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 Aguilera Zapata, Yerald.

 Ávila Alemán, Ángela.


 Díaz Satalaya, Fátima
 Tene Córdova, Rodolfo.
 Vega Zárate, Martín Renato.
 Vicente Gonzales, Angy Lisbeth.

 El DIH en Relación al Primer Convenio


de Ginebra.

 Derecho Internacional Humanitario (V Ciclo)

 Dr. Rojas, Lujan, Víctor W.

Tumbes, Junio del 2017


UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUMBES
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

A Nuestros Padres

Derecho Internacional Humanitario 2


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Protección de las víctimas de la Guerra - El Derecho


Internacional Humanitario (DIH).
Es la rama del derecho internacional constituido por los principios humanitarios
y los tratados internacionales que procuran salvar vidas y aliviar el sufrimiento
de combatientes y no combatientes durante un conflicto armado.
Los principales instrumentos legales que constituyen el DIH son los Convenios
de Ginebra de 1949, cuatro tratados internacionales que, hasta agosto de 2006,
han sido universalmente adoptados por los 194 países del mundo. Estos
Convenios incluyen normas específicas diseñadas para proteger a los
combatientes (miembros de las fuerzas armadas) heridos, enfermos o
náufragos, prisioneros de guerra, y civiles, así como personal médico, capellanes
militares, y personal de apoyo civil de las fuerzas armadas. Los Protocolos
Adicionales, que complementan los Convenios de Ginebra, amplían estas
normas humanitarias.
El derecho internacional humanitario se basa en los principios de humanidad,
imparcialidad y neutralidad. Sus raíces se remontan a conceptos históricos de
justicia establecidos en instrumentos como el Código de Hammurabi de
Babilonia, el Código de Justiniano del Imperio Bizantino, y el Código de Lieber,
aplicado durante la Guerra Civil estadounidense.
El desarrollo del derecho internacional humanitario moderno puede atribuirse a
los esfuerzos de Henry Dunant, un empresario suizo del siglo XIX. En 1859,
observó las consecuencias de una sangrienta batalla entre los ejércitos de
Francia y Austria en Solferino, Italia. A su retirada, los ejércitos dejaron el campo
de batalla regado de hombres heridos y moribundos. Pese a los valerosos
esfuerzos de Dunant destinados a movilizar ayuda para los soldados, miles de
ellos murieron. En Un Souvenir de Solférino (Recuerdos de Solferino), el libro
que escribió acerca de su experiencia, Dunant propuso que los grupos de
socorro voluntarios recibieran protección en tiempos de guerra para atender a
los heridos. A fin de actuar conforme a las sugerencias de Dunant, en 1863 se
constituyó un grupo denominado “Comité de los cinco” (que más tarde se
convirtió en el Comité Internacional de la Cruz Roja) en Ginebra. Varios meses
más tarde, diplomáticos de 16 países, con la asistencia de representantes de los
servicios médicos militares y sociedades humanitarias, negociaron una
convención (tratado) constituida por 10 artículos que, entre otras disposiciones,
establecen lo siguiente:
• Las ambulancias, los hospitales militares, y el personal que trabaja en ellos se
considerarán neutrales y deberán protegerse durante las hostilidades.
• Deberá brindarse protección a los civiles que asistan a los heridos.
• Cualquiera de las partes en el conflicto recogerá y atenderá a los combatientes
heridos o enfermos.

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• El símbolo de la cruz roja sobre fondo blanco, que invierte los colores de la
bandera suiza, se empleará como emblema de protección para identificar al
personal, los equipos y los centros médicos.
Este tratado, conocido como “Convenio de Ginebra”, se convirtió en la piedra
angular del derecho internacional humanitario moderno, que en la actualidad
consta de cuatro convenios y dos protocolos adicionales. En conjunto, estos
instrumentos representan los esfuerzos de la comunidad mundial moderna para
proteger a las personas en casos de conflicto armado.

El Primer Convenio de Ginebra


El I Convenio de Ginebra protege, durante la guerra, a los heridos y los
enfermos de las fuerzas armadas en campaña.
Este Convenio es la versión actualizada del Convenio
de Ginebra sobre los combatientes heridos y
enfermos, posterior a los textos adoptados en 1864,
1906 y 1929. Consta de 64 artículos, que establecen
que se debe prestar protección a los heridos y los
enfermos, pero también al personal médico y
religioso, a las unidades médicas y al transporte médico. Este Convenio también
reconoce los emblemas distintivos. Tiene dos anexos que contienen un
proyecto de acuerdo sobre las zonas y las localidades sanitarias, y un modelo
de tarjeta de identidad para el personal médico y religioso.

El Primer Convenio de Ginebra, para Aliviar la Suerte de la Condición de los


Heridos de los Ejércitos en Campaña, es uno de los cuatro tratados
internaciones de los Convenios de Ginebra. Define "la base sobre la que
descansan las normas del derecho internacional para la protección de las
víctimas durante los conflictos armados". Fue adoptada por primera vez en 1864,
pero se ha actualizado de manera significativa en 1906, 1929 y 1949. Está
inextricablemente ligado al Comité Internacional de la Cruz Roja, que es a la vez
el instigador de la creación y de hacer cumplir los artículos de esas
convenciones.

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HISTORIA

El Primer Convenio de Ginebra se instituyó en un período crítico en la historia


política y militar de Europa política. Entre la caída de Napoleón I en la Batalla de
Waterloo en 1815 y el ascenso de su sobrino en la campaña de Italia de 1859,
las potencias habían mantenido la paz en el oeste de Europa. Sin embargo, con
el conflicto en la península de Crimea, la guerra había vuelto a Europa, y
mientras que los problemas estaban "en una región distante y de difícil acceso",
el norte de Italia, "se convirtió en un modo de acceder desde todas partes de
Europa occidental, que al instante se llenó de curiosos y de observadores",
mientras el derramamiento de sangre que, hasta entonces no era excesivo a la
vista, resultó algo extraño y sorprendente. A pesar de su intención de aminorar
los estragos de la guerra el inicio de la Primera Convención de Ginebra inauguró
"una renovación de la actividad militar a gran escala, a la que el pueblo de Europa
occidental... no estaba acostumbrados desde que Napoleón I había sido
eliminado."

El movimiento por un conjunto internacional de las leyes para regir el tratamiento


y la atención a los heridos y prisioneros de guerra comenzó cuando el activista
de socorro Henri Dunant fue testigo de la batalla de Solferino en 1859, combate
entre los ejércitos de franceses - piamonteses y el Ejército austriaco en el norte
de Italia. El posterior sufrimiento de los 40 000 soldados heridos que quedaron
en el campo debido a la falta de instalaciones, personal, y treguas para darles la
asistencia médica motivó a Dunant entrar en acción. Al regresar a Ginebra,
Dunant publicó sus experiencias en Un souvenir de Solferino y, a través de su
membresía en la Sociedad de Ginebra para el Bienestar Público, instó a
convocar a una conferencia internacional, ayudando después a crear el Comité
Internacional de la Cruz Roja en 1863.
El Comité Internacional de la Cruz Roja, al tiempo que reconoce que "sobre todo,
el deber y la responsabilidad de una nación, es salvaguardar la salud y el
bienestar físico de su propio pueblo", sabía que siempre, sobre todo en tiempos
de guerra, serían "una necesidad las agencias voluntarias para
complementarlas...los organismos oficiales encargadas de estas
responsabilidades en todos los países." Para asegurarse de que su misión fuera
ampliamente aceptada, se requería un
conjunto de normas para regir sus
propias actividades y las de las partes
beligerantes implicadas.
El 22 de agosto de 1864, varios países
europeos se congregaron
en Ginebra, Suiza donde se firmó el
Primer Convenio de Ginebra:

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Firma del Primer Convenio de Ginebra por algunas de las principales


potencias europeas en el año 1864
1. Gran Ducado de Baden (hoy Alemania)
2. Reino de Bélgica
3. Dinamarca
4. Imperio Francés
5. Hesse-Darmstadt (hoy Alemania)
6. Reino de Italia
7. Reino de los Países Bajos
8. Reino de Portugal
9. Reino de Prusia (hoy Alemania)
10. Reino de España
11. Confederación Suiza
12. Reino de Wurtemberg (hoy Alemania)
13. Noruega y Suecia firmaron en el mes de diciembre.

No sólo fue el primero, sino que fue también el más básico y "su fuerza obligatoria
deriva desde el consentimiento implícito de los Estados que lo han aceptado y
aplicado en la realización de sus operaciones militares."[] Este primer esfuerzo
previene sólo para:
1. la inmunidad de captura y destrucción de todos los centros para el
tratamiento de soldados heridos y enfermos,
2. la recepción y tratamiento imparcial de todos los combatientes,
3. la protección de los civiles que prestan ayuda a los heridos, y
4. el reconocimiento del símbolo de la Cruz Roja como medio de identificación
de personas y equipos cubiertos por el acuerdo.
A pesar de sus mandatos básicos fue un éxito en la rápida ejecución de
importantes reformas.

Debido a las ambigüedades significativas en los artículos de ciertos términos y


conceptos, y más aún a la rápida evolución de la guerra y la tecnología militar,
los artículos originales tuvieron que ser revisados y ampliados, en gran parte en
el Segundo Convenio de Ginebra en 1906 y en el Convenio de La Haya de 1899
que amplió los artículos a la guerra marítima.[7] Fue actualizado de nuevo en
1929 cuando se hicieron pequeñas modificaciones al mismo. Sin embargo, como
Jean S. Pictet, Director del Comité Internacional de la Cruz Roja, señaló en 1951,
"la ley, sin embargo, siempre va a la zaga de la caridad, sino que además llega
tarde en la conformación de las realidades de la vida y la necesidades de la
humanidad", como tal, es deber de la Cruz Roja "ayudar en la ampliación del
ámbito de la aplicación de la ley, en el supuesto de que... la ley conservará su
valor", principalmente a través de la revisión y ampliación de estos principios
básicos del Primer Convenio de Ginebra.

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Resumen de las Disposiciones.

Los diez artículos originales del tratado de 1864 se han ampliado a los actuales
64 artículos. Este largo tratado protege a los soldados que están fuera de
combate (fuera de la batalla, debido a una enfermedad o lesión), así como del
personal sanitario y religioso y de los civiles en la zona de batalla. Entre sus
principales disposiciones:

 Artículo 12; Establece que los soldados heridos y los enfermos que están
fuera de la batalla debe ser tratados con humanidad y, en particular, no deben
ser ejecutados, heridos, torturados o sometidos a la experimentación
biológica. Este artículo es la piedra angular del tratado, y define los principios
de la mayoría del resto que derivan del tratado, [9] incluyendo la obligación de
respetar las unidades médicas y sus establecimientos (capítulo III), al
personal encargado de la atención de los heridos (capítulo IV), a los edificios
y a el material (capítulo V), a los medios de transporte sanitarios (Capítulo VI),
y al signo de protección (Capítulo VII).

 Artículo 15; Establece que los soldados heridos y los enfermos deben ser
recogidos, atendidos y protegidos, aunque también pueden llegar a ser
prisioneros de guerra.

 Artículo 16; Exige que las partes en conflicto deben registrar la identidad de
los muertos y heridos, y transmitir esta información a la parte contraria.

 Artículo 9: permite a la Cruz Roja Internacional, "o a otro organismo


humanitario imparcial" proporcionar protección y socorro a los soldados
heridos y enfermos, así como al personal sanitario y religioso.

Para un debate detallado de cada artículo del tratado, ver el texto original [10] y el
comentario.

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Artículo 3 común

Conflictos armados no internacionales

Los cuatro Convenios de Ginebra contienen un artículo


3idéntico, que amplía la protección general a los conflictos no
internacionales. En virtud de este artículo, quienes hayan
depuesto las armas o las personas que se encuentren fuera
de combate por enfermedad o heridas deberán ser objeto de
trato humanitario, sin distinción alguna de índole desfavorable
basada en la raza, el color, la religión o la creencia, el sexo,
el nacimiento o la fortuna o cualquier otro criterio análogo.
En particular, el artículo 3 prohíbe:

• “los atentados contra la vida y la integridad corporal,


especialmente el homicidio en todas sus formas, las
mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios;

• La toma de rehenes;

• Los atentados contra la dignidad personal, especialmente los


tratos humillantes y degradantes;

• Las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio


ante un tribunal legítimamente constituido, con
Garantías judiciales reconocidas como indispensables por los
pueblos civilizados.”

Se recogerá y asistirá a los heridos y enfermos. El Comité


Internacional de la Cruz Roja u otro organismo humanitario
imparcial podrán ofrecer sus servicios.

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El IUS IN BELLO

Es un término usado para referirse a la rama del derecho que define las prácticas
aceptables mientras se está en guerra y sus disposiciones se aplican a todas las
partes en conflicto, independientemente de los motivos del conflicto y de
la justicia de la causa defendida por una u otra parte; un ejemplo de ellos son
las Convenciones de Ginebra. Aunque todo ejército está formado para ganar las
guerras por la fuerza, éstos no pueden realizar todas las acciones que sean o
que parezca necesarias para lograr la victoria.

Los principios del derecho humanitario están pensados para aplicarse en los
conflictos y para regular las fuerzas militares. Las reglas de la guerra ayudan a
salvaguardar la vida humana, a proteger los derechos humanos fundamentales
y para asegurar que la guerra sea limitada y no simple violencia.

Se entiende entonces que el Ius in Bello es la rama del Derecho Público


Internacional que comprende el conjunto de normas internacionales de origen
convencional y consuetudinario, específicamente destinado a ser aplicado en los
conflictos armados, internacionales o no, que limita, por razones humanitarias,
el derecho de las partes en conflicto a elegir libremente los métodos (modos) y
medios (armas) de hacer la guerra y que protege a las personas y los bienes
afectados o que puedan resultar afectados por ella.

Inicialmente, estaba compuesto por dos ramas distintas, el Derecho de la Haya


y el Derecho de Ginebra. La primera comprende las normas que regulan los
medios y métodos de combate mientras que la segunda son las normas dirigidas
a la protección de las víctimas de los conflictos armados. Es a partir de 1968,
con la Resolución 2444 de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre
el respeto de los Derechos Humanos en los conflictos armados, y especialmente
con la aparición de los Protocolos Adicionales a los Convenios de Ginebra en
1977, cuando se produce una convergencia entre ambos grupos de normas al
ponerse de manifiesto que para proteger con mayor eficacia a las víctimas (los
heridos, enfermos, náufragos, prisioneros de guerra, población civil y, por
extensión, los bienes culturales, los bienes indispensables para la supervivencia
de la población civil y el medio ambiente natural) es preciso limitar el uso de la
fuerza estableciendo reglas sobre la conducción de las hostilidades.

Tradicionalmente, se le ha llamado derecho de la guerra pero la evolución


histórica de estas normas ha hecho que su contenido y su finalidad sean mucho
más amplios de lo que lo eran inicialmente. Actualmente puede denominarse
Derecho Internacional Humanitario (DIH) como término equivalente. También
puede utilizarse el término Derecho Internacional de los Conflictos Armados
(DICA).

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Las expresiones " derecho internacional humanitario “, " derecho de los conflictos
armados " y " derecho de la guerra " pueden considerarse como equivalentes, y
la elección de una u otra dependerá esencialmente de las costumbres y del
público.

Dentro de la OEA, EL Departamento de Derecho Internacional juega un papel


importante en el avance y diseminación del DIH en las Américas, asiste al
Consejo Permanente y a sus Comisiones y Estados miembros en la elaboración
y negociación de resoluciones respecto la promoción y respecto del derecho
internacional humanitario y otras materias relacionas.

La Oficina también coordina sus actividades con el Comité Internacional de la


Cruz Roja para dar apoyo a las decisiones adoptadas por los Estados miembros
en material de DIH. Asimismo, en colaboración con el CICR, esta Oficina
organiza cursos y seminarios sobre DIH en las Américas.

DIFERENCIA ENTRE EL IUS AD BELLUM Y EL IUS IN BELLO

El ius ad bellum se refiere a la regulación del derecho internacional a la hora de


declarar una guerra y ejecutarla, es decir a la facultad de ejercer el uso de la
fuerza armada. La finalidad principal es que el uso de las armas se limite a la
legítima defensa, de forma proporcional y centrada en objetivos militares. Sin
embargo, también se tratan temas como la intervención militar en Estados ajenos
con la finalidad de proteger los derechos humanos, pero siempre como último
recurso. Por eso, en el actual conflicto sirio se habla de agotar la vía diplomática
antes de cualquier posible actuación, aunque sea unilateral (sin el
consentimiento de las Naciones Unidas). Tal intervención unilateral ha sido
admitida como legítima en ciertos casos, pero sólo como vía excepcional.

Por su parte, el ius ad bello se centra en el derecho internacional en cuanto a las


actuaciones militares en concreto una vez se inician. Es decir, a la regulación de
ciertos estándares en los conflictos armados cuando ya se están llevando a cabo.
En este sentido, como ya se indicó líneas atrás se quieren proteger a los civiles
y otorgar unos derechos mínimos de trato a los combatientes, evitando el uso de
ciertas armas de destrucción masiva y difusa, como armamento químico. En esta
materia también se regula la asistencia de los heridos en conflictos armados y
otros aspectos sobre la conducta armada en proceso.

Complementando lo ya dicho podemos señalar que la finalidad del Derecho


Internacional Humanitario es limitar los sufrimientos provocados por la guerra
garantizando, tanto como sea posible, la protección y la asistencia a las víctimas.
Así pues, se aborda la realidad de un conflicto sin entrar en consideraciones
relativas a los motivos o a la legalidad del recurso a la fuerza.

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Sus disposiciones se aplican, asimismo, a todas las partes en conflicto,


independientemente de los motivos del conflicto y de la justicia de la causa
defendida por una u otra parte.

En caso de conflicto armado internacional, a menudo resulta difícil determinar


qué Estado es culpable de una violación de la Carta de las Naciones Unidas.
Ahora bien, el sistema del Derecho Internacional Humanitario no supedita su
aplicación a la designación del culpable, dado que cada uno de los adversarios
se declararía víctima de una agresión. Lo que busca simplemente el Ius in Bello
es garantizar la protección de las víctimas de la guerra y de sus derechos
fundamentales sea cual fuere la parte a la que pertenezcan. Por ello, el ius in
bello ha de seguir siendo independiente del ius ad bellum o ius contra bellum.

Desde los primeros tratados internacionales, ya a mediados del siglo. XIX, estos
instrumentos se han utilizado con bastante frecuencia y cada vez han
incorporado más derechos humanos.

Una de las causas de esta evolución ha sido tanto la globalización como la


consolidación de los derechos humanos en los propios ordenamientos internos,
así como la innovación tecnológica militar que ha provocado un cambio en la
forma de intervenir militarmente. Hoy en día, tanto las armas de destrucción
masiva, como las armas químicas, las municiones de racimo y el acercamiento
de los conflictos armados a los centros urbanos, han provocado que los civiles
cada vez sufran más en las guerras. Además, tanto la regulación del ius ad
bellum como del ius ad bello, siguiendo los principios del derecho internacional,
cada vez se han centrado más en las personas y menos en los Estados, pues
en sus inicios el derecho internacional se dirigía a éstos últimos, no a las
personas y menos a los civiles como tal. Cabe decir, que ese origen se debió al
uso del Estado-nación como sujeto principal por influencia de la Paz de
Westfalia.

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FUENTES SOBRE EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO


Podemos clasificarlas en dos grupos:
A. Tratados de DIH

El derecho internacional humanitario se basa principalmente en numerosos


tratados, particularmente en los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos
adicionales.

I Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos
de las fuerzas armadas en campaña.
II Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los
náufragos de las fuerzas armadas en el mar.
III Convenio de Ginebra, relativo al trato debido a los prisioneros de guerra.

IV Convenio de Ginebra, relativo a la protección debida a las personas civiles en


tiempo de guerra.

B. Derecho consuetudinario
Como fuente secundaria, podemos indicar que el derecho internacional
humanitario está compuesto por normas que resultan de "una práctica general
aceptada como derecho", las también conocidas como costumbres de la guerra.

10 cosas que las leyes de la guerra hacen.- De manera sucinta hemos


considerado oportuno plantear las objetivos que enmarcan de manera
general las normas del DIH.

1... protege a quienes no participan en un conflicto, como la población civil, el


personal sanitario o los trabajadores humanitarios.

2... protege a los que ya no pueden luchar, como los soldados heridos o los
prisioneros.

3... prohíbe los ataques contra la población civil. Estos ataques se consideran
crímenes de guerra.

4... reconoce el derecho de la población civil a obtener protección contra los


peligros de la guerra y a recibir la ayuda necesaria. Se deben tomar todas las

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medidas posibles para evitar cualquier daño a la población, sus casas o sus
medios de subsistencia, como fuentes de agua, cultivos o ganado.

5... establece que los enfermos y los heridos tienen derecho a recibir ayuda,
independientemente del bando al que pertenezcan.

6... específica que los trabajadores sanitarios, sus vehículos y los hospitales
dedicados a tratamiento humanitario no deben ser atacados.

7... prohíbe la tortura y el trato denigrante a prisioneros.

8... especifica que los detenidos deben recibir alimento y agua, y también se les
debe permitir comunicarse con sus seres queridos.

9... limita el empleo de armas y tácticas durante los conflictos, a fin de evitar
sufrimiento innecesario.

10... prohíbe expresamente la violación u otras formas de violencia sexual en el


contexto de un conflicto armado.

ORIGEN Y EVOLUCION DEL DIH.

La guerra ha estado presente desde el origen de la humanidad y siempre ha


estado sujeta a ciertas leyes y costumbres. En un principio, el derecho
humanitario estaba constituido por normas no escritas, basadas en costumbres
humanitarias y prácticas derivadas de imperativos morales, religiosos, políticos,
militares y hasta económicos, destinadas a regular la conducta en la guerra que
exigían que se respetara a quien no combate o ya no puede combatir y se le dé
un trato humano. Estas normas, que nacen de la guerra misma, se convierten en
reglas consuetudinarias que reglamentan algunas cuestiones de las hostilidades
y que fueron adoptando progresivamente los principios de necesidad,
humanidad, lealtad y un cierto respeto mutuo. Posteriormente, se empezaron a
elaborar tratados bilaterales y reglamentos que los Estados promulgaban para
sus tropas pero que únicamente eran válidos para un conflicto o una batalla
determinada. El problema es que estas normas estaban limitadas en el tiempo y
en el espacio y además variaban según la época, el lugar o la moral de las partes
en conflicto.

El DIH se puede decir que tuvo su inspiración en la batalla de solferino con


Henry Dunant, el cual nació en Ginebra – Suiza en 1828, se dedicaba a los
negocios como la instalación de fábricas de harina en Argelia lo cual lo hizo viajar
el norte de Italia muy cerca del solferino, el mismo día en que se enfrentaban los
ejércitos austriaco, francés y piamontés...

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Al anochecer, sobre el escenario de la batalla de Solferino yacían 40.000


hombres agonizando muriendo y abandonados a su suerte. Dunant al ver aquel
horror empezó a fomentar actividades en las cuales se socorriera a los heridos
de guerra en aquellas situaciones por ello creo , incluso un libro para relatar lo
observado en Solferino , de esta manera se fue creando el organismo más
importante en el cumplimiento del DIH como lo es el Comité Internacional de
la Cruz Roja y la Media Luna Roja cuya finalidad es, era y será “… cuidar de
los heridos en tiempo de guerra por medio de voluntarios entusiastas y dedicados
, perfectamente calificados para su trabajo” . El trabajo de Henry Dunant fue
conjunta con: un jurista Gustave Moynier, dos médicos Henry Dufour y
Luis Appia y un general Theodoro Maunoiole.

Su nacimiento formal se remonta a 1864 cuando nace del primer Convenio de


Ginebra, firmado en ese mismo año. Sin embargo los conceptos básicos de ese
derecho ya existían a nivel consuetudinario, desde mucho antes. Según las
fuentes de las que se dispone para conocer el derecho internacional, ya existían,
hacia el año 1 000 antes de Cristo, reglas sobre los métodos y medios para
conducir las hostilidades.

Luego hacia mediados del siglo XIX, los acuerdos concertados para proteger a
las víctimas de la guerra sólo eran ocasionales, en realidad se trataba de
acuerdos de capitulación militar, válidos la mayoría de las veces solamente
mientras duraba el conflicto. El nacimiento del derecho internacional humanitario,
ligado al Movimiento de la Cruz Roja, cambia completamente esta situación en
adelante los estados estarán obligados por un tratado universal, aplicable en
todo tiempo y circunstancia.

No obstante, su nacimiento informal se remonta a las normas dictadas por las


antiguas civilizaciones y religiones. Las primeras leyes de la guerra ya fueron
proclamadas algunos milenios antes de nuestra era por las grandes
civilizaciones: " Promulgo estas leyes para evitar que el fuerte oprima al débil. "
(Hammurabi, rey de Babilonia).

Muchos textos antiguos, como son el Mahabarata, la Biblia o el Corán, contienen


normas en las que se recomienda el respeto del adversario. Por ejemplo, el
Viqayet, texto escrito durante el apogeo de la dominación sarracena en España,
hacia finales del siglo XIII, contiene un verdadero código de leyes de la guerra.

La guerra siempre ha estado sujeta a ciertas leyes y costumbres. El más


importante antecedente del DIH actual es el Tratado de Armisticio y
Regularización de la Guerra, suscrito y ratificado en 1820 entre las autoridades
del entonces gobierno de La Nueva Granada y el Jefe de las Fuerzas
Expedicionarias de la Corona Española, en la ciudad venezolana de Trujillo. Este
Tratado fue suscrito en el marco del conflicto de la Independencia, siendo el
primero en su género en Occidente.

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Por su parte, es preciso hacer una breve alusión al denominado Código de Lieber
o " Instrucciones de Lieber”. Ese Código, que entró en vigor el mes de abril de
1863, es importante en la medida en que era el primer intento de codificación de
las leyes y costumbres de la guerra que existían en aquella época.

A partir del siglo XIX, los Estados han aceptado un conjunto de normas basado
en la amarga experiencia de la guerra moderna, que mantiene un cuidadoso
equilibrio entre las preocupaciones de carácter humanitario y las exigencias
militares de los Estados. En la misma medida en que ha crecido la comunidad
internacional, ha aumentado el número de Estados que ha contribuido al
desarrollo del DIH. Actualmente, éste puede considerarse como un Derecho
universal.

Por otro lado resulta innegable que el nacimiento del Derecho Internacional
Humanitario está ligado profundamente con el nacimiento de la Cruz Roja
Internacional, misma que estuvo a cargo de Henri Dunant (Ginebra, Suiza, 8 de
mayo de 1828 - 29 de octubre de 1909) producto de su experiencia vivida en la
Batalla de Solferino. Como ya se dijera anteriormente, Dunant vio cómo morían
los heridos sin asistencia y, ayudado por gente de los pueblos cercanos, se
dedicó a socorrerlos: convenció a la población local para que atendiese a los
heridos, sin fijarse en qué bando del conflicto estaban, usando el
lema "Tutti fratelli" (Todos hermanos).

Henri Dunant había quedado impresionado. Filántropo, formado y emprendedor,


el recuerdo le llevó a concebir formas de paliar situaciones parecidas, y tres años
después publicó sus reflexiones. En un libro llamado "Recuerdo de
Solferino", Dunant plantea la idea germinal de lo que serán las futuras
sociedades de la Cruz Roja.

Desde un primer momento, Dunant concibió las sociedades como entes


neutrales, dispuestos a prestar ayuda humanitaria a quien la necesitara,
independientemente de su raza, nacionalidad o creencias. Su idea la recogieron
cuatro miembros de la Sociedad Ginebrina de Utilidad Pública que, junto con él,
impulsaron el proyecto hasta la constitución formal en 1863 del Comité
Internacional de la Cruz Roja.

Un año después, el Comité Internacional de la Cruz Roja logró, con el apoyo del
Gobierno Suizo, convoca a una conferencia diplomática en la que doce estados
firmaron el Primer Convenio de Ginebra. En él se acordó:

 Proteger a los militares heridos en campaña.


 El carácter neutral y protección del personal sanitario y de los hospitales
militares.

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 La adopción del emblema de la Cruz Roja sobre fondo blanco como


símbolo protector.
 El establecimiento de un comité permanente que se denominó "Comité
Internacional de la Cruz Roja".
 La promoción internacional de sociedades de socorro.
Este primer Convenio de Ginebra de 1864, mismo que solo constaba de 10
artículos y que sentó las bases del Derecho Internacional Humanitario
contemporáneo, tenía las siguientes características:

 se trataba de una norma universal, permanente y escrita destinada a


proteger a las víctimas de los conflictos aplicables en todo tiempo y
circunstancias.
 era un Tratado multilateral.
 Establecía la obligación prestar asistencia sin discriminación a los
militares heridos y enfermos.
 establecía el respeto y la identificación del personal y del material sanitario
mediante el emblema de la Cruz Roja.

No podemos dejar de decir que desde este momento, la labor de la Cruz Roja
en el desarrollo del DIH será fundamental hasta nuestros días.
El Primer Convenio no fue sino el inicio de una tremenda labor codificadora. Así
en 1868 se aprueba la Declaración de San Petersburgo que prohíbe la utilización
de ciertos proyectiles en tiempo de guerra y proclama la prohibición general de
utilizar armas "que agravarían inútilmente los sufrimientos de los hombres".

A finales del siglo XIX y principios del XX se celebra en La Haya las Conferencias
de Paz de 1899 y 1907 que constituyen el más notable intento de codificar el
Derecho de la Guerra clásico. La Conferencia de 1907, que revisó y amplió la
primera, aprobó catorce convenios entre los que destaca el IV Convenio sobre
las leyes y costumbres de la guerra terrestres y su Reglamento. Además se
elabora un nuevo Convenio de Ginebra en 1906 para aliviar la suerte corrida por
los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña.
Por otro lado, debido a los problemas humanitarios que se derivaron de la I
Guerra Mundial, se aprueban los Convenios de Ginebra de 1929, para aliviar la
suerte de los heridos y enfermos de los ejércitos en campaña y el relativo al trato
de los prisioneros de guerra.

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Tras la II Guerra Mundial se llevó a cabo firma de los cuatro Convenios de


Ginebra, de 12 de agosto de 1949, que es la normativa básica del moderno DIH

I Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos
de las fuerzas armadas en campaña.

II Convenio de Ginebra para aliviar la suerte que corren los heridos y los
náufragos de las fuerzas armadas en el mar.
III Convenio de Ginebra, relativo al trato debido a los prisioneros de guerra.

IV Convenio de Ginebra, relativo a la protección debida a las personas civiles en


tiempo de guerra.

En 1968 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la


resolución 2444, sobre el respeto de los derechos humanos en los conflictos
armados, que estableció los principios básicos del DIH de limitación de medios
y métodos de combate, de protección de la población civil y de distinción. De la
misma manera, se logró la celebración de la Conferencia Diplomática en Ginebra
entre 1974 y 1977 donde se aprobaron los dos Protocolos Adicionales a los
Convenios de Ginebra de 1949.

Protocolo Adicional I, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos


armados internacionales.

Protocolo Adicional II, relativo a la protección de las víctimas de los conflictos


armados sin carácter internacional.
Ambos Protocolos tienen la finalidad de ampliar y complementar los citados
Convenios de Ginebra. No obstante, en el año 2005 se aprobó un tercer
Protocolo Adicional sobre el emblema por el que se establece un signo distintivo
adicional, el Cristal Rojo.
También es necesario destacar en el desarrollo de la regulación jurídica de los
conflictos armados otros acontecimientos igualmente importantes. En particular,
respecto a la regulación de los medios de hacer la guerra, y en concreto respecto
de las armas no convencionales, en el año 1972 se aprobó el Convenio sobre la
prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas
bacteriológicas (biológicas) y toxínicas y sobre su destrucción. Posteriormente,
en el año 1980 se aprobó el Convenio sobre prohibiciones o restricciones del
empleo de ciertas armas convencionales que puedan considerarse
excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados, que consta de cinco
Protocolos. El Protocolo I, relativo a fragmentos no localizables por rayos X en el
cuerpo humano (1980), el Protocolo II, relativo a minas, armas trampa y otros

Derecho Internacional Humanitario 17


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artefactos (1980), el Protocolo III, relativo a armas incendiarias (1980), el


Protocolo IV, relativo a las armas láser que producen ceguera (1995) y el
Protocolo V, relativo a restos explosivos de guerra (2003).

Otros hechos significativos de gran trascendencia fueron el Tratado de Ottawa


de 1997, sobre la prohibición del empleo, almacenamiento, producción y
transferencia de las minas antipersonal y sobre su destrucción y el Convenio
relativo a las municiones de racimo en 2008 que prohíbe el uso, la producción,

el almacenamiento y la transferencia de municiones de racimo que no son


precisas ni fiables y prevé además, la prestación de ayudas en las comunidades
afectadas (pendiente de firma y ratificación).

Respecto del sistema de eficacia, con motivo de los conflictos armados que se
desarrollan en la Ex Yugoslavia y en Ruanda, el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas crea el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia en
1993 (Resolución 827 de 25 de mayo de 1993) y el Tribunal Penal Internacional
para Ruanda en 1994 (Resolución 955 de 8 de noviembre). Finalmente, es
necesario destacar un hecho de gran importancia en el ámbito del sistema de
eficacia del DIH, la aprobación el Estatuto de Roma de 1998 por el que se creó
el primer tribunal penal internacional de carácter permanente de la historia, la
Corte Penal Internacional.
LA LABOR ESPECÍFICA DE LA CRUZ ROJA.

Desde la década de 1980, el CICR dirige sus esfuerzos a la adopción de medidas


que conduzcan a los gobiernos a la implementación del derecho internacional
humanitario y a la difusión del contenido de sus disposiciones en los ámbitos
correspondientes de la administración pública, en particular, en las fuerzas
armadas. El CICR trabaja en conjunto con los gobiernos y las Sociedades
Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja a fin de hacer conocer el
derecho internacional humanitario en el ámbito académico, en los medios de
comunicación y entre la juventud.

El compromiso verdadero del mundo frente al Derecho


Internacional Humanitario.
Si bien es cierto gran parte de los países del planeta han suscrito los convenios
relativos al Derecho Internacional Humano, la verdad es que muy pocos acatan
realmente sus disposiciones. Es necesario precisar que no pedimos que se
acaten a plenitud todas y cada uno de las disposiciones del Ius in Bello; creemos
que bastaría para dotar de esa pequeña dosis de humanidad a los conflictos
armados que se respeten normas básicas como la salvaguarda de los civiles y

Derecho Internacional Humanitario 18


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sus bienes indispensables para la vida así como las garantías especiales para
los niños, niñas y adolescentes; esto en el sentido también que, tal como lo deja
saber Elizabeth Salmón en su libro “Introducción al Derecho Internacional
Humanitario”, la humanización excesiva de las conflagraciones bélicas no resulta
positivo toda vez que se dichas situaciones extremas se convertirían en sucesos
diarios parte de la normalidad del día a día de quienes las sufren.
Por lo antes dicho, se requiere pues no solo quizás del compromiso verdadero
de las Altas Partes Contratantes por garantizar cuestiones básicas durante un
enfrentamiento sino también de la vigilancia constante de dicho respeto hacia el
DIH y, de ser el caso, la represión a las graves infracciones hacia este a cargo
de los entes competentes.
Emblemas en virtud del Derecho Internacional Humanitario.

Los redactores del Convenio de Ginebra de 1864 previeron la necesidad de un


símbolo universal de protección que pudiera reconocerse con facilidad en el
campo de batalla. En honor al origen de esta iniciativa, el símbolo de una cruz
roja sobre un fondo blanco, que invierte los colores de la bandera nacional suiza,
se identificó como un emblema de protección en zonas de conflicto. Tiempo
después, los países reunidos en una conferencia diplomática en 1929
reconocieron los emblemas de la cruz roja y el león y el sol rojos, aunque el león
y el sol rojos han dejado de utilizarse. En diciembre de 2005 los gobiernos
adoptaron el tercer Protocolo Adicional que añadió el cristal rojo. Aunque no se
encuentra contemplado en los Convenios de Ginebra, el Escudo Rojo de David,
utilizado por Israel, también es un emblema respetado.
En virtud de los Convenios de Ginebra, los tres signos distintivos de la cruz roja,
la media luna roja y el cristal rojo tienen por finalidad identificar y proteger al
personal médico y de socorro, los centros médicos civiles y militares, las
unidades móviles y los barcos hospitales. Además, se utilizan para identificar a
los programas y las actividades de las sociedades nacionales de la Cruz Roja
y la Media Luna Roja, junto con el símbolo del escudo rojo de David, que
identifica a la Magen David Adom, la sociedad humanitaria en Israel.
El conocimiento y la aceptación generalizada de estos emblemas humanitarios
es crucial para salvar vidas y aliviar el sufrimiento.

Estos símbolos pueden usarse con fines de protección o como distintivo.

CRUZ ROJA MEDIA LUNA ROJA CRISTAL ROJO

Derecho Internacional Humanitario 19


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SITUACION DEL PERU CON RESPECTO AL DIH.

El Perú, siendo estado parte de los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y sus
dos Protocolos Adicionales, asume la obligación de respetar y hacer respetar las
disposiciones del Derecho Internacional Humanitario y de los Derechos
Humanos, así como la labor de difundir su contenido como medio de efectivizar
y mejorar su aplicación.

El Ministerio de Defensa desde la década de los 90 a través del CCFFAA y con


la colaboración del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), aplicó la política
de capacitar al personal de las FFAA, mediante el dictado de cursos, seminarios
y charlas sobre Derecho de la Guerra en esos tiempos, ahora llamado Derecho
Internacional Humanitario (DIH).

En el año 2001, el MINDEF siempre con la colaboración del Comité


Internacional de la Cruz Roja (CICR), han formado a los primeros Oficiales
Instructores de las FFAA, en el Derecho Internacional Humanitario, con la
finalidad de que cada Instituto aplique y disponga al Oficial Instructor la difusión
del DIH a todos los miembros de su Institución.

El 11 de julio del 2002 el MINDEF y el CICR firman un acuerdo Interinstitucional


en donde se acuerdo la creación al interior de la estructura orgánica del
MINDEF/FFAA, de un Centro permanente en materia del Derecho Internacional
Humanitario, que promueva su reflexión, investigación, integración y enseñanza
al interior de las FFAA, así como a la integración del DIH en la Doctrina y
Manuales de Operaciones Tácticas de las FFAA.

Es así que en cumplimiento de este Acuerdo Interinstitucional, con Resolución


CCFFAA Nº 036 CCFFAA/CDIHFFAA del 19 de Febrero del 2003, se crea
oficialmente el "Centro del Derecho Internacional Humanitario de las Fuerzas
Armadas", dentro de la estructura orgánica del Comando Conjunto de las
Fuerzas Armadas, siendo inaugurado por el en aquel entonces Presidente
Alejandro Toledo Manrique, acompañado por el Jefe de Delegación CICR en el
Perú, Dr. Kart Mattli.

Con Decreto Supremo Nº 012-2007 del 07 de julio 07, se cambia el nombre de


Centro de Derecho Internacional Humanitario de las Fuerzas Armadas al
de Centro del Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos de las
Fuerzas Armadas.

Posteriormente, con Ley Nº 29075, del 25 Julio 2007, que establece la naturaleza
jurídica, función, competencias y estructura orgánica básica del MINDEF y
Decreto Supremo Nº 001-2008-DE, del 02 Enero 2008 – Reglamento de

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Organización y Función del MINDEF, el Centro de Derecho Humanitario y


Derechos Humanos de las FFAA, es absorbido por el Ministerio de Defensa, y
forma parte del Viceministerio de Políticas para la Defensa – Dirección General
de Educación y Doctrina, donde viene desarrollando sus funciones en la
actualidad.

Finalmente, a través del Decreto Supremo Nº 001-2011-de, de Marzo 2011 -


Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio de Defensa, el Centro
de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos de las Fuerzas
Armadas es considerado como uno de los Órganos Académicos del Sector
Defensa.

Es bueno destacar, que personal del CDIH presta asesoramiento especializado,


siempre que lo requieran, a los diferentes organismos y dependencias del
Ministerio de Defensa, en actividades relacionadas con DIH y DDHH.

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ANEXO I:
Como material de anexión consideramos oportuno adherir el Primer Convenio
de Ginebra en su versión “primitiva”.
- Artículo 1
Las ambulancias y los hospitales militares serán reconocidos neutrales, y, como
tales, protegidos y respetados por los beligerantes mientras haya en ellos
enfermos o heridos.
La neutralidad cesará si estas ambulancias u hospitales estuviesen guardados
por una fuerza militar.
- Artículo 2
El personal de los hospitales y de las ambulancias, incluso la intendencia, los
servicios de sanidad, de administración, de transporte de heridos, así como los
capellanes, participarán del beneficio de la neutralidad cuando ejerzan sus
funciones y mientras haya heridos que recoger o socorrer.
- Artículo 3
Las personas designadas en el artículo anterior podrán, aun después de la
ocupación por el enemigo, continuar ejerciendo sus funciones en el hospital o
ambulancia en que sirvan, o retirarse para incorporarse al cuerpo a que
pertenezcan.
En este caso, cuando estas personas cesen en sus funciones serán entregadas
a los puestos avanzados del enemigo, quedando la entrega al cuidado del
ejército de ocupación.
- Artículo 4
Como el material de los hospitales militares queda sujeto a las leyes de guerra,
las personas agregadas a estos hospitales no podrán al retirarse llevar consigo
más que los objetos que sean de su propiedad particular.
En las mismas circunstancias, por el contrario, la ambulancia conservará su
material.
- Artículo 5
Los habitantes del país que presten socorro a los heridos serán respetados y
permanecerán libres.
Los generales de las Potencias beligerantes tendrán la misión de advertir a los
habitantes del llamamiento hecho a su humanidad y de la neutralidad que
resultará de ello. Todo herido recogido y cuidado en una casa servirá de
salvaguardia a la misma. El habitante que hubiere recogido heridos en su casa

Derecho Internacional Humanitario 22


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estará dispensado del alojamiento de tropas, así como una parte de las
contribuciones de guerra que se impusieran.
- Artículo 6
Los militares heridos o enfermos serán recogidos y cuidados, sea cual fuere la
nación a que pertenezcan.
Los comandantes en jefe tendrán la facultad de entregar inmediatamente a las
avanzadas enemigas a los militares enemigos heridos durante el combate
cuando las circunstancias lo permitan y con el consentimiento de las dos partes.
Serán enviados a su país los que, después de curados, fueren reconocidos
inútiles para el servicio.
También podrán ser enviados los demás a condición de no volver a tomar las
armas mientras dure la guerra.
Las evacuaciones, con el personal que las dirija, serán protegidas por una
neutralidad absoluta.
- Artículo 7
Se adoptará una bandera distintiva y uniforme para los hospitales, las
ambulancias y evacuaciones que, en todo caso irá acompañada de la bandera
nacional.
También se admitirá un brazal para el personal considerado neutral; pero la
entrega de este distintivo será de la competencia de las autoridades militares.
La bandera y el brazal llevarán cruz roja en fondo blanco.
- Artículo 8
Los comandantes en jefe de los ejércitos beligerantes fijarán los detalles de
ejecución del presente Convenio, según las instrucciones de sus respectivos
Gobiernos y conforme a los principios generales enunciados en el mismo.
- Artículo 9
Las Altas Partes Contratantes han acordado comunicar el presente Convenio a
los Gobiernos que no han podido enviar plenipotenciarios a la Conferencia
Internacional de Ginebra, invitándoles a adherirse a él, para lo cual queda abierto
el protocolo.
- Artículo 10
El presente Convenio será ratificado y las ratificaciones serán canjeadas en
Berna en el espacio de cuatro meses o antes si fuese posible.
En fe de lo cual, los plenipotenciarios respectivos lo han firmado y han puesto en
él el sello de sus armas.

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ANEXO II:

CONVENIO DE GINEBRA PARA ALIVIAR LA SUERTE QUE CORREN LOS


HERIDOS
Y LOS ENFERMOS DE LAS FUERZAS ARMADAS EN CAMPAÑA
(CONVENIO I)1
12 DE AGOSTO DE 1949

INDICE
CAPÍTULO I - Disposiciones generales
Artículo 1 Respeto del Convenio
Artículo 2 Aplicación del Convenio
Artículo 3 Conflictos no internacionales
Artículo 4 Aplicación por las Potencias neutrales
Artículo 5 Duración de la aplicación
Artículo 6 Acuerdos especiales
Artículo 7 Inalienabilidad de los derechos
Artículo 8 Potencias protectoras
Artículo 9 Actividades del Comité Internacional de la Cruz Roja
Artículo 10 Sustitutos de las Potencias protectoras
Artículo 11 Procedimientos de conciliación
CAPÍTULO II - Heridos y enfermos
Artículo 12 Protección, trato y asistencia
Artículo 13 Personas protegidas
Artículo 14 Estatuto
Artículo 15 Búsqueda de heridos. Evacuación.
Artículo 16 Registro y transmisión de datos
Artículo 17 Prescripciones relativas a los muertos. Servicio de tumbas.
Artículo 18 Cometido de la población
CAPÍTULO III - Unidades y establecimientos sanitarios
Artículo 19 Protección
Artículo 20 Protección de los barcos hospitales
Artículo 21 Cese de la protección de establecimientos y de unidades
Artículo 22 Actos que no privan de la protección
Artículo 23 Zonas y localidades sanitarias
CAPÍTULO IV - Personal
Artículo 24 Protección del personal permanente
Artículo 25 Protección del personal temporero
Artículo 26 Personal de las sociedades de socorro
Artículo 27 Sociedades de los países neutrales
Artículo 28 Personal retenido
Artículo 29 Suerte que corre el personal temporero

1 COMITÉ INTERNACIONAL DE LA CRUZ ROJA. Los Convenios de Ginebra del 12 de agosto


de 1949. Convenio de Ginebra para Aliviar la Suerte que Corren los Heridos y los Enfermos de
las Fuerzas Armadas en Campaña (Convenio I). Pp. 37-64. Consulta: 13.01.2013. Disponible en:
<http://www.icrc.org/spa/assets/files/publications/convenios-gva-esp-2012.pdf>

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Artículo 30 Devolución del personal sanitario y religioso


Artículo 31 Elección del personal que haya de devolverse
Artículo 32 Regreso del personal perteneciente a países neutrales
CAPÍTULO V - Edificios y material
Artículo 33 Suerte que corren los edificios y el material
Artículo 34 Bienes de las sociedades de socorro
CAPÍTULO VI - Transportes sanitarios
Artículo 35 Protección
Artículo 36 Aeronaves sanitarias
Artículo 37 Vuelo sobre países neutrales. Desembarco de heridos.
CAPÍTULO VII - Signo distintivo
Artículo 38 Signo del Convenio
Artículo 39 Aplicación del signo
Artículo 40 Identificación del personal sanitario y religioso
Artículo 41 Identificación del personal temporero
Artículo 42 Señalamiento de las unidades y de los establecimientos
Artículo 43 Señalamiento de las unidades neutrales
Artículo 44 Limitación del empleo del signo y excepciones
CAPÍTULO VIII - Aplicación del Convenio
Artículo 45 Detalles de aplicación y casos no previstos
Artículo 46 Prohibición de las represalias
Artículo 47 Difusión del Convenio
Artículo 48 Traducciones. Normas de aplicación.
CAPÍTULO IX - Represión de los abusos y de las infracciones
Artículo 49 Sanciones penales: I. Generalidades
Artículo 50 II. Infracciones graves
Artículo 51 III. Responsabilidades de las Partes Contratantes
Artículo 52 Procedimiento de encuesta
Artículo 53 Abuso del signo
Artículo 54 Prevención de empleos abusivos
Disposiciones finales
Artículo 55 Idiomas
Artículo 56 Firma
Artículo 57 Ratificación
Artículo 58 Entrada en vigor
Artículo 59 Relación con los Convenios anteriores
Artículo 60 Adhesión
Artículo 61 Notificación de las adhesiones
Artículo 62 Efecto inmediato
Artículo 63 Denuncia
Artículo 64 Registro en las Naciones Unidas
ANEJO I
Proyecto de acuerdo relativo a las zonas y localidades sanitarias
ANEJO II
Tarjeta de identidad para los miembros del personal sanitario y religioso
agregado a los ejércitos

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CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES

Artículo 1 - Respeto del Convenio

Las Partes se comprometen a respetar y a hacer respetar el presente Convenio en todas


las circunstancias.

Comentario:
El presente artículo, aunque muy corto de extensión, contiene realmente la esencia de
todos los Convenios con referencia al Derecho Internacional Humanitario. Y lo decimos
por simpleza pero a la vez la gran profundidad de lo que prescribe aquí; señala pues
que en cuando al cumplimiento de este Convenio I, que busca aliviar la suerte que corren
los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña, existe un deber
exonérable de acatarlo como de lugar sea cual fuese la situación en que se encontraran
las Altas Partes Contratantes y, lo más importante que se desprende también de este
artículo es el posición de defensores acérrimos que adoptarían con el objetivo de hacer
respetar pues el contenido de este Convenio.

Artículo 2 - Aplicación del Convenio

Aparte de las disposiciones que deben entrar en vigor ya en tiempo de paz, el presente
Convenio se aplicará en caso de guerra declarada o de cualquier otro conflicto armado
que surja entre dos o varias Altas Partes Contratantes, aunque una de ellas no haya
reconocido el estado de guerra.
El Convenio se aplicará también en todos los casos de ocupación total o parcial del
territorio de una Alta Parte Contratante, aunque tal ocupación no encuentre resistencia
militar.
Si una de las Potencias en conflicto no es parte en el presente Convenio, las Potencias
que son Partes en el mismo estarán, sin embargo, obligadas por él en sus relaciones
recíprocas. Estarán, además, obligadas por el Convenio con respecto a dicha Potencia,
si ésta acepta y aplica sus disposiciones.

Comentario:
El artículo 2 precisa de forma clara las circunstancias en las que se aplicaría el Convenio
I; señala pues las siguientes situaciones:

- Regirá ante cualquier conflicto armado que surja entre dos o más Altas Partes
Contratantes; cuestión de mucha relevancia es que no es necesario la declaratoria
de guerra para que los objetivos, sobre todo humanitarios, empiecen a ser
perseguidos por el presente Convenio.

- Regirá asimismo ante la ocupación de la soberanía del territorio, sea total o


parcialmente, por parte de una de las Altas Partes Contratantes hacia la otra sin
interesar si hubo o no resistencia de lado de la Parte ocupada.

Adicionalmente, encontramos en este artículo uno de los caracteres más


trascendentales del Derecho Internacional Humanitario: El carácter no sinalagmático o,
dígase también, no recíproco. De lo establecido podemos indicar que este carácter
consiste en que el hecho que una de las Partes en conflicto armado no haya suscrito el
presente Convenio, no significa que la otra Parte (que sí lo suscribió) no acate las
disposiciones pertinentes relativas al mismo.

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Artículo 3 - Conflictos no internacionales

En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y que surja en el territorio
de una de las Altas Partes Contratantes cada una de las Partes en conflicto tendrá la
obligación de aplicar, como mínimo, las siguientes disposiciones:

1) Las personas que no participen directamente en las hostilidades, incluidos los


miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las armas y las personas
puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o por cualquier otra
causa, serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción
alguna de índole desfavorable basada en la raza, el color, la religión o la creencia, el
sexo, el nacimiento o la fortuna o cualquier otro criterio análogo.

A este respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, por lo que atañe a las
personas arriba mencionadas:

a) los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio


en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios;
b) la toma de rehenes;
c) los atentados contra la dignidad personal, especialmente los tratos humillantes
y degradantes;
d) las condenas dictadas y las ejecuciones sin previo juicio ante un tribunal
legítimamente constituido, con garantías judiciales reconocidas como
indispensables por los pueblos civilizados.

Comentario:
El artículo 3 contempla una serie de apreciaciones dirigidas a un conflicto armado de
naturaleza no internacional. Para ser más exactos tales apreciaciones giran en torno a
obligaciones de carácter humanitario, y así se desprende la siguiente premisa general:
- Las personas que no participen en las hostilidades directamente o que hayan dejado
de participar en ellas por diversos motivos o sucesos deberán recibir su respectiva
atención debida bajo ninguna clase de discriminación por raza, ideología, religión,
sexo, etc.
De la premisa anotada subyacen prohibiciones en favor de dichas personas tales como:
- Transgredir en cualquiera de las formas la vida, el cuerpo y la salud
- Aprehender rehenes
- Tratos denigrantes que afecten su calidad moral
- Procesar y condenar sin las respectivas garantías del llamado Debido Proceso

Artículo 5 - Duración de la aplicación

Para las personas protegidas que hayan caído en poder de la Parte adversaria, el
presente Convenio se aplicará hasta que sean definitivamente repatriadas.

Comentario:
De acuerdo al libro de “Introducción al Derecho Internacional Humanitario” de la
reconocida Elizabeth Salmón, se dice que la aplicación del DIH, entiéndase los
Convenios, inicia con las primeras hostilidades y se extiende hasta el cese de las
mismas. No obstante, el artículo 5 establece una extensión en el tiempo de la aplicación
del Convenio I, es decir, una aplicación posterior al cese de los actos hostiles;
prolongación que gira a favor, de tal y como lo establece este artículo, de todas aquellas
personas que hubiesen sido capturadas por la Parte enemiga. La prolongación a la que
se hace alusión igual tiene un límite y así pues tendrá lugar hasta que se produzca la
repatriación de los capturados a sus naciones de origen.

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Artículo 6 - Acuerdos especiales

Aparte de los acuerdos expresamente previstos en los artículos 10, 15, 23, 28, 31, 36,
37 y 52, las Altas Partes Contratantes podrán concertar otros acuerdos especiales sobre
cualquier cuestión que les parezca oportuno zanjar particularmente. Ningún acuerdo
especial podrá perjudicar a la situación de los heridos y de los enfermos ni de los
miembros del personal sanitario y religioso, tal como se reglamenta en el presente
Convenio, ni restringir los derechos que en éste se les otorga.

Comentario:
El artículo 6 representa una invitación formal por parte del Convenio I dirigida hacia la
concertación de más acuerdos de los ya estipulados en este cuerpo normativo.
Acuerdos adicionales que podrán girar en torno de cualquier aspecto que las Partes
estimen adecuado y oportuno regular. Bajo la única condición, y no podía ser menos,
de que no se elimine o se disminuya de modo alguno posible la protección que merecen
tanto los heridos y enfermos como el personal sanitario y religioso, incluyendo pues la
salvaguarda de sus derechos.

Artículo 7 - Inalienabilidad de derechos

Los heridos y los enfermos, así como los miembros del personal sanitario y religioso, no
podrán, en ninguna circunstancia, renunciar parcial o totalmente a los derechos que se
les otorga en el presente Convenio y, llegado el caso, en los acuerdos especiales a que
se refiere el artículo anterior.

Comentario:
El artículo 7 hace alusión a uno de los pilares del Derecho Internacional Humanitario y
este es la irrenunciabilidad de los derechos y beneficios a los que tengan la facultad de
acceder tanto los heridos y enfermos como el personal sanitario y religioso. La
proscripción de renunciar a la protección, que en general se les brinda a las personas
mencionadas, opera cualquiera sea la situación frente a la que se encuentren, no
pudiendo incluso renunciar si tan siquiera a una parte de la protección que le garantiza
este Convenio.

Artículo 9 - Actividades del Comité Internacional de la Cruz Roja

Las disposiciones del presente Convenio no son óbice para las actividades humanitarias
que el Comité Internacional de la Cruz Roja, u otro organismo humanitario imparcial,
emprenda para la protección de los heridos y de los enfermos o de los miembros del
personal sanitario y religioso, así como para los socorros que, con el consentimiento de
las Partes en conflicto interesadas, se les proporcione.

Comentario:
El artículo 9 realiza una aclaración que tiene su utilidad en la interpretación que deba
hacerse en caso pudiese surgir un aparente contrasentido de las normas contenidas en
este Convenio; así se deja perfectamente claro que ninguna de las disposiciones
establecidas en este cuerpo normativo puede constituir un obstáculo para las labores
humanitarias y de protección que desempeñen el Comité Internacional de la Cruz Roja
o cualquier otro organismo de la misma naturaleza en pro tanto de los heridos y
enfermos así como del personal sanitario y religioso.

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Artículo 11 - Procedimientos de conciliación

Siempre que lo juzguen conveniente en interés de las personas protegidas,


especialmente en caso de desacuerdo entre las Partes en conflicto acerca de la
aplicación o la interpretación de las disposiciones del presente Convenio, las Potencias
protectoras prestarán sus buenos oficios para dirimir el litigio.

Con esta finalidad, cada una de las Potencias protectoras podrá, tras invitación de una
Parte o por propia iniciativa, proponer a las Partes en conflicto una reunión de sus
representantes y, en particular, de las autoridades encargadas de los heridos y de los
enfermos, así como de los miembros del personal sanitario y religioso, si es posible en
un territorio neutral convenientemente elegido. Las Partes en conflicto tendrán la
obligación de aceptar las propuestas que en tal sentido se les haga.

Comentario:
El fragmento del artículo en cuestión plantea una particular circunstancia: ¿qué sucede
si entre las Partes en conflicto no existe unanimidad en cuanto a cómo debería aplicarse
o interpretarse ciertas disposiciones del Convenio I? Para tal caso, y con la intención
siempre de favorecer a las personas protegidas, las Partes Contratantes se reunirán
junto con las autoridades que tienen a cargo los heridos, enfermos y el personal sanitario
y religioso, y tendrán el compromiso irrefutable de acatar las medidas que dichas
autoridades establezcan y que procuren pues para la salvaguarda de las personas
mencionadas.

CAPITULO II
HERIDOS Y ENFERMOS

Artículo 12 - Protección, trato y asistencia

Los miembros de las fuerzas armadas y las demás personas mencionadas en el artículo
siguiente, que estén heridos o enfermos, habrán de ser respetados y protegidos en
todas las circunstancias.

Serán tratados y asistidos con humanidad por la Parte en conflicto que los tenga en su
poder, sin distinción alguna de índole desfavorable basada en el sexo, la raza, la
nacionalidad, la religión, las opiniones políticas o en cualquier otro criterio análogo. Está
estrictamente prohibido todo atentado contra su vida y su persona, en particular matarlos
o exterminarlos, someterlos a tortura, efectuar en ellos experimentos biológicos, dejarlos
deliberadamente sin atención médica o sin asistencia, o exponerlos a riesgos de
contagio o de infección causados con esa finalidad.

Sólo razones de urgencia médica autorizarán una prioridad en el orden de la asistencia.

Se tratará a las mujeres con todas las consideraciones debidas a su sexo.

La Parte en conflicto obligada a abandonar heridos o enfermos a su adversario dejará


con ellos, si las exigencias militares lo permiten, a una parte de su personal y de su
material sanitario para contribuir a asistirlos.

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Comentario:

En este artículo que da comienzo al capítulo titulado Heridos y Enfermos, se refuerza lo


que ya habíamos comentado sobre el artículo 3 líneas atrás; con la diferencia que esta
vez el trato humanitario está dirigido hacia los miembros de las Fuerzas Armadas,
mismo que debe estar limpio de toda clase de discriminación y solo procederá una
distinción en casos de necesidad estrictamente médica. Es importante destacar pues
que se hacen precisiones de notable importancia tales como las que señalan que se
prohíbe que se sometan si tan siquiera a riesgos de contagio así como realizar
experimentos con ellos, entre otras restricciones de índole, qué duda cabe, humanitaria.
Además, se resalta el trato especial y sumamente considerado que debieran recibir las
mujeres por su condición de tal. Por último, señala una obligación que calificamos de
especial y definitivamente extraordinaria; y es que si en algún momento una de las
Partes en conflicto se ve en la imperiosa necesidad de dejar a los heridos y enfermos a
merced del enemigo…no podrá dejarlos a su suerte. En ese sentido, designará al
personal sanitario que se dedicará a contribuir a su atención y cuidado de la mano con
la Parte enemiga.

Artículo 15 - Búsqueda de heridos. Evacuación.

En todo tiempo, y especialmente después de un combate, las Partes en conflicto


tomarán sin tardanza todas las medidas posibles para buscar y recoger a los heridos y
a los enfermos, para protegerlos contra el pillaje y los malos tratos y proporcionarles la
asistencia necesaria, así como para buscar a los muertos e impedir que sean
despojados.

Siempre que las circunstancias lo permitan, se concertará un armisticio, una interrupción


del fuego o acuerdos locales que permitan la recogida, el canje y el traslado de los
heridos abandonados en el campo de batalla.

Podrán concertarse, asimismo, acuerdos locales entre las Partes en conflicto para la
evacuación o el canje de los heridos y de los enfermos de una zona sitiada o cercada,
así como para el paso del personal sanitario y religioso y de material sanitario con
destino a dicha zona.

Comentario:
En este artículo cabe señalar que si bien esta precisado en uno de los capítulos la
protección a heridos o enfermos la suma importancia que tienen de no ser tocados,
brindarles toda la seguridad, protección que tienen como derecho, salvaguardarlos con
la ayuda necesaria y prohibir que sean llevados a otro lado salvo si se llega a un acuerdo
entre los beligerantes y así puedan ser trasladados a una zona con mayor índice de ser
ayudados.

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Artículo 16 - Registro y transmisión de datos

Las Partes en conflicto deberán registrar, tan pronto como sea posible, toda la
información adecuada para identificar a los heridos, a los enfermos y a los muertos de
la parte adversaria caídos en su poder. Estos datos deberán, si es posible, incluir:

a) designación de la Potencia a la que pertenecen;


b) destino o número de matrícula;
c) apellidos;
d) nombre o nombres;
e) fecha de nacimiento;
f) cualquier otro dato que figure en la tarjeta o en la placa de identidad;
g) fecha y lugar de la captura o del fallecimiento;
h) datos relativos a las heridas, la enfermedad o la causa del fallecimiento.

En el más breve plazo posible, deberán comunicarse los datos arriba mencionados a la
oficina de información prevista en el artículo 122 del Convenio de Ginebra del 12 de
agosto de 1949 relativo al trato debido a los prisioneros de guerra, la cual los transmitirá
a la Potencia de la que dependan esas personas, por mediación de la Potencia
protectora y de la Agencia Central de Prisioneros de Guerra.

Las Partes en conflicto redactarán y se comunicarán, por el conducto indicado en el


párrafo anterior, las actas de defunción o las listas de fallecimientos debidamente
autenticadas. Recogerán y se transmitirán también, por mediación de la misma oficina,
la mitad de la doble placa de identidad, los testamentos u otros documentos que tengan
importancia para la familia de los fallecidos, el dinero y, en general, cuantos objetos de
valor intrínseco o afectivo se hayan encontrado sobre los muertos. Estos objetos, así
como los no identificados, serán remitidos en paquetes lacrados, acompañados de una
declaración con todos los detalles necesarios para la identificación del poseedor
fallecido, así como de un inventario completo del paquete.

Comentario:
La claridad de este artículo deja poco que precisar, hacer hincapié a la importancia para
que sea viable la identificación de heridos, enfermos o muertos en el campo del
adversario, es sin lugar a dudar que se llegue a incluir y cumplir los datos señalados en
lo antes mencionado siendo de responsabilidad las oficinas encargadas de esta parte
así como también todo lo demás perteneciente a la persona en el estado en que se
encuentre, hacer llegar todo lo sucedido todo aquello ya sean los objetos de valor
importante identificados o no, todo de manera detallada.

Artículo 17 - Prescripciones relativas a los muertos. Servicio de tumbas

Las Partes en conflicto velarán por que la inhumación o la incineración de los cadáveres,
hecha individualmente en la medida en que las circunstancias lo permitan, vaya
precedida de un atento examen y, si es posible, médico de los cuerpos, a fin de
comprobar la muerte, determinar la identidad y poder dar cuenta al respecto. La mitad
de la doble placa de identidad o la placa misma, si se trata de una placa sencilla, quedará
sobre el cadáver. Los cuerpos no podrán ser incinerados más que por imperiosas
razones de higiene o por motivos basados en la religión de los fallecidos. En caso de
incineración, se hará la correspondiente mención detallada indicando los motivos en el
acta de defunción o en la lista autenticada de fallecimientos.

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Además, las Partes en conflicto velarán por que se entierre a los muertos
honrosamente, si es posible según los ritos de la religión a la que pertenecían, porque
sus sepulturas sean respetadas, agrupadas, si es posible, de conformidad con la
nacionalidad de los fallecidos, convenientemente atendidas y marcadas de modo que
siempre puedan ser encontradas. Para ello, organizarán, al comienzo de las
hostilidades, un Servicio oficial de tumbas, a fin de permitir exhumaciones eventuales,
garantizar la identificación de los cadáveres, sea cual fuere el lugar de las sepulturas, y
su eventual traslado al respectivo país de origen. Estas disposiciones son igualmente
aplicables a las cenizas, que serán conservadas por el Servicio de tumbas, hasta que el
país de origen comunique las medidas que desea tomar a este respecto.

En cuanto las circunstancias lo permitan y, a más tardar, al fin de las hostilidades, estos
servicios se intercambiarán, por mediación de la oficina de información mencionada en
el párrafo segundo del artículo 16, listas en las que se indiquen exactamente el lugar y
la designación de las tumbas, así como los datos relativos a los muertos en ellas
sepultados.

Comentario:
el servicio de tumbas otorgados por los convenios de ginebra, permiten que la partes en
conflicto velen por aquellos fallecidos sin distinción alguna de raza, color, sexo, religión,
nacionalidad, etc., al contrario hacen prevalecer en ellos aquello en vida fueron y
tuvieron, que se les sea respetados, al momento de lo ocurrido las partes constatan a
través de un examen con la finalidad de comprobar la muerte al igual que indicar la
identidad y avisar lo señalado, queriendo finalmente lograr que el cadáver sea
trasladado a su respectivo origen.

Artículo 18 - Cometido de la población

La autoridad militar podrá recurrir a la caridad de los habitantes para que, bajo su
dirección, recojan y asistan gratuitamente a los heridos y a los enfermos, otorgando a
las personas que hayan respondido a este llamamiento la protección y las facilidades
oportunas. En caso de que la Parte adversaria llegue a tomar o a recuperar el control
de la región, deberá mantener, con respecto a esas personas, la misma protección y las
mismas facilidades.

La autoridad militar debe permitir a los habitantes y a las sociedades de socorro, incluso
en las regiones invadidas u ocupadas, recoger y asistir espontáneamente a los heridos
o a los enfermos, sea cual fuere su nacionalidad.

La población civil debe respetar a estos heridos y a estos enfermos y, en particular,


abstenerse de todo acto de violencia contra ellos.

Nadie podrá ser molestado o condenado por el hecho de haber prestado asistencia a
heridos o a enfermos.

Las disposiciones del presente artículo no eximen a la Potencia ocupante de las


obligaciones de su incumbencia, en lo sanitario y en lo moral, con respecto a los heridos
y a los enfermos.

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Comentario:
Hace resaltar la importancia de los civiles al momento que caigan herido o enfermos en
sus llamamientos, deben respetarla evitar incurrir caer en actos violentos así como
también la parte adversaria debe respetar y brindarles la mayor facilidad, de igual
manera a nadie se le puede culpar o incriminar alguna acción por el hecho de ayudar a
estos fuese cual fuese su nacionalidad.

CAPITULO III
UNIDADES Y ESTABLECIMIENTOS SANITARIOS

Artículo 19 – Protección

Los establecimientos fijos y las unidades sanitarias móviles del Servicio de Sanidad no
podrán, en ningún caso, ser objeto de ataques, sino que serán en todo tiempo
respetados y protegidos por las Partes en conflicto. Si caen en poder de la Parte
adversaria, podrán continuar funcionando mientras la Potencia captora no haya
garantizado por sí misma la asistencia necesaria para los heridos y los enfermos
alojados en esos establecimientos y unidades.

Las autoridades competentes velarán por que los establecimientos y las unidades
sanitarias aquí mencionados estén situados, en la medida de lo posible, de modo que
los eventuales ataques contra objetivos militares no puedan ponerlos en peligro.

Comentario:
La protección adecuada a los establecimientos fijos y las unidades sanitarias del servicio
de sanidad como bien lo señala ya, no podrán ser punto de ataque en los conflictos
armados al contrario estos deben protegerlas en todo momento ya que de estas
depende el socorro, auxilio o ayuda que será brindada a los enfermos o heridos en
combate y si caen la parte adversaria seguirán su curso siempre y cuando la potencia
captora no haya privado dicha función. Las autoridades competentes son las que deben
velar por estos establecimientos.

Artículo 20 - Protección de los barcos hospitales

Los barcos hospitales con derecho a la protección del Convenio de Ginebra del 12 de
agosto de 1949 para aliviar la suerte que corren los heridos, los enfermos y los náufragos
de las fuerzas armadas en el mar no deberán ser atacados desde tierra.

Comentario:
Estos aparatos navegables que son designados para la protección, la salvaguardia de
heridos o enfermos, están predestinados a la ayuda necesaria en conflictos, por lo tanto
se prohíbe que sean atacados desde tierra ni por esta misma vía considero.

Artículo 21 - Cese de la protección de establecimientos y de unidades

La protección debida a los establecimientos fijos y a las unidades sanitarias móviles del
Servicio de Sanidad no podrá cesar más que en el caso de que se los utilice, fuera de
sus deberes humanitarios, a fin de cometer actos perjudiciales para el enemigo. Sin
embargo, la protección puede cesar sólo después de una intimación dando, en todos
los casos oportunos, un plazo razonable, y que no haya surtido efectos.

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Comentario:
Como ya ha sido señalado en unos de los artículos la protección de establecimientos y
unidades sanitarias, ahora bien con respecto a si cesan o no, sería solo en cuestiones
de que sean utilizados en contra de sus deberes humanitarios, es decir, si no velan por
la seguridad de heridos o enfermos.

Artículo 22 - Actos que no privan de la protección

No se considerará que prive a una unidad o a un establecimiento sanitario de la


protección garantizada en el artículo 19:

1. el hecho de que el personal de la unidad o del establecimiento esté armado y


utilice sus armas para la propia defensa o la de sus heridos y enfermos;
2. el hecho de que, por falta de enfermeros armados, la unidad o el establecimiento
esté custodiado por un piquete o por centinelas o por una escolta;
3. el hecho de que haya, en la unidad o en el establecimiento, armas portátiles y
municiones retiradas a los heridos y a los enfermos, y que todavía no hayan sido
entregadas al servicio competente;
4. el hecho de que haya, en la unidad o en el establecimiento, personal y material
del servicio veterinario, sin formar parte integrante de ellos;
5. el hecho de que la actividad humanitaria de las unidades y de los
establecimientos sanitarios o de su personal se haya extendido a personas
civiles heridas o enfermas.

Comentario:
La no consideración de que se prive a una unidad o a un establecimiento sanitario de la
protección que es garantizada en el artículo 19, a estos, no se privarían aquellos en los cuales en
un conflicto te permitan utilizar armas para su propia protección como para herido y enfermos,
así como permitir que seas custodiado, y también que esta designación se haya ampliado
también para la población civil

Artículo 23 - Zonas y localidades sanitarias

Ya en tiempo de paz, las Altas Partes Contratantes y, desencadenadas las hostilidades,


las Partes en conflicto podrán designar en el propio territorio y, si es necesario, en los
territorios ocupados, zonas y localidades sanitarias organizadas para proteger contra
los efectos de la guerra a los heridos y a los enfermos, así como al personal encargado
de la organización y de la administración de dichas zonas y localidades, y de la
asistencia a las personas que en ellas haya.

Ya al comienzo y en el transcurso del conflicto, las Partes interesadas podrán concertar


acuerdos entre sí para el reconocimiento de las zonas y de las localidades sanitarias así
designadas. Podrán, para ello, poner en vigor las disposiciones previstas en el proyecto
de acuerdo anejo al presente Convenio haciendo, eventualmente, las modificaciones
que consideren necesarias.

Se invita a que las Potencias protectoras y el Comité Internacional de la Cruz Roja


presten sus buenos oficios para facilitar la designación y el reconocimiento de esas
zonas y localidades sanitarias.

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Comentario:
La designación en este artículo como indica debe hacerse ya en tiempo de paz, al
comienzo o en el transcurso del conflicto armado para así auxiliar, proteger a heridos y
enfermos en el momento de la guerra, asignando así zonas adecuadas para dicha
asistencia incluso las partes pueden ponerse de acuerdo, finalmente recurrir a las
potencias protectoras para que concedan el oficio correspondiente y puedan
implementarse estas localidades sanitarias.

CAPITULO IV
PERSONAL

Artículo 24 - Protección del personal permanente

El personal sanitario exclusivamente destinado a la búsqueda, a la recogida, al


transporte o a la asistencia de los heridos y de los enfermos o a la prevención de
enfermedades, y el personal exclusivamente destinado a la administración de las
unidades y de los establecimientos sanitarios, así como los capellanes agregados a las
fuerzas armadas, serán respetados y protegidos en todas las circunstancias.

Comentario:
Como está indicado de manera precisa y concisa en el párrafo, todo el personal sanitario
como el destinado a la administración de las unidades y establecimientos sanitarios, así
como aquellos que pueden suplir el cargo de estos en momento de ausencia es decir,
a los enfermeros o capillares auxiliares deben ser respetados porque están designados
a la protección de heridos y enfermos lo cual está tipificado en los convenios de ginebra.

Artículo 26 - Personal de las sociedades de socorro

Se equipara el personal mencionado en el artículo 24 al personal de las Sociedades


Nacionales de la Cruz Roja y de las demás sociedades de socorro voluntarias,
debidamente reconocidas y autorizadas por su Gobierno, que desempeñe las mismas
tareas que el personal mencionado en el citado artículo, a reserva de que el personal
de tales sociedades esté sometido a las leyes y a los reglamentos militares.

Cada Alta Parte Contratante notificará a la otra, sea en tiempo de paz sea ya al comienzo
o en el transcurso de las hostilidades pero, en todo caso, antes de emplearlas realmente,
los nombres de las sociedades que, bajo su responsabilidad, haya autorizado para
prestar su colaboración al servicio sanitario oficial de sus fuerzas armadas.

Comentario:
Señala tajantemente que el personal mencionado en el artículo 24 así como de las
demás sociedades de socorro voluntarias debe estar reconocidas y autorizadas, es
decir, bajo un marco legal, sometidas a leyes para que haya respeto, responsabilidad al
momento de prestar ayuda a los heridos y enfermos.

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Artículo 27 - Sociedades de los países neutrales

Una sociedad reconocida de un país neutral no podrá prestar la colaboración de su


personal y de sus unidades sanitarias a una de las Partes en conflicto más que con el
consentimiento del propio Gobierno y con la autorización de la citada Parte en conflicto.
Este personal y estas unidades estarán bajo el control de esa Parte en conflicto.

El Gobierno neutral notificará su consentimiento a la Parte adversaria del Estado que


acepte tal colaboración. La Parte en conflicto que haya aceptado esta colaboración tiene
el deber, antes de emplearla, de hacer la oportuna notificación a la Parte adversaria.

En ninguna circunstancia podrá considerarse esta colaboración como injerencia en el


conflicto.

Los miembros del personal citado en el párrafo primero deberán ser provistos, antes de
salir del país neutral al que pertenezcan, de los documentos de identidad previstos en
el artículo 40.

Comentario:
Esta estrictamente prohíbo en países neutrales prestar la colaboración de su personal
sanitario a una de las partes en conflicto salvo con el consentimiento del gobierno y con
la autorización de la citada parte en conflicto y de ahí ya acordar dichos términos para
que pueda darse la prestación.

Artículo 28 - Personal retenido

El personal designado en los artículos 24 y 26 no será retenido, si cae en poder de la


Parte adversaria, más que en la medida en que lo requieran la situación sanitaria, las
necesidades espirituales y el número de prisioneros de guerra.

Los miembros del personal así retenido no serán considerados como prisioneros de
guerra.

Se beneficiarán, sin embargo, y por lo menos, de todas las disposiciones del Convenio
de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo al trato debido a los prisioneros de guerra.
Continuarán desempeñando, en el ámbito de los reglamentos y de las leyes militares de
la Potencia detenedora, bajo la autoridad de sus servicios competentes y de
conformidad con su conciencia profesional, sus tareas médicas o espirituales en favor
de los prisioneros de guerra, pertenecientes preferentemente a las fuerzas armadas de
las que ellos procedan. Se beneficiarán, además, en el ejercicio de su misión médica o
espiritual, de las facilidades siguientes:

a) Estarán autorizados a visitar periódicamente a los prisioneros de guerra en


destacamentos de trabajo o en hospitales situados en el exterior del
campamento. Para ello, la autoridad detenedora pondrá a su disposición los
necesarios medios de transporte.
b) En cada campamento, el médico militar de mayor antigüedad y de graduación
superior será responsable ante las autoridades militares del campamento por lo
que respecta a todas las actividades del personal sanitario retenido. Con esta
finalidad, las Partes en conflicto se pondrán de acuerdo, ya al comienzo de las
hostilidades, sobre la equivalencia de graduaciones de su personal sanitario,
incluido el perteneciente a las sociedades designadas en el artículo 26. Para
todas las cuestiones relativas a su misión, este médico, así como los capellanes,

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tendrán acceso directo a las autoridades competentes del campamento.


Estas les darán las oportunas facilidades para la correspondencia referente
a tales cuestiones.
c) Aunque haya de estar sometido a la disciplina interior del campamento en el que
esté, no podrá obligarse al personal retenido a ningún trabajo ajeno a su misión
médica o religiosa.
a) En el transcurso de las hostilidades, las Partes en conflicto se pondrán de
acuerdo con respecto al eventual relevo del personal retenido, fijando las
modalidades.

Ninguna de las anteriores disposiciones exime a la Potencia detenedora de las


obligaciones que le incumben por lo que atañe a los prisioneros de guerra en los ámbitos
sanitario y espiritual.

Artículo 30 - Devolución del personal sanitario y religioso

Los miembros del personal cuya retención no sea indispensable en virtud de las
disposiciones del artículo 28, serán devueltos a la Parte en conflicto a la que
pertenezcan, tan pronto como haya una vía abierta para su regreso y las circunstancias
militares lo permitan.

En espera de su devolución, no serán considerados como prisioneros de guerra. No


obstante, se beneficiarán, al menos, de las disposiciones del Convenio de Ginebra del
12 de agosto de 1949 relativo al trato debido a los prisioneros de guerra. Continuarán
desempeñando sus tareas, bajo la dirección de la Parte adversaria, para asistir,
preferentemente, a los heridos y a los enfermos de la Parte en conflicto a la que
pertenezcan.

Cuando se vayan, llevarán consigo los efectos, objetos personales, valores e


instrumentos de su pertenencia.

Comentario:

Esto nos quiere decir que si cae en poder el personal sanitario establecido en el artículo
24 y el personal de las sociedades de socorro del artículo 26 de la Parte adversaria en
conflicto , no tendría efecto tenerlos como prisioneros de guerra debido a que ellos
cumplen una serie de funciones como (búsqueda, a la recogida, al transporte o a la
asistencia de los heridos y de los enfermos o a la prevención de enfermedades, y
administración de las unidades y de los establecimientos sanitarios) ,por lo tanto serán
devueltos a la parte que pertenecen para realizar sus labores y serán respetados y
protegidos en todas las circunstancias.
Los miembros del personal así retenido no serán considerados como prisioneros de
guerra.

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CAPITULO V
EDIFICIOS Y MATERIAL

Artículo 33 - Suerte que corren los edificios y el material

El material de las unidades sanitarias móviles de las fuerzas armadas que hayan caído
en poder de la Parte adversaria se destinará a los heridos y a los enfermos.

Los edificios, el material y los depósitos de los establecimientos sanitarios fijos de las
fuerzas armadas quedarán sometidos al derecho de la guerra, pero no podrá alterarse
su destino mientras sean necesarios para los heridos y los enfermos. Sin embargo, los
comandantes de los ejércitos en campaña podrán utilizarlos, en caso de necesidad
militar urgente, si previamente toman las medidas necesarias para el bienestar de los
heridos y de los enfermos allí asistidos.

Ni el material ni los depósitos a los que se refiere el presente artículo podrán ser
intencionalmente destruidos.

Comentario:

Los edificios y materiales históricos requieren de protección especial (los bienes


históricos forman parte de la nación y son inherentes a ella).por ello ostentaran de un
emblema especial para su protección, de la misma manera los edificios donde se
encuentran los enfermos. Heridos estarán muy bien vigilados por el personal sanitario
para su protección,

CAPITULO VI
TRANSPORTES SANITARIOS

Artículo 35 – Protección

Los medios de transporte de heridos y de enfermos o de material sanitario serán


respetados y protegidos del mismo modo que las unidades sanitarias móviles.

Cuando estos medios de transporte caigan en poder de la Parte adversaria, quedarán


sometidos a las leyes de la guerra, a condición de que la Parte en conflicto que los haya
capturado se encargue, en todos los casos, de los heridos y de los enfermos que en
ellos haya.

El personal civil y todos los medios de transporte procedentes de la requisa quedarán


sometidos a las reglas generales del derecho internacional.

Comentario:

Esto nos que necesitan del personal sanitario es por ello que Deben ser respetados por
las fuerzas armadas de ambos bandos quiere decir que todos los medios de transporte
(carros, naves, aeronaves. Etc.) Donde se transportan heridos, enfermos o transportan
el material sanitario para atender a aquellas personas víctimas de la guerra, no deben
ser detenidas en ningún momento debido la situación de urgencia y atención
enfrentados el permitir el libre tránsito de las ambulancias o cualquier otro transporte
que tenga como objetivo salvavidas.

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Artículo 36 - Aeronaves sanitarias

Las aeronaves sanitarias utilizadas para la evacuación de los heridos y de los enfermos,
así como para el transporte del personal y del material sanitarios, no serán objeto de
ataques, sino que serán respetadas Llevarán ostensiblemente el signo distintivo previsto
cualquier otro señalamiento o medio de reconocimiento concertado por los beligerante
está prohibido volar sobre el territorio enemigo u ocupado por el enemigo.
En caso de aterrizaje fortuito en territorio enemigo u ocupado por el enemigo, los heridos
y los enfermos, así como la tripulación de la aeronave, serán prisioneros de guerra.

Comentario:

Todas las aeronaves autorizadas para el transporte de heridos o enfermos deben de


contar su respectivo signo respectivo de identificación Las aeronaves sanitarias que
transportan a los heridos o al personal sanitario en cumplimiento de sus funciones no
deben de ser atacados por las fuerzas armadas (de ambos bandos). Sino que estos
deben de respetar su libre tránsito y permitir que estos reciban su debida atención.

CAPITULO VII
SIGNO DISTINTIVO

Artículo 38 - Signo del Convenio

Los colores federales, se mantiene como emblema y signo distintivo del Servicio En
homenaje a Suiza, el signo heráldico de la cruz roja sobre fondo blanco, formado por
introversión de Sanitario de los ejércitos.

Sin embargo, para los países que, en vez de la cruz roja, ya utilizan como distintivo la
media luna roja o el león y sol rojos sobre fondo blanco, se admiten también estos
emblemas, en el sentido del presente Convenio.

Comentario:

Nos quiere dar a entender que La cruz Rojano es el único signo distintivo en situaciones
de emergencia sino que existen otros como la media luna roja o el león y el sol que
también forman parte del presente convenio.
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja realiza su labor
bajo siete principios fundamentales que son:
- Humanidad: prestar auxilio, sin discriminación.
- Imparcialidad: No hace ninguna distinción de nacionalidad, raza,
religión, condición social ni credo político. Se dedica únicamente a
socorrer a los individuos en proporción con los sufrimientos, remediando
sus necesidades y dando prioridad a las más urgentes.
- Neutralidad: Se abstiene de tomar parte en las hostilidades.
- Independencia: El Movimiento es independiente.

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- Voluntariado: Es un movimiento de socorro voluntario y de carácter


desinteresado.
- Unidad: En cada país sólo puede existir una Sociedad de la Cruz Roja o
de la Media Luna Roja.
- Universalidad: El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media
Luna Roja, en cuyo seno todas las Sociedades tienen los mismos
derechos y el deber de ayudarse mutuamente.

Artículo 39 - Aplicación del signo

Bajo el control de la autoridad militar competente, el emblema figurará en las banderas,


en los brazales y en todo el material empleado por el Servicio Sanitario.

Comentario:
Con referencia al uso del emblema, se representan por medio de banderas, insignias,
o uniformes en el personal sanitario es por ello que según las normas del Derecho
Internacional Humanitario, su empleo en operaciones que no sean humanitarias se
considera "perfidia" o mal uso de ellas con razones de engañar para facilitar los
ataques constituyen una violación de los Convenios de Ginebra. Debe además ser
sancionado en los tribunales internacionales como “delito de guerra.

Artículo 42 - Señalamiento de las unidades y de los establecimientos

La bandera distintiva del Convenio no podrá ser izada más que sobre las unidades y los
establecimientos sanitarios con derecho a ser respetados, y solamente con el
consentimiento de la autoridad militar.

Tanto en las unidades móviles como en los establecimientos fijos, podrá aparecer
acompañada por la bandera nacional de la Parte en conflicto de la que dependa la
unidad o el establecimiento.

Sin embargo, las unidades sanitarias caídas en poder del enemigo no izarán más que
la bandera del Convenio.

Las Partes en conflicto tomarán, si las exigencias militares lo permiten, las oportunas
medidas para hacer claramente visibles, a las fuerzas enemigas terrestres, aéreas y
marítimas, los emblemas distintivos que señalen a las unidades y a los establecimientos
sanitarios, a fin de evitar toda posibilidad de acción hostil.

Comentario:
En este artículo sobre el señalamiento de las unidades y de establecimientos nos
quiere decir que todo establecimiento sanitario debe de estar identificado con su
respectiva bandera y solo ellos deben de contar con dicho símbolo y deben de ser
respetados con el consentimiento de la autoridad militar, los signos distintivos son
importantes a fines de evitar ataques en contra de ellos.

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Artículo 44 - Limitación del empleo del signo y excepciones

El emblema de la cruz roja sobre fondo blanco y los términos "cruz roja" o "cruz de
Ginebra" no podrán emplearse, excepto en los casos previstos en los siguientes
párrafos del presente artículo, sea en tiempo de paz sea en tiempo de guerra, más que
para designar o para proteger a las unidades y los establecimientos sanitarios, al
personal y el material protegidos por el presente Convenio y por los demás Convenios
internacionales

Los organismos internacionales de la Cruz Roja y su personal debidamente autorizado


pueden utilizar, en cualquier tiempo, el signo de la cruz roja sobre fondo blanco.

Excepcionalmente, según la legislación nacional y con la autorización expresa de una


de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja (Media Luna Roja, León y Sol Rojos), se
podrá hacer uso del emblema del Convenio en tiempo de paz, para señalar los vehículos
utilizados, como ambulancias, y para marcar la ubicación de los puestos de socorro
exclusivamente reservados para la asistencia gratuita a heridos o a enfermos.

Comentario:

La limitación del empleo de la cruz roja y sus excepciones nos quiere decir que estos se
utilizan tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra su deber es de proteger la
salud de las personas .así como también a las unidades o establecimientos sanitarios,
personal, y su símbolo que no se cambia y es permanente es de una cruz roja y el fondo
blanco.

CAPITULO VIII
APLICACIÓN DEL CONVENIO

Artículo 47 - Difusión del Convenio

Las Altas Partes Contratantes se comprometen a difundir lo más ampliamente posible,


tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, el texto del presente Convenio en el
país respectivo, y especialmente a incorporar su estudio en los programas de instrucción
militar y, si es posible, civil, de modo que sus principios sean reconocidos por el conjunto
de la población, especialmente por las fuerzas armadas combatientes, por el personal
sanitario y por los capellanes.

Comentario:

Es muy importante la difusión del convenio y que se comprometen a introducir su estudio


en los programas de instrucción militar y, de ser posible, en los de instrucción cívica, de
tal modo que los principios puedan ser conocidos tanto por la población, por las fuerzas
armadas y el personal adscrito a la protección de los bienes culturales. Para que así
tengan en conocimiento todas las medidas y reglas a aplicar en caso de un conflicto y
de la protección a emplear.

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CAPITULO IX
REPRESIÓN DE LOS ABUSOS Y DE LAS INFRACCIONES

Artículo 50 - II. Infracciones graves

Las infracciones graves a las que se refiere el artículo anterior son las que implican uno
cualquiera de los actos siguientes, si se cometen contra personas o bienes protegidos
por el Convenio: el homicidio intencional, la tortura o los tratos inhumanos, incluidos los
experimentos biológicos, el hecho de causar deliberadamente grandes sufrimientos o
de atentar gravemente contra la integridad física o la salud, la destrucción y la
apropiación de bienes, no justificada por necesidades militares y efectuadas a gran
escala, ilícita y arbitrariamente.

Comentario:

El homicidio intencional, a la tortura a los tratos inhumanos. Son delitos que atentan los
derechos de todo ser humana .es por ello que deben ser sancionados por ser muy
graves.

Todas las personas tenemos derechos fundamentales que deben ser respetados como
(a la integridad física, a la salud, a la dignidad a no ser sometidos a malos tratos ni a
torturas, a no ser víctimas de experimentos etc.,) es por ello que el que tanto el derecho
INTERNACIONAL HUMANITARIO Y EL PRIMER CONVENIO DE GINEBRA protegen
los derechos humanos y sancionan las infracciones graves que deben de ser
castigadas.

Artículo 53 - Abuso del signo

El empleo por particulares, sociedades o casas comerciales públicas o privadas, que no


sean las que tienen derecho en virtud del presente Convenio, del emblema o de la
denominación de "cruz roja" o de "cruz de Ginebra", así como de cualquier otro signo o
de cualquier otra denominación que sea una imitación, está prohibido en todo tiempo,
sea cual fuere la finalidad de tal empleo y cualquiera que haya podido ser la fecha
anterior de adopción.

A causa del homenaje rendido a Suiza con la adopción de los colores federales
intervertidos y de la confusión que puede originar entre el escudo de armas de Suiza y
el signo distintivo del Convenio, está prohibido el empleo, en todo tiempo, por
particulares, sociedades o casas comerciales, del escudo de la Confederación Suiza,
así como de todo signo que constituya una imitación, sea como marca de fábrica o de
comercio o como elemento de dichas marcas, sea con finalidad contraria a la honradez
comercial, sea en condiciones que puedan lesionar el sentimiento nacional suizo.

Sin embargo, las Altas Partes Contratantes que no eran partes en el Convenio de
Ginebra del 27 de julio de 1929 podrán conceder a anteriores usuarios de emblemas,
denominaciones o marcas aludidos en el párrafo primero, un plazo máximo de tres años,
a partir de la entrada en vigor del presente Convenio, para que abandonen su uso,
debiendo entenderse que, durante ese plazo, tal uso no se considerará, en tiempo de
guerra, como tendente a conferir la protección del Convenio.
La prohibición consignada en el párrafo primero del presente artículo se aplica también,
sin efectos en los derechos adquiridos por usuarios anteriores, a los emblemas y
denominaciones previstos en el párrafo segundo del artículo 38.

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COMENTARIO:
básicamente en este artículo perteneciente al primer convenio de Ginebra, nos hace
referencia a que se prohíbe totalmente el uso de los emblemas de la cruz roja a los
empresas, casas comerciales, centros comerciales, sociedades ya sean públicas o
privadas que no se encuentren dentro del derecho acogido en el presente convenio,
esto se adoptó debido al homenaje que se rindió a suiza en el cual se prohibía el uso
del escudo de la confederación suiza, debido a que se podía lesionar el sentimiento
nacional del país de suiza, debido a lo expuesto anteriormente se adopta esta medida
restrictiva.

DISPOSICIONES FINALES

Artículo 56 – Firma

El presente Convenio, que llevará fecha de hoy, podrá ser firmado, hasta el 12 de febrero
de 1950, en nombre de las Potencias representadas en la Conferencia inaugurada en
Ginebra el 21 de abril de 1949, así como de las Potencias no representadas en esta
Conferencia que son Partes en los Convenios de Ginebra de 1864, de 1906 o de 1929,
para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de los ejércitos en campaña.

COMENTARIO:
Este artículo es importante porque nos establece quienes son las potencias que podrán
firmar el presente convenios, nos muestra que no solamente firman los países que
forman parte del convenio sino también toman en cuenta a los demás potencias
pertenecientes a los convenios de los años mencionados en el artículo.

Artículo 57 – Ratificación

El presente Convenio será ratificado lo antes posible, y las ratificaciones serán


depositadas en Berna.

Del depósito de cada instrumento de ratificación se levantará acta, una copia de la cual,
certificada como fiel, será remitida por el Consejo Federal Suizo a todas las Potencias
en cuyo nombre se haya firmado el Convenio o notificado la adhesión.

Artículo 58 - Entrada en vigor

El presente Convenio entrará en vigor seis meses después de haber sido depositados,
al menos, dos instrumentos de ratificación.

Posteriormente, entrará en vigor para cada Alta Parte Contratante seis meses después
del depósito de su instrumento de ratificación.

Artículo 60 – Adhesión

Desde la fecha de su entrada en vigor, el presente Convenio quedará abierto a la


adhesión de toda Potencia en cuyo nombre no haya sido firmado.

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Artículo 61 - Notificación de las adhesiones

Las adhesiones serán notificadas por escrito al Consejo Federal Suizo y surtirán efectos
seis meses después de la fecha en que éste las haya recibido.

El Consejo Federal Suizo comunicará las adhesiones a todas las Potencias en cuyo
nombre se haya firmado el Convenio o modificado la adhesión.

Artículo 62 - Efecto inmediato

Las situaciones previstas en los artículos 2 y 3 harán que surtan efectos inmediatos las
ratificaciones depositadas y las adhesiones notificadas por las Partes en conflicto antes
o después del comienzo de las hostilidades o de la ocupación. La comunicación de las
ratificaciones o de las adhesiones de las Partes en conflicto la hará, por la vía más
rápida, el Consejo Federal Suizo.

Artículo 63 – Denuncia

Cada una de las Altas Partes Contratantes tendrá la facultad de denunciar el presente
Convenio.

La denuncia será notificada por escrito al Consejo Federal Suizo, que comunicará la
notificación a los Gobiernos de todas las Altas Partes Contratantes.

La denuncia surtirá efectos un año después de su notificación al Consejo Federal Suizo.


Sin embargo, la denuncia notificada cuando la Potencia denunciante esté implicada en
un conflicto no surtirá efecto alguno mientras no se haya concertado la paz y, en todo
caso, mientras no hayan terminado las operaciones de liberación y de repatriación de
las personas protegidas por el presente Convenio.

La denuncia sólo será válida para con la Potencia denunciante. No surtirá efecto alguno
sobre las obligaciones que las Partes en conflicto hayan de cumplir en virtud de los
principios del derecho de gentes, tal como resultan de los usos establecidos entre
naciones civilizadas, de las leyes de humanidad y de las exigencias de la conciencia
pública.

Artículo 64 - Registro en las Naciones Unidas

El Consejo Federal Suizo hará registrar este Convenio en la Secretaría de las Naciones
Unidas. El Consejo Federal Suizo informará, asimismo, a la Secretaría de las Naciones
Unidas acerca de todas las ratificaciones, adhesiones y denuncias que reciba por lo que
atañe al presente Convenio.

EN FE DE LO CUAL, los abajo firmantes, tras haber depositado los respectivos plenos
poderes, han firmado el presente Convenio.

HECHO en Ginebra, el 12 de agosto de 1949, en idiomas francés e inglés. El original


debe depositarse en los archivos de la Confederación Suiza. El Consejo Federal Suizo
transmitirá una copia del Convenio, certificada como fiel, a cada uno de los Estados
signatarios, así como a los Estados que se hayan adherido al Convenio.

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ANEJO I
PROYECTO DE ACUERDO RELATIVO A LAS ZONAS Y LOCALIDADES
SANITARIAS

Artículo 1

Las zonas sanitarias estarán estrictamente reservadas para las personas mencionadas
en el artículo 23 del Convenio de Ginebra del 12 de agosto de 1949 para aliviar la suerte
que corren los heridos y los enfermos de las fuerzas armadas en campaña, así como
para el personal encargado de la organización y de la administración de dichas zonas y
localidades y de la asistencia a las personas allí concentradas.

Sin embargo, las personas cuya residencia permanente esté en el interior de esas
zonas, tendrán derecho a vivir allí.

Artículo 2

Las personas que vivan, por la razón que fuere, en una zona sanitaria, no deberán
realizar, ni en el interior ni en el exterior de dicha zona, trabajo alguno que tenga relación
directa con las operaciones militares o con la producción de material de guerra.

Artículo 4

Las zonas sanitarias reunirán las siguientes condiciones:

a) no serán más que una pequeña parte del territorio controlado por la Potencia
que las haya designado;
b) deberán estar poco pobladas con respecto a sus posibilidades de alojamiento;
c) estarán alejadas y desprovistas de todo objetivo militar y de toda importante
instalación industrial o administrativa;
d) no estarán en regiones que, muy probablemente, puedan tener importancia para
la conducción de la guerra.

Artículo 5

Las zonas sanitarias estarán sometidas a las siguientes obligaciones:

a) las vías de comunicación y los medios de transporte que allí haya no se utilizarán
para desplazamientos de personal o de material militar, ni siquiera en tránsito;
b) en ninguna circunstancia serán defendidas militarmente.

Artículo 6

Las zonas sanitarias estarán señaladas con cruces rojas (medias lunas, leones y soles
rojos) sobre fondo blanco, puestas en la periferia y en los edificios.

De noche, podrán estar señaladas también mediante la adecuada iluminación.

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Artículo 7

Ya en tiempo de paz o cuando se desencadenen las hostilidades, cada Potencia


comunicará a todas las Altas Partes Contratantes la lista de las zonas sanitarias
designadas en el territorio por ella controlado, y las informará acerca de cualquier nueva
zona designada en el transcurso de un conflicto.

Tan pronto como la Parte adversaria haya recibido la notificación arriba mencionada, la
zona quedará legítimamente constituida.

Sí, no obstante, la Parte adversaria considera que manifiestamente no se reúne alguna


de las condiciones estipuladas en el presente acuerdo, podrá negarse a reconocer la
zona comunicando urgentemente su negativa a la Parte de la que dependa la zona, o
subordinar su reconocimiento a la institución del control previsto en el artículo 8.

COMENTARIO:
En este artículo nos expone que cada potencio va a designar sus zonas sanitarias, las
cuales deben de ser conocidas por la parte adversaria, para ello la potencia hará su
listado de las zonas y notificara a la parte adversaria debidamente, estas zonas no
podrán ser vulneradas pasaran un control que lo designara la parte adversaria para
saber si cumplen con los requisitos.

Artículo 9

En caso de que las comisiones especiales comprueben hechos que les parezcan
contrarios a las estipulaciones del presente acuerdo, se lo comunicarán inmediatamente
a la Potencia de la que dependa la zona, y le darán un plazo de cinco días, como
máximo, para rectificar; informarán sobre el particular a la Potencia que haya reconocido
la zona.

Si, pasado este plazo, la Potencia de la que dependa la zona no tiene en cuenta el aviso,
la Parte adversaria podrá declarar que deja de considerarse obligada por el presente
acuerdo con respecto a esa zona.

Artículo 11

Las zonas sanitarias no podrán, en ningún caso, ser atacadas, y siempre serán
protegidas y respetadas por las Partes en conflicto

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ANEJO II

Modelo de tarjeta de identidad para los miembros del personal


Sanitario y religioso agregados a los ejércitos

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NOTAS PERIODÍSTICAS:

I.

Atrocidades en los conflictos: los Convenios de Ginebra, más necesarios que


nunca.
 Artículo - 07 ABRIL 2016

Por Helen Durham, directora de la unidad de Derecho Internacional y Doctrina


del CICR
No hay que desestimar el derecho de la guerra. Nunca antes ha sido tan
conocido entre el público; nunca antes ha sido tan intensa la indignación que se
expresa cuando se violan sus principios.

Cuando, en el mes de mayo de 2016, los líderes mundiales se reunieron en


Turquía para la cumbre humanitaria mundial, uno de los puntos más importantes
del orden del día será el dedicado al fortalecimiento del respeto de las leyes de
la guerra.
Esto es algo que el mundo necesita con urgencia.

Viendo el sinfín de imágenes que desfilan por nuestros teléfonos inteligentes o


nuestras pantallas de televisión, que nos muestran hospitales bombardeados,
poblaciones sitiadas o millones de personas arrancadas de sus hogares, es
lógico que muchos se pregunten si las leyes que rigen los conflictos armados
realmente sirven para algo.

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¿Qué debemos hacer cuando el mundo está en llamas? Empecemos por


reafirmar el derecho de la guerra.
Peter Maurer

Comparto la frustración expresada en esa pregunta. No es posible presenciar sin


indignarse los interminables horrores que la gente soporta en lugares como Siria,
Sudán del Sur y Afganistán. De allí a adoptar una postura cínica ante la pregunta
de si los valores humanos básicos consagrados en los Convenios de Ginebra
siguen intactos y si son capaces de brindar la protección que prometen, la
distancia es muy corta. Por otra parte, la complejidad de los conflictos modernos,
combinada con la intensificación del extremismo y con las guerras sin fronteras,
suma nuevas aristas problemáticas a este escenario.

Las leyes nunca antes fueron tan conocidas entre el público y la


indignación causada por las violaciones es más intensa que nunca.

Pero, si se profundiza un poco en la cuestión, se verá que, en realidad, el derecho


de la guerra se encuentra en buena forma.

Aunque parezca contradictorio, este ordenamiento jurídico, al igual que cualquier


otro, no puede poner fin a todos los sufrimientos. Pero es importante señalar que
nunca antes ha sido tan sólido ni tan conocido entre el público, ni nunca antes
ha sido tan intensa la indignación que se expresa cuando se violan sus principios.
Por ello, aunque uno se sienta tentado a decir que los Convenios de Ginebra no
funcionan, no es así en absoluto.

He aquí cinco buenas razones por las que resultaría peligroso desestimar los
Convenios de Ginebra:

1. Todos los días, ayudan a salvar vidas. Aunque los Convenios de Ginebra se
infringen en forma generalizada, siguen salvando vidas. En el conflicto en Siria,
los casos en que hemos logrado cruzar las líneas para prestar asistencia médica
y proporcionar socorros y agua potable a millones de personas demuestran la
enorme importancia de estos tratados. Por otra parte, no se trata sólo de recordar
las normas a las partes beligerantes, sino también de ayudar a ponerlas en
práctica.

En el Comité Internacional de la Cruz Roja, explicamos a las partes beligerantes


algunas formas prácticas de reducir el número de muertes de personas civiles.
Por ejemplo, en Afganistán, exhortamos a los combatientes a no atacar objetivos
militares por la mañana, mientras las mujeres hacen las compras en el mercado.
A veces, el derecho de la guerra consigue cosas que deberían ser obvias pero
que no lo son, como evitar los ataques a un hospital en Malí o hacer pasar a una
ambulancia por un puesto de control en Cisjordania.

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2. La existencia misma de los Convenios brinda un marco vital. Sin ellos, no


habría una forma clara de saber qué es aceptable en la guerra y qué no. En el
pasado mes de diciembre, los Estados adoptaron nuevos compromisos en
relación con el fortalecimiento del respeto de esta rama del derecho y acordaron
colaborar en la construcción de un nuevo foro que preste apoyo a este objetivo.
Ahora, esos compromisos deben traducirse en acciones.
El CICR acaba de publicar una actualización de los comentarios de los
Convenios de Ginebra, con el propósito de ayudar a que el derecho evolucione
y se mantenga a la par de las últimas tendencias de la guerra. En los últimos
años, el CICR ha apoyado la enseñanza del derecho de la guerra en más de
400 universidades y ha ayudado a formar a 45.000 miembros de las fuerzas
militares, policiales y de seguridad. Si bien nuestro papel en las zonas de
conflicto es único, somos tan sólo una parte de los esfuerzos mundiales
dedicados a estas cuestiones.

3. Los tratados sobre armas reducen considerablemente el sufrimiento


humano. Desde la entrada en vigor, en 1999, del tratado de Ottawa que
prohíbe el uso de minas terrestres, estimamos que el número de personas
muertas o mutiladas por estas armas se redujo de 20.000 a
aproximadamente 3.500 al año. La producción de nuevas minas prácticamente
ha cesado y 48 grupos armados no estatales han prometido no utilizarlas y, en
general, vienen cumpliendo con su palabra. Gracias a la prohibición de las armas
químicas, su uso es tabú y las existencias de esas armas han sido destruidas
casi por completo.
Cada vez que se vacuna a un niño en una zona de conflicto, cada vez que un
ejército suspende un ataque debido a las potenciales víctimas civiles, o cada vez
que se protege de la tortura a un detenido, se están respetando y aplicando las
leyes.

4. Se deben evitar los círculos viciosos. Es verdad que hay una distancia entre
lo que las personas esperan de la ley y la realidad de los conflictos, pero aun así,
no se debe permitir que esto se convierta en un círculo vicioso en el que la falta
de respeto por el derecho se transforma en algo normal. El desengaño del
público con el comportamiento de las partes beligerantes puede fácilmente
utilizarse como una pantalla de humo para que los Estados y los grupos armados
afirmen que el derecho fracasa en cumplir con su cometido, tras lo cual pueden
intentar justificar sus violaciones de la ley alegando que esa práctica no es más
que un comportamiento inevitable y realista en los conflictos armados. Los
medios y las organizaciones humanitarias suelen dar a conocer sólo las
infracciones del derecho y no los muchos casos en que se respeta y se aplica:
cada vez que se vacuna a un niño en una zona de conflicto, cada vez que un
ejército suspende un ataque debido a las potenciales víctimas civiles, o cada vez
que se protege de la tortura a un detenido.

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5. Desde el punto de vista moral, apoyar los Convenios es lo correcto. En


definitiva, no existe una alternativa ética al empeño por fomentar el respeto del
derecho de la guerra. Hay algunas cosas, como la protección de la dignidad, que
hacen a la esencia de la humanidad y que no pueden medirse sólo en función
de los resultados, mucho menos los de corto plazo.

Todos estos argumentos nos permiten afirmar que, en la cumbre humanitaria


mundial, debemos reafirmar no sólo la trascendencia del derecho internacional
humanitario sino también la protección que puede ofrecer y que de hecho ofrece
a las personas atrapadas en un conflicto.

Es verdad que el derecho internacional humanitario se viola con


frecuencia, pero eso no significa que haya perdido su relevancia. Sigue
desempeñando un papel vital. La alternativa -la guerra sin límites-
simplemente no es aceptable….

II. Voces sobre la Guerra

Entre junio y septiembre de 2016, se pidió a más de 17.000 personas en 16


países que expresaran sus opiniones sobre diversas cuestiones relativas a la
guerra en el marco de la encuesta "Voces sobre la guerra". Los resultados son
tan tranquilizadores como preocupantes. Preguntamos a personas que viven en
países afectados por conflictos armados si creían que las leyes de la guerra son
importantes. Respondieron que sí. Más de dos tercios de las personas que viven
en esos países, así como en los países que son miembros permanentes del
Consejo de Seguridad de la ONU y en Suiza piensan que tiene sentido imponer
límites a la forma de librar las guerras. Casi la mitad de los encuestados en
países afectados por conflictos armados creen que los Convenios de Ginebra
impiden que las guerras empeoren. Pero también se observa que las personas
se resignan cada vez más y aceptan que la muerte de civiles es una parte
inevitable de la guerra.

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Hay una desconexión entre la opinión pública y las políticas y las acciones de
los Estados y los grupos armados. Continúan cometiéndose violaciones de las
leyes de la guerra, incluidos los ataques contra civiles, trabajadores humanitarios
y grupos armados. Sin embargo, los resultados de la encuesta demuestran con
claridad que la mayoría de las personas entienden que está mal recurrir a esas
prácticas y que los civiles, así como los trabajadores y las instalaciones de salud,
deben ser protegidos.

III. ¿DERECHO A LA GUERRA? CÓMO Y CUÁNDO ES LÍCITO EL USO


DE LA FUERZA

Suenan tambores de guerra contra Irán. El presidente de Estados Unidos ha


declarado recientemente que utilizará todos los medios necesarios para evitar
que Irán tenga la bomba atómica. Israel, por su parte, insiste en la inmediatez
del peligro, emplaza a Estados Unidos a que actúe y amenaza con atacar a
Irán. El gobierno iraní, en cambio, niega que esté desarrollando la bomba
atómica. Insiste en que el enriquecimiento de uranio responde a fines pacíficos
y responde que, si es atacado, se defenderá con todos los medios a su alcance.

Cuántas de esas afirmaciones son fiel reflejo de la intención real de los actores
está todavía por ver. Sea como sea, un presunto ataque contra Irán se
justificaría sobre la base de una hipotética legitimidad jurídica, esgrimiendo
conceptos como el de la legítima defensa preventiva. Sin embargo, ¿encajan
estos argumentos con la legalidad internacional?
- ¿Qué es el derecho a la guerra?

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Lo que se conoce como “derecho a la guerra”, pues, es el conjunto de


normas que regulan las circunstancias en que se contempla el uso de la
fuerza armada. El “derecho de la guerra”, en cambio, regula la manera en que
se utiliza el uso de la fuerza, es decir, los medios de combate, los derechos y
garantías que deben aplicarse a los civiles, a los prisioneros de guerra, entre
otras cuestiones.
El término “guerra justa”, desde el punto de vista jurídico, hace años que está
superado. No existe una guerra “justa” o “injusta”, sino unas circunstancias y
unos requisitos bajo los que se considera lícito emplear el uso de la fuerza contra
otro estado.
- La Prohibición del uso de la fuerza.

En estas circunstancias, entonces, ¿tienen los estados


el derecho a utilizar la fuerza contra otro estado?
Tradicionalmente así había sido, siendo la guerra uno
de los instrumentos aceptados para resolver los
conflictos entre estados.

Tras las dos guerras mundiales, y en un intento de


prever futuros conflictos, la comunidad
internacional fijó unos límites al derecho a la guerra.
La Carta de Naciones Unidas, donde se plasmaron
estos acuerdos, contiene como uno de sus principios
rectores la prohibición del uso de la fuerza (Artículo
2.4 de la Carta). Esta obligación irrenunciable de los estados miembros de
Naciones Unidas (NNUU) tiene hoy en día validez universal.

Es evidente que, a pesar de que sobre el papel la prohibición afecta a todos los
estados del mundo, ha sido desgraciadamente ignorada en demasiadas
ocasiones. Los bloqueos políticos de las instituciones mediante el uso del veto
por las grandes potencias han dejado sin eficacia los mecanismos que se
idearon para obligar a su cumplimiento. Es, una vez más, muestra del doble
rasero con el que actúan los estados con demasiada frecuencia.
- Toda regla tiene excepciones…

Como toda regla, la prohibición de uso de la fuerza también tiene algunas


excepciones, que se encuentran recogidas en las tantas veces citado Capítulo
VII de la Carta de Naciones Unidas. Las excepciones que se contemplan son
la legítima defensa (art. 51) y la acción coercitiva del Consejo de Seguridad (art.
42).

Ante un ataque armado, la legítima defensa requiere que la fuerza empleada


sea necesaria y proporcional al ataque sufrido, e inmediato a este. Se exige,

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además, que se informe inmediatamente al Consejo de Seguridad, para que


éste pueda tomar las medidas que considere.
También se permite el uso de la fuerza cuando es el Consejo de Seguridad
el que toma la decisión. Siendo uno de los objetivos primordiales de NNUU el
mantenimiento de la paz, el Consejo puede recomendar o decidir que se tomen
medidas de fuerza para conseguirlo cuando estima que existe una amenaza o
quebrantamiento de dicha paz y seguridad internacionales.
- La primera Guerra del Golfo y la guerra de Afganistán

En la Guerra del Golfo de 1990 varios estados recurrieron a la fuerza hasta


conseguir que Irak retirase sus tropas de Kuwait. Para ello, el Consejo de
Seguridad confirmó en sus históricas Resoluciones 661 y 678 que Kuwait tenía
un derecho a la legítima defensa, y requirió a los estados miembros para que
utilizaran todos los medios necesarios para repeler la invasión iraquí, por lo que
combinó ambas excepciones.
En 2001 la Administración Bush también alegó legítima defensa para atacar
Afganistán como respuesta al 11-S. El Consejo de Seguridad reconoció el
derecho de legítima defensa y calificó los actos terroristas como una amenaza
para la paz y seguridad internacionales (Resolución 1368), e instó a los estados
miembros a tomar medidas para luchar contra el terrorismo (Resolución 1373).
Las resoluciones fueron muy criticadas y puestas en duda, ya que no estaba
claro ni que los atentados pudieran calificarse de “ataque armado” (dado que no
fueron perpetrados por fuerzas armadas de ningún estado), ni que se cumpliera
el requisito de “inmediatez” del artículo 51.
- La legítima defensa preventiva: ¿una invención de George W. Bush?
No, la legítima defensa preventiva no fue
ideada por la Administración Bush cuando la
utilizó para justificar la invasión de Irak en marzo
de 2003. Ya había sido utilizada anteriormente
por otros estados, en particular por Israel, que en
1981 alegó legítima defensa preventiva para
llevar a cabo un ataque militar contra Irak con el
objetivo de destruir instalaciones nucleares. El
ataque fue condenado por el Consejo de Seguridad en su Resolución 487.

–El concepto de legítima defensa preventiva surge de una interpretación amplia


del derecho a la legítima defensa. Según como se interprete el significado de
“acto de agresión”, se acepta o no. En todo caso, será el Consejo de
Seguridad el que confirme que ha existido tal acto de agresión.
No obstante, el concepto no está del todo aceptado entre la doctrina. Algunos
autores lo aceptan siempre y cuando el ataque vaya a ser inminente; otros

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rechazan el concepto y argumentan que sobrepasa claramente los límites


del artículo 51 de la Carta. Ello no significa, señalan estos autores, que el estado
deba esperar a que se haya consumado el ataque armado, sino que el ataque
empieza desde el momento en que se pone en marcha la maquinaria para
ejecutarlo.

Ya en 2003 quedó claro que la invasión de Irak no se ajustaba a la legalidad


internacional. Ni fue autorizada por el Consejo de Seguridad ni, en caso de que
se aceptara la legítima defensa preventiva como excepción a la prohibición de
recurrir a la fuerza, cumplía el requisito de “ataque inminente” exigido.
- Un hipotético ataque contra Irán

En algunos sentidos, el cruce de amenazas y acusaciones entre los gobiernos


de EEUU e Israel y la República Islámica de Irán recuerdan a los meses previos
al ataque contra Irak en 2003. Conviene precisar, no obstante, que hay
importantes diferencias entre ese periodo y el presente.
En esta ocasión, Obama no parece convencido de que el uso de la fuerza sea la
única opción. De momento ha apostado por intentar solucionar el conflicto por
vías pacíficas. A diferencia del gobierno de Bush, no considera que la amenaza
sea inmediata y por tanto no contempla un ataque contra Irán como única
salida.

El hipotético ataque contra Irán se presentaría con toda probabilidad como un


caso de legítima defensa preventiva. Ahora bien, y a pesar de lo que diga Israel,
el argumento de que el ataque de Irán es inminente no es, en la actualidad,
sostenible.
- ¿Y Libia? ¿Y Siria?
La intervención en Libia se enmarca dentro de otro supuesto, el del deber
o responsabilidad de proteger (la conocida como R2P).

A la vista de las masacres contra la población civil ordenadas por Bashar Al Asad,
el caso de Siria cumpliría también los requisitos para la intervención, por lo que
tan sólo sería necesaria la autorización del Consejo de Seguridad para llevarla a
cabo. No obstante, y tal y como expresa el periodista de El País Lluís Bassets
en un artículo reciente, “lo más probable es que no haya guerra contra Asad y
sí contra Ahmadineyad”. Por qué no se ha intervenido responde a diversas
consideraciones logísticas y geopolíticas que han frenado hasta el momento una
intervención en Siria.
Porque a consideración Nuestra lo que acontece en Siria, es un Conflicto Interno
que se ha Internacionalizado; pero se ha internacionalizado por responsabilidad
de ambas partes, tanto del Gobierno como de la Población Civil, por Buscar
ayuda y Refugiarse, en países aliados. Esta es una explicación sin ánimo de
lucro.

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IV. ¿Qué está pasando en Siria y por qué es importante para el


mundo?

El Observatorio
Sirio para los
Derechos
Humanos
denunció que la
cifra de muertos
aumentó a 545
civiles y 86
militares y policías
desde el pasado
18 de marzo,
cuando
comenzaron las
protestas de la
oposición en
Siria. Foto: AP

La situación en Siria tiene en vilo a la comunidad internacional debido a la


importancia de este país para la paz en la región. Semana.com consultó a
expertos que explican el tema.

Siria, el nuevo invitado a la ‘primavera árabe’, es un país determinante para la


región del Medio Oriente y para el mundo. De ahí el dicho árabe: “No habrá
guerra en Medio Oriente sin Egipto, pero no habrá paz sin Siria”.

A propósito, Semana.com entrevistó a Ben Judah, experto en asuntos del Medio


Oriente y experto en política del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, y a
Ricardo García Duarte, analista internacional, quienes explican lo que está
pasando en este país.

¿Cuáles son las características de Siria?

Para Ricardo García, Siria es un país árabe de religión musulmana, ubicado en


una zona altamente explosiva como es el Medio Oriente, donde conviven agudas
contradicciones religiosas, nacionalistas, territoriales y económicas.
En este sentido, explica, Siria se caracteriza, al igual que países como Irak y
Líbano, por tener una gran diversidad étnica y religiosa, ya que, aunque la

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mayoría de la población es sunita, existen otros grupos étnicos y religiosos,


como los chiitas, los kurdos, los drusos y los alauitas.
El actual gobernante de Siria, Bashar al-Assad, recibió el poder de su padre,
Hafez al-Assad, hace 11 años, razón por la que se le considera un dictador. Su
padre estuvo en el poder más de 30 años.

Al-Assad pertenece a la rama islámica de los alauitas, quienes son una minoría
frente a los sunitas que representan más del 70 por ciento de la población, pero
comparten (los alauitas) una relativa igualdad en número con los chiitas, los
drusos y los kurdos, siendo este último el grupo más pequeño.

¿Qué está pasando en Siria?

Siria está viviendo protestas de diferentes sectores. García indica que una parte
de estas va encaminada a lo que ha sucedido en Egipto y en Libia, donde las
dificultades sociales, la pobreza y el desempleo han hecho que la población
salga a pedir un mayor bienestar social y a hacer exigencias políticas
encaminadas a la democracia.

Pero por otra parte, agrega, existen ciertas rivalidades entre los diferentes
grupos étnicos y religiosos que componen el país, como el caso de los kurdos
quienes piden más derechos ciudadanos o el activismo sunita que busca
derrocar al actual régimen alauita.

¿Qué está en juego para los protestantes en Siria?


Ben Judah advierte que las vidas de los manifestantes están en riesgo, como lo
demuestran los choques repetidos con el régimen durante los cortejos fúnebres
en Deraa, en el sur del país. Los retenes se han incrementado y partes del país
sienten cómo los están sitiando. Los individuos no solo pueden perder sus vidas,
sino que también sus familias son amenazadas. Además, es probable que los
pueblos que participan en la rebelión sean castigados no solo por una
disminución en su gasto público, sino también con una presencia de seguridad
mayor.

¿Estas protestas son diferentes de otras en el Medio Oriente, por ejemplo,


Argelia o Libia?
Políticamente la actividad revolucionaria contiene muchas rebeliones al mismo
tiempo, explica Judah. Incluye la demanda de los kurdos por derechos
ciudadanos en el norte, un mestizaje entre protestantes seculares que piden la
democracia y el activismo sunita para derrocar el régimen alauita (de Bashar al-
Assad), que es opositor del grupo chiita. La diferencia de países como Egipto,

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Libia y Túnez es que Siria es un país sectario (multiétnico) como Irak y Líbano.
Los disturbios están polarizando la comunidad alauita y las sectas cristianas
cerca del gobierno, mientras los rebeldes son principalmente kurdos, árabes
sunitas y drusos. En términos generales, la repartición étnica en Siria está
liderando las tensiones.

¿Por qué Washington ha adoptado una postura menos activa que en Egipto
o en Libia?

Porque Estados Unidos, Turquía, Irán, Israel y otros estados del Golfo no quieren
la caída de Assad. Para Judah, Israel y Estados Unidos están temerosos de un
colapso ante una guerra étnica tan cerca de los Altos del Golán (meseta ubicada
en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria) e Irak.

El gobierno de Turquía no quiere una afluencia de refugios de Siria, así como


tampoco un nuevo estado pequeño de los kurdos al lado de su frontera.
Y los demás estados del Golfo, específicamente Qatar, no tienen el mismo
problema con Assad como con Gadafi, razón por la que no votan contra este en
Naciones Unidas. Por último, está el caso de Irán, que quiere mantener un aliado
chiita en la región. Dice Ben Judah, que la verdad es que nadie, con excepción
de los protestantes sirios, quiere ver un colapso étnico semejante al que ya
ocurrió en Irak.
¿Cuáles son las implicaciones generales de Siria para el Medio Oriente?

Judah concluye que el impacto más inmediato es para los palestinos. Hamas
está enviando señales sobre la posibilidad de cambiar su preferencia de Siria a
Qatar. Precisamente, el acuerdo entre Fatah y Hamas (los dos poderes que
hasta hace poco tenían dividida a Palestina) fue producido por eso, porque
Hamas necesita complacer a Qatar y a Egipto.

Para Israel es claro que ahora un acuerdo de paz con Siria no es posible. Sin
embargo, el gobierno israelita está tranquilo al no tener cerca de los Altos del
Golán un intercambio de misiles con el gobierno sirio.

Finalmente, para Turquía, Líbano y Jordania las implicaciones dependerán del


tiempo que dure la crisis y el número de refugiados que lleguen de Siria.

¿Las concesiones políticas de Assad son suficientes para poner fin a las
protestas?
Según Judah, no. Es más importante conservar el apoyo militar liderado por los
alauitas, ya que hasta el momento no hay posibilidad de ayuda de Estados
Unidos o de los estados árabes. La posibilidad de que haya unidades de las
Fuerzas Armadas luchando entre sí en la ciudad de Deraa es lo que más
preocupa a Assad.

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¿Es posible que otra guerra civil ocurra en Siria, como en Libia?

No en la misma forma que Libia, explica Ben Judah. Una guerra civil, si se
compara con disturbios civiles, requiere posiciones o lineamientos claros,
gobiernos paralelos y una larga duración. Siria tiene algunos de estos
ingredientes, pero los disturbios son confusos.

Teniendo en cuenta que la Unión Europea, Estados Unidos y la ONU han


condenado la violencia por parte del gobierno en Siria, ¿sería probable otra
intervención?

No, dice Judah. Los dirigentes del Medio Oriente quieren que Assad permanezca
gobernando Siria, aún con la presión que tiene por parte de los ciudadanos y de
la comunidad internacional, pero no querían que Gadafi continuara en Libia. En
cuanto a Estados Unidos, este no tiene la capacidad para removerlo del poder
de una forma efectiva y lo que menos quiere la comunidad en este momento es
una guerra étnica en una región tan conflictiva.

DERECHO DE LA GUERRA Y DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO


TRATADOS INTERNALES. RELATIVOS TRATADOS RELACIONADOS A LA
A LAS REGLAS DE LA GUERRA Y A LA HUMANITACION DE LA LOS
RESTRICCIÓN Y PROHIBICIÓN DE CONFLICTOS ARMADOS
ARMAS

REGLAS BASICAS: La Haya 1907


2.3. Conv. III La Haya 1907. Las hostilidades
Derecho de la guerra no deberán comenzar entre ellos sin un aviso
previo e inequívoco, que tendrá, sea la forma
Fuentes :
de una declaración de guerra motivada, sea
 Derecho consuetudinario la de un ultimátum con declaración de guerra
 Compilación de convenios condicional.
 Derecho interno de los Estados 2.4. Conv. VI La Haya 1907. el régimen de
Jus congens buques mercantes enemigos al empezar las
hostilidades, objeto respetar la propiedad
Carta de la NU 1945 Art. 2-4 privada de los barcos mercantes frente a una
Prohibición “de abstenerse re recurrir de eventual captura al empezar las hostilidades.
amenazas o del uso de la fuerza contra la 2.5. Conv VII La Haya. Relativa a la
integridad territorial o la independencia transformación de buques mercantes en
política de cualquier Estado, o en buques de guerra.
cualquier forma incompatible con los
propósitos de las Naciones Unidas. 2.6. Conv. VIII La Haya 1907 Relativa a la
colocación de minas submarinas
Guerra de agresión : automáticas de contacto.
La Haya 1899/ 1907 2.7. Conv IX La Haya 1907. Relativa al
bombardeo por fuerzas navales en tiempo de

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guerra. Prohíbe el bombardeo de puertos


navales. Solo objetos militares. Prohíbe
Jus in bello
bombardear edificios consagrados a la
Regula mediante prohibiciones, el empelo ciencia arte, culto ciencia beneficencia,
irracional de la fuerza, entre monumentos históricos, hospitales y lugares
combatientes, protege las víctimas , de refugio.
preserva a la población civil y a la
2.8. Conv. X La Haya 1907. Adaptación de
humanidad, en general contra los horrores
los principios de la Convención de Ginebra
de los conflictos armados
sobre guerra marítima, con el fin proteger
Agresión : buques hospitales militares, náufragos,
heridos enfermos y prisioneros.
Todo acto injusto, en el empleo de la
fuerza armada contra otro Estado, o 2.9. Conv. XI La Haya 1907. Objeto de
intimidación mediante medios coercitivos, proteger la correspondencia postal de los
contra otro Estado para cualquier neutrales o de los beligerantes, sea cual
propósito que no sea la defensa nacional fuere su carácter, oficial o particular, hallada
o colectiva o la aplicación de una decisión en el mar en barco neutral o enemigo.
de un órgano competente de las UN.
2.10. Conv. De la Haya 1907. Prohíbe el
Todo acto de amenaza hecho por las lanzamiento de proyectiles y explosivos
autoridades de un Estado de recurrir a desde lo alto de globos o por otros medios
una agresión contra otro Estado. análogos.

Conducción de hostilidades 2.11. Conv. Londres 1909. Relativa a la


declaración de guerra marítima, tales
Fuentes del Derecho de la guerra “jus in como el bloqueo en tiempos de guerra.
bello” Contrabando de guerra, asistencia hostil,
1. Practicas consuetudinarias destrucción de presas neutrales,
transferencia de pabellón.
2. Codificación , a través de los siguientes
convenios : La Haya Reglas relativas a la guerra
aérea.
2.1. Declaración de Derechos Marítimos
de Paria de 1856 2.13. Protocolo de Ginebra 1925 Prohíbe
el empleo de gases asfixiantes, tóxicos o
Sobre protección de comercio neutral en similares y de medios bacteriológicos o
tiempo de guerra. similares.
2.2. Guerra Terrestre. Convenios de La 2.14. Protocolo de Londres 1926. Acta
Haya 1899 y 1907 Reglamento sobre que prohíbe sobre acciones submarinas
leyes y costumbres de la Guerra terrestre. contra buques mercantes en tiempo de
guerra, los submarinos deben someterse
a las reglas del derecho internacional a
que están sujetos los buques de guerra
de superficie.

2.15. Conv. UN. 1971. Prohíbe la


producción, almacenar, adquirir, o retener
agentes microbianos o biológicos o

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tóxicos, armas o equipos vectores


destinados a utilizar esos agentes
tóxicos.

3.14. Conv. Ginebra 1980. Restricción


sobre el empleo de ciertas armas
convencionales excesivamente nocivas o
de efectos indiscriminados Protocolo
sobre fragmentación no localizables.

3. Reglas sobre el conflicto armado :

3.1. Licitud del conflicto. Que todo


conflicto sea lícito acción coercitiva o
colectiva del Consejo de Seguridad ,
legítima defensa individual o colectiva
(art. 51 C. UN)

3.2. Requisito para el inicio de las


hostilidades. No abrir hostilidades sin un
aviso previo e inequívoco. Declaración de
Guerra motivada. O de un “ultimátum”.

3.3. Efectos de las relaciones


internacionales Se interrumpen las
relaciones pacíficas. Entre los Estados
beligerantes y entran a regir de “ipso
facto” las reglas del DIP aplicables a
conflictos amados.

3.4. Designación de las potencias


protectoras. Cada una de las partes
designara “la potencia protectora” la cual
estarán encargadas de salvaguardar los
intereses de las partes en conflicto (
protocolo I)

3.5. Suspensión de la relaciones


efectos. Se suspenden los tratados
bilaterales, subsisten los multilaterales.

3.6. Estrategias a usar por las partes en


conflicto. En todo conflicto armado el
derecho de las partes en pugna a elegir
los métodos o medios de hacer la guerra
no es ilimitado. Las acciones militares

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solo pueden dirigirse directamente contra


combatientes y objetivos militares.

3.7. Prohibiciones a la partes. Están


prohibidos todos los medios de lucha que
causen sufrimiento o daños superfluos,
es decir que no sea necesario para la
derrota del enemigo. Queda prohibido el
empleo de armas, proyectiles y métodos
de hacer la guerra que cause males
superfluos o sufrimientos innecesarios.
Así como que cause daño el medio
ambiental.

3.8. Prohibición de lucha pérfida. Están


prohibidos los medios de lucha pérfida
que atenten contra el honor militar.

3.9. Se prohíbe hacer uso de emblemas


de la Cruz Roja o de otros emblemas o
señales protectoras internacionales..

3.10. Se prohíben los crimines de guerra


o el incluir como objetivos militares los
medios propios de los civiles.

TERMINACIÓN DE LAS
HOSTILIDADES

3.11. La guerra termina con un tratado o


convenio de paz, pero hay otras
situaciones que son :

3.12. Capitulaciones: Se refiere a


rendición de una fuerza o plaza militar.

3.13. Armisticios: son acuerdos de tregua


para un cese temporal de las hostilidades.

3.14. Tratados de paz: son convenios


solemnes ente los estados beligerantes
por medio de los cuales pon término al
conflicto armado y se restablecen las
condiciones de paz entre los
contendores.

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CONCLUSIONES:

 El Derecho Internacional Humanitario (DIH) es la rama del derecho


internacional constituido por los principios humanitarios y los tratados
internacionales que procuran salvar vidas y aliviar el sufrimiento de
combatientes y no combatientes durante un conflicto armado.

 El Primer Convenio de Ginebra protege a los soldados que no participan


en las hostilidades (fuera de combate). Los 10 artículos de la versión
original del Convenio de 1864 se han ampliado en el Primer Convenio de
Ginebra de 1949 a 64 artículos que brindan protección.

 El ius ad bellum se refiere a la regulación del derecho internacional a la


hora de declarar una guerra y ejecutarla, es decir a la facultad de ejercer
el uso de la fuerza armada. Por su parte, el ius ad bello se centra en el
derecho internacional en cuanto a las actuaciones militares en concreto
una vez se inician. Es decir, a la regulación de ciertos estándares en los
conflictos armados cuando ya se están llevando a cabo.

 Es verdad que el derecho internacional humanitario se viola con


frecuencia, pero eso no significa que haya perdido su relevancia. Sigue
desempeñando un papel vital. La alternativa -la guerra sin límites-
simplemente no es aceptable, este como tal debe respetarse y hacerse
Respetar.

 En el caso de Siria a consideración Nuestra lo que acontece, es un


Conflicto Interno Internacionalizado; es decir, conflicto que nació en el
seno de la población, al interior, pero que ahora es de competencia e
interés de todos, hasta de las más poderosa potencias a Nivel Mundial;
pero se ha internacionalizado por responsabilidad de ambas partes, tanto
del Gobierno como de la Población Civil, por Buscar ayuda y Refugiarse,
en países aliados.

Derecho Internacional Humanitario 63

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