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f t

Una visión fallida


Por RICHARD MAROSI (HTTP://WWW.LATIMES.COM/LA-BIO-RICHARD-MAROSI-STAFF.HTML) | Veracruz, México
NOV. 26, 2017

D
ieciséis años atrás, México se embarcó en una campaña
monumental para elevar el nivel de vida de sus masas
trabajadoras.

El gobierno se asoció con desarrolladores privados para construir viviendas


v w
asequibles a gran escala. Los inversionistas globales –como el Banco Mundial, las
grandes fundaciones y las empresas financieras de Wall Street- invirtieron miles de
millones de dólares en este esfuerzo.

Vastos conjuntos habitacionales surgieron entre pastizales de vacas, granjas y viejas


haciendas. De 2001 a 2012, se estima que 20 millones de personas -una sexta parte
de la población de México- abandonaron las ciudades, barrios marginales y zonas
rurales por la promesa de una vida mejor. PARTE I
Una visión fallida (/p
Fue un momento clave para México -una prueba para esta cada vez más próspera
ł
(http://www.latimes.com) La debacle de la vivienda en México
nación, con ambiciones de primer mundo. Pero México se quedó desastrosamente
corto sin poder crear un suburbio ordenado.

El programa se ha convertido en una catástrofe social y financiera en cámara lenta,


infligiendo dificultades diarias y peligros a millones de personas que viven en
complejos habitacionales plagados de problemas por todo el país, según una
investigación de Los Angeles Times.

Los propietarios tienen que salir con sus cubetas en mano para buscar agua en los
camiones repartidores. En los arroyos de las calles pueden verse las aguas
residuales sin tratar, procedentes de tuberías rotas. Las calles se hunden, las aceras
PARTE II

se desmoronan y las plantas de tratamiento de agua no sirven. En algunos Homex (/projects/la-

desarrollos, los apagones pueden durar varios días.

Dentro de muchas casas, los techos se gotean, las paredes tienen grietas y el
cableado eléctrico hace cortos circuitos, descomponiendo los aparatos
electrodomésticos y en algunos casos, provocando incendios que hacen que las
familias tengan que salir huyendo.

Adela Blanco usa una escoba para recuperar una pelota de baloncesto que cayó a un pozo abierto de aguas residuales cerca de su casa
en Colinas de Santa Fe en Veracruz, México. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)

PARTE III
El denunciante (/pro
ł
(http://www.latimes.com) La debacle de la vivienda en México PARTE IV
El horror subprime (

PARTE V
Mini-casas (/projects

Las calles se hunden, las aceras se desmoronan y las plantas de tratamiento


de agua no sirven.

La mano de obra de mala calidad causó el colapso de esta calle La planta de tratamiento de agua en Colinas de Santa Fe en
después de unas fuertes lluvias, creando un grave peligro para los Veracruz, México, se rompió poco después de que se inaugurara en
residentes del desarrollo de Puerto Azul en Ensenada, México. 2007. Aguas residuales no tratadas desembocan en un arroyo fuera
(Brian van der Brug / Los Angeles Times) del desarrollo. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)

El programa costó más de 100 mil millones de dólares, y algunos inversionistas y


ejecutivos de la construcción, obtuvieron enormes ganancias, proclamándose a sí
mismos como “constructores de naciones” al tiempo que se unieron a las listas de
los ciudadanos más ricos de México.

Mientras tanto, trabajadores de fábricas, propietarios de pequeños negocios,


jubilados y servidores públicos que compraron las casas, se quedaron atrapados con
préstamos hipotecarios complejos y con pagos que aumentan a medida que sus
hogares y vecindarios van decayendo.

Los Angeles Times visitó 50 desarrollos de viviendas económicas desde Tijuana


hasta el Golfo de México. Los Angeles Times también revisó miles de páginas de
documentos gubernamentales y de la industria de la construcción, y entrevistó a
cientos de propietarios, líderes municipales, expertos en vivienda, ingenieros
civiles, trabajadores de la construcción y funcionarios del gobierno.

(https://www.facebook.com/latimes/videos/10155921105128010/)
(https://www.facebook.com/latimes/videos/10155921105128010/)
(https://www.facebook.com/latimes/videos/10155921105128010/)
(https://www.facebook.com/latimes/videos/10155921105128010/)Pregú
al periodista (http://lat.ms/mexico-
housing)
6 de diciembre al mediodía (Tiempo del
Pacífico)ì (http://lat.ms/mexico-housing)

¿Tienes preguntas sobre esta serie? Envíe sus


preguntas a Richard Marosi (http://lat.ms/mexico-
housing) y el las respondera durante nuestro
Facebook Live (http://facebook.com/latimes) desde
México el próximo miércoles, 6 de diciembre al
mediodía (Tiempo del Pacífico).
Rich Marosi

El programa, plagado de corrupción y falta de supervisión desde el inicio, ha


alcanzado niveles de crisis en medio de la indiferencia y la impunidad del gobierno.
Las autoridades rara vez han investigado las denuncias generalizadas de fraude. Y
los desarrolladores, en algunos casos, han intentado obstaculizar los esfuerzos de
los propietarios para solucionar los problemas.

La crisis de la vivienda en Estados Unidos y la recesión hace una década, también se


caracterizaron por fallas regulatorias. Finalmente la economía de Estados Unidos se
recuperó. Pero la crisis en México ha sido duradera.

Si bien la gravedad de los problemas varía, y algunos desarrollos habitacionales


cumplen con los estándares básicos, el rápido deterioro es evidente en muchos de
los complejos habitacionales cerca o dentro de cada ciudad grande: Sistemas de
agua que no sirven, redes eléctricas incompletas, deficientes sistemas de aguas
residuales. Parques y escuelas que se prometieron pero que nunca se
materializaron.

Muchos desarrollos se construyeron lejos de los centros de empleo en tierras


marginales -humedales, márgenes de ríos y laderas inestables- con escaso acceso al
agua corriente. Muchos funcionarios locales reescribieron las leyes de zonificación y
aprobaron los desarrollos con poca o ninguna revisión.

La hierba ha crecido entre los medidores eléctricos en una polvorienta calle de Huehuetoca, México. Muchas casas en el desarrollo de
Santa Teresa están abandonadas. No ha habido agua corriente por más de un año. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)
El rápido deterioro es evidente en muchos de los complejos habitacionales.

Los desarrolladores redujeron el tamaño de las casas, construyendo alrededor de 1


millón de unidades de apenas 325 pies cuadrados, (30.18 metros cuadrados) que es
más pequeño que un garaje típico de dos automóviles en Estados Unidos. Muchas
familias de seis, siete o más personas viven en estas mini viviendas, durmiendo a un
lado de la lavadora o en los pasillos.

Los desarrolladores han abandonado cientos de estos complejos sin completar la


infraestructura, provocando una permanente escasez de servicios.

En los desarrollos donde no funciona el alumbrado público, los jóvenes usan


linternas para navegar por las calles oscuras. En esos desarrollos sin servicio de
recolección de basura, las personas queman los desechos en lotes baldíos para
evitar la infestación de ratas.
Los residentes colocan avisos en los pozos de registro sin tapa, para alertar a los
niños de los peligros en las vías que carecen de mantenimiento. Los residentes de
los vecindarios que carecen de agua, las personas cierran con llave las tapas de las
cisternas de sus azoteas, para evitar que los ladrones se lleven el preciado líquido.

“Era un mundo de corrupción.”


— Alberto Uribe

Hay desarrollos no terminados por todo el país. Se estima que 300,000 personas
viven en más de 40 complejos habitacionales inconclusos en las ciudades de Tijuana
y Ensenada.

En el Estado de México, que rodea a la Ciudad de México, los desarrolladores han


completado solo 36 de los 235 desarrollos iniciados entre 2005 y 2012, dejando
entre 200,000 y 500,000 personas en el limbo, de acuerdo con los archivos del
estado.

“Era un mundo de corrupción”, dijo Alberto Uribe, alcalde de Tlajomulco, un


suburbio de Guadalajara. Sus predecesores aprobaron desarrollos donde los mantos
acuíferos se han secado afectando a unas 300,000 personas, dijo. Ahora el agua es
racionada, y muchas familias reciben agua cada dos días.

Gran parte de las endebles construcciones son vulnerables a las inclemencias del
tiempo.

En septiembre, miles de hogares y calles en desarrollos mal planificados se


inundaron en el Estado de México. Cientos de hogares en Ciudad Juárez se han
inundado con tanta frecuencia, que se ha decidido ya su demolición. En el área de
Cabo San Lucas, en agosto, una tormenta derribó dos edificios de cuatro pisos que
se construyeron hace apenas ocho años.

Los residentes de urbanizaciones deterioradas durante varios años han marchado


en los ayuntamientos, bloqueado las carreteras, han arrojado piedras a las oficinas
de ventas, han retenido a los agentes de ventas, incluso han incendiado las casas
modelo.
“Los propietarios protestan por la falta de agua corriente y la policía responde con
golpes “, decía el encabezado de un medio de comunicación en junio, al reportar la
intervención de la policía en el bloqueo de una autopista en un desarrollo en el
estado de Veracruz.

Cientos de miles de personas han abandonado sus hogares, permitiendo que


invasores y pandillas se apoderen de muchos vecindarios.

Quédese o váyase, muchos propietarios están atrapados con préstamos hipotecarios


que están vinculados al índice inflacionario. Debido a que los pagos mensuales –
típicamente alrededor del 25 % del salario de un trabajador- se deducen
directamente de sus cheques, la única forma para muchos mexicanos para escapar
de la creciente deuda es renunciando a sus trabajos y emplearse en la economía
informal.

El descontento de los propietarios ha sido poco efectivo; las autoridades no han


responsabilizado a nadie por los problemas.

Ocupantes ilegales se han apoderado de dos casas en un desarrollo sin terminar en el este de Tijuana (Travis Greske / For the Times)
Invasores y pandillas se apoderan de muchos vecindarios.

Decenas de millones de dólares en fianzas de construcción destinados a hacer


reparaciones y/o terminar la infraestructura siguen sin utilizarse o no se sabe que
ha pasado con ellos. No ha habido audiencias en el Congreso ni comisiones de
investigación.

Sin embargo, la Comisión de Valores de Estados Unidos acusó en marzo a Homex, -


que una vez fue el mayor desarrollador de México-, de reportar ventas “falsas” de
100,000 casas, lo que infló sus ingresos en 3,300 millones de dólares. Se cree que es
el mayor fraude en la historia de México.

Eventualmente, la SEC llegó a un acuerdo con Homex, sin aplicar ninguna multa, y
presentó cargos civiles similares contra ex ejecutivos de Homex, los cuales
permanecen pendientes. (Homex se negó a comentar sobre las alegaciones de SEC).
öNov. 23, 2017
Declaración de Homex
En un comunicado el jueves, Homex dijo que “ha fortalecido
los mecanismos de control interno para mejorar sus prácticas
corporativas”, pero no comentó directamente sobre el caso
con la SEC.
(https://www.documentcloud.org/documents/4309925-Respuesta-LA-Times.html)

La Comisión Nacional de Banca y Valores de México aplicó a Homex una multa de


1.2 millones de dólares. No hay evidencia de que las autoridades mexicanas estén
investigando ningún delito criminal.

En cambio, las autoridades han seguido casos contra activistas que acusan a los
desarrolladores de engañar a los propietarios para aumentar sus ganancias.

El líder de propietarios más prominente del país ha estado encarcelado durante dos
años sin juicio, con cargos de robo a mano armada, que varios jueces han
desestimado. Otros líderes de propietarios que buscan reparaciones en sus
desarrollos dicen que han sido hostigados, amenazados e incluso sobornados para
que abandonen sus protestas.

El fiasco afecta a millones de propietarios que adquirieron una vivienda por


primera vez, como Lucía López, de 66 años de edad.

Cuando recorrió las casas modelo en un nuevo desarrollo llamado Colinas de Santa
Fe, cerca de la histórica ciudad de Veracruz, ella apreció los toques modernos: los
grifos brillantes, el agua corriente, enchufes eléctricos en cada habitación.

López crio a sus hijos en una choza con pisos de tierra y un techo hecho de hojas de
palma. Toda su vida vendió flores y limpió pisos para obtener ingresos. No tenía
ahorros.

Sin embargo, en virtud del programa de vivienda, pudo comprar una pequeña casa
de dos dormitorios por 20,000 dólares con un préstamo respaldado por el
gobierno.

Su entusiasmo duró poco. El techo de su nuevo hogar se empezó a filtrar. Los


frecuentes cortes de energía sumergieron al vecindario en la oscuridad. Los grifos se
quedaban sin por varios días seguidos.
En la foto se observan las casas modelo en el desarrollo de Villa del Álamo en el este de Tijuana, incluyendo una mini-casa de un
dormitorio. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)

Las casas modelo creaban expectativas que frecuentemente no se cumplían.


Una calle llena de mini-casas en Villa del Alamo, un desarrollo habitacional ubicado al este de Tijuana. (Brian van der Brug / Los Angeles
Times)

Hoy, López vive todos los días con el deterioro de las calles y los charcos de aguas
residuales. Cuando sale a comprar o visitar a los vecinos, sostiene un limón en la
nariz para bloquear el hedor de la planta de tratamiento de aguas negras que no
sirve.

El año pasado se cayó en el hueco de una alcantarilla que no tenía tapa. Apoyándose
contra los costados, logró salir, aunque muy golpeada y cubierta de excremento.

“Lloro cada vez que me acuerdo”, dijo. “Si me hubiera ahogado, nunca me habrían
encontrado”.

El objetivo era sacar a millones de mexicanos de viviendas precarias y


sobrepobladas y cumplir la garantía de la Constitución de México de “una vivienda
digna y decente para todos”.

Las familias a menudo alquilaban departamentos estrechos que compartían con sus
familiares. Las familias más pobres invadían terrenos en barrios marginales.
Pasaban años recogiendo materiales y construyendo sus casas habitación por
habitación, algunos conseguían bloques de concreto. La electricidad a menudo se
robaba a través de los llamados “diablitos” y el agua corriente escaseaba.

En 2001, el presidente Vicente Fox se dispuso a abordar el problema creando una


enorme sociedad entre el gobierno y la iniciativa privada.

Entonces, giró instrucciones para que el Instituto Nacional del Fondo de Vivienda
para los Trabajadores, o Infonavit, aumentara considerablemente sus préstamos
hipotecarios.

Bajo la administración de Fox y de su sucesor, Felipe Calderón, los préstamos del


Infonavit aumentaron de 205,000 emitidos en 2001 a 494,073 en 2008. Los nuevos
préstamos estaban dirigidos a compradores que adquirirían por primera vez una
vivienda, que tenían ingresos modestos y poco o ningún ahorro.

Para aumentar los esfuerzos gubernamentales, el Banco Mundial y el Banco


Interamericano de Desarrollo invirtieron 2,800 millones de dólares en el sector de
vivienda de México.

El torrente de dinero hipotecario creó un escenario soñado para desarrolladores


grandes y pequeños. Con una cartera de clientes precalificados, podrían vender
casas tan rápido como pudieran construirlas. Los precios variaron de 15,000 a
35,000 dólares.
Los inversionistas extranjeros buscaron capitalizar el boom, comprando acciones en
las pocas compañías constructoras mexicanas que construyeron una gran parte de
los hogares, entre las que se encontraban las más grandes del país: Casas Geo, Urbi
y Homex, una empresa familiar del estado de Sinaloa que creció hasta convertirse
en una de las mayores constructoras de casas de América del Norte.

Casi de la noche a la mañana surgieron desarrollos de viviendas, y casi de inmediato


surgieron serios problemas. Los complejos habitacionales con problemas fueron
hechos por constructores regionales y nacionales, pero los más problemáticos
fueron construidos por las compañías de construcción más grandes de la industria.

Un desarrollo de Homex está casi escondido en las orillas de la ciudad de


Huehuetoca, a 40 millas al norte de Ciudad de México. Su nombre oficial es Santa
Teresa, aunque sus residentes le llaman Santa Pobreza.

Las mujeres mayores se agachan para beber agua en las tuberías que desembocan
en la acera. Los niños juegan a la pelota en los escombros de las deterioradas aceras.

“Aquí vivimos como en una zona de guerra”, dijo José Merin, coordinador del
sistema de agua de Huehuetoca, mientras atravesaba una parte especialmente
deteriorada de Santa Teresa, donde las tuberías y cables enredados sobresalen entre
las calles.

Una torre de agua vacía, se eleva por encima de los techos de este complejo de más
de 8,000 pequeñas viviendas. El pozo que servía a esta sección de Santa Teresa
comenzó a agotarse poco después de que se abriera el desarrollo en 2007. Homex
no calculó adecuadamente la cantidad de gente que iba a servir y siguieron
construyendo viviendas y sobre explotaron la capacidad del pozo de agua, dijo
Merin.

“Aquí vivimos como en una zona de guerra”.


— Jose Merin

Para el verano de 2016, el pozo se había secado por completo. El agua ahora se
reparte en un camión, dos veces por semana, a veces menos.
Anahid Figueroa, una dentista de 35 años, se mudó al desarrollo desde la Ciudad de
México para estar cerca de su madre, que vive al lado. Ahora lo lamenta.

El camión de agua llena dos botes de agua que deja en su pequeño patio delantero.
Ella y su hija de 7 años cuidan cada gota. Hay suficiente para que cada uno de ellas
se bañe dos veces a la semana. “Tenemos grifos y una ducha”, dijo Figueroa, “pero
no son más que adornos”.

El agua ahora se reparte en un


camión, dos veces por semana, a
veces menos.

El conductor del camión de agua, Juan Mondragón Ruiz, a la


izquierda, e Isauro Zurita, llenan botes con agua potable en el
desarrollo de Santa Teresa, construido por Homex en Huehuetoca,
México. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)

“Tenemos grifos y una ducha


pero no son más que adornos”

Anahíd Figueroa, de 35 años, a la izquierda, levanta un cubo de


agua en su minúsculo patio delantero. Junto a ella están su hija
Valeria, de 8 años y su amiga Ana Merlos, de 7 años. Gran parte del
desarrollo de Santa Teresa, construido por Homex en Huehuetoca,
México, no ha tenido agua corriente durante más de un año. (Brian
van der Brug / Los Angeles Times)
A medida que docenas de nuevos desarrollos surgieron en las ciudades cercanas a la
Ciudad de México, la población de Huehuetoca se triplicó, a 130,000 personas.

Los funcionarios que supervisan las construcciones a nivel local, no pudieron


mantener el ritmo. La ciudad solo tenía dos inspectores.

Con poco escrutinio de su trabajo, los contratistas de Homex escatimaron en el


asfalto cuando pavimentaron las carreteras, que rápidamente se deterioraron por el
paso de los camiones de construcción, según los activistas de los propietarios.

Los ingenieros civiles aprobaron diseños defectuosos para desagües pluviales. Las
fuertes lluvias arrastraron los bordes y las aceras, y convirtieron las calles en
verdaderos ríos.

El fracaso de la supervisión se repitió en desarrollos problemáticos en todo el país,


dijo Marco López Silva, un ingeniero civil que ha investigado la industria de la
vivienda en México para el Banco Interamericano de Desarrollo.

“El gobierno federal asumió que los funcionarios harían su trabajo a nivel
municipal. Que tendrían abogados para revisar las fianzas de construcción.
Supusieron que la gente tomaría buenas decisiones. Todo eso falló “, dijo Silva.

Los constructores deben hacer calles, aceras y el resto de la infraestructura. Una vez
terminadas esas obras, pasan a ser propiedad de las municipalidades.

Varios estudiantes caminan por un callejón plagado de basura junto a unas casas en el vecindario de Cañadas del Florido, en Tijuana.
(Don Bartletti / Los Angeles Times)
Las calles y las aceras se deterioraron rápidamente.

Pero, en Huehuetoca, Homex no concluyó el complejo habitacional de Santa Teresa,


por lo que la ciudad se negó a asumir la responsabilidad.

“No hay manera de que yo pueda aceptar esto”, dijo Merin, el coordinador del
sistema de agua. “La ciudad no tiene dinero suficiente para arreglar este desastre”.

La ciudad, dijo Merin, trata de proporcionar suficientes servicios básicos y


repavimentar algunas calles. para controlar las protestas.

Grupos de iracundos residentes secuestraron camiones de agua y atacaron a


trabajadores de servicios públicos. Una vez, en 2014, esposaron a los empleados de
Homex a un poste de luz.

“La gente quería colgarlos”, dijo Merin, pero se salvaron porque llegó la policía.
A diez millas de distancia, en el suburbio de Zumpango, en la Ciudad de México, los
residentes de un conjunto habitacional de Homex llamado La Esmeralda, dependen
de unos generadores diésel para la electricidad, porque la compañía no conectó
grandes partes del desarrollo a la red eléctrica. Las máquinas arrojan humo y a
menudo se descomponen o se quedan sin combustible.

Cuando las calles se inundan debido a una inadecuada nivelación -un problema
común en el verano-, los cables del generador quedan sumergidos en el agua,
enviando corrientes eléctricas a través de agua que en algunas ocasiones llega hasta
las rodillas.

Adela Blanco, de 47 años, trata de evitar los baches y los charcos de aguas residuales en Colinas de Santa Fe, una urbanización
construida por Homex en Veracruz, México. Durante la temporada de lluvias, las aguas residuales se derraman del sistema de drenaje
que no sirve y escurren hacia las calles y las casas. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)

Las calles y las banquetas a menudo se inundan en la temporada de lluvias debido a una inadecuada
planificación.

Eso hace que incluso una caminata corta, de la casa a la escuela primaria, sea muy
difícil para Saraí Ruby, la hija de 7 años de Montoya, quien llora cuando ve que el
agua va cubriendo la calle.
Ella sabe que va a sentir los “toques” eléctricos”, dijo Montoya.

Cuando Dante Tapia, de 8 años, ve los cables chisporrotear, no puede correr lo


suficientemente rápido.

“Me dolió mucho cuando sentí la corriente”, dijo. “Odio vivir aquí”.

Los bomberos corren de barrio en barrio durante los aguaceros, bombeando calles
inundadas. Cuando se va la luz, los paramédicos se apresuran a llegar a los hogares
de personas enfermas y ancianas que dependen de la electricidad para operar
dispositivos médicos o refrigerar la insulina.

Pablo Rodríguez Méndez, un alto funcionario de la ciudad de Zumpango, compara


la crisis de la vivienda con un desastre natural.

Tenemos planes de emergencia para huracanes, pero también necesitamos un plan


de emergencia para lidiar con todas las fallas de vivienda “, dijo Rodríguez.

Hace cuatro años, después de que los residentes habían pasado tres días sin agua y
electricidad, la frustración se desbordó.

Homex estaba en apuros financieros, y se quedó sin capital para seguir operando.

En La Esmeralda, la mayoría de las 3.000 viviendas planificadas habían sido


construidas, pero gran parte del sistema eléctrico y parte de la infraestructura no
estaba terminada. Ese fue uno de más de 30 desarrollos, con una población
combinada de 150,000, que Homex y otros constructores dejaron inconclusos, tan
sólo en Zumpango, de acuerdo a Rodríguez.

Los manifestantes salieron del vecindario y entraron a una transitada autopista de


seis carriles. Levantaron barricadas con sillas, rocas y bicicletas. Durante varias
horas bloquearon el tráfico, cantaron y agitaron mantas. “Queremos respuestas de
Homex”, decía una de las mantas.

“Explotamos”. ¿Quién puede vivir sin agua? ¿Sin energía eléctrica? “, recordó María
Esther Cárdenas, madre de tres hijos. Aun así, la luz no ha regresado

“¿Quién puede vivir sin agua? ¿Sin energía eléctrica?”


— Maria Esther Cardenas

Cuando cayó la noche, los manifestantes se dirigieron al área de ventas, donde


había casas modelo pintadas de vivos colores detrás de una cerca. Alguien entró
furtivamente y encendió un cerillo. En cuestión de minutos, las llamas devoraron la
zona de ventas.

“La gente se asustó cuando vieron que el fuego se estaba saliendo de control. Pero
nos sentimos tristes”, dijo Mario, el esposo de Cárdenas. “Todo lo que queríamos
era que cumplieran lo que prometieron”.

En Colinas de Santa Fe, parcialmente construida en un área de humedales en las


afueras del norte de Veracruz, el agua de lluvia y las aguas residuales regresan a las
calles y a las casas durante la temporada de lluvias. El sistema de drenaje
subterráneo colapsó hace años, dejando las calles llenas de enormes baches. La
planta de tratamiento de agua también se descompuso, agravando los peligros para
la salud.

Un niño mira por la ventana en el desarrollo de Colinas de Santa Fe en Veracruz, México. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)
“Estas personas están atrapadas en sus propios hogares.”
— Salvador Barbes

Homex construyó el desarrollo de Colinas de Santa Fe en Veracruz, Muchas casas en el desarrollo de Colinas de Santa Fe en Veracruz,
México. La mala calidad de la construcción, provocó escasez de México, sufren escasez de agua debido a bombas defectuosas.
agua, cortes de energía y un sistema de drenaje colapsado que (Brian van der Brug / Los Angeles Times)
permite que las aguas residuales se desborden en las calles. (Brian
van der Brug / Los Angeles Times)

Los mosquitos se reproducen en charcos estancados. Funcionarios y residentes de


la ciudad dicen que los moscos han infectado a decenas de residentes con la fiebre
del dengue y el virus chikungunya.

Durante la estación seca, las aguas residuales se derraman en las carreteras y se


secan convirtiéndose en un fino polvo. Los fuertes vientos lanzan toda esta
inmundicia al aire.

“Estas personas están atrapadas en sus propios hogares”, dijo Salvador Barbes, un
ex director de obras públicas de Veracruz. El desarrollo tiene solo 10 años, dijo,
pero el rápido deterioro de la infraestructura y los hogares lo convierten, en efecto,
en uno de los más antiguos de la ciudad.

“Tiene el tipo de problemas que vemos en los desarrollos que tienen 60 años”, dijo
Barbes.
Para evitar los charcos de aguas negras, los vecinos cruzan por caminos
improvisados de bloques de concreto. Aun así, los autos que pasan arrojan agua
sucia a los niños y los charcos ocultan las alcantarillas abiertas de hasta 12 pies de
profundidad.

“Vivimos como en un chiquero”, dijo Adela Blanco, una activista de 64 años de


Colinas, “pero vivimos peor que los cerdos, porque además tenemos que pagar por
esto”.

En los sectores más elevados del desarrollo, los incendios, no las inundaciones, son
el problema.

Adela Blanco, de 47 años, se coloca un limón en la nariz para aminorar el hedor de las aguas negras que fluyen por las calles del
desarrollo de Colinas de Santa Fe en Veracruz, México. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)

“Vivimos como en un chiquero pero vivimos peor que los cerdos, porque además tenemos que pagar
por esto”
— Adela Blanco
Alberto García, de 33 años, y su familia llegaron a casa después de un paseo
dominical en julio de 2016 y vieron humo desde la ventana de la sala de estar. Una
sobretensión había fundido un interruptor de luz y prendido fuego a una cortina.
Las llamas se extendieron a través del primer piso.

Ese fue el octavo incendio eléctrico en el complejo habitacional ese verano, dijeron
los residentes.

García y otros residentes dijeron que sabían que la red eléctrica era inestable y que
el cableado eléctrico era defectuoso. Su esposa y sus hijos usaban sólo dos artefactos
a la vez, temiendo subidas repentinas de tensión. Por la noche, incluso
desconectaban el refrigerador.

García dijo que su familia perdió todo en el incendio. Sin otro lugar a donde ir,
todavía viven en la casa de dos habitaciones. Sus paredes están manchadas de
hollín.

“Es muy triste”, dijo García, un vendedor de productos de limpieza. “Trabajamos


muy duro para comprar lo que teníamos”.

Los residentes de Colinas de Santa Fe solían visitar las oficinas de la Procuraduría


Federal de Protección al Consumidor en el centro de Veracruz, con montones de
papeles. Sentían que Homex les había estafado y querían hacer algo al respecto.

Pero Inocencio Yáñez, un ex alto funcionario de la agencia en el estado de Veracruz,


dijo que poco después de su llegada en 2013, descubrió que los abogados de la
Procuraduría habían estado ocultando por años las quejas de los residentes

Puso un letrero en la recepción para decirles a los visitantes que hablaran con él
directamente. Yáñez reunió docenas de casos para entablar una demanda colectiva
y envió el expediente a sus superiores en la Ciudad de México. No pasó nada.

Yáñez dijo que se vio obligado a renunciar en 2014 después de dar a conocer las
acusaciones de corrupción.

“Mi oficina era solo un lugar para que la gente viniera y llorara”, dijo Yáñez.

Inocencio Yáñez, ex director de la Procuraduría Federal del Consumidor en el desarrollo de Lomas de Santa Fe en Veracruz.(Brian van der
Brug / Los Angeles Times)
“Mi oficina era solo un lugar para que la gente viniera y llorara.”
— Inocencio Yáñez

Una historia similar se repitió en todo México, dado que Homex y las agencias
gubernamentales bloqueaban los esfuerzos de los propietarios para resolver sus
problemas.

Después de que Aaron Montes protestó fuera de las casas modelo de Homex en el
desarrollo de Hacienda Santa Fe cerca de Guadalajara en 2005, los investigadores
de la Procuraduría General del estado de Jalisco lo visitaron.

“Dijeron que Homex estaba perdiendo dinero en la Bolsa de Valores debido a mis
acciones”, dijo Montes, un activista de los propietarios de vivienda. “Querían que les
pagara millones de pesos”.

Un año después, Montes fue arrestado después de liderar otra protesta. Fue
liberado unos días después y se fue a su casa, solo para descubrir que su llave no
abría la puerta de entrada.

Homex había vendido su casa a otra familia, dijo. Él y otros líderes de su grupo de
propietarios finalmente se mudaron del desarrollo.

“No podía continuar así”, dijo Montes. “Fue como luchar contra un monstruo con
mil cabezas”. Homex no respondió a las peticiones de hacer algún comentario al
respecto.

En el desarrollo de Lomas de Santa Fe en Veracruz, el abogado Miguel Varela dijo


que un representante legal de Homex le ofreció un soborno para dejar de
representar a los propietarios que trataban de presionar a Homex para que
terminara el sistema eléctrico.

“¿Cuánto quieres para olvidarte de esto?”, dijo Varela, relatando una reunión en
2011 en las oficinas de Homex en Xalapa, la capital del estado.

Blanco, la lideresa de los propietarios de Colinas de Santa Fe, que organiza


regularmente marchas de protesta, dijo que un ejecutivo de Homex le ofreció en
2010 comprarle una casa en un desarrollo diferente, y que ella se negó.
“No se trata de dinero, se trata de nuestras vidas”, dijo Blanco.

Verónica Barrientos, una activista del desarrollo de Puerto Azul en Ensenada , dijo
en una entrevista que los representantes de Homex le habían ofrecido dinero,
automóviles y una expansión de su casa a cambio de que abandonara sus esfuerzos
para solucionar los problemas.

“No se trata de dinero, se trata de nuestras vidas”.


— Adela Blanco

Cesar Salazar, el líder de los propietarios en el Barrio de la Solidaridad en


Monterrey, dijo que los representantes de Homex le ofrecieron pagar su hipoteca.

Sergio Losoya, presidente de la asociación de propietarios en el vecindario de Chula


Vista en Cabo San Lucas, dijo que un representante de la compañía ofreció pagar
por la terapia para su hijo con necesidades especiales.

Los líderes de los propietarios dijeron que rechazaron las ofertas . Tomar un
soborno, dijo Barrientos, hubiera significado traicionar a los residentes que no han
tenido agua corriente durante cinco años.

“Hay demasiadas personas que confían en nosotros”, dijo.

Un movimiento de propietarios en el desarrollo de Vistas de Palmillas en Tijuana se


vino abajo después de que sus líderes aceptaran las ofertas de Homex de casas
nuevas en diferentes vecindarios a mediados de la década de 2000, comentaron los
residentes.

Homex declinó hacer comentarios sobre las denuncias de sobornos.

Hoy en día, los problemas relacionados con las condiciones inestables del suelo
persisten en Vistas de Palmillas. Algunos residentes viven en casas marcadas con
carteles que las declaran “de alto riesgo”.

“Manténgase alerta ante posibles deslizamientos de tierra e inundaciones”, dicen


los letreros de la división de protección civil de Tijuana.
Eventualmente, las quejas sobre mano de obra defectuosa e infraestructura rota se
volvieron demasiado llamativas como para seguir ignorándolas. La demanda de las
casas colapsó.

En 2011, el gobierno comenzó a reducir el flujo de hipotecas. Para 2014, los mayores
constructores de casas, Homex, Casas Geo y Urbi, se habían declarado en
bancarrota.

Los defensores del programa dicen que aunque imperfecto, fue un esfuerzo
justificable el construir viviendas para las personas que lo necesitaban
desesperadamente.

Pero sus argumentos algunas veces se han venido abajo de manera vergonzosa.

El entonces presidente Felipe Calderón grabó un video promocional en 2011, dando


la bienvenida a las familias a un nuevo desarrollo llamado Paseos de la Pradera, en
el estado de Hidalgo.

Para 2014, los residentes habían tenido que utilizar el agua de lluvia para satisfacer
sus necesidades. Organizaron protestas y bloquearon una autopista durante varias
horas. Los problemas en el desarrollo, construido por una compañía local, todavía
persisten.

Homex declinó comentar sobre las condiciones en sus aproximadamente 150


desarrollos.

En un comunicado, la compañía dijo que recibió una línea de crédito de 20 millones


de dólares de Infonavit para completar la infraestructura. Los expertos dicen que
eso es suficiente para actualizar quizás dos de los muchos desarrollos problemáticos
de la compañía.

“Homex continúa enfocándose en construir comunidades exitosas con un perfil


sostenible que contribuya a mejorar la calidad de vida de la población mexicana”,
dijo la empresa en su comunicado.

Los representantes de Urbi y Casas Geo, declinaron comentar sobre las condiciones
en sus desarrollos.

Un desarrollo de viviendas asequibles en Tijuana. (Brian van der Brug / Los Angeles Times)
Un campo cubierto de basura se observa desde un desarrollo en Tijuana.

Un portavoz del Infonavit dijo que los problemas en los desarrollos han sido
exagerados.

“Muchos residentes dicen que las cosas están mal, pero no es verdad que no tengan
servicios”, dijo el funcionario, Nezahualcóyotl Baños Hernández.

Cuando un periodista de Los Angeles Times describió las condiciones en algunas


comunidades, Hernández dijo que el Infonavit lo verificaría

“Dígame la lista de lugares a los que fue… para que sepamos dónde investigar”, dijo.
“Tal vez podamos hacer algo”. Los Angeles Times entrego la lista, pero Infonavit no
respondió a las peticiones de que comentara al respecto.

Un estudio integral encargado por la agencia en 2015 describió las condiciones


como “graves” en los 36 conjuntos habitacionales inspeccionados, según el autor,
Alfonso Iracheta, profesor de desarrollo urbano en El Colegio Mexiquense, un
instituto de investigación cercano a la Ciudad de México.

En entrevista, Iracheta dijo que el reporte solo puede ser dado a conocer por el
Infonavit. La agencia no respondió a la petición de Los Angeles Times de
proporcionárselo.

El presidente mexicano Enrique Peña Nieto, en un discurso el año pasado, intentó


dejar de lado las políticas de vivienda anteriores, y calificó el incremento de la
construcción como algo “absurdo”.

Peña Nieto ha promovido su política de vivienda, la cual prohíbe las casas de una
recamara y ha puesto el énfasis en el desarrollo de las áreas urbanas. Pero los
críticos señalan que cuando Peña Nieto fue gobernador del Estado de México de
2005 a 2011, los constructores hicieron más de 200 desarrollos, muchos de los
cuales ahora son ciudades fantasmas plagadas de problemas, que han sido
ignoradas por su administración.

En un discurso el año pasado Rosario Robles, secretaria de Secretaría de Desarrollo


Agrario Territorial y Urbano notó la paradoja de un gran número de hogares
abandonados en un país con una grave escasez de viviendas. “Tenemos viviendas
sin gente,” dijo, “y gente que no tiene vivienda”.

Cuando los drenajes pluviales se tapan, cuando las tuberías explotan o cuando las
luces de las calles se apagan en Santa Teresa, la gente recurre a José Colón.
Propietario de una tienda, de 37 años de edad y padre de dos niños, quien recolecta
dinero con sus vecinos para pagarles a los contratistas o comprar suministros.

Esos esfuerzos de “hágalo usted mismo” se han convertido en un lugar común en


estos desarrollos abandonados. Los residentes dicen que es su única opción.

Un día el año pasado, Colón se asomó a una zanja excavada por trabajadores que
dejaba ver una fuga en un sello defectuoso en una tubería. El agua estaba
encharcándose, malgastándose, en un complejo habitacional donde la mayoría de
las casas carece de agua corriente.

Yendo de puerta en puerta él se propuso recolectar dinero para comprar un nuevo


sello para la tubería.
Homex, que ya había salido de la protección por bancarrota, se había asegurado
240 millones de dólares en nuevo financiamiento.

Colón buscaba recaudar 5 dólares.

La investigadora Cecilia Sánchez en Ciudad de México ha contribuido a este


informe.

La debacle de la vivienda en México


Lea más de la investigación del Times

I. Una visión fallida (/projects/la-me-mexico-housing-es/)

II. La historia de Homex: auge y caída (/projects/la-me-mexico-housing-es-chapter-


2/)

III. El denunciante (/projects/la-me-mexico-housing-es-chapter-3/)

IV. El horror subprime (/projects/la-me-mexico-housing-es-chapter-4/)

V. Cómo es vivir en 325 pies cuadrados (/projects/la-me-mexico-housing-es-chapter-


5/)

Credits: Produced by Andrea Roberson, graphics by Swetha Kannan, video by Jessica Q. Chen

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Bobflores56 
3 month(s) ago (http://www.latimes.com/projects/la-me-mexico-housing-
es/#sot_db8f3603b88c4c4829fc3d7b66d67db9093e814e)

Un megafraude en vivienda que padecemos gracias a la corrupción y contubernio entre desarrolladores (Home, Casas Geo
etc con el Infonavit) en nuestra colonia Puerto Esmeralda, sufrimos casas con techos reventados, filtraciones en muros,
drenajes reventados y agua para uso humano contaminada con aguas negras, lo peor.
0 ▲ 0 ▼ Reply Promote Actions 

rudytoc.am  in reply to Bobflores56 f Un megafraude en vivienda que... more » 3 month(s) ago


(http://www.latimes.com/projects/la-me-mexico-housing-es/#sot_d759713a05f93e24df8f5d1d2cf9fba45009454b)

Gracias periodista extranjero...sacar a la luz esto. Lo ricachones mexicanos les interesa un bledo volverse ricos A
costa de los mas necesitados que es mayoria. Y se asocian al PODER político para robar mas y mejor.. dando
regalias a los funcionarios públicos y autoricen esas mediocres construcciones. Gracias periodista americano...aquí
los periodistas y televisoras es tan comprados y nunca sacarán a la luz temas como este. Somos una desgracia
como humanos. Y jodemos a los que menos tienen...políticos y ricachones son la misma mafia.
0 ▲ 0 ▼ R l P t A ti 

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