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BOECIO

Tany Cardenas
UNIVERSIDAD NACIONAL DE MÚSICA

LIMA – PERÚ

2017

ESQUEMA
1. Biografía

2. Obras

3. Análisis de su obra

3.1 La Música en la filosofía de Boecio

3.2 De Institutione música

4. Pensamientos

5. Influencia en el tiempo

6. Pensamiento aplicado a la música

Referencias
BIOGRAFIA

Ancio Manlio Torcuato Severino; Roma, h. 480-id., 524) Político, filósofo y poeta latino, autor

de “De la consolación de la filosofía”. Representante del neoplatonismo, se inclinó por el

estoicismo y las ciencias exactas, y se erigió en uno de los fundadores de la filosofía cristiana de

Occidente.

El propio Boecio nos dejó un breve resumen de su vida en el primer libro de su obra más

célebre, De la consolación de la filosofía. Boecio pertenecía a la gens Anicia, cristiana desde hacía

ya más de un siglo y que había prestado al Imperio importantes servicios. Fallecido muy pronto su

padre, que fue cónsul en 487, halló un maestro y un amigo en Quinto Aurelio Símmaco, con cuya

hija Rusticiana se casó más tarde y al cual se sintió atraído a lo largo de toda su vida por una

profunda veneración.
Poseedor de una amplia cultura, de la que formaba parte el perfecto conocimiento del griego,

se entregó en un primer período al estudio y concibió el vasto proyecto (sólo llevado a cabo en una

mínima proporción) de traducir al latín todas las obras de Platón y Aristóteles, para demostrar la

mera apariencia de las supuestas disparidades existentes entre sus respectivos sistemas

filosóficos.

Llegado luego a la vida política, obtuvo en ella un éxito rápido y singular: fue primeramente

cuestor y después cónsul a los treinta años (510); y en 522 pudo ver a sus dos jóvenes hijos

elevados a este último cargo. Según él mismo confiesa, hasta este momento vivió plenamente feliz:

muy bien considerado por Teodorico, apreciado y amado por los hombres más ilustres de la época

(entre los cuales figuraban Casiodoro y Ennodio), poseedor del afecto de una familia ideal y

envidiado por su cultura y su poder, parecía ver colmados todos sus deseos.

No obstante, en breve espacio de tiempo su fortuna cambió por completo y lo llevó a conocer

una caída más rápida aún que el ascenso. Tras haber defendido en Verona, y ante el mismo

Teodorico, al senador Albino, quien había sido acusado de traición en favor del emperador de

Bizancio, Justino I, el propio Boecio se vio envuelto en la acusación, y fue encarcelado en Pavía,

condenado a muerte y cruelmente ajusticiado en 524.

Se trató, con toda seguridad, de un proceso político; sin embargo, muy pronto se le dio un

carácter religioso que procuró al reo el nombre, la fama y los honores del martirio y la santidad.
Como personaje político, Boecio destaca en la historia de Italia por sus tenaces intentos de

establecer el acuerdo y la unidad entre romanos y godos; sólo una violenta resurrección de la

barbarie en el espíritu de Teodorico hizo fracasar sus generosos planes, que Boecio pagó con la

vida.

No obstante, es todavía más elevado el nivel que ocupa en la historia de la cultura y de la

civilización europeas: en la primera, por haber hecho asequibles al mundo occidental las fuentes

griegas del saber mediante las traducciones de algunos de los principales tratados filosóficos (las

Categorías, el De interpretatione y otros textos lógicos de Aristóteles, y la Isagoge de Porfirio) y las

artes del cuadrivio, lo cual facilitó a las escuelas los instrumentos indispensables para la

investigación; y, en la otra, por la meditación ofrecida a los siglos en la obra De la consolación de la

filosofía, escrita en la cárcel, y que, junto a la Biblia y la Regla de los monasterios de San Benito, fue

uno de los libros más leídos de toda la Edad Media.

Aun despojada de los elementos legendarios que pronto se le superpusieron, la figura de Boecio

resulta ser una de las más significativas de los siglos medievales; y, precisamente, ha sido adoptada

como símbolo del paso de una etapa cultural a otra era nueva: la que había de dar lugar, en una

laboriosa y fecunda fusión de principios antiguos y recientes, a la civilización moderna. (Biografía y

vidas, 2017)
OBRAS

Su obra principal es De consolatione philosophiae.

También escribió sobre aritmética (De arithmetica), música (De musica), geometría, astronomía

y de teología (Opuscula theologiae, cinco libros). Todo con la intención de transmitir a las nuevas

generaciones, a los nuevos tiempos, la gran cultura grecorromana. Precisamente por este motivo,

Boecio ha sido calificado como el último representante de la cultura romana antigua y el primero

de los intelectuales medievales. Su definición de la eternidad interminabilis vitae tota simul ac

perfecta possesio (es la perfecta posesión de una vida interminable toda ella junta y de una vez) ha

llegado hasta nosotros intacta.

ANALISIS DE SU OBRA

LA MÚSICA EN LA FILOSOFÍA DE BOECIO


“Dentro de ese programa la Institutio arithmetica y la Institutio musica, estrechamente

vinculadas entre sí, formaban parte del sistema de las disciplinas matemáticas (los mathémata

platónicos, el quadrivium boeciano), fundamento imprescindible para una formación científica

capaz de elevar· al hombre a las alturas de la verdadera sabiduría, acceso obligado a la filosofía”

(Boecio, 2009)

DE INSTITUTIONE MUSICA

Boecio escribió un tratado de Música «de institutione música», que contiene una

descripción detallada de la armonía griega. Este tratado influye a gran parte del

pensamiento medieval. Divide a la música en tres géneros distintos:

La música mundana.

La música humana.

La música instrumental.

La música mundana: (Lo que Pitágoras llamaba la armonía de las esferas), es la música

que no podemos percibir porque somos imperfectos. La música mundana es la verdadera,

y las demás solo son reflejo de ella.

La música humana: Es la unión armoniosa del alma con el cuerpo. Se comprende a

través de acto de la introspección, todo aquel que se sumerge en sí mismo la entiende, ya

que es una armonía psicofísica.

La música instrumental: El hecho de producir manualmente, a través de los

instrumentos. No tiene valor alguno, es solo soplar un tubo o rasguear una cuerda.
Boecio plantea nuevamente la idea expuesta tanto por Platón, como por Aristóteles: La

superioridad de lo teórico sobre lo práctico. Del trabajo intelectual sobre el manual.

PENSAMIENTOS

1. “Musico es el que tiene la habilidad para juzgar, medir ritmos, melodías y toda la

música”.

2. “Si hay un Dios, ¿de dónde proceden los males? Y si no existe, ¿de dónde se

originan los bienes?”


3. “Si algo bueno tiene la nobleza, es esto solamente: el que impone sobre los que son

nobles la necesidad de no desmerecer de las virtudes de ...”

4. “¿Por qué buscáis la felicidad, ¡oh mortales!, fuera de vosotros, cuando la tenéis

dentro de vosotros mismos?”

5. “¿Quién posee una felicidad tan completa que no tenga algún motivo para estar

descontento de su estado?”

6. “Solamente hay una cosa que pueda seducir a ciertos espíritus superiores que no

han llegado aún a la posesión perfecta de las virtudes, a saber, el deseo ...”

7. “Es mucho más importante saber lo que uno hace que llevar a cabo lo que uno

sabe”

INFLUENCIA EN EL TIEMPO

Generalmente se acepta la afirmación de que los monjes medievales aprendieron todo lo que

sabían de música del patricio romano Boecio.


Su libro De institutione musica se convirtió en el tratado de referencia musical durante toda la

Alta Edad Media.

Y este habitante del imperio romano otoñal en decadencia del siglo VI transmitió a la posteridad

una visión clasista y sibarita de la música y de la figura del músico.

Resulta más corriente leer sobre Boecio en tratados sobre la historia del pensamiento que en

relación con la música, dado que sus comentarios sobre Aristóteles tienen gran influencia sobre la

filosofía medieval, en concreto, le aporta el dogma de la razón y la utilización de la dialéctica con

rigor.

Pero también lega la a nueva era, junto con su discípulo Casiodoro, la aritmética, la geometría y

la música.

Ambos son bisagra intelectual entre un mundo que muere y otro que nace: Boecio está

considerado como el último pensador romano, mientras que Casiodoro es el primer sabio

medieval, que transmite sus conocimientos a los monjes, los nuevos guardianes de la cultura

clásica.
Centrándonos en los aspectos meramente musicales, el concepto que tenía Boecio de la música

se basaba en la contemplación.

Era una visión asociada a la tradición clasista de la nobleza romana que despreciaba como bajo

cualquier trabajo físico, incluida la interpretación de la música en un instrumento.

De esta forma, el verdadero músico para Boecio era el músico, que en sus palabras es el que

“tiene la habilidad para juzgar, medir ritmos, melodías y toda la música”.

Es decir, es el teórico musical que no se mancha las manos tocando o cantando, como los

cantantes e instrumentistas, a los que tilda de vulgares y afirma que están “enteramente exiliados

del verdadero entendimiento musical”.

Boecio vivió en un mundo que desaparecía ante sus ojos, de hecho, en su época ya había un

godo sentado en el trono de Roma, y se afanaba por mantener la tradición romana ancestral en

unos tiempos de decadencia y disolución del orden social preestablecido.


Los monjes medievales heredaron de Boecio no solamente conocimientos de distintas

disciplinas sino también esa actitud de superioridad moral.

De hecho, algunos autores consideran a los moradores de los monasterios del principio de la

Edad Media como los sucesores del patriciado romano, que igualmente se recluía en sus villas,

apartándose del mundanal ruido, para dedicarse a la contemplación y la reflexión.

En el plano más operativo, los monjes compartían con el filósofo romano su odio y desprecio

por el músico profesional, el joculator, scurra, histrio, etc, cuya obra consideraban amoral y

peligrosa para la fe católica.

Esto empeoró con la aparición de los goliardos, es decir, los propios estudiantes de la Iglesia

“ajuglarados”, convertidos en músicos ambulantes para poder financiarse sus estudios.

Otro de los puntos de intersección entre los monasterios y Boecio era la defensa de la gramática

y la retórica en latín, elementos que para el romano simbolizaban la superioridad de la teoría sobre

la práctica que habilitaba a un mandatario, alguien de gran responsabilidad en la sociedad, a

dirigirse con éxito a las masas.


Los monjes heredaron estas técnicas romanas de análisis y aprendizaje de textos en latín,

prácticas que comentan la vida contemplativa.

Sin embargo, el clasismo que implica la figura del músico de Boecio sufre transformaciones,

suavizándose, en el seno de las abadías y monasterios.

En primer lugar, las diferencias sociales en el mundo romano no se reproducen, o no de forma

tan acentuada, dentro de las órdenes religiosas.

En principio y asumiendo que existe una jerarquía efectiva, todos los monjes comparten juntos

los hitos principales de la vida monacal, como pueden ser los rezos y las comidas.

Por otra parte, los monjes de los monasterios cantaban dentro de la liturgia, que se concebía

como una obra de Dios.

El canto era una parte fundamental de la vida monacal y una forma de devolverle al Creador

sus propias palabras, dado que los textos estaban extraídos de las Sagradas Escrituras, en suma, de

la palabra de Dios.
Por ello no podían equiparar sus cantos con el desprecio que sentían hacia la actividad de

juglares y ministriles, aunque probablemente para Boecio todo hubiese sido uno.

Sin embargo, a partir del año 800 comienza a cobrar importancia la teoría del canto llano y las

antiguas divisiones entre conocedores e ignorantes de Boecio parecen reproducirse en el seno de

la Iglesia.

En los reinos carolingios no se escatiman esfuerzos para registrar los textos de los cantos y en la

medida de los posible la música que los acompaña, lo que da lugar a una primitiva teoría musical.

El conocimiento teórico cobra importancia ente los monjes.

Aparece entonces la división entre cantor y músico.

El primer término hacía alusión a cualquier monje que cantase, independientemente de los

conocimientos teóricos de los que hiciese gala, es decir que todos los monjes eran cantores.

Pero el monje que conocía la teoría del canto llano y que lo afrontaba como una disciplina de

estudio académico, ése era el músico, muy en la línea de la definición de Boecio.


Ser considerado como un mero cantor llegó a ser un insulto.

Se suponía que dicho monje era tan simple de entendederas que no sentía la menor curiosidad

por aprender sobre la técnica de los cantos que interpretaba.

Una máxima de alrededor del año 1000 rezaba que un cantor que no conoce nada de la base

racional de su arte no es mejor que una bestia.

Pues los monjes saben que existen bestias que pueden cantar, especialmente los pájaros, pero

que no tienen ningún conocimiento racional de por qué y cómo lo hacen


PENSAMIENTO APLICADO A LA MÚSICA

“Es mucho más importante saber lo que uno hace que llevar a cabo lo que uno sabe”

Es más importante tomar conciencia de nuestros actos que solo hacer las cosas sin

profundizar en ello, si están bien o están mal.

Y eso nos lleva a otro pensamiento sobre lo que es ser musico: “Musico es el que tiene

la habilidad para juzgar, medir ritmos, melodías y toda la música”.

Entonces un musico debe conocer a profundidad su obra antes de tocarla y no solo

tocar por tocar sin estar consiente del conocimiento teórico previo.
Referencias
Biografías y Vidas. (11 de septiembre de 2017). Obtenido

de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/boecio.htm

Boecio. (2009). Sobre el fundamento de la Música. (P. R. Reyes, Trad.) Editorial Gredos.

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