Вы находитесь на странице: 1из 190
‘THE LIBRARY OF THE UNIVERSITY OF NORTH CAROLINA AT CHAPEL HILL. La Ciudad Postmoderna ENDOWED BY THE DIALECTIC AND PHILANTHROPIC SOCIETIES PRESENTACION DE LA COLECCION, La eolein “Intersecciones, Arte y Arquitectura” ofrece un congunto be situlos caractorszads por ef gran aleance de ls temas afrontades, Respondisnds, en todo caso, a un planteamuenta de rguracs rmvestigaciéa, (as propurstas edisorales se densificarin por la ognificativa iplicacin de Aiveris dnbivs de a cultura, De este modo, arte arguitectura, urbanism, stitca, bistora.srin camper del saber qu se ntervelaconascin activamente ex el anterior de bas etic comdevadas, syprando las estéilesbarreras dscplinares.Profendizando en aspetosfundamentales dela actualidad (504 en el stor de ka proyectaién y produeciOn, como ot el de lor esadins erht- 05, fa coleciOn pretende suger proBlendticas cuetsionesvivas que ataon de rpial manera al mando profcional y unsverstartn, La Ciudad Postmoderna Maia ¥ Min METROPOLIS CONTEMPORANEA GIANDOMENICO AMENDOLA CELESTE EDICIONES DO BELA (Coleccisn: INTERSECCIONES, ARTE Y ARQUITECTURA Director: Antonio Pissa Tieulo original: La cud postmadema. Mage e paure delle memopel contemporanea, Giandomentco Amendola. © 1997, Gius. Latersa & Figli Spa, Roma-Bari Esta obra ha sido publicada con el permiso de EULAMA Literary Agence, Roma. ‘Copyght de esta edictén: © 2000, Celeste Ediciones Femando VI, 8, 1° 28004 Macrid eis 91 310 05 99/902 118 298, Fax: 91 310 04 59 Exmail celesteMfedecali.es worw.celesteediciones.com Teacuceién: Marisa Garcia Vergoray y Paolo Sustersic Iustracién de la cubierta © 1998, Paolo Susterstc, Times Square, Nueva York. ISBN: 84-8211-239-2 Depeéstto legal: Mo4 418-2000 Quetan prominent actin, el G. Armen “Moer sad petro Actes” ex REC ‘ ler eo IRE) Ati ase Ee Pent Fee 988 9.3098 Jenks, Po-Msemams the Neo Clase hana ia Nocra York, Risa, 1987, Gas Bahay babi telat oe ili, psc ea sgus tne de obs decom dest osen dos manera inc sin gina, pac pte os ivetes epistemolégicos -nveanx ebstonnlgsaues. a » LACEUDAD POSTMODERNA a iia rcelona, Jearia. 1990. PTS catenin IV. LA CIUDAD POROSA Las prumeras victimes smportances de la nueva escena urbana Son, entee otras, los grandes planes toralizadores basados en los principios fuertes de orden y racionalidad iaterpretados como instrumento ordenador global del crecimiento y de la vida de ‘a ciudad, La dificultad de gestionatlos y adaptatlos a realida~ des en continuo movimiento, su esteuctutal imperfeccién, que deriva en primer lugar de Ja incapacidad de abarcar la galaxia de las necesidades y de las demandas, aun Jas no verbalizadas, Jn duda sobre ta existencia de antereses y racionalidades uni. versales aeacacos por ta predominaacia de incezeses particula~ +s, son algunos de Los factores que en pocos afios han echo decaer los intentos de fundarirefundar la ciudad 0 poner orcea pactiendo de criterios claros generalizables y unuversales, La experiencia urbana tia perdido su carécter tradicional de proceso dorado de fin, reductible a un modelo de racionaliclad fuerte para convercuse en discontinua, fragmentaria, episédica ‘emcoherence. Lmpresiones parciales 0 superticiales, parcialmence ssimiladas y vividas, son hoy consideracas como norma, mien- teas la nacraciGn lineal demuestra su incompatibilidad con el ‘muevo escenario. La ciudad contemporinea, 2 menudo nactda como ciudad fundad modelada racionalmente, tiene poco que ver con las sntenciones de partida, Ella muestra claramence. en cambio, ser el resultado de un proceso largo y coneradictotio o LA CIUDAD POSTMODERNA ‘con suyetos diferentes, insirceionales y no institucionales, colec~ tavos ¢ individuales, ganadores v perdedores. Es el resultacto de * procesos sin sujezo". de diferentes intencionalidades, de efec- cos perversos y contraintuitivos, de necesidades y deseos, de unte- reses y pulsiones, de recuerdos y proyectos. Se funden también Jenguajes y formas tanto por [a existencia de una pluralidad de idiomas y de culturas va no homologables, como por el hecho de que, en palabras de Benjamin, “cada ciudad suefia el siglo sucesivo con el lenguaje del precedente” Ta ciudad expresa todavia y con relativa claridad, la orgam:- zaci6n en clases de la sociedad y hace perceptibles las diferen- ‘cas de renta y de prestigio. La estratificacién social v Jas rela- ‘cones de fuerza atin stendo todavia visibles, son sin embargo mucho més opacas que en el pasado, s1 excepeuamos los extre- mos de Is escala social. El ssomorfismo espacio/sociedad es atin ‘muy claro en los extremos (en la Hamada l6gica de la U): los muy sicos ¥ los muy pobres son visibles espacielmente. a ciudad enfa~ tiza y organiza al mismo tiempo su condicién social. En la con~ cavidad de la U las diferencias sociales v de status se empastan con las de los estilos de vida y las modas, transforméndose de hecho en irreconocibles. Las agregacsones temporales de las tri- bus urbanas oscurecen hasta anulatlas as estratificacsones de cla~ se y las suscituyen como factor determinante en la organizacion prictica y sumbélica de los espacios de ia ciudad. 'No sélo la relacién espaciolsoctedad es opaca sino que es, €0 ‘gran medida, smpeevasible, El status social determina cada ver ‘menos las actitudes y las experiencias, mientras aumencan los “comportamientos sociales discrecionales” y la posibilidad de desarrollar experiencias en unrversos significatsvos no necesa- riamente relacionados con el contexto econémnico y cultural de pesvenencia La ciudad collage o bricolage, el cejido urbano disesiade como tun patchwork, la discontinuidad estlistica v lingfseica del espa~ 8 LACIUDAD POROSA «10 construsdo, no son sélo el resultado de Ja crisis de los mode- los v las pricticas urbans cotulizances y de la sepmentacicn social y culcural de la metrépolis contemposinen, No se trata s6lo de aceptar lo existente y declarar, como hace Bob Venturi, la smposibiidad de la bisqueda de un orden urbano, pucsro que dlesonden ¢ ncoherencia son elementos esttucturales de ln experiencia del hombre contemporaneo,* Segmentacién, colla- ge. hibridaciones, no son sdlo suftidos sino incluso buscados, ‘Un ejemplo de la ruptura satencional de la predeterminacion en la cuca fisica eel Parque de Ia Villevte proyectado pot B, Tschumt en Paris, Las Follies de Tschumi son ua ejemplo enfitico de arquitectura y de ciudad casual, abierta, andeter. ‘unable. Aqut prevatece una elacign no predetecminada ear, testana encre los elementos. La légica es la de la casualidad com- postiva, El proyecto del pargue,afitma Tschumi, elimina “la presuncién ce una causlidad predetermunada ent programa, arquutectura y significado : Sise puede encontrar un medelo éste sere del yaze que, como ‘anotaba Eisenstein, es la tinica metafora eficaz de la ciudad con- femporinea al haber susueuido el canmaca' poe el plat.” Eta capacicad de repeeseaccién dela clad nueva contemporénen ¥de sur munclo fragmentanio y discontinuo es compartida tan- to po ef zz como por el cine. considerado tradictonalmente, desde Benjamin en adelante, como el arte urbano pos excelen, ie por su capacidad de reer lo effmero, lo sepmentado, Io evenual, 1o espontinen de la cada No slo a coherency of orden del sistem esc en juego sao también ia existencia misma de las reglas que presiden al En el lenguaje de i comedia del are este céemuno seaplica un gui ae seria de pata para una Forma de camedia de coe ; rena de Los slog XVL-KVIN cuyo Eiogo crows porto acroes, meni el érmino ngs plea eLargumeato de una obs excite. (N, del 7.) LA CIUDAD POSTMODERNA fancionamiento del sistema ciudad y de esquemas interpreta ‘vos unitarios. ‘Somos a menudo engullidos, como dice Anthony Vidler en ‘Phe Arcbitecral Uncanny’ en una logica parecida a lade Alicia nando en el pats de as maravillas yuega al croquet con la Retna ‘lic sabe en qué consiste el fuego que soa jugando, pero se dda cuenta cambién que las reglas no son fijas sino que cambian de continuo y que sobre todo cambian de continuo y rprda- mente las herramientas del yuego: los flamencos que sirven como bate, y 10s lirones como bolas. La confusién es toral, Bl suefio tiende a transformarse en pesadilla. Los sigans pierden sus eeferentes, sus origenes son olvidados y confundidos, La ciu- dad se cransforma asf en un laberinto, aunque susceptible de ‘orden, como sostiene Deleuze. Es un laberiato no necesaria~ ‘mente mortal, aunque puede llegar a serto, y donde, sin embar- {g0. ¢s posible jugar como en tos laberincos cel jardin realiano del sezecientos, intentando camninos diversos e inventandoirein~ ‘ventando Los papeles. La ciudad nueva convemporénea no predeterminada exalta Ia posibilidad de lo amprevisto y pone en valor el vpas deh vsa- je. La ciudad como viaje y como aventura aparece progresiva- mente en la narzacién urbana, literacia 0 cinemacogsifica. Bl ‘nuevo Ulyses s el habtcance de la caudad, su avencura es usba- na, La geandeza y Ja modernidad de Joyce no eseé en el sine- ratio que su protagonssta recorte el fattdico 14 de panto. Cada rurista es capaz de rehacer el mismo camino, puesto que en ‘Dublin es posible comprar en cada esquutia un mapa con los itinerarios yoycianos. La posibilidad de personificarse en “Leopold Bloom y experimencar eventualmente sus sensactones constieuye boy uno de los elementos de atraccién muristica mis fuertes ce la capital irlandesa, junto con el negocio le la recons~ euccidn de los drboles geneal6gicos para Jos turistas amersca- nos de ascendencia stlandesa. Wo LACILDADPOROSA La moderndad del Ulyses-Bloo s-Bloom reside ea el convertir el paseo en una ain abere ce cooteucién de un slain con Secu y co el mundo, La umpeewsibilida en In elec s feo sl pancpi oxganizadot de une odie que es al mismo tiempo urbana y humana. Ble, ana, Blegit después de Windenill Lane si pasar delante de la oficina de corceos, 0 st después dela casa del pescador ba estar Lime Street, no cons tucuye paca Leopold Bloom una necesidad sino una eleccién Imptevisible y concingente.* Una vez conctuido el paseo pier dle cualquier significado, Mienera se desarolla, por el contrac, el paseo de Bloom tiene los caractezes de la imprevisbilidad ¥ de la casualidad. La subjetividad escribe la cidad y empa- renta« Bloom con el /léwr, con quien comparte contngen- cine indeterminacién. El /léneur noes slo alguien que no esté en casa y est en el umbral de in ciudad, es empujado pot el deseo, por la curiosidad, pot los objet0s, por las mezcancias y su crayectona urbana es gabecnada como la del Bloom-Ulyses por las corrientesy Ia casualidact La ciudact no se conseizuye slo por el espucio dela funcién, de Ia previsiGn y de la causalidad, sino también por aquél de 4a casualidad, del azar y de la undecermunaci6n. En el pasco se tevela la posibilidad de explora la ciudad en numecosas ditec- cones, encontrando cada vex nuevos significados, épocas,sfan= bolos, proyectos coleceivosv personales. El paseo es instrumento Y metre modern de reconstrutcién y ce wo subetv0 y ‘abieeto” de a ciudad en é contcapesicia&lavisin de conju orgdvca de a cio medieval ya la acionly eatesaoa de la cuudad modetna indastial ios ls ctencias sociales maraa con atenciga los iuneraios pata teconstrur la reaciéa de los habicantes com la ciudad y sus expa- cis menores. Los eazads se registra, ereconstruyen y se fepmo- ducen, Bl resultado es el sin dda para comprender el uso con «teto dela cudad, Sin embaago.se pierce algo umporeance:asu- La CIUDAD Post MODERN yetividad imprevisible de la elecci6n del paso siguiente. Los 1 neraris, en efecto, una vez reconscrudos,fijados. narrados, pier cden su esencia que esté cn el acto del andat. La divinidad. dice ‘Virgilio. se puede reconocer por sus pasos (Enea, 1, 405). Cada ‘ano puede converurse en diviniclad al construire una crudad 2 su. imagen y semejanza, una ciudad hecha a medida de sus propios deseos, Cada uno puede crearse una experiencia urbana personal Los nichos urbanos y los deseos En 1924, Walcer Benjamin en un espiéndido y poco conecido ensayo sobte Napoles analizaba su porosidad su aparente 1era- ‘cionalidad. Estaba impresionado por su carécter de escena per- ‘manente, por la cercanfa de personajes, por asi decir, urbano- -modernos y por figuras magicas y monscruosas como el men- digo, el hechiceco y el ladr6n. Benjamin comprendia que no se trataba de algo pintoresco sino de un aspecto fundamental de acondiciéa urbana venidera. Indescifrabilidad y polisemia det espacio construrdo, subretividad y teatralidad eran aspectos de la vida de la Népoles de los afios veince que forzaban a superar la J6gica de la postal o la alemana y goethiana de la mediterra- peidad solar. Para Benjamin, la ciudad era teatro, laberinto, pet- sida, euinas, monumento. En une fase hsstérica en la que, por ejemplo en Chicago, urbamsstas, socidlogos, savestigadores de varias especialidades buscaban por un lado principios analier cos v ofganizadores tendientes a la homogeneizacién en nom- bore de la modernidad, y por ofs0, crcezivs pudcticos toealizan- tes —los grandes planes— para unificar las diversidades de a cindad: Benjamin percibfa en su experiencia napolitana dos agpectos fundamentales de la metrépolis moderna, también en su versién pattenopea: su rasgo no definitive y su porosidad. Népoles enseiiaba a Benjamin —con una anticipaciéa de tres cuattos de siglo— cémo la palabra definsteva no encuen- i LACIUDAD POROSA tra espacio en la ciudad contemporinea, que estd en conti- ‘uo movimiento y no puede alcanzar un estado de equilibria estable, tanto por el hecho de que esto no es posible en una realidad en continuo cambio como, sobre todo, porque n0 ‘cuiste un modelo de referencia al cual homologarse. La seg- ‘mentacién no ¢s un estado transitorio, una especie de moder ‘nuzacién imperfecta; ella es un dato estructural de la metré- polis contempordnea, un resultado de la misma modernizs- cin y de su después. Es la porasrdad de la ciudad, de la que Népoles es un ejemplo, No existen limites claros entre un fenémeno y otto, entre un nivel y el sucesivo. La realidad utba- ‘na contemporinea esté marcada por este continuo contagio © hibtidacién de imégenes. de experiencias, de cédigos, de cultucas. Lo privado irumpe en lo priblico y éste a su vez, define y empape a lo privado, Falta también una frontera cla a entre sagrado y profano, entre noble y vulgar. Benjamin comprendia todo esto en los aiios veinte, cuando Park. al otto lado del océano, sostenia que Chicago. Ia megalépolis de las llanueas del Nuevo Mundo era una desviacién —determina- a por la escala y quizé por la inmadurez de los administra dores— de la ciudad perfecta y ordenada. Fl modelo de Park ¥ de toxios los ecdlogos sociales de Chicago era, calvinista e ingenuameate, la Repdblica de Platén, La metzépolis con- remporinea demuestra, por el concrario, cémo el modelo no puede extracese de Ia experiencia y de la reflexidn clistca o _Alastraa-i desde el punto de vista organszacivo y formal ai desde el cultural, La ciudad contemporinea, desde siempre considerada come la s{ntesis y Ia encarnacién de Ja raciona- lidad, es el campo donde racionalidades diversas, y también Jas negaciones de dichas racionalidades, como la magia y la superstici6n, coexisten. Diversidades y pluralidad cle racionalidades colocadas en un amplio especteo conscituyen datos reconoeidos como estectu- 13 “LA CIUDAD POSTMODERNA rales de Ja nueva escena urbana, Son cemasiados hoy los que viven ‘60 los intersticios no unificados por la supuesta racionaliclad urbe na, los que. como los diferentes, los pobres, los excluidos, Jos snmigrantes, no han pactado su propo consenso segén las ceglas de la experiencia ¥ de la interprecacién de la metrOpolis con- temporiinea, Son demasiados y demasiado vinculados —subje- cava u objetrvamente— a su propia divessidad para garancizar el conttol y la predicabilidad a la expeesencia urbane. El dato fundamental de ia ciudad es la umprevisibilidad. Las distancias en ctudades como Londres y Nueva York, coma en ia “Napotes de Benjamsn no son edibles s6lo y tanco en millas © cen kil6metros como en el salto entre Lo conocido y lo descono- cido, entre la sepucidad y el peligro, La metrOpolis es demasta- do grande y divecsficada, demasiado imprevisible yclusiva, part poder ser afrontada y controlada con los meclios cradicionales. La magia vuelve a tener un espacio y se propone nuevamente como una técnica teil para Ia supervivencia urbana. “La crudad. cn la que vivo ¢s una en la cual los vagabundos y los derrotados, son los verdaderos representantes del Iugas, donde nge la supersticin y donde la gence tiene que vivir saterpretando los, ‘ignos y las superficies del proproambiente en véemunos de cédi- {gos privados, casi mégucos"¢ Las palabras de Soft City de Raben, ‘el ensayo considerado como uno de los manifiestos de fa ciudad mueva, parecen aquéllas del ensayo de Benjamin, De modo patticulag la porosidad permate a cadia uno exca- vvar su propio nicho y abrirse un camino de acceso a la experiencia urbana. En Ja ciudad nueva contempordnea si se tee dinero ¥ Jeno how siempre cabe la posibilidad de definurse un acho don- cde construnrse In propia ciudad. Si excavarse su propio nicho fist- ‘coencl espacio construido presupone la disponibilidad de recur- 50s econém:cos, un aicho vierual constituido por la identidad es afin de cuentas econémico. Si el sujeto no consigue tener acceso a un nicho fisico protegico como pueden setlo las vivien- LACIUDAD POROSA das en los enclaves residenciales blindados, como veremos mas adelante, siempre pueden protegerse en un nicho virtual. Con una especie de zapping, la persona elize Lugases, escilos, image- nes, gos, dagblos fs combina en un experiences peso nal. La crudad nueva ofrece todo a codos, ‘espacios y eae sdentidades, que disponibles en gran ntimero —a medida o lis, 133 prit-d:porter— exceden cualquier demand FL “Fuali” A cas uno su ct, cada uno ta cuca de su deseos. Hoy poro- Sides, nichos andivduals y elections cubjeavas tienen ‘numerosos caminos pata expresarse, cambiéa en el plano con- indican los caminos gracias a los cuales cada une puede ima- ‘inar, deseas, conseruir y experimentar su propia ciudad per- sonal. Lo que antes sélo era patrumonuo de esctitores —a pre- sencia de ota ciudad escondiida en los pliegues 0 en el subsue- tode ls iadadexsente— toy et bj os 03s lnexpenenci La cidad contempordnea real tiene su doble en ta subyjeti= vidad del actor que construye una crudad propia, absolucamente personal pero no por ello menos verdadera y menos ciudad. hhecha de icineratios, gustos, redes de relaciones, imfgencs, deseos y pricticas, Los nuevos espacias de la ciudad postmo- dderna —centeos comerciales, parques temiéicos, areas de gen- srificasién— sou susevas Disneylandias capaces de atraer y fas- ‘oar a la gente induciéndolas al suefio y al consumo. Al mus ‘mo tiempo son espactos donde, més que en o¢ros lugares, la crudad puede, por su capacidad de cisponer de una amplia gamma decédigos y de lenguajes, incecceptar la pluralidad de los pro- yectos de autorrealizacién y la variedad de los deseos de una sociedad tan diferenciada y fragmencada como la coutempo- LACIUDAD POSTMODERNA nea, La ciudad produce asi su propia identidad y la de sus actores captando experiencias y deseos. La Disney Development Company, el poderose brazo inmo- biliarwo de la Disney, ha realizado directamente una ciudad de este tipo valorizando la enorme capacidad del grupo de esti- mular los suefios y, previo pago, satisfacerlos. En Florida ha nacido una nueva ciudad, Celebration, que, como reza cl folle- to publicitatio, ha sido proyectada para set “una casa nueva y a la antigua, {..1 que recuerda a las smégenes de Norman Rockwell”. Las casas, sigue diciendo el texto, “recordarsa ta sgracia, el estilo vel caricter de los tradicionales barrios del sur construidos antes de los afios cuarenta. El revival griego pue- de mezclatse con los estilos Georgnano v Regeacy a lo laxgo de ‘una tipica calle amecicana {,..} casas de estilo medirereéneo 0 ddl campo francés dacén un espititu cosmopolita[...}. Todo en armonia con Ja naturalez2” ° Blesfuerzo cotidiano se dirige a reeacantar la ciudad y acon- -vertir una complejidad opaca y en blanco ¥ negro, en uaa repre- sentacidn sensual y rica de colores € umprevistos. ‘Los intentos de imponer un orden totalizador a ta ciudad en nombre de la eficiencia, de la necesidad o de modelos unsver~ sales, fracasa estrelléncose contra estos dobles y contra su capa- cidad de volverse reales v experimentables en la porosicad ‘urbana, Cada uno es capaz de apropiarse del mundo urbano ¥ de subjecivizarlo, gracias a vestimentas, sonidos. comporta- ‘mientos: conseguimos expandir el tiempo del juego y de la ngchie, —que antafio era el tempy del disfiaz 0 del carnaval — ‘durante el dia encero. Con esto demoscramos a los demas, pero sobre todoa nosotros mismos —el piblico ms amportance de la sociedad del espectéculo es el det yo— que somos capaces ide controlar nuescro uempo y nuestro cuerpo. De esta mane- 1a, “la compensaci6n por el extravio en tna realidad universal es buscada en la seguridad del cédigo”.* LA CIUDAD POROSA Cada uno puede trezar —cual nuevo Ulyses— su propia estrategia urbana de supervivencia, Bl nuevo Odiseo uebano, impulsado por los deseos y la curiosidad, se mueve en La cit dad como en una burbuja de subjetividad protegida —zen via- 4ehacta Itaca con el waléman?— para que su exploraciGn acon- fexca como le ha enseNado el flineur decimonsnsco, si ante- pasado directo, sin el peligro de ser contaminado o rasgufiado por la ciudad y sus gentes. El auromévil, sobre todo el de la mas reciente alea tecnolo- aia, es por definicién desconcextualizance y por esto burbuja rotegida por excelencia ¢ instramento princspal det viaje del Dlyses metropolicano, Gracias a suspensiones perfectas, aire acondictonado y radio, el coche es capaz de aislar perfectamente del lugar y de! mundo a su habitante, Ta céscara del auromévil insonorizada, amortiguada, clima- tizada, relayante, medigtica, interconectada —con tcléfono mévil y hasca fax— es la reprodueci6n, om rhe road, del Hotel Sheraton o del Hilton, que permicen al eurista oal hombre de negocios americano sentirse siempre en su casa, desde Bombay a Roma, desde Madrid a Singapur o Lusaka, En un panorama urbano y territorial donde todo es homo- logado, v 10s letteros, marcas, formas arquitect6nicas, colores sonidos, se suceden siempre iguales. se arciesga perder el sen~ cido de la especificidad del lugar y con ello la experiencia del Viaje. Desplazandose, por ejemplo, en California de Los Ange- lesa Sau Diego, pero los ejemplos podrfan ser muchos, se eie- re la sensaciGn de estar siempre en el mimo Iugar. El sentido del recorsido sélo es dado por el cambio ce los programas de modulaci6n de frecuencia en FM sun petmaneciendo sintoni- zados en la misma longitud de onda. Suena el rap: estamos en alibi; ¢s race: tiene que ser Venuce. ‘Todo estd condicionado y protegido en la confortable bur- ‘baja del viayero metropolitano. En el coche-busbuja se puede LA CIUDAD POSTMODERNA ccruzat por el verano el infierno urbano del Bronx permane~ creado en el fresco condicionado del habitéculo, escuchando los conciertos de flauta de Mozart, invittiendo en la bolsa 0 “Jeyendo” grabadas en una cinta, las poesias metropolitanas de Baudelaire, El coche se convierte en una nave espacial, una cép~ sula de seguridad indiference a las variaciones ambieneales. El riesgo es, aicamente, el de perder el camino, parar y bajar del coche.* En este punto, como en La boguera de las vandades de ‘Tom Wolfe, una de las novelas mas precisas en las descripcto- nes de la metz6polis postmoderna, se entta en la “ciudad ocra” ‘en lacuat el suiefio no ha conseguido plasrnar ta realidad y don- de no existen vias de escape para la hupet-realidad. Se entra en la ciudad verdadera de los drop-outs y de las pesadillas La lucha contra lo desconocado y el peligro es continua para eLhombte metropolitano contemporineo. Terinpelo azul. Afier Howes, ¥ a ya cxtada Hoguera de las vansdades son pelicolas que materializan el temor difundido a que Ja burbuja provectora se rompa y que nos haga caer en un mundo desconocido y pel ‘groso donde codo puede sucedes. Lo desconocido esté al ace~ ‘cho por todas partes. ‘Ya no existen barreras confiables como aquéllas consti- cuidas prictica y simbélicamence por las murallas— capaces de proteger la ciudad, reino de lo controlable y lo reglamen~ tado, de la irrupciGn del mundo exterior salvaje e imprevi to, Hoy, el limite se hace incierto, 10 ignoto se insuniia en la ciudad a través de la presencia del otro y de Jo extrafio, de cul- turas no compreasibles y homoloyables, de racionalidades dife- rentes y de no racionalidades, Lo ignoto no tiene limites jos ‘en el espacio ucbano; puede expandirse, retraerse, insinuarse cn las rendijas de lo cotidiano. Bs el Fuali. El Faali es, para los gourmentebé de Burkina Faso, Jo que es lejano, lo ignoto, lo no habitado por los hombres; es tun espacto—fisico y virtual al mismo tiempo— que se expan- 108 LAGIUDAD POROSA de continuamence erosionando el mundo de les segurida de ls prevsibildad concoada,* Por la noche sobre eae Fucti avanza: llega del desierto hacia las tiendas y se isitiia anguietance ¢ inconcrolable en los espacios libees del pueblo Xa la ciudad, to gnoto —lo no domesticado y manspiitado~ se insinga como el Fuali en los intersticios de lo cotidiano, én los umbrales de lo posible, Su ubicua presencia es advertida én la ciidad nueva como una amenaza pecmanetite y como tal hay que exotcizarla, La burbuya protegida es, pot lo tanco, la coadicién misma de la existencia del hombre metropolitan La impermeabilidad.a la multieud del flzenro ta sndiferencia psicol6gica del hombee coreical de Simmel ya no son suficientes para garancizar la seguridad, ya no bastan superficialidade incl ferencia hacia et mundo para defenderse cle! mundo; es nece- sano construttse un mando a mectida ¥ viviso “como si" Laluzy la noche Desde hace aproximadiamente dos siglos la cidad moderna wet- liza la uz artificial pata represencarse, ademds de aumentar la seguridad de las calles y para recucir en Lo posible los efectos del dia y de la noche sobre su funcionamiento. Hasta la segun- dda mirad del siglo xvul, de noche Jas ciudades se detenian y las calles se convertfan en tierra de nadie, Alguna antorcha alumbraba, con efectos poco mas que simblicos, solamente los lugares més importantes. Eta posible como méxumo, s6lo en Jas grandes capitules como Patis, pagando cinco centavos cada enarto de hora hacerse acompafiar por un miembro de la Compafiia de los Faroleros inseituida en 1662 por Luss XIV, el Rey Sol, y consteuirse asf una pequedia burbuya de visibili= dad y seguridad. EL alumbrado sistematico de las calles se hace posible, sélo hacia la mitad del siglo xv, con la apacicidn de las peimetas LACIUDAD POSTMODERNA dmpacas a reverberacisn. Desde enconces la lucha a la oscusi- dad no controlabie se ha convertido en una constante del desa- rrollo de la ciudad. “Hay que sacudit la noche, de otro modo ella nos roe”, escribe Stendhal. Gracias al impulso de las nuevas invencrones la crudad se ha encendido répidamente: las ancorchas y las limparas de acei~ te hasta el siglo XVSIL después las limparas de gas y luego con reciente rapidez las innovaciones de la uz eéctrica con las lim- ‘paras a carbén y de arco voltaico, las incandescentes de Edison de 1890 y finalmente las dle descarga (de ne6o). Ta histona de fa difusién de la luz artificial en la crudad est vinculada en graa medida no sélo al empleo priicuico y siste- ‘matico del alumbrado calleyero, sino también a su capacidad dd crear nuevas imagenes de Ia crudad y de aunencar asf su fuer za de sediuccién. Las ldmparas de gas sntroducidas de manera masiva a partic de 1830 no sélo desarrollan una importante y pictica funcién de alumbrado péblico, sino que coastituyen, ademés, un indis- cutible signo de modernidad. Las capitales eusopeas se clast- fican en La época también segiin su consumo de gas: en 1867, segiin la Paris Guide, a lista est encabezada por Londres, seg da por Belin, Paris, Bruselas ¥, més alejadas, Florencia y Madrid. En 1869, el alumbrado pablico de Paris no s6lo supe- raba ya las 51,000 lémparas de gas sino que ermpleaba —como subrayan las guias de la ciudad y Los peri6dlicos de 1a €poca— aparatos focométricos para optimizar las anstalaciones, La difusién det ulumbrade a gas permitia efectos absolu- tamente nuevos sobre la imagen de la ciudad geacias a la mayor potencia y estabilidad de esta fuente luminosa. Bsca cra capaz no sdle de iluminar el entorno inmediato det tran- selinte —como se pedia a las kimparas de aceice-— sino que, por su mayor potencia y capaciciad de alumbras, también podfa crear espacio luminoso utbano visible a distancra. Con LA CIUDAD POROSA 4a impara de gas, capaz por prumera vex de ilumiaar ta ctu dad y no slo pequetios espactos puncuales, nace la idea de Ville Lumidre que indica, contemporineamente, 1a ciudad vivible sin solucién de continuidad también por la noche gra cis al alumbrdo atic yl cudad qu, eras esos ce deviene espectéculo y acontecimieato. : Junto con la difasién de las limpara andusne de sft gue en Fanci lena mearones cuolidades bsoltamence desta, haciendo det mobili urbano, con un siglo de anticipaci6n respecto a las tendencias accuales, una ocasién sistemécica de negocios, Los nombres de algunas de estas empresas —como por ejemplo Val d’Osne 0 Selin— se harén famosas en pocos afios. Mientras que el pico cle gas es igual para todos, las fatolas diferencian a los bactios (hoy en Paris existen 150 ipos diferentes de cllas). Los bacrios céatcicos se dotan de farolas en forma de candeleto que forman parte de la amagen de Paris desde hace un siglo, la periferia y los nuevos arrondisemenss por el conttatio, son equipados con facolas de base cuadruda, escuctos y menos potentes. La cuali- dad de la iluminacién se convierce asf en factor de visibilidad de In estratificaci6n de los espacios de la ciudad. 2s limpars de gas, atin siendo poco pricticas por el volu- men de las insealaciones y los riesgos de incendios, confi un clardad difusa y una atmésfera magica alas calles, fae 4 una luz suave, variable y ambigua empleada codavia hoy en alganos barrios hst6ricos para el oce de los turistas : a slg, cus aparece Go as Liman de carb6n arco voltaico no encuentra un éxito tmediato por bs considers demand luminesay ita: fanciona yas pes carence de encanto. Cound en 187 LAvenue de LOpets se ilumina con Jus elécttica, el publico queda admirado pero frie ‘Trop blanche esctiben los parisinos « los petiédicos. ae Platz, la primera plaza de Berlin alumbeada elécericamente, es i i i A CIUDAD POSTMODERN 10 de Carl Saltzman como un en el que priman puntos de representada en ef famoso cuade campo oscuro e indiferenciado, : exteema himinosidad, blancos yfrfos y carentes de relacién con In calle {a vida. Los peumeros verdaderos usuarios de la nueva LACIUDA POROSA Por la noche la iluminscion permite construir una imagen wtrygente y seductors de la cuudsd, Chicago en una postal de los afios veunte y hay. luz elécteica fueron las obras viarias —como las famosas de la Rue Rivoli en Paris— antes que las calles mismas. Ja vetdadera Ville Lumiére nace cuando la ciudad se ilu- mina por energfa eléctrica, después que Edison, hacia 1880, inventata la Kémpara incandescente, nuestra bombilla, El éxi- toes inmediato y se extiende gracias al costo relaavamente bajo de Las instalaciones, la faciticad de gestida y, sobre toto, Jnductilidad y la versatilidad de ta lmpara, La afirmacién defi- nitiva de la lémpara de Edison como herramienta insustitui~ ble para la vida de la ciudad coincide con la Exposiciéa Universal de Patfs de 1900. Es el triunfo del modestusmo y de la luz elécenica: la Limpara incandescent permite por pri- meta ver presentar en escena —al césmino del ballec Excelssor— una imagen plausible y coherente con el mmaginario LAGIUDAD POSTMODERNA cotectivo de la Diosa Razén del siglo de ias luces y de la Diosa Ciencia det siglo siguiente. Con ocasién de a Exposicién Universal de 1900, la ciudad no sélo secé iluminada como el dfa, podrfamos decir teniendo cen cuenta la época, sino que serd reescrita y transfigurada por eluso de la ilumunacién noceuma, La ldmpara, de la que se puc- den controlar a placer eiempos, ritmos, colores, se convierte €0 tun snsteumento de escrienra/reescricura del texto-ciudad, a Luz se convierte en signo. Ta luz eléctrica deviene sinénimo de ciudad, Ta luz transfi- ura la noche es la noche iluminada que crea la sensacién de ciudad, Liomiive de La Ville, City Legbts, luces ele ta ciudad son ‘expresiones que por su capacidad evocadora y metaférica han secvido para connorar épocas, situaciones, obras de arte. Bn el perfodo de encreguerras, la evolucién del alumbrado turbano da un salgo adelance también gracias al geéa y al uso intensive de la luz artificial que redefine la yetarquia de los espa- ‘ios urbanies, favoreciendo los procesos de polatizacién. ‘También ia arquitectuca sufte los efectos de la oueva luz que, empleada de forma masiva, convierte 4 las fachadas en menos eaportantes que su envoltor10 iuminoso 0 puede transformar —como advierte Bob Venturi al edificio en simple soporte de mensajes y anuncios luminosos. Las ordenanzas municipa- les de Nueva York, por ejemplo, imponen, ya en los aos vein- te, que en Jos palacios de Times Squace, independiencemente de la presencia de anuncios publicitartos de neén, se deban ilu- .nac por lo zcn0s 40 metres de su superficie externa. Ia luz pecmite reconstruie un mapa de Ja ciudad propor- cronando a Jos espacios segucidad o inseguridad. atraccién 0 repulsidn, énfasis 0 distmulacién. Bl juego de la iluminaci6a puede dar aun lugar seguridad osensacién de insegutidad. Una isla iluminada en el mar oscuro de la ciidad se convierte nacu- ralmence en un imén sfresistible. La Huminacién, sin embar- 4 LA CIUDAD POROSA 0. no ha servido s6lo para aseguar fanciones immediacamen- Ce insccumentales garantizando a la ciudad, también por la ‘noche, seguridad, accesibilidad, posibilidad de uso. Ella per- mute a la ciudad, gracias al control de la variable luz, la ctea- cin de una imagen propia mejor y sugerente. La luz, enfati- zando y escondiendo. puede incluso reescribve a la ciudad. " Por la noche, el alumbrado contribuye a la smagen urbana también de otra forma, més suiil. creando 0 modificando sen- saciones: Ia ciudad se transforma en acmésfera. En Beacon Hill en Boston 0 en e! Marais en Paris, las farolas de gas 0 los can- deleros con su luz suave coatieren no sélo la imagen de fa hs- toricidad sino también aquéla de la sndetermmnacién del recuerdo, Crean una ciudad diferente gracias al acentuado con- ‘rast con la ciudad moderna. En la ciudad del recuerdo el tiem= po se vuelve mds lento, la luz no deslumbea, las experiencias 0 la amabigiiedad de las medias luces son ulteriormente sub- jetivizadas. la velocidad se apaga. Nace en Francie una nueva profesién, la de los conepteurslumit- 1, que fieman gtandes obras de alumbrado urbano convit~ ti€adose, por to menos en su propia ciudad, en personajes tan famosos como los arquitectos de los monumentos a los cuales ‘ellos dan nueva vida noctuena: Louis Clair hace brillar el Grand Ache de la Defensa, Yann Kersalé los devtr de Saint Nazaire ¥y Claude Engle la purimice de Pein el Grand Louvee. Jean-Michel Jarre organiza en Paris y en Houston conciertas urbanos de luces redibuyando y transformando en acontecimientos y especticulo ‘los edificios modernes y a las grandes torres de los distritos financteros. El resultado es extraordinario aunque inquietan- te, por el efecto increrblemence homologante que este tipo de ‘operaciones produce en el séyline urbano. ‘También fa ilumiacién interior de las oficinas constituye par- te ineegrante del rzyscape noceucno de ta mete6polis:en el syli- se de Nueva York —styline metropolicano moderno por exce- LACIUDAD POSTMODERNA lencia— a lus interna de los rascacielos deviene factor const ‘tativo de la imagen de la ciudad piiblica, perdiendo de hecho coda capacidad de evocar émbitos domésticas 0 en todo caso privados. como sucedia en la tradicidn literary figurative romdncica, En la moderna meti6polis nocturna—la 24-bowrsctty—, €8 decir, lac punta pero no se detiene jamés— fa iluminacién no sélo tiene la funcidn de mantener siempre vivo el efecto de la crudad acti- vay despierta, y permitirle vivir unificando dia y noche. Junto al sistema de jluminacién funcional que debe permitir la pto- duccidn, ja crculaci6n y la vida de la ctudad, hay un sistema de alumbrado que podsiamos llamar pedazégico, que aprove- cchando la aoche, comunics mediante la red de los monumen- «0s, de los simbotos y de los recortidos, la historia de la ciudad, Léger obcuvo consenso cuando en 1937 propuso emplear a 530,000 desocupados para limpiar Jos palacios de Patis (pro- puesta por ocra patte similar aia mas reciente de Malraux, pe ‘mer ministro de Cultura en la Francia de la postguerea) de ilu- rmunar la ciudad en un yuego de luces que tuviese oxygen en la “Torre Eiffel con acompafiamiento musical.'* La propuesta se perdido en los afios reaparectendo en ocasién de grandes cele- bmaciones, como por ejemplo el bicentenarto de ta Revolucién en Patis en 1989. La aclea de sons et heir arowd-the-cloce, en la cual la vida fluye entre horas racinatio se ha difundido y conso- lidado y, por lo tanto, ya no existe gran ciudad que no use a la noche y la capacidad de enfatrzacién/desenfacizaci6n ofrecida [por el alumbrado pablico para construis tna emagen cautiva- dora y totalizadora de s{ misma o para reescribir su hiscorsa Por la noche, més que nunca, la ciudad se converte en un rexto que es posible es rruptores y re6statos. Las luces permuten resalear o hacer desa~ 1 y eeescribir manipulando inte- parecer —a través de un monumento 0 de una zona — un acon tecimiento, una época 0 un aspecto de las wicisitudes de la ciu~ LACIUDAD POROSA dad. Por meclio de la luces de la ciudad es po le reescribie orwellianamente capitulos enceros de historia En la oscurrdad el puego de las tuces permite a la ciudad enfa- tizar y desenfatizar 0, hasta incluso, dar existencia 0 hacer desa- patecer algunas de sus partes. Con un golpe de interruptor pue- den desaparecer barrios enteros dejando @ los demas la posibi- lidad de convertuse por contraste en la ciudad encera. El ince- srupcor puede, iluminando y subrayando sonuinencos, edificios, espacios y recotridos, desatacar momentos y prota- gonistas de la tuscoria de In cmadad., Puede también hacetlos desaparccer en la noche desplazindolos del papel de mone: mentos al de presenctas fisicas sin sentido. Los batea-moihe nactan y reinventan la historia de Francia pata los furistas, entregando una de lus mds bellas arterias de LACIUDAD POSAODERNA Paris, el Sena, ¢ la banalizacién del imaginacio tutistico. Ua sabio uso de luz para los peatones en la tiberas de Lyon puede crear, en cambio. una imagen histénica —Lyon, ciudad de las Juces—areiculada y no groseramente autocelebrativa. NOTAS 1 Vn, Coley Coralie, Nr Yost ona ce Cone Coat an rai Bac Cees ee Penaeus aise necreee ee ee ae eee eee Se een eet eee eed ene ee Fee eee conpinegr' Bonaton ce Sn eine ale Mary oe! fag on Se crn, (tne sey MIT Bros 1984 p30 Tl Ursny Cag as), MIT Pr set fe ee ee ee yee ci gia aac usc Teopeaat Fe Pe ect, plex One Wey Sie and ber Wein, Soe sou) tuts Yon S25 pp. 16796 ee Sy Cin Lane Cari, 1988, p16, I oe mea eseee tussle onthe Pe 987 ee ces ee a be bangs, ine Rw, 199 * ae D. Mac Cannell, Empty Meeting Grounds: the Tourist, Londres, Routledge, os a7 Pel Lévy, ML Seg Antapege t Fspen, Pats Cente George ronpien 9881p ee aie nt Pace PURIST. Cal aces to On aces apcoacmeee sue bain pee BC ee Se rots Foe es V. LOS PRINCIPIOS ORGANIZADORES: DELA CIUDAD NUEVA Es probable que la expresién Renacmiento Urbano sea exce- siva 0 desviante, como lo son por otra parte la gran mayorfa de las aproximaciones histécicas de este tipo. Ella logra, sin embargo, dar cuenta coa suficiente precision de dos aspectos de la siruaci6n urbana contempordnea: uno culcural y el otto estructural, En primer nga, se manifiesta una creciente cen- ttalidad de 1a experiencia urbana y una mayor presencia de la ciudad en la conciencia del hombre contemporéneo. La ciudad se ceansforma profundamente y se ptedispone a ser mucho mas que en el pasado una experiencia toralizadora para su gent ‘También para los que no viven en la ciudad, el harizonte cul- cural y hasta el término respecto al cual medirse lo consticuye la ciudad. El mundo entero, finalmente, tiende a ser ciudad. Por otra parte esté la capidez del cambio, que esté transfor- mando con intensidad y ritmos increibles a Ja ciudad con- tempordnea de una forms mucho més profunda de cuanto se shubja dado en el pasado, En efecto, ya ha conctuido, sobre todo n Europa, la fase de la expansiGn de la ciudad basada en la adi- cién sucesiva de prezasa lo yaexistente. Aun declatindose ins- pirada en los principios de la modernizacién y del cambio a toda costa, a politica de la expansién se ha demostrado la més conservadota de las estrategias urbanas, puesto que lim«tén- dose a afadir lo nuevo a lo viejo, evstaba el nodo de la rege- 19 LA CIUDAD FOsTNODERNA nneracién y, pot lo canto, de x reproyectacién de ta ciudad cxstente. Hoy, la ciudad nueva crece encima y dentro de ta vieys de la cual, en la ligica de la reutilizaci6n, toma progeesivamente el lugar, La cransformacin es profunda aunque a menudo las for- mas fiscas de fa ciudad preexistence permanecen invariables ¥ ast ‘men a veces el papel de simples "contenedores”. El cambios real porque In ciudad que toma vida en las formas y en los espacios de la vieja es creada comando como referencia la nueva aunque ambugua demanda de ciudad expresada por la gente La ciudad nueva contempordnea ha adquitido et don de Ja reflexividad: aceia sobre s{ misma con la plena conciencia de poder ser objeto de su propia accién, Junto con este fendme- rng crece también el convencimiento del fin det suetio demitr- gico del movimiento moderno. La auevs ilusteacién proyee- ‘ual saca su propia fuerza de la conciencia de sus proptos limi- tes reptesentados, en esce caso, mas que por los recursos eco- ‘aGmicos o as compatibilidades polfticas, por la genre, por sus cultaras, por sus estilos y habitos de vida, por sus deseos. La légicn segtin Ia cual se desarrolla esta gran transforma ciGn es compleja, el especcro de sus actores es amplio, las varse- bles en juego son muchas. La forma de la ciudad ya no signe pprionitariamence s6lo a la funci6n (form fllows function) como habia proclamado el movimiento moderno; 1a fuerza del sue- fio y del deseo no resulta inferior en la modelaci6a de la c1u- dad auevaa la fuerza del beneficio y de ia renta diferencial, Las necesidades residenciales —por otra patte cada vex mds com- plejas y menos clasificables v estandarizadas— no son las tini- cas que presionan, sino también los deseos relacionados ditec- tao indireceamente a la ciudad y al habitat. Por una parte, la ‘demand se fragmenta, se desmembra, ¥ se subyetiviza, empu- jada por los deseos con coda su fluicez y diferenciacién. Por otra, satervienen con un peso superior con respecto al pasado, 10S PRINCIPIOS ORGANIZADORES DE LA CIUDAD NUEVA clementos nuevos de la vida urbana, como el espectéculo y la simulacién, ¢1 miedo, la distineién o la biisquueda de la dife- renciaciéa social. Allgunos de los facrores que actan hoy sobre la forma y sobre la organizaci6n de la ciudad son en gran medida aquéllos con- sabidos: por ejemplo, ef mercado samobiliagio, las exigencias de valorzacién de capital y el consumo de masas. Estos fucto- res tradicionales, en contacto con los princspios organizadores “nuevos” de la ciudad postmoderna, asumen, sin embargo, I6gi- «as y caminos por muchos aspectos inéditos. El mercado inmo- biliatio, cuyo impalso sigue siendo smportante, se inscribe asu- miendo nuevas modalidades en el jeroglifico urbano donde dominan deseos y necesidades, muedos y aspiraciones, Se esta- blecen sinergfas y nuevas adaptaciones en funciGa de las que el capital es forzado a adoprar escrategias y vocabulatios insé- litos en la brisquecla de nuevos espacios, por ejemplo, hacien- do huncapié mucho més que en el pasado en facrores como el acte 0 Ja nostalgia, Las estrategias de vatorizacién inmobilia- ‘a recurren de una manera increfblemente més fuette que en el pasado a instrumentos como el gusto o la distincidn soctal. Sin embargo, en et trasfondo permanecen bien presentes, aun- gue @ veces opacos, a I6gica del mercado y las estcategias de ls grandes corporaciones. Sigue stendo la mano invisible smithiana la que dibuya, snv1- sible pero precisa, la ciudad, los intersticios, las tens, las emer- sgenciss, 1os recortidos. Por debajo del aparente caos formal y estructural de 1a mett6polis contemponinea esta todavia la log cade la acumulacién y de fa asimetrfa de las relaciones socta- des. E] "panorama media, canto simbélica como materialmente, entre ta diferenciacién socio-espacial del capital del mercado y 4a homogeneidad socio-espacial sugecicta por el Sugar” * El ‘nuevo estaclio del imaginario refuerza y, sobre todo, es sefor- zado por la I6gica de a comperencia. EACIUDAD POSTMODERNA Lo que se ha definide como place marketing o la lamada hert- sage industry se convierte en una estrategia central en la loca- lizacién del espacio urbano y en la formacién del valor inmo- biliatio.? La especulaci6n redescubre la demanda de distincién social como criterio de promocién inmobiliarsa. dejando a sus espaldas los suefios, por otra parte nunca realizados, de la cxu- dad igualitaria. La nostalgia, la busqueda de la diversidad, ef vecindario tradicional y su capacidad de proporcionar weaci- dades prefabricadas, la revalortzacién ce las formas clisicas del habitar se convierten en criterios de elecciéa y de valoracién de las drcas urbanas. Tas acciones de recuperacién y de gentrificacifn de areas de Jas omer estes en los Escados Unidos (de Quincy Market en Bos- tona Inner Harbor en Baltimore. de los fofts de Soho en Nueva York. la lista no tiene fin) suceden actuando precisamente sobre ‘estos Valores tipicamente postmodernes. in Europa no hace fal- a “inventar” areas hustéricas, sino que se ttata s6lo de revalo- svzar el coraz6n antiguo de las ctudades y de hacer reconoct= bies las ventajas residenciales y los efectos distintvos de clase (del Marais de Paris « Brera en Milin o al Ghecco en Roma) La moda y el gusto se conviecten en factores centrales de la movilidad residencial, Bajo ia presidn de las acciones de mar- keting y de las “operaciones nostalgia”, en las vacias formas aque éstas puedan asuumsr, las clucades devienen simutlacros de si mismas y adquieren rasgos mégices y escenogréticos. En el csfuerz0 de coiocas en el mercadoa los nuevos “poblados urba- thos”, modelados como “eearros de la memoria” para la clase social que se propone convertir su peopra relacién con el espa~ ‘cio en un factor de distincién, el principio de exclusividad se utiliza como instrumento de motivacién. De una forma que sélo en el plano lingilistico puede parecer paradgjica, la posi- bilidad de vivir en una experiencia exclusiva se oftece como producto de masas. “Residencias exclusivas pata pocos elegt- {10S PRINCIPIOS ORGANIZADORES DE LA CIUDAD NUGVA dos se promueven con masivas campafias televistvas de la mis- ‘ma manera que vacaciones v:p en Jas islas del jet see interna ional se venden como paquetes con todo incluido en Los grandes almacenes. Ta idea de que la ciudad esté constituida por pueblos no €s ftueva, La fascinaciéa de Nueva York reside segiin muchos, y sobre todo segtin sus habitantes, en los contrastes y en ser un yacimiento sedimentado de muchas cludades, por fo menos ere. ‘a segdin algunas guias, y de muchas épocas. No sélo Richard Senet en La concientta de oj, sino también wn taxista neoyor- ‘quino conduciendo del aeropuerto JFK hacia los hoteles del mid- oun en Manboecan es capaz de entretener a un cliente sobre las distintas miceociudades, 0 mundos, que esté atravesando. Jenks afirma que Los Angeles est compuesta por al menos 28 microcmadades; Petet Hall sostiene una tesis andloga a pro- Pésito de Londres, compuesta por pueblos nuevos, por forma urbana y por poblaciéa, que con sus especificidades han toma dol lugar de aquellos de los cuales queda atia castro en la topo- fumia y en los nombres de las estaciones de metro. Las isles uurbanas de Paris siempre se lian considerado como tealidaces no homologables hasta dotadas cle subjetividades y comporea- miencos politicos diferentes entres si, como demuestran des- de hace al menos dos siglos las grandes revoluciones —la de 1789 y la sucesiva de fa Comuna—en las que los barrios-pue~ blos urbanos no han sido sélo escena sino hasta actores colec- tivos en Los conflictos sociales. Eu esta perspectiva, la cludad uende a desaparecer para dejar Jugar a los bacrios en canto unidades consticutivas dotadas 10 sélo y no tanco de funcionalidad como de “tiquueza simbélica” donde todavia queda la posibilidad de una real comunicacién horizontal entre sus habitantes, Hoy, el proceso de fragmentaci6n urbana es acentuado por ‘a difusién y el afianzamiento de las subculeuras —éenicas, 3 LAGIUDAD POSTMODERNA _generacionales, sociales, etc — de base territorial y por las accio- nies de gentrificacién o cle regenecacién econémica de battros 0 de unidades menores. La posibilidad de definir la identidad social mediante una connotacién territorial ¢s una constance de la experiencia urba- ha: vivic en Trastevere o en Parioli en Roma, en et Vil ‘Arrondissement de Paris, en el Upper East Side de Nueva York en Belgravia en Londses. es soctalmente importante hasta el punto de representar la meta de una vida encera. La referencia al barrio siempre ha constiruido un atajo connorativo desde et momento que la dieeccién sncluye no sdlo el poder adquuisiti- vo y el status, sino también el estilo de vide general, La eleccién de habicar en et barrio “justo”, dotado de ade~ cuada capacicad de distincién representa un paso importance en ias estravegias de construccién de la idlentidad de wna fami- lia. Hoy, en el gran mercado de los estilos y en la chara com- petencia por el status Ia imagen soctal de sf estd dada en pri- ‘mec iugae y en gean medida por el dénde se vive y por los Inga res de la ciudad que s¢ frecuentan, Como bien saben los promotores inmobiliatios y los exper- os en gentrificacién, la capacidad distinciva del dénde, que @ ‘menudo se juega en ¢éeminos de gusto, adquiere un peso cada ‘vez mayor entre los factores ce motivacién de la eleccién resi- dencial. FL valor del snmueble en cuanco indicador del poder adlquisitivo del suyeco n0 es suficiente para definir el Hamado right address, €s decir, la direccién justa, capaz de comunicar Lies el seetas social. Tl lugar de la e1udad que se ha consegui- do hacer propio, habitindolo, expresa una compleya combina~ cidn de capital econémico (poder adquisitivo y patstmonio), capital culeusal (compecencias, expertrse, gusto), capital social (celaciones satezpersonales, grupo de pertenencia y posibilidad. de set aceprados). La optimizaciGn de los resultados se puede conseguit también ntercambsando capital econémico con capt 105 PRINCTPI0S ORGANIZADORES DB LA CIUDAD NUEVA tal sumb6lico (el antiguo intercambto de dinero a cambio de Prestigio) o bien. el simbélico con el econémico (una residen- cia con el auea de la historia y de padigree prestigioso puede alcanzar en el mercado inmobiliario valores muy supeciores a los deducibles por los criterios tradicionales de valoracién). ELbarno ene una grifa ycualifica socialmente comunicando antes que todo la relacién que el habitante establece con la ciu- dad. El eéemino yuppie, bien conocido en tos afios ochenta, de ls cuales este personaye ha sido el envidiado y denostado prota onista, rene una capacidad connotativa no tanto por young y Profesional quc componen el acréaimo sino por urban. El yup- Pees el individuo metropolicano por excelencia. Es quien sabe, quien puede, quien ciene los medios, pars apreciar a la ciudad vviviea al méxiino. Su opuesco es el yu, el fracasaco mecro- polirano (la Feseé pot failure, fracaso), que en la dure lucha por el éato ha sido engullido en la marginalicad fisica y social de Ia ciudad. City living at ss best. €5 una de tas consignas promocionates nds difundidas en tas gertrificactones de Nueva York 0 Chicago. 1a cudad en sf, tal como es imaginada y deseada por la genre © por sectores pasticilares de la poblacién, es el princupal {acy tot de distincién y de distanciamuento social, En la publicidad Ja referencia al “estar en Ia ciudad” es constante. El plus, indie ‘ativo del capical canto econémico como cultura, esté consti- tuido por la posibilidad de vivir la chudad sin tener que cargar con sus molestias y pasivicades, En estas nuevas zonas reside cuales, ya se trace de lus “fir cel Soho y ‘Teibeca en Manhattan ode los apartamentos restauractos de Brera o de los Navigli en Milin, se compra no sélo la vivienda sino la ciudud y el estax tuto de ciudadano del centto, Lo que connota socialmente es Ia oposicién a ta perifenia 6 a la coudicién subburbana, Los cérminos mas despreciarives del nuevo léxico urbano hacen referenciaa una condicién de exclusién de la crudad. Los

Вам также может понравиться