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LA MANCHA Y EL ACTO DE MANCHAR

Por Edgar Salvador Sarmiento Rojas

Sólo en la medida que desmanche la mancha, el sujeto podrá erigirse en tal, y,


construir los sujetos/objetos que lo rodean. El sujeto sólo se hace posible como
diferencia, como negación de la mancha. De ahí el terror que habita toda mancha: es
la marca de la ausencia del sujeto.
Ronald Kay

Imagen 1
Grafito sobre papel. 15 x 24 cm.
En la Imagen 1 se puede observar la forma aparente de una mancha dejada por el escurrir de la
pintura, pero en realidad es un dibujo en grafito que reproduce meticulosamente esa forma. Este
sencillo gesto de dibujar una mancha genera una tensión entre el significado y el significante, entre
lo que connota y lo que denota: el significado denota una mancha de pintura, pero el significante
connota un artificio.
Este artificio surge de una pregunta fundamental: ¿Qué dibujo? Esta pregunta, cuando es abordada
rigurosamente, va acompañada de otras como ¿Qué sentido tiene dibujar? ¿Qué significa dibujar?
Las respuestas a estas preguntas pueden generar, en un dibujante de trayectoria intermedia, un
quiebre epistemológico, un arriesgarse hacia un nuevo conocimiento, una forma diferente de
dibujar. En mi proceso creativo la mancha surge como eso, como un quiebre epistemológico.
Cansado de dibujar figuras que remiten a un tema, a formas que conducen más al significado que al
significante, a dibujos que eran contenido, narrativas… Siendo así, surgió la pregunta ¿qué puedo
dibujar que señale las particularidades del dibujo y la forma como se construye? El camino para
responder este cuestionamiento se dio de manera incidental, haciendo aseo en el estudio encontré
unos cartones que iba a desechar, en uno de ellos estaba un chorreón de pintura (Imagen 1), al verlo
me dije que eso era lo que tenía que dibujar.
Surge así el tema y objetivo principal de este proyecto: un cuestionamiento acerca de la mancha y el
acto de manchar. Por lo general relacionamos la mancha con un error, un accidente, algo que sale de
nuestro control. Pero en las artes visuales la mancha es el “verdadero embrión visual […] y sólo en
la medida que desmanche la mancha, el sujeto podrá erigirse en tal, y, construir los sujetos/objetos
que lo rodean. El sujeto sólo se hace posible como diferencia, como negación de la mancha. De ahí
el terror que habita toda mancha: es la marca de la ausencia del sujeto” como la define Ronald Kay
en “Del espacio de acá”.
La mancha se puede dar con naturalidad con las técnicas liquidas y algunas de sus cualidades son la
fluidez, la espontaneidad con que aparece, lo irregular de su discurrir. Pero también se pueden dar
manchas con técnicas secas, deslizar un lápiz sobre un papel por medio de un gesto también genera
una mancha. Aprender a controlar la mancha es aprender a controlar la técnica.
Ahora bien ¿Por qué interpretar en técnica seca una mancha hecha con técnica húmeda? Porque
para el dibujante esas tonalidades y formas, aparte de ser un reto técnico, también son un reto a
sumergirse en lo profundo del “terror que habita toda mancha”. Estos retos conducen a un artificio y
éste, a su vez, a un cuestionamiento sobre el significado y el significante, sobre lo que se connota y
lo que se denota.
Por ende, este proyecto pretende realizar una experimentación, por medio del dibujo, que indague
sobre las posibilidades creativas que puedan generar tanto la mancha como el acto de manchar.

JUSTIFICACIÓN
El cuerpo, continuamente, nos recuerda la mancha y el acto de manchar. Ronald Kay en Del
espacio de acá hace notar que el cuerpo manifiesta su interioridad natural a través de las
excreciones viscerales. Orina, heces, sudor, vómito, sangre menstrual exteriorizan el aspecto
destructivo de su metabolismo, el semen el aspecto germinal y las lágrimas el aspecto emocional.
Así mismo la intelectualidad humana se manifiesta como una exteriorización: el lenguaje, la
escritura, la pintura, el dibujo, etcétera. Se puede concluir que las secreciones orgánicas que se
desprenden del cuerpo son la matriz anterior del lenguaje, los rudimentos somáticos de la imprenta
y los balbuceos de la fotografía, pero inmediatos, incontrolables, automáticos, reflejos,
involuntarios, efectos del intercambio orgánico de la comunicación física del cuerpo con el
universo natural.
Por una parte, la mancha generada por el cuerpo es aquello que hay que limpiar, lo que recuerda lo
natural. Por otra, es el verdadero embrión visual pues sólo en la medida que desmanche la mancha,
el sujeto podrá erigirse en tal, y, construir los sujetos/objetos que lo rodean. El sujeto sólo se hace
posible como diferencia, como negación de la mancha. De ahí el terror que habita toda mancha: es
la marca de la ausencia del sujeto.
Siendo así, abordar un proceso creativo sobre la mancha y el acto de manchar, pensado como una
experimentación por medio del dibujo que indague sobre sus posibilidades creativas, es sumergirse
en el terror que habita toda mancha para encontrar y generar tensiones entre el significado y el
significante, tensiones entre la connotación y la denotación.

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