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¿Es válido evaluar las obras del pasado con parámetros sociales
del presente? Deseable o no para cada cual, probablemente no
haya otra forma de hacerlo. Pero ello no quiere decir
necesariamente simplificar el asunto: si no podemos constituirnos
en pleno siglo XXI en lectores apenas acostumbrados a las
novelas por entregas del siglo XIX como Madame Bovary,
podemos sin embargo reconocer que allí una dura crítica a la vida
de la clase media francesa en tiempos de Napoleón y un retrato
lapidario sobre lo que el matrimonio deparaba a las mujeres de la
época. Y si hoy lo que nos suena a “mitos griegos” son más bien
las recetas de la enigmática Troika de Bruselas, podemos
reconocer, como ha hecho Mariana Enríquez a propósito del caso
de Waterhouse, que la historia que en esa escena se relata es la
de una victoria de las amorosas ninfas sobre el héroe más
poderoso de la mitología helena.
Ello tampoco significa, claro, que Flaubert o Waterhouse sean
protofeministas, ni que las Guerrila Girls dejaran de tener razón
cuando, ubicadas en la puerta del Museo Metropolitano de Nueva
York, se preguntaban irónicamente si, dado que el 5% de las
artistas participantes eran mujeres pero el 85% de los desnudos
representados eran femeninos, era parte de las “políticas de
admisión” del museo que las mujeres estuvieran desnudas. Su
fuerza era no apuntar a casos individuales o a simplemente
constatar una desigualdad de género histórica cuyo resultado ha
sido efectivamente menos artistas profesionales mujeres, sino al
conjunto de la institución que ni siquiera se lo cuestiona.
Por supuesto, uno puede leer las obras como le parezca y forjar
su propio juicio. Pero lo “políticamente correcto” puede ser lo
institucionalmente despolitizado. Porque lo que está en juego no
es el gusto de cada uno, sino las representaciones, que son
necesariamente colectivas, en las cuales juegan un papel central
las instituciones, desde los juzgados que penalizan hasta los
términos de uso de una red social, las curadurías de los museos o
los programas de las escuelas artísticas que dictaminan lo que es
valioso y canónico.