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Educar desde la afectividad significa hacer uso de una serie de herramientas pedagógicas que

buscan desarrollar las competencias emocionales del alumnado. Tradicionalmente, esta dimensión
no ha tenido gran calado en el sistema educativo formal puesto que no se le ha atribuido una mejora
para el éxito académico. Pero estudios recientes han puesto de manifiesto que la educación
afectiva juega un papel esencial en el aprendizaje del alumnado. La educación afectiva
involucra variables tanto cognitivas como afectivas: cognitivas, en cuanto a habilidades de
pensamiento y conductas instrumentales para alcanzar las metas propuestas; afectivas, en tanto
comprende elementos como la autovaloración, autoconcepto, etc. (Alcalay y Antonijevic, 1987: 29-
32).
Incluir la dimensión afectiva en el currículum escolar conlleva beneficios no sólo al alumnado, sino
también al profesorado y a la comunidad escolar en general.

 Beneficios de la educación afectiva en el alumnado.

Una educación afectiva contribuye a mejorar el rendimiento académico. Esto se debe a que un
alumno que trabaja en un ambiente de seguridad y afecto estará más capacitado para controlar el
estrés y la ansiedad. Percibirá un ambiente de confianza con su profesor y el resto de sus
compañeros, y eso le facultará para realizar una mejor gestión de sus emociones y, en definitiva,
aumentar su estado de bienestar.

Investigaciones recientes muestran que las personas más felices desarrollan una mayor
autoestima y un mayor autocontrol conductual. Y por consiguiente, esto conlleva mejores
rendimientos académicos. Un claro ejemplo de lo que hablamos se explica muy bien en este
artículo sobre el caso del alumnado argentino, en el cual se interpretan los resultados
del Informe PISA 2012. En el mismo se establece una relación directa entre el rendimiento
académico y la felicidad del alumnado.

 Beneficios de la educación afectiva en el profesorado.


Al igual que pasa con sus alumnos, el profesor trabaja en un ambiente de seguridad y afecto
que le impulsa a ser más creativo, mejorando su rendimiento laboral. El educador desarrolla la
habilidad de entender los comportamientos de sus alumnos y eso le capacita para controlar sus
propios sentimientos y actuar de acuerdo a ese entendimiento.

 Beneficios de la educación afectiva en la comunidad escolar


La educación afectiva contribuye a mejorar la comunicación, el respeto y el entendimiento
entre las personas. Mejorando así las relaciones interpersonales, lo que conlleva una mejor
convivencia en el aula y en la comunidad educativa en general.

¿CÓMO IMPULSAR LA EDUCACIÓN AFECTIVA


EN EL AULA?
Educar con afectividad no es fácil. El educador debe ser un guía para su alumnado, y debe
encontrar un equilibrio entre la autoridad que le confiere su papel y la flexibilidad que le exige su
aula. Así pues, debe aprender a poner límites y adaptarse a los cambios al mismo tiempo. Aunque
es una tarea realmente compleja y los que nos dedicamos a esta profesión nunca dejamos de
aprender en este sentido, os dejo algunas pautas que nos ayudan a conseguir este propósito:

 La COMUNICACIÓN es la clave de la afectividad. ¿Qué os pasa?, ¿qué queréis? Esto nos

permite lanzarle al alumno un mensaje claro: tu eres autónomo y yo confio en ti. El alumno se
percibe a sí mismo como una persona competente y capaz, y esto se refleja en su actitud. Se

atreverá a experimentar, a correr más riesgos y por supuesto tendrá más seguridad para

expresarse y explorar nuevas posibilidades. Para ello resulta muy útil dejar un espacio para las

críticas y comentarios del alumnado. Por ejemplo, dejando una hora cada cierto tiempo para

comentar como avanza la clase, la existencia de un buzón de sugerencias o que el educador

reparta un test de valoración entre los alumnos.

 Ser FLEXIBLES con el alumnado en particular y con la metodología educativa en general. Ser

flexible implica que el educador debe fomentar la empatía y la comprensión con sus alumnos.

Esto no significa que no se establezcan límites.El educador, como guía, debe aprender a

establecer una autoridad constructiva. Con ella contribuirá al óptimo desarrollo de la clase y

ayudará a sus alumnos a comprender e interiorizar las normas de comportamiento sociaesl, así

como su propio desarrollo intelectual.

 Nuestro LENGUAJE CORPORAL habla por nosotros. Nuestro tono de voz y nuestra expresión

puede invitar al alumno a participar en la clase, o por el contrario puede provocar su total

rechazo. El acercamiento físico, por ejemplo a través de una simple caricia en el hombro, es una

buena demostración de afecto que ayudará al alumno a sentirse integrado. Como educadora, me

resulta mucho más exitoso tocar el hombro a un alumno que está interrumpiendo la clase que

reprimirle en público. De esta manera el alumno siente que he respetado su intimidad y no lo he

puesto en evidencia delante del grupo.

Otro truco que suelo usar es mirarles a los ojos cuando me hablan y asentir al mismo tiempo. Los
alumnos están acostumbrados a ser evaluados continuamente y tienen miedo de errar en sus
respuestas. Si asientes ligeramente cuando te están hablando, notarás como ellos se sienten más
seguros y participan más en la clase. Del mismo modo, es importante hace un refuerzo positivo de
sus participaciones en clase. Alabando sus reflexiones y destacando la importancia de su
participación. Al reforzar de este modo su conducta se impulsa su continuidad a lo largo de todo el
curso. Que importante es un “gracias por participar”, “qué bien lo has hecho”, “se nota que te
has esforzado” o “me gusta trabajar en esta clase”.

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