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TEMA 4.- Singularidades y tipología de la actuación administrativa.

El principio de autotutela
administrativa.

A. Principio de autotutela.
Privilegio de las Administraciones públicas según el cual sus actos se presumen válidos y pueden ser
impuestos a los ciudadanos, incluso coactivamente, sin necesidad del concurso de los tribunales, y al
margen del consentimiento de aquéllos.

Podemos distinguir dos tipos de autotutela:

a) La declarativa, consistente en el privilegio de la Administración de emitir decisiones (actos) capaces de


crear, modificar o extinguir derechos y deberes de los administrados sin el concurso de los Tribunales y
sin el consentimiento de los destinatarios.
b) La ejecutiva, por la cual estas decisiones pueden ser impuestas por la Administración, incluso
coactivamente (ejecución forzosa), sin precisar la aprobación judicial ni el consentimiento de los
destinatarios.

La autotutela tiene sus límites, derivados del respeto a los derechos fundamentales como por ejemplo, la
necesaria autorización judicial de entrada en el domicilio para ejecutar decisiones administrativas (art.
100.3 Ley 39/2015) que corresponde a los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo así como los
supuestos de suspensión de la ejecución de los actos en vía recurso administrativo o contencioso-
administrativo.

Autotutela conservativa y autotutela agresiva.

La autotutela conservativa protege una situación dada, resiste a la pretensión de un tercero de alterar dicha
situación mientras que la autotutela agresiva tiene por contenido una conducta positiva, y produce una
mutación en el estado actual de las cosas, aunque proteja una situación anterior.

a) Autotutela declarativa y presunción de legalidad de los actos administrativos.


Todos los actos administrativos salvo aquellos que expresamente la ley lo determine, son ejecutorios,
son actos válidos, por lo que obligan a cumplir aunque no se esté de acuerdo con ellos.

Se suele decir que la decisión administrativa goza de una “presunción de legalidad’’ que hace que su
cumplimiento sea inmediato y obligatorio. Se habla de dicha presunción porque para que esa decisión sea
obligatoria no se precisa de un control previo judicial y porque ese control solo es posible cuando la
administración ya haya decidido de manera ejecutoria, es decir, puede ser controlada a posteriori.

La autotutela declarativa de la que goza la administración produce que sea el administrado el encargado
de aportar las pruebas e iniciar un procedimiento impugnatorio para impedir o destruir la eficacia inmediata
de las decisiones administrativas en base a este tipo de autotutela, ya que de lo contrario esos actos son
válidos, obligatorios y plenamente eficaces.
b) Autotutela ejecutiva.

La administración goza también de la autotutela ejecutiva, es decir, que además de presumirse válidos sus
actos puede hacer uso de la coacción frente a terceros para ejecutar esos actos.

La autotutela ejecutiva suele estar referida a la ejecución forzosa de los propios actos de la
administración cuyos destinatarios resisten a su cumplimiento. Pero además, de la ejecución forzosa donde
el acto administrativo juega un papel de “título ejecutivo”, donde se parte de una acto previo que la
administración desea realizar y para ello se sirve de esa coacción, además, existe también la llamada
coacción directa, donde no se parte de una acto previo, sino que directamente la administración defiende
su posesión sobre los bienes, pero sin que antes hubiera un acto previo sobre los mismos.

El artículo 99 Ley 39/2015, “las Administraciones Públicas, a través de sus órganos competentes en cada
caso, podrán proceder, previo apercibimiento, a la ejecución forzosa de los actos administrativos, salvo en
los supuestos en que se suspenda la ejecución de acuerdo con la Ley, o cuando la Constitución o la Ley
exijan la intervención de un órgano judicial.

En dicha ejecución, se prohíbe de forma importante la inmisión judicial en la misma, ya que es un ámbito
reservado formalmente a la administración y donde los jueces sólo pueden intervenir por la vía estricta que
permite el recurso contencioso-administrativo, es decir, se posibilita el conocimiento ulterior por parte de
los tribunales contencioso-administrativo, que puede estar referido a la validez del acto que juzgó como a
la validez misma de la ejecución forzosa y la observancia de sus límites.

B. Límites de la autotutela administrativa.

● La prohibición de interdictos contra la administración solo se refiere a las actuaciones de los órganos
administrativos realizadas en materia de su competencia y de acuerdo con el procedimiento legalmente
establecido (art. 105 Ley 39/2015). Sin embargo, cuando falte el acto previo que sirva de fundamento
jurídico a la actuación material, o esté afectado por alguna irregularidad que pueda dar lugar a la nulidad
del mismo, dicha actuación se considerará “indigna de protección”, y por tanto, susceptible de ser
intervenido por los tribunales ordinarios.

● Excepcionando los actos radicalmente nulos, para el resto de casos, la administración carece de facultad
de revisión y en el caso de querer ejercerla, solo lo podrá hacer por medio de recurso de lesividad ante
los tribunales contencioso- administrativo.

C. Abusos de autotutela.

Tanto autotutela declarativa como ejecutiva, dan lugar a que en ocasiones la administración haga un uso
abusivo de las mismas y no permitido por ley. Entre estos abusos, destaca el ámbito sancionador o
represivo en donde la administración hace un uso de estas potestades.
Ley 39/2015

➢ Artículo 100. Medios de ejecución forzosa (examen):


1. La ejecución forzosa por las Administraciones Públicas se efectuará, respetando siempre el principio
de proporcionalidad (la más justa, con menos perjuicios a la hora de tomar la decisión), por los
siguientes medios:

a) Apremio sobre el patrimonio.

b) Ejecución subsidiaria.

c) Multa coercitiva.

d) Compulsión sobre las personas.

2. Si fueran varios los medios de ejecución admisibles se elegirá el menos restrictivo de la libertad
individual.

3. Si fuese necesario entrar en el domicilio del afectado o en los restantes lugares que requieran la
autorización de su titular, las Administraciones Públicas deberán obtener el consentimiento del mismo o,
en su defecto, la oportuna autorización judicial.

➢ Artículo 101. Apremio sobre el patrimonio:


1. Si en virtud de acto administrativo hubiera de satisfacerse cantidad líquida se seguirá el
procedimiento previsto en las normas reguladoras del procedimiento de apremio.

2. En cualquier caso no podrá imponerse a los administrados una obligación pecuniaria que no estuviese
establecida con arreglo a una norma de rango legal.

➢ Artículo 102. Ejecución subsidiaria:


1. Habrá lugar a la ejecución subsidiaria cuando se trate de actos que por no ser personalísimos puedan
ser realizados por sujeto distinto del obligado.

2. En este caso, las Administraciones Públicas realizarán el acto, por sí o a través de las personas que
determinen, a costa del obligado.

3. El importe de los gastos, daños y perjuicios se exigirá conforme a lo dispuesto en el artículo anterior.

4. Dicho importe podrá liquidarse de forma provisional y realizarse antes de la ejecución, a reserva de la
liquidación definitiva.

 Artículo 103. Multa coercitiva:

1. Cuando así lo autoricen las Leyes, y en la forma y cuantía que éstas determinen, las Administraciones
Públicas pueden, para la ejecución de determinados actos, imponer multas coercitivas, reiteradas por
lapsos de tiempo que sean suficientes para cumplir lo ordenado, en los siguientes supuestos:

a) Actos personalísimos en que no proceda la compulsión directa sobre la persona del obligado.

b) Actos en que, procediendo la compulsión, la Administración no la estimara conveniente.

c) Actos cuya ejecución pueda el obligado encargar a otra persona.

2. La multa coercitiva es independiente de las sanciones que puedan imponerse con tal carácter y
compatible con ellas.
➢ Artículo 104. Compulsión sobre las personas:
1. Los actos administrativos que impongan una obligación personalísima de no hacer o soportar podrán
ser ejecutados por compulsión directa sobre las personas en los casos en que la ley expresamente lo
autorice, y dentro siempre del respeto debido a su dignidad y a los derechos reconocidos en la
Constitución.

2. Si, tratándose de obligaciones personalísimas de hacer, no se realizase la prestación, el obligado


deberá resarcir los daños y perjuicios, a cuya liquidación y cobro se procederá en vía administrativa.

➢ Artículo 105. Prohibición de acciones posesorias:


No se admitirán a trámite acciones posesorias contra las actuaciones de los órganos administrativos
realizadas en materia de su competencia y de acuerdo con el procedimiento legalmente establecido.

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