que necesitan ser observadas, a partir del
entendimiento de que el emisor (que irradia una concepción de mundo integrada a sus
objetivos estratégicos) y el receptor (que la decodifica total o parcialmente, cuando no la
rechaza) son cada vez más inseparables en el circuito estructurante de los sentidos. El
procesamiento ideológico de los medios se sofistica, sustituyendo formas disciplinarias clásicas
por un marketing más blando y seductor, atrayendo los consumidores, por ejemplo, con
llamamientos a la interactividad y a la participación (aunque muchas veces las opciones
ofrecidas sean de tipo binaria o plebiscitaria).

Claro que los aparatos de difusión tienen capacidad ideológica de definir una cartografía del
imaginario colectivo. Pero, simultáneamente, existen puntos de resistencia a los discursos
hegemónicos. Estos puntos pueden abrir espacios para la confrontación de convicciones y
mentalidades, y así es viable imaginar el surgimiento de focos de contradicciones incluso en el
interior de la producción mediática y cultural. La explotación de brechas y alternativas críticas

223
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

dentro y fuera de los medios tradicionales debe ser entendida como importante acción para
diluir, en diferentes escenarios y situaciones, la idea mítica de que la sociedad es administrada
por una fortaleza inexpugnable. En síntesis, significa adoptar estrategias creativas e
innovadoras en la batalla de las ideas contra el pensamiento conservador y los discursos que
buscan conservar privilegios.

Delante de ese complejo cuadro ideológico, nos parece esencial valorar la concepción
gramsciana de la guerra de posiciones en los dominios culturales y políticos. La conquista del
poder del Estado, en las sociedades capitalistas desarrolladas, no se dará por un colapso
repentino de la dominación burguesa. La estrategia de la guerra de posiciones se fundamenta
en una constante ocupación de espacios en la sociedad civil, a partir de acciones efectivas en
los campos de producción cultural. Ofrecer a la sociedad nuevas visiones de mundo y valores
comprometidos con la justicia social. La elaboración de alternativas concretas que modifiquen
gradualmente las creencias vigentes es una tarea que Gramsci define como "tensa, difícil, en
que se exigen calidades excepcionales de paciencia y espíritu ingenioso".

Para revertir los imperativos del poder dominante es decisivo promover fisuras en ciertos
consensos sobre los cuales se apoya la dominación. Fisuras que pueden cristalizarse a medida
que se amplíen las conquistas de las clases subalternas en la dirección político-cultural. El
proceso de rupturas parciales puede ocupar toda una época histórica y no se contrapone a la
lucha por reformas; al contrario, a través de las reformas (intelectuales, morales y éticas) se
emprenden las batallas por el cambio de la totalidad social. La finalidad es alcanzar un consenso
que redefina el esencial de las relaciones sociales, consecuentemente orientado para la
transformación sociocultural y política.

En ese sentido, el esfuerzo sistemático por la construcción de la hegemonía para las clases
subalternas tal como es entendida por Gramsci- implica la acumulación de posiciones políticas y
culturales por un bloque histórico que, inicialmente, modifica la correlación de fuerzas y
termina por imponer la dirección de una nueva clase (o bloque de clases) en el Estado. La
revolución como proceso global y progresivo rompe, por supuesto, con la estrategia de asalto al
poder. Carlos Nelson Coutinho, discípulo de Gramsci, afirma que la izquierda, si quiere ser
moderna y eficiente, tiene que abandonar el modelo de revolución "explosiva" y violenta

224
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

dirigida por minorías "iluminadas". La revolución necesita ser concebida como "una batalla
cotidiana y a largo plazo, trabada en el seno de las instituciones, buscando la participación
consciente de la gran mayoría de la población" (11).

La guerra de posiciones defendida por Gramsci reinventa la multiplicidad de poderes y


contrapoderes que gravitan en la sociedad y que muchas veces se oponen. El paradigma de la
revolución como proceso se ampara en la continuidad orgánica de rupturas parciales que
favorezcan reformas radicales en el orden vigente. Un reformismo, conviene resaltar, que se
obstine en superar las graves desigualdades inherentes al ciclo de reproducción planetaria del
capital. La interferencia cada vez mayor de las fuerzas renovadoras de la sociedad civil en la
ejecución de una política consecuente de reivindicaciones y avances se convierte en requisito
indispensable para vislumbrar una gradual inversión en la actual correlación de fuerzas.
Significa construir y consolidar otra hegemonía, fundada en los derechos sociales y en la
defensa de la diversidad cultural y de la ciudadanía.

Notas

(1) Bronislaw Baczko. Les imaginaires sociaux. Mémoire et espoirs collectifs. París: Payot, 1984, p. 54.
(2) Bronislaw Baczko. "Imaginação social", in Enciclopédia Einaldi, vol. 5. Lisboa: Imprensa Nacional/Casa da
Moeda, Editora Portuguesa, 1985, p. 403.
(3) Bronislaw Baczko. Les imaginaires sociaux, ob. cit., p. 242.
(4) Ernst Bloch, citado por Pierre Furter. Dialética da esperança. Río de Janeiro: Paz e Terra, 1974, p. 94-98.
(5) Idem, ib.
(6) Bronislaw Baczko. "Imaginação social", ob. cit., p. 311.
(7) Leer Cornelius Castoriadis. A instituição imaginária da sociedade. Río de Janeiro: Paz e Terra, 1982, p.
142.
(8) Yves Durand. "A formulação imaginária do imaginário e seus modelos", Cahiers de recherches sur
l'imaginaire (Methodologie de l'imaginaire). París: Meriand, 1969, p. 134.
(9) Leer Luciano Gruppi. O conceito de hegemonia em Gramsci. Río de Janeiro: Graal, 1980.
(10) Antonio Gramsci. Cadernos do cárcere (vol. 1: Introdução ao estudo da filosofia/A filosofia de
Benedetto Croce). Edición y traducción: Carlos Nelson Coutinho. Río de Janeiro: Civilização Brasileira, 1999.
(11) Carlos Nelson Coutinho. Gramsci: um estudo de seu pensamento político. Río de Janeiro: Civilização
Brasileira, 1999, p. 132-135.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

"No existe una sociedad civil que esté fuera de la política"


Clarín 31-08-03 Fabián Bosoer
Otra globalización. No solamente los mercados y las comunicaciones integraron espacios; hay una
constelación de nuevos actores sociales con los que Estados, empresas y organismos deben
aprender a tratar. Estos movimientos y redes son motores de cambios y resistencias y pueden ser
factores decisivos para prevenir conflictos.
Así lo explica Andrés Serbin, doctor en Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela,
director de la Coordinadora Regional de Investigaciones Económicas y Sociales (CRIES) y
compilador del libro "Entre la confrontación y el diálogo. Integración regional y diplomacia
ciudadana", editado por la Universidad de Belgrano y Siglo XXI Argentina.

Debajo del mapa de Estados en crisis, gobiernos peleando capacidades y poderes disminuidos,
organismos internacionales indicando políticas nacionales y Estados Unidos marcando el paso de
la agenda regional y hemisférica, vemos otra geopolítica de poderes y movimientos sociales que
no responden a las categorías tradicionales. ¿Cómo se dibuja este paisaje emergente?

—Estamos en un proceso de parto de nuevas situaciones políticas, en América latina y en el


mundo. Forma parte de ello una presencia y una influencia cada vez mayor de actores no estatales
que acotan o influyen el comportamiento no solamente de los gobiernos y de los Estados sino
también de los organismos multilaterales, de las corporaciones transnacionales, de la banca
internacional, a través de una serie de acciones generalmente muy focalizadas, específicas, más
bien sectoriales, que están configurando una constelación mucho más compleja de lo que es el
sistema internacional hoy en día.

« )Cuando se habla de "sociedad civil global" ¿no se refiere a cosas muy diferentes y difícilmente
asimilables?

—Así es. Se trata de un campo muy heterogéneo, en el que encontramos desde los actores más
visibles, que en este momento son las ONG —las organizaciones no gubernamentales—, con

226
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

mayor o menor vinculación externa, los movimientos sociales de distinto tipo y toda otra
pluralidad de actores que van desde movimientos cooperativos, asociaciones profesionales, redes
de toda clase, asociaciones voluntarias, e inclusive, para algunas perspectivas, los medios y los
distintos grupos de opinión más influyentes. La gama es muy extensa como se ve; y convive, en
ese espacio, gente con una orientación más participativa respecto del sistema político, en la idea
de profundizar distinto tipo de derechos, en el marco del sistema político, con visiones mucho más
confrontativas y contestatarias respecto del sistema económico o temas fundamentales como la
paz o el medio ambiente. En síntesis, más que una "cosa" o entidad, lo que vemos es un nuevo
espacio o escenario, nacional y transnacional —indicativo de que también la sociedad civil se
globalizó—, en el que diversos actores presentan sus planteos, enhebran sus estrategias y
empiezan a tener una influencia y un poder objetivos que pesan en la política mundial.

« )Insisto en el punto: ¿por qué se habla de "una" sociedad civil, siendo como usted describe
más un universo fragmentado y tan disímil?

—Es cierto, la sociedad civil no es un movimiento político que pueda tener una plataforma común:
son muchos grupos, con intereses muy diversos, no necesariamente coincidentes y muchas veces
contradictorios. Pero en algunos casos se están generando espacios en donde estos intereses
confluyen; por ejemplo, el Foro de la Diplomacia Ciudadana, en donde cuarenta redes que
trabajan en temas distintos, que tienen prioridades muy distintas, se juntan para plantear:
"Necesitamos una acción conjunta, desde nuestros respectivos mandatos, para enfrentar, por
ejemplo, cómo se toman decisiones con respecto a la integración, a los temas de seguridad, o a los
de libre comercio, e impulsar la agenda que realmente represente al ciudadano". Existen bienes
públicos globales que tienden a vincular estas redes: la lucha contra la pobreza, la defensa del
medio ambiente, la equidad de género, los derechos humanos.

«) ¿Cuánto de este movimiento es el resultado del avance de formas de asociación y de


fortalecimiento de las sociedades y cuánto más bien, del retroceso del Estado y de la política?
—La política, como la naturaleza, aborrece el vacío. Si se produce un vacío, en política todos lo

227
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

sabemos muy bien, inmediatamente es ocupado por algo. Obviamente, en la medida que el
Estado deja de cubrir ciertas esferas, esos espacios son ocupados por otros actores. En América
latina, cuando retrocedía la política tradicional y la presencia del Estado, lo que ha ocurrido es que
avanzaron los poderes privados y las corporaciones, con los mismos vicios y problemas —el
arraigado personalismo, el clientelismo, el parroquialismo y un "trascendentalismo" un poco
mesiánico que hace muy difícil el juego de negociación que necesariamente debe darse en el
marco de la democracia. Pero, al mismo tiempo, los procesos de democratización en América
latina han abierto un espacio en el que se entiende a la democracia como una vinculación más
estrecha entre Estado y una sociedad civil que se hace más visible y presente de esas múltiples
formas.
«) En muchos casos se interpreta como una reacción antipolítica...
—No existe una sociedad civil que esté fuera de la política. Es en ese difícil juego entre estos dos
campos de acción que nos estamos desenvolviendo en este momento. Pero también hay otra serie
de fenómenos, no solamente negativos. Hay síntomas muy positivos en el sentido de una
creciente aspiración del ciudadano común de tener una participación en la toma de decisiones que
vaya más allá del acto electoral.

«) ¿Cuáles son sus banderas principales?


—Hay dos ejes claramente definidos. Uno es la crítica al "déficit democrático", propio de los
sistemas domésticos, pero también del sistema internacional: quién toma decisiones por quién, y
a quién tienen que rendirle cuenta de esas decisiones. Es el trabajo de las organizaciones
ciudadanas que reclaman transparencia, rendición de cuentas, demandas en torno a los derechos
civiles y políticos. El otro eje, que nunca se perdió en América latina es el del "déficit social", en
función del impacto negativo de los programas de ajuste, la exclusión social, el incremento de la
pobreza, al desempleo y, en el campo internacional, la globalización financiera y las políticas de los
organismos financieros de crédito y las economías centrales.

«) ¿Las dos vertientes definen también dos posturas políticas diferentes?


—A veces se combinan. En otros casos, marchan paralelas. Toda esta movilización en torno al

228
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ALCA (el proyecto de libre comercio hemisférico impulsado por los EE.UU.), por ejemplo, muestra
muy claramente estos dos aspectos: la búsqueda de un diálogo, una participación ciudadana en la
toma de decisiones con respecto al proceso de integración hemisférica, más con un carácter
específicamente político, institucional —"queremos participar y queremos controlar cómo se
toman las decisiones"—; y la otra vertiente, que apunta a una crítica a los efectos perversos de la
creación de una área de libre comercio. Allí se genera un cuestionamiento mucho más radical, de
los impactos negativos, desde el punto de vista social y económico, de las modalidades actuales
del capitalismo global.

«)¿Qué empuje han introducido, según su óptica, en esta emergencia de una "sociedad civil
mundial" los movimientos antiglobalización y las movilizaciones contra la guerra en Irak?
—Existen dos líneas de fuerza en estos movimientos. Una de "insiders", que están dispuestos a
sentarse con los gobiernos y tratar de modificar su agenda, y otra de los "outsiders", que
cuestionan más frontalmente esas agendas. Pero también hay otra tipología, que me parece
igualmente importante, más basada en los contenidos. Ocurre que la gran prueba, y la gran
dificultad de la sociedad civil, en general, cualquiera que sean sus componentes, es pasar de una
visión ética o normativa —"el mundo debe ser de esta manera"— a una visión propositiva —"el
mundo es como es, pero nosotros queremos cambiarlo en este sentido"—. Esa dificultad es uno
de los elementos que más está frenando el desarrollo de todos estos movimientos hoy en día.
Lo que todavía falta
«) ¿Es posible evitar la mirada de "suma cero": lo que gana la sociedad civil lo pierde la política y
viceversa? ¿No reproduce esta idea la falacia aquella de que "achicando el Estado
agrandábamos la nación?
—Claro, esto tiene que ver también con un proceso de maduración social. No nos olvidemos que
venimos de una historia en la que, en general, las sociedades civiles han sido muy débiles frente a
un Estado que, más allá de las reformas de la década del 90, ha sido omnipotente y omnipresente
y muchas veces ha neutralizado la acción de la sociedad civil. Estamos recién en el despuntar de
esta participación. Y aquí también hay variaciones en torno al mismo tema, entre las
organizaciones que tienen un fin muy específico, que apuntan a modificar un aspecto de política

229
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

pública que esté implementando un gobierno, y organizaciones con objetivos más ambiciosos, que
entraron en una interlocución mucho más fuerte y generaron un intercambio en el nivel de las
agendas más amplias.
«) ¿Es un tema de cultura política, o más bien de falta de adecuados canales entre
representantes y representados?
—La cultura política pesa; pero también, y sobre todo, la existencia de un marco institucional que
permita una mayor relación entre estas formas de expresión de la sociedad civil y las instituciones.
No es solamente la voluntad de un determinado actor para darle cabida a la sociedad civil, es
también la identificación de cuáles son los canales y reglas del juego que favorezcan esa
interacción. Tienen que abrirse formas institucionalizadas de vinculación, de interlocución y de
desarrollo de plataformas comunes entre movimientos sociales, ONG y partidos políticos. Porque
también, justamente, la pluralidad está expresada en la diversidad de partidos políticos y en las
distintas manifestaciones ideológicas. Cuesta entender, en sociedades tan tensadas por las
diferencias y desigualdades, que la democracia significa diversidad de puntos de vista. El
pluralismo, que se entendía hasta ahora como un valor identificado a los partidos, debe
incorporarse también a la aceptación y el reconocimiento de estos nuevos actores sociales.
«) Una visión más rica de la democracia, a nivel nacional y a nivel transnacional..
—Sí, lo que pasa es que muchos todavía conciben la democracia como el método para imponer
sus puntos de vista, antes que para negociar intereses diversos. Falta aún socializar la democracia.
Si nosotros vemos muchos de los casos en América latina donde hay crisis políticas muy fuertes, lo
que percibimos es que habiendo recursos y existiendo una estabilidad democrática, este período
largo no se ha aprovechado hasta ahora para una capacitación democrática de los ciudadanos, de
una apertura de espacios y mecanismos institucionales de participación. Falta avanzar mucho en
ese terreno para que tengamos sociedades democráticas en el marco de los regímenes
democráticos latinoamericanos.

230
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Tiempos difíciles… para el debate en serio con los medios…

Oscar Garcia *

Ya lo mostraba Eduardo Gruner en el prólogo del libro de Dardo Scavino, “La era de la
desolación” (Manantial, 1999), cuando planteaba una de las operaciones que, además de ser
una de las más viejas del mundo, “Es, nuevamente, la operación ideológica por excelencia: la
que sustituye el todo por la parte, la causa por el efecto, la historia por la naturaleza…”
El editorial del Diario La Nación que aquí voy a comentar y que se despliega completo al final de
la nota, no pierde el tiempo y apela a la operación desde el título mismo: Tiempos hostiles para
las ONG, reza el titular, con su alarmante bajada: La menor autonomía y capacidad de
financiamiento de las organizaciones civiles conlleva un deterioro institucional.
Pero antes de analizar críticamente cada uno de los diez párrafos que tiene el editorial
brindemos un tributo a Gruner y resumamos de entrada la operación por excelencia; la madre
de las operaciones ideológicas: la nota funciona como un gran embudo, presentado al lector en
forma usual, pero construido periodística y argumentativamente al revés, desde el cuello
estrecho hacia la boca ancha. Parece que a partir de lo que a algún puñado de Organizaciones
(de las que se mencionan apenas cuatro) a las que no les fue muy bien en su recorrida en
procura de financiamiento internacional, se sube automáticamente un escalón hacia una crítica
general al marco legal que regula a algunas Organizaciones, para desde allí trepar un nuevo
nivel hacia un decaimiento generalizado de la capacidad de incidencia de las Organizaciones de
la Sociedad Civil en su conjunto producto de oscuras presiones gubernamentales, para desde
allí – y ahora sí – exclamar de manera generalizada que los tiempos actuales son hostiles a “las
ONG”, es decir, a todas las organizaciones en su conjunto.
Nótese el ascenso irrestricto de cuatro niveles analíticos sin que lo argumentado en uno pueda
ser visto, siquiera, como indicio sensato de lo que se afirma en el siguiente.
Vayamos al análisis de cada uno de los párrafos (que debajo me tomé la libertad de numerar):
Como podía esperarse, en el primero aparece ya la primera contradicción: si se afirma que “un
trago amargo debe ser digerido periódicamente por los referentes…etc.” eso habla de un
fenómeno recurrente, periódico, repetido cíclicamente. Sin embargo, y hasta donde he podido

231
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

investigar, es este el primer editorial que este diario titula como de tiempos hostiles. Si ese
“periódicamente” fuera verdad: ¿será que en los otros períodos anteriores se olvidó de hacer
referencia al tema; o será – en cambio – que sólo ahora quiere resaltarlo?
Se habla de un “temerario posicionamiento externo del país en materia de cooperación”; ¿a qué
se refiere exactamente con eso? ¿Cuál es – concretamente – la condición de temeridad que
merece calificar así al posicionamiento del país?
Se dice, además, que “la agenda cívica es una agenda financiada casi totalmente por la
cooperación internacional” porque “así lo demuestran estudios del sector”. ¿Qué estudios?
¿Hechos por quién? ¿De qué años?
En el párrafo 2 se habla de que “la voz de muchas organizaciones fue firme y sostenida” e
“incidió en la agenda pública y política en las dos últimas décadas.” Eso supone, si no me
equivoco, viajar desde hoy, marzo de 2012, 20 años hacia atrás; es decir, un viaje que remite a
marzo de 1992. Una disección de este período puede ponernos a pensar: ¿Quién puede
argumentar que el lapso de 1992 a 2000 fue una época de oro de las Organizaciones?
¿¿Cómo puede decirse que en ese pleno apogeo menemista la voz de las Organizaciones
“controló las gestiones gubernamentales, interpeló a los funcionarios públicos y luchó para que
el Estado respetara los derechos colectivos de la ciudadanía” cuando el proyecto neoliberal fue
de gestiones gubernamentales descontroladas, de funcionarios públicos hipercorruptos y
venales y de un Estado que causo el peor mal a los derechos de la ciudadanía después de las
dictaduras??
Hubieron, sin duda, ejemplos de lucha, resistencia y denuncia al vaciamiento neoliberal, pero si
algo caracterizó a la generalidad del supuesto sector social de la década menemista, no fue su
rebeldía frente a la política privatista y excluyente.
Claro que en el período de 2000 a 2003 esa voz fue estruendosa, rebelde y clave para mantener
la cohesión social de un país hundido. Pero luego, desde el 25 de mayo de 2003 al presente, se
abrieron 9 años de recuperación de país y proyecto popular de sociedad como nunca antes lo
había habido, por el mismo gobierno que sigue actualmente; ¿por qué, entonces, serían ahora
los tiempos hostiles?

232
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Algo trata de argüirse en el párrafo 3 pero rápidamente se cae en lo que, popularmente, se


conoce como una bolsa de gatos argumentativa en la que se mezcla la oposición, la división
republicana de poderes, los abusos institucionales del gobierno (¿¿??) y, nuevamente, el
financiamiento.
Digo yo: frente a un abuso institucional del gobierno ¿qué tiene que ver la restricción
financiera? ¿O hace falta financiamiento externo para denunciar un abuso, protestar, cortar
una calle o hacerse oír contra un supuesto atropello? Se habla de “temor”: después de la
experiencia de resistencia y lucha frente a la dictadura militar de los ´80, a la de mercado de los
´90 y al estado de sitio fraticida del 19 y 20 de diciembre de 2001; ¿las Organizaciones tienen
todavía temor? ¿Temor a qué?
En el párrafo 4 se mezclan alegremente agua y aceite, a discreción. A un análisis rápido acerca
de la actualidad en las preferencias de la Cooperación Internacional para con Latinoamérica, se
le pega una advertencia cuya fundamentación es inversamente proporcional al tono alarmista
de su denuncia: “Pero también existen peligrosos indicios que dejan al descubierto la
intencionalidad política de un gobierno preocupado por acallar la voz de la sociedad civil
organizada.” ¿Alguien puede pensar – realmente en serio – que de la historia argentina
contemporánea es este el gobierno que desea acallar la sociedad civil organizada?

El párrafo 5 contiene un pasaje que (además de ser el origen de la operación ideológica


recordada por Gruner, la punta del embudo) considero de antología en el estudio de las OSC:
“un alto funcionario del Banco Mundial reveló que las Organizaciones de la Sociedad Civil no
son receptoras de fondos por recomendación del gobierno argentino.”
Más allá de la endeblez que significa tener a “un alto funcionario del BM” como fuente
periodística, tratemos de imaginarnos cómo sería concretamente la situación de marras: un
alto funcionario del Gobierno Argentino (debe ser alto, para poder impartir la recomendación
que se denuncia) recorriendo las grandes fundaciones norteamericanas con sede en
Washington y “presionando” a los Boards y Executive Directors98 de – por ejemplo - la
Fundación Kelloggs, de la Fannie Mae Foundation, de la Fundación Ford o de la Fundación

98
Consejos de Administración y Directores Ejecutivos.

233
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Rockefeller para que no financien a las OSC argentinas (¿so pena de qué?) y, lo que es peor,
dichos Directivos – adalides de la democracia y el librepensamiento - ¡¡haciéndole caso!!

En el párrafo 6, el tono apocalíptico se va moldeando definitivamente: “una realidad que


condena”, “un escenario de dependencia” y “un gobierno que aprovecha de manera perversa”
son algunos de los títulos de esa película de cine catástrofe que el editorialista nos invita
forzosamente a ver.
En los párrafos 7, 8 y 9, aparece la mención al marco fiscal y legal como sí, de nuevo, hubiera
habido en dicha regulación un reciente giro de 180 grados que convierte a los presentes en
tiempos hostiles. Bien por el contrario – y aún con todas las críticas y mejoras que - por ser un
instrumento que debe adecuarse a la dinámica de los cambios sociales - un marco legal
intrínsecamente siempre podrá recibir, el actual viene respondiendo bien a las demandas de
formalización e institucionalización y dista mucho de “dejar a las organizaciones a la intemperie
de la ley”; luchando aún contra rémoras de la precitada década menemista en la que algunos
de los beneficios de las organizaciones fueron ignorados o quitados de un plumazo.
Entre la ensalada de recomendaciones, pedidos y deseos de un mejor marco legal y fiscal,
aparecen apreciaciones muy discutibles y hasta erróneas, como el ejemplo de “legislar sobre la
figura de simple asociación para regularizar a las miles de organizaciones de base que no
pueden cumplir con las formalidades de la ley”. Dicha figura ha quedado casi por completo
desactualizada y la tendencia a su utilización ha recibido un duro revés a partir de que en el año
2006, en el famoso “Fallo ALITT”, la Corte Suprema de Justicia de la Nación exigiera a la
Inspección General de Justicia que otorgue la personería jurídica (en ese caso como Asociación
Civil) a la Asociación Lucha por la Integración Travesti Transexual y a cualquier otra organización
que al solicitarlo cumpla la normativa vigente y demuestre fines útiles como garantía mínima y
suficiente de su aporte al bien común; desechándose la invocación que oportunamente hiciera
la IGJ al argumentar su rechazo, diciendo que la figura de Simple Asociación cubría igualmente
las garantías que el Estado brindaba a una organización, lo que la Corte taxativamente negó. O
dicho más sintéticamente: la figura de Simple Asociación no es ninguna solución para la
integración jurídica de organizaciones de base o cualquier otra que no se haya formalizado.

234
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Políticas de integración sí lo son, por ejemplo, las que realiza la Secretaría de Cultura de la
Nación que en su concurso anual de financiamiento de Organizaciones Sociales en su Programa
“Puntos de Cultura” incluye y admite a aquellas con y sin personería jurídica. Es apenas un
botón, pero muestra el profundo desconocimiento técnico con que ha sido hecho el editorial.
Finalmente, el párrafo 10: muy lejos de la situación “grave y peligrosa para la democracia
porque afecta la pluralidad de voces y reduce la capacidad de organización de la diversidad de
entidades de bien público” la verdad es que la Argentina está viviendo hoy uno de los
momentos más interesantes de toda su historia respecto del crecimiento, expansión, madurez
y compromiso político de sus Organizaciones Sociales, si es que nombrar a un todo semejante
tiene algún sentido científico. De cualquier manera, el clima de debate cultural, el crecimiento
organizativo de una sociedad que reclama, exige y participa cada vez más, el espacio que el
Estado Argentino ha abierto y sigue generando para que las Organizaciones articulen con las
políticas públicas, es, si no inédito, absolutamente interesante por esperanzador.
No hay hoy - si se me permite una apreciación subjetiva - ninguna época hostil para las
Organizaciones. Hay, por supuesto, proyectos de país diferentes y activos en disputa que, como
corresponde a una democracia, se van dirimiendo en los distintos marcos institucionales que
porta un estado de derecho y que incluye, como no, el de la política, el de la economía y el de la
cultura.
Vivimos, desde hace casi de diez años, tiempos de sinceramiento ideológico y de debate serio y
acalorado acerca de qué proyecto de país queremos, que en mi caso y el de muchos, es uno
nacional y popular, con inclusión, solidaridad y respeto; y en el que las Organizaciones Sociales
(en tanto nacionales y populares) tengan un rol protagónico.
Se lamenta mucho (y se lamenta aún más que ya no sorprenda…) que una línea editorial como
la de La Nación que supo, desde su ideología siempre clara, interpelar astuta y lúcidamente a la
sociedad argentina de cualquier signo político para generar debates superadores, se escriba
hoy con tanta liviandad, tanta falta de rigor científico en sus apreciaciones alarmistas, tanta
falta de oficio periodístico en sus endebles citas y fuentes y – sobre todo – tanta evidencia de
querer vender la parte como el todo; algo que más que una operación pasa a ser ya una actitud
en el límite, sino más allá, de la defraudación y burla de críticos y lectores.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Domingo 18 de marzo de 2012 | Publicado en edición impresa

http://www.lanacion.com.ar/1457508-tiempos-hostiles-para-las-ong

Editorial I

Tiempos hostiles para las ONG

La menor autonomía y capacidad de financiamiento de las organizaciones civiles conlleva un


deterioro institucional

1) Un trago amargo debe ser digerido periódicamente por los referentes de las valiosísimas
organizaciones de la sociedad civil en la Argentina. Se trata de un cóctel que combina
una importante merma en el flujo de fondos internacionales, un temerario
posicionamiento externo del país en materia de cooperación, una opaca
discrecionalidad en la asignación de subsidios públicos por parte del Estado y un marco
legal y fiscal que asfixia a las entidades de bien público. Todo ello genera una notoria
restricción en la independencia de las organizaciones para alzar su voz como lo hicieran
no hace mucho tiempo atrás. La ecuación pone a las fundaciones y asociaciones civiles
en la incómoda situación de tener que administrar la insustentabilidad de la agenda
cívica, que, como lo demuestran estudios del sector, es una agenda financiada casi
totalmente por la cooperación internacional.
2) Una voz firme y sostenida que durante las dos últimas décadas marcó las debilidades de
las políticas públicas, controló las gestiones gubernamentales, interpeló a los
funcionarios públicos y luchó para que el Estado respetara los derechos colectivos de la
ciudadanía se hizo oír a través de Poder Ciudadano, Cippec, la Asociación por los
Derechos Civiles, el Centro de Estudios Legales y Sociales y otras entidades que lograron
incidir en la agenda pública y política.
3) Hoy, la mayoría de las organizaciones de perfil cívico que hacen a la construcción de
ciudadanía, la lucha contra la corrupción, el acceso a la Justicia o el libre acceso a la
información pública, parecen haber cedido terreno a los abusos institucionales por
parte del Gobierno. Sea por temor, sea por afinidad con las políticas gubernamentales,
sea por la restricción financiera que limita las posibilidades de desarrollo de programas
de alto impacto, o porque se han fijado otras prioridades, muchas organizaciones han

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

perdido mirada crítica y capacidad de hacerse oír, lo que sumado a la inexistencia de


contrapesos por la frágil división de poderes y la endeble oposición política, pone a la
sociedad frente a la imperiosa necesidad de que las organizaciones cívicas recuperen la
independencia que garantiza un funcionamiento plenamente ajustado a sus misiones.
4) Es cierto que las directrices definidas por organismos internacionales multilaterales,
fondos de cooperación de embajadas y fundaciones extranjeras sobre el destino de la
cooperación internacional no priorizan a América latina y que, a la vez, en el marco de la
región, la Argentina es uno de los países menos tenidos en cuenta. Pero también existen
peligrosos indicios que dejan al descubierto la intencionalidad política de un gobierno
preocupado por acallar la voz de la sociedad civil organizada.
5) La experiencia en 2011 recogida por varios líderes sociales que viajaron en búsqueda de
recursos a Washington y otras ciudades donde se definen las agendas de financiamiento
de la cooperación internacional y el destino de esos flujos, fue decepcionante, no tanto
porque desconocieran que la Argentina no figura entre sus prioridades, sino porque
ignoraban lo que un alto funcionario del Banco Mundial les revelaría: las organizaciones
de la sociedad civil no son receptoras de fondos por recomendación del gobierno
argentino.
6) Se trata de una realidad que condena a una sociedad civil sin recursos internacionales a
depender exclusivamente del financiamiento local, ya sea por medio de la inversión
social privada o de los subsidios estatales. Esto genera un escenario de dependencia que
el Gobierno aprovecha de manera perversa para incidir sobre las agendas sobre
financiamiento, sea a través de la presión sobre los filántropos individuales y las
donaciones empresarias o a través de la discrecionalidad de la asignación del
presupuesto público a organizaciones afines. El caso Schoklender-Bonafini es un
ilustrativo y triste -esperemos que no impune- ejemplo de lo que aquí sostenemos.
7) A este complicado escenario internacional se lo empeora con un marco normativo y
fiscal que coloca a las organizaciones sociales a la intemperie de la ley, pues, para
garantizar la sustentabilidad del sector social, se requiere un profundo e integral cambio
de normas que van desde reglamentaciones que pueden ser modificadas por los propios
organismos, a leyes que deberían sancionarse en el Congreso nacional.
8) Ampliar las actividades que pueden recibir donaciones sujetas a desgravación fiscal,
modificando la ley del impuesto a las ganancias; legislar sobre la figura de simple
asociación para regularizar a las miles de organizaciones de base que no pueden cumplir

237
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

con las formalidades de la ley; sancionar una norma que regule la figura de empresa
social; promover la exención de las organizaciones sociales a impuestos como el que
grava las transferencias bancarias o facilitar la rendición de cuentas por parte de éstas a
organismos del Estado, ajustando los aplicativos a las capacidades de las entidades
sociales, son algunas de las medidas que llevarían sustentabilidad al sector.
9) Sin embargo, todo parecería complicarse, como sucedió hace pocos días con la
publicación de una resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ) que,
prácticamente, duplica los datos que ya son requeridos a las organizaciones sociales por
parte de la Unidad de Información Financiera (UIF) en materia de lavado de dinero.
10) Esta situación, que impacta directamente en las organizaciones de la sociedad civil, es
grave y peligrosa para la democracia porque afecta la pluralidad de voces y reduce la
capacidad de organización de la diversidad de entidades de bien público. Negar el
acceso a recursos para la promoción de bienes públicos es negar el derecho de acceso a
oportunidades y el acompañamiento al crecimiento de un sector, que en los países
verdaderamente progresistas y civilizados del mundo complementa las políticas públicas
y aporta insumos para un mejor gobierno. Es rechazar la posibilidad de que el Gobierno
reciba colaboración para construir un Estado para todos, con menos corrupción y más
transparencia.

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CAPÍTULO 9 - COLOFÓN:

¿Cómo actuar?

Elizalde Hevia, Boaventura de Souza Santos, Cornelius Castoriadis y Paulo Freire

1.- Antonio Elizalde Hevia: “Cambio de Paradigma Cultural”

ACTIVIDAD
La tensión entre Cultura Hegemónica y Contrahegemónica, lleva implícito el interrogante de si es
posible – y fundamentalmente cómo – que las Contraculturas puedan tomar el lugar
hegemónico.

El Cambio de Paradigma Cultural es una aproximación a esa respuesta, un posible camino.

Pero entonces aparece otra pregunta: ¿Cómo se logra – o al menos se pone en marcha- ese
cambio de Paradigma Cultural?

Y aquí aparecen otra vez aproximaciones y propuestas más que respuestas certeras.

En el artículo sobre el cual trabajaremos, “Sueños, Utopías y Proyectos Autónomos”, Antonio


Elizalde Hevia, propone un camino para alcanzar este cambio.

Le proponemos entonces, analizar críticamente el artículo, y reflexionar en dos niveles:


a) Acerca de si ésta propuesta resulta consistente en sí misma, y
b) Si resulta pertinente para ponerla en relación con la Contra Cultura de la Solidaridad

“Sueños, Utopías y Proyectos Autónomos” (*)


Quiero construir mi argumentación a partir de algunos artefactos heurísticos: axiomas.
definiciones, hipótesis y propuestas:

Hipótesis 1: Nuestras creencias condicionan nuestras ideas y emociones. Ningún cambio


es posible sin modificar las creencias en las cuales nos movemos.

Hipótesis 2: La posibilidad del cambio se reduce cuando las personas no lo creen posible,
e inversamente se incremento cuando creemos posible cambiar las cosas.

Hipótesis 3: La disposición al cambio está relacionada con el grado de insatisfacción con


la situación que se vive, sin embargo esta se encuentra mediada por la creencia en la
posibilidad de cambiar.

Hipótesis 4: La posibilidad de soñar e imaginar mundos distintos al que se vive es un


atributo universalmente distribuido en la especie humana, no obstante lo anterior, la capacidad
para visualizar los sueños como posibles y de hacerlos colectivos está determinado por el
contexto histórico.

239
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Definición 1: A los sueños colectivos y compartidos los denominamos habitualmente


utopías.

Definición 2: A la capacidad de elaborar y articular sueños colectivos lo denominaremos


utopización.
Hipótesis 5: La utopización es condición necesaria para el surgimiento y desarrollo de
proyectos colectivos.

Definición 3: Llamaremos proyecto colectivo a toda iniciativa humana en la cual


participen grupos humanos y que contenga en sí la búsqueda de satisfacer intereses mayores
que los intereses individuales.

Definición 4: Llamaremos movilización social al surgimiento paralelo y simultáneo en


diversos puntos del sistema de utopización y de proyectos colectivos autónomos.

Hipótesis 6: Todo sistema tiende a combatir la movilización social, esto es la emergencia


de sueños colectivos, de utopización y de proyectos colectivos que no le sean funcionales,
esto es autónomos.

Hipótesis 7: Hay contextos que viabilizan la utopización y otros que la inhiben.

Hipótesis 8: El contexto histórico puede actuar como factor inhibidor o potenciador de


la emergencia de sueños colectivos.

Hipótesis 9: En momentos de grandes logros materiales de la economía y/o en


momentos de derrota política de los sectores inconformistas, momentos de repliegue
utópico, se produce una inhibición de los sueños colectivos y una inmovilización de los
proyectos autónomos.

Hipótesis 10: En momentos de repliegue utópico. Las personas tienden más bien a
transitar por los sueños individuales y a lo más, los del grupo familiar. Cada persona tiende así
a adaptarse a lo que en el imaginario colectivo construye el sistema y a actuar de forma
individualista.

Hipótesis 11: Las personas, aún cuando no sean beneficiadas por el sistema, le
confieren legitimidad a éste, cuando limitan sus sueños al ámbito individual.

Definición 5: Llamamos conformismo a la creencia en la imposibilidad de cambiar algo o


una situación, aún cuando ese algo o esa situación nos perjudique.

Hipótesis 12: En un contexto de conformismo colectivo (cultural y/ o político), la


posibilidad de cambio dependerá casi exclusivamente de factores externos al sistema.

240
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Hipótesis 12 “a”: Asumir la hipótesis anterior implica restamos capacidad de asumir


protagonismo sobre nuestro futuro, esto es de humanización.

Propuesta 1: La movilización social se produce cuando las personas perciben la existencia de


alternativas y horizontes de cambio, por lo tanto la tarea a realizar para los inconformistas pasa
por generar propuestas de transformaciones posibles.

Hipótesis 13: El ámbito de lo posible en el contexto actual sólo se encuentra en lo local,


ya que es éste el espacio donde la globalización encuentra su límite, es desde allí de donde es
posible iniciar y comenzar a sumar energías y fuerzas contrahegemónicas. Es ése por esencia el
espacio de la autonomía, desde donde surge la novedad y la complejidad.

Propuesta 2: Si se genera cambio, autonomía y contrahegemonía en el espacio local, la


gente podrá nuevamente comenzar a hacer la conexión entre lo inmediato y lo mediato, entre
la experiencia contrahegemónica vivida en su cotidianeidad y los proyectos transformadores de
mayor escala, y así podrá volver a creer que el cambio es posible a nivel del sistema, y estará
dispuesta a entregar su tiempo y esfuerzo en proyectos colectivos.

Definición 6: Desde una perspectiva sistémica, el sistema del cual forma parte cualquier
ser humano, en un nivel máximo de abstracción, estaría conformado por dos subsistemas: a) el
subsistema endógeno (lo que llamamos nuestro yo, conformado por nuestro cuerpo cuyo límite
con el mundo externo lo establece nuestra piel y por nuestra mente, espíritu, alma,
sentimientos, psiqué o como cada cual desee llamarlo; todo ello conformaría el uno mismo; y b)
el subsistema exógeno, todo lo que está fuera de nuestro piel, esto es la alteridad u otredad, o
dicho de otro modo: el ambiente la pareja, la familia, la comunidad local (barrio, pueblo o
aldea, ciudad), la sociedad y la cultura, la naturaleza, el planeta, el sistema solar, la galaxia, el
universo, e micro y el macrocosmos.

Axioma 1: Todos los cambios civilizatorios según nos muestra la historia humana, han
sido cambios producidos desde abajo hacia arriba, desde lo local a lo global, desde lo singular a
lo universal, desde lo concreto a lo abstracto.

Pregunta 1: ¿Qué es más fácil cambiar el subsistema endógeno o el subsistema exógeno,


cambiarnos a nosotros mismos o cambiar a otros?

Pregunta 2: Iniciado el cambio, esto es comprometidas nuestra inteligencia o razón,


nuestras emociones y sentimientos y nuestra voluntad al cambio deseado, ¿Qué es más fácil
cambiar lo más próximo y cercano (la escala humana) o lo más lejano?

Propuesta 3: ¡Hagámoslo!

(*) Elizalde Hevia, Antonio “Sueños, Utopías y Proyectos Autónomos”, en Polis, Revista
de la Universidad Bolivariana de Chile, Volumen 1, N° 2, “Desolación y Nuevos Vínculos”,
Santiago de Chile, 2001.

241
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

2.- Boaventura de Souza Santos: “Sociología de las Ausencias”

Se trata de una parte del extenso y variado trabajo realizado por el doctor en Sociología del
derecho por la Universidad de Yale y profesor catedrático de Sociología en la Universidad de
Coímbra, en Portugal, Boaventura de Sousa Santos . De su vastísima obra voy a tomar sólo una
parte, un recorte sin embargo coherente y pensado como el que más estructuralmente puede
nutrir al Campo Disciplinar de la Gestión de las Organizaciones Sociales. Se trata de un eje o
topos de su trabajo que él ha presentado muchas veces bajo el promisorio título de Reinventar
la Emancipación Social. Este cuerpo de análisis se puede esquematizar tal como se presenta en
el cuadro que sigue, en una versión, desde ya completamente subjetiva y a riesgo propio. 99

99
Resumen y selección tomado de Garcia, Oscar: La Fuerza que ahí está. Ensayo y Manual de Voluntariado
Popular, Ediciones Seguir Creciendo, bs. As., en prensa

242
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Reinventar la Emancipación Social

DIMENSIONES CONCEPTOS PRINCIPALES


1.- La tensión que caracterizó a la
Modernidad: realidades y expectativas.
2.- La crisis de las Ciencias Sociales.
3.- Ser objetivos más no neutros.
4.- La vieja discusión entre estructura y
acción.
5.- La Racionalidad Indolente.
EPISTEMOLÓGICA

a) La Razón Metonímica
SOCIOLOGÍA DE LAS AUSENCIAS
CINCO MONOCULTURAS
b) La Razón Proléptica
SOCIOLOGÍA DE LAS EMERGENCIAS
CINCO ECOLOGÍAS
6.- Conocimiento REGULACIÓN vs.
Conocimiento EMANCIPACIÓN
7.- Ecología de saberes
8.- Cinco retos exigentes para crear teoría
TEÓRICA 9.- Reinventar la utopía crítica
10.- Seis dimensiones de un nuevo
universalismo
11.- Seis formas de poder

POLÍTICA 12.- Democracia de alta intensidad vs.


Democracia de baja intensidad

243
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Vamos a desarrollar cada uno de estos puntos, los que complementaremos con otras
reflexiones del autor portugués realizadas sobre otros tópicos y estructuras. Todo lo que aquí
trabajemos, bueno es recordarlo, será insumo básico, encuadre y referencia para lo que luego
conceptualicemos y problematicemos sobre la Gestión de las Organizaciones Sociales.
Dice Boaventura de Sousa Santos:
“El problema es que la emancipación es un concepto absolutamente central en la
modernidad occidental, sobre todo porque esta ha sido organizada a través de
una tensión entre regulación y emancipación social, entre orden y progreso,
entre una sociedad con muchos problemas y la posibilidad de resolverlos en otra
mejor, que son las expectativas. Entonces, es una sociedad que por primera vez
crea esta tensión entre experiencias corrientes de la gente, que a veces son
malas, infelices, desiguales, opresoras, y la expectativa de una vida mejor, de una
sociedad mejor. Esto es nuevo, puesto que en las sociedades antiguas las
experiencias coincidían con las expectativas: quien nacía pobre, moría pobre;
quien nacía iletrado, moría iletrado (…) Estas discrepancia entre experiencias y
expectativas es fundamental para entender lo que pensamos y cómo pensamos
la emancipación en la sociedad moderna. El problema es que esta discrepancia,
entre experiencia y expectativas, entre regulación y emancipación, hoy está rota.
De alguna manera vivimos en sociedades con una doble crisis: crisis de
regulación y crisis de emancipación. La discrepancia entre experiencias y
expectativas también está rota, porque está invertida: las expectativas para la
gran mayoría de la población mundial no son más positivas que las experiencias
corrientes; por el contrario, resultan más negativas. (…) Hay una inversión en
esta discrepancia, y por ello algunos piensan que no tiene sentido hablar de
emancipación social. Llagamos al “fin de la historia”, y lo que queda es
celebrarlo. Nosotros, por el contrario, pensamos que hay que continuar con la
idea de la emancipación social; no obstante, el problema es que no podemos
seguir pensando en términos modernos, pues los instrumentos que regularon la
discrepancia entre reforma y revolución, entre experiencias y expectativas, entre

244
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

regulación y emancipación, esas formas modernas, están hoy en crisis. Sin


embargo, no está en crisis la idea de que necesitamos una sociedad mejor, de
que necesitamos una sociedad más justa. Las promesas de la modernidad – la
libertad, la igualdad y la solidaridad – siguen siendo una aspiración para la
población mundial.” 100
Y plantea un su punto de vista respecto de la actualidad de las Ciencias Sociales:

“Es propio de la sociología reivindicar un ángulo de observación y de análisis, un


ángulo que, aún sin estar fuera de lo que se observa o analiza, no se disuelve
completamente en ello. ¿Cuál es, entonces, ese ángulo y cómo mantenerlo en las
condiciones presentes y de futuro próximo? La rapidez, la profundidad y la
imprevisibilidad de algunas transformaciones recientes, dan al tiempo presente
una característica nueva: la realidad parece haber tomado la delantera sobre la
teoría. Con esto, la realidad se torna híper – real y parece teorizarse a sí misma.
Esta autoteorización de la realidad es otra de las dificultades de nuestras teorías
de dar cuenta de lo que pasa y, en última instancia, de la dificultad de ser
diferente de la realidad que supuestamente teorizan. Esta condición es, mientras
tanto, internamente contradictoria. La rapidez y la intensidad con que todo va
aconteciendo torna, por un lado, híper-real a la realidad y, por otro lado, la
banaliza, la trivializa, le quita capacidad de sorprender o conmover. Una realidad
así se torna fácil de teorizar, tan fácil que la propia banalidad del referente casi
nos hace creer que la teoría es la realidad misma con otro nombre, es decir, que
la teoría se autorrealiza. Vivimos así en una condición compleja: un exceso de
realidad que se asemeja a un déficit de realidad; una autoteorización de la
realidad que mal se distingue de una autorrealización de la teoría. En una
condición de este tipo es difícil reivindicar un ángulo de análisis y, más aún,

100
de Sousa Santos, Boaventura, (2006) Renovar la teoría y reinventar la emancipación social: encuentros en
Buenos Aires, CLACSO, Bs. As., Pág. 14

245
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

mantenerlo. El final del conflicto este – oeste crea una oportunidad única para la
creatividad teórica y para la transgresión metodológica y epistemológica…” 101
Y continúa su crítica:
“Hoy vivimos un problema complicado, una discrepancia entre teoría y práctica
social que es dañina para la teoría y también para la práctica. Para una teoría
ciega, la práctica social es invisible; para una práctica ciega, la teoría social es
irrelevante (…) No es simplemente un conocimiento nuevo lo que necesitamos,
necesitamos un nuevo modo de producción de conocimiento. No necesitamos
alternativas, necesitamos un pensamiento alternativo a las alternativas.” 102

Llegando así hasta una distinción fundamental: objetividad versus neutralidad:


“Nosotros aprendemos con nuestra epistemología positivista que marca que la
ciencia es independiente de la cultura; sin embargo, los presupuestos culturales
de la ciencia son muy claros. Por tanto, vamos a discutir cómo podemos, en lo
que respecta a la ciencia, ser objetivos más no neutros; cómo debemos distinguir
entre objetividad y neutralidad. Objetividad, porque poseemos metodologías
propias de las ciencias sociales para tener un conocimiento que queremos sea
riguroso y que nos defienda de los dogmatismos; y al mismo tiempo, vivimos en
sociedades muy injustas en relación a las cuales no podemos ser neutrales.
Debemos ser capaces de efectuar esta distinción, que es muy importante.” 103
Y completa:
“Aún si nos quedamos en las ciencias sociales, la comprensión del mundo es
mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo (…)
probablemente, lo más preocupante en el mundo de hoy es que tanta
experiencia social queda desperdiciada, debido a que ocurre en lugares remotos.

101
de Sousa Santos, Boaventura (1995) Pela Mao de Alice, Cortez Editora, Sao Paulo, Pág. La traducción es propia,
las negritas también.
102
de Sousa Santos, Boaventura, (2006) Renovar la teoría y reinventar la emancipación social, Op. Cit. Pág. 16
103
Íb. Íd., Pág. 18

246
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Experiencias muy locales, no muy conocidas ni legitimadas por las ciencias


sociales hegemónicas, son hostilizadas por los medios de comunicación social y
por eso han permanecido invisibles, “descridibilizadas”. A mi juicio, el primer
desafío es enfrentar ese desperdicio de experiencias sociales, esta riqueza
inagotable de experiencias sociales que es el mundo: tenemos unas teorías que
nos dicen que no hay alternativa, cuando en realidad hay muchas alternativas. La
gente sigue luchando por cosas nuevas, y ellos sí piensan que hay alternativas
nuevas.” 104
Para finalizar esta primera aproximación con una distinción teórica importante:
“La otra cuestión importante es que durante mucho tiempo en las ciencias
sociales realmente nos quedamos – todavía hoy – en una discusión que nos
parecía absolutamente central, la discusión entre estructura y acción. ¿Cuál es la
importancia de esto? Nosotros nos preocupamos mucho por estas distinciones,
pero casi nos olvidamos de que una preocupación exclusiva por las condiciones
objetivas nos condujo a una trampa: desmoralizamos la voluntad de
transformación social. Si las condiciones objetivas son tan poderosas, ¿cómo
podemos transformar la sociedad?” 105

La Racionalidad Indolente.

Planteado este primer acercamiento a su pensamiento, avancemos con la formulación más


medular de este abordaje.
Dice el profesor portugués:
“A esta racionalidad - siguiendo a Gottfried Leibniz – la llamo indolente, perezosa
(…) que se considera única, exclusiva, y que no se ejercita lo suficiente como para
poder mirar la riqueza del mundo. Pienso que el mundo tiene una diversidad
epistemológica inagotable, y nuestras categorías son muy reduccionistas. La

104
Íb. Íd., Pág. 19
105
Íb. Íd., Pág. 19. La negrita es nuestra.

247
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

razón indolente se manifiesta de diferentes formas. Dos me parecen


particularmente importantes: la razón metonímica y la razón proléptica.” 106

Y pasa a explicarlas en su estructura y consecuencias:


“La razón metonímica: metonimia es una figura de la teoría literaria y de la
retórica que significa tomar la parte por el todo. Y esta es una racionalidad que
fácilmente toma la parte por el todo, porque tiene un concepto de totalidad
hecho de partes homogéneas, y nada interesa de lo que queda por fuera de esa
totalidad (…) Este modo de la razón indolente, que llamo razón metonímica, hace
algo que, a mi juicio, es uno de los aspectos del desperdicio de la experiencia:
contrae, disminuye, sustrae el presente. O sea, tenemos una concepción del
presente que es contraída, precisamente porque el concepto de racionalidad que
poseemos no nos permite tener una visión más amplia de nuestro presente (…)
Este concepto de razón metonímica deja por fuera mucha realidad, mucha
experiencia, y, al dejarlas afuera, al tornarlas invisibles, desperdicia la
experiencia.

La razón proléptica es la segunda forma. Prolepsis es una figura literaria, muy


vista en las novelas, donde el narrador sugiere claramente que conoce bien el fin
de la novela pero no va a decirlo. Es conocer en el presente la historia futura.
Nuestra razón occidental es muy proléptica, en el sentido de que ya sabemos
cuál es el futuro: el progreso, el desarrollo de lo que tenemos. Es más
crecimiento económico, es tiempo lineal que de alguna manera permite una cosa
que es espantosa: el futuro es infinito. A mi juicio, expande demasiado el futuro.
La razón indolente, entonces, tiene esa doble característica: en cuanto razón
metonímica, contrae, disminuye el presente; en cuanto razón proléptica,
expande infinitamente el futuro. Yo les voy a proponer una estrategia opuesta:

106
Íb. Íd., Pág. 20. La negrita es nuestra.

248
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

expandir el presente y contraer el futuro. Ampliar el presente para incluir en él


muchas más experiencias, y contraer el futuro para cuidarlo.” 107
La Sociología de las Ausencias

Dice Boaventura que para combatir la razón metonímica es preciso…


“… un modelo de racionalidad más amplio, una racionalidad que dilate el
presente y traiga otras experiencias, que de otra manera no seríamos capaces de
captar. Y, para eso, es preciso superar aquella idea de totalidad y de dicotomías
mecánicas, desde las que la racionalidad occidental nos capturó. Y eso se hace
por un procedimiento que yo llamo de “Sociología de las Ausencias”. Mucha de
la experiencia social que nosotros no vemos es producida activamente como no
existente. Aquello que no existe es producido activamente para no existir, es
decir, no es un acto fortuito, es producido para estar ausente, suprimido, oculto
de nuestra imaginación, de nuestro conocimiento, de nuestra racionalidad. Así,
tenemos que hacer una sociología de esas ausencias para traer a nuestra
presencia esos objetos que son objetos imposibles y transformarlos en objetos
posibles; para transformar realidades que no existen en realidades que existen.
La realidad no se puede reducir a aquello que existe. Si nos reducimos a la
realidad de aquello que existe, somos conformistas.” 108
Y sostiene:
“La Sociología de las Ausencias es un procedimiento transgresor, una sociología
insurgente para intentar mostrar que lo que no existe es producido activamente
como no existente, como una alternativa no creíble, como una alternativa
descartable, invisible a la realidad hegemónica del mundo. Y es esto lo que

107
Íb. Íd., Pág. 20.
108
De Sousa Santos, Boaventura, El papel de la producción de conocimiento en la transformación social, en O Papel
da sociedade civil nas novas pautas políticas (2004) Asociación Brasileña de Organizaciones No Gubernamentales
(ABONG), Peirópolis, Sao Paulo, Pág. 43. Traducción propia, la negrita es nuestra.

249
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

produce la contracción del presente, lo que disminuye la riqueza del


presente.” 109

Veamos a continuación cada uno de estos “cinco modos de producción de ausencias” - que
tendrán luego, como veremos, su correspondiente incidencia en el planteo de una concepción
dinámica de la Sociedad Civil:

“¿Cómo se producen las ausencias? No existe una única manera, sino cinco
modos de producción de ausencias en nuestra racionalidad occidental que
nuestras ciencias sociales comparten. La primera es la monocultura del saber y
del rigor científico: la idea de que el único saber riguroso es el saber científico, y
por lo tanto, otros conocimientos no tienen la validez ni el rigor del conocimiento
científico. Esta monocultura reduce de inmediato, contrae el presente, porque
elimina mucha realidad que queda afuera de las concepciones científicas de la
sociedad, porque hay prácticas sociales que están basadas en conocimientos
populares, conocimientos indígenas, conocimientos campesinos, conocimientos
urbanos, pero que no son evaluados como importantes o rigurosos. Y como tal,
todas las prácticas sociales que se organizan según este tipo de conocimientos no
son creíbles, no existen, no son visibles. Esta monocultura del rigor se basa,
desde la expansión europea, en una realidad: la de la ciencia occidental. Al
constituirse como monocultura (como la soja), destruye otros conocimientos,
produce lo que llamo "epistemicidio": la muerte de conocimientos alternativos.
Reduce realidad porque "descredibiliza" no solamente a los conocimientos
alternativos sino también a los pueblos, los grupos sociales cuyas practicas son
construidas en esos conocimientos alternativos. ¿Cuál es el modo en que crea
inexistencia esta monocultura? La primera forma de producción de inexistencia,
de ausencia, es la ignorancia.
La segunda monocultura es la del tiempo lineal, la idea de que la historia tiene

109
De Sousa Santos, Boaventura, Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social Op. Cit., Pág. 23

250
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

un sentido, una dirección, y de que los países desarrollados van adelante. Y


corno van adelante, todo lo que existe en los países desarrollados es, por
definición, más progresista que lo que existe en los países subdesarrollados: sus
instituciones, sus formas de sociabilidad, sus maneras de estar en el mundo. Este
concepto de monocultura del tiempo lineal incluye el concepto de progreso,
modernización, desarrollo, y, ahora, globalización. Son términos que dan idea de
un tiempo lineal, donde los más avanzados siempre van adelante, y todos los
países que son asimétricos con la realidad de los países más desarrollados son
considerados retrasados o residuales. Entonces, la segunda forma de producción
de ausencias es la residual, lo que ha sido llamado premoderno, simple,
primitivo, salvaje, etc. Ya puede observarse cuál es la implicación de esta
monocultura: en este modelo, es imposible pensar que los países menos
desarrollados puedan ser más desarrollados que los desarrollados en algún
aspecto. Se pueden pensar algunos aspectos que son totalmente funcionales
para los países del Norte; los países menos desarrollados por ejemplo pueden
tener paisajes mejores para el turismo, pero nada más.
La tercera monocultura es la de la naturalización de las diferencias que ocultan
jerarquías, de las cuales la clasificación racial, la étnica, la sexual y la de castas en
India son hoy las más persistentes. Al contrario de la relación capital-trabajo,
aquí la jerarquía no es la causa de las diferencias sino su consecuencia, porque
los que son inferiores en estas clasificaciones naturales lo son "por naturaleza", y
por eso la jerarquía es una consecuencia de su inferioridad; de este modo se
naturalizan las diferencias. Esta es otra característica de la racionalidad perezosa
occidental: no sabe pensar diferencias con igualdad; las diferencias son siempre
desiguales. Por consiguiente, el tercer modo de producir ausencia es
"inferiorizar", que es una manera descalificada de alternativa a lo hegemónico,
precisamente por ser inferior.
La cuarta monocultura de producción de ausencia es la monocultura de la
escala dominante. La racionalidad metonímica tiene la idea de que hay una

251
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

escala dominante en las cosas. En la tradición occidental, esta escala dominante


ha tenido, históricamente dos nombres: universalismo v, ahora, globalización.
¿Qué es el universalismo? Sencillamente, es toda idea o entidad que es válida
independientemente del contexto en el que ocurre. Por su parte la globalización
es una identidad que se expande en el mundo y, al expandirse, adquiere la
prerrogativa de nombrar como locales a las entidades o realidades rivales. Es
decir, no hay globalización sin localización. Cuando globalizas el McDonald's,
localizas tus comidas: las tornas étnicas, locales. Y no hay universalismo sin
particularismo. Y aquí, en estas dos formas, hay una manera de crear ausencias
que es lo particular y lo local. La realidad particular y local no tiene dignidad
como alternativa creíble a una realidad global, universal. Lo global y universal es
hegemónico; lo particular y local no cuenta, es invisible, descartable, desechable.
La quinta monocultura es la monocultura del productivismo capitalista, que se
aplica tanto al trabajo como a la naturaleza. Es la idea de que el crecimiento
económico y la productividad mensurada en un ciclo de producción determinan
la productividad del trabajo humano o de la naturaleza, y todo lo demás no
cuenta. Esta es una manera contraria a toda otra forma de organizar la
productividad. Por ejemplo, para los indígenas o los campesinos, la productividad
de la tierra no es definida en un ciclo de producción sino en varios, porque la
tierra esta productiva este ano, al año siguiente no se la cultiva para que
descanse, y luego volvemos a empezar. Toda la selva está organizada de esta
manera. Entonces, hay otra lógica productiva que no cuenta. La lógica productiva
es una novedad de la racionalidad occidental que existe desde hace casi cien
años cuando nacieron los productos químicos en la agricultura v la tierra paso a
ser productiva en un ciclo de producción, porque los fertilizantes cambiaron el
concepto de productividad de la naturaleza, que apareció al mismo tiempo que
el concepto de productividad en el trabajo. Todo lo que no es productivo en este
contexto es considerado improductivo o estéril. Aquí, la manera de producir
ausencia es con la "improductividad. “Hay cinco formas de ausencia que crea

252
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

esta razón metonímica, perezosa, indolente: el ignorante, el residual, el inferior,


el local o particular, y el improductivo. Todo lo que tiene esta designación no es
una alternativa creíble a las prácticas científicas, avanzadas, superiores, globales,
universales, productivas. Esta idea de que no son creíbles genera lo que llamo la
sustracción del presente, porque deja afuera corno no existente, invisible,
"descredibilizada", mucha experiencia social. Si queremos invertir esta situación -
a través de la Sociología de las Ausencias- hay que hacer que lo que está ausente
este presente, que las experiencias que ya existen pero son invisibles o no
creíbles estén disponibles; o sea, transformar los objetos ausentes en objetos
presentes. Nuestra sociología no está preparada para esto, nosotros no sabemos
trabajar con objetos ausentes, trabajamos con objetos presentes; esa es la
herencia del positivismo. Estoy proponiendo, pues, una sociología insurgente.”110

Como puede verse, la propuesta, además de interesante, es bien amplia e involucra muchos
tópicos diferentes, muchas áreas de conocimiento. Digamos también que a cada una de estas
monoculturas, Boaventura opone ecologías de saberes como conocimientos – lo que también
incluye actitudes – superadores de la aridez monocultural en clave de…

“…invertir esta situación y crear la posibilidad de que estas experiencias ausentes


se vuelvan presentes. La manera en que precede la Sociología de las Ausencias es
sustituir las monoculturas por las ecologías, y lo que les propongo son cinco
ecologías: la ecología de los saberes, la ecología de las temporalidades, la
ecología del reconocimiento, la ecología de la “trans–escala” y la ecología de
las productividades.” 111
Siguiendo con su planteo, el autor avanza:

110
Íb. Íd., Págs. 23 a 26
111
Íb. Íd., Págs. 26 a 29 Y brinda de cada una detalles que, por su extensión, no podemos aquí profundizar.

253
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

“Quiero dedicarme ahora a analizar la crítica de la razón proléptica. Las ecologías


nos van a permitir dilatar el presente con muchas más experiencias que son
relevantes para nosotros. Ahora vamos a intentar contraer el futuro: sustituir un
infinito que es homogéneo, que es vacío, por un futuro concreto, de utopías
realistas, suficientemente utópicas para desafiar la realidad que existe pero
realistas para no ser descartadas fácilmente. La crítica de la razón proléptica es
hecha por otra sociología insurgente, la Sociología de las Emergencias. Mientras
que la razón metonímica es confrontada con la Sociología de las Ausencias, la
razón proléptica es enfrentada por la Sociología de las Emergencias.
Intentaremos ver cuáles son las señales, pistas, latencias, posibilidades que son
emergentes en el presente y son señales de futuro, y que son descredibilizadas
porque son embriones, porque son cosas no muy visibles. A nosotros en las
ciencias sociales, no nos gustan las pistas, las señales. Somos muy escépticos
acerca de las posibilidades de la emergencia. Entre la nada y el todo – que es una
manera muy estática de pensar la realidad – les propongo el “todavía no”. O sea,
un concepto intermedio que proviene de un filósofo alemán, Ernst Bloch: lo que
no existe pero está emergiendo, una señal de futuro.” 112

Concepto enteramente similar al nombrado también por Paulo Freire como el inédito viable: lo
que aún no está pero ya podría ser; algo fundamental en mi concepción de fortalecimiento de
la Dinámica Autónoma de Sociedad Civil

¿En qué nuevos problemas nos introduce esta doble mirada?

“… la Sociología de las Ausencias y la Sociología de las Emergencias van a


producir una enorme cantidad de de realidad que no existía antes. Vamos a
confrontar con una realidad mucho más rica, todavía mucho más fragmentada,
más caótica. ¿Cómo encontrar sentido a todo esto? Si nosotros mismos estamos
rechazando el concepto de progreso como tiempo lineal, como idea de que hay

112
Íb. Íd., Págs. 30 a 31

254
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

un sentido único de la historia (…) una respuesta sencilla sería: vamos a crear la
teoría general de estas cosas, de todas estas experiencias. Yo les digo que no. No
es posible hoy una epistemología general, no es posible una teoría general. La
diversidad del mundo es inagotable, no hay una teoría general que pueda
organizar toda esa totalidad. ¿Cómo producir sentido? Mi propuesta es un
113
procedimiento de traducción.”

Hemos completado, sintéticamente, un recorrido por la dimensión epistemológica de su


planteo de Reinventar la Emancipación Social culminando ahora con la distinción entre
conocimiento regulación y conocimiento emancipación:

“Vivimos en una sociedad del conocimiento, pero raramente hacemos un análisis


crítico de esa sociedad del conocimiento. Y, sin embargo, la globalización
neoliberal no podría existir sin ella. No existe un conocimiento en general, y por
tanto no existe la ignorancia en general. De modo que hay conocimientos e
ignorancias. Tener conocimiento es tornarse sabedor por medio de un proceso
para vencer un cierto tipo de ignorancia. Ser ignorante es ser ignorante de un
cierto saber. Hay, por lo tanto, varios tipos de conocimiento y varios tipos de
ignorancia. Así, resulta importante ver las diferentes trayectorias por intermedio
de las cuales se pasa de la ignorancia al saber. En la modernidad occidental
existen dos grandes modelos de conocimiento, que se relacionan naturalmente
con dos procesos de construcción del saber, con base en dos formas distintas de
ignorancia: el conocimiento regulación y el conocimiento emancipación. El
conocimiento regulación es un conocimiento cuyo punto de ignorancia se llama
“caos” y el punto de saber se denomina “orden”. Conocer es, entonces, pasar del
caos al orden. Esa es la forma de conocimiento dominante. Pero la propia
modernidad occidental tiene otra forma de conocimiento: el conocimiento
emancipación, en el que la ignorancia es el colonialismo – transformar al otro en

113
Íb. Íd., Págs. 31 a 32

255
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

un objeto, una cosa y no reconocerlo como sujeto- y el saber es la autonomía


solidaria. ” 114

El saber del conocimiento emancipación es la trayectoria que va desde el colonialismo a la


solidaridad; pero el autor señala una advertencia:

“en los últimos doscientos años el conocimiento regulación dominó totalmente


al conocimiento emancipación (lo canibalizó), tornándose hegemónico. Y al
transformarse en conocimiento hegemónico, recodificó a su conveniencia los
términos básicos del conocimiento emancipación. Así, el colonialismo que en el
conocimiento emancipación era ignorancia, pasó a ser orden; y la solidaridad
(entre las clases, entre los miembros del pueblo), que era saber, fue redefinida
como caos.”

El desafío que propone entonces Boaventura es reinventar el conocimiento-emancipación,


desde varios ángulos; ecologías y retos: i) repensar si la obligación de aprender lo que la
modernidad dicta como conocimiento vale el desaprender otras formas alternativas ya
interiorizadas; ii) revivir las utopías críticas; iii) luchar contra el silenciamiento que la cultura
occidental impone a experiencias heterodoxas; iv) recuperar el diálogo multicultural desde la
traducción y la diferencia, v) distinguir entre objetividad y neutralidad (ya explicado); vi)
desarrollar subjetividades rebeldes y no conformistas y vii) el reto más ambicioso, pero válido
por utópico al fin, crear un epistemología desde el sur, con una exigencia en su seno: el post-
colonialismo como instancia superadora de la violencia colonial (matricial a la cultura
occidental). Una Epistemología del Sur que combata al Sur imperial que – producto del Norte-
existe y confronta al Sur contrahegemónico y emancipatorio.

Esta consideración de Boaventura de Sousa Santos de un conocimiento emancipación y de una


razón científica no neutra puesta a su lado para combatir juntos la lucha contra la dependencia

114
De Sousa Santos, Boaventura, El papel de la producción de conocimiento en la transformación social, Op. Cit.,
Pág. 40. Traducción propia, la negrita es nuestra.

256
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

tiene un antecedente muy destacado en la Argentina, en la figura del múltiple Oscar Varsavsky:
doctor en química, profesor de matemática, epistemólogo, crítico de la filosofía de la ciencia,
estudioso de las ciencias sociales… Veamos lo que Varsavsky planteaba en sintonía directa con
esta mirada boaventurense, en palabras de Esther Díaz:

“A mediados del siglo XX Oscar Varsavsky propulsaba una ciencia al servicio de la


liberación. De este modo se enfrentaba al cientificismo en boga (y aún vigente),
denunciaba la narración epistemológica descomprometida y señalaba sus
nefastas consecuencias. Entendía que quienes repiten el discurso del amo
fortalecen la dominación, por ejemplo, proclamando desde los países
subordinados que la ciencia es neutral y universal. Varsavsky no solamente se
oponía a ese discurso desde una postura ideológico-científica sino que incluía
asimismo la política y la historia para pensar y gestionar las investigaciones.
Proponía una ciencia situada que impulsara y sostuviera procesos de
emancipación social. Partía de la premisa de que la empresa científica siempre es
compromiso comunitario y su legitimidad debe provenir tanto de la solidez
cognoscitiva como de una práctica orientada por objetivos consensuados como
115
valiosos. Bregaba por una ciencia al servicio de la revolución.

Reinventar la utopía crítica, seis dimensiones de un nuevo universalismo y seis formas de poder
son también pasajes destacables de esta dimensión teórica de la Emancipación Social que
estamos cerrando, cuya extensión no nos permite describirlas, pero a las que no olvidaremos
aludir, si fuese necesario.

La dimensión tercera y última es la política. En ella el pensador portugués expresa la necesidad


de reconciliar al estado con la sociedad civil procurando pasar de las democracias de baja
intensidad a las de alta intensidad, definición que operacionalmente puede resumirse así:

115
Díaz, Esther (2010) Las grietas del control. Vida, vigilancia y caos, Biblos, Bs. As., Pág. 79

257
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

“democracias en las que se haya eliminado el “Estado de Excepción” y en el que la consagración


del “derecho” no sea la desconsagración de otros derechos: los sociales y políticos.” 116

Recorridas las tres dimensiones de Reinventar la Emancipación Social, el pensamiento de


Boaventura se extiende (sin embargo y obviamente) afuera y allende. Moran allí otros
conceptos que esperan ser visibilizados o reinventados.

3.- Cornelius Castoriadis

PODER, POLÍTICA, AUTONOMÍA.

El autodespligue del imaginario radical como sociedad y como historia -como lo social-histórico-
sólo se hace, y no puede dejar de hacerse, en y por las dos dimensiones del instituyente y de lo
instituido. La institución, en el sentido fundador, es una creación originaria del campo social-
histórico -del colectivo-anónimo- que sobrepasa, como eidos, toda “producción” posible de los
individuos o de la subjetividad. El individuo -y los individuos- es institución, institución de una vez
por todas e institución cada vez distinta en cada distinta sociedad. Es el polo cada vez específico de
la imputación y de la atribución social, establecidos según normas, sin las cuales no puede haber
sociedad.

La subjetividad, como instancia reflexiva y deliberante (como pensamiento y voluntad) es proyecto


social histórico, pues el origen (acaecido dos veces, en Grecia y en Europa Occidental, bajo
modalidades diferentes) es datable y localizable. En el núcleo de las dos, la mónada psíquica,
irreductible a lo social-histórico, pero formable por este casi ilimitadamente a condición de que la
institución satisfaga algunos requisitos mínimos de la psique. El principal entre todos: nutrir a la
psique de sentido diurno, lo cual se efectúa forzando e induciendo al ser humano singular, a través
de un aprendizaje que empieza desde su nacimiento y que va robusteciendo su vida, invistiendo y
dando sentido para sí a las partes emergidas del magma de significaciones imaginarias sociales
instituidas cada vez por la sociedad y que son las que comparte con sus propias instituciones
particulares.

Resulta evidente que lo social-histórico sobrepasa infinitamente toda “inter-subjetividad”. Este


término viene a ser la hoja de parra que no logra cubrir la desnudez del pensamiento heredado a
este respecto, la evidencia de su incapacidad para concebir lo social-histórico como tal. La
sociedad no es reducible a la “intersubjetividad”, no es un cara- a-cara indefinidamente múltiple,
pues el cara-a-cara o el espalda-a-espalda sólo pueden tener lugar entre sujetos ya socializados.
Ninguna “cooperación” de sujetos sabría crear el lenguaje, por ejemplo. Y una asamblea de
inconscientes nucleares sería imaginariamente más abstrusa que la peor sala de locos furiosos de
un manicomio. La sociedad, en tanto que siempre ya instituida, es auto-creación y capacidad de

116
De Sousa Santos, Boaventura, Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social Op. Cit., Pág. 77

258
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

auto-alteración, obra del imaginario radical como instituyente que se autoconstituye como
sociedad constituida e imaginario social cada vez particularizado.

El individuo como tal no es, por lo tanto, “contingente” relativamente a la sociedad.


Concretamente, la sociedad no es más que una mediación de encarnación y de incorporación
fragmentaria y complementaria, de su institución y de sus significaciones imaginarias, por los
individuos vivos, que hablan y se mueven. La sociedad ateniense no es otra cosa que los atenienses
-sin los cuales no es más que restos de un paisaje trabajado, restos de mármol y de ánforas, de
inscripciones indescifrables, estatuas salvadas de las aguas en alguna parte del Mediterráneo-,
pero los atenienses son sólo atenienses por el nomos de las polis.

En esta relación entre una sociedad instituida que sobrepasa infinitamente la totalidad de los
individuos que la “componen”, pero no puede ser efectivamente más que en estado “realizado” en
los individuos que ella fabrica, y en estos individuos puede verse un tipo de relación inédita y
original, imposible de pensar bajo las categorías del todo y las partes, del conjunto y los elementos,
de lo universal y lo particular, etc. Creándose, la sociedad crea al individuo y los individuos en y por
los cuales sólo puede ser efectivamente. Pero la sociedad no es una propiedad de composición, ni
un todo conteniendo otra cosa y algo más que sus partes -no sería más que por ello que sus
“partes” son llamadas al ser, y a “ser así”, por ese “todo” que, en consecuencia, no puede ser más
que por ellas, en un tipo de relación sin analogía en ningún otro lugar, que debe ser pensada por
“ella misma”, a partir de “ella misma” como modelo de “sí misma”.

Pero a partir de aquí hay que ser muy precavidos. Se habría apenas avanzado (como algunos
creen) diciendo: la sociedad hace los individuos que hacen la sociedad. La sociedad es obra del
imaginario instituyente. Los individuos están hechos por la sociedad, al mismo tiempo que hacen y
rehacen cada vez la sociedad instituida: en un sentido, ellos sí son sociedad. Los dos polos
irreductibles son el imaginario, radical instituyente -el campo de creación sociohistórico-, por una
parte, y la psique singular, por otra. A partir de la psique, la sociedad instituida hace cada vez a los
individuos -que como tales, no pueden hacer más que la sociedad que les ha hecho-. Lo cual no es
mas que la imaginación radical de la psique que llega a transpirar a través de los estratos sucesivos
de la coraza social que es el individuo, que la recubre y penetra hasta un cierto punto -límite
insondable, ya que se da una acción de vuelta del ser humano singular sobre la sociedad-. Nótese
de entrada, que una tal acción es rarísima y en todo caso imperceptible en la casi totalidad de las
sociedades, donde reina la heteronomía instituida, y donde aparte del abanico de roles sociales
predefinidos, las únicas vías de manifestación reparable de la psique singular son la transgresión y
la patología. Sucede de manera distinta en aquellas sociedades donde la ruptura de la
heteronomía completa permite una verdadera individualización del individuo, y donde la
imaginación radical de la psique singular puede a la vez encontrar o crear los medios sociales de
una expresión pública original y contribuir a la auto-alteración del mundo social.

La institución y las significaciones imaginarias que lleva consigo y que la animan son creaciones de
un mundo, el mundo de la sociedad dada, que se instaura desde el principio en la articulación
entre un mundo “natural” y “sobre-natural” -más comúnmente “extra-social” y “mundo humano”
propiamente dicho. Esta articulación puede ir desde la casi fusión imaginaria hasta la voluntad de

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

separación más rotunda; desde la puesta de la sociedad al servicio del orden cósmico o de Dios
hasta el delirio más extremo de dominación y enseñoramiento sobre la naturaleza. Pero, en todos
los casos, la “naturaleza” como la “sobre-naturaleza”, son cada vez instituidas, en su propio
sentido como tal y en sus innombrables articulaciones, y esta articulación contempla relaciones
múltiples y cruzadas con las articulaciones de la sociedad misma instauradas cada vez por su
institución.

Creándose como eidos cada vez singular (las influencias, transmisiones históricas, continuidades,
similitudes, etc., ciertamente existen y son enormes, como las preguntas que suscitan, pero no
modifican en nada la situación principal y no pueden evitar la presente discusión), la sociedad se
despliega en una multiplicidad de formas organizativas y organizadas. Se despliega, de entrada,
como creación de un espacio y de un tiempo (de una espacialidad y de una temporalidad) que le
son propias, pobladas de una cáfila de objetos “naturales”. “sobrenaturales” y “humanos”,
vinculados por relaciones establecidas en cada ocasión por la sociedad, consideradas y sostenidas
siempre sobre una propiedades inmanentes del ser-así del mundo. Pero estas propiedades son re-
creadas, elegidas, filtradas, puestas en relación y sobre todo: dotadas de sentido por la institución
y las significaciones imaginarias de la sociedad dada.

El discurso general sobre estas articulaciones, trivialidades dejadas de lado, es casi imposible son
cada vez obra de la sociedad considerada como tal, impregnada de sus significaciones imaginarias.

La “materialidad”, la “concretud” de tal o cual institución puede aparecer como idéntica o


marcadamente similar entre dos sociedades, pero la inmersión, en cada ocasión, de esta aparente
identidad material en un magma distinto de diferentes significaciones, es suficiente para alterarla
en su efectividad social-histórica (así sucede con la escritura, con el mismo alfabeto, en Atenas el
450 a.C. y en Constantinopla en el 750 de nuestra era). La constatación de la existencia de
universales a través de las sociedades -lenguaje, producción de la vida material, organización de la
vida sexual y de la reproducción, normas y valores, etc.- está lejos de poder fundar una “teoría
cualquiera de la sociedad y de la historia-. En efecto, no se puede negar en el interior de estas
universales “formales” la existencia de otras universales más específicas: así, en lo que hace
referencia al lenguaje, ciertas leyes fonológicas. Pero precisamente -como la escritura con el
mismo alfabeto- estas leyes sólo conciernen a los límites del ser de la sociedad, que se despliega
como sentido y significación. En el momento en que se trata de las “universales”, “gramaticales” o
“sintácticas”, se encuentran preguntas mucho más temibles. Por ejemplo, la empresa de Chomsky
debe enfrentarse a este dilema imposible: o bien las formas gramaticales (sintácticas) son
totalmente indiferentes en cuanto al sentido enunciado del que todo traductor conoce lo absurdo
del mismo; o bien estos contienen desde el primer lenguaje humano, y no se sabe cómo, todas las
significaciones que aparecerán para siempre en la historia -lo cual comporta una pesada e ingenua
metafísica de la historia. Decir que, en todo lenguaje debe ser posible expresar la idea “John ha
dado una manzana a Mary” es correcto, pero tristemente insuficiente.

Uno de los universales que podemos “deducir” de la idea de sociedad, una vez que sabemos qué
es una sociedad y qué es la psique, concierne a la validez efectiva (Geltung), positiva (en el sentido
del “derecho positivo”) del inmenso edificio instituido. ¿Qué sucede para que la institución y las

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

instituciones (lenguajes, definición de la “realidad” y de la “verdad”, maneras de hacer, trabajo,


regulación sexual, permisión / prohibición, llamadas a dar la vida por la tribu o por la nación, casi
siempre acogida con entusiasmo) se impongan a la psique, por esencia radicalmente rebelde a
todo este pesado fárrago, que cuanto más lo perciba másrepugnante le resultará? Dos vertientes
se nos muestran para abordar la cuestión: la psíquica y la social.

Desde el punto de vista psíquico la fabricación social del individuo es un proceso histórico a través
del cual la psiquis es constreñida (sea de una manera brutal o suave, es siempre por un acto que
violenta su propia naturaleza) a abandonar (nunca totalmente, pero lo suficiente en cuanto
necesidad / uso social) sus objetos y su mundo inicial y a investir unos objetos, un mundo, unas
reglas que están socialmente instituidas. En esto consiste el verdadero sentido del proceso de
sublimación. El requisito mínimo para que el proceso pueda desarrollarse es que la institución
ofrezca a la psique un sentido -otro tipo de sentido que el protosentido de la mónada psíquica-. El
individuo social que constituye así interiorizando el mundo y las significaciones creadas por la
sociedad -interiorizando de este modo explícitamente fragmentos importantes e implícitamente su
totalidad virtual por los “re-envíos” interminables que ligan magmáticamente cada fragmento de
este mundo a los otros.

La vertiente social de este proceso es el conjunto de las instituciones que impregnan


constantemente al ser humano desde su nacimiento, y en destacado primer lugar el otro social,
generalmente pero no ineluctablemente la madre, (que toma conciencia de sí estando ya ella
misma socializada de una manera determinada), y el lenguaje que hable ese otro. Desde una
perspectiva más abstracta, se trata de la “parte” de todas las instituciones que tiende a la
escolarización, al pupilaje, a la educación de los recién llegados -lo que los griegos denominan
paideia: familia, ritos, escuela, costumbre y leyes, etc.

La validez efectiva de las instituciones está así asegurada de entrada y antes que nada por el
proceso mismo mediante el cual el pequeño monstruo chillón se convierte en un individuo social. Y
no puede convertirse en tal más que en la medida en que ha interiorizado el proceso.

Si definimos como poder la capacidad de una instancia cualquiera (personal o impersonal) de llevar
a alguno (o algunos-unos) a hacer (o no hacer) lo que, a sí mismo, no habría necesariamente (o
habría hecho quizá) es evidente que el mayor poder concebible es el de preformar a alguien de
suerte que por sí mismo haga lo que se quería que hiciese sin necesidad de dominación
(Herrschaft) o de poder explícito para llevarlo a... Resulta evidente que esto crea para el sujeto
sometido a esa formación, a la vez la apariencia de la “espontaneidad” más completa y en la
realidad estamos ante la heteronomía más total posible. En relación a este poder absoluto, todo
poder explícito y toda dominación son deficientes y testimonian una caída irreversible. (En
adelante hablaré de poder explícito; el término dominación debe ser reservado a situaciones
social-históricas específicas, esas en las que se ha instituido una división asimétrica y antagónica
del cuerpo social).

Anterior a todo poder explícito y, mucho más, anterior a toda “dominación”, la institución de la
sociedad ejerce un infra-poder radical sobre todos los individuos que produce. Este infra-poder,

261
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

manifestación y dimensión del poder instituyente del imaginario radical- no es localizable. Nunca
es solo el de un individuo o una instancia determinada. Es “ejercido” por la sociedad instituida,
pero detrás de ésta se halla la sociedad instituyente, “y desde que la institución se establece, lo
social instituyente se sustrae, se distancia, está ya aparte”. A su alrededor la sociedad instituyente,
por radical que sea su creación, trabaja siempre a partir y sobre lo ya constituido, se halla siempre
-salvo por un punto inaccesible en su origen- en la historia. La sociedad instituyente es, por un
lado, inmensurable, pero también siempre retoma lo ya dado, siguiendo las huellas de una
herencia, y tampoco entonces se sabría fijar sus límites. Es pues, en cierto sentido, el poder del
campo histórico-social mismo, el poder de autis, de Nadie.

La política tal y como ha sido creada por los griegos ha comportado la puesta en tela de juicio
explícita de la institución establecida de la sociedad -lo que presuponía y esto se ve claramente
afirmado en el siglo V, que al menos grandes partes de esta institución no tenían nada de
“sagrado”, ni de “natural”, pero sustituyeron al nomos-. El movimiento democrático se acerca a lo
que he denominado el poder explícito y tiende a reinstituirlo.

Tanto la política griega como la política kata ton orthon logon pueden ser definidas como la
actividad colectiva explícita queriendo ser lúcida (reflexiva y deliberativa), dándose como objeto la
institución de la sociedad como tal. Así pues, supone una puesta al día, ciertamente parcial, del
instituyente en persona (dramáticamente, pero no de una manera exclusiva, ilustrada por los
momentos de revolución). La creación de la política tiene lugar debido a que la institución dada de
la sociedad es puesta en duda como tal y en su diferentes aspectos y dimensiones (lo que permite
descubrir rápidamente, explicitar, pero también articular de una manera distinta la solidaridad), a
partir de que una relación otra, inédita hasta entonces, se crea entre el instituyente y el instituido.

La política se sitúa pues de golpe, potencialmente, a un nivel a la vez radical y global, así como su
vástago, la “filosofía política” clásica.

Hemos dicho potencialmente ya que, como se sabe, muchas instituciones explícitas, y entre ellas,
algunas que nos chocan particularmente (la esclavitud, el estatuto de las mujeres), en la práctica
nunca fueron cuestionadas. Pero esta consideración no es pertinente. La creación de la
democracia y de la filosofía es la creación del movimiento histórico en su origen, movimiento que
se da desde el siglo VIII al siglo V, y que se acaba de hecho con el descalabro del 404.

La institución de la sociedad es considerada como obra humana (Demócríto, Mikros Diakosmos en


la transmisión de Tzetzés). Al mismo tiempo los griegos supieron muy pronto que el ser humano
será aquello que hagan los nomoi de la polis (claramente formulado por Simónides, la idea fue
todavía respetada en varias ocasiones como una evidencia por Aristóteles). Sabían pues, que no
existe ser humano que valga sin una polis que valga, que sea regida por el nomos apropiado. Es el
descubrimiento de lo “arbitrario” del nomos al mismo tiempo que su dimensión constitutiva para
el ser humano, individual y colectivo, lo que abre la discusión interminable sobre lo justo y lo
injusto y sobre el “buen régimen”.

Es esta radicalidad y esta conciencia de la fabricación del individuo por la sociedad en la cual vive,

262
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

lo que encontramos detrás de las obras filosóficas de la decadencia -del siglo IV, de Platón y de
Aristóteles-, las dirige como una Selbstverstandlichkeit -y las alimenta-. No es de ninguna manera
casualidad que el renacimiento de la vida política en Europa Occidental vaya unida, con relativa
rapidez, a la reaparición de “utopías” radicales. Estas utopías prueban, de entrada y antes que
nada, esta conciencia: la institución es obra humana.

La creación por los griegos de la política y la filosofía es la primera aparición histórica del proyecto
de autonomía colectiva e individual. Si queremos ser libres, debemos hacer nuestro nomos. Si
queremos ser libres, nadie debe poder decirnos lo que debemos pensar.

Casi siempre y en todas partes las sociedades han vivido en la heteronomía instituida. En esta
situación, la representación instituida de una fuente extra-social del nomos constituye una parte
integrante.

La negación de la dimensión instituyente de la sociedad, el recubrimiento del imaginario


instituyente por el imaginario instituido va unido a la creación de individuos absolutamente
conformados, que se viven y se piensan en la repetición.

La autonomía surge, como germen, desde que la pregunta explícita e ilimitada estalla, haciendo
hincapié no sobre los “hechos” sino sobre las significaciones imaginarias sociales y su fundamento
posible. Momento de la creación que inaugura, no sólo otro tipo de sociedad sino también otro
tipo de individuos. Y digo bien germen, pues la autonomía, ya sea social o individual, es un
proyecto.

La aparición de la pregunta ilimitada crea un eidos histórico nuevo, -la reflexión en un sentido
riguroso y amplio o autoreflexividad, así como el individuo que la encarna y las instituciones donde
se instrumentaliza-. Lo que se pregunta, en el terreno social, es: ¿Son buenas nuestras leyes? ¿Son
justas? ¿Qué leyes debemos hacer? Y en un plano individual: ¿Es verdad lo que pienso? ¿Cómo
puedo saber si es verdad en el caso de que lo sea? El momento del nacimiento de la filosofía no es
el de la aparición de la “pregunta por el ser”, sino el de la aparición de la pregunta: ¿qué debemos
pensar? (La “pregunta por el ser” no constituye mas que un momento; por otra parte, es planteada
y resuelta a la vez en el Pentateuco, así como en la mayor parte de los libros sagrados). El
momento del nacimiento de la democracia y de la política, no es el reino de la ley o del derecho, ni
el de los “derechos del hombre”, ni siquiera el de la igualdad como tal de los ciudadanos: sino el de
la aparición en el hacer efectivo de la colectividad en su puesta a tela de juicio de la ley. ¿Qué leyes
debemos hacer? Es en este momento cuando nace la política y la libertad como social-
históricamente efectiva.

Nacimiento indisociable del de la filosofía (la ignorancia sistemática y de ningún modo accidental
de esta indisociación es lo que falsea constantemente la mirada de Heidegger sobre los griegos así
como sobre el resto).
Autonomía auto-nomos, darse uno mismo sus leyes. Precisión apenas necesaria después de lo que
hemos dicho sobre la heteronomía. Aparición de un eidos nuevo en la historia del ser: un tipo de
ser que se da a sí mismo, reflexivamente, sus leyes de ser.

263
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Esta autonomía no tiene nada que ver con la “autonomía” kantiana por múltiples razones, basta
aquí con mencionar una: no se trata, para ella, de descubrir en una Razón inmutable una ley que se
dará de una vez por todas -sino de interrogarse sobre la ley y sus fundamentos, y no quedarse
fascinado por esta interrogación, sino hacer e instituir (así pues, decir)-. La autonomía es el actuar
reflexivo de una razón que se crea en un movimiento sin fin, de una manera a la vez individual y
social.

Llegamos a la política propiamente dicha y empezamos por el protéron pros hémas, para facilitar
la comprensión: el individuo ¿En qué sentido un individuo puede ser autónomo? Esta pregunta
tiene dos aspectos: interno y externo.

El aspecto interno: en el núcleo del individuo se encuentra una psique (inconsciente, pulsional) que
no se trata ni de eliminar ni de domesticar; ello no sería simplemente imposible, de hecho
supondría matar al ser humano. Y el individuo en cada momento lleva consigo, en sí, una historia
que no puede ni debe “eliminar”, ya que su reflexividad misma, su lucidez, son, de algún modo, el
producto. La autonomía del individuo consiste precisamente en que establece otra relación entre
la instancia reflexiva y las demás instancias psíquicas, así como entre su presente y la historia
mediante la cual él se hace tal como es, le permite escapar de la servidumbre de la repetición, de
volver sobre sí mismo, de las razones de su pensamiento y de los motivos de sus actos, guiado por
la intención de la verdad y la elucidación de su deseo. Que esta autonomía pueda efectivamente
alterar el comportamiento del individuo (como sabemos que lo puede hacer), quiere decir que
éste ha dejado de ser puro producto de su psique, de su historia, y de la institución que lo ha
formado. Dicho de otro modo, la formación de una instancia reflexiva y deliberante, de la
verdadera subjetividad, libera la imaginación radical del ser humano singular como fuente de
creación y alteración, y le permite alcanzar una libertad efectiva, que presupone ciertamente la
indeterminación del mundo psíquico y la permeabilidad en su seno, pero conlleva también el
hecho de que el sentido simplemente dado deja de ser planteado (lo cual sucede siempre cuando
se trata del mundo social-histórico), y existe elección del sentido no dictado con anterioridad.
Dicho de otra manera una vez más, en el despliegue y la formación de este sentido, sea cual sea la
fuente (imaginación radical creadora del ser singular o recepción de un sentido socialmente
creado), la instancia reflexiva, una vez constituida, juega un rol activo y no predeterminado. A su
alrededor, esto presupone también un mecanismo psíquico: ser autónomo implica que se le ha
investido psíquicamente la libertad y la pretensión de verdad. Si ese no fuera el caso, no se
comprendería por qué Kant, se esfuerza en las Críticas, en lugar de divertirse con otra cosa. Y este
investimiento psíquico, -“determinación empírica”- no quita la eventual validez de las ideas
contenidas en las Críticas ni la merecida admiración que nos produce el audaz anciano, ni al valor
moral de su empresa. Porque desatiende todas estas consideraciones, la libertad de la filosofía
heredada permanece como ficción, fantasma sin cuerpo, constructum sin interés “para nosotros,
hambres distintos”, según la expresión obsesivamente repetida por el mismo Kant.

El aspecto externo nos sumerge de lleno en medio del océano social-histórico. Yo no puedo ser
libre solo, ni en cualquier sociedad (ilusión de Descartes, que pretendió olvidar que él estaba
sentado sobre veintidós siglos de preguntas y de dudas, que vivía en una sociedad donde, desde

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

hacía siglos, la Revelación como fe del carbonero dejó de funcionar, la “demostración” de la


existencia de Dios se convirtió en exigible para todos aquellos que, incluso los creyentes,
pensaban). No se trata de la ausencia de coacción formal (“opresión” sino de la ineliminable
interiorización de la institución social sin la cual no hay individuo. Para investir la libertad y la
verdad, es necesario que éstas hayan ya aparecido como significaciones imaginarias sociales. Para
que los individuos pretendan que surja la autonomía, es preciso que el campo social-histórico ya se
haya auto-alterado de manera que permita abrir un espacio de interrogación sin límites (sin
Revelación instituida, por ejemplo).

Toda institución, por más lúcida, reflexiva y deseada que sea surge del imaginario instituyente, que
no es ni formalizable ni localizable. Toda institución, así como la revolución más radical que se
pueda concebir, sucede siempre en una historia ya dada e incluso por más que tenga el proyecto
alocado de hacer tabla rasa total, se encuentra que debería utilizar los objetos de la tabla para
hacerla rasa. El presente transforma siempre el pasado en pasado-presente, es decir que el ahora
adecuado no será más que la “re-interpretación” constante a partir de lo que se está creando,
pensando, poniendo -pero es este pasado, no cualquier pasado, el que el presente modela a partir
de su imaginario. Toda la sociedad debe proyectarse en un porvenir que es esencialmente incierto
y aleatorio. Toda sociedad deberá socializar la psique de los seres que la componen, y la naturaleza
de esta psique impone tanto a los modos como al contenido de esta socialización de fuerzas tan
inciertas como decisivas.
La política es proyecto de autonomía: actividad colectiva reflexionada y lúcida tendiendo a la
institución global de la sociedad como tal. Para decirlo en otros términos, concierne a todo lo que,
en la sociedad, es participable y compartible. Pues esta actividad auto-instituyente aparece así
como no conociendo, y no reconociendo, de jure, ningún límite (prescindiendo de las leyes
naturales y biológicas).
Si la política es proyecto de autonomía individual y social (dos caras de lo mismo), se derivan
buenas y abundantes consecuencias sustantivas. En efecto, el proyecto de autonomía debe ser
puesto (“aceptado”, “postulado”). La idea de autonomía no puede ser fundada ni demostrada,
toda fundación o demostración la presupone (ninguna “fundación” de la reflexión sin
presuposición de la reflexividad).

La autonomía es pues el proyecto -y ahora nos situamos sobre un plano a la vez ontológico y
político- que tiende, en un sentido amplio, a la puesta al día del poder instituyente y su explicación
reflexiva (que no puede nunca ser más que parcial); y en un sentido más estricto, la reabsorción de
lo político, como poder explícito, en la política, actividad lúcida y deliberante que tiene como
objeto la institución explícita de la sociedad (así como de todo poder explícito) y su función como
nomos, diké, télos -legislación, jurisdicción,gobierno- hacia fines comunes y obras públicas que la
sociedad se haya propuesto deliberadamente.
Su fin puede formularse así: crear las instituciones que, interiorizadas por los individuos, faciliten lo
más posible el acceso a su autonomía individual y su posibilidad de participación efectiva en todo
poder explícito existente en la sociedad.
Burgos, marzo 1978
París, noviembre 1987

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

CASTORIADIS

Para plantear una formulación dinámica de las Organizaciones Sociales, nos hemos apoyado en
los desarrollos conceptuales de dos autores que si bien no se conocieron (y el primero nunca
leyó al segundo) resultaron ser igualmente originales, paralelamente comprometidos y
similarmente rupturistas: Antonio Gramsci y Cornelius Castoriadis.
Cada uno elaboró sus teorías en una época y en unas condiciones subjetivas, sin embargo, bien
diferentes y con estímulo dispar. De ellos, vamos a seguir tomando apenas recortes de sus
universos, planteos que no necesariamente se explican por sí solos sin el resto del andamiaje
que cada uno le construyó ex profeso, pero que nosotros vamos a utilizar como ladrillos, de un
andamiaje diferente, menor, puntual.
Castoriadis plantea la pregunta de si las sociedades ya constituidas deben seguir siendo iguales
o “similares” a sí mismas con una evolución que suponga sólo cambios menores o si, por el
contrario, en tanto sociedad singular, contiene (“se auto – contiene”) una capacidad creativa tal
que le permita realizar todos los cambios imaginables; incluso aquellos que la redefinan como
radicalmente opuesta a la sociedad que solían ser. O dicho de otro modo: si la historia de las
sociedades determina su proceso de evolución en un sentido, con unas limitaciones y en pos de
una conservación de ciertos rasgos constitutivos esenciales e inmutables o si la historia debe
verse como creación; eterna puja entre lo instituido y lo instituyente, pero sin determinación.
Veamos algunos pasajes muy importantes de la obra clave de Castoriadis, “La institución
imaginaria de la sociedad”

“La institución: la visión económico-funcional: La alineación no es ni la inherencia


a la historia, ni la existencia de la institución como tales. Pero la alineación
aparece como una modalidad de la relación con la institución, y, por su
intermediario, de la relación a la historia. Es esta modalidad la que debemos
elucidar, y, para ello, debemos comprender mejor que es la institución.
En las sociedades históricas, la alineación aparece como encarnada en la
estructura de clase y la dominación por una minoría, pero de hecho supera estos
rasgos. La superación de la alineación presupone evidentemente la eliminación

266
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

de la dominación de toda clase particular, pero va más allá de este aspecto. ( no


es que las clases puedan ser eliminadas, y la alineación sustituir, o a la inversa,
sino que las clases no serán efectivamente eliminadas, o su renacimiento
impedido, más que paralelamente a la superación de lo que constituye la
alineación propiamente dicha). Va mas allá, porque la alineación existió en las
sociedades que no presentaban una estructura de clase, ni siquiera una
diferenciación social importante; y porque, en una sociedad de alineación, la
clase dominante misma esta en situación de alineación: sus instituciones no
tienen con ella la relación de pura exterioridad y de instrumentalizad que le
atribuyen a veces algunos marxistas inocentes, no pueden mistificar el resto de
la sociedad con su ideología sin mistificarse al mismo tiempo ella misma. La
alineación se presenta primero como alineación de la sociedad a sus
instituciones, como automatización de las instituciones con respecto a la
sociedad. Que es lo que se autonomiza así, por qué y como? Esto es lo que se
trata de comprender.
Estas comprobaciones, conducen a poner en cuestión la visión corriente
de la institución, que llamaremos la visión económico-funcional 117. Entendemos
con ello la visión que puede explicar tanto la existencia de la institución como sus
características (idealmente, hasta los mínimos detalles) por la función que la
institución cumple en la sociedad y las circunstancias dadas, por su papel en la
economía de conjunto de la vida social 118. Poco importa, desde el punto de vista

117
Así, según Bronisaw Malinowiski, de lo que se trata es de «…la explicación de los hechos
antropologicos, a todos los niveles de desarrollo, por su función, por papel que representan en el sistema
integrado de la cultura, por la manera en que esta vinculados en el interior del sistema y por la manera que este
sistema esta ligado al medio natural…LA visión funcionalista de la cultura insiste, pues, sobre el principio de que,
en todo tipo de civilización, cada costumbre, cada objeto material, cada idea y cada creencia cumple una función
vital, tiene una tarea que realizar, representa una parte indispensable en el seno de un todo que funciona de un
todo que funciona (within a working whole)», «Antropoligy», en Encyclopaedia Británica, suplem. Vol 1, p 132-133,
Nueva York y Londres, 1936. Vease tambien A. R. Radeliffe-Brown, Structure and Function in Primitive Society,
Londres, Cohen and West, 1952.
118
Es también finalmente la visón marxista, para la cual las instituciones representan los medios
adecuados por los cuales la vida social se organiza para concordar con las exigencias de la «infraestructura» Esta

267
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

que es aquí el nuestro, si esta funcionalidad tiene un tinte «causalista» o «


finalista»; poco importa igualmente el proceso de nacimiento y de supervivencia
de la institución que se supone. Tanto cuando se decide que los hombres, tras
comprender la necesidad de que tal función se cumpla, crearon
conscientemente una institución adecuada, como cuando se afirma que la
institución, al surgir «por azar» pero al resultar funcional, sobrevivió y permitió
sobrevivir la sociedad considerada, o que la sociedad, al necesitar que tal función
se cumpliera , se apropió de la que encontró allí y le encargó esta función, o que
Dios, la Razón, la lógica de la historia, organizaron y siguen organizando las
sociedades y las instituciones que les corresponden, no se hace sino insistir sobre
una y única cosa, la funcionalidad, el encadenamiento sin fallo de los medios, de
los fines . o de las causas, y los efectos en el plano general, la correspondencia
estricta entre los rasgos de la institución y las necesidades «reales» de la
sociedad considerada, en una palabra, sobre la circulación integra e
ininterrumpida entre un «real» y un «racional-funcional».
No cuestionamos la visión funcionalista en la medida en que llama nuestra
atención sobre el hecho evidente, pero capital, de que las instituciones cumplen
unas funciones vitales, sin las cuales la existencia de una sociedad es
inconcebible. Pero si la cuestionamos en la medida en que pretende que las
sociedades se reduzcan a esto, y que son perfectamente comprensibles a partir
de este papel.

visión esta atemperada por varias consideraciones: a) LA dinámica social descansa sobre el hecho de que las
instituciones no se adaptan automática y espontáneamente a la evolución de la técnica, y hay pasividad, inercia y
«retraso» recurrentes de las instituciones en relación con la infraestructura (que debe ser cada vez rota por una
evolución) ; b) Marx veía claramente la autonomización de las instituciones como la esencia de la alineación- pero
tenía finalmente una visión «funcional» de la alienación misma; c) la exigencia de la lógica propia de las institución,
que pueden separarse de la funcionalidad, no eran ignoradas; pero su relación con las exigencias del sistema social
cada vez considerado, y especialmente con « las necesidades con la dominación de la clase explotadora»
permanece oscura, o bien es integrada ( como en el análisis de la economía capitalista por Marx) a la funcionalidad
contradictoria del sistema. Volvemos mas adelante sobre estos diversos puntos no impiden que la critica del
funcionalismo, formulada en las páginas que siguen, y que se sitúa en otro nivel, valga también para el marxismo.

268
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Recordemos, primero, que la contrapartida negativa de la visión


contestada indica algo para esta visión misma: la multitud de caos en los que se
verifican, en unas sociedades dadas, unas funciones que «no se cumplen» (a
pesar de que podrían cumplirse según el nivel dado de este desarrollo histórico),
con consecuencia a veces menores, otras catastróficas para la cuestión en
común 119
Cuestionamos la visión funcionalista, sobre todo causa del vacío que
presenta allí donde debiera estar para ella el punto central: ¿Cuáles son las
«necesidades reales» de una sociedad, cuyas instituciones, se supone, no están
ahí sino para servir? 120 ¿ A caso no resulta evidente que, una vez abandonada la
compañía de los monos superiores, los grupos humanos establecieron unas
necesidades otras que las biológicas? La visión funcionalista no puede cumplir su
programa más que si se otorga un criterio de la «realidad» de las necesidades de
una sociedad, ¿ de dónde lo sacará?. Se conocen las necesidades de un ser
viviente, del organismo biológico no es más que la totalidad de funciones que
cumple y que le hacen vivir. Un perro come para vivir, para él (y para la especie
perro), no es otra cosa que comer, respirar, reproducirse, etc. Pero no significa
nada para un ser humano, ni para una sociedad. Una sociedad no puede existir
más que si una serie de funciones se cumplen constantemente (producción,
parto y educación, gestión de colectividad, regalamiento de los litigios, etc.) pero
no se reduce a esto, ni sus maneras de hacer frente a los problemas le son
dictadas de una vez por todas por su «naturaleza»; la sociedad inventa y define
para sí tantos nuevos modos de responder a sus necesidades como nuevas
necesidades. Volveremos largamente sobre este problema.

119
Los derrumbamientos históricos «internos» de sociedades dadas- Roma, Bizancio, etc.- proporciona contra-
ejemplos de la visión funcionalista. En otro contexto, véase los casos de los sherenté y de los bororo descritos por
Claude Lévi-Satrauss, Anthropologie structurale (no funcionalidad de los clanes) Traducción española: Antropología
estructural, Tecnos, Barcelona, 1980.
120
Malinowski dice: «La función significa siempre la satisfacción de una necesidad», «The Functional Theory» en A
Scientific Theory of Cultura, p 159 Chapel Hill, N.C.,1944

269
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Pero lo que debe proporcionar el punto de partida de nuestra


investigación, es la manera de ser bajo la cual se da la institución- a saber, lo
simbólico.
Página 186

El simbolismo no puede ser ni neutro, ni totalmente adecuado, primero porque


no puede tomar sus signos en cualquier lugar, ni un signo cualquiera. Esto es
evidente para el individuo que se encuentra siempre ante él con un lenguaje ya
constituido 121 y que, si carga con un sentido «privado» tal palabra, tal expresión,
no lo hace en una libertad ilimitada, sino que debe apropiarse de algo que «se
encuentra ahí». Pero esto es igualmente cierto para la sociedad, aunque de una
manera diferente. La sociedad constituye cada vez su orden simbólico, en un
sentido totalmente otra del que el individuo puede hacer. Pero esta constitución
no es «libre». Debe también tomar su materia en «lo que ya se encuentra ahí».
Esto es ante todo la naturaleza – y, como la naturaleza no es un caos, como los
objetos están ligados unos a los otros, esto implica consecuencias. Para una
sociedad que conoce la existencia del león, este animal significa fuerza. La
melena asume a la vez para ella una importancia simbólica que jamás a tenido
probablemente entre los esquimales. Pero esto es también la historia. Todo
simbolismo se edifica sobre las ruinas de los edificios simbólicos precedentes, y
utiliza sus materiales- incluso si no es más que para rellenar los fundamentos de
los nuevos templos, como lo hicieron los atenienses después de las guerras
médicas. Por sus conexiones naturales e históricas virtualmente ilimitadas, el
significante supera siempre la vinculación rígida a un significado preciso y puede
conducir a unos vínculos totalmente inesperados. La constitución del simbolismo
de la vida social e histórica real no tiene relación alguna con las definiciones

121
«Hay una eficacia del significante que escapa a toda explicación psicogenética, pues el sujeto no introduce este
orden significante, simbólico, sino que se encuentra con él», Jacques Lacan , «Seminaire 1956-195771, resume de
J.-B. Pontalis en «Bulletin de Psychologie», vol. X p. 428, n.° 7, abril de 1957.

270
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

«cerradas» y «transparentes» de los símbolos a lo largo de una obra


matemática.

Página 194
Las «relaciones sociales reales» de las que se trata son siempre instituidas, no
porque lleven un revestimiento jurídico (pueden muy no llevarlos en ciertos
casos), sino por qué fueron planteadas como maneras de hacer universales,
simbolizadas y sancionadas. Esto vale, está claro también, quizás incluso sobre
todo, para las «infraestructuras», las relaciones de producción.
Página 199
La sociedad constituye su simbolismo pero no en total libertad. El simbolismo se
agarra a lo natural, y se agarra a lo histórico (a lo que ya estaba ahí); participa
finalmente en lo racional. Todo esto hace que se emerjan unos encadenamientos
de significantes, unas relaciones entre significantes y significados, unas
conexiones y unas consecuencias a los que no se apuntaban, ni estaban
previstos. Ni libremente elegido, ni impuesto a la sociedad considerada, ni simple
instrumento neutro y medio transparente, ni opacidad impenetrable y
adversidad irreducible, ni amo de la sociedad, ni esclavo dócil de la
funcionalidad, ni en medio de participación directo o completo en un orden
racional, el simbolismo a la vez determina unos aspectos de la vida y de la
sociedad (y no solamente aquéllos que se suponía que determinaba) y está lleno
de intersticios y de grados de libertad.
Por estas características del simbolismo, se indica el problema que constituye
cada vez para la sociedad la naturaleza simbólica de sus instituciones, no lo
convierte en un problema insoluble, sino no son suficientes para dar cuenta de la
autonomización de las instituciones relativas a la sociedad. En medida en que se
encuentra en la historia una autonomización del simbolismo, ésta no es un hecho
último, y o se explica por si sola. Hay un uso inmediato de lo simbólico, en que el
sujeto puede dejarse dominar por éste, pero hay también un uso lúcido o

271
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

reflexionado de él. Pero, éste jamás puede ser garantizado a priori (no puede
construirse en lenguaje, ni siquiera un algoritmo, en el interior del cual el error
sea «mecánicamente» imposible), se realiza, y muestra así, la vía y la posibilidad
de otra relación en la que lo simbólico ya no este autonomizado y pueda ser
llevado a la educación con el contenido. Una cosa es decir que no se puede elegir
un lenguaje en absoluta libertad y que cada lenguaje se desborda sobre lo que
«hay que decir», y otra muy distinta es creer que se está fatalmente dominado
por el lenguaje y que nunca puede decirse mas de lo que se os lleva a decir.
Jamás podemos salir del lenguaje, pero nuestra movilidad en el lenguaje no tiene
límites y nos permite ponerlo todo en cuestión, incluso el lenguaje y nuestra
relación con él. Lo mismo ocurre con el simbolismo institucional- salvo, por
supuesto, que el grado de complejidad es en él incomparablemente más
elevado. Nada de lo que pertenece propiamente al simbolismo autonomizado de
las instituciones sobre la vida social; nada, en el simbolismo institucional mismo,
excluye su uso lúcido por la sociedad- entendiendo aquí también que no es
posible concebir unas instituciones que vendan por «construcción»,
«mecánicamente», la servidumbre de la sociedad a su simbolismo. Hay, a este
respecto, un movimiento histórico real, en nuestro cielo cultural greco-
occidental, de conquista progresiva del simbolismo, tanto en las relaciones con el
lenguaje como en las relaciones con las instituciones 122. Incluso los Gobiernos
capitalistas aprendieron finalmente a utilizar algo correctamente, en ciertos
aspectos, el «lenguaje» y el simbolismo económico, a decir lo que quieren
identificar con el crédito, la fiscalidad, etc. (el contenido de lo que dicen es
evidentemente otra cosa). Esto no implica ciertamente que cualquier contenido
sea expresable en cualquier lenguaje; el pensamiento musical de Tristán no
podía ser dicho en el lenguaje del Clavecín bien temperado y la demostración de
un teorema matemático, incluso simple, es imposible en la lengua de todos los
días. Una nueva sociedad creará con todo evidencia un nuevo simbolismo

122
Véase lo que dijimos mas arriba acerca del Derecho romano.

272
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

institucional de una sociedad autónoma tendrá poca relación con lo que hemos
conocido aquí.
El dominio del simbolismo de las instituciones no plantearía, pues,
problemas esencialmente diferentes de los del domino del lenguaje (haciendo
abstracción por el momento de su «entorpecimiento» material-unas clases, unas
armas, unos objetos, etc.), si no hubiese otra cosa. Un simbolismo es dominable,
salvo en la medida en que remite, en ultima, instancia, a algo que no es
simbólico. Lo que supera el simple « progreso en la racionalidad», lo que permite
al simbolismo institucional no desviarse pasajeramente aunque pudiendo volver
a ser retomado (como puede hacerlo también el discurso lúcido), sino
autonomizarse, lo que, finalmente, le proporciona su suplemento esencial de
determinación y de especificación no es muestra de lo simbólico.
Página 203

La alineación y lo imaginario
La institución es una red simbólica, socialmente sancionada, en la que se
combinan, en proporción y relaciones variables, un componente funcional y
componente imaginario. La alienación, es la autonomización y el predominio del
momento imaginario en la institución, que implica la autonomización y el
predominio de la institución relativamente a la sociedad. Esta autonomización de
la institución se expresa y se encarna en la materialidad de la vida social, pero
siempre supone también que la sociedad vive sus relaciones con sus instituciones
a la manera de lo imaginario, dicho de otra forma, no reconoce en el imaginario
de las instituciones su propio producto.
Página 212

La esencial de la creación no es «descubrimiento», sino constitución de la nuevo:


el arte no descubre, constituye; y la relación de lo que constituye con lo «real»,
relación con seguridad muy compleja, no es en todo caso una relación de

273
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

verificación. Y, en el plano social, que es aquí nuestro interés central, la


emergencia de nuevas instituciones y de nuevas maneras de vivir, tampoco es un
«descubriendo», es una constitución activa.
Cuando se afirma, en el caso de la institución, que lo imaginario no juega
en ella un papel sino porque hay problemas «reales» que los hombres no llegan a
resolver, se olvida, pues, por un lado, que los hombres no llegan precisamente a
resolver estos problemas reales, en la medida en que lo consiguen, sino porque
son capaces de imaginario; y, por otra parte, que estos problemas reales no
pueden ser problemas, no se constituyen como aquellos problemas que tal
época o tal sociedad se da como tarea a resolver, más que en función de un
imaginario central de la época o de la sociedad consideradas. Eso no significa que
estos problemas sean inventados pieza a pieza y que surjan a partir de la nada y
en el vacío. Pero lo que, para cada sociedad, conforma problemas en general (o
surge como tal a un nivel dado de especifación y de concentración) es
inseparable de su manera de ser en general, del sentido precisamente
problemático con el que inviste al mundo y su lugar en éste, sentido que como
tal no es ni cierto, ni falso, ni verificable, ni falsificable con referencia a unos
«verdaderos» problemas y a su «verdadera» solución, salvo en una excepción
específica, sobre la cual volveremos.
Página 216

Vimos que no pueden comprender las instituciones, y menos aún el conjunto de


la vida social, como un sistema simplemente funcional, serie integrada de
ordenaciones sometidas a la satisfacción de las necesidades de la sociedad. Ya
toda interpretación de este tipo suscita inmediatamente el interrogante:
funcional en relación a qué y con qué fin – pregunta que no comparta respuesta
en el interior de una respuesta funcionalista 123 . Las instituciones son

123
«...decir que una sociedad funciona es una perogrullada; pero decir que todo en una sociedad funciona es
absurdo.

274
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

ciertamente funcionales en tanto que deben asegurar necesariamente la


supervivencia de la sociedad considerada 124. Pero ya lo que llamamos
«supervivencia» tiene un contenido completamente diferente según la sociedad
que se considere; y, más allá de este aspecto, las instituciones son «funcionales»
en relación a unos fines que no se desprenden ni de la funcionalidad, ni de su
contrario. Una sociedad teocrática; una sociedad dispuesta esencialmente para
permitir a una capa de señores guerrear interminablemente; o, finalmente, una
sociedad como la del capitalismo moderno que crea con un flujo continuo
nuevas «necesidades» y se agota al satisfacerlas, no pueden ser ni descritas, ni
comprendidas en su funcionalidad misma sino en relación a puntos de vista,
orientaciones, cadenas de significaciones que no solamente escapan a la
funcionalidad, sino a las que la funcionalidad se encuentra en buena parte
sometida.
Tampoco pueden comprenderse las instituciones simplemente como una red
simbólica 125. Las instituciones forman una red simbólica, pero esta red, por

124
Incluso esto, por lo demás, no es así sin problemas: hemos recordado ya la existencia de instituciones
disfuncionales, especialmente en las sociedades modernas, o bien la ausencia de instituciones necesarias para
ciertas funciones.
125
Como parece querer hacerlo cada vez más Claude Lévi-Strauss. Véase especialmente Le totémisme aujourd’hui,
París, 1962 [ Traducción española : El totemismo en la actualidad, Fondo de Cultura Económica, México, 1965], y la
discusión con Paul Ricoeur en «Esprit», noviembre de 1963, especialmente p. 636: « Decís…que La pensée sauvage
hace una elección a favor de la sintaxis y en contra de la semántica; para mí, no hay elección…el sentido resulta
siempre de la combinación de elementos que no son por sí mismos significantes…el entido es siempre
reducible…detrás de todo sentido hay un sentido, y el contrario no es cierto…la significación siempre es
fenoménica ». Así en Le cru et le cuit, París 1964, Lévi- Strauss escribe: «No pretendemos, pues, mostrar cómo
piensan los hombres en los mitos, sino cómo se piensan los mitos en los hombres y sin que ellos lo sepan. Y
quizás…convengan llegar aún más lejos, haciendo abstracción de todo sujeto para considerar que, en cierto modo,
los mitos se piensan entre sí. Pues se trata aquí de desprender, no tanto lo que hay en los mitos…como el sistema
de los axiomas y de los postulados que definen el mejor código posible, capaz de dar una significación común a
unas elaboraciones inconscientes…»(p. 20, subr. En el texto). En cuanto a esta significación, «…si preguntamos
hasta que último significado remiten estas significaciones que se significan una a otra, pero que deben a fin de
cuentas y todas juntas remitirse a algo, la única respuesta que sugiere este libro es que los mitos significan el
espíritu, que los elabora por medio del mundo del que él mismo forma parte» (Ib., p. 346). Como se sabe que, para
Lévi-Strauss, el espíritu significa el cerebro y que éste pertenece decididamente al orden de las cosas, salvo que
posea esa extraña propiedad de poder simbolizar las demás cosas, se llega a la conclusión que la actividad del
espíritu consiste en simbolizarse a sí mismo en tanto que algo dotado de poder simbolizador. De todos modos, lo

275
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

definición, remite a otra cosa que al simbolismo. Toda interpretación puramente


simbólica de las instituciones suscita inmediatamente esta preguntas: ¿Por qué
este sistema de símbolos, y no otro?; ¿Cuáles son las significaciones vehiculadas
por los símbolo, el sistema de los significados al que remite el sistema de los
significantes?; ¿por qué y cómo las redes simbólicas consiguen autonomizarse. Y
se sospecha ya que las respuestas a estas preguntas están profundamente
vinculadas.
Página 220

La funcionalidad toma prestado su sentido fuera de ella misma; el simbolismo se


refiere necesariamente a algo que no está entre lo simbólico, y que tampoco
está entre lo real-racional. Este elemento que da a la funcionalidad de cada
sistema institucional su orientación específica, que sobre determina la elección y
las conexiones de las redes simbólicas, creación de cada época histórica, su
manera singular de vivir, de ver y de hacer su propia existencia, su mundo y sus
propias relaciones; este estructurante originario, este significado-significante
central fuente de lo que se da cada vez como sentido indiscutible e indiscutido,
soporte de la articulaciones y de las distinciones de lo importa y de la que no
importa, origen del exceso de ser de los objetos de inversión práctica, afectiva e
intelectual, individuales y colectivos – este elemento no es otra cosa que lo
imaginario de la sociedad o de la época considerada.

Página 234
Sorprendente, compleja, puntual, demandante, constructora, creativa, lúdica, imprevisible, así es
la mirada castoridiana.

que nos importa aquí no son las aporías filosóficas a las que conduce esta posición, sino que deja escapar lo
esencial en lo histórico-social.

276
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Nadie nos somete

Yago Franco *

Hay entre los psicoanalistas un discurso que reduce la cuestión del poder - y la dominación - al
malestar en la cultura, banalizando todos los términos, y confundiendo lo que es el malestar
inevitable para todo sujeto, producido por las renuncias que implica la vida en sociedad, con lo
que es un agregado a dicho malestar. Confunde lo que es el malestar en la cultura con el más
allá de éste1 y suele "olvidar" que también existe el bien-estar en la cultura. Apela a que
siempre hubo y habrá dominación, ya que el "narcisismo de las pequeñas diferencias" hace
imposible la convivencia democrática, o que la idea de libertad es ilusoria, ya que hay
"cuestiones de estructura" que llevan al juego de sometedores y sometidos, etc.

Se trata de un psicoanálisis ¿ingenuo?, simplificado, que no llega a vislumbrar que el poder se sirve
del malestar en la cultura para instituir relaciones de dominio de una parte de la sociedad sobre
otra; un dominio que para nada es "natural', sino que es instituido. Por supuesto que no es posible
reducir la cuestión del poder a las consideraciones psicoanalíticas, ya que el mismo está co-
determinado y producido en un campo donde habitan la economía, la política, la cultura, la historia,
etc, dominios que gozan, cada uno, de una relativa autonomía; pero ocurre que, como veremos, el
psicoanálisis apunta a aquello de la psique donde el poder encuentra sus fuentes y anclajes más
profundos.

Hay una dimensión explícita o visible del poder (la instituciones estatales, sus diversos poderes, los
partidos políticos, las leyes y códigos, pero también el lenguaje, el orden de sexuación, el modo de
producción, ciertas definiciones sobre lo que las cosas son o significan, etc.). Ofrece mayor o menor
transparencia de acuerdo a la sociedad y momento histórico, y es el campo de acción de la política.
Pero también hay otra dimensión del poder que es implícita, invisible. Esta es la que hace que los
sujetos realicen algo que probablemente no hubiesen realizado por sí mismos, y, lo que es
fundamental: sin necesidad de coacción.

Ante esta dimensión el poder explícito y la dominación que puede derivarse de éste son secundarios e
insuficientes. Este último se hace dramáticamente visible en aquellos momentos en los cuales se torna
frágil la dimensión implícita de la dominación, dando origen a las dictaduras, totalitarismos, y toda la
gama intermedia pensable: la dominación debe ser realizada por la vía de las armas, la tortura, los
genocidios, etc. Cuando una parte importante de la sociedad denuncia el carácter arbitrario del orden
de las cosas, y realiza al mismo tiempo acciones tendientes a su desestabilización, puede observarse
que el poder explícito deja de ocultar a las fuentes implícitas del poder que, como veremos,
pertenecen al colectivo en tanto anónimo, pero que durante un tiempo fue "apropiado" por un sector
o clase social que lo instituyó activamente y lo naturalizó.

277
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

En este sentido, tal vez la pregunta escandalosa cuyas respuestas pueden desatar una nueva peste
psicoanalítica sea: ¿cómo entender el sometimiento de los sujetos al poder instituido en una sociedad,
la apropiación e identificación con sus dictados, aún cuando estos sean adversos a los intereses de la
mayoría de los sujetos, y existiendo, además, otros modos posibles de lo colectivo potencialmente
más benévolos y justos?

A partir de Cornelius Castoriadis conocemos la existencia del imaginario radical: la capacidad creadora
de la psique y de los colectivos sociales. En la psique adquiere la denominación de imaginación radical,
y es la capacidad de crear un flujo ilimitado de representaciones, deseos y los afectos. Es radical, en
tanto es fuente de creación. No es la imaginación como señuelo, engaño, etc., sino que es poiesis,
creación. Las demandas de socialización hacen que la psique tienda a interrumpir este flujo de
imaginación radical; la reflexión a la que se adviene en un tratamiento psicoanalítico, permite liberarla
de un modo lúcido.

A su vez, una sociedad es creación del imaginario social instituyente. Que produce significaciones que
la psique no podría producir por sí sola. Es la instancia de creación del modo de una sociedad, dado
que instituye las significaciones que producen un determinado mundo (griego, romano, incaico, etc.)
llevando a la emergencia de representaciones, afectos y acciones propios del mismo.

Esta capacidad instituyente del colectivo es su dimensión creadora: crea instituciones y significaciones
imaginarias sociales. Estas últimas no son necesariamente explícitas, ni son lo que los individuos se
representan, aunque dan lugar a las representaciones, afectos y acciones típicos de una sociedad. Son
lo que forman a los individuos sociales. Es imposible explicar cómo emergen: son creación. El campo
socio- histórico se caracteriza esencialmente por significaciones imaginarias sociales, las que deben
encarnarse en las instituciones.

Hay, entonces, en la sociedad una dimensión instituida y una dimensión instituyente, creadora. Esta
última es la más importante, y es la que habitualmente está oculta para los sujetos. Permanece
negada en el pensamiento heredado en general, incluyendo al marxismo, habiendo realizado
Castoriadis una exhaustiva crítica de este último 2

Se tiende a creer que el orden en el cual vivimos es "natural", nos ha sido dado por antepasados
idealizados, o por dioses, modos de producción, leyes económicas, etc.. Pero lo cierto es que cada
colectivo social produce sus propias instituciones, con conocimiento o no de ello. Aún la división y
antagonismo entre clases sociales es una creación de dicho colectivo, una institución más, que, como
el resto de las instituciones, se autonomiza y parece "natural", aún para muchos de quienes llevan la
peor parte. Si persiste, es en buena medida, porque continúa siento objeto de institución aún por
parte de éstos. No alcanza para explicar esta dominación con la apelación a la fuerza del poder
explícito.

278
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

El poder, entonces, pertenece al colectivo anónimo, y, por lo tanto, es de Nadie: es un "infra poder-
radical", del cual el poder explícito es una vertiente. El poder somete a los sujetos a partir de la
incorporación que estos realizan - mediante el proceso identificatorio - de las significaciones
imaginarias sociales, en la medida en que estos participan de las instituciones de la sociedad que las
transmiten. Fabrica a los individuos de una sociedad, para hacerlos funcionales a la misma. Dicho de
otra manera: ese infra-poder radical es el imaginario social instituyente, que instituye también un
modo explícito del poder, y un determinado tipo de subjetividad.

Generan la creencia mencionada más arriba: que el orden social es autónomo, que no es producido
por la sociedad misma.

Castoriadis ve en la historia la oposición entre un proyecto de cierre, de clausura de lo instituido, y el


proyecto de la autonomía, en tanto implica la destotemización de las instituciones, y la creación de
otras, con el fin de promover la autonomía de los sujetos. En ese sentido, habla de la Ley y su
incorporación a la psique, pero en tanto es instituida/creada socialmente. Con esto va a
contracorriente de la posición estructuralista, que la explica como lo ya dado, a lo cual simplemente lo
que cabe es adaptarse.

Entonces, si el poder es de Nadie, es decir, es producto del colectivo anónimo, la Ley y el Otro también
son su producto. Así, sostiene: "Mi discurso debe tomar el lugar del discurso del Otro, de un discurso
que está en mí y me domina: habla por mí (...) Lo esencial de la heteronomía ... es el dominio por un
imaginario autonomizado que se arrogó la función de definir para el sujeto tanto la realidad como su
deseo"3 "Un discurso que es mío es un discurso que ha negado el discurso del Otro ... que lo negó o
afirmó con conocimiento de causa ... [pero] cómo eliminar lo que está en la base de .. lo que nos hace
hombres"4 . Es decir, es impensable la destitución de ese lugar en la tópica individual y colectiva que
Freud describiera en Psicología de las masas, donde "por fuera" de la masa hay una entidad,
identificada con la cual adviene un grupo social. Eso organiza cualquier grupo, pero no todo grupo
tiene el mismo modo de organización, de allí que pueda producirse un agrupamiento totalitario o
democrático, para tomar dos ejemplos extremos. En este sentido, la autonomía debe ser entendida
como una actividad mediante la cual el sujeto retoma el discurso del Otro, estableciendo otra relación
con él.

Hay un claro paralelo entre la autonomía individual y la social: así como es posible que el colectivo
pueda reflexionar sobre su propio discurso autonomizado y se provea de otras leyes, a nivel individual
esto sigue sus propios carriles. Aquí deviene la presencia y pertinencia del psicoanálisis, que así
pertenece al proyecto de la autonomía. El psicoanálisis le permite hacer al sujeto una basculación del
Yo hacia el Ello, tomando contacto con los efectos del discurso del Otro (en este caso, del Otro
privado, que a su vez transmite la institución de la sociedad) - Castoriadis considera que hasta los
objetos de la pulsión llevan estas marcas - para establecer otra relación con el mismo. Esto lo es en

279
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

términos de un Yo que toma contacto con su Ello de modo lúcido, analizando-filtrando sus contenidos,
modificando así la relación entre instancias.

Si Freud sostenía que allí donde el Ello estaba, el Yo debe advenir, se trata, además, del movimiento
inverso, y del advenimiento de una nueva instancia del sujeto que es actividad: una "instancia activa y
lúcida que reorganiza constantemente los contenidos, ayudándose de estos mismos contenidos y que
produce..." 5 a partir de los mismos. Subjetividad reflexiva y deliberante es como la denomina. A nivel
del colectivo, sostiene que "donde no había Nadie [es decir, el campo histórico-social], debemos
devenir Nosotros" 6 , sabiendo que no se trata de eliminar o dominar a Nadie, tanto como al Ello, "sino
de instaurar otra relación de la colectividad con su destino" 7 . Pasar del sometimiento al poder - del
Otro, del Yo o del Ello - a tener una relación lúcida con el mismo, pasar de la heteromía a la
autonomía: tal la posibilidad que los colectivos y los individuos pueden tener ante sí.

Podemos ahora volver sobre lo sostenido al principio de este texto: el poder utiliza el malestar en la
cultura para producir el sometimiento al orden social dado, y, llegado el caso, el dominio de una parte
de la sociedad sobre otra. Para esto es necesario recordar el papel clave del sentimiento inconsciente
de culpabilidad para la sujeción de los individuos a un orden social, sentimiento que es creado por las
renuncias pulsionales y que está en relación directa con la severidad del superyó.

Cada renuncia lo fortalece deviniendo, en determinadas circunstancias, en cultivo puro de la pulsión


de muerte. Actúa en alianza con el masoquismo originario que existe en el psiquismo, heredero de la
inermidad originaria del ser humano, de la descomunal desproporción existente en los orígenes entre
el sujeto y sus semejantes. La cultura se vale así de la pulsión de muerte vuelta contra el sujeto - al
exigirle mediante el superyó la sofocación de la agresividad - para que este ingrese en dicho orden y
así reconocerlo como un integrante más de la comunidad: la incorporación obligada de las
significaciones imaginarias sociales se encuentra así garantizada, y es ofrecida a cambio de las
renuncias exigidas. Finalmente: en tanto creación del colectivo anónimo, dicho sometimiento de los
sujetos al poder, es el sometimiento a Nadie: pero en la medida en que puedan reconocerse como
fuente y origen de dicho poder, y puedan así cuestionar la ley, al haberla declarado no-sagrada, el
sometimiento puede dejar paso a una relación diferente con ésta, tendiente a la autonomía.

Notas

1 Franco, Y.: Más allá del malestar en la cultura. Revista Topía Nro XXV.

2 Puede leerse al respecto de Franco, Y.: Subjetividad: lo que el "mercado" se llevó. Una perspectiva desde el
pensamiento de Cornelius Castoriadis. Revista Herramienta Nro 12, Buenos Aires, 2000.

3 Castoriadis, C.: La institución imaginaria de la sociedad, Tomo I, Tusquests Editores, Bs.As, 1993, página 175.

4 Castoriadis, C. ob.cit., página 177.

280
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

5 Castoriadis, C., ob.cit., página 179.

6 Castoriadis, C.: Epilegómenos a una teoría del alma que pudo presentarse como ciencia. En "El psicoanálisis,
proyecto y elucidación", página 114. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1992.

7 Castoriadis, C.: Epilegómenos a una teoría del alma que pudo presentarse como ciencia. En "El psicoanálisis,
proyecto

4.- Paulo Freire: Pedagogía de la esperanza.

Ejercicio
Lea atentamente el relato hecho por Paulo Freire y analice las dimensiones desde las cuáles se
debe plantear un acercamiento entre saberes diferentes; en pos de la construcción de un
“Conocimiento Integrador”el

Alhombre joven y contundente que he recibido en mi vida de educador.


03/01/2003: En aquella época yo daba largas charlas sobre los temas escogidos.
Repitiendo el camino tradicional del discurso sobre, que se hace a los oyentes, pasé al
debate, a la discusión, al diálogo en torno a un tema con los participantes. Ya aun cuando
me preocupaba el ordenamiento, el desarrollo de las ideas, hacía casi como si estuviera
hablando a los alumnos de la universidad...
Por otra parte, a pesar de algunos años de experiencia como educador, con trabajadores urbanos y
rurales, yo todavía partía casi siempre de mi mundo, sin más explicación, como si éste tuviera que ser el
"sur" que los orientase...
Un momento podría decir solemne, entre otros, de ese aprendizaje, ocurrió durante la mencionada gira
de charlas en que examiné la cuestión de la autoridad, la libertad, el castigo y el premio en la
educación...
Hablé largamente sobre el tema, citando al propio Piaget y defendiendo una relación dialógica,
amorosa, entre padres, madres, hijas, hijos, que fuera sustituyendo el uso de castigos violentos...
Mi error estaba, primero, en el uso de mi lenguaje, de mi sintaxis, sin mayor esfuerzo de aproximación a
los de los presentes. Segundo, en la casi nula atención prestada a la dura realidad del enorme público
que tenía frente a mí.
Al terminar, un hombre todavía joven, de unos 40 años, pero ya gastado, pidió la palabra y me dio tal
vez la lección más clara y contundente que he recibido en mi vida de educador.
No sé su nombre, ni sé si vive todavía. Posiblemente no. La malignidad de las estructuras
socioeconómicas del país, que adquiere colores aún más fuertes en el Nordeste brasileño, el dolor, el
hambre, la indiferencia de los poderosos, todo eso debe de haberlo tragado hace mucho.
Pidió la palabra y pronunció un discurso que jamás pude olvidar, que me ha acompañado vivo en la
memoria de mi cuerpo durante todo ese tiempo y que ejerció sobre mí una influencia enorme...
Casi siempre, en las ceremonias académicas, lo veo de pie, en uno de los costados del salón grande, la
cabeza erguida, los ojos vivos, la voz fuerte, clara, seguro de sí mismo, hablando su habla lúcida.
"Acabamos de escuchar -empezó- unas palabras bonitas del doctor Paulo Freire. Palabras bonitas de
veras. Bien dichas. Algunas incluso simples, que uno entiende fácil. Otras más complicadas, pero
pudimos entender las cosas más importantes que todas juntas dicen.
Ahora yo quería decirle al doctor algunas cosas en que creo que mis compañeros están de acuerdo -me
contempló con ojos mansos pero penetrantes y preguntó-: Doctor Paulo, ¿usted sabe dónde vivimos
nosotros? ¿Usted ya ha estado en la casa de alguno de nosotros?" Comenzó entonces a describir la
geografía precaria de sus casas. La escasez de cuartos, los límites ínfimos de los espacios donde los

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

cuerpos se codean. Habló de la falta de recursos para las más mínimas necesidades. Habló del cansancio
del cuerpo, de la imposibilidad de soñar con un mañana mejor. De la prohibición que se les imponía de
ser felices. De tener esperanza.
Siguiendo su discurso yo adivinaba lo que vendría, sentado como si fuera realmente hundiéndome en la
silla, que en la necesidad de mi imaginación y en el deseo de mi cuerpo se iba convirtiendo en un hoyo
para esconderme. Después guardó silencio por algunos segundos, paseó los ojos por el público entero,
me miró de nuevo y dijo:
"Doctor, yo nunca fui a su casa, pero le voy a decir cómo es. ¿Cuántos hijos tiene? ¿Son todos varones?"
"Cinco -dije yo hundiéndome aún más en la silla-. Tres niñas y dos niños."
"Pues bien, doctor. Su casa debe ser una casa rodeada de jardín... Debe tener un cuarto sólo para usted y
su mujer. Otro cuarto grande para las tres niñas. Hay otro tipo de doctor que tiene un cuarto para cada
hijo o hija, pero usted no es de ese tipo, no. Hay otro cuarto para los dos niños. Baño con agua caliente...
Un cuarto para la sirvienta, mucho más chico que los de los hijos y del lado de afuera de la casa. Un
jardincito con césped... Usted debe de tener además un cuarto grande donde pone los libros, su
biblioteca de estudio. Por cómo habla se ve que usted es hombre de muchas lecturas, de buena
memoria." No había nada que agregar ni que quitar: aquella era mi casa. Un mundo diferente,
espacioso, confortable. "Ahora fíjese, doctor, en la diferencia. Usted llega a su casa cansado. Hasta le
puede doler la cabeza con el trabajo que usted hace. Pensar, escribir, leer, hablar, el tipo de plática que
usted nos acaba de dar. Todo eso cansa también. Pero -continuó- una cosa es llegar a su casa, incluso
cansado, y encontrar a los niños bañados, vestiditos, limpiecitos, bien comidos, sin hambre, y otra es
encontrar a los niños sucios, con hambre, gritando, haciendo barullo. Y uno se tiene que despertar al otro
día a las cuatro de la mañana para empezar todo de nuevo, en el dolor, en la tristeza, en la falta de
esperanza. Si uno le pega a los hijos y hasta se sale de los límites no es porque uno no les ame. Es porque
la dureza de la vida no deja mucho para elegir."
Esto es saber de clase, digo yo ahora. Ese discurso fue pronunciado hace cerca de 32 años. Jamás lo
olvidé. Me dijo, aunque yo no lo haya percibido en el momento en que fue pronunciado, mucho más de lo
que inmediatamente comunicaba...
El hecho de que no haya olvidado nunca la trama en que se dio ese discurso es significativo. El discurso
de aquella noche lejana se aparece frente a mí como si fuese un texto escrito, un ensayo que tuviese que
revisitar constantemente. En realidad fue el punto culminante de un aprendizaje iniciado mucho antes -el
de que el educador o la educadora, aun cuando a veces tenga que hablarle al pueblo, debe ir
transformando ese al en con el pueblo. Y eso implica respeto al "saber de experiencia hecho" del que
siempre hablo, a partir del cual únicamente es posible superarlo. Aquella noche, ya dentro del carro que
nos llevaría de vuelta a casa, hablé un poco amargado con Elza, que raramente no me acompañaba a las
reuniones y hacía excelentes observaciones que me ayudaban siempre.
"Pensé que había sido tan claro -dije-. Parece que no me entendieron."
"¿No habrás sido tú, Paulo, quien no los entendió? -preguntó Elza, y continuó-: Creo que entendieron lo
fundamental de tu plática. El discurso del obrero fue claro sobre eso. Ellos te entendieron a ti, pero
necesitaban que tú les entendieras a ellos. Esa es la cuestión."

Paulo Freire – Autogestión

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CODA
La Práctica Profesional
del Licenciado/a en Gestión de Organizaciones Sociales

Apuntes sueltos: reflexión en medio de la acción…


OSCAR GARCIA

Reflexión 1.
Puesto que hay muy buenos dirigentes de Organizaciones Sociales que no pasaron por
esta carrera ni por la Universidad, sería una miopía epistemológica no reconocer su
saber y creer que sólo un profesional pude gestionar exitosamente una organización,
grupo, proyecto, movimiento, etc. Lo que si debemos aportar nosotros como
profesionales es una mirada, valga la redundancia, “profesional” de este campo de
conocimientos; y aquí el término “profesional” debe traducirse como “integrador de
conocimientos criticables y, por lo mismo, continuamente criticados”.

Esto implica un recorrido que comienza con la asunción de la Universidad no como “el
lugar del conocimiento” sino como el lugar de un tipo de conocimiento 126, afirmación
que reconoce la existencia de otros tipos de saberes igualmente valorables pero – la
realidad lo muestra - desigualmente valorados…

Existe un tipo de conocimiento que tiene, como mínimo, cuatro características:

i) es provisorio,

ii) es cultural,

iii) está influenciado por el contexto político y

iv) se reconoce metodológicamente en el método científico.

A este tipo de conocimiento se lo denomina habitualmente Conocimiento Científico,


actualmente es hegemónico y encuentra en la Universidad (y modernamente no sólo en
ella) su ámbito principal de radicación y en lo académico su principal formato.

126
Resolución C.E. Nº 357/06 del CIN, que amplía: “

296
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Y existe otro conocimiento caracterizado también por cuatro dimensiones:


i) es provisorio,

ii) es cultural,
iii) está influenciado por el contexto político y
iv) no se reconoce metodológicamente en el método científico.

A este tipo de conocimiento se lo denomina habitualmente Conocimiento Popular y


actualmente es subalterno (y no siempre contrahegemónico).

Desde la Universidad el desafío no es reemplazar uno por otro ni invertir relaciones de


fuerza (la tarea no es entonces reemplazar en la Universidad saber a académico por
popular sino lo anterior, en todo caso el pedido de "dejar entrar" el saber popular a la
Universidad podría ser una estrategia temporal, pero no un fin en si mismo) sino tomar
la iniciativa y realizar un primer movimiento proactivo: no se trata más de llevar dosis
de conocimiento científico allí donde reina el popular con el objeto de “enriquecerlo” u
“orientarlo”, sino de buscar entre ambos conocimientos un acercamiento que deberá
basarse en la posibilidad de establecer estructuras dialogantes que les permita
comprenderse mutuamente; aprovechando para esto la enorme ventaja
epistemológica de que ambos comparten idénticamente tres de sus cuatro
dimensiones definitorias.

Nótese, por ejemplo, cómo desde la propia etimología se resalta lo popular en el


recorrido evolutivo del significado de la palabra ciencia:

“El término por antonomasia para el conocimiento cierto y fundado en la modernidad


es “ciencia”. Lingüísticamente deriva de scientia, “saber”, “ciencia”. En los orígenes no
tiene ninguno de los rasgos del saber taxativo, cuantitativo y calculable que surgieron
como resultado de la redefinición de la razón en la modernidad. Por su relación con
scire, “saber”, se inclina al saber de tipo cualitativo, de modo que su significado está
ligado a “sabiduría”. De cientia deriva conscientia que da lugar al español
conciencia…” 127

127
Castello, Luis; Mársico, Claudia (2005) Diccionario Etimológico de términos usuales de la praxis docente, Ed.
Altamira, Bs. As. , voz “ciencia”, Pág. 76

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

A este nuevo conocimiento – cualitativo que no niega lo calculable, valorizador de las


sabidurías (en plural) y que genera y exige, por igual, razón y conciencia - lo podríamos
llamar Conocimiento Integrador y debería ser una síntesis superadora y liberadora de
los dos anteriores, basada en la praxis.

Aparece entonces el enorme problema de cómo integrar ambos conocimientos en uno


críticamente más poderoso, y he allí una de las tareas de los profesionales.

Reflexión 2.
La Problematización debe ser una característica del campo profesional del
Licenciado/a en Gestión de Organizaciones Sociales.

Tomando lo que desarrollamos oportunamente 128, e incluyendo algunos parafraseos,


podemos plantear el tema de la problematización como sigue:

“Muchas veces el despliegue de una actividad laboral se hace a una velocidad crucero
que permite al profesional articular, a comodidad y de a tercios, argumentación teórica,
aplicación de técnicas y proyección sociopolítica reflexiva donde el riesgo de errar
existe, por supuesto (y puede ser - también de tercios – ser extemporáneo,
inconsistente o inocuo…), todo dentro de un marco controlable. Pero a toda práctica
profesional que le llega la problematización, le aparece una pendiente cuesta arriba
que sólo podrá sortearse a la velocidad precisa y con las habilidades debidas. Es en la
problematización - en su intensidad y ambición - donde se adivinan las intenciones
vitales (y no solamente profesionales) de quien trabaja para honrar una profesión y así
ayudar a la construcción de un mundo mejor.

¿Qué es problematizar?

Problematizar es poner algo en problemas.


Nosotros vamos a poner en problemas todo lo que sepamos sobre las Organizaciones y
su gestión para, de esa manera, generar un conocimiento sobre él que no sea ni mera
repetición de paradigmas estereotipados, ni mera ilusión de un “deber ser” que no
siempre se cumple en la realidad, ni descripción aséptica y acrítica de lo que hay; como
si el que describe no tuviera ya un punto de vista lógico - ideológico desde el cual se
asoma para describir.

128
Garcia, Oscar (2013) La fuerza que ahí está. Ensayo y Manual de Voluntariado Popular, Ediciones Seguir
Creciendo, Bs. As. El texto original está parafraseado.

298
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Poner algo en problemas es sacarlo de su comodidad y exponerlo a la intemperie, al sol,


a la lluvia, a la criticidad.

¿Y qué es poner algo en problemas?

Es proyectar sobre ese algo una batería de proyectos a futuro, de los cuáles, varios,
podrán denominarse con un nombre más convocante que relevante: solución.
Pero problematizar es algo mucho más interesante que abrir un dique a la incontinencia
de soluciones, ya que es este un paso terciario y necesario – nunca hermano menor,
pero tampoco hermano mayor – pero precedido por dos acciones centrales por peso y
complejidad: la acción primera – política, epistémica, epocal – de enunciar el problema
y su consecuencia secundaria inmediata; determinar que eso sea un problema ¿de
quién?
Contrariamente a lo que tal vez se supone a primera vista, la realidad – o la naturaleza -
nunca presenta problemas. La realidad es un continuum borroso que en su discurrir
hilvana instantes a-críticos, con la aguja de un tiempo que es – en un a priori de lo
cultural – latido inescrutable de la madre Gea.

El tremendo poder de la cultura en manos de la especie humana comienza con la


posibilidad titánica de poder decir: “esto es un problema; así formulado, por nosotros y
para nosotros y ellos”. La capacidad de formulación es el poder más grande que se
puede tener sobre la capacidad de problematizar, increíblemente superior a cualquier
propuesta, idea o descubrimiento de una solución.

La penicilina no sería sino una curiosidad (o un des – conocimiento, al igual que lo es


todo el otro universo –cuando menos de igual tamaño que este – que conforma lo que
aún no conocemos, y cuyo ineluctable portal es la muerte) si la especie humana fuera
blindada y no sufriera de infecciones.

El viento, o su ausencia, fue problema mientras a los barcos los movían sólo las velas
como geométrico corcel; hoy en día, el viento en la navegación de gran porte es un
detalle, un dato más, un problema menos.
Quien formula un problema tiene la posibilidad de poner en tensión el poder político y
el desafío epistémico; y es sólo esa tensión la que mueve a la humanidad a buscar
respuestas; quien hoy puede decir qué es un problema y qué no lo es, en algún sentido,
manda.
De aquí – de la relevancia de la dimensión política inserta en la problematización – las
importantes reflexiones de Luis Garcia Fanlo, desde una base evidentemente
foucultiana:

299
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

“La problematización es una metodología de investigación que consiste en elaborar un


dominio de hechos, prácticas, y pensamientos, que plantean problemas. Se trata de
conseguir que todo aquello que damos por evidente, todo aquello que damos por
seguro, todo aquello que se presenta como incuestionable, que no suscita dudas, que,
por lo tanto se nos presenta como aproblemático, se tome precisamente como
problemático, y necesite ser cuestionado, repensado, interrogado. Cuanto mayor sea la
obviedad, mayores razones hay para problematizarla, sin embargo, problematizar no es
solamente conseguir que lo no problemático se torne problemático, porque
problematizar es también, y sobre todo, lograr entender el cómo y el por qué algo ha
adquirido su estatus de evidencia incuestionable, cómo es que algo ha conseguido
instalarse, instaurarse, como aproblemático. Lo fundamental de la problematización
consiste en desvelar el proceso a través del cual algo se ha constituido como obvio,
evidente,seguro.

Problematizar es una actitud, la actitud de dudar de lo evidente e indudable,


cuestionando lo incuestionable y haciendo, así, inseguro lo que todos damos por seguro.
Y también, problematizar consiste en llegar a comprender cómo y por qué algo se
convierte en indudable e incuestionable. Problematizar no consiste en descubrir lo que
estaría oculto o invisible, sino en hacer visible lo que, precisamente por estar visible y
tan próximo a nosotros, no llegamos a percibirlo. Problematizar consiste en llevar
adelante unas indagaciones histórico-críticas que siempre versan sobre un material, una
época, un cuerpo de prácticas y discursos determinados y que han sido recurrentes en
nuestras sociedades occidentales como por ejemplo el problema de las relaciones entre
razón y locura, enfermedad y salud, crimen o ley, el problema del lugar que hay que
darle a las relaciones sexuales, etc.
El abordaje de estos problemas y las distintas problematizaciones a las que ha dado
lugar no consiste en reconstruirlas en su continuidad a través del tiempo ni tampoco en
seguir sus variaciones; lo que hay que comprender es en qué medida lo que sabemos de
esa generalidad, las formas de poder en ellas ejercidas y la experiencia que en ella
tenemos de nosotros mismos no constituyen más que figuras históricas determinadas
por una cierta forma de problematización que define objetos, reglas de acción y modos
de relación consigo mismo. El estudio de los modos de problematización es, por lo
tanto, la manera de analizar cuestiones de alcance general en su forma históricamente
singular.” 129

Por todo, la relación hoy entre problema y solución es ambigua o, por mejor decirlo, se
ha procurado adrede que así sea. En esta época de insignificancia, un elemento
129
Garcia Fanlo, Luis: http://luisgarciafanlo.blogspot.com.ar/2009/07/problematizaciones.html

300
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

facilitador de su avance es la configuración de una sociedad que piense y obre en clave


de simplicidad hueca, de simplismo des-estructurante. En dicha sociedad, al sentido de
problema se le ha realizado una operación ideológica que la asigna a lo indeseable.

“¡Quiero soluciones, no problemas!” es un grito típico del sentido común insignificante


de hoy, que demoniza los problemas y los conjura con soluciones rápidas, fáciles,
individualizadas y adquiribles (previo patentamiento).

Semejante operación sobre su sentido requiere otra equivalente sobre su semántica.


Ésta operación sale a redefinir miles de años de significado para decir que lo contrario
de problema es solución; que son antónimos y que, por tanto, si uno desea lo uno debe
rechazar lo otro.
Pero en realidad, el antónimo de problema no es solución.
Una vez más la etimología puede ayudarnos. Los griegos (cuando no) apasionados por
las matemáticas distinguían un primer término: porisma, (deσυν πάσχω + = συμπάσχω,)
cuyo significado es abrir camino, encontrar una salida. Se aplicaba esto a la definición de
un tipo de enunciado matemático cuya respuesta había que descubrir.

Pero tenían un segundo término, que utilizaban para los problemas matemáticos más
de tipo geométrico cuya respuesta no debía ser descubierta sino construida: problema.

¿Por qué porisma para lo que ya existe (y hay que descubrir) y problema para lo que
hay que construir?

Porque el sentido de esta palabra es el de las dos partes que la forman: pro, ir hacia
adelante; y ballo, lanzar, arrojar… el problema toma una cuestión y la arroja hacia
adelante lo más lejos posible, para tomar aire y trabajarla hacia futuro. Por eso la
solución es la consecuencia futura del problema, que es su antecedencia inexorable. Y
esa es su esencia: no hay problema sin solución porque, justamente, lo que no tiene
solución – es decir, lo que ningún futuro puede resolver - no puede lanzarse, no puede
proponerse.

Nótese que la idea es doblemente rica:

i) para poder arrojar una cuestión al futuro, debemos invertir una energía, una
potencia problemátizadora de la que dependerá la pertinencia, audacia y calidad
de nuestro problema;
ii) sí el reto es una construcción, la imaginación y la creatividad serán
fundamentales para edificar la mejor respuesta. O dicho de otro modo: todo
problema enunciado con la energía problemática suficiente y resuelto con

301
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

imaginación y valentía. De allí que enunciar un problema sea siempre, y


previamente, apostar a una salida.

El verdadero antónimo de problema, entonces, no resulta así difícil de encontrar, y tiene


nombre propio: aporía, del griego a-poreio, sin salida.
(De aquí que, por ejemplo, la muerte no sea un problema, sino una aporía.)
Por todo esto, porisma y problema – lo que busca descubrir, lo que procura construir –
deberían ser voces centrales en el leguaje de una civilización significante; la
problematización debiera ser siempre bienvenida como usina de soluciones y como
ahuyentadora de aporías. Ahora entendemos por qué en la nuestra no lo son.

A la Gestión de las Organizaciones Sociales la vamos a problematizar, entonces,


sabiendo que cada problema a crear lejos de ser molesto será fecundo. Y por llevar esta
idea de fecundidad a una formulación ilustrativa que por directa se vuelve obvia, no
vamos a hablar de problematizaciones como nudos, bretes, cepos o precipicios, sino de
problemas como semillas.

Semillas que dan soluciones a futuro, qué más.

Cada problematización de cada dimensión de nuestra profesión será aquí una


“semilla problemática”, y así tendremos un plan para ejercerla: enumerar, primero,
las semillas problemáticas, rodearlas luego de un sustrato que les permita germinar, o
dicho más directamente, trabajarlas alrededor de algún concepto estructurante que
nos permita articularlas en clave cuádruple: teórica, técnica, humana y política.

Reflexión 3.

En la Gestión de Organizaciones problematizar es básica (pero no excluyentemente)


"destotemizar".
Esta tarea no se 'resuelve'; no se aplican 'herramientas destotemizadoras' sino que la
acción consiste en realizar una problematización capa por capa desde lo visible hasta
las raíces.
Destotemizar es, diría Cornelius Castoriadis, deshacer el tótem naturalizado y
naturalizador desde el que se impone que se puede cambiar lo superficial pero no lo
profundo; desde el que se pontifica que hay “valores (institucionales, organizacionales,
humanos, etc.) intocables”; desde el que se opera una maquinaria del impedimento;
desde el que se validan castas, herencias y títulos nobiliarios de dudosa legitimidad,
generadores de claustros y mandarines; desde el que se vigila (y castiga, según Foucault)
que la hegemonía no se abandone como dinámica, ni como paradigma, ni como doxa.

302
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

El tótem es a la organización lo que la “acriticidad” es a nuestra profesión: pura


naturalización de colonialismos, pura invisibilización de decisiones políticamente
meditadas, puro inmovilismo (burocrático o no; no simplifiquemos creyendo que toda la
culpa del inmovilismo es de la burocracia) que obtura o limita al instituyente.

Y destotemizar es, además y ante todo, destotemizar la Carrera, la Universidad, la


Democracia, la Profesión, etc., etc.

Reflexión 4.
La capacidad para procesar formatos diversos de fuentes también diversas es un saber
técnico clave.

Recordemos cuáles son las fuentes de nuestro Campo de Estudio:

El Área Disciplinar que nos ocupa – el estudio de las Organizaciones Sociales – cuenta
con una serie de fuentes analíticas principales desde las cuáles, por las cuales y (hasta)
para las cuáles relevar datos, investigar, teorizar, polemizar…en fin, construir
epistemológica y sociológicamente una disciplina.

En el Campo de las Organizaciones Sociales las Fuentes Analíticas son principalmente


cuatro: i) las propias organizaciones en su dinámica cotidiana, ii) los textos y materiales
teóricos referidos a la temática producidos por la academia, las organizaciones y los
colectivos sociales en general; iii) los medios de comunicación y iv) la calle.

Reflexión 5.

Si la gloriosa trinidad es la marca identitaria de las OS en la Argentina:

I) No gubernamental
II) De bien público
III) Sin fines de lucro

Debemos dar un permanente recorrido crítico en espiral alrededor de estos conceptos,


los que no se aprenden “de una vez y para siempre”, sino que se problematizan
permanentemente.
Algunas líneas para trabajar esto son las siguientes:

Los tres atributos mencionados como fundamentales en la caracterización de las


Organizaciones Sociales existen – qué duda cabe – y son la marca de agua en

303
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

muchísimos casos y los más diversos tipos asociativos. Pero la nominalidad también
existe; y debemos identificarla, estudiarla, contrastarla con otras formas posibles.
Porque si la nominalidad de los atributos fuera un a priori extendido mayoritariamente,
aceptado sin crítica ni sorpresa, el rol de las Organizaciones como capaces de ejercer
una dinámica de lo social propia y alternativa a la hegemónica, sufriría un tremendo y
anodino torna atrás.
Así, no solamente Roitter ha echado su ojo sobre este problema, también José Luis
Coraggio lo plantea con una crudeza plena de sensatez, que nos permite comenzar a
cerrar este capítulo:
“Siempre hay zonas grises cuando aplicamos estas definiciones por
enumeración a situaciones reales: cooperativas que han perdido el ideario
de la cooperación y funcionan como empresas de capital tanto hacia
afuera como hacia adentro, cooperativas de trabajo que son apéndices de
empresas de capital, instrumentalizadas para ocultar formas de
sobreexplotación del trabajo ajeno y evadir el principio de la redistribución
fiscal, fundaciones con gestión verticalista, que dan cobertura cosmética a
empresas de capital, etc. Pero los que plantean honestamente esa
definición tienen claro estos problemas y siempre tratarán de separar la
paja del trigo, distinguiendo la forma jurídica del contenido social, el
discurso de la práctica.” 130
La pregunta aparece entonces, requerida y a continuación: ¿por qué es
epistemológicamente posible, en una sociedad dada, habilitar la vigencia (que ya no la
existencia, que es libre albedrío de quien se nombra a sí mismo “solidario”, “altruista”,
etc.) de atributos sólo nominales para Organizaciones Sociales?

130
Coraggio, José Luis (2007) Economía social, acción pública y política, CICCUS, Bs. As., Pág. 34

304
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Reflexión 6.
Como parte de la complejidad, pero también como una elección critica se cuestiona el
"izquierdismo metodológico" que en el caso de las OS asume un matiz de " heroísmo
solidario".
Alejandro Grimson elabora una respuesta, también situada, refiriéndose al campo de la
antropología pero de un modo teórico sólido que se hace igualmente extensible a otros
campos, operación que creo se facilita si presentamos el razonamiento completo, aún
cuando la cita sea extensa :
“Una de las zonas teóricas donde se multiplican las confusiones entre
intenciones y resultados es la que analiza las relaciones entre diferencia y
desigualdad, entre integración y multiculturalidad. Frente a los procesos
migratorios, las situaciones de frontera y los grupos indígenas o afro se
debate cómo generar políticas tendientes a la equidad y al
reconocimiento. Si esas políticas requieren una investigación empírica
rigurosa – o mejor dicho, si la investigación es estrictamente una condición
de posibilidad de esas políticas democráticas – es porque los interrogantes
sobre lo justo, los valores, las normas y su aplicación no tienen respuestas
universales (salvo en líneas muy generales). Cada sociedad necesita
descubrir, en sus circunstancias específicas de interculturalidad, qué
significa y cómo se construye la justicia.
Es decir que cualquier perspectiva ético-política que presuponga qué es
democrático y equitativo más allá de la sociedad y de la historia se
acercará peligrosamente al autoritarismo. Y si se pretende realizar una
investigación sólo para confirmar concepciones previas, probablemente no
se logrará avanzar. Una condición sine qua non de la investigación rigurosa
es poner en entredicho nuestros propios sentidos comunes y nuestros
presupuestos. No nuestros valores en su formulación más abstracta (…)

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

sino el modo específico que asume esa perspectiva ético-política en una


sociedad concreta en un momento determinado. Vale decir: un
conocimiento localizado. Desde una perspectiva ética y política resulta
decisivo evitar describir la realidad como si lo real fuera nuestra ilusión
contrastada, como si el sujeto idealizado existiera. Esto no es más que el
optimismo de la inteligencia erigido como único modo de promover el
optimismo de la voluntad, el supremo conocimiento como energizante de
la praxis. En cambio, quienes se identifican con la “investigación militante”
afirman que intentar evitar de modo sistemático la confusión entre
nuestros deseos y lo real, es señal de academicismo. (…)
La otra cuestión importante referiría, entonces, a la relación que
establecemos con aquellas personas a las que intentamos comprender. Ya
señalamos que Todorov ha mostrado de manera elocuente que no hay
relación alguna entre amor y conocimiento. El etnocentrismo está lejos de
ser un mal exclusivo de los poderosos y los dispositivos hegemónicos. La
idealización de los múltiples sujetos subalternos es una práctica académica
y política sumamente extendida que, a mi criterio, constituye una nueva
dificultad para cualquier transformación de la realidad. Alcida Rita Ramos
(1998) ha develado las idealizaciones fantasiosas sobre los indígenas que
producen las ONG de clases medias que pretenden defenderlo.
Defenderlos siempre y cuando ese “real” sea como ellos quieren:
autónomo, combativo, decididamente renuente a negociar con el poder.
Ramos titula su libro Indigenismo para mostrar hasta que punto, así como
Said supo explicar que Occidente “fabrico” a Oriente y lo “orientalizó”,
Brasil construyó indigenismos y otros múltiples actores fabrican
constantemente indígenas hiperreales. Al pretender corroborar en lo real
los propios deseos no se perciben ni se analizan las múltiples

306
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

contradicciones existentes: líderes indígenas aliados a fuerzas


paramilitares o denunciando a piqueteros argentinos, ciudadanos que
combaten a empresas transnacionales por sus efectos medioambientales y
al mismo tiempo apoyan movimientos contra la distribución del ingreso,
hijos de inmigrantes que son fervientes defensores de cerrar las puertas
del país a los nuevos migrantes, movimientos que buscan construir una
nueva política pero lo hacen combinando nuevas y antiguas prácticas,
sindicatos clasistas que tienen dificultades para superar las visiones
corporativas, movimientos de mujeres que no se interesan por cuestiones
de clase o etnicidad, movimientos de clase que desprecian las cuestiones
de género, y así hasta el infinito” 131

Reflexión 7.
¿Sobre qué descansa nuestra práctica de profesionales de la Gestión de
Organizaciones?
Parafraseando, también, a Marcelo Percia:

“Cada profesión debe pensar en su encrucijada, en el punto en que su saber es


asediado por la densidad del mundo. Ninguna práctica descansa sobre sí misma. Urge
preguntarse cuál es la red que protege a la identidad del profesional en Gestión de
Organizaciones Sociales, de caer al vacío.”

Y también – como algo fundamental – la cuestión de nuestra identidad como


profesionales de las Organizaciones:

“Es muy importante que podamos construir identidades positivas. Las identidades piden
reconocimiento, reciprocidad, son construcciones colectivas. No hay como construir
identidades de modo solitario y nadie construye identidad en el espejo, pues la identidad
es construida en el escenario público, en la vida cotidiana, junto con los movimientos
sociales, con las organizaciones mismas, con las personas con las cuáles trabajamos.
Así como los ferroviarios ingleses respondieron al historiador Edgar Thompson cuando
les preguntó sobre la ardua tarea de construir la ferrovía: “nosotros construimos la vía,

131
Grimson, Alejandro (2011) Los Límites de la Cultura, Ed. Siglo XXI, Bs. As., Pág. 100

307
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

pero ella también nos construye”; así debemos asumir nuestra profesión: construida por
nosotros a los que previamente nos ha marcado y seguirá marcando…”

(María Lucía Martinelli, “Reflexiones sobre el trabajo social y el proyecto ético- político y
profesional.”)

Reflexión 8.
Boaventura de Souza Santos plantea un punto de vista sumamente interesante
respecto de la actualidad de las Ciencias Sociales:

“Es propio de la sociología reivindicar un ángulo de observación y de


análisis, un ángulo que, aún sin estar fuera de lo que se observa o analiza,
no se disuelve completamente en ello. ¿Cuál es, entonces, ese ángulo y
cómo mantenerlo en las condiciones presentes y de futuro próximo? La
rapidez, la profundidad y la imprevisibilidad de algunas transformaciones
recientes, dan al tiempo presente una característica nueva: la realidad
parece haber tomado la delantera sobre la teoría. Con esto, la realidad se
torna híper – real y parece teorizarse a sí misma. Esta autoteorización de la
realidad es otra de las dificultades de nuestras teorías de dar cuenta de lo
que pasa y, en última instancia, de la dificultad de ser diferente de la
realidad que supuestamente teorizan. Esta condición es, mientras tanto,
internamente contradictoria. La rapidez y la intensidad con que todo va
aconteciendo torna, por un lado, híper-real a la realidad y, por otro lado, la
banaliza, la trivializa, le quita capacidad de sorprender o conmover. Una
realidad así se torna fácil de teorizar, tan fácil que la propia banalidad del
referente casi nos hace creer que la teoría es la realidad misma con otro
nombre, es decir, que la teoría se autorrealiza. Vivimos así en una
condición compleja: un exceso de realidad que se asemeja a un déficit de
realidad; una autoteorización de la realidad que mal se distingue de una
autorrealización de la teoría. En una condición de este tipo es difícil

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

reivindicar un ángulo de análisis y, más aún, mantenerlo. (…) El final del


conflicto este – oeste crea una oportunidad única para la creatividad
teórica y para la transgresión metodológica y epistemológica…” 132
Y continúa su crítica:

“Hoy vivimos un problema complicado, una discrepancia entre teoría y


práctica social que es dañina para la teoría y también para la práctica. Para
una teoría ciega, la práctica social es invisible; para una práctica ciega, la
teoría social es irrelevante (…) No es simplemente un conocimiento nuevo
lo que necesitamos, necesitamos un nuevo modo de producción de
conocimiento. No necesitamos alternativas, necesitamos un pensamiento
alternativo a las alternativas.” 133

Llegando así hasta una distinción fundamental: objetividad versus neutralidad:


“Nosotros aprendemos con nuestra epistemología positivista que marca
que la ciencia es independiente de la cultura; sin embargo, los
presupuestos culturales de la ciencia son muy claros. Por tanto, vamos a
discutir cómo podemos, en lo que respecta a la ciencia, ser objetivos más
no neutros; cómo debemos distinguir entre objetividad y neutralidad.
Objetividad, porque poseemos metodologías propias de las ciencias
sociales para tener un conocimiento que queremos sea riguroso y que nos
defienda de los dogmatismos; y al mismo tiempo, vivimos en sociedades

132
de Sousa Santos, Boaventura (1995) Pela Mao de Alice, Cortez Editora, Sao Paulo, Pág. La traducción es propia,
las negritas también.
133
de Sousa Santos, Boaventura, (2006) Renovar la teoría y reinventar la emancipación social, Op. Cit. Pág. 16

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

muy injustas en relación a las cuales no podemos ser neutrales. Debemos


ser capaces de efectuar esta distinción, que es muy importante.” 134
Y completa:
“Aún si nos quedamos en las ciencias sociales, la comprensión del mundo
es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo (…)
probablemente, lo más preocupante en el mundo de hoy es que tanta
experiencia social queda desperdiciada, debido a que ocurre en lugares
remotos. Experiencias muy locales, no muy conocidas ni legitimadas por
las ciencias sociales hegemónicas, son hostilizadas por los medios de
comunicación social y por eso han permanecido invisibles,
“descridibilizadas”. A mi juicio, el primer desafío es enfrentar ese
desperdicio de experiencias sociales, esta riqueza inagotable de
experiencias sociales que es el mundo: tenemos unas teorías que nos
dicen que no hay alternativa, cuando en realidad hay muchas alternativas.
La gente sigue luchando por cosas nuevas, y ellos sí piensan que hay
alternativas nuevas.” 135

Reflexión 9.
El conocimiento profesional específico del Licenciado en Gestión de Organizaciones
no deriva de la sumatoria de las diversas disciplinas (aisladas o articuladas) que pueda
aprender durante su formación, sino antes bien de:

a) su integración en un marco conceptual complejo que le permita analizarlas desde una


mirada multidimensional, no para justificarlas sino para problematizar su rol en la
sociedad y
b) su capacidad para reconocer, visibilizar e integrar todo el conocimiento generado por
las propias organizaciones.

134
Íb. Íd., Pág. 18
135
Íb. Íd., Pág. 19

310
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

La concepción de SC como la capacidad de establecer vínculos de conocimiento y acción


política por fuera de las formas hegemónicas, permite pensar en un Campo Disciplinar
tan amplio en el que la multimirada se torna imprescindible.

 Hay una demanda de nuevos y viejos derechos, que incluye el derecho a la


participación popular en la determinación de los propios formatos de esos
derechos y del acceso a los mismos.

Existe el desafío profesional de salir al encuentro de la vulnerabilidad, generar un


itinerario de dispositivos cada vez más requeridos, iniciar un tránsito de proximidad
genuina, permitida, posible, realista, dialogante.
Y debiera haber en nuestra profesión una respuesta creativa, una vocación articuladora,
una mirada que amplíe siempre a otras y nuevas lógicas, y pugne por salir del
estrechamiento conceptual.
En y por dicha pugna es donde se juega la opción política, la acción colectiva, la
construcción epistemológica de saberes integradores y novedosos y la elección solidaria
de una práctica profesional que fortalezca lo popular.

Reflexión 10. : hay que desarrollarla; ¡y así muchas más!

Los invito a que lo hagamos grupalmente.

Oscar
25-04-2013

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

Ach wie flüchtig, ach wie nichtig

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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad

La razón, a voluntad!!!!

-¿Qué vendés, pibe?

-Lo que oye, don.

-¡¿La razón se vende?!

-Sí! Se la encuentra por el piso, se consigue en la basura, se la dan a uno regalada o si es necesario se
le arrebata a otro... y se vende a lo que usted quiera...
¡A voluntad, señor!

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