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Almax, Fortasec o Flutox: por qué fármacos comunes han subido

mucho sus precios


18.03.2018 En plena canícula estival, allá por agosto de 2012, el Boletín Oficial del Estado
hacía pública una lista con 417 medicamentos que desde aquel día dejarían de estar financiados por
el Ministerio de Sanidad. No era la única medida destinada a reducir costes y hacer “sostenible el
sistema” en pleno alud de la crisis. Al año, muchos de ellos habían duplicado su precio. Seis años
después, la mayoría lo han triplicado o cuatriplicado, aunque para entonces ya no se podía achacar a
la crisis, sino a una estrategia comercial de los propios laboratorios. En aquella ristra de nombres
había fármacos muy conocidos y usados, como Gelocatil, Fortasec, Almax, Flutox o Mucosan. “El
precio de todos ellos ha subido de una manera asombrosa y ya no hay motivos para mantener esa
situación”, clama el responsable de Sanidad del PSOE, Jesús María Fernández.

Hace poco más de una semana su grupo parlamentario preguntó por esta situación por segunda vez
en los últimos tres años. En su opinión, las consecuencias son muy graves pues se trata de
medicamentos que en muchas ocasiones se usan para tratar síntomas de enfermedades crónicas y en
otras para paliar efectos de terapias agresivas en enfermedades graves. “La quimioterapia produce
como efecto secundario la diarrea, y para eso se usa el Fortasec, que ha quedado como
medicamento publicitado, es decir, de precio completamente libre”. En el caso de este fármaco, el
aumento ha sido del 1,89 euros que costaba en 2012 a los 5,95 euros que cuestan ahora 10 cápsulas.
Flutox ha pasado de 1,95 a 7,96; Flumil de 3,12 a 7,18; Mucosan de 4,12 a 8,96; Hemorrane de 6,51
a 7,98; Almax de 3,23 a 7,76; Voltaren de 3,09 a 7,88 o Pectox de 3,25 a 5,62 euros.

“Las medicinas no son un bien de consumo, eso hay que tenerlo claro; son una necesidad y esa
necesidad debe estar bien cubierta y no se puede dejar a la libre competencia”, subraya el
catedrático y antiguo miembro del Comité Permanente de Expertos del Ministerio de Sanidad
Francisco Zaragozá. Para el académico, aquella decisión fue de mutuo acuerdo entre los
laboratorios y la administración. Cada uno tenía sus razones para desear esa solución. “Los
fabricantes aducían que el precio tasado no les dejaba casi margen de beneficio y el ministerio se
ahorraba de esa manera la compra de millones de unidades de fármacos que no consideraba
indispensables”. El experto insiste en que "no se debió a la presión de los lobbies farmacéuticos
sino a la necesidad de ahorro de la administración".

Sin embargo, Zaragozá también cree que todo hay que verlo en perspectiva: “Esos mismos
medicamentos en un mercado completamente libre, como el de Estados Unidos, pueden alcanzar
diez veces su valor en España”. Los fármacos que entraron en aquella lista no pasaron directamente
a ser de precio completamente libre, sino una fórmula intermedia que se denomina “precio
notificado”. Esto es, el fabricante debe informar al Ministerio de la subida que tiene planeada y este
puede dar su visto bueno, o denegarlo. De todas maneras, el experto también aclara que él es
partidario de que las medicinas "estén cubiertas por la Seguridad Social". En total, 97 de los 417 se
mantuvieron bajo cierto control de las administraciones.

“La realidad es que casi todos los de aquella lista se convirtieron en fármacos publicitados, que
significa que el laboratorio puede ponerles el precio que quiera sin necesidad de decírselo ya a
nadie”, recuerda Jesús María Fernández. Entre aquellas medicinas que subieron enormemente su
precio estaban casi todos los antitusivos más famosos y comunes en el mercado. En general, todos
los jarabes para la tos pasaron de costar algo más de un euro a casi diez. También los indicados para
tratar las hemorroides, otro de esos efectos secundarios de otro tipo de enfermedades, sufrieron un
incremento de tres veces su precio tasado, pasando de algo más de tres euros a cerca de diez.

“Muchos de ellos son de uso muy frecuente y es verdad que son para síntomas menores”, concede
Fernández, que, sin embargo, recuerda que esos mismos medicamentos son “fundamentales para
gente que tiene bronquitis crónica, por ejemplo”. Esta petición socialista ya se había producido por
primera vez, a través de su diputado Miguel Ángel Hermida.

Ahorro de 3.695 millones


El Ministerio, que en esta ocasión no ha querido contestar a los requerimientos de este diario,
argumenta que el Sistema nacional de Salud ha registrado un ahorro farmacéutico de 3.695 millones
entre 2013 y 2014, años en los que se produjo la escalada de los precios de estos medicamentos.
También recalcaban que dentro de la “cartera libre en la que se engloban los medicamentos se han
introducido criterios de equidad para proteger a los ciudadanos más vulnerables, como los
pensionistas o los parados”.

La patronal del sector, Farmaindustria, a través de un portavoz, entiende que estos asuntos
“políticos” no le conciernen y que en cualquier caso respetan las dinámicas parlamentarias.

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