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La importancia del Abogado

Hace algunos días recordaba la respuesta que dio el Presidente del Consejo
Nacional de la Abogacía Española, cuando, luego de las explosiones terroristas en
diversas estaciones del metro en Madrid en el año 2004, fue interpelado por una
persona que en forma molesta le reclamó -¿cómo es posible que existan abogados
que defienden a esos criminales? (refiriéndose a los terroristas)-, la respuesta fue,
a mi parecer, muy acertada, -eso le demuestra que en España cualquier persona
tiene el derecho de un juicio justo-.

Lo anterior me ha llevado a reflexionar sobre la importancia que tiene la función que


desempeñan los abogados en la sociedad. En 1990, la ONU, emitió un documento
denominado “Principios Básicos sobre la Función de los Abogados”, en éste, se
inicia con la mención de derechos que forman parte de cualquier sistema jurídico
democrático, como son: la igualdad ante la ley, la presunción de inocencia, el
derecho a ser oído en forma pública ante un tribunal el que debe ser independiente
e imparcial; un juicio sin demoras injustificadas, el derecho a la asistencia de un
abogado cuando se es detenido y el consecuente respeto a los Derechos Humanos.
Se estima la necesidad de que las personas cuenten con un abogado que les auxilie
a ejercer sus derechos fundamentales lo que sólo se puede dar en un medio en que
se garantice la independencia y el actuar de los abogados.

En estos principios, la ONU plantea salvaguardias especiales en asuntos penales,


que consisten esencialmente en: la asistencia de un abogado para cualquier
persona que se encuentra acusada de haber cometido un delito, arrestada o
detenida por algún motivo; que el abogado debe tener experiencia y competencia a
fin de garantizar una asistencia jurídica eficaz y, en caso que se carezcan de medios
para pagarla, gratuita; la obligación del Estado de poner a disposición de las
personas detenidas instalaciones adecuadas para recibir visitas de su abogado y
entrevistarse con él, en condiciones dignas y que permitan la confidencialidad.

También menciona la necesidad de que los abogados sean competentes y se


encuentren preparados, estableciendo la responsabilidad que en estos tienen las
asociaciones profesionales de los abogados, los gobiernos y las instituciones de
enseñanza, debiéndose inculcar una conciencia de valores y ética, sin
discriminación por motivos de raza, color, sexo, origen étnico, religión, opiniones
políticas o de otro tipo.

Al mencionar las obligaciones de los abogados, refiere que estos deben mantener
el honor y la dignidad de su profesión, en tanto que son uno de los aspectos
fundamentales de un sistema de administración de justicia, a lo cual agregaría al
sistema de derecho y legalidad.

Es por lo anterior que estos profesionistas son uno de los factores esenciales para
el respeto a los derechos básicos de las personas así como las libertades
fundamentales, de donde se observa la necesidad de que el abogado cuente con
los elementos necesarios para actuar con libertad y diligencia, lo que lleva a la
obligación que tienen los gobiernos de garantizar que los abogados: puedan
desempeñar todas sus funciones profesionales sin intimidaciones, obstáculos,
acosos o interferencias indebidas; puedan viajar y comunicarse libremente con sus
clientes y no sufran ni estén expuestos a persecuciones o a sanciones
administrativas, económicas o de otra índole con motivo de un ejercicio legal de la
profesión. Es por eso que cuando la seguridad de los abogados y, por
consecuencia, el ejercicio de la profesión, se vean amenazados, el Estado debe
proporcionarles seguridad; también deben gozar de inmunidad civil y penal por las
declaraciones que hagan de buena fe en el ejercicio de su profesión.

Respecto a las libertades de expresión y asociación, se menciona el derecho que


tienen de participar en públicos debates sobre asuntos relativos a la legislación y la
administración de justicia sin sufrir restricciones profesionales, siempre y cuando
actúen conforme a la ley y a las reglas éticas de la profesión. Se destaca la
importancia de las asociaciones profesionales y autónomas de abogados, con el
objeto de representar sus intereses y la formación y capacitación de sus miembros,
aunque también deberán ser sometidos a regímenes disciplinarios a través de esos
referidos órganos.
La importancia que la ONU otorga a la función que desempeñan los abogados, tiene
otro trasfondo: el Gobierno sólo puede actuar de acuerdo a lo que prescriben las
leyes y quien conoce el sistema jurídico y el manejo de las leyes, fuera del gobierno,
son los abogados; de lo anterior que un gobierno democrático que pretenda superar
las fallas que comete su administración y adecuarla a los intereses de la sociedad,
encuentre en los abogados, libres e independientes, su mejor crítico y, por ende, un
efectivo instrumento de mejora.

Sin embargo, un gobierno despótico buscará limitar el libre e independiente ejercicio


de la función jurídica y dará apoyo a aquellos abogados que ensalcen su
administración, los que nunca faltarán y que más que ser abogados se convierten
en “abonados” del erario público.

Es aquí en donde se debe diferenciar entre el político y el gobernante, el primero


tiene un culto a la personalidad que puede dañar la función que desempeña cuando
se encuentre al frente de un cargo público, en cuanto rechace las críticas que se
hagan de su actuar; en tanto que el buen gobernante buscará el apoyo de aquellos
que le ayuden a desarrollarse en forma democrática y en beneficio de la sociedad,
aún y cuando lo que se diga no sea de su agrado, Es aquí en donde un buen
gobernante encuentra en una abogacía libre e independiente un instrumento
eficiente para la mejora de su actuar.

(Oscar Müller Creel, disponible en http://www.oscarmullercreel.com/?p=110)

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