Вы находитесь на странице: 1из 3

Campaña Admirable:

Batalla de Cúcuta: Fue un enfrentamiento bélico entre Simón Bolívar y las tropas
españolas, donde ganó el Libertador y se logró la independencia de la ciudad colombiana
de Cúcuta y se dio inicio a la Campaña Admirable, con la cual el occidente
de Venezuela fue liberado.
La batalla comenzó a las 6 de la mañana del 28 de febrero de 1813 y terminó al medio día.
Los combatientes fueron 400 hombres al mando de Simón Bolívar y 800 a órdenes del
general español Ramón Correa.1
Para 1812, Cedeño se une a Bolívar en Curazao, de donde pasó a Nueva Granada,
asistiendo a la Batalla de Cúcuta, así como a las de Tenerife y Mompos.
El coronel Simón Bolívar emprende una gran ofensiva contra las fuerzas españolas del
margen oriental del Río Magdalena, y, rápidamente logra resonantes triunfos que le
llevaron a realizar una feliz jornada para liberar los Valles de Cúcuta en poder de los
realistas al mando del coronel Ramón Correa.
El coronel Simón Bolívar narró así aquella acción:6
“Después de haber llegado a mi cuartel general de San Cayetano los pertrechos y retaguardia y
ciento veintiséis hombres de la Unión, al mando de los Capitanes Uscátegui y Ramírez, pasamos
ayer tarde el río Zulia, y al amanecer de este día nos pusimos en marcha hacia esta Villa Capital de
Cúcuta, y cuartel general del enemigo.
Aún no eran las nueve de la mañana cuando nos encontramos posesionados de la altura que
dominaba el Valle, desde donde empezamos a batir al enemigo acampado fuera de la Villa, a tiro de
fusil de la cima del monte. Inmediatamente que nos presentamos, una partida de 100 hombres quiso
tomarnos la espalda por nuestra derecha, pero en vano porque nuestros movimientos los hicieron
desistir de su proyecto. Entonces varió su tentativa y se apoderó de las alturas que estaban a
nuestra izquierda de donde fue desalojado violentamente y bien a su costa.
Mientras tanto mi centro, al mando del coronel Francisco José Ribas, sostenía un fuego horrible
contra el enemigo que se defendía con una ciega obstinación, ganándole palmo a palmo el terreno y
obligándolo a tomar cada instante nuevas posiciones que él sostenía con el grueso de sus tropas y
toda su artillería y caballería. Viendo que nuestros soldados se llenaban de tanto más ardor cuando
era mayor el peligro, di orden al coronel Rivas y al resto de las tropas que tomasen al asalto la Villa
y el campo.
Así lo ejecutaron a pesar del vivo fuego que por todas partes nos llovía, así de artillería como de
fusilería, avanzando paso a paso; y cansado ya de 4 horas de combate, entramos a la bayoneta, por
habérsenos casi acabado las municiones de caballería.
El enemigo sobrecogido en este momento de un terror pánico, se escapó precipitadamente, dejando
a nuestro poder plaza, artillería, pertrechos, fusiles, víveres y cuantos efectos pertenecían al
gobierno español y sus cómplices.
Hemos alcanzado la más completa victoria, apoderándonos de sus fuertes posiciones y de estos
floridos valles que ellos oprimían matándoles o hiriéndoles una multitud de soldados y oficiales,
inclusive el mismo comandante Correa, que lo han recogido del campo de batalla gravemente herido
en la cabeza, siendo por nuestra parte la pérdida tan desproporcionada que solo tenemos que
deplorar dos hombres muertos y 14 heridos, entre ellos el valeroso teniente de las tropas de la
Unión, ciudadano Concha.
Todos nuestros soldados, oficiales se han cubierto de gloria pero muy particularmente el coronel
Rivas, que mandaba todas las tropas de vanguardia y a quien la patria debe en este día una gran
parte de su triunfo; como igualmente se señalaron el mayor Narvárez, el capitán Vidal, comandante
de la retaguardia; el capitán Lino Ramírez, comandante de las tropas de Pamplona; el comandante
de vanguardia, el bizarro ciudadano Pedro Guillen; el ayudante Ribón; y por no hacer una larga
enumeración diré en una palabra que todos, hasta los últimos soldados, han llenado honrosamente
su deber. Jamás el enemigo logró hacernos retroceder un solo paso, no obstante sus ventajas en
artillería y caballería y posiciones dentro de la Villa”.
Simón Bolívar.

Batalla de Niquitao: Ocurrió el 2 de Julio de 1813 en Niquitao, Bocono, estado Trujillo, los
patriotas liderados por José Félix Ribas, Rafael Urdaneta y Vicente Campo Elías derrotaron
a las fuerzas relistas que se encontraban bajo las ordenes de José Martí. Ambos bandos
tenían unos mil hombres. Al finalizar la batalla, unos 500 realistas fueron hechos
prisioneros. Muchos de ellos se cambiaron al bando patriota, mientras que los capitanes
y otros soldados españoles fueron ejecutados según lo establecido en el Decreto de
Guerra a Muerte.
Batalla de Agua Obispo: Posteriormente, ante el repliegue del jefe realista Manuel
Cañas a Carache, Girardot se dirigió hacia esa localidad con sus fuerzas el 17 de
junio de 1813, en horas de la tarde. En horas de la noche, el jefe realista abandonó la
línea que ocupaba y llevó sus hombres a las alturas de Agua de Obispos. El 18 de junio de
1813 se produjo el enfrentamiento entre las fuerzas de Girardot y Cañas, resultando el
triunfo del jefe patriota y eliminándose las tropas que podían entorpecer el avance
de Bolívar, quien había llegado a la ciudad de Trujillo el 14 de junio, desde donde ordenó
a Ribas que marchase lo más rápidamente de Mérida en dirección de Boconó, con el
objeto de facilitar el factor sorpresa. Mientras tanto a Girardot se le ordenó replegarse
sobre Trujillo. El 15 de junio de 1813, Simón Bolívar firma en Trujillo a las 3:00 AM
el Decreto de Guerra a Muerte contra los españoles y canarios hasta que no les
concedieran la libertad

Batalla de Niquitao: La batalla de Niquitao es un hecho de armas donde una columna


patriota dirigida por José Félix Ribas, Rafael Urdaneta Faría y Vicente Campo Elías, que
venía de los Llanos, derrota el viernes 2 de julio de 1813, en Niquitao, a las fuerzas
realistas dirigidas por el comandante José Martí, quien estaba subordinado al gobernador
de Barinas, el capitán de fragata Antonio Tiscar y Pedrosa. Fueron hechos prisioneros 540
realistas, muchos de ellos se pasaron a los patriotas. Los tres capitanes españoles y otros
individuos originarios de España fueron ejecutados según lo establecido en el Decreto de
Guerra a Muerte.
Batalla de Los Horcones: Ocurrió el 22 de julio de 1813 y en ella las fuerzas independentistas
derrotaron a los realistas. Los generales venezolanos Jacinto Lara y Florencio
Jiménez participaron en esta batalla. Para la época en que se llevó a cabo este encuentro, el
sitio pertenecía al Municipio Concepción del Distrito Barquisimeto, hoy en día llamado
Iribarren. Esta acción fue ganada por los patriotas al mando de José Félix Ribas y Jacinto
Lara, a los realistas mandados por el comandante Francisco Oberto, quien se movió a
este lugar y escogió posiciones para esperar la columna de Ribas. Fue un ataque rápido y
decidido, que lo hizo dueño de la artillería y obtuvo un poco más de 500 hombres. Un
completo triunfo sobre el enemigo que era casi el doble, quedando en su poder todo el
material bélico, los medios de transporte y más de 300 prisioneros.
Batalla de Taguanes: Fue un enfrentamiento militar ocurrido el 31 de julio de 1813 en el
contexto de la Guerra de Independencia de Venezuela entre las fuerzas realistas y
republicanas durante la llamada Campaña Admirable de Simón Bolívar, terminó con el
triunfo de estas últimas, la huida de Domingo de Monteverde a Puerto Cabello el 1 de
agosto y la posterior caída de Valencia (2 de agosto) y Caracas en poder rebelde (4 de
agosto. Bolívar escribió:
"El 31, bien temprano me puse en marcha y a las dos horas de jornada recibí aviso del combate
de nuestra descubierta, en que me dice que el enemigo, en número de más de mil hombres, venia
al encuentro y que se hallaba al frente de él en la sabanas de Los Pegones.

Forcé mis marchas y cuando llegue allí, el enemigo, acobardado con la sola presencia de
nuestros cazadores, se retiraba. Di orden para que lo persiguiesen nuestra caballería, que
inmediatamente obedeció y cargó sobre él; pero cuando llegó a la sabana de los
Taguanes, lo hallo formando en batalla y fue preciso que guardándose a la infantería;
llegó esta, dispuse el campo y viendo que el enemigo marchaba sobre nosotros,
determiné irlo a recibir, ordene marcharse de frente la infantería y que la caballería...
Entonces la intrepidez de nuestras tropas produjo en las españolas el pavor,
inmediatamente emprendieron su retirada ordenada y la sostuvieron por espacio de seis
horas hasta que viendo que nuestra caballería casi lo cortaba, se introdujo el desorden,
empezó la disolución, y a las dos horas de persecución ya teníamos a más de doscientos
prisioneros, porción de fusiles, cartucheras, pertrechos, que dejaban en el campo.
Toda la tarde duró la acción, en que murieron muchos españoles, entre ellos seis de sus
mejores oficiales, uno de estos el comandante Izquierdo; perdieron toda su infantería,
que quedó dispersa por los bosques, o prisioneros, o pasado a nosotros pidiendo
asegurar que no escapo ningún infante. De este modo he destruido los miserables estos
que mantenían el poder tirano de los españoles en la Provincia de Caracas, siendo mucho
de extrañar que no hubiésemos tenido por nuestra parte otra perdida que la herida leve
de un soldado..”

Вам также может понравиться