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He
aquí la carta
Pero Francisco ha rechazado en bloque sus peticiones. Mientras tanto, la "Relatio
finalis" ha desaparecido del programa del sínodo
ROMA, 12 de octubre de 2015 – El lunes 5 de octubre, apenas iniciados los trabajos del
sínodo sobre la familia, el cardenal George Pell entregó al Papa Francisco una carta
firmada por él y otros doce cardenales, todos ellos presentes en el aula sinodal.
En la carta, concisa y clarísima, los trece cardenales sometían a la atención del Papa las
serias "preocupaciones" que ellos y otros padres sinodales tienen sobre la metodología
del sínodo, según ellos "configurada para facilitar unos resultados predeterminados
sobre cuestiones importantes que son objeto de controversia", como también acerca del
"Instrumentum laboris", considerado inadecuado como "texto guía o fundamento de un
documento final".
He aquí a continuación el texto de la carta, traducido del original en inglés.
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Santidad,
A su vez, estos hechos han creado el temor de que la nueva metodología no siga el
espíritu tradicional y la finalidad de un sínodo. No se entiende la necesidad de estos
cambios en la metodología. A un determinado número de padres les parece que la nueva
metodología está configurada para facilitar unos resultados predeterminados sobre
cuestiones importantes que son objeto de controversia.
Por último, y es tal vez lo más urgente, varios padres han expresado su preocupación de
que un sínodo planificado para afrontar una cuestión pastoral vital -reforzar la dignidad
del matrimonio y la familia- pueda llegar a estar dominado por el problema
teológico/doctrinal de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar por lo
civil. Si así fuera, esto inevitablemente levantaría cuestiones aún más fundamentales
sobre cómo la Iglesia, en su camino, debería interpretar y aplicar la Palabra de Dios, sus
doctrinas y sus disciplinas a los cambios en la cultura. El colapso de las iglesias
protestantes progresistas en la época moderna, acelerado por su abandono de los
elementos clave de la fe y de la práctica cristiana en nombre de la adaptación pastoral
justifica una gran cautela en nuestras discusiones sinodales.
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El texto de esta intervención fuera de programa no ha sido hecho público; sólo ha sido
resumido verbalmente por el padre Federico Lombardi y por escrito por "L'Osservatore
Romano". De este modo:
"El Pontífice ha querido reafirmar que el actual sínodo está en continuidad con el que
fue celebrado el año pasado. Respecto al 'Instrumentum laboris', Francisco ha subrayado
que éste es el resultado de la 'Relatio synodi', integrada con las contribuciones llegadas
posteriormente, que fue aprobado por el consejo post-sinodal -que se reunió en
presencia del Pontífice- y que es la base para continuar el debate y las discusiones de los
próximos días. En este contexto, asumen fundamental importancia las contribuciones de
los distintos grupos lingüísticos. El Papa ha recordado que los tres documentos oficiales
del sínodo del año pasado son sus dos discursos, inicial y final, y la 'Relatio synodi'. El
Pontífice ha subrayado que la doctrina católica sobre el matrimonio no ha sido tocada y
después ha puesto en guardia sobre dar la impresión de que el único problema del
sínodo sea el de la comunión a los divorciados, invitando a que no se reduzcan los
horizontes del mismo".
De esto se deduce que Francisco ha rechazado en bloque las peticiones de la carta, salvo
la marginal recomendación de no reducir la discusión sólo "a la comunión a los
divorciados".
Y las ha rechazado con una salida polémica, como ha hecho saber sucesivamente -en un
tweet no desmentido- el director de "La Civiltà Cattolica" Antonio Spadaro, también él
presente en el aula, según el cual el Papa habría dicho a los padres "no ceder a la
hermenéutica de la conspiración, que es sociológicamente débil y espiritualmente no
ayuda".
Todo esto al inicio del sínodo. Pero hacia el final de la primera semana de trabajos han
sucedido más cosas. De nuevo, en sentido opuesto a los deseos de la carta de los trece
cardenales.
Increíble, pero verdad. Con el sínodo en pleno desarrollo, de repente se pone en duda la
existencia misma de esa "Relatio finalis" que aparecía en los programas como el punto
de llegada al que estaban finalizados todos los trabajos sinodales.
> Briefing su tema e metodo della XIV assemblea generale ordinaria del sinodo dei
vescovi
Ese mismo día, Baldisseri también había informado de que el Papa Francisco había
nombrado una comisión de diez cardenales y obispos precisamente "para la elaboración
de la relación final".
Y de nuevo había hablado sobre ella en el aula la mañana del 6 de octubre, justo antes
de que el Papa tomara la palabra.
Por no hablar del calendario oficial de los trabajos del sínodo, que sigue asignando
cuatro días completos, del 21 al 24 de octubre, a la redacción de la "relación final", a su
presentación en el aula, a la discusión y presentación de las observaciones escritas, a la
nueva redacción de la misma, a su nueva presentación en el aula y a su votación
definitiva:
Pero, si como se ha hecho entender, ya no habrá "Relatio", el único producto del sínodo
no podrá ser otro que una reelaboración de ese "Instrumentum laboris" que los trece
firmantes de la carta consideran inadecuado para hacer "de fundamento de un
documento final", también a causa de "sus varias secciones problemáticas", es decir, de
incierta fidelidad a la doctrina.
Porque es verdad que los 270 padres sinodales están trabajando días tras día
precisamente para rehacer de arriba abajo el "Instrumentum". Pero es igualmente verdad
que la nueva redacción del texto será prerrogativa de esa comisión nombrada por entero
por el Papa Francisco y en la que los innovadores son una mayoría aplastante, al
contrario de lo que sucede en el aula. Y en un texto kilométrico y discursivo como el
"Instrumentum" -no telegráfico como las "propuestas" de muchos sínodos pasados- es
mucho más fácil que suceda de nuevo lo que ya sucedió en el sínodo de 2014, con la
introducción de fórmulas vagas y polivalentes, difíciles de aprobar o rechazar en el aula
con un simple voto.
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