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Derecho de las

sucesiones

Derecho
Privado VII

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Sucesiones
Derecho de las sucesiones
Definición
Con la denominación “derecho de las sucesiones” o “derecho sucesorio” se hace
referencia a la rama del derecho privado que regula la sucesión a título universal y
las adquisiciones a título particular que se originan con la muerte de una persona.

Es la sección del derecho privado constituida por un


conjunto de normas, que regulan el destino que ha de darse
a las relaciones jurídicas de una persona física cuando ésta
muere, y rige también la creación de relaciones jurídicas
nuevas, cuyo surgir está subordinado a la muerte de dicha
persona. (Arias Ramos, como se cita en Pérez Lasala, 2014,
p. 18).

Es dable señalar que el fenómeno sucesorio no sólo tiene un claro interés familiar,
sino también social; es decir, no sólo protege al individuo y a la familia, sino que
además el Estado resulta beneficiado por el estímulo que el derecho sucesorio
representa para el trabajo y la producción, pues el derecho de propiedad
constituye el presupuesto del derecho de sucesiones, ya que para que éste exista,
tiene que existir la propiedad privada e individual.

Principios que lo rigen


El Código Civil y Comercial de la Nación se caracteriza por la constitucionalización
del derecho privado. Esto implica una arraigada conexión entre la Constitución
Nacional, los tratados internacionales y el derecho privado; todo ello, con base en
los aportes dados por la doctrina y la jurisprudencia. Asimismo, se caracteriza por
la recepción de grandes paradigmas del derecho privado a través de principios
que estructuran el resto del ordenamiento. Tales principios cumplen dos
funciones:

 como fuente, pues se debe recurrir a ellos a fin de resolver aquellas


cuestiones que no tienen solución en la ley ni en las costumbres;
 y como elemento de interpretación de la ley.

“Fijan también un límite a su arbitrio, garantizando que la decisión no esté en


desacuerdo con el espíritu del ordenamiento jurídico” (Medina y Miguez de
Bruno, 2014, p. 2).

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En el derecho sucesorio, debemos tener presentes los principios generales
contenidos en el Libro Primero del Código Civil y Comercial, los principios
sucesorios expuestos en el capítulo 1 del título 1 del Libro Quinto, y los principios
específicos de las partes generales de las distintas instituciones sucesorias. A
modo general, podemos señalar los siguientes:

La sucesión, en sentido técnico jurídico (sucesión del heredero), implica en


principio la subrogación en la posición jurídica del causante.

 La sucesión, en sentido técnico jurídico (sucesión del heredero), implica
en principio la subrogación en la posición jurídica del causante.
 La responsabilidad del heredero por el pago de las deudas y cargas de
la herencia es limitada, salvo en determinadas excepciones.
 Igualdad real (mejora para el heredero con discapacidad).
 La aceptación y renuncia de la herencia tiene sus particularidades en la
adquisición ipso iure y en la adquisición por aceptación.
 Mayor autonomía de la voluntad del autor de la sucesión (se aumenta
la porción disponible y se regula la mejora a determinados herederos
que se encuentran en una situación de vulnerabilidad).

Estructura en el Código Civil y Comercial de la Nación

La sucesión por causa de muerte se encuentra regulada en el Libro Quinto, bajo el


nombre de “Transmisión de derechos por causa de muerte”, desde el art.

2277 al 2531. Este libro está integrado por once títulos, los que en su mayoría se
subdividen en capítulos, y algunos de éstos últimos, en secciones.

De esta manera, el Libro Quinto presenta la siguiente organización:

Título 1: Sucesiones

 Capítulo 1: Disposiciones generales


 Capítulo 2: Indignidad

Título 2: Aceptación y renuncia de la herencia


 Capítulo 1: Derecho de opción
 Capítulo 2: Aceptación de la herencia
 Capítulo 3: Renuncia de la herencia

Título 3: Cesión de herencia

Título 4: Petición de herencia

Título 5: Responsabilidad de los herederos y legatarios. Liquidación del pasivo.

2
Título 6: Estado de indivisión

 Capítulo 1: Administración extrajudicial


 Capítulo 2: Indivisión forzosa

Título 7: Proceso sucesorio

 Capítulo 1: Disposiciones generales


 Capítulo 2: Investidura de la calidad de heredero
 Capítulo 3: Inventario y avalúo
 Capítulo 4: Administración judicial de la sucesión

o Sección 1: Designación, derechos y deberes del administrador


o Sección 2: Funciones del administrador

 Capítulo 5: Pago de deudas y legados


 Capítulo 6: Conclusión de la administración judicial

Título 8: Partición

 Capítulo 1: Acción de partición


 Capítulo 2: Modos de hacer la partición
 Capítulo 3: Colación de donaciones
 Capítulo 4: Colación de deudas
 Capítulo 5: Efectos de la partición
 Capítulo 6: Nulidad y reforma de la partición
 Capítulo 7: Partición por los ascendientes

o Sección 1: Disposiciones generales


o Sección 2: Partición por donación
o Sección 3: Partición por testamento

Título 9: Sucesiones intestadas

 Capítulo 1: Disposiciones generales


 Capítulo 2: Sucesión de los descendientes


 Capítulo 3: Sucesión de los ascendientes
 Capítulo 4: Sucesión del cónyuge
 Capítulo 5: Sucesión de los colaterales
 Capítulo 6: Derechos del Estado

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Título 10: Porción legítima

Título 11: Proceso sucesorio

 Capítulo 1: Disposiciones generales


 Capítulo 2: Forma de los testamentos

o Sección 1: Disposiciones generales


o Sección 2: Testamento ológrafo
o Sección 3: Testamento por acto público

 Capítulo 3: Inhabilidad para suceder por testamento


 Capítulo 4: Institución y sustitución de herederos y legatarios
 Capítulo 5: Legados
 Capítulo 6: Revocación y caducidad de las disposiciones
 Capítulo 7: Albaceas

Sucesión: Definición. Por actos entre vivos. Por mortis


causa
Con el término sucesión se designan todos aquellos supuestos en que se produce
el cambio o sustitución de un sujeto por otro en la titularidad del derecho sobre el
objeto de una relación jurídica. En tal sentido, la sucesión
provoca una modificación subjetiva de la relación jurídica, aunque queda
inalterado –en principio– su contenido y objeto. De esta manera, se produce una
trasmisión, pues el derecho que pertenecía a un sujeto ha pasado a otro. Dicha
transmisión puede ser realizada por actos entre vivos o por mortis causa. Por acto
entre vivos, es cuando la transmisión de los derechos y obligaciones
patrimoniales se origina en un acto jurídico manifestado en un negocio válido –
compraventa, donación–. La sucesión mortis causa tiene como presupuesto
necesario y determinante la muerte del sujeto a quien se habrá de suceder y
comprende los siguientes elementos:

1) el difunto, de quien dimana la sucesión;


2) el sucesor llamado por ley o por testamento, que puede ser universal o
particular;
3) y los derechos y obligaciones del causante que constituyen la herencia.

Pérez Lasala (2014) expresa que “la sucesión en sentido técnico-jurídico no es más
que la sucesión universal mortis causa, es decir, la del heredero y no la del
legatario que es un simple adquirente” (p. 17). Por ello, desagrega la sucesión
para referirse a la de tipo universal por oposición a las adquisiciones mortis causa,
que son las particulares. Esta es una de las posiciones doctrinarias; sin embargo, la
mayoría de los autores utilizan el término sucesión para referirse tanto a la
universal como a la particular.

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En definitiva, la sucesión entre vivos es aquella en la que la fuente de la
transmisión es un acto jurídico realizado por el titular del derecho, mientras que
en la sucesión por causa de muerte, el hecho jurídico generador de la
transferencia de los derechos es la muerte de su titular.

Sucesión por causa de muerte: universal y a título


particular. Definiciones. Fundamentos
Como expresáramos con anterioridad, la sucesión mortis causa puede ser
universal o particular.

La sucesión por causa de muerte opera por la concurrencia de tres elementos:

1) apertura de la sucesión;
2) la vocación del sucesor;
3) la aceptación.

La sucesión universal supone la subrogación en la posición jurídica del causante,


pues el sucesor ocupa el lugar del difunto en las relaciones jurídicas de las que era
titular y que no se extinguieron con su muerte. Es decir, el sucesor ocupa la
posición jurídica del causante en los derechos transmisibles; en consecuencia, en
principio, adquiere sus bienes y asume sus deudas.

Esta regla general contiene excepciones, pues hay posiciones jurídicas


patrimoniales que no se transmiten al heredero y hay otras que nacen en cabeza
de éste con motivo de la muerte del autor de la sucesión.

En tal sentido, el art. 2280 prescribe que “desde la muerte del causante, los
herederos tienen todos los derechos y acciones de aquél de manera indivisa, con
excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y continúan en la
posesión de lo que el causante era poseedor”1.

Conforme a ello, la sucesión universal presenta dos características:

 el cambio de sujetos no implica la extinción de las relaciones jurídicas


existentes en vida del causante ni la creación de otras nuevas;
 se mantienen inalterados los títulos constitutivos de las relaciones
jurídicas.

Una consecuencia del principio que el sucesor asume la posición jurídica del
causante es que en la adquisición de la herencia no se altera el título por el cual es
recibida. Esto significa que el heredero sigue siendo comprador, permutante,
etcétera, del derecho que le transfirió el difunto.

1 Art. 2280, relativo a la situación de los herederos. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto,
Título I. Código Civil y Comercial de la Nación.

5
En la sucesión universal, se transmite la universalidad o una parte indivisa de la
herencia. Así, podemos distinguir dos aspectos en esta sucesión:

 el sustantivo: dado por la sucesión en la posición jurídica del causante,


que justifica la continuación de las relaciones jurídicas del causante,
con las consecuencias descriptas precedentemente;
 el adquisitivo: que se refiere a que el heredero adquiere la
universalidad o parte alícuota de la herencia2.

Por su parte, la sucesión particular procede cuando se transmite un bien


particular o un conjunto de bienes que integran la herencia.

El sucesor particular no ocupa la posición del causante, ni responde por las deudas
de éste, salvo que no haya bienes suficientes en la herencia, en cuyo caso su
responsabilidad se limita al valor de lo que recibe3; asimismo, responde por ellas
en el supuesto que le sean atribuidas como carga del legado.

Un sector de la doctrina, al que adhiere Pérez Lasala (2014), sostiene que en la


adquisición a título particular no sólo cambia el sujeto de la relación jurídica, sino
también “el título constitutivo, que es el acto que sirve para transmitir el derecho”
(p. 400). Es decir, el legatario adquiere el derecho de un acto diferente del
realizado entre el causante y el causahabiente.

Sistemas: Sucesión en la persona y en los bienes. Orígenes y


consecuencias. Sistema seguido por el Código Civil y Comercial
de la Nación
Entre los sistemas sucesorios, podemos señalar dos formas básicas para
estructurar la transmisión sucesoria:

 Sucesión en la persona o sistema romano


 Sucesión en los bienes o sistema germano

El primero establece que la sucesión implica que el heredero continúa la persona


del difunto, en tanto que el segundo se basa en la sucesión en los bienes (Borda,
1994).

2 Art. 2278, relativo al heredero y al legatario. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título
I. Código Civil y Comercial de la Nación.
3
Art. 2319, relativo a la acción contra los legatarios. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto,
Título V. Código Civil y Comercial de la Nación.

6
La sucesión en la persona tenía antiguamente un fundamento religioso, pues ante
la muerte de un sujeto, era indispensable que alguien ocupara inmediatamente su
lugar para que el culto familiar no se interrumpiese. Además, era fundamental
que alguien ejerciera la autoridad del difunto dentro de la familia.

En los primeros tiempos, los herederos afrontaban esta carga como un deber
moral y religioso. Pero cuando decayó el culto familiar, la repudiación de la
herencia o la aceptación con beneficio de inventario se hicieron comunes. A raíz
de ello, diversas leyes se dictaron para remediar la injusta situación del heredero,
quien sólo recibía cargas.

Cuando fue perdiendo su influencia el sentimiento religioso, la idea de la


continuación de la persona subsistió por una razón de tradición jurídica y también
porque así se explicaba cómo las deudas del causante pasaban a gravitar sobre el
heredero.

El sistema romano adquirió un renovado impulso con el aporte de Aubry y Rau.


Estos autores sostuvieron que el patrimonio es un atributo de la personalidad,
una universalidad de derecho independiente de los elementos concretos que lo
integran (como se cita en Borda, 1994, 1119/10 y ss.).

No se concibe hoy, por lo tanto, persona sin patrimonio, y este no es susceptible


de alienación total o parcial. Por tal razón, no puede concebirse la transmisión del
patrimonio a los herederos sino mediante la ficción de que éstos continúan la
persona del causante. El sistema romano viene así a dar explicación de la
transmisión de los derechos y deudas.

Las consecuencias de este sistema pueden sintetizarse en que:

 se opera la confusión de patrimonios del causante y del heredero: el


heredero responde ultra vires, es decir, con sus propios bienes si los
dejados por el causante no alcanzan a cubrir sus deudas, y los
acreedores del causante concurren en igualdad de derecho con los del
heredero a cobrarse sus créditos de la masa de bienes formada
después de la transmisión;
 el heredero continúa la posesión del causante en el mismo carácter que
aquel;
 la sucesión debe ser única y estar sujeta a una sola ley, puesto que se
trata de la transmisión de una universalidad indivisible.

Cabe aclarar que la idea de la continuación de la persona es ante todo una ficción.

Con relación a la idea romana, el concepto germano de la transmisión hereditaria


era muy distinto. Cuando el jefe de la familia fallecía, la asamblea de la tribu le
entregaba los bienes; el heredero pagaba entonces todas las deudas y se quedaba
con el remanente. Entre sus consecuencias, se destacaba que no había confusión
de patrimonio y que las deudas del difunto no pesaban sobre los bienes del
heredero. Es decir, de acuerdo a este sistema, el heredero sucedía al causante

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únicamente en sus bienes y debía pagar las deudas hasta tanto aquellos bienes
alcanzaran a cubrirlas, pero para ello no era necesario recurrir a la ficción de la
continuación de la persona. Por lo tanto, en el sistema de la sucesión de los
bienes, el heredero no ocupaba el lugar del difunto.

En nuestro derecho, el sistema del Código de Vélez recibió la influencia de Aubry


y Rau y siguió su teoría con todas sus consecuencias. En el artículo 3281, regulaba
que la sucesión a título universal era la que tenía por objeto un ideal, sin
consideración a su contenido especial ni a los objetos de esos derechos. En el
artículo 3417 establecía el sistema de la continuación de la persona. De todo ello
resultaba la confusión del patrimonio del heredero con el del causante.

El Código Civil y Comercial de la Nación –afirma Pérez Lasala (2014) –ha aceptado
implícitamente la teoría de la sucesión en la posición jurídica del causante, y
explícitamente, la teoría de la adquisición de la totalidad o de una parte indivisa
de los bienes hereditarios. De este modo, el heredero ocupa la posición jurídica
del causante en las relaciones transmisibles; por lo tanto, se le transmiten los
bienes y asume las deudas. Es decir, hay posiciones jurídicas que pasan del
causante al heredero de manera objetivamente idénticas. Son estas en las que se
da realmente la sucesión, porque el heredero ocupa el lugar del autor de la
sucesión. Sin embargo, también hay relaciones jurídicas que no se transmiten al
heredero.

Por último, hay posiciones jurídicas que adquiere el heredero que no existían en el
causante, pero que nacen con motivo de su muerte.

Sucesión intestada y testamentaria. Caracterización


La sucesión mortis causa puede ser legítima (intestada, legal) o testamentaria,
según la naturaleza de la fuente del llamamiento, es decir, según si la sucesión
proviene de la ley o de la voluntad del sujeto expresada en testamento.

Nuestro sistema legal recepta ambas categorías. Así, el art. 2277 del Código
establece que “la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su
sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por
el testamento o por la ley4.

La sucesión intestada es la deferida por la ley al cónyuge y a los parientes más


próximos del causante, conforme a un determinado orden establecido por la
misma ley; la testamentaria, en cambio, responde a la voluntad del causante
manifestada en el testamento.

El art. 2424 del Código, cuando define a los herederos legítimos, prescribe que
“las sucesiones intestadas se defieren a los descendientes del causante, a sus
ascendientes, al cónyuge supérstite, y a los parientes colaterales dentro del
cuarto grado inclusive, en el orden y según las reglas establecidas en este

4Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la Nación.

8
Código”5. El fundamento de este tipo de sucesión está basado en el respeto a la
voluntad presunta del difunto, dado por el reconocimiento del orden natural de
sus afectos y la protección del interés familiar.

Respecto a las sucesiones testamentarias, el art. 2462 establece que “las personas
humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de su muerte,
respetando las porciones legítimas…”6. Su fundamento reposa en el respeto a la
libre voluntad del causante expresada en su testamento, que en nuestro
ordenamiento jurídico se encuentra limitada en caso de existir legitimarios, pero
que alcanza su plena expresión a falta de éstos.

En consecuencia, los sucesores pueden ser llamados por la ley, por la voluntad del
causante o en parte por la ley y en parte por voluntad del causante. Esta
compatibilidad entre ambos tipos de sucesiones ha sido receptada por el art.
2277, que establece: “Si el testamento dispone sólo parcialmente de los bienes, el
resto de la herencia se defiere por la ley…”7.

La primera hipótesis procede cuando el causante tuviere herederos y no hubiere


testado; en este caso, la sucesión será en su totalidad deferida por la ley. En el
segundo supuesto, el testador no tiene legitimarios; por lo tanto, por medio del
testamento, determina quienes van a sucederlo. Por último, la tercera hipótesis
es aquella en la que el causante, si bien posee legitimarios, dispone libremente de
la porción disponible de la herencia.

Nuestro sistema legal contempla la libertad del autor de la sucesión de disponer


de su patrimonio, siempre que respete las porciones legítimas, si existiesen
legitimarios.

En definitiva, cuando no hay legitimarios, el causante tiene libertad para distribuir


sus bienes como estime conveniente. Si, en cambio, el causante decide no testar o
las disposiciones testamentarias fueren ineficaces y tiene herederos, la misma ley
adjudica su patrimonio a sus parientes y cónyuge en determinado orden.

De allí la íntima vinculación con el derecho de familia, porque la estructuración de


ella repercutirá en el derecho sucesorio, y viceversa.

Dentro del llamamiento hecho por la ley, hay que hacer una distinción, a saber:

 Existe un llamamiento imperativo que corresponde a aquellos


miembros de la familia a los que la ley les atribuye una porción de la
herencia – legítima– de la cual no pueden ser privados; estos son los
legitimarios.

5
Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título IX. Código Civil y Comercial de la Nación.
6
Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título XI. Código Civil y Comercial de la Nación.
7 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título I. Código Civil y Comercial de la Nación.

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 Existe también un llamamiento supletorio que tendrá vigencia a falta
de legitimarios y a falta de herederos instituidos por el causante en su
testamento. Los herederos llamados supletoriamente se denominan
legítimos; de allí la posible confusión, ya que se designa legítimo al
heredero llamado a la sucesión por la ley -que constituye el género- y
asimismo, una especie dentro de ellos recibe el mismo nombre.

Para clarificar la situación, se indicará cómo funcionan estos llamamientos.

En primer lugar, hay que verificar si existen herederos designados por la ley que
tengan un llamamiento imperativo, es decir, que existan legitimarios, pues de ser
así, el causante sólo podrá testar sobre la porción disponible. A falta de
legitimarios, el causante podrá designar como heredero a quien quiera, y
entonces se encuadrará dentro de la sucesión testamentaria. Luego, a falta de
legitimarios y testamentarios, volverá a aplicarse el llamamiento deferido por la
ley en forma supletoria y recibirán la herencia los parientes colaterales hasta el
cuarto grado.

Pactos sucesorios. Definición. Regulación legal


El pacto sucesorio es el contrato cuyo objeto es todo o la parte de una herencia
futura y cuyo contenido concierne a su organización o a un aspecto de esa
organización por referirse a disposiciones o transferencia de derechos sucesorios
eventuales, a reglas de distribución de la herencia o a otras cuestiones sucesorias.

El Código Civil y Comercial, manteniendo el régimen del Código de Vélez, no


admite la sucesión contractual. Expresamente, establece en el art. 1010 que:

La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni


tampoco pueden serlo los derechos eventuales sobre
objetos, excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra
disposición legal expresa. Los pactos relativos a una
explotación productiva o a participaciones societarias de
cualquier tipo, con miras a la conservación de la unidad de la
gestión empresaria o a la prevención o solución de
conflictos, pueden incluir disposiciones referidas a futuros
derechos hereditarios y establecer compensaciones a favor
de otros legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no
parte el futuro causante y su cónyuge, si no afectan la
legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los
derechos de terceros8.

8 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Tercero, Título II. Código Civil y Comercial de la Nación.

10
Lo que se persigue con la excepción prevista en la norma es la protección de una
unidad de negocios, especialmente, la familiar.

Una especie dentro de la prohibición genérica receptada por este artículo,


corresponde a la imposibilidad de aceptar o renunciar a la herencia antes de la
muerte del autor de la sucesión, aun cuando se hicieran condicionadas al hecho
de la muerte. Así, el art. 2286 establece el “tiempo de la aceptación y la renuncia.
Las herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas”9.

Maximiliano Flammá (2014, p. 40) sostiene que desde un aspecto eminentemente


técnico, la prohibición de aceptar o repudiar una herencia futura es el corolario
lógico del principio dispuesto por el art. 2277, pues antes de la muerte del
causante, no hay sucesor mortis causa ni se es titular de derecho alguno que
resulte susceptible de ser aceptado o repudiado.

Encontramos otra especificación con respecto a esta regla en el art. 2302, que
regula el momento a partir del cual produce efectos la cesión de herencia10.

No obstante, existen supuestos excepcionales de sucesión contractual mortis


causa. Entre ellos, podemos mencionar:

 Partición de bienes por parte del ascendiente: el art. 2411 del Código
Civil y Comercial autoriza a la persona que tiene descendientes a
 efectuar la partición de sus bienes entre ellos por medio de la donación
o testamento11.
Transmisión de bienes a legitimarios: el art. 2461 prescribe que si por
acto entre vivos a título oneroso, el causante transmite a alguno de los
legitimarios la propiedad de algunos de sus bienes bajo reserva de
usufructo, uso, habitación o bajo renta vitalicia, se presume iuris et de
iure la gratuidad del acto y la intención de mejorar al beneficiario. El
valor de los bienes debe ser imputado a la porción disponible y el
exceso debe ser colacionado12.

Si la donación o el testamento otorgara dispensa o estableciera una
cláusula de mejora, el cónyuge y los descendientes del causante están exentos del
deber de colacionar el valor de los bienes recibidos13.

9 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título II. Código Civil y Comercial de la Nación.
10 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título III. Código Civil y Comercial de la Nación.
11 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VIII. Código Civil y Comercial de la Nación.
12 Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título X. Código Civil y Comercial de la Nación.
13 Art. 2385, párr. 1. Ley 26.944 promulgada por Decreto 1975/2014, Libro Quinto, Título VIII. Código Civil y
Comercial de la Nación.

11
Referencias
Borda, G. (1994). Tratado de Derecho Civil – Sucesiones, Tomo I. Buenos Aires:
Abeledo Perrot.

Flammá, M. (2014). Título II. Aceptación y renuncia de la herencia – Capítulo 1


Derecho de opción. En J. C. Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y Comercial de
la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La Ley.

González Magaña, I. (2014). Título VII. Proceso Sucesorio – Capítulo 1


Disposiciones generales. En J. C. Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La Ley.

Medina, G., y Miguez de Bruno, M. S. (2014). Principios generales sucesorios y los


principios generales de la sucesión intestada en particular. Revista Derecho de
Familia y de las personas (109). Buenos Aires: La Ley.

Pérez Lasala, J. L. (2014), Tratado de Sucesiones. Santa Fe: Rubinzal Culzoni, Tomo
1.

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