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UNIVERSIDAD ABIERTA PARA ADULTOS

ESCUELA DE NEGOCIOS
CARRERA ADMINISTRACIÓN DE EMPRESA

TEMA:

Tarea I

PRESENTADO POR:
Joel Santos Genao

MATRÍCULA:

09-3396

ASIGNATURA:

Elaboración y Evaluación de Proyectos

FACILITADOR:

Beronico Rollins

Recinto Cibao Oriental Nagua


República Dominicana
09 de marzo de 2018
Explica las diferentes etapas que conforman todo proyecto de
inversión.

Desde un punto de vista muy general puede considerarse que todo proyecto
tiene tres grandes etapas:

Fase de planificación. Se trata de establecer cómo el equipo de trabajo


deberá satisfacer las restricciones de prestaciones, planificación temporal y
costo. Una planificación detallada da consistencia al proyecto y evita sorpresas
que nunca son bien recibidas.

Fase de ejecución. Representa el conjunto de tareas y actividades que


suponen la realización propiamente dicha del proyecto, la ejecución de la obra
de que se trate. Responde, ante todo, a las características técnicas específicas
de cada tipo de proyecto y supone poner en juego y gestionar los recursos en
la forma adecuada para desarrollar la obra en cuestión. Cada tipo de proyecto
responde en este punto a su tecnología propia, que es generalmente bien
conocida por los técnicos en la materia.

Fase de entrega o puesta en marcha. Como ya se ha dicho, todo proyecto


está destinado a finalizarse en un plazo predeterminado, culminando en la
entrega de la obra al cliente o la puesta en marcha del sistema desarrollado,
comprobando que funciona adecuadamente y responde a las especificaciones
en su momento aprobadas. Esta fase es también muy importante no sólo por
representar la culminación de la operación sino por las dificultades que suele
presentar en la práctica, alargándose excesivamente y provocando retrasos y
costos imprevistos.

A estas tres grandes etapas es conveniente añadir otras dos que, si bien
pueden incluirse en las ya mencionadas, es preferible nombrarlas de forma
independiente ya que definen un conjunto de actividades que resultan básicas
para el desarrollo del proyecto:

Fase de iniciación. Definición de los objetivos del proyecto y de los recursos


necesarios para su ejecución. Las características del proyecto implican la
necesidad de una fase o etapa previa destinada a la preparación del mismo,
fase que tienen una gran trascendencia para la buena marcha del proyecto y
que deberá ser especialmente cuidada. Una gran parte del éxito o el fracaso
del mismo se fraguan principalmente en estas fases preparatorias que, junto
con una buena etapa de planificación, algunas personas tienden a
menospreciar, deseosas por querer ver resultados excesivamente pronto.

Fase de control. Monitorización del trabajo realizado analizando cómo el


progreso difiere de lo planificado e iniciando las acciones correctivas que sean
necesarias. Incluye también el liderazgo, proporcionando directrices a los
recursos humanos, subordinados (incluso subcontratados) para que hagan su
trabajo de forma efectiva y a tiempo.
Relaciona o indica el grado de circulación que guarda todo
proyecto con el desarrollo económico y social del país.

El país adelanta la modernización democrática y afianza a la par los acuerdos


que concilian nacionalmente las demandas sociopolíticas con las de la
liberalización económica. Y se avanza siguiendo caminos adaptativos propios
donde se ha sabido combinar las tesis desarrollistas del cambio en la base
productiva con las del cambio estructural moderno. En ese sentido, la fusión
pragmática de viejos y nuevos instrumentos de la política económica ha
desempeñado un papel catalítico en suavizar y diluir en el tiempo los costos del
ajuste económico y sus consecuencias sociales, tanto como en configurar un
proceso de transición bien adaptado a las circunstancias específicas de la
sociedad y del aparato productivo dominicanos.

El balance económico de la década que acaba de terminar es alentador. La


República Dominicana ha logrado una doble transformación. En primer lugar,
cambiar el centro de gravitación del sector externo: de las exportaciones de
productos básicos con pocas perspectivas de mercado a los servicios, si en
ellos cabe el turismo y la maquila en un sentido funcional que no de
clasificación estadística; eso mismo ha permitido rebasar la etapa del desarrollo
centrada en la industrialización sustitutiva y facilitar la inserción del país en el
nuevo orden económico internacional, sin mengua de los ritmos de desarrollo.

En todo caso, renovar la capacidad de crecimiento parece depender no sólo de


factores externos, sino de acciones decididas y concertadas de carácter
interno. Por lo que hace al turismo habrá que mejorar sensiblemente la calidad
de los servicios, transformar los sistemas de mercadeo, cuidar más
celosamente de la ecología, mejorar la dotación de infraestructura y crear
nuevos centros hoteleros. En cuanto a las zonas francas, habrá que ganar
competitividad a marchas forzadas, procurar su incorporación gradual a los
sistemas impositivos nacionales y buscar nichos o especializaciones más
complejas, de segunda generación. También habría que prestar atención al
cuidado y regeneración de las exportaciones tradicionales. En la misma
vertiente, convendría evaluar los méritos de crear polos de fomento de
servicios internacionales. Las posibilidades son variadas, desde la integración
de un centro de carga aérea entre América Latina y los Estados Unidos, o la
creación de servicios financieros especializados, hasta impulsar nuevas
modalidades turísticas.
Define el concepto de proyecto.

Un proyecto no es más que tratar de encontrar una respuesta adecuada al


planteamiento de una necesidad humana por satisfacer: alimentación, empleo,
vivienda, recreación, educación, salud, política, defensa, cultura, etc.

Todo proyecto debe involucrar en su esencia un desarrollo en mayor o menor


escala, desarrollo enfocado principalmente en el bienestar humano para que
conduzca a un trabajo socialmente productivo, que haga sentir a los individuos
útiles a la sociedad y a ellos mismos.

Un proyecto es la búsqueda de una solución inteligente al planteamiento de un


problema que tiende a resolver una necesidad humana. Estos surgen como
respuesta a una idea en busca de la solución de un problema o la forma para
aprovechar una solución de negocios.

Identifica las partes y objetivos de un proyecto.

Las partes de que tendría que constar un proyecto son:

Nombre: concreto, breve e imaginativo. Tiene que comunicar la idea y hacerla


atractiva.
Presentación de la entidad: tipo, misión, actuaciones habituales, etc. No
dejemos que se alargue demasiado este apartado para no confundir al lector.
En todo caso, siempre podremos añadir documentación adjunta al proyecto.
Justificación y Marco de referencia: la justificación son los motivos que
justifican la necesidad del proyecto (dar respuesta a una demanda concreta, a
una necesidad social no satisfecha, etc).
Por marco de referencia entendemos el contexto en el que se inscribe el
proyecto tanto externo (entorno en el que se desarrollará) como interno si se
inserta dentro de un programa más global.
Descripción general: idea general del proyecto -de qué queremos hacer- en
pocas palabras. El lector tiene que hacerse una idea general. Aquí podríamos
destacar nuestros puntos fuertes o la principal innovación que proponemos.
Objetivos: establecer los objetivos distinguiendo los generales de los
específicos.
Redactaremos los objetivos de forma clara y sencilla, expresando una sola
acción por cada objetivo e indicando retos tangibles que tienen que ser
fácilmente cuantificables y evaluables.
Beneficiarios: a quién nos dirigimos. Tenemos que describir el perfil (sexo,
edades o tipos de personas o entidades beneficiarias, problemática específica,
etc.) y el número de destinatarios. Podemos indicar el público potencial y
nuestra previsión de beneficiarios de nuestra acción.
Localización: cobertura geográfica del proyecto. Beneficiarios y localización
nos permitirán poner los pies en el suelo y evitar proyectos demasiado
abstractos o utópicos.
Actividades y plan de trabajo: descripción de las actividades en que se
concretan los objetivos, las fases del proyecto y la metodología que usaremos.
Puede ir junto con el calendario, si se presta.
Calendario: calendario cronograma del plan de trabajo, indicando fechas de
principio y final, y, si puede ser, señalando la temporalización de cada una de
las actividades.
Equipo: recursos humanos con los que contamos para llevar a cabo el
proyecto.
Recursos: recursos materiales que necesitamos, recursos que tenemos,
recursos que nos faltan y la forma en qué pensamos obtenerlos. Nos referimos
tanto a recursos materiales como técnicos o de equipos.
Pressupuesto: detalle de gastos e ingresos, con especificación de partidas y
de la fuente de financiación. Es uno de los puntos más importantes del
proyecto y habrá que dedicarle tiempo y precisión.
 Como gastos tendremos que tener en cuenta sueldos y seguridad
social, profesionales externos, materiales, actividades, seguros,
publicidad y difusión, desplazamientos y/o viajes, etc.
 Como ingresos, describiremos los ingresos procedentes del proyecto si
los hay (venta de productos, pago por parte de los usuarios), importe
que aportamos nosotros, subvención o importe que solicitamos.
 En lo referente a las subvenciones, puede ser que las bases indiquen el
importe o el porcentaje máximo subvencionable.
Evaluación: cómo haremos el seguimiento y la evaluación de los resultados,
que evaluaremos exactamente y qué indicadores usaremos. Por eso hace falta
que los objetivos específicos sean evaluables y los hayamos definido
correctamente. Además de la eficacia (número de personas atendidas,
inscripciones en actividades, número de acciones formativas, etc) también
podemos medir la calidad (haciendo encuestas de satisfacción, por ejemplo, y
tabulando los resultados). También podemos indicar la periodicidad del
seguimiento que haremos: en un proyecto de un año, haremos un seguimiento
mensual, trimestral...
Anexos: podemos añadir material anexo, si vemos que es necesario, memoria
de nuestra entidad,

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