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MONOGRAFIA
SILENCIO ADMINISTRATIVO
DOCENTE:
MARIO MIGUEL MONTAÑO DELGADO
ESTUDIANTE:
- GUTIERREZ CHAVEZ PABEL KENYO
- MORMONTOY CHOQUEHUANCA CLAUDIA
- ORCCOHURARANCCA CONDORCHOA YADIRA
- ROMAN BACA CECILIA ANDREA
- VALDIVIA SEGUNDO FREDDY
CUSCO – PERU
2017
ÍNDICE
- INTRODUCCIÓN
CAPITULO I
II.I CARACTERISTICAS
II.II EFECTOS
CAPITULO II
CAPITULO III
XII. BIBLIOGRAFÍA
INTRODUCCIÓN
Antes de entrar al estudio de lo que significa y del papel que juega el silencio en
el Derecho Administrativo, es necesario dar una idea de lo que se entiende por Silencio
Administrativo en el Derecho; si se examina en forma amplia la actividad jurídica se verá
que al lado de las manifestaciones ostensibles de la voluntad creadora de efectos jurídicos,
se encuentran espacios que llena el silencio, jugando un papel parecido al aire en un
cuerpo poroso; si un comerciante recibe una mercadería, guarda silencio y no reclama de
ella, pasado algún tiempo, se estima que está conforme o que ha renunciado a lo que se
creía con derecho de hacer; si el dueño de un predio deja vencer el plazo de la conducción
y quince días más, guardando silencio, se estima que el arrendamiento seguirá como de
plazo indefinido; si un empresario ha tomado una opción por determinado plazo y deja
que pase todo el término pactado, se entiende que la abandona y libera al otro de su
compromiso; por último, si un heredero permite que transcurra el plazo fijado por la Ley,
guardando silencio, se presume que ha aceptado la herencia; lo mismo puede decirse
en derecho procesal; si el que comparece a confesar guarda silencio respecto a una
pregunta, se declara que la ha respondido afirmativamente; y así, en cualquier rama del
derecho se verá al silencio como llenando los espacios de la inactividad jurídica.
Por último, el silencio administrativo tiene una triple perspectiva; económica – jurídica;
dado que busca proteger los intereses, obligaciones y derechos de los administrados
frente a la inactividad de la Administración Pública, (silencio positivo); otra perspectiva
seria de gestión pública que viene a ser herramienta de gestión que permite a la
administración poner en conocimiento a los administrados sobre una situación concreta
de manera rápida y eficiente, sin que ello afecte los derechos constitucionales y
fundamentales de los administrados (silencio negativo) y por último tenemos la procesal
que permite abrir indefinidamente la vía judicial en tanto la administración no resuelva
de manera motivada y bajo el respeto irrestricto del debido procedimiento en el
caso concreto.
CAPÍTULO I
SILENCIO ADMINISTRATIVO
Se considera al silencio administrativo como una ficción que la ley establece en beneficio
del interesado y el valor estimado o desestimado del silencio administrativo, está
determinado por la ley. En el cual el primer caso; estamos ante el silencio positivo, y en
el segundo, ante el silencio negativo. “…el administrado (…) transcurrido el plazo para
que la administración resuelva el recurso impugnativo interpuesto, tiene la potestad de
acogerse al silencio administrativo y así acudir a la vía jurisdiccional, o de esperar el
pronunciamiento expreso de la administración. La no resolución del recurso impugnatorio
dentro del plazo de 30 días no puede considerarse como causal de exclusión de la potestad
del administrado de esperar el pronunciamiento expreso de la administración”1.
1
1 SSTC Nros. 0815-2004-AA/TC y 4077-2004-AA/TC, del 25 de junio del 2004 y 21 de junio del 2005,
casos Paulino Nuñez Cabreras y María Del Pilar Gularte Unyén, fundamentos jurídicos nros. 2 y 1
respectivamente. Ambas sentencias se remiten a la STC Nº 1003-1998-AA/TC, en la que el TC, al
interpretar el artículo 99º de la Ley de Normas Generales de Procedimientos Administrativos vigente en
esa fecha, dejó establecido que: “la norma precisa que el administrado “podrá” considerar denegado el
petitorio y no que “deberá” hacerlo. La norma en cuestión consagra una facultad del administrado a la que,
si así lo desea, podrá acogerse. No se trata de una obligación; por lo tanto, la no resolución del recurso
impugnatorio dentro del plazo de treinta días no puede considerarse como causal de exclusión de la potestad
del administrado de esperar el pronunciamiento expreso de la administración”.
2
2 a falta de pronunciamiento de la entidad ante la petición se produce de forma automática el silencio
positivo así mismo debe encontrarse vencido el plazo de 30 días establecido en la ley. una vez producido
el silencio administrativo positivo la administración pierde la obligación de resolver, puesto que el silencio
positivo pone fin al procedimiento.
tanto la Administración no resuelva de manera motivada y bajo el respeto irrestricto del
debido procedimiento el caso concreto.
II.II. EFECTOS
El sentido positivo o negativo del silencio administrativo es el que en cada caso establece
la norma reguladora del procedimiento (en España el art. 42.4 de la Ley 30/1992). Pero,
a falta de previsión específica, la regla general es:
El silencio negativo es una ficción jurídica que solo posibilita la impugnación del acto
administrativo presunto.
Ahora bien, el silencio administrativo tiene dos variables: el positivo y el negativo; a las
cuales denominaremos SAP y SAN, respectivamente, y de las cuales comentamos a
continuación.
Tenemos que considerar que el SAP sólo procede para los procedimientos de evaluación
previa; tal como lo precisa el artículo 1º de la LSA, que a su vez regula los supuestos en
los que procede:
3
SANTOFIMIO, Jaime Orlando. “Acto administrativo. Procedimiento, eficacia y validez”. Segunda
edición. Universidad Externado de Colombia. Bogotá - Colombia, 1994, pág. 190.
4
MORÓN URBINA, Juan Carlos. “Comentarios a la Ley del Procedimiento Administrativo General”.
Gaceta Jurídica S.A. Sétima edición. Lima-Perú, abril 2008, pág. 845.
Segundo supuesto: Recursos destinados a cuestionar la desestimación de una
solicitud o actos administrativos anteriores, siempre que no se encuentren
contempladas en la Primera Disposición Transitoria, Complementaria y Final.
Cuando se habla de recursos; tenemos que tener claro que los medios
impugnatorios en sede administrativa son tres: reconsideración, apelación y
revisión5. Estos, se sustentan en la facultad de contradicción de los administrados
respecto de las decisiones administrativas que le generan un perjuicio. La
finalidad de cualquiera de los recursos mencionados será cuestionar un acto
administrativo anterior que ha denegado o desestimado la solicitud del
administrado. Entonces, si nos encontramos dentro de un procedimiento de
evaluación previa donde se ha emitido un acto administrativo desfavorable e
interponemos un recurso contra éste; recurso que no es contestado dentro del plazo
de ley; la consecuencia será la aplicación del SAP.
Desde nuestro punto de vista, este tercer supuesto se complementa con el primero; por
cuanto la decisión final sólo podría irradiar el ámbito del solicitante, sin causar perjuicio
a otras personas; “(…) la norma hace referencia al perjuicio potencial a los terceros y se
cuida de señalar que dicho perjuicio puede ser a un interés legítimo o a un derecho
subjetivo concreto (…)”6. Tomemos como ejemplo, el procedimiento denominado
“autorización para la instalación de propaganda política”. Supongamos que el
administrado busca instalar su propaganda en un poste; pero el mismo se superpone a la
propaganda comercial de una tercera empresa; en este caso, es notorio el perjuicio que se
está causando al interés económico de un tercero; por lo tanto, si vencido el plazo la
Administración no se hubiera pronunciado, entonces no será de aplicación el SAP; porque
6
ROJAS LEO, Juan Francisco. “El silencio administrativo en el Perú y las debilidades de una ilusión”.
En “Manual de la Ley del Procedimiento Administrativo General”. Gaceta Jurídica S.A. Primera edición.
Lima – Perú, junio 2011, pág. 67.
falta la segunda condición que es que “la decisión final no pueda repercutir directamente
en administrados distintos del peticionario”.
“La tesis del silencio como un acto administrativo tácito no es aceptable. Todo acto
administrativo es el producto de una declaración intelectual, ya que exterioriza al plano
7
DANÓS ORDOÑEZ, Jorge. Ob. cit., pág. 227.
8
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón. “Curso de Derecho
Administrativo”. Tomo I. Palestra Editores S.A.C. y Editorial Temis S.A. Versión latinoamericana en base
a la duodécima edición. Lima – Perú, 2006, pág. 640.
9
Conforme a lo explicado por el profesor español Alejandro Nieto, puede existir inactividad formal e
inactividad material de parte de la Administración Pública, “ (…) la inactividad formal es aquella omisión
de la Administración en emitir una decisión o pronunciamiento expreso sobre una petición, en el marco de
un procedimiento administrativo. De otro lado, la inactividad material, es la inactividad consistente en la
omisión o falta de ejercicio de una competencia administrativa prevista en una norma jurídica. Léase a
GÓMEZ APAC, Hugo y HUAPAYA TAPIA, Ramón. “Lo bueno, lo malo y lo feo de la Ley del Silencio
Administrativo” en “El Derecho Administrativo y la modernización del Estado peruano. Ponencias
presentadas en el Tercer Congreso Nacional de Derecho Administrativo”. Editora Jurídica Grijley. Lima –
Perú, 2008, pág. 77.
jurídico un proceso intelectivo. Este elemento está ausente en el silencio (negativo). De
ahí que se lo considere un hecho al cual el legislador le asigna ciertos efectos jurídicos
en beneficio de los administrados”10. En este contexto, la LSA ha regulado en su Primera
Disposición Transitoria, Complementaria y Final, todos los supuestos de aplicación del
SAN, que a continuación detallamos
Hay que tener presente que seguimos ante la figura del procedimiento administrativo de
evaluación previa; pero en el presente caso resulta que existe un perjuicio del interés
público. Por ejemplo, si un administrado inicia un procedimiento administrativo ante el
INRENA denominado “Concesiones forestales con fines no maderables”, sería ilógico
pensar que no se afectaría el medio ambiente; por ello ante la ausencia de
pronunciamiento, sólo se podrá entender que ha operado el SAN. Otros ejemplos pueden
ser el procedimiento denominado “permiso de uso de agua” o la “aprobación de
estudios de aprovechamiento de recursos hídricos”; tramitados ante el ANA, o,
el “permiso de pesca”, tramitado en el Ministerio de la Producción.
10
CASSAGNE, Juan Carlos. “Las vicisitudes del silencio administrativo” en “Modernizando el Estado
para un país mejor. Ponencias del IV Congreso Nacional de Derecho Administrativo”. Editorial Palestra.
Lima – Perú, 2010, pág. 23. Las negritas entre paréntesis son nuestras.
Tercer supuesto: Los procedimientos que generen obligación de dar o hacer del
Estado.
Este supuesto se explica por sí solo; ya que los administrados que buscan obtener una
autorización para explotar casinos de juego y máquinas tragamonedas; podrían atentar
contra la salud de las personas por causa de la ludopatía; por otro lado, es bastante
conocido que el financiamiento de esta actividad podría estar vinculada al delito de lavado
de activos; razones más que suficientes para actuar en defensa del interés público y
promover la aplicación del SAN ante la ausencia de manifestación expresa por parte de
la Administración Pública.
Uno de los pilares del proceso de modernización de la gestión del Estado, lo constituye,
sin lugar a dudas, la descentralización a través del fortalecimiento de los gobiernos
regionales y locales; mediante la transferencia gradual de funciones por parte del
Gobierno Central. Por lo tanto, un procedimiento de transferencia de facultades sin el
pronunciamiento respectivo concluirá necesariamente con la aplicación del SAN.
11
MORÓN URBINA, Juan Carlos. Ob. cit., pág. 502. Las negritas entre paréntesis son nuestras.
12
El numeral 1.2.2, del artículo 1º de la Ley Nº 27444, prescribe que los hechos administrativos son
aquellos “comportamientos y actividades materiales de las entidades”.
Segundo efecto: Aun cuando opere el silencio administrativo negativo, la
Administración mantiene la obligación de resolver, bajo responsabilidad, hasta
que se le notifique que el asunto ha sido sometido a conocimiento de una autoridad
jurisdiccional o el administrado haya hecho uso de los recursos administrativos
respectivos.
Al respecto, el artículo 19º de la Ley Nº 27584, Ley que regula el proceso contencioso
administrativo (LPCA, TUO D.S. Nº 013-2008-JUS); precisa con bastante claridad lo
siguiente: “Carece de eficacia el pronunciamiento hecho por la administración una vez
que fue notificada con la demanda. Si el acto expreso se produce antes de dicha
notificación, el órgano jurisdiccional podrá, a solicitud del actor, incorporar como
pretensión la impugnación de dicho acto expreso o concluir el proceso”.
Surge otra pregunta válida: ¿si se configura el SAN, la Administración Pública puede
emitir un acto administrativo favorable? Por supuesto que sí. Luego de configurarse el
SAN, la Administración puede pronunciarse sobre el fondo del asunto, nada impide ello;
es más se encuentran obligados a emitir pronunciamiento ─ bajo responsabilidad ─; pero,
el plazo para hacerlo concluye antes de la notificación con la demanda contenciosa-
administrativa; ya que si se llegará a notificar a la autoridad administrativa con la misma;
entonces, dicho pronunciamiento no tendría eficacia. Hay que tener en cuenta, que si se
configurase esta situación (emisión de pronunciamiento antes de la notificación) el
administrado podrá optar entre seguir impugnando este acto expreso (si es que le es
desfavorable) o dar por concluido el proceso (si es que se da por satisfecho con el
pronunciamiento en vía administrativa).
13
MARAVÍ SUMAR, Milagros. “El procedimiento administrativo y las reglas de simplificación
administrativa” en “Sobre la Ley del Procedimiento Administrativo General. Libro homenaje a José
Alberto Bustamante Belaunde”. Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Primera publicación. Lima –
Perú, mayo de 2009, pág. 187-188.
¿Y qué sucede en aquellos casos en que la Administración Pública emite un
pronunciamiento favorable pero después de haberse notificado la demanda contenciosa-
administrativa? El sentido común y la lógica indican que si el administrado se encuentra
conforme con dicho pronunciamiento, entonces el proceso contencioso administrativo
debería concluir; pero ello no es así; ya que por mandato expreso del artículo 17º de la
LPCA “carece de eficacia el pronunciamiento hecho por la administración una vez que
fue notificada con la demanda”; no obstante ello, este error se corrige con el artículo 38º-
A (incorporado a la LPCA mediante D. Leg. Nº 1067) al prescribir que “si la entidad
demandada reconoce en vía administrativa la pretensión del demandante, el Juez
apreciará tal pronunciamiento y, previo traslado a la parte contraria, con su absolución
o sin ésta, dictará sentencia, salvo que el reconocimiento no se refiera a todas las
pretensiones planteadas”. Aquí avizoramos un error de naturaleza procesal; ya que
cuando estamos ante la figura de la conclusión anticipada del proceso, el Juez no puede
expedir una “sentencia” (porque no hay decisión respecto de la cuestión controvertida);
lo que técnicamente hace el Juez es expedir un auto al amparo del artículo 121º del Código
Procesal Civil.
Como bien sabemos, todo acto administrativo que cause perjuicio al administrado es
impugnable; y podría interpretarse de manera preliminar, que el SAN causaría un
perjuicio al administrado por cuanto sabemos que desestima nuestra solicitud. Por ello,
muchos podrían pensar que una vez vencido el plazo de un procedimiento sujeto al SAN,
sin obtener respuesta por parte de la Administración, comenzaría a correr el plazo de
quince días para interponer un medio impugnatorio14; lo cual no es cierto; primero porque
partimos de un supuesto errado, el SAN no es ningún acto administrativo, mucho menos
un acto presunto, sino sólo un hecho administrativo; segundo, porque de configurarse el
SAN y el administrado no ejerciese su derecho de contradicción, sería inverosímil pensar
que la propia Administración pueda beneficiarse con su propia inacción, con su
inactividad, con su descuido o desinterés; así lo ha precisado el profesor Danós Ordoñez
al indicar que “(…) los órganos administrativos no pueden alegar en su provecho la
producción del silencio como si hubieran dictado una resolución expresa de carácter
14
artículo 207º de la LPAG.
negativo para que comience el cómputo de los plazos preclusivos para recurrir en
impugnación administrativa o judicial, porque no se le puede otorgar a la Administración
una posición más ventajosa en relación a los particulares que si hubiera cumplido con
su deber legal de resolver (…)”15. Dentro de este contexto, consideramos que este efecto,
por más que se encuentre dentro de los alcances de la LPAG, no se restringe tan sólo al
ámbito administrativo, sino también alcanza, el judicial; esto quiere decir que, incluso no
pueden computarse términos ni plazos para accionar ante el contencioso-administrativo
o ante la jurisdicción constitucional; y así lo corrobora el numeral 3 del artículo 19 de la
LPCA; por lo que es posible afirmar que el plazo de impugnación del SAN es inexistente;
y algo que no existe no puede tener término, es imprescriptible.
”Lo lógico, dado que el silencio negativo no era un acto propiamente tal, era admitir que
el acceso a la vía jurisdiccional una vez cumplidos los plazos indicados quedaba abierto
indefinidamente en tanto la Administración no dictara la resolución expresa de la que,
según Ley, no podía en ningún caso excusarse”16. En resumen, no puede computarse
ningún plazo ni término para hacer uso de los recursos porque de lo contrario se estaría
violentando el derecho de todo administrado a la tutela judicial efectiva, desde la
perspectiva de acceso a la jurisdicción, tal como lo ha explicado el Tribunal
Constitucional Español en su sentencia 171/2008 del 15 de diciembre de 2008.
15
DANÓS ORDOÑEZ, Jorge. Ob. cit., pág. 228.
16
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón. Ob. cit., pág. 642.
17
Incorporado mediante D. Leg. Nº 1029 publicado el 24 de junio de 2008.
18
literal b) del artículo 1º de la LSA.
Para entender esta figura del silencio-sanción (porque se busca castigar a la
Administración por una doble inactividad), necesitamos comprender que “el
procedimiento sancionador tiene por finalidad hacer posible que la Administración haga
efectivas sanciones contra los administrados ante la comisión de infracciones calificadas
como tales por ley. Dichas sanciones se definen como situaciones gravosas o
desventajosas impuestas al administrado como consecuencia de la comisión de una
infracción. A su vez, esta última puede definirse como toda conducta considerada ilícita
por el ordenamiento jurídico. La intención de la sanción, en consecuencia, se enfoca a
la necesidad de desincentivar conductas consideradas socialmente indeseables, pero que
no se consideran de suficiente gravedad como para tipificarlas penalmente”19.
Así las cosas, si nos encontramos frente a este procedimiento especial, donde se ha
emitido un acto administrativo sancionatorio, respecto del cual hemos interpuesto el
recurso respectivo; y si esta impugnación no se atiende dentro del plazo de treinta días,
entonces no se podrá presumir que nuestro cuestionamiento ha sido estimado (como en
el caso de los procedimientos de evaluación previa); todo lo contrario, conforme al
principio de legalidad, entenderemos que dicho recurso ha sido desestimado con la
finalidad de continuar el procedimiento administrativo o iniciar el judicial. Bien, en esta
etapa, si el administrado asume el SAN y presenta su impugnación y no obtiene respuesta
de la Administración, recién se configurará el SAP; y esto es así porque la finalidad de la
potestad sancionadora es salvaguardar el interés público por encima del particular.
Recordemos que en este caso, el procedimiento no responde al ejercicio del derecho de
petición administrativa, sino más bien al ejercicio de la potestad sancionadora de la
Administración.
19
GUZMÁN NAPURÍ, Christian. “El procedimiento administrativo”. ARA Editores E.I.R.L. Lima –
Perú, 2007, pág. 327.
20
GÓMEZ APAC, Hugo y HUAPAYA TAPIA, Ramón. Ob. cit., pp. 85-86.
El SAN no se produce de modo automático, sino que es una potestad del particular
utilizarlo o no; en cambio el SAP se produce automáticamente, por el solo
transcurso del tiempo.
El SAN no pone fin al procedimiento, la obligación de resolver se mantiene hasta
que la autoridad administrativa pierda competencia, sea por un recurso jerárquico
o porque ha sido notificada con una demanda judicial. El SAP, por el contrario,
pone fin al procedimiento y acaba o elimina la obligación de resolver.
El SAN no genera un acto administrativo, es una ficción procesal que permite
interponer un recurso administrativo jerárquico o iniciar un proceso contencioso
administrativo, según sea el caso o instancia en el cual se genere. El SAP, en
cambio, genera un auténtico acto administrativo presunto a favor del particular.
El SAN no genera una nulidad del procedimiento o de un supuesto acto ficto,
únicamente permite que el particular acceda a una instancia superior
administrativa o a la vía judicial. El SAP ilegal si puede ser declarado nulo,
mediante la causal contenida en el numeral 3) del artículo 10º de la LPAG.
21
Eduardo García de Enterría y Tomás Ramón Fernández. Curso de Derecho
Administrativo, 7 ed. Edit. Civitas S.A., Madrid, 1996, p.573
22
Ernesto García-Trevijano Garnica, El silencio administrativo en la nueva ley de
régimen jurídico de las administraciones públicas y del procedimiento
administrativa común, 1 ed. Edit. Civitas S.A., Madrid, 1994, p.31
CAPÍTULO II
Se debe tener presente que la finalidad del proceso contencioso administrativo persigue:
Sobre el caso que nos corresponde analizar, debemos hacer referencia en primer lugar a
la actuación impugnable de conformidad con en el artículo 4 inciso 2 del Capitulo II del
Texto Único Ordenado de la Ley 27584, Ley que Regula el Proceso Contencioso
Administrativo modificado por el Decreto Legislativo 106713 que expresa “El silencio
administrativo, la inercia y cualquier otra omisión de la administración pública”
CASO PRÁCTICO:
ANÁLISIS
- “Cuando se trate de inercia o cualquier otra omisión de las entidades distintas del
silencio administrativo negativo, no se computará plazo para interponer la demanda.”
a) Tenemos tres conceptos: Inercia, omisión y silencio administrativo negativo los cuales
conllevan a una inactividad lesiva por parte de la Administración Pública, debemos hacer
la diferencia de la siguiente forma:
b) Cuando se señala “otra omisión de las entidades distintas del silencio administrativo”
podemos hacer referencia a los supuestos señalados en el artículo 4 inc. 5 del Decreto
Supremo 013-2008 JUS que expresa “Las actuaciones u omisiones de la administración
respecto de la validez, eficacia, ejecución o interpretación de los contratos de la
administración, con excepción de los casos en que es obligatorio o se decida, conforme a
ley, someter a conciliación o arbitraje la controversia.”, podemos agregar que se trata de
una norma de números apertus que puede incluir otros supuestos no contemplados en la
norma.
c) No existe un plazo para interponer la demanda contencioso administrativo en los
supuestos de inercia y omisión por lo cual creemos no se debió hacer tal distinción con el
silencio administrativo negativo en razón de que para ambos no existe un plazo para
interponer la demanda.
DERECHO COMPARADO
- ESPAÑA
LPA 99 y regla general del silencio positivo: La Ley 4 de 1999, que modificó a la
LRJPAC 92, configuró el régimen de silencio administrativo que impera en España
en la actualidad. En ésta se vuelve a los antiguos cauces, donde el silencio negativo
es mera ficción procedimental para acceder a la jurisdicción contencioso-
administrativa y el positivo constituye la atribución ex-lege de los efectos del acto
administrativo.
- FRANCIA:
La operatividad del silencio es esta época era inmediata una vez cumplido el plazo de
4 meses, lo que obligaba a los particulares a recurrir, ya que el cómputo de los plazos
comenzaba insoslayablemente.
- ITALIA:
- ECUADOR:
La consagración del silencio administrativo como herramienta contra la inactividad
formal de la Administración en este país se efectuó con la Ley de Modernización del
Estado n°50, registro oficial número 349 de 31 de diciembre de 1993. Llama la
atención que ni el Estatuto del Régimen Jurídico y Administrativo de la Función
Ejecutiva de 1994, ni las Normas de Procedimiento Administrativo Común de la
Función Ejecutiva integradas al primero (Decreto Ejecutivo 3389 de 27 de diciembre
de 2002), hayan sido las que establecieron el silencio administrativo, en vista de que
son las normas referidas al procedimiento administrativo en Ecuador.
ROJAS LEO, Juan Francisco. “El silencio administrativo en el Perú y las debilidades de una
ilusión”. En “Manual de la Ley del Procedimiento Administrativo General”. Gaceta Jurídica
S.A. Primera edición. Lima – Perú, junio 2011, pág. 67.
DANÓS ORDOÑEZ, Jorge. Ob. cit., pág. 227.
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón. “Curso de Derecho
Administrativo”. Tomo I. Palestra Editores S.A.C. y Editorial Temis S.A. Versión latinoamericana
en base a la duodécima edición. Lima – Perú, 2006, pág. 640.
Conforme a lo explicado por el profesor español Alejandro Nieto, puede existir inactividad formal
e inactividad material de parte de la Administración Pública, “ (…) la inactividad formal es aquella
omisión de la Administración en emitir una decisión o pronunciamiento expreso sobre una
petición, en el marco de un procedimiento administrativo. De otro lado, la inactividad material, es
la inactividad consistente en la omisión o falta de ejercicio de una competencia administrativa
prevista en una norma jurídica. Léase a GÓMEZ APAC, Hugo y HUAPAYA TAPIA, Ramón.
“Lo bueno, lo malo y lo feo de la Ley del Silencio Administrativo” en “El Derecho Administrativo
y la modernización del Estado peruano. Ponencias presentadas en el Tercer Congreso Nacional de
Derecho Administrativo”. Editora Jurídica Grijley. Lima – Perú, 2008, pág. 77.
CASSAGNE, Juan Carlos. “Las vicisitudes del silencio administrativo” en “Modernizando el
Estado para un país mejor. Ponencias del IV Congreso Nacional de Derecho Administrativo”.
Editorial Palestra. Lima – Perú, 2010, pág. 23. Las negritas entre paréntesis son nuestras.
MORÓN URBINA, Juan Carlos. Ob. cit., pág. 502. Las negritas entre paréntesis son nuestras.
El numeral 1.2.2, del artículo 1º de la Ley Nº 27444, prescribe que los hechos administrativos
son aquellos “comportamientos y actividades materiales de las entidades”.
MARAVÍ SUMAR, Milagros. “El procedimiento administrativo y las reglas de simplificación
administrativa” en “Sobre la Ley del Procedimiento Administrativo General. Libro homenaje a
José Alberto Bustamante Belaunde”. Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Primera
publicación. Lima – Perú, mayo de 2009, pág. 187-188.
artículo 207º de la LPAG.
DANÓS ORDOÑEZ, Jorge. Ob. cit., pág. 228.
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón. Ob. cit., pág. 642.
Incorporado mediante D. Leg. Nº 1029 publicado el 24 de junio de 2008.
literal b) del artículo 1º de la LSA.
GUZMÁN NAPURÍ, Christian. “El procedimiento administrativo”. ARA Editores E.I.R.L.
Lima – Perú, 2007, pág. 327.
GÓMEZ APAC, Hugo y HUAPAYA TAPIA, Ramón. Ob. cit., pp. 85-86.
Eduardo García de Enterría y Tomás Ramón Fernández. Curso de Derecho
Administrativo, 7 ed. Edit. Civitas S.A., Madrid, 1996, p.573
Ernesto García-Trevijano Garnica, El silencio administrativo en la nueva ley de régimen
jurídico de las administraciones públicas y del procedimiento administrativa común, 1 ed.
Edit. Civitas S.A., Madrid, 1994, p.31