Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
BACTERIANAS:
Epidemiología
En las meningitis bacterianas purulentas del niño mayor de 1 mes predominan dos bacterias:
Las meningitis por neumococo son las más frecuentes entre los 2-12 meses de edad.
Representan alrededor del 60% de las meningitis bacterianas de esta franja etaria.
Alrededor del 10% de las cepas de neumococo es sensible a los betalactámicos. La sensibilidad
varía en función de los serotipos: entre las cepas de serotipos 19A, el 80 y el 70% eran menos
sensibles (I + R) a la penicilina y a la amoxicilina, respectivamente, y el 14% lo era a la
cefotaxima.
Resistencias:
Las cefalosporinas de tercera generación (C3G) inyectables son siempre muy sensibles, con
CMI 90 de cefotaxima y ceftriaxona inferiores a 0,01 mg/l.La aparición de cepas medianamente
sensibles a la penicilina no ha sido vinculada a fracasos de tratamiento con dosis
elevadas.Estos datos validan la indicación de un tratamiento de primera elección con una C3G
inyectable (cefotaxima o ceftriaxona). Como esta conducta terapéutica asegura la erradicación
del germen, también exime de la necesidad de prescribir un tratamiento adicional con
rifampicina.
mecanismos de resistencia:
FISIOPATOLOGÍA:
La invasión de los espacios meníngeos y del LCR por las bacterias se efectúa casi
exclusivamente por vía hemática.
La respuesta del huésped consiste en la producción de citocinas por células con actividad
macrofágica in situ: factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) e interleucinas 1 y 6. La afluencia
de neutrófilos al LCR y el aumento de la permeabilidad de la BHE conducen a la inflamación
meníngea y al edema cerebral .
Las C3G inyectables alcanzan en el LCR concentraciones suficientes para el tratamiento de las
meningitis por neumococos medianamente sensibles o resistentes a la penicilina y sensibles a
la cefotaxima.
Hay dos estrategias para aumentar las posibilidades de erradicación con relación a cepas de
Streptococcus pneumoniae resistentes a la penicilina:
Hay que identificar lo antes posible los signos que conducen a la realización de la PL
Signos clínicos
Dependen mucho de la edad. El diagnóstico suele ser «fácil» en un niño mayor ante un cuadro
clínico constituido por:
• un síndrome infeccioso, con fiebre de comienzo más bien repentino, a veces después de un
proceso infeccioso de las vías respiratorias superiores (rinofaringitis u otitis) o de un síndrome
gripal;
• signo de Kernig
• un niño molesto e irascible, que llora cuando se lo moviliza (hiperestesia cutánea) o que
presenta cambios en su conducta habitual (irritabilidad);
• somnolencia inhabitual interrumpida por períodos de agitación, que no calma en los brazos
maternos (niño inconsolable);
En la exploración es conveniente:
• en primer lugar, detectar una protrusión de la fontanela anterior (que se identifica mejor en
posición sentada y cuando el niño deja de llorar);
• buscar una hipotonía de la nuca o una rigidez anómala al movilizar la columna vertebral
desplazando la cabeza hacia atrás;
• de las vías respiratorias superiores en primer lugar (otitis media aguda); el 35% de los casos
de meningitis por neumococo ;
• o, más raramente, de las vías respiratorias inferiores (foco pulmonar).
El diagnóstico de meningitis es altamente probable en un niño febril con púrpura, con más
razón si se asocian cefaleas a una edad en que éstas pueden evaluarse.
CONFIRMACIÓN DEL DX
GRAM:
• la BMS (Bacterial Meningitis Score), que tiene en cuenta las convulsiones, el número de
neutrófilos sanguíneos (>10.000), la proteinorraquia (>0,80 g/l), el número de neutrófilos en el
LCR (≥1.000/mm 3 ) y el estudio directo positivo del LCR con tinción de Gram;
Complicaciones inmediatas
Se trata de:
º midriasis unilateral, hipo, flexión de los brazos sobre el tórax, trastornos ventilatorios,
inestabilidad hemodinámica.
Signos de gravedad
• cutáneos: púrpura equimótica o necrótica que se disemina con rapidez, asociada a trastornos
hemodinámicos que hacen temer una meningococemia grave o una púrpura fulminante;
• los signos de hipertensión intracraneal pueden ser más o menos marcados según la edad:
hiperirritabilidad, protrusión de la fontanela anterior (con el niño sin llorar) o aumento rápido
del perímetro craneal en el lactante; agravación de las cefaleas y vómitos en chorro; profundas
alteraciones de la conciencia en niños mayores; bradicardia o trastornos respiratorios
(hiperventilación, bradipnea en los casos de extrema gravedad). La punción lumbar está
proscrita en este contexto, pues la aspiración de LCR favorecería el enclavamiento cerebral .
TRATAMIENTO:
• un status epiléptico;
• La inestabilidad hemodinámica.
ANTIBIOTICOTERAPIA:
Éste comienza inmediatamente después de la punción lumbar, como muy tarde en las 3 horas
siguientes a la hospitalización.
Hay situaciones en las que la punción lumbar no puede efectuarse de forma inmediata o en las
que la antibioticoterapia debe instaurarse con urgencia. Estas circunstancias clínicas son:
afectan sobre todo a los recién nacidos. Durante las primeras 48 horas de tratamiento se
asocia un aminoglucósido (gentamicina: 3-5 mg/kg/d por vía intravenosa) en una sola dosis
diaria. En algunos casos, el aumento de las resistencias adquiridas a las C3G obliga a recurrir al
meropenem. La duración total del tratamiento es de 21 días.
Tratamiento antiinflamatorio
Solo en meningitis por haemophilus influenzae tipo B. dexametasona (0,15 mg/kg cuatro veces
al día durante 4 días)
Seguimiento inmediato
Parámetros
El seguimiento inmediato consiste ante todo en la vigilancia de la temperatura (en general con
apirexia al cabo de 48 horas en el lactante) y en la evolución de las pruebas neurológicas:
medición del perímetro craneal, normalización de los signos neurológicos en 2-5 días.
análisis de control del LCR:
º pero está indicado a las 48-72 h si la evolución clínica es desfavorable (después del estudio
por imagen cerebral) con persistencia de las anomalías neurológicas,
º y en caso de meningitis por neumococo con CMI de las C3G superiores a 0,5 mg/l,
Fracaso terapéutico
º alteraciones de la conciencia,
º cefaleas intensas,
º con las otoemisiones acústicas (lactantes), el audiograma convencional (niños de más edad),
º a los 15 días del episodio agudo y, después, cada 3 meses durante 1 año,
º garantizar, en caso de hipoacusia precoz, una consulta al otorrinolaringólogo para que evalúe
la indicación de una RM laberíntica, ante la sospecha de una osificación coclear incipiente ,
• un retraso del desarrollo psicomotor y de las secuelas motrices;
• la edad: lactante;
profilaxis antibiótica:
• administración precoz:
º en las 24-48 horas siguientes al diagnóstico en caso de infección invasiva por meningococo,
º sin utilidad después de los 10 días posteriores al último contacto con el enfermo;
• consiste en la prescripción de rifampicina por vía oral durante 2 días, en las dosis siguientes:
º recién nacido: 5 mg/kg/12 h; lactante y niño: 10 mg/kg/12 h; adulto: 600 mg/12 h, con
prevención acerca de una posible coloración de la orina y de las secreciones lagrimales (lentes
de contacto),
En general, una meningitis viral es de líquido claro y linfocítico. La mayoría de las meningitis
linfocíticas (70-90%) es de origen viral (enterovirus, en especial virus ECHO). Sin embargo, es
posible que una meningitis viral sea «inicialmente» puriforme, aséptica y con predominio de
neutrófilos. La turbidez del LCR depende, por tanto, mucho más de la abundancia de la
reacción celular y de la elevación de la concentración de las proteínas que de un tipo celular
predominante. Suelen ser procesos benignos.
Clínica y diagnóstico
El diagnóstico de meningitis de líquido claro se sospecha por el cuadro clínico, a menudo con
una probabilidad bastante precisa, y se confirma con el análisis del LCR.
El cuadro clínico más común asocia un síndrome infeccioso con fiebre elevada, de comienzo
rápido (24-48 h), y un síndrome meníngeo franco (cefaleas más o menos expresadas según la
edad del paciente, vómitos, fotofobia y estado irritable).
El síndrome meníngeo podría ser igualmente engañoso en el niño debido a simples cefaleas
febriles o mialgias predominantes, o en el lactante por una tensión aparentemente aislada de
la fontanela anterior. Por el contrario, el síndrome meníngeo puede acompañarse de signos
neurológicos de gravedad, que a veces ocupan el primer plano.
Es posible observar entonces una continuidad entre un cuadro de meningitis de tipo viral
«aislado» y un cuadro sospechoso de meningoencefalitis, el cual se presume con más facilidad
en presencia de crisis convulsivas febriles aisladas recidivantes o rara vez prolongadas,
trastornos de conducta persistentes, signos de focalización deficitaria (paresias, alteraciones
del equilibrio, lesiones de los nervios craneales).
El análisis citológico cuantifica la pleiocitosis, cuyos valores oscilan habitualmente entre 20-
1.500 células/mm 3 . Está formada en su mayoría por linfocitos-monocitos (50-100%). Al
principio puede observarse un predominio de neutrófilos. Por sí solo no permite distinguir una
meningitis bacteriana de una meningitis viral.
Las pruebas complementarias posibles para apoyar el diagnóstico de meningitis viral son
variables en cuanto a su interés, aunque algunas pueden usarse a título orientativo:
• proteína C reactiva: suele estar moderadamente elevada, pero debe considerarse en función
del estadio evolutivo del síndrome febril;