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FOJA: 522 .- .-

NOMENCLATURA : 1. [40]Sentencia
JUZGADO : 5 º Juzgado Civil de Santiago
CAUSA ROL : C-15516-2015
CARATULADO : FIERRO / FISCO DE CHILE

Santiago, doce de Diciembre de dos mil diecisiete

VISTOS:
A fojas 1, don Arturo Moisés Márquez Gallardo, abogado,
domiciliado indistintamente en Avenida Valparaíso N° 818, departamento
3, comuna de Villa Alemana, y en Ahumada N ° 312, oficina 526, comuna
de Santiago, en representación convencional de don Domingo Armando
Fierro Fierro, empleado, domiciliado en sitio N° 8, El Carmen, comuna de
La Ligua; doña Rosa Del Carmen Fierro Fierro, labores, domiciliada en
pasaje Sargento Aldea N° 1431, Población cerro Negro, comuna de
Cabildo; doña María Verónica Pizarro Pérez, empleada, domiciliada en
calle El Cerro N° 399, comuna de Cabildo; don Mario Segundo Alvarado
Osorio, empleado, domiciliado en Zoilo Gac N° 600, comuna de Cabildo;
doña Herminda Magali Briceño Valero, jubilada, domiciliada en El Bosque
N° 181, El Bosque, Artificio, comuna de La Calera; don Pedro Wladimir
Araya Briceño, empleado, domiciliado en avenida Adri án N ° 257, Artificio,
comuna de La Calera; doña Gloriet Carol Araya Brice ño, empleada,
domiciliada en avenida Adrián N° 257, Artifìcio, comuna de La Calera, y
de doña Maritza Magali Araya Briceño, empleada, domiciliada en calle
Patria Nueva N° 396, Población Patria Nueva, Artificio, comuna de La
Calera, interpone demanda de indemnización de perjuicios, en juicio
ordinario de hacienda, en contra del Fisco de Chile, representado
legalmente por el Presidente del Consejo De Defensa del Estado, don Juan
Ignacio Piña Rochefort, abogado, ambos domiciliados en calle Agustinas N °
1687, comuna de Santiago.
Expone que con fecha 11 de octubre de 1973, en el sector
denominado Las Coimas, de la comuna de Putaendo, fueron ejecutados por
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personal del Ejército de Chile, seis militantes comunistas. Ellos eran:


1) Mario Alvarado Araya, de 34 años a la fecha de su asesinato,
alcalde de Cabildo hasta septiembre de 1973, agente de la Sociedad
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Abastecedora de la Minería, SADEMI, padre del demandante Mario
Segundo Alvarado Osorio, quien fue detenido por primera vez el 17 de
septiembre de 1973, recuperando prontamente su libertad sin que se le
formulara ningún cargo.
Indica que a la fecha señalada Carabineros lleg ó al domicilio de don
Mario Alvarado Araya, pateando la puerta, y procedieron a allanar la casa
buscándolo, momento en que éste se despide de don Mario Segundo
Alvarado Osorio, manifestándole que pese a sus escasos 8 a ños de edad era
el hermano mayor y que debía cuidar a sus hermanos, abraz ándolo con
fuerza, dejando inmerso a su mandante en un mar de lágrimas.
Señala que después de un par de d ías detenido fue puesto en libertad
con claras evidencias de haber sido torturado. Apenas pod ía moverse; ten ía
marcas en sus manos, rota su boca, el estómago y el pecho lo ten ía lleno de
hematomas y llagas, y sólo orinaba sangre.
Afirma que al ser liberado quedó con arresto domiciliario. En ese
período las patrullas de militares algunas veces allanaban el domicilio con
violencia, otras disparaban sobre el techo para amedrentar al padre de su
representado y a su familia.
Relata que a principios de octubre de 1973, Carabineros junto a unos
militares sacaron al padre de su mandante de su domicilio, traslad ándolo a
la Municipalidad de Cabildo, lugar donde a punta de metralleta y con la
familia amenazada, lo obligaron a retractarse y renunciar al Partido
Comunista y al cargo de Alcalde, mediante alto parlantes para que todo el
pueblo escuchara.
Sostiene que el 8 de octubre de 1973 es detenido nuevamente en su
domicilio por Carabineros de Cabildo, quienes, dando golpes, allanaron la
casa, llevándoselo detenido, subiéndolo a una camioneta donde ya iban los
otros 5 detenidos.
Expresa que el mismo día lo trasladan a la Comisar ía de La Ligua,
lugar donde la abuela paterna de su representado junto a su madre logran
visitarlo en la unidad policial, bajo permanentes insultos de los oficiales de
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Carabineros. Luego de eso les informan que se lo llevan a Valpara íso para
realizarle un consejo de guerra. Ante este nuevo escenario la madre de su
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representado viaja a Valparaíso, recorriendo cárceles y barcos en su
búsqueda sin poder encontrarlo.
Expone que la información dada en la Comisaría de la Ligua fue
falsa, pues nunca existió tal consejo de guerra. A todos los detenidos los
llevaron a San Felipe. La madrugada del d ía 11 de octubre fueron sacados
de la cárcel y trasladados a Putaendo. Sin embargo, antes de llegar, a la
altura del lugar denominado Las Coimas, los hacen descender de los
vehículos que los transportaban, haciéndolos caminar hacia el r ío, donde
recibieron ráfagas de ametralladoras. Luego, como si esto fuera poco, en un
espectáculo dantesco, pasaron los vehículos militares sobre los cuerpos
acribillados.
Manifiesta que al saber la noticia, una tía de su representado
concurre a la morgue de San Felipe a retirar el cuerpo para darle sepultura.
Al llegar a la morgue vio los cuerpos ensangrentados, amontonados como
animales y totalmente quebrados, reventados y destrozados.
Indica que como no disponían de permiso para un velatorio, fue
enterrado rápidamente, sin siquiera que la madre de su representado tuviera
la posibilidad de tocar el féretro, ya que cuando lleg ó a Cabildo desde
Valparaíso el cuerpo ya había sido sepultado.
Sostiene que su representado, don Mario Segundo Alvarado Osorio, a
la sazón era sólo un niño de 8 años de edad, sin embargo tuvo que
enfrentarse además a la dura realidad de ver c ómo su madre se fue
consumiendo por esta tragedia, hasta que por la pena y enfermedad su
cuerpo se rindió a los 37 años, dejando a sus hijos aún muy peque ños. Su
mandante y sus hermanos fueron separados por la fuerza y con mucho
dolor pasaron a vivir en diferentes casas y ciudades, en su caso con una
familia amiga.
Añade que pese a la distancia del tiempo y a su escasa edad, la
persecución no cesó en el caso de su representado, siendo objeto de
constantes vigilancias y amedrentamientos. En efecto, el día 10 de
septiembre de 1983, al mediodía, en la ciudad de Vi ña del Mar fue
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secuestrado por parte de un organismo de seguridad, llevado a un lugar


desconocido, con los ojos vendados fue atado a una silla, y luego
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abandonado durante la madrugada del d ía siguiente en el Cerro Rodelillo
en Valparaíso.
Explica que a causa de estas acciones intimidatorias el a ño 1986,
ayudado por una Congregación religiosa, su representado tuvo que
abandonar el país con destino a España.
2) Artemio Pizarro Aranda, de 37 años de edad a la fecha de su
ejecución, también funcionario de la Sociedad Abastecedora de la Miner ía,
SADEMI. Fue detenido en el mismo lugar y por los mismos agentes de
Carabineros el día 9 de octubre de 1973.
Observa que según el relato de su hija demandante de autos, do ña
María Verónica Pizarro Pérez, ella aún recuerda cuando su padre fue
detenido, pese a que tenía escasos 5 años de edad. Al concurrir a la
Comisaría de La Ligua junto a su madre pudo ver a su padre torturado,
lleno de marcas de golpes en su rostro y llagas en su cuerpo.
Señala que cuando sacaron a su padre de la Comisar ía de la Ligua le
informaron a su madre que lo llevaban a Playa Ancha para juzgarlo en
consejo de guerra. Sin embargo, ante la insistencia de la madre de su
representada un Carabinero se apiadó y confes ó a su madre que hab ían
sido trasladados a San Felipe, lugar desde donde fueron sacados para ser
ejecutados.
Afirma que ya en San Felipe junto a su madre y en conocimiento de
que su padre había sido ejecutado junto a un grupo de compa ñeros de
trabajo y de partido, por datos llegaron a la morgue a intentar retirar el
cadáver de su padre para darle sepultura. El cuerpo de su padre era el que
estaba más entero, sólo tenía 3 impactos de bala, uno en el costado
izquierdo del torso, otro cerca del corazón, y otro en la frente. Adem ás
tenía la espalada rota por completo, y las piernas quebradas pues despu és
de dispararle les pasaron por encima un camión.
Expone que años después, por otros detenidos, su representada y su
madre supieron que su padre había sido amarrado a un poste previamente
para que viera qué sucedía a los demás, y, pese a las s úplicas de su padre,
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después de torturarlo física y psicológicamente, lo ejecutaron.


Precisa que el asesinato de su padre por manos de agentes del Estado
significó la debacle familiar en todos los aspectos, ya que al dolor se sum ó el
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miedo, la indiferencia y el rechazo por parte de otros miembros de su
comunidad.
3) Pedro Abel Araya Araya, de 27 años de edad a la fecha de su
asesinato, Interventor de la mina La Patagua. Fue detenido por primera vez
el 11 de septiembre, siendo liberado sin cargos una semana despu és. Su
segunda detención se produjo también el 9 de octubre de 1973, al
presentarse voluntariamente a la Comisarla de Cabildo, a ra íz de una
citación dejada en su domicilio por funcionarios de dicha unidad policial.
Indica que según el testimonio de su cónyuge e hijos demandantes,
concordantes en fechas, circunstancias y lugar con los anteriores, don Abel
Araya Araya trabajaba también para la Sociedad Abastecedora de la
Minería, SADEMI. Al fallecer éste, y dadas las carencias econ ómicas del
grupo familiar, su madre tuvo que buscar trabajo en otras ciudades, dejando
a sus hijos al cuidado de familiares por muchos a ños, produci éndose la
disgregación del grupo familiar.
4) José Armando Fierro Fierro, de 24 años de edad a la fecha de su
asesinato, chófer de la Empresa Nacional de Minería, ENAMI, hermano del
demandante don Domingo Armando Fierro Fierro y de do ña Rosa del
Carmen Fierro Fierro. Fue detenido el 9 de octubre de 1973 en Cabildo,
por Carabineros de esa localidad.
Señala que don Domingo Fierro Fierro, recuerda que su hermano
estaba descansando en su habitación cuando cerca de las 20:00 horas lleg ó
un piquete de Carabineros a buscarlo para llev árselo a la Comisar ía de
Cabildo.
Indica que los padres de su representado eran personas mayores y
humildes, quedaron desesperados con la detenci ón de su hijo. El d ía 10 de
septiembre en la mañana la madre de su representado y su hermana
demandante fueron a visitarlo a la unidad policial, llev ándole huevos cocidos
y pan, los cuales les fueron arrojados al suelo por Carabineros.
Expresa que su madre y su hermana se quedaron esperando en la
calle, hasta cuando los sacaron de la tenencia de La Ligua traslad ándolos a
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un lugar desconocido.
Afirma que cuando el día 11 de octubre se corri ó el rumor de que
habían sido fusilados en la ciudad de San Felipe, a pesar de su corta edad,
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su representado se reunió con dos compañeros de trabajo de su hermano
ejecutado y fueron a retirar su cadáver en un cami ón tolva, encontrando su
cuerpo en la morgue del Hospital San Camilo de San Felipe.
Sostiene que al revisar su cuerpo estaba torturado, reventado y
muchas partes desencajadas de su lugar. El encargado de la morgue les dijo
que les habían pasado vehículos pesados por encima.
Explica que a causa de estos hechos que ya en sí le provocaron un
enorme e incurable dolor, éste se vio agravado pues la madre de su
representado enfermó y nunca se pudo recuperar hasta que muri ó de pena
por su hijo ejecutado al poco tiempo después.
Agrega que además de los ya nombrados y familiares directos de los
demandantes, en el lugar de Las Coimas también fueron ejecutados:
5) Faruc Jimmi Aguad Pérez, de 26 años de edad a la fecha de su
asesinato, empleado de la Sociedad Abastecedora de la Miner ía (Sademi),
encargado electoral y de propaganda del Partido Comunista en la comuna
de Cabildo, detenido en su lugar de trabajo, en presencia de otros
trabajadores, el día 8 de octubre de 1973 por Carabineros de Cabildo. A la
fecha de su detención era casado con doña Berta Manr íquez y ten ía 3 hijas
pequeñas: Ingrid, de 4 años, Candice, de 2 años, y Vanessa, de 11 meses.
6) Wilfredo Ramón Sánchez Silva, de 28 años de edad a la fecha de
su homicidio, empleado de la Sociedad Abastecedora de la Miner ía
(Sademi) de Cabildo. Fue detenido en su lugar de trabajo el 9 de octubre de
1973; casado con doña Rosa María Rivera Ortiz, y padre de don Renzzo
Eric y de don Cristián Eduardo ambos apellidados Sánchez Rivera.
Expone que según la versión oficial del Jefe de Zona en Estado de
Sitio de la Provincia de Aconcagua y Comandante del Regimiento de
Infantería N° 3, Yungay, Héctor Orozco Sepúlveda, estas seis personas
fueron ejecutadas cuando intentaron huir y agredieron a un suboficial que
viajaba en el vehículo del Ejército que los trasladaba desde la C árcel de San
Felipe a la Cárcel de Putaendo. Se indicó en dicha versi ón que a todos se
les había comprobado participación directa en la organizaci ón terrorista del
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sector minero de Cabildo, habiendo sido detenidos en un operativo donde


se les encontró gran cantidad de armas y explosivos.
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Observa que no obstante, en la investigación llevada a cabo por la
Comisión Rettig se concluyó que:
“Los antecedentes reunidos por esta Comisión sobre las circunstancias
de la detención de las víctimas desmienten la versión oficial, ya que ninguno
de sus hogares fue allanado en busca de armas, ni tampoco existi ó un
operativo militar en su lugar de trabajo, donde algunas de ellas fueron
detenidas, en forma pacífica y a la vista de los otros trabajadores.
Presentadas estas muertes como producto de un intento de fuga, la
Comisión no pudo aceptar esta explicación atendida, principalmente, las
circunstancias que siguen:
-Resulta inverosímil que el único modo de evitar la fuga haya sido dar
muerte inmediata a todos los afectados, que iban desarmados y bajo fuerte
vigilancia militar.
-El entonces Jefe del Servicio de Salud de San Felipe, que fue quien
ordenó practicar las autopsias y devolver los cuerpos a los familiares, fue
informado por el médico legista de que los cuerpos registraban m últiples
impactos de bala, muchos de los cuales no eran mortales, y tambi én heridas
cortopunzantes, cuya existencia no ha tenido ninguna explicación razonable.
Esta información está corroborada por lo señalado en los mismos
certificados de defunción.
Por tanto, a esta Comisión le asiste la convicción que Mario
Alvarado, Faruc Aguad, Wilfredo Sánchez, Artemio Pizarro, Pedro Araya y
José Fierro fueron víctimas de violación a sus derechos humanos de
responsabilidad de agentes del Estado quienes los ejecutaron al margen de
todo proceso”.
Sostiene que tal como aconteció en prácticamente todo el pa ís, los
padres, cónyuge y hermanos de los demandantes fueron ejecutados en el
trayecto, luego de lo cual se les enterró en una fosa com ún del Cementerio
local, sin dar posibilidades a sus familias de recuperar los restos. S ólo hace
algunos años se logró que los tribunales de justicia emitieran una orden para
exhumar los restos sepultados ilegalmente, siendo trasladados al Instituto
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Médico Legal de Santiago, donde permanecieron más de dos a ños sin ser
identificados.
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Explica que a causa de estos hechos se inició una investigaci ón
criminal, en la cual en el año 2008 la sexta sala de la Corte de Apelaciones
de Santiago absolvió a los ex miembros del Ej ército H éctor Manuel Rub én
Orozco Sepúlveda, Rodrigo Alex Retamal Martínez, Raúl Orlando Pascual
Navarro Quintana y Milton René Núñez Hidalgo, quienes habían sido
condenados en la investigación de derechos humanos conocida como
episodio “Mario Alvarado” que había fallado la ministra suplente Adriana
Sottovia Jiménez.
En cuanto al Derecho, señala que los antecedentes expuestos forman
parte del catálogo de crímenes reconocidos en la comunidad internacional y
en el Derecho Internacional, como “delitos de lesa humanidad ”, seg ún lo
establecido en el estatuto del Tribunal Militar de N úremberg de 1945,
posteriormente confirmada por resoluciones de la Asamblea General de las
Naciones Unidas con fecha 13 de febrero y 11 de diciembre de 1946 y que
ha sido actualizado con la adopción del Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional aprobada en 1998.
Expresa que crímenes tan horripilantes, abominables, ignominiosos e
intolerables para la humanidad precisamente han hecho surgir un complejo
normativo especial en el ámbito del Derecho Internacional, circunstancia
que resulta fundamental a la hora de resolver en cuanto a la responsabilidad
de reparación que le cabe al Estado de Chile en este caso.
Arguye que es un principio fundamental del Estado de Derecho el
principio de responsabilidad, cuya expresión es que cualquier persona que
sea lesionada por otra en su persona física o moral o en sus bienes o
derechos, tiene derecho a que se le repare el da ño ocasionado, generando
con ello para el causante la obligación de indemnizar. La reparaci ón incluye
dejar a los afectados indemnes, es decir, conforme al estado que ten ían
antes de ser víctimas del hecho dañoso, procurando subsanar o compensar
todos y cada uno de los perjuicios que se hubieren ocasionado, si es que se
pudiere. El principio de responsabilidad se traduce que todos los poderes del
Estado están obligados a la reparación de aquellos da ños que causan en el
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ejercicio de sus funciones, cuando son producidos por vulnerar el principio


de legalidad.
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Sostiene que el fundamento básico de la responsabilidad legal o
extracontractual del Estado administrador está contenida en diversas
disposiciones de rango constitucional, supra constitucional y legal, todas
normas propias del ámbito del Derecho Público.
Expresa que nuestra Carta Fundamental señala en el art ículo 38
inciso segundo la expresión del principio de responsabilidad, cuya
concreción se manifiesta en que cualquier persona que sea lesionada en sus
derechos por la Administración del Estado, sea que el Estado act úe l ícita o
ilícitamente, podrá reclamar ante los tribunales.
Defiende que estamos en presencia no sólo de una acci ón legal, sino
que también constitucional de responsabilidad, que obliga a la
indemnización de perjuicios y que establece una responsabilidad directa y
objetiva, ya que no considera para nada la actitud o intencionalidad del
sujeto que causa el daño, sino que éste sea ocasionado por una persona que
ejerza una función pública y en el ejercicio de sus funciones. Esto es sin
perjuicio de los efectos internos que la actuaci ón ilegal o arbitraria cause
entre el funcionario y la Administración.
Señala que dicho principio de juridicidad en el caso de la
Administración del Estado se encuentra ratificado y complementado por el
DFL N° 1, del 2000, que Fija el texto refundido, coordinado y sistematizado
de la Ley N° 18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la
Administración del Estado, que señala en su artículo 1 ° inciso segundo, que
“La Administración del Estado estará constituida por los Ministerios, las
Intendencias, las Gobernaciones y los órganos y servicios p úblicos creados
para el cumplimiento de la función administrativa, incluidos la Contralor ía
General de la República, el Banco Central, las Fuerzas Armadas y las
Fuerzas de Orden y Seguridad Pública, los Gobiernos Regionales, las
Municipalidades y las empresas públicas creadas por ley”.
Añade que la citada ley en su artículo 2 ° corrobora el principio de
responsabilidad establecido en la Constitución y prescribe imperativamente
que “Los órganos de la Administración del Estado someter án su acci ón a la
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Constitución y a las leyes. Deberán actuar dentro de su competencia y no


tendrán más atribuciones que las que expresamente les haya conferido el
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ordenamiento jurídico. Todo abuso o exceso en el ejercicio de sus
potestades dará lugar a las acciones y recursos correspondientes”.
Sostiene que por su parte el artículo 4° de la Ley de Bases establece
que “El Estado será responsable por los da ños que causen los órganos de la
Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de las
responsabilidades que pudieren afectar al funcionario que los hubiere
ocasionado”.
En cuanto a los daños, afirma que la evoluci ón y desarrollo
jurisprudencial de los últimos decenios, tanto a nivel nacional como
internacional, en el ámbito de la promoción y defensa de los derechos
humanos, en particular nuestra Excelentísima Corte Suprema y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos a nivel continental, han permitido el
decantamiento conceptual y el establecimiento de criterios a la hora de
determinar las reparaciones de que son acreedoras las v íctimas de violaci ón
a los derechos humanos y/o sus familiares, por parte de agentes del estado.
Afirma que así, el ámbito de los daños patrimoniales, las
indemnizaciones pecuniarias provenientes de daños materiales resarcibles, se
ha entendido de modo unánime que estas deben cubrir tanto el da ño
emergente como el lucro cesante.
En cuanto al lucro cesante, expresa que resulta evidente que la
destrucción abrupta, injusta y arbitraria del proyecto de vida de las v íctimas,
que culminó con el asesinato de cada uno de ellos a manos de agentes del
estado, acarreó para su posteridad, es decir, para sus familiares, un corte
abrupto, una interrupción sin retorno, un término definitivo de los ingresos,
salarios o retribuciones que percibían legalmente las víctimas a la fecha de
sus decesos. En definitiva, la expectativa cierta de seguir obteniendo una
retribución o ingreso económico por parte de las v íctimas, como lo estaban
haciendo a la fecha inmediatamente anterior al de su asesinato, desapareció
de modo definitivo, lo que genera la pretensión de reparaci ón del lucro
cesante.
Agrega que establecido está por la jurisprudencia nacional y
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extranjera que en estos casos ha de tomarse en consideraci ón, como


parámetros cuantitativos para su tasación, algunos indicadores, los cuales
están referidos a la edad de las víctimas, su expectativa de vida laboral, su
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nivel educacional y de cualificación técnica o profesional, sus salarios y
beneficios, etc.
1) Don Mario Alvarado Araya, a la fecha de su asesinato contaba con
34 años de edad, casado, padre de familia, ocupando el cargo de alcalde de
la comuna de Cabildo hasta el día 11 de Septiembre de 1973. Fuera de
ocupar el cargo de alcalde, desarrollaba labores remuneradas en su
condición de trabajador en la Sociedad Abastecedora de la Miner ía,
SADEMI.
Arguye que una estimación prudente y conservadora de los posibles
ingresos de la víctima durante su vida laboral, proyectados desde la edad de
su muerte (34 años) hasta la fecha del cese de labores de un trabajador
acogido a jubilación por edad, (65 años) en este caso alcanzan a 31 a ños
laborables, esto es, 372 meses, los cuales multiplicados por una cifra que
también resulta conservadora y con basamento legal, cual es el ingreso
mínimo, el que a la fecha, julio de 2015, alcanza a la suma de $241.000.-
mensuales, arroja un total de $89.652.000.-, los cuales demandan, por este
concepto y respecto de ésta víctima y a favor de sus familiares, en la
proporción que se indicará.
2) Don Artemio Pizarro Aranda, a la fecha de su asesinato contaba
con 37 años de edad, era casado, padre de familia, y desarrollaba funciones
como trabajador en la Sociedad Abastecedora de la Minería, SADEMI.
Afirma que de igual modo, aplicando una estimaci ón prudente y
conservadora de los posibles ingresos de la v íctima durante su vida laboral,
proyectados desde la edad de su muerte (37 a ños) hasta la fecha del cese de
labores de un trabajador acogido a jubilaci ón por edad, (65 a ños) en este
caso alcanzan a 28 años laborables, esto es, 336 meses, los cuales
multiplicados por una cifra que también resulta conservadora y con
basamento legal, cual es el ingreso mínimo, el que a la fecha, Julio de 2015
alcanza a la suma de $241.000.- mensuales, arroja un total de
$80.976.000.-, los cuales demandan, por este concepto y respecto de ésta
víctima y a favor de sus familiares en la proporción que se indicará.
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3) Don Pedro Abel Araya Araya, a la fecha de su asesinato contaba


con 27 años de edad, era casado, padre de familia, y desarrollaba funciones
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como Interventor de la Mina La Patagua y además, era trabajador en la
Sociedad Abastecedora de la Minería, SADEMI.
Señala que también aplicando una estimación prudente y
conservadora de los posibles ingresos de la v íctima durante su vida laboral,
proyectados desde la edad de su muerte (27 a ños) hasta la fecha del cese de
labores de un trabajador acogido a jubilaci ón por edad, (65 a ños) en este
caso alcanzan a 38 años laborables, esto es, 456 meses, los cuales
multiplicados por una cifra que también resulta conservadora y con
basamento legal, cual es el ingreso mínimo, el que a la fecha, julio de 2015
alcanza a la suma de $241.000 - mensuales, arroja un total de
$109.896.000, los cuales demanda, por este concepto y respecto de ésta
víctima y a favor de sus familiares en la proporción que se indicará.
4) Don José Armando Fierro Fierro, a la fecha de su asesinato
contaba con 24 años de edad, era soltero, vivía con sus padres y hermanos y
desarrollaba funciones como chófer en la Empresa Nacional de Minería,
ENAMI. Por último, respecto de ésta víctima, aplicando una estimaci ón
prudente y conservadora de los posibles ingresos de la v íctima durante su
vida laboral, proyectados desde la edad de su muerte (24 a ños) hasta la
fecha del cese de labores de un trabajador acogido a jubilaci ón por edad,
(65 años) en este caso alcanzan a 41 años laborables, esto es, 492 meses, los
cuales multiplicados por una cifra que tambi én resulta conservadora y con
basamento legal, cual es el ingreso mínimo, el que a la fecha, julio de 2015
alcanza a la suma de $241.000.- mensuales, arroja un total de
$118.572.000.-, los cuales demanda, por este concepto y respecto de ésta
víctima y a favor de sus familiares, en la proporción que se indicará.
Indica que en consecuencia, por concepto de lucro cesante, demanda
las sumas que se pasan a indicar, a favor de los siguientes familiares de las
víctimas:
1.- Mario Segundo Alvarado Osorio, por su padre, don Mario
Alvarado Araya, la suma de $89.652.000.-
2.- María Verónica Pizarro Pérez, por su padre, don Artemio Pizarro
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Aranda la suma de $80.976.000.-


3.- Herminda Magali Briceño Valero, por su cónyuge, don Pedro
Abel Araya Araya la suma de $ 54.948.000.-
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4.- Pedro Wladimir Araya Briceño, por su padre, don Pedro Abel
Araya Araya la suma de $18.316.000.-
5.- Gloriet Carol Araya Briceño, por su padre, don Pedro Abel Araya
Araya, la suma de $18.316.000.-
6.- Maritza Magali Araya Briceño, por su padre, don Pedro Abel
Araya Araya la suma de $ 18.316.000.- (dieciocho millones trescientos
dieciséis mil pesos:
7.- Domingo Armando Fierro Fierro, por su hermano, don José
Armando Fierro Fierro, la suma de $59.286.000.-
8.- Rosa Del Carmen Fierro Fierro, por su hermano, don José
Armando Fierro Fierro, la suma de $59.286.000.-
En cuanto al daño moral, sostiene que en todos sus representados
existe un daño moral que se ha expresado en dolor, sufrimiento, angustia,
disgregación familiar, depresión con varios intentos de suicidio inclusive,
sensación de pérdida, desarraigo, rabia, impotencia, sensaci ón de
vulnerabilidad ante un hecho tan vil y cobarde como haber asesinado a sus
parientes padre, cónyuge y hermano, de una forma tan cruel, tortur ándolos
primero, disparándole ráfagas de ametralladora despu és, y por si esto fuera
poco, pasarles un camión y un jeep sobre sus cuerpos, situaci ón injusta e
ilegítima que como familiares de los ejecutados no estaban obligados a
soportar.
Expresa que la dolorosa y traumática situación a que se han visto
enfrentados sus mandantes configura claramente un da ño material y moral,
que según la jurisprudencia es un daño indemnizable.
Observa que en el caso de autos, y tal como lo afirma la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, el daño moral no requiere prueba,
en primer lugar porque la víctima de violaciones a los derechos humanos
tales como el derecho a la vida o integridad corporal, no debe haber
acreditado sufrir daño moral porque es evidente que una persona sometida
a tortura, agresiones y vejámenes experimente dolores corporales y un
profundo sufrimiento. Dichos padecimientos se extienden de igual manera a
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los miembros más íntimos de la familia, particularmente aquellos que


tuvieron un contacto afectivo estrecho con la víctima.
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Manifiesta que en este contexto imaginar una cifra que pueda reparar
todo este daño es imposible. No obstante, la justicia exige pretensiones y
medidas de reparación concretas. Por ello solicita se condene al Fisco de
Chile a pagar, por concepto de daño moral, las siguientes sumas por cada
demandante:
1.- Domingo Armando Fierro Fierro, $200.000.000.-
2.- Rosa del Carmen Fierro Fierro, $200.000.000.-
3.- María Verónica Pizarro Pérez, $300.000.000.-
4.- Mario Segundo Alvarado Osorio, $300.000.000.-
5 - Herminda Magali Briceño Valero, $300.000.000.-
6.- Pedro Wladimir Araya Briceño: $300.000.000 –
7.- Gloriet Carol Araya Briceño, $300.000.000.-
8.- Maritza Magali Araya Briceño, $300.000.000.-
Razona que el daño producido es de tal magnitud que pese al tiempo
transcurrido sus mandates y representados todav ía se encuentran en
tratamiento psicológico para tratar de paliar y superar sus aflicciones que
desde aquella época y producto de estos hechos les aquejan.
Por lo expuesto y previas citas legales, solicita tener por interpuesta
demanda ordinaria de indemnización de perjuicios, en juicio de hacienda,
en contra del Fisco de Chile, y en definitiva declarar el derecho de sus
representados a ser resarcidos por los actos il ícitos descritos en la demanda,
cometidos por agentes del Estado, y condenar a la demandada a pagar a sus
representados la suma total de $2.599.096.000.-, según el siguiente detalle:
Por concepto de lucro cesante:
1.- Mario Segundo Alvarado Osorio, por su padre, don Mario
Alvarado Araya, la suma de $89.652.000.-
2.- María Verónica Pizarro Pérez, por su padre, don Artemio Pizarro
Aranda la suma de $80.976.000.-
3.- Herminda Magali Briceño Valero, por su cónyuge, don Pedro
Abel Araya Araya la suma de $ 54.948.000.-
4.- Pedro Wladimir Araya Briceño, por su padre, don Pedro Abel
LWCRDKTCYM

Araya Araya la suma de $18.316.000.-


5.- Gloriet Carol Araya Briceño, por su padre, don Pedro Abel Araya
Araya, la suma de $18.316.000.-
«RIT »

Foja: 1
6.- Maritza Magali Araya Briceño, por su padre, don Pedro Abel
Araya Araya la suma de $ 18.316.000.- (dieciocho millones trescientos
dieciséis mil pesos:
7.- Domingo Armando Fierro Fierro, por su hermano, don José
Armando Fierro Fierro, la suma de $59.286.000.-
8.- Rosa Del Carmen Fierro Fierro, por su hermano, don José
Armando Fierro Fierro, la suma de $59.286.000.-
Por concepto de daño moral:
1.- Domingo Armando Fierro Fierro, $200.000.000.-
2.- Rosa del Carmen Fierro Fierro, $200.000.000.-
3.- María Verónica Pizarro Pérez, $300.000.000.-
4.- Mario Segundo Alvarado Osorio, $300.000.000.-
5 - Herminda Magali Briceño Valero, $300.000.000.-
6.- Pedro Wladimir Araya Briceño: $300.000.000.-
7.- Gloriet Carol Araya Briceño, $300.000.000.-
8.- Maritza Magali Araya Briceño, $300.000.000.-
O, en cada caso, la suma que el Tribunal estime de justifica fijar,
solicitando a su vez que tales sumas se paguen con intereses y debidamente
reajustadas, a contar desde la notificación de la demanda, y que se condena
a la demandada al pago de las cosas de la causa.
A fojas 106, doña Irma Soto Rodríguez, abogada, en representaci ón
del Fisco de Chile, contesta la demanda, solicitando su rechazo.
Como primera defensa, interpone excepci ón de pago , alegando la
improcedencia de la indemnización demandada respecto de los
demandantes doña María Verónica Pizarro Pérez, don Mario Segundo
Alvarado Osorio, doña Herminda Magali Briceño Valero, don Pedro
Wladimir Araya Briceño, doña Gloriet Carol Araya Briceño y do ña Maritza
Magali Araya Briceño, por haber sido ya indemnizados.
Señala al efecto que no resulta posible comprender el r égimen
jurídico de las reparaciones por infracciones a los Derechos Humanos si no
se posicionan correctamente estas indemnizaciones en el panorama jur ídico
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nacional e internacional. Dicha comprensión sólo puede efectuarse al


interior –y desde– lo que ya es común considerar el ámbito de la llamada
«RIT »

Foja: 1
“Justicia Transicional”'. Sólo desde esa óptica puede mirarse en mejores
condiciones los valores e intereses en juego en esta disputa indemnizatoria.
Arguye que el denominado dilema “justicia versus paz ” es, sin lugar a
dudas, uno de los pilares sobre los cuales descansa el edificio de aquella
justicia transicional. Argumentos en favor de amnistías generales que porten
la necesaria tranquilidad a un país, deben lidiar con la imperiosa necesidad
de que una sociedad se mire a sí misma y reconozca los errores del pasado
para así pronunciar aquel imperioso “nunca más”. En esta perspectiva, las
transiciones son, y han sido siempre, medidas de s íntesis mediante las cuales
determinadas sociedades, en específicos momentos históricos, definen las
proporciones de sacrificio de los bienes en juego al interior de aquel
profundo dilema.
Sostiene que por otro lado, no debe olvidarse que desde la perspectiva
de las víctimas, la reparación de los daños sufridos juega un rol protag ónico
en el reconocimiento de aquella medida de justicia por tantos a ños buscada.
Mal que mal el éxito de los procesos penales se concentra s ólo en el castigo
a los culpables no preocupándose del bienestar de las v íctimas. En este
sentido, las negociaciones entre el Estado y las víctimas revelan que tras
toda reparación existe una compleja decisión de mover recursos econ ómicos
públicos, desde la satisfacción de un tipo de necesidades p úblicas, a la
satisfacción de otras radicadas en grupos humanos m ás espec íficos. Este
concurso de intereses o medida de síntesis se exhibe normalmente en la
diversidad de contenidos que las comisiones de verdad o reconciliaci ón
proponen como programas de reparación. Estos programas, en efecto,
incluyen beneficios educacionales, de salud, gestos simb ólicos u otras
medidas análogas diversas a la simple entrega de una cantidad de dinero.
En este sentido, no es un secreto que las transiciones han estado, en todos
los países que las han llevado a cabo, basadas en complejas negociaciones.
Basta para ello revisar someramente las discusiones originadas en la
aprobación de nuestra Ley 19.123 para darse cuenta del c úmulo de
sensibilidades e intereses en juego en ella. No debe extra ñar que muchas de
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esas negociaciones privilegien a algunos grupos en desmedro de otros cuyos


intereses se estiman más lejanos, se compensen algunos da ños y se excluyan
«RIT »

Foja: 1
otros o se fijen legalmente, luego de un consenso p úblico, montos, medios
de pago o medidas de daño.
Indica que los objetivos a los cuales se aboc ó preferentemente el
gobierno de Aylwin en lo que respecta a la justicia transicional fueron “(a) el
establecimiento de la verdad en lo que respecta a las violaciones a los
derechos humanos cometidas en la dictadura; (b) la provisi ón de
reparaciones para los afectados: y (c) el favorecimiento de las condiciones
sociales, legales y políticas que prevean que aquellas violaciones puedan
volver a producirse”.
Expresa que en lo relacionado con aquel segundo objetivo, la llamada
Comisión Verdad y Reconciliación, o también llamada Comisión Rettig, en
su Informe Final propuso una serie de “propuestas de reparaci ón ” entre las
cuales se encontraba una “pensión única de reparación para los familiares
directos de las víctimas” y algunas prestaciones de salud. Dicho informe
sirvió de causa y justificación al proyecto de ley que el Presidente de la
República envió al Congreso y que luego derivaría en la Ley 19.123, que
creó la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación. El mensaje
de dicho proyecto de ley fue claro al expresar que por él se buscaba, en
términos generales, “reparar precisamente el daño moral y patrimonial que
ha afectado a los familiares directos de las víctimas”.
Señala que por su parte, y en lo relativo a la forma en que se
entendió la idea de reparación, el Ejecutivo, siguiendo el referido Informe
de la Comisión, entendió por reparación “un conjunto de actos que
expresen el reconocimiento y la responsabilidad que le cabe al Estado en los
hechos y circunstancias que son materia de dicho Informe ”. A dicha
reparación ha de ser convocada y concurrir toda la sociedad chilena, en “un
proceso orientado al reconocimiento de los hechos conforme a la verdad, a
la dignificación moral de las víctimas y a la consecución de una mejor
calidad de vida para las familias más directamente afectadas ”.
Compensación de daños morales y mejora patrimonial, son as í dos claros
objetivos de estas normas reparatorias.
LWCRDKTCYM

Sostiene que de esta forma, en la discusión de la ley 19.123 el


objetivo indemnizatorio de este grupo de normas quedar ía bastante claro.
En diversas oportunidades se hizo referencia a la reparaci ón “moral y
«RIT »

Foja: 1
patrimonial” buscada por el proyecto. La noción de reparaci ón “por el
dolor” de las vidas pérdidas se encontraba tambi én en otras tantas
ocasiones. También está presente en la discusión la idea de que el proyecto
buscaba constituir una iniciativa legal “de indemnizaci ón ” y reparaci ón.
Incluso se hace expresa referencia a que las sumas de dinero acordadas son
para hacer frente a la “responsabilidad extracontractual ” del Estado. As í las
cosas, esta idea reparatoria se plasmó de manera bastante clara cuando
dentro de las funciones de la Comisión se indic ó que le corresponder á
especialmente a ella promover “la reparación del da ño moral de las
víctimas” a que se refiere el artículo 18.
Afirma que asumida esta idea reparatoria, la Ley 19.123 y otras
normas jurídicas conexas han establecido los diversos mecanismos mediante
los cuales se ha concretado esta compensación, exhibiendo aquella s íntesis
que explica cómo nuestro país ha afrontado este complejo proceso de
justicia transicional. En este sentido, se puede indicar que la reparaci ón a las
víctimas de violaciones a los derechos humanos se ha realizado
principalmente a través de tres tipos de compensaciones, a saber:
a) Reparaciones mediante transferencias directas de dinero;
b) Reparaciones mediante la asignación de derechos sobre
prestaciones estatales específicas; y
c) Reparaciones simbólicas.
Explica que mediante estos tres tipos de reparaciones se ha
concretado el objeto de nuestro particular proceso de Justicia Transicional,
que en lo que a este acápite respecta, busca no otra cosa que la precisa
reparación moral y patrimonial de las víctimas. Un an álisis de estas
compensaciones permitirá verificar el ámbito compensatorio que ellas han
cubierto.
En cuanto a la reparación mediante transferencias directas de dinero,
indica que diversas han sido las leyes que han establecido este tipo de
reparaciones. La ley 19.123 ha sido, en este concepto, la más importante.
Manifiesta que es necesario destacar que en la discusi ón legislativa de
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esta norma se enfrentaron principalmente dos posiciones. Por un lado


algunos sostenían que la reparación que se iba a entregar deb ía hacerse a
través de una suma única de dinero mientras otros abogaban por la entrega
«RIT »

Foja: 1
de una pensión vitalicia. Ello no implicaba de manera alguna que la
primera opción tendría efectos indemnizatorios y no así la segunda. Ambas
modalidades tendrían fines reparatorios.
Observa que la Ley 19.123 estableció una pensión vitalicia para el
cónyuge sobreviviente, la madre del causante o el padre de éste cuando
aquella faltare o renunciare, la madre de los hijos de filiaci ón no
matrimonial del causante o el padre de éstos cuando aquella fuere la
causante y los hijos menores de 25 años de edad, o discapacitados de
cualquier edad.
Señala que en una primera etapa, esta pensión ascendi ó a la cantidad
de $140.000.- mensuales. Sin embargo, luego de varias negociaciones se
acordó aumentar su monto. Tal como se indicó en el proyecto de ley que
establecería esa reforma, se buscaba con él “avanzar hacia un punto de
máximo acuerdo, de máxima verdad, de máxima justicia, de m áxima
reparación”. Dicho proyecto dio lugar a la ley 19.980 y de conformidad al
artículo 2 de esa norma, el monto de la pensi ón se increment ó a contar del
1 de diciembre de 2004 en un 50%. A dicha suma debe a ñad írsele el
porcentaje equivalente a la cotización de salud. Sin dicha cotizaci ón de
salud, el monto actual de la pensión para el grupo familiar asciende a la
suma de $210.000.- mensuales.
Expresa que en términos de costos generales para el Estado, este tipo
de indemnizaciones ha significado, a diciembre de 2013, en concepto de:
a) Pensiones: la suma de $176.070.167.770.- como parte de las
asignadas por la Ley 19.123 (Comisión Rettig) y de $313.941.104.606.-
como parte de las asignadas por la Ley 19.992 (Comisión Valech);
b) Bonos: la suma de $41.659.002.416.- asignada por la Ley 19.980
(Comisión Rettig) y de $20.777.324.047.- por la ya referida Ley 19.992; y
c) Desahucio (Bono compensatorio): la suma de $1.464.702.888.-
asignada por medio de la Ley 19.123.-
Afirma que en consecuencia, a diciembre de 2013, el Fisco ha
desembolsado la suma total de $553.912.301.727.-
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Expone que una pensión mensual es también una forma de reparar


un perjuicio actual y, aunque ella comporte una sucesi ón de pagos por la
«RIT »

Foja: 1
vida del beneficiario, ello no obsta a que podamos valorizarla para poder
saber cuál fue su impacto compensatorio.
Señala que el cálculo de los efectos indemnizatorios de una pensi ón
vitalicia puede realizarse simplemente sumando las cantidades pagadas a la
fecha. Suponiendo, por ejemplo, una persona que posee esta pensi ón desde
1994, puede haber recibido al día de hoy una cantidad por sobre los
$30.000.000.- Sin embargo, este impacto-compensatorio no estaría calculado
correctamente toda vez que no se incluyen en la avaluaci ón las
mensualidades que todavía quedan por pagar. Para ello se necesitan c álculos
más sofisticados que dimensionen las variaciones monetarias y proyecten el
valor actual de recibir una pensión vitalicia. De esta forma, y tomando en
consideración una pensión de $210.000.- el flujo de fondos futuros calculado
a valor presente, tomando en consideración una persona de 50 a ños con
una esperanza de vida de 78,45 años (Minsal, 2010), podría ascender a la
suma de $38.017.674.- descontada ya la depreciación monetaria o costo
alternativo del dinero.
Arguye que el impacto indemnizatorio de este tipo de pensiones es
bastante alto. Ellas son, como se ha entendido de manera generalizada, una
buena manera de concretar las medidas que la justicia transicional exige en
estos casos, obteniéndose con ello compensaciones razonables que est án en
coherencia con las fijadas por los tribunales en casos de p érdidas culposas
de familiares.
Añade que tanto la Ley 19.123 como la 19.980 consagran otras
transferencias directas de dinero que se han creado con id énticos fines
reparatorios.
Sostiene que en primer lugar, y de conformidad al artículo 23 de la
Ley 19.123, se entregó a los familiares de las víctimas una bonificaci ón
compensatoria de un monto único equivalente a doce meses de pensi ón.
Para el caso que se solicite hoy, por ejemplo, esa compensaci ón equivaldr ía
a $2.520.000.-
Señala que en la misma línea, la Ley 19.980 otorgó, por una sola vez,
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un bono de reparación de $10.000.000.- para los hijos del causante que


nunca recibieron la pensión mensual de reparación, y por la diferencia que
corresponda para aquellos que la recibieron pero han dejado de percibirla.
«RIT »

Foja: 1
Finalmente, los hijos de los causantes que se encuentren cursando estudios
media jornada tendrán derecho a un subsidio mensual equivalente a 1,4
UTM, esto es, al día de hoy a $61.940.-
En cuanto a reparación mediante la asignación de nuevos derechos,
explica que tal como sucede en la mayoría de los procesos de justicia
transicional, la reparación no se realiza s ólo mediante transferencias
monetarias directas sino que también a través de la concesi ón de diversos
derechos a prestaciones. En efecto, el Alto Comisionado para los Derechos
Humanos de la ONU ha señalado que el objetivo de un programa de
reparación es garantizar que todas las víctimas reciban un tipo de
reparación, aunque no sea necesariamente de un mismo nivel o de la misma
clase.
Sostiene que en este sentido, la ley 19.123 ha incorporado en el
patrimonio de los familiares de las víctimas de DDHH los siguientes
derechos:
a) Todos los familiares del causante tendrán el derecho de recibir de
manera gratuita las prestaciones médicas incluidas en el Régimen General
de Garantías en Salud y las derivadas de embarazos. En general este tipo de
beneficios han sido agrupados en el denominado Programa de Reparaci ón y
Atención Integral de Salud (PRAIS). Ciertamente, dicho programa es parte
de una Política Pública de Reparación asumida por el Estado de Chile con
las personas víctimas de violaciones a los derechos humanos en el periodo
de septiembre de 1973 a marzo de 1990, según se dispone en las leyes
19.123, 19.980, 19.992 y 20.405. En este sentido, las personas acreditadas
como beneficiarías del Programa, tienen derecho a la gratuidad de las
prestaciones médicas que se otorgan en todos los establecimientos de salud
de la red asistencial pública.
Agrega que además del acceso gratuito a las prestaciones de la red
asistencial, PRAIS cuenta con un equipo de salud especializado y
multidisciplinario de atención exclusiva a los beneficiarios del Programa. En
la actualidad cuentan con un equipo PRAIS en los 29 Servicios de Salud,
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compuesto en su mayoría por profesionales médicos psiquiatras, generales,


de familia, psicólogos y asistentes sociales, encargados de evaluar la
«RIT »

Foja: 1
magnitud del daño y diseñar un plan de intervenci ón integral, a fin de dar
respuesta al requerimiento de salud de los beneficiarios.
Indica que a nivel presupuestario, PRAIS cuenta con un
financiamiento de continuidad desde el año 2006. El a ño 2014, el Programa
sostuvo un incremento presupuestario importante, siendo el presupuesto
global de M$4.580.892.- Este presupuesto se distribuye por Servicio de
Salud, permitiendo cubrir gastos asociados al recurso humano de los equipos
de salud PRAIS, equipamiento y para la adquisici ón de ayudas t écnicas o
prestaciones que requieren beneficiarios en el extra, sistema, focalizando
principalmente en la población directamente afectada y en el art ículo 10 de
la Ley 19.992.- Sin perjuicio de ello, como usuarios del sistema p úblico de
salud, los beneficiaros adquieren los derechos establecidos equivalentes para
todos los usuarios FONASA; obtienen el derecho de organizarse y participar
en los consejos de participación que la ley de Autoridad Sanitaria crea,
tanto en los establecimientos como a nivel de la red y secretar ía regional, y;
adquieren el derecho a organizarse y cooperar con el equipo PRAIS en la
difusión del programa y en la promoción del reste de los Derechos
Humanos.
b) Los hijos de los causantes que sean alumnos de Universidades,
Institutos Profesionales y Centros de Formación T écnica, sin aporte fiscal, y
reconocidos por el Ministerio de Educación, tendrán un derecho al pago de
la matrícula y del total del arancel mensual de cada establecimiento.
Referente a este tipo de beneficios, hace presente que ellos fueron
pensados como una forma de compensación precisamente por los gastos que
la persona ausente habría soportado de no haberse producido el hecho
ilícito.
Respecto a reparación simbólicas, sostiene que al igual que en todos
los demás procesos de Justicia Transicional, parte importante de la
reparación por los daños morales causados a los familiares de las v íctimas de
violaciones a los Derechos Humanos se realiza a través de actos positivos de
reconocimiento y recuerdo de los hechos que dieron lugar a aquellas
LWCRDKTCYM

violaciones. Este tipo de acciones pretende reparar, ya no a trav és de un


pago de dinero paliativo del dolor, sino precisamente tratando de entregar
«RIT »

Foja: 1
una satisfacción a esas víctimas que en parte logre reparar el dolor y la
tristeza actual y con ello reducir el daño moral.
Observa que en esta compleja tarea de entregar una compensaci ón
satisfactiva destaca la ejecución de diversas obras de reparaci ón simb ólica
como las siguientes:
a) La construcción del Memorial del Cementerio General en Santiago
realizada en el año 1993;
b) El establecimiento, mediante el Decreto N° 121, del Ministerio
Secretaría General de la Presidencia, de 10 de octubre de 2006, del D ía
Nacional del Detenido Desaparecido
c) La construcción del Museo de la Memoria y los Derechos
Humanos. d) El establecimiento, mediante Ley 20.405, del Premio Nacional
de los Derechos Humanos.
d) El establecimiento, mediante la Ley 20.405, del Premio Nacional
de los Derechos Humanos.
e) La construcción de diversos memoriales y obras a lo largo de todo
el país y en lugares especialmente importantes para el recuerdo de las
Infracciones a los Derechos Humanos.
Manifiesta que de todo lo expresado hasta ahora puede concluirse que
los esfuerzos del Estado por reparar a las víctimas de violaciones a los
Derechos Humanos no sólo han cumplido todos los estándares internaciones
de Justicia Transicional sino que han provisto indemnizaciones razonables
con nuestra realidad financiera que efectivamente han apuntado a
compensar a las víctimas por los daños, tanto morales como patrimoniales,
sufridos a consecuencia de las violaciones a los Derechos Humanos.
Arguye que, así las cosas, tanto la indemnización demandada como el
cúmulo de reparaciones hasta ahora indicadas pretenden compensar los
mismos daños ocasionados por los mismos hechos. De esta forma, los ya
referidos mecanismos de reparación han compensado precisamente aquellos
daños no pudiendo, por ello, exigirse nuevas reparaciones.
Afirma que estando entonces las acciones alegadas basadas en los
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mismos hechos y pretendiendo ellas indemnizar los mismos daños que han
inspirado precisamente el cúmulo de acciones reparatorias ya enunciadas, y
al tenor de los documentos oficiales, es que opone la excepci ón de pago
«RIT »

Foja: 1
por haber sido ya indemnizados los demandantes doña Mar ía Ver ónica
Pizarro Pérez, don Mario Segundo Alvarado Osorio, do ña Herminda
Magali Briceño Valero, don Pedro Wladimir Araya Brice ño, do ña Gloriet
Carol Araya Briceño y doña Maritza Magali Araya Briceño, en conformidad
a la Ley 19.123 y los restantes cuerpos legales y acciones de reparaci ón
citados.
En segundo término, opone la excepci ón de improcedencia de la
indemnizaci ón por haber sido preteridos legalmente los demandantes
don Domingo Armando Fierro Fierro y do ña Rosa del Carmen
Fierro Fierro.
Precisa que la indemnización solicitada en autos se desenvuelve en el
marco de infracciones a los Derechos Humanos, cuya comprensión se da en
el ámbito de la Justicia Transaccional, tanto en el Derecho Interno como en
el Internacional. En efecto, sólo desde esa óptica pueden analizarse y
comprenderse los valores e intereses en juego en materia indemnizatoria.
Ello porque en este ámbito se ha de atender tanto a la necesidad de que la
sociedad reconozca los errores del pasado para que éstos no se repitan en el
futuro, como a la necesidad de decidir qu é proporci ón de los recursos
económicos públicos deberá ser destinada a reparar a las víctimas. Ello es
así porque no es posible omitir el hecho de que las arcas fiscales deben
satisfacer numerosas necesidades de toda la sociedad.
Razona que así, no es extraño que muchas de las negociaciones
privilegien a algunos grupos en desmedro de otros cuyos intereses se estimen
más lejanos; se compensen algunos daños y se excluyan otros; o se fijen
legalmente, luego de un consenso público, montos, medios de pago o
medidas de daño.
Expresa que en este escenario, la Ley 19.123 constituyó un esfuerzo
trascendental de reparación, pues hizo posible atender a la necesidad de
reparar económicamente a los familiares más directos, mediante prestaciones
en dinero -preferentemente en cuotas mensuales- con lo que, sin
desfinanciar la caja fiscal, permitió y permite que numerosas v íctimas
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obtengan mes a mes una reparación monetaria, sin que por ello el Estado
deje de cumplir con sus otras obligaciones de inter és p úblico. Esta forma de
«RIT »

Foja: 1
pago ha significado un monto en indemnizaciones dignas, que han
permitido satisfacer económicamente el daño moral sufrido por muchos.
Señala que en términos de costos generales para el Estado, este tipo
de indemnizaciones ha significado, como se ha dicho, al mes de diciembre
del año 2013, las siguientes sumas:
a) Pensiones: la suma de $176.070.167.770.- como parte de las
asignadas por la Ley 19.123 (Comisión Rettig) y de $313.941.104.606.-
como parte de las pensiones asignadas por la Ley 19.992 (Comisión Valech).
b) Bonos: la suma de $41.659.002.416.- asignadas por la Ley 19.980
(Comisión Rettig) y de $20.777.324.047.- por la referida Ley 19.992.
c) Desahucio (bono compensatorio): la suma de $1.464.702.888.-
asignadas por medio de la Ley 19.123.
Indica que en consecuencia, a diciembre de 2013, el Fisco ha
destinado la suma total de $553.912.301.727.- al pago efectuado a las
víctimas, por concepto de reparación del daño moral ocasionado.
Advierte que el impacto indemnizatorio de este tipo de reparaciones
en bastante alto. Ellas son una buena manera de concretar las medidas que
la justicia transaccional exige en estos casos, obteniéndose con ello
compensaciones económicas razonables, que resultan coherentes con las
fijadas por los tribunales en casos de pérdidas culposas de familiares.
Afirma que para que ello fuera viable, se determin ó una
indemnización legal, que optó por beneficiar al núcleo familiar m ás cercano,
esto es, padres, hijos y cónyuge, pretiriendo al resto de las personas ligadas
por vínculos de parentesco o de amistad y cercanía, quienes fueron
excluidas, sin perjuicio de otras reparaciones satisfactivas a éstos últimos, los
que, no obstante haber sido descartados de pagos directos en dinero, se les
consideró en diversos desagravios de carácter simbólico y en programas,
especialmente de salud, para reparar el da ño moral, como se explicar á. Ello
no es ajeno a otras normativas, en que, ante el pretium doloris, est á limitada
la determinación de quienes son los sujetos de da ño por repercusi ón o
rebote para deducir acciones pecuniarias, pues la extensi ón de la reparaci ón
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económica debe zanjarse en algún punto.


Señala que sin perjuicio de lo anterior, los actores han obtenido
reparación satisfactiva en cuanto demandan por la ejecución de su hermano.
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Foja: 1
Explica que el hecho que los hermanos de la víctima no hayan tenido
derecho a un pago en dinero no significa que no han obtenido reparaci ón
por el daño sufrido, por lo que alega la satisfacción de ésta.
Arguye que tratándose en la especie de un da ño extrapatrimonial, su
compensación no se desenvuelve necesariamente en el aspecto netamente
económico, sino que es posible reparar mediante la entrega de otras
importantes prestaciones, como aconteció en el caso de autos, y que
vinieron a satisfacer al daño moral sufrido.
Agrega que no debe olvidarse que desde la perspectiva de las v íctimas
por repercusión, la reparación de los daños sufridos juega un rol
protagónico en el reconocimiento de aquella medida de justicia por tantos
años buscada. Mal que mal, el éxito de los procesos penales se concentra
sólo en el castigo a los culpables no preocupándose del bienestar de las
víctimas. En este sentido, las negociaciones entre el Estado y las v íctimas
revelan que tras toda reparación existe una compleja decisi ón de mover
recursos económicos públicos, desde la satisfacción de un tipo de
necesidades públicas, a la satisfacción de otras radicadas en grupos humanos
más específicos.
Expone que estos programas incluyen beneficios de salud, gestos
simbólicos u otras medidas análogas diversas a la simple entrega de una
cantidad de dinero.
Indica que la llamada Comisión Verdad y Reconciliación, en su
Informe Final, planteó una serie de “propuestas de reparaci ón ”, entre las
cuales se encontraban diversas prestaciones, no solamente pecuniarias,
siendo éstas últimas reservadas sólo para la denominada familia nuclear, lo
que hizo necesario considerar otra suerte de medidas para diversos
afectados.
Añade que ello se desprende del concepto, que el Ejecutivo,
-siguiendo el referido Informe de la Comisión-, entendió por reparaci ón,
esto es: “un conjunto de actos que expresen el reconocimiento y la
responsabilidad que le cabe al Estado en los hechos y circunstancias que son
LWCRDKTCYM

materia de dicho Informe”. De esta forma, en la discusi ón de la ley 19.123


en diversas oportunidades se hizo referencia a la reparaci ón “moral ”
buscada por el proyecto.
«RIT »

Foja: 1
Sostiene que puede indicarse que la reparaci ón a las v íctimas de
violaciones a los derechos humanos se concretó también por reparaciones
simbólicas, y no meramente pecuniarias, a través de actos positivos de
reconocimiento y recuerdo de los hechos que dieron lugar a aquellas
violaciones y que permitieran recuperar el honor, dignidad y buen nombre.
Este tipo de acciones pretende reparar, ya no a trav és de un pago de dinero
paliativo del dolor, sino precisamente tratando de entregar una satisfacci ón
a esas víctimas que logre reparar el dolor y la tristeza actual y con ello
reducir el daño moral.
Argumenta que en el caso de una persona como la de autos, las
satisfacciones reparativas se orientaron en una línea distinta a la meramente
económica, entre otras, la ejecución de diversas obras de reparaci ón
simbólica, como las referidas previamente.
Indica que además, los actores de autos son titulares por ley de
Programas de Reparación y Atención Integral de Salud (PRAIS).
Concluye al respecto que el cúmulo de reparaciones indicadas han
producido satisfacción de los mismos da ños cuya reparaci ón se persigue. De
esta forma, los ya referidos mecanismos de reparación, al haber compensado
precisamente aquellos daños, no pueden, por ello, ser exigidos nuevamente.
También opone la excepci ón de prescripci ón extintiva de las
acciones civiles de indemnización de perjuicios deducidas, con arreglo a lo
dispuesto en el artículo 2332 del Código Civil, en relaci ón con lo dispuesto
en el artículo 2497 del mismo Código, solicitando que, por encontrarse
prescritas éstas, se rechacen las acciones resarcitorias en todas sus partes.
Argumenta que, según se expuso en la demanda, la ejecuci ón de los
señores José Armando Fierro Fierro, Artemio Pizarro Aranda, Mario
Alvarado Araya y Pedro Abel Araya Araya ocurri ó el 11 de octubre de
1973.
Afirma que aun entendiendo suspendida la prescripción durante el
período de la dictadura militar, iniciada en septiembre de 1973, por la
imposibilidad de las víctimas o sus familiares de ejercer las acciones legales
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correspondientes ante los tribunales de justicia, hasta la restauraci ón de la


democracia, o hasta la entrega pública del Informe de la Comisi ón de
Verdad y Reconciliación, hechos acaecidos el 11 de marzo de 1990 y 4 de
«RIT »

Foja: 1
marzo de 1991, respectivamente, a la fecha de notificación de la demanda
de autos al Fisco de Chile, esto es, el 13 de agosto de 2015, ha transcurrido
en exceso el plazo de prescripción extintiva que establece el citado art ículo
2332 del Código Civil, por lo que opone la excepción de prescripci ón de 4
a ños establecida en el artículo 2332 del Código Civil.
En subsidio, opone la excepción de prescripci ón extintiva de 5
a ños contemplada para las acciones y derechos en el art ículo 2515, en
relación con el artículo 2514 del Código Civil, ya que entre la fecha en que
se habría hecho exigible el derecho a indemnización y la fecha de
notificación de las acciones indemnizatorias que contesto, transcurri ó con
creces el plazo que establece el citado artículo 2515 del Código Civil.
Afirma que, por regla general, todos los derechos y acciones son
prescriptibles. Por ende, la imprescriptibilidad es excepcional y requiere
siempre declaración explícita, la que en este caso no existe.
Sostiene que pretender que la responsabilidad del Estado sea
imprescriptible, sin que exista un texto constitucional o legal expreso que lo
disponga, llevaría a situaciones extremadamente graves, absurdas y
perturbadoras. Por eso es que la jurisprudencia ha se ñalado que “para que
un derecho de índole personal y de contenido patrimonial sea
imprescriptible, es necesario que exista en nuestra legislaci ón disposiciones
que establezcan su imprescriptibilidad.”
Hace presente que la prescripción es una instituci ón universal y de
orden público. Efectivamente, las normas del Título XLII del C ódigo Civil,
que la consagran y, en especial, las de su Párrafo I, se han estimado siempre
de aplicación general a todo el derecho y no s ólo al derecho privado. Entre
estas normas está el artículo 2497 del citado cuerpo legal, que manda
aplicar las normas de la prescripción a favor y en contra del Estado, cuyo
tenor es el siguiente:
“Las reglas relativas a la prescripción se aplican igualmente a favor y
en contra del Estado, de las iglesias, de las municipalidades, de los
establecimientos y corporaciones nacionales, y de los individuos particulares
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que tienen la libre administración de lo suyo”.


Manifiesta que esta última disposición consagra, con car ácter
obligatorio, el principio de que, al igual que trat ándose de las relaciones
«RIT »

Foja: 1
entre particulares (que es el sentido de la voz “igualmente ” emplea) la
prescripción afecta o favorece, sin excepciones, a las personas jur ídicas de
derecho público, a pesar de que éstas, como lo se ñala el art ículo 547, inciso
2, del Código Civil, se rijan por leyes y reglamentos especiales.
Advierte que la responsabilidad que se atribuye al Estado y la que se
reclama en contra de particulares tienen la misma finalidad: resarcir un
perjuicio, reponiendo en el patrimonio dañado, el menoscabo que haya
sufrido. Toda acción patrimonial crediticia se extingue por prescripci ón, de
conformidad con los artículos 2514 y 2515 del Código Civil.
En cuanto al contenido de la acción indemnizatoria, indica que
cualquiera sea el origen o naturaleza de la indemnizaci ón, no tiene un
carácter sancionatorio, de modo que jamás ha de cumplir un rol punitivo
para el obligado al pago y su contenido es netamente patrimonial. De allí
que no ha de sorprender ni extrañar que la acci ón destinada a exigirla est é
–como toda acción patrimonial– expuesta a extinguirse por prescripción.
Añade que debe considerarse que en la especie se ha ejercido una
acción de contenido patrimonial que persigue hacer efectiva la
responsabilidad extracontractual del Estado, por lo que no cabe sino aplicar,
en materia de prescripción, las normas del Código Civil, lo que no contrar ía
la naturaleza especial de la responsabilidad que se persigue, en atenci ón a
que la acción impetrada pertenece al ámbito patrimonial.
Finalmente, en relación con la alegación de que la reparaci ón por los
daños reclamados sería imprescriptible conforme al derecho internacional de
los derechos humanos, sostiene que se hará cargo de algunos instrumentos
internacionales, adelantando que ninguno contempla la imprescriptibilidad
de la acción civil derivadas de delitos o cr ímenes de lesa humanidad o que
prohíba o impida la aplicación del derecho interno en esta materia.
Expresa que la “Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y Crímenes de Lesa Humanidad”, aprobada por
Resolución N° 2.391 de 26 de Noviembre de 1968, y en vigor desde el a ño
1970, en su artículo 1 letras a) declara imprescriptibles a “los cr ímenes de
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guerra; y b) a los crímenes de lesa humanidad”; pero cabe se ñalar que en


ninguno de sus artículos declara la imprescriptibilidad de las acciones civiles
«RIT »

Foja: 1
para perseguir la responsabilidad pecuniaria del Estado por estos hechos,
limitando esta imprescriptibilidad a las acciones penales.
Señala que los Convenios de Ginebra de 1949, ratificados por Chile
en 1951, se refieren exclusivamente a las acciones penales para perseguir la
responsabilidad de los autores de los delitos de crímenes de guerra y
crímenes contra la humanidad, de modo tal que no cabe extender la
imprescriptibilidad a las acciones civiles indemnizatorias, tal como ha
resuelto nuestro Máximo Tribunal.
Observa que la Resolución N° 3.074, de 3 de diciembre de 1973, de
la Asamblea General de las Naciones Unidas, denominada “Principios de
Cooperación Internacional para el descubrimiento, el arresto, la extradici ón
y el castigo de los culpables de crímenes contra la humanidad ”, se refiere
exclusivamente a las acciones penales para perseguir la responsabilidad de
los autores de los delitos de crímenes de guerra y crímenes contra la
humanidad, de modo tal que no cabe extender la imprescriptibilidad a las
acciones civiles indemnizatorias.
Afirma que la Resolución N° 60/147, de 21 de marzo de 2006, de la
Asamblea General de las Naciones Unidas, que contiene “los principios y
directrices básicas sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas
de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves
del derecho internacional humanitario a interponer recursos y obtener
reparaciones”, la que a diferencia de lo que acontece en materia penal,
reconoce la legitimidad y procedencia de la prescripci ón en el derecho
interno de los Estados.
Señala por su parte que la Convención Americana de Derechos
Humanos tampoco establece la imprescriptibilidad en materia
indemnizatoria.
Agrega, en relación a esta Convención, que debe destacarse que al
efectuar la ratificación, conforme al inciso 2° del art ículo 5 de la Carta
Fundamental, Chile formuló una reserva en orden a que el reconocimiento
de la competencia, tanto de la Comisión Interamericana de Derechos
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Humanos como de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se


refiere a hechos posteriores a la fecha del depósito del instrumento de
ratificación, de 21 de agosto de 1990, o, en todo caso, a hechos cuyo
«RIT »

Foja: 1
principio de ejecución sea posterior al 11 de marzo de 1990. Por otra parte,
el artículo 63 de la Convención se encuentra ubicado en el Cap ítulo VIII,
relativo a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, espec íficamente
en la sección segunda de dicho capítulo, referido a la competencia y
funciones de esa Corte, facultando exclusivamente a dicha Corte
Interamericana para imponer condenas de reparación de da ños y, por lo
mismo, no impide la aplicación del derecho interno nacional ni de la
institución de la prescripción en Chile. La norma establece:
“63.1.- Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad
protegidos en esta Convención, la Corte dispondrá que se garantice al
lesionado en el goce de sus derechos o libertad conculcados. Dispondrá
asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las consecuencias de la
medida o situación que ha configurado la vulneraci ón de esos derechos y el
pago de una justa indemnización a la parte lesionada”.
Razona que el mandato contenido en esa disposición está dirigido a la
Corte Interamericana y no a nuestros Tribunales, quienes deben aplicar la
normativa de derecho interno que rige la materia.
Observa que no habiendo, en consecuencia, norma expresa de
derecho internacional de los derechos humanos, debidamente incorporada a
nuestro ordenamiento jurídico interno, que disponga la imprescriptibilidad
de la obligación estatal de indemnizar, y no pudiendo tampoco aplicarse por
analogía la imprescriptibilidad penal en materia civil, no es factible
apartarse del claro mandato de la ley interna al resolver esta contienda y
aplicar las normas contenidas en los artículos 2332 y 2497 del C ódigo Civil,
que establecen las reglas sobre prescriptibilidad de la responsabilidad
patrimonial del Estado.
En subsidio a las excepciones y defensas expuestas, opone las
siguientes alegaciones en cuanto a la naturaleza de las
indemnizaciones solicitadas y los montos pretendidos.
En cuanto al lucro cesante, afirma que lo que se intenta obtener
como indemnización de lucro cesante es, en la práctica, que el Fisco de
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Chile substituya económicamente a las víctimas en su capacidad de


ganancia, en condiciones totalmente hipotéticas y eventuales, que
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Foja: 1
constituyen proyecciones futuras cuya incertidumbre impide todo c álculo
jurídicamente aceptable respecto de esta clase de perjuicios.
Expresa que la fórmula empleada por los demandantes en su
pretensión es jurídicamente inaceptable.
Así, razona que no es posible traer al presente hipótesis de 20, 30 o
más años, pues la vida y los proyectos est án permanentemente sujetos al
cambio. Lo usual son las vicisitudes, el desconocimiento del destino, en
síntesis, lo eventual e incierto, que suele sorprendernos en per íodos cortos y
muchas veces en el día a día.
Añade que lo que una persona obtenga como fruto de su trabajo es
propiedad exclusivamente de quien lo percibe, quien es tan libre para
administrar tales ingresos y disponer de sus bienes, como en nuestro
Derecho se permite respecto del derecho de dominio. En consecuencia, no
se puede perder lo que no se tiene ni lo que nunca se ha ganado.
Concluye al respecto que el lucro cesante que se demanda es
totalmente incierto e indeterminado, por lo que estas pretensiones deber án
ser totalmente desechadas.
Con respecto al da ño moral , hace presente la indemnización del
daño puramente moral no se determina cuantificando, en t érminos
económicos, el valor de la pérdida o lesión experimentada, sino s ólo
otorgando a la víctima una satisfacción, ayuda o auxilio que le permita
atenuar el daño, morigerarlo o hacerlo más soportable, mediante una
cantidad de dinero u otro medio, que en su monto o valor sea compatible
con esa finalidad meramente satisfactiva.
Añade que no habiendo norma legal que establezca una excepci ón
relativa a la capacidad económica del tercero civilmente responsable en un
hecho delictual o cuasidelictual, habrá de estarse al principio general y
básico de la cuantificación conforme a la extensión del da ño, ni m ás ni
menos, con absoluta prescindencia del patrimonio del obligado al pago . En
tal sentido, las cifras pretendidas en la demanda como compensaci ón del
daño moral, resultan excesivas teniendo en consideración las acciones y
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medidas de reparación adoptadas por el Estado de Chile en esta materia, y


los montos promedios fijados por nuestros tribunales de justicia, que en este
materia han actuado con mucha prudencia.
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Foja: 1
Afirma que, en subsidio de las alegaciones precedentes de
preterición, pago y prescripción, la regulación del da ño moral debe
considerar los pagos ya recibidos del Estado y guardar armon ía con los
montos establecidos por los Tribunales, rebajando sustancialmente los
montos pretendidos.
Por lo anterior, alega en todo caso que en la fijaci ón del da ño moral
por los hechos de autos se debe considerar todos los pagos recibidos a trav és
de los años por el actor de parte del Estado conforme a las leyes de
reparación (19.123; 19.980) y también los beneficios extrapatrimoniales que
estos cuerpos legales contemplan, pues todos ellos tuvieron por objeto
reparar el daño moral. De no accederse a esta petici ón subsidiaria
implicaría un doble pago por un mismo hecho, lo cual contrar ía los
principios jurídicos básicos del derecho en orden a que no es jur ídicamente
procedente que un daño sea indemnizado dos veces.
Finalmente, arguye que los reajustes e intereses sólo pueden
devengarse en el caso de que la sentencia que se dicte en la causa acoja la
demanda y establezca esa obligación, y además desde que dicha sentencia se
encuentre firme o ejecutoriada.
A fojas 172, la parte demandante evacúa el trámite de réplica.
Manifiesta que reafirma y reproduce categóricamente cada uno de los
conceptos, afirmaciones, planteamientos y acciones contenidas en la
demanda de autos, como asimismo, las peticiones concretas deducidas en
ella.
Añade que refuta, contradice y rechaza los planteamientos formulados
por el Fisco de Chile, en cuanto se pretende el rechazo de la acci ón
fundado en un conjunto de afirmaciones, de carácter pol ítico, tendientes
todas, sea para justificar o a lo menos a aminorar la responsabilidad del
Estado por el hecho de sus agentes.
Refiere que el Fisco de Chile plantea una serie de razonamientos
relativos a la justicia transicional, que no es similar a la justicia transaccional
que se verificó en el Chile post dictadura, todos justificativos de la
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incapacidad o cobardía moral de las elites gobernantes, posteriores al


término de la dictadura, en orden a sancionar drásticamente a los violadores
de los derechos humanos, tanto en lo individual como en lo institucional,
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Foja: 1
pontificando como el sumun de la solución transaccional, el concepto “de la
justicia en la medida de lo posible”, con lo cual obviamente se satisfizo la
inquietud de los poderes fácticos por sobre las v íctimas y el concepto de
justicia como un valor universal.
Razona que no puede el Estado pretender soslayar su responsabilidad
por los actos de sus agentes, sobre la base de justificaciones insostenibles.
Así, en nuestro sistema cada individuo es responsable de sus actos y las
consecuencias que de ellos se deriva, corresponsabilidad que se extiende a
las instituciones, cuando los funcionarios o agentes de las mismas ejecutan
los actos en cuanto tales, es decir, investidos en su condición funcionaria.
Observa que es un hecho cierto que el Consejo de Defensa del
Estado, en representación del Fisco, en variadas ocasiones frente a acciones
judiciales indemnizatorias fundadas en violaciones a los derechos humanos,
ha arribado a acuerdos de carácter patrimonial, lo cual implica un
reconocimiento expreso de la existencia del daño y que este no ha sido
reparado.
Indica que la demandada ha sostenido que en su contestaci ón que los
hermanos de las víctimas están excluidos o inhibidos de accionar civilmente,
afirmación que no se condice con nuestro sistema, pues desde el momento
que han sufrido daño, están legitimados activamente para accionar. Afirma
que la pérdida de un familiar, en condiciones tan dram áticas e ignominiosas
como se ha relatado en la demanda, sin lugar a dudas ocasiona un da ño en
todas las esferas de una persona, de lo cual arranca su legitimaci ón. Una
situación distinta es que las leyes especiales los excluya de beneficios
previsionales o de seguridad social, pero no de la legitimaci ón para accionar
civilmente.
En cuanto a la prescripción de la acción civil alegada por la
demandada, señala que dicha afirmación es improcedente, dado que las
acciones derivadas de hechos ocasionados por agentes del Estado y que
constituyen violaciones a los derechos humanos son imprescriptibles, en el
ámbito civil, pues a su respecto prevalen normas de orden internacional,
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cuales son los tratados que Chile ha suscrito y ratificado y que poseen rango
jerárquico superior de la norma civil interna.
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Foja: 1
Añade que tampoco resulta procedente la excepci ón de pago, toda
vez que el Estado de Chile expresamente ha reconocido la existencia del
daño causado con ocasión de la violación de los derechos humanos en los
debates judiciales en los cuales o ha sido condenado o ha arribado a
acuerdos judiciales. Precisa que las leyes de reparaci ón que pretende, ha
sido beneficios indirectos y acotados, pero todas ella no apuntan a la
reparación efectiva del daño causado a la víctima o a sus familiares, y en
rigor, no constituyen indemnización efectivas.
A fojas 176, la parte demandada evacúa el trámite de dúplica.
Indica, en relación a la excepción de pago, que reitera lo se ñalado en
la contestación de la demanda, en cuanto a que el da ño moral ya ha sido
indemnizado respecto a los demandantes doña María Verónica Pizarro
Pérez, don Mario Segundo Alvarado Osorio, doña Herminda Magali
Briceño Valero, don Pedro Wladimir Araya Briceño, doña Gloriet Carol
Araya Briceño y doña Maritza Magali Araya Briceño, por lo que procede se
haga lugar a la excepción de pago alegada. Insiste respecto al marco general
de las reparaciones ya otorgadas, al esfuerzo que ha realizado el Estado de
Chile para compensar el daño producido por las v íctimas, y en especial,
respecto a las reparaciones percibidas por los demandantes, ya sea en forma
de transferencias directas en dinero, mediante la asignación de nuevos
derechos sobre prestaciones estatales específicas y mediante el conjunto de
reparaciones simbólicas mencionadas en la contestación.
Agrega que asimismo, en relación los demandantes don Domingo
Armando Fierro Fierro y doña Rosa del Carmen Fierro Fierro, hermanos
de la víctima José Armando Fierro Fierro, reiteran la alegación relativa a la
improcedencia de la indemnización, por haber sido preteridos legalmente.
Sostiene que a éste respecto, la Ley 19.123 constituyó un esfuerzo
trascendental de reparación, pues hizo posible atender a la necesidad de
reparar económicamente a los familiares más directos, mediante prestaciones
en dinero –preferentemente en cuotas mensuales– con lo que, sin
desfinanciar la caja fiscal, permitió y permite que numerosas v íctimas,
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obtengan mes a mes una reparación monetaria, sin que por ello el Estado
deje de cumplir con sus otras obligaciones de inter és p úblico. Esta forma de
pago ha significado un monto en indemnizaciones dignas, que han
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Foja: 1
permitido satisfacer económicamente el daño moral sufrido por muchos.
Luego, para que ello fuera viable, se determin ó una indemnizaci ón legal,
que optó beneficiar al núcleo familiar más cercano, esto es, padres, hijos y
cónyuge, pretiriendo al resto de las personas ligadas por v ínculos de
parentesco o de amistad y cercanía, quienes fueron excluidas, sin perjuicio
de otras reparaciones satisfactivas a éstos últimos, los que, no obstante haber
sido descartados de pagos directos en dinero, se les consider ó en diversos
desagravios de carácter simbólico y en programas, especialmente de salud,
para reparar el daño moral, razón por lo cual, sin perjuicio de que no
hayan tenido derecho a un pago en dinero por haber sido preteridos
legalmente, han obtenido reparación satisfactiva mediante las prestaciones
médicas, educacionales y preparaciones simbólicas explicadas latamente al
contestar la demanda.
En relación a la prescripción de la acción, refiere la importancia de la
Sentencia de unificación de jurisprudencia dictada por el Pleno de la
Excma. Corte Suprema con fecha 21 de enero de 2013 en los autos rol
10.665-2011 “Episodio Colegio Médico-Eduardo González Galeno ”. Se ñala
que en dicho fallo se concluye que las acciones por responsabilidad
extracontractual en contra del Estado prescriben en el plazo de 4 a ños
desde la perpetración de los hechos, conforme a lo dispuesto en el art ículo
2332 del Código Civil.
Agrega que desde hace más de 10 años la Excma. Corte ha se ñalado
reiteradamente que en esta materia se aplica el art ículo 2332 del C ódigo
Civil, que dispone un plazo de cuatro a ños en la cual prescribe la acci ón
por responsabilidad extracontractual en contra del Estado. Que la aplicaci ón
de esta norma está regulada en el artículo 2497 del mismo cuerpo legal, que
señala expresamente que las normas de prescripción se aplican “a favor y en
contra del Estado”.
Sostiene que también la Excma. Corte ha dejado claramente
establecido que los tratados internacionales sobre derechos humanos no
impiden en modo alguno la aplicación del derecho interno, espec íficamente
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las normas sobre prescripción de la acción civil. Precisa que en el fallo


dictado por el Pleno de la Excma. Corte queda ampliamente establecido
que ni la Convención Americana sobre Derechos Humanos y tampoco la
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Foja: 1
Convención de Ginebra contienen normas que declaren imprescriptible la
acción civil o impidan a cada Estado aplicar su legislaci ón interna sobre la
materia.
A fojas 180, se recibe la causa a prueba.
A fojas 514, se cita a las partes a oír sentencia.
CONSIDERANDO:
A) EN CUANTO A LA TACHA DE TESTIGOS:
PRIMERO: Que con fecha 28 de abril de 2016, y según consta en el
acta que rola a fojas 443 y siguientes de autos, la parte demandada tacha al
testigo de la parte demandante, don Manuel Salvador Z úñiga Jorquera,
aduciendo como fundamento el parentesco por afinidad que el testigo tiene
con el demandante don Mario Segundo Alvarado.
SEGUNDO: Que la parte demandante, contestando el traslado
conferido, solicita el rechazo de la tacha, indicando, en primer t érmino, que
la demandada no señala específicamente la disposici ón legal en que se
ampara la tacha, y luego, que el grado de parentesco por afinidad que
vincula al testigo con el demandante no el grado que establecen los art ículos
358 y 359 del Código de Procedimiento Civil, de modo que no existe
impedimento para entender y declarar hábil al testigo.
TERCERO: Que, resolviendo la tacha en estudio, ha de señalarse
primeramente que la demandada sólo se refiere de forma gen érica a la
tacha, haciendo alusión a “parentesco por afinidad” entre el testigo y la
parte, sin invocar norma o causal del artículo 358 del C ódigo de
Procedimiento Civil que contemple expresamente el argumento que esgrime,
y sin elaborar el motivo por el cual esta inhabilidad se configurar ía, raz ón
suficiente para desestimar la tacha presentada.
B) EN CUANTO AL FONDO:
CUARTO: Que, a fojas 1, don Arturo Moisés Márquez Gallardo, en
representación de don Domingo Armando Fierro Fierro, doña Rosa Del
Carmen Fierro Fierro, doña María Verónica Pizarro Pérez, don Mario
Segundo Alvarado Osorio, doña Herminda Magali Brice ño Valero, don
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Pedro Wladimir Araya Briceño, doña Gloriet Carol Araya Briceño y do ña


Maritza Magali Araya Briceño, interpone demanda de indemnizaci ón de
perjuicios en juicio ordinario de hacienda, en contra del Fisco de Chile,
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Foja: 1
representado legalmente por el Presidente del Consejo De Defensa del
Estado, don Juan Ignacio Piña Rochefort, solicitando declarar el derecho de
sus representados a ser resarcidos por los actos il ícitos descritos en la
demanda, cometidos por agentes del Estado, y condenar a la demandada a
pagar a sus representados la suma total de $2.599.096.000.- por concepto de
lucro cesante y de daño moral, o, en cada caso, la suma que el Tribunal
estime de justifica fijar, solicitando a su vez que tales sumas se paguen con
intereses y debidamente reajustadas, a contar desde la notificaci ón de la
demanda, y que se condena a la demandada al pago de las cosas de la
causa, todo ello en razón de los antecedentes de hecho y fundamentos de
derecho ya reseñados en la parte expositiva de este fallo.
QUINTO: Que, a fojas 106, doña Irma Soto Rodríguez, abogado
Procurador Fiscal de Santiago del Consejo de Defensa del Estado, por la
parte demandada Fisco de Chile, contesta la demanda solicitando su
rechazo, de acuerdo a los fundamentos de hecho y de derecho rese ñados en
la parte expositiva de este fallo.
SEXTO: Que la parte demandante, a fin de acreditar los hechos en
que funda su acción, acompañó los siguientes documentos al proceso, en
forma y no objetados:
En el expediente:
1.- A fojas 181, informe psicológico y criterios para el diagnóstico,
respecto de la demandante doña María Verónica Pizarro P érez, emitido y
suscrito por don Juan Salazar Núñez, quien se individualiza como psic ólogo.
2.- A fojas 195, informe psicológico y criterios para el diagnóstico,
respecto de los demandantes doña Herminda Magali Briceño Valero, do ña
Maritza Magali Araya Briceño, doña Gloriet Carol Araya Brice ño y don
Pedro Vladimir Araya Briceño, emitido y suscrito por don Juan Salazar
Núñez, quien se individualiza como psicólogo.
3.- A fojas 202, informe psicológico y criterios para el diagn óstico,
respecto del demandante don Mario Segundo Alvarado Osorio, emitido y
suscrito por don Juan Salazar Núñez, quien se individualiza como psic ólogo.
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4.- A fojas 208, informe psicológico y criterios para el diagnóstico,


respecto del demandante don Domingo Armando Fierro Fierro, emitido y
suscrito por don Juan Salazar Núñez, quien se individualiza como psic ólogo.
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Foja: 1
En custodia N° 2722-16:
5.- Libreta de familia del Obispado de San Felipe, que da cuenta del
matrimonio entre don Artemio Pizarro Aranda y doña María Isabel P érez
Geraldo, celebrado con fecha 20 de abril de 1960, as í como del bautismo
de, doña María Verónica Pizarro Pérez, con fecha 15 de octubre de 1968.
6.- Certificado de nacimiento de doña María Verónica Pizarro P érez,
en que consta que es hija de don Artemio Pizarro Aranda.
7.- Certificado de matrimonio de don Artemio Pizarro Aranda.
8.- Certificado de defunción de don Artemio Pizarro Aranda.
9.- Certificado de defunción de don Pedro Abel Araya Araya.
10.- Certificado de matrimonio de don Pedro Abel Araya Araya con
doña Herminda Magali Briceño Valero.
11.- Certificado de nacimiento de doña Maritza Magali Araya
Briceño, en que consta que es hija de don Pedro Abel Araya.
12.- Certificado de nacimiento de doña Gloriet Carol Araya Brice ño,
en que consta que es hija de don Pedro Abel Araya.
13.- Certificado de nacimiento de don Pedro Vladimir Araya Brice ño,
en que consta que es hijo de don Pedro Abel Araya.
14.- Certificado de nacimiento de don Mario Segundo Alvarado
Osorio, en que consta que es hijo de don Mario Alvarado Araya.
15.- Certificado de defunción de don Mario Alvarado Araya.
16.- Certificado de nacimiento de don Domingo Armando Fierro
Fierro.
17.- Certificado de nacimiento de doña Rosa del Carmen Fierro
Fierro.
18.- Certificado de defunción de don José Armando Fierro Fierro.
19.- Certificado de nacimiento de don Armando del Carmen Fierro.
20.- Comprobante de ingreso de ficha y antecedentes a la Comisi ón
Asesora para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados
Políticos y Víctima de Prisión Política y Tortura, de fecha 16 de agosto de
2000, denunciante doña María Verónica Pizarro Pérez, víctima don
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Artemio Pizarro Aranda.


21.- Revista “ProyeXXIon”, N° 1, del año 1996.
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Foja: 1
22.- Copia de artículo publicado en “Revista Análisis ”, edici ón del 4
al 19 de mayo de 1987.
23.- Artículo publicado en diario “El observador de Quillota ”, de
fecha 25 de septiembre de 1998.
24.- Acta de entrega de fecha 10 de octubre de 2003, por parte del
Servicio Médico Legal, mediante la cual se hace entrega de los restos óseos
de don José Armando Fierro Fierro a su hermano don Domingo Fierro
Fierro.
25.- Copia de sentencia pronunciada por la Sexta Sala de la Iltma.
Corte de Apelaciones de Santiago, ingreso corte 5038-2007.
26.- Certificado de matrimonio de don Pedro Abel Araya Araya con
Herminda Magali Briceño Valero.
S ÉPTIM O: Que, a fojas 329 la demandante contó además con prueba
testimonial, consistente en las declaraciones de los testigos don Juan Enrique
Salazar Núñez, don Manuel Salvador Zúñiga Jorquera, doña María Cristina
Cataldo Morales y José Miguel Vera Báez, quienes legalmente examinados y
sin tacha acogida exponen:
Don Juan Enrique Salazar N úñez , en cuanto al punto cuatro de
prueba, indica que existe perjuicios respecto de los demandantes que se le
mencionan en el acto, Domingo Fierro, Rosa Fierro, María Verónica
Pizarro, Mario Alvarado, Herminda Briceño, Pedro Araya, Gloriet Araya y
Maritza Araya, a quienes conoce porque trabajó con todos ellas en forma
particular en su calidad de sicólogo clínico en su consulta particular, para
ello también se trasladó en varias oportunidades a La Ligua y Cabildo, a
quienes viene atendiendo profesionalmente desde como el a ño 2006-2008
aproximadamente. Relata que lo principal es que al ser ejecutados sus
padres y el hermano de don Domingo Fierro y su hermana Rosa, como la
señora Herminda que es cónyuge de unos de los ejecutados, quienes quedan
huérfanos y desamparados ante la muerte de sus familiares, lo que le
provoca una desintegración familiar y la consiguiente situaci ón socio-
económica al fallecer el proveedor de la familia se ve obligada a tener que
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trabajar y buscar su sustento, en el caso de las viudas sin tener mayor


capacitación tienen que salir a trabajar, accediendo a empleos de muy baja
remuneración, ya que se trata de gente de campo en un contexto hist órico
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Foja: 1
de altos niveles represivos que implicaron dificultad o nula inserci ón laboral,
sufriendo gravemente importante discriminación y persecución política.
Añade que al morir el jefe de familia, que debe haber recibido unos
$300.000.- aproximadamente en dinero de ahora. Proyectado ese ingreso
desde la época de las ejecuciones, que fueron en el año 1973, hasta la época
que la persona es laboralmente útil, 65 años, se tiene un ingreso que dejaron
de percibir, estimando el monto de los perjuicios a una suma que es de
entre $80.000.000.- y $100.000.000.- por cada una de las personas
ejecutadas. Sostiene que eso le consta en su condición de sic ólogo tratante
de cada uno de los demandantes, tratamiento a trav és de lo cual como
profesional se recaban todos estos antecedentes, necesarios para su
tratamiento en una especie de reconstrucción de la historia de vida de cada
uno de los demandantes.
En cuanto al punto cinco de prueba, expone que le consta al
atenderlos clínicamente que todos y cada uno de los demandantes presenta
una serie de secuelas sicológicas a raíz de esta situación, siendo lo
fundamental el que presentan una patolog ía llamada estr és postraum ático,
consistente en la re experimentación continua de la situaci ón traum ática, en
este caso el asesinato y tortura de sus familiares cercanos, lo cual se fue
agravado por el hecho de tener que ir a reconocer los cuerpos los cuales se
encontraban en condiciones de desmembramientos, ya que luego de ser
fusilados son atropellados por los camiones militares, no solo de ir a
reconocer el cuerpo, sino que se enfrentaron a sus familiares en una calidad
que era una masa de carne, sangre y ropa, irreconocibles, hab ía uno de
ellos que estaba más completo se podría decir y se refiere al pap á de la
señora María Verónica Pizarro.
Especifica sobre la secuela sicológica de cada uno de los demandante,
que en el caso de la señora Verónica Pizarro es quien se encuentra m ás
traumatizada, ya que hasta el día de hoy, junto con el trastorno de estr és
postraumático, presenta un trastorno depresivo grave, con varios intentos de
suicidio y una serie de secuelas sicológicas las cuales lleva tratando durante
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muchos años, encontrándose actualmente en tratamiento siqui átrico estando


incluso internada en el hospital de Putaendo. Al conversar con ella queda
claro que todos estos síntomas son producidos por la situaci ón vivida, se
«RIT »

Foja: 1
refiere al fallecimiento de familiar directo, situación que le correspondi ó
vivir a muy temprana edad, cinco años, luego de lo cual tuvo que cuidar a
su madre, quien también quedó choqueada con esta situación.
Afirma que toda esta situación no se encontraba presente antes de la
ejecución de su padre y con el paso de los a ños en vez de disminuir se ha
ido cronificando, básicamente por el hecho de no tener justicia sobre esta
situación o justicia real o efectiva.
En relación a don Mario Alvarado, manifiesta que él tambi én
presenta secuela de estrés postraumático. Si bien al d ía de hoy no presenta
un cuadro depresivo, revive persistentemente la imagen de su padre muerto,
presentando pesadillas y terrores nocturnos permanentemente. Se encuentra
angustiado, se le dificulta relacionarse con figuras de autoridad que visten
uniformes y, en su condición de concejal de la ciudad de Cabildo, esto es
un problema grave para ejercer sus funciones. En su caso particular, a ños
después del fallecimiento de su padre él también es detenido y torturado por
agentes del estado, lo cual lo hace revivir nuevamente esta situaci ón de
muerte, a raíz de este hecho él sale del país teniendo que trasladarse a
España y volviendo a Chile luego del recobro de la democracia,
produciéndose un desarraigo de su patria y una permanente sensaci ón de no
encajar.
Se refiere también a la familia Briceño, quienes sufren una
desintegración del grupo familiar separándose todos los hermanos, sin poder
reencontrarse después de años, las hermanas mayores se fueron a vivir con
las tías, el hermano menor quedó al cuidado de otros familiares y la madre
de ellos trató de rehacer su vida y reunir a sus hijos. Menciona que en el
caso de la familia Briceño y de la señora Verónica Pizarro nunca han
podido volver a vivir en la ciudad de Cabildo, ni siquiera se acercan a hacer
trámites, ya que se genera un grado inmenso de ansiedad y angustia,
haciéndoseles imposible el poder volver a su ciudad natal, ya que sus calles
y plazas les recuerdan las torturas y vejámenes vividos, lo cual da cuenta de
la dimensión del trauma vivido por esta familia. A lo anterior se suma una
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serie de patologías sicológicas, las que aparecen luego de la ejecuci ón de sus


familiares, a saber, cuadros depresivos en la se ñora Herminda, en su hijo
«RIT »

Foja: 1
Pedro y en su hija Maritza, la hermana de ellos, Gloriet, presenta un
trastorno de angustia muy similar a las crisis de pánico.
Por último, se refiere a los hermanos Domingo y Rosa Fierro, quienes
–expresa– pierden a su hermano, el cual fue arrancado de su familia siendo
que ellos trataron de impedir la detención, lo acompa ñan al regimiento
donde se le informa que su hermano había sido ejecutado, luego de lo cual
ellos son conducidos a un bosque donde se les amenaza tambi én de muerte.
Al momento de conocer la noticia del fallecimiento de su hermano el padre
sufrió un ataca cardiaco, debiendo ellos hacerse cargo de sostener la familia,
ante lo cual pierden gran parte de su juventud al hacerse cargo de sus dos
padres que ya eran ancianos y no podían trabajar.
Sostiene que sumado al estrés postraumático de estas situaciones a los
duelos patológicos y las depresiones y angustias que gener ó toda esta
situación, se produce en cada uno de los demandante una situaci ón de
discriminación, ya que en el pueblo de cabildo eran se ñalados como los
hijos de los extremistas, sufriendo un sin número de ataques físicos y
sicológicos tanto en el colegio, por parte de profesores y alumnos, como
también en la vía pública, lo cual agrava su calidad de vida debiendo la
mayoría de ellos trasladarse a otras comunas, encontrándose en una
situación de desamparo que cada vez los va aislando m ás, siendo un pilar
fundamental en la recuperación paulatina de estas personas es poder
encontrar justicia siendo una demanda de parte de ellos el que se haga una
memoria histórica, se cuenta la historia oficial y se reconozca que en cabildo
hubo ejecutados políticos, se limpien sus nombres y apellidos y se realice un
memorial, un anhelo compartido por todos los familiares, lo cual cerrar ía
este círculo o está herida abierta de dolor y decepción.
Concluye señalando que se realizó un peritaje sicol ógico a cada uno
de los individualizados donde están los detalles espec íficos de las patolog ías
sicológicas y siquiátricas que cada uno de ellos presenta, informa que
entregó al abogado para que lo acompañara a este juicio.
Precisa que todo lo anterior le consta en su calidad de sic ólogo, a ra íz
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de las múltiples entrevistas realizadas durante estos a ños a los familiares


sobrevivientes de esta tragedia, asegurando que estos trastornos derivan
directamente de las ejecuciones de las cuales fueron v íctimas sus padres y
«RIT »

Foja: 1
hermanos, no habiendo otra causal que pudiera explicar de mejor manera
que aparezcan estas patologías especificas en este grupo de personas. De
acuerdo a los hechos antes relatados existe un evidente daño moral que se
ha traducido en los sufrimientos, dolor, desesperanza, decepci ón, temor y las
patologías que cada uno de los demandantes llevan, las cuales, por el
tiempo transcurrido y los tratamientos a que han sido sometidos,
demuestran que son irreversibles, todo lo cual evidencia de modo irrefutable
el daño moral sufrido por los demandantes y estos apremios son
incalculables en cuanto a su ponderación económica, pero evidentemente
constituyen lo que es el daño moral y en alguna medida ayudan a reparar
en cierto grado su tranquilidad síquica.
Don Manuel Salvador Z úñiga Jorquera , en cuanto al punto cinco
de prueba, expone que era muy cercano a la familia de los padres de Mario
y de su madre. Luego que Mario es fusilado, la abuela Margarita, madre de
Carmela Osorio, se hace cargo de los cuatro hijos que quedan porque ella no
trabajaba, hubo dificultades en su crecimiento porque posteriormente fallece
su madre Carmela de cáncer. Ellos siguieron viendo los niños con las
dificultades incluso escolares que fueron presentado, incluso los más chicos,
indica que les costó bastante poder llegar a poder formar familia o tener un
grado o una profesión, señala que eso sería lo fundamental. Precisa que todo
eso lo sabe porque era cercano y se visitaban, incluso él y su esposa se
hicieron cargo de Mario, el único hombre, y viviendo y trabajando en Viña lo
llevaron a su familia y él estudio en el Colegio Rubén Castro hasta que egresó
de cuarto medio. Posteriormente, él ingresa a la orden de los legionarios de
Cristo, hasta allí ya no estaba en su casa. Dice que ayudaron a la madre de
Mario en su enfermedad porque la llevaron a un especialista en Viña que le
detectó el cáncer al hígado y páncreas y que al ser operada dura bastante
poco y los niños quedaron sin papá y mamá y los niños quedan con su abuela
Margarita Barraza, quien era viuda.
Repreguntado para que diga cuántos niños quedaron huérfanos de
padre como consecuencia de la ejecución o fusilamiento de don Mario
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Alvarado y si dicha situación implicó un quiebre en la familia, responde que


quedaron 4 hijos, Marlis, Mario, Anuska y Carmen la menor, todos de 5 a 15
años de edad aproximadamente. Añade que lógicamente, al no estar el padre,
«RIT »

Foja: 1
hubo una merma en el ingreso familiar, la que fue asumida por la abuela y
familiares, faltó la imagen paterna, eso tuvo que ver con el quiebre. La abuela
Margarita los asumió como suyos, dándoles el cariño que necesitaban e
incluso las niñas estuvieron viviendo con la familia del hermano del testigo,
cuya esposa era tía de ellos.
Repreguntado para que diga si producto de la ejecución el padre de
don Mario se produjo alguna alteración en cuanto al desarrollo de los
huérfanos en cuanto al punto de vista psicológico, afectivo o de cualquier otra
índole, expresa que es profesor y conoce muchos niños en su carrera,
sosteniendo que la menor Carmen fue la más afectada e incluso en la escuela
le costó bastante. La afectación de Carmen de tipo psicológico y fue por la
falta de su padre y el quiebre de su familia.
Repreguntado para que diga si producto de estos hechos don Mario
Alvarado, demandante, sufrió secuelas o daños a propósito de la muerte
violenta de su padre, manifiesta que para ellos fue una sorpresa que egresado
de cuarto medio se fuera al seminario teniendo la posibilidad de estudiar en la
Universidad, porque sus resultados eran bastante buenos en el colegio. Precisa
que no podría afirmar que dicha decisión sea por la muerte de su padre.
Repreguntado para que diga si la familia del ejecutado y en particular
don Mario, su hijo y demandante, con posterioridad a la muerte violenta de
su padre, fueron víctimas de persecución o discriminación como consecuencia
de estos hechos, señala que por la ubicación de la residencia del testigo en
Viña del Mar, no tiene antecedentes al respecto que pudiera mencionar.
Repreguntado para que diga si en razón de esta cercanía con la familia
de don Mario Alvarado, y sus hermanos huérfanos, pudo observar a lo largo
del tiempo después de ocurridos estos hechos si los niños manifestaron algún
daño de carácter psicológico o evidenciaron sufrimiento o dolor frente a la
muerte de su padre, en particular, el demandante, contesta que no podría
opinar. No tiene antecedentes materiales al respecto, solamente observación,
que es subjetiva. Afirma que podría opinar que las niñas, una o dos, han
formado familias, que han tenido dificultades con sus maridos y se ha
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deshecho el matrimonio, formando otros.


Doña Mar ía Cristina Cataldo , en cuanto al punto cinco de prueba,
señala que ha vivido toda la vida en Cabildo, por lo tanto un hecho que
«RIT »

Foja: 1
marcó la historia del pueblo, además que por el hecho de ser de allá y
conocer a todas las personas como el alcalde, el hecho de haberlo asesinado
hace que toda su familia sea discriminada, además de ser el sostén de sus casa,
el único que trabaja, queda en una situación precaria económicamente sin
obtener ningún recurso por lo que se ve afectada económicamente. Agrega
que aparte del daño moral a su esposa y a sus hijos que eran peque ños, ella
tiene que empezar a trabajar, no recuerda si a los dos años ella muere
también producto del trabajo, de las preocupaciones, quedando ellos solos
apoyados por sus familiares, porque ella nunca pudo superar la pena de lo
sucedido a su marido. El daño moral que se causa a sus hijos, la
discriminación, hasta ahora se ve psicológicamente cuanto afectó este hecho
que marcó sus vidas. Con respecto a la familia Pizarro, ellos eran como
vecinos míos vivían a tres cuadras de mi casa, la mamá de María verónica
después de este hecho queda absolutamente sola con su hija. Lo que se podía
percibir es que ella tenía miedo hasta de hablar con otras personas, empezó a
trabajar en la Iglesia Católica, para percibir ingresos, sobreprotegía a su hija
tanto que hasta ahora se ven las secuelas de esas situaciones. Indica la testigo
que es la Presidenta del Colegio de Profesores de la Comuna de Cabildo, y
como ello puede dar testimonio, porque ella es profesora, se refiere a María
Verónica Pizarro, y hasta ahora ella necesita profesionales (psicólogos y
médicos psiquiatras), tiene cáncer ella, ha arrastrado durante todo el tiempo
enfermedades, que se creía primen que no las tenía y eso es producto del
daño psicológico que arrastra hasta ahora.
Con respecto a Pedro Araya, afirma que tiene bien gravado que su
señora tuvo que salir de Cabildo, salía todos los días a trabajar a otros lugares
para poder mantener a sus hijos, dejándolos con distintos familiares, además
del daño económico y en la situación en que la dejaron también el daño que
ella obtuvo psicológicamente es muy grande.
Repreguntada para que diga cuántos niños o niñas quedaron huérfanas
de padre a consecuencia de la ejecución de estos en cada uno de los casos que
ha declarado, responde que en el caso de Mario Alvarado, cuatro hijos, en el
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caso María verónica, uno, y en el caso de Pedro Araya, tres.


Repreguntada para que diga si las circunstancias en que fueron
ejecutados los parientes de los demandantes y los hechos posteriores a la
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Foja: 1
misma ejecución agravaron las secuelas o daños ocasionados a los conjuntos
familiares de cada uno de ellos, contesta que no las agravaron, sino que las
provocaron, porque el hecho de pensar distinto de las personas, no constituye
agravante para ser asesinado.
Con respecto a don Mario Alvarado, afirma que él fue detenido, no
recuerda bien la fecha, pero fue en septiembre del año 1973. Él era alcalde,
por primera vez, y después lo soltaron porque lo vieron en el pueblo, después
fue prisionero con los demás. Esto fue en octubre del mismo año, y es fusilado
el día 10 de octubre del mismo año 1973, le aplicaron la Ley de fuga en las
coimas y los mataron a los seis, ellos tres, junto a otras tres personas más.
Todos saben los nombres de todos, es parte de la historia de Cabildo. Al día
siguiente entregaron los cuerpos y llegaron en distintas horas y fueron velados
en sus casas por un ratito. Sostiene que participó del velorio de Artemio
Pizarro, eran muchas mujeres, ella era adolescente, realmente estaban todos
destrozados, toda la familia, pero los cadáveres, por comentarios, estaban
todos acribillados.
Repreguntada para que diga si a consecuencia de los hechos ya
relatados la testigo observó que los hijos o parientes de los ejecutados sufrieron
secuelas o daños psicológicos evidenciables en el tiempo, manifiesta que
sufrieron secuelas y se puede percibir, por ejemplo los hijos de Mario
Alvarado, son personas inestables emocionalmente, lo ve dese su
interpretación, con algunos desequilibrios emocionales. Ellos sufrieron la
discriminación social de buena parte del pueblo, los que se quedaron se nota
más, la gente se alejaba, o se relacionaba con ellos, indica que cree que en el
primer tiempo no los saludaban por miedo. Ellos sufrieron persecución
política, la hermana de Mario por ejemplo, que son profesoras y tiene el
sueldo en cuanto a la cantidad de horas de contrato que tenga, siempre ha
tratado de darle menos horas, ahora si bien es cierto se nota menos, pero
igual en un grado mínimo siempre sigue existiendo el hecho de que son hijos
de los ejecutados políticos.
Repreguntada para que diga si dentro de este contexto de persecución
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política que fueron víctimas los ejecutados, se extendió dicha acción respecto
de don Mario Alvarado, demandante, señala que sí, Mario Alvarado Osorio
se fue del país como consecuencia de este hecho, porque si hubiese estado sus
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Foja: 1
dos papás, hubiese estado con su familia. Era un poco como salir de este
ambiente tan complicado que vivían.
Don Jos é Miguel Vera B áez , en cuanto al punto cinco de prueba,
indica que sí hubo daño moral muy grande, porque su papá fue detenido y
ejecutado. Añade que sabe que ella quedó muy chiquitita y a su mamá le
costó mucho poderla criar, ya que era hija única. Tuvieron que ayudarle
mucho a esa señora para que saliera adelante con su hija, y ella tuvo que
aprender a hacer unos cursos para poder subsitir, ya que eran ellas dos solas y
de ahí fuera que le ha costado mucho. Ella después que se recibió tuvo
muchos problemas sobre todo en su trabajo que todavía está sufriendo los
daños, porque a ella como que no la quieren porque siempre ha presentado
muchas enfermedades debido al mismo daño, entonces piensan que es mentira
lo que está sufriendo ella, en el trabajo piensan eso, lo más grave que tiene es
la parte económica. Afirma que sabe que estuvo fuera de su trabajo como
cinco años por temas de que no le creían de que estaba enferma y tuvo que
estar en psicólogos y siquiatras. Eso es el daño más grande que ha tenido,
todavía está sola y le ha costado muchos subsistir, debido a que en su trabajo
la plata no le alcanza para sus tratamientos. Ella era hija única de Artemio
Pizarro. Él era rondín de un polvorín de la empresa Sademi y el de la noche
a la mañana lo fueron a buscar los carabineros y lo llevaron para hacerle unas
consultas a San Felipe y ahí no volvieron más a Cabildo, fueron ejecutados.
Señala que estaba cerca cuando los fueron a retirar del polvorín, esto lo sabe
porque él buscaba leña en sus ratos libres y la testigo iba a retirar la leña, la
trasladaba en sus burros hacia la casa de él. El trabajo del señor Pizarro era el
único sustento que tenía su familia. Relata que recibió los cuerpos, que eran 6
ejecutados. Ella prestaba servicios en el cementerio de Cabildo cuando
llegaron los cuerpos, venían sellados, y los empezaron a subir de a uno, los
tenían sus familias un rato y los enviaban al cementerio y los militares
custodiaban esto, para que no abrieran los cajones o desviar los cuerpos,
quedaron todos en tierra y después sus familias los reubicaron.
Afirma que conoció a todos los fusilados, al primero que conoció fue al
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padre del demandante el señor Alvarado, que era alcalde, y él la llevó a


trabajar a la Ilustre Municipalidad a trabajar con él. A don José Fierro, un
«RIT »

Foja: 1
vecino del lado de su casa, una persona muy tranquila, muy trabajadora, era
el mayor de todos, era chofer de un camión de minería.
Añade que todo esto trajo mucho sufrimiento a las familias, José Fierro
era el mayor y debía llevar el sustento a la familia. Los hijos tuvieron que irse
donde familiares, esto sucedió con Fierro y Alvarado. Los carabineros tenían
una orden de estar vigilando siempre a los familiares de los fusilados, por
orden especial del Sargento Morales.
OCTAVO: Que, por su parte, la demandada acompañó en autos los
siguientes documentos, en forma y sin objeción acogida:
1.- A fojas 33, copia de sentencia de unificación de jurisprudencia
dictada por el Pleno de la Excma. Corte Suprema con fecha 21 de enero de
2013, autos rol 10.665-2011 “Episodio Colegio Médico-Eduardo González
Galeno”
NOVENO: Que, finalmente, se recibieron en autos los siguientes
oficios:
1.- A fojas 457, a petición de la parte demandante de fojas 220, oficio
remitido por el Instituto de Previsión Social, en el cual se indica que no es
posible adjuntar los antecedentes previsionales requeridos por no haberse
individualizado con Rut a las personas respecto de las cuales se solicit ó la
información.
2.- A fojas 459, a petición de la parte demandante de fojas 220, oficio
remitido por la Corte de Apelaciones de Santiago, mediante el cual el
Secretario Ad Hoc, don Christian Muñoz Palma, certifica que la causa rol
N° 2182-98, episodio “Mario Alvarado y otros”, por el delito de homicidio
y que fuera sustanciado por el ministro Joaqu ín Billard Acu ña, de encuentra
fallado y afinado y con fecha 22 de octubre de 2014, se orden ó remitir al
Señor Ministro de la Corte de Apelaciones de Valpara íso don Jaime
Arancibia Pinto, para ser tenida a la vista en el expediente rol 14-2014, no
habiendo sido devuelto a la fecha.
3.- A fojas 461, a petición de la parte demandante de fojas 220, oficio
remitido por el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior,
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al cual se adjuntan los certificados de calidad de v íctima de don Mario


Alvarado Araya, don Artemio Pizarro Aranda, don Pedro Abel Araya Araya
y don José Armando Fierro Fierro, conjuntamente con el extracto del
«RIT »

Foja: 1
Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliaci ón en el que se
recogen sus casos.
4.- A fojas 479, a petición de la parte demandante de fojas 220, oficio
remitido por el Servicio de Registro Civil e Identificaci ón, por el cual se
informa que la inscripción de nacimiento 241, año 1949, circunscripci ón La
Cruz, corresponde a don José Armando Fierro Fierro, sin n úmero de Run,
adjuntándose copia autorizada de la partida de nacimiento referida.
5.- A fojas 487, a petición de la parte demandante de fojas 220, oficio
remitido por el Servicio de Salud de Viña del Mar, en el cual se informa lo
siguiente:
a) Doña Herminda Briceño Valero y don Pedro Araya Briceño se
encuentran en los registros del programa PRAIS de Quillota, ingresados
como cónyuge e hijo, respectivamente, de la víctima don Pedro Abel Araya
Araya. b) Doña Maritza Araya Briceño y doña Gloriet Araya Brice ño
no se encuentran en los registros de Quillota del programa PRAIS.
c) Don Domingo Armando Fierro Fierro se encuentra en los registros
del programa PRAIS de La Ligua, ingresado como hermano de la v íctima
don José Armando Fierro Fierro.
d) Don Mario Segundo Alvarado Osorio, se encuentra en los registros
del programa PRAIS de La Ligua, ingresado como hijo de la v íctima don
Mario Alvarado Araya.
e) Doña Rosa del Carmen Fierro Fierro no se encuentra en los
registros de La Ligua del programa PRAIS.
Adicionalmente, se adjunta informe psicosocial elaborado por los
profesionales del programa PRAIS de Quillota y La Ligua, respecto de la
demandante doña María Verónica Pizarro Pérez.
DÉCIMO: Que, a fin de resolver el asunto sometido a conocimiento
de esta magistratura, en primer lugar se debe establecer las circunstancias de
la muerte de don Mario Alvarado Araya, don Artemio Pizarro Aranda, don
Pedro Abel Araya Araya y don José Armando Fierro Fierro , y en particular,
si existió participación de agentes del estado y si se encuentran reconocidos
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como víctimas de violación a los derechos humanos por algún órgano del
Estado o por alguno de los informes de las Comisiones creadas por éste para
dicho efecto.
«RIT »

Foja: 1
DÉCIMO PRIMERO: Que a su respecto, a fojas 463 de autos, rola
certificado suscrito por el Subsecretario del Interior, don Mahmud Aleuy Peña
y Lillo, en el cual se indica que don Mario Alvarado Araya fue declarado
víctima de violación de derechos humanos por la Comisión Nacional de
Verdad y Reconciliación, precisándose que según tal informe fue ejecutado del
día 11 de octubre de 1973. Junto a tal certificado, a fojas 464, se acompaña el
extracto del Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación en
el que se consigna la ejecución de don Mario Alvarado Araya.
Luego, fojas 467, rola certificado suscrito por el Subsecretario del
Interior, don Mahmud Aleuy Peña y Lillo, en el cual se indica que don
Artemio Pizarro Aranda fue declarado víctima de violación de derechos
humanos por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, precisándose
que según tal informe fue ejecutado del día 11 de octubre de 1973. Junto a tal
certificado, a fojas 468, se acompaña el extracto del Informe de la Comisión
Nacional de Verdad y Reconciliación en el que se consigna la ejecución de
don Artemio Pizarro Aranda.
A fojas 471, rola certificado suscrito por el Subsecretario del Interior,
don Mahmud Aleuy Peña y Lillo, en el cual se indica que don Pedro Abel
Araya Araya fue declarado víctima de violación de derechos humanos por la
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, precisándose que según tal
informe fue ejecutado del día 11 de octubre de 1973. Junto a tal certificado, a
fojas 472, se acompaña el extracto del Informe de la Comisión Nacional de
Verdad y Reconciliación en el que se consigna la ejecución de don Pedro
Abel Araya Araya.
Finalmente, a fojas 475, rola certificado suscrito por el Subsecretario del
Interior, don Mahmud Aleuy Peña y Lillo, en el cual se indica que don José
Armando Fierro Fierro fue declarado víctima de violación de derechos
humanos por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, precisándose
que según tal informe fue ejecutado del día 11 de octubre de 1973; junto a tal
certificado, a fojas 476, se acompaña el extracto del Informe de la Comisión
Nacional de Verdad y Reconciliación en el que se consigna la ejecución de
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don José Armando Fierro Fierro.


DÉCIMO SEGUNDO: Que, de acuerdo a lo señalado
precedentemente, se tiene por acreditado que don Mario Alvarado Araya, don
«RIT »

Foja: 1
Artemio Pizarro Aranda, don Pedro Abel Araya Araya y don Jos é Armando
Fierro Fierro fueron ejecutados por agentes del Estado de Chile, siendo todos,
en consecuencia, víctimas de la violación de sus derechos humanos, de
acuerdo a los hechos y circunstancias establecidos en el informe citado.
Sin perjuicio de lo establecido precedentemente, huelga señalar que el
demandado Fisco de Chile no controvirtió expresamente la participación de
sus agentes en el homicidio de las víctimas de que se trata en estos autos.
DÉCIMO TERCERO: Que, estando acreditadas las circunstancias
señaladas en el considerando anterior, ahora corresponde dilucidar y resolver
las alegaciones sostenidas por el Consejo de Defensa del Estado en su
contestación.
DÉCIMO CUARTO: Que la demandada opuso en primer término
las alegaciones de improcedencia de la indemnización dineraria por haber
sido ya indemnizados los demandantes, respecto de los demandantes doña
María Verónica Pizarro Pérez, don Mario Segundo Alvarado Osorio, do ña
Herminda Magali Briceño Valero, don Pedro Wladimir Araya Brice ño,
doña Gloriet Carol Araya Briceño y doña Maritza Magali Araya Brice ño ,
así como la de improcedencia por preterición legal del demandante y por
haber sido ya reparados mediante un conjunto de reparaciones de diverso
orden, incluyendo las simbólicas y de beneficios de salud, a trav és del
programa PRAIS, respecto de los demandantes don Domingo Armando
Fierro Fierro y doña Rosa del Carmen Fierro Fierro.
D ÉCIMO QUINTO: Que el Estado de Chile ha hecho un formal
reconocimiento de una serie de hechos constitutivos de violaci ón de los
derechos humanos acaecidos durante el régimen militar, a trav és del
mensaje que creó la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.
Que, al respecto, la ley 19.123 y sus modificaciones, y las reparaciones
simbólicas a que alude el demandado constituyen m ás bien un beneficio de
carácter social tendiente a cumplir, además, con las obligaciones
internacionales asumidas por el Estado, más no una indemnizaci ón de da ño
material y/o moral sufridos por los familiares de las v íctimas de violaci ón a
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los derechos humanos, pues no aparece en la determinación de su monto


que se hayan considerado los elementos propios y personales de quienes han
debido soportar el sufrimiento por la pérdida de un familiar.
«RIT »

Foja: 1
Por su parte, cabe agregar que uno de los aspectos de la acción
indemnizatoria está dirigida a resarcir el daño moral de los actores, el cual no
sólo lo sufren los padres e hijos de las víctimas, sino que también el entorno
familiar más amplio que ha padecido por su pérdida, todo lo cual lleva a
desestimar las alegaciones deducida por la parte demandada.
DÉCIMO SEXTO: Que, seguidamente cabe hacerse cargo de la
excepción de prescripción extintiva civil opuesta por el Fisco de Chile.
DÉCIMO S ÉPTIMO: Que en este sentido, la Asamblea General de
Naciones Unidas, por Resolución N° 2.391 (XXIII), de 26 de noviembre de
1968, en vigor desde el año 1970, aprobó la “Convención sobre la
Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y los Crímenes de Lesa
Humanidad”, la que dispuso:
“Considerando que los crímenes de guerra y los crímenes de lesa
humanidad figuren entre los delitos de derecho internacional más grave.
Convencidos de que la represión efectiva de los crímenes de guerra y de
los crímenes de lesa humanidad es un elemento importante para prevenir esos
crímenes y proteger los derechos humanos y libertades fundamentales, y
puede fomentar la confianza, estimular la cooperación entre los pueblos y
contribuir a la paz y seguridad internacionales
Advirtiendo que la aplicación a los crímenes de guerra y a los crímenes
de lesa humanidad de las normas de derecho interno relativas a la
prescripción de los delitos ordinarios suscita grave preocupación en la opinión
pública mundial, pues impide el enjuiciamiento y castigo de las personas
responsables de esos crímenes,
Reconociendo que es necesario y oportuno afirmar en derecho
internacional, por medio de la presente Convención, el principio de la
imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa
humanidad y asegurar su aplicación universal,
Convienen en lo siguiente:
Artículo 1°: Son imprescriptibles:
a) Los crímenes de guerra, según la definición del Estatuto del Tribunal
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de Núremberg, los principios de derecho internacional de Núremberg


confirmados por la Asamblea General de las Naciones Unidas y las
Convenciones de Ginebra de 1949.
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Foja: 1
b) Los crímenes de lesa humanidad. Cometidos tanto en tiempo de
guerra como en tiempo de paz según la definición del Estatuto del Tribunal
de Núremberg, los principios de Derecho Internacional de Núremberg y
confirmadas por la Asamblea General de las Naciones Unidas, así como el
apartheid y el genocidio.”
A continuación, el artículo 2° de este instrumento declara que la
Convención se aplica, sin distinción, a las autoridades del estado y a
particulares, ya sea que hayan participado como autores, cómplices o hayan
incitado directamente a la perpetración de esos crímenes y cualquiera sea el
grado de desarrollo.
DÉCIMO OCTAVO: Que con posterioridad, en el año 1973, la
misma Asamblea General aprobó la Resolución N° 3.074 (XXVIII), de fecha
3 de diciembre de 1973, “Principios de cooperación internacional para el
descubrimiento, el arresto, la extradición y el castigo de los culpables de
crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”, en la que señala lo
siguiente:
“Los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad,
dondequiera y cualquiera que sea la fecha en que se hayan cometido, serán
objeto de una investigación y las personas contra las que existan pruebas de
culpabilidad en la comisión de tales crímenes serán buscadas, detenidas,
enjuiciadas y, en caso de ser declaradas culpables, castigadas.”
DÉCIMO NOVENO : Que, en este sentido, se debe tener presente
que si bien la citada Convención no ha sido ratificada por el Estado de Chile,
surge en la actualidad con categoría de norma de ius cogens, o principios
generales del derecho penal internacional, cuya obligatoriedad en derecho
interno se encuentra prescrita por la Constitución Política de la República
(artículo 5, inciso segundo), de modo tal que el reconocimiento de la
imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad y de los crímenes de
guerra, así como el aseguramiento objetivo y expreso de los derechos
humanos, resulta indiscutible e imperativo para los tribunales nacionales.
A mayor abundamiento, siendo nuestro país un Estado Parte de la
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Organización de las Naciones Unidas, se encuentra obligado a cumplir de


buena fe las resoluciones de la Asamblea General.
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VIG ÉSIMO : Que, además, tanto la Declaración Universal de
Derechos Humanos –artículos 4 y 5– como el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas –artículos 7 al 10–,
ratificados por Chile e incorporados a su derecho interno, prohíben en la
práctica los crímenes contra la humanidad.
VIG ÉSIMO PRIMERO : Que, en relación con la supremacía de los
tratados internacionales sobre el derecho interno, es preciso hacer constar que
la modificación al antes citado artículo 5° de la Constitución Política de la
República tuvo por objeto precisamente reforzar la protección de los derechos
humanos, al disponer como deber de los órganos del Estado, respetar y
promover tales derechos.
VIG ÉSIMO SEGUNDO : Que cabe mencionar, como se señaló en
considerandos anteriores, que la presente acción es de car ácter reparatoria
por derivar de la violación a los derechos humanos en cr ímenes de lesa
humanidad, la que se rige por preceptos del derecho internacional que
consagran la imprescriptibilidad, la que debe regir tanto en el ámbito penal
como en el civil.
De seguir la tesis del demandado, esto es, aplicar a este caso la
prescripción del derecho privado, implicaría permitir que el Estado evitara
cumplir su deber y se negaran derechos fundamentales, como el derecho a
la vida y a la integridad física y ps íquica de las personas, por quien, como
se señaló precedentemente, es el constitucionalmente obligado a
resguardarlos, lo que lleva a rechazar la excepción de prescripci ón.
VIG ÉSIMO TERCERO : Que en relación al daño moral objeto de
esta acción, ha de señalarse que a pesar de su naturaleza particular, debe
ser probado por quien lo reclama, toda vez que éste constituye un
presupuesto para el origen de la responsabilidad civil, y por tanto, aquel que
intente beneficiarse de la concurrencia de la misma, tendr á la carga
probatoria de demostrar su existencia.
Así, la indemnización del daño moral requiere que el mismo sea
cierto, vale decir, que sea real y no hipotético, el que deberá ser demostrado
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por los medios de prueba legalmente establecidos por nuestro ordenamiento


jurídico.
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Foja: 1
Por otra parte, el daño moral consiste, equivale y tiene su fundamento
en el sufrimiento, dolor o molestia que el hecho il ícito ocasiona en la
sensibilidad física o en los sentimientos o afectos de una persona. Se toma el
término dolor en un sentido amplio, comprensivo del miedo, la emoci ón, la
vergüenza, la pena física o moral ocasionado por el hecho dañoso.
También puede ser entendido, como algunos autores lo sostienen,
como un menoscabo de un bien no patrimonial, en cuanto dolor, pesar,
angustia y molestias psíquicas que sufre una persona en sus sentimientos,
consecuencias del hecho ilícito; un hecho externo que afecta la integridad
física o moral del individuo.
VIG ÉSIMO CUARTO : Que, en orden a acreditar la existencia y
avaluación del daño moral, los demandantes se valieron, primeramente, de
certificados de nacimiento, matrimonio y defunción.
Así, se acompañó certificado de nacimiento de la demandante do ña
Mar ía Ver ónica Pizarro P érez , instrumento con el que se puede acreditar
su calidad de hija respecto de la víctima don Artemio Pizarro Aranda.
Se acompañó también certificado de matrimonio de don Pedro Abel
Araya Araya con doña Herminda Magali Brice ño Valero , con el cual
acredita el vínculo que unía a la víctima con la demandante referida.
Se acompañó certificado de nacimiento de doña Maritza Magali
Araya Brice ño , instrumento con el que se puede acreditar su calidad de
hija respecto de la víctima don Pedro Abel Araya.
Se acompañó certificado de nacimiento de doña Gloriet Carol
Araya Brice ño , instrumento con el que se puede acreditar su calidad de
hija respecto de la víctima don Pedro Abel Araya Araya.
Se acompañó certificado de nacimiento de don Pedro Vladimir
Araya Brice ño , instrumento con el que se puede acreditar su calidad de
hijo respecto de la víctima don Pedro Abel Araya Araya.
Se acompañó también certificado de nacimiento de don Mario
Segundo Alvarado Osorio, instrumento con el que se puede acreditar su
calidad de hijo respecto de la víctima don Mario Alvarado Araya.
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Se acompañó también certificado de nacimiento de don Domingo


Armando Fierro Fierro, instrumento en el que consta que es hijo de don
Armando Fierro y de doña Rosenda Fierro de Fierro; por su parte, se
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acompañó certificado de nacimiento de doña Rosa del Carmen Fierro
Fierro, en el que consta que es hija de don Armando Fierro y de doña
Rosenda Fierro; también, por intermedio de oficio remitido por el Servicio
de Registro Civil e Identificación, se agreg ó a los autos copia autorizada de
la partida de nacimiento en la que consta la inscripci ón N ° 241 del a ño
1949, circunscripción La Cruz, la que corresponde a don Jos é Armando
Fierro Fierro y en la que consta que es hijo de don Armando Fierro y do ña
Rosenda Fierro; finalmente, consta de la información proporcionada por
Servicio de Salud de Viña del Mar, Dirección programa PRAIS, que don
Domingo Armando Fierro Fierro se encuentra acreditado en programa
PRAIS, en calidad de hermano de la víctima Jos é Armando Fierro Fierro.
Así, de la relación de los documentos referidos puede tenerse por acreditado
que los demandantes don Domingo Armando Fierro Fierro y doña Rosa
del Carmen Fierro Fierro eran hermanos con la víctima don José
Armando Fierro Fierro.
VIG ÉSIMO QUINTO: Que en el mismo orden de ideas, a fin de
acreditar el daño moral alegado, los demandantes se valieron de la siguiente
prueba:
En cuanto a la demandante doña Mar ía Ver ónica Pizarro P érez , se
acompaña original de informe psicológico emitido por don Juan Salazar
Núñez, quien suscribe como sicólogo, con fecha de evaluaci ón para abril de
2016. En dicho informe, en el que se indica como motivo de consulta el
malestar psíquico intenso producido por la p érdida del padre a causa de
detención ilegal y ejecución política, se consigna que la demandante
presenta un trastorno por estrés postraumático crónico, una autoestima
significativamente baja y un cuadro depresivo grave.
Adicionalmente, el Servicio de Salud de Viña del Mar, Dirección
programa PRAIS, remite informe suscrito por don Carlos Rivero E., como
psicólogo, y por doña Walkiria Jorquera I., como asistente social, en el que
se indica que la demandante presenta trastornos del sue ño, fuertes
sentimientos de desesperanza y episodios de llanto, sentimiento de angustia y
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minusvalía.
En cuanto a los demandantes doña Herminda Magali Brice ño
Valero, doña Maritza Magali Araya Brice ño , doña Gloriet Carol
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Foja: 1
Araya Brice ño y don Pedro Vladimir Araya Brice ño , se acompaña
original de informe psicológico emitido por don Juan Salazar N úñez, quien
suscribe como sicólogo, con fecha de evaluación para abril de 2016. En
dicho informe, en el que se indica como motivo de consulta el malestar
psíquico intenso producido por la pérdida del esposo y padre de los
demandante a causa de detención ilegal y ejecuci ón pol ítica, se consigna
que los cuatro demandantes presentan un trastorno por estr és postraum ático
crónico, y en el caso de doña Herminda, doña Maritza y don Pedro,
cuadros depresivos.
En cuanto al demandante don Mario Segundo Alvarado Osorio, se
acompaña original de informe psicológico emitido por don Juan Salazar
Núñez, quien suscribe como sicólogo, con fecha de evaluaci ón para abril de
2016. En dicho informe, en el que se indica como motivo de consulta el
malestar psíquico intenso producido por la p érdida del padre a causa de
detención ilegal y ejecución política, se consigna que el demandante
presenta un trastorno por estrés postraumático crónico.
En cuanto al demandante don Domingo Armando Fierro Fierro, se
acompaña original de informe psicológico emitido por don Juan Salazar
Núñez, quien suscribe como sicólogo, con fecha de evaluaci ón para abril de
2016. En dicho informe, en el que se indica como motivo de consulta el
malestar psíquico intenso producido por la p érdida del hermano a causa de
detención ilegal y ejecución política, se consigna que la demandante
presenta un trastorno por estrés postraumático crónico.
Finalmente, los demandantes también se valieron de la prueba
testimonial consignada en el considerando séptimo del presente fallo, por
intermedio de la cual los testigos don Juan Enrique Salazar Núñez, don
Manuel Salvador Zúñiga Jorquera, doña María Cristina Cataldo Morales y
don José Miguel Vera Báez, se refieren al dolor, angustia y consecuencias
negativas que produjeron en todos los demandantes –sin excepci ón – la
detención ilegal y posterior detención de las víctimas a las que se ha hecho
referencia en la presente sentencia, testigos que se encuentran contestes en
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las circunstancias esenciales que describen y que dan razón de sus dichos, de
conformidad con la regla contemplada en el N° 2 del artículo 384 del Código
de Procedimiento Civil. Cabe consignar a este último respecto que el testigo
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Foja: 1
don Juan Enrique Salazar Núñez, además , fue quien evacuó los informes
psicológicos que rolan a fojas 181, 196, 202 y 208, analizados en el presente
motivo.
VIG ÉSIMO SEXTO: Que, sin perjuicio de la prueba rendida
respecto a la existencia del daño moral en el caso de marras, se debe tener
presente la gravedad del hecho ilícito, sus consecuencias y las circunstancias
en que los hechos acontecieron.
VIG ÉSIMO S ÉPTIMO: Que de acuerdo a lo razonado
precedentemente, esta Juez regula la indemnización por concepto de da ño
moral prudencialmente en la suma de $45.000.000.- para doña María
Verónica Pizarro Pérez; $45.000.000.- para don Mario Segundo Alvarado
Osorio; $60.000.000.- para doña Herminda Magali Briceño Valero;
$45.000.000.- para don Pedro Wladimir Araya Briceño, $45.000.000.- para
doña Gloriet Carol Araya Briceño; $45.000.000.- para doña Maritza Magali
Araya Briceño; $15.000.000.- para don Domingo Armando Fierro Fierro, y
$15.000.000.- para doña Rosa del Carmen Fierro Fierro.
VIG ÉSIMO OCTAVO: Que, en lo referente a la reajustabilidad de
la indemnización por daño moral, ésta se reajustar á de conformidad a la
variación que experimente el I.P.C desde el día en que la presente sentencia
quede ejecutoriada y hasta el momento del pago efectivo, por cuanto el
daño moral es evaluado por el juez en la sentencia, de ah í que las
perniciosas consecuencias de la desvalorización monetarias s ólo pueden
empezar a producirse desde la fecha de la sentencia que regula el da ño en
comento.
VIG ÉSIMO NOVENO : Que, respecto de los intereses, las sumas
contempladas en lo resolutivo del fallo devengarán el inter és corriente desde
la fecha en que la sentencia quede firme o ejecutoriada y hasta la época de
su pago efectivo.
TRIG ÉSIMO: Que, finalmente, en relación a la indemnización por
concepto de lucro cesante, el cual se hace consistir en autos en la pérdida de
la vida laboral futura de las víctimas, los demandantes no acompañaron
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elementos probatorios que permitan determinar su entidad y alcance,


requisito necesario para configurar la procedencia de tal indmenizaci ón,
motivo por el cual la demanda deberá ser desestimada en este punto.
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Foja: 1
Y atendido lo antes razonado y lo dispuesto en los art ículos 1437,
1698, 1700 y 1706 del Código Civil, artículos 144, 160, 170, 341, 342, 346
y 384 del Código de Procedimiento Civil, Constituci ón Pol ítica de la
República, Convención Americana de Derecho Humanos y Convenio de
Ginebra de 1949, se declara:
A) EN CUANTO A LA TACHA DE TESTIGOS:
I.- Que se rechaza la tacha interpuesta por la parte demandada a
fojas 443 en contra del testigo don Manuel Salvador Zúñiga Jorquera, sin
costas.
B) EN CUANTO AL FONDO:
II.- Que se acoge parcialmente la demanda interpuesta en lo
principal de fojas 1 y se condena al Fisco de Chile a pagar, a t ítulo de da ño
moral, la suma de $45.000.000.- para doña María Verónica Pizarro P érez;
$45.000.000.- para don Mario Segundo Alvarado Osorio; $60.000.000.-
para doña Herminda Magali Briceño Valero; $45.000.000.- para don Pedro
Wladimir Araya Briceño, $45.000.000.- para doña Gloriet Carol Araya
Briceño; $45.000.000.- para doña Maritza Magali Araya Briceño;
$15.000.000.- para don Domingo Armando Fierro Fierro, y $15.000.000.-
para doña Rosa del Carmen Fierro Fierro, todo lo anterior más los reajustes
e intereses reseñados en los motivos 28° y 29° del presente fallo.
III.- Que cada parte soportará sus costas, por no haber resultado
totalmente vencido el demandado.
Regístrese y notifíquese.-

Pronunciada por María Soledad Jorquera Binner, Juez Titular.-

Autoriza doña María Cristina Ramos Jara, Secretaria Subrogante.-

Se deja constancia que se dio cumplimiento a lo dispuesto en el inciso final


del art. 162 del C.P.C. en Santiago, doce de Diciembre de dos mil
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diecisiete.

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la
causa.
A contar del 13 de agosto de 2017, la hora visualizada
MARIA SOLEDAD JORQUERA BINNER corresponde al horario de verano establecido en Chile
MARIA CRISTINA RAMOS JARA Continental. Para Chile Insular Occidental, Isla de Pascua e
Fecha: 12/12/2017 12:56:13 Fecha: 12/12/2017 13:02:12 Isla Salas y Gómez restar 2 horas. Para más información
consulte http://www.horaoficial.cl

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