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Poder Judicial de la Nación

SENTENCIA INTERLOCUTORIA. EXPTE N° CNT 28673/2010.


“REYNOSO PABLO ROBERTO C/ YACIMIENTOS CARBONIFEROS
RIO TURBIO S.A Y OTRO S/ACCIDENTE – ACCION CIVIL”. JUZGADO
N° 18.

Buenos Aires, 29/5/15

VISTOS Y CONSIDERANDO:

I. Llegan los autos a conocimiento de esta instancia, con motivo del


recurso de apelación que interpuso el actor a fs. 882/886, con réplica de
fs. 897/898. El mismo se articula contra la resolución de fs. 869/870, que
aplicó a los honorarios regulados a los profesionales que intervinieron en
el proceso, el prorrateo establecido por los arts. 505 del C.C. y 277 de la
L.C.T., modificados por el art. 8º de la ley 24.432.

Además, la representación letrada de La Caja ART SA y del Estado


Nacional, Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios
(a fs. 906 y 909), cuestionan por elevados los honorarios regulados al
letrado del actor por los trabajos que realizó en la etapa de ejecución (ver
fs. 889).

II. El señor Juez “a quo”, resolvió (a fs. 869/870) aplicar con


relación a los honorarios correspondientes a la representación letrada del
actor y de los peritos contador, médico y técnico, el prorrateo establecido
por los arts. 505 del Código Civil y 277 de la L.C.T., modificados por la ley
24.432, reduciendo en consecuencia los mismos a las sumas indicadas.
En virtud de lo dispuesto en el art. 8º de la ley 24.432, en tanto
establece que la responsabilidad por el pago de las costas procesales,
tiene un tope del 25 % del monto del monto del proceso, hizo lugar al
prorrateo solicitado por la aseguradora de riesgos del trabajo, procediendo
a ajustar los honorarios de los profesionales y la tasa de justicia, a la suma
de $ 795.541,25 (que representa el 25% del monto de capital con sus
respectivos intereses de $ 3.182.165).
Tal conclusión, motivó el recurso de apelación que interpuso el
actor, al considerar que resultaba violatoria de normas constitucionales
fundamentales. Sostiene que el artículo 8º de la ley 24.432, que modifica
el art. 277 de la LCT, es ilegítimo y arbitrario, en tanto afecta no sólo los
principios de defensa en juicio, sino los de propiedad e igualdad ante la
ley, por lo que, plantea la inconstitucionalidad de la misma (882/886).

Asimismo, a fs. 889, reguló los honorarios del letrado del actor, por
los trabajos efectuados en la etapa de ejecución en la suma de $ 330.000
a valores actuales, quedando los mismos a cargo de la demandada,
teniendo en cuenta el mérito y eficacia de la labor realizada, monto del
litigio así como las pautas arancelarias de aplicación.

III. Frente a la diversidad de recursos, por una cuestión


estrictamente metodológica, analizaré en primer lugar los agravios
planteados por la parte actora contra la resolución de fs. 869/870, que
aplicó a los honorarios regulados a los profesionales que intervinieron en
el proceso, el prorrateo establecido por los arts. 505 del C.C. y 277 de la
L.C.T., modificados por el art. 8º de la ley 24.432.

Sobre el punto sujeto a conocimiento de esta alzada, este Tribunal


entiende que, de aplicarse las disposiciones previstas por la normativa en
cuestión, se estarían reduciendo, por un lado, el crédito del trabajador,

Fecha de firma: 29/05/2015


Firmado por: DIANA REGINA CAÑAL, JUEZ DE CAMARA
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motivo y causa de todo el proceso, y por el otro, limitando los honorarios


regulados a los profesionales que intervinieron en el mismo, a sumas
ínfimas e irrisorias, que no estarían guardando proporción con las labores
efectuadas en la causa.
Asimismo, si bien del análisis del art. 8 de la ley 24432, surge que
“la responsabilidad por el pago de las costas procesales, incluidos los
honorarios profesionales de todo tipo allí devengados y correspondientes
a la primera o única instancia, no excederán del veinticinco por ciento (25
%) del monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga
fin al diferendo, y que si las regulaciones de honorarios practicadas
conforme a las leyes arancelarias o usos locales, correspondientes a
todas las profesiones y especialidades, superaran dicho porcentaje, el
juez procederá a prorratear los montos entre los beneficiarios”, este
Tribunal entiende que no resultaría apegado a la racionalidad de un
sistema justo, que el remanente deba ser afrontado por quien resultó
vencedor, y se vio obligado a litigar para obtener el reconocimiento de sus
derechos.
Esto, porque, en el marco del fuero laboral, si quien se ve en esta
situación es el trabajador (como en el caso de autos), resultaría que el
sujeto particularmente protegido dejara de estarlo cuando se trata de la
efectivización –nada menos- de sus derechos.
Por ello, en un caso como el presente, resolver de esta forma,
implicaría que el actor se viera privado de una parte sustancial de su
crédito reconocido en autos, por el sólo hecho de tener que responder por
las sumas que superen el tope establecido, y que el deudor está eximido
de abonar.
Dicha circunstancia, no se adecuaría a lo dispuesto en el marco
actual del paradigma de los Derechos Humanos Fundamentales (art. 75
inciso 22 de la Constitución Nacional), en donde el acceso a la justicia es
considerado un derecho prioritario, pues es el que asegura el ejercicio
eficaz del resto de las prerrogativas, y no resulta lógico que prime en el
trabajador el miedo por los costos procesales, impidiendo los reclamos
(Corte Interamericana de Derecho Humanos).
En esta misma lógica, en el caso “Cantos” (Sentencia de 28 de
noviembre de 2002. Serie C No. 97), la Corte se abocó a decidir, entre
otras cuestiones, si el monto que los tribunales argentinos le requerían al
peticionario en carácter de tasa de justicia, al habérsele negado el acceso
a un beneficio de litigar sin gastos, resultaba compatible con los derechos
consagrados en los artículos 8 y 25 de la CADH. La Corte consideró que
se trataba de una hipótesis de “obstrucción al acceso a la justicia, pues no
aparecen como razonables, aun cuando la mencionada tasa de justicia
sea, en términos aritméticos, proporcional al monto de la demanda. Esta
Corte considera que si bien el derecho al acceso a la justicia no es
absoluto y, consecuentemente, puede estar sujeto a algunas limitaciones
discrecionales por parte del Estado, lo cierto es que éstas deben guardar
correspondencia entre el medio empleado y el fin perseguido y, en
definitiva, no pueden suponer la negación misma de dicho derecho (…).
Este Tribunal estima que para satisfacer el derecho de acceso a la justicia
no basta que en el respectivo proceso se produzca una decisión judicial
definitiva. También se requiere que quienes participan en el proceso
puedan hacerlo sin el temor de verse obligados a pagar sumas
desproporcionadas o excesivas a causa de haber recurrido a los
tribunales. Esta última situación se agrava en la medida en que para forzar
el pago procedan las autoridades a embargar los bienes del deudor o a
quitarle la posibilidad de ejercer el comercio…”.
“Esta disposición de la Convención [8.1] consagra el derecho de
acceso a la justicia. De ella se desprende que los Estados no deben
interponer trabas a las personas que acudan a los jueces o tribunales en

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busca de que sus derechos sean determinados o protegidos. Cualquier


norma o medida del orden interno que imponga costos o dificulte de
cualquier otra manera el acceso de los individuos a los tribunales, y que
no esté justificada por las razonables necesidades de la propia
administración de justicia, debe entenderse contraria al precitado artículo
8.1 de la Convención…”.
Este, es un marco normativo superador del constitucionalismo
social, donde no solo el aspecto adjetivo del derecho (carácter que sin
duda alguna, tiñe al derecho procesal) es el principal protagonista, como
instrumento asegurador del acceso a la justicia de quienes se encuentran
en peores condiciones (principio pro homine e in dubio pro operario), sino
también la eficacia del mismo.
En este sentido, la Corte Interamericana de Derecho Humanos ha
desarrollado estándares sobre el derecho a contar con recursos judiciales
y de otra índole que resulten idóneos y efectivos para reclamar por la
vulneración de los derechos fundamentales. En tal sentido, “la obligación
de los Estados no es sólo negativa -de no impedir el acceso a esos
recursos- sino fundamentalmente positiva, de organizar el aparato
institucional de modo que todos los individuos puedan acceder a esos
recursos. A tal efecto, los Estados deben remover los obstáculos
normativos, sociales o económicos que impiden o limitan la posibilidad de
acceso a la justicia”
-http://www.cidh.org/countryrep/accesodesc07sp/Accesodesci-ii.sp.htm-(la
negrita nos pertenece).

Asimismo, sumado a ello, tampoco resultaría razonable, que el


profesional que trabajó en el expediente, y tiene sus honorarios regulados,
no pueda ejecutar a la demandada condenada en costas.

En razón de lo expuesto el tribunal entiende que el art. 277, cuarto


párrafo, de la LCT (conf. art. 8 de la ley 24432) viola el principio protectorio
que consagran los arts. 14, 14 bis, el derecho de propiedad del art. 17 de
la CN, así como, el derecho a la igualdad del art. 16 de la CN, ya que el
deudor como el acreedor de honorarios judiciales es tratado de un modo
diferente del resto de los deudores y acreedores, lo cual significa un
menoscabo al derecho del trabajo profesional, que se presume oneroso, y
su retribución tiene carácter alimentario (art. 1871 del C. Civil; en sentido
análogo Sala X, sent. int. 5082, del 30.10.98, dictada en autos "Albornoz
José c/Establecimiento Gamar y otro).

En consecuencia, corresponde declarar la inconstitucionalidad del art.


8º de la ley 24.432 y revocar la resolución dictada en primera instancia a
fs. 869/870, dejando sin efecto el prorrateo allí practicado. Devolver las
actuaciones a la instancia anterior para que se cuantifiquen los importes
de honorarios del presente proceso sin efectuar en autos los mencionados
prorrateos.

IV. A continuación corresponde tratar los recursos de apelación que


plantearon ambas codemandadas (a fs. 906 y 909), en los que cuestionan
el monto de los honorarios regulados a la representación y patrocinio
letrado de la parte actora por su actuación en la etapa de ejecución.

Al respecto, a fs. 889, el Magistrado de origen reguló los honorarios


del letrado del actor, por los trabajos efectuados en la etapa de ejecución
en la suma de $ 330.000 a valores actuales, quedando los mismos a cargo
de la demandada, teniendo en cuenta el mérito y eficacia de la labor
realizada, monto del litigio, así como las pautas arancelarias de aplicación.

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Tal resolución fue recurrida por las codemandadas, por considerarla


elevada.
Al respecto, se considera, en atención al monto ejecutado, mérito y
extensión de las tareas desarrolladas por el letrado de la parte actora, al
tiempo transcurrido para lograr la ejecución, los honorarios regulados a
otros profesionales dentro del mismo proceso y a lo dispuesto en los arts.
38 de la ley 18.345, 7°, 8°, 9°, 40 y concs de la ley 21.839 y demás leyes
arancelarias vigentes, que los honorarios regulados a la representación y
patrocinio letrado de la parte actora resultan elevados, motivo por el cual
se procede a reducirlos en esta instancia a la suma de $ 175.019,07
(pesos ciento setenta y cinco mil diecinueve con siete centavos).
Respecto de la adición del Impuesto al Valor Agregado a los
honorarios, esta Sala ha decidido en la sentencia Nº 65569 del 27/9/93, en
autos “Quiroga, Rodolfo c/ Autolatina Argentina S.A. s/ accidente-ley
9688”, que el impuesto al valor agregado es indirecto y por lo tanto grava
el consumo y no la ganancia, por lo que debe calcularse su porcentaje que
estará a cargo de quien deba retribuir la labor profesional. En el mismo
sentido se ha pronunciado la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la
causa “Compañía General de Combustibles S.A. s/ recurso de apelación”
(C. 181 XXIV del 16 de junio de 1993) al sostener “que no admitir que el
importe del impuesto al valor agregado integre las costas del juicio –
adicionárselo a los honorarios regulados- implicaría desnaturalizar la
aplicación del referido tributo, pues la gabela incidiría directamente sobre
la renta del profesional, en oposición al modo como el legislador concibió
el funcionamiento del impuesto”.
En caso de tratarse de responsables inscriptos, deberá adicionarse
a las sumas fijadas en concepto de honorarios de los profesionales
actuantes en autos el impuesto al valor agregado que estará a cargo de
quien debe retribuir la labor profesional.

Corresponde imponer las costas a cargo de la demandada (art. 68


del CPCCN).

Por lo tanto, el Tribunal RESUELVE: I.- Revocar la resolución de fs.


869/870 y a fs. 889, dejando sin efecto el prorrateo allí practicado.
Devolver las actuaciones a la instancia anterior para que se cuantifiquen
los importes de los honorarios del presente proceso sin efectuar en autos
los mencionados prorrateos. II.- Reducir los honorarios regulados al
letrado de la parte actora a la suma de $ 175.019,07 (pesos ciento setenta
y cinco mil diecinueve con siete centavos).IV.- Imponer las costas de esta
alzada a cargo de la demandada. V.- Regístrese, notifíquese y
oportunamente devuélvase.

Víctor A. Pesino Diana R. Cañal


Juez de Cámara Juez de Cámara

Ante mí: Silvia S. Santos


21 Secretaria

Fecha de firma: 29/05/2015


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