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MUÑOZ NOS VIMOS EN LA HAYA Y NOS SEGUIREMOS VIENDO

¿CÓMO FALLARA LA CORTE?

Alte (sp) Jorge Botello Monje

Hace algunas semanas el canciller chileno calificó a la demanda boliviana como


“música celestial”, parece que dicho funcionario no es muy ducho en arte musical
pues la CIJ, con su decisión de asumir competencia, no coincidió con sus
sensibilidades musicales. También señaló que nos veríamos en La Haya, cuando
se presentaron algunos cuestionamientos del gobierno boliviano al papel del
cónsul chileno. Pues para “beneplácito” de Muñoz nos seguiremos viendo en La
Haya y seguirá escuchando la “música celestial” de nuestra demanda.

La decisión de la CIJ de asumir competencia en la demanda de Bolivia contra


Chile, motivó profusos comentarios de representantes chilenos y bolivianos,
aquellos, en su mayoría, empeñados en mitigar la derrota de su recurso, y
buscando, lo hacen reiteradamente, confundir con temas como eso de, por qué el
reclamo a Chile si lo perdido por Bolivia frente a este “solo” fue el 11 % del total. El
ex presidente Mesa se encargó de explicarles que la perdida de la costa implica
una perdida cualitativa, es decir que Bolivia de ser un país ribereño del Pacifico
pasó a estar ausente en la costa pacífica.

Entre los comentaristas bolivianos se dieron diferentes enfoques, unos señalaban


que Bolivia no había ganado nada, repitiendo lo afirmado por la presidenta
Bachelet, mientras otros afirmamos que en esta parte del proceso ganamos todo
lo que estaba en juego.

Hubieron otros voceros, como el también ex presidente Lagos, quien reiterando lo


mismo sobre el porcentaje de territorio perdido frente a Chile, afirmó que lo exigido
por Bolivia implica revisar el Tratado de 1904 “y en consecuencia todos los
tratados” (CNN Chile, 24/09/15). No entienden nuestro vecinos que lo demandado
por Bolivia se sustenta en que Chile asumió un compromiso, mediante un acto
unilateral, que consistió en ofrecer la solución del enclaustramiento marítimo de
Bolivia, cediendo una franja de territorio con soberanía, esto, tal como lo señala
nuestra demanda, se dio desde 1895.

Ese año, en el Tratado de Transferencia de territorios, se menciona que si Chile


accede a la soberanía sobre Tacna y Arica, “se obliga a transferirlos a la
República de Bolivia...” Más adelante especifica que si no adquiriese la soberanía
de los territorios citados, “se compromete a ceder a Bolivia la caleta Vitor hasta la
quebrada de Camarones”
El mismo año, en un protocolo se afirma que la cesión de territorios por parte de
Bolivia, quedaría nula si no se da la transferencia a este país, en el término de dos
años, del puerto a que se hace referencia en el Tratado

Nuestro país no deja de reclamar una solución al encierro marítimo al que fue
sometido por Chile, como consecuencia el 20 de junio de 1950, Chile responde
con una nota en la que, luego de algunas consideraciones referidas a las diversas
oportunidades en las que se había tocado el tema y en las Chile había aceptado la
cesión territorial, señala en la parte pertinente que: “…será consecuente con esa
posición y que, animado de un espíritu de fraternal amistad hacia Bolivia, está
llano a entrar formalmente en una negociación directa, destinada a buscar la
fórmula que pueda hacer posible dar a Bolivia una salida propia y soberana al
océano Pacifico y a Chile obtener las compensaciones que no tengan carácter
territorial y que consulten efectivamente sus intereses” Esta nota es reiterada en
1961 por medio de un memorándum del 10 de julio.

Como consecuencia de las negociaciones iniciadas en la población de Charaña,


Chile remite a nuestro país una nota que señala en su punto 4c su disposición a:
“…la cesión a Bolivia de una costa marítima soberana, unida al territorio boliviano
por una faja territorial igualmente soberana”. Los siguientes incisos hasta el “n” se
refieren a las condiciones que se deben cumplir para esa cesión.

Estas notas y otras constituyen actos unilaterales ejercidos por Chile, y desde el
punto de vista del derecho internacional, generan derechos exigibles pues
constituyen verdaderos tratados. Citemos alguna jurisprudencia producto de fallos
de la Corte o que esta toma en cuenta:

El caso de Dinamarca contra Noruega, en la que Dinamarca señalaba la


obligación de Noruega de no oponerse al ejercicio de la soberanía danesa sobre
Groenlandia, con base en una declaración de su canciller: La Corte señaló que:
“Noruega tiene la obligación de abstenerse de cuestionar la soberanía danesa
sobre Groenlandia”.

Otro antecedente se refiere a Qatar vs Bahreim, se trató también de soberanía


territorial, Qatar afirmaba que una nota redactada el año 1990, base del reclamo
de Bahrein, no constituía un instrumento legalmente obligatorio y era un simple
registro de las negociaciones.

La Corte consideró que tanto los intercambios de notas previas entre ambos,
como la de 1990 “constituyen un acuerdo internacional creador de derechos y
obligaciones internacionales”.
Estos antecedentes brevemente reseñados, definen la importancia que la CIJ da a
los actos unilaterales de los estados, y marcan el camino que, seguramente,
seguirá en el caso entre Bolivia y Chile y del cual no puede desviarse pues iría
contra su propias decisiones previas.

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