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UNIVERSIDAD SAN ALBERTO HURTADO

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES


DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA

Empatía y resignificación: el ejercicio de volver a valorar el encuentro con el otro


desde la perspectiva de Edith Stein

Autor(a): Romina Celedón Aguirre

TESIS PARA ORTAR AL GRADO DE MAGISTER EN FILOSOFÍA

Profesor guía: Dr. Samuel Yañez Artus

Santiago de Chile, 2017


2

Agradecimientos

Cuando se inicia un camino como este, hay que sentirse agradecido en cada
paso. Cada experiencia vivida, marcó en mí un sello imborrable. Algunas conocidas,
otras en el silencio.

Quisiera agradecer en primer lugar a mi familia, mis hermanos: Nubia, Maritza


y Renzo, que con su testimonio de vida siempre me mostraron un ejemplo a seguir,
peronas llenas de valores, esforzadas y afectivas. A mi madre, que con su entrega
infinita y rigor constante, supo formar mi carácter, y enseñarme que con perseverancia
las metas se alcanzan. A mi padre, quien poseía una disciplina que hasta hoy admiro,
que supo poner en el centro de nuestra mesa la educación como única herencia, y
decirnos que estar unidos es lo que más importa.

A mis sobrinos: Vanessa, Tamara, Hugo, Francisca y Maritza; que cuando todo
parecía oscuro y desalentador, me regalaron sus sonrisas y aliento. Su cariño, me
mantiene con fuerzas hasta hoy.

A mis primas. Karen y Paola Panay, que con la fuerza que les ha dado su
trabajo espiritual y fuerza interior, me contuvieron y animaron a seguir, hasta en los
peores momentos, tanto del Magister y como de mi vida.

A mis compañeros de Magister: Macarena González, Ignacio Ojeda, Tamara


Vicencio, Pedro Saldías y Carlos Barraza, quienes hacían de la experiencia de ir a
clases una motivación semanal, llena de nuevas anécdotas y desafíos intelectuales. A
ellos que hoy son mis compañeros de vida, gracias por estar y motivarme a más.
3

A mis amigos entrañables: Ricardo Carter, Macarena Chavez, Macarena Rojas


y Jocelyn Vargas, a ellos mi más apretado abrazo, porque han estado ahí en todo
momento y en todo lugar.

A mi profesor guía. Samuel Yañez Artus, quien con su fuente de paciencia


infinita, me enseñó la calma y la mesura en los momentos de desmotivación y
pesimismo.

Soy feliz, muy feliz, gracias a Dios se cierra este ciclo. A esperar uno nuevo.
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Indice:

Contenido Páginas
Portada 1
Agradecimientos 2
Indice 4
Problemática 5
Introducción 8
Capítulo I: El Yo 11
1.2 El Yo puro y el Yo psicofísico 16
1.3 La Estructura de la Persona Humana 22
Capítulo II: Empatía y Resignificación 26
2.1 El Otro 26
2.2 Empatía, cosentir y sentir a una 31
2.3. Teorías de la empatía 38
2.3.1 Teoría de la imitación 38
2.3.2 Teoría de la Asociación 39
2.3.3 Teoría de la Analogía 41
2.3.4 Confrotación con Scheler 43
2.4 Hinenverstetzen 44
2.5 Resignificación 47
2.5.2 Importancia de la palabra 51
Capítulo III: Implicancias éticas 54
Reflexiones Finales 57
Bibliografía 60
5

Problemática

El mundo está constituido por objetos y por seres vivos. Para comprender los
primeros contamos con el Yo puro, que a través de procedimientos teoréticos, nos
permite percibir qué son y cómo son. Sin embargo para comprender a los seres vivos,
necesitamos de una herramienta de mayor complejidad, que posea los matices
requeridos para distinguir los grados en cuales éstos se presentan. Observar un animal
en el campo, describir su medio, asociarlo a una función y darle una ubicación en
contexto, difiere mucho de enfrentarse a un otro, similar a mi desde lo externo, pero
abismantemente desconocido desde lo interno

“Frente a la misma ´corriente’ de conciencia comparecen ´otras´


corrientes de conciencia, frente a las del¨ ’yo’ las del ´tú´ y ´él´. Su
mismidad y alteridad se fundan en el sujeto al que pertenecen; pero no
solamente son ´otras´, sino también ´diferentes´ porque cada una tiene
su contenido vivencial particular” (Stein: 2004, 57)

Este es el camino que Edith Stein nos invita a recorrer. ¿Por qué se sonroja?
¿está derramando lágrimas? ¿está alzando la voz? Son solo descripciones de lo
externo, mas el querer comprender las causas y entablar un diálogo silencioso con
ellas, desde mi análisis interior, es un escalón mayor.

“La aprehensión de vivencias ajenas -sean sensaciones,


sentimientos o lo que sea- es una modificación de la conciencia
unitaria, típica (aunque diferenciada de varias maneras) y requiere un
nombre unitario; para ella hemos elegido el término ‘empatía’” (Stein,
2004:79)

Cuando me encuentro con otro, vivencio la situación y al mismo tiempo me


vivencio en ella. En los gestos que observo logro conectarme con experiencias
pasadas, pero no al estilo de causa y efecto, sino desde la doble implicancia, es decir lo
observo y me observa, lo que me permite estar en una nueva esfera de conocimiento,
tomando conciencia de que en este proceso me estoy vivenciando también. Ahora bien,
6

en este instante es que logro empatizar, comprendiendo que luego de aquél encuentro,
ni él ni yo seremos los mismos. La información implícita compartida, lleva a una
influencia interna que choca con las concepciones previas y que nos obliga a tomar una
nueva ubicación

Lo que antes tenía un sentido, hoy puede lograr otro, ya que la interacción
cambio mi punto de posición y a través de este proceso creativo, puedo dotar de un
nuevo sentido al otro.

“En este crear vivencio simultáneamente mi fuerza


creativa y a mí mismo como provisto de esta fuerza, los vivencio
como valiosos en sí” (Stein, 2004:121)

¿Cómo me hago responsable de este poder? ¿de qué manera llevo a cabo la
redotación de sentido? Esta nueva herramienta, puede ser utilizada siempre y cuando
exista una conciencia clara de mi propio sentido, de mi valor como persona. Pero esto
nos retorna al encuentro primario con el otro, ya que sin la información que él nos
entrega desde su no-yo, no podríamos tomar conciencia de lo anterior.

¿En qué circunstancias observamos con mayor evidencia el autoconocimiento y


la autovaloración? ¿qué razón nos lleva a cuestionar esa diada? Según mi parecer, las
más gravitantes son las experiencias de dolor y por ello, tomar conciencia de ambos
conceptos, nos permite observar al otro desde el sentimiento de una comunidad
silenciosa, puedo unirme a su experiencia desde un llamado a la responsabilidad o bien
desde la aplicación de mayor violencia. He aquí la implicancia ética que nombro al
inicio de este trabajo. Poder empatizar, no siempre concluye con un apoyo, como
resultado innato de la condición humana, también nos puede llevar a la experiencia de
la tortura, donde precisamente como me conozco y sé lo que siento, aplico mi fuerza
donde el dolor se hace insostenible. La empatía nos brinda un poder enorme,
transforma nuestro mundo, nos reubica, pero también nos encandila con tanta
7

información. Cuando esto sucede, y ejemplos variados tenemos a lo largo de la


historia, quedamos detenidos en el tiempo, y el dolor se hace carne cada vez que debo
relatarlo. Edith Stein, lo vivió así también y por eso para ella, hay un lazo indisoluble
entre el actuar empático y la estructura de la persona.

“Y así, entender una acción quiere decir no solo darle


cumplimiento empático como vivencia singular, sino vivenciarla
plenamente como procedente de la estructura total de la persona” (Stein,
2004:129)

¿Cómo perdemos el rumbo si las condiciones están dadas para lo contrario? Pues bien,
esto se debe a que la acción resignificativa se ve entrampada, debido a que no existe
una real autoconocimiento puesto que la apertura requerida no existe o bien no ha sido
experieciada de forma correcta. La redotación de sentido nos lleva a generar un nuevo
relato, donde en este caso el dolor, lo cubrió todo. Puedo darle una nueva lectura
gracias a mi fuerza creativa, y también gracias a la vivencia genuina de cada
experiencia.
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Introducción

La motivación para comenzar esta investigación surge desde el interés por las
relaciones humanas y su visión desde la filosofía. Ya en mi tesis de pregrado, abordé la
relación con el otro desde Emanuel Levinás, y esa demanda que es ontológica y ética
al mismo tiempo me conmovió bastante. Tomar conciencia de que el encuentro con el
otro no es jamás ‘totalidad’ sino ’infinito’, hizo que mi perspectiva se abriera hacia un
nuevo horizonte dado por la apertura desinteresada y categórica del rostro que me
interpela en la frase “No matarás”. Es en este contexto y con el afán de descubrir y
estructurar más el encuentro con el otro, que aparece Edith Stein, como una nueva
arista investigativa, seductora desde su propio testimonio de vida y exigente tanto en
su vocablo como en su desempeño fenomenológico.

El pensamiento de Edith Stein, se puede dividir en dos grandes campos, según


las decisiones de su vida lo indican1. Por una parte, nos encontramos con sus escritos
filosóficos, los cuales realiza en fenomenología bajo la tutela de su maestro Edmund
Husserl y su experiencia en Gotinga

“(…) quisiera expresar mi agradecimiento cordial a todos


aquellos que durante mi tiempo de estudios me transmitieron estímulo y
apoyo, pero sobre todo a aquellos de mis profesores y compañeros de
estudios gracias a los cuales se me abrió el acceso a la filosofía
fenomenológica: al Señor profesor Husserl, al Sr. Dr. Reinach y a la
Sociedad Filosófica de Gotinga ”(Stein E. , 2004:137)

Y por otra, con sus escritos teológicos, que refieren a su experiencia en el


convento de las Carmelitas, punto de inflexión radical en su vida, tal como lo cuenta
este relato de su hermana Erna Biberstein-Stein:

1
Esta división obedece a las etapas de su vida y no a un sustento filosófico. Escritos teológicos y
filosóficos respecto de sus matices podrían ser discutidos.
9

“(...) Una densa sombra se cernió sobre este tiempo (...). Me


confió su decisión de convertirse al catolicsmo y me rogó que se lo
comunicase a nuestra madre. Yo sabía que esta era una de las tareas más
difíciles a las que me había tenido que enfrentar.
(...) Cuando en 1933 tuvo que dejar su puesto de enseñante en la
Academia Católica de Münster a causa de su ascendencia judía.
También fui yo ahora la confidente de su decisión de entrar en el
convento de las Carmelitas de Colonia. Las semanas que siguieron
fueron muy difíciles para todos nosotros . Mi madre estaba, con razón,
desesperada y nunca llegó a superar este sufrimiento”(Edith, 2006:407)

En este trabajo, nos dedicaremos a los primeros, y en especial al texto de su


tesis doctoral “El problema de la empatía”, donde aborda el encuentro con el otro,
desde una distinción con la psicología de su época y de modo más profundo desde la
fenomenología, evidenciando su influencia en la constitución del ser humano a través
de esta experiencia.

“En una primera parte había analizado todavía, apoyándome en


sugerencias de las conferencias de Husserl, el ‘acto de la empatía’,
como acto peculiar del conocimiento. Pero a partir de aquí, yo había
continuado hacia algo que llevaba muy dentro del corazón y que
contínuamente siguió ocupándome en mis posteriores trabajos. Se
trataba de la estructura humana” (Edith, 2006: 367)

La investigación tiene por objetivo: analizar y relacionar los conceptos de


empatía y resignificación en el encuentro con el otro, y cómo éste influye en la nueva
definición de sí mismo. Para lograr esto se establecen tres objetivos específicos, a
saber:

1. Diferenciar el acto empático, de la observación entregada por la psicología,


poniendo énfasis en la percepción no-originaria
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2. Analizar los elementos presentes en el momento del acto empático y cómo


la nueva mirada ofrece un nuevo concepto del otro y a su vez de mí, a
través de la resignificación.

3. Evaluar de forma crítica las consecuencias del acto empático, principalmente


desde la ética.

A modo de hipótesis se plantea que, el acto empático es una relación tendencial


que frente al otro, nos demanda una percepción no–originaria, conectándonos desde lo
interior, para la comprensión de lo que sucede entre ambos y que luego de esto nos
regresa nuevos elementos para su experiencia, lo que nos brinda una nueva
herramienta, a saber la resignificación, permitiendo el cambio de mirada requerido
para la construcción de un nuevo autoconcepto.

La metodología para esta tesis comprende un análisis crítico y detallado de los


planteamientos de Edith Stein sobre la empatía. Para ello se hará una lectura crítica de
los ensayos del autora publicados en dos libros, “Sobre el problema de la empatía” y la
“Estructura de la persona humana”. Por otra parte, en el desarrollo de la tesis también
se hará una lectura de bibliografía secundaria, que pueda complementar y aportar en la
comprensión de los conceptos claves de este trabajo.

Para ello se ha estructurado al análisis en tres capítulos, más las reflexiones


finales:
1. El Yo: diferencias entre el Yo puro y el Yo Psicofísico
2. Empatía y resignificación: el desafíos de una nueva mirada
3. Implicancias éticas: las consecuencias del reposicionamiento del Yo
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Capítulo I

El Yo

El poder iniciar un análisis acerca de la empatía, de algún modo ya presupone


la clara definición de sus conceptos basales, a saber, el yo y el otro. Sin embargo y
como es requerido debemos iniciar por comprender cada uno de ellos, teniendo en
cuenta lo que el recorrido filosófico nos ha entregado hasta ahora, y cómo esto nos ha
permitido encuadrar nuestro tema en cuestión.

El yo como concepto, nace en la edad moderna, siendo la máxima “Cogito


ergo sum”, su evidencia. El hombre se erige desde el racionalismo, al realizar un
camino deductivo que me permite comprender que a través de la duda metódica, que
yo que dudo debo existir,

“(…) y advertí luego que queriendo yo pensar, de esa suerte que


todo es falso, era necesario que yo que lo pensaba fuera alguna cosa y
observando que esta verdad. Yo pienso, luego soy era tan firme y segura
que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces
de moverla, juzgué que podría recibirla como el primer principio de la
filosofía que andaba buscando” (Descartes, 2001: 68)

Dicha verdad inalienable, sentará las bases para que en la edad contemporánea
la filosofía alemana, logre establecerse como pilar de conocimiento. Comprenderemos
este periodo como una investigación constante, que se da a la búsqueda del análisis
más estricto y riguroso de la relación entre el sujeto y el objeto, pero no desde la
confianza sólida en la ciencia, como lo era en el siglo anterior (XIX), sino más bien
como una respuesta a lo heredado desde el psicologismo, corriente que nos plantea:

“(...) la tendencia a destacar la importancia de las explicaciones


psicológicas en la formación de conceptos (...) y a reducir la lógica y la
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teoría del conocimiento a conceptos de carácter psicológico (...) el


estudio de la relación entre el sujeto que conoce y el obejto conocido se
lleva a cabo por medio de nociones psicológicas(...) las que pueden
llevar a cabo de dos formas: una descriptiva, examinando como el
hecho ‘se piensa’ (es decir, se forman conceptos, se formulan juicios, se
presentan razonamientos, etc.) o en una forma prescriptiva y normativa
ex,maminando cómo se debe ´pensar’” (Ferrater, 2001:2961)

Podemos nombrar como sus representantes a David Hume, Jonh Stuart Mill, y
Theodor Lipps, este último tendrá un lugar importante en el análisis de Edith Stein.

Encontramos también dentro de estos predecesores a la fenomenlogía a los


pensadores positivistas, quienes reaccionando al idealismo, plantean el llamado de
“atenerse a los hechos”, vale decir , que consideraremos como verdadero solo aquello
que sea observable por los sentidos, por tanto medible y que podermos desarrollar a
través de las ciencias experimentales. Con esto somos taajantesen decir que no existen
realidades fuera de la que podemos percibir y que por lo mismo no vale la pena
investigar en este ámbito.

Su mayor exponente fue Augusto Comte, en este fragmento extraído de su libro


“Curso de Filosofía Positiva” sintetizamos la radicalidad de su pensamiento:

“Estudiando el desarrollo de la inteligencia humana (…) creo


haber descubierto una gran ley básica, a la que se halla sometida la
inteligencia con una necesidad imposible de variar (…): cada una de
nuestras principales concepciones, cada rama de nuestros
conocimientos, pasa necesariamente por tres estados teóricos diferentes:
el estado teológico (o ficticio); el estado metafísico (o abstracto); y el
estado científico, o positivo (…). De aquí proceden tres tipos de
filosofías o sistemas conceptuales generales acerca del conjunto de los
fenómenos que se excluyen recíprocamente. El primero es un punto de
partida necesario para la inteligencia humana; el tercero es su estadio
fijo y definitivo; el segundo es simplemente una etapa de transición”
13

Estos tres estados, van desde la necesidad de preguntar y comprender lo que


hay a su alrededor, desde la naturaleza (Estadio teológico), pasando por una etapa de
pensmiento crítico donde se planetan las preguntas de orden abstracto,en al superación
lo físico, pero que en definitiva no nos permiten respuestas, pues su sentido metafísico,
nos genera escepticismo y carencia de certeza, lo que nos lleva a una anarquía social
(Estado metafísico) ; hasta la aceptación de que las respuestas no pueden ser más que
descriptivas (Estado Positivo). Aqui se toma conciencia de que la humanidad, posee la
ciencia como herramienta indiscutible y que gracias a su capacidad de crear leyes,
podemos establecer un progreo lineal y proyectivo, que nos hara cada vez más dueños
de la naturaleza y favorecedores de la condición humana.

Cabe preguntarnos, ¿dónde queda la tarea de profundizar y descubrir qué hay a


nuestro alrededor? ¿cómo replantearnos lo desubierto hasta ahora? ¿es el
reduccionismo la única forma de sentar un conocimiento, ya sea desde la supremacía
de la psicología o desde la certeza progresista el postivismo?. La respuesta que la
filosofía nos entrega, inicia una nueva etapa: la fenomenología

Los inicios de la fenomenología se asocian a Franz Brentano (1838-1917),


filósofo alemán, católico y sacerdote, que se dedicó ampliamente al estudio de
Aristóteles. Pero es el campo de la psicología donde encontramos sus mayores aportes.

“Según Brentano, no llegamos al conocimiento deduciéndolo de


la conciencia misma d elas estructuras formales apriorísticas en el
sentido kantiano, sino mediante un análisis claro y lógico de la realidad
como consecuencia de las necesiades del pensamiento racional, que al
mismo tiempo son necesidades de la existencia” (Sciacca, 1959:52)

En consecuencia, pensamiento y experiencia no están en oposición, sino en


relación. Aparece en su investigación un concepto clave: la intencionaldiad. En ella los
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fenómenos de la conciencia se distinguen por tener un contenido, vale decir, por


referirse a algún objeto. Esta definción será retomada por Husserl posteriomente.

¿Quién es Husserl y cuál es su aporte a la fenomenología?. Edmund Gustav


Albrecht Husserl nace en Prossnitz, el 8 de abril de 1859. Región que formaba parte
del impero Austro-húngaro, pertence a una familia de origen judío. Su primera pasión
pasión fueron las matemáticas, las cuales desarrolló estudiando en el as Universidades
de Leipzig (1876) y de Berlín (1878). Sin embargo, fue cuando decide viajar a Viena,
donde descubrirá su verdadero camino. En 1881, ingresa a a dicha universidad, para
realizar su doctorado, bajo el título “Contribuciones a la teoría del cálculo de
variaciones”. En 1884 comienza a asistir a las clases de Fran Brentano, y descubre su
interés por la filosofía y las problemáticas que ahí se planteaban. Como hombre de
ciencias duras, tenía una idea fija respecto al camino que la filosofía debía seguir:

“(...) la filosofía que es por su enfoque histórico la más elevada y


estricta de todas las ciencias , y representa la indeclinable aspiración de
la humanidaa a un conocimiento puro y absoluto (y lo inseparablemente
unido a eso :a un valoara u querer puros absolutos), no logra
configurarse en una verdadera ciencia. La maestra nata en la eterna
labor de la humanidad no logra en absoluto enseñar de forma
objetivamente válido”

En síntesis, Husserl desea que la filosofía se convierta en una ciencia estricta y


para ello necesita un método. Dado entonces a este desafío, recoge el concepto de
intencioalidad de Brentano y lo completa a través de dos conceptos centrales: noesis y
noema.
Comprederemos por noesis, la dirección reflexiva de la mirada sobre lo vivido
y por noema, el contenido temático de lo vivido, siendo éste su significación
puramente lógica. Contenido que trabajará ampliamente en su libro “Investigaciones
lógicas” a continuación un extracto:
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“El árbol pura y simplemente, la cosa de la naturaleza, esto


menos esto percibido, el árbol en cuanto tal, que es inherente como
sentido perceptivo a la percepción, y lo es inseparablemente.El árbol
pura y simplmente puede arder, descomponerse en sus elementos,
químicos etc. Pero el sentido-sentido de esta percpeción, algo
necesariamente inherente a su esencia- no puede arder no tiene
elementos químicos, ni fuerza, ni propiedades reales en sentido estricto”
(Fernandez,S. 1997)2

En su obra Ideas I, el padre de la fenomenología, realiza sus menciones


prinicipales respecto de la empatía como vivencia peculiar y el papel que ésta
desempeña en la constitución de un mundo objetivo.

“La empatía es, pues, en la inicial idea del instaurador de la de la


Fenomenología (...) el conocimiento experiencial del yo ajeno, del otro,
o más precisamente de la vivencia o experiencia de otro sujeto. Sin
embargo, la descripción filosófica de este fenómeno reviste un
significado especial. El tema de la investigación es escogido en función
del lugar que la empatía debe ocupar en el contexto de la filosofía
fenomenológica –trascendental. Es decir, no se trataba solamente de
describir un fenómeno entre otros, sino de fundamentaner inter-
subjetivamente la objetividad del mundo real” (Ferrer,2008: 193)3

Esto es lo que Stein, considerará como el primer atisbo para su tesis doctoral.
¿cómo se podría realizar la comunicación entre esos yoes? ¿es la empatía solo una
transmisión?. En la obra “Husserliana”(1973) se explica como sigue:

“Experiencia originaria tenemos de las cosas físicas en la


percepción externa, pero ya no en recerdo o la expectativa, experiencia
originaria tenemos de nosotros mismos y de nuestros estados de
conciencia en la llamada percepción interna o autopercepción, pero no
de los demás y de sus vivencias en su empatía.les vemos a los demás
sus vivencias sobre la base de la percpeción de sus manifestaciones

2
Op. Cit. En el artículo online “Fenonmenología de Husserl: aprender a ver”.
www.fyl.uva.es/wfilofof/gargola/1997/sergio.htm
3
Esto en el artículo de Fernando Haya Segovia “Sobre el problema de la empatía”.
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corporales. Este verle a los demás las vivencias, propio de la empatía es,
sin duda un acto de intuición, en que se da algo, pero ya no un acto que
se de originariamente” (pág.11)

1.2 El Yo Puro y el Yo Psicofísico

Una vez que hemos dado una pincelada de lo que significa el Yo, estamos en
condiciones de adentrarnos en los puntos convergentes y divergentes, del Yo puro,
propuesto por Husserl y el Yo psicofísico propuesto por Edith Stein.

Husserl recibe la herencia de Descartes con el cogito:

“Al llegar aquí, damos, siguiendo a Descartes, el gran grito que


llevado a cabo de una manera justa, conduce a la subjetividad
trascendental: el giro hacia el ego cogito, como la base apodícticamente
cierta y última de todo juicio, en que hay que fundamentar toda filosofía
radical” (Husserl, E.2002: 49)

Y de Kant con la filosofía trascendental, siendo esta última la que imprime en


él su sello más profundo. Para comprender la realidad es necesario ir más allá de los
límites hasta ahora establecidos y por tanto, en aquella demanda la actitud natural no
basta, es más se debe “(…) abandonar toda actitud mundana y natural e incluso toda
actitud propia de los saberes científico-positivos, (esto) es para nosotros un imperativo
si queremos captar el sentido íntimo de la filosofía trascendental” (Rábade, 1966: )
Quien llevará a cabo dicha acción es el sujeto trascendental, que se define como:

“(…) el yo que medita, el yo que encontrándose y


permaneciendo en la epojé se pone a sí mismo exclusivamente como
fundamento del valor de todos los fundamentos y valores objetivos, no
hay pues ni yo psicológicos, ni fenómenos psíquicos en el sentido de la
psicología, (…) mediante la epojé fenomenológica, reduzco mi yo
humano natural y mi vida psíquica- el reino de mi propia experiencia
psicológica- a mi yo fenomenológico trascendental al reino de la
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experiencia fenomenológico trascendental del yo” (Husserl E. ,


2002:56)

El yo trascendental se ubica en el centro del pensamiento husserliano, y su


carácter independiente no le resta la capacidad de relacionarse. Bien sabemos que el
sujeto trascendental, es aquél que desde su heteronomía óntica con el resto de los
objetos del mundo es capaz de dirigirse a ellos, su modo referencial, intencional como
hemos explicado, realza en él el concepto de vivencia, y a su vez refuerza la idea de
que el conocimiento es resultado de lo vivenciado y almacenado en la conciencia. Para
ello, se vale dos procesos; por un lado la epojé y por otro la reducción
fenomenológica.

Definiremos epojé como “(…) un cierto abstenernos de juzgar, que es


conciliable con la convicción no quebrantada y en casos inquebrantable, por evidente,
de la verdad. La tesis es ‘puesta fuera de juego’ (Husserl, E. 1993: 72) Esta epojé, nos
invita a la suspensión del juicio, y al mismo tiempo nos desafía a desarrollar una
actitud más atenta, más cautelosa, pero no con el afán de negar, sino de delimitar.
Tomamos la duda como herramienta, pero sólo para poner entre paréntesis aquello que
está ´ahí delante´, que desde mi actitud natural me inclina a asumir.

“Ponemos fuera de juego la tesis general inherente a la esencia


de la actitud natural. Colocamos entre paréntesis todas y cada una de las
cosas abarcadas en sentido óntico por esa tesis, así pues este mundo
natural entero (…) como soy plenamente libre de hacerlo, no por ello
niego ‘este mundo’, como si yo fuera un sofista, ni dudo de su
existencia, como si yo fuera un escéptico, sino que practico la
fenomenológica que me cierra completamente todo juicio sobre
existencia s en el espacio y en el tiempo” (Husserl, E. 1993:73)

Una vez que hemos tomado real conciencia de lo que significa esta nueva
relación con el mundo circundante, se hace necesario asumir qué haremos con esta
nueva mirada, qué pasos debo seguir y por ello no tengo más que asumir la
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responsabilidad que significa “Desde el momento en que inflinjo el paréntesis no


puedo hacer más que afrontarla” (Husserl, E. 1993:74). Asumo este rol, desde la fiel
convicción que esta propuesta esta orinetada a un logro más universal que la
pretensión errada del positivismo, a saber, no tener duda alguna. Sino más bien
liberarnos de la teoría, y comprender que el mundo no tiene mayor validez sino se
observa desde la prueba, desde la puesta entre paréntesis.

La radicalización de esta postura estará dada por la aparición del Yo


trascendental o Yo puro:

“El ego trascendental solo es lo que es en su referencia a objetos


intencionales (…) es existente para sí mismo en ininterrumpida
evidencia, esto es constituyente de sí mismo como existiendo sin
interrupción (…) Pero el ego no se aprehende meramente como vida
que corre, sino como un yo que vive esto y aquello, que vive en este y
aquél cogito como siendo el mismo yo” (Husserl E. , 2002: 98)

De este modo, hay una identidad que se edifica en la relación intencional y al


mismo tiempo al mantenerse ‘ahí’ en la vivencia es capaz de reorientar la forma de
conocer el mundo. La característica transcendental le permite dar sello a ese
conocimiento, hay una realidad afuera, pero solventada por mi evidencia, mi forma de
representar las cosas , de valorarlas y por lo mismo al sentirme incluido, renombro esta
experiencia desde la trascendencia, hay un mundo y mi experiencia de éste como
válida, crea un nuevo correlato de la experiencia fenomenológica.

En segundo lugar, reducción fenomenológica, entenderemos

“(...) movimiento de purificación y de unificación que nos aboca


al yo puro o trascendental. La reducción es, por tanto, el proceso que
nos lleva a la suprema y fundamentante unidad del principio único de la
fenomenología trascendental, que es la pura subjetualidad” (Rábade,
1966)
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Dentro de este proceso debemos distinguir la reducción eidética y la reducción


trascendental. En el primer caso, lo que hacemos es ir del fenómeno a la esencia, me
propongo deshiletizar (separar de la materia o hylé), operando sobre del mundo de tal
manera que la existencia tanto de los objetos como la mía queden en suspensión, no
puedo emitir por el momento juicios al respecto. De esta manera, lo que se mostraba
como fáctico, hoy queda transformado en una idea dentro de la conciencia. En el
segundo caso, la apuesta de Husserl es mucho más potente, puesto que pone en
suspensión hasta la propia conciencia, haciendo que sean las funciones superiores de
nuestro intelecto las que empiecen a actuar, surge el Lebenswelt, y en la vuelta de la
conciencia sobre sí misma el análisis se vuelve más puro y nos permite lograr la
trascendentalidad.

“El resultado de este ejercicio metódico es designado con el


nombre de vivencia pura. A la vivencia pura se le atribuye un ser
absoluto, un ser inmanente, inmediatmente dao y perfectamente
indubitable. Hay que subrayar que las vivencias puras no son esencias,
sino más bien fenómenos puros, plenamante individuales, hecho o facta
de la conciencia reducida. No son , por lo tanto, idénticas a las
reducción trascendental y reducción eidética, aunque una y otra
marquen etapas complementarias del método fenomenológico,
denominado epojé. Las vivencias puras o depuradas remiten, por su
parte a esencias de un orden distinto que aquellas otras que regulan la
reliazacón de los objetos del mundo real”(Haya F, 2008 : 187)

Debemos recordar que , “Por eso Husserl gusta de llamar frecuentemente a su


filosofía trascendental una Egología, ya que la pieza única de absoluta validez en “ella
es el Yo puro, desde el cual o en orden al cual, según la posición en que nos situemos,
se explica y justifica todo lo demás” (Rábade, 1966).

Desde la visión de Stein, encontraremos como primer punto convergente, el rol


de la vivencia, el hombre no es sino un ser que vivencia los fenómenos, y al mismo
tiempo se vivencia en dicha actitud “‘yo´ el sujeto que vivencia, que contempla el
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mundo y la propia persona como fenómeno, ‘yo’ estoy en el vivenciar y solo en él, y
tan indubitable e incancelable como el vivenciar mismo” (Stein, 2004). Hay
reconocimiento de su actuar en ello, pero al mismo tiempo el hecho del Yo puro, tenga
ese status permanente de independencia y hasta cierto grado soberbia respecto del
resto, hace que Stein otorgue un rol más preponderante a la intersubjetividad, segundo
punto convergente con su maestro:

“Frente a la ‘misma’ corriente de conciencia comparecen


entonces ‘otras’ corrientes de conciencia, frente a las del ´yo´ las del ‘tú’
y ‘él’. Su mismidad y alteridad se fundan en la del sujeto al que
pertenecen; pero no solamente son ´otras´, sino también diferentes,
porque cada una tiene su sentido vivencial particular” (Stein, 2004: 57)

Desde esta visión, existe un matiz nuevo. La laguna que quedaba oculta, por el
débil desempeño del Yo puro en esta área, comienza a dilucidarse, dando un paso más
allá del yo individual, que si bien se basta para conocer el mundo, se ve limitado al
enfrentarse a un otro. Con sus propias vivencias, y características particulares, se
imprime la diferencia cualitativa desde la mismidad, hay rasgos que nos alejan y nos
acercan, pero que desde Stein, requieren una radicalidad aún mayor. La constitución
del yo psicofísico, iniciando desde la existencia del alma, pero no desde un estilo
clásico, sino desde un cuerpo vivo. Este será el punto de inflexión con su maestro, la
conciencia tal como la hemos entendido, no es solo un modo de conocer, sino parte de
una unidad sustancial psicofísica, que se da en una materialidad, en un cuerpo vivo.

“(…)mi cuerpo vivo se constituye de doble manera-como cuerpo


vivo sentiente (percibido corporalmente) y como cuerpo físico del
mundo externo percibido externamente- y en esta doble presentación es
vivenciado como el mismo, conserva un lugar en el espacio externo,
llena una parte de ese espacio” (Stein E. , 2004: 61)

Este yo, en el cuerpo vivo que vivencia y se vivencia al mismo tiempo, otorga
una nueva distinción. A saber el punto cero de orientación, porque desde él todos se
21

muestran como “allí”, mientras que el cuerpo vivo es siempre un ‘aquí’ inamovible y
que se renueva dinámicamente, hay en él interioridad frente a la exterioridad, y por lo
mismo su peso nos permite una reubicación respecto de lo que hay a nuestro alrededor
“El cuerpo vivo como un todo está en el punto cero de orientación, todos los demás
cuerpos están fuera” (Stein E. , 2004:61)

El yo psicofísico, no se basta a sí mismo, requiere de una mirada externa que le


ayude a sentirse certero en su observación del mundo

“Los otros no sólo aseguran que estamos de frente a la misma


realidad objetiva, sino revelan también que en la experiencia subjetiva
no se agota la constitución ni del mundo natural ni de mi propia
conciencia. Los otros en tanto que son capaces de constituir conmigo la
experiencia objetiva del mundo, en un sentido, también me constituyen”
(Gibu, 2004)

Vale decir que para poder tener una visión de la totalidad del mundo, la mirada
del otro me completa. Esta conexión con el otro, no se da desde la pura subjetualidad
como lo presentaba el yo puro, en ese prisma que bordea el solipsismo, donde basta
que solo exista yo. Este yo psicofísico, es:

“ (...) un cuerpo vivo, sentiente al que pertenece un yo, un yo


que siente, piensa, padece, quiere y cuyo cuerpo vivo no está
meramente incorporado a mi mundo fenomenal, sino que es el centro
mismo de la orientación de semejante mundo fenomenal; está frente a él
y entabla relación conmigo” (Stein, 2004)

Otro elemento diferenciador es la voluntad. “La voluntad se sirve del


mecanismo psicofísico, para ejercerse, para realizar lo querido, como el sentimiento lo
utiliza para realizar su expresión” (Stein E. ,2004:73). En este expresarse, la voluntad
me permite avanzar hacia una nueva concepción del mundo. En el encuentro con el
cuerpo ajeno, que es cuerpo vivo como el mío, puedo observar y concectar distintas
percepciones, las cuales a través de la intersubjetividad como ya hemos nombrado,
22

logran que mi constitución del mundo sea efectiva y no el resultado de una ensoñación.
Este yo volente, que es la segunda diferencia de Stein con su maestro, es un yo
creador, decide libremente y como resultado de aquellas desiciones es capaz de
configurar un nuevo entorno, ahora visto desde un encuentro y no desde un
protagonismo egocéntrico.

Para sintetizar, en palabras de Edtih Stein:

“El cuerpo vivo está caracterizado frente al cuerpo físico por el


hecho de que es portador de campos se sensación, se encuentra en el
punto cero de la orientación del mundo espacial, es capaz de
movimiento libre y está constituido con órganos móviles, es campo de
expresión de las vivencias del yo que le pertenece e instrumento de su
voluntad” (Stein E., 2004:75)

Luego de analizar tanto las diferencias como las convergencias, conviene


recordar la sutileza de cada autor según su postura y cómo esto manifiesta el desafío
fenomenológico de la empatía:

“El problema está en hacer compatibles dos tesis filosóficas que parecen
entrar en conflicto, de una parte, aquella según la cual el yo puro o la
consciencia trascendental constituye el mundo (para mí-yo puro). La
otra, que ya hemos leído en Edith Stein (...) el mundo mismo, su
objetividad y con ella mi propio yo psicofísico es constituido
intersubjetivamente, es decir, yo estoy seguro de la realidad del mundo
en el que me incluyo como ser real a través del conocimiento que
comparto con las demás personas” (Haya,F.2008:195)4

1.3 La Estructura de la Persona Humana

Una vez acladaras las diferencias entre el Yo puro y el Yo Psiofísico,


debemos adentrarnos a algo aún más profundo, a saber: la estrcutura de la persona
humana. Dicha cátedra fue dictada y escrita en el semestre de de invierno 1932/33,

4
OP.cit. en el Texto “Para comprender a Edith Stein” Urbano Ferrer.
23

mientras Edith Stein se desempeñaba como doecente en el Instituto Alemán de


Pedagogía Científica, ubicado en Münster Westfalia. Aquí nos muestra su análisis
antropológico y fenomenológico de lo que es escencial en el hombre. En un contexto
histórico álgido y doloroso, existía la demanda de un análisis de estas características,
en la Introducción del libro “La estructura de la Persona Humana” se explica de la
siguiente manera:

“Esta obra, por tanto, no solo contiene la suma antropológica filosófica


de Edith Stein, sino también un esttimonio biográfico, y al mismo
timepo un impreisonante ejemplo de un pensamiento humano en un
tiemo inhumano” (Stein E. , 1994: 21)

Nuestra autora, cierne su conocimiento y sus preguntas fundamentales para


repensar al hombre desde una esfera mucho más compleja: la espiritualidad.

“Todo hombre es un buscador de Dios, y es en cuanto tal como se halla


más fuertemente ligado a lo eterno (...) Percibimos así la posibilidad de
un significado positivo de la separación de un pueblo que va camino de
perderse, de tal manera que es gracias a esa separación como se sustraen
a la perdición. Esas mismas fuerzas pueden también ponerse al servicio
de la construcción de un nuevo pueblo. Pero es evidente que este no es
el criterio último de su valor (...) el criterio último del valor del hombre
no es que aporta a la comunidad –a la familia, al pueblo, a la
humanidad- sino si reponde o no a la llamada de Dios” (Stein E. ,
1994:19)

Esta es la última estación del camino, pero para poder comprender la real dimensión en
que impactan sus palabras, debemos conocer el trayecto que realizó para llegar hasta
aquí.

Stein realiza una descripción de modo ascendente en el análisis del hombre:

1. Cuerpo material, vivo y anímico: que el hombre cuente con un cuerpo material,
no es novedad. De hecho eso es lo que lo limita físicamente y lo distingue de
24

otros cuerpos. No como se dintinguen objetos, solo por el espacio que ocupan,
sino porque además de ver su finiftud física, observo que esta vivo. Situación
que se refuerza con la capacidad de movimiento, con lo anímico que posee y
que posteriormente indagando más profundamente en ello, me percato que
siente.

“Cuando un hombre se mueve,ese movimiento corresponde sin duda, a la


imagen que tenemos del él (...) es propio de lo vivo poder moverse por sí
mismo. El hombre es por tanto un cuerpo material, y es algo vivo (...)
hombres y animales (aunque no todos en la misma medida) se nos ofrecen
desde el primer moentos como seres no meramente vivos, sino al mismo
tiempo como seres sintientes(son) animados” (Stein E. , 1994:51-2)

Siendo así, el hombre es un ser particular en el mundo. Comparte con las plantas y
animales, pero está sobre ellas en cuanto sus cartácteristicas esenciales.

“Se nos concede una primera percepción de los distintos estadios del
reino del ser, y vemos al hombre como un microcosmos en el que se
unen todos esos estadios:es cosa material, ser vivo, ser animado,
persona espiritual” (Stein E. , 1994:52)

2. Persona espiritual, individual y social: desde le punto de vista perceptivo, el


hombre posee caracteríscas particulares, asociadas a su figra, complexión,
rostros, tiembre de voz etc. Esto hace que sea un ser invividual, y que entre lo
común, logre distinguirse. De igual amnera, estando insertos en una sociedad
no podemos dejar fuera la primera impresión que entregamos en este círculo.
Entonces a demás de nuestra individualidad, contamos con accesorios, que nos
permiten interpretar una posición social, asociada a un rol. Luego, el hombre
tiene tambien posición social.

“La vestimenta el hombre, su manera de hablar y de moverse etc, nos


dejan ver con frecuencia en la primera mirada a qué estamento social
25

pertenece, cuál es su profesión, o dicho brevemente su posición social


(...) ya en el primer encuentro nos sale al paso lo que él mismo es como
persona individual, cómo es el, cuál es su naturaleza y su carácter (...)
Los hombres son personas con un modo de ser propio e invividual”
(Stein E. , 1994:53)

En cuanto a su rol en la sociedad y su convivencia propiamente tal hablaremos más


adelante.

3. Apertura hacia dentro y hacia fuera: aquí se inicia lo específicamente humano.


Ya nos permite llevar a cabo un procedimiento doble, que va desde la
percpeción de sí mismo a la percepción de lo exterior a él. Ambas se dan
simultáneamente, y en el primer caso de forma más profunda en la
instrospección.

“El hombre experimenta la existencia del hombre y la condición


humana, en otro pero también en sí mismo (...) La experiencia que tiene
de sí mismo es por completo distinta a la que tiene de todo lo demas (...)
La existencia del hombre está abierta hacia dentro, es una existencia
abierta para sí misma, pero precisamente por eso esta tambien abierta
hacia fuera y es una existencia abierta que puede contener sí un mundo”
(Stein E. , 1994:55)

Esta apertura, propia del ser humano, esta plasticidad individual y al mismo tiempo
universal, hace que las diferencias con lo externo, principalmente con los otros vayan
tomando importancia y nos inivten a descubrir aquél ‘mundo’ contenido.

4. Buscador de Dios: el hombre consciente de su finitud, es capaz de percibir algo


trascendente. Y en ello se juega la apertura misma. Algo que ya no es accesible
desde mi percepción interna y menos desde la extrena. Dicha dimensión de
búsqueda, será lo que marque la finalidad del ser humano.

“Tanto en su interior como en el mundo externo, el hombre halla


indicios de algo que está por encima de él y de todo lo demás, y d elo
26

que él y todo lo demás dependen. La pregunta acercade ese ser, la


búsqueda de Dios, pertenece al ser del hombre” (Stein E. , 1994:55-6)

Si bien este último punto, no es parte esencial de este trabajo, no podemos dejar de
mencionarlo, puesto que conlleva a la compresnión última de nuestra autora, y que dió
sentido todos sus trabajos desde 1933 en adelante.

En sínstesis, en palabras de la profesora Pamela Chávez:

“Esta dimensión dará una nueva luz a todos los rasgos del ser humano, a
su voluntad-puesto que la entrega de ésta a la voluntad divina será el
supremos acto de libertad interior- y a su entendimiento, pues le hará
concoer que no puede abarcar con su sola mirada finita la totalidad de
los sucesos presentes y futuros, y que solo la mirada de Dios lo abarca
todo. Esta certeza, dira Edith Stein, transforma toda la existencia
humana, puesto que ya no podrá descansar en su propio saber y debera
esforzarse en conocer lo que es verdadero, bueno y justo a los ojos de
Dios” (Chávez, 2012:11)

¿Cómo impacta esta descripción en la empatía? ¿de qué manera este ascenso
descriptivo nos entrega claras señales para el conocimiento del otro y del propio? 5. El
capítulo siguiente nos orienta al respecto

Capítulo 2
Empatía y Resignificación

2.1 El Otro

Una vez que hemos abordado el primer factor de la diada, yo-otro, y la


rigurosidad de la descripción de la estrucura humana, nos corresponde analizar la
segunda, es decir el otro. Para ello daremos contexto a través de la palabra clave:
5
Cabe destacar que utilizaremos la palabra Otro, siempre en el sentido de un Tú como lo expresaba
Buber.
27

encuentro. Ello nos remite a una relcaión, que tal como explicamos en el apartado
anterior, esta dada por la intersubjetividad. Soy yo, frente a un otro, en una relación de
conomientos y transformación, esta última la retomaremos más adelante.

El encuentro con el Otro, puede comprenderse desde tres niveles, según nos
plantea Urbano Ferrer, en su artículo “Aportaciones éticas en la obra de Laín
Entralgo”:

1. Condiciones fisiológicas: soy consciente de mi cuerpo, y para conocer el


mundo cuentro con los sentidos. Ellos extienden mi conocimiento a través
de su ejecutar funcional. Cuando me encuentro con el otro, lo primero que
se me hace evidente es su cuerpo, distinto al mio, por lo que de inmediato
anulo la idea de proyeccción del mismo.

“Los sentidos externos de la vista, el oído y el tacto se auxilian


mutuamente en la percepción del otro. Mientras la vista proporciona la
consistencia física de lo percibido, el oído notifica la intención
significativa de la persona y el tacto coopera con ellos suministrando la
resistencia y solidez. Por tanto, la vista sin el oído recela de la persona
ajena, a la que sólo adivina, y, simétricamente, el oído desasistido de la
vista no puede percibir la objetividad natural del otro” (Ferrer, 2004 :8)

2. Condiciones fenomenológicas. Este ser que se muestra, que aparece, se


constituye desde su posición, desde una relación y desde su dirección. En
primer lugar, porque se instala en un espacio, en segundo lugar porque entra
en comunicación conmigo y en tercer y último lugar porque al ‘ir hacia’,
permite la intervención en el mundo circundante y asimismo una nueva
percepción.

“En tercer lugar, el “hacia” direccional unifica proyectos diversos, y de


este modo transmuta la opacidad inicial del mundo en torno, dándole
28

una figura determinada que es motivo de encuentro interpersonal”


(Ferrer, 2004:9)

3. Condiciones Ontológicas: lo que aquí se genera es un espacio ‘entre’, que


no podría darse desde la individualidad. Este yo-frente a un tu, origina una
esfera relacional de nueva comprensión y autonocimiento.

“Cuando la relación se expresa mediante el “nosotros” diferenciado


interpersonalmente, adopta ésta la forma de la inter-penetración
coejecutiva de cada uno en el otro, por contraposición a la unión por
fusión de las cosas materiales, en la que éstas desaparecen en su
individualidad (...) La relación se advierte también en que mientras que
el yo personal se contrapone a las cosas de su entorno, en cuanto
objetualmente delimitadas, los otros yoes también personales, en
cambio, le hacen posible ser como yo y situarse respecto de ellos, al
devenir para el yo un tú o un él.” (Ferrer, 2004:9)

En esta misma línea, es Buber quien nos plantea como el encuentro con el otro
no nos deja indemnes, sino que nos abre las puertas hacia una esfera de conocimiento
nuevo:

“Cuando colocado en presencia de un hombre que es mí Tú, le


digo la palabra fundamental Yo-Tú, él no es ya una cosa entre las cosas,
ni se compone de cosas. Este ser humano no es Él o Ella, limitado por
otro Él o Ella, un punto destacado del espacio y del tiempo y fijo en la
red del universo. No es un modo del ser perceptible, descriptible, un haz
flojo de cualidades definidas, sino que, sin vecinos y fuera de toda
conexión, él es el Tú y llena el horizonte.” (Buber, 1982:9)

Buber, nos muestra como estar frente a un Otro, un Tú, como él define es una
experiencia totalmente nueva, que si bien podemos iniciar como percepción física, o
resultado de datos sensibles como lo podríamos comprender desde la percepción
originaria, “Y de la misma manera existen campos de sensación del otro para mí, el
cuerpo ajeno es ‘visto’ como cuerpo vivo” (Stein, 2004) no se acaba en ese punto. Hay
29

algo mucho más esencial en este encuentro. El Otro, me edifica en una relación, en el
Yo-Tú, de Buber. Soy en vistas y en construcción con un otro, tema que ya habíamos
enunciado en la comprensión intersubjetiva del mundo, solo que esta vez lo hacemos
desde la interioridad, el otro es también un factor de conocimiento para mí mismo. Y
en ese camino, se genera un nuevo horizonte.

Ahora bien, la percepción originaria tiene la característica del “aquí” y el


“ahora”, es conocimeinto actual, conocimiento presente. Sin embargo, en el caso del
otro, se nos evidencia una particularidad no menor, que está definida por una forma de
percibir originaria en su forma, pero no en su contenido.Esto nos lleva al concepto de
presentificación, que no refiere a otra cosa que el traer a presencia aquello que
vivencié una vez y que hoy ya no está, pero que puedo recuperar para su mejor
comprensión. A partir de esta modalidad podremos crear el cimiento de la empatía
como vivencia no originaria.

“El recuerdo de una alegría es originario en cuanto acto de la


presentificación que ahora se cumple, pero su contenido -la alegría- es
no-originario; tiene todo el carácter de la alegría de manera que yo
podría estudiarlo en su lugar, pero ella no existe como originaria en
propio, sino como habiendo estado viva una vez” (Stein E., 2004: 24)

Como podemos observar en la cita precedente, hay una carácterista temporal


que diferencia lo originario de lo no originario, esto nos remite a una experiencia
pasada, tal como ocurrre con el recuerdo, pero que al mismo tiempo al ser
presentificada, puedo vivenciar desde otro punto . A pesar, de no estar en actualidad,
puedo volver a aquella experiencia.

“El acto uniforme de la presentificación en el que lo recordado


aparece ante mi como totalidad implica tendencias que-llevadas a su
despliegue- descubren los ‘rasgos’ contenidos en su curso temporal.
30

Como la totaldiad de la vivencia recordada se constituyó una vez


originariamente” (Stein E., 2004:24)

¿Cuáles serán esos rasgos? ¿de dónde obtengo estos nuevos matices? Es aquí
donde hace su aparición la empatía. Que si bien tiene un denominador común con el
recuerdo en cuanto presentificación, difiere de él desde algo esencial: el sujeto de la
vivencia empatizada no es el mismo que realiza la empatía, sino otro. Hay un tercero,
un ‘más allá de mí’, que me va a interpelar desde una experiencia que no le pertenece,
que no le es propia, pero que no obstante es capaz de comprender.

“En mi vienciar no originario me siento, en cierto modo,


conducido por uno originario, que no es vivenciado por mí y que
empero está ahí, se maniefiesta en mi vivenciar no originario. Así
tenemos, en la empatía, un tipo sui generis de actos existenciales”
(Stein, 2004 :27)

El otro cuerpo vivo, se presenta frente a mi, y es capaz de comprender mi


alegría o tristeza sin vivirla en primera persona. Esta red compleja de observación, y a
la vez de apropiación incipiente, es lo que va a diferenciar a la empatía de la visión
psicologista plateada por Lipps.

“Lipps confunde el ser transferido dentro de la vivencia


objetivamente dada y el cumplimiento de las tendencias implícitas con
el paso del vivenciar no originario al originario (...) Mi amigo viene
hacia mí, radiante de alegría y me cuenta que ha aprobado su examen.
Aprehendo empáticamente su alegría y en tanto que me transfiero
dentro de ella comprendo la satisfacción del acontecimiento y por ello
tengo ahora alegría originaria propia” (Stein, 2004:30)

Como vemos, la alegría de mi amigo, que no me es propia, logra provocar en


mi alegría también. Esto, no como actitud refleja, o de imitaicón, como veremos más
31

adelante, sino como resultado de que mi amigo es valioso para mi, de que comprendo
lo que significaba ese examen para él y por tanto al verlo alegre, como resultado me
alegro también. Esto muestra la empatía que refiere Stein, con un grado de honestidad
enorme, porque para poder comprender lo que él otro siente, debo situarme desde la
valoración y luego desde lo que el otro siente, para a través de eso conocer
empáticamente lo que siente. En esta relación hay entrega y altruismo, puesto que no
poseo alegría desde mí, sino desde otro. Alejando mi individualidad para imbuirme en
una vivencia que me es ajena, pero que trae para mi algo originario, la aceptación de
que lo que le pase al otro, también genera cosas en mí.

2.2 Empatía, cosentir, y sentir a una

En primer lugar debemos decir que el término empatía no es propio de la


filosofía, sino del arte:

“La palabra empatía traducida del término alemán ‘Einfühlung’,


fue utilizada originariamente para caracterizar una forma de experiencia
en que el sujeto se proyecta imaginativamente sobre una obra de arte”
(Balbontín, 2007:1)

Con esto lo que observamos es como desde su origen, la empatía nos habla de un
dirigirse, un punto de incio y uno de término, para luego darnos a la experiencia de un
otro, en este caso objetivada, pero que como veremos más adelante, es más complejo
que eso.

A modo de reseña veremos cómo este concepto fue abordado por distintas
disciplinas, hasta llegar a la fenomenología, que es la que nos interesa en esta
investigación.
32

1. Charles Darwin: desde al teoría evolutiva, observó que desde la imitación de


los gestos faciales primitivos, hay comunicación. En su análisis de “Tesis
universal de expresión”, la cual posteriormente fue combatida por
antropólogos, debido a que dejaba fuera elementos culturales.

“Una vez puse el rostro pega al gruso cristal de la vitrina de una víbora
en el parque del zoológico, con la firme intención de no retirarme si la
serpiente me atacaba, pero tan pronto como dió un bufido y mi
resolución se deshizo y dió un salto atrás (...) mi voluntad y razón
carecían de fuerza frente a un peligro imaginado del que nunca había
tenido experiencia” (Lizarraga, X: 1873) 6

2. Schliermacher: representante de la hermenéutica, se dio a la tarea de poder


determinar como significamos las expresiones de otra persona.

“Schliermacher era fundamental tener a la vista la individualidad del


autor, de tal manera que a pesar de la convenciones del lenguaje, se
lograra reflejar un punto de vista único de la perspectiva de la primera
persona” (Balbontín, 2007:2)

Es decir, si era posible establecer un sello que me permitiera identificar


plenamente al otro.

3. Boeckh: discípulo de del pensador anterior, para quien la problemática tenía


más aristas, que la sola representación externa. Había que iniciar el recorrido
desde sí mismo.

“La hermenéutica debía acercarse a la empatía como operación que


implicaba la construcción de los pensanmientos de Otro en nuestra
propia mente” (Balbontín, 2007:2)

6
Op.cit en “expresión de las emociones de Darwin”
http://www.unam.mx/difusion/casadeltiempo/21_iv_jul_2009/casa_del_tiempo _elIV-
num_21_15_21.pdf
33

4. Hume: quien aborda el concepto de simpatía, pero que sin lugar a dudas se
relaciona con la empatía. Para él el problema radica en que las mentes humanas
poseen la misma estructura.
Cristóbal Balbontín, cita la obra “Treatise” de Hume para reforzar lo anterior:

“The minds of men are mirrors to one another (...) this indeed
evident, that we sympathize with the passions and sentiments of others,
this movements appear at first in our minds as mere ideas and are
concieved to belong to other person, as we conceive any other matter of
fact (...) No passion of another discovers itself immediately to the mind.
We are only sensible to its causes or effects. Fom these we infer the
passion and consecuently these give rise to our sympathy” (Op. Cit.
Balbontín, 2007:2-3)

Si bien logramos percatarnos de lo que sucede en el otro, lo hacemos siempre


desde nuestra conciencia primero. No hay un alcance hacia lo que el otro piensa o
percibe, sino más bien la constatación de un hecho externo que genera un impacto en
mí, pero que es interpretado y analizado desde mí. Por eso hablamos de simpatía, y no
de empatía.

“(...) la simpatía se refiere a la capacidad de los seres humanos de


ser influenciados y contagiados emocionalmente por sus pares. Es decir
la posibilidad de un padecimiento compartido. Aún así y a pesar de
compartir con otro su estado emotivo, Hume deja bien establecido que
el estado emocional primario es el propio” (Balbontín, 2007:3)

Los pensadores que vienen a continuación son muy importantes para la


comprensión de la empatía en Stein, puesto que realiza una análisis crítico de ambos.

En primer lugar encontramos al filósofo y psicólogo alemán Theodor Lipps


(1851-1914) quien se enmarca dentro de la psicología introspectiva, la cual se dirige a
la descripción de los aspectos fundamentales de nuestra vida psiquica y su conexiones.
34

En su análisis sobre la empatía, destaca la investigacion sobre la proyección del


sujeto fuera de sí, en lo que comprendemos y que podemos observar a través de la
percepción. Esto se explica en su texto “Leitfaden der Psychologie”:

“Hay tres dominios del conocimiento: el de las cosas, el de mí


mismo y el de los otros Yo. El primer conocimiento tiene como fuente
de la percepción lo sensible; el segundo, la percepción interna, es decir
la comprensión inmediata o en el recuerdo del Yo con sus
determinaciones, experiencias de exigencias, actividades, actos y
sentimientos, y tambíén relaciones con los objetos. La fuente del tercer
género de conocimiento es, finalmente la empatía. Tiene además ésta
una significación que excede con mucho de los límites del
conocimiento. Aquí tomo la empatía en el sentido más amplio que la
palabra realmente permite; es decir, la tomo en el sentido de la
objetivación mía en un objeto distinto de mí, sin tener en cuenta si lo
objetivado merece o no el nombre de un sentimiento en sentido estricto
y propio” (Lipps, 1909)

Hay en él una intención clara de dar explicación de manera evidente al


fenómeno de la empatía y para ello establece como eje central a la imitación. Esta
puede ser de dos tipos: interna o externa.

Si es externa, el observador tiene clara conciencia de que lo que percibe no le


es propio, sino de un sujeto ajeno. Por lo que su análisis es descriptivo. Disntinto es en
el caso de la imitación interna, ya que aquí no hay diferenciación sino identificación.
Lo que el otro siente yo lo puedo sentir tambien, y al cumplirse la sintonía de las
mociones internas, tenemos según Lipps, la tendencia al vivenciar completo de la
vivencia ajena, y esto es lo que anteriomente definíamos como empatía completa. En
dicha empatía als diferencias son diluídas, y se llega a un yo único o supraindividual.

En segundo lugar, encontramos a Max Scheler (1874-1928), filósofo alemán,


con destacada trayectoria en las áreas de fenomenología, ética y antropología
filosófica.
35

“Con Husserl, Scheler busca juicios a priori que no pueden ser


debilitados por heechos pariculares. Invoca la evidencia como modo de
intencionalidad, como el hecho de darse del obejto a si mismo, pero
como un ser reconoce que existen errores de la evidencia y que pueden
suponer un peligro cuando se trata de exámenes de contenido
metafísico. El esclarecimiento de la esencia supone para Scheler un
proceso evolutivo (...) [donde] estamos en buen camino si este recurso
se refiere siempre al ‘objeto mismo’” (Sciacca, 1959:46)

|Sin embargo no basta para nuestro autor, el mero concomiento intelectual. Si


bien “ir a las cosas mismas” es un mandato ineludible, es importante tambien
considerar la esfera de la emoción. El hombre también siente. Este tema lo desarrollará
cuando hable del amor en obras posteriores.

La percepción del Otro, que es el tema que nos interesa aclarar, no se inicia de
la percepción interna de uno mismo, ni tampoco se reduce a la percepción externa de
su cuerpo. Scheler, sontendrá esta idea en contra de la teoría por analogía plantada por
Lipps, aunque reconoce su validez relativa. Y expondrá su crítica en los siguientes
aspectos: que primero nos es dado el yo propio, y en segundo lugar ,que lo primero que
tenemos del otro es su cuerpo y sus movimientos. Respecto del primer punto, para
Scheler, la comunidad es la evidencia de que somo más que solo individuos, y que por
lo mismo la vida psiquica de los niños salvajes, muestra desde sus instintos esta
concepción. Las percepciones del mismo y del otro, son distinguidas una vez mediadas
y no antes. Respecto del sgundo punto, podemos decir:

“(...) El otro no se presenta primero como un cuerpo, sino como


una unidad carnal, somática individual y expresiva, de modo que el
razonamiento por analogía, solo es necesario en la sociedad si se rompe
la relación simbólica entre la vivencia y la expresión” (Chu, 2017:5)
36

Scheler, centra su análisis en la simpatía, como punto de referencia con el otro. Y para
ello distngue entre la simpatía a nivel genral (Sympathie), que contempla solo el
contagio de las emociones, como llegar a un lugar donde me estan esperando y me
muestro y siento grato, del mismo modo cuando logro identificarme con el otro a
través de algún rol, como una niña que imita a su madre ; y la simpatía en sentido
estricto (Mit-fühlen), que significa sentir-con. De este modo cuando felicito a alguien
o tengo compación de él, lo que hago es comprender su vivencia de forma clara y tener
conciencia de que en sicha vivencia solo tengo participación y no protagonismo.

“Scheler se refiere a esta distinción como una ‘distancia vivida’ entre las
vivencias del otro y la (co-)vivencia propia. Por esencia, ‘compadecer’
es padecer por el padecer del otro en tanto otro(...) en la evidencia
eidética de esta distancia, se expresa en el seno de la cimpatía en sentido
estricto (Mitfühlung), el reconocimiento de la alteridad ”(Chu, 2017:7)

Todo lo antes mencionado nos lleva a reflexionar sobre la idea de comunidad, y de


cómo al alteridad contribuye a su constitución:

“(...)la simpatía más precisamente como una emoción sui generis (es
reconocida) donde el estado emocional de la otra persona es
transformado en objeto por un sujeto, tal como cuando simpatizo de una
pena o alegría en particular de un tercero. Lo relevante es que la
simpatía contribuye a la integración de distintos individuos
originalmente guiados por intereses egoístas en un estado de
coincidencia emotiva y espiritual” (Balbontín, 2007:6)

Pero, ¿Qué es la empatía en filosofía? ¿cómo se comprende desde el escenario


de Edith Stein? Por lo pronto tendremos como primer indicio el hecho de que es una
relación que se da hacia afuera, es decir, desde mi hacia un otro, un cuerpo vivo ajeno,
que vivencia y en dicho actuar me vivencio también. Pudiendo pasar de lo no-
originario a lo originario.
37

Stein, establece las siguientes distinciones para la comprensión de la empatía:

1. Cosentir: se da como resultado de que habiendo empatizado con la alegria


del otro, como mencionábamos en el ejemplo anterior, puedo sentirme feliz
y tomar conciencia de ello. Eso sí distinguiendo que la intensidad de quien
siente originariamente es mayor a la mía. Ya que en mi caso sería una
consecuencia. Cosentir es entonces aprehender lo que le otro siente, sin
confundir la razón de ese sentimiento como propio.

“Si junto a la algería originaria por el feliz resultado permanece la


empatía- es decir, el aprehender la alegría dle otro-y además es
consciente el resultado como satisfactorio en cuanto tal para él, entonces
podemos designar el acto en cuestion como congratulación, o más
generalmente cosentir” (Stein E. , 2004:30-1)

2. Sentir a una: en este caso lo preponderante es el sentimiento mismo, por


sobre las individualidades de los demás. Sin perder de vista lo que siento,
formo parte, de un “nosotros”. Que logra unir, y difuminar la sensación no
originaria y crear un denominador común que enriquece el propio vivenciar.

“Todos nosotros sentimos ‘el mismo’ sentimiento. ¿han caído los límites
que separan a un yo de otros? ¿se ha liberado de su carácter monádico?
¡Desde luego que no totalmente! Siento mi alegría y empáticamente
aprendhendo de los demás y veo que es la misma (..) lo que ellos
sienten lo tengo ahora evidente ante mí, cobra cuerpo y vida en mi
sentir y desde el ‘yo’ y ‘tú’ se erige el ‘nosotros’(...) ningún ‘yo’ sino el
‘nosotros es el sujeto del sentir a una’” (Stein E. , 2004: 34)
2.3 Teorías de la Empatía

Edith Stein, inicia su análsis crítico de la empatía al indagar en las teorías


genéticas hasta entonces abordadas: imitación, asociación y analogía. A continuación
explicaremos cada una.
38

2.3.1 Imitación

En esta primera teoría, defenida por Lipps, Stein es tajante puesto que el gesto
que observo en otro, no es ‘darse’ a un otro como lo requiere la empatía, sino mero
tomar en cuenta desde la trasnmisibilidad o respuesta que tengo respecto del gesto
observado.
“Un gesto visto despierta en mi el impulso de imitarlo; yo lo
hago sino exterionmente, por lo menos ‘interiormente’; entonces tengo
además el impulso de exteriorizar toas mis vicencias, y vivencia y
expresión están estrechamente ligadas entre síque la aparición de una
arrastra también a la otra detrás. Asi que con aquél gesto es participada
la vivencia a él correspondiente, pero en tanto que es vivenciada ‘en’ el
gesto ajeno aparce como no mía, sino como la de otro” (Stein E. ,
2004:39)

Es evidente que hay una distinción entre lo que el otro expresa y lo que yo elaboro de
aquella expresión a través de mi percepción, sin embargo y como ya dijimos
anteriormente, aquella participación no logra profundizar en la experiencia empática,
solo se queda en gesto. Ahora bien, la información entregada no es desechable, pero no
alcanza los niveles que necesitamos para empatizar. Sigue siendo una experiencia
desde mi, y no desde el descubrir del otro.

“(...) aquella teoría distingue el vivenciar porpio del ajeno, solo


mediante la ligazón con diferentes cuerpos vivos, pero la verdad es que
los dos en sí son diferentes. Por el camino indicado no llego al
fenómenos d ela vivencia ajena, sino a una vivencia propia que el gesto
ajeno despierta en mi” (Stein E. , 2004:39)

Llego a mi casa temprano y observo que mis familiares están con un semblante
triste, obviamente mi reacción no será antagónica a ese gesto, y de inmediato
responderé imitando ese semblante, pero eso dista mucho de que comprenda la
39

experiencia que ellos tienen sobre la situación que haya generado ese pesar. Mi
semblante se vuelve triste, como respuesta al gesto observado, nada más. Hay un
reflejo, no una apropiación de lo que el otro siente, cómo lo siente y cómo eso me
permite conocer algo de mi.

La visión como sentido por excelencia, tal como lo decía Aristóteles, nos
permite capturar la totalidad de lo que tenermos frente y poder comenzar a enviar datos
para su interpretación en el proceso perceptivo. Nos entrega información valiosa, para
lo cotidiano. Ahora bien, esto no deja de ser una experiencia externa, tal como lo
hemos reiterado. Me refiero con esto que si me encuentro en una cuidad que no
conozco, observaré los comportamientos de otros para poder insertarme sin mayores
problemas, ¿significa que los conozco?¿que he comprendido su cultura? Claremente
no es así, y por eso la teoría de la imitación es desechada.

“Lo seguro es que imbuidos en tales sentimientos ‘transmitidos’,


vivimos en ellos y aún con todo en nosotros, y quedamos privados de la
inmersión en el vivenciar ajeno o d ela dirección a él, de la actitud
característica d ela empatía(...) lograríamos un saber, no un ‘darse’ de la
vivencia ajena(...) de lo dicho debería quedar sificientemente claro que
la teoría de la imitación como explicación genética de la empatía es
desechable” (Stein, E. 2004:40)

2.3.2Asociación

En este caso, lo que es que distinto respecto del anterior es que aquí si
distinguimos una experiencia de otro, desde otro, y no como analizada desde mí.
Aquello viene a dar se forma posterior cuando realizo una reflexión, lo que ya nos da
indicios de la empatía que necesitamos.

“(...) la imagen óptica del gesto ajeno reproduce la imagen óptica


del gesto propio, ésta lo cinestésico, y esto de nuevo el sentimiento al
que antes estuvo trabado. Que ahora este sentimiento no es vivenciado
40

como propio sino como ajeno se debe a que:1°, está ante nosotros como
objeto; 2°, no está motivado por viencias propias precedentes; y 3°, no
encuentra su expresión en un gesto” (Stein E. , 2004:40-1)

Analicemos cada uno de estos puntos:

1. Está ante nosotros como objeto: esto nos demuestra que al ser un hecho en
estricto grado bilógico(respuesta óptica) no requiere mayor interpretación y que
actúa desde el yo puro.

2. Vivencias propias precentes: debido a que solo respondo desde el yo puro, no


hay transmisibildiad posible de sentimientos, sino solo descripciones.

3. Gestos: aquí hay una falta de información importante, ya que no hay un único
gesto para expresar lo que nos pasa. En la variabilidad de gestos y sus
interpretaciones, y basándome en el aspecto descriptivo, estará siempre en la
ambiguedad respecto de la verdad sobre la situación observada.

Lo que si podemos decir con certeza, es que debido a la datos observados como
información auxiliar, puedo tomar conciencia de que es otro quien vive esa experiencia
y que solo estoy en posición de testigo y participante secundario, en cuanto identifico
los sucesos y puedo organizarlos de tal manera que llegue a una conclusión

“Yo veo a alguien dar patadas con el pie, se me ocurre que yo mismo
daba patadas con el pie una vez, al mismo tiempo se me representa la
rabia que entonces me imbuía y me digo: así de rabioso está el otro
ahora. Entonces no me ss dada la rabia del otro a mi mismo, sino que
colijo su existencia e intento aproximarla a mi mediante un
representante evidente: la rabia propia” (Stein E. , 2004:41)

Aquí es necesario detenerse en el modo mediatizado que la asociación nos


entrega, puesto que no puedo de forma directa comprender lo que el otro vive,sino a
través de la información entregada y posteriormente a la asociación interna de que una
41

vez yo también hice aquellas acciones. Hay un proceso externo e interno, que nos
llevan a la respuesta sobr el otro. Aquí sumamos la capacidad reflexiva la asociación

“Este reflexionar que empatizando me presentifico adviene ahora en una


‘conexión asociativa’ con la postura percibida, y cuando noto otra vez
aquella postura la veo entonces como postura ‘reflexiva’” (Stein E. ,
2004:42)

Aunque contamos con la reflexión, eso tampoco basta para el acto empatizante,
ya que no nos brinda de forma directa la experiencia de otro.

“(...) La asociación siempre puede transmitir solo el saber que


así aparece él cuando relfexiona; pero no la comprensión de esta postura
como expresión de un estado de ánimo interno como sucede con que
obtengo al transferime dentro de otro empatizando” (Stein E. , 2004:42)

Al igual que en el caso anterior, es la incapacidad de transferirse a la


experiencia del otro, lo que frena a la asociación de ser una expliicación genética de la
empatía.

2.3.3 Analogía

En esta teoría lo que hacemos en relacionar directamente lo que el otro expresa,


con lo que alguna vez yo mismo sentí, de tal manera que aquella imagen sea asociada
y que genere como resultado lo que el otro esta vivenciado, del mismo modo como yo
lo hice.

“Hay una evidencia de la percepción externa y una evidencia de la


interna, sólo podemos exceder el dominio de los hechos que estas dos
nos suministran mediante inferencias (...) conozco el cuerpo físico
propio y sus modificaciones, y en el segundo caso sé que ellas son
42

condiciones y consecuencias de mis vivencias (igualmente dadas).


Entonces, puesto que en un caso la secuencia de las apariencias
corpóreas supongo la presencia de semjante elemento intermedio”
(Stein E. , 2004:43)

Cada uno de nosotros tiene conciencia de su percepción externa e interna, y desde ahí
analiza lo que ocurre en el exterior. El otro se muestra com igual a mi, y por lo tanto
infiero desde mi lo que puede estar sintiendo o expresando.

“Es muy posible que una expresión de otro me recuerde a una propia y
que yo le atribuya en el otro el mismo significado que acostumbra tener
en mi. Solo que entonces se supone al aprehensión del otro como de
otro yo, la de la expresión corporal como expresión de los anímico. La
inferencia por analogía se establece en el lugar de la empatía fallida y
no produce experiencia, sino un conocimiento más menos verosímil de
la vivencia ajena (...) Quiere indicar la forma en que es posible un
‘saber’ de la conciencia ajena” (Stein E. , 2004:44)

La teoría por analogía es la más alejada de la empatía, ya que no logro


visualizar al otro, sino que siempre mi lectura es realziada desde “otro yo”, no hay
despliegue de conocimiento nuevo, de descubrir de “darse”. No hay empatía, sino
objetivación uno mismo, que a través de su único prisma interpreta a otros, como
desde sí.

2.3.4 Confrontación con Scheler

Stein, pone epecial énfasis en la teoría de Scheler, puesto que considera que es la más
alejada de su análisis y la más audaz que se ha planteado.
43

“Según Scheler, el yo ajeno con su vivenciar es percibido igual que el


yo propio (...) como ejemplo de esto se aduce que podemos vivenciar
un pensamiento como propio o como ajeno, pero incluso también como
ninguna de las dos cosas; además que originalmente no nos
encontramos aislados, sino metidos en un mundo de vivenciar psíquico;
que ante todo vivenciamos mucho menos nuestras propias vivencias que
las de nuestro alrededor; en fin, que solo percibimos de nuestras propias
vivencias lo que se mueve sobre rieles presideñados (...)” (Stein E. ,
2004:45-5)

El error radical de Scheler es la no distinticón entre el Yo propio y el ajeno, al


considerar que es solo su modalidad de percepción la que los diferencia. Hay aquí una
confusión entre la reflexión y la percepción interna, ya que según sus cartacterísticas
de actualidad en el primer caso y no actualidad en el segundo, tendemos a la no
diferenciación.

Cuando hablamos de reflexión, es siempre desde el vivenciar actual, y por lo


mismo no podemos atemporizarla. En la percepción interna, puedo traer a presencia
otras vivencias, he incluso aunarlas para una constituir una vivencia presente.De tal
manera, que puedo incluso referir un manisfestación de algo más trascendente, algo
que va más alla de mi como individuo y sus propiedades

“ ‘Propio’ y ‘ajeno’ significan entonces perteneciente a distintos


individuos, es decir a diferentes sujetos anímicos sustanciales
cualitativamente formados. Estos individuos y sus vivencias deben ser
accesibles de la misma manera a la percepción interna. Que yo no siento
mis sentimientos, sino los ajenos, quiere decir según eso que los
sentimientos estan infundidos desde el individuo ajeno en mi individuo”
(Stein E. , 2004:46)

En la percepción del otro, se ditingue el yo que percibe del yo que empatiza,


situación ausente en Scheler, quien no jerarquiza los yoes y es más, no brinda
fundamento para sostener que las vivencias son anteriores a los antes nombrados.
44

“ Lo que yo siento-lo siento originariamente-lo siento precisamente yo,


es indiferente qué papel desempeña este sentimiento en el conjunto de
mi vienciar individual y cómo está originado(v.g si por contagio de
sentimiento o no).Estas vivencias propias-las vivencias puras del yo
puro- me son dadas en la reflexión, en al retroversión en la que el yo,
apartándose del objeto, atiende a la vivencia de ese objeto” (Stein E. ,
2004:46)

Edith Stein, ve a Scheler como el “fenomenologo de las cosas”, que no se había


preocupado con total rigurosidad de los metodos, y que por ello generaba ambiguedad
en su análisis..

2.4 Hinenverstetzen7:

El concepto que inicia este subtítulo, tiene como signficado literal ‘ponerse en
el lugar de’, pero para nuestra autora, es la forma de dinstinguirlo del Einfühlung. Para
ella, la empatía es una herramienta para conocer a Otro, pero también a uno mismo.

“(relevancia de la personalidad ajena para nuestro


autoconocimiento) como empatía con ´naturalezas semejantes´, es decir,
con personas de nuestro tipo, lo que ´dormita´ en nosotros, y como
empatía en estructuras personales formadas de otra manera nos ilustra
sobre lo que nosotros no somos, sobre lo que somos de más o de menos
respecto de los demás. Con ello viene dado a la par, que el
autoconocimiento, es un importante medio auxiliar para la
autovaloración” (Stein E., 2004:134)

Este aporte desde el Otro, para comprensión del Yo, es algo que las teorías
criticadas por Stein, no contemplaban. Si el encuentro con el otro, no tiene impacto en
mí, entonces ¿qué sentido tiene? ¿que lo diferencia de estar frente a un objeto?.
Cuando me encuentro con el otro, hay en su mirada una conexión conmigo:

7
Concepto utilizado por Balbontín en su tesis “El Otro: problemas sobre su constitución en el
pensamiento de Edmund Husserl.”
45

“Nos sale al paso en los rasgos de su rostro, en su mirada y en


sus gestos, en el timbre de vos, en muchas cosas de las que nos somos
conscientes. Y al salirnos al paso nos afecta interiormente, nos repele o
nos atrae” (Stein E. , 1994:53)

Esta ‘desnudez’ interior, este verse frente a un otro que sin intención directa es
capaz de mostrarme ‘puntos ciegos’ de mi mismo, hacen que este encuentro provoque
sensaciones en muchos casos contradictorias. ¿Cómo otro puede saber más de mi, que
yo mismo? ¿acaso mis reflexiones no bastan? ¿no logro llegar a las profundidades mi
mi propio ser?. La verdad es tajante, lo que ‘dormita’ en mi, solo puede ser despertado
por aquella mirada y junto con ello la lectura de una nueva valoración, ahora con
mayor información y mayor consciencia.

¿Qué nos atrae? ¿qué nos repele en el encuentro con el otro? Simplemente la
capacidad de acepatación que tengamos de nuestras propias ‘sombras’, como diría
Jung. Si somos capaces de reconocerlas y aceptarlas, entonces podemos
transformarlas. Hay una toma de conciencia de nuestra imperfección, y una
vulnerabildiad consensuada, puesto que si yo estoy mostrando al otro su interior, del
mismo modo lo hace él conmigo. Es un diálogo compasivo, cuando hay aceptación y
nos repliega cuando hay rechazo. ¿Acaso lo que me repele del otro es la crudeza de la
verdad que me muestra?, ¿es la descarnada imagen del ser interior que no quiero ver,
que he negado o evitado de forma persistente? Sin duda es así. Por eso la empatía es un
‘darse’, y no un exigirse. Gesto puro de entrega que desde el dolor o de la alegría, nos
permite mirar hacia dentro y buscar nuevos cimientos para construir mi ser interior.

El autonocimiento, es como una contradicción. Ya no es authós, sino que es co-


construido. El otro y yo, develamos las caras ocultas de cada uno, y desde este nuevo
escenario, que como nombramos antes, responde al km 0, ejerzo la resignificación de
46

mi mismo. Soy capaz de ‘darme’ y de recibir, para construir una nuevo autoconcepto.
Esto no podría ser en otro porceso que no fuera la experiencia empática.

“Al empatizar puedo vivenciar valores y descurbir estratos correlativos


de mi persona para cuyo desvelamiento mi vivencia originaria no ha
ofrecido todavía ocasión” (Stein E. , 2004:133)

Me constituyo y constituyo al otro, en el ejercicio de la doble implicancia de la mirada


que alcanza lo que ‘dormita’ en mí.

“Así como en los propios actos espirituales originarios se constituye la


persona propia, así al ajena se constituye en los actos vivenciados
empáticamente” (Stein E., 2004:126)

Esto hace de la empatía una forma de comunicación propiamente humana, es


ontológica. Nadie, sino otro como yo, es capaz de evidenciarme. No puedo negarlo, no
puedo evitarlo, está ahí frente a mi y ese intercambio espiritual, solo enriquece a cada
uno.
“Allí donde captamos un ser de este tipo (animado), tiene lugar
al mismo tiempo un contacto íntimo con él: y en cierto sentido nos
entedemos con él(...) Con el hombre, en cambio, estamos desde el
principio en una relación de intercambio de pensamientos, en un
comercio espiritual” (Stein E. , 1994:52)

Y es que enteder, y empatizar, no son lo mismo. En el primer caso, me bastan las


teorías geneticas criticadas anteriormente, pero en el segundo si no hay un ‘darse’ esto
no es posible.

“No solo comprendo las vivencias singulares y entramados de sentido


singulares sino que los tomo –como mis propias vivencias en la
prcepción interna-como manisfestaciones de cualidades individuales y
de su portador”(Stein E., 2004: 104)
47

En resumen, al dar lugar a la perspectiva del otro, doy espacio también a mi


autonocomiento y autovaloración, como se nombraba previamente.

“Al reconocer la perspectiva única del Otro, también se advierte nuestra


única perspectiva, y a partir de ello la empatía opera como soporte
reflexivo en el proceso de proyección de ‘cómo’ sería la perspectiva del
Otro” (Balbontín, 2007: 5)

Una vez que hemos recibido esta información, ¿qué hago con ella? ¿cómo la absorvo y
diluyo en mi para nueva confirguración de mi mismo?. Esto es lo que propone la
resignificación.

2.5 Resignificación

“Podemos denominar ‘persona empírica’ al individuo psicofísico en cuanto realización de la


persona espíritual. En cuanto naturaleza está sometida a las leyes de la causalidad; en cuanto espíritu
a las del sentido”
Edtih Stein

Desde su etimología la resignficación nos hace detenernos y preguntar por su


estructura. El prefijo re, es decidor en este sentido. Re significa volver y con ello
tambien construir. Por un lado, estamos en posición privilegiada al poder analizar
nuevamente un sucedo y por otra tenemos el poder de darle un nuevo significado, ya
no hay límites semánticos en esta experiencia, solo un apuesta, una apuesta por la
creación y dotación de sentido.

Desde el ámbito teórico podemos comprender la resignificación desde


diferentes enfoques, pero para efectos de esta investigación mencionaremos los
siguientes:

1. Historia: esta estrechamente ligada con la cultura y obedece a la capacidad que


tenemos de volver a analizar, interpretar y recuperar elementos desde un hecho
crucial en la formación de la sociedad. La toma de distancia contribuye a una
48

mejor elaboración del hecho histórico y mayor claridad respecto de sus


implicancias posteriores.

“ Así mismo las dificultades que se presentan inevitablemente cuando


se hace un estudio de los métodos varían mucho según el punto que
hayan alcanzado momentáneamente, una disciplina en la curva
simepre un poco irregular en su desarrollo. Me imagino que hace
cincuenta años, cuando todavía reinaba Newton, como maestro era
mucho más fácil que hoy construir el plano arquitectonico de una
exposición de la mecánica (...) Porque la historia no es solamente una
ciencia en marcha. Es también una ciencia que se haya en la infancia
como todas aquellas que tienen un espíritu humano, esta recién
llegando al campo del concimiento racional. O mejor dicho vieja bajo
la forma embrionaria del relato, mucho tiempo envuelta en ficciones,
mucho más tiempo todavia unida a los procesos más inmediatmente
captables, es muy joven como empresa razonada de análisis” (Bloch,
1982:16)

2. Arte: se refiere al proceso creativo mismo, que se desarrolla desde una nueva
lectura. El proceso creativo permite desarrollar una nueva arista y por lo mismo
entregar significados nuevos. Quien crea, en este marco, resignifica

«El individuo creativo es una persona que resuelve problemas con


regularidad, elabora productos o define cuestiones nuevas en un campo
de un modo que al principio es considerado nuevo, pero que al final
llega a ser aceptado en un contexto cultural concreto» (Op.cit. Polo,
2003: 87)

3. Psicología: la resignificación cobra sentido a través de la comprensión del


tiempo, otorga un sentido diferente al pasado a partir de una nueva
comprensión del presente, o viceversa. Refiere a un acto donde el sujeto en
cuestión es capaz de crear un relato nuevo a partir de una situación dolorosa o
49

traumática. Lo que le permite situarse desde un nuevo enfoque, y a través de


una posterior intervención creativa, ser capaz de sanarse y de reconstruir su
entorno desde una nueva mirada, logrando al mismo tiempo un cambio interno
y un impacto externo.

“Desde la Psicología Social, Enrique Pichón Rivière ve al creador y a la


creadora como un «ser de “anticipación”, un verdadero “agente de
cambio”», desde donde le observa la sociedad ocasionando, cuando el
objeto creado rompe los esquemas consagrados por ella, cierta
resistencia llegando a considerarlos seres “alienados” por la extrema
novedad de su producto, hasta que finalmente llega a aceptarlo” (Polo,
2003: 87)

Luego de estos enfoques, cabe preguntarse ¿qué nos dice la filosofía en este
campo? O mejor dicho ¿Cómo se relaciona esto con la empatía en el pensamiento de
Edith Stein?

“ (...) la vivencia pasada, que primero apareció ante mi como una


todo y a la que entonces, trasnfieriéndome, descompuse, la recompongo
de nuevo al final (Stein, 2004:25)”

Puedo resignificar, cuando he podido indentificar el suceso crucial de mi dolor,


y haber elaborado posibles escenarios reconstructivos.En primer lugar, tal como ya
hemos explicado, la empatía no es sólo la apreciación visible de un gesto por parte del
otro, sino la posibilidad de obtener una nueva mirada de mi mismo, a través de la
comunicación de una experiencia no originaria en cuanto a su contenido, pero con el
suficiente talante para poder lograr impacto en mi interior. Quien empatiza, no cierra
en dicho acto su forma de comprenderse, sino que se despliega a través de la
comparensión del mundo circundante. Porque empatizo, soy capaz de reubicarme

“(…) en la medida en que comprendiéndolo como cuerpo


vivo sensible me transfiero a él empatizando, obtengo una nueva
50

imagen del mundo espacial y un nuevo punto cero de la


orientación” (Stein, 2004:80)

y desde ahí a través de un acto volente y creativo poder reconstruirme y a su


vez reconstruir al otro. No hay posibilidad de pensar la empatía desde Stein, como un
acto estático, sino siempre como un vector que reúne la vivencia y los valores dentro
de sí. No hay ‘caída libre’, sino más bien, dirección obligada. Pensemos en el caso de
aquello que estan privados de algún sentido, y cuya única posibilidad de configurar el
mundo proviene de la información que yo puedo entregarles, en este contexto, mi
aporte se hace gravitante:

“Esto valdrá todavía en mayor medida para la empatía del


disminuído sensorial hacia el provisto de todos los sentidos. Aquí se
muestra la posibildiad el enriquecimiento de la propia imagen dle
mundo a través de la de otros, la relevancia de la empatía para la
experiencia del mundo real” (Stein E., 2004: 81)

El otro empatizante, es fuente de conocimiento y al mismo tiempo, de demanda


creativa a nivel de los valores. Estoy en posición de hacer ejecicio de mi poder creador,
tomar conciencia de lo que puedo lograr y dar sentido a lo pasado, dar paso a lo que
vendrá.

“En el realizar un valor me está ante los ojos este valor a


realizar, y este sentir el valor tiene el papel ya indicado para la
constitución de la personalidad. Pero a la vez que con este sentir el valor
se da una alegría completamente ingenua e irrefleja en el ‘crear’, en la
cual este crear está sentido como valor. En este crear vivencio
simultánemanete mi fuerza creativa y a mi mismo como provisto de esta
fuerza, y los vivencio como valiosos en sí” (Stein, 2004: 121)
51

Esto me parece aún más radical en Edith Stein, quien desde su testimonio de
vida, pudo otorgar nuevos sentidos a las injusticias sufridas, tanto desde su desempeño
académico como desde su ámbito familiar.

“ ‘Ahora mi vida no me pertenece’ me dije a mí misma. Todas


mis energías están al servicio del gran acontecimiento. Cuando termine
la guerra, si es que vivo todavía, podrá pensar de nuevo en mis asuntos
personales (...) Al día siguiente, domingo, fue la declaración de
guerra.rose vino a saludarme. Por ella supe que se preparaba un curso
de enfermeras para estudiantes. Inmediatamente me inscribí y a partir de
ese momento iba todos los días al hospital (...) Durante el curso tuvimos
que declarar si nos poníamos a disposicón de la Cruz Roja, si solamente
en el territorio de Breslau, si para la Nación o sin ningún límite.
Naturalmente me ofrecí sin condiciones” (Edith, 2006:274-5)

Si ella no hubiera dado esos pasos, la empatía estaría relegada a un fenómeno


descriptible desde el método científico, y no al empoderamiento creativo que significa
conocer al otro, transofrmar el mundo circundante y a su vez conocerse a sí mismo en
dicho acto, “lo vivencio y me vivencio”

“Quien no siente los valores, sino que adquiere todos los


sentimentos solo por contagio de otros, no ‘se’ puede vivenciar ni llegar
a una personalidad, sino a lo sumo a una imagen fraudulenta de la
misma” (Stein, 2004:129)

2.5.2 Importancia de la palabra

“Que algo es un signo signfica: algo percibido me dice que otra


cosa existe. Así, el humo es signo del fuego. Símbolo significa que en
algo percibido hay algo distinto, y precisamente algo anímico que es
coaprehendido con ello” (Stein E. , 2004: 95)
52

En el proceso de resignificar, no pdemos dejar fuera algo tan importante como


las palabras. Es más sin ella no podríamos realizar dicho proceso. Para llevarlo a cabo
debo elegir las palabras adecuadas y ditinguir tal como lo dice al cita anterior, entre
signo y símbolo, siendo este último en más potente a la hora de resignificar.

Con el signo obtenemos información, pero con el símbolo llevamos a cabo la


interpretación, y ella es la que marcará los límites de la redotación de significado. Los
hechos no cambian, sino que son leídos e interpretados de una forma constructiva.

“La intención aprehendida da a todo el fenómeno un nuevo


carácter (...) al cuerpo físico de la señal, no corresponde ya un cuerpo
físico de la palabra, sino un cuerpo vivo de la palabra(...) el cuerpo vivo
y al alma de la palabra constituyen una unidad viva” (Stein E. ,
2004:98-99)

Vemos aquí como en esta unidad, la palabra cobra cada vez más importancia,
pero no solo en su función informativa o significante, sino más bien transformadora.
Ella forma parte del cuerpo vivo y se presenta en él como base constitutiva. Pero ¿qué
será lo distitntivo en su función de ahora en adelante? ¿cómo la palabra se inserta en el
dsicurso resignificativo?

“Finalmente la diferencia capital:las palabras remiten objetos a


través del medium del significado, mientras que la señal no tiene ningún
significado en lo absoluto, sino solo la función de significar. Y las
palabras no remiten simplemente al estado de cosas como la señal; lo
que forma parte de ellas no es el estado de cosas, sino su modelado
lógico-categorial. Las palabras no designan, sino que expresan, y lo
expresado ya no es lo que antes había” (Stein E. , 2004: 99)

Es evidente ahora que las palabras, serán la base de nuestro proceso


resignificativo. En su función expresiva, no solo transmiten también crean, ya que no
hay reiteración, sino suma. Cuando me expreso voy más allá de la descripción, agrego
53

parte de mi interior en esa frase y cuando el relato me es doloroso esto es aún mayor.
Imginemos a un joven que ha perdido su padre, quien admiraba mucho y que desde
que no está a su lado no puede recuperar su sentido de la vida. Se siente desmotivado y
sin ganas de continuar. Para poder dar relectura a esto, es crucial que éste exprese lo
que siente, y luego a través de sus propias palabras y ejecutando su creatividad, pueda
dar un nuevo carácter a esta pérdida, por ejemplo, actuando como lo haría su padre en
ciertas situaciones y a través de esto vivenciar a través del recuerdo su compañía. Aquí
hay reposicionamiento, y redotación de sentido, puesto que la muerte de mi padre, se
vuelve trampolín para poder retomar mi vida como ejecución de su enseñanza y no
como carencia de su presencia. El dolor8 no ha dismunuido, no ha cambiado, solo ha
tomado un nuevo carácter desde un matiz más constructivo.

En el caso de la empatía ¿cómo esta experiencia puede ser transmitida?

“Comprender no significa otra cosa que vivenciar el paso de una parte a


otra dentro de una totalidad de vivencia (...) y todo lo objetivo, todo
sentido del objeto, se constituye solo en vivencias de esta clase. Una
acción es unidad de comprensión o de sentido porque las vivencias
parciales que la constituyen están en una conexión vivenciable. Y en el
mismo sentido constituyen vivencia y expresión en una totaldiad de
comprensión. Una expresión la entiendo, mientras que una sensación
solo puedo traérmela a dato” (Stein E. , 2004: 103)

Generar el encuentro desde la comprensión, es la mejor herramienta para poder


acompañar un proceso resignificativo. El cual, en su desplegarse me permitirá también
poder conocer algo más de mí, se reitera la fuente de conocimiento a través de lo ojos
de otro, pero desde mi no-originariedad.

Esto que vivencia otro, y que me permite una mirada interna, solo tiene sentido
si logro desde ahí poder generar un nuevo espacio. Una nueva esfera de significación.

8
Se recomienda poder investigar sobre la Fenomenología del dolor y las experiencias traumáticas.
54

No es posible estar frente al otro, y al empatizar quedar indemne. Esto va más alla de
lo simplemente obversable, es transferencia, es suma empatizante.

“(encontrarse corporal) sentirse enfermo tiene poco que ver con


los dolores; uno se pude sentir completamente sano, v.g con lesiones
corporales dolorosas, con una complicada fractura de brazo y muy
indispuesto sin dolor alguno. Y este ´encontrarse´ lo veo en el otro y me
lo traigo a dato transfiriéndome dentro del él al empatizar” (Stein E. ,
2004:89)

Me percato que una cosa es el exterior y otra el interior, que se puede simular o
finguir, y que por ello debo estar atento a lo que sucede y en actitud de aperturidad.

“ La empatía según Edtih Stein, es el concomiento inmediato del


otro, más que como generalmente se cree, la sintonía con el sentimiento
de otra persona (...) la empa´tia es un conocimiento inmediato del otro,
no una especie de deducción lógica concluyente en el estado de ánimo o
el modo de ser de la otra persona. En la empatía percibo inmediatmente
la vivencia del otro, me traslado a su interior y me represento ya sea lo
que su cuerpo experimenta, ya sea lo que sus sentidos perciben, lo que
su rostro trasluce de su estado de ánimo, etc. Así por ejemplo, no solo
veo el rostro de la persona trsite y deduzco de su expresión la tristeza,
sino que veo a la persona triste” (Ferrer, U. 2008: 204-5)

Capítulo 3
Implicancias éticas
“Dicho normativamente: si sientes un valor y lo puedes realizar, hazlo”
Edith Stein

Hay una mirada profunda desde la empatía y desde la comprensión, la


expresión de las palabras cobra nueva fuerza, y nos invita a mirar más allá. No es
posible que la empatía y al resignificación sean solo accciones que provienen como
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resultado de las circunstancias o de forma accidental. La empatía y la resignificación


pertecen a la estructura de la persona. Y he aquí su implicancia ética.

“En la comprensión empatizante del individuo espiritual ajeno


también tengo la posibilidad de traerme a dato su comportamiento en
ciertas circunstancias, comportamiento que no está atestiguado. Este
actuar está reclamado por la estructura de la persona que tengo certeza
de conocer” (Stein, 2004:130)

Precisamente porque soy persona, mi base estructural tiene impresas las


tendencias necesarias para mirar a otro, y comprender su ser más allá de mi. Abrirse a
este espacio, no debe ser desde la mera observación como hemos visto anteriormente,
sino desde la capacidad de transferirme a su sentir, y esto ya no es desde la capacidad
objetivante del yo puro, sino desde el área sintiente del yo psicofísico:

“Más desde el momento que este sujeto no solo percibe, piensa,


etc (ya nos es posible pensar solo en los actos teoréticos) pues al tener
sentimientos no solo vivencia objetos, sino a sí mismo, vivencia los
sentimientos como provenientes del ‘trasfondo’ de su yo. Con ello
queda dicho a la vez que este yo que ‘se’ vivencia no es el yo puro, pues
no tiene fondo alguno. En cambio el yo que es vivenciado tiene estratos
de diferente profundidad que se desubren al nacer los sentimientos en
ellos” (Stein, 2004:116)

Es decir mi capacidad de conexión con el otro, elimina mis puntos ciegos y me


invita a descubrir los estratos de mi yo. Situación que hubiera sido imposible sin el
encuentro, sin la mirada. En el camino de dicho conocer, que es a fin de cuentas
concoerme, puedo encontrar matices que no me gusten, que intente inclusive ocultar o
reprimir, pero que ante la penetrante oservación del otro no puedo hacerlo.
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“En tanto que al empatizar damos con dominios axiológicos


clausurados para nosotros, llegamos a ser conscientes de una propia
carencia o desvalor” (Stein, 2004:134)

Aquí nos vemos en al disyuntiva de aceptar o no, y con ello la capacidad de


decidir juga un rol importantísimo.

En la relación diádica yo-otro, inicio un camino de autonocimiento de mis


profundidades. Las repuestas que reciba no serán siempre las esperadas o las que
quizás yo mismo había configurado, baso en mis experiencias y sentmientos. Sin
embargo conocer esa sombra y tener la posibildiad de trabajarla, como propone la
resignificación, dándonos la oportunidad de abrir un nuevo espacio, es lo que nos lleva
a trabajar la comparación desde lo reconstructivo.

“(...) Toda aprehensión de personas de otra clase puede llegar a ser


fundamento de una comparación de valores. Y dado que el acto de
preferir o postergar viene a dársenos con frecuencia valores que de suyo
permanecen inadvertidos, aprendemos a veces a apreciarnos a nosotros
de manera correcta, por lo que nos vivenciamos como más o menos
valiosos en comparación con otros” (Stein, 2004:134)

La autovaloración, se compone entonces de dos y no de uno. Sin un eje de


comparación no podemos defirnir si estoy o no en lo correcto. Y esto es normativo. La
esfera espiritual, particular del ser humano permite tomar consciencia del mundo en el
que esta inserto, tomar decisiones y reflexionar.

“Lo espiritual en el ser humano aúna el entendimiento, por el


cual penetra reflexivamente en el interior del mundo, y la voluntad por
la que experimenta motivaciones desde él y las sigue por libre voluntad.
Se dan a el cualidades de los objetos que llamamos valores y que le
afectan de modo más o menos profundo, lo que muestra una
peculiaridad de la estructura personal de su alma. Estos valores motivan
el conocer, el sentir y la voluntad: la toma de posición y actuación
correspondiente revelan también el ser personal. De esta manera lo que
voy haciendo, mis decisiones y actos van configurando un sí mismo al
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que tengo que formar. Un ser personal, libre y espiritual, unidad de


cuerpo y alma” (Chávez, 2012:6-7)

Reflexionas finales

Hacer de la empatía un tema de investigación, es sin duda una apuesta


pretenciosa, rumbo que se hace aún más complejo cuando se elige la filosofía para
demostrar sus escorzos.

Elegimos el pensamiento de Edith Stein, porque en su vida se hay clara


evidencia de su filosofía. Radicalización y empatía, cobran sentido en su escala
valórica y en su desempeño tanto como docente como enfermera en la guerra.

La mirada del otro como acto en sí mismo, es en este contexto una nueva
configuración del mundo. No hay camino posible si no es a través del encuentro, y en
ello la apertura, que aparece se vuelve intersección vacía, pero constiuyente de la
estructura misma del ser humano. Soy empático, porque soy un ser psicofísico y
espiritual capaz de crear. Por eso, nos era tan importante revitalizar la facultad creativa
y volitiva presentes en la empatía, puesto que si no hay una motivación para poder ver
al otro, entonces hay que asumir que una parte de nosotros mismos que siempre nos
será vetada. Incapacidad originaria, de no poder acceder a una percepción interna
absoluta, sino mediada y decantada. Hay una implicancia ética en esta toma de
conciencia, hay un verse y ver a otro desde su abundancia, pero también desde su
carencia, para poder otorgarle un nuevo valor. Y he aquí el sello que deseamos
imprimir, a través de la resignificación, se crea un nuevo relato desde la
corresponsabilidad, donde las palabras expresadas reafirman la condición sintiente de
cada individuo, y su nuevo autoconcepto transformador.
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En un mundo globalizado, donde la mirada diversa nos invita a un


enriquecimiento exponencial, la empatía desde el pensamiento de Edith Stein es
preponderante. El dotar de sentido, de un nuevo sentido, a quien ingresa a mi
horizonte, es la la base de un pensmiento valórico inclusivo.

“Si pasamos del encuentro aislado a la convivencia duradera, lo


externo y lo universal casi siempre retroceden más y más tras lo interno
y personal. La relación se hace más expresa. Se va convirtiendo
paulatinamente en un estar uno con otro duradero y que da por supuesto,
quizá también en un estar junto al otro o contra en otro en diferentes
formas de comunidad. En la idea que nos formamos de él va entrando
cada vez más algo de la ‘historia’ del hombre, de su ‘destino’ y en
relación con ello una conciencia de la recíproca reponsabilidad. La vida
del hombre es una vida en comunidad y un proceso recíprocamente
condicionado” (Stein E. , 1994:54)

¿Cómo esto no va a ser ético? ¿cómo la empatía no va a enseñarnos lo que desde


nuestra ontología se nos demuestra?. El hombre que es individual, social y
comunitario, se yergue sobre una sociedad que a veces niega la mirada del otro, que
discrimina, que hiere. Estar a favor o en contra muchas veces es el resultado de
intereses personales, y no de un cohesionarse para constuir. La recíproca
responsabilidad es anulada, y con ello también nuestra capacidad de ver en el otro una
forma válida de conocerme y formar comunidad.

“El sí mismo es la estructura vivencial individual: el gran


maestro del comprender reconoce en ella la fuente de engaño cuyo
peligro nos amenaza. Si la tomamos como medida entonces nos
encerramos en la prisión de nuestra singularidad; los demás se
convierten en enigmas para nosotros o, lo que es todavía peor, los
modelamos a nuestra imagen y flaseamos así la verdad histórica” (Stein,
2004:133)

No nos deja de sorprender, cuántas veces esto se ha llevado a cabo. La soberbia


en la imposición del Yo, por sobre la comprensión inclusiva y expresiva de la empatía,
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ha hecho que muchas personas sufran sus embates, la guerra es su ejemplo por
antonomasia.

La “prisión de la singularidad”, que no denuncia Stein, es sin duda efectiva al


momento de tomar decisiones, pero carente de los matices y profundidades que el
propio yo posee.

Si no somos capaces de abrir el abanico de colores vitales que tenemos a


nuestra disposición desde las esfera de la empatía, estaremos siempre condenados a la
saturación de un solo color, y en la actualdiad esto sería un despropósito de
dimensiones incomensurables. Negarse de mutuo propio, a la aperturidad que desde
nuestra propia estructura tenemos, sería inr en contra desde nuestra propia
constitución.

Somos y seremos seres en diversidad, no-originarios en su empatía,


individuales en su ser interior, y resignificantes en su desplegarse por el mundo.
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Bibliografía Primaria

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 Stein, E. (1994). "La estructura de la persona humana". (J. Mardomingo, Trad.)
Madrid: Biblioteca de autores cristianos.
 Stein, E. (2004). “El Problema de la Empatía”. Madrid. Trotta.

Bibliografía Secundaria

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pensamiento de Edmund Husserl.Tesis para optar al grado de Magister en
Filosofía mención axiología y Filosofía política. El Otro: capítulo IV Acerca
del concepto de empatía. Santiago, Chile: Universidad de Chile.

 Bloch, M. (1982). Introducción a la Historia. (P. G. Aub, Trad.) Buenos Aires,


Argentina: Fondo de Cultura económica.

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Colección Austral.

 Entralgo, L. (1968). Teoría y realidad del otro. Revista de Occidente, 2 Otredad


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 Ferrer, U. (2004). Aportaciones éticas en la obra de Laín Entralgo.


Pensamiento. Revista de investigación e información filosófica.

 Ferrer, U. (2008). Para comprender a Edith Stein: citas biográficas, filosóficas


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 Gibu, R. (2004). La Empatía como problema de constitución en la obra


filosófica de Edith Stein. La Lámpara de Diógenes, 43-56.

 Gómez, F. R. (2008). La ilusión de la identidad en el imaginario medieval


según Las Partidas. Edad Media: revista de historia, ISSN 1138-9621, Nº 9,
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