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INTRODUCCION

Los programas de microfinanzas han tenido desde los años 90 una importancia y
presencia creciente en los esfuerzos para lograr objetivos de desarrollo y en la lucha
contra la pobreza. Actualmente se trata de un fenómeno consolidado, que ha probado su
viabilidad, pero que sigue planteando dudas respecto al impacto finalmente logrado y
sobre la forma en que los objetivos sociales y económicos se armonizan en instituciones
con ambos tipos de inquietudes.
MICRO FINANZAS

Dentro de lo que actualmente se entiende como sector micro financiero se enmarcan


realidades muy diferentes, que van desde la concesión de un crédito por parte de una ONG
no especializada, en el marco de un proyecto de desarrollo más amplio, hasta el crédito a
una microempresa con varias personas empleadas, concedido por una entidad bancaria
regulada. Las diferencias en cuanto a montos, objetivos, funcionamiento, público
destinatario, etc. hacen difícil estudiar el impacto de estos programas sin hacer una
clasificación previa, que cada vez es más reclamada por el propio sector. En este apartado
se recoge la variedad de programas de micro finanzas desde diferentes puntos de vista:
los diferentes tipos de instituciones micro financieras, las diferencias geográficas, y las
distintas metodologías de trabajo en relación al crédito.

1. CARACTERÍSTICAS DE LOS DIFERENTES TIPOS DE INSTITUCIONES DE


MICROFINANZAS

M. Yunus propone una clasificación por categorías del microcrédito, pidiendo a la


Campaña de la Cumbre del Microcrédito y a otros organismos que empiecen a
clasificar las actividades de microfinanzas, para poder medir así su alcance e impacto.
Su tipología incluye:

a. Microcrédito tradicional informal: prestamistas, casas de empeño, préstamos de


amigos y parientes, crédito al consumo en el mercado informal, etc.
b. Microcrédito basado en los grupos informales tradicionales: ROSCA, tontine, etc.
c. Microcrédito con base en actividades a través de bancos convencionales o
especializados: crédito agrícola, ganadero, pesquero, para artesanías.
d. Crédito rural concedido por bancos especializados.
e. Microcrédito cooperativo: cooperativas de cré- dito, asociaciones de ahorro y
crédito, cajas de ahorro.
f. Microcrédito de consumo.
g. Microcrédito basado en colaboraciones entre bancos y ONG.
h. Grameen-credit: microcrédito tipo Grameen.
i. Otros tipos de microcrédito de otras ONG.
j. Otros tipos de microcrédito sin garantía de organizaciones diferentes a ONG.

Esta clasificación es útil para visualizar las variedades de créditos ofrecidos, y


resultaría muy interesante disponer de esta información segregada. Sin embargo, en
la práctica es más habitual una clasificación de tipo institucional, que también incluirá
referencias a otros servicios financieros además del crédito.
En esta línea de clasificación se encuentra la propuesta por Ledgerwood (1999), que
separara las instituciones microfinancieras en función de su grado de formalización:
 Instituciones formales: bancos de desarrollo públicos, bancos de desarrollo
privados, cajas de ahorro y cajas postales, bancos comerciales, intermediarios
financieros no bancarios.
 Instituciones semiformales: cooperativas de cré- dito, cooperativas de
propósito múltiple, ONG, ciertos grupos de autoayuda.
 Instituciones informales: Prestamistas individuales, comerciantes, la mayoría
de grupos de autoayuda, asociaciones de ahorro y crédito rotatorio (ROSCA,
etc.), familiares y amigos
Esta clasificación nos hace ver la amplia gama de instituciones que prestan servicios
microfinancieros, y puede servir de guía para clasificarlas en tres grupos. De forma
más específica para América Latina y el Caribe, y con una visión de microempresa,
Taborga y Lucano (1998) distinguen 4 tipos de instituciones:
• Instituciones financieras convencionales: establecimientos financieros que
entran en el mercado de la microempresa sin abandonar otras actividades que
suponen su actividad principal en otros segmentos de mercado.
• Instituciones financieras especializadas: instituciones reguladas que se crean
para atender a las PYME, donde concentran su actividad.
• ONG crediticias: instituciones que, manteniendo su base jurídica de
asociación sin fines de lucro o de fundación se dedican, única o
principalmente, al financiamiento de la microempresa. Eventualmente
realizan actividades de capacitación y asesoría técnica.
• ONG generalistas: además de préstamos, proveen una amplia gama de
servicios de desarrollo empresarial y de apoyo social.
Esta clasificación, más enfocada al contexto de la microempresa, nos aporta la
diferenciación entre instituciones especializadas y generalistas, aspecto relevante en
el sector. En su trabajo las estudian en función de varios criterios (estrategia
institucional, forma jurídica, tipo de cliente, instrumentos crediticios y de captación
de recursos) y detallan las fortalezas y debilidades en cada caso. Más recientemente,
el Microfinance Information Exchange (Mix), establece 5 categorías para clasificar
las instituciones que analiza:
• Bancos: Intermediario financiero regulado por un supervisor bancario estatal.
Puede dar uno o varios servicios financieros entre los que se incluyen
depósitos, préstamos, servicios de pago y transferencias.
• Bancos rurales: instituciones bancarias orientadas a clientes que viven y
trabajan en áreas no urbanas, y que en general desarrollan actividades
relacionadas con la agricultura.
• Cooperativas de crédito: intermediario sin ánimo de lucro con base en sus
miembros. Puede ofrecer una amplia gama de servicios financieros
incluyendo depósito y préstamo para sus participantes. Aunque no esté
regulado por una agencia supervisora estatal, puede estar bajo la supervisión
de un consejo regional o nacional de cooperativas.
• Institución financiera no bancaria (IFNB): instituciones que ofrecen servicios
similares a los de los bancos, pero están clasificadas en otra categoría. La
diferencia en la licencia puede deberse a menores requerimientos de capital,
limitaciones a la oferta de servicios financieros, o a la supervisión por parte
de una agencia estatal diferente. En algunos países corresponde a una
categoría especial creada para las instituciones microfinancieras. Suele
tratarse de instituciones que proceden de una ONGD y se han sometido a
regulación al crecer de escala y profesionalizarse.
• ONG: organización registrada como no lucrativa a efectos fiscales. Sus
servicios financieros son normalmente más limitados, sin incluir
habitualmente los depósitos. Estas instituciones no están por lo general
reguladas por una agencia supervisora bancaria.
Esta última clasificación nos permite recoger información desglosada a partir del
portal de Mix-market, por lo que la seguiremos para observar algunas diferencias que
ilustran la variedad de situaciones entre las diferentes iniciativas de microfinanzas.

2. LA IMPORTANCIA DE LAS MICROFINANZAS

En estos últimos años, las entidades microfinancieras (EIF) han venido adquiriendo
mayor protagonismo en el sistema de intermediación financiera; de hecho, actualmente
en Bolivia más del 50% de los clientes de crédito del sistema regulado pertenecen
precisamente a estas entidades. Ese rol importante está vinculado al hecho que brindan
apoyo financiero a unidades de negocio -micro, pequeñas y medianas empresas- que hasta
antes de la creación de estas entidades tenían acceso muy limitado a recursos que les
permitieran desarrollar sus emprendimientos.

Es bueno recordar que el modelo boliviano de financiamiento a las micro, empresas es


reconocido a nivel internacional, por el hecho que las entidades especializadas en
microfinanzas han entendido las necesidades de su segmento de mercado meta y han
adaptado su portafolio de productos para cubrir adecuadamente dichas necesidades. La
tecnología microfinanciera ha sido diseñada de tal manera que se ajusta muy bien a la
estrecha vinculación que existe entre el negocio y la economía familiar del micro
empresario. Comprender este hecho, ha llevado a contribuir efectivamente a mejorar lo
estándares de vida de la población, pues la correlación directa entre el crecimiento del
negocio y la calidad de vida, posibilita que los resultados de un desarrollo de las
actividades microempresariales se manifieste en mejores condiciones de vida de los
miembros de la familia, con efectos positivos evidentes sobre el bienestar económico
social de la población en general.

En sus inicios las instituciones de microfinanzas dependían de financiamientos


condicionales como donaciones o líneas de crédito nacionales o extranjeras; en la
actualidad esto ha cambiado y los depósitos del público constituyen su principal fuente
de fondeo, superando ampliamente las otras alternativas. Se ha logrado así, un éxito muy
importante en la movilización de ahorros, especialmente los de pequeña escala. Ello ha
posibilitado que los costos de fondeo de las microfinancieras disminuyan
significativamente, lo que a su vez ha incidido en una reducción de las tasas de interés
activas. Este beneficio ha sido muy bien recibido y aprovechado por los pequeños
prestatarios y, lo más importante, está propiciando un mayor nivel de sostenibilidad del
sistema como tal.

En este sentido, los depósitos del público que las entidades microfinancieras captan,
registran un continuo aumento a pesar de la persistencia de la crisis en la economía, dando
así claras señales que los pequeños ahorristas cada vez tienen mayor confianza en el
sistema regulado, más precisamente en las entidades que anteriormente sólo recurrían
para financiarse.

El grupo de visionarios que hace algunos años inició en el país pequeñas organizaciones
de crédito jamás imaginaron el desarrollo que podría tener esta industria en el país. De
hecho, ahora se puede hablar de industria, en la que no sólo forman parte las entidades
financieras sino también otros actores (organismo regulador, burós de información
crediticia, agencias calificadoras de riesgo, etc.) que desarrollando actividades en forma
interrelacionada, posibilitan que la mayor parte de la población boliviana tenga acceso a
servicios financieros.

Los servicios microfinancieros se han incrementado notablemente en los últimos años en


el país; esto se refleja a través del significativo crecimiento que ha tenido la cobertura
geográfica, lo que puede evidenciarse en el hecho que hoy en día estas instituciones se
encuentran en muchos municipios del país que antes no contaban con esta clase de
servicios financieros.

El financiamiento de los pequeños emprendimientos implica el uso de tecnologías


crediticias especializadas que se basan sobre todo en el conocimiento de sus clientes de
manera directa, es decir, a través de visitas domiciliarias y de los negocios a objeto de
investigar su moralidad además de establecer su capacidad de pago; en este sentido esta
actividad se caracteriza por el uso intensivo de mano de obra y requiere de programas
continuos de capacitación. Esto se justifica en el hecho de que la mayoría de estos clientes
de las entidades microfinancieras son agentes económicos que desarrollan sus actividades
en un ámbito no formal, o sea que no cuentan con registros contables sobre sus
operaciones, por lo que el oficial debe elaborar los estados financieros, flujo de caja y
otros estados que ayuden a determinar su capacidad de pago.

Las características antes descritas inciden en el costo de otorgamiento de microcréditos e


inciden en su tasa de interés. La aceptación pública de una tasa suficientemente alta como
para permitir la viabilidad de las microfinanzas demanda, entre otros aspectos, de un
proceso educativo orientado hacia los clientes, para lo cual las entidades microfinancieras
deben proporcionar mejor y mayor información a los clientes de crédito.

En este sentido, la Superintendencia a través de la reglamentación emitida promueve la


transparencia referente a los contratos suscritos y los servicios financieros recibidos,
enfatizando el derecho de los clientes y usuarios del sistema financiero de informarse
sobre las condiciones del servicio financiero por algún medio masivo previa la firma del
contrato respectivo. A manera de ejemplo, la Reglamentación de tasas de interés,
establece las características y contenidos mínimos que deben incluir los contratos de
crédito, tales como:
 El monto contratado, especificando los cobros que la entidad financiera realizará
en el momento de efectuarse el desembolso.
 El detalle de todos los cargos financieros que se aplicarán.
 La modalidad de la tasa de interés nominal pactada (fija o variable).
 La periodicidad y la forma de aplicar la Tasa de Referencia (TRe) para el reajuste
en el caso de tasas variables.
 La tasa periódica y la correspondiente Tasa Efectiva Activa al Cliente (TEAC).

De esta manera se ha buscado disminuir la asimetría de información existente entre las


entidades financieras y los clientes, generando asimismo, mayor transparencia dentro de
la actividad crediticia.
El reglamento antes referido, establece que las entidades están obligadas a publicar en
pizarra además de la tasa de interés todas las comisiones y recargos que conlleva la
operación. Por medio de esta reglamentación las EIF quedan obligadas a facilitar a los
clientes, por escrito, al momento de cotizar un crédito, información que exprese con
claridad las condiciones de la operación. Este hecho permite comparar a un demandante
de créditos, entre las diferentes alternativas de financiamiento, esto favorece
principalmente a los microempresarios que no cuentan con suficiente cultura financiera.

También debe mencionarse que el retorno que obtiene un micro prestatario con el crédito
obtenido está por encima de la tasa de interés que tiene que pagar en una entidad
microfinanciera, los bajos niveles de morosidad indican que la rentabilidad de las micro
y pequeñas empresas son superiores a su costo de capital.

En este sentido, también el nivel de mora que actualmente registran las entidades
microfinancieras demuestra que las entidades han logrado conscientizar a sus clientes
sobre la importancia de cumplir con sus obligaciones y han sabido crear una buena cultura
de pago en ellos. Por su parte, los clientes de las entidades microfinancieras valoran en
gran medida el poder disponer de financiamiento para llevar a cabo su actividad y de la
“confianza” que ha depositado en cada uno de ellos la entidad financiera. Este logro ha
implicado un duro trabajo y muchos años de esfuerzo para las entidades microfinancieras.

Otorgar créditos en pequeña escala requiere consideraciones que van más allá de la
intermediación tradicional, ya que implica la aplicación de tecnologías crediticias
especialmente diseñadas para este segmento de mercado, las cuales han sido mejoradas y
ajustadas a través de años de experiencia por parte del conjunto de entidades
microfinancieras. Precisamente uno de los principales activos que tienen estas entidades
es el “know how” desarrollado a lo largo de su existencia institucional, lo que les permite
ofrecer servicios financieros diversificados pero a la vez sostenibles en el tiempo.

Las entidades microfinancieras están contribuyendo en el desarrollo de la economía del


país, asegurando servicios financieros con una amplia cobertura a nivel nacional y con
tasas de interés activas cada vez menores. Bolivia es uno de los países de mayor oferta de
servicios financieros, cubriendo las entidades financieras adecuadamente la demanda de
crédito; de hecho, en nuestro país se puede obtener un crédito en el sistema financiero
regulado de hasta cien dólares. Sin embargo, aún quedan muchos retos que las entidades
del sector microfinanciero deben enfrentar, por ejemplo, incrementar la oferta crediticia
en áreas rurales. Indudablemente que la madurez adquirida hasta el momento, posibilitará
que el sistema microfinanciero vaya encontrando las mejores alternativas de solución para
estos retos.
3. MICROEMPRESAS, POBREZA Y SERVICIOS FINANCIEROS

Al contrario de lo que generalmente se piensa, el microcrédito no es la pomada maravilla


que soluciona el desempleo, ni reactiva el sector productivo, ni compensa la falta
de competitividad de nuestros productos en el mercado internacional. El microcrédito es
sólo un factor más de los muchos que intervienen para hacer posible el funcionamiento
de la economía. El desarrollo y apoyo a la expansión del microcrédito, de las
microfinanzas, en general, busca hacer accesibles los servicios financieros a sectores de
la población que aún no cuentan con ellos, pero no necesariamente soluciona deficiencias
estructurales ni alivia la pobreza.
¿Pueden los servicios microfinancieros, por tanto, contribuir a aliviar la pobreza?
La respuesta correcta es: sólo en aquellos casos donde se espera que los servicios
financieros cumplan sus funciones propias. Por el contrario, los servicios financieros son
un instrumento poco apropiado para alcanzar otros tipos de objetivos económicos (no
propios) y, en particular, para intentar una redistribución directa (que no sea regresiva) de
la riqueza. El fracaso de muchos programas de crédito para alcanzar estos objetivos, sobre
todo el de los bancos estatales de desarrollo, ha sido ampliamente documentado en
la literatura del desarrollo económico. Esta limitación refleja, en gran medida, la
insistencia en utilizar el crédito para propósitos para los cuales no tiene ventajas
comparativas y la insistencia en hacerlo incluso en aquellos casos cuando no existe
capacidad de endeudamiento.
En ese sentido, los servicios financieros, tanto los que ofrecen los bancos comerciales
como los de las instituciones microfinancieras, cumplen con sus funciones propias
cuando:

 Permiten transferencias de poder de compra desde usos menos rentables de


los recursos hacia aquellos más rentables;
 Facilitan los pagos y el traslado de poder de compra en el tiempo y en el
espacio (como en el caso de facilidades para enviar y recibir remesas, hacer o
recibir pagos);
 Permiten decisiones intertemporales (de ahorro e inversión) más eficientes,
contribuyendo a la acumulación de activos productivos;
 Facilitan el manejo de la liquidez por parte de los hogares y las empresas,
reduciendo los costos de transacciones en mercados de bienes, servicios y
factores de la producción;
 permiten la acumulación (poco costosa, rentable y poco riesgosa) de depósitos
de valor, es decir, de reservas para hacerle frente a eventos futuros
(emergencias u oportunidades de inversión no previstas), y
 Facilitan el manejo del riesgo y ofrecen mecanismos para compartirlo.

Si contribuyen a estos propósitos, entonces los servicios financieros (incluido el


microcrédito) tienen un papel importante que cumplir en el alivio de la pobreza. En
particular, la función de intermediación permite mejorar sus ingresos tanto a quienes
poseen recursos en exceso de sus propias oportunidades marginales (depositantes), como
a quienes no tienen recursos suficientes para aprovechar sus oportunidades (deudores).
Los servicios financieros (tanto préstamos como facilidades de depósito) permiten
mejorar el ingreso y el bienestar de los hogares-empresa cuando se presentan
circunstancias particulares. Muchas veces al diseñar mecanismos de apoyo para las
microempresas se sobrestima el papel del crédito y se ignora la función de captación de
depósitos. La experiencia, sin embargo, demuestra lo siguiente:

 No todos los productores demandan crédito, a pesar del supuesto de que sí lo


hacen. Esto no ha de extrañar: son los activos, no los pasivos de una
empresa, los que generan un rendimiento. Acumular estos activos no
siempre requiere endeudarse. La mayoría de las microempresas comienzan
con recursos propios o de personas allegadas, tales como amigos y parientes;
de hecho esta fuente de fondos es la más común entre las micro y pequeñas
unidades económicas.
 Entre aquellos que sí demandan préstamos, no lo hacen todo el tiempo sino
en momentos particulares; un agricultor, por ejemplo, durante el período
entre siembra y cosecha; una microempresa, en períodos
de demanda excepcional; un hogar, ante una emergencia.
 En cambio, la mayoría de los hogares y de las empresas demandan
instrumentos de pago, facilidades de depósito y otros medios para el manejo
de la liquidez y la acumulación de reservas, prácticamente todo el tiempo.
Esta demanda es más fácil de satisfacer en las áreas urbanas que en las zonas
rurales de los países en desarrollo.
 Además, mientras que con el crédito los hogares y las empresas tienen que
establecer su capacidad de pago, lo que no siempre es posible, las decisiones
de depositar y de retirar fondos están bajo su control.
El comportamiento del cliente en el manejo de los depósitos le confiere a la
vez información al intermediario, lo que ayuda a establecer la condición de
sujeto de crédito en el futuro.
 La experiencia demuestra, además, que la demanda de crédito no es
simplemente una demanda por fondos (prestables), sino una demanda por
un contrato implícito, asociado a una relación de largo plazo. Lo que importa
es la posibilidad de endeudarse, en caso de que fuese necesario.

Estas lecciones de la experiencia sugieren que debe ponérsele atención a una


intermediación financiera completa, que considere tanto el crédito como la movilización
de depósitos, con participación de intermediarios financieros permanentes, capaces de
ofrecer contratos implícitos de largo plazo a su clientela. El microcrédito no debe
planearse como una herramienta de intervención social para aliviar un problema de
pobreza, sino más bien como un servicio financiero más, ofrecido por una institución
autosostenible y con visión de permanencia en el mercado. El microcrédito debe
enfocarse como parte del desarrollo del sistema financiero y no como un proyecto social
aislado.
4. MICROEMPRESAS Y ACCIÓN ESTATAL.

Entre los servicios de apoyo a la microempresa comúnmente se incluyen programas de


asistencia técnica, capacitación, concesión de microcrédito y apoyo a
la gestión comercial. Esos servicios deben manejarse en forma separada y con criterio de
transparencia financiera, puesto que si el microcrédito nunca debe ser subsidiado, los
otros servicios, en determinadas circunstancias, sí pueden ameritar la concesión de
subsidios y la transferencia de fondos públicos. Además, es importante destacar que
en materia de microfinanzas ya se tiene claro cuáles son los principios y los ingredientes
necesarios para diseñar instituciones privadas con fines de lucro que, a su vez, sean
financieramente autosostenibles y capaces de ofrecer servicios financieros en forma
rentable y eficiente, mientras que para los otros componentes no financieros, aun no.
Combinar el apoyo estatal con los servicios financieros para los pobres es difícil, en parte
porque los términos bajo los que esos servicios son ofrecidos difieren fundamentalmente
entre sí. La necesidad de crédito no puede ser atendida de la misma manera que la
necesidad de salud o educación. Es prácticamente imposible que una institución que
ha estado efectuando donaciones y entregando servicios en forma subvencionada pueda,
de pronto, otorgar préstamos y esperar recuperarlos puntualmente. Por otra parte, existe
un consenso, cada vez mayor, de que los servicios financieros son mejor operados y
administrados por agentes privados.
También existe la certeza de que los servicios financieros para ser eficientemente
prestados deben ser atendidos por instituciones exclusivamente dedicadas a ellos, sin la
interferencia que se da cuando estas instituciones además se encargan de la canalización
de servicios de capacitación, asistencia técnica y otros servicios no financieros. Las
instituciones microfinancieras más exitosas y con mayor cobertura en cuanto a número
de clientes, son precisamente aquellas que han abandonado la prestación de estos
servicios para que sean otras instituciones -no financieras- las que se encarguen de su
manejo.
5. EXPERIENCIAS EXITOSAS DE EXPERIENCIAS EXITOSAS DE
MICROFINANZAS EN AMERICA LATINA.
PERÚ:
• La Organización No Gubernamental Acción Comunitaria de Perú (ACP) se creó
en 1969 con la ayuda de ACCION Internacional
• ACP comenzó a ofrecer servicios de microcrédito en 1982
• En 1986, su expansión aumentó rápidamente y, en 1987, los desembolsos de sus
créditos se elevaron a 5,8 millones de dólares.
• A causa de problemas macroeconómicos (hiperinflación) ACP tuvo que cerrar
sucursales en 1988. Sus desembolsos cayeron y se redujo el número de clientes.

PERÚ: MI BANCO (Cont.)


• El PAR 30 alcanzó el 9% en 1990 y aumentó hasta un 16% en 1991
• En 1992 las condiciones macroeconómicas comenzaron a estabilizarse.
• A partir de entonces ACP entró en una trayectoria rápida de crecimiento. Al
ofrecer, tanto créditos individuales como colectivos, los desembolsos anuales se
cuadriplicaron
• Gracias a que ACP otorgó préstamos solamente para capital de operaciones pudo
centrarse sólo en este producto.
• El crecimiento de ACP entre 1994 y 1997 mostró 3 características importantes:
1. La calidad de la cartera se mantenía a un nivel razonable; el PAR 30 estaba
constantemente por debajo del 5% en el período 1994 -1995 y, aunque llegó
casi al 7,5% en 1996, ACP logró reducirla al 5% para finales de 1997.
2. ACP atendiendo su mercado meta; promedio del saldo de crédito seguía
siendo constante (alrededor de 350 dólares); cerca del 61% de los clientes
eran mujeres.
3. Fue una de las instituciones microfinancieras más rentables de la región:
83,5%, 46,6% y 30,1% de rentabilidad sobre el patrimonio en 1995 1996 y
1997, respectivamente.
• Para sostener este crecimiento, ACP necesitaba tener acceso a más fondos. Como
ONG no podía acceder a COFIDE y no tenía acceso a mercados de capitales ni a
depósitos del público.
• ACP estudió la posibilidad de convertirse en financiera regulada (USD 3 millones
de capital mínimo). La Superintendencia de Banca de Perú (SBP) estableció una
nueva categoría de instituciones financieras no bancarias (IFNB) en 1994.
• En octubre de 1996, la SBP aprobó la oferta formal de ACP para crear una
Entidad de Desarrollo para la Pequeña y Mediana Empresa (EDPYME).
• En julio de 1996, Fujimori desafió al sector financiero peruano a establecer un
banco para servir a los microempresarios.
• En febrero de 1997, durante la Cumbre de Microcrédito en Washington, Fujimori
se comprometió a crear un banco de microfinanzas en Perú. ACP aprovechó esa
oportunidad política para formar un banco, con la condición de que fuera 100%
propiedad del sector privado.
• Con la asistencia técnica de ACCION Internacional, ACP se transformó en banco
(a partir de la experiencia de PRODEM en Bolivia). El estudio de viabilidad de
ACP fue aprobado por la SBP en noviembre de 1997.
• El 4 de mayo de 1998, Mibanco abrió sus puertas como banco comercial de
microfinanzas, con 5 inversionistas como propietarios, quienes colocaron un
capital inicial de 14 millones de dólares. ACP se convirtió en el accionista
mayoritario con el 60% de las acciones. Los otros accionistas fueron dos
inversionistas sociales (ProFund y ACCION Gateway Fund) y dos bancos
comerciales.
• Después de la transformación, Mibanco experimentó otra etapa de gran
crecimiento. Entre 1999-2002, sus activos totales crecieron en un 252% y su
cartera de crédito en un 379%. El número de prestatarios ascendió a más del
doble, de 41.344 a fines de 1999 a 99.121 a finales de 2002.
• Mibanco comenzó con un solo producto crediticio (el de capital circulante), pero
luego de la transformación ofreció créditos para activos fijos, créditos de vivienda
y préstamos para la agricultura. Mibanco también ha introducido cuentas de
ahorro, depósitos a plazo, cuentas corrientes y transferencias de dinero.
• A finales de 2002, Mibanco tenía 28 sucursales. Para finales del año 2003,
amplió su red a 35 sucursales y cajeros automáticos en cada una de sus
ubicaciones.
• La transformación permitió, no sólo un mejor acceso a servicios financieros para
un número cada vez mayor de hogares de bajos ingresos, sino también una mejora
en la calidad de los servicios ofrecidos.
• Cifras de MIBANCO (junio 2009):
• Número de créditos atendidos: 3.229.426 (junio 2009)
• Número de clientes totales: 518.063
• Activos totales: USD 1.103 millones
• Cartera total: USD: 902 millones
• Depósitos del público (vista, ahorro y plazo): USD 574 millones
• Patrimonio: USD 87 millones
• Monto total desembolsado en créditos: USD 4.012 millones
• ROE: 32,8%
• ROA: 2,8%
• Mora: 2,9%

ECUADOR:
• CREDIFE se creó en medio de la crisis económica que atravesaba el Ecuador en
1999
• Banco Pichincha desarrolló grandes esfuerzos para ingresar en el campo de las
microfinanzas y es así como en abril de 1999 inicia operaciones CREDIFE
Desarrollo Microempresarial S.A.,subsidiaria del Banco Pichincha, con el fin de
prestar servicios financieros integrales, orientados al desarrollo del sector
microempresarial ecuatoriano.
ECUADOR: CREDIFE
• Representa una forma novedosa de intervención de la banca comercial tradicional
en el ámbito de las microfinanzas: creación de una filial
• Su grado de independencia asegura respuestas a los cambios dinámicos del
mercado microfinanciero, y su capacidad, tecnología y metodología crediticia le
han permitido proporcionar una variada gama de fuentes de financiamiento al
sector microempresarial.
• Cifras de CREDIFE al 30 de junio de 2010:
• Cartera Bruta: USD. 253,5 millones
• Número de prestatarios: 84.765
• Crédito promedio: USD. 2.991,18
• Porcentaje de clientes mujeres: 45,5%
• PAR 30: 1,70%

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