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LA RAZÓN,
A VOLUNTAD
los editores ni los autores perciben ingresos como resultado de la venta de las
publicaciones.
Con lo obtenido con la venta de la versión en papel de este ejemplar – descontados los
Ficha de catalogación
Garcia, Oscar
La Razón, a Voluntad. Las Organizaciones Sociales: un estudio introductorio a su morfología;
un ensayo crítico de su dinámica. ,1° ed., Buenos Aires, Seguir Creciendo
2012
ISBN
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
A las razones:
Valentina y Joaquín.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Es la expresión entre lánguida y esperanzada que cada tarde suele escucharse en las terminales
ferroviarias, en las estaciones del subte, en las principales plazas de trasbordo por dónde los pasajeros
pasan y pasan; algunos como eléctricos, otros como dormidos.
Allí, a un costado del hormigueo, las caras del desamparo – caras de niños, caras de jóvenes, casi todas
caras masculinas, casi ninguna cara anciana - vocean “¡La Razón, a Voluntad!” enarbolando un puñado
de diarios entre prolijos y cansados.
Son ejemplares que venden por igual a los eléctricos y a los dormidos no por un precio fijado desde la
tapa, ni por la calidad del producto ofrecido sino a voluntad de quien, indiferente, les cambia papel por
monedita.
El producto ofrecido – el diario “La Razón” - es hoy la caricatura frívola y hueca de un otrora suceso
editorial: los vespertinos fueron durante las décadas sin internet y de “prehistoria televisiva” una de las
pocas formas (junto con la radio, claro) de saber que había pasado en el mundo entre matutino y matutino;
una ignorancia que la Cuarta, la Quinta y sobre todo la Sexta edición ahuyentaban a fuerza de primicias y
calidad.
Cuando el servicio devino en negocio, La Razón fue comprado por un multimedio monopólico
y su precio de tapa se deslizó mágicamente a cero: ahora se regalaba, entregado frenéticamente durante
un lapso de no más de 45 minutos, luego del cual los falsos canillitas desaparecían y los verdaderos
dueños del paisaje - rostros desamparados - hacían su entrada para pedir a los lectores que ya lo habían
terminado, que por favor se los regalasen para poder venderlos
“a voluntad”.
Y así nació el grito.
Una construcción que - seguramente sin pretenderlo - locuta una definición que pondría verde a cualquier
docto en filosofía: ¿se imaginan lo que sería para los filósofos comprobar que la razón pudiera ser función
de la voluntad?
¿Se imaginan una razón cuyos encadenamientos lógicos dependieran de la voluntad que tuviera quien los
formula y no de sus frías imbricaciones sucesivas?
¿Cómo pensar en una ciencia atada a la intensidad volitiva de quien
la ejerce, piensa, sueña, o necesita?
¿Cómo aceptar una razón bipolar: con una cara férrea como viga portante, si en cabeza del voluntarioso y
otra – igualmente razón, al fin - tan débil y zozobrante cuan débil fuese la energía de quien apenas pueda
susurrarla?
Tal vez, la idea de una Razón esgrimida a Voluntad no sea algo tan absurdo y cargue, en su rasgar
epocal, algo de eso que en definitiva buscan muchas Organizaciones Sociales:
enarbolar una porción de la razón y luchar por ella, al mismo tiempo de ser – las más de las veces –
pura, pura, pura y sólo pura voluntad.
Y es que siempre habrá algo de irreal en toda organización - aún en aquella devenida en “actor social” -
que la haga post funcional, post utilitaria, post racional; portadora de una exuberancia de la voluntad
capaz de seguir buscando aún detrás de aquello a lo que la lógica hegemónica ya le dijo “no”.
La Razón – esa de la Cuarta, la Quinta y la Sexta - podrá haber muerto o ser hoy un espectro sólo
plagado de frivolidades y publicidad (o como Ud. prefiera llamar a cada una…).
La Razón, a Voluntad no ha muerto ni morirá mientras existan personas que se organicen (digamos:
“Organizaciones”) que la sigan voceando, intentando, soñando.
Y cómo no podía ser de otro modo, el círculo de época lo cierra, ridículamente, el mismo diario diciendo
en la página 10 de su edición del jueves 7 de marzo de 2013: (Sic) “Mejor guardalo. Este ejemplar, es
tuyo. Es un servicio que te informa y acompaña en el tiempo de este viaje. Te pedimos no dejarlo tirado
ni darlo. Así, nos ayudás a mantener más limpio el transporte y evitar actos especulativos. Muchas
Gracias. Los que hacemos La Razón.”
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
ÍNDICE
Presentación
Capítulo 1
Las Organizaciones: “su” naturaleza, “nuestro” recorte, “las” clasificaciones.
Capítulo 2
Atributos… ¿nominales?
Capítulo 3
La Resignificación del Bien Común
Capítulo 4
La Dinámica Instituido - Instituyente
Capítulo 5
La “idea” de los 3 Sectores
Capítulo 6
El Concepto de Sociedad Civil
Capítulo 7
Una Formulación de la Dinámica de las Organizaciones Sociales
Capítulo 8
Anexo: textos relevantes
Capítulo 9 - Colofón
¿Cómo actuar?: Antonio Elizalde Hevia, Boaventura de Souza Santos, Cornelius
Castoriadis y Paulo Freire.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Presentación
Sean todos y todas muy bienvenidos a la Materia “Introducción al Estudio de las
Organizaciones de la Sociedad Civil”, materia clave de nuestra Carrera y a la que llamaremos
familiarmente “Introducción”.
Lo de materia clave debe leerse de dos maneras: primero como “una exageración por
repetición”: todas las Materias de la carrera son clave en tanto cada una aborda una porción
del saber que otras no y que, de otro modo, quedaría vacío; segundo, sin embargo, como una
verdad basada en la particularidad: es ésta una Materia en la que vamos a realizar un recorrido
transversal por las Organizaciones (y por lo tanto, por la Carrera) en la que no nos vamos a
detener en cuestiones puntuales de gestión – eso ya lo hacen las demás Materias específicas –
sino que vamos a estudiar a dichas organizaciones en su contexto.
Algo tan sencillo y a la vez tan desafiante como eso: Organizaciones y contexto en el que
están insertas. Cómo formulamos desde la portada, el libro propone, acerca de las
Organizaciones Sociales “un estudio introductorio a su morfología, un ensayo de su
dinámica”.
Sin embrago al estudiar no cómo se gestionan, sino qué creemos que son y como pensamos
que funcionan estaremos aportando, en definitiva, a cómo podrían gestionarse mejor.
Ya estamos, por tanto, en condiciones de comenzar a estudiar qué son las Organizaciones,
cómo funcionan y para qué sirven.
Aparecen entonces tres posibles planos de estudio:
1) Uno tiene que ver con las características y procesos propios que se dan de
manera general en todas las organizaciones, sin depender de qué tipo se trate.
Conceptos como el poder, la participación, la comunicación, la planificación, la
gestión, lo instituido, lo instituyente y un breve pero básico etcétera.
2) El otro es el plano recíproco, esto es, conocer cuáles son las particularidades
que distinguen a cada tipo de organización; aquellas que hacen que una
Mutual no sea lo mismo que una Fundación o que una Fábrica Recuperada
tenga con una Cooperadora Escolar, tantos puntos de semejanza como de
diferencia. Es decir, conocer acerca de su conformación legal, su misión, su
forma de funcionamiento, sus particularidades a la hora de la gestión, etcétera.
Como ya puede verse, Introducción no va a ser una Materia descriptiva o narrativa para
estudiar (y menos de memoria) sino un espacio de aprendizaje donde fijaremos el foco en una
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pequeña porción del universo social (“las Organizaciones y su entorno…”) no para contarlo sino
para problematizarlo.
Y es esta la palabra más importante de la Materia: PROBLEMATIZAR.
Vamos a poner en problemas todo lo que sepamos sobre Organizaciones y su entorno para de
esa manera generar un conocimiento sobre ellas que no sea ni mera repetición de paradigmas
estereotipados, ni mera ilusión de un “deber ser” que no siempre se cumple en la realidad, ni
descripción aséptica y acrítica de lo que hay; como si el que describe (y en nuestro caso, peor
aún: como si el profesional que describe) no tuviera ya un punto de vista lógico / ideológico
desde el cual se asoma para describir.
Ese poner en problemas al campo de estudio nos exigirá varias acciones:
i.- entender que se trata de un campo en construcción y en disputa;
ii.- considerar y aplicar las categorías clásicas de análisis sin que ello signifique renunciar a
cuestionar la ortodoxia;
iii.- promover – ¡y ejercitar! – la polémica;
iv.- establecer articulaciones con otros campos / ciencias/ disciplinas;
v.- revisar supuestos, miradas y prácticas a la luz de interpelaciones novedosas o alternativas;
vi.- proponer la elaboración de nuevas hipótesis y , algo fundamental,
vii) considerar – cuando pertinente – la construcción del conocimiento sobre el campo
realizado por, en y desde las propias Organizaciones de la Sociedad Civil aunque no responda
formalmente al conocimiento académico canónico. Lo anterior no significa que no vamos a
tomar posición: las elecciones ideológicas de la Cátedra se harán presente sin velos ni
eufemismos, ya que la subjetividad es también inherente a la problematización.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CAPÍTULO 1:
Las Organizaciones: “su” naturaleza, “nuestro” recorte, “las” clasificaciones.
Existen. Están allí. Son un dato de la realidad que se hace presente a través de lo que
de ellas nombran los medios y la gente en la calle; o, más aún, de nuestra participación
- directa o indirecta, querida o soportada – en ellas: son las Organizaciones.
En principio, estas se nos presentan con las más variadas formas y se las llama de muy
diversas maneras. A estas formas colectivas de denominación las llamaremos
Denominaciones Genéricas.
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Así las denomina, por ejemplo, la Municipalidad de Vicente López, Pcia. de Bs. As.
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activo, primero en la economía y luego en todo el campo social. Por ello, según
nuestro parecer, no habría que ver en este término el impulso del liberalismo clásico
(separación estado - sociedad) como veremos luego, sino las características propias de
la configuración social en Argentina. Un claro ejemplo de estas perspectiva, serán las
sociedades de fomento.
Organizaciones de voluntarios
Con el “auge” de la expresión “voluntarios” (2001, año internacional del voluntariado),
muchos ha colocado el énfasis en la cuestión respecto a que el rol de las
organizaciones es ser canales de expresión de la solidaridad individual, cuyos principios
son el altruismo y el compromiso sin mediaciones institucionales (es decir por “fuera”
de los partidos y los sindicatos.)
Organizaciones del Sector Social
Esta denominación es semejante a la de tercer sector (en particular porque la utilizan
las mismas organizaciones), y pone el énfasis en el rol social que estas organizaciones
tienden a cumplir, tanto sea en la asistencia directa, como en la promoción social.
Organizaciones Populares
En esta terminología, la más informal de todas, se da cuenta de un fenómeno reciente
que responde en particular a la crisis de representación. Los autoconvocados, surgen
por ausencia o crisis de los canales de representación, es decir los partidos políticos o
los sindicatos, con un rechazo a la relación con estructuras mayores. Quizá no
constituyan organizaciones estables, ya que tienden a vincularse estrechamente con
un conflicto, pero no cabe dudan que agregan un punto importante al perfil de la
sociedad civil. Las asambleas barriales, los foros de discusión en numerosos ciudades,
son una clara expresión de esta corriente.
Movimientos Sociales
En este caso nos referimos a una categoría de carácter teórico, que no es comúnmente
utilizada por los actores. Su construcción proviene de la aparición, precisamente, de
nuevos movimientos e la Europa de la década del ’60, estructurados en torna a las
llamadas demandas post materiales (género, ecología, pero también la cuestión de la
paz y la juventud). En América Latina, refiere a distintos movimientos en defensa de
determinadas identidades (indígenas, negros, homosexuales) pero en particular de los
derechos humanos. Un grupo de notable presencia en la argentina y que podría formar
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Sin dudas, aquella que cada uno considere teóricamente más aceptable e
ideológicamente más afín. Lo importante es, en todo caso, argumentar el porque de la
elección. Al respecto, por ejemplo, es muy claro el Centro Nacional de Organizaciones
de la Comunidad, organismo público que expresa:
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El término clivaje, surge en la literatura francesa, y refiere a nuevos cortes producidos en la sociedad, y
que genera nuevos grupos, distintos a la división histórica en clases sociales.
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El Área Disciplinar que nos ocupa – el estudio de las Organizaciones Sociales – cuenta
con una serie de fuentes analíticas principales desde las cuáles, por las cuales y
(hasta) para las cuáles relevar datos, investigar, teorizar, polemizar…en fin, construir
epistemológica y sociológicamente una disciplina.
Lo que acontece en, entre y desde las Organizaciones Sociales en su accionar cotidiano
es fuente de inestimable aporte al estudio y conceptualización de las mismas. Lo que
sucede dentro de una Organización es de una riqueza instantánea difícil de transferir y,
al mismo tiempo, insumo real, concreto y subjetivo para elaboraciones teóricas,
contrastables y objetivas, que busquen encontrar patrones de interpretación que
luego puedan ser instrumentos analíticos para conocerlas mejor.
Quien tiene la posibilidad de trabajar, participar, dirigir o cuanto menos transitar
cotidianamente una OS tendrá una enorme cantera de insumos a los cuáles utilizar
como fuentes analíticas de primera mano.
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www.cenoc.gov.ar (Texto tomado de esta página en abril de 2013)
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El profesional que trabaja en el mundo de las OS debe saber “leer” y “escuchar” lo que
las calles expresan a través de sus configuraciones, sus mensajes, sus dinámicas, sus
pintadas, en definitiva; su rol eterno y fiel como receptáculo y caja de resonancia ya de
los mensajes de aquellos que no tienen otros medios para decir sus verdades, ya del
ingenio o la indignación popular que no cabe en formatos comunicativos más
preestablecidos y formales.
De la conjunción, el uso, la ponderación y la rigurosidad analítica de cada una de estas
fuentes concebidas en forma integrada, nace la praxis que el que estudia el mundo de
las OS necesita para comprenderlas en su función, razón de ser, variedad actualidad y
contexto.
Para realizar un ejercicio referido a cómo procesar estas fuentes les proponemos
algunos ejemplos a trabajar con la “Fuente 3”, los medios:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-165444-2011-04-03.html
http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-176040-2011-09-04.html
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2. ¿Cuántas veces una OS es tapa de los diarios? ¿Cuál fue la última vez que una
Organización tuvo este raro privilegio? Veamos algunos casos, entrando a los
siguientes Vinc. i) ¿Por qué motivos concretos cree Ud. que una OS es noticia
de tapa?, ii) ¿Cómo denominan a las OS del caso (con denominaciones
genéricas, con tipos asociativos, con formas jurídicas, etc.), iii) ¿Quién
“descubre” más casos?, iv) cualquier otro comentario es bienvenido.
http://edant.clarin.com/diario/2008/03/20/tapapapel.htm
http://edant.clarin.com/diario/2008/03/20/index_ei.html
http://www.clarin.com/politica/San-Juan-detuvieron-Greenpeace-
activistas_0_433156732.html
3. Y, por ahora, una última situación que reflejaron los medios y que amerita la
siguiente pregunta: i) ¿Siendo una Fundación una organización privada y
separada del Estado, es posible concretar el pedido que la nota cuenta? (En
todo caso, y por qué no, una pregunta para hacerle al Profesor de AJA…)
http://www.clarin.com/politica/Macri-radicalismo-pidieron-
intervencion_0_509349114.html
4. Preguntábamos antes: “¿Cuántas veces una OS es tapa de los diarios? ¿Cuál fue
la última vez que una Organización tuvo este raro privilegio?” La edición del
Diario Clarín del viernes pasado, 09/09/2011 -
http://www.clarin.com/ediciones-anteriores/20110909 - es un muy buen
ejemplo de amplia presencia de las Organizaciones Sociales en los medios, ya
que aparecen muchas notas que las tienen como protagonistas:
5. Veamos algunos casos, entrando a los siguientes Vinc. i) ¿Por qué motivos
concretos cree Ud. que una OS es noticia de tapa?, ii) ¿Cómo denominan a las
OS del caso (con denominaciones genéricas, con tipos asociativos, con formas
jurídicas, etc.), iii) ¿Quién “descubre” más casos?, iv) cualquier otro comentario
es bienvenido.
http://edant.clarin.com/diario/2008/03/20/tapapapel.htm
http://edant.clarin.com/diario/2008/03/20/index_ei.html
http://www.clarin.com/politica/San-Juan-detuvieron-Greenpeace-
activistas_0_433156732.html
6. Y una situación que reflejaron los medios y que amerita la siguiente pregunta: i)
¿Siendo una Fundación una organización privada y separada del Estado, es
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posible concretar el pedido que la nota cuenta? (En todo caso, y por qué no,
una pregunta para hacerle al Profesor de AJA…)
http://www.clarin.com/politica/Macri-radicalismo-pidieron-
intervencion_0_509349114.html
7. Decíamos que saber leer la calle es una habilidad tan importante para el
Profesional de las Organizaciones como hacer un Diagnóstico, saber Planificar
un Proyecto o conocer sobre Legislación específica. Las calles hablan en idioma
de imágenes, consignas, graffitis, esténciles, afiches y cualquier otra expresión
popular al alcance de la mano. Veamos algunos ejemplos.
8. Nótese que interesante: a veces lo que la calle “habla” puede anticipar lo que
luego en este caso recién de 3 días después - va a ocurrir y leerse en los diarios
como noticia.
9. Tenemos aquí una secuencia de una foto y una noticia: La foto fue sacada el día
13 /09/2011 desde la Av. Gral. Paz, en la Ciudad de Buenos Aires.
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El otro sería comenzar a nombrar a todos los tipos posibles de Organizaciones que
consideramos deberían incluirse bajo aquellas denominaciones y tener así un listado
taxativo de todas ellas.
Camino 1:
Para determinar cuáles Organizaciones podrían ser consideradas como OS, OSC o
cualquiera de las 16 denominaciones genéricas que vimos antes, este camino propone
determinar algunas características generales que todas las organizaciones que
pretendan considerarse incluidas deban cumplir.
En la Argentina, los 3 principales requisitos que una Organización debe cumplir son:
Camino 2:
Tal como habíamos adelantado, el otro camino consiste en realizar un (no tan)
pequeño inventario de los tipos posibles de Organizaciones que consideramos que
deberían incluirse bajo aquellas denominaciones y así tener un listado de todas ellas:
Las ordenamos alfabéticamente y para mayor claridad, ejemplificamos cada Tipo con
un nombre concreto, elegido al azar:
1.- Agrupación (“Agrupación Bicentenario” – Jujuy)
2.-Asambleas (“Asamblea Popular de Barracas”)
3.- Asociaciones Civiles (“Asociación Civil Luchemos por la Vida”)
4.- Bibliotecas Populares (“Biblioteca Popular Fray Mocho”)
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Esta tipificación – si bien, como ya veremos, también es provisoria – nos resultará muy
útil para trabajar futuras clasificaciones.
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Y como son, por cierto, muchas y variadas las posibles clasificaciones de las
Organizaciones, la pregunta que debe formularse y formulamos es:
O dicho de otra manera; ¿habrá una clasificación que sea mejor que otras?
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Gordillo, Agustín El Método en Derecho
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3.- Una tercera dimensión tiene que ver con algo fundamental: el deseo. Incompleto
sería el enfoque si nos quedáramos solamente con el campo de las necesidades, ya
que esa es una parte de la condición humana; las personas somos también seres
deseantes. Esto nos ubica en una relación el mundo que ya no lo ve en términos de
completo – incompleto; satisfecho – insatisfecho, etcétera; sino que lo mira como un
gran escenario donde desplegar deseos. Y es esta también una enorme fuente de
creación de Organizaciones Sociales. Los seres humanos creamos instituciones, porque
tenemos el deseo de hacerlo; y esto supone una dimensión fundamental para
entender por qué – por ejemplo, y más allá de la magnitud que una necesidad pueda
tener – no hay una sino muchas Organizaciones que se dedican al tema del medio
ambiente, de la vivienda o de la salud reproductiva, por decir algunas.
4.- Finalmente, y volviendo al plano de nuestro país, una cuarta dimensión señala
que hay Organizaciones Sociales porque la Constitución Nacional así lo habilita. Esto
que puede parecer algo menor y sobreentendido, tiene también una importancia
relevante. A ver: que la Constitución habilite o no la creación y existencia de
Organizaciones es un factor contingente y no absoluto; en el sentido de que la historia
ha demostrado que aunque una ley lo prohíba, si existen necesidades o deseos muy
fuertes las personas se agrupan crean igual y crean sus propias Organizaciones, aún al
costo de tener que estar en la clandestinidad. Pero es evidente que un texto
Constitucional es un factor de importancia relevante para favorecer el despliegue de
OS –si explícitamente lo habilita – o para inhibirlo – si lo prohíbe o desalienta.
Afortunadamente, en el caso de nuestro país la CN permite de manera clara y
contundente la conformación de Organizaciones, a través de los siguientes artículos:
I) Artículo 14- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos
conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: De trabajar y
ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las
autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio
argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y
disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar
libremente su culto; de enseñar y aprender.
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II) Artículo 19- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan
al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo
reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún
habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni
privado de lo que ella no prohíbe.
III) Artículo 42- Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho,
en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e
intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de
elección, y a condiciones de trato equitativo y digno. Las autoridades
proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el
consumo, a la defensa de la competencia contra toda forma de distorsión
de los mercados, al control de los monopolios naturales y legales, al de la
calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de
asociaciones de consumidores y de usuarios.
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algunos Institutos Nacionales como el INTA y el INTI; las Defensorías del Pueblo
(“Ombudsman”), las Universidades Nacionales y Provinciales, etc.
Al igual que el Estado, funcionan con fondos públicos
Según Roberto Dromi (Derecho Administrativo, Editorial Ciudad Argentina, 1998) el
régimen jurídico de las entidades autárquicas se debe a lo previsto en la ley o en el
decreto de creación, ya que como se vio anteriormente este tiene una postura de
facultades concurrentes. Los entes autárquicos son personas públicas dotadas de
personalidad jurídica propia, que persiguen un fin público y se rigen íntegramente por
el derecho público, emiten actos y disposiciones administrativas, celebran contratos
administrativos, se les aplican las leyes de administración financiera y de los sistemas
de control del sector público nacional.
Una profundización de la noción de “autarquía” y de la clasificación de los entes
públicos y privados en general puede encontrarse en el trabajo de Agustín Gosrdillo:
http://www.ijeditores.com.ar/articulos.php?idarticulo=30234&print=2
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¿Organizaciones u organismos?
En general, se denominan organismos a los instrumentos institucionales de los poderes públicos
y organizaciones a las configuraciones asociativas privadas; sin embargo, es muy común oír
acerca de “Organismos de Derechos Humanos” en referencia a las OS que trabajan en el tema y
no necesariamente a, por ejemplo, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, en
referencia a esta “sección” (organismo) del Estado Nacional ocupado de tal temática.
En la solicitada de la imagen no aparece como firmante ningún “organismo” (público) de
DD.HH.
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2-ILEGALES 2-LEGALES
“Asociación
Ilícita” 3-PÚBLICAS 3-PRIVADAS
“Banda”, “Grupo
Delictivo” etc.
4-CIVILES
4-COMERCIALES 7-ALGUNOS de los 35
TIPOS ASOCIATIVOS (los
que pueden tener
6-REGULADAS 5- LAS 16 DENOMINACIONES GENÉRICAS Personería Jurídica)
(“OSC”, “ONG”, “OS”, etc.) son:
i) ESTADO EN SUS (Asociación Civil,
3 NIVELES (y sus Fundación, Mutual,
organismos), RESPONDEN
Federación,
ii)ENTES DIRECTAMENTE a la 6-REGULADAS Cooperativa, etc.)
AUTÁRQUICOS, CONSTITUCIÓN
iii)IGLESIA
CATÓLICA RESPONDEN a la
6-DESREGULADAS CONSTITUCIÓN y a las LEYES
ESPECÍFICAS QUE LAS 8-EL NIVEL ANTERIOR +
REGULAN NOMBRES PROPIOS o de
7- Responden directamente a la CN FANTASÍA: “Asociación Civil
ALGUNOS de los 35 TIPOS Luchemos por la Vida”
ASOCIATIVOS SIN PERSONERÍA 8 -EL NIVEL ANTERIOR +
JURÍDICA: (“Red”, “Colectivo”, NOMBRES PROPIOS o de
Club”, “Centro”, “Comedor”, etc.) FANTASÍA: “Red Solidaria”
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LA RAZÓN, A VOLUNTAD – OSCAR GARCIA
CAPÍTULO 2:
Atributos… ¿nominales?
Corresponde ahora analizar estos tres conceptos: no gubernamental, de bien público y sin
fines de lucro.
Comencemos diciendo que estamos frente a tres sintagmas, cada uno muy complejo en su
significación profunda, y cada uno compuesto también, por palabras que conceptualmente son
muy importantes: “bien” “gobierno”, “fines”.
La Matriz de Conceptos Teóricos
Adelantemos cuáles son las principales dimensiones de las definiciones teóricas de cada uno de
estos tres conceptos, para luego estudiarlos en profundidad:
El concepto teórico de no gubernamental…
1.- Lo que nunca debe hacerse: definir por la negativa
2.- Dice que no es gubernamental; pero: ¿qué lo es?
3.- No hay sector al que pertenecer
4.- No refleja la vera realidad, de imbricación inevitable con el Estado.
El concepto teórico de bien público…
1.- Subordinado a derecho y asimilado prácticamente a fines útiles
2.- Extendido a todas las identidades, sobre la base de las diferencias.
3.- Ligado necesariamente a un beneficio particular.
4.- En permanente disputa y redefinición.
El concepto teórico de sin fin de lucro…
1.- Sin fin de lucro, pero con fin de empleo.
2.- Solo restringido al reparto de utilidades.
3.- La existencia de un fin de lucro social, solidario.
4.- La ausencia de lucro no implica la ausencia de una lógica mercantil, capitalista, competitiva y
excluyente.
En este punto y antes de seguir, es recomendable reforzar el concepto complejo de qué es una
organización para lo cual sugerimos leer ahora el apunte del renombrado Dr. Alfredo Grande
en la página de 283 de este libro.
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De manera muy sagaz, Mario Roitter da a estos tres conceptos la posibilidad de ser definidos
como atributos nominales:
“En consecuencia, creemos que estas organizaciones no conforman un ámbito
separado del Estado y el mercado, al estilo de lo que Nun denomina una visión
topográfica, sino que a lo sumo se las puede diferenciar a partir de ciertos
atributos nominales como un momento analítico pero luego deben ser vistas en
su relación con las otras dos esferas. Decimos atributos nominales puesto que
no todos ellos tienen necesariamente existencia real, tanto porque la restricción
de no lucratividad no alcanza para certificar que trabajan con finalidades
públicas, como porque pueden existir modalidades de absorción de los
excedentes en la forma de altos salarios. O sea, finalidades públicas y no
lucratividad no son un a priori sino algo de lo que sólo puede dar cuenta la
práctica concreta de los actores involucrados.” 5
Sucede que las palabras tienen siempre no sólo libertad de respecto de quiénes las dicen, sino
además múltiples significados y aún cuando denoten lo mismo, pueden connotar cosas bien
diferentes. Apoyándose en Rancière, Benjamín Arditi recoge claramente este origen conflictivo
de la significación conceptual:
“Rancière plantea algo parecido, aunque más radical, cuando señala que la
polémica o el desacuerdo están en la base de nuestra existencia política: toda
comunidad está fundada en torno a un litigio que es tematizado o puesto en
escena de maneras diferentes en distintas épocas. Un desacuerdo, dice, no es un
malentendido debido a la imprecisión conceptual. … Un desacuerdo o una
polémica, dice Rancière, no se da tanto por el hecho de que un interlocutor diga
“blanco” y el otro “negro”, sino porque ambos dicen “blanco” pero entienden
algo muy distinto por el concepto de blancura (Rancière, Jacques. 1996.
Desacuerdo: política y filosofía. Buenos Aires: Nueva Visión.). De allí que el
problema del desacuerdo no sea tanto llegar a un consenso sino más bien
constituir la racionalidad misma de la situación de habla: se trata en primer lugar
5
Roitter, Mario “El tercer sector como representación topográfica de sociedad civil”
41
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
6
Arditi, Benjamín; Trayectoria y potencial político de la idea de Sociedad Civil; Revista Mexicana de Sociología,
año 66, Nº 1, México, enero –marzo de 2004
7
Roitter, Mario “El tercer sector como representación topográfica de sociedad civil”. En Daniel Mato (coord.),
Políticas de ciudadanía y sociedad civil en tiempos de globalización. Caracas: FACES, Universidad Central de
Venezuela, 2004, pp. 17-32.
42
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
El reconocimiento formal de las ONG es a partir del artículo 71 de la Carta de las Naciones
Unidas (1945). El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC) podrá hacer
arreglos adecuados para celebrar consultas con organizaciones no gubernamentales que se
ocupen de asuntos de competencia del Consejo. Además de participar del sistema de las
Naciones Unidas, también lo hacen a nivel de los Estados nacionales que correspondan en
calidad de observadores, consultores, ejecutantes de proyectos, como una forma de presión
social ciudadana, etc. Desde entonces el Consejo Económico y Social ha pasado de 41 ONG
reconocidas con el status de consultivas en 1946 a unas 2350 ONG (2003). Número mucho
mayor si se incluyen a las que actúan sólo a nivel local y regional.
Pero veamos más allá de esta noticia histórica del concepto: lo que no gubernamental dice
primero es: “nosotros somos una organización que no tiene nada que ver con el Estado (y por
extensión con el Gobierno), de modo tal que somos independientes; nadie nos manipula ni dice
como tenemos que pensar; somos transparentes y autónomos y, por lo tanto, creíbles y
eficientes.”
Tal vez parezca exagerado afirmar que sólo tres letras pueden encerrar una explicación tan
extensa y profunda, pero el imaginario popular es así.
¿Qué valor tiene hoy ser (o decir que se es) independiente? Un valor supremo; pero no tanto
por exaltación de aquella virtud liberal de la libertad, parámetro fundador de innumerables
cartas magnas, que incluyen a nuestra constitución y sostén básico de los derechos del
individuo; sino por un defecto por exceso.
Efectivamente, la sobrevaloración de la autonomía y la libertad es marca identitaria de un
mundo neoliberal en donde el individualismo posesivo, las relaciones líquidas, el relativismo
ético y las comunidades estéticas son más importantes que el vínculo sólido de las comunidades
extendidas.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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8
Bombarolo, Félix; Los Profesionales y los Asuntos Públicos en la Argentina; Nauyaka, Buenos Aires, primavera
de 2005. www.nauyaka.net
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9
Casas, Laura J.; Derecho de asociación y bien común: A propósito del fallo “ALITT”; LA LEY 2007-A, 384 Fallo
comentado: Corte Suprema de Justicia de la Nación (CS) ~ 2006/21
47
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Resumiendo antes de ahondar, digamos que existe un juego – de suma cero - entre cuatro
elementos que se descubren cuando uno rasga el sin fin de lucro como atributo nominal:
i) lo que la ley manda
ii) lo que la ley no prohíbe,
iii) lo que el sistema hegemónico presiona por conformar y los dilemas que esto genera; y
iv) la posibilidad que, sin embargo, se abre para plantear una forma organizativa
contrahegemónica en lo económico.
A más de una, menos de las restantes, en perfecta suma nula.
Analicemos detenidamente cada dimensión aunque más no sea en un nivel introductorio:
i) Para el sistema legal argentino - aplicado siempre a Organizaciones de la Sociedad Civil en
general (más allá de las especificidades que a cada forma jurídica particular corresponda y sin
contar en este caso específico a las Cooperativas) -, la categorización como “organización sin
fines de lucro” se salva con apenas un puñado de “declaraciones” las que luego serán
verificadas oportunamente en su cumplimiento por diferentes autoridades de aplicación: IGJ,
AFIP, INADI, etc.
Estas declaraciones (expresadas, como tales, a futuro) son:
a.- Que los excedentes de los ejercicios económicos se reinvertirán en el objeto social o
fundacional y no se repartirán entre los asociados o miembros de la Comisión Directiva, del
mismo modo que sí se efectiviza en una empresa con los dividendos para sus accionistas; o
dicho según la norma: “que las ganancias y el patrimonio social se destinen a los fines de su
creación y que en ningún caso se distribuyan, directa o indirectamente entre los asociados”.10
b.- Que, según Curcio, dejen explícitamente de manifiesto que no se dedicarán sólo a
actividades rentadas: “… aunque no hay norma que así lo prevea, no parece lógico que una
organización de esta naturaleza cobre por todas las actividades que realice. No existen
impedimentos para que brinde servicios, pero la inteligencia sobre el tema indica que debe
haber un equilibrio entre aquellas actividades que los beneficiarios deben abonar, y aquellas
que no…”11
10
Ley 20628, art. 20 inciso f; en: Curcio, Gustavo, Op.Cit., Pag. 66
11
Ib.Id., Pág.26
48
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
c.- Que, asimismo, como con claridad plantea el mismo autor: “Las asociaciones pueden
recaudar fondos con actividades vinculadas a su objeto social: pensemos un ejemplo. Un grupo
de personas nucleadas en una Asociación cuya misión es colaborar con chicos en situación de
calle, explota una heladería para recaudar fondos para el desarrollo de sus actividades; en la
misma cuadra donde funciona la Asociación, una familia administra una heladería como
sustento de vida. Pero, más allá de llevar adelante la misma actividad, tienen una importante
diferencia: la primera heladería no paga impuestos, 12 la heladería familiar lógicamente lo
hace”. Debemos preguntarnos: ¿no estamos en presencia de una situación de competencia
desleal? ¿Acaso está mal desarrollar una empresa con lucro? ¿O en realidad en nombre de lo
social deben permitirse este tipo de emprendimientos a las OSC?” 13
Las respuestas no son simples, no obstante, es claro afirmar que “las OSC no pueden dedicarse
a emprendimientos típicamente comerciales, o que importen una acción comercialmente
desleal”. Y además, “debe haber una consonancia entre el objeto social de la organización y
aquella o aquellas actividades que desarrollen para obtener fondos”. Y ello es así porque
efectivamente existen normas que definen claramente cuándo nos encontramos con entidades
comerciales y cuándo no. No hay nada de malo en desear generar una empresa lucrativa, nada
tiene de malo generar trabajo a través de las entidades comerciales. Por eso, sí lo que se
pretende es generar riquezas o fuentes de trabajo a no equivocarse: debe formarse una
Sociedad Anónima, una SRL, una consultora, y no una asociación civil cuyo sustento, misión y
lógica es otra.” 14
Con apenas estas tres expresiones, este básico abc, queda planteado el núcleo conceptual de
la categorización legal “sin fines de lucro”; más algunas consideraciones complementarias muy
puntuales como pueden ser que en el nombre de las organizaciones no puedan ir sólo los
vocablos “Sociedad” o “Empresa” sino es acompañando el nombre completo donde quede
12
Para saber cuáles impuestos no se pagan en estos casos, esto se trabaja en las Materias Derecho de las
Instituciones y Gestión Financiera.
13
Ib.Id., Pag.26
14 Ib. Id., Pag.26 Curcio no menciona las Cooperativas, las que son también una alternativa para esto último.
49
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
clara su forma jurídica diferente de éstos 15 ; que a los efectos de lograr la exención impositiva
en la AFIP “no se obtengan recursos de la explotación de espectáculos públicos, juegos de azar,
carreras de caballos o actividades similares” y – especialmente (sobre lo que volveremos) - “que
se limiten los montos asignados a directivos” 16 o las especificaciones de capitalización para el
caso de Cooperativas.
ii) Pero lo relevante no es sólo lo que todas estas largas disquisiciones legales configuran
cuando dicen, sino también lo que habilitan desde lo que callan, esto es, lo que la ley no
prohíbe.
De todo ello – insistimos: de lo mucho que no está prohibido - haremos foco en sólo dos
aspectos, fundamentales, que hacen a la esencia de las Organizaciones Sociales y su relación
con el fin de lucro: a) la aparición y /o reconfiguración de un número creciente de estas
organizaciones como sin fines de lucro pero con fines de empleo, y b) lo relacionado con qué
tipo de lógica mercantil puede primar en la gestión y desenvolvimiento cotidiano de una
Organización sin fines de lucro.
En el caso de la dimensión a) actúan diversas razones explicativas de este interesante
fenómeno: que las Organizaciones Sociales ya no están pensadas, organizadas, dinamizadas y
legitimadas como espacios conformados para fines sociales y altruistas por personas que
además tenían su trabajo o ámbito de búsqueda e inserción laboral por fuera de ellas, tal como
ocurrió históricamente con las primeras expresiones institucionales de figuras como sociedades
de fomento, asociaciones civiles, clubes sociales y deportivos, etc. En aquella idea
organizacional, la institución no se pensaba como proveedora de espacios de profesionalización
u oportunidades de empleo. La tarea solidaria, voluntaria y de neto corte gratuito conformaba
el 95 % de la configuración relacional entre miembros e instituciones.
Con la llegada de las sucesivas crisis económico – sociales, con las nuevas configuraciones
laborales – flexibilizadas, deslocalizadas, globalizadas y – fundamentalmente – escasas, los
15
Como se vio en el Cap. 1
16
Curcio, Gustavo, Op.Cit., Pág. 67, en donde además se explica que: “La exención no será de aplicación para
aquellas instituciones que durante el período fiscal abonen a cualquiera de las personas que formen parte de los
elencos directivos, ejecutivos y de contralor de las mismas, cualquiera fuera su denominación, un importe por todo
concepto, incluido los gastos de representación y similares, superior en un 50% al promedio anual de las 3 mejores
remuneraciones del personal administrativo. Tampoco serán de aplicación dichas exenciones, cualquiera sea el
monto de la retribución, para aquellas entidades que tengan vedado el pago de las mismas por las normas que rijan
su funcionamiento”
50
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
17
Korín, Daniel , (2004) La Profesionalización de las ONG, tesis de Posgrado, UCES
51
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
sin dudas preeminente, la utilización que de esta figuras jurídicas (Asociaciones Civiles,
Fundaciones, Federaciones, Mutuales, etc., todas de bien público y sin fines de lucro) se utilizan
para promover y ejercer el más liso, llano - y muchas veces grosero- fin de lucro capitalista de
matriz neoliberal que es el que hoy impera como hegemónico.
Para caracterizar el tono de nuestra forma de razonar, comencemos por lo último; la utilización
de la figura de entidad de bien público sin fines de lucro para promover, precisamente, el
lucro.
Si no fuera por las graves consecuencias legitimadoras de un “como sí” que se mofa de
aquellos seres humanos que apuestan a una economía solidaria con base social, la equidad y la
cooperación de actores económico –sociales – productivos sin patrón, sería cuanto menos
curioso o risueño ver como las figuras de asociaciones sin fines de lucro se utilizan como
Caballos de Troya para vehiculizar y fortalecer propuestas parasitarias del más cerrado cuño
neoliberal con impúdicos fines de lucro excluyente.
¿No es una osadía legal, una incongruencia de la lógica, una canallada normatizada de la
sociedad del “todo vale” que una Federación, una Fundación, una Mutual que se dicen sin fines
de lucro (porque legalmente lo son) se tengan como actividad principal dedicarse a promover el
lucro de los que representan o la conforman?
¿Qué no las hay?
Basten para muestra tres botones, que invitamos a conocer en detalle a través de sus propios
sitios web.
LINK A SITIOS WEB:
http://www.redexport.gov.ar/areas/produccion/ind_y_com/organismos_detalle.php?menu_id
=10688&id=238
http://www.adebaargentina.com.ar/
http://www.aeanet.net/
Por un lado, la Asociación Amigos de la Calle Florida, conformada por los comerciantes que
tienen negocios en dicha arteria y cuya finalidad es, justamente, promover que el público se
acerque a la calle y consuma en sus establecimientos. Una actividad comercial clásica,
podríamos decir, que en principio no escandaliza a nadie, pero que sirve como puerta de
52
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
entrada a esta tensión entre los nobles barones lucro –no lucro, que no sería blanco de mayor
análisis si no fuera que uno utiliza la identidad del otro para promoverse. Nótese que en el sitio
web oficial del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires esta Asociación no aparece en el
directorio del CIOBA, el Centro de Información de las Organizaciones de la Ciudad de Buenos
Aires (dependiente del Ministerio de Desarrollo Social) en el que se inscriben las OSC que
articulan proyectos o programas sociales; y sí aparece en la misma página del Gobierno de la
Ciudad, en la sección que mejor le sienta: en el Ministerio de Desarrollo Económico, en la Guía
de Organismos (sic) de Comercio Interior.
LINK A SITIOS WEB:
http://www.buenosaires.gov.ar/areas/des_social/cioba_/
http://www.redexport.gov.ar/areas/produccion/ind_y_com/organismos_detalle.php?menu_id
=10688&id=2
El segundo caso es también paradigmático, pero a pesar de su desmesura sirve para
representar a otros muchos: ADEBA es la Asociación de Bancos Argentinos, la que desde la
portada de su página nos muestra una reluciente moneda dorada, símbolo del lucro si los hay.
Esta asociación civil sin fines de lucro reúne a muchos de los bancos que en el 2001 fueron
cómplices y usufructuarios de una de las mayores estafas al pueblo argentino conocida como
corralito.
Esta organización, creada en 1972 con la denominación de Asociación de Bancos Argentinos,
tuvo que ser refundada en abril de 2003 como Asociación de Bancos Privados de Capital
Argentino, debido a las derivaciones de aquella estafa confiscatoria que mencionábamos. Aún
hoy, queda claro uno de sus objetivos; “Promover el desarrollo de la banca privada,
representando y defendiendo los intereses de la misma dentro del marco de los intereses
nacionales.” y muy claro lo que ellos enarbolan como compromiso: “Es nuestro compromiso
como banca nacional arriesgar junto con los que arriesgan por el país logrando que el crédito se
convierta en una de las principales herramientas para afianzar el crecimiento económico y para
abatir el flagelo de la desocupación y la pobreza.”
LINK A SITIO WEB:
http://www.adebaargentina.com.ar
53
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
La pregunta ingenua que se nos ocurre es: ¿es el crédito bancario la acción sin fines de lucro
con la que se va a “abatir el flagelo de la desocupación y la pobreza.”?
La tercera muestra es el caballo de Troya repleto de griegos y es el ejemplo perfecto en la
transición al próximo punto: la Asociación Empresaria Argentina
LINK A SITIO WEB:
http://www.aeanet.net/; la Asociación está conformada por: Arcor , Techint , Grupo Clarín
Laboratorios Bagó Grupo Miguens, Grupo Roggio, José Cartellone Construcciones Civiles, Coto,
IMPSA, Fiat, Argentina, Grupo Fortabat, YPF , Aceitera General Deheza y Grimoldi, entre otros.
La relación con su condición de asociación civil sin fines de lucro se evidencia en los
consonantes principios: “Un sistema económico basado en la libertad de mercados y en la
empresa privada como motor de crecimiento, en el pleno respeto del derecho de propiedad y la
seguridad jurídica, en el marco de un sistema político basado en elecciones democráticas y
participación ciudadana... Libertad de contratación y de fijación de precios. Iguales condiciones
para competir a nivel interno y externo respetando el criterio de reciprocidad entre países…
Financiamiento genuino del gasto público, bajo un marco fiscal que no limite el desarrollo
competitivo local e internacional de las empresas. Instituciones públicas eficaces, estables y
eficientes… Diálogo e interacción entre los sectores público y privado, de modo que ambos
actúen como socios de una empresa común, evitando trabas y burocracia.”
54
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Huelgan los comentarios, pero no algunas preguntas que redondeen la idea: ¿Resulta tan
normal, entonces, que una figura jurídica se utilice para promover a la figura jurídica
totalmente opuesta? ¿A qué costo puede seguir siendo esto soslayado por autoridades
estatales y dirigentes organizacionales, todo bajo la atenta mirada de los profesionales de la
Gestión de Organizaciones Sociales?
iv) la posibilidad que se abre para plantear una forma organizativa contrahegemónica en lo
económico, queda así muy reducida y limitada únicamente a experiencias puntuales. Sumado a
todo lo anterior, de los originalmente mencionados, resta aún el primer punto que es sin
dudas el más grave: la lógica mercantil puede tranquilamente primar en la gestión y
desenvolvimiento cotidiano de una Organización sin fines de lucro.
Esta tensión ya es permanente motivo de estudio y análisis entre los profesionales que
trabajan en el mundo de las cooperativas.
Conclusiones
Los tres atributos mencionados como fundamentales en la caracterización de las
Organizaciones Sociales existen – qué duda cabe – y son la marca de agua en muchísimos casos
y los más diversos tipos asociativos. Pero la nominalidad también existe; y debemos
identificarla, estudiarla, contrastarla con otras formas posibles. Porque si la nominalidad de los
atributos fuera un a priori extendido mayoritariamente, aceptado sin crítica ni sorpresa, el rol
de las Organizaciones como capaces de ejercer una dinámica de lo social propia y alternativa a
la hegemónica, sufriría un tremendo y anodino torna atrás.
Así, no solamente Roitter ha echado su ojo sobre este problema, también José Luis Coraggio lo
plantea con una crudeza plena de sensatez, que nos permite comenzar a cerrar este capítulo:
“Siempre hay zonas grises cuando aplicamos estas definiciones por enumeración
a situaciones reales: cooperativas que han perdido el ideario de la cooperación y
funcionan como empresas de capital tanto hacia afuera como hacia adentro,
cooperativas de trabajo que son apéndices de empresas de capital,
instrumentalizadas para ocultar formas de sobreexplotación del trabajo ajeno y
evadir el principio de la redistribución fiscal, fundaciones con gestión verticalista,
55
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
que dan cobertura cosmética a empresas de capital, etc. Pero los que plantean
honestamente esa definición tienen claro estos problemas y siempre tratarán de
separar la paja del trigo, distinguiendo la forma jurídica del contenido social, el
discurso de la práctica.” 18
La pregunta aparece entonces, requerida y a continuación: ¿por qué es epistemológicamente
posible, en una sociedad dada, habilitar la vigencia (que ya no la existencia, que es libre
albedrío de quien se nombra a sí mismo “solidario”, “altruista”, etc.) de atributos sólo
nominales para Organizaciones Sociales?
A esta pregunta situada, Alejandro Grimson elabora una respuesta, también situada,
refiriéndose al campo de la antropología pero de un modo teórico sólido que se hace
igualmente extensible a otros campos, operación que creo se facilita si presentamos el
razonamiento completo, aún cuando la cita se vuelve extensa :
“Una de las zonas teóricas donde se multiplican las confusiones entre
intenciones y resultados es la que analiza las relaciones entre diferencia y
desigualdad, entre integración y multiculturalidad. Frente a los procesos
migratorios, las situaciones de frontera y los grupos indígenas o afro se debate
cómo generar políticas tendientes a la equidad y al reconocimiento. Si esas
políticas requieren una investigación empírica rigurosa – o mejor dicho, si la
investigación es estrictamente una condición de posibilidad de esas políticas
democráticas – es porque los interrogantes sobre lo justo, los valores, las normas
y su aplicación no tienen respuestas universales (salvo en líneas muy generales).
Cada sociedad necesita descubrir, en sus circunstancias específicas de
interculturalidad, qué significa y cómo se construye la justicia.
Es decir que cualquier perspectiva ético-política que presuponga qué es
democrático y equitativo más allá de la sociedad y de la historia se acercará
peligrosamente al autoritarismo. Y si se pretende realizar una investigación sólo
para confirmar concepciones previas, probablemente no se logrará avanzar. Una
18
Coraggio, José Luis (2007) Economía social, acción pública y política, CICCUS, Bs. As., Pág. 34
56
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
19
Grimson, Alejandro (2011) Los Límites de la Cultura, Ed. Siglo XXI, Bs. As., Pág. 100
57
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
58
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Capítulo 3
La Resignificación del Bien Común
Análisis teórico-propositivo del Fallo ALITT de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
RESUMEN
En el año 2003, la Asociación Lucha por la Identidad Travesti Transexual (ALITT) solicita a la
Inspección General de Justicia (IGJ) el otorgamiento de personería jurídica como asociación
civil. En acto administrativo y dentro de sus atribuciones, la IGJ deniega el pedido
argumentando que, según se desprende de la lectura de sus estatutos, este asociación no
respeta el requisito de tener como principal objeto el bien común, tal como lo exige el Código
Civil de la Nación para acceder a esta tipología de asociaciones. ALITT rechaza la denegatoria
y lleva el caso al ámbito judicial, donde la Sala K de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Civil ratifica lo dispuesto – en resolución y argumentos – por la IGJ. No conforme, ALITT apela
la sentencia y eleva un Recurso de Hecho a la Corte Suprema de Justicia de la Nación la que
rechaza lo actuado por ambas instancias anteriores y otorga la personería jurídica en
impecable fallo que, a mi criterio, resignifica el concepto de bien común. Este artículo
analiza teórica y propositivamente dicha sentencia, no desde una mirada jurídica sino desde
el campo de la Gestión de Organizaciones Sociales.
Guía de Lectura
NOTAS:
En primer lugar – a través de verbos conjugados en primera persona del singular y escritos con
MAYÚSCULA - se menciona la Actividad Cognitiva propuesta.
En segundo lugar, se propone, ya anotar las preguntas que van surgiendo, ya relacionar el
concepto presente con otro visto anteriormente.
En tercer lugar, para que esta guía funcione mejor, LÉALA Completamente antes de iniciar la
lectura / relectura del Artículo.
21
Hernández, José; La Vuelta de Martín Fierro, verso final. Primera edición. Depósito central: Librería del Plata,
Calle Tacuarí, 17; 1879. Reproducción textual del ejemplar existente en la Biblioteca Nacional de la República
Argentina (TES 3 A 01 34 32). Se ha respetado la ortografía y puntuación originales del Siglo XIX.
59
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En cuarto y último lugar, este texto en particular está construido sobre 4 Citas principales:
I) Lo que la Corte dice en su Fallo
II) Lo que dicen otros actores del Fallo (ALITT, AMMAR, IGJ)
III) Lo que expresa el autor del artículo (O. Garcia)
IV) Lo que manifiestan otros autores citados (Mizrahi, Laura Casas, etc.)
Cada texto está señalado ya con fuentes diferentes, ya con una sangría que identifica los
párrafos.
Una sugerencia puede ser de utilidad es tomar la versión digital, copiar los textos de cada una
de las 4 Categorías y pegarlo en 4 nuevos documentos (creados al efecto) en los que
tendremos únicamente los textos de cada actor, de manera seguida.
1.- IDENTIFIQUE a todos los Actores que conforman el Fallo; realice un mapa para situarlos a
cada uno.
2.- TRANSCRIBA el “Resumen” inicial (Pág. 1) como una Cronología: que pasó 1°, qué pasó en 2°
lugar, qué pasó luego, etc.
La idea es tener una clara comprensión de cómo fueron los sucesos que hacen al Fallo y su
análisis
3.- IDENTIFIQUE el Motivo por el cual la IGJ le negó la personería: Que la Organización no
aportaba al Bien Común. EXPLIQUE MUY CLARAMENTE los Motivos por los cuáles la IGJ dijo
eso (Pág. 6)
4.- APARECE LA SALA K de la Cámara nacional de Apelaciones ratificando lo dicho de la IGJ:
¿Con qué argumentos? (Pág. 7)
5.- REPASE y TENGA SABIDOS LOS ARGUMENTOS por los cuáles se les niega la Personería.
6.- APARECE LA CUESTIÓN DEL DERECHO DE ASOCIACIÓN.
El Autor Mauricio Mizrahi analiza dos tipos de asociaciones que la Constitución Nacional
permite crear: las “Simples Asociaciones” y las “Asociaciones Civiles”.
TENGA EN CLARO las características de cada una y las diferencias entre ambas (Págs. 8 a 10)
7.- NOTE ESPECIALMENTE la diferencia que Mizrahi plantea en el segundo párrafo de la (Pág.
10)
8.- Y VEA cómo este autor toma el mismo partido que la IGJ y la Sala K de la Cámara (Pág. 11,
tres primeros párrafos)
9.- ENTRA AHORA EL CUESTIONAMIENTO DE “AMMAR”: (Pregunta de repaso: ¿quién era
“AMMAR”? ¿Por qué se “mete” en el Fallo ALLIT? )
ANALICE sus argumentos (Pág. 11 a 13) y vuelva a confrontarlos con lo dicho por Mizrahi.
10.- APARECEN AHORA – en Pág. 13y sigue en 14- los argumentos de la Corte. ANALICE MUY
PROFUNDAMENTE lo que dice la corte
11.- LLEGAMOS A UN PRIMER PUNTO DE CIERRE: el autor (O. Garcia) presenta algunas
conclusiones preliminares en Págs. 14 y 15; y termina con una cita de Laura Casas (quien
también analizó este Fallo y escribió sus impresiones sobre el mismo)
12.- HAGA UN ALTO EN ESTE PUNTO – NO AVANCE sin haber repasado, resumido y
comprendido bien todo lo acontecido desde Pág. 1 a Pág. 15
SI FUERA NECESARIO, RELEA TODO MIRANDO EL MAPA DE ACTORES.
60
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
PRESTE MUCHA ANTENCIÓN A LO QUE DICE MIZRAHI: ahí hay una clave de comprensión
importante.
13.- COMENCEMOS CON EL CAMBO DE PARADIGMA,
recordando la pregunta–guía que se hace el autor: ¿Por qué el Fallo ALITT resignifica el
concepto de Bien Común?
14.- OTRA VEZ APARECE MIZRAHI comentando dos doctrinas enfrentadas respecto del bien
común.
Las explica en (Págs. 16, 17 y comienzo de la 18)
TRABAJE LA COMPRENSIÓN DE ESTAS EXPLICACIONES; DEBE RECONOCERLAS MUY BIEN.
15.- EN Pág. 18 MIZRAHI COMIENZA A DAR SU POSICIÓN; lo hace a lo largo de la citada Pág. 18,
la Pág. 19 y casi toda la Pág. 20
16.- AL FINAL DE LA Pág. 20 APARECEN LAS PALABRAS DE LA CORTE en su Fallo, que se extiende
por la Pág. 21, Pág. 22, Pág. 23 (Atención: con un breve texto de la procuración general en Pág.
23, primer párrafo), Pág. 24, Pág. 25, Pág. 26 y Pág. 27: STE ES EL NUDO DEL ARTÍCULOE
17.- LEA y RELEA y RELEA ESTOS TEXTOS QUE SON LOS DEL PROPIO FALLO
18.- ÚNALOS A LO DICHO POR LA CORTE YA VISTO EN Págs. 13 y 14
19.- LLEGAMOS ASÍ A UN SEGUNDO CIERRE propuesto por el autor: las palabras de Laura Casas
en Págs. 28 y 29
20.- ¡¡¡NOS QUEDAN SÓLO 4 PÁGINAS DE ARTÍCULO!!!
21.- SIN EMBARGO… FALTA DESGRANAR el núcleo de análisis: las razones de la corte.
VAMOS A VOLVER A LEER DETENIDAMENTE DE Pág. 21 a 27
Allí la corte plantea 4 argumentaciones:
i) El concepto ampliado de Bien Común
61
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
1.- Introducción
Este artículo analiza el Fallo de la Corte Suprema de la Nación conocido como “Caso ALITT” por
ser esta la sigla de la Asociación Lucha por la Identidad Travesti Transexual.
En el mismo, los Magistrados realizan una serie de argumentaciones acerca del bien común en
las que, a mi criterio, resignifican el concepto.
La hondura con la que los Ministros despliegan las dimensiones filosófica, jurídica e incluso
política del término; la doctrina – y su respectivo imaginario - que queda sepultada detrás del
fallo; las consecuencias concretas que a futuro se derivarán de lo argumentado para casos
similares y – especialmente – la influencia que, según mi parecer, esto debería tener en
cuestiones identitarias fundamentales de las Organizaciones Sociales, me inclinan hacia el uso
de la categoría resignificación como analizador de lo operado por el fallo sobre el concepto de
bien común. Antes de adentrarnos en el conocimiento del caso concreto y de las reflexiones
ulteriores, tres consideraciones introductorias:
La primera es una advertencia referida a que el análisis que realizaré del fallo no está hecho
desde una perspectiva técnico – jurídica o de la filosofía del derecho (aunque al analizar un fallo
es difícil sustraerse de estas dimensiones) sino desde aquella que tenemos quienes trabajamos
en el campo de la Gestión de Organizaciones Sociales.
Las así denominadas (también llamadas Organizaciones de la Sociedad Civil – OSC -, entre otras
denominaciones que pudieran discutirse; u Organizaciones No Gubernamentales -ONGs –
mención que preferimos desalentar, por impropia y porque define por la negativa) tienen en su
base constitutiva legal y axiológica al concepto de bien común como uno de los pilares
fundamentales de su identidad.
De allí la importancia de una reflexión cuya perspectiva una aquel concepto con este campo.
La segunda es una consideración metodológica: el análisis de un fallo judicial, de cualquier
instancia, es en sí misma una tarea a la vez que necesariamente compleja, potencialmente
valiosa pero – sobre todo – requerida en estos momentos en que la consolidación democrática
argentina transita un camino hacia una mayoría de edad, crítico en términos de
institucionalidad. Una tarea cuya tradición podría ser más potente de lo que es, especialmente
con las decisiones que los jueces toman en las que Gargarella denomina principales cuestiones
de interés colectivo 22: todas las relacionadas con la Constitución, y que incluyen temas como la
libertad de expresión, la libertad religiosa, la privacidad y los límites de la democracia.
Según este autor, el análisis de los fallos judiciales debe realizarse examinándolos críticamente,
y argumenta tres razones acerca de la riqueza que puede proyectar esta práctica: “En primer
lugar, me parece que cuando separamos los formalismos jurídicos, el palabrerío innecesario, la
jerga judicial indebidamente empleada, nos encontramos con que los jueces ofrecen
argumentos que no difieren demasiado de los que encontramos en la calle, cotidianamente…
Por ello, al repasar y criticar las argumentaciones judiciales, estaré repasando y criticando una
serie de argumentos que muchos de nosotros empleamos, con mayor o menor sofisticación, en
nuestras discusiones de todos los días. En segundo lugar, es muy importante prestarle atención
22
Gargarella, Roberto; Carta abierta sobre la intolerancia, apuntes sobre derecho y protesta; Siglo XXI, Bs. As.,
2006, Pág. 12
62
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
a lo que dicen nuestros jueces ya que ellos son, finalmente, los que… definen en última instancia
el significado “verdadero” de la Constitución. Si los jueces dicen que la Constitución no acepta
los cortes de ruta, o prohíbe que los manifestantes utilicen pasamontañas, o rechaza que se
hagan protestas en nombre de intereses sectoriales (y aunque, en los hechos, el texto explícito
de la Constitución Argentina no diga absolutamente nada al respecto), entonces, y en principio,
la Constitución dice eso. Es decir, siempre tenemos que prestarle mucha atención a los dichos de
nuestros jueces, ya que tales dichos – quiérase o no – determinan en buena medida los límites
posibles de nuestras acciones e iniciativas.”
Y concluye: “Me interesa decir que la argumentación judicial es, o debería representar, el
escalón más alto en materia de discusión pública. Los jueces están forzados a decidir sobre las
principales cuestiones de interés colectivo… Y están obligados a hacerlo argumentando, lo que
quiere decir que no pueden decidir un caso sin dar razones al respecto. Más todavía, los jueces
tienen la obligación de argumentar utilizando razones públicas en sus decisiones, esto es,
razones que todos pueden entender y finalmente aceptar. Ellos no pueden fundar sus fallos, por
ejemplo, diciendo “y decido de este modo porque a mi me parece”; o “decido de este modo
porque los simpatizantes de este gobierno (o los peronistas, o los católicos, o los progresistas, o
los hinchas de boca) pensamos así.” Los argumentos judiciales deben apoyarse en la
Constitución y, como tales, ser aceptables, en principio, por cualquiera de los integrantes de la
comunidad. O sea que los jueces tienen una responsabilidad muy especial, que debería llevarlos
a hacer un esfuerzo para respaldar sus decisiones en argumentos claros y persuasivos para
cualquier ciudadano, un esfuerzo que no se esperaría siquiera de un legislador.” 23
En esta misma línea ideológica - y ahora ya inscripta en el producto de una inestimable tarea
pedagógica – la cita que recoge la Asociación por los Derechos Civiles revela la importancia y la
antigüedad de esta preocupación: “La necesidad de que los ciudadanos controlen a los jueces
fue advertida desde el primer momento en que esta institución comenzó a funcionar. Ya en
septiembre de 1864, en el prefacio al primer tomo de Fallos – colección oficial de las sentencias
de la Corte Suprema – se justificó la publicación de las resoluciones del Máximo Tribunal en
que… Al lado de la influencia y poder que ejercen sobre la garantía de los derechos y sobre la
suerte y organización del país, es necesario agregar la publicidad, no sólo porque todos los
que habitan el suelo de la República pueden ser en ella heridos o respetados en sus derechos,
sino también para levantar ante el tribunal de la Corte Suprema el poder de la opinión del
pueblo, quien, a la par que gana en inteligencia con el estudio de las decisiones judiciales, con
su censura hace práctica la responsabilidad de los jueces, los cuales ganan a su vez en
respetabilidad y prestigio ante sus conciudadanos, según sean la ilustración y honradez que
muestran en sus decisiones. De esta manera logra también el pueblo, por un medio indirecto,
pero que obra poderosamente sobre el hombre, prevenir la corrupción de conciencia de los
jueces.”24
23
Ib. Íd., Pág. 13
24 Asociación por los Derechos Civiles, La Corte y los Derechos, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2005, Pág. 15.
La referencia de lo que allí se cita (aquí en negrita) dice: “El prólogo está firmado por José Miguel Guastavino
quien se desempeñaba como secretario de la Corte Suprema. La acentuación de la grafía original fue corregida para
facilitar la comprensión del texto.
63
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En el citado trabajo de la Asociación por los Derechos Civiles se concluye: “Se produce así la
paradoja, insostenible en una democracia constitucional, de que al común de las personas –
principales afectados por estas decisiones – muchas veces le resulta imposible conocer las
razones en virtud de las cuales se les reconocen o niegan sus derechos fundamentales. La
discusión de las cuestiones constitucionales se ve así circunscripta a un pequeño ámbito de la
sociedad – el de la comunidad jurídica—Esta expropiación de una discusión que debería ser
pública es contraproducente para el empoderamiento de los habitantes y para el
fortalecimiento de una cultura democrática.”25
La tercera y final consideración tiene que ver con la intención enunciada de realizar un análisis
teórico y propositivo: en la última parte del trabajo ensayaré brevemente acerca de las que
considero son las actuales tres dimensiones identitarias de muchas Organizaciones Sociales y
cómo la resignificación del concepto de bien común debería disparar en y alrededor de ellas,
procesos de discusión que promuevan una revisión amplia de su naturaleza y vigencia.
2.- El Fallo ALITT: el caso concreto
Para relatar el caso concreto utilizaré la reconstrucción del mismo que se realiza en una
presentación en la que la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (A.M.M.A.R.) solicita
a la Corte Suprema de Justicia de la Nación ser tenida como Amigo del Tribunal para someter a
su consideración argumentos de relevancia pública para resolver el caso de referencia. 26
25
Íb. Íd. Pág. 17
26
El interés de A.M.M.A.R en la resolución del presente caso: La Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina
es una asociación civil, sin fines de lucro, cuyo objetivo principal —conforme el estatuto adjunto— es nuclear a las
trabajadoras y ex trabajadoras sexuales para luchar contra la discriminación que sufren tanto de particulares como
del Estado, mediante acciones de incidencia en políticas públicas, y actuaciones en el ámbito administrativo y
judicial; tanto a nivel nacional como internacional. Asimismo, A.M.M.A.R. tiene como objetivo prevenir
enfermedades de transmisión sexual como el H.I.V., prevenir casos de violencia contra la mujer, violencia sexual y
doméstica, y luchar contra la prostitución infantil, el proxenetismo y el tráfico de personas. También promover los
derechos humanos de la mujer, sin discriminación, por medio de conferencias y talleres tanto para la comunidad
como para los miembros de la Asociación.
La Asociación se conformó en el año 2003, donde solicitó el reconocimiento estatal por medio del otorgamiento de
la personería jurídica a la Inspección General de Justicia. Se formó el trámite que lleva el número 1.721.135 en esa
repartición. La primera “vista” de la IGJ, el 30 de mayo de 2003, observa que el objeto no propende al bien común,
ya que considera al meretricio como “vida inmoral con propósito de lucro” confundiendo la actividad de las socias
con la de la asociación. Asimismo, el Inspector General, en sus observaciones menciona que “ya ha expresado su
opinión sobre bien común (Res IGJ 541/02 caso Swingers).” Considera que “para delinear el concepto de bien
común, no hay que dejar de tener en cuenta que a pesar de las transformaciones sociales operadas en los años
recientes, ellas no deberían conmover el pensamiento universal sobre el valor de la persona humana y el de
aquellos núcleos de personas que asociadamente persiguen fines útiles. Finalidades que traducen valores objetivos
que trascienden y que pueden servir de pautas y principios orientadores para individuos y para la sociedad en su
conjunto y que resultan obligatorios y vinculantes para todos”. Luego, en el expediente trascurrió una disputa por el
nombre social con otra asociación de similar denominación, y una vez finalizado este incidente, continuamos en la
actualidad con la discusión acerca del concepto de bien común, agregando nuevos argumentos. El trámite aún no
tuvo acto administrativo definitivo, y está en la repartición administrativa.
El último fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre el concepto de bien común y los requisitos para
constituir una asociación con reconocimiento estatal es el precedente de la “Comunidad Homosexual Argentina”
(Fallos 314:1531) del 22 de noviembre de 1991, el que rechazó la solicitud de la asociación. Sin embargo, en el
ámbito internacional, el Estado Argentino llegó a una solución amistosa tutelada por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, y finalmente la Inspección General de Justicia reconoció la personería de esta Asociación. Sin
embargo, el precedente de la Corte Suprema aún rige, y la administración lo tiene como guía para su trabajo diario.
64
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
De este modo, aprovecharemos para introducir al mismo tiempo que los hechos, una figura
cuya presencia si bien no fue troncal sino accesoria en el Fallo, da muestra del tipo de
solidaridades que se ponen en juego cuando se trata de casos ligados al asociativismo y a la
construcción de identidades; así como también resaltar en sí misma una figura como la de
“amicus curiae” 27 cuya incorporación al procedimiento judicial constituye, en principio, un aire
fresco; renovador de las ortodoxias de la administración de justicia.
Según se relata en la presentación realizada por AMMAR: “El 15 de abril de 2003 se presenta
ante la IGJ la Asociación Lucha por la Identidad Travesti-Transexual (ALITT) para que la
administración le reconozca la personería jurídica. Entre sus objetivos sociales encontramos “a)
luchar para que el estado y la sociedad acepten el travestismo como una identidad propia; b)
lograr que las personas travestis y transexuales se conviertan en sujetas/os de derecho; c) lograr
una mejor calidad de vida para las personas travestis y transexuales; d) Implementación de una
campaña “Construyendo la ciudadanía travesti-transexual”, exigiendo el derecho a la salud,
educación, trabajo, vivienda y demás beneficios sociales; por medio de campañas de educación,
sensibilización, talleres participativos, programas de formación y conferencias dirigidas a
organismos del estado y organizaciones de la sociedad civil para lograr la reflexión y la no
discriminación del travestismo como una identidad propia. …, f) fomentar la participación de
nuestra organización en encuentros nacionales e internacionales relacionados con temas de
derechos humanos”.
Sin embargo, por medio del acto administrativo 1142/03 la IGJ rechaza la solicitud,
principalmente porque considera que —según se desprende de los objetivos del estatuto social
A.M.M.A.R tiene interés en que la Corte analice nuevamente el concepto de bien común necesario para lograr el
reconocimiento estatal, a la luz de la reforma constitucional de 1994, y dicte un fallo que ilumine a la administración
pública en su quehacer cotidiano, desde un enfoque democrático.
Este es el interés de la Asociación que represento en la presente causa, ya que la sentencia del caso puede aportar un
poco de claridad a la discusión sobre quién puede asociarse y con qué fines.
NOTA del Autor: a la fecha de realización del presente artículo, AMMAR ya cuenta con personería jurídica como
Asociación Civil.
27
Un memorial de “amicus curiae” como el presente ha sido definido como “...una presentación ante el tribunal
donde tramita un litigio judicial de terceros ajenos a esa disputa que cuenten con un justificado interés en la
resolución final del litigio, a fin de ofrecer opiniones consideradas de trascendencia para la sustanciación del
proceso en torno a la materia controvertida...”. Respecto de la importancia de este tipo de presentaciones para la
buena marcha de procesos, que poseen un interés que va mucho más allá del propio de las partes intervinientes, se
ha dicho que “... La posibilidad de fundar decisiones judiciales en argumentos públicamente ponderados constituye
un factor suplementario de legitimidad de la actuación del Poder Judicial. La presentación del amicus curiae apunta
entonces a concretar una doble función: a) aportar al tribunal bajo cuyo examen se encuentra una disputa judicial de
interés público argumentos u opiniones que puedan servir como elementos de juicio para que aquél tome una
decisión ilustrada al respecto; y b) brindar carácter público a los argumentos empleados frente a una cuestión de
interés general decidida por el Poder Judicial, identificando claramente la toma de posición de los grupos
interesados, y sometiendo a la consideración general las razones que el tribunal tendrá en vista al adoptar y fundar su
decisión...” La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha admitido la presentación de terceros con experiencia en la
materia para que aporten argumentos de interés público, en temas de trascendencia, mediante la Acordada 28/2004.
En dicha resolución, la Corte consideró provechoso la participación ciudadana en la administración de justicia, a fin
de resguardar el más amplio debate, garantía esencial del sistema democrático, y en miras de afianzar la justicia.
65
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
presentado— la asociación no contribuye con el bien común. Para llegar a esta conclusión, el
Inspector General consideró que
Los propósitos perseguidos por la "ALITT - Asociación de lucha por la identidad Travesti -
Transexual" y que se encuentran especificados en el art. 2° de su estatuto, no encuadran,
a mi juicio, en el concepto de "bien común" aludido por el art. 33 del Cód. Civil, pues no
parece que la "lucha para que el Estado y la sociedad acepten al travestismo como una
identidad propia" (primero de los propósitos de la aludida asociación) ni la "construcción
de una ciudadanía travesti - transexual" ofrezca un marco valioso para el desarrollo de la
convivencia, integrando así el patrimonio espiritual y cultural de la comunidad (CNCiv.,
sala I, julio 12 de 1990, ED, 138-788 y sigtes., La Ley, 1990-E, 136; DJ, 1990-2-722), cual es,
se reitera, condición esencial para que una asociación de naturaleza civil pueda obtener el
reconocimiento del Estado en lo que se refiere a sus actividades y objetivos.
Y que
En definitiva: entiendo de suma importancia destacar lo dicho por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en el caso de la "Comunidad Homosexual Argentina", en el sentido
de que la autorización prevista por el art. 33 del Cód. Civil es de interés
predominantemente estatal. Ello significa, a mi juicio, que la autorización otorgada por el
Estado a las asociaciones civiles que se presentan para obtener la misma, implica hacer
suyos los objetivos que persigue esa entidad y no creo -mas allá de las alusiones
efectuadas por los presentantes en torno a la necesidad de combatir la discriminación que
son objeto, lo cual bien pueden efectuar sin contar con la autorización que requieren- que
constituya una prioridad del Estado la aceptación del travestismo como una identidad
propia o la construcción de una ciudadanía travesti-transexual, según los expresos
propósitos que han inspirado su fundación.
Esta decisión fue recurrida judicialmente, pero la Sala K de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Civil, el 19 de abril de 2004 confirmó lo decidido por la Administración. Para llegar a esa
conclusión, consideró que
Por otro lado no cabe mas que coincidir con la apreciación que efectuara el Inspector
General, en cuanto la enumeración de propósitos que surge del estatuto acompañado
evidencia que los mismos están dirigidos a una aceptación del travestismo en beneficio de
lograr una mejor calidad de vida para las personas travestis y transexuales mediante los
medios que allí se proponen que redundan en el exclusivo interés de quienes integran
dichos grupos y comparten su sistema de vida, sin que se advierta que dichos objetivos se
proyecten en beneficios positivos o utilidad alguna hacia la sociedad en general.
Y que
Luchar para que el Estado y la sociedad no discriminen el travestismo como una identidad
propia, lograr una mejor calidad de vida para las personas travestis y transexuales,
implementar campañas exigiendo el derecho a la salud, educación, trabajo y vivienda y
demás beneficios sociales para dichas personas, propiciar espacios de reflexión, campañas
de divulgación y asesoramiento en materia de derechos sexuales y antidiscriminación son
objetivos que no tienden al bien común, sino sólo persiguen beneficios personales para
66
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
los integrantes del grupo conformado por las personas que detentan esa condición, lo que
no obsta para que se asocien en procura de conseguir tales fines, sin necesidad de una
protección especial del Estado, sin que sea menester para ello hacer participar a este
último de un emprendimiento que considera disvalioso para la totalidad de los
convivientes dentro de su ámbito de acción, otorgando subsidios u otros beneficios,
decisión que resulta en última instancia privativa y discrecional de aquel, en tanto no
resulte ilegal o arbitraria, como concluimos que acontece en el caso en estudio, toda vez
que el estatus de ciudadano y la facultad asociativa no está en peligro y puede ejercerse
plenamente mediante la utilización de todos los medios que la ley pone a su alcance,
incluso para manifestarse libremente en los espacios públicos como de hecho lo vienen
haciendo periódicamente.
Ante este rechazo ALITT presentó un recurso extraordinario, que rechazado dio origen a la queja
en análisis. Este amicus curiae comparte lo alegado por la Asociación, y considera que la
resolución de la IGJ y de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil han afectado derechos
constitucionales, como se argumentará en el próximo apartado.”28
28
Presentación de AMMAR, párrafo IV “Hechos del Caso”
29 Mizrahi Mauricio L., “Asociaciones civiles: fin lícito y objeto de bien común” en Lexis Nexis, Jurisprudencia
Argentina, 7/9/2005, Lexis 0003/011624.
67
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
hizo a través de diversas disposiciones, de las cuales se destacan especialmente las normas de
los arts. 33 y 46.
Así las cosas, dejando de lado las "sociedades civiles y comerciales", que están fuera de nuestro
análisis, veremos que por un lado se contemplan a las asociaciones que requieren autorización
del Estado para funcionar, el que les confiere la "personería jurídica" si se cumplen los recaudos
legales (art. 33 parte 2ª inc. 1 CCiv.). Por el otro, se regulan las "simples asociaciones" que se
pueden constituir libremente sin necesidad de autorización estatal alguna, aunque se exige que
"la constitución y designación de autoridades se acredite por escritura pública o instrumentos
privados de autenticidad certificada por escribano público" (art. 46 parte 1ª CCiv.).
Ambos tipos de asociaciones son sujetos de derecho, poseen patrimonio propio, son capaces de
adquirir derechos y contraer obligaciones y no precisan para subsistir, al menos exclusivamente,
de las asignaciones del Estado. En verdad, las dos clases de asociaciones son personas jurídicas
conforme a lo previsto por el art. 30 CCiv., ya que la norma califica como tales a "todos los entes
susceptibles de adquirir derechos, o contraer obligaciones". En todo caso, se podría decir que
mientras que en unas entidades la calificación de personas jurídicas depende de la autorización
de la Inspección General de Justicia, en las otras éstas se pueden conformar sin depender del
visto bueno estatal, bastando con que se reúnan los requisitos del art. 46 parte 1ª CCiv. Queda
claro, en consecuencia, que los objetivos que se proponga cumplir una agrupación de personas -
difundir eventos, expandir sus ideas, realizar publicaciones, organizar cursos de formación y
enseñanza, etc.- se pueden concretar con entera libertad en una u otra clase de asociación, y
siempre que se cumplan las exigencias de constitución previstas para cada especie de
organización. Por supuesto que en todos los casos el objeto tendrá que ser lícito. El art. 953
CCiv. veda que los actos jurídicos tengan objetos ilícitos, contrarios a las buenas costumbres,
prohibidos por las leyes, que se opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia, o que
perjudiquen los derechos de un tercero. El art. 1655 dice, por su parte, que la sociedad debe
tener un objeto lícito. Con estas salvedades, por ende, los individuos pueden ejercitar con
amplitud la garantía constitucional contemplada en el art. 14 de la Carta Magna.”30
Pero avancemos un poco más para completar la descripción realizada por Mizrahi: “A esta
altura cabría preguntarse cuáles son las diferencias entre los tipos de asociaciones antes citadas
una vez que han sido constituidas. La primera distinción, sin ninguna discusión, es la que se
refiere a la responsabilidad de los miembros por las deudas sociales. Las asociaciones del art. 33
CCiv., en cuanto a las obligaciones que contraigan, no acarrea ninguna responsabilidad a sus
integrantes. Por el contrario, los asociados de las entidades creadas al amparo del art. 46 parte
1ª CCiv. responden por las deudas de éstas hasta el importe de la cuotaparte correspondiente;
30
Mizrahi, M., Op. Cit, Pág. 1. La negrita es nuestra.
68
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
cuota que es una porción viril que resulta de la división del monto de la deuda por el número de
asociados. Se discute si media otra distinción entre ambas clases de asociaciones. En efecto,
según una interpretación, en las simples asociaciones existiría una limitación de capacidad que
no se observa en las asociaciones del art. 33 CCiv. Ello, en mérito a que los arts. 1806 y 3735
CCiv. sólo hacen referencia a las corporaciones que obtengan la competente autorización como
a las que estarían capacitadas para recibir donaciones o bienes por testamento; por lo que se ha
dicho, entonces, que las llamadas "simples asociaciones" no pueden adquirir bienes por vía de
donación o sucesión testamentaria.”31
Avanza un poco más al plantear: “Queda por verse si cuando el organismo de control -o,
eventualmente, una sentencia judicial confirmatoria- deniega la autorización para funcionar a
una entidad se afecta o no el derecho constitucional de asociación previsto por el art. 14 CN. Si
nos guiamos por la posición que hemos explicitado en el (ap. II), la respuesta tendrá que ser
afirmativa, habida cuenta de la identificación que se realiza entre "bien común" y "fin lícito". La
idea que domina esta concepción es que el organismo de control no puede denegar la
autorización en tanto compruebe la licitud del objeto y que la finalidad de la asociación no
atenta directamente contra los derechos de terceros. Otro será el cariz cuando nos ubicamos en
la doctrina que hemos analizado (en el ap. III.) Es evidente que como no todo fin lícito se
traduce necesariamente en un bien común general, el Estado estará habilitado legalmente a
no autorizar el funcionamiento como persona jurídica a una corporación si entiende que este
último recaudo está ausente. Como adherimos a esta tesis, pensamos que la denegatoria de
la Inspección General de Justicia no ha de implicar afectar el derecho constitucional de
asociación, pues para ejercitarlo los habitantes no necesitan de ningún visto bueno estatal;
simplemente se reúnen y ellos mismos disponen el nacimiento de una persona jurídica para
31
Ib. Íd., Pág. 2.
32
Ib. Íd., Pág. 2
69
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
desarrollar y expandir sus objetivos al amparo del art. 46 CCiv. Por eso, con igual criterio, se
puntualizó que la negativa de autorización por el organismo pertinente no comporta cercenar
el derecho de asociación, porque éste se encuentra abierto para cualquier inquietud de este
orden siguiendo el camino de la simple asociación, bastando al respecto con una intervención
notarial.”
Esto último no aparece en negrita en el texto del autor, pero lo he resaltado pues constituye
una de las cuestiones nucleares que resolvió la Corte en el Fallo ALLIT. Nótese que el autor
habla del bien común general, cuando el art. 33 del CCiv. sólo habla de bien común; la
distinción, como veremos, no es menor.
Finalmente, Mizrahi toma posición: “Nos parecen acertados, en fin, dos votos emitidos en un
fallo de la Corte Suprema de Justicia. Se dijo así que la autorización que confiere la Inspección
General de Justicia no importa el reconocimiento de un derecho subjetivo preexistente, sino el
otorgamiento de una calidad social al autorizado que se traduce en el reconocimiento estatal
frente a toda la sociedad, relativo a que la asociación lleva a cabo fines que el mismo Estado
jerarquiza al considerarlos como propios; esto es, directamente vinculados con el bien común. Es
que, como se destacó con lucidez, el derecho consagrado por la Ley Fundamental es el de
asociarse y no el de acceder a la personalidad jurídica. En este sentido, en consecuencia, es
verdad que el fenómeno asociativo no se agota con las entidades autorizadas por el Estado, de
manera que quedan garantizados los derechos constitucionalmente reconocidos y los mismos
pueden ser plena y libremente ejercidos; lo que significa decir que con la denegatoria de la
autorización la facultad asociativa de los sujetos no está en peligro.” 33
Esto fue, en primer lugar, cuestionado por la Asociación AMMAR y por la propia ALITT; y
resuelta luego, impecablemente, por la Corte en el fallo.
33
Ib. Íd., Pág. 10
70
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Existen también otras diferencias que hacen que no resulte indiferente constituirse como simple
asociación que como persona jurídica. Por un lado, la posibilidad de recibir subsidios estatales, o
competir por financiamiento de agencias de cooperación nacional o internacional. Asimismo,
también podría solicitarse beneficios impositivos, como el no pago del impuesto a las ganancias,
por ser una asociación sin fines de lucro. Ni en términos jurídicos, ni tampoco en términos
económicos es irrelevante el otorgamiento de la personería jurídica. No son los mismos
incentivos para asociarse y contribuir al debate público, si se va a poder deslindar la
responsabilidad de la sociedad a la de los socios o no; o si se va a poder adquirir patrimonio o
no; o —incluso— si se va a poder competir por fuentes de financiamiento nacionales o
internacionales. Esta última diferencia es clave al momento de organizar una asociación sin
fines de lucro. Por estas razones no consideramos que no se violen derechos constitucionales si
no se otorga la personería jurídica ya que existirían otras formas asociativas que no requieren la
autorización del Estado. Esas formas asociativas no son satisfactorias para poder realizar los
objetivos que la asociación tiene. Considerar seriamente el argumento de la Inspección General
o de la Cámara es similar a creer que no hay ningún problema constitucional al negarle a un
extranjero la ciudadanía ya que puede seguir viviendo como extranjero. O que no habría
problema en negarle el reconocimiento como sociedad anónima a una empresa comercial,
porque puede seguir actuando como sociedad irregular o de hecho. Si no estamos en presencia
de una de las excepciones donde el Estado puede negar la personería, existe un derecho
constitucional a obtenerla. Que existan otras formas asociativas no es razón para negar la
personería plena.” 34
Que se completa con la siguiente argumentación que introduce el cambio de mirada operado a
partir de la reforma constitucional de 1994, hecho que la para la Corte será fundamental en su
fallo: “La reforma de la Constitución de 1994 introdujo un cambio radical en la filosofía política
de nuestro sistema institucional. El constituyente de 1853, basado en la filosofía que se impuso
en la Convención de Filadelfia de 1787 para la constitución de Estados Unidos, tenía una
concepción tendiente a limitar la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones
públicas. De este modo, se podía ver que las elecciones para senadores nacionales y presidente
de la nación eran indirectas, los habitantes de la ciudad de Buenos Aires no elegían a sus
autoridades, los mandatos de los funcionarios públicos eran extensos, el período de sesiones
ordinarias del Congreso era de 5 meses, y los canales de participación ciudadana directamente
no existían. Asimismo, el texto expreso del artículo 22, era el núcleo duro de esta posición. Sin
embargo, el espíritu de la reforma constitucional de 1994 fue el de facilitar la participación de la
ciudadanía en la toma de decisiones públicas. Así se introdujeron medidas de democracia
semidirecta, se constitucionalizó el amparo —incluyendo una amplia legitimación para el
amparo colectivo—, y se reformó el sistema electoral de senadores y del Presidente. Y si bien no
se derogó el artículo 22 (por no estar incluido en la ley 24.309), ya no constituye un núcleo
infranqueable.
Es por este cambio de filosofía que consideramos que los parámetros utilizados para interpretar
las restricciones al derecho de asociación no son los mismos antes que después de la reforma
34
Presentación de AMMAR, párrafo V.3 El derecho de asociación y el reconocimiento estatal como persona
jurídica.
71
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
constitucional de 1994. Ya antes de este hito, el profesor Carlos Nino nos decía que “Las
oportunidades de reunión y asociación no son sólo relevantes, como se dijo, para el desarrollo
de la autonomía personal sino también para el buen funcionamiento — en términos de su
valor epistémico – del proceso de discusión y decisión democráticas.” 35
Y asimismo que “Aquí es importante señalar que las posibilidades de reunirse y de asociarse con
otros son esenciales para el proceso de discusión de ideas, propuestas, principios y de defensa
de ellos en el plano de la decisión democrática.”36
Luego de la reforma de 1994 se reafirma el aspecto participativo de este derecho constitucional
de asociarse con fines útiles. De este modo, toda asociación con objetivos lícitos, tendrá fines
útiles, ya que la utilidad reside en el debate público de ideas, lo que redunda en un
fortalecimiento de la democracia.
Esta utilidad del debate público de ideas como modo de fortalecer la democracia, también ha
sido tenido en cuenta por la Corte Suprema de Estados Unidos, cuyos fallos son tenidos muy en
cuenta por nuestro máximo tribunal. Según la jurisprudencia de la Corte estadounidense, las
asociaciones forman un continuo, desde las menos protegidas que se dedican a actividades
comerciales, hasta las más protegidas, que tienen fines políticos, religiosos o estrictamente
privados. El fin útil de la asociación —siempre que sea una asociación lícita, es decir que no se
dedique a cometer delitos— es la misma asociación, ya que permite un mayor debate de ideas,
inherente a nuestro sistema democrático. ALITT es de este modo una asociación lícita, ya que
promueve la diversidad y la no discriminación en el contexto democrático.” 37
35
Nino, Carlos S. Fundamentos de Derecho Constitucional, Astrea, 1992, p. 338. La negrita es nuestra.
36
Ib. Íd. 339
37
Presentación de AMMAR, párrafo V.1 El derecho de asociación y la participación ciudadana.
72
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
por las deudas de ésta, los miembros de una simple asociación sí lo hacen por dichas
deudas de manera subsidiaria y accesoria (conf. arts. 46, in fine, y 1747 del código
citado).Por otra parte, en el caso específico de las asociaciones denominadas
irregulares, es decir las que no cumplen con el requisito de forma prescripto por el
citado art. 46 -constitución y designación de autoridades por escritura pública o
instrumento privado de autenticidad certificados por escribano público-, todos los
miembros fundadores de la asociación y sus administradores asumen responsabilidad
solidaria por los actos de ésta (art. cit).En suma, siempre que una entidad peticionaria
llene el recaudo al cual la Ley Suprema condiciona el reconocimiento del derecho de
asociarse, la denegación de personería jurídica causa un agravio en tanto le impide
obtener el status más elevado contemplado por las normas reglamentarias del
derecho de asociación. Como señaló Bidart Campos: "Si no existiera diferencia alguna
entre asociaciones que no tienen personalidad jurídica otorgada por el Estado, y
asociaciones que la gozan, ¿por qué y para qué tanto trámite, tanto reglamentarismo,
tanto discurso sobre los objetivos societarios, el bien común, la moral pública, cada
vez que hay que reconocer o desconocer a una asociación como persona jurídica?"
(JA, 1992-I-917).” 38
Obsérvese que la propia Corte habla de “estatus más elevado” de las formas asociativas con
personería jurídica, y sobre la notoria diferencia entre éstas y la forma jurídica de simple
asociación.
De tal modo, pone de manifiesto una brecha de significación existente entre ambas figuras que
en los hechos concretos, pero no sólo en ellos, puede atentar contra el derecho de asociación
consagrado en la Constitución Nacional. Y al decir brecha de significación no me refiero sólo a
las consecuencias fácticas de pedidos de subsidios o exenciones impositivas, sino a lo
expresado por Calos Nino en la cita mencionada: el “valor epistémico” de las oportunidades de
reunión en la construcción de una democracia.
Si seguimos, ya con Hegel la metáfora del Estado como “mente objetivada” 39, ya con
Schvarstein, la metáfora que habla de “organizaciones inteligentes” u “organizaciones que
aprenden” 40, entonces las preguntas siguientes cobran sentido (también metafórico, pero
sentido al fin): ¿cómo hace una democracia para “saber” qué es lo que le conviene? ¿De qué
modo; con qué instrumentos; bajo cuáles paradigmas una democracia “puede conocer” el
momento histórico que vive; la hondura y solidez de los cimientos republicanos que deben
sustentarla; los tensores sociales que vibran detrás de cada acorde ciudadano?
38
Fallo ALLIT, CS, considerando 5º, Pág. 7
39
Hegel, W; Filosofía del Derecho, Claridad, Bs. As., 1968
40
Schvarstein, Leonardo; La inteligencia social de las organizaciones; Paidós, Bs. As., 2003
73
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Veamos lo que en sintonía expresa Laura Casas, al realizar un lúcido comentario del Fallo ALITT:
“En el fallo se observa un pormenorizado análisis del derecho de asociación a la luz de su
consagración en los Tratados Internacionales y se definen sus contornos apelando a los arts. 14
y 19 de la Constitución Nacional: la Corte sostiene que asociarse con fines útiles es posible
siempre que no se viole ni el orden ni la moral pública, ni se afecten los derechos de terceros.
Asimismo, el derecho de asociación se interpreta en forma articulada y armónica con otras
garantías existentes en la Carta Fundamental tales como la libertad de reunión, la libertad de
palabra, de prensa y la protección de la dignidad ante posibles afecciones. Especialmente, con
cita al voto del juez Fayt en la causa CHA, se detiene en la relación que existe entre la facultad
de organizarse a los efectos de preservar la dignidad y la importancia de proteger ese derecho
legitimando la asociación perseguida. En el examen del derecho se señalan las implicancias
personales, sociales e institucionales del mismo. Personales, en cuanto permite la tutela más
perfecta de la dignidad humana, sociales en la medida en que las asociaciones cumplen una
función integradora al establecer vías de apertura a la convivencia grupal y al intercambio de
ideas institucionales, dado que el Estado tiene un innegable interés en promover espacios que
permiten racionalizar los conflictos que resulten de la convivencia societaria.” 41
Según Mizrahi existen dos doctrinas enfrentadas a la hora de evaluar la relación entre el
derecho a asociarse y el bien común, cuyas expresiones podrían resumirse, la una, en “las
asociaciones con personería jurídica y el bien común que se agota en el fin lícito” y “las
asociaciones con personería jurídica y el bien común que trasciende a la sociedad en
general”, la otra.
En palabras del autor: “Como sostiene la doctrina, resulta difícil interpretar la terminología del
legislador cuando establece en el art. 33 parte 2ª inc. 1 que las asociaciones y fundaciones
deben tener "por principal objeto el bien común… Dos son en esencia las posiciones que se han
sostenido sobre la materia: una de ellas postularía que basta para llenar este recaudo con que
41
Casas, Laura J., Derecho de asociación y bien común: A propósito del fallo “ALITT”, Fallo comentado: Corte
Suprema de Justicia de la Nación (CS) ~ 2006/21 ~ LA LEY 2007-A, 384
74
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
la actividad sea lícita y posible, o sea, que es suficiente la verificación de un objeto lícito para
considerar que se ha cumplido el fin de utilidad general o de bien público previsto por el
precepto legal. El argumento central de esta postura es que la acción de toda actividad
colectiva, aun la de las de fines más egoístas, se refleja en un beneficio general cuando ellas no
son atentatorias al orden público o a las buenas costumbres. Dentro de la misma línea de
razonamiento, se ha rechazado la idea de tomar el bien público como condición para conferir la
personería jurídica si a esa noción se la toma en el sentido de un interés que trascendería a los
asociados, para comprender a la comunidad toda. Ello así, porque desde esta perspectiva
estaríamos ante un concepto elástico y vago, que autorizaría interpretaciones arbitrarias y
habilitaría a desconocer el derecho de las asociaciones a obtener su personería jurídica. Con
este enfoque, entonces, no existiría diferencia alguna entre el "fin útil" del art. 14 CN. y el "bien
común" del art. 33 CCiv., ya que ambos términos tendrían la misma extensión y alcance.
En concordancia con tales desarrollos, se ha dicho que el derecho de asociarse -optando por la
vía del art. 33 CCiv. (personería jurídica conferida por el órgano de control)- forma parte del
desarrollo del plan de vida del sujeto, que no puede ser desconocido por el Estado, pues el único
límite para acceder a esta clase de asociación es la libertad y seguridad de las otras personas;
esto es, que este mecanismo organizativo está libremente disponible para los individuos,
existiendo como única restricción que no se ocasione un daño concreto, directo e inmediato a
los derechos de otros. En todo caso, si existen dos variantes de asociación, es sólo la persona
titular de los derechos fundamentales quien decide qué tipología adopta conforme a sus
necesidades. En el marco de ese orden de ideas, Basterra señala que en la cuestión que nos
ocupa -el derecho de asociarse- el sujeto está ejerciendo la autonomía que le compete en el
ámbito de las conductas autorreferentes amparadas por el art. 19 CN. De ahí que, a la luz de
esta concepción, el bien común del art. 33 CCiv. debe ser interpretado en el sentido de que el fin
perseguido por los que se asocien no cause daño a terceros. No importará que sólo se beneficie
el grupo, por pequeño que sea, y aunque su opción de vida sea totalmente distinta de la elegida
por la amplia mayoría de la sociedad. Se realiza, pues, una total identificación entre los
conceptos de "bien común", por una parte, y ausencia de daños a terceros, por la otra. Ello hace
que se concluya que nunca el bien común... debe separarse del concepto de daño a terceros en
forma individual o colectiva.
Luego, el autor describe que, en la vereda opuesta, “La otra doctrina interpretativa del art. 33
parte 2ª inc. 1 CCiv., parte de la base de postular que el asociarse "con fines útiles" previsto en
el art. 14 CN. se bifurcaría en su reglamentación en dos vertientes con objetivos diferentes en
cada caso: a) un tipo de asociación con un fin útil -el bien común- que debe trascender a los
75
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
integrantes de la agrupación y volcarse en una utilidad para toda la comunidad (art. 33 CCiv.);
b) otro grupo de asociaciones con un fin útil -el solo objeto lícito- que únicamente alcanza a los
miembros de la entidad, sin que se traduzca en beneficios -y, desde luego, tampoco en
perjuicios- para el resto de la sociedad (art. 46 CCiv.). En otros términos, los "fines útiles"
contenidos en nuestra Ley Fundamental serían una expresión genérica que abarcaría las dos
especies citadas. Ocupándonos, entonces, de la primera clase de asociaciones (art. 33 CCiv.), el
criterio interpretativo es que la atribución de personalidad jurídica es dada por el Estado con
una valoración inspirada en un interés general. Por lo tanto, no basta con el fin lícito, en el
sentido de inocuo y no lesivo del orden jurídico y la moral social, sino que es necesario además
que sea socialmente útil porque el Estado lo apoya con el otorgamiento de la personalidad y la
concesión de un estatus jurídico privilegiado; prerrogativas que no tienen las asociaciones civiles
que carecen de tal reconocimiento. El bien común, por ende, no se agotaría en los beneficios
que reciben los integrantes, sino que la actividad de la asociación tiene que concurrir al bien de
todos, en el sentido de que la utilidad tiene que hacerse extensiva a la sociedad en su conjunto.
Como ha dicho la Corte Suprema de Justicia (conforme a los votos de la mayoría), el bien común
es el bien estatal porque el objeto de la asociación tiene que poseer en sí mismo una incidencia
directa sobre el bien común que mueva al Estado a otorgarle una calidad determinada, que es
la autorización para funcionar. 42 Vale decir, que al reconocer el Estado la especial incidencia
que sobre el bien común tiene el objeto de la asociación, lo asume como propio otorgando la
referida autorización para que ésta desempeñe sus actividades. Desde tal perspectiva, se
precisó también que el art. 33 CCiv. contrapone el bien común de la sociedad en general al
interés particular de los individuos que crean la asociación, ya que la citada norma exige que el
primero sea el principal objeto de la corporación para que se autorice su funcionamiento.”
Las negritas no son originales, pero las señalé porque resulta muy interesante ver como lo
expuesto contradice lo que la Corte entendió en el fallo, y que he marcado también en negrita
en la cita N° 26 de este trabajo.
Planteadas ambas doctrinas, Mizrahi se inclina por una de ellas, justamente la opuesta a la que
adoptó la Corte en el Fallo ALITT. Veamos sus razones: “Si nos apegamos a lo que marca el
derecho positivo, parece que no queda otra alternativa que adherir a la doctrina interpretativa
que hemos estudiado en el ap. III; es decir, afirmar que por un lado existen las entidades del art.
33 CCiv., en las cuales se exige una finalidad que trascienda en un beneficio social; y por el otro,
las asociaciones del art. 46 CCiv., que sólo requieren un objeto lícito. Es que postular la tesis
inversa implica vaciar de contenido la primera de las normas citadas, comporta identificar por
completo las corporaciones previstas por esa norma con las simples asociaciones del
mencionado art. 46 CCiv. y hace que todo el sistema se torne incomprensible; ello, dicho sin
perjuicio de señalar que haríamos una interpretación derogatoria de la ley. Efectivamente, si
42
Se refiere al Fallo de la Corte Sup., 22/11/1991, "Comunidad Homosexual Argentina v. resolución Inspección
General de Justicia s/personas jurídicas" [J 04_314V2T084], Fallos 314:1544 y ED 146-238, voto del Dr. Barra,
considerando 8º.
76
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
realizamos la mentada identificación creemos que sin remedio se ingresa en un régimen legal
inexplicable y hasta diríamos absurdo; pues ¿para qué regular dos clases de asociaciones si
ambas tienen la misma naturaleza? Además, ¿habría alguna razón para mantener la norma del
art. 46 parte 1ª CCiv.? ¿A quién le puede interesar constituir una simple asociación si haciéndolo
como persona jurídica accede a un régimen privilegiado de prerrogativas especiales y, por
añadidura, se libera a todos sus miembros de la responsabilidad por las deudas de la
corporación? Por otra parte, si basta sólo con un fin lícito para tener derecho a que el Estado le
confiera la personería jurídica: ¿por qué se le han de conceder a estas entidades exenciones
tributarias, subsidios y ventajas de otro orden, como las que tienen en la actualidad? ¿Debe
inmiscuirse el Estado en promover y fomentar a estos grupos, otorgando las facilidades
consiguientes, cuando su objeto -por más lícito que fuere- es totalmente extraño al resto de la
comunidad? ¿Cuál sería el justificativo ético que tendría el Estado para solventar actividades
(aunque sea parcialmente) que no conciernen a la sociedad en su conjunto?”
Nótese en este punto, nuevamente, que lo señalado ex profeso en negrita choca con la
interpretación que la Corte hace al aludir al mencionado “valor epistémico” que el
asociacionismo tiene para la democracia: el fin legal y útil de una asociación, por el hecho de
serlo, no es ya extraño para el resto de la comunidad porque a ella ha enriquecido al
proponer, simultáneamente, nuevos elementos – ámbito, objeto y enunciado – en los cuales
ejercer la convivencia.
Continúa diciendo el autor: “Debe insistirse en que el plan de vida de las personas, su
autonomía, el pleno ejercicio de sus derechos individuales, el pluralismo y la diversidad no pasan
por la autorización para funcionar que les confieran los poderes públicos a las corporaciones
que conformen. Es que ninguna norma legal les niega su ingreso al escenario jurídico, por más
minorías de que se traten, ni su derecho a organizarse como lo crean conveniente para la
defensa de sus intereses, difundiendo sus ideas y propuestas sin restricción alguna. La ley sólo
fija un marco legal y el camino que deben adoptar quienes están dispuestos a concretar sus
aspiraciones; reglamentación que, además de estar expresamente autorizada por el art. 28 CN.,
resulta sin discusión indispensable para brindar un mínimo de orden a los vínculos y relaciones
que establecen los sujetos. En el sentido indicado, hasta se podría decir que una suerte de vía
común o corriente para organizarse a nivel asociativo tendría que ser -más allá de lo que
acontece en la realidad- el régimen estatuido por el art. 46 CCiv.; o sea, que los interesados que
quieren formar una asociación acudan al contrato escrito y a la intervención notarial,
plasmando en los documentos los elementos que correspondan. En cambio, estimamos que el
esquema del art. 33 tiene que ser más acotado y reunir mayor especificidad; y por eso la
exigencia de recaudos especiales, como lo es afinar el control estatal en lo atinente a los fines
de bien común que debe perseguir la asociación.”
Y aquí vale decir que, sin embargo, el vector asociacionista de la sociedad argentina va en el
sentido contrario de lo que indica el autor como “vía común o corriente para organizarse a nivel
asociativo”; es decir: hoy son cada vez más las solicitudes de personería jurídica que las
constituciones e inscripciones de simples asociaciones.
77
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
43
Mizrahi, Op. Cit., pág. 4. Ap. V. “Nuestra adhesión al concepto de bien común como utilidad general”
44
Ib. Íd.; Se refiere al autor a lo expresado en Páez, J. L., cit. por Llambías, Jorge J., "Tratado de Derecho Civil.
Parte general" cit., p. 93, y por Borda, Guillermo A., "Tratado de Derecho Civil. Parte general" cit., p. 578.
78
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En este punto es donde la sentencia de la Corte Suprema en el caso ALITT comienza a divergir.
Según lo expresa el máximo tribunal, fue la consideración recién planteada por Mizrahi, la que
utilizó la Sala K como argumento:
(la recurrente) “Expresa que el tribunal a quo entiende que el problema de las
personas travestis y transexuales es sólo de ellas, por lo que no tiene por qué
interesar al resto del colectivo social y mucho menos al Estado. Mejorar sus
condiciones de vida no haría -para los jueces de la causa- al bien común de la
sociedad, como tampoco a su propósito de integrarse socialmente. Desde una visión
constitucional discrepa la recurrente con dicho concepto de bien común, ya que tales
45
Ib. Íd
46
Fallo ALITT, CS, considerando 2º, Pág. 2
79
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
La Corte comienza entonces a definir la cuestión, entretejiendo una trama en la que cuatro
argumentaciones se sostienen recíprocamente, a saber: i) el concepto ampliado de bien común,
ii) la interpretación de la idea de fines útiles; iii) el derecho de asociación en relación estrecha
con otros derechos fundamentales y iv) – retomando lo planteado por Carlos Nino al referido
valor epistémico del asociacionismo – la función pedagógica de las asociaciones
Sobre esta red conceptual descansa el corazón del Fallo; veamos cómo se van configurando las
expresiones de la urdimbre y su respectiva trama:
Bien común:
47
Ib. Íd., considerando 3º, Pág. 5
48
Ib. Íd., considerando 15º, Pág. 14
80
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
las Asociaciones", Ed. Guillermo Kraft, Bs. As., pág. 515) ignoraría el mandato primero
que los jueces argentinos reciben de la Constitución que juran cumplir, cual es el de
asegurar el goce y pleno ejercicio de las garantías superiores para la efectiva vigencia
del estado de derecho (caso "Siri" de Fallos: 239:459). Jamás deberá olvidarse ni
retacearse la cabal comprensión, esclarecida por Joaquín V. González más de un siglo
atrás en su célebre "Manual de la Constitución Argentina", de que aquellas garantías
integran el "patrimonio inalterable" que hace de cada hombre, ciudadano o no, un ser
libre e independiente dentro de la Nación Argentina …” 49
“Cabe recordar aquí que V.E. ha dicho que el bien común es un concepto referido a las
condiciones de vida social que permiten a los integrantes de una comunidad alcanzar
el mayor grado de desarrollo personal y que tiende como uno de sus imperativos a la
“organización de la vida social en forma que preserve y promueva la plena realización
de la persona humana”. Se ha considerado erróneo plantear el problema de la
persona y del bien común en términos de oposición… y es que si los derechos
individuales no son absolutos y sí susceptibles de razonable reglamentación, también
lo es que el ejercicio armónico de los derechos y garantías constitucionales requiere
un adecuado equilibrio en las relaciones de la comunidad hacia cada uno de sus
miembros.” 50
“Que el concepto de fines útiles que condicionan el derecho de asociarse sólo podrá
ser definido ponderando el alcance de ese derecho en relación funcional con otras
garantías esenciales del estado constitucional vigente en la República, como fue
subrayado en las dos opiniones disidentes de la causa "Comunidad Homosexual
Argentina" de Fallos: 314: 1531. En el voto disidente del juez Petracchi del precedente
mencionado (considerandos 12 y 13) se recordó que en materia de libertad de
asociación es patente la interactuación existente, al igual de lo que ocurre con el
derecho de reunión, con la libertad de expresión o de prensa, ya que,… “El derecho de
reunión tiene su origen en la libertad individual, en la libertad de palabra, en la
libertad de asociación. No se concibe cómo podrían ejercerse estos derechos, cómo
podrán asegurarse los beneficios de la libertad 'para nosotros, para nuestra
posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo
argentino', según los términos consagratorios del Preámbulo, sin la libertad de
49
Ib. Íd., considerando 20º, Pág. 17
50
Dictamen de la Procuración General de la Nación, A.2036. XL, Recurso de Hecho, Asociación Lucha por la
Identidad Travesti Transexual c/ Inspección General de Justicia, Pág. 7
81
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
reunirse o de asociarse, para enseñar o aprender, para propagar sus ideas, peticionar
a las autoridades, orientar la opinión pública y tratar otros fines lícitos...".51
Nótese que hay una mención explícita a la posibilidad de los ciudadanos de crear “una persona
jurídica con plena personería”; haciendo inequívoca alusión a las Asociaciones que refiere el
Art. 33 del CCiv.
“Que en igual sentido el voto disidente del juez Fayt (Fallos: 314:1531) subrayó que
frente a la existencia de un grupo de personas que desea organizarse a efectos de
preservar su dignidad ante posibles afectaciones, la protección constitucional de ese
derecho legitima la asociación perseguida.” 53
… se ve entonces claramente cómo el fallo hila “bien común y mínimos de utilidad” con
“esencia de la Constitución Nacional y regla estructural de un estilo de vida democrático”
relacionando ambos pares en proporción aurea. Por un lado:
“Que el precepto mencionado exige que las asociaciones tengan por principal objeto
el bien común, recaudo que proviene del texto original del código (Proyecto de Código
Civil para la República Argentina, trabajado por encargo del Gobierno Nacional por el
Doctor Don Dalmacio Vélez Sarsfield, libro primero, Buenos Aires, 1865, pág. 12), y
aunque no fue objeto de comentario alguno por parte del codificador, no puede
menos que pensarse que éste lo adoptó en el entendimiento de su compatibilidad con
la Constitución Nacional. En efecto: si éste incluía en ese precepto a las sociedades
anónimas, los bancos, etc., no podía excluir ninguna asociación por el mero hecho de
que ésta fuese de utilidad particular para sus componentes o para quienes participan
de sus ideas.” 54
51
Ib. Íd., considerando 7º, Pág. 9
52
Ib. Íd., considerando 10º, Pág. 11
53
Ib. Íd., considerando 8º, Pág. 9
54
Ib. Íd., considerando 14º, Pág. 13
82
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Por el otro:
“Si la esencia misma de nuestra carta de derechos -que con la incorporación de los
tratados internacionales en materia de derechos humanos ha sido fortalecida y
profundizada- es el respeto de la dignidad y libertad humanas, y si la regla estructural
de un estilo de vida democrático reside en la capacidad de una sociedad para resolver
sus conflictos mediante el debate público de las ideas, el umbral de utilidad exigido
por la Ley Suprema es indiscutiblemente satisfecho por toda agrupación voluntaria de
personas que, por vías pacíficas y sin incitación a la violencia, convenga en la
obtención de cualquiera de los múltiples objetos o pretensiones que, respetando los
principios del sistema democrático, no ofendan al orden, la moral pública ni
perjudiquen -de modo cierto y concreto- bienes o intereses de un tercero.” 55
Y finalmente:
“Que, por ello, sólo la ilicitud de promover la asociación un objeto común que
desconozca o violente las exigencias que para la protección a la dignidad de las
personas establece el art. 19 de la Constitución Nacional o que, elíptica o
derechamente, persiga la destrucción de las cláusulas inmutables del pacto
fundacional de la República vigente desde 1853 (arts. 1 y 33 de la Ley Suprema),
podría justificar una restricción al derecho de asociación.” 56
Planteada esta compleja cuestión con claridad argumentativa basada en la dependencia mutua
de los conceptos bajo el ala de una hermenéutica que la Corte ha sostenido consecuentemente
con el fortalecimiento de “la restauración definitiva del ideal democrático y republicano que
plasmaron los constituyentes de 1853 y profundizaron los de 1994” 57; el bien común ha salido
del estrechamiento conceptual 58 al que lo había sometido la doctrina reflejada por la
sentencia de la Sala K de la Cámara de Apelaciones, para comenzar a resignificarse en una de
sus dimensiones.
Otra de ellas, la dimensión que vincula la existencia de las asociaciones con el fortalecimiento
de la democracia, se comienza a configurar en clave de pluralidad -que también de pluralismo-
cuando el Fallo se despliega conceptualmente hacia una valoración enfática del asociacionismo:
55
Ib. Íd., considerando 11º, Pág. 11
56
Ib. Íd., considerando 12º, Pág. 12
57
Ib. Íd., considerando 19º, Pág. 16
58
Ib. Íd., considerando 23º, Pág. 19
83
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
de las razones que justifican la asociación de las personas y que han llevado a su
reconocimiento ulterior. Por un lado, como lo expresó el voto del juez Petracchi en el
precedente citado (considerando 17), aquéllas "...consiste en fomentar en los
individuos la cooperación, el aunar criterios y esfuerzos en pos de metas comunes, a la
par de incorporar en la esfera interna de los sujetos conciencia de solidaridad y fuerza
colectiva...".59
Y puesto
La renuncia a dicha función por parte de los tribunales de justicia traería aparejado el
gravísimo riesgo de que sólo aquellas valoraciones y creencias de las que participa la
concepción media o la mayoría de la sociedad encontraría resguardo, y al mismo
59
Ib. Íd., considerando 9º, Pág. 10 – Se refiere al voto disidente del juez Petracchi en la causa "Comunidad
Homosexual Argentina" de Fallos: 314: 1531.
60
Ib. Íd., considerando 9º, Pág. 10
84
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
De modo que
“Ello implicaría desconocer el principio con arreglo al cual el bien colectivo tiene una
esencia pluralista, pues sostener que ideales como el acceso a la salud, educación,
trabajo, vivienda y beneficios sociales de determinados grupos, así como propender a
la no discriminación, es sólo un beneficio propio de los miembros de esa agrupación,
importa olvidar que esas prerrogativas son propósitos que hacen al interés del
conjunto social como objetivo esencial y razón de ser del Estado de cimentar una
sociedad democrática, al amparo de los arts. 14 y 16 de la Constitución Nacional y de
los tratados internacionales incorporados en su art. 75, inc. 22.” 62
Esa esencia pluralista del bien colectivo deviene de otro cambio de paradigma que según la
Corte la Constitución Nacional rescata con énfasis desde 1994:
“La restauración definitiva del ideal democrático y republicano que plasmaron los
constituyentes de 1853 y profundizaron los de 1994, convoca… a la unidad nacional,
en libertad, pero no a la uniformidad u homogeneidad. El sentido de la igualdad
democrática y liberal es el del "derecho a ser diferente", pero no puede confundirse
nunca con la "igualación", que es un ideal totalitario y por ello es, precisamente, la
negación más completa del anterior, pues carece de todo sentido hablar del derecho a
un trato igualitario si previamente se nos forzó a todos a ser iguales. El art. 19 de la
Constitución Nacional, en combinación con el resto de las garantías y los derechos
reconocidos, no permite dudar del cuidado que los constituyentes pusieron en
respetar la autonomía de la conciencia como esencia de la persona -y, por
consiguiente, la diversidad de pensamientos y valores- y no obligar a los ciudadanos a
una uniformidad que no condice con la filosofía política liberal que orienta a nuestra
Norma Fundamental.” 63
61
Ib. Íd., considerando 19º, Pág. 16
62
Ib. Íd., considerando 18º, Pág. 15
63
Ib. Íd., considerando 19º, Pág. 17
85
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
64
Ib. Íd., considerando 12º, Pág. 12
65
Casas, Laura J, Op. Cit.
86
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
democracias contemporáneas actuales, debería ir más allá del texto constitucional e instalarse
en las prácticas de los operadores jurídicos. Ahora bien, ni la Inspección General de Personas
Jurídicas (I.P.G.) ni la sala K de la Cámara de Apelaciones la receptaron en ocasión de
pronunciarse sobre la solicitud de ALITT para funcionar en el marco del artículo 33, segunda
parte, ap. 1° del Cód. Civil. Sí lo hizo, en cambio, la Corte que con su decisión parece haber
incorporado la idea de los sentidos del discurso jurídico no están fijados de una vez y para
siempre sino, por el contrario, siempre están sujetos a variadas formas de articulación y de
redefinición que abren el espacio para la construcción de nuevas hegemonías mediante la
deconstrucción de categorías cristalizadas, la resignificación de los conceptos con los que el
derecho opera en el imaginario de la sociedad. Decisión que, a su vez, también parece haber
receptado a la diferencia como valor jurídico que, dando cuenta de un sentido profundizado de
la igualdad, invita a pensar en una sociedad complejamente igualitaria cuya complejidad reside
en la conjunción de un conjunto inestable de diferencias relevantes que generan distinciones,
muchas veces imprevisibles, que conducen tan sólo a un orden siempre inestable. La gran tarea
de los jueces consiste en renunciar a las repetidas formulaciones abstractas de los derechos, y a
la comodidad de creerse neutrales, más allá de los dramas de quienes están sometidos a su
jurisdicción, y a atreverse a ser otros y a reconocer la diversidad de los demás.” 66
5.- Consecuencias prácticas y proyecciones hacia el asociacionismo y la gestión de
Organizaciones Sociales
Con el Fallo ALITT, la Corte abre un antes y un después en la jurisprudencia acerca bien común;
¿cuáles serán sus efectos prácticos?
Es más; ¿cuál será su efecto cultural? Y particularmente: ¿cuál sobre las Organizaciones
Sociales?
Difícil contestar unívocamente sobre todo esto a la vez, pero elaboremos algunas
consecuencias prácticas que podrían manifestarse:
En primer lugar, una postura crítica central del Fallo de la Corte expresa, casi textualmente,
que la resolución del inspector general de justicia importó un incremento de las exigencias para
obtener el reconocimiento estatal al requerir que los peticionantes demuestren la necesidad de
la personería jurídica para el cumplimiento de sus fines, considerando insuficiente la mera
utilidad o conveniencia. Es decir, que es esperable que de aquí en adelante, las nuevas
peticionantes no deban demostrar esa necesidad, sino que la opción por la personería jurídica
(en la figura del Art. 33 del CCiv.) sea una de las elecciones organizativas puestas en juego por
voluntad de los asociados, a la que puedan aspirar cumplidos los requerimientos formales
administrativos y la licitud y fin útil, pero nada más.
Evidentemente – y como también advierte la sentencia 67 – el margen de arbitrio de la
administración, ha sido limitado por el derecho.
En segundo lugar, cabe preguntarse que efecto tendrá esta nueva mirada en el articulado que
dentro de la propia IGJ sirve como guía para ponderar los requisitos para aspirar a la obtención
66
Ib. Íd.
67
“… el estado no puede negar arbitrariamente la personaría jurídica a una asociación, sino sólo en base a pautas
objetivas y claras y acordes con la Ley suprema… El arbitrio de la administración no implica arbitrariedad y, por
ende, debe ser controlado judicialmente.”Fallo ALITT, CS, considerando 20º, Pág. 18
87
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
de la personería jurídica (que vistos a contraluz, son los causales de denegación de la misma 68);
especialmente el artículo 364 que versa: “En la ponderación de las finalidades de bien común de
las entidades se considerarán aquellas que contribuyan al bien de la comunidad en general o a
las mejores condiciones de la vida social, en contraposición al bien individual o al bien egoísta
de un grupo determinado de personas, sin colisionar o contrariar las valoraciones sociales
imperantes en el momento en que dicha valoración deba ser efectuada. El bien común debe
exteriorizarse y proyectarse hacia la comunidad en su conjunto y expresarse, a través del objeto
de las entidades, en finalidades coincidentes con las que el Estado jerarquiza como propias. Las
actividades a realizar deberán incidir en forma directa sobre el bien común.”
¿Serán finalmente modificados letra y espíritu de este artículo?
En tercer lugar, es también esperable que el número de intentos y efectos de conformación de
simples asociaciones disminuya, dado que, por un lado, las desventajas operativas que
evidencian respecto a las que poseen personería jurídica siguen siendo evidentes y las mismas
de antes, y que, por el otro, al haber superado el acceso a ésta última el escollo semántico al
resignificarse el concepto de bien común. Ya que la conformación de simples asociaciones
requiere también de un trámite complejo y oneroso; ¿por qué no hacerlo para solicitar,
directamente, la personería jurídica?
O dicho más propiamente: a igualdad de intención de cumplir con las pautas formales
requeridas para cada forma jurídica, la decisión de adoptar una u otra se juega ahora, con más
fuerza, peso y sentido en el territorio de los deseos, ponderaciones y conveniencia de los
asociados.
Esta libertad de elección es también, aunque no parezca, de un tremendo valor epistémico.
En cuarto lugar, aparece el plano de lo cultural. Tal vez el efecto que se vaya operando sobre
cuestiones axiológicas, culturales o - más indirectamente aún – de gestión en las organizaciones
sociales y de la sociedad en general sea paulatino y a largo plazo.
Esa mediatez no es de todos modos lo más importante y resulta hasta lógica, ya que la cultura
no se cambia a punta de fallos o resoluciones y sí de complejos procesos de criticidad, toma de
conciencia, amplitud de visiones, desafíos en la producción de nuevos conocimientos y,
también, re-significaciones en la re–producción de los “viejos” conocimientos. En este sentido,
el Fallo ALITT no clausuró el tema sino que subió el nivel de estas discusiones a una plataforma
superior.
En quinto lugar, el fallo tiene una proyección directa respecto del enorme concepto de
igualdad. De hecho, nuestro análisis no sesga, pero sí enfatiza su focalización en dos de las
68
Recordemos que, según el Artículo 365: “Serán causales para denegar la autorización para funcionar, las
siguientes: 1. La existencia, en la vida interna de la entidad, de irreconciliables núcleos antagónicos que
imposibiliten el cumplimiento de las finalidades de la entidad. 2. La existencia en los órganos de administración y de
fiscalización, de miembros titulares o suplentes, afectados por inhabilidades o incompatibilidades legales o
reglamentarias para revestir dichas calidades, o que se hallen sometidos a procesos judiciales que por su índole y
estado impidan física o moralmente la permanencia de los afectados en los cargos en que fueron designados o
arrojen objetivamente dudas fundadas sobre su idoneidad para desempeñarlos. 3. Que el objeto social enunciado no
satisfaga el bien común o que la entidad persiga directa o indirectamente finalidades lucrativas o tienda a reportar
ventajas económicas para el fundado, los asociados o los integrantes de los órganos de administración y/o
fiscalización. 4. Que la entidad se proponga subsistir exclusivamente de recursos económicos constituidos por
aranceles que ingresen a ella por prestaciones de servicios que efectúe o por subsidios o donaciones del Estado.”
88
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
69
Asociación por los Derechos Civiles – ADC -, La Corte y los Derechos: informe 2005 – 2007, Siglo XXI, Buenos
Aires, 2008, Cap- IV, Pág 239.
70
Connotación que en su asertividad, oculta la tensión constante que existe con lo que teóricamente estos conceptos
denotan. Ver: Garcia, Oscar; La Gloriosa Trinidad: no gubernamental, de bien público y sin fines de lucro, mimeo.
71
Bombarolo, Félix; Los Profesionales y los asuntos Públicos en la Argentina, Nauyaka, Buenos Aires, Primavera
de 2005; www.nauyaka.net
72
CSJN – Fallo Comunidad Homosexual Argentina (CHA), en el que aquella Corte negó la personaría jurídica a la
asociación.
89
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Son variadas las dimensiones en las que pueden ensayarse conclusiones que se ramifican desde
el Fallo.
En el campo de lo jurídico, pero con proyección hacia lo político y lo sociológico, la sentencia
insiste en reiterar un principio más general - que afecta al tema puntualmente tratado -
refiriendo que “…el estándar interpretativo establecido por esta Corte en conocidos precedentes
a partir de la refundación institucional de la Nación comenzada en diciembre de 1983 … con
arreglo al cual el objetivo que debe orientar la hermenéutica constitucional en todos los campos
es el de reconstruir el orden jurídico, sobre la base de establecer y afianzar para el futuro – en su
totalidad – las formas democráticas y republicanas de convivencia de los argentinos.” 73
Otro de los aspectos que la Corte subrayó en este fallo es algo que comenzó a delinearse desde
la reforma de 1994: la recién mencionada expansión semántica del concepto de bien común y
su camino al encuentro de un interlocutor fundamental; el derecho a la diferencia.
El bien común no representa ya un grado meliorativo superior dentro de lo legal – concepto
sublime y unívoco, embretado por la forma en que las mayorías o las tradiciones lo van
definiendo y custodiando - sino que entendido ahora como fin útil, asume un nuevo rol
simbólico: el de ser a la vez indicador y producto del respeto que se le da al derecho la
diferencia, especialmente en los territorios que a éste aún hoy le siguen siendo hostiles.
Pero creo que lo más interesante tiene que ver con que el Fallo trajo nuevamente a la arena de
la discusión la pregunta por lo público, el debate por lo común, la discusión acerca de lo
privado; atravesando todo esto por el vector resignificación.
Resignificar es una operación muy superior que la de agregar una acepción más a la definición
canónica de un concepto. Desde las ciencias del lenguaje se plantea que el signo es siempre
institucional y que no existe por fuera de una sociedad. Por más pequeña que sea, solamente
una comunidad de usuarios puede instituirlo como tal. 74 Cuando, fogoneada por el signo de los
tiempos, una sociedad produce la operación aludida con alguno de sus conceptos medulares, se
resignifican significado, significante y usuarios en relación necesaria; y allí - y a sabiendas o no -
quienes propician la resignificación lo hacen siempre en función de un “pro-yecto”, es decir, de
un problema de futuro.
Como aporte final, y en ese marco, entiendo que el bien común ya no debe considerarse
como la yuxtaposición o suma del bien público más el privado, sino como el territorio de
articulación entre ambos. Lo común no lo es por extendido sino por actuar como rótula:
articula sin soldar pero desde la proximidad.
El bien común tiene proximidad con el bien privado porque parte de su naturaleza proviene de
la de éste (en una génesis que es siempre singular y guarda secreto respecto de su origen
egoísta o altruista) y a éste siempre alcanza, aún como beneficio indirecto.
Pero a la vez, y necesariamente, el bien común tiene idéntica proximidad con lo público,
porque público es el sentido de la libertad, aún cuando ésta se manifieste y vivencie con
decisiones en el reducto de la intimidad. Lo inexpugnable de la privacidad más profunda sólo se
sostiene, con significado y trascendencia, cuando la igualdad y la libertad se valoran y ejercitan
73 Voto del Señor Ministro Doctor Don Carlos S. Fayt, Fallo ALITT, CS, considerando 8º, Pág. 32
74 Ducrot, Oswald; Todorov, Tzvetan; Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, Siglo XXI, Bs. As., 2005
90
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Su búsqueda debe ser tarea y proyecto de todas las personas, colectivos e instituciones,
porque si la posibilidad de definir y aportar al bien común quedara sólo como atributo de los
que una sociedad llama instruidos, ganadores, mayorías, calificados, “normales” o integrados,
aquello que en principio hemos nombrado como un bien articulador, no sería más que una
ilusión excluyente, prolija y falsa; un espejismo en el territorio de la democracia; un prejuicio
disfrazado de bien, creador de la fulgente silueta de una etérea ciudadanía que se desvanecería
apenas se la quisiera asir desde el derecho.
____________________________________________________
91
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CAPÍTULO 4:
La Dinámica Instituido - Instituyente
Seguiremos ahora trabajando sobre dos pares de conceptos que son centrales en la concepción
de Organizaciones que aquí estamos desarrollando.
Ambos pares están relacionados entre sí, formando parte de un todo mayor, que podríamos
llamar Matriz Dinámica de Funcionamiento de una Organización.
Un par es el que plantea que una Institución (en nuestro caso, una OS u OSC) es la vez un actor
social y un escenario de la dinámica social. Es decir, que toda Organización es
simultáneamente actor y escenario.
El otro par es el que postula que toda organización está atravesada permanentemente por una
disputa entre las fuerzas del Instituido y las del Instituyente.
Pero para poder ver con mayor profundidad cada planteo, debemos hacerlo en el marco de una
idea mayor; y esa idea es el paradigma de la Complejidad que creemos se aplica a las
Organizaciones en general y, desde ya, también a las Sociales en particular.
El procedimiento para cebar mate es un proceso simple, que contiene pocas variables para
poder realizarlo con éxito: i) el mate con su bombilla lleno de yerba hasta un poco menos del
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
ras (porque si no, al hincharse con el agua la yerba se desbordaría), ii) el agua a la temperatura
deseada, y iii) un recipiente con un pico que favorezca el vertido del agua en el mate, por caso,
una pava.
Si alguien quisiera, podría complicar este proceso. Por ejemplo, podría intentar verter el agua
no en la boca del mate sino acertándole al agujero superior de la bombilla; o bien: tomar la
pava por su pico, quitar la tapa de su boca e intentar verter el agua en el mate por ese lado.
Pero ninguna de estas ideas delirantes, por más complicadas e incómodas que sean,
convierten al sistema en complejo. Cebar mate sigue siendo un procedimiento simple.
La complejidad tiene que ver con los niveles de organización del sistema. De esta manera, un
sistema es más complejo cuando aumenta el número de sus componentes, la cantidad de
interrelaciones entre sus variables y de la cualidad de las relaciones con el medio. La
complejidad supone diversidad. Al ir pasando de subsistemas a sistemas y a suprasistemas, se
va pasando de estados de organización relativamente simples a otros cada vez más avanzados y
complejos. Según varios autores, es posible jerarquizar los sistemas desde los más simples,
como las estructuras estáticas, hasta los más complejos, como los seres humanos y los sistemas
sociales. También es posible llegar al sistema que engloba todos los demás: el sistema
ecológico.
En los sistemas complejos, las relaciones de causa – efecto no son lineales. A esto se le llama
causalidad compleja.
Para uno de los principales investigadores y teóricos de la complejidad, el francés Edgar Morin,
en la causalidad compleja puede ocurrir que:
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
El mencionado Edgar Morin afirma que la emergencia son propiedades de un sistema que
tienen un carácter de novedad con respecto a las propiedades de los componentes
considerados de manera aislada. En consecuencia, la naturaleza del todo es siempre distinta a
la suma de las partes. Por lo tanto, un sistema no puede ser entendido solamente por medio
del análisis de sus partes. La teoría de la complejidad rechaza la validez de las estrategias
analíticas, en las cuales el todo se reduce a las partes.
Esta reflexión nos invita a escaparle a una actitud que lamentablemente se ha vuelto muy
común a la hora de analizar lo social: la simplificación, el reduccionismo.
Como tratar con los sistemas complejos es – a su vez – muy complejo, demanda tiempo y exige
la intervención de diversas miradas (profesionales y populares); a veces se cae en la tentación
de simplificar las cosas (“no nos compliquemos la vida, hagámoslo simple…”) y tratar de
resolver o entender un sistema complejo de manera lineal, que es justamente como no
funciona.
Una versión de la simplificación es el reduccionismo: reducir las causas a un mínimo, hasta
llegar al summun de atribuirla a un único causante. Más de una vez hemos oído la frase: “Acá,
todo se resuelve con educación; mientras la población no se eduque van a seguir estos
problemas…”
Así, un elemento más de un sistema complejo como el social como la educación (o el trabajo, o
la violencia, o lo que fuere) pasa a ser el causante primero y principal, la llave que abre la
puerta a todas las soluciones posteriores.
Una idea sin dudas tentadora, que, en los sistemas complejos… no funciona.
Para finalizar, una última propiedad de los sistemas complejos: tienden siempre a un equilibrio
dinámico, es decir, un estado que busca estabilizarse sin negar los cambios, modificaciones,
evoluciones, involuciones, etc.
Este “equilibrio en movimiento” es vital para que el sistema continúe existiendo; y en dicho
equilibrio aparece – como algo fundamental en el mundo de lo social – configuración dinámica
de los dos pares de conceptos que habíamos mencionado al principio y que ya pasamos a
estudiar.
Actor y Escenario
Como cualquier otra institución (empresa, organismo estatal, familia, etc.) una Organización
Social tiene una doble cara:
94
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
a) Es un actor que como tal juega un determinado rol y lo ejerce a través de una
determinada dinámica afectando al entorno que lo circunda. Las Organizaciones, como
actores, interpelan la realidad y la sociedad que las contiene, y con ellas se relacionan,
incidiendo y siendo a su vez incididas. El valor de una OS como actor social es muy alto,
ya que en la idea de sostenimiento de una democracia participativa (que también
representativa) la existencia y multivariedad de Organizaciones es una requisito de
mínima. En tanto actor, se relaciona (acuerda, confronta) también con otros actores; y
en tanto Organización (grupo institucionalizado de voluntades con algún objetivo – aun
mínimo – en común) son capaces de meta – reflexión, es decir, que como actores las
Organizaciones pueden reflexionar acerca no sólo acerca de cómo están desempeñando
su rol específico sino de que significa desempeñar un rol de actor.
Instituido e Instituyente
Estas dos fuerzas protagonizan una de las dinámicas más importantes de toda institución y de
toda sociedad. Primero veamos qué representa cada fuerza y luego su particular modo de
vincularse, siempre refiriéndonos a una Organización:
a) Instituido: “El Instituido” o “lo instituido” o “las Fuerzas del Instituido” (tres
denominaciones que significan lo mismo, y a lo que resumiremos como “IDO” y de este
modo lo escribiremos, por comodidad, en adelante,) representa lo que en una
institución permanece. El instituido está relacionado con la identidad como dimensión
de permanencia. Es – a la vez - lo que conserva y lo conservado; se objetiviza en el
nombre, en los colores, en el logo, en su forma jurídica o asociativa, en aquello que hace
su imagen. El instituido permite reconocer a algo como “lo mismo” y a la Organización
como singular frente a otras. Pero sobre todo – y fundamentalmente – se corporiza en
95
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Dinámica de Relación
IDO y ENTE se relacionan de manera muy peculiar, que explicamos punto por punto:
1.- Son fuerzas necesariamente antagónicas por definición, en eterna y constante lucha,
sin pactos de tregua ni de alianza de ninguna índole.
2.- El principal objetivo de cada fuerza, su razón de ser, es vencer a la otra con una sola
condición: la derrota debe ser llevada al mayor extremo posible pero SIN
aniquilamiento.
3.- ¿Por qué? Porque la existencia de una depende de que la otra siga existiendo. Si una
muere (digamos, porque la otra la aniquiló) la supuesta vencedora (la aniquiladora)
muere también. En este sentido – cuidado: sin dejar de ser fuerzas antagónicas –
constituyen una configuración holística; es decir, opuestos que se necesitan para vivir.
96
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
97
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Es decir, una Organización que fuera (para siempre) puro Instituyente, estaría
sumergida en un torbellino que le impediría ser escenario estable o actor identificable.
6.- Planteada esta lucha con estas dos reglas bien definidas: I) sin cuartel ni treguas y II)
hasta el máximo posible de derrota, pero sin aniquilamiento, es la energía que emana
la fascinante disputa entre IDO y ENTE la que alimenta la vida de una Organización.
Esta lucha es, por tanto: a) creadora, b) estructurante y c) vital
7.- Planteado todo lo anterior, aparece aquí una primer consecuencia singular y notoria,
a saber: cuando el ENTE logra doblegar al IDO, en ese momento - en ese mismo
momento - y como comprobación de su triunfo, el ENTE, se vuelve IDO.
O dicho de otra forma: al ser el ENTE portador de modificaciones que buscan cambiar al
IDO actual, si lo logran, esas modificaciones serán ahora el nuevo IDO; y ya se estará
gestando en algún lugar, un nuevo ENTE del cual ahora deberá defenderse.
Para decirlo en un ejemplo organizacional: si un movimiento ENTE pide que se
modifiquen los Estatutos, para crear uno nuevo, y eso se logra (es decir, se vence la
resistencia del IDO a ser modificado), en ese momento, lo que era la propuesta de un
nuevo Estatuto pasa a ser el nuevo Estatuto vigente, y como tal ya tendrá que
defenderse de nuevas propuestas de reforma.
8.- Por lo tanto, de lo dicho se desprende una segunda consecuencia sustancial: el IDO
esta hecho de IDO, pero alimentado de ENTE. O bien: no hay duda de que el Instituido
está hecho de Instituido (pensar lo contrario sería un grosero error) pero es ciento por
ciento cierto que su materia prima para hacerse IDO, es el ENTE.
9.- Y esto plantea, a su vez, una reflexión que – cuanto menos – es provocadora: si el
IDO se alimenta de ENTE para formar su sustancia Instituida, entonces podríamos decir
que la calidad ese ENTE que incorpore derivará en la calidad de IDO que pueda
construirse.
O dicho de otro modo: no importa sólo “el cambio, a como sea”; sino que la calidad de
propuestas, procedimiento, autonomía, etc. de ese cambio es lo que alimentará a un
futuro IDO de igual calidad.
98
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
10.- Llegados a este décimo punto, y a la luz de todos los puntos vistos y especialmente
a los puntos 7 y 8 aparentemente tan paradójicos, vale hacer una reflexión más, por si
quedan dudas: que el IDO represente la conservación, la continuidad, lo que no cambia,
lo que busca permanecer inalterado; todo eso no implica que en su batalla frente al
ENTE, el IDO se quede inmóvil viendo como lo atacan. No, el IDO, aunque represente lo
que se conserva, se mueve y erige estrategias para defenderse. A veces esas estrategias
apelan sólo y directamente a lo normativo; pero otras son creativas, novedosas, y hasta
disruptivas. Ser IDO no significa inmovilidad sino – al igual que ser ENTE – supone
corrimiento, movimiento, pliegue, repliegue (si necesario), despliegue (si estratégico),
etc.
11.- Cuando el ENTE avanza, el IDO despliega sus estrategias conservacionistas más
sofisticadas y / o efectivas. La denominada “Resistencia al Cambio” es una de ellas, y
funciona así:
La Resistencia al Cambio (RAC) se manifiesta durante de los procesos decisorios, pero
también LUEGO justo cuando la presión de aplicación cae; la RAC vuelve a crecer.
Entre medio de dos posturas polares: de rechazo extremo y de aceptación al cambio,
existe otra alternativa: una realidad construida cuya cubierta exterior simula cambio y
su cuerpo interior está hecho de rechazo: ha nacido el “como si”.
El “como sí” es una realidad de equilibrio que supone una economía de energía. Se ataca
al “como si” haciendo que su adopción sea una elección antieconómica, es decir, que
salga más caro – “que cueste más” – ejecutar el “como si”, que cambiar realmente. Esto
supone recuperar el interés por las formas, hacerlas menos impermeables.
La Resistencia al cambio se manifiesta durante y LUEGO de los procesos decisorios, justo
cuando el “stress” de aplicación de cae, la Resistencia crece.
Entre dos posturas polares: de rechazo extremo, y de aceptación al cambio, se utilizarán
la energía para construir la realidad más económica cuya cubierta exterior simula
cambio y su cuerpo interior está hecho de rechazo: ha nacido el “como si”
Se ataca al “como si” haciendo que su adopción sea una elección “antieconómica”, es
decir, que salga más caro (“que me cueste más”) ejecutar el como si, que cambiar
realmente. Esto supone recuperar el interés por las formas, hacerlas menos
impermeables.
La Resistencia al Cambio se afirma especialmente en la Contradicción.
La contra-dicción aparece cuando un “versus” es percibido en su tratamiento cotidiano
como un “gris”.
99
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
12.- Toda esta recapitulación punto por punto se refiere, decíamos, a la dinámica que se
da entre estas dos fuerzas. Esa dinámica tiene un nombre: Proceso de Institución o,
directamente Institución.
Es decir, la Institución (de un país, de una sociedad, de una comunidad, de una
Organización) es el proceso dinámico de lucha que, entre los logros o triunfos del IDO va
consolidándose como tal y, a la vez, entre los triunfos y logros del ENTE sobre ese IDO,
va cambiando y generando nuevos proyectos y respuestas a los problemas y
necesidades.
13.- Entonces, en este Proceso de Institución la dinámica Instituyente (vamos ahora a
nombrarlo completo para hacer notar explícitamente las cuestiones de lenguaje) puede
tener diversos modos, que se denominan con nombres específicos:
Dinámica Constituyente: Es el movimiento instituyente que luego se consolida y plasma
en una declaración y una acción fundante; creando así un Instituido muy peculiar: lo
constitutivo o Constitución.
Han sido Constituyentes buena parte de los movimientos con los que se puede relatar
la historia Argentina entre 1810 y 1853
Dinámica Destituyente:
Es un movimiento Instituyente muy peculiar, ya que lo que busca es la abolición (en
todo o en gran parte) de un Instituido determinado.
Han sido Destituyentes los sucesivos golpes de estado en la Argentina.
Dinámica Restituyente:
Se conoce a la dinámica Instituyente que procura restituir un estado de situación
anterior, cuando este ha sido legítimo y fue usurpado o arrebatado. Supone una vuelta
al estado de derecho.
Han sido Restituyentes los regresos a los períodos democráticos.
Dinámica Reaccionaria:
Es una dinámica Instituyente de connotación peyorativa, en tanto procura volver a un
orden de cosas que consensuadamente se considera superado e indeseable, es un
proceso restituyente negativo.
100
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Sería Reaccionario volver a una sociedad (y estado legal) donde la esclavitud esté
permitida, etc.
14.- Comencemos a cerrar el tema- por ahora y por esta Unidad – con la prometida
comparación entre versiones positivas y negativas de configurarse como IDO.
Las positivas remiten a un IDO que pone su fuerza al servicio del funcionamiento
cotidiano de una Organización. Lo que denominamos como rutina y funcionamiento
“normal” de una Organización, dispositivo, proyecto o programa no es más que una
puesta en funciones del Instituido, IDO funcionando a pleno y que devuelve una imagen
funcional de la Organización. En este IDO, rige lo normativo, lo normativo es norma, la
norma es estándar, estándar es ortodoxia, ortodoxia es regulación y regulación es
poder. Poder Instituido, ni más, ni menos.
Las negativas podemos recogerlas de lo expresado por Eduardo Balestena, cuando dice:
“Institucionalizar es definir el perfil de algo, poner límites al fenómeno para
poder actuar sobre él. Abstener, delimitar ideológicamente y segmentar. Puesto
en estos corrales, andariveles abstractivos, se parcializa perdiéndose la visión del
conjunto. Las variantes para el tratamiento de un problema no atacan entonces
lo estructural sino sus partes visibles y – como sabemos - una variable no
atendida involucra a todo. Etiquetas lingüísticas que dicen lo que las cosas son,
que involucran tratamientos dados más que ajustarse al fenómeno, por haber
transformado al fenómeno en esa imagen, justamente a fin de poder darle
tratamiento. La convención es siempre conservadora…”
15.- Para compartir, ya finalmente, la interesante mirada que a este proceso plantea George
Lapassade:
“La institución es, ante todo, un sistema de reglas. Todas las reglas, normas,
costumbres, tradiciones, etc. que el individuo encuentra en la sociedad son lo
que se halla instituido y es susceptible de estudio, objetivamente realizado, por
el sociólogo. El orden de lo instituido se ha visto privilegiado tanto por los
sostenedores de una concepción objetiva del derecho como por una sociología
positivista. Para Durkheim las instituciones son el orden instituido. En pos de
101
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Saint – Simon, Comte y Spencer, las considera como pura compulsión exterior,
impuesta por la sociedad como una necesidad de regulación social. Admite sin
retaceos que las instituciones puedan dejar de desempeñar su papel y sea
menester cambiarlas, pero se asigna a lo instituido mismo, a los organizadores
del servicio del Estado, la iniciativa de un cambio. Es una concepción a la vez
positivista (la institución es una “cosa”, un “hecho social” que fuerza al hombre
desde el exterior) y funcionalista (de acuerdo con un modelo biológico, las
instituciones se encargan de la regulación de la sociedad para prevenir la
anomia, es decir, la anonadación de la cohesión social). Esta concepción
funcionalista ha de ser la de antropólogos como Malinowski, la de culturalistas
norteamericanos, la de Parsons (estructural-funcionalismo). Son todas
concepciones que consideran a las instituciones, escencialmente, bajo el aspecto
de lo instituido, comprendiendo las exigencias de la sociedad para su
funcionamiento. En todas estas teorías, de Durkheim a Parsons, se escotomiza 75
una importante dimensión de la institución, esto es, lo instituyente, el hecho de
que la institución, si bien presenta al hombre como dato exterior, necesita su
poder instituyente. Si el hombre sufre las instituciones, por otra parte las funda y
las mantiene gracias a un consenso que no es únicamente pasividad frente a lo
instituido, sino también actividad instituyente, la cual puede, además, servir para
volver a cuestionara las instituciones. El hecho de que una institución sea
impugnada forma también parte de ella. Opuestamente a estos sistemas
objetivos, que sólo estudian la institución como reglas de funcionamiento social
exteriores al hombre, algunos autores han elaborado una concepción de las
instituciones a partir de la psicología. Así, para Monnerot, las instituciones son
objetos imaginarios; son sistemas de defensa contra la angustia, que se
proyectan al exterior. La comprensión de las instituciones pasa por la del plano
75
La escotomización (del griego antiguo σκότος / skótos, « tinieblas, oscuridad » ) es un término usado en el
psicoanálisis para describir el mecanismo de ceguera inconsciente, mediante el cual el sujeto hace desaparecer los
hechos desagradables de su conciencia o de su memoria. (wikipedia)
102
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Fotos tomadas en el centro de San Martín, Pcia. de Bs. As., marzo de 2011
76
Lapassade, George (1980) Lo instituido y lo instituyente, en Socioanálisis y potencial humano, Ed. Gedisa,
Barcelona, Pág. 90
103
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
104
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
teoría está en la base de la actual corriente institucionalista. Sostiene que una sociedad
instituye un conjunto organizado de relaciones sociales mediante un ‘hacer instituyente’
que se apoya en creaciones pasadas aún vivas, en el hecho de que ya existe una
sociedad instituida cuando el nuevo hacer instituyente las transforma. Por ejemplo, la
iglesia o el ejército no son instituciones nuevas, pero el capitalismo las transforma,
reacondicionando su lugar en las nuevas relaciones sociales (pág. 96)."77
Fotos tomadas en el centro de San Martín, Pcia. de Bs. As., marzo de 2011
105
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
16.- Y cerrar, ahora sí, con una pregunta central, esa que se hacen – y responden - Cristóbal
Duran Rojas y Rodrigo Karmy Bolton:
“Ahora bien, volvemos a la pregunta que da sentido a este trabajo: ¿Cuáles son las
alternativas de organización de las fuerzas instituyentes en la época del poder
burocrático? La belleza de esta pregunta resulta de su condición histórica: su respuesta
está en la práctica misma. Probablemente, las nuevas formas de ejercicio de dominio
por parte del poder burocrático y global, dan origen a nuevas y diversificadas formas de
poder instituyente. Otros ejemplos se podrían citar como los “movimientos
antiglobalización”, o el movimiento zapatista en México. Las formas altamente
diversificadas de los nuevos movimientos sociales, se constituyen así por un problema
de realismo político, se trata de asumir la materialidad de la historia en la época del
poder global.
Ahora bien, hasta el momento, las fuerzas instituyentes pueden hacer tambalear al
poder instituido, siempre lo han hecho. Pero la pregunta es si se puede concertar una
acción instituyente que sea al mismo tiempo universal y diversa. La pregunta que debe
quedar abierta es que tipo de acción instituyente puede ser capaz de sostener una
oposición efectiva en la sociedad que hemos descrito. Una fuerza instituyente, que a
modo de Eros, convierta a la vida en una misma obra de arte, que erotice cada rincón
del planeta humano, y supere la miseria de la vida a que nos quiere condenar el poder
global. En qué sentido las “nuevas” formas de hacer política pueden dominar sus
propios destinos y articularse como instituciones radicalmente distintas a las que
conocemos, no autónomas de la sociedad en su conjunto, instituciones que sean
capaces de superar sus burocratismos, sin volverse en nuevas expresiones de las formas
de organización tradicionales. La respuesta está en la praxis histórica, en cual todos y
cada uno somos protagonistas.” 78
78
Una vez más lo instituyente y lo instituido. Elementos para un análisis preliminar de dos experiencias
estudiantiles
http://www.psicologiagrupal.cl/escuela/
106
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CAPITULO 5
La “idea” de los 3 Sectores
A lo largo de esta Unidad vamos a trabajar sobre una idea de configuración social que tuvo una
repercusión y relevancia muy grande a lo largo de la década de los ´90 y es conocida como la
idea de los Tres Sectores.
Veamos la definición de esta idea a través del análisis que de ella realiza Adolfo Cahián en su
libro “Las Asociaciones Civiles”:
“La sociedad ha sido categorizada79 en tres grandes sectores: primer sector,
público-estatal; segundo sector, productivo-empresarial; tercer sector, el
integrado por las organizaciones no gubernamentales (entidades civiles de bien
público sin fines de lucro). Tanto el sector público-estatal como el productivo-
empresarial reconocen la cada vez más gravitante presencia del tercer sector
(instituciones con fines comunitarios, con objetivos solidarios). Este
reconocimiento de la importancia del tercer sector se está concientizando en
toda la sociedad por la trascendente labor que desempeñan las organizaciones
comunitarias.
79 La negrita es nuestra: “ha sido categorizada”; no dice dónde, por quién ni para qué.
107
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
108
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Esta concepción del Tercer Sector como “amortiguador” de los cambios – injusticias – que el
modelo neoliberal introducía en la sociedad produciendo fragmentación, marginalización,
polarización y abandono social, no es patrimonio de algunos autores aislados, sino por el
contrario, columna vertebradora de su existir; con más elocuencia no podía decirlo alguien que
80
Cahián, Adolfo, Las Asociaciones Civiles en la República Argentina, Ediciones La Rocca, Bs. As. 2004, Págs. 51
a 54. La negrita es nuestra.
109
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En la línea de lo planteado por Cahián, la idea de los 3 Sectores podía resumirse así:
Sintéticamente, esta “Teoría” (el entrecomillado es para señalar que, estrictamente no posee
los atributos técnicos necesarios para ser una teoría) desecha las explicaciones complicadas
(por complejas) del funcionamiento de una sociedad y las reemplaza por la de una tierna
convivencia entre tres sectores institucionales: el Estado – primer sector- , el Mercado –
segundo sector- y el Tercer Sector. Todos están perfectamente delimitados en morfología y
funciones; la separación es geométrica, las atribuciones precisas y las lógicas de
funcionamiento no son intercambiables. Ninguno hace ni pretende lo que al otro corresponde.
La homogeneidad al interior de cada uno de ellos es total, las tipologías internas son sólo
anecdóticas, los que cuentan son los rasgos generales. De todos, el Tercer Sector es el
depositario de lo social, de lo altruista, es el de las acciones sin fines de lucro, es el encargado
de las relaciones comunitarias, el adalid de la lucha contra la pobreza... vale decir: el espacio
(único) de la Solidaridad.”
81
Salamon, Lester; Anheiher, Helmut; List, Regina; Toepler, Stefan; Wojciech Sokolowski, S. y colaboradores,
(1999), La Sociedad Civil Global. Las dimensiones del sector no lucrativo, Fundación BBVA, Bilbao, Pág. 11. La
negrita es nuestra.
110
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
La facilidad con que se logró “vender” la Idea de los Tres Sectores fue arrasadora. Nunca
habíamos visto tanta adhesión irreflexiva asumida con tanto énfasis por capas tan diversas de la
dirigencia institucional. Y es que dicha operación tuvo los tres ingredientes de oro que debe
tener toda mega operación de marketing (como sin duda lo fue):
i) la seducción de la simplicidad,
111
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
de esos dogmas de la época; fue también quien sintetizó con más precisión y
patetismo esos postulados: “la sociedad no existe”, afirmó a mediados de la
década de los ’80. La sociedad era para Thatcher el santo y seña de la retórica
izquierdista, fundamento ideal de las experiencias de estatismo y avance sobre
las libertades individuales que habían destruido por dentro a las democracias
europeas en la era “keynesiana” iniciada después de la Segunda Guerra. El relato
thatcheriano supo enlazar discursivamente el fracaso, evidente a esa altura, del
socialismo soviético y de su campo de influencia, con los factores estructurales
de las crisis que atravesaban las economía de los países capitalistas desarrollados
desde mediados de la década de los setenta. Ambos fenómenos quedaban
asociados en la crítica a la voracidad de estados burocráticos y parasitarios que
estrangulaban la iniciativa y la competitividad de los propietarios privados. Con el
derrumbe de los estados socialistas de la URSS y el este europeo llegaría el
tiempo de la consagración del pensamiento neoconservador-neoliberal como la
única interpretación posible del mundo. Las reformas neoliberales que
recorrieron el mundo fueron situadas en el lugar de un fenómeno natural, cuya
impugnación equivalía a la negación del principio físico de la gravedad. Había
espacios para disidencias políticas menores entre progresistas y conservadores;
pero la privatización, la desregulación y la apertura irrestricta de la economía
eran fórmulas suficientes para que los países pudieran alcanzar el paraíso de la
prosperidad ilimitada.
83
Mocca, Eduardo, “Presencia de Margaret Thatcher en la Argentina”, Diario Página 12, sección El País, domingo
14 de al de 2013, Pág. 10
112
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
denominado “Proyecto de Estudio Comparativo sobre el Sector Sin Fines de Lucro”, se realizó
en 22 países del mundo, incluyendo la Argentina, y finalizó en 1999.
Allí, los autores plantearon que los que ellos iban a considerar como Organizaciones del Tercer
Sector eran las que pudieran enmarcarse en una definición llamada “definición estructural
operacional” elaborada por ellos mismos.
El socio local en nuestro país fue el CEDES - “Centro de Estudios de Estado y Sociedad” - quienes
debieron utilizar esta definición estructural operacional para decidir cuáles Organizaciones
incluir en la investigación y cuáles no.
LINK: www.cedes.org
Veamos entonces la definición en palabras del mismo CEDES:
Privadas: no deben ser parte del aparato de gobierno ni deben estar dirigidas por mesas
directivas dominadas por agentes gubernamentales. Esto no significa que no puedan recibir
importantes aportes gubernamentales, o que agentes gubernamentales no puedan sentarse a
sus mesas directivas.
Sin distribución de beneficios: pueden acumular excedentes, pero éstos no deben redistribuirse
entre sus socios o directores, sino que deben ser reinvertidos en relación a los objetivos básicos
de la organización.
Voluntarias: deben incluir algún grado significativo de participación voluntaria. Esto no significa
que la mayoría de su personal deba ser voluntario, o que la mayor parte de sus ingresos
provenga de donantes.
Es decir que las organizaciones que quisieran entrar dentro de lo que a priori podríamos
denominar Organizaciones del Tercer Sector debían cumplir con estas características; quien no
las cumple, no es considerada dentro del sector.
Transposición semántica:
113
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Una situación que comenzó a mostrar las primeras grietas en el sostenimiento de esta idea es
que a poco de ser presentada como “teoría” de los 3 Sectores y a las Organizaciones como
“Organizaciones del Tercer Sector”, esta denominación fue comenzando a dejarse de lado por
otra nueva que estaba impulsada por organismos internacionales como el Banco Mundial y que
venía de la mano del resurgimiento de un concepto: el de Sociedad Civil.
Así, comenzó a concretarse un deslizamiento semántico: a lo que antes se llamaba “Tercer
Sector”, ahora le llamamos “Sociedad Civil” y las que antes eran “Organizaciones del Tercer
Sector” ahora se las llamará “OSC: Organizaciones de la Sociedad Civil”, es decir, cambio de
nombres pero sin abandonar la idea sectorial, por la cual ahora la Sociedad seguía quedando
dividida en 3 Sectores llamados: Estado, mercado y Sociedad Civil.
La llegada de una nueva oleada bautismal propuso denominar ahora “Organizaciones de la
Sociedad Civil” – OSC – a las que antes se llamaron “Organizaciones del Tercer Sector” u
“Organizaciones No Gubernamentales”. A raíz de este reemplazo, muchos autores realizaron la
operación algebraica más sencilla de la historia: cambiar la denominación vieja por la nueva; sin
que ello signifique ningún cambio en la concepción teórica.
Por eso, más allá de su denominación ya como Organizaciones del Tercer Sector o como OSC,
tengamos presente que el alcance y significado de esta idea no ha cambiado: hace referencia a
una situación estática y alude a su concepción geográfica / geométrica / topográfica, que se ve
reflejada en el uso de los siguientes términos que pretenden definirla; 16 denominaciones
alternativas para un mismo anclaje conceptual: la pertenencia a un espacio como marca
filiatoria de las Organizaciones, más allá de los comportamientos que cada una pueda tener en
su relación con lo social:
1.- Ámbito 9.- Porción
2.- Campo 10.-Sector
3.- Conjunto 11.-Segmento
4.- Continente 12.-Subsector
5.- Esfera 13.- Terreno
6.- Espacio 14.- Territorio
7.- Lugar 15.-Trama
8.- Parcela 16.-Universo
114
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Vale advertir, entonces, que la utilización de la expresión Sociedad Civil haciendo referencia a
un esquema conceptual de la teoría los Tres Sectores, resulta mucho más común y difundida de
lo que se cree.
Estamos ahora en condiciones de ir al estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins, en
versión local del CEDES para ver aún con mayor profundidad la naturaleza e intenciones de esta
idea.
115
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
LECTURA COMPLEMENTARIA
El texto de referencia, “Estudios sobre el Sector Sin Fines de Lucro” es la publicación
argentina del Estudio Comparativo de la Unidad Johns Hopkins. De él, resulta
fundamental leer el Prefacio y el Capítulo N° 1.
El resto del libro, aunque no es de lectura obligatoria, es muy interesante como forma de
profundizar y entender más la naturaleza de esta idea presentada como “teoría”.
84
Según lo visto en Roitter, Mario; González Bombal, Inés (2000) Estudios sobre el Sector Sin Fines de Lucro en
Argentina, CEDES, Buenos Aires, Pág. 17
85
Salamon, Lester; Et al, Op. Cit., Pág. 561
116
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
hibridez (la desmesura, según su etimología griega) como intento de transformar al testigo en
acusado.
La otra vertiente crítica, la externa, comenzó a cuestionar
ii) su supuesta “superioridad ética y de eficiencia” respecto de los otros dos sectores; así
como,
iii) la existencia misma de estos sectores y el marco neoliberal al cual adscribía la Teoría.
El fracaso evidente del modelo neoliberal para resolver la cuestión social de manera éticamente
integral y el rechazo paulatino a su relato generó el despegue de las élites académicas de una
concepción trisectorial a la que no pocos habían loado con simpatía y benevolencia teórica. Sin
embargo, desechada ya como explicación de cómo funciona una sociedad – por simplista,
invertebrada y rígida – la Teoría de los 3 Sectores siguió resistiendo hasta hoy, aunque
debilitada y en franca retirada.
Aún hablando ya de Sociedad Civil y no de Tercer Sector, el corsé impuesto por esta única
denominación para intentar designar un conjunto tan heterogéneo de Organizaciones, estrecha
la mirada conceptual hacia simplificaciones que más que recortes operativos de alguna
definición investigativa, son peligrosas generalizaciones que desdibujan el poder conceptual y
hermenéutico de la denominación misma.
Una Lectura Complementaria muy recomendable para entender las diferentes adaptaciones
que fue sufriendo este concepto de por sí bastante estrecho es un artículo del propio Roitter;
“El tercer sector como representación topográfica de sociedad civil” y que nos parece muy
interesante
Para que esta idea simple de los 3 sectores pudiera expandirse y fluir, era necesario seguir
haciendo simplificaciones. Así, encontramos en distintos autores, diversos tipos de
simplificaciones, a los que, provisoria e inacabadamente, hemos catalogado así:
117
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
“Por ello, aquí hemos optado por aprehender esta relación a partir de las
expresiones sociales que denominamos Organizaciones de la Sociedad
Civil (OSC, término utilizado también por otros investigadores y
organismos públicos, ya que las define a partir del espacio en el cual
reconocen su origen e identidad… Al referirnos a estas organizaciones
estamos excluyendo a los partidos políticos y los sindicatos, debido a que
ambos han constituido un espacio propio, un sistema que los explica y les
asigna un rol en la sociedad… Distinto es el caso de la empresa privada, la
cual responde claramente a la lógica capitalista y por tanto su estructura,
sus fines y sus medios de acción serán sustancialmente distintos de
cualquier OSC. Con el mismo criterio hemos excluido a las iglesias como
tales, a las asociaciones de profesionales, a los centros de estudiantes, a
las cámaras empresariales, en cuanto representan tradiciones
particulares y no son vistos86 hoy como miembros del sector que nos
interesa” 87
Notemos que dichas “exclusiones” vacían literalmente a la Sociedad Civil y la restringen –
suponemos, por defecto – a las Asociaciones Civiles, Fundaciones, Federaciones, Mutuales y
Cooperativas; y más aún: el autor parte este reducido espectro en dos grupos supuestamente
bien definidos:
“… el tercer sector, como representante de las organizaciones que
trabajan en la asistencia directa, acotadas a lo social, y con un discurso
político por lo general conservador, y las organizaciones de promoción y
desarrollo, surgidas en los años sesenta, que alientan la participación
social desde la base y el compromiso político con los movimientos
populares.” 88
LECTURA SUGERIDA
Las citas recientes son del muy buen libro de Sergio De Piero:
“Organizaciones de la Sociedad Civil. Tensiones de una agenda en construcción.”
Editorial Paidós, Bs. As., 2005
86
La negrita es nuestra: “no son vistos”; no dice por quién, ni dónde ni por qué.
87
De Piero, Sergio; Organizaciones de la Sociedad Civil. Tensiones de una agenda en construcción. Paidós, Buenos
Aires, 2005, Pág. 42
88
Íb. Id.; Pàg. 41
118
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Con lo que luego de esta simplificación, el concepto de Sociedad Civil queda sumamente
restringido a un subgrupo que no abarca las Organizaciones que la realidad manifiesta
heterogénea y complejamente.
Esta operación también responde a algo que existe en lingüística y es un recurso llamado
sinécdoque, que consiste en extender, restringir o alterar de algún modo la significación de las
palabras, para designar a un todo con el nombre de una de sus partes o viceversa. Desde la
sinécdoque se estandariza la ideología que es esperable que las OSC tengan; cualquier otra será
vista como una desviación a corregir.
LECTURA SUGERIDA
La nota “La Sociedad Civil encierra tantos mitos como realidades” de Carlos Acuña es
una explicación escrita de manera clara y en lenguaje de divulgación (como deben ser las
notas periodísticas) pero que toca por lo menos 4 aspectos fundamentales acerca de la
Sociedad Civil y sus Organizaciones.
LECTURA SUGERIDA
El texto de Félix Bombarolo* “El contenido y el envase…” resume (y despliega) de manera
brillante los argumentos críticos de los tres cuestionamientos antes mencionados. Su
lectura es fundamental para entender la fragilidad
“ argumentativa del andamiaje de la
teoría criticada. Pero el autor no se queda allí; también hace 3 proposiciones muy
importantes.
119
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
ACTIVIDAD;
Preste atención a esta noticia aparecida el martes 02/11/2011 la sección Información General
del Diario La Nación.
¿Alguien todavía puede seguir pensando que existe algo llamado “Tercer Sector” que las agrupa
a todas juntas?
¿Qué diría acerca de este tema una declaración única y oficial de ese supuesto Tercer Sector? Si
una teoría no describe la realidad, ¿debemos cambiar la teoría o negar la realidad?
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Actividad:
Se presentan a continuación dos textos críticos de la idea de “Tercer Sector”; léalos y resalte
las ideas principales de cada uno de ellos.
Lectura 1:
El Contenido y el Envase
Félix Bombarolo *
Me posiciono en estas líneas en franca confrontación de ideas con aquellos que esgrimen
argumentos en pos de la creación y/o fortalecimiento del un tal 'sector N° 3'.
Y me gusta hacerlo en este bonito espacio de intercambio y difusión planteado por las amigas y
amigos del CENOC, gente querida que ha venido trabajando desde hace muchos años desde el
Estado en aras de apoyar a las organizaciones sociales, o 'de la comunidad', como gustan decir.
Planteo pues, y sin rodeos, tres áreas de confrontación conceptual sobre el asunto: ¿Desde
dónde se piensa y a qué nos conduce esta mirada 'sectorialista' de la sociedad...? Como casi
toda mirada 'funcionalista', el enfoque desde donde se manifiestan quienes levantan la
bandera del sector N° 3, es extremadamente simplista y termina inexorablemente
distorsionando la realidad (o presentándola de una manera 'intencionadamente' distorsionada,
quien sabe...). Y es que no es posible en ningún análisis que intente dar cuenta de los procesos
de construcción de las relaciones sociales y culturales en el capitalismo moderno, presentar la
cuestión como una 'supuesta pugna' de sectores, siendo estos el Estado, el mercado y la
sociedad civil. Los acontecimientos vividos en la Argentina en los últimos meses, y también los
ocurridos en Venezuela, Ecuador y Brasil, nos muestran con extraordinaria crudeza la
complejidad político institucional que determinó los cambios que se han producido con
inimaginable celeridad. ¿Cómo analizaríamos estos procesos 'reales' desde la perspectiva de los
sectores...?, ¿podríamos esgrimir algo así como que en Argentina y Venezuela el sector N°1
(político/estatal), es ineficiente, perverso y corrupto en contraposición a un supuesto sector N°
3 (organizaciones de la sociedad civil o tercer sector) que es más eficiente, democrático y
justo...?, ¿cómo analizaríamos desde este estrecho enfoque las diferentes dinámicas socio
productivas que caracterizan y diferencian a Brasil y la Argentina...?, ¿cómo revisaríamos los
procesos de concentración del ingreso y aumento de los niveles de pobreza y exclusión, temas
122
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
centrales en América Latina, desde esta perspectiva de los 3 sectores...?. Y si acaso esta
perspectiva no nos alcanzara o sirviera (por débil, distorsionante o perversa) como plataforma
teórica para revisar los procesos sociales, ¿dónde radicaría su relevancia...? ¿A quién nombran
los que nombran a aquel 'colectivo' organizacional...? Pero supongamos que sorteásemos aquel
cuestionamiento inicial y nos sumáramos a las huestes de quienes avanzan por la vida
levantando las banderas del sector N°3, la pregunta sería, ¿quiénes somos los del sector N°
3...?. Pues aquí sí que tenemos problemas. Existe tal diversidad de criterios sobre la definición
de aquel universo, que es imposible decir con claridad de quien hablamos. Algunos agrupan
bajo aquel paraguas protector a organizaciones tan dispares como los centros vecinales y los
hospitales o universidades privadas, o tan antagónicas en términos de su rol social, como las
Madres de Plaza de Mayo y el Club de Suboficiales de la Armada. No resulta serio entablar un
análisis de proceso social alguno en el que supongamos que en la pugna de intereses y
búsqueda de establecimiento de pautas de convivencia,
un sector N°3 (o cualquiera sea su N°) está compuesto por aquel crisol de organizaciones tan
heterogéneas y de intereses tan opuestos. Y tampoco resulta viable imaginar proceso de
fortalecimiento institucional alguno a un imaginario sector de aquellas características. Pero aún
cuando intentáramos tozudamente insistir con su conformación, nos encontraríamos con que
es casi imposible obtener datos sobre su 'forma' real, precisamente porque en esencia las
organizaciones sociales, en general, son informales. Son sólo algunas pocas entre el enorme
universo de agrupaciones, las que han adquirido cierta 'institucionalidad pública' y de las cuáles
es posible conocer algunas de sus características morfológicas.
Ahora, ¿es posible trasladar aquellas características surgidas de aquel pequeño grupo de
organizaciones, al resto del supuesto sector N° 3...?, pues no, no lo es. Y sin embargo existen
enormes confusiones generadas por quienes pretenden trasladar desde esta óptica,
herramientas, saberes y valores de aquel pequeño grupo de organizaciones auscultadas (¡que
en ocasiones ni siquiera son del propio país...!) al resto de las diversas y ricas agrupaciones de
aquel universo difuso. En definitiva, no existe sector N° 3 reconocible como tal con similares
características e intereses.
123
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
¿Porqué y para qué sería 'mejor' privilegiar al supuesto N° 3 que los otros dos...? Se presentan
aquí habitualmente algunos argumentos 'tramposos'. Son los esgrimidos por aquellos que bajo
una supuesta más limpia y honesta condición de aquel sector N° 3 (de imposible definición,
según vimos...) denostan, principalmente, al sector N° 1 (o sea, al Estado y a al sistema político),
encarnación aparente de todo lo malo que nos pasa. El problema aquí es que es precisamente
el Estado quien, en el sistema político institucional que nos cobija, debiera asumir la
responsabilidad de cuestiones tales como la construcción de la equidad y la justicia social,
protegiendo y dando más espacio de acción a las personas excluidas y haciendo valer los
derechos sociales, políticos y económicos de todas las ciudadanos y ciudadanos del país.
La pregunta es, ¿quién se beneficiaría si se debilitara aquel sector N° 1...?, y la otra, ¿qué
'recorte' del sector N° 3 saldría robustecido de este corrimiento del protagonismo social en la
toma de decisiones...?. Pues diciendo las cosas por su nombre, no son precisamente las
organizaciones que representan a la población más pobre y excluida, las que alzan las banderas
del sector N° 3. No son las organizaciones de base, ni las asambleas vecinales, ni los piqueteros,
ni cartoneros, ni las pequeñas cooperativas agrícolas, ni los representantes del movimiento de
fábricas recuperadas, las que se sientan a negociar en las mesas de los organismos
multilaterales (BID, Banco Mundial, etc.), ni las que principalmente participan de los espacios
abiertos por el Estado para la 'sociedad civil', ni las que acceden a los fondos de la cooperación
internacional. La 'apropiación' del título, las banderas (¡y el dinero...!) del sector N° 3 están,
desde la misma invención de tal denominación, en manos de fundaciones empresarias,
organizaciones técnicas y viejas instituciones tradicionales. Es así pues que es la propia elite
económica, filantrópica y tecnoburocrática la que, con mejores o peores intenciones,
generalmente termina 'aprovechándose' de aquellos espacios dejados por el 'ineficiente y
clientelista' sector N° 1. ¿Es acaso aquella elite 'tercersectorialista' la que nos garantizaría el
bienestar y la equidad al fin...?. Pues claro que no.
Si todo esto fuera cierto y usted lectora, lector, acordara aunque sea en parte con estas
provocativas reflexiones, si nos pareciera realmente poco valioso o inconducente mirar la
sociedad desde esta perspectiva sectorial, si renegáramos de la posibilidad de juntar en un
mismo colectivo el agua y el aceite (¿el lobo y las gallinas...?), si estuviéramos prevenidos de
124
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
125
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Seguramente desde esta perspectiva, los sectores no serían el N° 1, 2 y 3, serían otros, estarían
en permanente movimiento y
conformados entre las organizaciones que quieren realmente un cambio de paradigma, un
nueva forma de concebir el mundo y las relaciones de poder y quienes no, sean estos
organismos públicos, ONGs, microempresas o lo que fueran. Es la visión del mundo y su
impronta en él lo que debería definir a 'los sectores', y NO el tipo de adscripción al registro de
personas jurídicas.
126
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
127
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Lectura 2:
La Sociedad Civil en una etapa de reconstrucción
En primer lugar, en economía, la visión ortodoxa de la teoría neoclásica se implantó con una suerte de
pretensión imperial sobre el conjunto de las ciencias sociales y de dictadura sobre la sociedad, donde
no podía cuestionarse nada de lo que se presentaba como una ciencia neutral, exacta y libre de
valores. Ausente en esta versión de la economía la dimensión ética, el rumbo correcto, era
considerado como un problema exclusivo de un coto de expertos y como un conjunto de reglas
inflexibles a las cuales la sociedad no podía sino adaptarse.
En segundo lugar, en la década de 1990, la política social estuvo dominada por el paradigma del
“focalizado gerencial”. El enfoque de beneficiarios independizado de la política económica, de
perspectivas universales y de derechos, trabajaba sobre los efectos más que sobre las causas y se
elaboraba sobre el supuesto de que para una lucha eficaz contra la pobreza había que descentralizar,
focalizar y fortalecer la sociedad civil por medio de programas de asistencia.
Ello significaba proponer a las organizaciones de la sociedad civil una articulación de carácter técnico y
gerencial con el Estado. En todo caso, significaba considerar que la lucha contra la pobreza se hacía
sobre una población marginal vulnerable al proceso de modernización durante el tiempo que llevara la
transición hacia la sociedad libre de mercado, pero este supuesto duró hasta que se tomó conciencia
de que esa pobreta afectaba ya a la mayoría de la población.
128
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
unipolaridad. En todo caso, propiciaba una relación cada vez más asimétrica entre países desarrollados
y países en desarrollo que alejaba —más de lo que acercaba— esas realidades.
Finalmente, la perspectiva del Estado “mínimo”, ocupado en unas pocas funciones básicas, dejando al
mercado la mayor parte de las asignaciones, luego de eliminar regulaciones sobre servicios básicos y la
justicia distributiva para asegurar la eficacia y eficiencia de la gestión, ha sido cuestionada por la
pérdida creciente de cohesión social, de competitividad y de representatividad. Y junto con ello, y dado
que cada visión sobre el Estado y sus funciones implica una de la sociedad civil y sus organizaciones, se
puede también poner en cuestión una visión sobre la sociedad civil de fuerte influencia en los noventa:
la del “tercer sector”.
En efecto, la concepción de la sociedad civil como “tercer sector”, de una sociedad diferenciada del
sector “público” y “privado”, constituida básicamente por ONG, por un voluntariado altruista, era una
sociedad plena de valores solidarios, qué tendría todas las respuestas a los problemas de pobreza,
corrupción y ciudadanía mediante el aumento de la solidaridad orgánica, la neofilantropía, la
responsabilidad social empresaria y la auditoría del Estado.
Esta perspectiva neoinstitucionalista (Thompson, 1995; González Bombal, 1995, 1998; Peruzzotti,
1999), si bien intentó superar una visión organicista de la tradición de pueblo-nación, así como una
visión gramsciana de hegemonía-contrahegemonía, parte de una visión totalmente negativa de la
propia historia nacional, en la cual el concepto de pueblo había representado durante un largo período
la expectativa por un designio común. De esa forma establecía una ruptura con esta tradición al apoyar
el advenimiento de una nueva etapa plena de autonomía de las organizaciones de la sociedad civil
(OSC), y de una sociedad civil sin tensiones y libertaria, pero precisamente cuando ésta se volvía
crecientemente desigual y fragmentada; en realidad, a lo que se estaba abriendo paso no era tanto a la
sociedad civil sino al sector privado, y a que el concepto de “sociedad civil” se fundiera con el de
“sociedad de mercado”.
De esta forma, en esta visión del “tercer sector», funcional al modelo que colocaba como central la
transparencia, desaparecía la nueva cuestión social emergente expresada por los movimientos sociales
de protesta y portadores de demandas universalizables como la de la inclusión. Se olvidaba que,
mientras se enfatizaba la microeconomía y la sociedad civil local, había manifestaciones de creciente
plasmación de una sociedad civil mundial con cuestionamientos a los principales actores del poder
global. O que mientras se enfatizaba la autonomía de las organizaciones y de los individuos respecto
del Estado, se perdía de vista que la autonomía de éste era en realidad una ficción respecto de las
demandas de los organismos multilaterales, la banca, las grandes empresas y los intereses del
mercado, en un país crecientemente sin futuro para muchos.
129
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Por eso, hoy es necesario replantear el enfoque del “tercer sector” desde una perspectiva más
endógena, y esto, creo, es la intuición y el disparador más profundo del trabajo de Sergio De Piero, la
fuerza movilizadora de su tesis. Se requiere realizar un tratamiento riguroso de una sociedad civil que
re— fleje las tensiones y demandas vinculadas no sólo a la transparencia de las ONG de control, sino-
también a las ONG de desarrollo, los movimientos sociales, los gremios, las pymes y la problemática de
la inclusión para evitar la sociedad dual.
Porque si bien la crisis posibilita cuestionar los enfoques predominantes en la etapa del “pensamiento
único”, también el ingreso en una etapa de reconstrucción —luego de la salida de la recesión y la
relegitimación del poder político en 2003— obliga a realizar un esfuerzo extra de pensamiento. Porque
la actual etapa no sólo es difícil y conflictiva —pruebas al canto:
la dura negociación con los organismos transnacionales y los acreedores—, sino a la vez fascinante,
dado que la Argentina es un leading case a partir del default, que muestra tanto la falta de hoja de ruta
de los organismos internacionales para con ella, como también la necesidad de generar un
pensamiento propio para esta novedosa situación.
En ese sentido, una tarea para la teoría política parece tener que ver con iluminar concepciones
renovadas sobre la sociedad civil que superen la pergeñada en la visión del “tercer sector”, una
perspectiva ni estatalista (hegeliana) ni de sociedad de mercado (lockeana), sino en todo caso mas
societal y comunicativa (habermasiana). No sólo preocupada por las instituciones y libertades
individuales (la república), sino también por las condiciones que hacen posible un orden republicano:
la autonomía, la equidad, los derechos sociales, la identidad, la inclusión (la nación). Es necesario
reconciliar estos términos, porque instituciones de control y auditoría perfectas en un país sin control
del propio destino y crecientemente desigual sólo pueden interesar a un sector restringido.
Esta renovada perspectiva debe permitir responder a problemas y superar tensiones sobre cómo
restablecer al Estado como eje articulador de los destinos de la sociedad. Este desafío constituye un
enorme esfuerzo para los distintos actores de la sociedad civil, Tos “viejos” —partidos, sindicatos,
empresarios, cooperativas, grupos de presión— y los nuevos animadores —medios concentrados,
ONG, piqueteros, grupos de desempleados, autogestionarios—.
Porque hoy los “viejos” y “nuevos” actores sociales no se ven como partes de un mismo proceso de
construcción social; se soportan, se usan, se excluyen, pero no pueden articular sus preferencias e
intereses en un espacio público de acumulación social.
130
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
intenso intercambio entre medios y audiencias —ida y vuelta— no es precisamente poco el daño que
aquellos saben infligir así a la información a la opinión al servicio de lo realmente democrático.
Es necesario preguntarse cómo se representan las nuevas organizaciones sociales e intereses una vez
cuestionados los partidos. Y si en una era pospolítica son posibles nuevos mecanismos de diálogo
social y de concertación donde se debata la problemática de la distribución del ingreso y el desarrollo.
Y, en todo caso, ¿cómo se debe reformar la política y qué mediaciones hay que incorporar entre el
Estado y la sociedad? ¿Ello es posible sólo desde la perspectiva antipolítica de las ONG de control?
Y si bien junto con la globalización hay un auge de lo local, lo cercano y lo descentralizado, también no
es menos cierto que estamos en una etapa posnacional de dilución de fronteras y de concentración del
poder. Está claro que se viene una época de grandes bloques económicos mundiales, y que en algunos
casos, como el de la UE, ya se configuran como estados-región o supranacionales.
Y ese futuro —la construcción de una región como el Mercosur o de un espacio sudamericano con
porvenir en la civilización planetaria—, además de instituciones, requiere responder la cuestión de
cómo construir sociedad civil, ya no sólo nacional sino regional, o en todo caso cómo se construye una
subjetividad regional.
Por último, esta etapa exige nuevas elaboraciones conceptuales sobre la sociedad civil que nos
permitan arrojar luz sobre un camino novedoso en el marco de un extremo dinamismo, de cambios
constantes de escenarios y de hiperaceleración del tiempo histórico. En este sentido, el libro de Sergio
De Piero es un aporte en esta construcción desde la teoría política, y por ello se convierte en un punto
de referencia para quienes buscan hojas de ruta, brújulas y mojones con el fin de transitar el nuevo
rumbo.
_____________________________________
*Daniel Garcia Delgado: Prólogo al libro “Organizaciones de la Sociedad Civil: tensiones de una agenda en
construcción.” De Sergio De Piero, Paidós, 2005
131
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CAPÍTULO 6
El Concepto de Sociedad Civil
Vamos a trabajar a continuación sobre el concepto de Sociedad Civil. El motivo de esto tiene
que ver con dos razones:
a) Desde uno de los paradigmas más conocidos y difundidos se conoce a las
Organizaciones Sociales como Organizaciones de la Sociedad Civil. Para nosotros será
fundamental conocer a fondo la estructura de este paradigma, para poder después
plantear otro nuevo en el cual encuadrar el sentido y práctica de estas Organizaciones.
b) El concepto mismo de Sociedad Civil, además de tener una larga historia dentro de la
Ciencia Política, fue “rescatado” y reposicionado como elemento interpretativo de la
dinámica social y política a partir del año 1989 con la caída del Muro. Conocer los
paradigmas, potencialidades y límites de este reposicionamiento se hace fundamental
para problematizar la idea de SC y (re) formular su construcción de acuerdo a la realidad
argentina y latinoamericana.
Estas dos aparentemente “simples” razones nos llevarán a transitar muchos trabajos de
diversos autores latinoamericanos contemporáneos que a su vez se referirán a formulaciones
teóricas hechas por Grandes Autores Clásicos.
En este sentido, para referir (acotando) el concepto de SC en su relación con las
Organizaciones (y por ende, con su Gestión, temas centrales de esta Materia y Carrera) vamos
a realizar una opción metodológica que es recorrer los diversos usos de este concepto según 4
Ejes Analíticos de Formulación. En la unidad 3 estudiamos la primera; en esta Unidad vamos a
estudiar la tercera de ellas; en la Unidad 5 la cuarta de ellas. La formulación “de transición”
queda mencionada pero no profundizaremos en ella.
Ejes Analíticos de Formulación de la SC
1) La Transposición Semántica. Hemos trabajado ya este movimiento en la Unidad 3.
Consiste, reiteramos, en la irrupción de la denominación de “Sociedad Civil” en
reemplazo de la de “Tercer Sector” (con el consecuente cambio de “Organizaciones del
Tercer Sector” por el nuevo “Organizaciones de la Sociedad Civil”), pero siempre
132
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
133
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
LECTURA SUGERIDA
El texto de Daniel Garcia Delgado “La Sociedad Civil en una Etapa de Reconstrucción” no
sólo es el prólogo al libro de Sergio de Piero “Organizaciones de la Sociedad Civil” sino
además un trabajo crítico de la invocación del término “Sociedad Civil” sólo como
reemplazo de “Tercer Sector”.
134
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Revista Corsa – N° 669 – marzo / abril de 1979 Espacio cedido sin cargo por este medio
<<… PARA NOSOTROS, PARA NUESTRO POSTERIDAD PARA TODOS LOS HOMBRES DEL
MUNDO QUE QUIERAN HABITAR EL SUELO ARGENTINO: INVOCANDO LA PROTECCION DE
DIOS, FUENTE DE TODA RAZON Y JUSTICIA…>>
135
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
FIRMAN:
ACCION DE BIEN COMUN
AGREMIACION IMPORTADORES DE MAYORISTAS DE BAZAR Y AFINES
ASOCIACIONES
AMIGOS DE LA CALLE FLORIDA
ARGENTINA DE ACABADO DE METALES
ARGENTINA DE AGENCIAS DE PUBLICIDAD
ARGENTINA DE CARRETERAS
ARGENTINA DE COMPANIAS DE SEGUROS
ARGENTINA DE EDITORES DE REVISTAS
ARGENTINA DE LA CONSTRUCCION INDUSTRIALIZADA
ARGENTINA DE LA INDUSTRIA ELECTRICA Y ELECTRONICA
ARGENTINA DE LA PROPAGANDA
ARGENTINA DE MARKETING
ARGENTINA DE MAYORISTAS E IMPORTADORES DE REPUESTOS DE
AUTOMOTORES Y ANEXOS
ARGENTINA DEL FRIO
ARGENTINA DE REPRESENTANTES DE INDUSTRIAS QUIMICAS DEL EXTERIOR
CRISTIANA DE DIRIGENTES DE EMPRESAS
CRISTIANA FEMENINA DE BUENOS AIRES
DE BANCOS DEL INTERIOR DE LA REPUBLICA ARGENTINA
DE CORREDORES DE CAMBIO
DE EMPRESARIOS DE LA VIVIENDA
DE EMPRESAS DE PUBLICIDAD EN VIA PUBLICA
DE FABRICAS DE AUTOMOTORES
DE INDUSTRIALES METALURGICOS
DE TELERADIODIFUSORAS ARGENTINAS
DEL RODAMIENTO
FABRICANTES ARGENTINOS DE RECEPTORES DE TELEVISION
FABRICAS ARGENTINAS DE MOTORES A COMBUSTION INTERNA
PARA LA DEFENSA DE LA VERDAD
PRODUCTORES DE FRUTAS ARGENTINAS
RADIODIFUSORAS PRIVADAS ARGENTINAS
TEALERA ARGENTINA
BOLSA DE:
CEREALES DE BUENOS AIRES
COMERCIO DE BUENOS AIRES
COMERCIO DE CORDOBA
COMERCIO DE LA PLATA
COMERCIO DE MAR DEL PLATA
COMERCIO DE MENDOZA
COMERCIO DE ROSARIO
COMERCIO DE SANTA FE
CAMARAS:
ALGODONERAS ARGENTINA
ARBITRAL DE CEREALES DE LA BOLSA DE CEREALES
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
RURAL DE RUFINO
RURAL DE VENADO TUERTO
32 GREMIOS DEMOCRATICOS
¿Frente a esto, quién puede afirmar entonces que “LA” Sociedad Civil contribuyó a la
recuperación democrática y luchó contra la última dictadura?
LECTURA SUGERIDA
LECTURA SUGERIDA
LECTURA SUGERIDA
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Oscar Fernández
"Un nuevo ideal ha nacido o renacido en las últimas décadas: la Sociedad Civil.
Más bien la frase aparecía empolvada. Ahora, de pronto, ha sido rescatada y desempolvada y se
ha transformado en un brillante emblema".
Ernest Gellner, Conditions of Liberty: Civil Society and its Rivals, Penguin, New York, 1994, p. 1.
"Debe quedar claro, de distintas maneras, que imaginarse lo que es la sociedad civil , es un
asunto completamente contradictorio. Quizás, en gran medida, porque hoy es muy difícil
establecer lo que la sociedad civil actualmente significa".
"Quien recurre a la sociedad civil como fórmula mágica pronto se encontrará con una fórmula
vacía".
Norbert Lechner, "La problemática invocación de la sociedad civil", en: Espacios, No. 4, abril-
mayo, 1995, p. 7.
Partamos, pues, de esa rica paradoja que claramente se desprende de los epígrafes que
encabezan nuestra reflexión.
A pesar de que hoy menos que ayer exista acuerdo sobre el contenido significativo de la
expresión sociedad civil, hoy, quizás más que ayer, amparados a esa noción, o enarbolando esa
bandera, impugnadores, reformadores o dirigentes de diverso orden y signo, se sienten bien
escudados al evocar o al invocar esas palabras.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Como lo afirma con acierto Norbert Lechner, la referencia a la sociedad civil "juega con la
ambigüedad; se sustrae a la prohibición legal y al tabú que pesa sobre toda actividad política, a
la vez que impulsa una movilización social" (1).
Por consiguiente, en el sintagma sociedad civil, tan importante puede resultar la clarificación de
su contenido semántico como el análisis variado y variable de su funcionamiento práctico y
político. En realidad, el debate en torno a la sociedad civil nunca estuvo circunscrito al campo
estrictamente teórico. La evocación o la resonancia de esa noción siempre se acompañó de un
cierto poder convocatorio.
Su empleo, con efectos políticos, no se reduce sin embargo a los casos citados. Paralelamente,
y en forma más reciente, la noción de sociedad civil ha alimentado el proyecto y la ilusión de
evacuar y sustituir la institucionalidad política partidaria, sobre todo en aquellas sociedades
adonde el pluralismo partidario no encontró condiciones propicias para su consolidación y
desarrollo o adonde, por diversas razones, el quehacer político institucional ingresó en una fase
de abierto y reconocido descrédito. En esos casos, con frecuencia, el quehacer de las
organizaciones de la sociedad civil aparece más bien como una forma no reconocida, camuflada
o alternativa de hacer política.
Es posible por ello afirmar, que en sus diversas y sucesivas formulaciones, la noción de sociedad
civil ha enfrentado una concepción de civilidad polémica a las prácticas y a las representaciones
del poder predominantes en su momento histórico: 1) la de contractualidad social y
autofundante a la legitimidad sagrada del poder defendida sobre todo por los teóricos
absolutistas de la pre-modernidad; 2) la de una civilidad fundada en la persuasión, el arreglo y
el consenso frente al recurso a la violencia y a la lucha armada; 3) la de la irreductibilidad de la
vida social y cultural frente a las tentativas de control y de subordinación por parte de un poder
central, monopolizador de la iniciativa y del quehacer político.
El significado del adjetivo civil en el sintagma fabricado de sociedad civil, ha pasado pues por un
largo proceso de mutaciones, de reformulaciones y de cambios, dependiendo con frecuencia de
las legitimaciones del poder predominantes y de sus prácticas derivadas, convertidas estas en el
blanco de la impugnación.
Largo y complejo trayecto semántico aquel marcado por la noción de sociedad civil. Sin
pretender desentrañar sus múltiples y a menudo oscuros vericuetos, intentemos destacar
únicamente algunos de los jalones que, sin contribuir necesariamente a la aclaración de su
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En sus Dos Tratados de Gobierno, John Locke enuncia de manera combativa su noción de
sociedad civil. Se enfrenta intelectualmente tanto a Hobbes, el gran teórico del absolutismo,
como a Sir Robert Filmer el gran defensor del derecho sagrado de la realeza. Asimismo, Locke
contribuye decisivamente a legitimar los logros de la famosa revolución de 1688 que consolida
la soberanía del Parlamento, establece los límites del poder real y asegura, al mismo tiempo, la
independencia del poder judicial.
Como lo afirma categóricamente el mismo Locke: "la monarquía absoluta, que algunos tienen
por único gobierno en el mundo, es en realidad incompatible con la sociedad civil, y así no
puede ser forma de gobierno civil alguno" (2). El poder que no se asienta, por consiguiente, en
la legitimidad que le confiere el consentimiento de la sociedad civil, no es poder legítimo: es
simple y llanamente despotismo.
Pero quizás lo más sugestivo y pertinente del aporte de Locke reside en su insistencia en la
correlación sociedad civil-legitimidad del poder: "los que se hallaren unidos en un cuerpo -
afirma Locke- y tuvieren ley común y judicatura establecida a quienes apelar, con autoridad
para decidir en las contiendas entre ellos y castigar a los ofensores, estarán entre ellos en
sociedad civil" (3). En un mismo argumento Locke distingue y relaciona ambos términos de la
conexión: el poder tiene como misión asegurar la protección y la defensa de los derechos de los
individuos libres que constituyen la sociedad civil. Lo que distingue el estado de libertad natural
del estado de sociedad organizada es precisamente la existencia de una autoridad legítima:
"Esta es el alma -afirma Locke- que da forma, vida y unidad a la comunidad política; por donde
los diversos miembros gozan de mutua influencia, simpatía y conexión" (4).
En un mismo razonamiento, Locke señala los alcances y los límites del poder y establece, al
mismo tiempo, las condiciones de la legítima resistencia al ejercicio de ese poder. Como lo
subraya Ruth Grant al caracterizar el constitucionalismo de Locke: "El pueblo es supremo pero
al mismo tiempo subordinado; y lo mismo puede ser dicho del gobierno. Estas relaciones son la
consecuencia de fundar toda obligación política en el consentimiento" (5).
A diferencia de lo que había sostenido Hobbes, para John Locke los individuos libres que dan
origen a la sociedad, no se someten irreversiblemente al Estado. La recurrida imagen del simple
depósito que los individuos hacen de su confianza y de su obediencia al poder estatal, sigue
siendo válida. En Locke aparece prefigurado uno de los rasgos significativos predominantes de
la noción de sociedad civil: la de referir "a una sociedad total dentro de la cual las instituciones
no-políticas no están dominadas por las políticas y no asfixian tampoco a los individuos" (6).
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En el siglo siguiente, sin embargo, la noción de sociedad civil reforzaría ese rasgo y adquiriría
una connotación nueva. Para los filósofos de la escuela escocesa, y en particular para Adam
Ferguson, quien se decide a escribir y publicar la primera historia de la sociedad civil, el
elemento central de esa sociedad civil reside no ya "en su organización política sino en la
organización de la civilización material. Una nueva identificación (o reducción) estaba siendo
aquí ya preparada: la de la sociedad civil y económica, revocando la vieja exclusión aristotélica
de lo económico desde la politike koinomia" (7). No es casual que sea precisamente en ese
contexto histórico y geográfico que la noción de sociedad civil adquiera una marcada
resonancia económica. Desde comienzos del siglo XVIII y a partir de la unión de Escocia e
Inglaterra en 1707, la región se había venido convirtiendo en el más grande espacio de libre
comercio económico, lo que permitiría a Gran Bretaña convertirse en la más importante
potencia económica, a lo largo de ese siglo. Las profundas transformaciones, que introduciría
en la estructura social la incipiente Revolución Industrial, llevarían a Ferguson a reflexionar
sobre la creciente expansión de un libre mercado de bienes y de servicios que quebraba las
viejas barreras del intercambio y se acompañaba de nuevos procesos de diferenciación y
jerarquización social. La representación de la sociedad civil que había avanzado Locke, en la que
los individuos que la componían gozaban de simpatía y mutua influencia, va a dar lugar a una
nueva representación en la que sus componentes van a aparecer ligados no sólo por nexos de
solidaridad, sino que, además, van a estar enfrentados a terceros, en el ámbito plural de esa
sociedad civil : "Es vano esperar -señala Ferguson- que podamos brindar a la multitud de un
pueblo un sentido de unión entre ellos, sin admitir su hostilidad hacia aquellos que se les
oponen" (8). El riesgo de ese conflicto bélico, al que teme Ferguson, se ve contrarrestado, a sus
ojos, por el desarrollo creciente de la actividad y del intercambio económico. Las milicias deben
ceder el paso a quienes orientan su actividad a esos nuevos y múltiples mercados. Desde esta
perspectiva, la sociedad civil debe ser ese nuevo ámbito en el que -supuestamente- la actividad
económica no debe estar ni subordinada ni amparada al poder político o militar.
Si en el caso de Locke, el blanco de sus argumentaciones habían sido los defensores del
absolutismo real, para Ferguson, su preocupación es el riesgo de la guerra: se hace necesario
reforzar la pacificación y la estabilidad, condiciones necesarias para el despegue y la expansión
de la actividad comercial y progresivamente industrial. En el primer caso se deslinda lo
genéricamente social del poder político; en el segundo, es más bien lo económico-social lo que
aparece diferenciado y aparentemente autonomizado de ese poder central.
Hegel va a destacar, sin embargo, un rasgo que había estado minimizado en las formulaciones
anteriores, valga decir el de su contenido ético: "De acuerdo con Hegel, un espacio institucional
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
ha sido creado para la moralidad privada, el cual no debe convertirse en `asunto de legislación
positiva'" (9).
Para que el Estado pueda alcanzar su realización plena, es decir, la de una organización que
permita los individuos alcanzar sus intereses tanto particulares como generales, es necesario
pasar -según Hegel- del ámbito institucional de la familia al espacio de la sociedad civil. En ese
espacio adquiere particular importancia la figura de la corporación: "La corporación es la
segunda raíz, la raíz ética del Estado ahondada en la Sociedad Civil, después de la familia" (10).
Podría concluirse, a partir de lo antes dicho, que el ámbito de la Sociedad Civil, visto desde la
óptica hegeliana, se reduciría a la institucionalidad corporativa exclusivamente económica. Sin
embargo, el espacio queda abierto para incluir dentro de él otras estructuras organizativas,
cuyos fines no serían ni exclusiva ni primordialmente económicos. Según Hegel, la sociedad civil
aparece, "organizada en sus asociaciones, comunidades y corporaciones constituidas, las cuales
de este modo mantienen una conexión política" (15).
Bien que mal, esta relativa ambigüedad en la formulación hegeliana va a permitir una
elaboración posterior más rica y sugestiva que no será precisamente obra de Marx, sino más
bien de Gramsci.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
contenido económico no solo aparece reiterado, sino que su función aparece redoblada, en la
medida en que Marx atribuyó a la base económica, una función determinante. El componente
extraeconómico de la sociedad civil, esa dimensión institucional que desbordaría lo
estrictamente económico y que había sido apenas olfateada por Hegel, queda en Marx otra vez
relegada.
Así parece haberlo comprendido Antonio Gramsci, cuando realiza, como lo ha repetido
insistentemente Norberto Bobbio, una relectura unilateral de ese concepto, a partir de la obra
de Hegel (18).
Segundo, Gramsci diferencia claramente, dentro del Estado, la sociedad civil de la sociedad
política, de manera tal que ambos términos aparecen ligados en una célebre ecuación: "En la
noción general de Estado entran elementos que deben ser referidos a la sociedad civil (se
podría señalar al respecto que Estado = sociedad política + sociedad civil, vale decir, hegemonía
revestida de coerción)" (19). Dentro de la categoría de sociedad civil, Gramsci incluye así la
multiplicidad de organismos "vulgarmente considerados privados" (Escuelas, Iglesias, órganos
de prensa) que corresponden a la función de hegemonía cultural y política que, según Gramsci,
el grupo dominante ejerce sobre toda la sociedad.
Tercero, la elaboración que Gramsci hace del concepto hegeliano de sociedad civil, lo lleva a
convertir ese concepto originalmente difuso, en una categoría de cierta utilidad para el análisis
socio-político. Prueba de ello, la distinción tipológica que Gramsci opera entre lo que él
denomina las sociedades orientales y las occidentales: "En Oriente -afirma Gramsci- el Estado
era todo, la sociedad civil era primitiva y gelatinosa; en Occidente, entre Estado y sociedad civil
existía una justa relación y bajo el temblor del Estado se evidenciaba una robusta estructura de
la sociedad civil. El Estado sólo era una trinchera avanzada, detrás de la cual existía una robusta
cadena de fortalezas y casamatas" (20).
Cuarto, quizás el más original aporte que Gramsci hace en torno a la noción de sociedad civil lo
constituye la explicitación de su significado y de su valor estratégico en la lucha y en el combate
político. En el pasado, la teorización en la que había estado envuelta esa noción, no dejaba de
tener ciertamente consecuencias o derivaciones políticas. Sin embargo, Gramsci va más allá: la
inscribe abiertamente en un programa político. Animado por el propósito de contribuir a la
transformación revolucionaria de las sociedades occidentales, inspirado en la supuesta
ineluctabilidad del pronóstico marxista, pero consciente, al mismo tiempo, de las notables
diferencias que distinguían a las sociedades europeas occidentales de la Rusia zarista que había
hecho posible la revolución del (17), Gramsci propone una estrategia política distinta. Para ello
recurre al símil militar, con el fin de destacar la desigual importancia estratégica que en un caso
o en otro adquiere la sociedad civil.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Como lo señalaban hace algunos años Grisoni y Maggiori, para Gramsci "la revolución
occidental no puede consistir únicamente en una captura del poder estatal (político-coercitivo)
ya que la dominación de la burguesía reposa también y sobre todo en el consentimiento que
obtiene de las clases subalternas, al poner en acción los órganos de su poderosa y
omnipresente sociedad civil" (21).
Sería sin duda exagerado sostener que Gramsci ha suministrado las armas teóricas o
estratégicas a la totalidad de grupos o movimientos que han enarbolado recientemente la
bandera de la sociedad civil. Hay que tener en cuenta que, así como la noción o el concepto de
sociedad civil han sido extraordinariamente polisémicos, los movimientos sociales o políticos
que han colocado en el centro de su preocupaciones o de sus reivindicaciones la afirmación o el
desarrollo de la sociedad civil, han germinado en contextos societales muy variados y
enfrentado resistencias muy diversas.
Sin embargo, como lo ha destacado Tester, "gran parte del interés en la sociedad civil durante
las postrimerías del siglo XX, ha estado directamente inspirado en la interpretación del
problema hecha por Gramsci" (23). La prioridad, señalada por Gramsci, de emprender o
desarrollar una acción colectiva desde la sociedad civil misma, ha permeado en cierta medida
en aquellos que han considerado que la defensa de sus intereses o de sus intenciones de
transformación política o cultural, pueden o deben encontrar terreno fértil en el ámbito de esa
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
recurrida y recurrente sociedad civil: sea para incidir, para ocupar o para tratar de disminuir o
desmantelar el aparato político del Estado.
Esos esfuerzos y esas acciones han estado marcados por un signo político diverso e incluso
opuesto.
1) la del cuestionamiento de esa ampliación de la acción del Estado que iba supuestamente en
detrimento de las libertades e iniciativas individuales y
II) Un significado muy distinto adquirió la bandera de la sociedad civil en los procesos de
transición democrática experimentados tanto en las sociedades de la América del Sur que
padecieron durante la década de los setenta el ejercicio de gobiernos de corte militar, como en
aquellas otras sociedades de Europa del Este en la cuales habrían de naufragar los regímenes
de partido único autoproclamados socialistas. En ambos casos, el estandarte de la sociedad civil
llegó a simbolizar la resistencia de sectores subalternos o excluidos, a la arbitrariedad del poder
político o militar. En ambos casos, el protagonismo de esa llamada sociedad civil estuvo ligado a
la movilización de actores que no tenían ingerencia o participación activa en un juego político
que los excluía, oprimía o satelizaba. De ahí que O'Donnell y Schmitter hayan ligado ese
fenómeno histórico de la imprevista "resurrección de la sociedad civil" al de la progresiva y
demandada "reestructuración del espacio público" (27). En el caso del Brasil y de las sociedades
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Sin lugar a dudas, la bandera de la sociedad civil cumplió un papel decisivo en los procesos de
restablecimiento o de instalación progresiva de las reglas del juego democrático, tanto en
América Latina como en Europa del Este. Pero quizás el aporte teórico mas novedoso que es
posible desprender de esta reaparición de la noción de sociedad civil resida en su expresada
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Notas
2. John Locke, Ensayo sobre el Gobierno Civil, Fondo de Cultura Económica, México, p. 55.
3. Ibid., p. 53.
4. Ibid. p. 141.
5. Ruth W. Grant, John Locke's Liberalism, University of Chicago Press, Chicago, 1991, p. 107. "Este fue el
problema central de la teoría política inglesa en el siglo diecisiete. En 1640, 1660 y 1680 apareció como
justificación, tanto de la independencia del rey en una constitución asociada, como justificación de esa
resistencia al mismo rey" Ibid., p. 106.
7. Jean L. Cohen y Andrew Arato, Civil Society and Political Theory, MIT Press, Cambridge, 1995, p. 90.
8. Adam Ferguson, An Essay on the History of Civil Society, Transaction Books, New Brunswick, 1980, p.
25. La versión original de esta obra fue publicada por Ferguson en Londres, en el año de 1773.
9. Jean L. Cohen y Andrew Arato, Civil Society and Political Theory, op. cit., p. 94.
10. Guillermo Federico Hegel, Filosofía del Derecho, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1955, p. 206.
11. Ibid., p. 199. 12. Ibidem. 13. Keith Tester, Civil society, op. cit., p. 22.
14. Guillermo Federico Hegel, Filosofía del Derecho, op. cit. p. 204.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
15. Ibid., p. 253. 16. Karl Marx, Contribution à la critique de l'économie politique, Editions Sociales,
Paris, 1972, p.4.
17. Karl Marx, Friedrich Engels, L'idéologie allemande, Editions Sociales, Paris, 1972, p. 55.
18. Como lo sintetizaba asimismo Hugues Portelli, "Partiendo los dos de la obra de Hegel, Marx y
Gramsci evolucionaron en sentido opuesto: el primero de ellos entendió la noción hegeliana de
`sociedad civil' como el conjunto de las relaciones económicas, el segundo la interpretó como el
complejo de la superestructura ideológica". Hugues Portelli, Gramsci et le bloc historique, Presses
Universitaires de France, Paris, 1972, p. 13.
19. Antonio Gramsci, Obras, T. 1, "Notas sobre Maquiavelo, sobre Política y sobre el Estado Moderno",
Juan Pablos Editor, México, 1975, p. 165.
21. Dominique Grisoni, Robert Maggiori, Lire Gramsci, Èditions Universitaires, París, 1973, p. 246.
22. Antonio Gramsci, Obras, T. 1, "Notas sobre Maquiavelo, sobre Política y sobre el Estado Moderno",
op. cit., p. 94.
24. Albert O. Hirschmam, The Rhetoric of Reaction, The Belknap Press of Harvard University Press,
Cambridge, 1991, p. 132.
25. Hirschman ha puesto de manifiesto ese trayecto argumentativo, que conduce de Hayek a Friedman,
en la obra que anteriormente hemos citado. Una análisis aún más actualizado y reciente puede
encontrarse en Albert O. Hirschman, "`The Rhetoric of Reaction -two years later. (reflections on a book
analizing anti-progressive arguments)", Government and Opposition, V. 28, No. 3, verano de 1993.
27. Guillermo O'Donnell y Philippe C. Schmitter, Transiciones desde un gobierno autoritario, T. 4, Paidós,
Buenos Aires, 1988, p. 79.
28. Fernando Henrique Cardoso, "Amérique Latine, liberté et pénurie", Le Courrier de L'Unesco,
noviembre, 1992, p. 23.
29. "En Polonia tuvo lugar una verdadera revolución que se hizo a partir de la base.. Pero, ¿qué pasó una
vez que Solidaridad triunfó? ¿Se agotó la dinámica del movimiento? ¿Hay que ignorar entonces las
reacciones de los obreros impugnadores? No lo creo, incluso si la alianza de obreros e intelectuales se
ha deteriorado considerablemente desde el ascenso de numerosos Dirigentes de Solidaridad a las
responsabilidades de Gobierno. Los obreros que han realizado la revolución no pueden ser mantenidos
a distancia del proceso democrático. El problema consiste en convertir una experiencia impugnadora en
una participación positiva en la reconstrucción social. Si eso no se logra, fuerzas sociales considerables
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30. Jean L. Cohen, Andrew Arato, Civil Society and Political Theory, op. cit. p. 18.
32. Edward Shils, "Civility and Civil Society", en: Edward C. Banfield, Civility and Citizenship in Liberal
Democratic Societies, Paragon House, New York, 1992, p. 15. Una versión preliminar de este texto sirvió
de base para la conferencia inaugural que ofreció el autor en el seminario "Nuevos perfiles y mecanismos
de la sociedad civil en América Latina y el Caribe" realizado en Santo Domingo, República Dominicana,
los días 24 y 25 de agosto de 1995. El presente documento ha sido publicado en el Boletín Electoral
Latinoamericano No. XVII, enero-junio 1997 pp. 79-96. Se publica con fines informativos y educativos..
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La construcción del bienestar general de una sociedad ya no puede lograrse impactando con
políticas públicas sólo en la riqueza y en la pobreza. Además, resulta imprescindible incidir en la
brecha social entre el que tiene acceso a recursos y el que no tiene; entre el que puede y el que
no puede; entre el que sabe cómo llegar y el que ni siquiera sabe cómo arrancar.
Las asimetrías que generan las sociedades actuales ya no se solucionan con políticas públicas de
igualdad -dar a todos lo mismo-, porque ello incrementa la brecha. Se requiere que la
construcción de lo público -aquellas condiciones que garantizan que lo que hace al bien común
llegue a todos en iguales condiciones de acceso y con idénticos estándares de calidad-, esté
basada en la equidad: dar a cada uno lo que necesita.
Para construir desde la equidad transitando la brecha, las organizaciones de la sociedad civil
(OSC) deben dejar de definirse y accionar como sector. La sociedad civil organizada no es un
sector, es mucho más que eso. Es un lugar compuesto de diversos sectores. Esto la convierte
en el lugar para incidir desde las brechas sociales.
1.- La brecha de la fragmentación sectorial: la que genera aceptar que el Estado y la empresa
son sectores distintos, cuando ambos deberían ser herramientas de la sociedad que deben
articularse para construir el bien común en lugar del bienestar sectorial. Cuando el Estado y la
empresa -e incluso las OSC- se perciben como sector, se convierten en fines y comienzan a
construirse para adentro, dejando de servir como medios, cuya misión está en el afuera.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
2.- La brecha del rol invertido: la que se da cuando los operadores del sistema se sienten
primero dirigentes y luego ciudadanos, en lugar de asumirse como ciudadanos-dirigentes.
Cuando el dirigente político deja de sentirse ciudadano, captura al Estado para ponerlo al
servicio de intereses personales o sectoriales. Cuando el empresario se olvida de ser ciudadano,
maximiza ganancias a costas de incumplir con la ley e ignora invertir con responsabilidad social.
3.- La brecha que existe entre contabilizar tangibles y administrar intangibles: a diferencia del
Estado, que monopoliza el capital de la representación y opera desde el poder formal, y de la
empresa, que crea capital económico y acumula poder financiero, las OSC construyen capital
social, que no es otra cosa que confianza. La confianza, compuesta por la combinación del
marco de previsibilidad institucional y la impronta del liderazgo de sus miembros, tracciona
intangibles como el voluntariado, las alianzas intersectoriales, las estrategias de comunicación
en sociedad con los medios, donaciones diversificadas o, el máximo de los intangibles: el poder
simbólico.
4.- La brecha que existe entre apostar a resultados y sostener procesos: en estrategias de
desarrollo sustentable, los resultados deben ser emergentes
del desarrollo de un proceso, de lo contrario, las OSC se convierten en instituciones exitosas en
lugar de ser herramientas de transformación. Debemos entender que sostener un proceso,
también es un resultado.
5.- Una brecha analizada por el filósofo colombiano Bernardo Toro, es la existente entre gestión
pública y bien público. Una contratación pública es un bien público sólo si es transparente,
porque si hay corrupción se está negando la igualdad de acceso. Un sistema de educación
pública lo es tan sólo si los maestros que lo integran envían sus hijos a la escuela pública,
porque si se deciden por la educación privada, se está reconociendo que la calidad exigida para
todo bien público está denigrada.
6.- La brecha que existe entre partidos políticos y uniones transitorias electorales (UTE). La
recuperación de los partidos políticos no parte de la evangelización de los ciudadanos, sino de
un trabajo intenso y pragmático con los afiliados para que eleven sus exigencias. Porque
cuando los afiliados dejaron de exigir ideología, los partidos abandonaron la doctrina; cuando
los afiliados dejaron de exigir políticas públicas, los partidos dejaron de elaborar plataformas
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
programáticas; cuando los afiliados dejaron de exigir dirigentes de calidad, los partidos políticos
quedaron reducidos a la mínima expresión de la listas sábana, deformadas en perversas
alianzas para ganar elecciones.
7.- La brecha que existe entre sistema democrático y la democratización del sistema: todos los
ciudadanos tienen que acceder a la agenda de la institucionalidad, porque desde allí se resuelve
la calidad de vida a nivel masivo. No hay inclusión social sin inclusión cívica.
8.- La brecha entre lo viejo y lo nuevo: las organizaciones de la sociedad civil deberían
acompañar decididamente a los dirigentes emergentes que comienzan a gestionar el Estado
desde valores sociales. No sirve dejar pasar el tiempo para que se vaya lo viejo, porque lo viejo
no tiene que ver con la temporalidad sino con la vigencia. Si lo público se construye con
instituciones, las instituciones se construyen con hombres. No se puede construir lo nuevo con
los arquitectos de lo viejo en plena vigencia.
9.- La brecha entre incidir en el poder real y promover cambios desde el poder difuso: las
organizaciones de la sociedad civil, en comparación al poder de incidencia que tienen el Estado
y las empresas, poseen un muy limitado poder real. De la habilidad para construir poder difuso
a partir de la operación en espacios colectivos transversales, es desde donde el escaso poder
real se convierte en un poder difuso imposible de medir y de neutralizar. Las OSC no generan
cambios desde su poder real sino desde su poder difuso.
10.- La brecha entre la propia organización y los espacios colectivos se salva si logramos ver en
lo colectivo la superación de la propia organización.
11.- Para ello, hay que superar otra brecha implícita que es la que existe entre la coincidencia
programática de las organizaciones y la inteligencia emocional de sus miembros. Sólo la
inteligencia emocional de lo que cada uno resigna en pos del otro, permite construir alianzas.
En síntesis, se construye lo público desde la sociedad civil si nos empezamos a ver como actores
articulados y no como un protagonista diferenciado, como medios y no como fines, como
administradores de intangibles y no como poseedores de tangibles, como constructores de un
capital social basado en la equidad, como gestores de cambio desde el poder difuso y, sobre
todo, construimos e incidimos en lo público si nos asumimos como lugar y no como sector; si
trabajamos por achicar la brecha y no para agrandarnos como organizaciones. Construir
sociedad desde la brecha, ese lugar que habita la gran mayoría de la gente, la que excluye el
mercado y la que ignora el Estado.
• El autor es representante de la Fundación Avina en Buenos Aires
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"Sociedad civil" y "ciudadanía" son conceptos poco transparentes con los que se apunta contra
las carencias actuales de la tarea política. Pero lejos de resolverlas, pueden erosionar la
legitimidad de las instituciones.
Existe una cierta paradoja en que la democracia aparezca en América latina en forma
generalizada —y uno podría decir ya consolidada— justo cuando ella, y la política más en
general, atraviesan por un momento en que están cuestionadas en su relevancia para resolver
los problemas y para expresar las demandas de la sociedad.
Porque la democracia no es otra cosa que un espacio en que una población convertida en
ciudadanos toma decisiones relevantes para sus vidas a través de representantes elegidos en el
Estado. Pero, por un lado, los procesos de globalización parecen quitarles a las comunidades
políticas su capacidad de decisión sobre muchos problemas cruciales que quedan entregados a
los mercados transnacionales y a los poderes fácticos de todo tipo.
Y, por otro lado, las nuevas formas de exclusión, desigualdades y pobreza generan condiciones
en que se hace difícil un ejercicio real de la ciudadanía.
Este déficit democrático estructural y sustancial, más allá de los problemas propios que las
instituciones de cada país tengan —y que ha sido estudiado y enfatizado por el ya clásico
informe del PNUD sobre la democracia—, ha llevado al levantamiento de un nuevo mito, el de
la sociedad civil y la ciudadanía.
Como todo mito tiene un núcleo racional, que es la crítica a una política y a instituciones que
parecen distanciarse de "la gente", distancia que en épocas anteriores tendía a acortarse por el
papel movilizador de las ideologías y los proyectos políticos populistas o revolucionarios.
También este núcleo racional lleva a la demanda de una democracia más participativa que la
simple pero fundamental participación electoral.
Pero también puede llevar a la exaltación de la sociedad civil y la ciudadanía como expresión
de "las preocupaciones de la gente", convirtiendo a aquellas instancias ya no en contrapeso
necesario del Estado y la acción política, sino en el sustituto de ésta.
La crítica a una determinada política o al funcionamiento de determinadas instituciones se
transforma en la crítica a la política misma. Y a la superación de esto no contribuye una clase
política perpleja que, o se refugia en sus métodos tradicionales que ahora ya no sirven como a
la representación o movilización políticas, o ceden a esta anulación de la política a través de
convertirse en los portavoces de "los problemas de la gente".
El "estilo ciudadano" y la "centralidad" de la sociedad civil pueden llevar, en muchos casos, a
erosionar la legitimidad de instituciones que se crearon precisamente para asegurar la
representación de la gente. En otras palabras, una secreta complicidad en tre los políticos y la
sociedad para saltarse las instituciones en vez de reformarlas y generar otras nuevas.
159
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En esta construcción mítica, la sociedad civil aparece dotada de una virtud y homogeneidad que
contradicen la realidad de intereses particulares y contrapuestos propios de la condición
humana, y la ciudadanía aparece sólo en su dimensión de derechos individuales y no de
pertenencia a una comunidad política. La consecuencia es que la política tiende a disolverse en
la farándula, la mediatización, la acción puramente corporativa, la autorreferencia de la clase
política, la oferta de respuestas fáciles a las demandas de la gente.
Por otro lado, estos llamados a la sociedad civil y la ciudadanía, que sin duda como hemos dicho
responden a una falencia estructural más que voluntaria de la política, aparecen como
retóricos, porque no van acompañados ni de la creación de nuevas instituciones de
participación ni tampoco de reformas de las instancias que mejor pueden resolver la relación
entre el Estado, la política y la sociedad, que son los partidos políticos.
Porque la cuestión central es, como ha indicado la CEPAL, la conformación de un nuevo pacto
social que lleve a un Estado de protección en América latina en un marco democrático y de un
modelo de desarrollo no subordinado a la globalización.
Si es así, no se ve que ese pacto pueda hacerse solamente por actores sociales clásicos muy
debilitados o los actores nuevos, variables y sin tener la envergadura y consistencia para
compromisos de lago plazo, es decir, sólo como un acuerdo entre ciudadanos u organizaciones
de la sociedad civil. Si el acuerdo o pacto social no tiene una dimensión partidaria dominante,
será imposible que cristalice en instituciones que lo respalden y legitimen.
La política y los partidos no podrán ser reemplazados y jugarán un papel aún más importante
que en el pasado en la conformación de un pacto social.
160
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CAPÍTULO 7
Una Formulación de la Dinámica de las Organizaciones Sociales
La operación que vamos a elegir como nuevo Paradigma es la Formulación Dinámica de las
Organizaciones Sociales: no pensar ya en la Sociedad Civil como un espacio ni en las
Organizaciones como de ella – de ese espacio - sino un planteo completamente diferente que
consiste en formular que las Organizaciones Sociales despliegan su accionar dentro de una
dinámica compleja que se puede enmarcar dentro de tres sub dinámicas identificables.
161
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Para desarrollar este cambio de Paradigma nos vamos a basar en los trabajos de muchos
autores y especialmente en la obra de dos grandes: Antonio Gramsci y Cornelius Castoriadis.
(Sugerimos ver sus notas biográficas y artículos en el Capítulo 8)
Sobre las bases de sus obras, definiciones y visiones de lo social, vamos a construir entonces lo
que llamaremos la Formulación Dinámica de las Organizaciones Sociales.
Para comenzar es FUNDAMENTAL realizar dos aclaraciones previas:
1) Esta Formulación Dinámica no es en sí misma una Teoría General de la Sociedad; tarea
de por sí tan necesaria como ciclópea que desde aquí no podemos realizar. Deriva,
claro está, desde alguna de estas miradas genéricas, pero no pretende serlo.
2) A esta Formulación Dinámica la consideramos una explicación superadora de las
Formulaciones Estáticas porque a nuestro entender explica mejor la realidad que
vemos, vivimos, actuamos, estudiamos, percibimos y “leemos” de las Organizaciones
Sociales; pero esto no significa que sea “la” teoría ni que en su perfección cierre todo
debate. Muy por el contrario, LA FORMULACIÓN DINÁMICA ESTÁ EN PERMANENTE
PROCESO DE REVISIÓN, perfeccionamiento, reordenamiento, construcción. Esta
cátedra ADHIERE esta visión por las razones que vamos a argüir; pero no es cierto que
esta sea la única mirada correcta. Habrá seguramente otras.
Esta mirada la propone nuestra Cátedra como superadora del Paradigma Estático. Reiteramos
que como todo trabajo de interpretación de la realidad es dinámico, mejorable, con zonas en
desarrollo y no pocas contradicciones a resolver; pero aún así con un poder interpretante de la
compleja realidad actual que supera holgadamente a las teorizaciones sectorialistas Lo
antedicho es clave para entender que el alumno no debe adherir forzosamente a este nuevo
paradigma ni, claro, al anterior: es esa una elección que como “profesional – ya – en –
formación” debe ir haciendo y construyendo con libertad.
Lo que sí debe es conocer ambas formulaciones, no confundirlas ni simplificarlas.
162
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
163
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
164
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
165
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
acerca de la sociedad civil con los otros enfoques (normativo y sectorial que nosotros vimos en
las unidades anteriores):
“Un tercer enfoque, que desarrolla una lectura sociopolitica de la sociedad civil,
se basa en tos postulados de Antonio Gramsci sobre este tema. El pensamiento
de Gramsci sobre la estructura societal se apoya en el clásico modelo marxista
de estructura y superestructura, donde el primer nivel alude las relaciones
económicas de producción, y por lo tanto, base material de la dominación;
mientras que la superestructura se refiere al nivel de las relaciones políticas y las
formas de legitimación - política, ideológica y cultural- del sistema de
dominación. En esta concepción, el Estado y la sociedad civil forman parte del
mismo nivel, y por lo tanto, el mismo papel de sostén y garantía de la
reproducción del orden económico. Sin embargo, sus modos de acción, y por lo
tanto, las instituciones que los constituyen, difieren sustantivamente: mientras
que el Estado -o "sociedad política"- asegura por medios coercitivos el sistema
de dominación , apelando particularmente a las instituciones del aparato estatal,
y al sistema judicial; la "sociedad civil" se ocupa de cimentar la hegemonía de
los grupos dominantes, es decir, de construir el consenso en torno al sistema de
dominación, para lo cual opera principalmente en el campo de la ideología, a
través de las instituciones clave de la formación cultural en la sociedad de su
época: la iglesia, la escuela y la prensa. En este sentido, en el pensamiento
gramsciano no existe una separación efectiva entre el ámbito del Estado y el de
la sociedad civil, puesto que constituyen dos caras de una misma función: la
consolidación de la hegemonía. Gramsci lo dice explícitamcnte en varios de sus
escritos: al plantear el vínculo estrecho que entrelaza a la sociedad política con
la sociedad civil, en la formula "Estado=sociedad política + sociedad civil, vale
decir, hegemonía revestida de coerción" (Gramsci, op.cit.:165).Esta perspectiva
difiere sustantivamente de los enfoques presentados previamente que
jerarquizaban la autonomía como principio central de la sociedad civil, puesto
que para Gramsci los principios de la sociedad política y la sociedad civil
166
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
confluyen en una sola totalidad más amplia, el Estado, cimiento del sistema
económico de dominación. Por otro lado, también se distingue este enfoque de
la visión sectorialista, ya que la distinción entre la esfera de la sociedad civil y del
Estado seria, para esta corriente, una operación solo analítica, formulada con el
objetivo de clarificar mejor la ambivalencia dialéctica entre coerción y consenso
implicada en la dominación hegemónica. En este sentido, la hegemonía difiere
de la coerción porque incorpora, de alguna manera, las necesidades y visiones
de los grupos dominados, a fin de asegurar el consenso sobre la dominación. La
mirada de Gramsci acerca de la amplitud de esa operación ideológica era, sin
duda, algo estrecha: las instituciones de la sociedad civil - principalmente tos
intelectuales, la iglesia y la escuela- eran necesariamente orgánicos a los
sectores hegemónicos o, en su defecto, debían ser orgánicos a los movimientos
políticos revolucionarios. Esta visión acerca de los matices o ''grados de libertad''
que podría abarcar esa operación de inclusión de los intereses de los sectores
subordinados estaba, sin duda, profundamente marcada por su perspectiva
marxista, y por la característica propia del Estado liberal de principios del siglo
XX, como señala Portelli (2000). Una concepción más actual de la hegemonía,
que tome en cuenta los múltiples y complejos procesos que intervienen en la
formación del consenso social, llevaría a visibilizar un conjunto más amplio, y
mucho más diverso, de instituciones v organizaciones que toman parte en el
proceso de legitimación del orden dominante.Además, hoy podría señalarse que
la incorporación de los intereses subordinados no es solo un proceso ideológico,
sino también material, corporizado en el desarrollo de los sistemas de bienestar
y la ampliación de los derechos sociales, como señala Portantiero (1988) Esta
observación resulta especialmente pertinente para analizar la acción de las
organizaciones de la sociedad civil en el mundo actual, y fundamentalmente en
los países periféricos. Como desarrolla este autor, para comprender el papel del
Estado y de la sociedad civil en la reproducción del sistema de dominación es
necesario deconstruir la ''concepción reificada'' del Estado en el capitalismo y
167
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
89
Rofman, Adriana, “Organizaciones de la sociedad civil y políticas sociales en el área metropolitana de
Buenos Aires: entre las teorías y las realidades, Revista Española del Tercer Sector / n°12, mayo – agosto
de 2009, pp 157 – 18
168
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Bibliografía Recomendada:
Gramsci es un autor denso de leer y complejo de comprender. Un libro que es una excelente
aproximación a su ideario es “Gramsci para principiantes”, con textos de Néstor Kohan e
ilustraciones de Rep, de ediciones Longseller, Buenos Aires, 2004. www.paraprincipiantes.com
169
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
• El Gobierno
• El Estado (en sus diversos Niveles, Poderes, Organismos, Leyes, Normas, Dispositivos,
etc.)
• Algunas Empresas
• La Iglesia Católica
Si tomamos, por ejemplo, 3 momentos de la historia Argentina, las instantáneas de ese núcleo
hegemónico incluyen:
170
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
171
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
a.- Actores que ingresan al núcleo hegemónico, otros que salen, otros que permanecen.
b.- Actores que desde el núcleo hegemónico ejercen el poder hegemónico con diferentes
dinámicas: autoritaria, de consenso, de concentración del poder, etc.
c.- En todos los casos, la dinámica hegemónica se caracteriza por las relaciones bidireccionales
- diálogos, acuerdos y confrontaciones - entre los miembros del núcleo hegemónico, sin
permitir la participación de terceros.
d.- El poder hegemónico opera sobre el Marco del Instituido (ya sea para modificarlo o
conservarlo), en principio y principalmente, a través de la dinámica hegemónica.
e.- Poder Hegemónico no significa unicidad ideológica en su núcleo; puede haber disputas
ideológicas entre actores hegemónicos; de hecho las hay; el 90 % de las noticias políticas de los
medios de comunicación son acerca de dichas luchas.
172
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Sugerente metáfora – “la tela de araña” - para explicar el núcleo hegemónico de la época, en el libro
“El Establishment”, Cuadernos para la democracia N°3, El Cid Editor, Bs. As., Julio de 1982
173
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
174
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
O para decirlo en términos más populares: una persona de 45 años puede sentirse o actuar
como una de 25; más no puede ser idéntica a otra de 25 porque ya lleva la marca de haber
vivido esos 20 años de más.
De aquí que el Marco del Instituido pueda conservarse o ampliarse; siendo éstas las dos
expresiones correspondientes a las fuerzas del instituido y del instituyente.
El hecho de que sea Territorial supone la posibilidad de existencia de un Marco del Instituido
singular para cada territorio, definido éste no sólo en términos geográficos, sino también
políticos, económicos y / o simbólicos. En realidad, lo que existen son varios Marcos de
Instituido (algunos congruentes, pero otros no necesariamente) que se van imbricando entre
los diferentes niveles: un Marco del Instituido de la Argentina como Nación incluye a otro
Marco del Instituido de la Provincia de Santa Fe, que a su vez tiene dentro de sí un Marco de
Instituido para la Ciudad de Rosario, uno para la Ciudad de Santa Fe y otro para la Ciudad de
Rafaela; pudiendo ser éstos a) muy similares entre sí; b) con leves pero concretas diferencias, o
c) muy distintos; y todas las variantes intermedias.
Esta caracterización territorial se hace necesaria y fundamental a la hora de estudiar sus
actores, procesos y dinámicas de Instituido / Instituyente.
Como decíamos, a la definición clásica de Territorio como espacio geográfico diferenciado,
debemos agregar también la conformación de Territorios políticos e institucionales que
funcionan con identidad propia e incluso hasta contienen espacios territoriales bien
heterogéneos.
Un ejemplo de esto último se está comenzando a dar en la Ciudad de Buenos Aires a raíz de la
nueva Ley de Comunas, por la que el territorio de la Capital queda dividido en 15 Comunas, las
cuales incluyen de 1 a 5 barrios. En el caso de la Comuna 2 de Retiro, esta unidad
administrativa, política y de participación ciudadana incluye espacios barriales tan disímiles
como el lindante con las calles Arroyo, Juncal y Libertador, con la Villa 31 o el llamado Catalinas
Norte; conformando un Marco del Instituido “Comunal” que será sin dudas de mucho interés
analizar y seguir con atención.
Finalmente, para completar la matriz de complejidad de este planteo, el Marco del Instituido
puede ser también función del Tema, la temática, el área o disciplina que se esté analizando.
175
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Así, - aún para un mismo territorio y en un mismo momento - existe un Marco del Instituido
para un determinado saber, diferente de otros saberes.
Considerar esto es fundamental para estudiar el desempeño de las Organizaciones Sociales en
un campo de saber específico.
176
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Este poder está ejercido por los actores – personas, organizaciones y Estado – que conforman
el Núcleo Hegemónico. Este núcleo despliega su poder a través de una Dinámica Hegemónica.
Ahora bien: que el Núcleo Hegemónico ejerza Poder Hegemónico no significa, ni mucho
menos, que los actores componentes de ese núcleo tengan todos la misma ideología.
Por el contrario, buena parte de las llamadas “luchas de poder” son justamente las batallas
ideológicas entre los mismos componentes de ese núcleo.
Por ejemplo: en el Núcleo hegemónico de la Argentina de hoy “conviven”: el Gobierno, la
oposición, la CGT, la Sociedad Rural Argentina, las empresas multinacionales, la Iglesia Católica,
los partidos políticos con representación parlamentaria, los medios de comunicación, el Poder
Judicial…etc.; es decir: todos aquellos que determinan “el sistema”, más allá de las peleas
internas por conformarlo de una u otra manera.
Todos son parte del Poder Hegemónico y la forma en que lo despliegan es a través de una
Dinámica Hegemónica.
¿Cómo es la Dinámica Hegemónica?
Es una dinámica de diálogos bidireccionales y endógenos. Es decir, los actores miembros del
Núcleo Hegemónico escuchan a toda la sociedad (y por supuesto también a las Organizaciones
Sociales) pero deciden entre ellos.
Diálogo bidireccional y endógeno significa que no hay terceros que puedan introducirse en la
negociación (terceros entendidos no como un miembro del Núcleo Hegemónico, sino terceros
como alguien que esté fuera de ese núcleo y quiera tomar decisiones).
La Dinámica Hegemónica es la negociación entre actores hegemónicos; y negociación debe
entenderse aquí ya como diálogo y acuerdos, ya como discrepancias, enfrentamientos y hasta
batallas de fondo por el control de parcelas de poder.
El objetivo del Núcleo Hegemónico es ejercer un Poder Hegemónico. Como todo poder estará
sometido a las Fuerzas del Instituido y del Instituyente y tendrá que mantener un equilibrio
dinámico entre conservación y cambio si desea vivir.
Esto significa que el Poder Hegemónico no está cerrado al cambio; lo que sí exige es que
dicho cambio se realice a través de Dinámicas Hegemónicas y Perihegemónicas y sea siempre
y en definitiva, decidido y/o refrendado por el Núcleo Hegemónico.
177
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En este sentido, el Poder Hegemónico utiliza el concepto de Poder tal como lo estudió y
caracterizo Cornelius Castoriadis, al mostrar, por ejemplo, cual sería esa expresión máxima de
poder regulador absolutamente heterónomo:
“Si definimos como poder la capacidad de una instancia cualquiera (personal o
impersonal) de llevar a alguno (o algunos) a hacer (o no hacer) lo que, a sí
mismo, no habría necesariamente (o habría hecho quizá) es evidente que el
mayor poder concebible es el de preformar a alguien de suerte que por sí mismo
haga lo que se quería que hiciese sin necesidad de dominación o de poder
explícito para llevarlo a... Resulta evidente que esto crea para el sujeto sometido
a esa formación, a la vez la apariencia de la “espontaneidad” más completa y en
la realidad estamos ante la heteronomía más total posible.”
178
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Son las acciones llevadas adelante por actores sociales (OS, empresas, etc.) que sin formar
parte del núcleo hegemónico, reproducen, avalan y fortalecen al sistema.
Aun cuando su apoyo sea crítico, o de una determinada ideología u otra, pueden discutir con
los actores del Núcleo Hegemónico y proponer algunos cambios, pero avalan el sistema en
general. Como no son parte de este núcleo, las OS que ejercen una Dinámica PeriHegemónica
apoyan pero no deciden.
Un enorme porcentaje de la Dinámica de las OS de la Argentina es Dinámica PeriHegemónica.
La Dinámica Autónoma, en cambio, es una forma en que se expresan las OS que cuestiona al
Poder Hegemónico; o, por mejor decirlo, a algunos de los poderes (vistos) que lo conforman.
Definimos entonces Dinámica Autónoma como el conjunto complejo, dialéctico y territorial de
enunciados, relaciones y acciones con el que diversos actores sociales ponen en juego sus
marcos de comprensión (éticos, políticos, económicos, culturales) buscando, de manera
participativa, ampliar o conservar el Marco del Instituido más allá de la lógica relacional
bidireccional y endógena del Poder Hegemónico; siendo, en este aspecto, una dinámica
contrahegemónica.
Continuo de la relación entre la Hegemonía, la Dinámica Perihegemónica y Dinámica
Autónoma:
179
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
180
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Nótese que los cacerolazos de diciembre de 2001 fueron un ejemplo clarísimo de ALTA DOSIS
de Dinámica Autónoma (mezclada con alguna dosis menor de Perihegemónica, claro está) QUE
PENSÓ ALTERNATIVAS CREATIVAS a un Poder Hegemónico que sólo veía una salida ORTODOXA
Y ÚNICA: más ajuste, más represión, etc.
Al mismo tiempo, hay que ser cuidadosos con este ejemplo y no pensar que la Dinámica
Autónoma debe aparecer sólo cuando el poder político falla, es débil o es corrupto, y “que si
hiciera bien las cosas, entonces no habría necesidad de cacerolazos, piquetes, etc.”
El cacerolazo, el piquete, la protesta, son MANIFESTACIONES de esa Dinámica Autónoma y
cómo tales (como manifestaciones) se pueden criticar, cambiar, evolucionar, etc.
Pero la idea es que la Dinámica Autónoma de las OS no es “para cuando el poder hegemónico
funciona mal” y si al revés: la Dinámica necesaria para que funcione bien.
Cuando el Marco del Instituido de una sociedad “se acostumbra” a ser conservado o
cambiado por diversos tipos de Dinámica (Hegemónica, Perihegemónica, Autónoma) se
vuelve un marco más plástico, permeable, versátil, “inteligente” y no exige sacrificios
desmesurados (por caso, víctimas humanas) para discutir e implementar cambios o
conservaciones de fondo.
Desde esta nueva visión, es decir desde este nuevo Paradigma de la Dinámica de las OS,
cuando se habla de “Fortalecer la Sociedad Civil de un país” se hace referencia, ahora, a
fortalecer las expresiones de relaciones, acciones y enunciados más variados posibles
prestando atención incluso a aquellos que parecen muy alejados de la ortodoxia, porque es
justamente esta creatividad, esta autonomía, esta significancia (diría Castoriadis, por
oposición a la insignificancia) la garantía de una sociedad más plural.
Llegados a este punto, cabe formular una problematización más: ¿será que el Poder
hegemónico obtura siempre - de plan y explícitamente – la participación significante de las
Organizaciones Capaces de una Dinámica Autónoma?
La elucidación es contextual: en períodos autoritarios o regímenes dictatoriales, la respuesta es
decididamente afirmativa; usualmente se prohíbe, reprime y castiga a todas las expresiones
que insinúen una concepción alternativa del poder, reclamen o expresen marcos culturales o de
181
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
sentido diferentes al opresor. En situaciones más opresivas como en las que aparece
directamente el terrorismo de Estado, la persecución llega a extremos de criminalización,
desaparición, intento de aniquilación y eliminación de la propia memoria histórica de los
procesos de resistencia y lucha. Digamos también que la criminalización de la protesta social ha
sido un mecanismo presente en períodos democráticos en los que debe (ría) regir un estado de
derecho pleno; ejercido ya por el propio Estado, ya por sectores reaccionarios de la sociedad
misma.
Pero aún en el marco de procesos democráticos - paralelamente a (o como sustituto de) la
criminalización - desde el Poder Hegemónico se han ideado procedimientos y dispositivos
formales para canalizar (y así controlar) la participación ciudadana; y muy especialmente para
“normalizar” las expresiones de dinámicas autónomas de reclamo, significación o propuesta.
Un trabajo exhaustivo del investigador Daniel Cravacuore, hecha luz sobre estos formatos, tan
variados como criticables. Dice el investigador:
“La participación ciudadana ha marcado la agenda local en Argentina durante los
últimos tres quinquenios por su valor estratégico para el fortalecimiento del
sistema político y como resultado de una proposición del Estado para fortalecer
su legitimidad en tiempos de crisis recurrentes. Aunque limitados, los avances
han sido conceptualmente significativos en términos de apertura de escenarios
de participación ciudadana, de articulación con las organizaciones sociales y de
despliegue paulatino de los instrumentos jurídicos. Este proceso aún no es
suficientemente profundo y vigoroso pues se contrapone a los históricos
mecanismos de reproducción política, lo que acota su alcance (Desde nuestra
perspectiva, en el caso argentino, con excepción de los acontecimientos
alrededor de la crisis política de 2001, la demanda de la sociedad civil por una
mayor intervención en los asuntos políticos sólo contribuyó marginalmente al
proceso global de desarrollo de la participación ciudadana.) La transformación
por una mayor apertura con la sociedad civil se aceleró con la crisis política del
año 2001, que hizo necesario fortalecer la legitimidad de los gobiernos locales a
la par que controlar la participación de aquellos actores sociales más agitadores y
182
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
90
Cravacuore, Daniel (2009) La participación ciudadana en los gobiernos locales argentinos, en Delamaza, Gonzalo
y Flores, Daniel (Editores) “Gestión Municipal Participativa. Construyendo democracia cotidiana.”, Santiago de
Chile, Pág. 162
91
Ibid., Pág. 163
183
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
92
Ibid., Pág. 178
184
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
93
No compartimos esta explicación: en nuestro entender la llamada “crisis del campo” fue una disputa interna
dentro del propio núcleo hegemónico en el que dos actores, el gobierno y las entidades rurales, manifestaron
diferencias ideológicas, pero siempre dentro de la dinámica de diálogos bidireccionales (que sin embargo, en este
caso ampliaron su expresión beligerante al espacio público); nunca - o ínfimamente – una dinámica de sociedad
civil autónoma fue protagonista de esta disputa.
185
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
94
De “un aspecto de la dinámica hegemónica”, diríamos nosotros.
95
Ibid. , Pág. 179
186
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
“si el individuo tuviera necesidad, para cambiar, de que la sociedad entera haya
cambiado mecánicamente antes que él, por no se sabe qué fenómeno sobrenatural,
ningún cambio tendría nunca lugar” 96
Sin descuidar el marco contextual más amplio:
“Así, las “expresiones de voluntad, de acción, de iniciativa popular” que Gramsci ubica
con toda razón en el plano de las superestructuras no dejan por ello de tener un gran
peso de realidad y de incidencia en la transformación de esa realidad. El mundo
superestructural posee un grado de autonomía que requiere su investigación también
autónoma; pero tal autonomía, si bien amplia, es relativa, se da dentro de una relación
fundamental con la base estructural. Esa relación es orgánica, recíproca y dialéctica.
Para dilucidarla, Gramsci señaló la necesidad de rechazar tanto el economicismo, que de
las condiciones económicas hace causas mecánicas, como el ideologismo que “exalta el
elemento voluntarista e individual”. En todo caso, en esta dialéctica Gramsci asigna el
papel fundamental y decisivo a la libertad consciente, práctica y política, atribuyendo
primacía en sentido amplio y en la realidad superestructural, sin olvidar los
condicionamientos económicos…” 97
Porque supone que las personas nos juntamos en OS y Organizaciones con fines de Lucro ya no
sólo para “cumplir nuestra misión organizacional o lograr nuestros objetivos fundacionales”
sino también para imaginar formas novedosas e (im)posibles de BIEN COMÚN que alimenten
futuros Marcos Instituidos mejores y más inclusivos que los actuales. (Nótese cómo
reaparece aquí el concepto fundamental de Bien Común)
96
Bignami, Ariel (2010) Gramsci. Pensamiento, Conciencia y Revolución, Ediciones Luxenburg, Buenos Aires, Pág.66
97
Íbidem, Pág. 65
187
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
El hecho – por ejemplo- de pensar que es posible ejercer una actividad productiva que permita
generar lucro, acumular, distribuir y reinvertir o gastar a través de una organización comercial
SIN PATRÓN (es decir, sin que haya por un lado un dueño que retira dividendos y por otro
trabajadores que tienen un salario; sino donde todos sean a la misma vez dueños / empleados)
puede parecer a priori una im - posibilidad dentro del sistema capitalista hegemónico vigente;
y sin embargo, el Movimiento de Fábricas Recuperadas – Dinámica Autónoma – lo está
logrando.
Finalmente, para dar cuenta de la enorme complejidad que rodea a esta formulación dinámica
de la sociedad civil como capacidad y no como sector, debemos decir que así como aprendimos
que una organización es al mismo tiempo actor y escenario y que en ella se despliegan las
fuerzas opuestas y estructurantes del instituido y del instituyente, es posible, por tanto, que
una misma organización esté a una misma vez desplegando y ejerciendo una dinámica
188
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
perihegemónica para una temática (o por alguno de sus sectores internos) y una dinámica
autónoma para otra temática (o por algún otro sector interno).
Es decir, que no debe resultar extraño observar que una misma OS (o empresa) desarrolle una
Dinámica de Sociedad Civil compleja y – a veces - contradictoria.
Por último, y ya referido específicamente a nuestra Carrera, el desafío es el siguiente: para las
organizaciones que deseen desplegar una Dinámica Perihegemónica se podrán construir (de
hecho ya se han construido) unos modelos de gestión que les permitan ejercer dicha forma de
acción; del mismo modo que para las organizaciones que deseen desplegar una Dinámica
Autónoma se está desarrollando un tipo de Gestión – llamada también “Gestión Solidaria” o
“Autogestión”– que permita a dichas organizaciones lograr esos objetivos y modos de hacer.
189
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
190
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En ambos casos, las Organizaciones CON y SIN Fines de Lucro pueden ejercer – y de hecho
ejercen – una Dinámica Perihegemónica y Autónoma.
Cierto es que, de las tres formas en que esta Dinámica puede ejercerse, las Organizaciones
con Fines Capitalistas de Lucro adoptan generalmente una Dinámica Hegemónica y
PeriHegemónica y, excepcionalmente, una Dinámica Autónoma (ídem); inversamente para
las Organizaciones con Fines Solidarios de Lucro.
191
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CAPÍTULO 8:
ANEXO: Textos relevantes
192
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
pueden, incluso, estar suspendidas en un espacio extra legal. La lucha por los derechos sociales
como parte de la política democrática de la sociedad civil, y el conflicto por la interpretación del
derecho, incluyendo el derecho a ejercer formas enfáticas de protesta social como repertorio
de acción colectiva, forman parte del actual debate sobre la democracia en Argentina. Este
debate permite, desde nuestra perspectiva, aportar a la discusión sobre la justicia en materia
de derechos sociales, dentro del horizonte de los múltiples juegos de lenguaje de la
democracia.
Conceptos políticos básicos del vocabulario político-social como ‘sociedad civil’ o ‘democracia’
son esencialmente controvertidos y disputados y, precisamente este carácter conflictivo forma
parte fundamental de sus significados. Conceptos como ‘sociedad civil’, cuyo significado inicial
«ha sido borrado de tal forma que solamente pueden ser entendidos después de una erudita
reconstrucción de sus significados precedentes», son al mismo tiempo, algunos de los
sustantivos más reclamados en los actuales textos de intervención política. La sensibilidad
filológica y política de Gramsci traduce esta problemática con una frase, por cierto sugerente:
«cada palabra es un poliedro».
Emprender la historia de los conceptos como una acción lingüística significa conferir al discurso
político un lugar clave en la teorización de lo político. En este sentido, sería importante
detenerse en algunos textos de intervención política, ya que allí particularmente aparece el
‘combate semántico’ o ‘apuesta semántica’ como una de las estrategias discursivas donde se
crea o consolida el canon del sentido común del uso de algunos términos. Disponemos desde
hace unos años de un conjunto de trabajos metódicamente orientados a investigaciones
histórico-conceptuales que nos permiten un acceso, por así decirlo, demorado en los detalles
de las continuidades cambiantes de los conceptos político-sociales.
12 «Al ser la apuesta -de tipo duradero o coyuntural- lo que permite al actor político crear
una discrepancia respecto de otras corrientes de pensamiento, se debe precisar como esta
apuesta deriva del ‘efecto de sentido’ del texto (que actúa sobre la cultura política del
momento). El efecto de sentido no reside en el contenido literal del texto, sino en lo que
significa globalmente, en lo que expresa al destinatario, más allá de lo que dice si se puede
establecer esa diferencia). Es a la vez descriptivo y prescriptito: al desvelar lo que la situación es
según él (de manera subjetiva), el interviniente sugiere al destinatario lo que tiene que hacer a
partir del momento en que extrae las consecuencias. Para el analista, el efecto de sentido
puede resumirse en una idea impactante o en 616 Rubén Caro y Nora Britos Pasado, presente y
futuro de la democracia, 2009, pp. 613-621 En esta dirección resulta instructivo el trabajo de
Kari Palonen, quien se sirve del programa de redescripción retórica de Quentin Skinner como
una perspectiva adecuada para analizar y evaluar la naturaleza y los significados de las
revisiones conceptuales sobre la ‘democracia’, analizando particularmente los textos de
Weber13. Este autor señala que «Quentin Skinner considera el concepto de ‘democracia’ entre
esos ‘términos descriptivos-evaluativos’ para los que resulta característico que, si se dan
determinadas circunstancias, ‘aplicar entonces el término correspondiente no es sólo describir
un estado de cosas, sino también (y eo ipso) llevar a cabo el acto de habla de recomendarlo’.
Atribuir este estatus al concepto de ‘democracia’ es un fenómeno reciente: ‘hasta fecha
relativamente reciente, pocos deseaban recomendar el estado de cosas que el término
describía’, mientras que el cambio ha tenido lugar en el último siglo. Es decir, un cambio ha
tenido lugar y el término ha obtenido el citado doble carácter». Así, analizar qué tipo de
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
intervención ha tenido lugar en qué tipo de debates, indagar la performatividad de los propios
textos sobre la relación sociedad civil / Estado, los múltiples ámbitos en los que el concepto ha
sido invocado (en relación con las políticas sociales, por referencia a los movimientos sociales,
respecto de la lucha discursiva en el ámbito público, etc.) puede llegar a ofrecer una línea
fecunda de estudio de nuestras más próximas «herramientas» conceptuales, a veces tan
autoevidentes en los contextos disciplinares más diversos. Como señala Rabotnikof, «los años
ochenta fueron testigos no sólo de la articulación del discurso genéricamente llamado
‘neoliberal’, sin también de una aproximación crítica al Estado, de otra raigambre ideológica,
con un alcance diferente y con propuestas encaminadas en otra dirección que también
señalaba falencias y transformaciones que ponían a la figura estatal en la picota. Me refiero al
llamado ‘discurso de la sociedad civil’. El discurso de la sociedad civil no partió de la ineficiencia
del Estado ni de la crítica a los problemas generados en el periodo o época previa, cuando el
Estado salió a la palestra para salvar a la sociedad del mercado. Surgió básicamente de
situaciones en las que Estado era igual a Estado autoritario y en donde el impulso
antiautoritario convergió con la cruzada antiestatal. Y en algunos casos, este nacimiento
político se articuló con otra vertiente más teórica, que conectaba con críticas a la crisis de
legitimación del capitalismo tardío y en las que se una verdadera consigna», ponía en juego el
alcance de la capacidad estatal (entendido el Estado casi exclusivamente como sistema político-
administrativo) para generar motivación e integración social. Se produjo entonces, también en
el debate político y político académico, un desplazamiento hacia la ‘sociedad civil’. En este
retorno o restablecimiento de la ‘sociedad civil’ como lugar de lo común y lo general frente al
Estado autoritario, el componente utópico de las grandes ideologías del siglo XIX (la reducción
al mínimo, la reabsorción por parte de la sociedad y en último término la extinción del Estado,
presente en el liberalismo, el anarquismo y el socialismo del siglo XIX) pareció encontrar, en un
primer momento, su confirmación histórica y su instancia de realización». Como recientemente
Elías Palti ha comentado con relación a la nueva historia político-conceptual en latinoamérica,
«la reconstrucción de la historia de los desplazamientos significativos en ciertos conceptos
clave nos revelará así un transcurso mucho más complejo y difícil de analizar, que desafía una y
otra vez aquellas categorías con las que intentamos asir su sentido, obligando a revisar nuestros
supuestos y creencias más firmemente arraigadas, desnudando su aparente evidencia y
naturalidad como ilusorias. En definitiva, sólo cuando logramos poner entre paréntesis nuestras
propias certidumbres presentes, cuestionar la supuesta transparencia y racionalidad de
nuestras convicciones actuales, puede la historia aparecer como problema».
La década de 1990 ha sido caracterizada con acierto como ‘la nueva década infame’ en
Argentina. Se trató de una década larga, la de la «modernización excluyente» realizada bajo el
signo del neoconservadurismo. La política económica orientada hacia la oferta, la sustracción
creciente de asuntos comunes del debate y escrutinio públicos, y una política cultural dirigida
a la despolitización de la opinión pública, y centrada en la vida privada y la realización
profesional19 contribuyeron a una reorientación de los usos de la sociedad civil. En un marco
de retracción de los logros en materia de justicia por los crímenes de la última dictadura militar,
a través de la política de indulto presidencial (sumado a las leyes de punto final y obediencia
debida sancionadas al finalizar la década de 1980)20, las organizaciones de la sociedad civil
paradigmáticas de la lucha por los derechos humanos sufrieron un significativo repliegue. La
sociedad civil venía ahora modelada por la inclusión de un paradigma privatizador en el campo
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
de las políticas sociales, que, impulsado por las recomendaciones de los bancos multilaterales,
encontraba en las organizaciones técnicas y caritativas la forma despolitizada de sociedad civil
apropiada para ampliar (de forma restrictiva) la participación social en lo público. La sociedad
civil aparecía como heredera de modelos privados de gestión, entendidos como transparentes y
eficaces. A pesar de los múltiples programas asistenciales focalizados implementados en el
período, al finalizar la década el balance social era abrumador: la desindustrialización y la
apertura indiscriminada de la economía habían impulsado tasas de desempleo sin precedentes
y desintegración social extrema. En 1986, el gobierno del presidente Alfonsín envió al Congreso
la Ley 23492, denominada comúnmente ley de Punto Final, ley que extinguió la persecución
penal por participación presunta en violaciones de derechos humanos. Dicha ley, junto a la Ley
23521 (comúnmente denominada ley de Obediencia Debida) por las cuales se desprocesó a
centenares de militares acusados (e incluso declarados culpables) de violaciones de los
derechos humanos fueron puntos de inflexión en la lucha por la justicia con respecto a ese
pasado. No podemos extendernos en este tema, sin embargo cabe señalar que diez años
después el Parlamento argentino derogó estas normas, y a partir de 2001 los tribunales
intervinieron dejando sin efectos jurídicos las normas conocidas como ‘obediencia debida’ y
‘punto final’. En 2005 estas decisiones fueron ratificadas por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación y en 2007 esta Corte declaró inconstitucionales los indultos presidenciales a los
militares condenados. A partir de 2001 y con mayor fuerza desde 2005 se han abierto procesos
penales contra miembros de las fuerzas armadas y de seguridad que actuaron en el marco de
terrorismo de Estado de la década de 1970. Los bancos multilaterales de desarrollo han
promovido activamente esta institucionalización a través de los préstamos para el desarrollo de
programas focalizados y la explícita consideración de que este sector está en mejores
condiciones que las distintas jurisdicciones estatales para llevar adelante los programas
focalizados de asistencia social. En la perspectiva de los bancos (especialmente, Banco
Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, reconociendo que presentan matices y
diferencias en sus concepciones), la sociedad civil que será convocada a participar es el sector
altruista, que favorece una perspectiva anti-política y gerencial en la atención a la pobreza
(dejándose de lado en la convocatoria a los movimientos sociales, las organizaciones de
protesta y las organizaciones sindicales). Las organizaciones de apoyo serán las principales
interlocutoras de las políticas de asistencia social focalizadas, tanto en nombre de una
hipotética representación de los pobres, así como porque estas organizaciones parecen
participar de un diagnóstico que pone en el centro del debate sobre las políticas estatales los
problemas de gestión concebidos como problemas técnico- instrumentales (que estas
organizaciones supuestamente pueden resolver a partir de su eficacia en la escala micro social),
sin discutirse la orientación deseable de la institucionalidad pública. Demás está señalar que se
trata de una auto atribución de la representación de los sectores pobres por parte de las
organizaciones no gubernamentales, representación social que recupera rasgos corporativistas
tradicionales en nuestro contexto. Sin desconocer la enorme crisis de legitimidad que afecta las
instituciones políticas en nuestra democracia, tal formato corporativista no supone una
superación de los angustiosos problemas como el clientelismo y el patrimonialismo en el campo
de la asistencia social. A mediados de la década de 1990, y a la luz de tales procesos, surgieron
movimientos sociales formados por trabajadores desocupados en el marco de la
desestructuración territorial a que dio lugar el cierre de empresas y fábricas. Estos movimientos
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
sociales, llamados ‘piqueteros’ por cuanto una de sus expresiones en materia de acción
colectiva fueron los ‘piquetes’ o cortes de ruta, inauguraron una etapa de reclamo por derechos
sociales, en particular, por derecho al trabajo. Y a comienzos de la década de 2000 surgieron
organizaciones campesinas e indígenas, que reclaman también en un lenguaje de derechos, por
tierra, agua y reconocimiento cultural. El papel de estos nuevos movimientos sociales en el
proceso democrático ha sido analizado a la luz de distintas claves interpretativas. En nuestro
caso, resulta de relevancia su reclamo al estado utilizando un lenguaje de derechos, aunque a
partir de identidades no universales como la de trabajadores que, en Argentina, está asociada
históricamente a demandas corporativistas. Podríamos señalar que el movimiento de
trabajadores desocupados y el movimiento campesino- indígena pusieron en marcha las
denominadas garantías sociales a los derechos. Estas garantías sociales han sido caracterizadas
por Gerardo Pisarello como mecanismos de tutela de los derechos sociales que dependen
de sus titulares para su activación, y que abarcan un amplio abanico de acciones que van desde
el ejercicio de otros derechos (civiles y políticos) hasta formas más intensas de autotutela que
pueden, incluso, estar suspendidas en un espacio extra legal. Pisarello distingue entre garantías
sociales de participación indirecta en relación con los mecanismos institucionales que permiten
la participación en el establecimiento de garantías políticas a los derechos sociales (como por
ejemplo, la participación en la definición del uso del presupuesto público, o las mismas
elecciones de representantes y gobernantes; la utilización del derecho de iniciativa popular
legislativa) y, otras formas, como «el ejercicio desinhibido e incisivo del derecho de asociación,
de información y de crítica frente a leyes, reglamentos o sentencias que puedan constituir,
prima facie, vulneraciones de derechos fundamentales, puede, precisamente, considerarse un
ejemplo de garantías sociales de control, imprescindibles tanto para mantener vivo el nervio
democrático de la esfera pública, como para asegurar la eficacia del conjunto de los derechos,
comenzando por los propios derechos sociales».
Por su parte, y destacando el lugar de las garantías sociales, Luigi Ferrajoli señala que «esta
garantía social es precisamente la condición de la efectividad de todo el ordenamiento y de su
sistema normativo de garantías jurídicas y (…) Su fundamento puede encontrarse en el
sentimiento que cada uno tiene de sus propios derechos fundamentales: lo que quiere decir el
sentido de la propia identidad como persona y de la propia dignidad del ciudadano (…) De este
jurídico amor propio deriva la disponibilidad de cada uno a la lucha por la defensa y la
realización de los derechos vitales propios y ajenos, es decir, por la propia (y ajena) identidad
como persona: por las identidades amenazadas y que hay que defender y por las nuevas
identidades que es preciso afirmar o reivindicar (...) Sólo a través de la lucha por los derechos,
que quiere decir su constante ejercicio y su defensa tenaz frente a todo posible obstáculo,
amenaza o violación, puede garantizarse su posesión efectiva y la consiguiente valorización de
la persona. Un derecho no ejercitado o no defendido está en realidad destinado a decaer y
finalmente sucumbir.
Cabe señalar aquí que los movimientos referidos han sido, en numerosas ocasiones, objeto de
un uso extensivo de herramientas penales para enfrentar sus demandas de derechos sociales.
En especial, cuando los movimientos hacen uso de formas incisivas de reclamo por derechos,
incluyendo el quebrantamiento de normas (ocupación de sedes de gobierno, cortes de rutas,
cortes de alambre y cercos). Estas formas incisivas se vinculan con la desobediencia civil. En la
perspectiva que proponen Rödel, Frankenberg y Dubiel sobre la cuestión democrática y la
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
desobediencia civil como una forma específica de participación democrática, éstos autores
sostienen que «el deliberado quebrantamiento de normas, la infracción de reglas, la no
aceptación de la obediencia al Derecho caracterizan a esta protesta. Pero ante todo, su
significado simbólico la distingue de otro quebrantamiento de la ley y la convierte en una
cuestión política democrática (...) un llamamiento a los gobernantes o a las mayorías
silenciosas, a la revisión de las decisiones o de las abstenciones políticas desastrosas. La
desobediencia civil tiene la estructura de una interacción con otros ciudadanos y con los
representantes políticos e instituciones en el medio público; no pretende por tanto
simplemente la exposición de sí misma en la protesta o la mera exposición de la protesta, sino
también una respuesta».
El uso de métodos y prácticas de desobediencia civil vendría justificado, ya que, como indica
Ferrajoli, «en este sentido, el derecho (o la libertad) moral o político de la desobediencia es
correlativo a la obligación política de obediencia a las leyes que incumbe, aun con sus aporías, a
los funcionarios investidos de poderes públicos. La separación entre derecho y moral que está
en la base del estado de derecho asume así dos diversas y opuestas valencias axiológicas:
mientras en el nivel institucional comporta la (relativa) autonomía del derecho respecto de las
personales opciones ético-políticas de quien está encargado de aplicarlo, en el nivel individual y
social consiste, por el contrario, en la (absoluta) autonomía de la moral frente al derecho y las
instituciones ».
La centralidad de la democracia y de la exigencia de derechos por parte de una sociedad civil
autolimitada pero activa en su interpelación pública a lo no cumplido en la transición, parece
configurar el nuevo horizonte político en el contexto argentino. Creemos que una de las tareas
actuales de una teoría crítica de la sociedad sigue siendo, como para el joven Marx, «la
autoclarificación de las luchas y anhelos de la época», lo que hoy incluye, entre otras tareas,
una atenta sensibilidad hacia los lenguajes y sus usos.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
7 NORA RABOTNIKOF, «El retorno de la filosofía política: notas sobre el clima teórico de
una década», Revista Mexicana de Sociología, N˚ 4, 1992; p. 210.
8 LUIGI FERRAJOLI, Democracia y garantismo, Editorial Trotta, Madrid, 2008.
El léxico democrático y el lenguaje de los derechos: sobre ... 615
Presente, pasado y futuro de la democracia, 2009, pp. 613-621
Un panorama general de las diferentes líneas de investigación de esta renovación metodológica
podemos encontrarla en FRANÇOIS DOSSE, La marcha de la ideas. Historia de los intelectuales, historia
intelectual, PUV, 2006. Para los actuales desarrollos en Italia, ver GIUSEPPE DUSO (coord.), El poder.
Para una historia de la filosofía política moderna, Siglo XXI, México, 2005. Respecto a la historiografía
iberoamericana para los siglos XVIII-XIX, véase FRANÇOIS-XAVIER GUERRA, Modernidades e
independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, Editorial Mapfre, Madrid, 1992 y FRANÇOIS-
XAVIER GUERRA, ANNICK LEMPÉRIÈRE et al., Los espacios públicos en iberoamérica. Ambigüedades y
problemas. Siglo XVIII-XIX, Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos / Fondo de
Cultura Económica, México, 1998.
10 MELVIN RICHTER, «Asignando a la Begriffsgeschichte su lugar en la historiografía del
pensamiento político», Historia contemporánea 27, 2003, p. 461.
11 KARI PALONEN, «El lenguaje retórico de la política parlamentaria», en ENRIQUE BOCARDO
CRESPO (edit.), El giro contextual. Cinco ensayos de Quentin Skinner, y seis comentarios,
Editorial Tecnos, Madrid, 2007.
LUCIEN JAUME, «Reflexión sobre el sentido y la ideología en los textos de intervención política. El caso
Fiévée en 1815», en Revista de Estudios Políticos 134 (Nueva
Época), diciembre 2006; p. 184.
13 KARI PALONEN, «La relegitimación de la democracia por Max Weber. Aspectos de la
retórica de la revisión conceptual», en Res Publica, N˚16, año 9, 2006; p. 153.
14 Art. cit.; p. 168.
El léxico democrático y el lenguaje de los derechos: sobre ... 617
Presente, pasado y futuro de la democracia, 2009, pp. 613-621
15 NORA RABOTNIKOF, «Hegelianos, a sabiendas», en NORBERT LECHNER, RENÉ MILLÁN y
FRANCISCO VALDÉS UGALDE (coord.), Reforma del estado y coordinación social, Plaza y Valdés /
UNAM, México, 1999; p. 198.
16 ELÍAS PALTI, El tiempo de la política. El siglo XIX revisado, Siglo XXI editores, Bs. As.,
2007; pág. 56.
17 ESTELA GRASSI, Políticas y problemas sociales en la sociedad neoliberal. La otra década
infame (I), Espacio Editorial, Buenos Aires, 2003.
18 HELMUT DUBIEL, ¿Qué es el neoconservadurismo?, Anthropos, Barcelona, 1993.
19 JÜRGEN HABERMAS, Ensayos políticos, Península, Barcelona, 1988, p. 126 y ss.
22 GERARDO PISARELLO, Los derechos sociales y sus garantías. Elementos para una reconstrucción,
Editorial Trotta, Madrid, 2007; p. 122 y 123.
23 PISARELLO, Op. Cit.; p. 124.
24 LUIGI FERRAJOLI, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, Editorial Trotta, Madrid,
2005; p. 944 y 945.
25 ULRICH RÖDEL; GÜNTER FRANKENBERG; HELMUT DUBIEL, La cuestión democrática,
Huerga y Fierro, Madrid, 1997; p. 60.
26 LUIGI FERRAJOLI, Op. Cit.; p. 931.
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COMPLEJIDAD
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El desafío de la Complejidad:
Denise NAJMANOVICH1
El nuevo milenio nos ha encontrado en pleno proceso de “licuación”. Las estructuras sociales y
conceptuales de la modernidad están en plena transformación. Se trata más bien de una
mutación en nuestra forma de concebir el conocimiento y en nuestra concepción del mundo y
de nosotros mismos. Asistimos y participamos de cambios notables en la epistemología que han
acompañado y se han nutrido del cambio paradigmático en las ciencias. Nuevas metáforas han
ido dando forma a nuestra experiencia del mundo, entre las que se destaca la noción de “red”
que hoy ocupa un lugar central en la producción de sentido tanto en las ciencias naturales
como en las sociales2.
Los abordajes de la complejidad nos dan la oportunidad de expandir y transformar, o más aún,
reinventar el juego del conocimiento. Desde estos enfoques es posible considerar y aprovechar
el modo en que las distintas áreas del saber y el quehacer humanos se afectan entre sí,
fertilizándose mutuamente.
Pensar “en red” implica ante todo la posibilidad de tener en cuenta el alto grado de
interconexión de los fenómenos pudiendo establecer itinerarios de conocimiento capaces de
tomar en cuenta las diversas formas de experiencia humana y sus múltiples articulaciones. La
red no tiene recorridos ni opciones predefinidas (aunque desde luego pueden definirse y
también congelarse). Las redes dinámicas son fluidas, pueden crecer, transformarse y
reconfigurarse. Son ensambles autoorganizados que se hacen “al andar”. Atraviesan fronteras,
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
crean nuevos dominios de experiencia, perforan los estratos, proveen múltiples itinerarios,
tejiendo una trama vital en continuo devenir.
En este contexto vital es preciso inventar otros instrumentos conceptuales y crear nuevas
herramientas que nos permitan navegar territorios móviles y espacios multidimensionales4. La
metáfora de la red es una de las más fértiles para dar cuenta de la forma en se nos presenta el
mundo en el que estamos embebidos.
A diferencia de la perspectiva moderna que exige un sujeto enfrentado al mundo y exterior a él,
la mirada de las redes está inmersa en el mundo y se mueve a su través. El sujeto no es ya una
entelequia racional, sino una dimensión de la actividad de una persona de carne y hueso, viva y
activa, en permanente transformación a través de los intercambios con su ambiente con el que
está embebida y con el que co-evoluciona de forma no-lineal. Los seres humanos somos nodos
de una red en permanente evolución y estamos a su vez conformados por redes. Es por eso que
debemos ser cuidadosos en la estipulación del significado que le damos a las redes. En las
últimas décadas se ha hecho uso, y también abuso, de la noción de red. Sin embargo, son pocos
los autores que han tratado de elucidarla y explorarla en su potencialidad. En este trabajo me
he propuesto mostrar cómo la concepción de “redes dinámicas” provee una forma o estética
de pensamiento que permite pensar la complejidad en su devenir transformador y en su
multidimensionalidad, tanto a nivel epistemológico como ontológico.
Los enfoques dinámicos e interactivos llevan implícito un cambio en el tratamiento global del
conocimiento y del mundo, incluidos nosotros en él. La noción de un “Ser” totalmente definido
en sí mismo, aislado e independiente, fundamento de la tradición Occidental desde Platón
hasta la actualidad, ya no puede sostenerse en pie. La idea misma de un fundamento sólido de
la existencia y del saber ha entrado en crisis. Los nuevos escenarios contemporáneos que están
emergiendo nos permiten pasar de una concepción estática y aislada del ser (tanto a nivel
epistemológico como ontológico) hacia una perspectiva en red: interactiva, dinámica y
multidimensional. Se trata de un movimiento capaz de dar cuenta del saber y del mundo en
términos de redes poieticas (capaces de producir y crear en, y a través, de interacciones
transformadoras).
203
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Hacia finales del siglo XX la noción de “red” se convirtió en una de las metáforas más fértiles de
la cultura, extendiendo y diversificando su potencia en múltiples campos desde la inmunología
hasta la psicología, pasando por la informática, las neurociencias, la antropología, la física, la
epistemología, la geografía, la cibernética, la lingüística, la sociología, la economía y la fisiología,
entre muchas otras. Entrados ya en el nuevo milenio, tal vez sea el momento adecuado para
una reflexión sobre el campo significativo y el valor epistemológico de esta metáfora que
caracteriza nuestra era, como ha planteado con éxito notable Manuel Castells.5
El objeto de la ciencia clásica, tanto en la física como en las ciencias sociales y humanas, es una
entidad cerrada y distinta, que se define aisladamente en su existencia. Sus caracteres y
propiedades se suponen independientes del entorno, al que se considera inerte. Toda la ciencia
moderna se caracterizó por concebir el mundo como un conjunto de unidades elementales
(partículas, sujetos, individuos, palabras, etc.) que merced a relaciones estructurales rígidas
podían componer objetos. Es un grave error suponer que la modernidad ha sido anti-sistémica,
pues al contrario, la nota diferencial de su estilo conceptual es precisamente la estructuración
de un cosmos mecánico. El método analítico descompone los objetos hasta llegar a una
supuesta partícula elemental para luego componer en base a relaciones fijas e inalterables un
sistema cerrado e inmutable. La diferencia crucial entre las concepciones modernas que
privilegian la mirada de la simplicidad y el enfoque de “redes dinámicas” que considero
corresponde al pensamiento complejo, no se ubica en la dicotomía analítico-sistémico, sino en
que la modernidad instituyó un enfoque esencialista-determinista mientras que en la
actualidad está en plena expansión un abordaje emergente, dinámico y no-lineal.
Edgar Morin ha planteado hace tiempo que estamos ante una “doble crisis: la crisis de la idea
de objeto y la crisis de la idea de elemento”6. Los significados de sistema, parte, unidad,
vínculo, organización, se han vuelto problemáticos. La arquitectura global del proceso de
conocimiento también ha mutado radicalmente: es preciso reformular y reconfigurar
completamente nuestro sistema categorial y nuestras formas de producir sentido para poder
comprender la potencia y la extensión de la noción de “redes dinámicas”.
204
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En la Modernidad líquida se hace cada vez más difícil dejar de notar la descomposición cada vez
mayor de los modelos teóricos, aunque la universidad y las usinas intelectuales sigan apostando
a ellos pues les permiten mantener su posición privilegiada (o simplemente su trabajo). Sin
embargo, y a pesar de las múltiples resistencias, no solo las categorías establecidas sino
también los modos de categorizar han entrado en crisis. Las concepciones heredadas pasaron
de una situación en que eran aceptadas a-críticamente (paradójicamente esta situación afecta
particularmente a los cultores del “pensamiento crítico”), a ser consideradas problemáticas y
por lo tanto a ser cuestionadas en sus fundamentos y no solo en sus detalles. Al mismo tiempo,
las ideologías, las teorías y los paradigmas comenzaron a verse como formas solidificadas,
uniformadoras y simples en exceso para dar sentido a un mundo que se percibe cada día más
fluido, complejo y diverso. La noción misma de “un fundamento” comenzó a ser sospechosa.
En las redes dinámicas los vínculos no son conexiones entre entidades (objetos o sujetos)
preexistentes, sino que los vínculos emergen simultáneamente con aquello que enlazan en una
dinámica de autoorganización8. Lo que concebimos como sistema, partes y enlaces desde una
perspectiva dinámica no tienen existencia independiente ni previa al acto de conocer como
suponen los objetivistas. Tampoco son una pantalla inerte sobre la que los seres humanos
proyectan sus categorías como pretenden muchos teóricos posmodernos.
Las nociones de red, configuración y organización, desde los enfoques dinámicos, vinculan de
infinitas formas lo que las dicotomías clásicas habían escindido y petrificado (el objeto, el
cuerpo, la estructura) o evaporado (el sujeto, el significado, los vínculos no reglados). La
estética de la complejidad es la de las paradojas que conjugan estabilidad y cambio, unidad y
diversidad, autonomía y ligadura, individuación y sistema. El pensamiento dinámico no es
monista ni dualista, sino interactivo, lo que le permite construir categorías como: “ser en el
devenir”, “unidad heterogénea”, ”autonomía ligada” o “sujeto entramado”, que se caracterizan
por su no-dualismo. En estas categorías los opuestos conviven enredados de múltiples formas y
205
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
a) Las partes de un sistema complejo sólo son “partes” en relación a la organización global que
emerge de la interacción. Lo que ha de ser considerado “parte” y lo que será concebido como
“sistema” dependerá del modo de interrogación e interacción que empleemos. Por ejemplo, el
hígado es “parte” del organismo y es “sistema” en relación a sus células.
b) A ningún nivel encontramos “unidades elementales” aisladas sino patrones de interacción
en red.
c) Ni siquiera las características y el comportamiento de una simple molécula como la del agua
puede explicarse a partir de las propiedades de sus componentes: el Oxígeno y el Hidrógeno.
Las “Unidades Heterogéneas” formadas en y por la dinámica de intercambios no puede
explicarse por sus componentes. Estos no existen como tales antes de entrar en composición. El
Oxígeno gaseoso no es un “componente” del agua, para formar parte del agua debe
transformarse en contacto con el hidrógeno. El sistema “Agua” emerge a partir de la dinámica
interactiva de las moléculas que forman redes en un ambiente que no es inerte.
e) Las partes no son unidades totalmente definidas en sí mismas, sino que existen como redes
dinámicas. Tampoco existe un “todo” completamente terminado o definido: el sistema tiene
integridad (no le falta nada) pero no es “total” (está siempre haciéndose).
h) En un universo entramado las ligaduras con el medio son la condición de posibilidad para la
libertad. La flexibilidad del sistema, su apertura regulada, le permite cambiar o mantenerse, en
206
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
relación a sus interacciones con su ambiente. La cantidad, variedad e intensidad de los lazos
definen los grados de libertad del sistema.
j) Sólo podemos preguntarnos por las condiciones de emergencia, por los factores co-
productores que se relacionan con la aparición de la novedad que no sólo genera algo nuevo,
sino que reconfigura lo existente en tanto modifica la trama. La emergencia a diferencia de la
causalidad, hace lugar al acontecimiento y al azar, rompe con la linealidad del tiempo y da
cuenta del aspecto creativo de la historia. Este modo explicativo apunta más a la comprensión
que a la predicción exacta, y reconoce que ningún análisis puede agotar el fenómeno que es
pensado desde una perspectiva compleja.
Durante la batalla mencionada el barco insignia estadounidense fue hundido en los primeros
minutos y su flota se vio obligada por las circunstancia a pasar de un modo de organización
jerárquico a uno heterárquico. Lo que ocurrió entonces fue que el encargado de cada barco,
grande o pequeño, tomaba el comando de toda la flota cuando se daba cuenta de que, dada su
posición en ese momento, sabía mejor lo que convenía hacer. El resultado fue la destrucción de
la flota japonesa. Esta modalidad organizativa no sólo ha dado grandes resultados en la
estrategia militar, sino que ha guiado buena parte de la investigación en muchas áreas, desde
las neurociencias hasta la informática. En este último caso, contribuyó a la sustitución de las
computadoras gigantes que centralizaban toda la información por una red donde la misma está
distribuida y es más rápida y eficientemente accesible.
207
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
cambiar permanentemente con su medio, nunca será idéntica ni siquiera a sí misma. Una
persona mantiene a lo largo de la vida ciertos rasgos que nos permiten reconocerla aún cuando
está cambiando todo el tiempo. En la perspectiva dinámica estamos siempre pensando en
términos de “redes de actividades organizadoras”, es decir, de procesos embebidos en un
tiempo que no es abstracto y tampoco lineal sino compuesto de una multiplicidad de ritmos. Lo
que llamamos productos, u objetos, son procesos cuyo ritmo es tal que nuestra sensibilidad no
detecta el cambio y cuya dinámica conserva la similitud de las formas.
208
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Los productos han ido cambiando en composición, envase, etc., con cierta frecuencia. El
organigrama institucional varía más rápidamente, aunque es muchísimo más estable que las
redes informales de relación. El personal cambia constantemente, así como los montos y
formas de remuneración. Cambian las tecnologías, los procedimientos. Cambian los negocios.
La ciencia moderna jugó un rol fundamental en este proceso pues instituyó un pensamiento
que sólo tenía en cuenta Sistemas Mecánicos Cerrados, Estructuras y Unidades Elementales.
Todos ellos eran concebidos desde un a-priori como esencias y por tanto estaban más allá de la
historia. Su reino era el de la eternidad de los modelos ideales. Los “enfoques dinámicos
complejos” proceden de un modo muy diferente, permitiéndonos pensar en términos de
Configuraciones: Sistemas Complejos Evolutivos, Estructuras Disipativas, Redes, Constelaciones,
etc. Todas las configuraciones son temporales pues nacen, viven y mueren. En su devenir
pueden atravesar períodos de gran estabilidad, cuando su dinámica es conservadora de la
forma. Pueden tener mayor o menor rigidez o consistencia y variar con amplitud y velocidades
diversas. En la “unidad heterogénea” formada por una dinámica de interacciones, la noción de
organización, la concepción de sistema y la idea de parte han cambiado de naturaleza.
Podemos decir que es preciso dar de ellas una nueva definición, o mejor aún que ha mutado
radicalmente el modo de establecer límites. Es más, tenemos que cambiar la concepción de lo
que es la definición, pasando de la concepción estática y abstracta ligada a propiedades típicas
del pensamiento platónico y moderno, a una perspectiva generativa y dinámica propia del
pensamiento de la complejidad (aunque prefigurada en el pensamiento de Spinoza).
Para el modelo de pensamiento que hemos heredado el concepto de límite se establece según
oposiciones insalvables entre términos completamente puros en sí mismos y a la vez
radicalmente independientes: lo propio y lo ajeno, el Yo y el Otro, adentro y afuera. Desde esta
mirada dicotómica, el límite es siempre fijo y separa drásticamente un exterior y un interior. A
estos límites insalvables los he llamado “límites-limitantes” y son los únicos reconocidos como
legítimos por la lógica clásica, o “lógica conjuntista identitaria” como Castoriadis la ha
bautizado.9 Los principios de identidad, no-contradicción y tercero excluido, forjaron un modo
de definición que establecía límites infranqueables y elementos aislados. Sin embargo, ésta no
es la única lógica de la que disponemos hoy en día y sus límites no son los únicos que somos
capaces de concebir y vivenciar: las fronteras entre países son transitables, la membrana celular
es permeable, la piel es porosa, el lenguaje no es unívoco. En el enfoque de redes no se
establecen las distinciones de modo abstracto sino que emergen, se sostienen y cambian a
partir de los intercambios en la red. Ya no estamos hablando de barreras insuperables, sino de
bordes permeables y mutables producidos en una dinámica, que va formando límites a los que
he denominado “límites habilitantes”10. Estos límites no son fijos, ni rígidos, no pertenecen al
universo de lo claro y distinto: son interfaces mediadoras, sistemas de intercambio y en
intercambio, se caracterizan por una permeabilidad diferencial que establece una alta
209
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Este metabolismo celular produce componentes todos los cuales integran la red de
transformaciones que los produjo, y algunos de los cuales conforman un borde, un límite para
esta red de transformaciones. Ahora bien, este borde membranoso no es un producto del
metabolismo celular (…) Esta membrana no sólo limita la extensión de la red de transformación
que produjo sus componentes integrantes, sino que participa en ella.(…) por un lado podemos
ver una red de transformaciones dinámicas que produce sus propios componentes y que es la
condición de posibilidad de un borde, y por otro podemos ver un borde que es la condición de
posibilidad para el operar de la red de transformaciones que la produjo como una unidad. La
característica más peculiar del sistema autopoiético es que se levanta por sus propios cordones,
y se constituye como distinto del medio circundante por medio de su propia dinámica, de tal
manera que ambas cosas son inseparables12.
Como vemos, en esta perspectiva no existe una dicotomía “Organización versus Red”, sino una
dinámica no lineal en la cual las redes conforman la organización y la organización es la forma
configurada por la red. Ahora bien, como hemos señalado antes, el sistema organizado no
posee una estructura o una esencia eterna, pues existe como proceso en el tiempo y no como
un producto. Podemos distinguirlo del entorno porque genera una forma de delimitarse que
podemos reconocer y le permite gozar de una autonomía relativa, mientras las relaciones con
el entorno lo permitan.
Cornelius Castoriadis fue uno de los pensadores que se atrevió a cuestionar las categorías
heredadas y desarrolló un pensamiento, y una acción política, tendiente a comprender, elucidar
y valorar la autonomía así como a expandirla y potenciarla. Su distinción entre modos
instituidos e instituyentes de lo social13 así como su conceptualización sobre la tensión
magma/forma14 puede resultar de gran ayuda para comprender cómo el pensamiento de redes
dinámicas nos permite pensar(nos) en nuestro devenir como sujetos sociales enredados en
múltiples configuraciones vinculares. La lógica clásica que instituyó las formas sólidas del
pensamiento occidental, tanto en sus variantes antigua como moderna (lógica conjuntista
identitaria), sólo podía contener lo definido y estático. La lógica de los magmas permite pensar
lo instituyente, es decir lo no reglado, lo azaroso, lo indefinido, lo ambiguo, lo borroso, lo que
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
está aún en formación o lo que está en proceso de degradación. En este sentido sería más
adecuado hablar de una dialógica de los magmas, porque también hace nacer un estilo de
indagación basado en el dialogo creativo y abierto y no centrado en las formas establecidas a-
priori.
En este enfoque no tiene sentido preguntar cuál es la estructura de un sistema sino, en todo
caso, qué le ha dado consistencia, qué se le resiste, cuál es el grado de solidez de su
configuración, cómo es su “modo de existencia” y su “modo de cambiar”. Desde las
perspectivas dinámicas es preciso distinguir entre diferentes “estados de agregación” (mayor o
menor cohesión), ser capaces de visualizar las diversas velocidades de cambio (desde muy
estables a efímeras), de detectar los diferentes ritmos de transformación, así como de percibir
los cambios en los que se conserva la pertenencia a una clase de aquellos que implican una
transformación o mutación. Al mismo tiempo, como toda organización dinámica están en
intercambio activo con su medio, es importante aprender a ver las configuraciones a diversos
niveles, explorar las formas de conexión y desconexión y las circulaciones (en sus itinerarios, su
intensidad y su frecuencia), generando cartografías móviles de los territorios convivenciales y
no conformarse con la descripción de lo ya instituido.
211
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
A MODO DE INCONCLUSIÓN
En su hermoso libro “Naturaleza y Espíritu” Gregory Bateson16 nos invita y ayuda a descubrir la
pauta que conecta “al cangrejo con la langosta, a la orquídea con la anémona y los cuatro
conmigo, y contigo, y a los seis con la ameba en un extremo y con el esquizofrénico que está en
el psiquiátrico, en el otro”. Gracias a él aprendí que las redes son pautas de conexión, y también
me di cuenta que podía –y quería– sensibilizarme para captarlas, porque las redes están allí,
tejiendo al universo en una dinámica inagotable. La Modernidad ha deslegitimado todas las
percepciones y experiencias que no entraban en la cuadrícula de sus sistemas explicativos. Su
estética cognitiva se centró en aquello que la geometría euclidiana podía comprender,
desmenuzar, describir: formas regulares y procesos lineales. Bateson nos propone otro tipo de
conexión con el mundo, otro modo de conocer(nos) totalmente diferente al personaje de
Wordsworth para el cual: “Un narciso en la ribera del río era para él un narciso amarillo. Y no
era nada más”.
Lo que Bateson llama estética es la capacidad de conexión con el narciso a partir del
reconocimiento y la empatía. Leyendo su obra Pasos hacia una ecología de la mente17
comprendí que era preciso cultivar una curiosidad abierta, sin fronteras, afectiva, emotiva, a la
vez que racional para poder aprehender y desplegar las formas, los patrones de conexión y
hacer visibles las redes. En suma aprendí que para pensar en red era preciso desarrollar una
estética vincular. La dinámica de redes nos permite construir un modo de conocimiento fluido,
capaz de albergar múltiples mundos en el mundo en un devenir abierto en los intercambios.
La estética de las redes no debe confundirse con el esteticismo, cuya ambición es meramente
formal. Al contrario, la concepción poiética y dinámica del mundo y del conocimiento implica
una capacidad de sentir la vida, conectarse con otros en su diversidad, para poder apreciar la
red que enlaza a los quarks con el jaguar. “Un filósofo no es solamente alguien que inventa
nociones también inventa maneras de percibir” (Gilles Deleuze).
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
lleva siempre implícito connotaciones de lucha. Ningún modelo hegemónico en ninguna de las
áreas de la vida social puede dar cuenta de todos los significados y valores de una sociedad, y
con frecuencia dentro de ella las disidencias “consentidas” pueden llegar a transformarse en
propuestas contrahegemónicas, que en caso de llegar a predominar pueden modificar las
relaciones de fuerza y aún producir el desplazamiento de los sectores dominantes, y su
reemplazo por nuevos pactos con prácticas que, dictadas de alguna manera por estas fuerzas se
constituyen en parte constitutiva de una nueva dominación. El poder que se ejerce a través de
la hegemonía es sutil, y más que a través de las declamaciones ideológicas - por ejemplo de los
“mensajes” de los medios o del sistema educativo - se ejerce fundamentalmente a través de la
producción de un modo de vida - en el que las prácticas vinculadas a la producción económica
ocupan un lugar clave - donde las prácticas habituales, íntimamente ligadas a lo que llamamos
cultura, inscriptas en la misma textura de la experiencia cotidiana, van a producir efectos
decisivos sobre la manera en que esa sociedad percibe y reproduce una visión del mundo, de
los objetos, de los hombres y de la historia. Es decir: una sociedad produce simultáneamente
las formas de la vida práctica y las justificaciones teóricas que dan cuenta de las mismas. Así,
mensajes o situaciones prácticas de apariencia contrahegemónica pueden estar cumpliendo -
aún sin mediar voluntad de sus autores - papeles de reforzamiento de la hegemonía. Por
ejemplo, la creencia en la igualdad de oportunidades: la escuela para todos, gratuita, el voto
extendido a todas los habitantes de una sociedad, son creencias poderosas, que obtenidas
muchas veces por encarnizadas luchas de los sectores subordinados de la sociedad, se
convierten en armas poderosas para la estabilidad de la sociedad, reforzando así la hegemonía
de los grupos dominantes. Ideas como “educar al soberano”, en apariencia democráticas,
pueden estar escondiendo significados elitistas, al plantear la supuesta ignorancia del pueblo y
la concentración del saber en un estrato presuntamente calificado (el Maestro, especialmente
en la forma mitificada que ese personaje tiene dentro de la sociedad argentina). El pacto
hegemónico que constituye el “bloque histórico” no es un proceso “espontáneo” de las clases y
sectores sociales que lo constituyen. Para que estas alianzas puedan constituirse es preciso que
sean gestionadas por alguien. Ese o esos “alguien”, normalmente órganos colectivos - partidos,
sindicatos, círculos culturales, cámaras, ejércitos, iglesias, medios de comunicación, grupos de
214
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
aparecer como “naturalidad” aquello que no es sino construcción social impuesta por un grupo
dominante determinado sobre el conjunto de la sociedad, a través del pacto hegemónico.
Es en este marco que debemos analizar fenómenos culturales, prácticas, objetos, políticas,
estratos sociales, sujetos que son los agentes que llevan a cabo estas prácticas. Ninguna
práctica puede ser definida “en sí” como hegemónica o contrahegemónica. Depende de quien
la lleva a cabo, con qué objetivo y con qué sentido, y también de las actitudes o respuestas del
adversario.
*Taller Integrador: Escuela y Diversidad Cultural I.S.F.D y T. Nº 128 - Julio 1998
Denis de Moraes
Bronislaw Baczko señala que es por medio del imaginario que se pueden alcanzar las
aspiraciones, los miedos y las esperanzas de un pueblo. En él, las sociedades esbozan sus
identidades y objetivos, detectan sus enemigos y organizan su pasado, presente y futuro. Se
trata de un lugar estratégico en que expresan conflictos sociales y mecanismos de control de la
vida colectiva. El imaginario social se expresa por ideologías y utopías y también por símbolos,
alegorías, rituales y mitos. Estos elementos plasman visiones de mundo, modelan conductas y
estilos de vida, en movimientos continuos o discontinuos de preservación del orden vigente o
de introducción de cambios (1). La imaginación social, "además de ser un factor regulador y
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
estabilizador, también es la facultad que permite que los modos de sociabilidad existentes no
sean considerados definitivos y como los únicos posibles, y que puedan ser concebidos otros
modelos y otras fórmulas." (2)
Esa concepción dinámica del imaginario nos posibilita observar la vitalidad histórica de las
creaciones de los sujetos - esto es, el uso social de las representaciones y de las ideas. Los
símbolos revelan lo que está detrás de la organización de la sociedad y de la propia
comprensión de la historia humana. Su eficacia política va a depender del grado de
reconocimiento social alcanzado por la producción de imágenes y representaciones en el
cuadro de un imaginario específico a una cierta colectividad, la cual "designa su identidad
haciendo una representación de sí; marca la distribución de los papeles y posiciones sociales;
expresa e impone creencias comunes que determinan principalmente modelos formadores"
(3). Las significaciones imaginarias despertadas por tales imágenes establecen referencias
simbólicas que definen, para los individuos de una misma comunidad, los medios inteligibles de
sus intercambios con las instituciones.
En otras palabras: la imaginación es uno de los modos por los cuáles la conciencia percibe la
vida y la elabora. La conciencia obliga al hombre a salir de sí mismo, a buscar satisfacciones que
aún no encontró, a perseguir anhelos, a dividir expectativas.
217
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
El acto de imaginar aclara rumbos y acelera utopías. Como activadora del campo del imaginario,
la imaginación no puede prescindir de un código operacional de comunicación, al cual compete
perfilar voces que simulan armonías en el conjunto. Cuando el significado no es reconocido en
el proceso de decodificación, el símbolo cae en el vacío. Pero los símbolos no son neutros, una
vez que los individuos atribuyen sentidos al lenguaje, aunque la libertad de hacerlo sea limitada
por las normas sociales.
¿Y lo que se puede intercambiar con los símbolos? No es la naturaleza por la convención, pero
una convención por otra, "un término grupal por otro, bajo un principio estructurante, que
puede ser el padre, el ancestral, dios, el Estado etc." Es el símbolo que permite al sentido
engendrar límites, diferencias, tornando posible la mediación social, consagrándolo como
orden irreducible a cualquier otro. El itinerario simbólico para la construcción del imaginario
social depende de los modos de apropiación y uso de los símbolos, los cuales se refieren a un
sentido, no a un objeto sensible. La hoz y el martillo en la bandera de la extinta Unión Soviética
no aludían únicamente las herramientas de trabajo transportadas para la cadena de
simbolización; formulaban la idea de que el Estado Soviético perpetraba la alianza de
trabajadores del campo y de la ciudad. De objetos, se tornaron signos portadores de mensaje
ideológico: la bandera como traducción de la mezcla del socialismo con los intereses de los
trabajadores.
218
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Las instituciones no se reducen a la dimensión simbólica, pero sólo existen en el simbólico, pues
son legitimadas por significaciones que traducen nociones de identidad reconocidas y
legitimadas por las comunidades (7). Interfaz del individual con el institucional, el símbolo es,
de acuerdo con Yves Durand, la "marca del incesante cambio existente, en nivel del imaginario,
entre las pulsiones subjetivas y asimiladoras y las presiones objetivas provenientes del medio
cósmico y social" (8).
Los sistemas simbólicos emergen para unificar el imaginario social. Vale decir, establecen las
finalidades y la funcionalidad de las instituciones y de los procesos sociales. A través de los
múltiples imaginarios, una sociedad traduce visiones que coexisten o se excluyen mientras
fuerzas reguladoras del cotidiano. El real es, pues, sobredeterminado por el imaginario, y en
eso consiste la trascendencia de las ideologías: ellas expresan las relaciones vividas por los
hombres.
Al examinar las tensiones entre las fuerzas sociales, estamos penetrando en el campo de las
batallas ideológicas por la conquista de la hegemonía cultural. El concepto de hegemonía,
según el filósofo italiano Antonio Gramsci, caracteriza el liderazgo ideológico y cultural de una
clase sobre las otras. Gramsci retoma las reflexiones de Vladimir I. Lenín sobre los embates
ideológicos entre las clases que disputan posiciones de poder en una sociedad dada,
destacando como principal mérito del líder bolchevique haber criticado las simplificaciones
economicistas y deterministas y comprendido el extraordinario valor de la lucha cultural para la
afirmación de las clases subalternas y de un nuevo sistema económico-social. Sin embargo, la
idea de hegemonía en Lenin – en la perspectiva de Gramsci – no debe ser entendida en los
límites de una dominación pura y simple, sino como la necesidad imperiosa de una superior
capacidad de interpretación de la historia y de solución de los problemas concretos que ella
evidencia. Para Gramsci, hegemonía no se restringe a la dirección política, pero incluye
necesariamente la dimensión cultural, con el propósito de obtener consenso para un universo
de valores, creencias, normas morales y reglas de conducta (9).
219
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
La idea de embates por la dirección político-cultural de una sociedad y por el control del
imaginario colectivo confiere al término hegemonía un sentido militar nada casual.
Etimológicamente, hegemonía deriva del griego eghestai, que significa "conducir", "ser guía",
"ser jefe", y del verbo eghemoneuo, que quiere decir "conducir", y por derivación "ser jefe",
"comandar", "dominar". Eghemonia, en el griego antiguo, era la designación para el comando
supremo de las Fuerzas Armadas. Se trata, por lo tanto, de una terminología con sentido
militar. El eghemon era el guía y también el comandante del ejército.
La constitución de una hegemonía es un proceso históricamente largo, que ocupa los diversos
espacios de la superestructura. Las formas históricas de la hegemonía no siempre son las
mismas y varían conforme la naturaleza de las fuerzas sociales que la ejercen. Para Gramsci, la
hegemonía puede (y debe) ser preparada por una clase que lidera la constitución de un bloque
histórico (amplia y durable alianza de clases y fracciones). La modificación de la estructura
social debe preceder una revolución cultural que, gradualmente, incorpore capas y grupos al
movimiento racional de emancipación.
Gramsci supera el concepto de Estado como sociedad política (o aparato coercitivo que busca
adecuar las masas a las relaciones de producción). Él distingue dos esferas en el interior de las
superestructuras. Una de ellas es representada por la sociedad política, conjunto de
mecanismos a través de los cuáles la clase dominante detiene el monopolio legal de la
represión y de la violencia, y que se identifica con los aparatos de coerción bajo control de los
grupos burocráticos ligados a las fuerzas armadas y policiales y a la aplicación de las leyes. La
otra es la sociedad civil, que designa el conjunto de las instituciones responsables de la
elaboración y difusión de valores simbólicos y de ideologías, comprendiendo el sistema escolar,
la Iglesia, los partidos políticos, las organizaciones profesionales, los sindicatos, los medios de
comunicación las instituciones de carácter científico y artístico etc.
Sociedad civil y sociedad política se diferencian por las funciones que ejercen en la organización
de la vida cotidiana y, más específicamente, en la articulación y en la reproducción de las
relaciones de poder. En conjunto, forman el Estado en sentido amplio: "sociedad política +
sociedad civil, esto es, hegemonía revestida de coerción" (10). En la sociedad civil, las clases
buscan ganar aliados para sus proyectos a través de la dirección y del consenso. Ya en la
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
sociedad política las clases imponen una "dictadura", o por otra, una dominación fundada en la
coerción.
Las dos esferas sociales se distinguen por materialidades propias. Mientras la sociedad política
tiene sus portadores materiales en las instancias coercitivas del Estado, en la sociedad civil
operan los aparatos privados de hegemonía (organismos relativamente autónomos de la faz del
Estado en sentido estricto, como la prensa, los partidos políticos, los sindicatos, las
asociaciones, la escuela privada y la Iglesia). Tales aparatos, generados por las luchas de masa,
están empeñados en obtener el consenso como condición indispensable a la dominación. Por
eso, prescinden de la fuerza, de la violencia visible del Estado, que colocaría en peligro la
legitimidad de sus pretensiones. Actúan en espacios propios, interesados en explorar las
contradicciones entre las fuerzas que integran el complejo estatal.
La sociedad civil se configura como espacio político por excelencia y, consecuentemente, como
arena de la lucha de clases Ella engloba el conjunto de ideologías, visiones de mundo que
atraviesan una dada sociedad y que cohabitan lo real histórico en tensión permanente entre
consensos y antagonismos múltiples.
Gramsci emplea los términos “aparato” y “hegemonía” en un contexto teórico nuevo: él habla
de "hegemonía en el aparato político”, en “aparato hegemónico político y cultural de las clases
dominantes”, en “aparato privado de hegemonía o sociedad civil”. El aparato de hegemonía no
se refiere solamente a la clase dominante que ejerce la hegemonía, sino a las clases subalternas
que desean conquistarla, relacionándose a la lucha de clases.
221
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Althusser propone una estrategia política en la cual la lucha se traba fuera del Estado en
sentido amplio. Su equívoco consiste en no considerar la ideología como algo determinado en
el proceso de producción, prefiriendo verla como atribución del Estado, con el objetivo de
asegurar la dominación.
Gramsci entiende que la conquista del poder debe ser precedida por una larga batalla por la
hegemonía y por el consenso dentro de la sociedad civil, o sea, en el interior del Estado en
sentido amplio. Mientras la vertiente althusseriana lleva a la idea de choque frontal con el
Estado, la teoría gramsciana acentúa la noción de una “larga marcha” a través de las
instituciones de la sociedad civil, antecedida por una demorada preparación político-ideológica.
La notable contribución de Gramsci sobre las luchas por la hegemonía en la sociedad civil -a
partir de su teoría marxista ampliada del Estado- nos permite meditar particularmente sobre el
desempeño de los medios de comunicación como soportes ideológicos de los sistemas
hegemónicos de pensamiento. Los medios vehiculan equivalentes simbólicos de una formación
social ya constituida y poseedora de significado relativamente autónomo. Crean un campo
específico de representación de las prácticas sociales, intervenido en la realidad con el
propósito de interpretarla. La diseminación de contenidos amplia o silencia manifestaciones del
real histórico, conforme las directivas del sistema de enunciación, cuya pretensión última es
validarse como intérprete del sentido común y traductor de aspiraciones sociales.
Pero no olvidemos que los medios también pueden ser lugares de producción de estrategias
que objetivan replantear el proceso social. Sin dejar de reconocer la sistemática y poderosa
reverberación de los discursos dominantes en los medios de comunicación, tenemos que
222
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Es evidente que no todo lo que se divulga está contaminado por un esquema ideológico rígido a
punto de defraudar la vida, que es diversificada. En la era de la información abundante, los
paradigmas se alteran y las modalidades de relación con el público se refinan. Hay
especificidades en el proceso comunicativo que necesitan ser observadas, a partir del
entendimiento de que el emisor (que irradia una concepción de mundo integrada a sus
objetivos estratégicos) y el receptor (que la decodifica total o parcialmente, cuando no la
rechaza) son cada vez más inseparables en el circuito estructurante de los sentidos. El
procesamiento ideológico de los medios se sofistica, sustituyendo formas disciplinarias clásicas
por un marketing más blando y seductor, atrayendo los consumidores, por ejemplo, con
llamamientos a la interactividad y a la participación (aunque muchas veces las opciones
ofrecidas sean de tipo binaria o plebiscitaria).
Claro que los aparatos de difusión tienen capacidad ideológica de definir una cartografía del
imaginario colectivo. Pero, simultáneamente, existen puntos de resistencia a los discursos
hegemónicos. Estos puntos pueden abrir espacios para la confrontación de convicciones y
mentalidades, y así es viable imaginar el surgimiento de focos de contradicciones incluso en el
interior de la producción mediática y cultural. La explotación de brechas y alternativas críticas
223
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
dentro y fuera de los medios tradicionales debe ser entendida como importante acción para
diluir, en diferentes escenarios y situaciones, la idea mítica de que la sociedad es administrada
por una fortaleza inexpugnable. En síntesis, significa adoptar estrategias creativas e
innovadoras en la batalla de las ideas contra el pensamiento conservador y los discursos que
buscan conservar privilegios.
Delante de ese complejo cuadro ideológico, nos parece esencial valorar la concepción
gramsciana de la guerra de posiciones en los dominios culturales y políticos. La conquista del
poder del Estado, en las sociedades capitalistas desarrolladas, no se dará por un colapso
repentino de la dominación burguesa. La estrategia de la guerra de posiciones se fundamenta
en una constante ocupación de espacios en la sociedad civil, a partir de acciones efectivas en
los campos de producción cultural. Ofrecer a la sociedad nuevas visiones de mundo y valores
comprometidos con la justicia social. La elaboración de alternativas concretas que modifiquen
gradualmente las creencias vigentes es una tarea que Gramsci define como "tensa, difícil, en
que se exigen calidades excepcionales de paciencia y espíritu ingenioso".
Para revertir los imperativos del poder dominante es decisivo promover fisuras en ciertos
consensos sobre los cuales se apoya la dominación. Fisuras que pueden cristalizarse a medida
que se amplíen las conquistas de las clases subalternas en la dirección político-cultural. El
proceso de rupturas parciales puede ocupar toda una época histórica y no se contrapone a la
lucha por reformas; al contrario, a través de las reformas (intelectuales, morales y éticas) se
emprenden las batallas por el cambio de la totalidad social. La finalidad es alcanzar un consenso
que redefina el esencial de las relaciones sociales, consecuentemente orientado para la
transformación sociocultural y política.
En ese sentido, el esfuerzo sistemático por la construcción de la hegemonía para las clases
subalternas tal como es entendida por Gramsci- implica la acumulación de posiciones políticas y
culturales por un bloque histórico que, inicialmente, modifica la correlación de fuerzas y
termina por imponer la dirección de una nueva clase (o bloque de clases) en el Estado. La
revolución como proceso global y progresivo rompe, por supuesto, con la estrategia de asalto al
poder. Carlos Nelson Coutinho, discípulo de Gramsci, afirma que la izquierda, si quiere ser
moderna y eficiente, tiene que abandonar el modelo de revolución "explosiva" y violenta
224
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
dirigida por minorías "iluminadas". La revolución necesita ser concebida como "una batalla
cotidiana y a largo plazo, trabada en el seno de las instituciones, buscando la participación
consciente de la gran mayoría de la población" (11).
Notas
(1) Bronislaw Baczko. Les imaginaires sociaux. Mémoire et espoirs collectifs. París: Payot, 1984, p. 54.
(2) Bronislaw Baczko. "Imaginação social", in Enciclopédia Einaldi, vol. 5. Lisboa: Imprensa Nacional/Casa da
Moeda, Editora Portuguesa, 1985, p. 403.
(3) Bronislaw Baczko. Les imaginaires sociaux, ob. cit., p. 242.
(4) Ernst Bloch, citado por Pierre Furter. Dialética da esperança. Río de Janeiro: Paz e Terra, 1974, p. 94-98.
(5) Idem, ib.
(6) Bronislaw Baczko. "Imaginação social", ob. cit., p. 311.
(7) Leer Cornelius Castoriadis. A instituição imaginária da sociedade. Río de Janeiro: Paz e Terra, 1982, p.
142.
(8) Yves Durand. "A formulação imaginária do imaginário e seus modelos", Cahiers de recherches sur
l'imaginaire (Methodologie de l'imaginaire). París: Meriand, 1969, p. 134.
(9) Leer Luciano Gruppi. O conceito de hegemonia em Gramsci. Río de Janeiro: Graal, 1980.
(10) Antonio Gramsci. Cadernos do cárcere (vol. 1: Introdução ao estudo da filosofia/A filosofia de
Benedetto Croce). Edición y traducción: Carlos Nelson Coutinho. Río de Janeiro: Civilização Brasileira, 1999.
(11) Carlos Nelson Coutinho. Gramsci: um estudo de seu pensamento político. Río de Janeiro: Civilização
Brasileira, 1999, p. 132-135.
225
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Debajo del mapa de Estados en crisis, gobiernos peleando capacidades y poderes disminuidos,
organismos internacionales indicando políticas nacionales y Estados Unidos marcando el paso de
la agenda regional y hemisférica, vemos otra geopolítica de poderes y movimientos sociales que
no responden a las categorías tradicionales. ¿Cómo se dibuja este paisaje emergente?
« )Cuando se habla de "sociedad civil global" ¿no se refiere a cosas muy diferentes y difícilmente
asimilables?
—Así es. Se trata de un campo muy heterogéneo, en el que encontramos desde los actores más
visibles, que en este momento son las ONG —las organizaciones no gubernamentales—, con
226
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
mayor o menor vinculación externa, los movimientos sociales de distinto tipo y toda otra
pluralidad de actores que van desde movimientos cooperativos, asociaciones profesionales, redes
de toda clase, asociaciones voluntarias, e inclusive, para algunas perspectivas, los medios y los
distintos grupos de opinión más influyentes. La gama es muy extensa como se ve; y convive, en
ese espacio, gente con una orientación más participativa respecto del sistema político, en la idea
de profundizar distinto tipo de derechos, en el marco del sistema político, con visiones mucho más
confrontativas y contestatarias respecto del sistema económico o temas fundamentales como la
paz o el medio ambiente. En síntesis, más que una "cosa" o entidad, lo que vemos es un nuevo
espacio o escenario, nacional y transnacional —indicativo de que también la sociedad civil se
globalizó—, en el que diversos actores presentan sus planteos, enhebran sus estrategias y
empiezan a tener una influencia y un poder objetivos que pesan en la política mundial.
« )Insisto en el punto: ¿por qué se habla de "una" sociedad civil, siendo como usted describe
más un universo fragmentado y tan disímil?
—Es cierto, la sociedad civil no es un movimiento político que pueda tener una plataforma común:
son muchos grupos, con intereses muy diversos, no necesariamente coincidentes y muchas veces
contradictorios. Pero en algunos casos se están generando espacios en donde estos intereses
confluyen; por ejemplo, el Foro de la Diplomacia Ciudadana, en donde cuarenta redes que
trabajan en temas distintos, que tienen prioridades muy distintas, se juntan para plantear:
"Necesitamos una acción conjunta, desde nuestros respectivos mandatos, para enfrentar, por
ejemplo, cómo se toman decisiones con respecto a la integración, a los temas de seguridad, o a los
de libre comercio, e impulsar la agenda que realmente represente al ciudadano". Existen bienes
públicos globales que tienden a vincular estas redes: la lucha contra la pobreza, la defensa del
medio ambiente, la equidad de género, los derechos humanos.
227
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
sabemos muy bien, inmediatamente es ocupado por algo. Obviamente, en la medida que el
Estado deja de cubrir ciertas esferas, esos espacios son ocupados por otros actores. En América
latina, cuando retrocedía la política tradicional y la presencia del Estado, lo que ha ocurrido es que
avanzaron los poderes privados y las corporaciones, con los mismos vicios y problemas —el
arraigado personalismo, el clientelismo, el parroquialismo y un "trascendentalismo" un poco
mesiánico que hace muy difícil el juego de negociación que necesariamente debe darse en el
marco de la democracia. Pero, al mismo tiempo, los procesos de democratización en América
latina han abierto un espacio en el que se entiende a la democracia como una vinculación más
estrecha entre Estado y una sociedad civil que se hace más visible y presente de esas múltiples
formas.
«) En muchos casos se interpreta como una reacción antipolítica...
—No existe una sociedad civil que esté fuera de la política. Es en ese difícil juego entre estos dos
campos de acción que nos estamos desenvolviendo en este momento. Pero también hay otra serie
de fenómenos, no solamente negativos. Hay síntomas muy positivos en el sentido de una
creciente aspiración del ciudadano común de tener una participación en la toma de decisiones que
vaya más allá del acto electoral.
228
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
ALCA (el proyecto de libre comercio hemisférico impulsado por los EE.UU.), por ejemplo, muestra
muy claramente estos dos aspectos: la búsqueda de un diálogo, una participación ciudadana en la
toma de decisiones con respecto al proceso de integración hemisférica, más con un carácter
específicamente político, institucional —"queremos participar y queremos controlar cómo se
toman las decisiones"—; y la otra vertiente, que apunta a una crítica a los efectos perversos de la
creación de una área de libre comercio. Allí se genera un cuestionamiento mucho más radical, de
los impactos negativos, desde el punto de vista social y económico, de las modalidades actuales
del capitalismo global.
«)¿Qué empuje han introducido, según su óptica, en esta emergencia de una "sociedad civil
mundial" los movimientos antiglobalización y las movilizaciones contra la guerra en Irak?
—Existen dos líneas de fuerza en estos movimientos. Una de "insiders", que están dispuestos a
sentarse con los gobiernos y tratar de modificar su agenda, y otra de los "outsiders", que
cuestionan más frontalmente esas agendas. Pero también hay otra tipología, que me parece
igualmente importante, más basada en los contenidos. Ocurre que la gran prueba, y la gran
dificultad de la sociedad civil, en general, cualquiera que sean sus componentes, es pasar de una
visión ética o normativa —"el mundo debe ser de esta manera"— a una visión propositiva —"el
mundo es como es, pero nosotros queremos cambiarlo en este sentido"—. Esa dificultad es uno
de los elementos que más está frenando el desarrollo de todos estos movimientos hoy en día.
Lo que todavía falta
«) ¿Es posible evitar la mirada de "suma cero": lo que gana la sociedad civil lo pierde la política y
viceversa? ¿No reproduce esta idea la falacia aquella de que "achicando el Estado
agrandábamos la nación?
—Claro, esto tiene que ver también con un proceso de maduración social. No nos olvidemos que
venimos de una historia en la que, en general, las sociedades civiles han sido muy débiles frente a
un Estado que, más allá de las reformas de la década del 90, ha sido omnipotente y omnipresente
y muchas veces ha neutralizado la acción de la sociedad civil. Estamos recién en el despuntar de
esta participación. Y aquí también hay variaciones en torno al mismo tema, entre las
organizaciones que tienen un fin muy específico, que apuntan a modificar un aspecto de política
229
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
pública que esté implementando un gobierno, y organizaciones con objetivos más ambiciosos, que
entraron en una interlocución mucho más fuerte y generaron un intercambio en el nivel de las
agendas más amplias.
«) ¿Es un tema de cultura política, o más bien de falta de adecuados canales entre
representantes y representados?
—La cultura política pesa; pero también, y sobre todo, la existencia de un marco institucional que
permita una mayor relación entre estas formas de expresión de la sociedad civil y las instituciones.
No es solamente la voluntad de un determinado actor para darle cabida a la sociedad civil, es
también la identificación de cuáles son los canales y reglas del juego que favorezcan esa
interacción. Tienen que abrirse formas institucionalizadas de vinculación, de interlocución y de
desarrollo de plataformas comunes entre movimientos sociales, ONG y partidos políticos. Porque
también, justamente, la pluralidad está expresada en la diversidad de partidos políticos y en las
distintas manifestaciones ideológicas. Cuesta entender, en sociedades tan tensadas por las
diferencias y desigualdades, que la democracia significa diversidad de puntos de vista. El
pluralismo, que se entendía hasta ahora como un valor identificado a los partidos, debe
incorporarse también a la aceptación y el reconocimiento de estos nuevos actores sociales.
«) Una visión más rica de la democracia, a nivel nacional y a nivel transnacional..
—Sí, lo que pasa es que muchos todavía conciben la democracia como el método para imponer
sus puntos de vista, antes que para negociar intereses diversos. Falta aún socializar la democracia.
Si nosotros vemos muchos de los casos en América latina donde hay crisis políticas muy fuertes, lo
que percibimos es que habiendo recursos y existiendo una estabilidad democrática, este período
largo no se ha aprovechado hasta ahora para una capacitación democrática de los ciudadanos, de
una apertura de espacios y mecanismos institucionales de participación. Falta avanzar mucho en
ese terreno para que tengamos sociedades democráticas en el marco de los regímenes
democráticos latinoamericanos.
230
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Oscar Garcia *
Ya lo mostraba Eduardo Gruner en el prólogo del libro de Dardo Scavino, “La era de la
desolación” (Manantial, 1999), cuando planteaba una de las operaciones que, además de ser
una de las más viejas del mundo, “Es, nuevamente, la operación ideológica por excelencia: la
que sustituye el todo por la parte, la causa por el efecto, la historia por la naturaleza…”
El editorial del Diario La Nación que aquí voy a comentar y que se despliega completo al final de
la nota, no pierde el tiempo y apela a la operación desde el título mismo: Tiempos hostiles para
las ONG, reza el titular, con su alarmante bajada: La menor autonomía y capacidad de
financiamiento de las organizaciones civiles conlleva un deterioro institucional.
Pero antes de analizar críticamente cada uno de los diez párrafos que tiene el editorial
brindemos un tributo a Gruner y resumamos de entrada la operación por excelencia; la madre
de las operaciones ideológicas: la nota funciona como un gran embudo, presentado al lector en
forma usual, pero construido periodística y argumentativamente al revés, desde el cuello
estrecho hacia la boca ancha. Parece que a partir de lo que a algún puñado de Organizaciones
(de las que se mencionan apenas cuatro) a las que no les fue muy bien en su recorrida en
procura de financiamiento internacional, se sube automáticamente un escalón hacia una crítica
general al marco legal que regula a algunas Organizaciones, para desde allí trepar un nuevo
nivel hacia un decaimiento generalizado de la capacidad de incidencia de las Organizaciones de
la Sociedad Civil en su conjunto producto de oscuras presiones gubernamentales, para desde
allí – y ahora sí – exclamar de manera generalizada que los tiempos actuales son hostiles a “las
ONG”, es decir, a todas las organizaciones en su conjunto.
Nótese el ascenso irrestricto de cuatro niveles analíticos sin que lo argumentado en uno pueda
ser visto, siquiera, como indicio sensato de lo que se afirma en el siguiente.
Vayamos al análisis de cada uno de los párrafos (que debajo me tomé la libertad de numerar):
Como podía esperarse, en el primero aparece ya la primera contradicción: si se afirma que “un
trago amargo debe ser digerido periódicamente por los referentes…etc.” eso habla de un
fenómeno recurrente, periódico, repetido cíclicamente. Sin embargo, y hasta donde he podido
231
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
investigar, es este el primer editorial que este diario titula como de tiempos hostiles. Si ese
“periódicamente” fuera verdad: ¿será que en los otros períodos anteriores se olvidó de hacer
referencia al tema; o será – en cambio – que sólo ahora quiere resaltarlo?
Se habla de un “temerario posicionamiento externo del país en materia de cooperación”; ¿a qué
se refiere exactamente con eso? ¿Cuál es – concretamente – la condición de temeridad que
merece calificar así al posicionamiento del país?
Se dice, además, que “la agenda cívica es una agenda financiada casi totalmente por la
cooperación internacional” porque “así lo demuestran estudios del sector”. ¿Qué estudios?
¿Hechos por quién? ¿De qué años?
En el párrafo 2 se habla de que “la voz de muchas organizaciones fue firme y sostenida” e
“incidió en la agenda pública y política en las dos últimas décadas.” Eso supone, si no me
equivoco, viajar desde hoy, marzo de 2012, 20 años hacia atrás; es decir, un viaje que remite a
marzo de 1992. Una disección de este período puede ponernos a pensar: ¿Quién puede
argumentar que el lapso de 1992 a 2000 fue una época de oro de las Organizaciones?
¿¿Cómo puede decirse que en ese pleno apogeo menemista la voz de las Organizaciones
“controló las gestiones gubernamentales, interpeló a los funcionarios públicos y luchó para que
el Estado respetara los derechos colectivos de la ciudadanía” cuando el proyecto neoliberal fue
de gestiones gubernamentales descontroladas, de funcionarios públicos hipercorruptos y
venales y de un Estado que causo el peor mal a los derechos de la ciudadanía después de las
dictaduras??
Hubieron, sin duda, ejemplos de lucha, resistencia y denuncia al vaciamiento neoliberal, pero si
algo caracterizó a la generalidad del supuesto sector social de la década menemista, no fue su
rebeldía frente a la política privatista y excluyente.
Claro que en el período de 2000 a 2003 esa voz fue estruendosa, rebelde y clave para mantener
la cohesión social de un país hundido. Pero luego, desde el 25 de mayo de 2003 al presente, se
abrieron 9 años de recuperación de país y proyecto popular de sociedad como nunca antes lo
había habido, por el mismo gobierno que sigue actualmente; ¿por qué, entonces, serían ahora
los tiempos hostiles?
232
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
98
Consejos de Administración y Directores Ejecutivos.
233
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Rockefeller para que no financien a las OSC argentinas (¿so pena de qué?) y, lo que es peor,
dichos Directivos – adalides de la democracia y el librepensamiento - ¡¡haciéndole caso!!
234
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Políticas de integración sí lo son, por ejemplo, las que realiza la Secretaría de Cultura de la
Nación que en su concurso anual de financiamiento de Organizaciones Sociales en su Programa
“Puntos de Cultura” incluye y admite a aquellas con y sin personería jurídica. Es apenas un
botón, pero muestra el profundo desconocimiento técnico con que ha sido hecho el editorial.
Finalmente, el párrafo 10: muy lejos de la situación “grave y peligrosa para la democracia
porque afecta la pluralidad de voces y reduce la capacidad de organización de la diversidad de
entidades de bien público” la verdad es que la Argentina está viviendo hoy uno de los
momentos más interesantes de toda su historia respecto del crecimiento, expansión, madurez
y compromiso político de sus Organizaciones Sociales, si es que nombrar a un todo semejante
tiene algún sentido científico. De cualquier manera, el clima de debate cultural, el crecimiento
organizativo de una sociedad que reclama, exige y participa cada vez más, el espacio que el
Estado Argentino ha abierto y sigue generando para que las Organizaciones articulen con las
políticas públicas, es, si no inédito, absolutamente interesante por esperanzador.
No hay hoy - si se me permite una apreciación subjetiva - ninguna época hostil para las
Organizaciones. Hay, por supuesto, proyectos de país diferentes y activos en disputa que, como
corresponde a una democracia, se van dirimiendo en los distintos marcos institucionales que
porta un estado de derecho y que incluye, como no, el de la política, el de la economía y el de la
cultura.
Vivimos, desde hace casi de diez años, tiempos de sinceramiento ideológico y de debate serio y
acalorado acerca de qué proyecto de país queremos, que en mi caso y el de muchos, es uno
nacional y popular, con inclusión, solidaridad y respeto; y en el que las Organizaciones Sociales
(en tanto nacionales y populares) tengan un rol protagónico.
Se lamenta mucho (y se lamenta aún más que ya no sorprenda…) que una línea editorial como
la de La Nación que supo, desde su ideología siempre clara, interpelar astuta y lúcidamente a la
sociedad argentina de cualquier signo político para generar debates superadores, se escriba
hoy con tanta liviandad, tanta falta de rigor científico en sus apreciaciones alarmistas, tanta
falta de oficio periodístico en sus endebles citas y fuentes y – sobre todo – tanta evidencia de
querer vender la parte como el todo; algo que más que una operación pasa a ser ya una actitud
en el límite, sino más allá, de la defraudación y burla de críticos y lectores.
235
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
http://www.lanacion.com.ar/1457508-tiempos-hostiles-para-las-ong
Editorial I
1) Un trago amargo debe ser digerido periódicamente por los referentes de las valiosísimas
organizaciones de la sociedad civil en la Argentina. Se trata de un cóctel que combina
una importante merma en el flujo de fondos internacionales, un temerario
posicionamiento externo del país en materia de cooperación, una opaca
discrecionalidad en la asignación de subsidios públicos por parte del Estado y un marco
legal y fiscal que asfixia a las entidades de bien público. Todo ello genera una notoria
restricción en la independencia de las organizaciones para alzar su voz como lo hicieran
no hace mucho tiempo atrás. La ecuación pone a las fundaciones y asociaciones civiles
en la incómoda situación de tener que administrar la insustentabilidad de la agenda
cívica, que, como lo demuestran estudios del sector, es una agenda financiada casi
totalmente por la cooperación internacional.
2) Una voz firme y sostenida que durante las dos últimas décadas marcó las debilidades de
las políticas públicas, controló las gestiones gubernamentales, interpeló a los
funcionarios públicos y luchó para que el Estado respetara los derechos colectivos de la
ciudadanía se hizo oír a través de Poder Ciudadano, Cippec, la Asociación por los
Derechos Civiles, el Centro de Estudios Legales y Sociales y otras entidades que lograron
incidir en la agenda pública y política.
3) Hoy, la mayoría de las organizaciones de perfil cívico que hacen a la construcción de
ciudadanía, la lucha contra la corrupción, el acceso a la Justicia o el libre acceso a la
información pública, parecen haber cedido terreno a los abusos institucionales por
parte del Gobierno. Sea por temor, sea por afinidad con las políticas gubernamentales,
sea por la restricción financiera que limita las posibilidades de desarrollo de programas
de alto impacto, o porque se han fijado otras prioridades, muchas organizaciones han
236
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
237
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
con las formalidades de la ley; sancionar una norma que regule la figura de empresa
social; promover la exención de las organizaciones sociales a impuestos como el que
grava las transferencias bancarias o facilitar la rendición de cuentas por parte de éstas a
organismos del Estado, ajustando los aplicativos a las capacidades de las entidades
sociales, son algunas de las medidas que llevarían sustentabilidad al sector.
9) Sin embargo, todo parecería complicarse, como sucedió hace pocos días con la
publicación de una resolución de la Inspección General de Justicia (IGJ) que,
prácticamente, duplica los datos que ya son requeridos a las organizaciones sociales por
parte de la Unidad de Información Financiera (UIF) en materia de lavado de dinero.
10) Esta situación, que impacta directamente en las organizaciones de la sociedad civil, es
grave y peligrosa para la democracia porque afecta la pluralidad de voces y reduce la
capacidad de organización de la diversidad de entidades de bien público. Negar el
acceso a recursos para la promoción de bienes públicos es negar el derecho de acceso a
oportunidades y el acompañamiento al crecimiento de un sector, que en los países
verdaderamente progresistas y civilizados del mundo complementa las políticas públicas
y aporta insumos para un mejor gobierno. Es rechazar la posibilidad de que el Gobierno
reciba colaboración para construir un Estado para todos, con menos corrupción y más
transparencia.
238
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CAPÍTULO 9 - COLOFÓN:
¿Cómo actuar?
ACTIVIDAD
La tensión entre Cultura Hegemónica y Contrahegemónica, lleva implícito el interrogante de si es
posible – y fundamentalmente cómo – que las Contraculturas puedan tomar el lugar
hegemónico.
Pero entonces aparece otra pregunta: ¿Cómo se logra – o al menos se pone en marcha- ese
cambio de Paradigma Cultural?
Y aquí aparecen otra vez aproximaciones y propuestas más que respuestas certeras.
Hipótesis 2: La posibilidad del cambio se reduce cuando las personas no lo creen posible,
e inversamente se incremento cuando creemos posible cambiar las cosas.
239
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Hipótesis 10: En momentos de repliegue utópico. Las personas tienden más bien a
transitar por los sueños individuales y a lo más, los del grupo familiar. Cada persona tiende así
a adaptarse a lo que en el imaginario colectivo construye el sistema y a actuar de forma
individualista.
Hipótesis 11: Las personas, aún cuando no sean beneficiadas por el sistema, le
confieren legitimidad a éste, cuando limitan sus sueños al ámbito individual.
240
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Definición 6: Desde una perspectiva sistémica, el sistema del cual forma parte cualquier
ser humano, en un nivel máximo de abstracción, estaría conformado por dos subsistemas: a) el
subsistema endógeno (lo que llamamos nuestro yo, conformado por nuestro cuerpo cuyo límite
con el mundo externo lo establece nuestra piel y por nuestra mente, espíritu, alma,
sentimientos, psiqué o como cada cual desee llamarlo; todo ello conformaría el uno mismo; y b)
el subsistema exógeno, todo lo que está fuera de nuestro piel, esto es la alteridad u otredad, o
dicho de otro modo: el ambiente la pareja, la familia, la comunidad local (barrio, pueblo o
aldea, ciudad), la sociedad y la cultura, la naturaleza, el planeta, el sistema solar, la galaxia, el
universo, e micro y el macrocosmos.
Axioma 1: Todos los cambios civilizatorios según nos muestra la historia humana, han
sido cambios producidos desde abajo hacia arriba, desde lo local a lo global, desde lo singular a
lo universal, desde lo concreto a lo abstracto.
Propuesta 3: ¡Hagámoslo!
(*) Elizalde Hevia, Antonio “Sueños, Utopías y Proyectos Autónomos”, en Polis, Revista
de la Universidad Bolivariana de Chile, Volumen 1, N° 2, “Desolación y Nuevos Vínculos”,
Santiago de Chile, 2001.
241
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Se trata de una parte del extenso y variado trabajo realizado por el doctor en Sociología del
derecho por la Universidad de Yale y profesor catedrático de Sociología en la Universidad de
Coímbra, en Portugal, Boaventura de Sousa Santos . De su vastísima obra voy a tomar sólo una
parte, un recorte sin embargo coherente y pensado como el que más estructuralmente puede
nutrir al Campo Disciplinar de la Gestión de las Organizaciones Sociales. Se trata de un eje o
topos de su trabajo que él ha presentado muchas veces bajo el promisorio título de Reinventar
la Emancipación Social. Este cuerpo de análisis se puede esquematizar tal como se presenta en
el cuadro que sigue, en una versión, desde ya completamente subjetiva y a riesgo propio. 99
99
Resumen y selección tomado de Garcia, Oscar: La Fuerza que ahí está. Ensayo y Manual de Voluntariado
Popular, Ediciones Seguir Creciendo, bs. As., en prensa
242
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
a) La Razón Metonímica
SOCIOLOGÍA DE LAS AUSENCIAS
CINCO MONOCULTURAS
b) La Razón Proléptica
SOCIOLOGÍA DE LAS EMERGENCIAS
CINCO ECOLOGÍAS
6.- Conocimiento REGULACIÓN vs.
Conocimiento EMANCIPACIÓN
7.- Ecología de saberes
8.- Cinco retos exigentes para crear teoría
TEÓRICA 9.- Reinventar la utopía crítica
10.- Seis dimensiones de un nuevo
universalismo
11.- Seis formas de poder
243
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Vamos a desarrollar cada uno de estos puntos, los que complementaremos con otras
reflexiones del autor portugués realizadas sobre otros tópicos y estructuras. Todo lo que aquí
trabajemos, bueno es recordarlo, será insumo básico, encuadre y referencia para lo que luego
conceptualicemos y problematicemos sobre la Gestión de las Organizaciones Sociales.
Dice Boaventura de Sousa Santos:
“El problema es que la emancipación es un concepto absolutamente central en la
modernidad occidental, sobre todo porque esta ha sido organizada a través de
una tensión entre regulación y emancipación social, entre orden y progreso,
entre una sociedad con muchos problemas y la posibilidad de resolverlos en otra
mejor, que son las expectativas. Entonces, es una sociedad que por primera vez
crea esta tensión entre experiencias corrientes de la gente, que a veces son
malas, infelices, desiguales, opresoras, y la expectativa de una vida mejor, de una
sociedad mejor. Esto es nuevo, puesto que en las sociedades antiguas las
experiencias coincidían con las expectativas: quien nacía pobre, moría pobre;
quien nacía iletrado, moría iletrado (…) Estas discrepancia entre experiencias y
expectativas es fundamental para entender lo que pensamos y cómo pensamos
la emancipación en la sociedad moderna. El problema es que esta discrepancia,
entre experiencia y expectativas, entre regulación y emancipación, hoy está rota.
De alguna manera vivimos en sociedades con una doble crisis: crisis de
regulación y crisis de emancipación. La discrepancia entre experiencias y
expectativas también está rota, porque está invertida: las expectativas para la
gran mayoría de la población mundial no son más positivas que las experiencias
corrientes; por el contrario, resultan más negativas. (…) Hay una inversión en
esta discrepancia, y por ello algunos piensan que no tiene sentido hablar de
emancipación social. Llagamos al “fin de la historia”, y lo que queda es
celebrarlo. Nosotros, por el contrario, pensamos que hay que continuar con la
idea de la emancipación social; no obstante, el problema es que no podemos
seguir pensando en términos modernos, pues los instrumentos que regularon la
discrepancia entre reforma y revolución, entre experiencias y expectativas, entre
244
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
100
de Sousa Santos, Boaventura, (2006) Renovar la teoría y reinventar la emancipación social: encuentros en
Buenos Aires, CLACSO, Bs. As., Pág. 14
245
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
mantenerlo. El final del conflicto este – oeste crea una oportunidad única para la
creatividad teórica y para la transgresión metodológica y epistemológica…” 101
Y continúa su crítica:
“Hoy vivimos un problema complicado, una discrepancia entre teoría y práctica
social que es dañina para la teoría y también para la práctica. Para una teoría
ciega, la práctica social es invisible; para una práctica ciega, la teoría social es
irrelevante (…) No es simplemente un conocimiento nuevo lo que necesitamos,
necesitamos un nuevo modo de producción de conocimiento. No necesitamos
alternativas, necesitamos un pensamiento alternativo a las alternativas.” 102
101
de Sousa Santos, Boaventura (1995) Pela Mao de Alice, Cortez Editora, Sao Paulo, Pág. La traducción es propia,
las negritas también.
102
de Sousa Santos, Boaventura, (2006) Renovar la teoría y reinventar la emancipación social, Op. Cit. Pág. 16
103
Íb. Íd., Pág. 18
246
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
La Racionalidad Indolente.
104
Íb. Íd., Pág. 19
105
Íb. Íd., Pág. 19. La negrita es nuestra.
247
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
106
Íb. Íd., Pág. 20. La negrita es nuestra.
248
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
107
Íb. Íd., Pág. 20.
108
De Sousa Santos, Boaventura, El papel de la producción de conocimiento en la transformación social, en O Papel
da sociedade civil nas novas pautas políticas (2004) Asociación Brasileña de Organizaciones No Gubernamentales
(ABONG), Peirópolis, Sao Paulo, Pág. 43. Traducción propia, la negrita es nuestra.
249
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Veamos a continuación cada uno de estos “cinco modos de producción de ausencias” - que
tendrán luego, como veremos, su correspondiente incidencia en el planteo de una concepción
dinámica de la Sociedad Civil:
“¿Cómo se producen las ausencias? No existe una única manera, sino cinco
modos de producción de ausencias en nuestra racionalidad occidental que
nuestras ciencias sociales comparten. La primera es la monocultura del saber y
del rigor científico: la idea de que el único saber riguroso es el saber científico, y
por lo tanto, otros conocimientos no tienen la validez ni el rigor del conocimiento
científico. Esta monocultura reduce de inmediato, contrae el presente, porque
elimina mucha realidad que queda afuera de las concepciones científicas de la
sociedad, porque hay prácticas sociales que están basadas en conocimientos
populares, conocimientos indígenas, conocimientos campesinos, conocimientos
urbanos, pero que no son evaluados como importantes o rigurosos. Y como tal,
todas las prácticas sociales que se organizan según este tipo de conocimientos no
son creíbles, no existen, no son visibles. Esta monocultura del rigor se basa,
desde la expansión europea, en una realidad: la de la ciencia occidental. Al
constituirse como monocultura (como la soja), destruye otros conocimientos,
produce lo que llamo "epistemicidio": la muerte de conocimientos alternativos.
Reduce realidad porque "descredibiliza" no solamente a los conocimientos
alternativos sino también a los pueblos, los grupos sociales cuyas practicas son
construidas en esos conocimientos alternativos. ¿Cuál es el modo en que crea
inexistencia esta monocultura? La primera forma de producción de inexistencia,
de ausencia, es la ignorancia.
La segunda monocultura es la del tiempo lineal, la idea de que la historia tiene
109
De Sousa Santos, Boaventura, Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social Op. Cit., Pág. 23
250
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
251
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
252
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Como puede verse, la propuesta, además de interesante, es bien amplia e involucra muchos
tópicos diferentes, muchas áreas de conocimiento. Digamos también que a cada una de estas
monoculturas, Boaventura opone ecologías de saberes como conocimientos – lo que también
incluye actitudes – superadores de la aridez monocultural en clave de…
110
Íb. Íd., Págs. 23 a 26
111
Íb. Íd., Págs. 26 a 29 Y brinda de cada una detalles que, por su extensión, no podemos aquí profundizar.
253
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Concepto enteramente similar al nombrado también por Paulo Freire como el inédito viable: lo
que aún no está pero ya podría ser; algo fundamental en mi concepción de fortalecimiento de
la Dinámica Autónoma de Sociedad Civil
112
Íb. Íd., Págs. 30 a 31
254
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
un sentido único de la historia (…) una respuesta sencilla sería: vamos a crear la
teoría general de estas cosas, de todas estas experiencias. Yo les digo que no. No
es posible hoy una epistemología general, no es posible una teoría general. La
diversidad del mundo es inagotable, no hay una teoría general que pueda
organizar toda esa totalidad. ¿Cómo producir sentido? Mi propuesta es un
113
procedimiento de traducción.”
113
Íb. Íd., Págs. 31 a 32
255
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
114
De Sousa Santos, Boaventura, El papel de la producción de conocimiento en la transformación social, Op. Cit.,
Pág. 40. Traducción propia, la negrita es nuestra.
256
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
tiene un antecedente muy destacado en la Argentina, en la figura del múltiple Oscar Varsavsky:
doctor en química, profesor de matemática, epistemólogo, crítico de la filosofía de la ciencia,
estudioso de las ciencias sociales… Veamos lo que Varsavsky planteaba en sintonía directa con
esta mirada boaventurense, en palabras de Esther Díaz:
Reinventar la utopía crítica, seis dimensiones de un nuevo universalismo y seis formas de poder
son también pasajes destacables de esta dimensión teórica de la Emancipación Social que
estamos cerrando, cuya extensión no nos permite describirlas, pero a las que no olvidaremos
aludir, si fuese necesario.
115
Díaz, Esther (2010) Las grietas del control. Vida, vigilancia y caos, Biblos, Bs. As., Pág. 79
257
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
El autodespligue del imaginario radical como sociedad y como historia -como lo social-histórico-
sólo se hace, y no puede dejar de hacerse, en y por las dos dimensiones del instituyente y de lo
instituido. La institución, en el sentido fundador, es una creación originaria del campo social-
histórico -del colectivo-anónimo- que sobrepasa, como eidos, toda “producción” posible de los
individuos o de la subjetividad. El individuo -y los individuos- es institución, institución de una vez
por todas e institución cada vez distinta en cada distinta sociedad. Es el polo cada vez específico de
la imputación y de la atribución social, establecidos según normas, sin las cuales no puede haber
sociedad.
116
De Sousa Santos, Boaventura, Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social Op. Cit., Pág. 77
258
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
auto-alteración, obra del imaginario radical como instituyente que se autoconstituye como
sociedad constituida e imaginario social cada vez particularizado.
En esta relación entre una sociedad instituida que sobrepasa infinitamente la totalidad de los
individuos que la “componen”, pero no puede ser efectivamente más que en estado “realizado” en
los individuos que ella fabrica, y en estos individuos puede verse un tipo de relación inédita y
original, imposible de pensar bajo las categorías del todo y las partes, del conjunto y los elementos,
de lo universal y lo particular, etc. Creándose, la sociedad crea al individuo y los individuos en y por
los cuales sólo puede ser efectivamente. Pero la sociedad no es una propiedad de composición, ni
un todo conteniendo otra cosa y algo más que sus partes -no sería más que por ello que sus
“partes” son llamadas al ser, y a “ser así”, por ese “todo” que, en consecuencia, no puede ser más
que por ellas, en un tipo de relación sin analogía en ningún otro lugar, que debe ser pensada por
“ella misma”, a partir de “ella misma” como modelo de “sí misma”.
Pero a partir de aquí hay que ser muy precavidos. Se habría apenas avanzado (como algunos
creen) diciendo: la sociedad hace los individuos que hacen la sociedad. La sociedad es obra del
imaginario instituyente. Los individuos están hechos por la sociedad, al mismo tiempo que hacen y
rehacen cada vez la sociedad instituida: en un sentido, ellos sí son sociedad. Los dos polos
irreductibles son el imaginario, radical instituyente -el campo de creación sociohistórico-, por una
parte, y la psique singular, por otra. A partir de la psique, la sociedad instituida hace cada vez a los
individuos -que como tales, no pueden hacer más que la sociedad que les ha hecho-. Lo cual no es
mas que la imaginación radical de la psique que llega a transpirar a través de los estratos sucesivos
de la coraza social que es el individuo, que la recubre y penetra hasta un cierto punto -límite
insondable, ya que se da una acción de vuelta del ser humano singular sobre la sociedad-. Nótese
de entrada, que una tal acción es rarísima y en todo caso imperceptible en la casi totalidad de las
sociedades, donde reina la heteronomía instituida, y donde aparte del abanico de roles sociales
predefinidos, las únicas vías de manifestación reparable de la psique singular son la transgresión y
la patología. Sucede de manera distinta en aquellas sociedades donde la ruptura de la
heteronomía completa permite una verdadera individualización del individuo, y donde la
imaginación radical de la psique singular puede a la vez encontrar o crear los medios sociales de
una expresión pública original y contribuir a la auto-alteración del mundo social.
La institución y las significaciones imaginarias que lleva consigo y que la animan son creaciones de
un mundo, el mundo de la sociedad dada, que se instaura desde el principio en la articulación
entre un mundo “natural” y “sobre-natural” -más comúnmente “extra-social” y “mundo humano”
propiamente dicho. Esta articulación puede ir desde la casi fusión imaginaria hasta la voluntad de
259
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
separación más rotunda; desde la puesta de la sociedad al servicio del orden cósmico o de Dios
hasta el delirio más extremo de dominación y enseñoramiento sobre la naturaleza. Pero, en todos
los casos, la “naturaleza” como la “sobre-naturaleza”, son cada vez instituidas, en su propio
sentido como tal y en sus innombrables articulaciones, y esta articulación contempla relaciones
múltiples y cruzadas con las articulaciones de la sociedad misma instauradas cada vez por su
institución.
Creándose como eidos cada vez singular (las influencias, transmisiones históricas, continuidades,
similitudes, etc., ciertamente existen y son enormes, como las preguntas que suscitan, pero no
modifican en nada la situación principal y no pueden evitar la presente discusión), la sociedad se
despliega en una multiplicidad de formas organizativas y organizadas. Se despliega, de entrada,
como creación de un espacio y de un tiempo (de una espacialidad y de una temporalidad) que le
son propias, pobladas de una cáfila de objetos “naturales”. “sobrenaturales” y “humanos”,
vinculados por relaciones establecidas en cada ocasión por la sociedad, consideradas y sostenidas
siempre sobre una propiedades inmanentes del ser-así del mundo. Pero estas propiedades son re-
creadas, elegidas, filtradas, puestas en relación y sobre todo: dotadas de sentido por la institución
y las significaciones imaginarias de la sociedad dada.
El discurso general sobre estas articulaciones, trivialidades dejadas de lado, es casi imposible son
cada vez obra de la sociedad considerada como tal, impregnada de sus significaciones imaginarias.
Uno de los universales que podemos “deducir” de la idea de sociedad, una vez que sabemos qué
es una sociedad y qué es la psique, concierne a la validez efectiva (Geltung), positiva (en el sentido
del “derecho positivo”) del inmenso edificio instituido. ¿Qué sucede para que la institución y las
260
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Desde el punto de vista psíquico la fabricación social del individuo es un proceso histórico a través
del cual la psiquis es constreñida (sea de una manera brutal o suave, es siempre por un acto que
violenta su propia naturaleza) a abandonar (nunca totalmente, pero lo suficiente en cuanto
necesidad / uso social) sus objetos y su mundo inicial y a investir unos objetos, un mundo, unas
reglas que están socialmente instituidas. En esto consiste el verdadero sentido del proceso de
sublimación. El requisito mínimo para que el proceso pueda desarrollarse es que la institución
ofrezca a la psique un sentido -otro tipo de sentido que el protosentido de la mónada psíquica-. El
individuo social que constituye así interiorizando el mundo y las significaciones creadas por la
sociedad -interiorizando de este modo explícitamente fragmentos importantes e implícitamente su
totalidad virtual por los “re-envíos” interminables que ligan magmáticamente cada fragmento de
este mundo a los otros.
La validez efectiva de las instituciones está así asegurada de entrada y antes que nada por el
proceso mismo mediante el cual el pequeño monstruo chillón se convierte en un individuo social. Y
no puede convertirse en tal más que en la medida en que ha interiorizado el proceso.
Si definimos como poder la capacidad de una instancia cualquiera (personal o impersonal) de llevar
a alguno (o algunos-unos) a hacer (o no hacer) lo que, a sí mismo, no habría necesariamente (o
habría hecho quizá) es evidente que el mayor poder concebible es el de preformar a alguien de
suerte que por sí mismo haga lo que se quería que hiciese sin necesidad de dominación
(Herrschaft) o de poder explícito para llevarlo a... Resulta evidente que esto crea para el sujeto
sometido a esa formación, a la vez la apariencia de la “espontaneidad” más completa y en la
realidad estamos ante la heteronomía más total posible. En relación a este poder absoluto, todo
poder explícito y toda dominación son deficientes y testimonian una caída irreversible. (En
adelante hablaré de poder explícito; el término dominación debe ser reservado a situaciones
social-históricas específicas, esas en las que se ha instituido una división asimétrica y antagónica
del cuerpo social).
Anterior a todo poder explícito y, mucho más, anterior a toda “dominación”, la institución de la
sociedad ejerce un infra-poder radical sobre todos los individuos que produce. Este infra-poder,
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
manifestación y dimensión del poder instituyente del imaginario radical- no es localizable. Nunca
es solo el de un individuo o una instancia determinada. Es “ejercido” por la sociedad instituida,
pero detrás de ésta se halla la sociedad instituyente, “y desde que la institución se establece, lo
social instituyente se sustrae, se distancia, está ya aparte”. A su alrededor la sociedad instituyente,
por radical que sea su creación, trabaja siempre a partir y sobre lo ya constituido, se halla siempre
-salvo por un punto inaccesible en su origen- en la historia. La sociedad instituyente es, por un
lado, inmensurable, pero también siempre retoma lo ya dado, siguiendo las huellas de una
herencia, y tampoco entonces se sabría fijar sus límites. Es pues, en cierto sentido, el poder del
campo histórico-social mismo, el poder de autis, de Nadie.
La política tal y como ha sido creada por los griegos ha comportado la puesta en tela de juicio
explícita de la institución establecida de la sociedad -lo que presuponía y esto se ve claramente
afirmado en el siglo V, que al menos grandes partes de esta institución no tenían nada de
“sagrado”, ni de “natural”, pero sustituyeron al nomos-. El movimiento democrático se acerca a lo
que he denominado el poder explícito y tiende a reinstituirlo.
Tanto la política griega como la política kata ton orthon logon pueden ser definidas como la
actividad colectiva explícita queriendo ser lúcida (reflexiva y deliberativa), dándose como objeto la
institución de la sociedad como tal. Así pues, supone una puesta al día, ciertamente parcial, del
instituyente en persona (dramáticamente, pero no de una manera exclusiva, ilustrada por los
momentos de revolución). La creación de la política tiene lugar debido a que la institución dada de
la sociedad es puesta en duda como tal y en su diferentes aspectos y dimensiones (lo que permite
descubrir rápidamente, explicitar, pero también articular de una manera distinta la solidaridad), a
partir de que una relación otra, inédita hasta entonces, se crea entre el instituyente y el instituido.
La política se sitúa pues de golpe, potencialmente, a un nivel a la vez radical y global, así como su
vástago, la “filosofía política” clásica.
Hemos dicho potencialmente ya que, como se sabe, muchas instituciones explícitas, y entre ellas,
algunas que nos chocan particularmente (la esclavitud, el estatuto de las mujeres), en la práctica
nunca fueron cuestionadas. Pero esta consideración no es pertinente. La creación de la
democracia y de la filosofía es la creación del movimiento histórico en su origen, movimiento que
se da desde el siglo VIII al siglo V, y que se acaba de hecho con el descalabro del 404.
Es esta radicalidad y esta conciencia de la fabricación del individuo por la sociedad en la cual vive,
262
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
lo que encontramos detrás de las obras filosóficas de la decadencia -del siglo IV, de Platón y de
Aristóteles-, las dirige como una Selbstverstandlichkeit -y las alimenta-. No es de ninguna manera
casualidad que el renacimiento de la vida política en Europa Occidental vaya unida, con relativa
rapidez, a la reaparición de “utopías” radicales. Estas utopías prueban, de entrada y antes que
nada, esta conciencia: la institución es obra humana.
La creación por los griegos de la política y la filosofía es la primera aparición histórica del proyecto
de autonomía colectiva e individual. Si queremos ser libres, debemos hacer nuestro nomos. Si
queremos ser libres, nadie debe poder decirnos lo que debemos pensar.
Casi siempre y en todas partes las sociedades han vivido en la heteronomía instituida. En esta
situación, la representación instituida de una fuente extra-social del nomos constituye una parte
integrante.
La autonomía surge, como germen, desde que la pregunta explícita e ilimitada estalla, haciendo
hincapié no sobre los “hechos” sino sobre las significaciones imaginarias sociales y su fundamento
posible. Momento de la creación que inaugura, no sólo otro tipo de sociedad sino también otro
tipo de individuos. Y digo bien germen, pues la autonomía, ya sea social o individual, es un
proyecto.
La aparición de la pregunta ilimitada crea un eidos histórico nuevo, -la reflexión en un sentido
riguroso y amplio o autoreflexividad, así como el individuo que la encarna y las instituciones donde
se instrumentaliza-. Lo que se pregunta, en el terreno social, es: ¿Son buenas nuestras leyes? ¿Son
justas? ¿Qué leyes debemos hacer? Y en un plano individual: ¿Es verdad lo que pienso? ¿Cómo
puedo saber si es verdad en el caso de que lo sea? El momento del nacimiento de la filosofía no es
el de la aparición de la “pregunta por el ser”, sino el de la aparición de la pregunta: ¿qué debemos
pensar? (La “pregunta por el ser” no constituye mas que un momento; por otra parte, es planteada
y resuelta a la vez en el Pentateuco, así como en la mayor parte de los libros sagrados). El
momento del nacimiento de la democracia y de la política, no es el reino de la ley o del derecho, ni
el de los “derechos del hombre”, ni siquiera el de la igualdad como tal de los ciudadanos: sino el de
la aparición en el hacer efectivo de la colectividad en su puesta a tela de juicio de la ley. ¿Qué leyes
debemos hacer? Es en este momento cuando nace la política y la libertad como social-
históricamente efectiva.
Nacimiento indisociable del de la filosofía (la ignorancia sistemática y de ningún modo accidental
de esta indisociación es lo que falsea constantemente la mirada de Heidegger sobre los griegos así
como sobre el resto).
Autonomía auto-nomos, darse uno mismo sus leyes. Precisión apenas necesaria después de lo que
hemos dicho sobre la heteronomía. Aparición de un eidos nuevo en la historia del ser: un tipo de
ser que se da a sí mismo, reflexivamente, sus leyes de ser.
263
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Esta autonomía no tiene nada que ver con la “autonomía” kantiana por múltiples razones, basta
aquí con mencionar una: no se trata, para ella, de descubrir en una Razón inmutable una ley que se
dará de una vez por todas -sino de interrogarse sobre la ley y sus fundamentos, y no quedarse
fascinado por esta interrogación, sino hacer e instituir (así pues, decir)-. La autonomía es el actuar
reflexivo de una razón que se crea en un movimiento sin fin, de una manera a la vez individual y
social.
Llegamos a la política propiamente dicha y empezamos por el protéron pros hémas, para facilitar
la comprensión: el individuo ¿En qué sentido un individuo puede ser autónomo? Esta pregunta
tiene dos aspectos: interno y externo.
El aspecto interno: en el núcleo del individuo se encuentra una psique (inconsciente, pulsional) que
no se trata ni de eliminar ni de domesticar; ello no sería simplemente imposible, de hecho
supondría matar al ser humano. Y el individuo en cada momento lleva consigo, en sí, una historia
que no puede ni debe “eliminar”, ya que su reflexividad misma, su lucidez, son, de algún modo, el
producto. La autonomía del individuo consiste precisamente en que establece otra relación entre
la instancia reflexiva y las demás instancias psíquicas, así como entre su presente y la historia
mediante la cual él se hace tal como es, le permite escapar de la servidumbre de la repetición, de
volver sobre sí mismo, de las razones de su pensamiento y de los motivos de sus actos, guiado por
la intención de la verdad y la elucidación de su deseo. Que esta autonomía pueda efectivamente
alterar el comportamiento del individuo (como sabemos que lo puede hacer), quiere decir que
éste ha dejado de ser puro producto de su psique, de su historia, y de la institución que lo ha
formado. Dicho de otro modo, la formación de una instancia reflexiva y deliberante, de la
verdadera subjetividad, libera la imaginación radical del ser humano singular como fuente de
creación y alteración, y le permite alcanzar una libertad efectiva, que presupone ciertamente la
indeterminación del mundo psíquico y la permeabilidad en su seno, pero conlleva también el
hecho de que el sentido simplemente dado deja de ser planteado (lo cual sucede siempre cuando
se trata del mundo social-histórico), y existe elección del sentido no dictado con anterioridad.
Dicho de otra manera una vez más, en el despliegue y la formación de este sentido, sea cual sea la
fuente (imaginación radical creadora del ser singular o recepción de un sentido socialmente
creado), la instancia reflexiva, una vez constituida, juega un rol activo y no predeterminado. A su
alrededor, esto presupone también un mecanismo psíquico: ser autónomo implica que se le ha
investido psíquicamente la libertad y la pretensión de verdad. Si ese no fuera el caso, no se
comprendería por qué Kant, se esfuerza en las Críticas, en lugar de divertirse con otra cosa. Y este
investimiento psíquico, -“determinación empírica”- no quita la eventual validez de las ideas
contenidas en las Críticas ni la merecida admiración que nos produce el audaz anciano, ni al valor
moral de su empresa. Porque desatiende todas estas consideraciones, la libertad de la filosofía
heredada permanece como ficción, fantasma sin cuerpo, constructum sin interés “para nosotros,
hambres distintos”, según la expresión obsesivamente repetida por el mismo Kant.
El aspecto externo nos sumerge de lleno en medio del océano social-histórico. Yo no puedo ser
libre solo, ni en cualquier sociedad (ilusión de Descartes, que pretendió olvidar que él estaba
sentado sobre veintidós siglos de preguntas y de dudas, que vivía en una sociedad donde, desde
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Toda institución, por más lúcida, reflexiva y deseada que sea surge del imaginario instituyente, que
no es ni formalizable ni localizable. Toda institución, así como la revolución más radical que se
pueda concebir, sucede siempre en una historia ya dada e incluso por más que tenga el proyecto
alocado de hacer tabla rasa total, se encuentra que debería utilizar los objetos de la tabla para
hacerla rasa. El presente transforma siempre el pasado en pasado-presente, es decir que el ahora
adecuado no será más que la “re-interpretación” constante a partir de lo que se está creando,
pensando, poniendo -pero es este pasado, no cualquier pasado, el que el presente modela a partir
de su imaginario. Toda la sociedad debe proyectarse en un porvenir que es esencialmente incierto
y aleatorio. Toda sociedad deberá socializar la psique de los seres que la componen, y la naturaleza
de esta psique impone tanto a los modos como al contenido de esta socialización de fuerzas tan
inciertas como decisivas.
La política es proyecto de autonomía: actividad colectiva reflexionada y lúcida tendiendo a la
institución global de la sociedad como tal. Para decirlo en otros términos, concierne a todo lo que,
en la sociedad, es participable y compartible. Pues esta actividad auto-instituyente aparece así
como no conociendo, y no reconociendo, de jure, ningún límite (prescindiendo de las leyes
naturales y biológicas).
Si la política es proyecto de autonomía individual y social (dos caras de lo mismo), se derivan
buenas y abundantes consecuencias sustantivas. En efecto, el proyecto de autonomía debe ser
puesto (“aceptado”, “postulado”). La idea de autonomía no puede ser fundada ni demostrada,
toda fundación o demostración la presupone (ninguna “fundación” de la reflexión sin
presuposición de la reflexividad).
La autonomía es pues el proyecto -y ahora nos situamos sobre un plano a la vez ontológico y
político- que tiende, en un sentido amplio, a la puesta al día del poder instituyente y su explicación
reflexiva (que no puede nunca ser más que parcial); y en un sentido más estricto, la reabsorción de
lo político, como poder explícito, en la política, actividad lúcida y deliberante que tiene como
objeto la institución explícita de la sociedad (así como de todo poder explícito) y su función como
nomos, diké, télos -legislación, jurisdicción,gobierno- hacia fines comunes y obras públicas que la
sociedad se haya propuesto deliberadamente.
Su fin puede formularse así: crear las instituciones que, interiorizadas por los individuos, faciliten lo
más posible el acceso a su autonomía individual y su posibilidad de participación efectiva en todo
poder explícito existente en la sociedad.
Burgos, marzo 1978
París, noviembre 1987
265
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CASTORIADIS
Para plantear una formulación dinámica de las Organizaciones Sociales, nos hemos apoyado en
los desarrollos conceptuales de dos autores que si bien no se conocieron (y el primero nunca
leyó al segundo) resultaron ser igualmente originales, paralelamente comprometidos y
similarmente rupturistas: Antonio Gramsci y Cornelius Castoriadis.
Cada uno elaboró sus teorías en una época y en unas condiciones subjetivas, sin embargo, bien
diferentes y con estímulo dispar. De ellos, vamos a seguir tomando apenas recortes de sus
universos, planteos que no necesariamente se explican por sí solos sin el resto del andamiaje
que cada uno le construyó ex profeso, pero que nosotros vamos a utilizar como ladrillos, de un
andamiaje diferente, menor, puntual.
Castoriadis plantea la pregunta de si las sociedades ya constituidas deben seguir siendo iguales
o “similares” a sí mismas con una evolución que suponga sólo cambios menores o si, por el
contrario, en tanto sociedad singular, contiene (“se auto – contiene”) una capacidad creativa tal
que le permita realizar todos los cambios imaginables; incluso aquellos que la redefinan como
radicalmente opuesta a la sociedad que solían ser. O dicho de otro modo: si la historia de las
sociedades determina su proceso de evolución en un sentido, con unas limitaciones y en pos de
una conservación de ciertos rasgos constitutivos esenciales e inmutables o si la historia debe
verse como creación; eterna puja entre lo instituido y lo instituyente, pero sin determinación.
Veamos algunos pasajes muy importantes de la obra clave de Castoriadis, “La institución
imaginaria de la sociedad”
266
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
117
Así, según Bronisaw Malinowiski, de lo que se trata es de «…la explicación de los hechos
antropologicos, a todos los niveles de desarrollo, por su función, por papel que representan en el sistema
integrado de la cultura, por la manera en que esta vinculados en el interior del sistema y por la manera que este
sistema esta ligado al medio natural…LA visión funcionalista de la cultura insiste, pues, sobre el principio de que,
en todo tipo de civilización, cada costumbre, cada objeto material, cada idea y cada creencia cumple una función
vital, tiene una tarea que realizar, representa una parte indispensable en el seno de un todo que funciona de un
todo que funciona (within a working whole)», «Antropoligy», en Encyclopaedia Británica, suplem. Vol 1, p 132-133,
Nueva York y Londres, 1936. Vease tambien A. R. Radeliffe-Brown, Structure and Function in Primitive Society,
Londres, Cohen and West, 1952.
118
Es también finalmente la visón marxista, para la cual las instituciones representan los medios
adecuados por los cuales la vida social se organiza para concordar con las exigencias de la «infraestructura» Esta
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
visión esta atemperada por varias consideraciones: a) LA dinámica social descansa sobre el hecho de que las
instituciones no se adaptan automática y espontáneamente a la evolución de la técnica, y hay pasividad, inercia y
«retraso» recurrentes de las instituciones en relación con la infraestructura (que debe ser cada vez rota por una
evolución) ; b) Marx veía claramente la autonomización de las instituciones como la esencia de la alineación- pero
tenía finalmente una visión «funcional» de la alienación misma; c) la exigencia de la lógica propia de las institución,
que pueden separarse de la funcionalidad, no eran ignoradas; pero su relación con las exigencias del sistema social
cada vez considerado, y especialmente con « las necesidades con la dominación de la clase explotadora»
permanece oscura, o bien es integrada ( como en el análisis de la economía capitalista por Marx) a la funcionalidad
contradictoria del sistema. Volvemos mas adelante sobre estos diversos puntos no impiden que la critica del
funcionalismo, formulada en las páginas que siguen, y que se sitúa en otro nivel, valga también para el marxismo.
268
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
119
Los derrumbamientos históricos «internos» de sociedades dadas- Roma, Bizancio, etc.- proporciona contra-
ejemplos de la visión funcionalista. En otro contexto, véase los casos de los sherenté y de los bororo descritos por
Claude Lévi-Satrauss, Anthropologie structurale (no funcionalidad de los clanes) Traducción española: Antropología
estructural, Tecnos, Barcelona, 1980.
120
Malinowski dice: «La función significa siempre la satisfacción de una necesidad», «The Functional Theory» en A
Scientific Theory of Cultura, p 159 Chapel Hill, N.C.,1944
269
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
121
«Hay una eficacia del significante que escapa a toda explicación psicogenética, pues el sujeto no introduce este
orden significante, simbólico, sino que se encuentra con él», Jacques Lacan , «Seminaire 1956-195771, resume de
J.-B. Pontalis en «Bulletin de Psychologie», vol. X p. 428, n.° 7, abril de 1957.
270
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Página 194
Las «relaciones sociales reales» de las que se trata son siempre instituidas, no
porque lleven un revestimiento jurídico (pueden muy no llevarlos en ciertos
casos), sino por qué fueron planteadas como maneras de hacer universales,
simbolizadas y sancionadas. Esto vale, está claro también, quizás incluso sobre
todo, para las «infraestructuras», las relaciones de producción.
Página 199
La sociedad constituye su simbolismo pero no en total libertad. El simbolismo se
agarra a lo natural, y se agarra a lo histórico (a lo que ya estaba ahí); participa
finalmente en lo racional. Todo esto hace que se emerjan unos encadenamientos
de significantes, unas relaciones entre significantes y significados, unas
conexiones y unas consecuencias a los que no se apuntaban, ni estaban
previstos. Ni libremente elegido, ni impuesto a la sociedad considerada, ni simple
instrumento neutro y medio transparente, ni opacidad impenetrable y
adversidad irreducible, ni amo de la sociedad, ni esclavo dócil de la
funcionalidad, ni en medio de participación directo o completo en un orden
racional, el simbolismo a la vez determina unos aspectos de la vida y de la
sociedad (y no solamente aquéllos que se suponía que determinaba) y está lleno
de intersticios y de grados de libertad.
Por estas características del simbolismo, se indica el problema que constituye
cada vez para la sociedad la naturaleza simbólica de sus instituciones, no lo
convierte en un problema insoluble, sino no son suficientes para dar cuenta de la
autonomización de las instituciones relativas a la sociedad. En medida en que se
encuentra en la historia una autonomización del simbolismo, ésta no es un hecho
último, y o se explica por si sola. Hay un uso inmediato de lo simbólico, en que el
sujeto puede dejarse dominar por éste, pero hay también un uso lúcido o
271
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
reflexionado de él. Pero, éste jamás puede ser garantizado a priori (no puede
construirse en lenguaje, ni siquiera un algoritmo, en el interior del cual el error
sea «mecánicamente» imposible), se realiza, y muestra así, la vía y la posibilidad
de otra relación en la que lo simbólico ya no este autonomizado y pueda ser
llevado a la educación con el contenido. Una cosa es decir que no se puede elegir
un lenguaje en absoluta libertad y que cada lenguaje se desborda sobre lo que
«hay que decir», y otra muy distinta es creer que se está fatalmente dominado
por el lenguaje y que nunca puede decirse mas de lo que se os lleva a decir.
Jamás podemos salir del lenguaje, pero nuestra movilidad en el lenguaje no tiene
límites y nos permite ponerlo todo en cuestión, incluso el lenguaje y nuestra
relación con él. Lo mismo ocurre con el simbolismo institucional- salvo, por
supuesto, que el grado de complejidad es en él incomparablemente más
elevado. Nada de lo que pertenece propiamente al simbolismo autonomizado de
las instituciones sobre la vida social; nada, en el simbolismo institucional mismo,
excluye su uso lúcido por la sociedad- entendiendo aquí también que no es
posible concebir unas instituciones que vendan por «construcción»,
«mecánicamente», la servidumbre de la sociedad a su simbolismo. Hay, a este
respecto, un movimiento histórico real, en nuestro cielo cultural greco-
occidental, de conquista progresiva del simbolismo, tanto en las relaciones con el
lenguaje como en las relaciones con las instituciones 122. Incluso los Gobiernos
capitalistas aprendieron finalmente a utilizar algo correctamente, en ciertos
aspectos, el «lenguaje» y el simbolismo económico, a decir lo que quieren
identificar con el crédito, la fiscalidad, etc. (el contenido de lo que dicen es
evidentemente otra cosa). Esto no implica ciertamente que cualquier contenido
sea expresable en cualquier lenguaje; el pensamiento musical de Tristán no
podía ser dicho en el lenguaje del Clavecín bien temperado y la demostración de
un teorema matemático, incluso simple, es imposible en la lengua de todos los
días. Una nueva sociedad creará con todo evidencia un nuevo simbolismo
122
Véase lo que dijimos mas arriba acerca del Derecho romano.
272
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
institucional de una sociedad autónoma tendrá poca relación con lo que hemos
conocido aquí.
El dominio del simbolismo de las instituciones no plantearía, pues,
problemas esencialmente diferentes de los del domino del lenguaje (haciendo
abstracción por el momento de su «entorpecimiento» material-unas clases, unas
armas, unos objetos, etc.), si no hubiese otra cosa. Un simbolismo es dominable,
salvo en la medida en que remite, en ultima, instancia, a algo que no es
simbólico. Lo que supera el simple « progreso en la racionalidad», lo que permite
al simbolismo institucional no desviarse pasajeramente aunque pudiendo volver
a ser retomado (como puede hacerlo también el discurso lúcido), sino
autonomizarse, lo que, finalmente, le proporciona su suplemento esencial de
determinación y de especificación no es muestra de lo simbólico.
Página 203
La alineación y lo imaginario
La institución es una red simbólica, socialmente sancionada, en la que se
combinan, en proporción y relaciones variables, un componente funcional y
componente imaginario. La alienación, es la autonomización y el predominio del
momento imaginario en la institución, que implica la autonomización y el
predominio de la institución relativamente a la sociedad. Esta autonomización de
la institución se expresa y se encarna en la materialidad de la vida social, pero
siempre supone también que la sociedad vive sus relaciones con sus instituciones
a la manera de lo imaginario, dicho de otra forma, no reconoce en el imaginario
de las instituciones su propio producto.
Página 212
273
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
123
«...decir que una sociedad funciona es una perogrullada; pero decir que todo en una sociedad funciona es
absurdo.
274
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
124
Incluso esto, por lo demás, no es así sin problemas: hemos recordado ya la existencia de instituciones
disfuncionales, especialmente en las sociedades modernas, o bien la ausencia de instituciones necesarias para
ciertas funciones.
125
Como parece querer hacerlo cada vez más Claude Lévi-Strauss. Véase especialmente Le totémisme aujourd’hui,
París, 1962 [ Traducción española : El totemismo en la actualidad, Fondo de Cultura Económica, México, 1965], y la
discusión con Paul Ricoeur en «Esprit», noviembre de 1963, especialmente p. 636: « Decís…que La pensée sauvage
hace una elección a favor de la sintaxis y en contra de la semántica; para mí, no hay elección…el sentido resulta
siempre de la combinación de elementos que no son por sí mismos significantes…el entido es siempre
reducible…detrás de todo sentido hay un sentido, y el contrario no es cierto…la significación siempre es
fenoménica ». Así en Le cru et le cuit, París 1964, Lévi- Strauss escribe: «No pretendemos, pues, mostrar cómo
piensan los hombres en los mitos, sino cómo se piensan los mitos en los hombres y sin que ellos lo sepan. Y
quizás…convengan llegar aún más lejos, haciendo abstracción de todo sujeto para considerar que, en cierto modo,
los mitos se piensan entre sí. Pues se trata aquí de desprender, no tanto lo que hay en los mitos…como el sistema
de los axiomas y de los postulados que definen el mejor código posible, capaz de dar una significación común a
unas elaboraciones inconscientes…»(p. 20, subr. En el texto). En cuanto a esta significación, «…si preguntamos
hasta que último significado remiten estas significaciones que se significan una a otra, pero que deben a fin de
cuentas y todas juntas remitirse a algo, la única respuesta que sugiere este libro es que los mitos significan el
espíritu, que los elabora por medio del mundo del que él mismo forma parte» (Ib., p. 346). Como se sabe que, para
Lévi-Strauss, el espíritu significa el cerebro y que éste pertenece decididamente al orden de las cosas, salvo que
posea esa extraña propiedad de poder simbolizar las demás cosas, se llega a la conclusión que la actividad del
espíritu consiste en simbolizarse a sí mismo en tanto que algo dotado de poder simbolizador. De todos modos, lo
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Página 234
Sorprendente, compleja, puntual, demandante, constructora, creativa, lúdica, imprevisible, así es
la mirada castoridiana.
que nos importa aquí no son las aporías filosóficas a las que conduce esta posición, sino que deja escapar lo
esencial en lo histórico-social.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Yago Franco *
Hay entre los psicoanalistas un discurso que reduce la cuestión del poder - y la dominación - al
malestar en la cultura, banalizando todos los términos, y confundiendo lo que es el malestar
inevitable para todo sujeto, producido por las renuncias que implica la vida en sociedad, con lo
que es un agregado a dicho malestar. Confunde lo que es el malestar en la cultura con el más
allá de éste1 y suele "olvidar" que también existe el bien-estar en la cultura. Apela a que
siempre hubo y habrá dominación, ya que el "narcisismo de las pequeñas diferencias" hace
imposible la convivencia democrática, o que la idea de libertad es ilusoria, ya que hay
"cuestiones de estructura" que llevan al juego de sometedores y sometidos, etc.
Se trata de un psicoanálisis ¿ingenuo?, simplificado, que no llega a vislumbrar que el poder se sirve
del malestar en la cultura para instituir relaciones de dominio de una parte de la sociedad sobre
otra; un dominio que para nada es "natural', sino que es instituido. Por supuesto que no es posible
reducir la cuestión del poder a las consideraciones psicoanalíticas, ya que el mismo está co-
determinado y producido en un campo donde habitan la economía, la política, la cultura, la historia,
etc, dominios que gozan, cada uno, de una relativa autonomía; pero ocurre que, como veremos, el
psicoanálisis apunta a aquello de la psique donde el poder encuentra sus fuentes y anclajes más
profundos.
Hay una dimensión explícita o visible del poder (la instituciones estatales, sus diversos poderes, los
partidos políticos, las leyes y códigos, pero también el lenguaje, el orden de sexuación, el modo de
producción, ciertas definiciones sobre lo que las cosas son o significan, etc.). Ofrece mayor o menor
transparencia de acuerdo a la sociedad y momento histórico, y es el campo de acción de la política.
Pero también hay otra dimensión del poder que es implícita, invisible. Esta es la que hace que los
sujetos realicen algo que probablemente no hubiesen realizado por sí mismos, y, lo que es
fundamental: sin necesidad de coacción.
Ante esta dimensión el poder explícito y la dominación que puede derivarse de éste son secundarios e
insuficientes. Este último se hace dramáticamente visible en aquellos momentos en los cuales se torna
frágil la dimensión implícita de la dominación, dando origen a las dictaduras, totalitarismos, y toda la
gama intermedia pensable: la dominación debe ser realizada por la vía de las armas, la tortura, los
genocidios, etc. Cuando una parte importante de la sociedad denuncia el carácter arbitrario del orden
de las cosas, y realiza al mismo tiempo acciones tendientes a su desestabilización, puede observarse
que el poder explícito deja de ocultar a las fuentes implícitas del poder que, como veremos,
pertenecen al colectivo en tanto anónimo, pero que durante un tiempo fue "apropiado" por un sector
o clase social que lo instituyó activamente y lo naturalizó.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
En este sentido, tal vez la pregunta escandalosa cuyas respuestas pueden desatar una nueva peste
psicoanalítica sea: ¿cómo entender el sometimiento de los sujetos al poder instituido en una sociedad,
la apropiación e identificación con sus dictados, aún cuando estos sean adversos a los intereses de la
mayoría de los sujetos, y existiendo, además, otros modos posibles de lo colectivo potencialmente
más benévolos y justos?
A partir de Cornelius Castoriadis conocemos la existencia del imaginario radical: la capacidad creadora
de la psique y de los colectivos sociales. En la psique adquiere la denominación de imaginación radical,
y es la capacidad de crear un flujo ilimitado de representaciones, deseos y los afectos. Es radical, en
tanto es fuente de creación. No es la imaginación como señuelo, engaño, etc., sino que es poiesis,
creación. Las demandas de socialización hacen que la psique tienda a interrumpir este flujo de
imaginación radical; la reflexión a la que se adviene en un tratamiento psicoanalítico, permite liberarla
de un modo lúcido.
A su vez, una sociedad es creación del imaginario social instituyente. Que produce significaciones que
la psique no podría producir por sí sola. Es la instancia de creación del modo de una sociedad, dado
que instituye las significaciones que producen un determinado mundo (griego, romano, incaico, etc.)
llevando a la emergencia de representaciones, afectos y acciones propios del mismo.
Esta capacidad instituyente del colectivo es su dimensión creadora: crea instituciones y significaciones
imaginarias sociales. Estas últimas no son necesariamente explícitas, ni son lo que los individuos se
representan, aunque dan lugar a las representaciones, afectos y acciones típicos de una sociedad. Son
lo que forman a los individuos sociales. Es imposible explicar cómo emergen: son creación. El campo
socio- histórico se caracteriza esencialmente por significaciones imaginarias sociales, las que deben
encarnarse en las instituciones.
Hay, entonces, en la sociedad una dimensión instituida y una dimensión instituyente, creadora. Esta
última es la más importante, y es la que habitualmente está oculta para los sujetos. Permanece
negada en el pensamiento heredado en general, incluyendo al marxismo, habiendo realizado
Castoriadis una exhaustiva crítica de este último 2
Se tiende a creer que el orden en el cual vivimos es "natural", nos ha sido dado por antepasados
idealizados, o por dioses, modos de producción, leyes económicas, etc.. Pero lo cierto es que cada
colectivo social produce sus propias instituciones, con conocimiento o no de ello. Aún la división y
antagonismo entre clases sociales es una creación de dicho colectivo, una institución más, que, como
el resto de las instituciones, se autonomiza y parece "natural", aún para muchos de quienes llevan la
peor parte. Si persiste, es en buena medida, porque continúa siento objeto de institución aún por
parte de éstos. No alcanza para explicar esta dominación con la apelación a la fuerza del poder
explícito.
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
El poder, entonces, pertenece al colectivo anónimo, y, por lo tanto, es de Nadie: es un "infra poder-
radical", del cual el poder explícito es una vertiente. El poder somete a los sujetos a partir de la
incorporación que estos realizan - mediante el proceso identificatorio - de las significaciones
imaginarias sociales, en la medida en que estos participan de las instituciones de la sociedad que las
transmiten. Fabrica a los individuos de una sociedad, para hacerlos funcionales a la misma. Dicho de
otra manera: ese infra-poder radical es el imaginario social instituyente, que instituye también un
modo explícito del poder, y un determinado tipo de subjetividad.
Generan la creencia mencionada más arriba: que el orden social es autónomo, que no es producido
por la sociedad misma.
Entonces, si el poder es de Nadie, es decir, es producto del colectivo anónimo, la Ley y el Otro también
son su producto. Así, sostiene: "Mi discurso debe tomar el lugar del discurso del Otro, de un discurso
que está en mí y me domina: habla por mí (...) Lo esencial de la heteronomía ... es el dominio por un
imaginario autonomizado que se arrogó la función de definir para el sujeto tanto la realidad como su
deseo"3 "Un discurso que es mío es un discurso que ha negado el discurso del Otro ... que lo negó o
afirmó con conocimiento de causa ... [pero] cómo eliminar lo que está en la base de .. lo que nos hace
hombres"4 . Es decir, es impensable la destitución de ese lugar en la tópica individual y colectiva que
Freud describiera en Psicología de las masas, donde "por fuera" de la masa hay una entidad,
identificada con la cual adviene un grupo social. Eso organiza cualquier grupo, pero no todo grupo
tiene el mismo modo de organización, de allí que pueda producirse un agrupamiento totalitario o
democrático, para tomar dos ejemplos extremos. En este sentido, la autonomía debe ser entendida
como una actividad mediante la cual el sujeto retoma el discurso del Otro, estableciendo otra relación
con él.
Hay un claro paralelo entre la autonomía individual y la social: así como es posible que el colectivo
pueda reflexionar sobre su propio discurso autonomizado y se provea de otras leyes, a nivel individual
esto sigue sus propios carriles. Aquí deviene la presencia y pertinencia del psicoanálisis, que así
pertenece al proyecto de la autonomía. El psicoanálisis le permite hacer al sujeto una basculación del
Yo hacia el Ello, tomando contacto con los efectos del discurso del Otro (en este caso, del Otro
privado, que a su vez transmite la institución de la sociedad) - Castoriadis considera que hasta los
objetos de la pulsión llevan estas marcas - para establecer otra relación con el mismo. Esto lo es en
279
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
términos de un Yo que toma contacto con su Ello de modo lúcido, analizando-filtrando sus contenidos,
modificando así la relación entre instancias.
Si Freud sostenía que allí donde el Ello estaba, el Yo debe advenir, se trata, además, del movimiento
inverso, y del advenimiento de una nueva instancia del sujeto que es actividad: una "instancia activa y
lúcida que reorganiza constantemente los contenidos, ayudándose de estos mismos contenidos y que
produce..." 5 a partir de los mismos. Subjetividad reflexiva y deliberante es como la denomina. A nivel
del colectivo, sostiene que "donde no había Nadie [es decir, el campo histórico-social], debemos
devenir Nosotros" 6 , sabiendo que no se trata de eliminar o dominar a Nadie, tanto como al Ello, "sino
de instaurar otra relación de la colectividad con su destino" 7 . Pasar del sometimiento al poder - del
Otro, del Yo o del Ello - a tener una relación lúcida con el mismo, pasar de la heteromía a la
autonomía: tal la posibilidad que los colectivos y los individuos pueden tener ante sí.
Podemos ahora volver sobre lo sostenido al principio de este texto: el poder utiliza el malestar en la
cultura para producir el sometimiento al orden social dado, y, llegado el caso, el dominio de una parte
de la sociedad sobre otra. Para esto es necesario recordar el papel clave del sentimiento inconsciente
de culpabilidad para la sujeción de los individuos a un orden social, sentimiento que es creado por las
renuncias pulsionales y que está en relación directa con la severidad del superyó.
Notas
1 Franco, Y.: Más allá del malestar en la cultura. Revista Topía Nro XXV.
2 Puede leerse al respecto de Franco, Y.: Subjetividad: lo que el "mercado" se llevó. Una perspectiva desde el
pensamiento de Cornelius Castoriadis. Revista Herramienta Nro 12, Buenos Aires, 2000.
3 Castoriadis, C.: La institución imaginaria de la sociedad, Tomo I, Tusquests Editores, Bs.As, 1993, página 175.
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6 Castoriadis, C.: Epilegómenos a una teoría del alma que pudo presentarse como ciencia. En "El psicoanálisis,
proyecto y elucidación", página 114. Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, 1992.
7 Castoriadis, C.: Epilegómenos a una teoría del alma que pudo presentarse como ciencia. En "El psicoanálisis,
proyecto
Ejercicio
Lea atentamente el relato hecho por Paulo Freire y analice las dimensiones desde las cuáles se
debe plantear un acercamiento entre saberes diferentes; en pos de la construcción de un
“Conocimiento Integrador”el
281
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cuerpos se codean. Habló de la falta de recursos para las más mínimas necesidades. Habló del cansancio
del cuerpo, de la imposibilidad de soñar con un mañana mejor. De la prohibición que se les imponía de
ser felices. De tener esperanza.
Siguiendo su discurso yo adivinaba lo que vendría, sentado como si fuera realmente hundiéndome en la
silla, que en la necesidad de mi imaginación y en el deseo de mi cuerpo se iba convirtiendo en un hoyo
para esconderme. Después guardó silencio por algunos segundos, paseó los ojos por el público entero,
me miró de nuevo y dijo:
"Doctor, yo nunca fui a su casa, pero le voy a decir cómo es. ¿Cuántos hijos tiene? ¿Son todos varones?"
"Cinco -dije yo hundiéndome aún más en la silla-. Tres niñas y dos niños."
"Pues bien, doctor. Su casa debe ser una casa rodeada de jardín... Debe tener un cuarto sólo para usted y
su mujer. Otro cuarto grande para las tres niñas. Hay otro tipo de doctor que tiene un cuarto para cada
hijo o hija, pero usted no es de ese tipo, no. Hay otro cuarto para los dos niños. Baño con agua caliente...
Un cuarto para la sirvienta, mucho más chico que los de los hijos y del lado de afuera de la casa. Un
jardincito con césped... Usted debe de tener además un cuarto grande donde pone los libros, su
biblioteca de estudio. Por cómo habla se ve que usted es hombre de muchas lecturas, de buena
memoria." No había nada que agregar ni que quitar: aquella era mi casa. Un mundo diferente,
espacioso, confortable. "Ahora fíjese, doctor, en la diferencia. Usted llega a su casa cansado. Hasta le
puede doler la cabeza con el trabajo que usted hace. Pensar, escribir, leer, hablar, el tipo de plática que
usted nos acaba de dar. Todo eso cansa también. Pero -continuó- una cosa es llegar a su casa, incluso
cansado, y encontrar a los niños bañados, vestiditos, limpiecitos, bien comidos, sin hambre, y otra es
encontrar a los niños sucios, con hambre, gritando, haciendo barullo. Y uno se tiene que despertar al otro
día a las cuatro de la mañana para empezar todo de nuevo, en el dolor, en la tristeza, en la falta de
esperanza. Si uno le pega a los hijos y hasta se sale de los límites no es porque uno no les ame. Es porque
la dureza de la vida no deja mucho para elegir."
Esto es saber de clase, digo yo ahora. Ese discurso fue pronunciado hace cerca de 32 años. Jamás lo
olvidé. Me dijo, aunque yo no lo haya percibido en el momento en que fue pronunciado, mucho más de lo
que inmediatamente comunicaba...
El hecho de que no haya olvidado nunca la trama en que se dio ese discurso es significativo. El discurso
de aquella noche lejana se aparece frente a mí como si fuese un texto escrito, un ensayo que tuviese que
revisitar constantemente. En realidad fue el punto culminante de un aprendizaje iniciado mucho antes -el
de que el educador o la educadora, aun cuando a veces tenga que hablarle al pueblo, debe ir
transformando ese al en con el pueblo. Y eso implica respeto al "saber de experiencia hecho" del que
siempre hablo, a partir del cual únicamente es posible superarlo. Aquella noche, ya dentro del carro que
nos llevaría de vuelta a casa, hablé un poco amargado con Elza, que raramente no me acompañaba a las
reuniones y hacía excelentes observaciones que me ayudaban siempre.
"Pensé que había sido tan claro -dije-. Parece que no me entendieron."
"¿No habrás sido tú, Paulo, quien no los entendió? -preguntó Elza, y continuó-: Creo que entendieron lo
fundamental de tu plática. El discurso del obrero fue claro sobre eso. Ellos te entendieron a ti, pero
necesitaban que tú les entendieras a ellos. Esa es la cuestión."
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OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
CODA
La Práctica Profesional
del Licenciado/a en Gestión de Organizaciones Sociales
Reflexión 1.
Puesto que hay muy buenos dirigentes de Organizaciones Sociales que no pasaron por
esta carrera ni por la Universidad, sería una miopía epistemológica no reconocer su
saber y creer que sólo un profesional pude gestionar exitosamente una organización,
grupo, proyecto, movimiento, etc. Lo que si debemos aportar nosotros como
profesionales es una mirada, valga la redundancia, “profesional” de este campo de
conocimientos; y aquí el término “profesional” debe traducirse como “integrador de
conocimientos criticables y, por lo mismo, continuamente criticados”.
Esto implica un recorrido que comienza con la asunción de la Universidad no como “el
lugar del conocimiento” sino como el lugar de un tipo de conocimiento 126, afirmación
que reconoce la existencia de otros tipos de saberes igualmente valorables pero – la
realidad lo muestra - desigualmente valorados…
i) es provisorio,
ii) es cultural,
126
Resolución C.E. Nº 357/06 del CIN, que amplía: “
296
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
ii) es cultural,
iii) está influenciado por el contexto político y
iv) no se reconoce metodológicamente en el método científico.
127
Castello, Luis; Mársico, Claudia (2005) Diccionario Etimológico de términos usuales de la praxis docente, Ed.
Altamira, Bs. As. , voz “ciencia”, Pág. 76
297
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Reflexión 2.
La Problematización debe ser una característica del campo profesional del
Licenciado/a en Gestión de Organizaciones Sociales.
“Muchas veces el despliegue de una actividad laboral se hace a una velocidad crucero
que permite al profesional articular, a comodidad y de a tercios, argumentación teórica,
aplicación de técnicas y proyección sociopolítica reflexiva donde el riesgo de errar
existe, por supuesto (y puede ser - también de tercios – ser extemporáneo,
inconsistente o inocuo…), todo dentro de un marco controlable. Pero a toda práctica
profesional que le llega la problematización, le aparece una pendiente cuesta arriba
que sólo podrá sortearse a la velocidad precisa y con las habilidades debidas. Es en la
problematización - en su intensidad y ambición - donde se adivinan las intenciones
vitales (y no solamente profesionales) de quien trabaja para honrar una profesión y así
ayudar a la construcción de un mundo mejor.
¿Qué es problematizar?
128
Garcia, Oscar (2013) La fuerza que ahí está. Ensayo y Manual de Voluntariado Popular, Ediciones Seguir
Creciendo, Bs. As. El texto original está parafraseado.
298
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Es proyectar sobre ese algo una batería de proyectos a futuro, de los cuáles, varios,
podrán denominarse con un nombre más convocante que relevante: solución.
Pero problematizar es algo mucho más interesante que abrir un dique a la incontinencia
de soluciones, ya que es este un paso terciario y necesario – nunca hermano menor,
pero tampoco hermano mayor – pero precedido por dos acciones centrales por peso y
complejidad: la acción primera – política, epistémica, epocal – de enunciar el problema
y su consecuencia secundaria inmediata; determinar que eso sea un problema ¿de
quién?
Contrariamente a lo que tal vez se supone a primera vista, la realidad – o la naturaleza -
nunca presenta problemas. La realidad es un continuum borroso que en su discurrir
hilvana instantes a-críticos, con la aguja de un tiempo que es – en un a priori de lo
cultural – latido inescrutable de la madre Gea.
El viento, o su ausencia, fue problema mientras a los barcos los movían sólo las velas
como geométrico corcel; hoy en día, el viento en la navegación de gran porte es un
detalle, un dato más, un problema menos.
Quien formula un problema tiene la posibilidad de poner en tensión el poder político y
el desafío epistémico; y es sólo esa tensión la que mueve a la humanidad a buscar
respuestas; quien hoy puede decir qué es un problema y qué no lo es, en algún sentido,
manda.
De aquí – de la relevancia de la dimensión política inserta en la problematización – las
importantes reflexiones de Luis Garcia Fanlo, desde una base evidentemente
foucultiana:
299
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Por todo, la relación hoy entre problema y solución es ambigua o, por mejor decirlo, se
ha procurado adrede que así sea. En esta época de insignificancia, un elemento
129
Garcia Fanlo, Luis: http://luisgarciafanlo.blogspot.com.ar/2009/07/problematizaciones.html
300
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Pero tenían un segundo término, que utilizaban para los problemas matemáticos más
de tipo geométrico cuya respuesta no debía ser descubierta sino construida: problema.
¿Por qué porisma para lo que ya existe (y hay que descubrir) y problema para lo que
hay que construir?
Porque el sentido de esta palabra es el de las dos partes que la forman: pro, ir hacia
adelante; y ballo, lanzar, arrojar… el problema toma una cuestión y la arroja hacia
adelante lo más lejos posible, para tomar aire y trabajarla hacia futuro. Por eso la
solución es la consecuencia futura del problema, que es su antecedencia inexorable. Y
esa es su esencia: no hay problema sin solución porque, justamente, lo que no tiene
solución – es decir, lo que ningún futuro puede resolver - no puede lanzarse, no puede
proponerse.
i) para poder arrojar una cuestión al futuro, debemos invertir una energía, una
potencia problemátizadora de la que dependerá la pertinencia, audacia y calidad
de nuestro problema;
ii) sí el reto es una construcción, la imaginación y la creatividad serán
fundamentales para edificar la mejor respuesta. O dicho de otro modo: todo
problema enunciado con la energía problemática suficiente y resuelto con
301
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Reflexión 3.
302
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Reflexión 4.
La capacidad para procesar formatos diversos de fuentes también diversas es un saber
técnico clave.
El Área Disciplinar que nos ocupa – el estudio de las Organizaciones Sociales – cuenta
con una serie de fuentes analíticas principales desde las cuáles, por las cuales y (hasta)
para las cuáles relevar datos, investigar, teorizar, polemizar…en fin, construir
epistemológica y sociológicamente una disciplina.
Reflexión 5.
I) No gubernamental
II) De bien público
III) Sin fines de lucro
303
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
muchísimos casos y los más diversos tipos asociativos. Pero la nominalidad también
existe; y debemos identificarla, estudiarla, contrastarla con otras formas posibles.
Porque si la nominalidad de los atributos fuera un a priori extendido mayoritariamente,
aceptado sin crítica ni sorpresa, el rol de las Organizaciones como capaces de ejercer
una dinámica de lo social propia y alternativa a la hegemónica, sufriría un tremendo y
anodino torna atrás.
Así, no solamente Roitter ha echado su ojo sobre este problema, también José Luis
Coraggio lo plantea con una crudeza plena de sensatez, que nos permite comenzar a
cerrar este capítulo:
“Siempre hay zonas grises cuando aplicamos estas definiciones por
enumeración a situaciones reales: cooperativas que han perdido el ideario
de la cooperación y funcionan como empresas de capital tanto hacia
afuera como hacia adentro, cooperativas de trabajo que son apéndices de
empresas de capital, instrumentalizadas para ocultar formas de
sobreexplotación del trabajo ajeno y evadir el principio de la redistribución
fiscal, fundaciones con gestión verticalista, que dan cobertura cosmética a
empresas de capital, etc. Pero los que plantean honestamente esa
definición tienen claro estos problemas y siempre tratarán de separar la
paja del trigo, distinguiendo la forma jurídica del contenido social, el
discurso de la práctica.” 130
La pregunta aparece entonces, requerida y a continuación: ¿por qué es
epistemológicamente posible, en una sociedad dada, habilitar la vigencia (que ya no la
existencia, que es libre albedrío de quien se nombra a sí mismo “solidario”, “altruista”,
etc.) de atributos sólo nominales para Organizaciones Sociales?
130
Coraggio, José Luis (2007) Economía social, acción pública y política, CICCUS, Bs. As., Pág. 34
304
OSCAR GARCIA La Razón, a Voluntad
Reflexión 6.
Como parte de la complejidad, pero también como una elección critica se cuestiona el
"izquierdismo metodológico" que en el caso de las OS asume un matiz de " heroísmo
solidario".
Alejandro Grimson elabora una respuesta, también situada, refiriéndose al campo de la
antropología pero de un modo teórico sólido que se hace igualmente extensible a otros
campos, operación que creo se facilita si presentamos el razonamiento completo, aún
cuando la cita sea extensa :
“Una de las zonas teóricas donde se multiplican las confusiones entre
intenciones y resultados es la que analiza las relaciones entre diferencia y
desigualdad, entre integración y multiculturalidad. Frente a los procesos
migratorios, las situaciones de frontera y los grupos indígenas o afro se
debate cómo generar políticas tendientes a la equidad y al
reconocimiento. Si esas políticas requieren una investigación empírica
rigurosa – o mejor dicho, si la investigación es estrictamente una condición
de posibilidad de esas políticas democráticas – es porque los interrogantes
sobre lo justo, los valores, las normas y su aplicación no tienen respuestas
universales (salvo en líneas muy generales). Cada sociedad necesita
descubrir, en sus circunstancias específicas de interculturalidad, qué
significa y cómo se construye la justicia.
Es decir que cualquier perspectiva ético-política que presuponga qué es
democrático y equitativo más allá de la sociedad y de la historia se
acercará peligrosamente al autoritarismo. Y si se pretende realizar una
investigación sólo para confirmar concepciones previas, probablemente no
se logrará avanzar. Una condición sine qua non de la investigación rigurosa
es poner en entredicho nuestros propios sentidos comunes y nuestros
presupuestos. No nuestros valores en su formulación más abstracta (…)
305
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306
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Reflexión 7.
¿Sobre qué descansa nuestra práctica de profesionales de la Gestión de
Organizaciones?
Parafraseando, también, a Marcelo Percia:
“Es muy importante que podamos construir identidades positivas. Las identidades piden
reconocimiento, reciprocidad, son construcciones colectivas. No hay como construir
identidades de modo solitario y nadie construye identidad en el espejo, pues la identidad
es construida en el escenario público, en la vida cotidiana, junto con los movimientos
sociales, con las organizaciones mismas, con las personas con las cuáles trabajamos.
Así como los ferroviarios ingleses respondieron al historiador Edgar Thompson cuando
les preguntó sobre la ardua tarea de construir la ferrovía: “nosotros construimos la vía,
131
Grimson, Alejandro (2011) Los Límites de la Cultura, Ed. Siglo XXI, Bs. As., Pág. 100
307
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pero ella también nos construye”; así debemos asumir nuestra profesión: construida por
nosotros a los que previamente nos ha marcado y seguirá marcando…”
(María Lucía Martinelli, “Reflexiones sobre el trabajo social y el proyecto ético- político y
profesional.”)
Reflexión 8.
Boaventura de Souza Santos plantea un punto de vista sumamente interesante
respecto de la actualidad de las Ciencias Sociales:
308
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132
de Sousa Santos, Boaventura (1995) Pela Mao de Alice, Cortez Editora, Sao Paulo, Pág. La traducción es propia,
las negritas también.
133
de Sousa Santos, Boaventura, (2006) Renovar la teoría y reinventar la emancipación social, Op. Cit. Pág. 16
309
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Reflexión 9.
El conocimiento profesional específico del Licenciado en Gestión de Organizaciones
no deriva de la sumatoria de las diversas disciplinas (aisladas o articuladas) que pueda
aprender durante su formación, sino antes bien de:
134
Íb. Íd., Pág. 18
135
Íb. Íd., Pág. 19
310
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Oscar
25-04-2013
311
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La razón, a voluntad!!!!
-Sí! Se la encuentra por el piso, se consigue en la basura, se la dan a uno regalada o si es necesario se
le arrebata a otro... y se vende a lo que usted quiera...
¡A voluntad, señor!
313