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Epílogo Kamenszain

“Así, paso a paso, sin pretensiones espectaculares, nos encontramos ya cerca del final del
siglo sentados sobre un archivo agotado de teorías. Desde ese lugar y frente al hecho
poético –enigma que Lezama Lima evaluara como resistencia. No nos queda otro recurso
que el de preguntarnos por su verdad. Refiriéndose a Lamborghini, Roberto Echavarren
dice que ‘la poesía es el campo de todo lo que se pierde cuando se escribe un artículo o una
crítica’. De los propios trabajos críticos de Echavarren, de los de Perlongher, Milán y de los
tantos otros fragmentos de reflexión que ya encontramos dispersos por aquí y por allá,
podemos decir lo contrario: adueñándose de todo lo que se pierde cuando se escribe un
poema, logran inaugurar un nuevo espacio crítico.

No son ‘manifiestos’, no muestran voluntad programática alguna. Sin actitudes didácticas o


proselitistas, atentos sólo al resto, a ese sobrante poético que destila resistencia, estos
poetas-críticos están logrando transformar la ficción llamada neobarroco en una verdad.
Verdad que permite apresar –seleccionar- hoy, en una obra única, la diferencia que se fuga
en verso por veintidós maneras de decir.” (Kamenszain, 1996-2010: 354)

García Helder, “El neobarroco en la Argentina”1

“ENSIMISMAMIENTO: Si algo se le reprochó a Rubén Darío y al modernismo en general es


no haber entendido a Mallarmé; los neobarrocos puede decirse que sí lo entienden, o al
menos entienden lo que Barthes dijo era la nueva de Mallarmé: "confundir en una misma
sustancia escrita la literatura y el pensamiento de la literatura"2.

Porrúa sobre el artículo de Helder en Diario de Poesía:

“Sin embargo, no todo es autoridad (en el sentido clásico) en el uso de la cita. Esta
sirve como punto de partida, ciertamente; pero para el momento en que aparece la
afirmación de Rosa, aún no se ha olvidado la apertura del artículo, que funciona como
contrapeso: “Hace ya varios años que en Argentina se viene hablando del neobarroco,
cubanogongorismo o, en palabra de Perlongher, neobarroso” (24). El uso del
impersonal y el significado del gerundio ponen la discusión en otro lugar. No se trata
de cosas dichas por escrito sino casi de murmullos. Interesa aquí el juego entre la
concreción de la cita (que fija un concepto o ciertos rasgos) y la falta de fijación que
indica la frase de apertura del artículo, porque permite que se diseñen ya desde los
primeros párrafos dos figuras, la del crítico –ya mencionada– que escribirá sobre el
neobarroco en la Argentina y la del lector contemporáneo (e incluso la del poeta) que
lee desde su práctica otra escritura.”3 (Porrúa, 2003: 3)

1
Diario de Poesía Nº4, Otoño de 1987, https://ustedleepoesia2.blogspot.com.ar/2009/08/el-
neobarroco-en-la-argentina.html
2
"Literatura y metalenguaje", en Ensayos críticos, de Barthes (Seix Barral, Barcelona, 1967)
3
Porrúa, “Una polémica a media voz: objetivistas y neo-barrocos en el Diario de poesía”, 2003
http://www.celarg.org/int/arch_publi/porrua_una_polemica_a_media_voz.pdf

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