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Este ensayo tiene como objetivo encontrar el carácter de la obra kafkiana y, por ende, de su
autor: Franz Kafka. A través de un análisis sobre el sentido de su obra, se busca encontrar
los elementos fundamentales que permitirían definir a Kafka como un hombre político,
ideológico o filosófico. Para ello nos apoyaremos en el trabajo de Max Weber sobre la
vocación y la ética, la definición de filosofía de Karl Jaspers y algunos apuntes del profesor
El sentido de su obra
En primer lugar, es importante aclarar que los ángulos desde los que se ha tratado de
iluminar el extraño mundo kafkiano han sido varios: desde el psicoanálisis a lo religioso, de
sido cuan extensas como interpretaciones existen para el sentido de la vida. Por ejemplo,
en su biografía de Kafka, el profesor José Luis Varela (1989) menciona las interpretaciones
que ha formulado la crítica contemporánea respecto a la obra kafkiana: pasando por una
Franz. Y es que la obra kafkiana cuenta con una riqueza inimaginable, ante la cual no se ha
logrado formar una visión totalizante que logre implicar todos los aspectos contenidos allí,
tal como recoge Rossi y sostenía Camus “el destino y quizá también la grandeza de la obra
de Kafka consiste en que deja abiertas todas las posibilidades de entendimiento sin imponer
En este sentido, nos resulta claro que su obra posee elementos que lo acercan más al obrar
de un filósofo que al de cualquier otra clase de hombre. Respecto a este punto sostenía
Jaspers “La clase de certeza que cabe lograr en filosofía no es la científica, es decir, la
misma para todo intelecto, sino que es un cerciorarse en la consecución del cual entra en
juego la esencia entera del hombre” (Jaspers, p.1) . Cabe preguntar entonces: ¿acaso la
obra penetra hasta la profundidad más íntima del ser? ¿No es posible argumentar que la
de lo humano? Así como resulta imposible reducir al hombre a una sola cosa que lo defina,
ocurre lo mismo con la literatura de Franz. Es posible ver que su sentido siempre fue el de
Las situaciones
Hasta ahora solo hemos visto un panorama general de aquello que pudo haber sido
abordado en sus libro; sin embargo, debe caber la posibilidad de adentrarse más en las
situaciones que describía, pues solamente haciendo este recorrido podemos acercarnos a la
Un sin fin de situaciones absurdas y problemáticas que revisten con angustia a la víctima y
resulta siendo acosado, asfixiado y aprisionado por lo ilógico y lo injusto; elementos que
terminan por transformarlo en insecto, en agrimensor, en acusado, en artista del hambre, en
lo que es: un ser humano (Varela, 1989 p. 5). De ahí que se explique el porqué los
personajes son siempre seres desgraciados, víctimas de poderes que nunca llegan a
entender y ante los cuales pareciera que deben caer rendidos. Es por ello que la
transformación animal es recurrente en sus cuentos, pues Kafka la utiliza para explicar el
conciencia maniaca (Cardona Castro, 2005, p.114) siendo degradada al punto de ser
reducida a un cuerpo animal dentro del cual el individuo se reconoce como tal; por ejemplo,
insecto y poco a poco asume que lo es, se comporta como tal y se alimenta como tal, lo cual
no es más sino la pretensión de Kafka de mostrar cómo el sujeto termina rendido ante la
imposibilidad de luchar contra aquello que lo oprime y termina aceptando esa asfixiante
realidad “¡como un perro!” tal cual dijese Joseph K. tras ser apuñalado.
Sin duda esto es algo que apunta a describir los problemas de la modernidad. Hay que
recordar que Kafka presenció varios acontecimientos que van desde los grandes cambios
arduas condiciones de los obreros en las fábricas, el desarrollo de la burocracia del Estado
artísticos como el expresionismo (al cual es posible adherir su obra) que surgían en
reacción al impresionismo, esa corriente artística que se impresionaba por el mundo tal cual
era y negaba la posibilidad de crear desde la conciencia o interior del artista. Todos estos
acontecimientos tuvieron algún impacto sobre el escritor, y obedecían, para Kafka, de algún
modo, a esa disposición instrumentalizadora hacia el hombre o individuo que se hallaba en
el seno de la modernidad, la cual, además, era bastante sutil para oprimirlo; pues se trataba
grupo responsable, sino que existía como una maquinaria que se perpetuaba a sí misma,
algo que posteriormente Hanna Arendt describiría como “una tiranía sin tirano” (Arendt,
2006).
Por ello Kafka enreda a sus personajes entre una interminable burocracia, por eso se
pierden en medio de su lucha y no saben ante quién acudir o exigir justicia, aparentemente
no hay responsables de sus desgracias, sino que simplemente por “azares del destino” son
detenidos sin haber hecho nada malo. Tal como en Der Prozess (1925) se describe:
K apenas prestaba atención a todas esas aclaraciones […] consideraba más importante
reflexionar bien […] ¿Qué hombres eran esos? ¿De qué hablaban? ¿A qué organismo
pertenecían? K vivía en un Estado de Derecho, en todas partes reinaba la paz, todas las
Sabemos que K. nunca encuentra cuáles son los cargos en su contra, ni logra liberarse de
dicha situación, por lo contrario, esta se perpetúa de manera indefinida. Así Kafka, por
medio de este tipo de "orden reinante del caos" y personajes despojados de su dignidad y
humanidad, se encarga de cuestionar la condición y posición del ser humano ante la familia,
el trabajo, el Estado y la sociedad en la que está inmerso, buscando siempre dotar a su obra
del suficiente desencanto y emocionalidad como para que el lector se pregunte: "... ¿este ser
Ahora bien, por el tipo de situaciones descritas en la obra kafkiana, nos atrevemos a afirmar
gira en torno a dos posibilidades: 1) la de dedicarse a plantear las bases éticas y morales del
orden político; o 2) hacer una crítica a este por carecer precisamente de dichos elementos
(Grueso, pp. 6-7). Al mirar a Kafka, entonces, que se acerca más a la labor de un filósofo,
abusivo que puede llegar a ser con el individuo; de manera que coincide con aquel tipo de
por definir cómo debería ser el orden del mundo, en sus obras no encontramos propuestas
sobre la manera en que se puede construir una alternativa, sino que hallamos el horror total
de las situaciones que, sin embargo, nos invitan a reflexionar; pues puede que sus
personajes acaben derrotados, pero, ¿significa eso que nosotros también? Lo que hace es
golpearnos fuertemente, de modo que nos preguntemos por los cimientos de dicho orden.
No por nada Kafka dijo, en una carta, a su amigo Oskar Pollak (1904):
Necesitamos libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de
alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos
desterrados a las junglas más remotas, lejos de toda presencia humana, algo semejante al
suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que habita en nuestros
mundo moderno, desenmascarando las supuestas virtudes de éste y señalando los horrores
ante los cuales no se puede caer "resignado" o rendido como lo describe trágicamente en
sus obras, sino para los que se debe estar dispuesto a construir un mundo alterno, uno en el
El hombre
Sin duda el sentido que un autor pone en su obra y los elementos que allí recogen son
notable en Kafka, pues su obra reúne diversos aspectos autobiográficos. Por ejemplo, la
ardua relación con su padre se evidencia en el papel incriminatorio de los padres en sus
escritos, tanto en La Condena (1917) donde el padre culpa a su hijo hasta llevarlo al punto
del suicidio o en Die Verwandlung (1916), en donde el padre arroja la manzana que ha de
que importa aquí es comprender que Kafka, desde su experiencia personal y subjetiva,
plantearse, en este caso, el papel de la familia como institución social que condiciona la
respecto, escribe Gónzales Férriz en su biografía Franz Kafka, el miedo a la vida (2008)
que este se dedicaba a reñir con los empresarios reacios a gastarse dinero para garantizar la
[…] el día a día de Kafka podía consistir en convencer a las grandes empresas de la
utilización de ejes seguros en las máquinas […] para evitar las frecuentes amputaciones de
dedos en los operarios. De esta época son los célebres informes jurídicos del escritor,
informes escritos en una prosa judicial fría y analítica que posteriormente se filtraría en su
obra literaria para poner de manifiesto la indefensión del individuo ante la maquinaria
Lo que lo pone en sintonía con punto señalado por Jaspers sobre la filosofía como una
actividad propia, donde esta “tiene que ser original en todo momento. Tiene que llevarlo a
cabo cada uno por sí mismo” (Jasper, p.2). Es decir, partiendo de su propia situación y
vivencias, Kafka lograba abordar cuestiones fundamentales para el ser humano; este no se
dedica a una abstracción por encima de la realidad, sino que construía su obra literaria a
acerca al tipo de discurso filosófico-político señalado por Grueso, donde el filósofo puede,
desde valores propios, abordar los problemas del orden imperante. Kafka, sin duda alguna,
lo hacía.
Por último, creemos pertinente señalar la vocación de Kafka hacia la literatura, ya que
siempre buscó consagrarse a esta como un fin en sí mismo, considerando a todas las demás
en su vida como lo fue el amor. Al respecto Kafka escribía en una carta a Felice:
Mi forma de vida solo está orientada a la escritura, y si experimenta a cambios, es solo para
corresponder lo mejor posible a la escritura, porque el tiempo es corto, las fuerzas son
pequeñas, la oficina es un horror, la casa es ruidosa y hay que tratar de abrirse paso con
Para Kafka todo intento por comprender y tratar la vida pasaba por la escritura, esta era
para él la medida de todas las cosas, no hay cosa que no buscara expresar a través de esta y
trató hasta el último aliento de su vida de enfocarse en esta, buscando escapar a las demás
obligaciones que frustraban su actividad, como escribe en una carta a su amigo Brod:
[Vi] con total claridad que para mí no había más que dos posibilidades, o tirarme por la
cuñado […] lo primero me daba la ocasión de librarme de toda responsabilidad, tanto como
forzosamente mi escritura.
Así pues, encontramos que la literatura era para Franz lo más sacro, justo en el mismo estilo
en que para Weber debían ser las vocaciones. Pero si se quiere establecer una comparación
amplia de la idea de vocación con lo que para Kafka fue la actividad literaria hay que mirar
Conclusión
En sus pocas obras que poseen un contenido magnánimo se puede ver la crueldad con la
que analizaba el mundo. Pero más que una crueldad, era la descripción grafica con la que
Kafka observaba esa realidad, una realidad obstinada en lograr que la felicidad no fuera
algo tangible y cercano a la humanidad. Y es que recordemos que la época en la que vivió
Kafka estaba marcada por gran cantidad de problemas sociales, donde el principal rol
estaba ocupado por un estado constante de desigualdad. Esa misma desigualdad que
obligaba a los hombres a dilucidar una vida carente de libertad, y que lo único que permitía
era doblegarse al sistema laboral, donde el fin último era perpetuarse a sí mismo.
El poco entusiasmo que Kafka plasma, lo lleva a generar obras tan magníficas como La
donde se muestra esa continua molestia del papel real del ser humano en la sociedad
moderna. Un papel donde la vida carece de importancia y más bien entra en la cotidianidad
y la banalidad, donde el valor último del individuo recae en esa simpleza de ser uno más en
el engranaje de una gran máquina, y donde se encuentra en rechazo cuando desea ser algo
En este orden de ideas podríamos catalogar a Kafka como un filósofo político, que lejos de
brindarnos un discurso moralista, nos muestra de golpe una sociedad llena de vacíos. Nos
muestra ese dominio de unos pocos frente a muchos que sin duda permanecen dormidos en
Férriz G. Ramón (2008) Franz Kafka, El miedo a la vida. Panamericana Editoral Ltda.
Kafka, Franz (1925) El proceso, Obras Completas de Franz Kafka Olmak Trade.S.L.
Varela José L. (1989) Franz Kafka, o la agonía del hombre y del artista en nuestra
civilización, Forjadores del Mundo Contemporáneo. Editorial Planeta.