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Academia ADOS
TEMA 23
ALUMNOS CON AUTISMO O CON OTRAS
ALTERACIONES GRAVES DE LA
PERSONALIDAD. LA IDENTIFICACIÓN DE LAS
NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES DE
ESTOS ALUMNOS
CONTENIDO
4. BIBLIOGRAFÍA
1
2
OPOSICIONES AL PROFESORADO
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Una vez aislado dicho grupo, prosigue, durante los años cincuenta y
sesenta, un análisis clínico más preciso de los criterios diagnósticos, de los
factores etiológicos y del desarrollo psicológico de estos niños a los que él ha
llamado autísticos.
Los primeros trabajos de Kanner inspiraron otros muchos, tales como los
de Bender (1947), Rimland (1965) y Bettelheim (1977). De ello resultó, sin
embargo, un oscurecimiento-de las ideas claves de Kanner. Así, Loretta
Bender, desde una perspectiva organinista, no diferencia el autismo de la
esquizofrenia y numerosos trabajos conemporáneos siguen tratando a ambos
trastornos como idénticos. Malher introdujo el síndrome de psicosis simbiótica
que se aplica a una cierta categoría de esquizofrenia infantil que ella asocia al
autismo. Rimland, en los años cincuenta y sesenta, enriqueció indudablemente
nuestros conocimientos diagnósticos sobre el autismo, pero las hipótesis
etiológicas y las medidas reeducativas que propuso no han sido comprobadas
empíricamente. Todavía más dudosa ha sido la influencia de Bruno Bettelheim.
La popularidad de sus criterios, como por ejemplo «La fortaleza vacía» (1977),
extendió unas hipótesis psicogenéticas que nunca han sido demostradas.
1.2. Definiciones
Rutter (1984) define el autismo como un «síndrome de conducta» y
destaca tres grandes grupos de síntomas
- Incapacidad profunda y general para establecer relaciones sociales.
- Alteraciones del lenguaje y las pautas lingüísticas.
- Fenómenos ritualistas o compulsivos, es decir, «insistencia en la
identidad».
Hoy se sabe que la mayor parte de los casos no poseen «un buen
potencial cognitivo», sino que el autismo se asocia en un alto porcentaje con
deficiencia mental. Asimismo, también estudios recientes indican que, a pesar
del aspecto físico normal y la fisonomía inteligente en la infancia, pueden
reconocerse «estigmas físicos menores», ya en este período en bastantes
casos y, sobre todo, es frecuente que, desde la adolescencia, el aspecto físico
y la fisonomía sean menos «normales».
Wing y Gould (1979), Riviere (1982) y Wing (1988) sientan las bases del
modelo del "continuum autista".
1.4. Causas
No se ha encontrado una causalidad etio1ógica única del autismo y,
posiblemente, no se encuentre nunca, si tenemos en cuenta los múltiples y
distintos factores que pueden producir, de diferentes maneras y con intensidad
y amplitud variables, la alteración orgánica del sistema nervioso central en la
que se asienta el sustrato biológico del trastorno.
2. Trastornos infecciosos.
- Virus de la rubeo1a materna. (Chessi, Fernández y Korn, 1978, 1971)
- Infecciones intrauterinas y postnatales por atomeganovirus, herpes
simples, sífilis, toxoplasmosis, gondii, etcétera. Ciertos virus son
persistentes (Stagno y col, 1973) y pueden continuar alterando el
desarrollo, incluso después del nacimiento del niño.
- Deficiencias inmunológicas.
- Del 30 al 40% de la población autista tiene niveles elevados de
serotonina en su sangre. Los linfocitos de los sujetos sanos expuestos in
vitro a altas concentraciones de serotonina tienen respuestas inhibidas
del sistema inmunológico. Por tanto, los niveles elevados de serotonina
plasmática de los autistas pueden suprimir la respuesta inmunológica de
los linfocitos.
- Se ha llegado a sospechar que el autismo puede ser un trastorno
autoinmune (trastorno que ocurre cuando el organismo confunde sus
propias células con sustancias extrañas y las ataca) por haberse
encontrado (Tood y Ciaranello, 1986) anticuerpos en sangre en los
lugares de los receptores de la serotonina.
- Esclerosis tuberosa (Creak, 1963; Lotter, 1974)
- Alteraciones metabólicas.
- Metabolismo de los aminoácidos. La primera enfermedad metabólica
descubierta (Friedman, 1969) que presentaba síntomas autistas fue la
fenilcetonuria, basada en el error del metabolismo de los aminoácidos.
- El estudio de los errores del metabolismo de la purina en autistas está
en sus inicios aunque es muy prometedor. Tres enzimas de esas vías se
han encontrado anormales en pacientes autistas. De ellos la que guarda
actualmente más interés es la deficiencia genérica de la enzima
adenilsucinatoliasa, que hace que las purinas (compuestos que
contienen nitrógeno) se acumulen en el organismo y produzcan, en
teoría, el defecto básico causante del autismo.
- El área del metabolismo de los hidratos de carbono en niños autistas
ha sido muy irregularmente estudiado. El último hallazgo es la
coexistencia del síndrome de autismo y la acidosis táctica (trastorno en
el que el ácido láctico, formado cuando las células metabolizan la
glucosa, sin oxígeno, se produce un exceso y llega a ser
extremadamente tóxico para el organismo).
- Desequilibrio de los neurotransmisores.
- La serotonina.
Toda esta amplia gama de posibles causas del autismo han derivado de
estudios epidemiológicos, de gemelos, de hermanos autistas, de familias,
autismo hereditario, estudios de preconcepción-prenatales-perinatales,
bioquímicos, endocrinos e inmunológicos, electrofisiológicos, imágenes
cerebrales, neurofisiológicos y sindrómicos.
1.5. Pronóstico
Tamarit Cuadrado (1992) señala que el autismo es un trastorno sin
curación actualmente y persistente a lo largo de toda la vida de la persona (la
esperanza de vida de la persona con autismo es la de la población normal).
Los síntomas pueden variar, desaparecer a lo largo del desarrollo, pero
persiste el trastorno básico. En un estudio que siguió la evolución de adultos
con autismo se encontró que sólo uno de cada seis llegaba a tener un empleo
un poco estable y a manejarse en la sociedad de manera independiente. Los
factores que más fuertemente correlacionan con un buen pronóstico son el
cociente intelectual y la presencia de algún lenguaje funcional con anterioridad
a los cinco años. Szatmari et al. (1989), en un estudio de seguimiento de 16
adultos con autismo y nivel intelectual normal, encontraron que cuatro de ellos
tenían una vida prácticamente normal. Finalmente debe ponerse de manifiesto
que el mejor predictor favorable es haber tenido una adecuada atención
educativa y social globalizadora.
1.6.1. Socialización
Los alumnos y alumnas con autismo tienen las necesidades educativas
de:
. Disponer de un ambiente estructurado, previsible y con un alto grado
de coherencia.
. Estructurar el espacio y el tiempo (sistemas de estructuración
ambiental específicos; Tamarit, et al., t 1990)
. Atribuir consistentemente intenciones sociales
. Aprender reglas básicas de comportamiento social: rutinas sociales,
inicio de contacto, finalización del contacto
. Aprender las claves socioemocionales (alegría, enfado, tristeza...)
. Adquirir habilidades sencillas de colaboración social
. Seguimiento de normas de juego
. Distinguir entre la apariencia y la realidad
. Asociar las contingencias entre sus respuestas y sus consecuencias
. Desarrollar su percepción social a través de las vías sensitivas distales
(visión)
. Instaurar o desarrollar sus capacidades de imitación de modelos
sociales (juegos, interacción, etc.)
1.6.2. Comunicación
. Fomentar la espontaneidad: expresión de deseos, petición de
información, juego simbólico, conversación, etc.
. Necesidad de aumentar los procesos comprensivos.
. Emplear una entonación acorde con la emisión en el contexto
. Aumentar las competencias comunicativas generales (más que las
eminentemente lingüísticas): palabra, signos, pictogramas, actos
simples...
. Algunos niños autistas pueden necesitar SS. AA.C. (Programa de
Comunicación Total de Schaeffer et j al. 1980).
1.6.4. Cognición
En muchos de los niños y niñas con autismo se da también retraso
mental. Cuando el autista presenta un retraso mental severo o profundo se
observan graves problemas para la formación de conceptos (Serón y Aguilar,
1992) y se producen alteraciones en el procesamiento de la información visual
y auditiva. Sus necesidades en el ámbito de la cognición se centran en:
. Aumento de la atención
. Instaurar lenguaje interiorizado.
. Formación de conceptos sencillos y establecer relaciones entre ellos.
En algunos casos, los autistas pueden presentar una gran capacidad de
memoria literal (visual y auditiva) (verbal y musical).
5. Torpeza motriz
Dalgeishs (1975) señala que las formas del deterioro de los aspectos
perceptivos de temporalidad en los autistas están mediatizadas con dificultades
para asociar estímulos visuales y auditivos. Comprobando la capacidad de
reproducción de secuencias de dígitos presentados en órdenes espaciales y
temporales, los autistas se comportan de una manera muy similar a niños
sordos, y ambos grupos son diferentes a los niños normales, lo que parece
indicar que el problema se centra en la capacidad de percepción temporal y
que apunta más hacia la integración de estímulos auditivos.
Sigman y Ungerer, 1981; Curcio, 1978; Clark y Rutter, 1979, señalan las
características que debe tener la situación de aplicación de pruebas:
1. Partir de los ítems más fáciles independientemente de la edad. Esto
favorece que el niño tome confianza y siga colaborando
2. Hacer compatible una estructuración necesaria del ambiente, con un
ambiente relajado y agradable
3. Emplear cualquier tipo de recursos para asegurar que el niño lo
comprende
4. No poner límites al tiempo
5. Adaptar las instrucciones a las peculiaridades del niño
- Lenguaje receptivo.
. Test de vocabulario gráfico de Peabody (Dunn, 1959).
. Reynell Developmental Language Scales (Reynell, 1969).
b) Evaluación social
Para evaluar las habilidades sociales se utilizan dos modalidades
diferentes:
1. Instrumentos estandarizados, útiles para evaluar las habilidades de
autonomía e independencia. :
1.1. Tests normativos:
- Escala de madurez social de Vineland, Doll (1935, 1953, 1965).
- Adaptative Behavior Scale (ABS). Nihira, Foster, Shellhess y Leland
(1969).
- Tabla de evaluación del progreso de Gunzberg.
- Escala para la evaluación del desarrollo psicosocial, Hurtig y Zazzo
(1969).
4. BIBLIOGRAFÍA
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