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Margi Toro
PERSONAJES
NARRADOR
PADRE
HIJO (adolescente)
HIJA (niña)
ESCENARIO
NARRADOR. El amor total de un padre y su dedicación al hogar, son el mejor ejemplo que
les puede dar a sus hijos. En esta historia basada en eventos reales, podremos ver la
prueba de ello.
(Los hijos entran a la sala. El hijo se pone a estudiar y la niña se pone a jugar.)
NARRADOR. Dos años han pasado ya desde que la madre falleció. El padre se ha dedicado
por completo a sus hijos y a pesar de su mala situación económica, él nunca ha permitido
que les falte lo necesario.
HIJO. ¡Katty no saltes tanto, no quiero que te lastimes! Tú sabes que mi papá siempre me
encarga que te cuide hasta que él regrese.
NIÑA. ¡Está bien! Mejor termino de hacerle esta tarjeta a mi papá (coge la tarjeta que
había dejado sobre la mesa.) La hicimos en la Iglesia y solo me falta terminar de pintarla.
¡Espero que le guste! (Se pone a trabajar con la tarjeta.) ¿Sabes? Estoy ansiosa que mi
papá llegue pronto. (Se acerca al hermano mostrando entusiasmo.) ¡Porque él me
prometió que me iba a comprar una muñeca!
HIJO. ¡Otra vez con lo mismo! ¡Ya no molestes a mi papá! Tú sabes que él hace tiempo
que no consigue trabajo y lo que obtiene para darnos lo saca de cachuelos que hace por
ahí... ¡Y eso no le alcanza! Debemos mostrarle la misma comprensión que él siempre nos
muestra.
PADRE. (En ese instante entra el padre, alegre y sonriente.) ¡Hola mi hijitos! (Se acerca a
ellos.)
NIÑA. ¡Papi, papi! (Se acerca corriendo hacia el padre, con entusiasmo.) ¡Por fin llegaste!
Ten, papi, ¡feliz día! (Le da la tarjeta y lo abraza.) Por cierto, papi, (dudando
preguntarle) ¿Me pudiste comprar la muñeca?
PADRE. ¡Lo siento, mi hijita! No pude, pero estoy ahorrando poco a poco para poder
comprártela más después, ¿qué te parece?
PADRE. Bueno niños, me voy a preparar la comida, aquí traje algo rico para preparar
(muestra una funda) ¿Ya tienen hambre?
PADRE. Bueno, entonces, vayan a terminar de hacer sus tareas mientras preparo la
comida…
HIJOS. ¡Bueno!
NARRADOR. Pasan cinco años y el amor y abnegación de este padre no han variado y
siempre ha sido un hombre preocupado de darles el mejor ejemplo a sus hijos conociendo
lo esencial de una vida Cristocéntrica. El padre siempre luchando con su mala situación
seguía sin conseguir un trabajo estable. Un día su entrega a Dios y a sus hijos fue puesta
a prueba, veamos lo que sucedió.
(Se pone de pie entusiasmado dando la espalda a la puerta por donde entran los
personajes. Entran los hijos a la sala pero al ver que el papá está ocupado se quedan
parados esperando que el papá deje de hablar. El padre sigue hablando; está de espaldas
a los hijos y no ve que están ahí.)
PADRE. ¿Cómo así? ¿De qué se trata? (Sospechando.) ¿Llevar una encomienda a otro país?
¿Qué clase de encomienda? ¿Qué tengo que llevar? (...) ¡Cómo! ¡Estás loco! ¡Yo jamás
haría eso! (...) ¡Nunca en mi vida ni siquiera he cogido droga en mis manos!
(Los hijos se miran entre sí y asustados se llevan las manos a la boca y cara.)
PADRE. ¡JAMÁS! Aunque me ofrezcas riquezas, bienes, carros y salir de esta pobreza de
un día para otro; yo me debo a Dios y a mis hijos. ¿Qué ejemplo les daría a ellos si hiciera
eso? ¡Prefiero morirme de hambre antes que el Señor y mis hijos me vieran haciéndolo!
¿Sabes qué? (Apurándose.) Me disculpas pero tengo que colgar, ¡adiós! (cuelga y se
sienta.)
HIJO. (Muy feliz y emocionado.) ¿Sabes? Te tengo una buena noticia. ¡Ya conseguí
trabajo, hoy mismo firmé contrato!
PADRE. ¡Qué alegría, hijo, qué bueno! ¡Te felicito! (Le da una palmada.)
HIJA. ¡Sí, papá! Yo también me siento orgullosa de tenerte como padre. Tu amor y
ejemplo cristiano son el mejor regalo que nos has dado en la vida. (Abraza al padre.)
HIJO. Es verdad, estamos felices de que Dios nos haya dado un padre como tú.
HIJO. ¿Qué les parece si para celebrar mi primer trabajo los invito a comer fuera?