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TRASTORNOS DE LA FONOARTICULACIÓN (Parte I): "CONSIDERACIONES

DIAGNÓSTICAS"
Introducción:

Las alteraciones articulatorias son un trastorno común en la infancia y uno de los más fáciles de
identificar por las repercusiones que generan en la comunicación del menor con su núcleo
familiar, el entorno educativo y social. Estos trastornos se observan también en adolescentes y
adultos, aunque con menos frecuencia, individuos que por diversos motivos no recibieron
atención logopédica oportunamente y por lo tanto, conservan sus defectos articulatorios y/o
resonanciales.

Una adecuada articulación fonética le permitirá al niño ser escuchado y comprendido,


transformándose en una valiosa herramienta para expresarse, interactuar con el medio y obtener
eficacia en las comunicaciones. Es bien sabido que a medida que los niños crecen y adquieren
habilidades en la articulación, su pronunciación será más clara, fluida y correcta.

Durante este período de organización y desarrollo del lenguaje oral pueden presentarse defectos
articulatorios que son fisiológicos en esta etapa evolutiva y conocidos como dislalias de
evolución. No obstante, si estos errores de pronunciación se mantienen más allá de los 4 años de
edad, sería conveniente consultar al logopeda. Este profesional luego de efectuar una valoración
del menor y concretar el diagnóstico podrá determinar si el caso amerita o no una intervención,
informando y asesorando adecuadamente a la familia acerca de los resultados obtenidos.

LAS CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS:

En primer lugar se deberá investigar la etiología del trastorno articulatorio que presenta el
paciente y que es el motivo de su consulta, ya que la causa puede ser orgánica o funcional.

Las causas funcionales conducen a trastornos articulatorios denominados dislalias,


mientras que las causas orgánicas generan las llamadas disglosias.

El término dislalia se refiere al defecto en la articulación de los fonemas del habla secundario a
una disfunción de los órganos fonoarticuladores. Esta alteración funcional (dislalia funcional)
puede observarse a nivel de la lengua, labios, velo del paladar o mandíbula, motivada por un
aumento o disminución del tono muscular y/o de la movilidad de dichos órganos. La falta de
tonicidad y/o motricidad orofacial óptima, producirá una incoordinación entre las partes móviles
y fijas de la boca la que conducirá al déficit articulatorio, en ausencia de causas orgánicas (ej:
colocación errada del ápice lingual).

Las dislalias se manifiestan por omisión, sustitución o distorsión de los fonemas que son las
unidades más simples de la expresión hablada. Esta dificultad para articular uno o más fonemas
incidirá en la correcta pronunciación de las palabras, alterando en forma proporcional el lenguaje
oral del individuo y en ocasiones también, el aprendizaje de la lectoescritura en su fase inicial.
Los trastornos articulatorios de etiología orgánica reciben el nombre de disglosias y se producen
por alteraciones esquelético-estructurales de origen congénito y/o adquirido en los órganos
periféricos del habla (en forma única o asociada). Las dislalias y disglosias obedecen a múltiples
factores causales, alguno de los cuales se exponen en la siguiente tabla:

¿Cómo se diagnostican los trastornos de la fonoarticulación?

En el presente artículo se hará referencia a los trastornos articulatorios en ausencia de lesiones del
Sistema Nervioso Central. La valoración se efectuará a través de un análisis minucioso y detallado
de la función de fonoarticulación, con posterioridad a la anamnesis y la observación inicial de la
primera entrevista. Independientemente del orden, se deberán valorar los órganos fonoarticuladores
del paciente y también, su articulación que es la que motiva la consulta logopédica y objeto de
nuestra investigación. Recordemos que los articuladores son: labios, lengua, dientes, paladar duro
y blando, alvéolos y mejillas.

¿Por dónde comenzamos a examinar al consultante? Desde mi experiencia con niños colaboradores
(de todas las edades) y adultos, me ha resultado efectivo evaluar en primera instancia los órganos
fonatorios, con el objetivo de tener una visión global del potencial y las posibilidades de
recuperación de cada sujeto. Explorando la estructura fonoarticulatoria se puede ir deduciendo la
causa de la alteración del habla: hipo o hipertonía muscular, falta de movilidad en algún órgano,
paladar blando incompetente, un frenillo lingual corto que impide a la punta de la lengua tocar el
paladar… como así también, prever que tipo de abordaje necesitará ese paciente para resolver su
problemática. Evidentemente este examen exobucal y endobucal será cotejado con el resto de la
valoración y relacionado con los datos recogidos mediante la anamnesis, para concluir así en el
diagnóstico fonoarticulatorio definitivo.

Los órganos fonoarticulatorios y el habla: Las características del habla se evalúan desde la primera
entrevista a través del interrogatorio o anamnesis si el consultante es un adulto. En cambio, si se
tratase de un menor aprovecharemos sus intervenciones (lenguaje espontáneo), entablaremos una
conversación informal, un juego, etc., recursos encaminados a detectar la presencia de dislalias o
disglosias.

Para examinar la articulación del sujeto se suelen administrar listas de palabras donde cada fonema
se presenta en posición inicial, intermedia y final, al igual que los sinfones con “l” y “r”. Estas
listas fonemáticas se utilizan a la repetición (lenguaje repetido), aunque también resulta útil con
los niños de corta edad (2 a 4 años) valorar la pronunciación a través de la descripción de láminas,
dibujos, juguetes, etc., (lenguaje dirigido).

Durante la exploración de los órganos fonoarticulatorios tendremos en cuenta la morfología (forma


orgánica) y la función (tonicidad y motricidad), por lo tanto, éstos se examinarán en posición
estática y dinámica utilizando para ello praxias orales, faciales y pruebas específicas a elección del
terapeuta. Es conveniente efectuar un examen orofacial completo para asegurarnos que
reeducaremos posteriormente los músculos disfuncionales: musculatura lingual, orbiculares de los
labios, buccinadores, etc.

Por lo antes dicho, debieran examinarse la lengua, los labios, el paladar (duro, blando y úvula), los
maxilares (superior e inferior), las arcadas dentarias, la articulación temporomandibular (ATM),
los músculos buccinadores y maseteros (de la masticación). Esta valoración nos permitirá
relacionar la forma (anatomía), la musculatura y las funciones orofaciales, para obtener un
diagnóstico certero y encarar un tratamiento eficaz, tanto en las disglosias como en las dislalias.

La voz y la resonancia: Si observamos que nuestro paciente presenta trastornos resonanciales,


deberemos investigar los posibles factores causales, ya que durante la reeducación abordaremos no
solo el problema del habla; sino también, la resonancia que se refiere al timbre vocal. “La
resonancia normal es producto de la relajación y plasticidad de las cavidades faríngea y oral, a las
que se acopla intermitentemente la cavidad nasal. Cualquier cambio en la longitud, forma y tamaño
del tracto vocal, así como alteraciones articulatorias, acarrearán defectos resonanciales” 1.

La resonancia que es generada a partir del ascenso y descenso del velo del paladar, podrá verse
alterada por factores orgánicos o funcionales los que determinarán el diagnóstico y el tipo de
abordaje terapéutico. Para evaluar el correcto funcionamiento de la válvula velofaríngea existen
pruebas objetivas y semiobjetivas, aunque estas últimas son las más utilizadas ya que no requieren
equipamiento especial y pueden practicarse en la consulta de logopedia.

Existen tres tipos de trastornos (Farías 2007, 2011 p. 210): 1) Hipernasalidad o hiperrinolalia o
rinolalia abierta; 2) Hiponasalidad o desnasalidad o hiporrinolalia o rinolalia cerrada: posterior o
anterior; 3) Nasalidad asimilativa exagerada. La autora mencionada describe cada uno de estos
trastornos: “La hipernasalidad es el exceso de resonancia dentro de la cavidad nasal para vocales y
consonantes sonoras orales […]. La hiponasalidad es la disminución o ausencia de la resonancia
nasal normal en “m”, “n”, “ñ” y pérdida de la nasalidad asimilativa […]” 1. Farías concluye: La
nasalidad asimilativa exagerada consiste en la resonancia nasal aumentada en una vocal continua
a una consonante nasal1.

La importancia de considerar la resonancia durante la valoración del paciente que consulta por un
déficit fonoarticulatorio, se debe a que el adecuado funcionamiento del esfínter velofaríngeo es
indispensable en la normal producción de la voz y el habla. Por este motivo, será fundamental
conocer la etiología de la modificación del timbre vocal (resonancia). Los factores que impiden un
adecuado fluir del aire a través de la cavidad nasal tienen origen funcional u orgánico, siendo éstos
los más asiduos en la práctica clínica. Las causas orgánicas se deben principalmente a lesiones que
obstaculizan el paso del aire y generan en consecuencia una disminución o ausencia de la
resonancia nasal, ya que el aire sale por boca. Estas obstrucciones en cavidad nasal o zona
nasofaríngea pueden deberse a: desviaciones del tabique nasal, hipertrofia de adenoides, pólipos
nasales, alergias respiratorias, etc.

Refiriéndose a los trastornos de la resonancia Donato& Grandi (2006) dicen: Una de las causas
más frecuentes de esta afectación, se produce cuando existe o bien una hipertrofia del tejido
adenoideo del cavum -con la consiguiente obstrucción nasal que puede dar lugar a una
hiporrinolalia o rinolalia cerrada- o bien una hipertrofia de las amígdalas palatinas -que al aumentar
de tamaño cierran el espacio de los pilares posteriores, ocasionando dificultad respiratoria y en
algunos casos de la deglución, modificando la postura lingual; lo cual puede provocar además una
hiperrinolalia o rinolalia abierta2. En líneas generales estos pacientes requieren una valoración
otorrinolaringológica; por lo tanto, el tratamiento suele ser médico, quirúrgico y posteriormente
logopédico con carácter rehabilitador.

En resumen, la evaluación de la función de fonoarticulación conlleva un análisis de la articulación


fonética y un examen de los órganos fonadores, considerando la resonancia vocal si estuviese
alterada. Asimismo, se deberá tener en cuenta la coordinación fonorrespiratoria del paciente y si
éste manifestase incoordinación entre aire-voz-fonación, se trabajará la función de respiración que
es condición esencial para una adecuada emisión de la voz o de la palabra. De igual manera se
procederá con el resto de las funciones orofaciales que presenten disfunción, ej.: la deglución, con
recursos y actividades adaptadas a la edad y características particulares de cada paciente. Éstos y
otros aspectos no pasarán inadvertidos para el terapeuta (observador entrenado) mientras realiza la
historia clínica del consultante, actuando en consecuencia.

En la actualidad la literatura logopédica ofrece abundante material de exploración que puede ser
utilizado por el profesional y también, modificado y adaptado según su metodología de trabajo y
criterio personal. Independientemente del modelo que se utilice para la evaluación
fonoarticulatoria, lo primordial será identificar las causas que provocaron la dislalia, disglosia o el
trastorno resonancial. Así, podremos diagnosticar correctamente el problema del sujeto y planificar
un tratamiento etiológico y multidisciplinario, si es el caso. Por la importancia que revisten los
factores causales en la génesis y mantenimiento de las alteraciones articulatorias fueron analizados
y descriptos en el presente artículo, con el objetivo de considerar previamente al diagnóstico la
relación entre causa-efecto y justificar adecuadamente los resultados obtenidos mediante el estudio
del paciente.

El cuidadoso análisis de los datos obtenidos a través de la valoración,


servirán de base para elaborar el diagnóstico, estimar el pronóstico y
programar la actuación terapéutica, para cada paciente en particular.

Dijimos antes que la etiología de las disglosias obedecía a factores orgánicos, congénitos (desde el
nacimiento) o adquiridos, entre los que se mencionaba el frenillo de la lengua. “El frenillo lingual
es una membrana delgada que sujeta la lengua por la línea media de su parte inferior” 3. Estos casos
de disglosia lingual requerirán inicialmente una intervención médico-quirúrgica y posteriormente
logopédica, encaminada a reeducar el déficit fonoarticulatorio y deglutorio existente.
FRENILLO SUBLINGUAL HIPERTRÓFICO
El frenillo sublingual acortado origina dificultades en la articulación de los fonemas del habla y
falta de habilidad del ápice lingual, manteniendo la lengua en posición baja, es decir, a lejada del
paladar.
La liberación del frenillo es un requisito ineludible cuando altera la movilidad del órgano lingual,
por las repercusiones que genera en la dicción y en la función de deglución, impidiendo que ésta
se realice con normalidad.

La imagen expuesta pertenece a la Fig. 48 Frenillo sublingual hipertrófico del Capítulo 2: Análisis
y descripción de la deglución: diferencia entre la deglución adulta y la deglución atípica 3.

¿Cómo se denominan las alteraciones articulatorias?


Para denominar cada dislalia se utiliza el nombre griego del sonido alterado al que se le añade el
sufijo “tismo” o “cismo”, por ejemplo:

LAMBDACISMO: se refiere a la alteración en la articulación de la /l/.


SIGMATISMO: se refiere a la alteración en la articulación de la /s/.
GAMMACISMO: se refiere a la alteración en la articulación de la /g/.
ROTACISMO: se refiere a la alteración en la articulación de la /r/ y /rr/.

Asimismo, se suele hacer referencia al fonema que presenta la alteración y nombrarlo directamente:
dislalia de /t/, /b/, /l/, /d/, etc. Si el paciente tuviese afectado más de un fonema, podríamos hablar
de dislalias múltiples que es un diagnóstico habitual en la práctica logopédica. Para denominar cada
disglosia se nombra el órgano que presenta la malformación o anomalía, por ejemplo: disglosia
labial, disglosia lingual, disglosia mandibular, etc.
Más allá del nombre técnico utilizado por el terapeuta para definir el trastorno fonoarticulatorio, lo
importante será poder vincular el factor causal con los síntomas audibles que presenta el individuo
(en su voz o articulación), ya que éstos suelen ser el motivo de consulta al logopeda.

La clasificación de los sonidos de la voz: Sabemos que el sonido producido por la laringe al
atravesar la cavidad bucofaríngea, desde la glotis hasta los labios, modificará su timbre y se
diferenciarán según sean vocales o consonantes al salir de la boca. Por esta razón, para detectar la
presencia de alteraciones fonoarticulatorias y proceder a su corrección, será una condición
necesaria conocer la clasificación de los sonidos de la voz.
En la siguiente tabla se ofrece una síntesis de la clasificación efectuada por Farías (2007, 2011 p.
24)1 :
La devolución diagnóstica al paciente o familia: Una vez realizada la anamnesis y la valoración
antes descripta, estaremos en condiciones de diagnosticar al paciente y efectuar la devolución del
mismo a éste o su familia, dependiendo de la edad. Esta instancia es muy valiosa porque se
transmitirá (utilizando un lenguaje claro y preciso) cuál es el diagnóstico y las posibles vías de
actuación. De igual modo, se estimará un pronóstico y una visión general de la intervención
(objetivos terapéuticos), si todos acordamos en que es el momento idóneo para iniciar la misma.

“Nuestro trabajo logopédico, entonces, deberá estar encaminado no solo hacia la reeducación
articulatoria del habla, sino también de la emisión vocal, para facilitar un adecuado y eutónico
proceso fonoarticulatorio”2. Recordemos que la voz, el habla y el lenguaje son las funciones
esenciales que permiten la comunicación y la integración social de la persona. Por lo dicho
anteriormente, en nuestras manos está la resolución favorable de cada caso, destacando la
importancia de la motivación, el deseo de cambio y la colaboración del niño y del núcleo familiar.

Resumiendo, el procedimiento diagnóstico-terapéutico en los trastornos de la fonoarticulación y


con independencia de la edad del paciente, es el que sigue: Confección de la historia clínica:
administración de la anamnesis habitual y observación inicial del consultante, seguido de una
exhaustiva exploración y una correcta interpretación de los resultados obtenidos, datos que en su
conjunto nos permitirán formular el diagnóstico pertinente. Una vez diagnosticado el paciente y
efectuada la devolución del mismo a éste o sus padres, podremos planificar y ejecutar un
tratamiento personalizado y multidisciplinar, si procede.
TRASTORNOS DE LA FONOARTICULACIÓN (Parte II): "CONSIDERACIONES
TERAPÉUTICAS"

La reeducación de los sonidos del habla y la emisión de la voz, constituyen el objetivo primordial
en la intervención de los trastornos fonoarticulatorios. La planificación del tratamiento es la
última instancia y posterior a la obtención del diagnóstico, el cual determinará que ejercicios son
los más adecuados para resolver cada caso en particular. Se deberán considerar las características
de cada paciente (niño o adulto) en la elaboración del programa terapéutico, el que puede requerir
modificaciones futuras según los resultados obtenidos a lo largo de las sesiones de trabajo, es
decir, en el transcurso de la terapia.

LAS CONSIDERACIONES TERAPÉUTICAS:

En nuestra tarea reeducativa abordaremos el habla y la resonancia vocal del consultante, ya que
ciertas alteraciones articulatorias generan en cascada defectos resonanciales. En el artículo que le
precede a éste (Parte I) explicaba que los problemas de resonancia obedecen a causas orgánicas o
funcionales, las que generarán distintos tipos de trastornos debido al aumento o disminución de la
resonancia normal. En la clínica diaria es habitual ver casos de hipernasalidad o exceso de
resonancia nasal de etiología funcional y también, pacientes que presentan hiponasalidad
(disminución o ausencia de resonancia nasal) de causa orgánica, ésta en mayor porcentaje.
Veamos los siguientes ejemplos los que deberemos considerar durante la intervención de la
persona que consulta por una alteración fonoarticulatoria:

La hipernasalidad funcional es común en pacientes que hablan tímidamente, con dientes


apretados, o que por problemas de personalidad la adoptan como modalidad habitual de
expresión1. Una situación muy diferente la observamos en la hipernasalidad orgánica, en la que
el tratamiento es médico-quirúrgico y posteriormente logopédico. La hiperrinolalia o rinolalia
abierta se debe al cierre incompleto del paladar duro y/o de la válvula velofaríngea, se
acompañará de una articulación defectuosa y es frecuente en los individuos con fisura palatina.

La hiponasalidad casi siempre es de base orgánica por obstrucción de vías nasales o área
nasofaríngea, por lo que el tratamiento es médico-quirúrgico1. En ocasiones estos pacientes por
acostumbramiento luego de la cirugía (ej: pólipos nasales) mantienen su fonación con
hiporrinolalia o rinolalia cerrada, en estos casos la actuación logopédica será auxiliar al sujeto en
la recuperación de la resonancia normal (m, n y ñ).

LA INTERVENCIÓN:

En líneas generales, el procedimiento de intervención en los trastornos del habla dependerá del
tipo de alteración orgánica o funcional que presente la persona, por lo tanto, basaremos la
reeducación en el diagnóstico obtenido mediante la evaluación realizada previamente. La
alteración fonoarticulatoria podrá deberse a disglosias, dislalias o trastornos resonanciales,
conceptos analizados y descriptos en: TRASTORNOS DE LA FONOARTICULACIÓN (Parte
I): "CONSIDERACIONES DIAGNÓSTICAS" se sugiere al lector su consulta.

Dentro de los factores que influyen en el pronóstico y que deberemos tener presente se
encuentran: la edad del paciente, el crecimiento facial, las maloclusiones, los hábitos lesivos, la
antigüedad de la alteración, el órgano afectado, la colaboración individual y familiar, etc. Una
vez analizados estos aspectos que pueden determinar un resultado favorable o adverso en nuestra
actuación, procederemos a planificar el tratamiento. Sabemos que éste no es estanco y suele
variar conforme al ritmo de evolución de cada caso, no obstante, se deberán fijar ciertos límites
que serán respetados por el terapeuta y comunicados al paciente o la familia. Los objetivos
básicos que el logopeda debiera considerar en la intervención de los trastornos fonoarticulatorios
son:

Para el desarrollo de estos principios se sugieren los siguientes recursos, que obviamente el
terapeuta adaptará a las características y necesidades específicas de cada consultante (niño,
adolescente o adulto), como así también, al diagnóstico que éste presente: una dislalia, un
trastorno de la resonancia o una disglosia.

La reeducación del desequilibrio muscular orofacial: Para normalizar el desequilibrio muscular


existente a nivel buco-facial se emplearán actividades de motricidad, es decir, praxias orales y
ejercicios con los órganos fonadores (lengua, labios…). Esta ejercitación tiene por objetivo
desarrollar nuevas habilidades motrices (movilidad) y optimizar el tono muscular de los órganos
fonatorios.

Es habitual observar en la práctica pacientes que presentan diferencia de tensión entre el labio
superior e inferior o dificultad para mantenerlos juntos (incompetencia labial). En tales
circunstancias, se deberá mejorar la tonicidad y movilidad de los orbiculares de los labios,
también llamado esfínter bucal. Recordemos que la acción del orbicular es cerrar el orificio bucal
y fruncir los labios, por ende, la falta de un adecuado grado de tensión puede promover la
respiración oral, la deglución atípica y el sigmatismo (dislalia de /s/).

El restablecimiento de la funcionalidad del órgano afectado: En los trastornos articulatorios de


etiología orgánica (disglosias), el objetivo primordial será la recuperación funcional del órgano
fonatorio alterado (de forma total o parcial), ya que ciertas alteraciones esqueléticas y
malformaciones comprometen no solo la comunicación, sino también, la deglución.

En los diagnósticos que requieren intervención quirúrgica, por ejemplo, anquiloglosia, fisura de
labio y/o paladar, frenillo sublingual hipertrófico… nuestra actuación será por norma general
posterior y rehabilitadora, manteniendo un contacto periódico con el equipo médico y trabajando
de forma interdisciplinaria.

El abordaje de los hábitos lesivos de succión y/o mordida presentes: La presencia de hábitos de
succión o mordida obliga su abordaje, dado que su persistencia dificultará y prolongará la función
del logopeda. Asimismo, interrumpir la acción de hábitos lesivos tempranamente evitará que se
desarrollen en el tiempo trastornos esqueléticos y musculares como consecuencia de los mismos.

Controlar o eliminar hábitos orales es complejo si el menor no está motivado y preparado


emocionalmente para abandonarlos. Detrás de ciertos malos hábitos como la succión del pulgar,
la prolongación de uso del chupete y/o biberón, pueden existir alteraciones emocionales. Ante
esta sospecha y si el hábito no remite durante la terapia, solicitaremos una interconsulta con
psicología y posiblemente se continúe trabajando en forma paralela (logopedia y psicología).

Es bien sabido que ciertas conductas musculares orales trasformadas en hábitos puede ser factor
causal o predisponente de alteraciones óseas, por ejemplo, una deglución atípica con presión
contra las arcadas dentarias podría deformar la oclusión y generar una mordida abierta anterior o
lateral (maloclusión).

La corrección de los sonidos alterados y la generalización de los mismos: Sabemos que los
apoyos correctos de las diferentes partes del órgano lingual en la pronunciación de los sonidos,
contribuye a la permanencia del equilibrio muscular oral y facial. Dicho equilibrio se encuentra
alterado en las dislalias al omitirse, sustituirse o distorsionarse el punto y modo de articulación de
los fonemas. A tal efecto, será necesario reconocer e individualizar (visual y auditivamente) los
patrones fonemáticos errados para así evitar que se realicen en forma compensatoria o con
mínimas diferencias fonéticas audibles. Un ejemplo de ello lo observamos en ciertos fonemas
alveolares que se escuchan de manera correcta, sin embargo, se articulan como dentales. Estas
pequeñas fuerzas continuas sobre los dientes se van sumando negativamente promoviendo las
alteraciones en la mordida.

Para abordar el lugar (punto) y modo de articulación de los sonidos, el terapeuta le mostrará al
paciente el modelo correcto de cada fonema para facilitar su consecución, valiéndose de la
imitación visual y auditiva. Asimismo, dichos sonidos se pueden graficar en una lámina o en su
cuaderno de trabajo para el hogar, utilizar el espejo de mano o pared, el tacto y la variedad de
recursos encaminados a despertar nuevas sensaciones propioceptivas, para lograr que cada
movimiento fonatorio se ejecute de forma adecuada.

Para favorecer la adquisición de los sinfones o grupos consonánticos con “r” y “l” que exigen
sincronismo y velocidad en los movimientos de los órganos (especialmente de lengua y labios),
se pueden utilizar combinaciones de fonemas: dentales o alveolares con palatales o velares para
movilizar punta y base lingual. También, estarían indicadas según las necesidades de cada
paciente las siguientes actividades: los masajes bucales y faciales, las praxias orales, los
ejercicios de respiración con y sin objetos, la relajación parcial, los ejercicios y juegos de soplo,
etc.

Una vez que se han adquirido o corregido los fonemas y/o sinfones alterados, serán incluidos
progresivamente en sílabas, palabras, frases (cortas y largas), series automáticas, lectura en voz
alta, relatos, lenguaje espontáneo, etc. Este proceso es necesario para conseguir la automatización
y posterior generalización de los nuevos sonidos, los que formarán parte de la dicción del niño o
de la reeducada pronunciación del adulto.
¿A qué edad sería conveniente intervenir un trastorno de articulación?

Sobre la edad de inicio del tratamiento logopédico de los trastornos fonoarticulatorios se deberá
analizar cada situación clínica y en función del diagnóstico, decidir junto con el paciente y la
familia el momento más apropiado para comenzar con la intervención.

Plaza, J. (2003) refiriéndose al Desarrollo del lenguaje en el niño preescolar normal (4 a 6 años)
dice: Hay una acelerada adquisición de palabras. La pronunciación se va perfeccionando también,
aunque aún resultan normales ciertas dificultades de pronunciación de consonantes,
especialmente “r” o “t” y también ecolalia o repetición de sílabas o palabras sobre todo al
comenzar frases, que muchos padres interpretan como tartamudez2.

Esta cita nos lleva a reflexionar sobre la madurez del lenguaje del niño a esta edad, un desarrollo
necesario para la integración y socialización que demanda el proceso de escolarización en el cual
el habla adquiere un valor supremo.
Desde mi experiencia clínica, he podido comprobar como l@s niñ@s a partir de los cuatro años
de edad (y aún antes) participan activamente del interrogatorio que efectuamos a los padres
durante la 1ª entrevista, colaboran con la exploración y posteriormente durante la intervención,
disfrutando de la misma. Afortunadamente no he tenido que suspender ninguna terapia porque la
edad del niño fuese un obstáculo que impidiese su abordaje, siendo que los trastornos de
articulación son un diagnóstico asiduo en la práctica logopédica. Evidentemente hay excepciones,
por lo tanto, en aquellos casos de niños sobre-protegidos o poco colaboradores por su patología
de base (disglosia), el terapeuta sabrá que recursos emplear para lograr su implicación no solo
durante la exploración-diagnóstica; sino también, a lo largo del tratamiento: permitir la entrada de
algún familiar en los primeros minutos de la sesión, variar las actividades lúdicas, etcétera.

Por lo antes dicho, si al finalizar la evaluación el caso amerita una intervención, este resultado
será comunicado a los padres para que sean ellos mismos quienes decidan el momento idóneo
para su ejecución. Deberemos tener presente que la motivación y la colaboración del paciente-
familia, serán factores determinantes en la evolución y el éxito terapéutico.

La importancia del vínculo terapeuta - paciente en la atención logopédica: Para que los objetivos
terapéuticos antes descriptos se desarrollen adecuadamente, será necesario crear un vínculo
positivo con el paciente que favorezca su motivación y el deseo de incorporar nuevos
aprendizajes. Por este motivo, es conveniente que el tratamiento sea individual y responda a las
necesidades comunicacionales de cada sujeto, es decir, que la intervención sea personalizada y
facilite el vínculo entre el terapeuta y el paciente.
Observamos durante el ejercicio profesional como el siguiente modelo asistencial: logopeda
(único) - paciente (único), con un programa terapéutico diseñado partiendo del diagnóstico y
considerando las características individuales del consultante (niño, joven o adulto), disminuye la
duración total de la intervención y se obtienen resultados exitosos a corto o mediano plazo.
Esta situación terapéutica ideal es compartida por la mayoría de los profesionales del ámbito y
extensible a todas las áreas de actuación logopédica. Por esta razón, considero que la sociedad en
su conjunto debiera conocerla para poder actuar en consecuencia, es decir, elegir la modalidad de
abordaje que desean para ellos o sus hijos. Recordemos que cada caso es único y requiere un
tratamiento a medida (personalizado) que solucione su problema de comunicación oral en el
menor tiempo posible.
Dentro de las consideraciones terapéuticas merecen una atención especial las alteraciones de la
mordida, ya que son un diagnóstico frecuente en la práctica diaria. La maloclusión dental
promueve los trastornos de articulación y resonancia, necesitando por lo general una intervención
multidisciplinaria para su óptima corrección (ortodoncia, logopedia, etc.).

MORDIDA ABIERTA ANTERIOR INFANTIL

Las maloclusiones pueden tener su origen en hábitos orales como, por ejemplo, la inspiración
bucal o la succión digital (pulgar, índice…), conductas que mantienen la lengua alejada del
paladar. Esta posición lingual baja o adelantada conduce a deformar la oclusión, pudiendo
generar en cascada un déficit articulatorio (disglosia dental) especialmente en los fonemas /r/ y
/s/.

La posición incorrecta de la lengua trae consigo desequilibrio dentario y, por lo tanto,


maloclusión3. Por lo expuesto, antes de planificar la terapia será necesario analizar y relacionar
los datos recogidos a través de la anamnesis y la valoración-diagnóstica. Solo así, podremos
ejecutar un tratamiento etiológico (causa del problema) para resolver el trastorno
fonoarticulatorio que presenta el paciente y que es el motivo principal de su consulta al logopeda.

Conclusión:
Los trastornos de la fonoarticulación son un diagnóstico habitual en la población infantil y menos
frecuente entre jóvenes y adultos. Aquellas personas que aún conservan sus alteraciones
articulatorias y/o resonanciales, debieran saber que la edad no es un impedimento para dar una
solución definitiva a su problemática. La logopedia en estos casos, actuaría reeducando o
rehabilitando órganos y/o funciones alteradas como lo es la función de fonoarticulación.

Por lo explicado anteriormente, tendríamos que reflexionar acerca de la relevancia que adquiere
en la niñez no solo la prevención; sino también, la detección y la intervención precoz de cada
alteración articulatoria con profesional idóneo. De este modo, evitaríamos que los órganos
periféricos del habla pierdan su plasticidad, se afiancen los defectos articulatorios o se desarrolle
en el tiempo una disfunción aún mayor secundaria al problema inicial, situación que alargaría el
proceso logopédico y multidisciplinar en la mayoría de los casos.
LA HIGIENE VOCAL EN EL AULA O AMBIENTE LABORAL
Introducción:
La población docente y el profesorado en general suelen utilizar su voz de forma inadecuada y
realizar esfuerzo para hablar por ausencia de entrenamiento vocal, dicha situación promueve
a través del tiempo la fatiga y la disfonía. Este colectivo de personas cuya herramienta primaria
de trabajo es la voz, inician su actividad laboral cada curso escolar sin una técnica vocal
aprendida para el ejercicio de su profesión. En líneas generales, desconocen la mecánica de
la fonación y la importancia de cuidarse para prevenir la aparición de alteraciones vocales
y lesiones laríngeas.

Estos profesionales deberán prestar especial atención a los malos hábitos y abusos vocales,
factores que pueden ser la principal o única causa del origen de la disfonía. Por diversos motivos
las condiciones de trabajo en las aulas son desfavorables para la salud de la voz, por ende un
recurso útil es mostrarse exigentes durante los primeros meses para que el alumnado se
acostumbre a la intensidad de voz hablada del educador (50 dB aproximadamente). Si se utiliza
un volumen moderado constante, posiblemente se reduzca el ruido de fondo generado por los
alumnos ya que éstos tienden a imitar y adaptarse al personal docente.
Maestr@s, profesores, formadores, etc., son profesionales de la voz y por ello
debieran ser conscientes del valor que posee su instrumento vocal para el
desarrollo óptimo de sus funciones.
Para cumplir con las exigencias de cada profesión, será un requisito ineludible mantener una
forma de vida saludable, cuidar la higiene vocal , considerar el entrenamiento vocal con
logopeda y realizar controles anuales con el médico otorrinolaringólogo.

LAS INDICACIONES PREVENTIVAS:


Los profesionales de la voz en general y en particular los educadores, debieran adquirir una
conducta preventiva diaria y permanente, ya que se los considera un colectivo de riesgo por el
uso de la voz proyectada. Posiblemente estas indicaciones preventivas no se puedan cumplir de
manera estricta, pero un profesional procurará hacer todo lo posible para acercarse a estos
objetivos en pos de la preservación de su voz. A continuación se citan y a modo de ejemplo ciertas
acciones y hábitos que en su conjunto serán beneficiosos para la salud vocal:

1. Se deben evitar los cambios bruscos de temperatura y las corrientes de aire frío.
2. Mantener en las aulas las condiciones de humedad, temperatura y ventilación adecuadas.
3. El aula debe estar limpia, libre de polvo y con la pizarra fregada cada día por el personal
de limpieza.
4. Al finalizar la jornada laboral efectuar reposo vocal y físico antes de iniciar la actividad en
el hogar, la vida social, etc.
5. Vestir prendas que no opriman el cuello, la zona costodiafragmática o que impidan la
libertad de los movimientos respiratorios.
6. Reducir al mínimo las situaciones que alteren el equilibrio emocional: agotamiento
nervioso, falta de sueño, vida agitada, estrés, etc.
7. Realizar reposos vocales (ausencia de voz) intercalados durante la jornada de trabajo,
según lo permita la edad del alumnado y la materia impartida.
8. Utilizar tizas antipolvo y cuando sea posible otros recursos: rotuladores para escribir en
pizarra de plástico, pizarra digital interactiva, material audiovisual, etc.
9. Si el ruido externo es intenso y constante (patio, tráfico, fábricas) reducir el ritmo general,
aumentar los momentos de descanso vocal y mejorar el aislamiento acústico del aula o
centro.
10. En situaciones de faringitis, laringitis, etc., no se auto-medique y siga las indicaciones de
su médico o del ORL. Efectúe reposo vocal en la fase aguda, evitando acudir al puesto
de trabajo para favorecer la recuperación vocal.
11. La posición corporal deberá ser la adecuada para evitar aumento de tensión cervical,
dolores musculares, disfunción respiratoria, entre otros. Se sugiere hablar con una postura
erguida y la columna alineada, manteniendo la cabeza y el cuello re lajados.
12. La voz no es el único recurso para llamar la atención, por lo tanto, recurrir al lenguaje
escrito y corporal: palmas, chistidos, gestos no vocales, silencios, caminar entre el
alumnado y cualquier código que se establezca con éstos para atraer su atención.
13. Será fundamental que las salas de descanso o reunión estén correctamente higienizadas
y ventiladas. Igualmente, se controlará el nivel de ruido en las mismas, respetando el turno
de palabra y aprovechando los momentos de inactividad para reposar la voz.

Los síntomas de alteración vocal en el aula:


El educador deberá permanecer atento a los síntomas de alteración vocal para poder consultar
oportunamente al otorrinolaringólogo o logopeda, con el objetivo de evitar el agravamiento de
los mismos. La sintomatología que suele manifestar la población docente en líneas generales
es: disfonía, necesidad de recurrir al esfuerzo para hablar, fatiga vocal, ronquera, dolor durante
la fonación, quiebres en la voz, carraspeo, tos, molestias al fonar por carencia de hidratación,
afonía (ausencia total de voz), etc. Asimismo, es habitual la producción vocal a expensas de la
musculatura extralaríngea, el aumento del volumen y los gritos.

Durante el interrogatorio las maestras (el porcentaje de mujeres en la docencia es superior)


suelen referir que de lunes a miércoles imparten clases sin mayor dificultad, sin embargo, jueves
y viernes deben esforzarse para hacerse escuchar, recuperando la voz durante del fin de semana.
La información aportada por los pacientes es muy variada, no obstante, se describen a modo de
ejemplo los síntomas más frecuentes que preceden y/o acompañan los trastornos vocales:
la voz no suena siempre clara, sensación de cuerpo extraño en la garganta, sequedad laríngea,
dolor al tragar, necesidad del aclaramiento vocal (carraspear). También, es frecuente observar
que sobresalen las venas del cuello al fonar, sensación de falta de aire al finalizar las frases,
disfonía de fin del día o semana con recuperaciones transitorias, fatiga vocal que va en aumento
y no cede con reposo, etc.

Por lo antes dicho, será prioritario evitar o canalizar adecuadamente con profesional idóneo
(ORL, logopeda, etc.) aquellos factores que puedan generar problemas en la voz: el reflujo
gastroesofágico, las alergias respiratorias, el stress emocional, fumar, gritar, hablar con tensión,
respirar por boca, etc.

La hidratación es una indicación recomendada por todos los terapeutas


vocales y forma parte del programa de higiene vocal que se prescribe con carácter
general a los pacientes con disfonía.
En él se recomienda beber 8 vasos de agua al día, cantidad que podrá variar
dependiendo de la temperatura ambiente y la estación del año.
Un adecuado nivel de hidratación es un requisito fundamental para el profesional
de la voz, concretamente para maestr@s y el profesorado que ejercen su
labor de enseñanza frente a un aula.
A tal efecto, se aconseja mantener una hidratación constante bebiendo sorbos de
agua mientras permanezca hablando, para favorecer una emisión vocal
eficiente y evitar las molestias típicas que provoca la sequedad laríngea.

¿Cómo evitar el mal uso o el abuso vocal en el lugar de trabajo?


Usted puede evitar el mal uso y el abuso vocal en el aula o ambiente laboral, siempre y cuando
modifique ciertos hábitos que son desfavorables para la voz. Confucio decía que una voz fuerte
no puede competir con una voz clara, aunque ésta sea un simple murmullo. Por tal motivo, todo
profesional cuya ocupación esté vinculada al uso de la voz, debiera incorporar a su vida una serie
de acciones para conservar sana su laringe, por la evidente importancia que tiene como
herramienta de trabajo. Para lograr este objetivo se proponen los siguientes recursos:

 Impartir las clases situado en el centro de la sala o aula.


 Efectuar reposo vocal luego de un intenso y prolongado uso de la voz.
 Hablar cara a cara con las personas y colocarse cerca de su interlocutor.
 Evitar el ataque vocal brusco o duro (golpe de glotis) al inicio de la fonación.
 No utilizar un volumen elevado constante, evitar las voces de mando y los
gritos.
 Colocar el auditorio en forma de U y desplazarse por la sala mientras emite
su discurso.
 Si debe trabajar al aire libre utilice medios de amplificación, así evitará
competir con el ruido ambiental y forzar la voz.
 Recordar la regla 60/10: si necesita hablar durante 60 minutos, manténgase
en silencio los siguientes 10 minutos.
 Dirigirse al alumnado o público hablando lentamente, gesticulando,
haciendo pausas y respirando correctamente.
 Procurar brevedad en su disertación, capacidad de síntesis, evitando las
repeticiones innecesarias con el objetivo de hacer ahorro vocal.
 Eliminar el hábito del carraspeo y si éste se ha instalado como un “tic”,
solicitar la ayuda de alguien cercano o familiar (un gesto o señal puede ser
útil).

Hablamos antes sobre la relevancia que la hidratación tiene entre los educadores que utilizan la
voz frente a alumnos de todas las edades. Sin embargo, no deberá ser menos importante para
quienes por su ocupación o profesión hacen un uso intenso de su laringe: locutores, telefonistas,
oradores, entrenadores, etc.

En mi experiencia, he podido observar la ausencia de esta medida preventiva entre los


pacientes (especialmente los que presentan alteraciones vocales), por lo tanto, les solicito que
comparezcan trayendo un recipiente con agua. La correcta hidratación es un hábito de
higiene vocal que una vez adquirido en sesión, la persona lo traslada con facilidad a su vida
diaria previniendo así los síntomas que genera su carencia (personalmente le muestro al paciente
igual conducta).

Por lo dicho anteriormente, un vaso o una botellita de agua sobre el escritorio o mesa de
trabajo, le facilitará las emisiones evitando el efecto negativo sobre cuerdas vocales que
producen la tos, carraspear y otros recursos utilizados habitualmente por la población para aclarar
la garganta.
"La capa superficial de las cuerdas vocales debe ser bien lubricada para disminuir la fricción de
la vibración. La cantidad y el tipo de líquidos que se ingieren permitirán o inhibirán la secreción
mucosa normal a nivel cordal" (Farías, 2007, 2011, cap. 7, p. 249).

LAS PERSONAS QUE UTILIZAN LA VOZ VINCULADA AL TRABAJO, DEBIERAN


CONOCER Y EMPLEAR UNA TÉCNICA VOCAL QUE LES PERMITA CONSERVAR
SANO SU VALIOSO ÓRGANO FONADOR. A TRAVÉS DE LA EDUCACIÓN DE LA
VOZ SE MEJORAN LAS HABILIDADES VOCALES, ENTRENAMIENTO
ENCAMINADO A LOGRAR UNA EMISIÓN VOCAL EFICIENTE QUE REDUNDARÁ
EN SU CALIDAD DE VOZ Y DE VIDA.

LA HIGIENE VOCAL
Introducción:
El concepto de higiene de la voz se refiere a una serie de indicaciones que tienen como objetivo
primordial resguardar la salud del órgano fonador, evitando la manifestación de trastornos
y/o lesiones laríngeas. Behlau y Pontes (1993) la definen como las normas básicas que auxilian a
preservar la salud vocal y a prevenir la aparición de alteraciones y dolencias. La higiene vocal
también puede definirse como un proceso destinado a lograr el auto-cuidado de la voz
especialmente útil para las personas que más la utilizan, no solo como medio de comunicación
sino como instrumento de trabajo.
Estas indicaciones sobre higiene de la voz debieran ser cumplidas por todo aquel que manifiesta
trastornos funcionales de la laringe, generados a partir del uso incorrecto o abusivo de la voz.
Estas disfonías funcionales son un diagnóstico habitual en la consulta logopédica, en las
cuales el factor predominante es el aumento de tensión muscular o hiperfunción laríngea.
Dichas alteraciones vocales requieren un correcto trabajo muscular encaminado al logro de una
voz eufónica (normal), más un programa de higiene vocal personalizado en el marco de un
tratamiento rehabilitador.
Ciertas acciones serán perjudiciales para la salud vocal, por ende, deberán ser conocidas por
el paciente y respetadas durante la terapia, por ejemplo, fumar, carraspear, abusar del teléfono,
entre otras. Por el contrario, ciertos hábitos actuarían en forma preventiva, los que serán
explicados e indicados luego de la valoración y según los requerimientos individuales:
incremento de la hidratación, reposos vocales parciales, etc.
Entre las indicaciones algunas son idénticas para todas las personas por su efecto negativo sobre
la voz y otras en cambio, se prescriben según las necesidades de cada caso. No obstante, se citan
a continuación algunos de los hábitos que conformarían un programa básico de higiene de la
voz:
LOS PRINCIPALES HÁBITOS DE HIGIENE VOCAL:
 Evitar los gritos y el volumen alto constante.
 Limitar el tiempo diario de habla y el uso del teléfono.
 Resolver el diagnóstico de bruxismo con su odontólogo.
 Controlar o eliminar el consumo de tabaco, alcohol y drogas.
 Evitar la voz susurrada ya que genera un mayor esfuerzo vocal.
 Suprimir el hábito del carraspeo y la tos para aclarar la garganta.
 Realizar reposo vocal después de una jornada de gran uso de la voz.
 Utilizar micrófono si debe hablar ante un auditorio grande o en espacios abiertos.
 Disminuir la comunicación en entornos ruidosos o si estuviese lejos de su interlocutor.
 Evitar los ambientes muy secos, con calefacción elevada o con refrigeración excesiva.
 Si padece reflujo gastroesofágico consúltelo con su médico o con el otorrinolaringólogo.
 Procurar una hidratación laríngea óptima bebiendo un mínimo de 8 (ocho) vasos de agua
al día.
 Mantener una postura corporal adecuada mientras utiliza su voz con la cabeza y el cuello
relajados.
 No utilizar la voz en forma simultánea a actividades de esfuerzo, por ejemplo, levantar
pesas, mover muebles, etc.
 No imitar voces y si debe hacerlo profesionalmente (doblajes) realizar previamente
entrenamiento vocal con logopeda.
Estos hábitos de higiene y cuidados vocales pueden ser empleados como medida preventiva
por toda persona que utiliza su voz como herramienta primaria de trabajo. El programa de
higiene vocal forma parte de cada tratamiento de reeducación de la voz, adaptándose al
diagnóstico y las necesidades socio-laborales del consultante, es decir, se personaliza en función
de las alteraciones vocales observadas en cada paciente durante la evaluación.
Es evidente que cuando la persona comprende los factores que son perjudiciales para su voz,
comienza progresivamente a modificar y eliminar dichas conductas que redundarán en su
salud vocal y en su calidad de vida.
El tabaco es la causa de varias enfermedades de las cuerdas vocales, por lo tanto, evite
fumar o ser un fumador pasivo. Debiera saber que el cáncer de laringe es más frecuente en
las personas con hábito tabáquico.
La creación y puesta en marcha de hábitos de vida cotidianos y saludables, van a contribuir
en la prevención de los trastornos que afectan la función vocal.
LA RELAJACIÓN EN LA TERAPIA DE VOZ: EJERCICIOS
Introducción:
La relajación realizada con fines terapéuticos constituye un auxilio en el entrenamiento vocal,
cuyo objetivo primordial será ayudar a la persona a obtener un tono muscular óptimo para la
fonación. Si tenemos en cuenta que el mayor porcentaje de las disfonías poseen un
componente de hiperfunción, se deberán considerar diferentes técnicas que ayuden a normalizar
el tono muscular laríngeo en aquellos trastornos que se caracterizan por un comportamiento de
esfuerzo. Dicha hipertensión (tono muscular aumentado) se manifiesta a nivel de los músculos
intrínsecos y extrínsecos de la laringe, generando al paciente una serie de molestias o dolores
durante la fonación que son percibidas en diferentes zonas corporales, específicamente en cuello,
hombros, faringe, laringe y mandíbula.
Los síntomas tensionales durante la producción vocal pueden ser audibles o visibles siendo los
más frecuentes: ataque vocal duro, registro desplazado, intensidad aumentada, laringe elevada,
rigidez en lengua y mandíbula, elevación de hombros, etc. Asimismo, el consultante puede
manifestar la siguiente sintomatología: dolor irradiado al oído, esternón o pecho, molestias al
tragar, compresión en la zona de faringe y laringe, sobresalen venas del cuello o frente al fonar,
etc.
La relajación durante la terapia de voz, deberá comprenderse como la adquisición de un
tono muscular apropiado y necesario para conseguir un proceso fonatorio eufónico
(normal).
TÉCNICAS DE RELAJACIÓN: local y activa
La relajación empleada en la terapia vocal apunta a la disminución de la tensión muscular
excesiva e innecesaria durante la fonación de forma consciente Durante el entrenamiento se
suelen utilizar técnicas activas que persiguen la relajación a través del movimiento, en
aquellas zonas vinculadas a la función vocal. Se trata de una relajación dinámica y diferenciada
por segmentos o zonas corporales que van a facilitar el control postural y muscular.
Esta relajación local consta de una serie de movimientos que se efectúan con el cuello, hombros y
los órganos que participan del proceso fonatorio: labios, lengua, paladar y mandíbula. También se
utiliza el masaje superficial o profundo (masoterapia) en la musculatura contracturada
visiblemente y que al tacto genera molestia o dolor. La masoterapia se aplicará especialmente
en zona cervical, hombros y en área supra e infrahioidea, es decir, los músculos situados por
encima y debajo del hueso hioides (músculos extrínsecos de la laringe).
Farías (2007, p.115-116) refiriéndose a la relajación dice “…coincido con Behlau (1995) en la
evidencia de que un disfónico que abuse de su voz hablará mejor si está relajado, pero que la
propuesta de técnicas de relajación global para tratar disfonías es simplista, inadecuada e
ineficaz”. La autora concluye diciendo: “[…] Por otra parte la relajación que se busca no es
absoluta sino un equilibrio de las tensiones musculares que intervendrán en el proceso de habla” 1.
EL CONTROL MUSCULAR:
La producción normal (eufónica) de la voz no requiere de sobre-esfuerzos, ni tampoco de una
relajación total de la musculatura corporal. Behlau M.2 cita a Estill (1992) y éste dice: “La
fonación es un acto de gran trabajo muscular y de alto consumo energético, de ahí que hablar y
relajar resultan incompatibles”. Una producción vocal equilibrada necesitará de la habilidad para
dosificar el esfuerzo muscular de acuerdo a la intensidad y la frecuencia requerida, es decir, la
persona deberá ser capaz de variar el esfuerzo para hablar en cada situación.
La relajación corporal no es una condición previa en la producción de la voz, sin embargo,
cuando la tensión psicofísica alcanza la laringe será necesario reducir la hipertonía
localizada, para conseguir de este modo un adecuado proceso fonatorio. Las diferentes técnicas
de relajación existentes, los masajes, la fisioterapia, etc., son paliativos del dolor, para evitar que
el exceso de tensión y las contracturas reaparezcan será conveniente resolver el factor causal.
Igualmente, estarían recomendadas las actividades físicas moderadas, la natación, el yoga, etc.,
para contrarrestar los efectos del estrés, el descanso inadecuado y la vida agitada, factores que
incidirán proporcionalmente en la salud de la voz.
"La tensión psicológica y la hipertonía muscular generalizada, crean una tendencia al desarrollo
de estados hiperfuncionales de ciertas regiones del cuerpo, específicamente para la laringe. Una
laringe hipertónica, también llamada laringe isométrica, produce una voz con flexibilidad
dinámica limitada. Pero esto no significa que para obtener una buena voz haya que relajar toda la
musculatura laríngea, sino permitir la instalación de una tonicidad adecuada para los grupos
musculares en cuestión"2.
LA RELAJACIÓN DEL CUELLO Y LOS HOMBROS: ejercicios
Los ejercicios de relajación pueden variar, pero el objetivo final de todos es conseguir una vía
vocal libre de excesiva tensión muscular y una laringe en la que dicho equilibrio permita la
emisión eufónica de la voz. Dentro de las diversas técnicas la relajación diferencial es una de
las más utilizadas, porque aborda concretamente la parte del cuerpo o zona que esté más
contraída y afecte la producción vocal.
Luego de evaluar al paciente, el logopeda elegirá los ejercicios o técnicas de relajación más
apropiadas, considerando el diagnóstico, profesión, edad, etc. Las nuevas pautas musculares se
irán incorporando con la práctica y durante el tratamiento hasta transformarse en automatismos,
encaminadas a reducir tensiones y uso muscular inadecuado durante la producción de la voz.
Estos ejercicios de cuello y hombros se indican al paciente de la siguiente manera:
Ejercicios de relajación del cuello:
1. En posición sentada y con la espalda recta realizar media rotación de cabeza partiendo
desde el pecho y llevando la cabeza hacia el hombro derecho e izquierdo.
2. Efectuar un estiramiento lateral del cuello intentando acercar la oreja a un hombro,
regresar al centro y repetir hacia el otro hombro.
3. Con la cabeza en diagonal hacia el hombro derecho, efectuar un balanceo lento hacia
abajo y atrás varias veces.
4. Igual al anterior, pero con la cabeza en diagonal hacia el hombro izquierdo.
5. Girar la cabeza hacia la derecha mirando por encima del hombro, mantener la posición
durante 5-7 segundos y regresar al centro.
6. Igual al anterior, pero girando la cabeza hacia el lado contrario.
7. Mover la cabeza de manera pendular teniendo el mentón inclinado sobre el pecho.
8. Bajar la cabeza hasta el pecho, mantener la posición 5-7 segundos y llevarla hacia atrás
suavemente, regresar al centro.

Ejercicios de relajación de hombros:


1. Elevar el hombro derecho y bajarlo, dejándolo caer.
2. Elevar el hombro izquierdo y bajarlo, dejándolo caer.
3. Elevamiento de hombros, mantener arriba unos segundos y dejarlos caer.
4. Efectuar con ambos hombros un movimiento anteroposterior (sin elevarlos).
5. Repetir el ejercicio con cada hombro, manteniendo la columna recta y cuello flojo.
6. Realizar una rotación completa con ambos hombros de adelante hacia atrás, lentamente.
7. Repetir la rotación de atrás hacia adelante, sin tensar el cuello ni la mandíbula.
8. Rotación completa de cada hombro hacia atrás y luego hacia adelante.
Esta técnica de relajación diferencial basada en movimientos de la cabeza y los
hombros, se le enseña al paciente en sesión para que la ponga en práctica en su hogar.

Indicaciones para su ejecución: Se recomienda no efectuar los ejercicios con rapidez, evitando
los movimientos que causen molestia o dolor. Realizar entre 5 y 10 repeticiones de cada
ejercicio, 1 o 2 veces al día y de ser posible frente a un espejo para controlar la posición del resto
del cuerpo. Estos ejercicios de relajación diferencial pueden practicarse luego de la jornada
laboral y serían ideales para las personas que utilizan su voz como herramienta primaria de
trabajo (con ausencia de entrenamiento vocal).
Durante la práctica será necesario cuidar la respiración: la inspiración será nasal, lenta y
silenciosa, mientras que la espiración podrá ser nasal o bucal, de modo lento y parejo.
Recordemos que la relajación es una actividad sumamente eficaz para ayudar al individuo
a encontrar un tono muscular óptimo para la función vocal.
LA RELAJACIÓN DE LOS ÓRGANOS FONOARTICULATORIOS:
Los ejercicios con los fonoarticuladores le servirán al paciente para mejorar la movilidad y
tonicidad que puede estar aumentada o disminuida, entrenándose el órgano o músculo que
estuviese afectado con el objetivo de optimizar los movimientos articulatorio-fonatorios.
Deberemos considerar que no todo paciente con alteración de la función vocal necesitará los
mismos ejercicios, por lo tanto, la elección de la metodología de relajación en el
entrenamiento de la voz dependerá del diagnóstico y los hábitos de cada consultante. A tal
efecto, el logopeda se valdrá de todas las praxias y ejercicios que considere oportunos según las
necesidades de cada paciente, apelando a su creatividad y sentido común.

A continuación se exponen a modo de ejemplo una selección de movimientos para trabajar


independientemente cada articulador: lengua, labios, mandíbula (maxilar inferior) y velo del
paladar. Los mismos estarían especialmente indicados en casos de tensión mandibular, retracción
lingual, falta de movilidad labial; lingual; velar, etc. Los ejercicios con la inclusión del bostezo se
utilizan para estimular la elevación y descenso del paladar blando y también para abordar
síntomas de tensión laríngea (disfonía hiperfuncional).
Praxias linguales:
 Sacar la lengua y llevarla hacia arriba, abajo, derecha e izquierda, estirando al máximo la
base lingual.
 Arquear la lengua en forma de un cucurucho, entrarla y sacarla de la boca manteniendo la
forma.
 Deslizar la punta de la lengua por todo el paladar hasta el velo, ida y vuelta manteniendo
boca abierta.
 Chasquear la lengua contra el paladar abriendo grande la boca y estirando el frenillo
sublingual.
 Repetir varias veces seguidas las vocales “o-i” unidas, sin mover labios ni mandíbula.
 Sacar la lengua plana y ancha, introducirla lentamente en la boca y sin doblarla.
 Girar la lengua dentro de la boca lentamente 3 veces hacia cada lado, manteniendo labios
unidos.
Praxias labiales:
 Repetir varias veces las vocales “a-o-u” sin mover la lengua.
 Inspirar por nariz y hacer vibrar los labios mientras espira todo el aire.
 Subir los labios juntos hacia la nariz, mantener la posición unos segundos y relajar.
 Inspirar y gesticular las 5 vocales áfonas (sin sonido) lentamente mientras espira todo el
aire.
 Desplazar las comisuras labiales hacia cada lado (una media sonrisa).
 Cubrir todos los dientes con los labios manteniendo la boca abierta.
 Proyectar labios juntos hacia adelante en posición de silbido y luego hacia atrás dibujando
una sonrisa con los labios juntos.

Ejercicios con la mandíbula:


 Abrir y cerrar la boca lentamente.
 Desplazar la mandíbula hacia delante, sentir la tensión y relajar.
 Igual al anterior pero con la boca cerrada.
 Llevar la mandíbula hacia un lado y hacia el otro con boca abierta.
 Igual al anterior, desplazándola con la boca cerrada.
 Abrir la boca lentamente y cerrarla rápidamente.
 Abrir la boca exageradamente y cerrarla muy lento.

Ejercicios con el velo del paladar:


 Realizar un bostezo con la boca abierta, procurando un descenso lento de la mandíbula
con la lengua plana y sin tensión en el suelo de la boca. Durante el bostezo la entrada de
aire se realiza por boca y se envía a la zona costodiafragmática, de este modo se evitan las
respiraciones de tipo altas.
 Con la lengua relajada fuera de la boca, introducirla lentamente mientras inspira el aire
(por vía oral) hasta ubicarla en el suelo de la boca con la punta tocando los incisivos
inferiores. Notar la elevación del velo del paladar como en el bostezo, dirigir el aire a la
zona baja como en el ejercicio anterior.
 Bostezar con la boca cerrada, manteniendo la lengua aplanada en el suelo de la boca y el
ápice lingual contra los incisivos inferiores.
 Efectuar una contracción prolongada del velo del paladar observando su elevación y luego
relajar.
 Manteniendo la boca abierta, tomar el aire por nariz y expulsarlo por nariz.
 Igual al anterior, expulsando el aire por la boca.
 Tomar el aire por la boca y expulsarlo por la nariz.
 Igual al anterior, expulsando el aire por la boca.

La mandíbula es el único hueso del cráneo que no es fijo; se une a la base craneal a través
de la articulación bilateral, que trabaja sinérgicamente. Esta articulación se denomina
articulación temporomandibular (ATM)3.
Las alteraciones de la movilidad y tonicidad pueden interferir en la dinámica de la fonación,
articulación y resonancia, p. ej.: una disfunción en la ATM. Segre & Naidich (1981)4 hacen
referencia a la disfunción mandibular, un trastorno frecuente entre los pacientes que reduce los
movimientos del maxilar, el cual detectaremos en el examen estomatognático realizado durante la
evaluación, actuando en consecuencia según cada caso.
Los autores mencionados así lo explican: "Consiste en un cuadro complejo de desequilibrio de la
actividad muscular de la mandíbula…”. “Esta disfunción se caracteriza por la tendencia a
mantener apretadas las mandíbulas, a veces aun durante el sueño. El habla se realiza con las
mandíbulas apretadas y una articulación pobre y desdibujada, con facies inexpresivas. Como
consecuencia de este problema, pueden darse otros trastornos: desviación de la mandíbula hacia
un costado, lengua retraída y rígida, dolor facial, a veces en los temporales, en el complejo de
cuello y hombros; la persistencia puede ocasionar desgaste de piezas dentarias o desarrollo
exagerado del músculo masetero (masticatorio)”4.
Por lo dicho en el párrafo anterior, debiéramos considerar estas alteraciones funcionales durante
la intervención porque suelen afectar la dicción, la resonancia y la coordinación fonorrespiratoria
(aire-voz). A tal efecto, se adecuarán los masajes y ejercicios a través de técnicas dinámicas de
relajación, procurando libertad en los movimientos y una fonación libre de tensiones que es el
objetivo final de la actuación logopédica.
Conclusión:
La relajación será un auxilio al proceso terapéutico, por lo tanto, se emplearán aquellos
ejercicios que faciliten una producción vocal adecuada, los que serán administrados luego de la
valoración y durante el tratamiento. La relajación diferencial (movimientos de cabeza y hombros)
y los ejercicios con los órganos fonoarticuladores, se enseñan e indican al paciente según las
necesidades diagnósticas, es decir, se seleccionan para cada caso en particular.
La relajación se integra durante la reeducación con el objetivo de favorecer un tono
muscular laríngeo óptimo para la fonación. Nuestra tarea educativa será despertar en la
persona la conciencia muscular y que sea capaz de reconocer el estado de relajación o tensión de
cada zona, diferenciando la tensión útil de la contracción excesiva.
Es bien sabido que la voz es el reflejo de la personalidad y la tarjeta de presentación de cada
individuo. Por tal motivo, un adecuado control tensional beneficiará el normal proceso fonatorio,
evitando la disfonía por hipertensión que constituye la gran mayoría de los trastornos que llegan a
la consulta de voz.
RESPIRACIÓN BUCAL (Parte II): DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Las alteraciones de la función respiratoria se manifiestan en individuos de todas las edades siendo
un diagnóstico habitual en la práctica logopédica. Estos pacientes consultan por iniciativa
propia o son derivados por diversos especialistas (otorrinolaringología, odontología, pediatría,
etc.), profesionales concienciados con los beneficios del tratamiento combinado para mejorar la
calidad de vida de estas personas.
La entrevista inicial (con los niñ@s) se realizará idealmente con los padres y la presencia del
menor, situación que permitirá su observación y la primera toma de contacto con el terapeuta.
Durante la misma se efectúa una pregunta de rigor vinculada al motivo de la vis ita, ya que es
frecuente la discrepancia de las respuestas entre padres e hijos. Este hecho es un claro indicador
de la falta de entendimiento o la desinformación acerca de la problemática existente, la que
deberemos aclarar durante el interrogatorio y corroborar posteriormente con la valoración.
A través de este artículo se expondrá con carácter general, el manejo diagnóstico-terapéutico de
las secuelas que pueda ocasionar la persistencia de una disfunción respiratoria, especialmente en
la población infantil.
EL DIAGNÓSTICO:
Determinar la etiología de la respiración bucal es fundamental para elaborar el plan de
tratamiento y ejecutar la rehabilitación, por esta razón cuando el paciente no aporta informes de
ORL, se lo deriva a este especialista por la posible existencia de obstrucción aérea superior (zona
nasofaríngea). Nuestra actuación diagnóstica consistirá en valorar la permeabilidad de la vía
aérea superior mediante diferentes pruebas objetivas y subjetivas que existen para este fin en
logopedia.
La función respiratoria se evalúa observando atentamente al paciente en momentos de relajación
(ej: durante la administración de la anamnesis), para así consignar el tipo y modo respiratorio que
presenta en forma pasiva. Si el consultante es un adulto, durante el interrogatorio examinamos la
respiración activa (al iniciar el habla), ya que ésta suele ser torácica o clavicular durante la
fonación. Igualmente, verificamos la posición de reposo labial, el modo respiratorio (nasal; bucal
o mixto), para luego relacionar estos datos con las pruebas específicas (Rosenthal, Glatzel, etc.).
Aunque el sujeto consulte o sea derivado por un trastorno respiratorio, se efectuará un examen
funcional completo que incluya la función respiratoria y el resto de las funciones orofaciales
(deglución, fonoarticulación…), como así también comprobaremos la postura corporal (de frente;
de espalda y perfil). El objetivo del examen será detectar posibles alteraciones morfológicas
(forma) y funcionales (función) a nivel orofacial, para luego tratarlas o derivar al paciente al
especialista idóneo.
Es bien sabido que la respiración bucal (por obstrucción orgánica o hábito) es una causa frecuente
de desequilibrio estructural y funcional, por ende, una correcta valoración nos aportará la
información necesaria para diagnosticar y programar la intervención para cada caso en particular.
Los trastornos respiratorios orgánicos sin resolución médica, serán considerados en la
elaboración del diagnóstico y el pronóstico. En tales circunstancias, remitiremos a la persona al
ORL e iniciaremos la reeducación en forma conjunta o posterior al tratamiento médico o
quirúrgico otorrinolaringológico.
EL TRATAMIENTO:
Una vez esclarecida la causa de la disfunción respiratoria y elaborado el plan terapéutico, se
iniciará la intervención que será miofuncional y multidisciplinaria en la mayoría de los casos.
Sabemos que la respiración oral promueve el desequilibrio dentro y fuera de la boca, hecho que
requiere trabajar primeramente sobre la musculatura mediante una serie de praxias orales
encaminadas al logro de un tono muscular y una movilidad más apropiada para cada órgano y
función orofacial. La realización de pocos ejercicios pero efectivos son suficientes para lograr
buenas respuestas musculares y funcionales.
Por las consecuencias que desencadena la respiración bucal, es necesario ver al paciente en su
conjunto y ser flexibles a la hora de planificar el tratamiento cuyos objetivos se adecuarán a las
características y colaboración individual. Asimismo, se tendrán en cuenta ciertos requisitos
necesarios para que la intervención sea exitosa: la motivación del niño, el deseo de modificar
los hábitos y el protagonismo de la madre quien es por lo general quien continúa nuestra labor en
el hogar, ayudando al menor con la práctica de los ejercicios indicados.
Los pacientes respiradores bucales de 4 o 5 años de edad, sin características genéticas
desfavorables ni problemas de obstrucción aérea superior (debido a malformaciones), suelen
beneficiarse enormemente con las terapias1. La estimulación de la respiración tiene como
objetivo mejorar gradualmente dicha función, restableciendo el uso de la cavidad nasal para
favorecer la permanencia de una postura lingual adecuada, lo cual minimiza o incluso revierte la
existencia de disfunciones orofaciales2.
Por lo dicho anteriormente, se debieran considerar en el transcurso de la terapia los siguientes
objetivos generales, teniendo en cuenta que en rehabilitación cada paciente requiere un abordaje
que se ajuste a sus necesidades particulares.
Abordaje de la función respiratoria:
La higiene nasal: La estimulación de la función respiratoria se iniciará con la higiene de la nariz,
ya que ésta para el respirador bucal suele ser un órgano poco utilizado o inexistente. A través de
ejercicios específicos enseñaremos al paciente a sonarse la nariz, a mejorar la calidad del soplo
nasal, etc., utilizando pañuelos de papel durante la ejercitación e indicaremos su uso diario para
reforzar el hábito de higiene nasal.
Los ejercicios respiratorios: Se administrarán ejercicios de estimulación nasal, de respiración
con y sin objetos, con desplazamientos del cuerpo, con movimientos coordinados, etc. Estos
últimos donde la respiración acompaña los movimientos corporales están indicados para
favorecer la flexibilidad, lograr una postura adecuada y aumentar la elasticidad en la zona
costodiafragmática, generalmente reducida en los sujetos con insuficiencia respiratoria.
Todos los ejercicios se adaptarán a la edad y posibilidades de cada paciente, encaminados a
facilitarle la adquisición de la respiración nasal, su automatización y posterior generalización
(diurna y nocturna). Recordemos que la práctica respiratoria deberá ser progresiva y dosificada
para evitar la hiperventilación que puede ocasionar mareos, cefaleas y decaimiento.
Enseñanza de la técnica respiratoria: La respiración será de tipo diafragmático-abdominal y el
modo respiratorio nasal-nasal. Recordemos que la nariz realiza las funciones de filtrado y
acondicionamiento del aire, por lo tanto, el establecimiento de la modalidad respiratoria nasal
permitirá su humidificación, calentamiento y purificación para que llegue a los pulmones en
condiciones óptimas.
La técnica respiratoria se suele enseñar en posición acostado decúbito supino y luego sentado,
utilizando el recurso de las manos para percibir los movimientos del diafragma y las costillas, con
el objetivo de modificar la elevación pectoral o clavicular habitual en estos casos. Asimismo, una
bolsita de arena, objetos de diferentes pesos, etc., ubicados sobre la zona diafragmática-
abdominal (en decúbito dorsal) servirán para registrar su expansión y elevación durante la
ejecución de los movimientos inspiratorios y espiratorios.
Restablecimiento del tono muscular y la movilidad de los órganos fonoarticulatorios:
Praxias preparatorias de la musculatura orofacial: Ejercicios (praxias) con la lengua, los
labios y la mandíbula. Estas praxias orales serán seleccionadas para cada caso en particular y en
función del diagnóstico hallado. También, estarían indicados en esta etapa los masajes orales y
faciales, por ejemplo, masaje manual sobre un labio superior incompetente y corto. El paciente
repetirá diariamente en su hogar aquellos ejercicios que el terapeuta considere necesarios para
favorecer el logro de los objetivos establecidos, los que indicará por escrito, mediante dibujos,
tarjetas recordatorias… para facilitar su realización.
Posición de reposo labial: Para lograr la nueva postura de reposo labial (labios unidos y sin
tensión) existen numerosos ejercicios que se describen en la bibliografía logopédica. Los mismos
se abordarán a través del juego con l@s niñ@s y cuando éstos se hayan entrenado lo suficiente en
la respiración nasal.
Para automatizar la postura labial se utilizarán recursos variados que le permitan al niño realizar
sus actividades cotidianas sin mayores inconvenientes (lectura silenciosa, tareas escolares, mirar
televisión, etc.). Algunos de estos recursos podrían ser: sostener entre los labios un trocito de
oblea, un cereal plano… comenzando con unos minutos diarios y aumentando paulatinamente el
tiempo hasta acompañar una actividad lúdica o gráfica completa, utilizando exclusivamente la
nariz para respirar.
Las posiciones de reposo de lengua y labios se iniciarán desde las primeras sesiones y de ser
posible en forma conjunta, ya que una postura beneficiará a la otra.
Posición de reposo lingual y patrón deglutorio correcto: Se explicará y mostrará el lugar
donde debe colocarse la lengua en posición de reposo y durante la deglución, utilizando para ello
la boca del logopeda, el espejo, el tacto, dibujos, etc. La postura adecuada del órgano lingual es:
en el paladar con la punta de la lengua apoyada en los pliegues palatinos (zona rugosa), por detrás
de los incisivos superiores.
Se corregirá el patrón de deglución en aquellos casos que se encuentre alterado. El patrón
deglutorio correcto será el siguiente: labios juntos sin tensión, punta de la lengua en la zona de las
rugas palatinas, el dorso lingual contactando con la parte media del paladar duro y la base de la
lengua contactando con el paladar blando, descendiendo unos 45º contra la pared faríngea.
Evidentemente el entrenamiento de los órganos fonoarticuladores se va efectuando en forma
paralela a la rehabilitación funcional respiratoria, avanzando según el ritmo y las respuestas
individuales. Igualmente, se deberá tener en cuenta durante la terapia aquellas alteraciones
detectadas mediante la anamnesis y la valoración-diagnóstica: hábitos lesivos, demás funciones
orofaciales, etc.
Así, por ejemplo, se abordarán los trastornos fonoarticulatorios, de resonancia y de
coordinación fono-respiratoria (voz-aire) que resulten de la deficiencia respiratoria. En los
sujetos con dislalias se corregirá el punto y modo de articulación de los fonemas que estuviesen
alterados como consecuencia de una postura lingual baja, interpuesta entre los dientes, falta de
sellado labial, etc., características típicas de los respiradores orales.
¿A qué edad sería conveniente iniciar la intervención logopédica?
Sobre la edad adecuada para comenzar el tratamiento, Zambrana (1998, 2003 p. 53) dice: Lo
recomendable es que los niños respiradores bucales comiencen el aprendizaje de las funciones
orofaciales alrededor de los 4 años de edad1. También señala “Debemos recordar que ya debe
haberse realizado la evaluación otorrinolaringológica para el diagnóstico de las causas de la
respiración bucal"1.
Se evidencia la necesidad de la actuación temprana, es decir, cuanto antes mejor, ya que es
frecuente la presencia de interposición lingual y maloclusiones en los respiradores orales, una
asociación de síntomas que deberá ser considerada y abordada con criterio interdisciplinario.

El logopeda integrado al equipo de salud interviene al paciente de forma global,


consiguiendo tratamientos más breves, eficaces y con menor índice de reincidencia.

Recibimos con asiduidad en la consulta pacientes derivados desde el servicio de ortodoncia con
el diagnóstico de deglución atípica, casos que luego de la evaluación se les detecta la presencia
de respiración oral asociada a la primera. En líneas generales, esto es debido a una función
respiratoria alterada porque el niño utiliza su boca para inhalar el aire, consecuentemente la
lengua pierde contacto con el paladar promoviendo así los trastornos deglutorios (deglución
atípica).
Es bien sabido que una función alterada generará una reacción en cadena afectando la estabilidad
de otras funciones, es decir, generando nuevas disfunciones. Esta situación se observa
habitualmente en los respiradores orales desde la infancia, menores que presentan un patrón
facial típico conocido como facies adenoidea. Los signos y síntomas (características clínicas) del
respirador oral fueron descriptos en RESPIRACIÓN BUCAL (Parte I): ETIOLOGÍA Y
SINTOMATOLOGÍA se sugiere su lectura.
Dice Pastor, T. (2008) en su tesis doctoral “La obstrucción nasal crónica producirá vicios
posturales de la lengua que comprometerá, entre otras, la deglución, la posición en reposo de la
lengua y la articulación fonética”3.
La lengua en posición atípica: baja; adelantada y/o interdentalizada (entre las arcadas dentarias),
es una característica propia de los respiradores orales, postura adoptada para permitir el paso del
aire por la cavidad bucal.
Zambrana, NTG (1998, 2003) refiriéndose a la postura de la lengua en el paciente respirador
bucal dice “Cuando la lengua, además de baja, se encuentra adelantada, ejerce presión contra los
dientes anteriores. Como los labios están entreabiertos no actúan como contención” 1.
CONCLUSIONES:
El presente artículo describe someramente el diagnóstico y tratamiento del paciente respirador
bucal, por considerar que la literatura logopédica existente sobre el tema, ofrece diferentes
propuestas de intervención que pueden adaptarse a la práctica diaria del ejercicio profesional
individual. Estas disfunciones respiratorias en los niños serán más graves, cuanto más temprano
aparezcan y cuanto más prolongada sea su acción sobre la estructura buco-facial, pudiendo
provocar desequilibrio esquelético, muscular y funcional.
Definitivamente lo mejor en estos casos es la prevención, debido a que un gran número de
diagnósticos de respiración oral se producen por una postura viciosa, como resultado de hábitos
de succión o la prolongación de los mismos (succión de dedos, chupete, biberón…). Es obvia la
importancia que reviste no solo la prevención; sino también, la detección y el diagnóstico
precoz de las alteraciones respiratorias, diferenciando a tiempo si se trata de un hábito de
respiración oral o una obstrucción nasofaríngea, para posteriormente intervenir adecuadamente.
Segovia (1988) concluye el resumen del capítulo “Respiración bucal” asegurando “La acción
terapéutica prematura y oportuna en el insuficiente respiratorio coadyuva al mejor resultado de su
rehabilitación y evita el compromiso irreversible de las estructuras” 4. Coincido con Pastor (2008)
y las conclusiones que enumera (cap. 4: Análisis Empírico)3, afirmaciones que coinciden con los
signos externos del paciente respirador bucal oportunamente expuestos en “RESPIRACIÓN
BUCAL (Parte I)” y las sugerencias para el abordaje de las secuelas producidas por el déficit
respiratorio descriptas con anterioridad.
Las siguientes son algunas de las conclusiones a las que hacía mención 3: 1) La posición de lengua
baja es una característica inherente a los respiradores orales; 2) El hábito de respiración oral
condiciona la articulación fonética pudiendo ocasionar dislalias de /r/ y /s/; 3) Podemos confirmar
que la respiración oral ocasiona hipotonía de la musculatura labial, ocasionando un labio superior
corto; 4) La entrada del aire por la boca ocasiona maloclusión dental por la falta de contacto
dentario y por la necesidad de compensarla con la musculatura lingual y labial.
Por lo que se ha venido explicando es fundamental la intervención temprana en el respirador
bucal, terapia fuertemente recomendada por los logopedas miofuncionalistas encaminada a evitar
las consecuencias sobre las estructuras y funciones orofaciales que puedan derivarse del
problema respiratorio inicial, situación que suele requerir un equipo de profesionales para su
óptima rehabilitación.
RESPIRACIÓN BUCAL (Parte I): ETIOLOGÍA Y SINTOMATOLOGÍA
INTRODUCCIÓN:
La relación de la respiración bucal con las deformidades de la arcada dentaria y del paladar duro,
el estrechamiento facial y el hipodesarrollo mandibular ya fue descripta en el siglo pasado 1.
Respiración bucal es la respiración que el individuo efectúa a través de la boca, en lugar de
hacerlo por la nariz, no obstante que la respiración bucal exclusiva es sumamente rara 2.
Evidentemente se trata de una alteración de la función respiratoria o disfunción que afecta sin
distinción a niños, adolescentes y adultos.
Las dificultades respiratorias pueden producirse a nivel nasal, de la nasofaringe, bucofaringe o de
todo el tracto respiratorio superior, pero en todos los casos se rompe el equilibrio funcional y el
sujeto se convierte en respirador bucal3. La respiración por vía oral está vinculada a la deglución
atípica, las maloclusiones, las alteraciones de articulación y voz, constituyéndose en uno de
los principales factores causales de desequilibrio orofacial durante la infancia. La detección,
diagnóstico y rehabilitación de dicha disfunción dependerá de la oportuna intervención de un
equipo multidisciplinar que incluya otorrinolaringología, ortodoncia, logopedia, etc., según las
necesidades de cada paciente.
La respiración nasal además de ser fisiológica, es imprescindible para el desarrollo adecuado de
las funciones orofaciales (succión, respiración, masticación, deglución y fonoarticulación) y el
crecimiento armonioso de los maxilares. Es bien sabido que el trayecto fisiológico del acto
respiratorio es el siguiente: fosas nasales, faringe, laringe, tráquea, bronquios y pulmones.
“Larespiración nasal filtra, purifica, entibia y humidifica el aire inspirado”1, de ahí la relevancia
de su correcto modo (nasal) de utilización, diurno y nocturno.
Ante una dificultad respiratoria nasal parcial o total, se alterará dicho proceso y se establecerá de
forma temporal o permanente la respiración por boca. “La respiración bucal provoca la
inhalación de un aire frío, seco y no liberado de gérmenes, muy agresivo para las vías aéreas
inferiores, pudiéndose provocar procesos infecciosos” 3. En el respirador bucal están alteradas la
función respiratoria (de nasal a bucal), el tipo respiratorio que puede ser torácico o clavicular de
ascenso y la capacidad vital se encuentra reducida en la mayoría de los casos.
El niño que utiliza su nariz para respirar tendrá una situación de equilibrio funcional, muscular y
esquelético: labios juntos (cerrados), una corriente de aire nasal, lengua contra el paladar en
posición de reposo y en la deglución. Por el contrario, el respirador bucal presentará una situación
de desequilibrio entre las estructuras faciales: labios entreabiertos, músculos hipotónicos (ej:
buccinador), ausencia de corriente de aire nasal, lengua baja y habitualmente adelantada para
facilitar el paso del aire.
Las alteraciones respiratorias son una causa frecuente de trastornos miofuncionales 1.
ETIOLOGÍA:
El respirador bucal (niño o adulo) suele manifestar severas dificultades para respirar por la nariz,
circunstancia que obedece a múltiples factores como veremos a continuación.
Pastor, T. (2008) en su tesis doctoral4 (capítulo I, p. 35) menciona a varios autores que consideran
como las principales causas de respiración oral a las amígdalas y adenoides hipertróficas.
Zambrana, NTG. (1998, 2003) asegura que las causas de la obstrucción nasal son muy diversas y
expone las siguientes: Atresia de las coanas. Tumores nasales. Hipertrofia adenoidea. Hipertrofia
amigdalar. Desviación del tabique nasal. Fractura nasal. Pólipo nasal. Alergias. Hipertrofia de
cornetes, etc1. También señala “Sin embargo, algunas personas respiran por vía bucal debido a
una postura viciosa, sin que existan obstrucciones mecánicas o funcionales” 1.
Según Segovia, M.L. (1988) “Las causas de este modo de respiración son: un pasaje nasofaríngeo
angosto asociado a una membrana nasal inflamada, adenoides, cornetes inflamados y
desviaciones del tabique nasal”. Afirma que Entre las causas citadas, las adenoides son las más
comunes2.
Segovia manifiesta también la existencia de otros factores locales: rinitis crónica, infecciones
periódicas de las vías respiratorias superiores, alergias, asma, pólipos, cuerpos extraños,
desviaciones del tabique, fracturas no reducidas y ambiciosos tratamientos quirúrgicos de las
fisuras palatinas, todos los cuales pueden producir distintas obstrucciones al fluir natural del aire
a través de la cavidad nasal2.
SINTOMATOLOGÍA:
La gran mayoría de los pacientes que son respiradores bucales desde la niñez poseen
características físicas y faciales comunes 1.

A través de los años numerosos son los investigadores que han estudiado a estos sujetos
describiendo la sintomatología que los caracteriza. Uno de ellos fue Leech (1958)1,2,4 quien se
basó en las conclusiones obtenidas luego de estudiar a 500 pacientes de una clínica de
enfermedades respiratorias. A continuación se citan algunas de las características que según
Leech presenta el respirador bucal (en Zambrana y Lopes, 1998, 2003 p. 52):

Posturas corporales atípicas.


Aumento de las infecciones del aparato respiratorio.
Estrechamiento de la arcada dentaria superior, del paladar y de las narinas, por falta de uso.
Labio superior hipotónico, corto y alto.
Lengua en posición atípica, sin ejercer su función modeladora del paladar y con tonicidad
alterada.
Olfato alterado y frecuente asociación de disminución del apetito y de la función gustativa.
Mala oxigenación cerebral, que ocasiona dificultades de atención y concentración, con los
consiguientes problemas de aprendizaje.

Actualmente añadimos otras características a las descriptas por Leech 1:


 Habla imprecisa, con exceso de salivación y sigmatismo anterior o lateral.
 Frecuentes disfonías.
 Deglución atípica y masticación ineficaz.
 Mordida de clase II, overjet, mordida cruzada o abierta.
 Protrusión de los incisivos superiores.
 Hipodesarrollo de la mandíbula.
 Babeo y ronquidos nocturnos.
Pastor (2008) menciona a Parra, 2002 y Ustrell, 2001 quienes describen el aspecto facial o signos
clínicos de las facies del respirador oral. “Este tipo de pacientes tiene unas características faciales
determinadas”4 (síntesis):
- Cara estrecha y larga.
- Mejillas flácidas.
- Orificios nasales pequeños, poco desarrollados y orientados hacia el frente.
- Cortedad de los labios y posición entreabierta de la boca.
- Labio inferior grueso y caído.
- Borla del mentón hipertónica.
Estos signos no siempre están presentes, pero en general el niño tiene un aspecto facial de
persona enferma. Clínicamente suele ir acompañada de una maloclusión de clase II división I
según Angle, con retrusión mandibular y un resalte más o menos acentuado (protrusión de los
incisivos superiores)4. Otra característica en los pacientes respiradores bucales es la flexión
posterior de la cabeza, como tratando de aumentar el espacio aéreo1.
También, los siguientes signos pueden manifestarse asociados a los que venimos enunciando:
Escápulas aladas 5.
Presencia de ojeras 5.
Altura facial inferior aumentada5.
Alteraciones de la audición (hipoacusias).

Posición de la lengua en postura de reposo: baja, adelantada y/o apoyada contra los incisivos
inferiores. La lengua suele permanecer interpuesta entre las arcadas dentarias con el objetivo de
habilitar un pasaje libre permanente que facilite la respiración; es decir, se trataría de una
adaptación postural del órgano lingual por el déficit respiratorio.
Posición de los labios en postura de reposo: incompetentes (separados), el labio inferior es
fláccido y evertido mientras que el labio superior es corto y con los incisivos a la vista, también
suele depositarse la saliva en las comisuras labiales.
CONCLUSIONES
La presencia de respiración bucal suele estar asociada a un patrón facial específico: cara larga y
angosta con paladar estrecho y alto 1.
Con carácter general, las familias y los propios pacientes desconocen las consecuencias a veces
irreversibles de la disfunción respiratoria, hecho por el cual suelen consultar cuando la
sintomatología está totalmente instalada. Dicha situación suele requerir para su correcto abordaje
la asistencia de un equipo de profesionales que actuará sobre las alteraciones ligadas al
problema respiratorio inicial (orgánico o funcional).
Este trastorno respiratorio debido a la frecuencia con la que se presenta, constituye una de las
principales causas de desequilibrio orofacial, concretamente en la población infantil.
Parra, Y. (2002) comienza su trabajo del Síndrome del Insuficiente Respirador Nasal diciendo:
Más vive la vida, quien más aire respira y lo concluye afirmando que para obtener óptimos
resultados “El tratamiento de estos trastornos debe estar enfocado desde un punto de vista
multidisciplinario….”5.
Investigar la etiología (causas) de la respiración bucal será un requisito ineludible para
comprender la génesis de los desequilibrios musculares, funcionales, las alteraciones de la
mordida, etc., que presente cada paciente. De igual modo, conocer las causas de la deficiencia
respiratoria permitirá planificar la terapia logopédica en coordinación con el resto de los
profesionales que componen el equipo de salud (ortodoncia, ORL…), según las necesidades de
intervención de cada caso.
Pastor (2008) concluye el Capítulo I efectuando una doble afirmación “por un lado, las
alteraciones respiratorias pueden ocasionar trastornos miofuncionales graves, y por otro, es
imprescindible para un buen desarrollo de las funciones orofaciales que la vía de entrada del aire
sea la nariz, lo que repercutirá positivamente en un crecimiento óseo armonioso” 4.

El diagnóstico precoz, seguido de un tratamiento temprano y eficiente, puede frecuentemente


prevenir, al menos, un factor mayor que contribuya a los efectos progresivos de la deformación
dentofacial2.
LA PRÁCTICA RESPIRATORIA: EJERCICIOS
INTRODUCCIÓN:
La práctica de ejercicios respiratorios es un factor común a todas las terapias de voz, ya sea
durante la reeducación funcional de la voz hablada o de la voz cantada. La finalidad de esta
ejercitación es readaptar el mecanismo respiratorio del paciente, consiguiendo aumentar la
amplitud, velocidad y silencio inspiratorio y un control consciente y preciso del soplo fonatorio.
En la actualidad los terapeutas vocales coinciden en la importancia que la respiración tiene en
relación a la voz. Su objetivo primordial será obtener un mayor dominio y flexibilidad de los
músculos respiratorios para favorecer así el control del soplo en el habla, logrando una
producción vocal sin esfuerzos para la laringe.
Es frecuente observar en la práctica profesionales de la voz con una disminución significativa en
su rendimiento vocal con consecuencias de lesiones laríngeas, cuyo factor causal obedece a una
insuficiencia respiratoria. La respiración y la relajación son dos principios fundamentales que
deben ser adquiridos y empleados por aquellas personas que utilizan la voz para el ejercicio
de su profesión, aprendizaje que se consigue a través de un adecuado entrenamiento vocal.
LA RESPIRACIÓN COSTODIAFRAGMÁTICA:
El tipo respiratorio costodiafragmático es el más requerido no solo para el habla sino para el
canto. Es la respiración utilizada con mayor asiduidad en rehabilitación vocal, en la que
interviene la zona costal inferior y el diafragma que es el músculo inspiratorio por excelencia.
Durante la inspiración o toma de aire se podrá observar la expansión de costillas lateral y
dorsal e igualmente la expansión frontal del abdomen. Al espirar el paciente notará como
retornan a su posición de reposo los músculos abdominales y también como se produce el cierre
costal (cierre de costillas).
Para que el sujeto perciba los movimientos costodiafragmáticos, le indicamos que coloque sus
brazos en jarra con las manos abiertas a la altura de las últimas costillas, con los pulgares hacia
atrás y los dedos restantes abiertos hacia delante presionando levemente la zona o masajeando. El
aprendizaje de la respiración será un proceso, a través del cual el paciente irá incorporando la
técnica correcta y de forma progresiva durante las sesiones, siendo el terapeuta un guía y
modelo permanente de funcionalidad.
EL MECANISMO DE LA RESPIRACIÓN: INSPIRACIÓN Y
ESPIRACIÓN

EJECUCIÓN: se darán las siguientes instrucciones para que el paciente pueda practicar la
respiración fuera de la consulta.
En posición acostado o sentado con la espalda recta, se efectúa una inspiración suave por nariz
dilatando sus alas y sin ruido o por boca entreabierta, retener el aire unos segundos (pausa) y
espirar por la boca colocando labios en posición de /u/. Repetir el ejercicio durante 4-6 minutos.
Dijimos antes que el uso de las manos (durante las primeras sesiones) favorece la percepción de
movilidad muscular, éstas pueden aflojarse durante la inspiración mientras se produce la
apertura de costillas y el descenso del diafragma. Durante la espiración presionar suavemente
mientras se percibe la reducción de la zona costodiafragmática-abdominal con la salida del aire.
Para evitar la hiperventilación que puede producir mareos y cefaleas, se recomienda no exceder
los minutos de práctica y realizarla 2 o 3 veces al día. En ningún momento se puede elevar el
tórax, los hombros, tensar la mandíbula o el cuello.
Durante el entrenamiento se observará la movilidad de los órganos articulatorios y en caso de
signos de tensión, se aplicarán técnicas de relajación y movilización en función de la alteración
detectada. Los patrones habituales de tensión suelen presentarse a nivel de lengua, mandíbula,
entrecejo, hombros, adelantamiento cervical, extremidades contraídas, esfuerzo en el cuello
que se manifiesta con ingurgitación de venas, etc.
La intervención de músculos respiratorios accesorios (rodean la zona laríngea), utilizados en
forma compensatoria por el paciente en su habla, deberán ser valorados y según convenga
minimizar o anular su acción. En condiciones fisiológicas dichos músculos auxiliares de la
respiración como p. ej., los esternocleidomastoideos no intervienen en la fonación, por ende su
activación y/o exceso de uso puede inducir a la instalación de patrones musculares de
esfuerzo o patología vocal.
La ejercitación regular de este tipo respiratorio facilita la relajación corporal, ayuda a liberar
tensiones
y favorece el aprendizaje del soplo espiratorio para el habla con un mínimo de esfuerzo para la
laringe.
EL SOPLO FONATORIO: EJERCICIOS
El soplo en el habla va a estar determinado por un adecuado apoyo diafragmático y el control
consciente (empuje suave) de la musculatura abdominal hacia adentro durante la fonación,
liberando de tensión el cierre de las cuerdas vocales y consiguiendo así una óptima función
vocal.
En el artículo LA RESPIRACIÓN EN LA TERAPIA DE VOZ explicaba los beneficios del
apoyo respiratorio para lograr una correcta función de la laringe, evitando la excesiva
tensión y esfuerzo muscular que puede conducir a patología vocal, se sugiere al lector
consultar dicho artículo.
Los ejercicios para mejorar el uso del soplo fonatorio durante las emisiones vocales, se pueden
realizar en posición sentado o acostado en decúbito supino, aunque ésta última postura favorece
la relajación muscular y es la que se recomienda al inicio de la reeducación. Estos ejercicios
pueden practicarse frente a un espejo de pared y se indican al paciente de la siguiente
forma:
 En posición de pie o acostado, realizar una inspiración por nariz silenciosa y dirigir el aire
a la zona costodiafragmática, pausa breve, espiración con una /s/ pareja en forma
continuada: sssssss.
 El mismo ejercicio en posición sentado, con la espalda libre y movimiento de balanceo
suave de la cabeza, de derecha a izquierda para evitar tensiones cervicales.
 Se puede repetir el primer ejercicio caminando, con movimientos de balanceo de brazos
lentamente, mientras se produce la /s/ mantenida.
ENTRENAMIENTO: Para instaurar la respiración costodiafragmática existen una variedad de
ejercicios que se personalizan para cada sujeto y requieren la supervisión de un fonoaudiólogo o
logopeda especialista en voz o un clínico vocal. No obstante, se puede iniciar la práctica
modificando los tiempos de la fase de inspiración y/o espiración. Estas variaciones de los
tiempos respiratorios estará dirigida a facilitarle al paciente el manejo del aire durante el
soplo fonatorio, se enumeran a continuación algunos ejemplos:
1. Inspirar lentamente por nariz-pausa-espirar (soplar) por la boca lenta y regularmente.
2. Inspirar por nariz silenciosamente-pausa-espirar en 2 tiempos con soplo bucal.
3. Inspirar por nariz en 2 tiempos-pausa-espirar en 2 tiempos con soplo bucal.
4. Inspiración por nariz silenciosa en 2 tiempos-pausa-espiración en 3, 4 y 5 tiempos con
soplo bucal continuado y labios en /u/.
5. Inspiración por nariz silenciosa en 2, 3 y 4 tiempos-pausa-espiración en 4, 5, 6, 7…
tiempos con soplo bucal continuado y labios en /u/.
6. Las variaciones de la espiración: Se puede repetir la misma serie de ejercicios
modificando la salida del aire, es decir, espirando con soplo nasal, espirando con /s/, /f/,
/ch/, /j/, /y/, etc.; recordando emplear las pausas y el ascenso regulado del diafragma
controlado por la musculatura abdominal, para asegurar así una emisión libre de tensiones
a nivel del esfínter glótico (cuerdas vocales).
Para ejercitar el soplo espiratorio se pueden utilizar vocales sin sonidos (áfonas) de una en una
y combinadas, también sílabas, palabras y frases áfonas. Esta dinámica favorecerá a posteriori
el empleo del soplo fonatorio en el habla conversacional. Entre una serie y otra se puede
descansar unos minutos y dejar entrar el aire de forma suave a través de un bostezo que favorece
la apertura buco-faríngea.
Es bien sabido que el bostezo realizado con frecuencia a lo largo del día, amplía y relaja la
orofaringe y la supraglotis, mientras que los ejercicios con chistidos (sonido /ch/) activan la
musculatura abdominal necesaria para el soplo fonatorio.
Se puede continuar ejercitando el soplo fonatorio de esta manera:
1. Inspirar rápido por nariz-pausa-espirar (soplar) por boca muy lentamente con labios en U.
2. Inspirar lentamente por nariz-pausa-espirar por boca rápidamente con labios en U.
3. Inspirar por nariz silenciosamente-pausa-espirar con sonido /ch/ manteniendo la intensidad
hasta agotar el aire.
4. Ídem al ejercicio anterior con sonido /f/, /s/, /y/, /j/ manteniendo la intensidad hasta agotar
todo el aire.
5. Inspirar por nariz silenciosamente-pausa-espirar con sonido /ch/ e ir incrementando la
intensidad de menor a mayor y viceversa (con otra inspiración).
6. Inspirar por nariz-pausa-espirar subiendo y bajando la intensidad (volumen) de la /s/ o
/ch/: ssssSSSsssSSSSssssssssss hasta agotar el aire.
Los ejercicios combinados: Se puede incluir la práctica de ejercicios combinados de respiración
y articulación los que favorecen el inicio suave de la emisión, es decir el ataque normal y
permiten dosificar el flujo del aire en fonación. Estarían indicados la espiración áfona (sin
sonido) con boca entreabierta y diferentes moldes vocálicos y las espiraciones sonorizadas con
variaciones de tono e intensidad, p. ej., vocalizaciones en distintos tonos (2-3) junto al piano o
similar, emisión de sílabas, palabras (cortas y largas), etc.
Obviamente la creatividad del terapeuta será fundamental y adecuará los ejercicios en función de
los requerimientos de cada caso clínico y en orden de complejidad creciente. Las espiraciones se
realizan manteniendo el apoyo diafragmático y la zona costal abierta, situación ideal y que
evitará además el exceso de esfuerzo o tensión a niel glótico (cuerdas vocales). Se describen a
continuación algunos ejemplos:
1. Inspiración-pausa-espiración con vocales áfonas de una en una y también combinadas en
grupos de 2-3-4-5… vocales.
2. Inspiración-pausa-espiración con sílabas áfonas.
3. Inspiración-pausa-espiración con palabras áfonas.
4. Inspiración-pausa-emisión de vocal sostenida en el mismo tono de una en una: uuuuu,
ooooo, aaaaa, eeeee, iiiii.
5. Inspiración-pausa-emisión de grupos de vocales: 2, 3, 4, 5, etc.
Estos ejercicios son habituales en el entrenamiento vocal y el profesional dispone de una extensa
bibliografía logopédica que los describe ampliamente. Debemos considerar que al recibir al
consultante nuestra misión será abordar las alteraciones funcionales que presente por su disfonía
y entrenar su función respiratoria con el objetivo de optimizar la función vocal.
LA COORDINACIÓN FONORRESPIRATORIA:
Se inicia el trabajo con espiraciones áfonas y sonidos simples (vocales) y una vez que el
paciente adquirió la coordinación aire-voz se agregan sílabas, palabras, frases, etc., hasta
conseguir diferentes tipos de emisiones con un adecuado soporte respiratorio. Para favorecer
la coordinación fonorrespiratoria (respiración-voz) en el habla y emplear lo aprendido, se pueden
usar series automáticas que representan un material variado y no requieren esfuerzo de
memorización: contar números, repetir el abecedario, los días de la semana, los meses del año,
etc.
Durante la ejercitación respiratoria se aconseja utilizar las inspiraciones nasales y habituarse
también a las inspiraciones bucales breves y con poca apertura oral, ya que son frecuentes en
el habla conversacional y en el discurso por la velocidad del mismo. Recordar que dichas tomas
de aire durante las pausas del habla, se acompañarán con un leve desplazamiento abdominal
que será el indicador del descenso del diafragma con la entrada del aire, de esta forma se
mantiene relajada la parte alta del tórax y cuello, asegurándose una fonación fluida y libre de
tensiones musculares.
EL PROCESO DE AUTOMATIZACIÓN:
Para hacer efectiva esta dinámica respiratoria, lograr su automatización y emplearla en la vida
diaria (generalización), se sugiere realizar los ejercicios diariamente y de forma progresiva
para favorecer el dominio del soplo fonatorio y la coordinación aire-voz. Durante este
entrenamiento es fundamental controlar la relajación del cuello y los hombros con recursos
visuales (espejo), balanceo suave de la cabeza, movimientos de brazos, marcha, etc., para
garantizar una producción vocal sin tensión muscular laríngea.

Estos ejercicios de respiración son un factor común en las terapias de voz y cada persona los
puede adaptar a sus necesidades particulares, recordando que no constituyen un tratamiento el
que deberá ser planificado y supervisado por un terapeuta vocal (fonoaudiólogo o logopeda)
en base al diagnóstico de cada paciente.

CONCLUSIONES:
El entrenamiento respiratorio durante la terapia de voz favorecerá la coordinación entre los
músculos respiratorios, la actividad fonatoria y articulatoria. Este proceso estará encaminado a
potenciar la funcionalidad de dichos grupos musculares, tarea que abordará el terapeuta vocal
durante la intervención.
Emplear una técnica respiratoria adecuada con apoyo diafragmático sostenido para toda la
emisión vocal, manteniendo la cara, cuello y cuerpo relajados, facilitará una aducción cordal sin
tensión ni esfuerzo muscular laríngeo.
La práctica de la respiración y un adecuado uso de la voz, le ayudará a mantener la salud de su
instrumento fonador y obtener eficacia en las comunicaciones.

"Una respiración eficiente le permitirá utilizar su voz al máximo rendimiento y con el


mínimo esfuerzo, promoviendo una fonación fluida y preservando su laringe de dolencias y
lesiones"
LA RESPIRACIÓN EN LA TERAPIA DE VOZ
INTRODUCCIÓN:

En el tratamiento de las alteraciones vocales la respiración ocupa un lugar de preferencia. Los


terapeutas de la voz coinciden en la importancia que la respiración tiene en la intervención de
las disfonías y como sustento en la normal producción de la voz y el habla.

Durante la entrevista inicial mientras interrogamos al paciente y elaboramos la historia clínica, lo


observaremos atentamente para consignar el tipo y modo respiratorio que presenta en
forma pasiva y durante la fonación o forma activa. Posteriormente efectuaremos la evaluación de
la función vocal y con los datos recogidos abordaremos el trabajo respiratorio que aunque es
idéntico en todos los pacientes, se adaptará a las alteraciones detectadas en cada caso en
particular.

Un requisito fundamental relacionado con la voz hablada o cantada será que la persona aprenda
a dominar el soplo fonatorio, es decir, a prolongar la fase de la espiración (salida del aire)
durante la emisión vocal. La importancia de su correcta adquisición radica en que la calidad del
sonido va a depender de la continuidad y fluidez del soplo espiratorio, y no de la cantidad de
aire que pueda inspirar el hablante como erróneamente se cree.

LAS CARACTERÍSTICAS DE LA RESPIRACIÓN:

Existen diferencias entre la respiración pasiva y activa, ya que la primera es fisiológica y la


segunda posee intención fonatoria (voz conversacional). Cuando el cuerpo está en reposo o
silencio la respiración es pasiva (respiración vital) formada por un tiempo de inspiración, otro de
espiración y ambos separados por una breve pausa. Estas fases que son prácticamente iguales
conforman los cuatro tiempos de la respiración pasiva: inspiración/pausa/espiración/pausa,
proceso que deberá adaptarse para el habla de conversación o el canto.

La respiración se vuelve activa para la fonación a través de la participación del músculo


diafragma y los músculos intercostales externos durante la fase de inspiración. Por el contrario,
durante la fase de espiración intervienen dos grupos de músculos que son los abdominales y los
intercostales internos.

La inspiración para una adecuada emisión de la voz hablada será nasal o bucal breve, rápida y
silenciosa, evitando las inspiraciones profundas que elevan el pecho y bloquean la estructura
laríngea, generando rigidez y cansancio. La espiración en cambio será mayor controlada por la
musculatura intercostal y abdominal, esta fase al alargarse facilitará los sonidos hablados.
Dicho en otras palabras, durante el ciclo de la respiración activa la inspiración ocupa 1/3 de la
misma, mientras que la espiración ocupa 2/3, favoreciendo de este modo la fonación.
 LOS TIPOS RESPIRATORIOS:
Dentro de los diferentes tipos respiratorios existentes el más utilizado tanto para el habla
como para el canto es el costodiafragmático. Las respiraciones de tipo altas (torácica y
clavicular) estarían descartadas por resultar ineficaces y además por ser patológicas.
En el tipo respiratorio costodiafragmático (con participación de zona costal inferior y
diafragma), al tomar el aire se produce una expansión de costillas lateral y dorsal,
generándose también la expansión frontal del abdomen. Esta forma de respirar facilita el
aprendizaje del sostén diafragmático (apoyo), permite la salida dosificada del aire, la
regulación de la intensidad, el tono y la duración de la emisión.

EL DIAFRAGMA:

El diafragma es el músculo inspiratorio más importante y separa la cavidad torácica de la


abdominal, constituido por un músculo impar que interviene en la respiración mediante su
desplazamiento vertical. "Es un músculo plano con disposición de cúpula, es decir, es más
alto en el centro que en los bordes, y se inserta firmemente sobre todos los elementos óseos y
cartilaginosos que limitan la abertura inferior del tórax" (Segre-Naidich, 1981, cap. 1:15-39).

Durante la inspiración se expanden las costillas y se contrae el diafragma que al bajar


aumenta el diámetro vertical de la caja torácica. En la espiración en cambio, el diafragma
regresa a su posición inicial (de relajación) en forma lenta y progresiva ayudado por la
contracción de la pared abdominal. Dice Aronson que el diafragma en una respiración
tranquila desciende alrededor de 1 cm pero en una inhalación forzada puede descender hasta
10 cm (Aronson, 1990 en Farías, 2007, 2010 p. 32).

Su función en la fonación es determinante y su acción es muy efectiva ya que moviliza la


parte inferior de los pulmones que es la de mayor capacidad. "Al contraerse, el diafragma se
ubica en un plano horizontal y los órganos que se alojan en la cavidad abdominal (órganos
abdominales) son desplazados hacia adelante, produciendo el abultamiento del abdomen"
(Segre-Naidich, 1981, p. 15-39).
Durante la espiración, este músculo retorna a su posición de reposo empujando las bases
pulmonares, facilitando su vaciamiento sin esfuerzos suplementarios y promoviendo una
emisión libre de tensiones a nivel del esfínter glótico (cuerdas vocales).

LOS BENEFICIOS DE LA RESPIRACIÓN COSTODIAFRAGMÁTICA:

La respiración costodiafragmática es la más efectiva porque favorece la coordinación


fonorrespiratoria (voz-respiración) y la capacidad de regular la presión subglótica durante
la fonación, para evitar el aumento de fuerza de cierre de las cuerdas vocales (CV) o la
hiperfunción muscular laríngea.

Se denomina presión subglótica al flujo aéreo que proviene de los pulmones y se dirige hacia las
CV con fines fonatorios. Dicha presión aérea será mayor en las frecuencias agudas y menor en las
frecuencias graves.

La resistencia de la glotis (CV) se modificará en función de la frecuencia tonal, siendo mayor


en los tonos agudos (saldrá menos aire) y menor en los tonos graves, lo que permitirá una mayor
salida del aire. La regulación efectiva de la presión infraglótica (apoyo respiratorio) permitirá
cambios de tono e intensidad, evitando la tensión y/o las lesiones a nivel de las CV.
La respiración costodiafragmática es una condición previa para una buena técnica vocal,
indispensable en el canto y en el uso profesional de la voz proyectada, encaminada a garantizar
una producción vocal libre y sin tensiones para la laringe. Este tipo respiratorio aumenta la
capacidad torácica, desarrolla un mayor dominio y calidad del soplo fonatorio, facilita el
aumento del sostén o apoyo para la voz con disminución del esfuerzo laríngeo en fonación:
hiperaducción cordal, excesiva tensión muscular laríngea, etc.

EL APOYO DIAFRAGMÁTICO:

El principal objetivo del apoyo diafragmático es la de dirigir de forma consciente y adecuada la


corriente de aire espiratoria para lograr una correcta función de la laringe, prolongando al
máximo la espiración. Para que esto se produzca debe haber apertura de costillas y sostén
diafragmático (apoyo) durante la inspiración, la que va a generar una acción muscular hacia
afuera y que puede percibirse colocando las manos abiertas a la altura de las últimas costillas.

El apoyo tiene la función de regular la presión subglótica (por debajo de las CV) y la velocidad
de salida del aire durante la proyección de la voz, a través del ascenso regulado del diafragma
y controlado por la musculatura abdominal. Dicho en otras palabras, su acción permite que la
presión por debajo de la glotis fluya de manera constante durante la emisión vocal.

El sostén diafragmático se irá modificando según se requiera mayor o menor intensidad,


variaciones de altura tonal, timbre y extensión de la frase a emitir. El aumento del apoyo
diafragmático resulta útil y necesario en los siguientes casos: en sonidos agudos, en emisiones de
baja intensidad, en frases largas, etc., sin que ello se produzca a expensas de un aumento de
tensión a nivel cordal.
Lograr un apoyo respiratorio adecuado le permitirá al paciente un buen manejo vocal,
liberando de tensión el cierre de CV y evitando en consecuencia la aparición de patología
laríngea.
EL ATAQUE:

El concepto de ataque se refiere al inicio del sonido laríngeo. El ataque debe producirse sin
golpes de glotis ni escape previo de aire, es decir, el sonido debe comenzar de forma
coordinada con la vibración de los pliegues vocales.
En la normal producción de la voz, los sonidos del habla comienzan
a generarse antes de que las cuerdas vocales estén cerradas por completo.
Se denomina ataque normal a la coordinación entre la presión subglótica y el cierre cordal,
resultando una fonación clara y adecuada. El ataque también puede ser soplado, cuando
previamente a la emisión el paciente produce una liberación de aire que va a resultar en una voz
aireada, soplada y opaca.

También existe el ataque brusco o golpe de glotis, denominado así por la forma en que se
produce el cierre cordal y es equivalente a un uso incorrecto de la voz. Este ataque también
llamado duro determina un inicio de fonación explosiva y brusca que puede generar tensión
muscular laríngea, hiperaducción cordal y disfonía.
El ataque brusco deberá ser identificado y abordado por el terapeuta vocal, ya que su
repetición en el tiempo puede llevar a lesiones cordales como los nódulos.

LAS FUNCIONES DE LA LARINGE:

Sabemos que desde el punto de vista fisiológico, la laringe no es primariamente un órgano


fonatorio. Su función principal, mediante sus músculos intrínsecos, es respiratoria permitiendo el
libre pasaje de aire hacia los pulmones y su salida (Farías, 2007, 2010 p. 2).

La de protección es otra de las funciones de la laringe y se manifiesta durante la deglución


impidiendo la entrada de secreciones, líquidos o sólidos a la vía aérea. Por último, la laringe
posee una función adaptada en el hombre que es la función fonatoria.

CONCLUSIÓN:

Emplear una adecuada técnica respiratoria es una necesidad ineludible para los profesionales de
la voz, ya que la emisión normal de la voz y el habla se basan en una correcta función
respiratoria y en la manera en que ésta se realiza.

Recordemos que una respiración eficiente no dependerá de la cantidad de aire inspirado ni


tampoco de la capacidad respiratoria del hablante, sino de su funcionalidad. Este entrenamiento
se realiza de forma habitual durante la terapia de voz con el objetivo de optimizar la función
vocal.

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