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Jorge Iturriaga, La masificación del cine un momento crítico marcado por el cambio
en Chile, 1907-1932. La conflictiva tecnológico y sociológico que significó la
construcción de una cultura plebeya, introducción del cine sonoro y la culminación
Santiago, Lom Ediciones, 2015, 321 pp. de un proceso de concentración de la oferta.
Además, contiene un interesante anexo de 279
fotografías, mapas y gráficos en los cuales se
apoyan varias aseveraciones del autor. Otro
aspecto de interés es la extensa bibliografía
El cine es popular, qué duda cabe. Incluso en con la cual discute y dialoga el texto (mucha
una época como la nuestra, donde la de ella, eso sí, publicada en inglés y de difícil
experiencia con el “séptimo arte” se ha acceso para los lectores), lo cual nos indica la
convertido en una práctica doméstica, la actualidad y pertinencia del tratamiento del
noción del cine continúa unida a la idea de cine como fenómeno no estrictamente
masividad. El libro La masificación del cine artístico. En este sentido, este libro
en Chile, 1907-1932 de Jorge Iturriaga contribuye además a poner de manifiesto la
establece que este fenómeno no fue ajeno a la necesidad de afrontar el análisis histórico de
irrupción del cine en la sociedad chilena de la cultura popular, un enfoque que ha tenido
principios del siglo XX. Pero, además, poco vuelo entre los historiadores locales a
plantea algo más diferencia de lo realizado, por ejemplo, en
provocativo: el lugar Inglaterra y España.
del cine en sus En el plano de sus aportes, paso ahora
comienzos en Chile a comentar de manera general los aspectos
fue particularmente que considero más relevantes. Respecto a la
“popular”. Es decir, masificación del cine entre los sectores
el cine como populares y a su conformación como
experiencia social y fenómeno social, Iturriaga plantea como
cultural, se masificó primer hito el surgimiento de una reacción, la
entre los sectores cual es analizada en un doble sentido. Por una
populares. Fueron parte, una reacción política, a través de la
éstos quienes cual la “sociedad” de la época (como se auto-
mayormente comprendía la élite) intentó higienizar,
concurrieron a los biógrafos (salas de cine), normar y fiscalizar esta práctica.
los cuales no se encontraban lejanos a sus Como en otras manifestaciones
casas, conventillos, arrabales. Porque lejos de populares, la moral dominante buscó ordenar
lo que puede dictar el sentido común, las el cinematógrafo y su práctica, sobre todo
salas de cine no se ubicaron en un comienzo ante la alarma de organizaciones de mujeres
en el oligárquico centro de la capital, sino que católicas, quienes, al contar con importantes
se desplegaron por los barrios populares, en redes en la esfera política, lograron incidir en
piezas mal ventiladas, sin condiciones la reglamentación, censura y distribución de
higiénicas ni salidas de emergencias, con las películas. Al respecto, y a partir del
bancas o sin ellas, en teatros en desuso o en análisis de las publicaciones de las
carpas itinerantes. organizaciones conservadoras, de la
El análisis de este fenómeno se reproducción de sus críticas en diarios de alta
organiza en cuatro capítulos que abordan circulación e influencia en la opinión pública
cronológicamente el comienzo, auge y ocaso (como El Mercurio) y de la recepción de
de la masificación popular del cine en Chile, estas polémicas en las instituciones de
desde el establecimiento –aproximadamente representación política (Parlamento y
en 1907- de la proyección de películas en Municipalidades), el libro devela tanto la
locales fijos, hasta 1932, fecha que constituye
Jorge Navarro, recensión del libro La masificación del cine en Chile, 1907-1932. La conflictiva construcción de una cultura plebeya,
Izquierdas, 31:279-282, diciembre 2016