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INTRODUCCION

En Guatemala la lucha por la independencia judicial ha sido un proceso constante, y


cada año se producen avances importantes, pero también cada año surgen nuevos
retos a la independencia judicial de carácter interno y externo, representando uno de
los graves problemas nacionales consistentes en la realidad y el derecho, generando
una crisis institucional.

Desde la perspectiva interna los jueces están sujetos en algunos casos a presiones,
injerencias, compromisos o temores, tal es el reciente caso donde una magistrada de la
Corte Suprema de Justicia presiona un juez para que beneficie a su hijo ligado a
proceso por un caso de corrupción. Esto lo que nos demuestra es que no debe existir
subordinación, superioridad o inferioridad entre los jueces magistrados para que exista
una real independencia judicial.

Desde la perspectiva externa los jueces están sujetos a amenazas por parte de los
diferentes actores involucrados en olas de criminalidad masiva, trafico de drogas etc.
También se ven expuestos a críticas a raíz de sus fallos, es muy común ver
disgustados a grupos o sectores sociales y políticos, pues no siempre la justicia y la
legalidad son populares.

La judicatura debe defender los derechos fundamentales de las personas frente al


Estado y la sociedad, en consecuencia no debe responder a las mayorías
espontáneas, sino que debe obedecer al mandato de las leyes elaboradas de
conformidad con los procedimientos democráticos y constitucionales.

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1. INDEPENDENCIA JUDICIAL

El ejercicio de la función jurisdiccional es de exclusividad absoluta de la Corte Suprema


de Justicia y tribunales jurisdiccionales que la ley establece. Ningún otro ente o
autoridad puede intervenir en la administración de la justicia, tal y como lo establece el
Artículo 203 de la Constitución Política de la República de Guatemala: “Independencia
del Organismo Judicial y potestad de juzgar. La justicia se imparte de conformidad con
la Constitución y las leyes de la República. Corresponde a los tribunales de justicia la
potestad de juzgar y promover la ejecución de lo juzgado. Los otros organismos del
Estado deberían prestar a los tribunales el auxilio que requieran para el cumplimiento
de sus resoluciones.

Los magistrados y jueces son independientes en el ejercicio de sus funciones y


únicamente están sujetos a la Constitución de la República y a las leyes. A quienes
atentaren contra la independencia del Organismo Judicial, además de imponérseles las
penas fijadas por el Código Penal, se les inhabilitará para ejercer cualquier cargo
público”.

2. RESEÑA HISTORICA DE LA INDEPENDENCIA JUDICIAL:

En el periodo de los siglos XV al XVII la administración de justicia era una facultad del
rey y este la delegaba a otros funcionarios que actuaban sin independencia y
respondían a las directrices señaladas por el soberano.

Sobre la reseña histórica de la independencia judicial, Cristina Alberdi Alonso, indica lo


siguiente: “A partir del siglo XVII, los funcionarios comenzaron a reclamar su autonomía
frente a la justicia del antiguo régimen, instituida en función del Gobierno y a inicios de
la época moderna, surge el principio de independencia judicial. La revolución francesa
formulo el principio de división de poderes y estableció caracteres propios de la

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administración de justicia, ya que el acto de juzgar era ajeno a la voluntad del soberano
y constituía una garantía para los ciudadanos frente a todo poder arbitrario”. (1)

La independencia Judicial se incorporó en su aspecto objetivo; como independencia


externa de la institución, sin tomar en cuenta la función del juez en su individualidad y
su relación con el órgano de poder, cuya estructura cumplía con un orden jerárquico.

Fue entonces que el principio de independencia de los jueces fue promulgado en las
Constituciones y posteriormente, en los más importantes instrumentos internacionales
de protección de los derechos humanos como una garantía de esos derechos.

En tiempos modernos, la independencia judicial debe dejar de ser solo un problema de


organización Judicial y Derecho Constitucional, conforme a la doctrina de división de
poderes, debe de constituir un presupuesto que garantice la actividad jurisdiccional en
los sistemas democráticos y debe estar prevista a favor de los ciudadanos como una
garantía, en virtud del derecho al caso concreto, independientes de los demás poderes
del Estado.

Frente al abuso de poder, únicamente la independencia de los jueces puede garantizar


eficazmente un Estado de derecho y los derechos de los ciudadanos que se vean
afectados por los posibles excesos en el ejercicio del poder político.

3. INDEPENDENCIA DEL ORGANISMO JUDICIAL:

Se puede definir como un conjunto de órganos encargados de administrar justicia e


independientemente de los otros poderes del Estado, como también la independencia
institucional de la independencia del juez particular, considerado individualmente como
juzgador.

1()
Alberdi Alonso, Cristina; 1988; “El poder judicial como garante del estado de derecho”; Madrid,
España; Editorial Lo de Blanch; pagina 16.

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4. INDEPENDENCIA JUDICIAL

Se divide en independencia Judicial Interna e Independencia Judicial Externa.

LA INDEPENDENCIA JUDICIAL INTERNA:

La independencia judicial interna garantiza la autonomía del juez frente al poder de los
propios órganos de la institución judicial. Esta independencia sólo se puede garantizar
con una magistratura que acepte que todos los jueces son iguales y que la única
diferencia que existe entre ellos es la que surge de las distintas funciones de acuerdo a
su competencia.

Los tribunales o los jueces unipersonales no pueden dictar disposiciones o reglas de


carácter general acerca de la aplicación e interpretación de las leyes ni tampoco
pueden aprobar, censurar o corregir la aplicación o interpretación hecha por sus
inferiores, sino cuando administran justicia en virtud de los recursos que las leyes
establecen.

Este tipo de independencia judicial, es la base de la imparcialidad del juez y como


contraposición de la misma, se encuentra la responsabilidad del funcionario por sus
actos.

Al respecto el jurista, Alberto Binder expone: “Los jueces resolverán los asuntos de que
conozcan con imparcialidad, basándose en los hechos y en consonancia con el
derecho, sin restricción alguna y sin influencias, alicientes, presiones, amenazas o
intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de cualesquiera sectores o por
cualquier motivo”. (2)

INDEPENDENCIA JUDICIAL EXTERNA:


2()
Binder, Alberto; 1993; “La independencia judicial en introducción al derecho procesal penal”; Buenos
Aires Argentina; Editorial Ad-Hoc; pagina 50.

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La independencia externa es la que otorga al juez su autonomía respecto a otros
poderes públicos, como así también, respecto a grupos de presión.

5. IMPARCIALIDAD:
Haciendo un análisis sobre la imparcialidad de los jueces, se puede decir que se divide
en dos: imparcialidad subjetiva e imparcialidad objetiva.

IMPARCIALIDAD SUBJETIVA: Este tipo de imparcialidad afecta el animo del juzgador,


que presupone dolo, mala fe, miedo o temor; en resumen, todos aquellos casos en que
el juez favorece a una de las partes a sabiendas, con intención de hacerlo.

IMPARCIALIDAD OBJETIVA: Este tipo de imparcialidad conlleva el deber del juez de


conocer la ley y de conocer el caso para resolverlo correctamente.

La parcialidad objetiva se presenta, entonces, cuando el juez por desconocimiento de


la ley o por desconocimiento del caso, sin intención de dañar a uno favorece al otro;
incurre en negligencia en su accionar.

La imparcialidad de los jueces se asegura por medio del pluralismo ideológico; es decir,
cuando la estructura de la magistratura es tal que permite la disparidad de ideas, el
debate interno y las tensiones propias de los diferentes modos de concebir el derecho.

6. CONTEXTO CONSTITUCIONAL

Atreves del articulo 10 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el


Articulo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Articulo 8.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Guatemala se obligó a garantizar el
derecho de toda persona a ser juzgada por un tribunal independiente e imparcial,
establecido por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación de carácter penal.

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Asimismo, el Principio 1 de los principios básicos relativos a la independencia de la
judicatura establece que: “La independencia de la judicatura será garantizada por el
Estado y proclamada por la Constitución o la legislación del país. Todas las 5
instituciones gubernamentales y de otra índole respetarán y acatarán la independencia
de la judicatura.

La Constitución Política de la República de Guatemala establece la división de poderes


en sus artículos 140 y 141, los cuales señalan que: Guatemala es un Estado libre
independiente y soberano, organizado para garantizar a sus habitantes el goce de sus
derechos y sus libertades. Su sistema de gobierno es republicano, democrático y
representativo. La soberanía radica en el pueblo, quien la delega para su ejercicio. La
subordinación entre los mismos es prohibida. Asimismo, se establecen los poderes y
señalan las competencias de cada uno, fijando una serie de pesos y contrapesos entre
ellos, a fin de evitar el uso monopólico del poder estatal.

La Constitución establece la independencia del Organismo Judicial respecto a los otros


poderes del Estado y la potestad de juzgar, en el Articulo 203 de la misma se indica
que la función jurisdiccional se ejerce con exclusividad absoluta por la Corte Suprema
de Justicia y por los demás tribunales que la ley establece de manera que ninguna otra
autoridad podría intervenir en la administración de justicia, inhabilitando para ejercer
cargos públicos a quienes atentaren contra esta independencia. Por otro lado, el
Artículo 205 reafirma como garantías del Organismo Judicial la independencia funcional
y económica. No está demás indicar que el Artículo 52 de la Ley del Organismo Judicial
dispone que este no esta sujeto a subordinación alguna de ningún organismo o
autoridad.

Con respecto a la independencia individual, la Constitución Política de la República


preceptúa que los magistrados y jueces son independientes en el ejercicio de sus
funciones y únicamente están sujetos a la Constitución de la República y a las leyes,
con lo cual queda establecida la independencia personal del juez, tanto en el aspecto

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externo o sea frente a otros poderes del Estado, como en el aspecto interno o sea
frente a la estructura del Organismo Judicial.

La Constitución Política de la República de Guatemala, norma la estabilidad de los


jueces y magistrados. El Artículo 206 establece el derecho de antejuicio: “Derecho de
antejuicio para magistrados y jueces. Los magistrados y jueces gozarán del derecho de
antejuicio en la forma que lo determine la ley. El Congreso de la República tiene
competencia para declarar si ha lugar o no a formación de causa contra el Presidente
del Organismo Judicial y los magistrados de la Corte Suprema de Justicia”.

En el artículo 208 de la Constitución Política de la República de Guatemala, se declara


el derecho de inamovilidad en el ejercicio de su función: “Período de funciones de
magistrados y jueces. Los magistrados, cualquiera que sea su categoría, y los jueces
de primera instancia, durarán en sus funciones cinco años, pudiendo ser reelectos los
primeros y nombrados nuevamente los segundos. Durante ese período no podrán ser
removidos ni suspendidos, sino en los casos y con las formalidades que disponga la
ley”.

En el artículo 209 de la Constitución Política de la República de Guatemala se dispone


que la Ley de Carrera Judicial regulara los ingresos y ascensos por oposición y el
Artículo 210 ordena que las relaciones laborales se regirán por la Ley de Servicio Civil.

Ratificando este principio constitucional, el Articulo 7 del Código Procesal Penal,


Decreto 51-92 del Congreso de la República de Guatemala, dispone que el
juzgamiento y decisión de las causas penales se llevará a cabo por jueces imparciales
e independientes, solo sometidos a la Constitución y a la ley. Por ningún motivo las
restantes autoridades del Estado podrán arrogarse el juzgamiento de causas
pendientes o la apertura de las ya terminadas por decisión firme.

La objetividad y la imparcialidad deben ser características propias de un juzgador.


Como moderador entre las partes en litigio, el juez representa la autoridad capaz de

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decidir la contienda y de impartir justicia libremente, solo con sujeción a la ley y a los
principios que la informan, sin dejarse llevar por la pasión que pueda ensuciar una
resolución justa. No está demás indicar que el Código de Ética Profesional del Colegio
de Abogados y Notarios de Guatemala también decreta la independencia y la
imparcialidad de todo abogado que ejerza la función de juez.

Toda persona que desempeñe el cargo de juez debe estar libre de cualquier influencia
que pueda alterar su ánimo y a fin de asegurar independencia, tiene que evitar todo
sometimiento de criterio; entablar toda relación que se derive estrictamente de su
función por el órgano correspondiente y por escrito y luchar por la efectiva
independencia del Organismo Judicial, para proteger el estado de derecho.

7. ESTRUCTURA DEL ORGANISMO JUDICIAL:

La legislación guatemalteca determina que la Corte Suprema de Justicia además de


tener funciones jurisdiccionales asume también poderes administrativos, siendo el
Presidente del Organismo Judicial, el que extiende su autoridad a los tribunales de toda
la República.

Otras funciones, la Corte Suprema de Justicia son: nombrar a los jueces y al personal
auxiliar, elegir representantes para integrar la Comisión de Postulación que nomina
candidatos para el cargo de magistrado de la Corte de Apelaciones y tiene competencia
en los casos de antejuicio contra los jueces y magistrados.

La Ley del Organismo Judicial concentra el poder administrativo casi exclusivamente


en la Corte Suprema de Justicia y la Constitución sobre este tema solo se limita a
establecer que los jueces y magistrados no pueden ser separados de sus cargos sino
por alguna de las causas y con las garantías establecidas en la ley.

Entre sus facultades la Corte Suprema de Justicia tiene puede: nombrar, permutar,
trasladar, ascender, conceder licencia, sancionar y remover a los jueces y al personal

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auxiliar, así como solicitar al Congreso la remoción de los magistrados de la Corte de
Apelaciones.

Puede también emitir reglamentos, dictar medidas disciplinarias y pedir informes. Para
la actividad de supervisión de los tribunales, existe como dependencia el Presidente del
Organismo Judicial y la Supervisión General de Tribunales. Con amplias facultades de
investigación, supervisan a los tribunales periódicamente, investigan denuncias y
recomiendan sanciones a la Corte Suprema de Justicia.

Los magistrados y jueces poseen facultades administrativas sobre los tribunales


inferiores en el distrito de su jurisdicción. La Sala de Corte de Apelaciones mantiene la
disciplina de los tribunales en sus respectivos distritos, facultándolas para sancionar a
los jueces por incumplimiento de sus funciones.

Los jueces de Primera Instancia tienen la obligación de presentarse en todos los


juzgados dentro de su jurisdicción, examinar expedientes y formular recomendaciones
en casos que exija su intervención la Corte Suprema de Justicia.

8. CRISIS EN EL ORGANISMO JUDICIAL:

A mi criterio actualmente existe crisis en el Organismo Judicial, en el presente ensayo


y para su estudio la dividiré en dos tipos: Crisis interna y Crisis externa:

CRISIS INTERNA:

Es importante mencionar que las magistraturas de América Latina se han estructurado


en forma vertical, en las que el máximo tribunal tiene funciones jurisdiccionales y
administrativas. Este tipo de estructura, que tiene sus orígenes en la magistratura
napoleónica y en la época colonial concibe a los jueces como subordinados de la
autoridad superior y conlleva el peligro de violentar la independencia judicial interna.

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La concentración de poder en la Corte Suprema de Justicia de la República de
Guatemala, conforma un sistema de justicia vertical, que termina creando una cultura
de jerarquías rígida, una estructura fuerte, vinculada al poder centralizado, y que a su
vez, es políticamente débil denotando una crisis externa.

Este tipo de estructura judicial constituye uno de los obstáculos para la vigencia de la
independencia judicial y se mantiene sin evolucionar, como en la mayoría de los países
de Centro América.

En cuanto a que ningún juzgador debe ser presionado en su desempeño profesional,


porque el mismo conoce su trabajo y debe hacerlo objetivamente, Miguel Carmona
Ruano expone: “La presión no es ni siquiera necesaria, porque la dependencia se
encuentra de modo que el juez ya sabe como debe resolver, sin necesidad de presión
alguna, inevitablemente, su personalidad defiende su autoestima, racionalizando su
decisión y personalidad y pretendiendo que es producto de su libre determinación”. (3)

Internamente en algunos casos existe una cultura de subordinación, porque los


ascensos son de carácter político, las sanciones son arbitrarias, circulares informativas
que no motivan al factor humano, la falta de capacitación técnica la baja remuneración,
todos estos aspectos negativos condicionan la mentalidad piramidal de los jueces.

La independencia judicial en última instancia, depende de la conciencia del juez. De


nada valen los mecanismos para garantizar la independencia, si algunos jueces se
entregan día a día para mantener buenas relaciones con sus superiores.

Asimismo, lesiona la independencia judicial interna, porque la organización judicial


vigente, ajena a un Estado de Derecho, crea una cultura de jerarquías que fomenta
presiones externas e internas y conlleva a que los jueces sean considerados como
subordinados o dependientes, no solo en lo administrativo sino también en lo
jurisdiccional.
3()
Carmona Ruano, Miguel; 1997; “Independencia externa de los jueces en el marco de un Estado de
derecho en independencia judicial”; Guatemala; editorial Fénix; página. 20.

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Sobre el tema de una crisis interna en el Organismo Judicial, se puede concluir que el
sistema de administración de justicia, estructurado por la legislación de Guatemala,
monopoliza el gobierno judicial, circunstancia que va en perjuicio de la calidad técnica y
de la importancia política de la Corte Suprema de Justicia.

Es necesario entonces plantear una reingeniería que posibilite:

1. Dar un paso importante y poder lograr la reforma del sistema judicial que permita
democratizar el gobierno del Organismo Judicial, otorgándole el poder a aquellos
órganos investidos de autoridad jurisdiccional, garantes de los derechos ciudadanos,
distinguiendo así las funciones administrativas de las jurisdiccionales.

2. Crear una estructura judicial acorde a un Estado Democrático de Derecho,


modificando el sistema actual y que permita una estructura horizontal, en la que se
reconozca que todos los jueces son iguales y que la única diferencia que existe entre
ellos es la que se deriva de las distintas funciones que ejercen de acuerdo a su
competencia en los procesos judiciales.

CRISIS EXTERNA:

En Guatemala los jueces son presionados, acosados y vigilados, por agentes externos
que pretenden que los casos se resuelvan según sus intereses y es muy común
escuchar declaraciones de grupos de la sociedad civil, del Ministerio Publico, de la
Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, de diplomáticos
acreditados en nuestro país y funcionarios de otros organismos del Estado, haciendo
criticas públicamente sobre resoluciones emitidas por la Corte Suprema de Justicia, en
contraposición a lo que indica el articulo 203 de la Constitución Política de la República
de Guatemala que garantiza la independencia judicial y constituye una amenaza a la
separación de poderes.

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Un ejemplo del desacuerdo en las resoluciones que emiten los jueces, se dio cuando la
Jueza Carol Patricia Flores anulara todo lo actuado a partir del veintitrés de noviembre
de dos mil once, en el juicio por delitos de genocidio y delitos de lesa humanidad contra
los generales Efraín Ríos Montt y José Mauricio Rodríguez Sánchez, el titular de
la CICIG, Francisco Dall’Anese, jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad
en Guatemala (CICIG) adelantó que accionaría contra la juzgadora, quien ya era objeto
de investigación por prevaricato.

Un ejemplo de la intromisión de entes externos en el trabajo que desarrollan los jueces


es el de la jueza de femicidio, Michelle Aguilera, quien a través de un video denunció
presiones por parte de la secretaria general del Ministerio Público, Mayra Veliz.

Según la denuncia de la jueza Aguilera, desde que se inauguraron los juzgados, la


obliga a ella y a otros juzgadores a que se reúnan con el MP, específicamente con la
Fiscalía de la Mujer, para darles instrucciones de cómo resolver, así como las órdenes
de captura y les indica los casos en los que deben dictar prisión preventiva.

Por otra parte no es cosa nueva escuchar sobre los recortes presupuestarios al
Organismo Judicial, como mecanismos de presión cuando se conocen casos
relevantes y que de alguna forma afectan a ciertos grupos políticos. La injerencia
política en casos judiciales sigue siendo la norma, especialmente en aquellos casos en
los que se han presentado cargos contra altos funcionarios.

El tráfico de influencias y la corrupción y otros males a ellos asociados son


generalizados, y están alimentados por los factores políticos que siguen influyendo en
el ejercicio; el nombramiento y la destitución de los jueces.

Adicionalmente, en años recientes, en Guatemala los jueces han percibido que


aquéllos que detentan el poder político y económico; continúan ejerciendo o tratan de
ejercer una influencia indebida en sus decisiones.

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Los jueces actualmente no sienten plena independencia frente al poder político,
emitiendo sentencias, en varios casos, que restringen la eficacia del derecho ante
posibles trastornos que puedan generar los efectos de la decisión. De la misma
manera, los actores políticos poderosos esperan que la Corte Suprema de Justicia no
adopte resoluciones contrarias a sus intereses.

Los medios de comunicación tienen una escasa comprensión de la independencia


judicial y muchas veces la difusión irresponsable de la noticia debilita al poder judicial,
responsabilizándolo por la incapacidad del Estado de controlar el crimen.

La Corte Suprema de Justicia es susceptible de ataques por aquellos que consideran


que el Estado de derecho es una amenaza a sus intereses particulares. La clase
política, y especialmente los sectores conservadores, no terminan de aceptar que el
uso de poder del Estado está sujeto a la obediencia de la Constitución y las leyes y que
el poder judicial está en el deber y la capacidad de controlarlo.

9. CONCLUSIONES

a) Existe crisis externa e interna en el Organismo Judicial, por lo que se debe fortalecer
a la institución ya que la función de los jueces debe ser independiente y deben gozar
de las garantías necesarias para hacer efectiva esa independencia frente a agentes
externos, otros poderes del Estado y al mismo interior del Organismo Judicial.

b) La figura personal del juez, como ente jurisdiccional debe garantizar la


independencia en la administración de justicia.

c) La defensa de la independencia judicial no solo corresponde a los jueces, también


las asociaciones de jueces y magistrados deben asumir un rol activo en la completa
defensa relacionada con la independencia judicial.

10. BIBLIOGRAFÍA

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Alberdi Alonso, Cristina; 1988; “El poder judicial como garante del estado de derecho”;
Madrid, España; Editorial Lo de Blanch; pagina 16.

Binder, Alberto; 1993; “La independencia judicial en introducción al derecho procesal


penal”; Buenos Aires Argentina; Editorial Ad-Hoc; pagina 50.

Carmona Ruano, Miguel; 1997; “Independencia externa de los jueces en el marco de


un Estado de derecho en independencia judicial”; Guatemala; editorial Fénix; página.
20.

LEGISLACIÓN:

Constitución Política de la República de Guatemala. Asamblea Nacional


Constituyente, 1986.

Ley del Organismo Judicial. Decreto 2-89 del Congreso de la República de


Guatemala, 1989.

Ley de la Carrera Judicial. Decreto 41-99 del Congreso de la República de


Guatemala.

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