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Comunismo de guerra

Estallada la guerra entre bolcheviques y los partidarios y defensores del gobierno


provisional, las comunicaciones quedaron interrumpidas, puesto que el sindicato del
ferrocarril estaba controlado por los mencheviques.
Durante la guerra, la economía estuvo gravemente perjudicada. La producción se vio
paralizada y dirigida a enfoques militares. Además, los industriales y los agricultores
estaban en el frente y por lo tanto, contribuía a una merma productiva importante.
Los iniciales remedios de los bolcheviques para la economía no fueron más que parches
que no consiguieron resolver la situación. Así, se produce una distribución igualitaria y
racionalización, nacionalización de industria y la tierra y por ende el control obrero.
En los primeros meses de la Revolución, muchas empresas fueron tomadas pero no solo
por el Consejo Supremo de Economía Nacional (Vesenja), sino que también por los
propios trabajadores.
Los bolcheviques sin apoyo suficiente en el campo, llevaron a cabo una política
socialista revolucionaria y proclamaron la socialización de la tierra y su distribución
igualitaria entre quienes la cultivaban. Así, los campesinos ocuparon y distribuyeron las
tierras de los nobles terratenientes y campesinos acomodados (kulaks).
Estas medidas NO detuvieron la caída de la producción.
En el campo financiero se nacionalizaron los bancos, que cayeron bajo la supervisión de
un consejo. Sin embargo, era imposible mantener una situación impositiva regular,
puesto que la situación conflictiva lo impedía.

Todo esto hizo que en 1918, se tomaran medidas drásticas por parte del régimen para
controlar la situación y que la población no muriera de hambre, conocido como la
política de “comunismo de guerra”.
 Decreto de 11 de junio de 1918: creación de los comités de campesinos pobres
para la supervisión de la recolección, distribución y envío a las ciudades de
productos agrícolas bajo la dirección general del Comisariado del Pueblo para
los Suministros. Esto se hizo debido a que se creía que la burguesía rural
atesoraba la producción para especular. Lenin hablaba de esto como la
revolución agraria y el paso a la revolución socialista. Sin embargo, tuvo escaso
éxito, ya que los campesinos únicamente aglutinaron las parcelas y las
dividieron, creando pequeñas parcelas, que no mejoró la producción para las
ciudades, donde los obreros pasaban realmente carencias alimentarias. De esa
forma, el Estado no podía confiar en los campesinos, ya que incluso prefería las
imposiciones de los kulaks (propietarios) que, al Estado, del que tenían miedo.
Fueron abolidos en diciembre de 1918. Así, el gobierno le da el apoyo a los
campesinos medios y no a los campesinos pobres. Pero en el caos de la guerra,
tampoco mejoró, como tampoco lo hizo la experiencia de algunas granjas
colectivas o comunas y las ciudades estaban desabastecidas1. Incluso, las
empresas industriales controladas por el Venseja crean las llamadas granjas
soviéticas con el único objetivo de dar alimentos a las ciudades. Sin embargo,
los campesinos lo veían con temor puesto que era una vuelta a la gran propiedad.

Lenin defiende un dicho de los campesinos “somos bolcheviques porque han
expulsado a los terratenientes, pero no comunistas ya que estamos a favor de la
propiedad individual”
Como tal el comunismo de guerra, empezó con el decreto del 28 de junio de 1918, que
nacionalizó todos los sectores industriales importantes. Esto se hizo para impedir las
tomas espontáneas de los obreros sin control del Venseja, ya que habían sido incapaces
de organizarlas por su cuenta. Así, el Venseja creó una serie de centros superiores
(glovki) para administrar las industrias. Sin embargo, la mayoría de dirigentes procedían
de antiguos dirigentes de las empresas , pero en otros casos se puso al frente miembros
del partido sin ninguna experiencia. Los antiguos administradores, ingenieros y directores
fueron reconocidos como especialistas y pasaron a percibir un salario elevado.

La producción industrial se concentró en las demandas del Ejército rojo. De esa forma,
las pequeñas empresas y artesanales de campo y ciudad escaparon al control. Sin
embargo, la industria tampoco mejoró y el transporte decayó. En los tres años siguientes
de guerra, la despoblación en las grandes ciudades fue generalizada. Moscú perdió el 44,
5 del 100% de la población, Petrogrado, un 57,5%, consecuencia de que el Ejército Rojo
se llevó a muchos hombres hábiles o fueron al campo donde se podía encontrar algo de
alimentos.

Otro decreto importante es el de abril de 1918, por el que se pretendía sustituir el comercio
privado por uno dirigido por el Estado. Sin embargo, también fue un fracaso. La
Comisaría del Pueblo de Abastecimientos (Narkomprod) tendría que adquirir bienes de
consumo e intercambiarlas por el grano de los campesinos. Pero la falta de una
administración eficiente y la escasez de suministros hizo que los planes de tener un precio
fijo y que el comercio pasara a manos estatales fuera un estripitoso fracaso. El comercio
solo fluía donde había manos privadas, que adquirían el grano por bienes que tenían y lo
vendían a las ciudades a un precio muy elevado, a menudo eran denunciados e incluso
fusilados. Lo único que importa en la guerra civil es el avituallamiento del Ejército Rojo.

Además el control obrero sobre las fábricas ha fracasado, no hay disciplina y muchas se
erigen en la anarquía. Por ello, a partir del congreso de 1918, incluso Lenin apoya la
disciplina y el control sobre obreros y campesinos y el taylorismo, es decir incorporar
máquinas al trabajo a pesar de haberlo criticado. Pero era necesaria para aumentar la
producción y mantener la revolución. También por ello, se controlan los sindicatos, que
serían un órgano más del Estado Bolchevique, que junto con el Venseja y el Comisariado

1
Sovjós, explotaciones no de carácter colectivo como los koljós, sino que son explotaciones agrícolas
dependientes directamente del Estado. Se empiezan a dar aquí un poco, pero serán mucho más activas con
Stalin.
del Pueblo para el Trabajo (Narkomtrud) se encargarían de regularizar los salarios,
aumentar la productividad y disciplina de los obreros.

En 1919, la guerra civil se agudiza, pero con ella también el entusiasmo para la economía
y la producción. Destaca la coerción sobre los trabajados y la proclamación de los
“sábados comunistas” de Lenin con el que los trabajadores hacían horas extras sin
pagarles para la revolución y mandar suministros a las tropas del Ejército Rojo.

En 1920, se aplica al campo económico lo que había funcionado para la guerra (servicio
militar obligatorio) y por tanto, se militariza el trabajo, defendido por el comisario del
Pueblo para la Guerra.

Auge y caída del comunismo Antonio Fernández García

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