0 оценок0% нашли этот документ полезным (0 голосов)
10 просмотров155 страниц
Creemos, sin embargo, que el gran etnólogo
sueco ha exagerado algún tanto al presentar esta posibilidad de cálculo
con quipus como acción fácil y sencilla, pues no se debe olvidar que aquí
se trata de nudos a veces complicados (los nudos compuestos) y dispuestos
estrictamente en determinadas posiciones y no de cifras que pueden
escribirse rápidamente sobre el papel. Acertado estuvo más bien H. Wassén
cuando opinó que «quien haya visto varios quipus comprenderá que
hubiera sido poco práctico llevar cuentas deshaciendo los nudos, a veces
muy fuertes y bien hechos» (1941: 13). Por esto los peruanos, cuando no
tenían que dejar constancia en el quipu del cómputo, o sea de la operación
realizada para obtener un determinado dato numérico, preferían
calcular con piedrecitas u otros materiales parecidos, en especial granos
de maíz o frijoles, y anudar luego los resultados obtenidos en los hilos del
quipu. De acuerdo con la mayoría de los cronistas, el cálculo con piedrecitas
y granos era ejecutado con gran precisión, y, según relata asombrado el
padre Acosta, las cuentas, «aún las muy embarazosas», se hacían
«puntualísimamente, sin errar un tilde» (1949 [1590]: lib. VI, cap. VIII).
Creemos, sin embargo, que el gran etnólogo
sueco ha exagerado algún tanto al presentar esta posibilidad de cálculo
con quipus como acción fácil y sencilla, pues no se debe olvidar que aquí
se trata de nudos a veces complicados (los nudos compuestos) y dispuestos
estrictamente en determinadas posiciones y no de cifras que pueden
escribirse rápidamente sobre el papel. Acertado estuvo más bien H. Wassén
cuando opinó que «quien haya visto varios quipus comprenderá que
hubiera sido poco práctico llevar cuentas deshaciendo los nudos, a veces
muy fuertes y bien hechos» (1941: 13). Por esto los peruanos, cuando no
tenían que dejar constancia en el quipu del cómputo, o sea de la operación
realizada para obtener un determinado dato numérico, preferían
calcular con piedrecitas u otros materiales parecidos, en especial granos
de maíz o frijoles, y anudar luego los resultados obtenidos en los hilos del
quipu. De acuerdo con la mayoría de los cronistas, el cálculo con piedrecitas
y granos era ejecutado con gran precisión, y, según relata asombrado el
padre Acosta, las cuentas, «aún las muy embarazosas», se hacían
«puntualísimamente, sin errar un tilde» (1949 [1590]: lib. VI, cap. VIII).
Creemos, sin embargo, que el gran etnólogo
sueco ha exagerado algún tanto al presentar esta posibilidad de cálculo
con quipus como acción fácil y sencilla, pues no se debe olvidar que aquí
se trata de nudos a veces complicados (los nudos compuestos) y dispuestos
estrictamente en determinadas posiciones y no de cifras que pueden
escribirse rápidamente sobre el papel. Acertado estuvo más bien H. Wassén
cuando opinó que «quien haya visto varios quipus comprenderá que
hubiera sido poco práctico llevar cuentas deshaciendo los nudos, a veces
muy fuertes y bien hechos» (1941: 13). Por esto los peruanos, cuando no
tenían que dejar constancia en el quipu del cómputo, o sea de la operación
realizada para obtener un determinado dato numérico, preferían
calcular con piedrecitas u otros materiales parecidos, en especial granos
de maíz o frijoles, y anudar luego los resultados obtenidos en los hilos del
quipu. De acuerdo con la mayoría de los cronistas, el cálculo con piedrecitas
y granos era ejecutado con gran precisión, y, según relata asombrado el
padre Acosta, las cuentas, «aún las muy embarazosas», se hacían
«puntualísimamente, sin errar un tilde» (1949 [1590]: lib. VI, cap. VIII).