Gordon Allport (18971967) nació en Montezuma (Indiana), hijo de una maestra y un
vendedor con aspiraciones de estudiar medicina, menor de cuatro hermanos. Era un niño aplicado y temeroso. Vivió una niñez solitaria, debido a su aislamiento que sufrió de niño, desarrolló sentimientos de inferioridad que trató de compensar esforzándose por destacar, entrado en la edad adulta, aun se seguía sintiendo inferior a hermano mayor quien estudio psicología e intentaba emular su logro, por lo que motivo a estudiar y doctorarse en la misma área que su hermano.
Adler se unió al círculo intelectual de Freud en Viena, pero nunca se comprometió
del todo con el psicoanálisis y poco a poco se fue apartando de la teoría freudiana ortodoxa. La escisión entre Freud y Adler había llegado a un punto culminante y Adler se alejó para desarrollar su propia escuela de la psicología individual. Sus diferencias con Freud eran muchas.
Allport incidió en la mejora de la psicología académica con su énfasis en temas
importantes: consistencia de la personalidad, influencia social, el concepto de sí mismo y la interacción de la personalidad con la influencia social en la determinación de la conducta. Allport definió la personalidad como “la organización dinámica dentro del individuo de aquellos sistemas psicofísicos que determinan sus ajustes únicos al ambiente”. La unidad primaria de la personalidad es el rasgo. Los rasgos pueden estudiarse de manera idiográfica (rasgos individuales) o nomotética (rasgos comunes). El enfoque idiográfico describe a los individuos de manera más adecuada. La evidencia de los rasgos proviene de muchas fuentes: lenguaje, conducta, documentos (como las cartas) y cuestionarios como el Estudio de los Valores. Allport insistió en que la materia de estudio debería tener precedencia sobre los temas metodológicos.
Los rasgos varían en su penetración. Los rasgos cardinales tienen influencias
extremadamente penetrantes, pero sólo se presentan en pocas personas. Los rasgos centrales tienen influencias amplias y ocurren en todos. Además, la gente tiene rasgos secundarios que sólo influyen en unas cuantas conductas. Los rasgos están en la mitad de un espectro de aspectos de la personalidad, que van desde los reflejos muy limitados hasta sí mismos UMR
altamente integrados. A medida que se desarrolla la personalidad, los rasgos se vuelven
funcionalmente autónomos de sus orígenes de desarrollo. En consecuencia, el estudio de la personalidad debería centrarse en temas contemporáneos. Allport mencionó varias características de un adulto maduro y sano: extensión del sentido de sí mismo, interacciones humanas cálidas, seguridad emocional (auto aceptación), percepciones realistas, auto objetivación y una filosofía unificadora de la vida.
Allport postuló dos niveles de la autonomía funcional: la perseverante y la del
proprium unificador, procede a través de etapas: sentido corporal, autoidentidad, valoración del yo, extensiones del yo, autoimagen, agente racional, lucha propia y el sí mismo como conocedor. Allport estudió el prejuicio, el cual dijo que era más frecuente entre los individuos extrínsecamente religiosos y menos frecuente entre los individuos intrínsecamente religiosos.
Allport explicó la naturaleza y el desarrollo del proprium a lo largo de siete etapas,
desde la infancia hasta la adolescencia; Yo corporal, Identidad del sí mismo, Autoestima, Extensión del sí mismo, Autoimagen, El sí mismo como agente racional y Esfuerzo del proprium. El infante es controlado por impulsos y reflejos y tiene escasa personalidad. La personalidad del adulto maduro sano se caracteriza por: la extensión del sí mismo a otros individuos y actividades, la relación afectuosa con ellos, la seguridad emocional, la percepción realista, el desarrollo de habilidades, la dedicación al trabajo, la objetivación del sí mismo y una filosofía unificadora de la vida.
En conjunto, el enfoque de Allport era ecléctico. Un análisis de personalidad que utiliza la
teoría de Allport bien puede comenzar con la identificación de los rasgos centrales de una persona. No debería concentrarse en los temas del desarrollo, ya que se supone que los rasgos se han vuelto funcionalmente autónomos de sus orígenes en la niñez. UMR
Bibliografia.
Duane, P., Schultz, S. y Ellen S. (2002). Teorías de la personalidad. (7ma. Ed.). Cengage Learning. Editores.