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¡AY, QUE ME ENTRA! ¡AY, QUE ME ENTRA! ¡AY, QUE ME ENTRO!

ó LAS MIL Y NINGUNA CITAS CON MADAME FLAVIA

PERSONAJES:
Madame Flavia
Eduardo Esmulebisky

ESCENOGRAFIA
La escena transcurre principalmente en el camarín de Flavia, adonde atiendo a los clientes que buscan
contactárse con el más allá. Ahí, además del vestuario de cada número musical, hay cabezas de telgopol
con las pelucas de cada una de las mujeres que irán corporizándose en la médimun. A la vez, hay
momentos en que la acción sucede en la barra y el escenario de la “Whiskería El ombligo, pase y
piérdase”.

Escena 1
MADAME FLAVIA: (MIENTRAS EL PUBLICO ESPERA A QUE COMIENCE LA FUNCION, VA DE MESA
EN MESA PIDIENDO MENSAJES PARA LEER COMO PARTE DE SU NUMERO. LUEGO
DESAPARECE. SE APAGAN LAS LUCES Y EN LA OSCURIDAD, SE ESCUCHA UNA
CONVERSACION TELEFONICA) ¿¡Aló!?
EDUARDO: ¿Hablo con el O3 03 ###?
MADAME: Si...
EDUARDO: ¿Flavia?
MADAME: ¡Madame Flavia!
EDUARDO: Llamo por el anuncio del diario. Ese que dice: “Madame Flavia, comunicación con el más
allá...
MADAME: (COMPLETA) Medium especializada en la India y con gurúes particulares...
EDUARDO: ¿Cuándo podría darme una cita?
MADAME: Esta noche. A las 3 y media de la madugada...
EDUARDO: ¿Tan tarde?
MADAME: Es la hora ideal para contactarse con los espíritus.
EDUARDO: Si usted lo dice, Flavia...
MADAME: ¡Madame Flavia!
EDUARDO: Madame Flavia. Déjeme buscar algo para anotar la dirección... (CUANDO SE DA LUZ, ESTA
CON UN PAPELITO EN LAS MANOS, PERDIDO EN MEDIO DE LA SALA: SE ENCUENTRA EN UN
CABARET) Esta es la dirección que me dio. Pero estoy en un... Si, esta es la dirección...
PRESENTADOR: (EN OFF, LO INTERRUMPE) Y ahora, como último número de la noche, “Wiskería El
Ombligo, pase y piérdase”, se complace en presentar a la inigualable, increíble, infartante Flavia Yibré.
MADAME: (ES UN TRAVESTI, QUE SENTADA SOBRE LA BARRA SOSTIENE LA COPA CON
MENSAJES) Ah, qué placer, cómo me la llenaron... de mensajitos. Y después dicen que la gente está
incomunicada, que la televisión y la internet nos han convertido en ostras. Pero se equivocan, aún
quedan lugares como estos, donde, aparentemente, se viene a beber, a fumar, a emborrarcharse. Puras
excusas. El verdadero motivo es que aquí vienen quienes quieren entrar en contacto, pero no se animan.
Por ejemplo... (SACA LOS PAPELITOS Y LOS VA LEYENDO IMPROVISANDO. ENTRE MEDIO LEE EL
MENSAJE DE EDUARDO) A usted, lo estaba esperando. Luego del “chow”, en mi camerino (SIGUE
LEYENDO) Como ven, no todo es lo que parece. Esto es una mensajería y yo, Flavia Yibré, soy la
mensajera de la felicidad... (CANCION: FELICIDAD DA DA)

Escena 2
EDUARDO: (MIENTRAS SE SIENTEN APLAUSOS Y CHIFLIDOS, ENTRA EN EL CAMARIN DE FLAVIA
CON CIERTO RESQUEMOR)
MADAME: ( TIRADA EN UN SOFA) Su aura es de color violeta. Usted está muy triste y muy solo.
EDUARDO: ¿Cómo se dio cuenta?
MADAME: Puede ser videncia o intuición. Supongo que, si usted viene a verme, será para entrar en
contacto con un ser querido que ha muerto. ¿Qué le ocurre que me mira de ese modo?
EDUARDO: No me imaginaba el estudio de una medium en un lugar como este...
MADAME: La vida está dura. De cero treinta a tres de la mañana soy artista. De tres y media a siete, soy
medium...
EDUARDO: ¿Y el resto del día?
MADAME: Cargo bolsas en la Feria de Guaymallén. Ahí me conocen como Ricardo. Pero, cuénteme...
EDUARDO: Estoy desconsolado, Ricardo
MADAME: Flavia. A esta hora, Madame Flavia
EDUARDO: Después de la muerte de Gracia
MADAME: ¡Qué desgracia!
EDUARDO: Ando hecho un despojo
MADAME: ¿Y estaban casados?
EDUARDO: No, pero llevo la vida de un viudo. Sábanas frías...
MADAME: Platos sucios en la cocina...
EDUARDO: Ceniceros llenos de colillas
MADAME: Ropa mal combinada.
EDUARDO: Ausencia de resongos inaguantables pero impresindibles
MADAME: Pajas a medianoche. En fin, todo lo contrario a lo que es parte de la confortable vida en común
a lo largo de muchos años.
EDUARDO: Y aunque supongo que los espíritus no lavan la ropa, fríen un huevo, ni hacen el amor cada
tres días...
MADAME: Pensó que a través de mis oficios esotéricos conseguiría ver el fantasma de su amada Gracia
EDUARDO: Si
MADAME: No me gusta engañar a mis clientes. Tengo poderes, es cierto. Un don que todos poseemos,
pero solo pocos ejercitamos. Usted viene porque quiere comunicarse con la mujer que amó y que aún
ama. Pero yo no puedo garantizarle que sea posible ubicar a esa persona exactamente. En cambio, estoy
en contacto con muchas otras.
EDUARDO: No entiendo
MADAME: Es difícil de explicar, pero en mis sesiones espiritista no reúno a mis clientes con los espíritus
de los seres que perdieron. Cuando entro en trance encuentro almas agitadas por la fuerza de un deseo
insatisfecho y que buscan satisfacerlos con los que aún están vivitos y coleando...
EDUARDO: Entiendo menos
MADAME: Sientese a la mesa. Vamos, no sea cagón (CUANDO EL HOMBRE LE HACE CASO) Ahora,
agarremismamosdescrucelaspiernaspongalamenteenblancoyconcéntreseconmigo (EDUARDO
OBEDECE, ELLA BUSCA ENTRAR EN TRANCE ENTRE ESTERTORES Y GEMIDOS) Siento una
presencia... ¡Ay que me entra! ¡Ay, que me entra! ¡Me entra! ¡Me entra! ¡Me entró! (COMIENZA A
HABLAR EN SUECO, VUELVE EN SI) Acabo de contactar a una azafata sueca, se llama Uta...
EDUARDO: ¡A la puta!
MADAME: Murió carbonizada en un accidente aéreo... (HABLA EN SUECO) Le acaba de decir: Buenas
noches, ajuste sus cinturones de seguridad y no fume hasta que se apague el cartelito.
EDUARDO: Mire, yo no se una palabra en sueco. Soy judio, tal vez Uta habla idish. Igualmente, me da
cosa... murió carbonizada.
MADAME: (COMO ELLA, HABLA EN SUECO. LUEGO CON LA VOZ DE LA AZAFATA, DICE ALGO)
EDUARDO: ¿Qué dijo?
MADAME: Que se vaya a cagar, que carbonizada y todo se perdió de confirmar lo que dicen de las
azafatas suecas (HABLA EN SUECO) Le acabo de decir que gracias, que tal vez tendrá suerte con otro
cliente menos exigente. Pero vio cómo funciona la cosa...
EDUARDO: ¡Asombroso!
MADAME: Si. La verdad es que no sé muy bien cómo se me dio esto. Tal vez porque durante un tiempo
escribí al correo sentimental de la revista Semanario. Un día descubrí mis poderes que me han convertido
en lo que soy: una especie de mediadora entre los insatisfechos, los de un lado y los del otro. .
EDUARDO: ¿Y ha formado muchas parejas entre vivos y muertos?
MADAME: Si, ayer le arreglé un cita a una chica con Napoleón. Vuelve mañana para seguir
conversando...
EDUARDO: ¿Podría buscarme una novia a mí? Tal vez alguna vez aparezca Gracia...
MADAME: ¿Cuándo quiere empezar?
EDUARDO: Ahora, la noche es joven
MADAME: Cómo no, entonces
agarremismamosdescrucelaspiernaspongalamenteenblancoyconcéntreseconmigo (EDUARDO
OBEDECE, ELLA ENTRA EN TRANCE) Siento una presencia... Un tal Gastón
EDUARDO: Paso, gracias
MADAME: Aquí viene otra. Un mujer...
EDUARDO: ¿Es bonita?
MADAME: Tiene su estilo...
EDUARDO: Bueno, pásemela.
MADAME: ¡Ay que me entra! ¡Ay, que me entra! ¡Me entra! ¡Me entra! ¡Me entró! (CAMBIA SU POSTURA
Y VOZ, SE CONVIERTE EN UNA SOLTERONA, INSIGNIFICANTE) Buenas noches, usted debe ser...
EDUARDO: Eduardo... Eduardo Esmulebisky.
MADAME: Me llamo Felicitas...
EDUARDO: ¿Qué tal? ¿Cuántos años tiene?
MADAME: Ah, eso no se le pregunta a una chica en la primera cita. Si quiero puedo decirle mi fecha de
fallecimiento
EDUARDO: Eso tampoco se le confiesa a alguien en una primera cita
MADAME: Morí el 16 de setiembre de 1966. Fui atropellada por uno de los últimos tranvías que
recorrieron el centro de Mendoza.
EDUARDO: Debió ser un accidente horrible
MADAME: Salió en el diario y todo. Yo trabajaba en la sección Canzoncillería y medias de El Guipur. Se
me hizo tarde para llegar al Cine City a ver el estreno de Viva la vida, me encantaban Violeta Rivas y
Néstor Fabián.
EDUADRO: Hacían una pareja divina
MADAME: Salí a las apuradas del local y en avenida San Martín y Espejo me llevó por delante el tranvía.
Fue muy doloroso morir así...
EDUARDO: ¿Aplastada?
MADAME: No, virgen. Tenía 34 años y nunca le había visto la cara a Dios.
EDUARDO: Ahora se la debe ver todos los días...
MADAME: Pero no es lo mismo. Usted me entiende, ¿No?
EDUARDO: Pero, Felicitas, ¿nunca tuvo un novio?
MADAME: Si, algunos. Pero jamás tuve suerte. En el baile de Carnaval de 1960 en Andes Talleres conocí
a Rolando
EDUARDO: ¿Y qué pasó?
MADAME: Un día llegué de sorpresa a su casa y lo encontré con una brocha gorda metida en.. en... en el
culo
EDUARDO: ¿Y que le dijo?
MADAME: Le grité: ¿Qué hacés así?
EDUARDO: ¿Y que le contestó?
MADAME: Que él era uno de los famosos pintores sin manos. Pobre Rolando, le fue muy mal en la vida.
Trabajaba en un banco de semen y lo echaron por beber en el trabajo.
EDUARDO: Habrá conocido a otros muchachos
MADAME: A Braulio. Lo amé febrilmente. Con él casi intimo. Me llevó al Monumental y antes de sacarnos
la ropa tuve que cofesarle un secreto. Por una rara enfermedad que tuve de chica, mis senos no se
desarrollaron bien y me quedaron del tamano de una guinda.
EDUARDO: ¡Pobrecita!
MADAME: Braulio aprovechó y me confesó que a él le pasaba lo mismo con su pene. Me dijo que lo tenía
del tamaño de un bebé
EDUARDO: No entiendo porque no pasó nada, si el amor borra todo defecto.
MADAME: Seguro. Cuando me saqué la blusa y el corpicho comprobó que yo tenía las tetas del tamaño
de una guinda. Pero cuando el se bajó los pantalones y se la ví, salí corriendo horrorizada...
EDUARDO: ¿Cuál era el problema si la tenía del tamaño de un bebé?
MADAME: Sí, de un bebé de 44 centímetros de largo y 3 kilos ### de peso. En vida no tuve suerte así
que ahora, estoy muerta... ¡de hambre! Porque no pone la mesa y me da de comer...
EDUARDO: Disculpeme, Felicitas... pero entienda, enviudé hace poco. No podré acceder en lo inmediato
a saciar su apetito.
MADAME: Entonces, aquí termina nuestra cita. Antes de despedirnos y volverme al más allá le pido un
favor... al menos déjeme mirársela.
EDUARDO: ¡No!
MADAME: Dele, no sea malito. Me dijeron que los judíos la tienen muy prolijita.
EDUARDO: ¡No! Sí, la tengo prolija... pero ¡No!
MADAME: Déjeme mirarsela, tocársela, olérsela, probársela. La muerte deja un gusto muy amargo.
EDUARDO: ¡No!
MADAME: ¡Qué triste es el destino de las vírgenes!
(APAGON)

Escena 3
MADAME: (EN LA OSCURIDAD, SE ESCUCHA UNA CONVERSACION TELEFONICA) ¿¡Aló!?
EDUARDO: ¿Flavia?
MADAME: ¡Madame Flavia!
EDUARDO: Soy Eduardo, estuve anoche...
MADAME FLAVIA. Si, si, si... lo recuerdo. Disculpe que no me despedí de usted, pero luego del trance
paso de largo. Me deja muy agotada y me quedo mosca. ¿Y cómo le fue con la cita?
EDUARDO: Mal. Pésimo. Pero quiero volver a intentarlo esta noche. ¿Puede ser?
MADAME: Está bien, lo espero luego del “chow”... (CUANDO SE DA LUZ ESTA SENTADA SOBRE LA
BARRA VESTIDA DE ESPAÑOLA) Me avisaron que esta noche entre el público hay un contingente de
empresarios españoles. Ay, los gallegos, me siento muy conectados con vosotros. Tuve un novio gallego,
bruto como nadie, antes de jugar al ajedréz barajaba las fichas. Le ponía tomate a la antena del coche
para poder escuchar salsa. El gallego volvía a España a torear, en invierno. Allá mataba a los toros y acá
yo le ponía los cuernos. ¿Hay fanceses? Amo a los franchutes... tan finos, tan educados. Cierta vez amé
a un francés: Moris, se llamaba. Entre revolcón y revolcón intentó enseñarme su idioma... Y yo solo
aprendí a decir: oui. De ahí me quedó la costumbre... a todos los hombres, noruegos, chinos, mejicanos o
argentinos, les digo: Sí. Como ven soy un atractivo turístico más en este país...Es que como las
argentinas no hay para el amor (CANTA: PARA ENAMORARSE BIEN HAY QUE VENIR AL SUR)

(SE SIENTEN APLAUSOS Y SILBIDOS, CUANDO SE DA LA LUZ, ESTA EN SU GABINETE FRENTE A


EDUARDO) Veo que la tiene para un costado... A su aura me refiero, está como torcida. Y eso no es
bueno
EDUARDO: Es que estoy mal y cuando uno está mal, no está bien.
MADAME: Pues veamos, qué podemos hacer para enderesársela... Me refiero a su aura (ORDEN)
agarremismamosdescrucelaspiernaspongalamenteenblancoyconcéntreseconmigo (EDUARDO
OBEDECE, ELLA BUSCA ENTRAR EN TRANCE) Siento una presencia... ¡Ay que me entra! ¡Ay, se me
introduce! ¡Se me introduce! ¡Se me introduce! ¡Se me “introdució”!
EDUARDO: (AL VER QUE ELLA SE TOCA EL CUERPO) Disculpe, ¿está bien?
MADAME: (LOCA DE CONTENTA SE PALPA) Ahhh, ¡qué placer tener un cuerpo nuevo! Un poco
peludo, pero chato...
EDUARDO: Cálmese...
MADAME: Usted no entiende. Una tiene que reencarnar para poder sentirse feliz.
EDUARDO: Si me explica, tal vez podré compartir tanta alegía con usted.
MADAME: Me llamo Susana y no sentía tanta plenitud desde antes de cumplir los 28 años. Ese día me dí
cuenta que esos horribles objetos que son los sujetos habían dejado de notar mi existencia. Ante la
inminencia del convento, recurrí a los servicios de la Agencia Matrimonial San Antonio. “Pionera en
formar parejas de excelente nivel cultural y socio-económico. Aventureros abstenerse”.
EDUADRO: Yo no confiaría en alguien que promete tanto...
MADAME: Así conocí a Romualdo. Me flechó apenas nos encontramos. Todo fue bien durante unas
semanas hasta que una tarde me dijo: tengo que pedirle un favor. Lo que quiera, le respondí. Yo estaba
embobada con él. Debe saber que yo no soy hombre de un sola mujer...
EDUARDO: Me imagino que le habló del indisoluble vínculo que mantenía con su madre...
MADAME: Ojalá. Necesito tener otra mujer, me explicó. Es un favor que le pido. Necesito aprovechar los
últimos años de macho cabrío, el tiempo pasa y uno...
EDUARDO: ¿Y por qué no los provechaba con usted?.
MADAME: Hay cosas de los hombres que las mujeres no entienden, me confesó. Que acostarse sólo
conmigo no tendría gracia. Que lo nuestro iba para largo y llegaría el día en que me tendría cuando yo
quisiera.
EDUARDO: Soñado, ¿no?
MADAME: Me dijo que le hacía falta confirmar que aún podía conquistar una pendejita.
EDUARDO: ¡Una pendejita!
MADAME: Si no lo hacía se podía traumar y eso podría... (HACE EL ADEMAN DE IMPOTENCIA)
EDUARDO: La estaba chantajeando
MADAME: Acepté y se buscó una amante de ¡16 años!. Lolita se llamaba.
EDUARDO: ¿Y si llegaba el día en que la preferiría a ella?
MADAME: Eso nunca va a pasar. La piba no me interesa, me aseguró. Además, me juró que el también
era honesto y a la nena le hablaba siempre de mí y de nuestros planes. La chica se había propuesto
ayudar a edificar nuestra pareja.
EDUARDO: ¡Era un angel!
MADAME: Me metió el cuento de que Lolita bien podría andar noviando y haciendo planes de casarse y
tener hijos. En cambio estaba dispuesta a ser mi amante, por nosotros.
EDUARDO: De buena gente nomás. Me imagino que le dio el raje ahí nomás...
MADAME: No. Ya le dije, me tenía prendada...
EDUARDO: ¿Entonces?
MADAME: Arreglamos un cronograma para tenerlo a Romualdo. Los días pares jugaba al Ludo conmigo,
los impares cogía con ella. Las veces que le tocaba dormir con la muchachita, yo me las pasaba
pensando las cosas que estarían haciendo...
EDUARDO: ¿Y qué hizo?
MADAME: Lo que cualquier mujer práctica en mi lugar....
EDUARDO: Luchó por él, no cejó en sus esfuerzos hasta destronar a Lolita...
MADAME: Recurrí a la ciencia para sacar la Lolita que vivía en mi interior. Me hice estiramiento,
colágeno, piling, me saqué hasta el último lunar de la cara...
EDUARDO: Me imagino la reacción de Edgardo cuando al vio.
MADAME: Me rechazó por completo: que lo suyo era lo natural, que Lolita el había enseñado que
debemos aceptarnos tal cual somos.
EDUARDO: Era una piba muy espiritual.
MADAME: Nunca más lo volví a ver.
EDUARDO: Yo hubiera demandado a la agencia San Antonio...
MADAME. No. Estaba divina, así que directamente puse un aviso en la Guía de Solos y Solas. Así
apareció Juan..
EDUARDO: Se engancharon ahí nomas.
MADAME: Hasta le presente a mi mejor amiga Carolina. Nos juntábamos en la plaza Independencia a ver
el anochecer a través del Escudo de Mendoza. Fue en una de esas veladas que me dijo: Susanita, tengo
algo que confesarte.
EDUARDO: Ya sé por donde viene la mano: tampoco era hombre de una sola mujer... Tenía amante.
MADAME: ¡Correcto! ¿Vió mi amiga Carolina?
EDUARDO: ¿Ella era su amante?
MADAME: No, su hermano menor, el Eduardito. No se quería morir sin probar la bisexualidad. Que no le
importaba el que dirán, que había que ser abierto, amplio que le dicen. Que todos los muchachos del
banco tenían un amante masculino. Necesitamos aprovechar los últimos años de macho cabrío, el tiempo
pasa. Hay cosas de los hombres que las mujeres no entienden. Me hace falta...
EDUARDO: Confirmar que aún puedo conquistar un pendejito. Si no lo hago me puedo traumar y eso
podría... (HACE EL ADEMAN DE IMPOTENCIA)
MADAME: ¡Correcto! Mientras mi adorado Juan se sumaba al “Club de los últimos años de la ereción”, yo
no me quedé sentada llorando en la plaza. Me hice lolas, cola, lipo, me saqué dos costillas flotantes. De
paso me requinté labios, pómulos, párpados y me tapé los agujeritos de las orejas. Quedé una Barbie...
EDUADRO: Y volvió a poner un aviso...
MADAME: En Internet: www.hembrashot.com.ar. Lo redacté mientras me miraba al espejo: “Morocha
sexy, abasallante, cuerpo perfecto y rostro juvenil busca profesional, musculoso y desprejuiciado”. Pero...
EDUARDO: Los musculosos y desprejuiciados que aparecienron no se diferenciaban mucho de
Romualdo, ni de Juan.
MADAME: ¡Correcto!
EDUARDO: Y se dio otra requintada.
MADAME: ¡Correcto! Pero me había quedado sin un peso. Entonces me puse en busca de un modo más
económico para poder ganar en mi batalla contra la incomprención de feo sexo...
EDUADRO: ¡Rubro Sauna de los clasificados del diario!.
MADAME: ¡Correcto! “Soraida, nuevecita en Mendoza. Empezá en mi boquita y terminá en mi colita. 98-
70-96 y rostro juvenil”.
EDUARDO: Sí, creo haberlo leído.
MADAME: No me diga, esa Soraida era yo. Los clientes caían como moscas, la cana también. Terminé
en contraventores como diez veces, y por reincidiencia, en la Penitenciaría. Ahí conocí a Edgardo.
EDUARDO: No hay mal que por bien no vengan.
MADAME: Estaba preso por matar y comerse a su novia. Nos enamoramos en un franco higiénico.
EDUARDO: Muy romántico.
MADAME: Al mes nos liberaron a los dos quedó en libertad...
EDUARDO: Por Dios, su vida es una montaña rusa.
MADAME: Nos fuimos a vivir juntos a una pensión frente a la Terminal. Juntos, es un modo de decir. Ni
me tocaba, ni me miraba, solo le importaba lo que pasaba en la pantalla.
EDUADRO: La televisión es muy dañina...
MADAME. Pensé que ya no le resultaba atractiva y necesitaba darme otro retoque masivo. Guita no
tenía, así que recurrí nuevamente a los clasificados. Mientras Edgardo hacía zapping en el cuarto de la
pensión, yo atendía a los clientes en la cocina. Un día me pescó en plena transacción. Se puso como
loco, una furia. Yo intenté explicarle que no era lo que parecía. Pero no me creyó.
EDUARDO: Pegó un portazo y se fue.
MADAME: Ya quisiera. Al cliente y mí nos cortó en pedacitos y nos comió...
EDUARDO: Tal como había hecho con su novia.
MADAME: ¡Correcto!. Así que ahora que no tengo cuerpo, busco a alguien que me quiera por lo que fui
antes de ser lo que los demás querían.
EDUARDO: Mire, yo acepto que cada uno tenga su historia, pero la verdad...
MADAME: No me rechace, en escencia soy una mujer sencilla, sana y honesta... lo demás era puro
maquillaje.
EDUADRO: Déjemelo pensar un poco...
MADAME: ¡Un poco las pelotas!. Todos son iguales. Lo único que una busca es complacerlos y cede
todo por ellos y una cómo temrina: cortada en juliana y convertida en el almuerzo de un loco. Gracias,
gracias por su atención. Pero sepa que prefiero seguir sola, sin cuerpo, pero con mi esencia sencilla,
sana y honesta intacta. Buenas noches.
(APAGON)

Escena 4
MADAME: Veo que es muy exigente.
EDUARDO: Tal vez. Por esas casualidades, ¿no hay manera de preguntarle a algun espíritu si conoce a
Gracia?.
MADAME: Ya le expliqué, vaya a saber por dónde anda ese alma.
EDUARDO: ¿Tan grande es el paraíso?.
MADAME: No tanto como el inferno. Le recomiendo que se olvide de ella, sáquesela de la cabeza y se
abra a conocer a otros esprítus. Almas desesperadas en lo que sobran hoy en día.
EDUARDO: Bueno, intentémoslo
MADAME: Esa es la actitud indicada (ORDENA)
agarremismamosdescrucelaspiernaspongalamenteenblancoyconcéntreseconmigo (EDUARDO
OBEDECE, ELLA ENTRA EN TRANCE) Siento una presencia. ¡Ay que me entra! ¡Ay, que me entra! ¡Me
penetra! ¡Me penetra! ¡Me penetró! (CON OTRA VOZ, SE LE ABALANZA) ¡Mi virginidad! Si la tenés vos,
devolvémela ya.
EDUARDO: Yo no le he quitado nada.
MADAME: (SE QUIEBRA) Soy tan infeliz. No me mirés, no quiero que me veas así... sin mi virginidad.
EDUARDO: (MIRANDOLE LA CARA) Mire, la tenga o no, es algo no que se le nota.
MADAME. No te burlés de un alma atormentada.
EDUARDO: Flavia, madame Flavia... despierte, me arrepiento. Creo que voy al fracaso de nuevo...
MADAME: ¿A quién le hablás? ¡Loco!
EDUARDO: Ah, el loco soy yo. Usted se aparece exigiendo que le devuelva la virginidad y...
MADAME: Perdonáme. Entendé, cuando una se muere sin conseguir lo que quiere es lógico que apenas
le den la oportunidad, lo reclame a gritos. Por esas casualidades, ¿no viste una virginidad por algún
rincón?
EDUARDO. Aquí hay de todo, menos eso.
MADAME: Tenía la esperanza de que conociendo a alguien podría olvidar mi desgracia, pero no... estoy
condenada.
EDUARDO: ¿Usted es de esos espíritus torturados que arrastran cadenas?
MADAME: Un candado me gustaría arrastrar. Me llamo Luisilda...
EDUARDO: Eduardo Esmulebisky...
MADAME: Todo comenzó al amanecer, como empieza todo. Cuando la mucama entró a dejarme la
bandeja con el desayuno, pegó un grito:¡Por Dios y Cristo sacramentado en el altar, señora Luisilda!. Y
me pasó un espejo para que me viera y ahí lo descubrí: ¡Mi hímen ya no estaba!
EDUARDO: ¿Pero cómo pudo haberle pasado eso? Es imposible.
MADAME: Lo mismo dije yo, así que la acusé de robo, ya me venían faltando unas estatua de Peña y
Lillo y sospechaba que la tipa me estaba afanando. Pero no, no la tenía ella. Señora, para mi que le han
hecho algún trabajo, me dijo. Negra bruta, yo pierdo el himen y ella me salía con esa. La señora volvió
algo borracha, tal vez se lo arrancó cuando se desvestía, me sugirió. No me pareció ilógico, así que lo
buscamos entre las sábanas. Pero no estaba. Me sentía desnuda, tan desdichada. Si hubiera quedado
manca o sin una pierna, no me hubiera jodido. Pero la virginidad, no, con eso no se jode. Dimos vuelta la
casa, no apareció por ningún lado. Desesperada, me tapé el agujero con lo primero que encontré y salí a
la calle a buscarla. De pronto, me la encontré. Mi virginidad estaba haciendo esquina
EDUARDO: ¡Qué denigrante!.
MADAME: De pronto la muy guacha paró un taxi y se subió. (SE SUBE A UN TAXI) ¡Chofer, siga esa
virginidad! La muy desgraciada se bajó en la iglesia del Reino de Dios. Fue terrible descubrir que mi
virginidad ¡era evangelista! La seguí y la encontré frente al atrio, muy concentrada en lo que decía el
pastor. Aprovechando que todos comenzaron a gritar “aleluya hermano”, me la llevé a un costado y ahí la
abordé (MIRANDO) La verdad que esta es una situación bastante incómoda, para ambas, pero creo que
es hora de que volvás a tu lugar. Además, comprenderás que una mina como yo no puedo andar
desvirgada por ahí. No me mirés así. ¡Qué no me entendés! Nena, creo que la cosa está perfectamente
clara, te vengo cuidando desde que nací y de repente, desaparecés porque sí.
EDUARDO: ¿De repente? ¿Por qué sí?
MADAME: ¿Qué me estás insinuando? Andá sabiendo que todas en mi familia éramos de las que
llegaríamos al altar orgullosas de usar el vestido blanco. Aunque eso nos costara perder más de un novio
por calentura extrema...
EDUARDO: ¿Y ella, qué le dijo?
MADAME: Salió corriendo. No volvás a dejarme, le rogaba yo. Ahí nomás me fui a la Quinta. No estaba ni
el comisario, ni había un puto oficial en servicio.
EDUARDO: Después no se entiende por qué hay tantos asesinatos y robos. Y usted pretendía que la
ayudaran a recuperar su virginidad. Una vez me robaron el coche y me fui a los diarios.
MADAME: Eso hice, pero no quisieron oirme, que ellos están para otras cosas, que si publicaban una
noticia por cada una que pierde la virginidad al día, no les alcanzaría el espacio....
EDUARDO: Pudo pegar carteles en los postes, como se hace con los perros que se pierden.
MADAME: ¡Imposible!. No tenía un foto de mi entrepierna.
EDUARDO: Tal vez un identikit...
MADAME: Con los nervios no podría haberla descripto en detalle. Regresé a mi casa. Apenas entré, la
mucama me informó que hacía un rato había estado un policía, me dejó una nota y un paquete...
EDUARDO: ¿Qué decía?.
MADAME: Habían localizado mi virginidad...
EDUARDO: Vio, era cuestión de esperar, una virginidad no puede ir muy lejos. Al menos suelta.
MADAME: La habían capturado mientras intentaba cruzar la frontera a Chile con pasaporte falso. Al
principio intentó huir, pero cuando se vio cercada por Gendarmería tomó de rehenes a dos turistas suizos
y luego de diez horas de negociación, decidió entregarse pacíficamente...
EDUARDO: ¡Peligrosa la virginidad!
MADAME: Sólo pidió ser devuelta a su propietaria si el juez desistía todos los cargos que se le habían
entablado. Aceptó y me la habían enviado en el paquete.
EDUARDO: Ve que todo tiene solución.
MADAME: (HA ABIERTO EL PAQUETE Y MIRA EL INTERIOR) Era ella, era ella... (PERO SE PONE
SERIA) ¿Y ahora cómo me la ponía?
EDUARDO: ¡Fastick! ¡Celoplín! ¡Engrudo!
MADAME: (LLORANDO) Mi ginecólogo estaba de vacaciones, no podía esperar a que volviera, ni
tampoco caer al Hospital Central con la virginidad en una caja. Lo único que me quedaba era el suicidio.
Así que subimos a lo alto del Edificio Gómez y luego de contar hasta tres, nos arrojamos al vacío.
EDUARDO: Al menos murieron juntas...
MADAME: No, la virginidad cayó en una terraza y cuando yo me hice papilla contra el Km 0 de la ciudad,
ella ya no estaba conmigo. Ahora debe andar sola, perdida, en medio de la gente, buscándome, como yo
a ella. Por eso necesito conocer a alguien que este vivo, para que me ayude a reencontrarme con ella. Si
usted me da una mano, yo soy capaz de amarlo hasta el fin de sus días... Diga que sí, usted está solo y
yo tendría mi virginidad. ¡Sería la pareja perfecta!
EDUARDO: No es lo que tenía en mente.
MADAME. Claro, le debo parecer un monstruo. ¿Usted es virgen?
EDUARDO: Este... no. Bueno, de un lado sí.
MADAME: Me encanta, ¿me lo presta un rato?. La virginidad, digo.
EDUARDO: ¡No le presto nada!
MADAME: (AGARRA ALGO) O me la presta o se la saco en el acto.
EDUARDO: ¡Suelte eso!
MADAME: Vamos, comparta, no sea egoísta. Después de todo, no le estoy pidiendo el pito.
EDUARDO. Ni el pito, ni un carajo... (SE DESESPERA) Flavia, Madame Falvia, vuelva en sí. Me quieren
achurar el invicto... (LA AGARRA DEL CUELLO Y LA SAMARREA) ¡Flavia!
MADAME: ¡Entonces, quémese en el infierno de los cartuchos! (VOLVIENDO EN SÍ, PERO AGOTADA)
¡Madame Flavia! Eduardo.. no encontró el zapato para su pie.
EDUARDO: La verdad es que no ha sido muy efectivo este método, mejor...
MADAME. No me va a dejar ahora...
EDUARDO:¿Cómo?
MADAME: No me abandone ahora... digo, no se rinda. Tenga esperanzas.
EDUARDO: De repente le cambió la voz... ¿Es usted Madame Flavia?
MADAME. Sí, sólo que estoy (DISIMULA)... Resfriada. Véngase mañana, una vez más, seguro que
vamos a hallar lo que anda buscando. Ahora déjeme descansar estoy agotada...
EDUARDO. Esta bien, una vez más.
(APAGON)

Escena 5
OFF: “Wiskería El Ombligo, pase y piérdase”, se complace en presentar a la inigualable, increíble,
infartante Flavia Yibré...
MADAME: (SE ENCIENDEN LAS LUCES Y ESTA EN EL ESCENARIO) Esta noche me siento rara. Pero
rara bien. Y quiero hablar de un tema que nunca toco en mis chows: el amor. No, no se rían. Ah, el amor.
Nunca estuve enamorada... jamás. Hasta hoy. Por eso quiero compartirlo con ustedes, mis adorados y
anónimos amigos. Por primera vez en la vida le doy la razón a esas estúpidas de las novelas que se
pasan ochenta capítulos llorando por un tipo. Finalmente entiendo las letras de algunas canciones que
antes me parecían rídiculas. Estoy hecha una tonta adolescente... hasta me han salido espinillas. Y no
me las toco, ni me las tapo con maquillaje. Quiero que se me noten. Que me pregunten: ¿por qué te salió
una espinilla a esta edad? Y contestar, porque estoy enamorada. Amo mis pornocos, cada vez que me
los miro en el espejo, pienso en él. Después de todo, cada una vive el amor como mejor se le canta
(CANCION: EN EL AMOR TODO ES EMPEZAR)

EDUARDO: (EN EL CAMARIN) No tengo palabra. Me juré que dejaría de venir, pero hace dos meses que
vengo todas las noches.Y todas las veces me vuelvo frustrado, estresado. Cierro los ojos y se me
aparece su cara, pero con las voces de otras mujeres, una peor que la otra. He tenido como sesenta citas
y lo único que me quedado es desesperanza.. Y su cara cuando cierro los ojos...
MADAME: (INQUIETA) Bueno, a ver si ahora tenemos suerte...
EDUARDO: (LE TOMA LAS MANOS SUBITAMENTE) Lo digo yo:
agarremismamosdescrucelaspiernaspongalamenteenblancoyconcéntreseconmigo
MADAME: (BUSCA ENTRAR EN TRANCE )
EDUARDO: ¿Siente una presencia? ¿Le entra? ¿Le entra? ¿Le entró?
MADAME FALVIA: Vaya más despacio, hoy estoy algo estrecha... Espere. ¡Ahí me entró! (CAMBIA LA
VOZ A UNA DE IDISHE MAME) Hola, ¿vos cómo te llamas?
EDUARDO: Yo a usted la conozco... ¡Mámele!
MADAME: ¡Híjole!
EDUARDO: ¿Me querés decir que hacés de levante?
MADAME: Si tu padre apenas se quedó viudo salió a putanear, ¿Por qué no puedo hacer lo mismo yo
que llevo muerta más de diez años?
EDUARDO: Pero sos... eras mi mamá...
MADAME: Habré sido tu vieja, pero antes todo fui mujer. Algo que tu padre nunca pareció entender...
EDUARDO: ¡Mamele, por favor!
MADAME: Ahora que estoy del otro lado puedo contarte un par de cositas....
EDUARDO: (SE TAPA LO OIDOS) No te voy a escuchar. No te quiero escuchar...
MADAME: El único modo de enloquecer a tu padre en la cama era escondiéndole el control remoto. En
cambio, cuando él salía a la calle se volteaba a cuanta china o negra se le cruzaba
EDUARDO: Eso no es criticable, papá nunca fue racista.
MADAME: Una vez, después de hacer el amor se las tiró de honesto y me confesó que para poder
calentarse conmigo tenía que pensar en el cuerpo de Moria Casán. Si él hubiera sabido que yo tenía que
pensar en todo el cuerpo de bomberos...
EDUARDO: Entonces, ¿por qué no te divorciaste de él?
MADAME: Ah, vos también te lo preguntás. Estabas en medio vos...
EDUARDO: O sea que sacrificaste tu felicidad por mí...
MADAME: Tenía la esperanza de que cuando te hicieras adulto yo iba a poder liberarme, pero...
EDUARDO: Te moriste antes...
MADAME: Digamos que no tomé la decisión a tiempo. De nada sirve dejarse para después. Lo aprendí
cuando ya era tarde. Pero cambiemos de tema, ¿Y cómo te ha ido con las chicas que Madame Flavia te
ha presentado?
EDUARDO: Ninguna me gustó.
MADAME: Ah, seguro que todas eran goye. Si buscaras una chica judía... Todos tus primos se casaron
con chicas judias, pero vos...
EDUARDO: Mame, no empecés con los reproches.
MADAME: Me estás pidiendo que deje de ser yo. Está bien, si no me querés oír, me voy. Con suerte me
enfermo y me muero
EDUARDO: ¡Ya estás muerta!
MADAME: Entonces me voy a morir de vuelta, porque vos me vas a matar. Chau... (AMENAZA IRSE)
EDUARDO: Está bien, andáte.
MADAME: Ahora me echás, como a un perro.
EDUARDO: Entonces, quedáte.
MADAME: ¿Y para qué? Para que me tratés como a la “shitse”.
EDUARDO: Mamá, escuchame un ratito.
MADAME. Si yo te escucho, el que no habla sos vos. (LUEGO DE UN BREVE SILENCIO) ¡Y dale hablá!
EDUARDO: No sé, me da vergüenza.
MADAME: Ay, igual que tu padre.
EDUARDO: Me he dado cuenta que me gusta Madame Flavia, cada vez más.
MADAME: ¿Y por qué no se lo decís?
EDUARDO: Mamá... tocáte abajo, entre las piernas.
MADAME: (OBEDECE) A la flauta, ya notaba que me sobraba algo.
EDUARDO: ¿Qué van a pensar de mí si se enteran que me gusta un travesti, que encima vive de
comunicarse con los muertos?
MADAME: ¿Es judía?
EDUARDO: No sé, no le pregunté.
MADAME: (SE MIRA) A ver... No. Pero hay cosas peores, como pasarse la vida buscando a alguien que
ya no existe. Como yo, que me la pasé esperando a que tu padre cambiara.
EDUARDO: ¿Y cómo le digo a ella que ya me olvidé de Gracia? Que no me interesa ninguna relación
sentimental con alguien que no puedo ver, oler, tocar y... en fin. No sé cómo decírselo.
MADAME: Aprendé de tu madre, nunca chillé a tiempo con tu padre y ahora la estoy purgando. Un
concejo desde el más allá: no la pienses tanto y actuá... Ahora me voy. Y no te olvidés, de vez en cuanto
llevame una flor a mi tumba. Besos, mámele...
EDUARDO: Chau, vieja... y gracias.
MADAME: (VUELVE EN SÍ) ¿Y? ¿Cómo estuvo esta cita? ¿Le gustó?
EDUARDO: (ABRUPTAMENTE, SE PONE DE RODILLAS ANTE ELLA) ¡Flavia, la amo!
MADAME: (SE ESCANDALIZA) ¡Muérase!
EDUARDO: La amo. ¿Entiende? ¡La amo!
MADAME: (HISTERICA) ¡Muérase! ¡Muérase! ¡Muérase de una buena vez!
EDUARDO: ¿Por qué me trata así? ¿Yo no le gusto?
MADAME: Entiéndame, por favor. Por una cuestión profesional, no sé por qué, pero yo solo podría amar
a un difunto, ¿se da cuenta? Usted me atrae, me calienta... Sin embargo hay una barrera insalvable:
¡usted está vivo! Si le pido que se muera no es una orden o un insulto, es un ruego. ¡Muérase y seremos
felices!
EDUARDO: ¿Y por qué no se muere usted? (SE VA)

Escena 6
EDUARDO: (BORRACHO, FRENTE AL TELEFONO) ¿Por qué no se morirá ella? Loca de mierda
(LLORA) Para poder conquistarla seguí su consejo. Intenté con un revolver, pero estaba descargado. Usé
barbitúricos, pero estaba tan nervioso que me confundí y me tragué una caja de aspirinetas. Encima me
pasé un día entero sin encontrar una puta farmacia donde todavía vendieran hojitas de afeitar. Fracasé
en mi intento por conquistarla en vivo y en directo y también convirtiéndome en suicida (VA A TOMAR EL
TELEFONO) ¿A quién podré llamar para que me recomiende un modo efectivo para morirme: ¿Los
bomberos? ¿Alcohólicos anónimos? ¿Algún banco? (MARCA UN NUMERO CUALQUIERA)
FLAVIA: (EN OFF, ATIENDE UNA VOZ MUY DULCE) Buenas noches
EDUARDO: Disculpe... me equivoqué
FLAVIA: ¿Cómo lo sabe. Primero debería preguntar con quién habla para saber si se equivocó o no.
EDUARDO: ¿Con quién hablo?
FLAVIA: Conmigo.
EDUARDO: ¿Y usted quién es?
FLAVIA: ¿Yo? Yo soy yo. Flavia.
EDUARDO: ¿Flavia? ¿Madame Flavia?
FLAVIA: (RIE) ¡Qué madame ni que madame! Flavia a secas... Soy la telefonista del Hotel Higia.
EDUARDO: No lo conozco.
FLAVIA: ¡Por favor! Queda en pleno centro...
EDUARDO: Higia. Nombre raro para un hotel
FLAVIA: En la mitología girega, Hihia era la diosa encargada de velar por la salud de los mortales...
EDUARDO: Me gusta...Así que Flavia a secas. ¿Tiene algún compromiso esta noche?
FLAVIA: ¿Por?
EDUARDO: (A MADAME FLAVIA QUE ESTÁ SENTADA SOBRE LA BARRA) Estaba libre. Pasé por el
hotel. Flavia a secas resultó ser joven, bonita, inteligente. Y lo más importante: de carne y hueso. Un
espíritu dentro de un cuerpo. Un espíritu compañero que tose, come, toca y se deja tocar. Y no le interesa
el más allá. Cuando se lo pregunté, por las dudas, me respondió...
MADAME: Cuanto más acá, más cómodo y más calentito. Todos quieren lo mismo.
EDUARDO: Acabo de dejarla en su departamento. Y me vine a agradecerle por haberme hecho olvidar a
Gracia. Gracias a usted, Flavia médium, tengo una Flavia término medio, pero viva... viva. Me despido de
usted, Madame Flavia. Sé que su espíritu econtrará un espíritu afin, usted se lo merece. A mi me alcanza
con abrazar a la Flavia de este mundo. Y sin el Madame con un espíritu impertinente entre los dos. Se
que no me dirá una sola palabra. Pero le pido que me responda con la canción con la que cerrará su
actuación de esta noche en... (COMO PRESENTADOR) “Whiskería El Ombligo pase y piérdase”, que se
complace en presentar a la inigualable, increíble, infartante Flavia Yibré.
MADAME: (CANTA: FIESTA)
-FIN-

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