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“El dominio y el influjo de los espíritus malignos se extiende al mundo entero”, dejó escrito Juan

Pablo II en su Catequesis sobre Ángeles y Demonios. Siglos antes lo dijo el apóstol Juan en 5,19: “El
mundo todo está bajo el maligno’. Y Pablo, en Efesios 6,12, recalcó: “No es nuestra lucha contra la
sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de
este mundo tenebroso, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestes””.
Huestes espirituales de maldad son o es literalmente una gran cantidad de espíritus malignos – y
esto es lo que son los ángeles caídos – que ahora están activos en las regiones celestes.
A Satanás se le describe como “príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:2)

ESPIRITUS MALOS DE LOS AIRES

¿Se han parado ustedes a pensar en este último párrafo, “contra los espíritus malos de los aires”?
¿Acaso no se supone que los espíritus malignos, Satanás y su legión de secuaces, están en el
Infierno? ¿Quiénes son entonces esos “espíritus malos de los aires”?
¿No se referirán esos textos a los seres que antaño se hicieron pasar por dioses, sojuzgando a los
pueblos y exigiendo sacrificios humanos? ¿A entidades tales como Baal, Moloch, Marduk, Dagon,
Ishtar, Anu, Shamash y otros muchos, que se tenían una terrible inquina y que estaban
constantemente en conflicto entre ellos mismos, incluyendo al mismo Yahveh? ¿A los seres que
viajaban siempre sobre nubes, que no se cansaban de pedir sangre?
¿No serán esos “espíritus malos de los aires” todos esos falsos dioses que aparecen en todos los
libros sagrados de la Antigüedad, y que nada tienen que ver con el Dios Creador, bondadoso y
misericordioso del Nuevo Testamento?
Dios existe, sí, y como cristiano creo firmemente en Él. Pero también afirmo que no es el dios que
nos han inculcado y en el que nos han hecho creer desde niños, sino otro muy distinto.
Esos “espíritus de los aires” antes se hacían pasar por dioses. Ahora, por extraterrestres. En
definitiva, fueron y son los mismos. Y siguen manipulándonos, controlándonos, sojuzgándonos y
alimentándose de nosotros, cuando lo creen oportuno y lo necesitan. No les faltan guerras,
matanzas, desastres de todo tipo y continuos derramamientos de sangre para obtener lo que
desean y necesitan: nuestra energía vital.

HAY UN SATANÁS

Hay un Satanás, un diablo, un príncipe de los demonios que dirige toda la oposición a Cristo y a su
pueblo; y hay también miríadas de espíritus malignos llamados “demonios”, espíritus mentirosos,
espíritus engañadores, espíritus tramposos, espíritus sucios trabajan activamente en los hombres.
Quiénes son y de dónde se originan nadie lo puede decir con certeza.

Que son seres espirituales, que son malignos, está más allá de toda duda; y todos los que logran
quedar desengañados y desposeídos del engaño satánico, se vuelven testigos por experiencia
propia de su existencia y de su poder. Saben que seres espirituales les hicieron cosas, y que esas
cosas eran malvadas; por lo tanto reconocen que hay seres espirituales que hacen el mal, y saben
que existen síntomas, efectos y manifestaciones de la posesión demoníaca.
Por experiencia saben que son impedidos por seres espirituales, y por lo tanto saben que estas
cosas son hechas por espíritus malignos que son impedidores. Por lo tanto, razonando de los
hechos experimentales, así también como del testimonio de la Escritura, los afectados saben que
estos espíritus malignos son homicidas, tentadores, mentirosos, acusadores, falsificadores,
enemigos, aborrecedores, y malvados más allá del poder de conocimiento del hombre.

El porqué de que la Iglesia del siglo XX no haya reconocido la existencia y las


obras de las fuerzas sobrenaturales de maldad sólo se puede atribuir a su baja
condición de vida espiritual y a las ansias de poder de sus representantes.

A QUIEN ELIGE

Una de las preguntas relacionadas con nuestro trabajo y que nos hacen con cierta frecuencia, es
ésta: "¿Cómo y a quién elige el diablo para poseerle?"
Se nos hace muy difícil imaginarnos a un demonio de los miles que existen (ya que los diablos jefes
tienen asuntos más importantes de qué ocuparse), deambulando por una calle cualquiera y
decidiendo qué cuerpo elige para poseer. "¿Me quedo con esta señora?" "Me decido por este
hombre?"...
No, no es así. Generalmente, es al revés.
Cuando un Maligno decide habitar un cuerpo, lo hace porque el poseído lo llamó o convocó,
porque selló con él algún tipo de pacto, porque fue víctima de algún embrujo o maleficio o porque
Dios consintió que esa persona fuera puesta a prueba en su fe.
Otro tema bien distinto son los contagios o posesiones de espíritus negativos, de entes
desencarnados, bajos astrales...
Estos últimos son los más frecuentes y de los que más a menudo debemos ocuparnos. A Dios
gracias.

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