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Me hice profesor desde niño, mirando desde una banca de un humilde local de iglesia
evangélica de población las largas predicaciones de mi padre-pastor, mi primer mentor,
intervenciones que luego fui haciendo yo mismo cuando me convertí en predicador, casi
todos los martes, jueves y domingos entre mediados de los años setentas a los largos
ochentas dictatoriales. En esas largas alocuciones aprendí a valorar el saber, sobre todo
el teológico, para luego involucrarme con los restantes saberes, que en el caso de mi
padre tenían relación con la medicina natural y prácticas de sanación por imposición de
manos, cosas que llevo conmigo hasta el día de hoy. En el último año de la enseñanza
media, y tras intentar vía PAA ingresar a Medicina en la Chile, me matricule en pedagogía
en Biología en la UMCE. El ambiente del Peda de ese tiempo me sedujo por su aroma de
cambio político, de primavera fresca y juventud anhelante de poesías y músicas nuevas.
La experiencia de conocer y empaparme de la militancia juvenil crítica a la Dictadura me
arrebató el sueño de ir por el lado científico, a cambio de ello me regaló dos años después
el ingreso a Historia en la Chile, y en ese tiempo aún no sabía que eso definiría mi vida.
De la vida que hice como niño y joven evangélico, además de aprender a predicar, obtuve
la habilidad de tocar instrumentos musicales y cantar, lo cual me sirvió más adelante para
obtener recursos propios en la paupérrima vida estudiantil. De manera que en todos los
lugares en que he estado he hecho música, tanto de mis autores predilectos como de mis
propias canciones. Junto con enseñar, cantar ha sido siempre mi segundo trabajo,
también enseño cantar y tocar instrumentos, pese a tener una formación
mayoritariamente autodidacta en este rubro. Tras el fracaso de la medicina, junto a la
música elegí el camino de las ciencias sociales para saciar esas ansias de conocer lo que
aún no sabía.
No fue fácil comenzar a trabajar. Parecía que éramos muchos los profes de historia, no
había tantas “pegas”. Primero obtuve reemplazos en liceos hasta que en 1998 tuve mi
primer cometido anual en el liceo Huertos Familiares de Til Til, pero no continué allí al año
siguiente por mi participación en el paro de profesores de ese año, que me significó ser
vetado por la directora para continuar como docente por “conflictivo y político”. En el 99’
llegué a Quilicura al Complejo Educacional “José Miguel Carrera” Allí me convertí
realmente en profe, aprendiendo la dinámica del profesor de enseñanza media, de aula,
profesor jefe, jefe de departamento, asesor de Centro de Alumnos y presidente del
Consejo Gremial, además de connotado cantor y formador de incontables grupos
musicales estudiantiles. Pero me hacía falta el vínculo con la Academia, por lo que en el
2003, con algo de solvencia, me inscribí en el magister en Estudios Latinoamericanos de
la Universidad de Chile. Allí me encontré con mentores como Grinor Rojo, Maximiliano
Salinas y Alfredo Jocelyn Holt, experimentados maestros que nos transmitieron sus
investigaciones y preguntas fundamentales que hasta el día de hoy aplico en mis clases y
en el trabajo escolar.
A fines del año 2009, gané una plaza de la Beca Conycit de Profesores para estudios de
Posgrado. Me fui a estudiar a Argentina, a la Universidad de Buenos Aires, a la maestría
en Pedagogías Criticas y Problematicas Socioeducativas en la Universidad de Buenos
Aires. Tras el proceso de instalación con mi familia, me aboqué a estudiar el paradigma
educativo sociocrítico, en autores como Gramsci, Foucault, Habermas y Baugman. Allí
tuve clases con maestros como Daniel Suárez, Silvia Llomovatte y Luis Rigal, incluso tuve
conferencias de profesores extranjeros como Gary Anderson y Andy Hargreaves. El
profesor que más recuerdo es Hugo Zemelman, maestro chileno que tras el exilio se
instaló en el Colegio de México con su epistemología crítica, y que nos hizo un curso de
doctorado muy significativo, porque consideraba que como profesores debíamos
hacernos cargo del presente para su transformación. El maestro falleció en el año 2013, y
aún tengo pendiente una colaboración con su sucesora intelectual, la profesora argentina
Estela Quintar, con el tema de las didácticas no parametrales. En Argentina fui docente ad
honorem de Bachilleratos Populares, instituciones educativas comunitarias de enseñanza
privada y secundaria surgidas tras la crisis de 2001. El mío estaba en el Tigre, en una
zona muy humilde que se llamaba Las Tunas.
En el año 2012 culminé los estudios argentinos y retorné a Chile. Por mi plaza de profesor
con formación de posgrado fui asignado a la Dirección de Educación de Santiago como
coordinador pedagógico. Esta nueva responsabilidad me permitió observar el
funcionamiento de la Educación Pública desde la perspectiva institucional, por tanto mi
acción docente era fundamental en este campo. Presté apoyo pedagógico y profesional a
los liceos Darío Salas Confederación Suiza y Manuel Barros Borgoño. En este último liceo
fui asignado en el año 2015 como Inspector General, cargo que ejerzo en la actualidad,
pero que me devolvió a las aulas, pues les hago clases a los cursos cuando los y las
profes están con licencia. Estoy contento con mi trabajo en liceo, a mi cargo se encuentra
la Revista de Historia y Ciencias Sociales, que publica trimestralmente los mejores
trabajos de los alumnos en la asignatura, participo del Departamento de Historia y asisto a
mis colegas jóvenes en lo curricular y pedagógico, y además participo a veces como
cantante y guitarrista en la Orquesta de Jazz del colegio.