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de Investigación
9 AL 13 DE MARZO DE 2015
Los comentarios de Borges sobre el tango están muy asociados con su poética personal
‒el enfoque mitológico de la historia de Buenos Aires centrado en el compadre y el culto al
coraje‒ y es en ese contexto en el que deben comprenderse. Borges se acerca al tango como
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El análisis de esta producción lo hemos realizado junto con Isabel Stratta, en el marco del UBACyT
“Interpretaciones del tango. Autorías, representaciones y citas en la letra y la música de la canción urbana
rioplatense”, dirigido por Julio Schvartzman.
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“El Tango” (LP Polydor 20291) 1965, Argentina. Jorge Luis Borges, texto; Astor Piazzolla, música. Voz
Edmundo Rivero; recitante Luis Medina Castro. Reedición CD Polydor POCP-2623,1998, Japón.
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Disco simple 33 rpm editado en Brasil por Continental (nº 1-01-101-140) en 1975. Grabado 22 y 23 de
noviembre de 1974 en Mondial Sound, Milán. Producción ejecutiva Aldo Pagani.
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La banda sonora del film, grabada en 1979, se editó en el CD “A intrusa” (ANS 12013-2, 1992,
U.S.A).
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La música se editó en el CD The rough dancer and the cyclical night (Tango apasionado). American Clavé,
AMCL 1019, 1993.
1
objeto cultural y como símbolo; pero esto no excluye las emociones, como se puede
escuchar en una conferencia en la que se entusiasma en la recordación de tangos, e incluso
canta algunos6.
6
Se puede escuchar un ejemplo en la tercera de cuatro conferencias que Borges dictó en 1965
(https://youtu.be/TbClWp3CcOE). El fragmento me lo proporcionó John Turci-Escobar, quien lo extrajo de las
grabaciones que posee la Fundación San Telmo en Buenos Aires. Con posterioridad a la lectura de este
trabajo, las conferencias fueron publicadas (Borges, Jorge Luis: El tango. Cuatro conferencias. Buenos Aires:
Sudamericana, 2016). Se transcribieron las grabaciones provenientes de una fuente distinta, pero son las
mismas conferencias que posee la Fundación San Telmo. En “Nota del editor” se aclara que las charlas las
publicitó “el diario La Nación en la página 6 de su edición del 30 de septiembre de 1965. Allí, con el título
‘De temas del tango hablará Jorge L. Borges’, se anuncia ‘un ciclo de conferencias que ofrecerá todos los
lunes de octubre a las 19 (…)”. Borges resumió en estos cuatro encuentros sus frondosas reflexiones sobre el
tango, que lo acompañaron toda su vida, tal vez aprovechando la publicidad alcanzada por su colaboración
con Piazzolla.
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La carátula de la partitura de la suite, que se titula El hombre de la esquina rosada, indica “Compuesto en
New York, en marzo de 1960 sobre una idea de Ana Itelman. Grabado en Buenos Aires en Junio de 1965”
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Otros poemas de ese libro fueron también musicalizados aunque Piazzolla no los dio a conocer, tal como
surge del exhaustivo artículo publicado por John Turci-Escobar,”Rescatando el tango para una nueva música:
Reconsidering the collaboration between Borges and Piazzolla” Variaciones Borges, 31, 2011-04, University
of Pittsburg. Cfr. además Azzi-Collier: Astor Piazzolla, su vida y su música. Buenos Aires: El Ateneo, 2002.
p. 137.
9
Azzi-Collier, op. cit., p. 166. Cfr. también “Arrabal de lujo” en revista Atlántida, junio de 1965. John Turci,
en el artículo citado, también se ocupa de este aspecto.
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visitó a los Piazzolla, le autografió uno de sus libros a Dedé, y recitó una de sus últimas
“milongas”. Dedé, que no era una cantante profesional, pero tenía una voz agradable y
afinada, cantó tres de las milongas recientemente escritas, y pudo ver que Borges
lagrimeaba.10 Afortunadamente se conservan las grabaciones caseras que realizaron los
Piazzolla de esas versiones.11
Borges estuvo presente luego en la sesión en la que se grabó A Don Nicanor Paredes,
cantada por Edmundo Rivero. Piazzolla le preguntó si la música le había gustado, y Borges
respondió: “a mí me gustaba más cómo lo cantaba la chica” lo que provocó la hilaridad de
los músicos.12 Cuando apareció el LP, Borges opinó negativamente13, fastidiando
obviamente al irritable Piazzolla. Borges luego se refería al músico con franca antipatía y le
aplicaba el mote de Astor Pianola.14
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difícil decidir si Piazzolla la concibió para el circuito académico o para el popular16, aunque
definitivamente reclama una escucha desde el la tradición de la música académica
occidental de concierto, antes que desde el tango o la tradición popular. Para el poema El
tango Piazzolla eligió que fuera recitado, con música incidental. Alterna el estilo del
Nuevo Tango con una profusa utilización de efectos percusivos y técnicas aleatorias. En
Oda a Buenos Aires la melodía es una escala cromática ascendente y luego descendente,
recurso muy original para el género, pero ciertamente muy alejado de su canon.
Es por eso que las simples versiones de Dedé se acercan al canon borgiano y en cambio
las interpretaciones de Rivero, cautas, pero de un barítono tanguero profesional, gardeliano,
no adscriben al parámetro ponderado por Borges. En la introducción a Para las seis
cuerdas dice19
“En el modesto caso de mis milongas, el lector debe suplir la música ausente por la
imagen de un hombre que canturrea, en el umbral de su zaguán o en un almacén,
acompañándose de una guitarra. La mano se demora en las cuerdas y las palabras
cuentan menos que los acordes. He querido eludir la sensiblería del inconsolable
‘tango-canción’ y el manejo sistemático del lunfardo, que infunde un aire artificioso
a las sencillas coplas.”
16
Posiblemente se pudiera ubicar esta obra en un período liminal, previo al desarrollo del Nuevo Tango que
Piazzolla emprendería poco después y que le insumiría prácticamente toda la década de 1960. En este campo
de ambigüedad académico-popular se puede mencionar también la partitura de Tango Ballet, compuesta en
1957 para el Octeto Buenos Aires.
17
Borges, Jorge Luis: “Prólogo” en Zubillaga, Carlos: Carlos Gardel (Madrid: Júcar, 1976), p. 9.
18
Borges, Jorge Luis: El tango. Cuatro conferencias (Buenos Aires: Sudamericana, 2016).
19
Borges, Jorge Luis: Obras Completas (Buenos Aires, Emecé, 1974), p. 953.
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AUDICIÓN
Rivero fue uno de los cantores más importantes del tango y era notoriamente
gardeliano en su estilo. Tal vez sólo eso ya bastaba para que sus versiones no resultaran
satisfactorias para Borges.
Para concluir: a Borges no le gustó la música, pero debe entenderse que el problema
estuvo radicado en que la interpretación de Rivero y los arreglos de Piazzolla para el disco
estaban fuera del universo tanguístico imaginado por el escritor. La interpretación simple de
Dedé, en cambio, logró conmoverlo. Piazzolla, en tanto, comprendió la esencia de las letras
de Borges, y en ese aspecto su música es subsidiaria y solidaria con el texto, pero a la hora
de concertar la interpretación, puso en juego, obviamente, sus herramientas expresivas de
Nuevo Tango, que lo alejaron del gusto de Borges.