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CAUSAS
Su causa es desconocida, pero los factores sociales parecen importantes. Aunque hay muchos
factores socioculturales que pueden desencadenar la anorexia, es probable que una parte de
la población tenga una mayor predisposición física a sufrir este trastorno, independientemente
de la presión que pueda ejercer el entorno. Por ello existen de factores generales que se
asocian a un factor desencadenante o cierta vulnerabilidad biológica, que es lo que precipita
el desarrollo de la enfermedad.
La propia obesidad del enfermo.
Obesidad materna.
Fracasos escolares.
Accidentes.
Sucesos traumáticos.
Esta patología se caracteriza por una pérdida significativa de peso provocada por el enfermo
y por una percepción errónea del propio cuerpo. En consecuencia, los problemas
endocrinos se hacen evidentes en un espacio de tiempo relativamente corto. Los principales
síntomas que determinan la aparición de la enfermedad son los siguientes:
Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo adecuado para la edad y talla
del enfermo.
Miedo al aumento de peso o a la obesidad incluso cuando el peso se encuentra por debajo de
lo recomendable.
Hiperactividad.
A estos síntomas se le suman otros rasgos típicos como la irritabilidad, la depresión y los trastornos
emocionales o de la personalidad. Asimismo, se manifiesta una alteración de la sensación de
saciedad y plenitud antes de las comidas, náuseas, hinchazón, o incluso ausencia de
sensaciones. En esta patología también se observan numerosos trastornos cognitivos que se
centran en los alimentos, el peso corporal y el aspecto físico:
Abstracciones selectivas.
Generalizaciones.
Supersticiones.
Pensamiento dicotómico.
Ideas autorreferenciales.
Inferencia arbitraria.
En cuanto a las consecuencias clínicas, los síntomas son los siguientes:
Las pulsaciones cardiacas se reducen.
Disminuye la masa ósea y, en los casos muy tempranos, se frena la velocidad de crecimiento.
Anemia.
Aparece un vello fino y largo, llamado lanudo, en la espalda, los antebrazos, los muslos, el cuello
y las mejillas.
Estreñimiento crónico.
Coloración amarillenta en las palmas de las manos y las plantas de los pies por la acumulación
de carótenos en las glándulas sebáceas.
Pérdida de cabello.
PREVENCIÓN
Al tratarse de un trastorno que suele iniciarse en la adolescencia, la observación por parte de la
familia es crucial para detectar en el menor hábito que supongan una señal de alerta. Estos son
algunos factores de riesgo:
Malos hábitos de comidas: muchos adolescentes comen solos mientras ven la tele o se
comunican con sus amigos vía whatsap. La falta de horarios fijos y de supervisión por parte de
los padres acerca de lo que comen incrementan las probabilidades de desarrollar un trastorno
de la alimentación.
Mala comunicación con los padres: conocer las preocupaciones de los hijos, sus gustos y su
círculo de amigos puede ayudar a prevenir este tipo de desorden o a detectarlo en una fase
inicial.
TIPOS
En la anorexia nerviosa se pueden distinguir dos subtipos:
Subtipo restrictivo: la reducción de peso se consigue mediante dietas o ejercicio físico intenso y
el enfermo no recurre a sobre ingestas, atracones o purgas.
Subtipo bulímico: El enfermo recurre a las purgas aunque haya ingerido una pequeña cantidad
de alimento.
DIAGNÓSTICO
La anorexia nerviosa se diagnostica, generalmente, basándose en una intensa pérdida de peso
y los síntomas psicológicos característicos. La anoréxica típica es una adolescente que ha
perdido al menos un 15 por ciento de su peso corporal, teme la obesidad, ha dejado de
menstruar, niega estar enferma y parece sana.
TRATAMIENTOS
Los objetivos globales del tratamiento son la corrección de la malnutrición y los trastornos
psíquicos del paciente. En primer lugar se intenta conseguir un rápido aumento de peso y
la recuperación de los hábitos alimenticios, ya que pueden implicar un mayor riesgo de muerte.
Pero una recuperación total del peso corporal no es sinónimo de curación. La anorexia es una
enfermedad psiquiátrica y debe tratarse como tal. El tratamiento debe basarse en tres
aspectos:
Detección precoz de la enfermedad: conocimiento de los síntomas por parte de los
médicos de atención primaria y de los protocolos que fijan los criterios que el médico
debe observar.
Seguimiento ambulatorio una vez que el paciente ha sido dado de alta, con visitas
regulares. Las hospitalizaciones suelen ser prolongadas, lo que supone una
desconexión del entorno que puede perjudicar el desarrollo normal del adolescente.
Por ello son aconsejables, siempre que se pueda, los tratamientos ambulatorios.