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CELULAS GLIALES

Los astrocitos son un tipo de célula glial que se localiza en el


sistema nervioso central, esto es, en el encéfalo y en la médula
espinal. Como el resto de la glía, los astrocitos cumplen roles de
soporte en relación a las neuronas, las principales células del
sistema nervioso desde un punto de vista funcional.
Estas células gliales tienen una forma que recuerda ligeramente a
la de una estrella; su nombre se deriva de este hecho, puesto que
las palabras griegas y latinas “astron” y “astrum” se traducen como
“estrella” o “cuerpo celeste”. Tal estructura se debe a que tienen
muchas prolongaciones (“pies”) que conectan el soma con otras
células cercanas.
Los astrocitos se forman a partir de células del ectodermo, la capa del disco embrionario de las que surgen
el sistema nervioso y la epidermis, durante el desarrollo temprano del organismo. Como la mayor parte de
la glía, los astrocitos parten de células indiferenciadas similares a las que dan lugar a las neuronas.

Funciones de los astrocitos


Durante mucho tiempo se creyó que la función de los astrocitos era básicamente estructural: “llenar los
huecos” dejados por las neuronas en el sistema nervioso.
Sin embargo, las investigaciones de las últimas décadas han demostrado que su papel, como el del resto de
células gliales, es mucho más complejo.

1. Estructura nerviosa
Los astrocitos y la glía en general cumplen el importante rol de proporcionar soporte físico a las neuronas,
de modo que se mantengan en el lugar en el que se encuentran, además de regular la transmisión de
impulsos eléctricos. Los astrocitos son la glía más abundante en el cerebro, de forma que su papel
estructural tiene especial relevancia en este órgano.

2. Barrera hematoencefálica
Estas células gliales actúan como intermediarios entre las neuronas y el sistema circulatorio,
concretamente los vasos sanguíneos. En este sentido cumplen una función de filtrado, de modo que
constituyen una parte de la barrera hematoencefálica, formada por células endoteliales cerebrales
estrechamente unidas.

3. Aporte de nutrientes
La conexión de los astrocitos con el sistema vascular permite que obtengan nutrientes, como la glucosa o el
ácido láctico, de la sangre y puedan proporcionárselos a las neuronas.

4. Fagocitación y eliminación de residuos


De modo similar, los astrocitos recogen los productos de deshecho de las neuronas y los transportan a la
sangre para que puedan ser eliminados. Además, cuando se produce una lesión en el sistema nervioso los
astrocitos se desplazan hacia ésta para fagocitar o eliminar las neuronas muertas, formando cicatrices en el
área dañada al acumularse en ésta.

5. Reserva de glucógeno
Es posible que la astroglía tenga también la función de almacenar glucógeno, que sirve como depósito
energético, con el objetivo de que las neuronas puedan acceder a estas reservas en momentos de
necesidad.
6. Regulación del espacio extracelular
Los astrocitos ayudan a mantener el equilibrio iónico en el espacio extracelular; en concreto,revierten la
acumulación excesiva de potasio porque son muy permeables a estas moléculas.
Tipos de astrocito
Existen tres tipos de astrocito que se diferencian por el linaje celular del que provienen, es decir, del tipo de
células neuroepiteliales a partir del cual se originan. Así, podemos distinguir entre astrocitos fibrosos,
protoplasmáticos y radiales.

1. Fibrosos
Estos astrocitos se localizan en la sustancia blanca del sistema nervioso, es decir, en las zonas formadas
predominantemente por axones mielinizados. Se caracterizan por su bajo número de orgánulos
(subunidades celulares con funciones diferenciadas).

2. Protoplasmáticos
Los protoplasmáticos contienen muchos orgánulos y son el tipo de astrocito más numeroso. Se sitúan
sobre todo en la sustancia gris del cerebro, compuesta principalmente por cuerpos celulares.

3. Radiales
La glía radial juega un papel determinante durante el proceso de migración celular, ya que las neuronas
“viajan” por el sistema nervioso apoyándose en este tipo de astrocitos. No obstante, también hay células
gliales radiales activas en la edad adulta, como las células de Bergmann localizadas en el cerebelo.

MICROGLIA
El sistema inmune humano se compone de muchas estructuras y procesos diferentes. En esta función están
implicados órganos como la médula ósea, el timo, el bazo o los ganglios linfáticos, fundamentales para la
producción de células inmunitarias.

En este artículo describiremos las funciones y las enfermedades relacionadas con la microglía, una de
estas células.

¿Qué es la microglía?
La microglía es un tipo de célula glial que se encuentra en el sistema nervioso central. El término se utiliza
para hablar de un conjunto de células que cumplen funciones similares, relacionadas sobre todo con la
defensa inmunitaria y la fagocitación de elementos potencialmente dañinos para las neuronas.
El término “microglía” fue acuñado en 1920 por Pío del Río Hortega, discípulo del pionero de las
neurociencias Santiago Ramón y Cajal. Las funciones inmunitarias de estas células son conocidas desde la
época de su descubrimiento, si bien el conocimiento sobre sus características ha avanzado en las últimas
décadas.
Se trata de un tipo de glía muy versátil: la estructura de la microglía varía según las funciones que cumpla
cada célula, el lugar en el que se encuentre y las señales químicas que reciba de neuronas colindantes.
Hablamos de “fenotipo” para referirnos a la forma concreta que adopta cada microglía.
Se originan a partir de células progenitoras del mismo linaje que las que componen la sangre, localizadas
probablemente en la médula ósea o en el saco vitelino anexo al embrión. Algunas de estas células migran al
cerebro durante el desarrollo intrauterino; una vez han llegado a esta estructura se diferencian como
microglía.

Funciones de estas células


La microglía es conocida principalmente por sus roles inmunitario e higiénico; no obstante, también
cumple otras funciones variadas, como el mantenimiento del equilibrio del medio extracelular del sistema
nervioso o la reparación de tejidos dañados.

1. Fagocitosis (eliminación de desechos)


Estas células fagocitan (“devoran”) distintos tipos de compuestos del sistema nervioso central:células
lesionadas y muertas, residuos, virus, bacterias, ovillos neurofibrilares, placas neuríticas... Tras la
fagocitación tanto la microglía como su objetivo quedan inactivas, disminuyendo así el riesgo de que se
altere el funcionamiento del sistema nervioso.
2. Mantenimiento de la homeostasis
La microglía envía señales a través de las citocinas a otros tipos de célula, como las neuronas, los astrocitos
y los linfocitos T, implicados también en el sistema inmunitario. Entre las consecuencias de esta función
destaca la regulación de la homeostasis del medio extracelular, así como el favorecimiento de la
inflamación.

3. Inflamación y reparación de daños


Cuando un tejido del sistema nervioso central es dañado o infectado, la microglía facilita que se inflame;
de este modo se inicia el proceso de reparación de las células lesionadas, a lo largo del cual estas células
son muy importantes.
Además, si se producen daños en la médula espinal la microglía elimina las ramificaciones neuronales
afectadas, permitiendo que se creen nuevas conexiones nerviosas.

4. Presentación de antígenos
Al inflamarse un tejido, los linfocitos T atraviesan la barrera hematoencefálica y entran en el sistema
nervioso central. Una vez aquí se unen con células de la microglía que han fagocitado antígenos (partículas
a partir de las cuales se producen anticuerpos); esto potencia la eliminación de amenazas y la recuperación
de lesiones.

5. Destrucción de células (citotoxicidad)


La microglía tiene la capacidad de destruir bacterias, virus, neuronas infectadas y otros tipos de célula
mediante la liberación de peróxido de hidrógeno y de óxido nítrico. En ocasiones esta respuesta resulta
excesivamente agresiva y daña cantidades importantes de tejidos sanos, provocando daños cerebrales aún
mayores.

Enfermedades relacionadas con la microglía


Las disfunciones en la microglía se asocian a alteraciones muy diversas. Estas células parecen estar
implicadas de forma relevante en enfermedades neurodegenerativas como la de Alzheimer, en la que se
acumulan placas neuríticas y ovillos neurofibrilares en el cerebro: la citotoxicidad de la microglía ataca a
neuronas sanas contiguas al tejido dañado.
Las células de la microglía juegan un papel similar en el desarrollo de demencia debida a la infección por
VIH, el virus del sida. De hecho, esta enfermedad también afecta de forma directa a la microglía,
infectándola y promoviendo la neurotoxicidad. La microglía interviene también en otras enfermedades
infecciosas, como la encefalitis herpética y la meningitis bacteriana.
La investigación revela que la glía es importante en la aparición de dolor neuropático, que se manifiesta en
alteraciones como la alodinia o el síndrome del miembro fantasma. Esto se debe a que se activan en
respuesta a daños en los nervios y favorecen la liberación crónica de compuestos químicos asociados a la
sensación de dolor.
OLIGODENDROCITOS
Las neuronas son fundamentales para la transmisión de impulsos electroquímicos a través del sistema
nervioso. Sin embargo, no pueden cumplir este rol por ellas mismas: requieren el apoyo de las células
gliales para tareas muy distintas, como el aporte de nutrientes, el mantenimiento de la estructura o la
aceleración de la propia conducción neuronal.

En esta última función son especialmente importantes los oligodendrocitos, un tipo de célula glial que
forma las vainas de mielina que envuelven los axones del sistema nervioso central. En este artículo
analizaremos qué son los oligodendrocitos y qué funciones cumplen y describiremos sus dos tipos
principales.

¿Qué son los oligodendrocitos?


Los oligodendrocitos son un tipo de célula glial que se encuentra exclusivamente en el sistema nervioso
central, es decir, en el encéfalo y en la médula espinal. Estas células crean vainas de mielina alrededor de
los axones de las neuronas, aislándolos y aumentando la velocidad de transmisión de los impulsos
electroquímicos que los recorren.

En algunos axones las vainas de mielina están separadas en secciones; los espacios no mielinizados se
denominan “nódulos de Ranvier”. Estos puntos permiten la conducción saltatoria de los impulsos neurales:
en los nódulos de Ranvier los intercambios iónicos con el espacio extracelular regeneran los potenciales de
acción, acelerando aún más la transmisión.

La mielinización empieza a producirse antes del nacimiento pero continúa durante las primeras tres
décadas de la vida. A diferencia de las células de Schwann, que cumplen funciones similares en el sistema
nervioso periférico, los oligodendrocitos pueden llegar a cubrir unos 50 axones distintos gracias a sus
múltiples prolongaciones.
Este tipo de glía se forma en la región ventricular ventral de la médula espinal durante el desarrollo
intrauterino, más tardíamente que otros tipos de glía. En adultos siguen apareciendo oligodendrocitos a
partir de células gliales progenitoras, si bien su número es muy inferior al que hay presente durante la
primera neurogénesis.

Tipos de oligodendrocito
Se han encontrado dos tipos principales de oligodendrocito: los interfasciculares y los satelitales. Estas
dos subclases de célula glial se diferencian principalmente en sus funciones, si bien son muy similares a
nivel estructural y molecular.
Los oligodendrocitos interfasciculares, que forman parte de la materia blanca del encéfalo y le dan su color
característico, son el tipo básico; cuando se habla de “oligodendrocitos” lo más habitual es que se esté
haciendo referencia a estos, puesto que son las células que se ocupan de la formación de las vainas de
mielina, el rol principal que se atribuye a los oligodendrocitos.

Por contra, los oligodendrocitos satelitales se incluyen en la sustancia gris debido a que no están
implicados en la mielinización. Tampoco se adhieren a las neuronas, de modo que no cumplen un rol de
aislamiento. Por el momento no se conoce con exactitud cuáles son las funciones de estos
oligodendrocitos.

Funciones de estas células


En este apartado nos centraremos en describir los roles principales de los oligodendrocitos interfasciculares
que, como hemos dicho, son más conocidas que las de los satelitales. Estas funciones se asocian
principalmente a la formación de vainas de mielina.

1. Aceleración de la transmisión neuronal


Los axones mielinizados envían potenciales de acción a una velocidad mucho mayor que los que no lo
están, especialmente si contienen nódulos de Ranvier. Un ritmo adecuado de conducción neural permite el
correcto funcionamiento del sistema muscular y del hormonal, entre otras funciones organísmicas, y se ha
relacionado también con la inteligencia.
2. Aislamiento de membranas celulares
Las vainas de mielina también aíslan los axones neuronales
del medio extracelular; esta funciónpreviene la filtración
de iones a través de la membrana celular.

3. Estructuración del sistema nervioso


Las células gliales en general cumplen el importante papel
de mantener la estructura de las redes de neuronas. Estas
células son poco sólidas por sí mismas, de modo que
necesitan el soporte físico de la glía, incluyendo los
oligodendrocitos.

4. Apoyo al desarrollo de las neuronas


Los oligodendrocitos producen diversos factores neurotróficos, proteínas que al interactuar con neuronas
favorecen que se mantengan activas, impidiendo la apoptosis o muerte celular programada. Además
promueven la diferenciación celular requerida para la formación de neuronas.

5. Homeostasis del fluido extracelular


Se sabe que los oligodendrocitos satelitales no cumplen los mismos papeles que los interfasciculares
porque no forman vainas de mielina. Sin embargo son muy relevantes paramantener el equilibrio
homeostático del medio extracelular de las neuronas junto a las que se sitúan; al contrario que los
interfasciculares, los satelitales no se unen a estas.

LAS CÉLULAS EPENDIMARIAS


Las células ependimarias forman parte de la neuroglia del tejido nervioso. Forman el revestimiento de los
ventriculos del encéfalo y del conducto ependimario de la médula espinal. Derivan del neuroepitelio del
sistema nervioso en desarrollo. Tienen morfología columnar, en un único estrato, forman una capa única de
células cúbicas o cilíndricas y poseen microvellosidades y cilios. Dichos cilios pueden ser móviles y sus
movimientos contribuyen al flujo del líquido cefalorraquídeo, se encuentran en la superficie de la célula
que se orienta hacia el ventrículo. Las bases de las células ependimarias yacen sobre la membrana limitante
glial interna.

Composición del citoplasma:


 Mitocondrias.
 Haces filamentosos intermedios.

Pueden dividirse en tres tipos:

 Ependimocitos: son los que revisten los ventrículos del encéfalo y el conducto central de la médula
espina. Están en contacto con el líquido cefalorraquídeo. Sus superficies adyacentes poseen
uniones en hendidura pero el líquido cefalorraquídeo se comunica libremente con los espacios
intercelulares del sistema nercvioso central.
 Tanicitos: recubren el piso del tercer ventrículo por encima de la eminencia media del hipotalámo.
Poseen prolongaciones basales largas que pasan entre las células de la eminencia media y ubican
sus células basales terminales sobre los capilares sanguíneos.
 Células epiteliales coroideas: cubren las superficies de los plexos coroideos. Los costados y las
bases de estas células forman pliegues y cerca de su superficie luminal, las células son mantenidas
juntas por las uniones estrechas que las rodean. Las uniones estrechas impiden la filtración del
líquido cefalorraquídeo hacia los tejidos subyacentes.
Las funciones que cumplen son:
 Contienen el líquido cefalorraquídeo que se produce en los plexos coroideos.
 Las células epiteliales coroideas producen y segregan líquido cefalorraquídeo desde los plexos
coroideos.
 Las microvellosidades existentes sobre las superficies libres de los ependimocitos indicarían que
también cumplen una función absortiva.
 Los tanicitos transportan sustancias químicas desde el líquido cefalorraquídeo hasta el sistema
portal hipofisario. Lo que les permitiría desempeñar un papel en el control de la producción
hormonal del lóbulo anterior de la hipófisis.

CELULAS DE SCHWANN
Las células de Schwann son células gliales periféricas que se forman en la cresta neural embrionaria y
acompañan a la neurona durante su crecimiento y desarrollo. Recubren a las prolongaciones (axones) de
las neuronas formándoles una vaina aislante de mielina.

Las células de Schwann funcionan como aislante eléctrico, mediante la mielina. Este aislante, que envuelve
al axón, provoca que la señal eléctrica lo recorra sin perder la intensidad, facilitando que se produzca la
denominada conducción saltatoria.

También las células de Schwann ayudan a guiar el crecimiento de los axones y en la regeneración de las
lesiones (neurapraxia y axonotmesis, pero no en la neurotmesis) de los axones periféricos.

Una de las principales funciones de las células de Schwann es crear la vaina de mielina, que permite que el
impulso nervioso se transmita a lo largo del axón sin perder intensidad en la señal, produciéndose la
llamada conducción saltatoria. Esto significa que el potencial de acción se reproduce sólo en los nodos de
Ranvier, dando la sensación de que la señal salta de un nodo al siguiente, acelerando la transmisión del
impulso nervioso sin tener que aumentar el diámetro de axón. Además, las células de Schwann intervienen
en los procesos de crecimiento y reparación de lesiones en el axón, guiando el crecimiento de las
prolongaciones neuronales, nutriendo los axones y formando parte fundamental del apoyo estructural de
los mismos.

Algunas enfermedades afectan las funciones células de Schwann y producen la desmielinización de las
fibras nerviosas mielinizadas. Esto sucede por ejemplo en la esclerosis múltiple, una enfermedad de origen
autoinmune, donde la desmielinización puede llegar a causar severas limitaciones en los movimientos
voluntarios de la persona que la sufre. En realidad, la capacidad de las células de Schwann de regenerar la
vaina de mielina permanece durante la enfermedad, sin embargo, no está claro para los científicos la razón
por la cual la regeneración no sucede.
LAS CÉLULAS CAPSULARES
Las células capsulares o espaciales son células pequeñas que rodean al cuerpo, dendritas y axones. de
las neuronas de los ganglios espinales, craneales y viscerales, formando una verdadera cápsula, por lo que
se les llama "capsulares". Existe una estrecha relación entre las células satélites y los somas neuronales, a
veces se observan interdigitaciones de sus membranas. Separan la neurona del estrofa conectivo que rodea
al nervio.

Suelen formar, en los cuerpos neuronales, un revestimiento constituido por la superposición de pocas
capas de membrana plegadas, disposición que recuerda la vaina de mielina de las fibras periféricas. La
superficie externa de las células satélites esta cubierta por membrana basal que se continúa de una célula a
otra y reviste a la célula de Schwann del primer internodo. A veces las células satélites se prolongan sobre
el segmento inicial del axón. De hecho, las células capsulares provienen del mismo precursor embrionario
que las células de Schwann, el espongioblasto.

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