Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
CONFLICTIVIDAD SOCIAL EN LA LOCALIDAD DE MALVINAS ARGENTINAS: ASPECTOS JURÍDICOS
RELEVANTES RELACIONADOS AL PROYECTO DE PLANTA DE ACONDICIONAMIENTO Y SECADO
DE SEMILLAS DE MAÍZ (MONSANTO ARGENTINA S.A.I.C.)
I. ANTECEDENTES
1) 13.07.2012: el Concejo Deliberante de la Municipalidad de Malvinas Argentinas
autoriza a la empresa Monsanto Argentina S.A.I.C. a realizar las tareas preliminares para la obra
de la Planta Secadora de Granos, ubicada en Ruta A188 km. 9½; destacando que a los fines del
otorgamiento del permiso definitivo deberá cumplimentar con todos y cada uno de los
requisitos impuestos por la Secretaría de Ambiente y de Recursos Hídricos de la Provincia de
Córdoba, como así también los requerimientos específicos establecidos por la Dirección de
Saneamiento y Catastro de dicha Municipalidad, según prefactibilidad otorgada con fecha
16.03.2012.
2) 24.08.2012: la Secretaría de Ambiente de la Provincia de Córdoba dicta la Resolución
nº 595/2012, mediante la cual se autoriza el Aviso del Proyecto correspondiente a la ejecución
de la Etapa 1 “Planta de Acondicionamiento de Semillas de Maíz” en la localidad de Malvinas
Argentinas presentado por la firma Monsanto Argentina S.A.I.C., sujeto a una serie de
condiciones, entre las que resaltan “a. Presentar previo al inicio de la Etapa Operativa, para su
evaluación y aprobación un Estudio de Impacto Ambiental, conforme lo establecido en el
artículo 24 del Decreto nº 2131/00; b. Presentar con carácter de obligatoriedad, Avisos de
Proyecto complementarios y correspondientes a cada una de las Etapas planteadas en la
ejecución del Proyecto (Etapas 2, 3 y 4), ya que se encuentra contemplada la obligatoridad de los
mismos cuando se realice cualquier modificación o ampliación de los proyectos enunciados en el
Decreto Reglamentario n° 2131 de la Ley Provincial n° 7233”; entre otros acondicionamientos
con carácter previo al inicio de operaciones.
3) 10.01.2013: El Concejo Deliberante del Municipio de Malvinas Argentinas sanciona la
Ordenanza Nº 821/2013 por la que otorga a Monsanto Argentina S.A.I.C. permiso de obra
correspondiente a la Primera Etapa de la Planta de Acondicionamiento de Semillas de Maíz
"...conforme la documentación que obra en el expediente administrativo Nº 001‐003/2012 S.G.,
las autorizaciones emitidas por el órgano provincial competente (Ministerio de Agua, Ambiente y
Energía, sus secretarías, direcciones y cualquier otra dependencia), y los planos obrantes en
dicho expediente visados por la Secretaría de Planeamiento y Catastro de la Municipalidad de
Malvinas Argentinas”.
Página | 1
El otorgamiento del permiso de obra establecido precedentemente queda condicionado,
a que las obras civiles que se efectúen, se ajusten en un todo a la documentación obrante en el
expediente administrativo Nº 001‐003/2012 S.G., certificaciones, autorizaciones, requisitos y
condiciones fijadas mediante Resolución Nº 595/12 de la Secretaría de Ambiente dependiente
del Ministerio de Agua, Ambiente y Energía, sin perjuicio de las facultades que pudiere ejercer
en función de su poder de policía, la Municipalidad de Malvinas Argentinas, o que surgiere del
contralor propio del Poder Judicial.
Por el art. 8º se establece “El presente permiso de obra no implica autorización ni
habilitación alguna para la potencial etapa operativa de la Planta de Acondicionamiento de
Semillas de Maíz, la que deberá ser considerada y analizada en su oportunidad, una vez que se
cumplimenten todos los requisitos legales y administrativos pertinentes”.
4) Actuaciones judiciales en autos caratulados: “CLUB DE DERECHO (FUNDACIÓN CLUB
DE DERECHO ARGENTINA) Y OTROS ‐ QUISPE, EDUARDO ‐ QUISPE, DIEGO RAÚL‐ QUISPE, ESTER
MARGARITA‐ MOLINA, CELINA LAURA ‐ BARBOZA VACA, VANINA DE LOS ANGELES ‐ OLIVA, DA
C/ MUNICIPALIDAD DE MALVINAS ARGENTINAS AMPARO (LEY 4915)” EXPTE. N° 218019/37.
4.1) Juzgado en lo Civil, Comercial, de Conciliación y Familia N° 1 de Feria (25.01.2013):
Resolvió rechazar la medida cautelar innovativa en la forma solicitada por los amparistas. 2)
Disponer de oficio, como medida cautelar, se ordene a la Municipalidad de Malvinas Argentinas
se abstenga de autorizar a MONSANTO ARGENTINA SAIC cualquier obra y/o actividad que
implique la puesta en funcionamiento de la etapa operativa de la Planta de Acondicionamiento
y/o Secadora de Semillas de Maíz en el predio ubicado en Ruta 188 A Km 9 1/2, de la localidad
de Malvinas Argentinas hasta que no se encuentren cabalmente cumplimentados todos y cada
uno de los trámites y requisitos señalados por la Secretaría de Ambiente y los dispuestos por el
Decreto reglamentario 2131/00 de la Ley provincial 7343 y, de manera particular, los referidos a
la evaluación de impacto ambiental y la resolución correspondiente (arts. 2 y 30 del Decreto
2131/00).
4.2) Sala Segunda de la Cámara del Trabajo (22.02.2013): Resolvió hacer lugar al recurso
de apelación interpuesto por los amparistas y revocar el punto 1) de la parte resolutiva del auto
interlocutorio número treinta y ocho, dictado con fecha 25.01.2013. En su mérito, hizo lugar a la
cautelar innovativa peticionada por los amparistas, y ordenó a la Municipalidad de Malvinas
Argentinas suspender los efectos de la Ordenanza número 821/2013, dictada por dicho
municipio, por la que autoriza a la firma MONSANTO ARGENTINA SAIC, permiso de obra para la
primera etapa del proyecto de la planta secadora de semillas de maíz ubicada en la Ruta A188
Km 9 y ½ de la ciudad de Malvinas Argentinas, y en consecuencia arbitre los medios necesarios
para suspender las actividades tendientes a la realización de la obra civil referenciada.
Página | 2
4.3) Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba (23.04.2013): Resolvió
admitir el recurso directo y hacer lugar a la casación articulada por la parte demandada en
contra del Auto Interlocutorio Número Veintiuno de fecha 22.02.2013, dictado por la Sala
Segunda de la Cámara del Trabajo, y en su mérito dejó sin efecto la cautelar ordenada en dicho
pronunciamiento quedando vigente la dictada por el Juzgado de Feria mediante Auto número
Treinta y ocho de fecha veinticinco de enero de dos mil trece.
4.4) Juzgado en lo Civil, Comercial, de Conciliación y Familia N° 1 (07.10.2013): Resuelve
no hacer lugar al amparo interpuesto en contra del Municipio de Malvinas Argentinas, por la
autorización otorgada para las tareas preliminares para la obra de la Planta Secadora de Granos
Ubicada en Ruta A 188 Km. 9 ½, y el permiso de obra correspondiente a la primera etapa de la
Planta de Acondicionamiento (ordenanzas 808/2012, 821/203), ordenando a la Municipalidad
de Malvinas Argentinas se abstenga de autorizar a Monsanto Argentina S.A.I.C., la puesta en
funcionamiento de la etapa operativa de la Planta de Acondicionamiento y/o Secadora de Maíz,
mientras no se cumplimenten los requisitos previstos por las leyes, con la verificación de todos
los recaudos por parte de los distintos organismos públicos, en especial la realización del
correspondiente estudio de impacto ambiental, preservando el derecho a información de todos
los ciudadanos y en su caso la celebración de audiencia pública, todo ello a fin de evaluar
adecuadamente los riesgos y consecuencias que trae consigo el funcionamiento de la planta en
el Municipio, en procura de la defensa del ambiente y de los recursos hídricos de la Provincia.
5) Fiscalía de Instrucción en lo Penal Económico y Anticorrupción de 2° Nominación –
Juzgado de Control en lo Penal Económico, en autos caratulados “ACTUACIONES LABRADAS
POR: SUB‐CRIA. MALVINAS ARGENTINAS EN SRIO. N° 497/12 C/ MOTIVO DE LA DENUNCIA
FORMULADA POR ARROYO RUBEN, CLAVIJO SANTIAGO Y OTROS” (Expte. "DEN", nº 030, año
2012 –SAC 309922) 19.11.2012: Se desestima la denuncia y se ordena el posterior archivo de las
actuaciones, conforme a lo normado por los arts. 319 y 342, ‐1° hipótesis‐ del Código Procesal
Penal, por no encuadrar en figura penal los sucesos en ella referidos en relación al Sr.
Intendente de Malvinas Argentinas Daniel Arzani, Secretario de Catastro y Planeamiento Rubén
García Peyrano (Primer hecho), miembros del Concejo Deliberante de dicha localidad, José
Antonio Blanco, Elsa Gladys Martínez, Emilio Ferrero, María Sandra Ferreyra, Ricardo Daniel
Guzmán, Martha Inez Castro (Segundo Hecho) y del Ministro de Agua, Ambiente y Energía de la
Provincia de Córdoba Cr. Manuel Calvo, y del Secretario de Ambiente de la Provincia de Córdoba
Luis Federico Bocco (Tercer Hecho), del los Ministros de Industria y Comercio Jorge Lawson‐; de
Página | 3
Agricultura, Ganadería y alimentos –Néstor Scalerandi‐ (cuarto hecho); (arts. 319 y 342, ‐
primera hipótesis‐, y cc. del C.P.P.).
6) Juzgado de Control Nº 6 en turno (01.10.2013): Rechaza in limine la acción de hábeas
corpus deducida por Teresita Hilda TORANZO y otros, por no corresponder el supuesto en que
se asienta a uno de los casos establecidos en los arts. 3° y 4° de la ley 23.098, art 10 de la citada
ley.
II. PRINCIPALES ASPECTOS CRÍTICOS
Sin perjuicio del respeto y observancia que merecen las decisiones judiciales dictadas
hasta el presente, y sin desmedro de las facultades, criterios y decisiones sostenidos hasta el
presente por las autoridades gubernamentales provinciales y municipales, cabe realizar las
siguientes puntualizaciones:
1. En todos los casos hasta el presente, los cuestionamientos judiciales planteados por
los vecinos en contra del Municipio de Malvinas Argentinas, se han centrado en las Ordenanzas
que han autorizado las obras civiles que implican la construcción y realización de la primera
etapa del proyecto, en especial por el incumplimiento de los pasos previos establecidos en la
Ley General de Ambiente 25.675 (LGA), especialmente los artículos 11, 12 y 13, por cuanto se
les habría negado la necesaria información ambiental (arts. 16 a 18 LGA) y el procedimiento de
los arts. 19, 20 y 21 de dicha LGA especialmente respecto a que las autoridades deberán
institucionalizar procedimientos de consultas o audiencias públicas, como instancias obligatorias
para la autorización de aquellas actividades que puedan generar efectos negativos y
significativos sobre el ambiente.
Sin embargo, los incumplimientos señalados anteriormente, reconocen como origen y
fundamento la Resolución Nº 595/2012 de Secretaría de Ambiente de la Provincia de
Córdoba, mediante la cual se autorizó el Aviso del Proyecto correspondiente a la ejecución de
la Etapa 1 “Planta de Acondicionamiento de Semillas de Maíz” en la localidad de Malvinas
Argentinas presentado por la firma Monsanto Argentina S.A.I.C.
Dicha autorización, sujeta a una serie de condiciones, es precedida por la exigencia de
“Presentar previo al inicio de la Etapa Operativa, para su evaluación y aprobación un Estudio de
Impacto Ambiental, conforme lo establecido en el artículo 24 del Decreto nº 2131/00” y
“Presentar con carácter de obligatoriedad, Avisos de Proyecto complementarios y
correspondientes a cada una de las Etapas planteadas en la ejecución del Proyecto (Etapas 2, 3 y
4), ya que se encuentra contemplada la obligatoridad de los mismos cuando se realice cualquier
Página | 4
modificación o ampliación de los proyectos enunciados en el Decreto Reg. Nº 2131 de la Ley
Provincial Nº 7343”.
Esa resolución no fue cuestionada por los vecinos amparistas en sede judicial, quienes
solicitaron que la Municipalidad de Malvinas Argentinas “se abstenga de emitir permiso de
construcción de obra y factibilidad a Monsanto Argentina S.A.I.C., para que la firma pueda
instalar un establecimiento industrial consistente en una planta secadora de granos, en un
predio ubicado en dicho Municipio a la altura de la Ruta A188, km.9 ½, en tanto y en cuanto no
se cumplimenten los diversos procedimientos aplicables en materia ambiental establecidos por
la Ley General de Ambiente N° 25.675, en especial la realización del correspondiente estudio de
impacto ambiental y la previa celebración de una audiencia pública”.
2. De las actuaciones y omisiones estatales que se vinculan a la problemática social
planteada, puede inferirse variados aspectos controvertibles y errores de orden técnicos y
administrativos, entre los que se destacan:
a) El proyecto (establecimiento industrial consistente en una planta de
acondicionamiento/secado de semillas) es uno sólo, y bajo ese criterio de unicidad debe ser
objeto de evaluación de impacto ambiental previa a su ejecución, analizando tanto sus etapas
constructivas como operativas y de cierre luego de su finalización de vida operativa.
b) El desdoblamiento o fraccionamiento de ese único proyecto, aceptado por la
Secretaría de Ambiente mediante evaluaciones parciales (avisos de proyecto), produce como
resultado una segmentación de sucesivos informes meramente declarativos y parciales 1 , que no
se condicen con ninguna regla técnica ni jurídica, por cuanto aún cuando las sucesivas
autorizaciones parciales no constituyen otorgamientos de licencia ambiental, resultan
contradictorias con la exigencia dispuesta por esa misma Autoridad, esto es, presentar un
Estudio de Impacto Ambiental para su evaluación y aprobación.
c) El diferimiento de la obligación de presentación del Estudio de Impacto Ambiental, con
carácter previo al inicio de su fase operativa, distorsiona el sentido y función de instrumento de
gestión ambiental preventiva del proceso administrativo de evaluación de impacto ambiental, el
que debe iniciarse y abarcar desde la gestación hasta el abandono de un proyecto, obra o
actividad; esto es: anteproyecto; proyecto ejecutivo; construcción y ejecución; operación y
mantenimiento; cese y abandono de la explotación.
1
Vg. el Aviso de Proyecto (1ª Etapa) omite en la etapa constructiva (y la Secretaría de Ambiente tampoco lo exige) el
cumplimiento del Decreto Nº 132/2005, reglamentario de la Ley 9164, en relación al depósito y almacenamiento de productos
químicos o biológicos de uso agropecuario, en las condiciones exigidas en el Anexo II.
Página | 5
d) Con la presentación del Aviso de Proyecto, la Secretaría de Ambiente realizó una
clasificación o categorización inicial del proyecto, estableciendo que quedaba sometido a una
evaluación de impacto ambiental completa. Pero sugestivamente, adopta y adapta el esquema
desagregado del proyecto a evaluar, según las etapas que la propia empresa Monsanto
Argentina S.A.I.C. formula en su presentación.
e) La controvertible decisión anterior, reconoce variadas consecuencias negativas, entre
ellas la eliminación de la consideración temprana de alternativas al proyecto propuesto,
mediante un examen de las distintas alternativas, integrando en el análisis la viabilidad técnica,
económica, financiera, legal, ambiental y social de cada una de ellas.
De esta manera, la propia autoridad ambiental de la Provincia, se ha autoexcluido del
análisis que debe explorar y evaluar objetivamente las alternativas razonables y diseños de
mayor calidad ambiental, identificando en forma clara las razones de la selección realizada y
detallando aquellas que fueron descartadas y las razones de ello.
De ello puede colegirse una primera consecuencia: la futura evaluación de impacto
ambiental ordenada por la Secretaría de Ambiente, no comprenderá la evaluación de los
distintos proyectos alternativos que se podrían haber considerado y sus efectos sobre el medio
ambiente y los recursos naturales, incluyendo el análisis de las relaciones entre los costos
económicos y sociales de cada alternativa y esos efectos ambientales.
Dicho en otros términos, el diferimiento de la evaluación de impacto ambiental, que ya
no será “previa”, sino ex post de la emisión de sucesivos salvoconductos amoldados a los
requerimientos y etapas delineados por la propia empresa, impedirá contemplar posibilidades
de mejoramiento o cambios de la localización o diseños alternativos del proyecto. Los impactos
relacionados con el proyecto deben ser identificados antes de la construcción y operación. Los
métodos de control y mitigación no deben ser diferidos a la etapa previa a la puesta en marcha
de la actividad, sino ser elaborados con el diseño del proyecto.
La evaluación de impacto ambiental debe emprenderse (y exigirse) con la anticipación
necesaria en el ciclo del proyecto, para que pueda afectar la planificación y el diseño. Es
importante contar con suficientes datos sobre ubicaciones alternativas, diseños y procesos en
los cuales se pueda basar un estudio ambiental, puesto que si ya se han tomado decisiones
sobre estos factores, la oportunidad de ejercer una influencia en el proyecto final mediante el
mecanismo del proceso de EIA, y en especial, de los procesos de consulta o audiencia pública
previa, se verán frustrados y limitados a un cliché formal. Por ello, debe considerarse al EIA
como parte de un proceso dinámico del desarrollo de proyectos y no como un informe
independiente en el que se detalla las consecuencias ambientales y sociales de un proyecto,
cuyo diseño no ha considerado el análisis de esas variables.
Página | 6
Cuando el estudio de impacto ambiental se lleva a cabo en forma sistemática tratando
de adelantarse en el diagnóstico de los problemas y sus posible soluciones, evaluando cada uno
de ellos y acudiendo a la consulta pública en las etapas iniciales del diseño del proyecto de
inversión (anteproyecto), más concretamente en la fase temprana de identificación, se puede
interpretar como un instrumento de gestión ambiental preventivo, cuya intención es permitir la
consideración anticipada y participativa de los efectos ambientales de un proyecto antes de que
éste resulte autorizado o aprobado. Es este el criterio normativo universal y el de nuestro país.
g) Teniendo en cuenta que una de las características del procedimiento de EIA es ser
básicamente una herramienta participativa para la toma de decisiones, su diferimiento al inicio
de la fase operativa del proyecto, conlleva la afectación de la garantía constitucional de derecho
de acceso a la información ambiental con carácter previa, oportuna e integral de todos los
ciudadanos, como condición –a su vez‐ para el ejercicio de los derechos de participación
ciudadana, cuyo cumplimiento es inherente a todo proceso de democratización de decisiones, y
es un elemento constitutivo de la razonabilidad del proceso y decisión administrativa.
En todos los casos, tanto la empresa titular del proyecto, como los organismos
provinciales y municipales intervinientes, así como de las diversas instancias judiciales
intervinientes, dan expresamente por sentado –erróneamente‐ que la celebración de consultas
o audiencias públicas previas, en el marco del proceso de EIA, y con ello el derecho a opinar de
los vecinos potencialmente afectados, constituyen un resorte facultativo de la Secretaría de
Ambiente, obviando que dicho requisito es una instancia obligatoria consustancial a la
legalidad y razonabilidad del acto administrativo aprobatorio 2 .
2
Ley 25.675 ‐ Participación ciudadana (art. 19): “Toda persona tiene derecho a opinar en procedimientos administrativos que se
relacionen con la preservación y protección del ambiente, que sean de incidencia general o particular, y de alcance general”.
Art. 20: “Las autoridades deberán institucionalizar procedimientos de consultas o audiencias públicas como instancias
obligatorias para la autorización de aquellas actividades que puedan generar efectos negativos y significativos sobre el
ambiente…”. Art. 21: “La participación ciudadana deberá asegurarse, principalmente, en los procedimientos de evaluación de
impacto ambiental y en los planes y programas de ordenamiento ambiental del territorio, en particular, en las etapas de
Página | 7
h) Bajo esta perspectiva, resulta legítimo el agravio y reclamo sostenido por los vecinos
de Malvinas Argentinas, frente al incumplimiento de los pasos previos establecidos en la Ley
General de Ambiente 25.675 (LGA), especialmente en relación al acceso a la información
ambiental y el establecimiento de procedimientos de consultas o audiencias públicas como
instancias obligatorias para la autorización de aquellas actividades que puedan generar efectos
negativos y significativos sobre el ambiente, por cuanto la participación ciudadana debe
asegurarse, principalmente, en los procedimientos de evaluación de impacto ambiental (art.21).
i) Resulta cuanto menos llamativo, que ante el incompleto marco normativo ambiental
provincial de referencia acompañado en el Aviso de Proyecto, los organismos provinciales
persistan prestando aquiescencia a un criterio restrictivo de la normativa aplicable, refractario a
la propia Constitución Nacional. El marco normativo provincial aplicable, no puede prescindir ni
soslayar la vigencia de la Ley General del Ambiente Nº 25.675 (LGA) que reviste carácter de
orden público, rige en todo el territorio de la Nación, y sus disposiciones se utilizarán para la
interpretación y aplicación de la legislación específica sobre la materia, la cual mantendrá su
vigencia en cuanto no se oponga a los principios y disposiciones contenidas en ésta (art. 3º).
Más precisamente, el carácter facultativo otorgado por la normativa provincial, para
convocar a procedimientos de consultas o audiencias públicas, se opone a las disposiciones de
orden público de la LGA, que los instituye como instancias obligatorias, donde la participación
ciudadana debe asegurarse, principalmente, en los procedimientos de evaluación de impacto
ambiental (art.21).
Ello significa que “La interpretación y aplicación de la presente ley, y de toda otra norma
a través de la cual se ejecute la política Ambiental, estarán sujetas al cumplimiento de los
siguientes principios (art. 4º): Principio de congruencia: La legislación provincial y municipal
referida a lo ambiental deberá ser adecuada a los principios y normas fijadas en la presente ley;
en caso de que así no fuere, éste prevalecerá sobre toda otra norma que se le oponga”.
Como es sabido, la reforma de la Constitución Nacional de 1994 al regular la cuestión
ambiental en su parte orgánica, introdujo en el tercer párrafo de su Art. 41, una alteración a
dicho reparto de competencias entre el Estado federal y las Provincias, al disponer
"Corresponde a la Nación dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de
protección, y a las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las
jurisdicciones locales".
planificación y evaluación de resultados”; Art. 2º: “La política ambiental nacional deberá cumplir los siguientes objetivos: (…) c)
Fomentar la participación social en los procesos de toma de decisión; i) Organizar e integrar la información ambiental y asegurar
el libre acceso de la población a la misma..”.
Página | 8
La delegación efectuada a través del tercer párrafo del Art. 41 CN comprende el dictado
de presupuestos mínimos de protección ambiental (umbrales mínimos) que rigen en todo el
territorio nacional, cuyo contenido y alcance no pueden alterar las jurisdicciones locales, pero
cuyas exigencias mínimas son imperativas en todo el país.
De esta manera se institucionaliza una novedosa modalidad de deslinde de potestades
conforme a la cual se produce una complementación y no una concurrencia, ya que si bien la
Nación fija una suerte de “piso o umbral” mínimo que rige en todo el país, las provincias y la
Ciudad de Buenos Aires pueden elevar esos presupuestos básicos por medio de normas que
eleven el “techo” de exigencias en el campo ambiental.
En consecuencia los presupuestos mínimos, serán mínimos en tanto y en cuanto las
provincias no podrán dictar normas de protección ambiental menos exigentes. Es decir, los
presupuestos son doblemente mínimos: porque la Nación está constreñida a legislar sólo con
ese alcance, y por que sobre las materias legisladas habrá de observarse un cumplimiento
obligatorio en todo el país. De allí que las provincias puedan establecer obligaciones y exigencias
superiores, pero nunca inferiores, a los presupuestos mínimos.
En síntesis, los presupuestos mínimos de protección ambiental, son umbrales mínimos
tanto de carácter sustantivo como procesal, que no pueden ser desatendidas conformes al
principio de congruencia, reservando para los Estados locales, sucesivos desarrollos que
incrementen o amplíen las exigencias ambientales, perfeccionando la protección consagrada de
acuerdo a sus propias realidades.
Su vigencia define una reformulación del sistema de jerarquía de fuentes normativas,
donde las provincias, conforme al régimen constitucional provincial, ejercen lo que en doctrina
se ha denominado la “complementariedad maximizadora”, es decir, dictar normas adicionales
de optimización a las leyes de presupuestos mínimos de protección ambiental, necesarias para
complementarlas, incrementando o ampliando las exigencias ambientales.
Las normas “complementarias” a las que alude el tercer párrafo del art. 41 de la CN son,
entonces, las leyes, decretos, resoluciones y ordenanzas de naturaleza local, que se dictan para
asegurar la operatividad de los presupuestos mínimos. Son también aquellas normas que
establecen requisitos adicionales u obligaciones más estrictas que las previstas en la ley de
presupuestos mínimos.
Esa complementación normativa de optimización, ha sido ratificada por la Corte
Suprema, al sostener con arreglo al art. 41 de la CN que “complementar supone agregar alguna
Página | 9
exigencia o requisito no contenido en la legislación complementada” 3 . En consecuencia, en
materia ambiental lo que existe es una gestión concurrente de intereses comunes, pero en
jurisdicción propia, fundada en poderes propios. Esto significa que las normas que pertenezcan
a los órdenes provinciales y municipales se deberán amoldar a las de presupuestos mínimos
nacionales (umbrales mínimos de protección), pero desarrollándolas o maximizándolas en la
protección, lo que implica la plena operatividad del principio de complementariedad y
optimización en la protección ambiental.
III. RELACIÓN CONCLUSIVA
La participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales, introduce
una amplia gama de ideas, experiencias y conocimientos que motivan el desarrollo de
soluciones alternativas. Esto, a su vez, mejora el conocimiento de los responsables de la toma
de decisiones al involucrar a todas las partes interesadas, para el logro de consenso en las
diversas etapas del proceso y reduciendo con ello, la posibilidad de conflictos, la transparencia
de las acciones tanto públicas como privadas, así como el aumento de la probabilidad de hallar
soluciones mejoradas y duraderas.
Sin embargo hasta el presente, la ausencia de estas instancias de diálogo y participación
social en relación a la problemática planteada, evidencian que las autoridades provinciales y
municipales no han realizado las acciones que responsablemente corresponden, para garantizar
la plena vigencia de derechos de incidencia colectiva que revisten simultáneamente la calidad
de derechos humanos básicos, como condición previa a una decisión tan trascendente para la
comunidad de Malvinas Argentinas.
No es posible dispensar el orden público ambiental, sin valorar el interés público
comprometido que, en definitiva se refiere a valores que trascienden de la titularidad de
cualquier sujeto, público o privado.
El orden público ambiental es una categoría jurídica que legitima la potestad‐poder‐
deber ordenadora del Estado, en materia de conservación, defensa y mejora ambiental. En
particular, funciona como base o fundamento para el ejercicio de facultades normativas, poder
de policía ambiental que se traduce en prohibición, restricción y control de actividades capaces
de degradar o alterar el bien jurídico ambiental.
La noción de orden público ambiental no es nueva. Los primeros contornos fueron
delineados magistralmente por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el célebre fallo
3
CSJN “Villivar, Silvana N. v. Provincia de Chubut y otros”, 17 de abril de 2007. “Las autoridades locales, cuando ejercen la
facultad de dictar normas complementarias, pueden agregar alguna exigencia o requisito no contenido en la legislación
complementada”.
Página | 10
Saladeristas de Barracas del Riachuelo (1887), donde ya en esa época la Corte definió los
aspectos esenciales del poder de policía ambiental y su ejercicio irrenunciable para proteger la
salud pública. Conforme a esta doctrina judicial toda autorización de un establecimiento
industrial está siempre fundada en la presunción de su inocuidad; nadie puede tener un
derecho adquirido de comprometer la salud pública “y esparcir en la vecindad la muerte y el
duelo con el uso que haga de su propiedad con el ejercicio de una profesión o industria” y el
Estado puede imponer nuevas condiciones o retirar la autorización concedida, cuando las
normas de policía ambiental no se cumplieren o fuesen ineficaces para hacerlos totalmente
inocuos, sin que ello implique responsabilidad estatal.
La protección del ambiente se halla reconocida por el derecho internacional y
convencional y en lo que a nosotros atañe, por la declaración de las Naciones Unidas sobre el
medio ambiente auspiciada por nuestro país, por la Convención Americana de Derechos
Humanos ratificado por ley 23.054 y por el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales aprobado por ley 23.313, los que a partir del año 1994 poseen rango
constitucional de conformidad con lo dispuesto por el inc. 22 del art. 75 de la C.N. Por ello, su
operatividad es innegable aunque no existiera ley reguladora de la materia.
El orden público ambiental, tomó una renovada dimensión a través de art. 41 de la
Constitución Nacional, al materializar el objetivo de asegurar un equilibrio armonioso entre el
hombre y su ambiente. La Ley General del Ambiente 25.675 (LGA), a su vez, estableció que sus
normas son de orden público y sus disposiciones se utilizarán para la interpretación y aplicación
de la legislación específica sobre la materia, la cual mantendrá su vigencia en cuanto no se
oponga a los principios y disposiciones contenidas en ésta.
Con ese alcance, las normas ambientales relativas al acceso a la información ambiental
y a la participación ciudadana en los procesos de evaluación de impacto ambiental, son de
orden público y “no son susceptibles de negociación o renuncia entre particulares y por su
explícita fuente constitucional tampoco el Estado puede soslayar su cumplimiento consagrando
4
Cfr. “Breti, Miguel A. c/ ENRE”, Exp. Nº 56617, Sala II de la Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca, 17 de marzo de
1999 y “Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado v. Propietario Estación de Servicio Shell”, Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil, sala H, 25 de abril de 2007.
Página | 11
excepciones particulares o provocando derogaciones singulares de disposiciones de alcance
general. Por el contrario, la protección del entorno configura una obligación del Estado” 5 .
Una primera consecuencia significativa de este reconocimiento, es que el orden público
ambiental 6 debe ser tenido en cuenta en toda ocasión o decisión pública o privada que conlleve
un riesgo de impacto negativo sobre el medio ambiente y la salud.
Una segunda consecuencia, es el carácter indisponible de la tutela del ambiente y su
carácter irrenunciable. La tutela del ambiente es un deber irrenunciable de los tres poderes del
Estado y de los particulares.
Una tercera consecuencia de orden procesal, se vincula a la efectividad del proceso y la
sentencia ambiental, donde la participación social cumple una función reestructurante del
régimen de la información y democratización de las decisiones; se garantiza el acceso irrestricto
a la justicia ambiental ampliando el ámbito de la legitimación activa en las acciones colectivas,
en las que el derecho al ambiente otorga legitimación, pero no titularidad de la acción. A la
reformulación del principio dispositivo aplicable al proceso ambiental, en un marco de amplios
poderes instructorios y ordenatorios del juez en el proceso ambiental, acompañan la
inaplicabilidad del instituto de caducidad de instancia 7 haciendo operativo el principio de
conservación del proceso ambiental, en razón de estar en juego derechos no disponibles. Por
otra parte, se innova en la audiencia pública como medio probatorio en el proceso ambiental;
se reconoce la imprescriptibilidad de las acciones de prevención y reparación del daño
ambiental colectivo 8 y la no disponibilidad de la acción y en consecuencia, la denegación del
desistimiento de la acción ambiental y del derecho reconocido por la sentencia ambiental,
5
MEIER, E. “Política, Derecho y Administración de los Recursos Naturales Renovables", ps. 52 y 103, Caracas, 1987, cit. por
Néstor A. CAFFERATTA en RAP Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública, “Los contratos de la Administración
Pública y la Protección del Medio Ambiente”, Año XXV, Nº 295.
6
El orden público ambiental, tiene una significación más amplia que aquella que expresa el orden público ecológico. Cuando el
art. 41 CN alude al “patrimonio natural y cultural” a preservar comprende toda la problemática ecológica general incluyendo
aspectos sociales, de salubridad, estéticos, paisajísticos, urbanísticos y culturales.
7
Para las consideraciones y fundamentos de la caducidad de instancia en los procesos ambientales donde se discuten derechos
de orden público, Vid. “Di Dio Cardalana, Edgardo y otros c/ Aguas Argentinas S.A. Ente Tripartito de Obras y Servicios Sanitarios
(ETOSS) s/ amparo”, Cámara Federal de Apelaciones de La Plata Nº 2 (proveniente del Juzgado Federal de Primera Instancia N°
3 de Lomas de Zamora), 26 de octubre de 2.004. T° 106 F° 91/94). Cfr. asimismo, CAFFERATTA, Néstor A., “Caducidad de
instancia en procesos colectivos ambientales”, Rev. de Derecho Ambiental, Buenos Aires, Ed. Lexis Nexis, N° 1, 2005, p. 185.
8
“Subterráneos Argentinos c. Propietario estación de servicios SHELL de Lima entre Estados Unidos e Independencia”, 1999,
CNCiv., sala H y CCiv. y Com. La Plata, Sala 2ª, “Pinini de Pérez c. COPETRO”, 1993; Suprema Corte de la provincia de Buenos
Aires, “Almada y otros c. COPETRO S.A.”, 1998.
Página | 12
pudiendo recurrirse a los principios de legitimación subsidiaria (Defensor del Pueblo, Ministerio
Público) 9 .
Por su parte, como la tutela del ambiente compromete el interés general (dimensión
social), también el derecho administrativo se ha visto influenciado: el principio precautorio ha
hecho evolucionar el control de legalidad de los actos de la administración, al incorporar la falta
de certeza científica entre los intereses a tomar en cuenta al ejercer el control de
proporcionalidad y razonabilidad. En este sentido, la evaluación de impacto ambiental y
participación pública previos, son parte de los requisitos de la legalidad y razonabilidad del
acto administrativo, por cuanto una decisión administrativa que no cumple con dicho
requisito, carece de causa. De allí que la eventual inobservancia de este recaudo, cuando
resulta exigido por el ordenamiento, constituye un vicio esencial en el proceso de formación
del acto administrativo y del procedimiento de formación de la voluntad estatal, porque el
presupuesto de incertidumbre habilita la prohibición ante la falta de pruebas fehacientes sobre
la inocuidad.
En este aspecto el derecho ambiental goza de un privilegio: por imperio de los principios
de precaución y de prevención, la acción de cese por falta de EIA es una acción de puro derecho.
Esto porque con la sola acreditación de la falta de DIA autorizante (más la prueba del comienzo
de la ejecución y de la necesidad de que se realice el trámite de EIA) se podrá solicitar el cese sin
más del emprendimiento clandestino. En esto la acción ha introducido una verdadera regla
derogatoria del derecho común pues la ausencia de declaración de impacto ambiental es
suficiente para que la justicia acceda una demanda por suspensión, dispensando de la doble
obligación de probar la verosimilitud en el derecho y el peligro en la demora, de la manera
clásica. Esto es lo que hace que la medida autosatisfactiva (dentro del proceso de amparo) se
presente como medio idóneo para entablar este tipo de pretensión de cese.
9
En el caso de inexistencia del requisito de representatividad adecuada, de desistimiento infundado o abandono de la acción, el
juez debería notificar al Ministerio Público y en la medida de lo posible a otros legitimados adecuados para el caso (Defensor del
Pueblo, terceros) a fin de que asuman voluntariamente la titularidad de la acción. Cfr. “Municipalidad de Berazategui c/ Aguas
Argentinas S.A. s/ ordinario”, Cámara Federal de La Plata, 3 de octubre de 2006.
Página | 13