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Bioenergética para padres

Cómo estar más cerca de tus hijos a


través de la conciencia y
mejoramiento de tu propia coraza

Nota de la autora: Si querés compartir este libro con alguien,


genial! Pero te pido que en vez de enviar el archivo, le sugieras
que se suscriba al blog para descargarlo. De esa forma, me
ayudás a difundir mi trabajo :)

Esta obra está sujeta a la licencia


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de esta licencia, visite
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-nc-nd/4.0/.

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Índice
Bioenergética para padres..........................................................2
Cómo estar más cerca de tus hijos a través de la conciencia y
mejoramiento de tu propia coraza..............................................2
Por qué este libro.......................................................................4
Sobre la autora...........................................................................6
Capítulo 1: Qué es la bioenergética?..........................................7
Qué factores menguan nuestra energía? ...............................7
En qué puede ayudarme la bioenergética?..........................10
Capítulo 2: La vida es movimiento..........................................14
Capítulo 3: La respiración........................................................17
Por qué nos cuesta respirar plenamente?.............................18
Ejercicio n° 1..................................................................19
Cómo es una respiración plena?..........................................22
Ejercicio n°2...................................................................23
Capítulo 4: El enraizamiento...................................................26
Parados sobre nuestros propios pies....................................27
Ejercicio n°3...................................................................28
Capítulo 5: Contacto................................................................32
Ejercicio n° 4..................................................................33
Por qué relajar la espalda....................................................34
La capacidad de contacto ocular.........................................35
Ejercicio n° 5..................................................................36
Capítulo 6: Y ahora qué hacemos?...........................................38
Cómo pueden estos ejercicios ayudarnos en la crianza?.....38

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Por qué este libro
Desde hace un tiempo participo del mundillo de la Crianza
Respetuosa, Ecológica, con Apego, o como quieran llamarle.
Primero leyendo, luego opinando y aportando, finalmente
produciendo mis propios artículos y coordinando grupos de
crianza.
Siempre observo muchas inquietudes en los padres
preocupados por generar otra forma de criar. Se pasan piques
de cómo pasar tal o cual etapa, información sobre el desarrollo
infantil, etc.
Pero pocas veces, los papás nos interrogamos sobre nuestra
propia incidencia en los “momentos difíciles”.
Todos cargamos, en mayor o menor medida, con patrones de
crianza autoritarios y adultocéntricos. Y en el momento menos
indicado, zas, nos hacemos la zancadilla. Un día de cansancio,
de mal humor, y la crianza respetuosa se nos va allá donde ya
saben ;)
Considero prioritario entonces, que comencemos a observarnos
a nosotros mismos, que emprendamos un viaje de conciencia.
No nos queda más que agradecerle a nuestros cachorros la
ventana que nos abren para este camino sanador.

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Este libro pretende aportar en ese sentido: hacernos concientes
de nuestra coraza muscular y caracterial, e intentar mejorarla.
Por supuesto que la Bioenergética no es el único camino; cada
uno debe encontrar el suyo. Pero para aquellos que sientan que
por aquí puede ser, este libro será -espero- un buen punto de
partida.

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Sobre la autora
Mariel Bonnefon

Soy psicóloga desde el 2003, y psicoterapeuta corporal


reichiana desde el 2007. Me formé en el Taller de Estudios y
Análisis Bioenergético, en Uruguay. Desde entonces vengo
trabajando tanto en consulta privada como en talleres, siempre
apuntando a mejorar la calidad de vida de quienes se acercaron,
aportando herramientas para conseguir el objetivo último que
todos compartimos: ser libres en el gozo de estar vivos.
La maternidad me abrió una visión completamente nueva de mí
misma, y también del mundo en que vivimos. Espero poder
compartirla.

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Capítulo 1: Qué es la bioenergética?

Como corriente de pensamiento y de trabajo psicoterapéutico,


la bioenergética fue creada por Alexander Lowen, a su vez
discípulo y paciente de Wilhelm Reich.
Desde este punto de vista, se entiende la personalidad en
términos de procesos energéticos que se asientan en nuestro
cuerpo. Mente y cuerpo son en realidad uno solo.
Los procesos energéticos pueden resumirse en dos funciones
básicas: respirar y alimentarse para cargar energía, moverse
para descargarla.
La energía además, es única; no es que usemos un tipo de
energía para hablar, otro para movernos y otro para dormir.
Siempre es la misma. De modo que si disponemos de más
energía, y la utilizamos de un modo más eficaz, podremos
enfrentar mejor, más sanamente, las situaciones del diario vivir.

Qué factores menguan nuestra energía?


El estrés provoca tensión, y la energía se estanca. Todos
debemos enfrentarnos a situaciones estresantes diariamente. La

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tensión en sí misma no es “mala”; permite acumular la energía
para realizar una acción más eficaz y eliminar la fuente de
estrés.

Figura 1 – Fórmula de la energía

El problema es que si el estrés se vuelve crónico y no podemos


deshacernos de él, la tensión también se cronificará, y

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configuraremos una coraza muscular.
La coraza limitará nuestra motilidad y nuestra viveza.
Los conflictos emocionales no resueltos generan coraza;
representamos allí la represión de los impulsos que no pudimos
descargar (ganas de llorar, de gritar, de pegar, o de salir
corriendo).
Por esto último es que es tan importante enfocarse en la
prevención en la crianza de nuestros hijos: tratar que no
necesiten acorazarse, para que puedan vivir más plenamente.
La crianza respetuosa nos implica a los padres un doble
trabajo: el de la crianza propiamente dicho, y el de la lucha con
nuestra sombra: los conflictos que tenemos con nuestra propia
crianza, los patrones de conducta aprendidos, en su mayoría
inconcientes.

En qué puede ayudarme la bioenergética?


Si bien Reich comenzó como psicoanalista, pronto se alejó de
sus principios y fundó una nueva teoría, una forma de ver la
existencia humana y sus problemas, así como también la forma
de prevenirlos.
Uno de los principales conceptos que lo alejó del psicoanálisis

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fue el de las fases evolutivas en el niño. Es por todos sabido ya,
que el psicoanálisis establece las fases oral, anal, fálica y
genital, como las normales y esperables en cada niño, siendo la
frustración de sus deseos el elemento imprescindible para
evitar la fijación en las etapas tempranas.
Para Reich sin embargo, sólo hay dos fases: oral y genital. Las
otras no son fases naturales, sino el producto de la frustración.
O sea, el psicoanálisis normaliza aspectos que ya son
patológicos. En un niño que se desenvuelve sano, en armonía y
autorregulación, y sus necesidades son satisfechas en cantidad
y momento adecuados, no será necesario pasar por la fase anal
o la fálica.
Asumir estos conceptos y llevarlos a la práctica implica una
postura ética y política: ver al niño tal como es, dejarlo libre y
acompañarlo en su desarrollo. No para que sea un “mejor
niño”, sino porque es la única opción respetuosa.
En esta sociedad consumista en la que vivimos, es fácil
confundirse y pensar que por comprar el pack-crianza-con-
apego ya tenemos todo solucionado, somos padres excelentes y
no vamos a tener problemas.
Si no acompañamos esas prácticas con el necesario contacto
con nuestros bebés o niños, el contacto con nuestras emociones

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y carencias, si no asumimos nuestro necesario crecimiento
como personas concientes que intentan cortar con el círculo
vicioso del autoritarismo y la sumisión, entonces no estaremos
llevando a cabo esos principios que tanto pregonamos.

Figura 2 – Círculos de reproducción o cambio

Nuestro objetivo, en cada etapa del desarrollo de nuestros


hijos, debería ser lograr que cada ecosistema (útero, familia,
sociedad) habilite la vivencia de placer, la pulsión vital, el
sentimiento de sí mismo respetado y por lo tanto el
reconocimiento y respeto del otro -sea ese otro personas,
animales, o el planeta.
El paradigma reichiano nos aporta entonces, las bases para

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comprender el funcionamiento energético de cada organismo
en cada ecosistema, y nos da las claves para prevenir en lo
posible la contracción de nuestra pulsión vital. Y también, nos
permite soñar con un mundo más libre, amoroso, en donde los
niños crezcan puros y sanos, donde las mujeres puedan parir
naturalmente, donde las comunidades se organicen para
salvaguardar la vida de cada individuo.
En este libro plantearé algunos ejercicios básicos para
aumentar la cantidad y calidad de energía disponible, y para
hacer conciente la tensión múscular crónica que nos comprime.
Es muy importante recalcar que estos ejercicios no sustituyen
una psicoterapia. Podrán ayudar a que te sientas mejor contigo
mismo, a que dispongas mejor de tu propio cuerpo y te sientas
más dueño de vos mismo. Es probable también, que al
despertar esa conciencia, salgan a la luz conflictos que te hagan
buscar ayuda terapéutica. Será un honor entonces, haber
colaborado en el inicio de tu propia sanación.

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Capítulo 2: La vida es movimiento

Un cuerpo vivo está siempre en movimiento, aunque no


podamos percibirlo. Incluso cuando dormimos, todo nuestro
organismo está en actividad constante. La diferencia está en la
cantidad de excitación y energía puestas en funcionamiento.
La energía se desplaza en forma de ondas pulsátiles, que se
transmiten a través de vibraciones espontáneas por nuestros
músculos, órganos, etc.
En un cuerpo sano, con una coraza flexible y dinámica, estas
vibraciones son sutiles, finas, coordinadas.
Pero la mayoría de nosotros, cargamos con importantes
tensiones musculares crónicas, que impiden el devenir libre de
la onda energética. Las vibraciones pueden ser entonces
bruscas, groseras. Esto sucede cuando se aumenta la carga de
energía, lo que provoca una descarga a través del movimiento.
Una vez que el movimiento logra relajar la tensión acumulada,
las vibraciones volverán a ser finas.
Este efecto es el que se busca con los ejercicios bioenergéticos,
entre otros objetivos. Producir un aumento de carga y facilitar
la descarga a través de movimientos específicos, de forma de

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“descongelar” esa tensión cronificada. Así, la persona
recuperará capacidad de movimiento, energía disponible y
vitalidad. Será más dueña de su cuerpo y por lo tanto más libre.
Otra de las metas es hacer concientes estas tensiones, y cómo
reflejan patrones de conducta que no percibimos en el diario
vivir.
Por ejemplo: supongamos que llegamos cansados de un día
muy estresante en el trabajo, la casa es un desorden y nuestros
hijos no paran de gritar y jugar. Es muy probable que sintamos
una gran tensión en la espalda, hombros y cuello, y antes de
darnos cuenta estaremos descargando algo de esa tensión en un
grito o rezongo.
Si logramos un cierto nivel de conciencia de dichas tensiones,
tal vez nos daremos cuenta antes de llegar a casa. Notaremos
ese aumento de carga en la espalda y buscaremos una forma de
relajarla. O incluso, buscaremos formas más eficaces de
gestionar en el trabajo, el estrés casi inevitable de nuestro
sistema laboral.
Con este ejemplo no quiero decir que esté “mal” gritar. Muchas
veces, sufrimos de importantes tensiones crónicas en nuestra
garganta, justamente por reprimir el impulso de gritar. Pero está
claro que la necesidad de gritar no implica gritarles a nuestros

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hijos. Es importante que como padres, nos hagamos cargo de
nuestra propia “mochila”.
Las emociones “negativas” (rabia, frustración, enojo, angustia,
miedo) suelen ser las más reprimidas. No sabemos cómo
manejarlas sanamente. El problema es que muchas veces, las
aguantamos hasta explotar. Y casi siempre, cuando explotamos
no lo hacemos en el ambiente ni en las condiciones adecuadas
para nosotros mismos o quienes nos rodean.
Sería mucho mejor si lográsemos aceptarlas, reconocerlas, ver
su origen, y darles una vía de descarga adecuada.
En esto juegan un papel preponderante la respiración y los
movimientos, así como el contacto con nuestro cuerpo. Hacia
allí vamos en los próximos capítulos.

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Capítulo 3: La respiración

Nuestra capacidad de sentir y expresar las emociones está


directamente vinculada a nuestra posibilidad de respirar y
movernos. La respiración aporta el combustible necesario para
dicho movimiento.
Si por algún motivo se vuelve necesario sentir menos o
reprimir la expresión emocional, la respiración se verá
restringida casi en forma automática. Una respiración
restringida asegura una motilidad disminuida, y una percepción
menor de los sentimientos.
Si la necesidad de defenderse se vuelve crónica,
configuraremos una coraza muscular, que tendrá su reflejo
caracterial, a través de tensiones. Estas tensiones musculares
crónicas restringen también la respiración y el movimiento, con
la diferencia de que al ser crónicas, el individuo pierde
contacto con ellas, no puede elegir tensarse o no. Estará
siempre tenso y no será conciente de ello.
La intensidad es directamente proporcional en las dos
direcciones: Las emociones fuertes provocan que respiremos
más profundamente, y la respiración profunda generalmente

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nos hace contactar con emociones intensas. Por ello, una de las
herramientas más valiosas para los terapeutas reichianos es
ayudar a los pacientes a respirar más profundamente: una vez
logrado, se activarán recuerdos y sentimientos reprimidos.
Luego de comprendido todo esto, es obvio que una respiración
restringida afecta también a la vitalidad del organismo. Muchas
veces nos quejamos de sentirnos cansados o con poca energía.
O nos preocupamos de que nuestros hijos estudiantes tienen
dificultades para concentrarse, enfocarse… Pero en muy pocas
ocasiones somos concientes de cuán pobre es nuestra
respiración.

Por qué nos cuesta respirar plenamente?


Si pensamos en lo explicado antes, se vuelve claro que el
mayor factor es que tenemos miedo de sentir.
Es muy probable que desde niños, hayamos aprendido que
expresar emociones como la rabia, el miedo o la angustia, no es
adecuado o conveniente. Retuvimos esa expresión a través de
tensiones que se fueron acumulando, achicando cada vez más
la respiración. La coraza muscular se vuelve un área congelada,
dormida.

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Hicieron la prueba alguna vez de dejar un dedo o una mano
apoyados en el hielo por mucho rato? Cuando la quitamos, y
damos calor a la zona para recuperar rápidamente la
temperatura normal, duele. Sentimos pinchazos en la piel.
“Descongelar” emociones también duele. Emocionalmente
-cuando contactamos con el dolor reprimido, sentimos ese
dolor y la acumulación en el tiempo- y físicamente: las
contracturas musculares crónicas duelen mucho al irse
deshaciendo.
Así que muchas veces, inconcientemente o no tanto, preferimos
evitar ese dolor y seguir sin respirar plenamente… aunque el
precio que paguemos sea nuestra vitalidad y capacidad de
pulsación.

Ejercicio n° 1
Les propongo ahora un ejercicio que pueden realizar en casa,
incluso invitando a los niños.
Acuéstense en el suelo boca arriba. Apoyen los pies en el suelo,
flexionando las rodillas.

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Figura 3 – Ejercicio n° 1

Dejen una mano apoyada en el pecho, y otra en el abdomen.


Intenten estar cómodos; si algo duele, pueden agregar un apoyo
más mullido, pero que no sea muy blando ni muy alto (por
ejemplo: si les duele el cuello, pueden poner una manta o toalla
doblada, pero es mejor no usar una almohada).
Intenten ahora respirar libremente, sin controlar ni estimular
nada. Sólo respirar. Sientan. Logran percibir el aire entrando en
la nariz? Pasando por las vías respiratorias? Sienten los
pulmones hincharse? Notan el diafragma bajando y subiendo?
Ahora, dirijan la atención a sus manos. La que está apoyada en
el tórax, se mueve cuando respiran? Y la del abdomen? Alguna

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se mueve más que la otra?
Tomen nota mental de lo que observaron (si lo están haciendo
con los niños, pueden compartir lo percibido en este momento,
pero tratando de no perder contacto con su respiración).
Ahora intenten hacer que la respiración sea más profunda.
Logran que el aire “llegue” hasta el abddomen? Notan que se
mueva alguna porción más del cuerpo, como los hombros, la
cabeza o la pelvis?
Perciben alguna sensación o emoción al aumentar la
respiración? Es común sentir hormigueos en la piel, sensación
de calor, de mayor energía… Puede surgir algún dolor también.
Si hay dolor, nos está mostrando que en esa zona hay tensión
crónica.

La idea con este ejercicio no es mostrar una forma “correcta”


de respirar. Sólo lograr un mayor contacto con nuestra
capacidad de pulsación, a través de la inhalación y exhalación.
Si lo repetimos, llega un momento en que se nos hace más fácil
darnos cuenta cuándo estamos reprimiendo la respiración.

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Cómo es una respiración plena?
La respiración saludable involucra a todo el cuerpo. Inhalamos,
usamos ese aire nuevo que nos da todo lo necesario,
exhalamos. Es una onda pulsátil que no se corta en ninguna
zona, fluye. Lamentablemente, es muy difícil observar
naturalmente este tipo de respiración; tal vez en los niños
pequeños, aún no acorazados, o los animales que viven
libremente.
La respiración plena carga de energía a todo el cuerpo. Un
cuerpo cargado está plenamente vivo.
Como los mecanismos represivos son inconscientes, es muy
difícil cambiar el patrón respiratorio a través de ejercicios
conscientes. En cuanto quitamos la atención del ejercicio,
volvemos a nuestra respiración restringida. Eso no quiere decir
que no podamos hacer nada; tomando contacto con dicha
restricción, podemos ir viendo los patrones que nos llevan a
respirar menos.
La mejor forma de cambiar hacia una respiración más
saludable es “despertar” la capacidad de sentir, de forma que
inconscientemente nuestro cuerpo buscará respirar más. Esto se
logra muy de a poco, en mi experiencia.

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Ejercicio n°2
Nuevamente acostados, boca arriba. Las piernas flexionadas y
las plantas de los pies apoyadas.
Traten de llevar la cabeza hacia atrás, tan lejos como sea
posible, sin causar tensión en el cuello. Mantengan relajados
los hombros.
Apoyen ambas manos sobre el abdomen.
Sientan la respiración. Pueden percibir la elevación y el
descenso del abdomen?
Qué pasó con la garganta? Es frecuente sentir tensión al estirar
el cuello hacia atrás. Si esto sucede, intenten hacer algún
sonido al exhalar, por ejemplo: “Aaaaaaaaaaaah”. Hacer sonar
la voz suele ayudar a relajar la garganta.
Ahora lleven la pelvis ligeramente hacia atrás, presionándola
contra el piso, al inhalar.

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Y muévanla hacia adelante suavemente al exhalar, subiendo
levemente las nalgas. La onda respiratoria hará que cuando el
abdomen “suba” por llenarse de aire, la pelvis baje. Ycuando el
abdomen “baje” al vaciarse, la pelvis sube.

Figuras 4 y 5: Ejercicio n°2

Respiren de esta forma por aproximadamente un minuto.


Lograron percibir una ampliación de la onda respiratoria? El
abdomen está más “suelto”? Qué pasa con el pecho?

Cuando el cuerpo está muy habituado a funcionar con pobres


cantidades de aire, un ejercicio como éste puede inducir una
hiperventilación. No es algo peligroso; simplemente el cuerpo
no recuerda cómo gestionar tanto aire. Si sienten hormigueos
en las extremidades, o pinchazos, relájense y detengan el

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ejercicio. Pueden retomar cuando hayan desaparecido esas
sensaciones. Poco a poco, el cuerpo volverá a habituarse a
tener más oxígeno disponible.

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Capítulo 4: El enraizamiento

El enraizamiento se refiere, básicamente, al contacto con la


tierra, el basamento sobre nuestros pies y piernas.
Se trata de una conexión energética entre los pies de una
persona y la tierra. Y a su vez, refleja la cantidad de energía y
sensaciones que desarrolla el individuo en la parte inferior de
su cuerpo.
Por qué es esto así? La energía circula por todo nuestro cuerpo,
permitiendo que tengamos sensaciones y que podamos
movernos. Pero muchas veces, la coraza muscular bloquea el
flujo energético “hacia abajo”, es decir, hacia la pelvis, piernas
y pies.
Nuestra cultura nos hace vivir muchas veces “colgados” de
nuestra mente. Pasamos muchísimas horas sentados,
trabajando, leyendo, mirando TV o la compu. De esta forma
sobreestimulamos los segmentos superiores de nuestro cuerpo,
y nos desconectamos de aquellos que tienen más que ver con el
movimiento: trasladarnos, bailar, ir hacia donde deseamos ir.

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Parados sobre nuestros propios pies
Aquí entra también otro matiz del enraizamiento. Estar en
contacto con la tierra es también estar en contacto con la
realidad. Con nuestra verdad. Si no tenemos un buen
enraizamiento, difícilmente seamos seguros e independientes.
Esto está implícito en el grado de sensación que tengamos en
nuestras piernas y pies, y la calidad de carga y descarga de
energía que podamos realizar a través de ellas. Vivir realmente
en nuestras piernas y pies, no sobre ellos, será lo que nos
posibilite realizar nuestros deseos y alcanzar nuestros
objetivos. Sintiéndonos seguros de nuestro propio sostén. Verán
en este aspecto entonces, la importancia de que nuestros hijos
desarrollen un buen enraizamiento, y por supuesto mejorar el
nuestro.

Les ha pasado de sentirse cansados, desganados, o con


dificultades para pensar claramente y concentrarse? Probaron
de hacer una caminata al aire libre? Generalmente funciona, y
volvemos con las pilas cargadas, la mente despejada, y la
motivación mucho más alta.
Esto sucede porque al caminar, estamos re-equilibrando nuestra
energía; cargamos energía, descargamos tensiones, nos

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oxigenamos mejor -al hacer un ejercicio aeróbico como
caminar-, y dispersamos la “mala onda”. Al caminar, nos
enraizamos.

Ejercicio n°3
Vamos a ver un ejercicio sencillo que puede hacerse tanto para
tomar conciencia de la forma en que nos paramos sobre
nuestras piernas y pies, como para estimular un mejor
enraizamiento.
Nos descalzamos y nos paramos en el suelo, tratando de relajar
nuestro cuerpo y tomar contacto con el sostén que nos están
dando nuestros miembros inferiores.
Cómo estamos parados? Sentimos el suelo a través de nuestros
pies? Cómo están los tobillos? Están bloqueadas las rodillas?
Cómo sentimos el esfuerzo que está haciendo cada músculo?
Cómo estamos respirando?
Ahora, vamos a poner los pies paralelos entre sí, y separados
unos 25 o 30 centímetros. Vamos a tratar de “plantar” bien los
pies, dejemos que nuestro peso corporal caiga realmente sobre
ellos.
Flexionamos levemente las rodillas, sólo para asegurarnos que

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no estamos trancando la articulación.
Una vez que estemos bien apoyados, vamos a inclinar el tronco
hacia adelante, dejando caer la cabeza y los brazos. Si es
posible, tocamos el suelo con los dedos de las manos, pero no
apoyamos nada de peso allí. Todo nuestro peso debe seguir
sostenido por las piernas. Es importante soltar el cuello,
dejando caer la cabeza, y mantener las rodillas levemente
flexionadas.

Figura 6 – Ejercicio n° 3

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Vamos a sostener un poco esta posición, por un minuto. La
respiración debería ser relajada y profunda, de lo contrario no
será posible sustentar el aumento de tensión. Respiren por la
boca.
Ahora, dejen que el peso del cuerpo vaya levemente hacia
adelante, haciendo mayor presión en las bolas metatarsianas de
los pies (la parte que se apoya si usamos un zapato de taco). Y
muevan muy leve y suavemente las rodillas, estirándolas y
flexionándolas nuevamente, pero sin llegar a trabarlas.
Notan algún cambio en la sensación de piernas y pies? Es
frecuente sentir calor, hormigueos, o leves vibraciones.
Es muy importante no restringir la respiración. Si lo hacemos,
estaremos coartando la posibilidad de aumentar la sensación.
Cuando sientan que ya es suficiente, suban muy lentamente el
tronco, enderezándose vértebra por vértebra, pero siempre
dejando colgados la cabeza y los brazos. Cuando ya estén
erguidos, enderecen la cabeza lentamente, sin dejar de respirar
relajada y profundamente. No bloqueen las rodillas.
Sienten algún cambio? Notan un aumento de carga en la
energía corporal? Es frecuente sentirse levemente mareado al
terminar. No se preocupen, sólo es señal de que algo de nuestra
coraza se movió.

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Como hay partes del ejercicio en que la cabeza está hacia
abajo, no podemos vernos; así que puede resultar útil hacer este
ejercicio entre varios, para observarse mutuamente y decirse lo
que se ve. Ya que muchas veces tensamos zonas del cuerpo sin
darnos cuenta. Por ejemplo: es muy común en este ejercicio,
que las personas no dejen caer realmente la cabeza, o que cada
tanto se “olviden” de aflojar las rodillas.
No es la idea realizar una competencia o alcanzar un puntaje de
calidad. Pero sí asegurarse de que no estamos coartando
nosotros mismos la potencia del ejercicio.

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Capítulo 5: Contacto

El contacto con uno mismo y con lo que nos rodea es una


función que suele estar bastante apagada en todos nosotros. Sí,
nos movemos y hablamos entre otras personas todo el tiempo.
Pero cierren los ojos un instante y piensen: Cuántas veces en el
día de hoy han realmente expresado algo que sentían? La
mayoría de nosotros estamos acostumbrados a movernos en un
pseudo-contacto, ignorando nuestro propio cuerpo para ello.
Ser más concientes de nuestras emociones y patrones de
conducta implica, sí o sí, estar más en contacto con nuestro
cuerpo. Y para ampliar nuestra capacidad de contacto,
necesitamos estar más vivos, con más energía a nuestra
disposición.
Los ejercicios descritos en los capítulos anteriores los ayudarán
a tener más energía, y a sentir cómo nuestras propias tensiones
coartan la posibilidad de respirar y movernos libremente.
Ahora les propongo un par de ejercicios más, para ganar
sensación en otras áreas importantísimas que suelen estar
relegadas, y que están muy vinculadas a la función de contacto:
la espalda y los ojos.

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Ejercicio n° 4
Siéntense cómodamente en una silla. Busquen una cuyo
respaldo no sea demasiado alto; con que llegue a la altura de
vuestros omóplatos está bien. Las plantas de los pies deben
estar totalmente apoyadas y la espalda erguida.
Levanten los brazos y estírense hacia atrás, formando un arco
con la espalda y apoyándose en el respaldo. Respiren profunda
y relajadamente por la boca mientras sostienen esta posición,
durante unos 30 o 40 segundos.

Figura 7 – Ejercicio n° 4

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Luego regresen lentamente a su antigua posición, intentando
registrar las sensaciones.
Cómo sintieron el estiramiento? Notan más sensible la espalda?
Pudieron relajarla para estirarla, o se mantuvo tensa y dolorida?
Si hay mucho dolor, pueden estirar un poco menos, e intentar
respirar más profundo, exhalando sonoramente. Liberar la voz
suele ayudar a relajarse. Luego vuelvan a intentar estirar más.
Cómo sintieron los hombros? El pecho y el abdomen se
mantuvieron en relax? Podían respirar “hasta abajo” o se les
cortaba la onda inhalatoria? Y los pies? Se mantuvieron
apoyados?
Al volver a la posición inicial, notaron la necesidad de volver a
estirarse? Si es así, háganlo. Al repetir el ejercicio, irán
ganando cada vez más relajación y sensación de su columna.

Por qué relajar la espalda


“Relajación” no significa perder tono muscular. Tener una
espalda demasiado “blanda” no es conveniente tampoco;
nuestra espalda nos sostiene junto a nuestras piernas, nos
permite hacer frente al stress de la vida diaria. Pero la rigidez
hace que perdamos espontaneidad y posibilidad de adaptación.
Y hay algo aún más interesante, que pocas veces pensamos,

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sobre nuestra espalda.
La espalda está atrás del pecho. Ya sé, parece obvio. Pero
muchas veces nos desconectamos tanto de ella, que no nos
damos cuenta.
Pecho y espalda son como las dos caras de una moneda. Y
ambos, se conectan con los brazos para poder dar expresión a
las emociones que los recorren. Con los puños pegamos, con
los brazos empujamos, con las manos acariciamos y con el
pecho y los brazos abrazamos.
Si no tenemos conciencia de nuestra espalda, y no intentamos
recuperar funcionalidad, pobre será nuestra expresión
emocional en este sentido...
Cuántas veces nos permitimos ESTAR realmente presentes en
un abrazo a nuestros hijos? Y a nuestra pareja?

La capacidad de contacto ocular


Cuántas veces miramos verdaderamente a nuestros niños
cuando les hablamos?
No me refiero a ver qué están haciendo o si están mal peinados.
Quiero decir realmente MIRARLOS. Contactar con su mirada.
Como ya mencioné más arriba, en nuestra cultura solemos usar

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muchísimo los ojos, pero no para un contacto afectuoso, sino
instrumental. Imágenes, palabras a velocidad supersónica, son
procesadas constantemente por nuestros ojos. Vamos
caminando por la calle y miramos sólo lo suficiente para no
tropezar mientras escribimos un mensaje de texto en el celular.
Esta sobrecarga hace que constantemente, nuestros ojos estén
tensos y cansados.
El ejercicio que les voy a plantear ayudará a relajar los
músculos de los ojos, y a que seamos más concientes de la
forma en que miramos.

Ejercicio n° 5
Siéntense cómodos, con la espalda y los pies bien apoyados.
Respiren relajadamente. Sin girar la cabeza, miren hacia la
derecha, lo más lejos que puedan. Luego, den un vistazo arriba
y abajo, y repitan hacia la izquierda, lo más lejos que puedan.
Hagan un esfuerzo por registrar lo que sucede en cada
momento. Se nubla la vista? Duelen los ojos? Lagrimean? La
respiración se entrecorta?
Observen si tienden a dejar la vista dura, congelada. Solemos

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hacer esto para evitar el esfuerzo muscular de forzar la vista
hacia una determinada dirección, pero esto hace que perdamos
capacidad de contacto.
Ahora, hagan un círculo con los ojos, comenzando por la
derecha, luego arriba, a la izquierda, y hacia abajo. Repítanlo
varias veces, lentamente y manteniendo el contacto con cómo
se sienten y cómo respiran. Luego, háganlo algunas veces más,
pero en dirección contraria.
Notaron alguna diferencia? Los ojos lograban hacer un círculo
o se “salteaban” algún área? Sintieron mareo o dolor?
Cierren los ojos para descansar, y háganse un automasaje,
frotando todos los músculos del rostro con las dos manos,
como si se estuvieran lavando la cara.
Es probable que sientan la vista más “blanda”, y húmeda. Es
frecuente también, que después de estos ejercicios, podamos
ver más claramente algo que antes nos costaba enfocar.

36
Capítulo 6: Y ahora qué hacemos?

Estos ejercicios son un punto de partida, para ganar conciencia


sobre nuestra coraza, y mejorar un poco la tensión crónica en
puntos claves.
Lo que les propongo es que se establezcan una rutina diaria con
ellos, pero no que los realicen de forma mecánica. No es
gimnasia. Es importante que los disfruten, que apunten a
estimular la conciencia de su cuerpo y de la potencialidad que
todos tenemos.

Cómo pueden estos ejercicios ayudarnos en


la crianza?
Ése es el viaje que tendrán que descubrir. Es posible que al ser
más concientes de su coraza, del modo de tensarse y de cargar
energía, puedan prever aquellas situaciones que les generan
conflicto, y generar formas mejores de superarlas. Más
respetuosas con nuestros niños y también con nosotros mismos.

Cada familia es un mundo, pero todos compartimos la


necesidad de estar más cerca, en contacto realmente amoroso.

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Respetando la autorregulación de todos, honrando la vida que
sigue pulsando en nosotros y en nuestros hijos.
Estoy plenamente convencida de que un mundo mejor es
posible, más justo y libertario.
La familia es, creo yo, una vía regia para lograrlo, y a la vez el
refugio en donde retomar fuerzas para enfrentar y cambiar este
sistema en el que nos hemos hundido. Nuestros hijos valen ese
esfuerzo.

Nota: las figuras n° 6 y 7 fueron tomadas de “Ejercicios Bioenergéticos”,


de Alexander y Leslie Lowen. La descripción de los ejercicios planteados
está basada en el mismo libro.

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