Вы находитесь на странице: 1из 2

Curso Liderazgo de Alabanza Página 1

EL GRITO DE LUCHA

La Biblia contiene otros casos cuando Dios respondió a la alabanza. El grito o la


aclamación es una forma específica de alabanza, y hubo dos ocasiones especiales
cuando el Señor respondió a la aclamación. La primera se registra en Josué 6, cuando
Josué dirigió a los israelitas en la conquista de Jericó. Durante seis días marcharon
alrededor de la ciudad; el séptimo día se levantaron temprano y marcharon alrededor de
la ciudad siete veces. Después de la séptima vez: Cuando el pueblo hubo oído el sonido
de la bocina, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la
ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron (Josué 6:20).

Desde entonces, los científicos han dado explicaciones de lo que pasó allí. Dicen que
mientras los israelitas alzaban la voz al gritar alcanzaron la frecuencia resonante de las
paredes de Jericó, y por eso los muros se cayeron. No lo creo. Dios respondió a su
aclamación de alabanza en esa ocasión; no fue un fenómeno natural sino un milagro
sobrenatural. Dios realizó una victoria definitiva a su favor aquel día.

Gedeón fue el comandante de un ejército que disminuía. Dios redujo su tropa hasta que
le quedaban solamente trescientos soldados, “no sea que se alabe Israel contra mi,
diciendo: Mi mano me ha salvado (jueces 7:2). Gedeón llevó a sus trescientos hombres
hasta el borde del campamento madianita. En el momento indicado, por órdenes
precisas de Gedeón, los trescientos hombres tocaron las trompetas, rompieron las tinajas
que llevaban, levantaron las antorchas y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de
Gedeón! (Jueces 7:20). En respuesta a sus gritos, el Señor volvió a pelear por Israel, y
el ejército madianita se volvió contra sí mismo, matándose unos a otros. Israel avanzó
hacia una victoria grande, todo porque dieron el grito de victoria en el campamento.

En ciertos círculos se cree que el silencio es más reverente que las aclamaciones de
alabanza, y otros han pensado que el grito es algo rústico; pero sería un día triste para la
iglesia cuando el grito desapareciera de su campamento, y el Israel espiritual ya no
gritara de gozo en el poder de su Libertador.

Dios quiere que se use esta arma de alabanza para desatar su poder a favor de la iglesia.
Hay tiempo para la oración, la intercesión y la lucha por medio de la alabanza. En la
alabanza, ya no se ataca el problema ni las fuerzas enemigas; sólo se confiesa y regocija
en el señorío de Cristo. El cristiano se regocija en el hecho de que Él es Señor y
vencedor en su dilema presente. Cuando se regocija en su fortaleza, va a la batalla. El
creyente alaba y el Señor pelea. Al confesarlo como Señor en esa situación, su fe se
eleva al nivel de su confesión, y Dios parece decir: "Mis hijos de veras creen que soy
Dios y Señor en esta situación. Por eso desplegaré mi fuerza y gloria.” Dios responde al
concederle al cristiano una gran victoria.

No hay necesidad de volverse militante ni adoptar un espíritu guerrero. Dios ordena que
los cristianos sean emisarios de paz. Si hay pelea, Dios la hará. El apóstol Pablo aclaró
en Efesios 6 que la armadura diseñada para el soldado cristiano no es para atacar, sino
para permanecer firme contra los ataques del diablo (Efesios 6:13-14). Los seguidores
Curso Liderazgo de Alabanza Página 2

de Cristo no pretenden tener poder en sí sobre el enemigo, pero se regocijan en Dios que
lo tiene (Judas 9).

Hay muchos pasajes bíblicos que revelan la intención de Dios de que la alabanza sea un
arma para desatar su poder. Nótense estos versículos:

Números 10:9. Dios dice que como respuesta al sonido de la trompeta [la alabanza], Él
dará la victoria.

Génesis 49:8. Judá significa alabanza, de modo que por la unción profética, Jacob
declaró que la mano de los alabadores estaría en la nuca de sus enemigos.

Jueces 1:1,2. Los alabadores irían primero, dirigiendo la entrada de Israel a Canaán, a la
victoria y la bendición. Hay que enviar a los alabadores primero también hoy.

Salmo 8:2. Dios en su sabiduría ha decidido que lo alaben los que no tienen experiencia
en el combate: los niños. Ellos no tienen pericia cuando se trata de pelear batallas a la
manera del mundo, pero son bastante infantiles para levantar la voz en alabanza y mirar
que el Señor pelea por ellos.

Salmo 118:19-20. El camino a la victoria es a través de las puertas de la alabanza


(véase Isaías 60:18). Los que viven en victoria han aprendido a entrar eficazmente por
esas puertas.

Salmo 149:6-9. Dios ha dado a sus hijos una combinación doble para derrotar a sus
enemigos: la alabanza de Dios en su boca y la Palabra de Dios en sus manos.

Вам также может понравиться