Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
tracto digestivo bajo en los cuales las investigaciones médicas realizadas no demostraron una causa orgánica
o sea una alteración de las estructuras del organismo
Se incluyen en este grupo de afecciones el Síndrome del intestino irritable (SII), diarreas funcionales,
constipación funcional y distensión abdominal funcional.
El SII afecta entre el 5 y el 20% de la población general y probablemente sea la causa más frecuente de
consulta al gastroenterólogo.
Los trastornos funcionales son más comunes en mujeres que en varones y suelen disminuir con la edad, a
pesar que muchas personas mayores también los padecen.
Estas afecciones tienen un gran impacto económico y social por su alta prevalencia y características crónicas
y recurrentes.
Además de los síntomas a nivel gastrointestinal también están vinculadas con diversas somatizaciones
extraintestinales como ser dolor de espalda, cefalea y síntomas genitourinarios entre otros,
Es necesario saber identificar aquellas afecciones que con iguales manifestaciones padecen una
enfermedad orgánica. Como ser las afecciones inflamatorias del colon, el cáncer de colon, la enfermedad
celíaca, los trastornos de la motilidad, o la mal absorción de sales biliares.
Los primeros criterios establecidos fueron los de Manning en 1978 seguidos por los de Roma en 1990 luego
los criterios de Roma 2 en 1999 y los actuales de Roma 3 del 2007.
Existe considerable variedad en los síntomas en el tiempo y pacientes con síntomas predominantes de SII en
un momento pueden tener síntomas funcionales provenientes del aparato digestivo superior un tiempo
después. Este hecho es un elemento más a favor del posible origen funcional de la sintomatología.
Los criterios de Roma 3 para el SII exigen que el comienzo de los síntomas hayan comenzado al menos seis
meses antes, y hayan estado presentes tres días o más por mes antes del diagnóstico. Estas condiciones
diferencian al SII de alteraciones pasajeras y demuestra actividad actual.
La diarrea y el estreñimiento son las alteraciones fundamentales de la función intestinal. Ambos trastornos son
motivo de consulta en la oficina de farmacia debido a su alta incidencia causada por la ingestión de alimentos
o agua contaminados, alimentación poco equilibrada (rica en grasas y pobre en fibra), empleo de
determinados fármacos, embarazo, o cambios de hábito y alimentación mientras se viaja.
Las heces se almacenan en el colon pélvico. El acto de la defecación se inicia cuando parte del contenido del
colon es impulsado al interior del colon durante uno de los períodos de actividad colónica, provocándose la
distensión del recto, iniciándose el deseo de la defecación (acto voluntario).
Si el desarreglo intestinal se caracteriza por el incremento de la fluidez de las heces y de la frecuencia de las
evacuaciones se trata de diarrea. Si, por el contrario, existe un impedimento funcional de la capacidad normal
del colon para producir heces de consistencia adecuada en intervalos normales (se considera perfectamente
normal variaciones entre tres deposiciones diarias a una cada 3 días), se trata de estreñimiento.
Diarrea
Al igual que el estreñimiento, la diarrea no es una enfermedad en sí, sino un síntoma de un trastorno cuya
gravedad depende de la causa que lo origine. Se caracteriza por la evacuación frecuente de heces acuosas,
sin formar, lo que provoca una escasa absorción de agua y elementos nutrientes. Puede ir o no acompañada
de dolor, debilidad, náuseas, vómitos, espasmos abdominales (retortijones), fiebre o pérdida de apetito.
La diarrea puede ser aguda o crónica. La primera, de aparición repentina, suele durar 1-2 días, lo mismo con
tratamiento que sin él. La segunda puede prolongarse durante bastante tiempo, suele ser resultado de
muchos factores y a veces es síntoma de un trastorno más importante.
Etiología
Ingestión de alimentos o agua contaminada por gérmenes patógenos. Siendo el principal Escherichia coli,
seguido de Salmonella y Shigella. Por ejemplo, los alimentos ingeridos hasta 3 días antes de la aparición de la
diarrea pueden provocar una intoxicación alimentaria que, generalmente, se manifiesta también con vómitos y
dolor cólico. En el caso de la diarrea simple del viajero, ésta es provocada por una descompensación de la
flora bacteriana intestinal debida a la ingestión de alimentos no habituales, lo que se conoce como
«transgresión dietética»,o por el consumo de alimentos o agua contaminados por infección bacteriana. Esta
diarrea suele ser benigna e ir acompañada de vómitos, fiebre, tenesmo, calambres intestinales, heces
sanguinolentas y moco. Está causada por bacterias o por protozoos tipo Giardia.
Consumo de medicamentos.
Alteración de origen psicógeno. Los trastornos caracterizados por una situación de tensión emocional pueden
provocar diarrea.
La medicación o cirugía realizada anteriormente sobre el aparato digestivo (gastrectomía, resección intestinal
o vagotomía).
Tratamiento
Aliviar o tratar con dieta adecuada las consecuencias hidroelectrolíticas y nutritivas que se derivan de la
diarrea, sea aguda o crónica.
También antes se recetaban quimioterápicos o antibióticos a toda diarrea de origen supuestamente infeccioso.
Sin embargo, se sabe que determinados episodios diarreicos agudos, aun siendo de etiología infecciosa, son
autolimitantes y no requieren fármacos antiinfecciosos, sino una terapia dietética y sintomática. Sólo en
algunos cuadros etiológicos estarán indicados los fármacos antiinfecciosos específicos.
Soluciones rehidratantes
La reposición hídrica es la primera elección --a veces, la única-- para evitar la deshidratación reponiendo las
pérdidas de agua y electrólitos.
La OMS recomienda una solución, disuelta en un litro de agua, compuesta por 20 g de glucosa, 3,5 g de
cloruro sódico, 2,5 g de bicarbonato sódico y 1,5 g de cloruro potásico. Esta solución debe administrarse en
pequeñas cantidades de forma continua, según demanda.
Como remedio casero, se añade a un litro de agua mineral 4 cucharadas soperas de azúcar, una taza de
zumo de limón, 3/4 de cucharadita de sal de mesa y una cuchara de bicarbonato sódico. En su defecto,
también puede recurrirse durante el día a sorbos de zumos o de agua.
Dieta
Es esencial en el caso diarreas. En adultos y niños se deben seguir una pauta según la cual durante las
primeras horas se evitarán los alimentos sólidos; más tarde se incorporarán, como permitidos, los siguientes
alimentos:
Frutas como la manzana asada, manzana rallada con unas gotas de limón, membrillo o plátano maduro.
Está contraindicada la leche, pero se puede tomar yogur natural y queso fresco.
Las frutas y verduras nunca serán crudas. Se deben evitar verduras de color verde: acelgas, espinacas,
lechugas.
Es aconsejable prescindir de las almendras, compotas, nueces y pan negro, por su efecto laxante.
Están contraindicados todos los dulces: caramelos, chocolates y pastelería.
Si el lactante toma el pecho, se da el pecho. Pero, si toma leche artificial, se prepara el biberón en agua de
arroz y con la mitad de medidas de polvo de las habituales. Conforme el lactante vaya normalizando las
deposiciones, se aumentarán progresivamente las medidas de polvo y se añadirá agua en lugar de sopa de
arroz. Se aconseja no dar leche con lactosa.
Si el lactante toma papilla salada, se preparará con agua, zanahoria, pechuga de pollo y arroz.
Como precaución, cabe recordar que los alimentos más peligrosos son los mariscos sin depurar, las carnes
almacenadas sin rigor higiénico, frutas y verduras crudas, huevos y productos no refrigerados.
Además, si se viaja a países exóticos deben consumirse alimentos cocinados recientemente y bien cocidos,
evitar los cubitos de hielo, lavar abundantemente los alimentos frescos y pelarlos personalmente, no consumir
repostería, y no beber agua que no esté embotellada o que no haya sido abierta delante de nosotros.
Los alimentos ingeridos hasta 3 días antes de la aparición de la diarrea pueden provocar una intoxicación
alimentaria que, generalmente, se manifiesta también con vómitos y dolor cólico
Antiinfecciosos
En general, no se aconseja un tratamiento antiinfeccioso que actúe sobre las bacterias causantes del cuadro
diarreico, ya que la mayoría de las gastroenteritis agudas presentan etiología vírica y no bacteriana. Además,
un porcentaje muy alto de los casos diarreicos revierten sin ayuda farmacológica en 48 horas.
En el caso de que el individuo presentara síntomas como vómitos, fiebre, calambres intestinales, heces con
sangre o moco, se puede sospechar que éste padece un proceso infeccioso. Por lo tanto, puede
recomendarse el uso de agentes antiinfecciosos que combaten bacterias o protozoos y la terapia hídrica. Se
emplearán como norma general fluoroquinolonas (ciprofloxacina, norfloxacina o ofloxacina). En caso de
infección bacteriana por Eschericia coli, se empleará trimetropin/sulfametoxazol (TMP/SMZ), tetraciclina o
doxiciclina. En caso de infección por protozoos como Giardia, se indicará metronidazol. En caso de disentería
provocada por Shigella o gastroenteritis por Salmonella, se recurrirá a TMP/ SMZ, ampicilina o amoxicilina.
Por último, si se trata de una infección colérica, se recomendará tetraciclinas o cotrimoxazol.
Adsorbentes intestinales
Son los fármacos adsorbentes de las toxinas estimulantes de la secreción y agua intestinal. Son fármacos del
tipo OTC, ya que son muy seguros y biológicamente inertes. Destacan el caolín, el carbón activado, la pectina
y el yeso.
Inhibidores de la motilidad
intestinal
Frenan el peristaltismo intestinal e inhiben la secreción de los líquidos intestinales. No deben administrarse en
diarreas provocadas por microorganismos, porque por inhibición del peristaltismo se produciría la absorción
de éstos, diseminando la infección.
La loperamida es menos tóxica que el difenoxilato y tiene menor acción sobre el SNC, ya que no atraviesa la
barrera hematoencefálica. Se considera fármaco de elección en el tratamiento sintomático de la diarrea
aguda. Inhibe la secreción de los líquidos intestinales. Se emplea por vía oral en cápsulas. Los niños pueden
medicarse con loperamida si se emplea en dosis recomendadas para ellos.
Fermentos lácticos
Tienen interés en el caso de alteraciones de la flora intestinal por el empleo de antibióticos. Reemplazan la
flora patógena intestinal por flora bacteriana normal.
Se emplea Bacillus subtilis, Lactobacillus acidophilus y Saccharomyces boulerdii. Su uso es más frecuente en
niños.
Desde la oficina de farmacia, el consejo farmacéutico se limita a la reposición hídrica y a una dieta adecuada.
Cuando la causa de la diarrea es benigna por ingestión de comida o bebida contaminadas, se recomendará
un antidiarreico, principalmente la loperamida.
Estreñimiento
Etiología
La aparición brusca del estreñimiento suele asociarse a un problema orgánico, mientras que el estreñimiento
crónico obedece generalmente a alteraciones funcionales.
Sedentarismo.
Embarazo.
Edad avanzada.
Situación emocional.
Tratamiento
Para tratar el estreñimiento debe identificarse la causa que lo origina. El farmacéutico debe averiguarla
preguntando al paciente la duración de éste y la severidad de los síntomas. Por ello, el tratamiento se
establecerá en función de su etiología, pudiendo ser, según su importancia, dietético, de cambio de hábitos y
farmacológico (empleo de laxantes).
Dieta
Debe ser rica en fibra y en ingestión de líquidos. Se llama fibra a las sustancias, generalmente hidratos de
carbono, que forman parte de la estructura de la pared celular de los vegetales. La fibra retiene agua, por lo
que las heces tienden a ser más blandas, voluminosas y pesadas. Este incremento del volumen fecal da lugar
al aumento del estímulo reflejo, que impulsa el peristaltismo con el cual las heces atraviesan el colon más
rápidamente (último tramo del intestino grueso).
Fibra insoluble. Se encuentra sobre todo en los cereales integrales. Se excreta casi íntegra en las heces y,
debido a su capacidad para retener agua, aumenta la masa fecal, favoreciendo la motilidad intestinal.
Fibra soluble. Es muy viscosa, y se encuentra en legumbres, frutas y verduras. Este tipo de fibra, cuando llega
al colon, es transformada por la acción de las bacterias intestinales en ácidos grasos de cadena corta y
volátiles (dan olor a las heces). También produce un enlentecimiento en el paso de los alimentos desde el
estómago hasta el intestino.
Como contrapartida a estos efectos beneficiosos, la ingestión de grandes cantidades de fibra (más de 20-30
g/día) puede disminuir la absorción de ciertos micronutrientes como el calcio, el cinc y el hierro, además de
producir flatulencia y distensión gástrica. Por ello, se aconseja una dieta de unos 20-30 g de fibra al día,
obtenida a través de alimentos naturales como fruta, verdura, legumbres y, en caso de estreñimiento,
mediante pan y cereales integrales.
Determinados episodios diarreicos agudos, aun siendo de etiología infecciosa, son autolimitantes y no
requieren fármacos antiinfecciosos, sino una terapia dietética y sintomática
Cambio de hábitos
Hacer ejercicio físico de forma regular, sobre todo aquel en el que intervienen los músculos abdominales o en
su defecto pasear.
Evitar el cambio de hábitos alimentarios tanto en la rutina de horarios como en el tipo de alimentos.
Laxantes
Si con las anteriores medidas no se obtienen buenos resultados, se podrá incluir en el tratamiento un laxante
suave. El laxante ideal no podrá ser irritante, ni tóxico, y deberá actuar solamente en el colon descendente y
sigmoideo, produciendo heces normales después de su administración.
Los laxantes siempre deben administrarse de forma prudente para evitar el principal problema de su uso
frecuente: la irritación de la mucosa intestinal. Deben tomarse de forma temporal, nunca de forma regular o
durante un largo período de tiempo. Pocas veces se debe usar un laxante durante más de una semana, a no
ser por indicación médica.
Entres éstos, se incluyen la metilcelulosa, la oximetilcelulosa, el agar y las semillas de Plantago ovata.
Son sustancias que se hinchan por la absorción de agua, por lo que el aumento del volumen y
reblandecimiento del bolo fecal favorecen el peristaltismo intestinal, estimulando la evacuación fecal.
El laxante ideal no podrá ser irritante, ni tóxico, y deberá actuar solamente en el colon descendente
y sigmoideo, produciendo heces normales después de su administración
Se administran por vía oral, antes de las comidas y con gran ingestión de agua.
Están contraindicados en casos de obstrucción intestinal, apendicitis y atonía intestinal. Nunca deben
emplearse en niños menores de 6 años.
Su empleo continuado puede originar dependencia, ya que pueden reducir la actividad intestinal normal.
Emolientes
Destaca el docusato sódico. Éste disminuye la tensión superficial del tracto gastrointestinal, facilitando la
mezcla del agua con las grasas del bolo fecal. De este modo, las heces se ablandan y se eliminan con más
facilidad.
Lubricantes
Se incluyen el aceite de parafina y el aceite de oliva. Ejercen su acción a través del recubrimiento de las heces
de una capa espesa de grasa. Así se impide la absorción de agua en el intestino y se favorece a que las
heces permanezcan blandas.
Se usan en personas que deben evitar los esfuerzos excesivos, como pacientes con hernias, aneurismas,
hipertensión, infarto de miocardio, cirugía abdominal y anorrectal. Debido a su repetido uso pueden originar
como efecto indeseable la absorción del aceite, pudiendo llegar a los vasos linfáticos mesentéricos y
comportarse como un cuerpo extraño, o bien su aspiración, generalmente en pacientes encamados.
Salinos
Destacan los sulfatos, las sales de magnesio y los fosfatos. Se absorben poco y arrastran agua al intestino,
aumentando la presión osmótica en el interior del tubo digestivo.
Cuando se administran oralmente, su absorción en el intestino delgado es muy lenta, por lo que ocasionan un
incremento de la presión osmótica del contenido intestinal. En estas condiciones pasa el agua desde el
plasma sanguíneo a través de la pared del intestino delgado para restablecer el equilibrio osmótico. Se
provoca de esta manera un aumento del volumen del contenido intestinal, lo que estimula el peristaltismo
intestinal.
Los laxantes siempre deben administrarse de forma prudente para evitar el principal problema de su uso
frecuente: la irritación de la mucosa intestinal
Estimulantes
Se emplean las antraquinonas (cáscara sagrada, áloe, ruibarbo y sen), la fenoftaleína, el bisacodilo, el
picosulfato sódico y el aceite de ricino.
Son muy eficaces, caracterizándose por su acción rápida (6-12 horas) y agresiva, ya que producen una
irritación intestinal intensa. Su mayor riesgo es la pérdida abundante de líquidos.
Suelen ser utilizados en el caso de que interese una evacuación del tracto gastrointestinal con fines
exploratorios (examen radiológico) o quirúrgicos (cirugía abdominal, intestinal o rectal).
Osmóticos
Entre ellos se incluyen los supositorios de glicerina, la lactulosa y el lactitol. Producen atracción del agua a la
luz intestinal. De esa manera disminuyen la consistencia de las heces, favoreciendo su evacuación.
Los supositorios de glicerina estimulan el reflejo mecánico de la defecación en las terminaciones nerviosas del
recto y reblandecen las heces endurecidas debido a sus propiedades hidrófilas. Son de primera elección por
su acción higroscópica, sus mínimos efectos secundarios y su rápida acción (15-60 minutos después de su
administración). Están indicados durante el embarazo y la lactancia.
La lactulosa y el lactitol son disacáridos semisintéticos administrados por vía oral que, además, presentan
efecto prebiótico, ya que favorecen el equilibrio de la flora intestinal, incrementando la flora fermentativa
beneficiosa (lactobacilos y bifidobacterias). El actitiol está indicado en todo tipo de pacientes: embarazadas,
niños, adultos y ancianos, incluso diabéticos, ya que no modifica los niveles de glucemia.
Laxantes y embarazo
Muchas mujeres embarazadas presentan problemas de estreñimiento. Esto es debido a la reducción del tono
muscular, que provoca una disminución del peristaltismo; el aumento del tamaño del útero, que comprime el
colon dificultando la evacuación, y la administración de suplementos vitamínicos, que contienen calcio y
hierro, que aumentan el estreñimiento.
Estas mujeres deben aumentar la ingestión de líquidos, fruta fresca y vegetales. También deben evitar la toma
de medicamentos que pueden provocar estreñimiento, como los antiácidos de aluminio. Si fracasan estas
medidas, se deberán usar laxantes siempre bajo la supervisión del ginecólogo.
Los laxantes de primera elección son los formadores de bolo (Plantago ovata, metilcelulosa y agar), ya que
apenas se absorben. Sin olvidar que se administrarán con abundante líquido. Cuando la fibra no da resultado,
la siguiente alternativa son los osmóticos (lactitol y lactulosa), que están indicados en embarazadas por su
perfil de seguridad y eficacia. Si fracasaran éstos últimos, se utilizarán los senósidos, ya que se absorben
mínimamente y no han demostrado efectos teratógenos.
El bisacodilo y los supositorios de glicerina se absorben escasamente, por lo que también se pueden
recomendar.
Los osmóticos salinos (sales de magnesio y de sodio) pueden emplearse como alternativa, junto con una
adecuada ingestión de líquidos, durante cortos períodos de tiempo, ya que a largo plazo su absorción puede
originar desequilibrios electrolíticos como hipernatremia e hipermagnesemia.
Los lubricantes como el aceite mineral no deben emplearse porque favoreceren la pérdida de absorción de las
vitaminas liposolubles.
El aceite de ricino está contraindicado debido a que puede inducir contracciones prematuras y la rotura de
tejidos uterinos, causando la muerte del feto y de la madre.
Laxantes y pediatría
Los lactantes y los niños con cuadros febriles o con cambios en la dieta o con problemas emocionales pueden
padecer estreñimiento. Éste se soluciona fácilmente con el consumo de fibras y agua. Otra sustancia muy
utilizada en el tratamiento del estreñimiento en niños es el lactitol, debido a su buena aceptación y tolerancia.
Si no es así, se puede recurrir al uso de supositorios de glicerina en niños menores de 5 años, incluidos los
lactantes. Sin embargo, los enemas no son recomendados hasta los 2 años de edad.
Un 5% de los niños padece estreñimiento crónico por intolerancia a la leche de vaca. Por ello, se deberá
suprimir ésta o administrar laxantes habituales si no responden favorablemente al incremento de la fibra
dietética, ingerir líquidos y realizar de ejercicio físico.
Laxantes y geriatría
El uso de laxantes en pacientes geriátricos debe ser individualizado. La razón fundamental de esta
individualización se debe a que las personas de edad avanzada suelen estar sometidas a tratamientos
farmacológicos con abundante diversidad de medicamentos.
Siempre debe recordarse que la defecación normal solamente consta del vaciamiento del colon descendente
y el sigmoideo. Por ello, el laxante debe inducir únicamente este efecto. En cambio, cuando se realice un
examen radiológico interesará la evacuación completa del colon, pudiéndose emplear un laxante estimulante.
Para los pacientes encamados se pueden recomendar el uso de supositorios de glicerina o la lactulosa. El
lactitol también está especialmente indicado en pacientes mayores, aunque sean diabéticos, ya que no
modifica los niveles de glucemia.
Como consejo farmacéutico ante una consulta por estreñimiento de una persona de edad avanzada, deberá
recomendarse en primer lugar el uso de medidas higiénicas: ejercicio físico moderado, dieta rica en fibra y
líquidos, etc.
Si a pesar de estas medidas iniciales persiste el estreñimiento, se puede recurrir a la utilización de un laxante
de dispensación sin necesidad de prescripción médica.
ólo es accesible el borde inferior, el superior se encuentra dentro de la parrilla costal a bastante
profundidad fuera del alcance de los dedos del examinador. La cara superior es convexa y se
encuentra por debajo del diafragma, a nivel de la quinta o sexta costilla. La vesicula no es
palpable en personas normales. La forma del hígado puede variar de una persona a otra.
A tener en cuenta: el hígado desciende con la inspiración y asciende con la espiración. Esta
excursión es de unos 2 cms con la respiración normal y el doble con la respiración forzada.
La palpación monomanual se inicia con el explorador ubicado a la derecha del paciente, coloca
de plano la mano derecha, orientandola de tal forma que una línea imaginaria pase por el
extremo de los dedos indice y mayor y sea paralela al borde hepático.Se comienza a nivel de la
fosa iliaca derecha y se sigue la línea medio clavicular hasta el reborde costal. Se presiona
suavemente con la punta de los dedos y en cada espiración se desliza la mano hacia arriba
tratando de percibir con la inspiración el borde hepático.
Maniobra de Chauffard: Se coloca la mano izquierda en la porción posterior, entre la duodécima
costilla derecha del paciente y la cresta iliaca, a un lado de los músculos paravertebrales. Se
coloca la mano derecha en el hipocondrio derecho, paralela y lateral a los músculos rectos
anteriores y por debajo de la zona de matidez hepática. Se le ordena al paciente que inspire de
manera profunda mientras se jerce presión hacia adentro y hacia arriba con la mano derecha y se
tira arriba con la mano izquierda. Se siente el deslizamiento del borde hepático sobre la punta de
los dedos.
Palpación del hígado en caso de ascitis: si la cantidad de liquido es abundante debe explorarse
mediante la busqueda del fenómeno del témpano. Este se investiga con una o dos manos, la mano
izquierda se coloca de manera transversal en la región lumbar. Con el extremo de los dedos
índice, medio y anular de la mano derecha semiflexionados se realizan depresiones bruscas de la
pared abdominal anterior, se percibe una sensación semejante a cuando los dedos golpean un
trozo de hielo que flota en agua.
En la inspiración el hígado es palpable aproximadamente a 3 cms por debajo del reborde costal
en linea medio clavicular. Para "sentir" el hígado se debe variar la presión de acuerdo a la
resistencia y tono de la pared abdominal.
Observaciones.
HEPATITIS VIRALES
Roberto Vázquez Campusano
Departamento de VIH, y otras ITS, InDRE, SSA
En general cualquier inflamación del hígado se conoce como hepatitis. La hepatitis puede tener
diferentes orígenes, infecciosa, obstructiva, medicamentosa, etcétera. La hepatitis de origen viral
(infecciosa) puede ser causada por diversos agentes, los cuales actualmente se han reunido en
dos grupos de virus, en el primero se encuentran aquellos que la producen solo como
consecuencia de su diseminación en el organismo; entre ellos tenemos a los virus del dengue,
fiebre amarilla, Epstein Barr y citomegalovirus, entre otros. En el segundo grupo se encuentran
virus que tienen como órgano blanco el hígado (hepatotrópicos). Se han identificado 8 virus
productores de hepatitis viral (Cuadro 1).
Debido a que ninguno de estos agentes ha podido ser cultivado (con excepción del virus tipo A), es
poco lo que se conoce sobre cada agente en particular. Los virus más estudiados han sido los
tipos A, B, C y D.
La hepatitis producida por cada tipo de virus es clínicamente indistinguible, por ejemplo; la hepatitis
aguda producida por el virus de la hepatitis B es idéntica a la producida por los virus tipo A, C, D,
etc., lo que significa que clínicamente no es posible determinar el tipo de virus infectiva. Sin
embargo, el estudio epidemiológico y la historia clínica del paciente pueden orientar hacia algún
virus en particular.
Patogenia. Todos los virus descritos anteriormente son capaces de producir 4 formas clínicas de
hepatitis:
a. Hepatitis aguda
b. Hepatitis fulminante
c. Hepatitis subclínica
d. Hepatitis crónica.
Hepatitis aguda. La hepatitis viral aguda es la enfermedad clásica que todos conocemos, se divide
en cuatro etapas:
VHA 15 - 50 28 - 30
VHB 45 - 180 60 - 90
VHC 15 - 180 40 - 60
VHD 15 - 60 30 - 35
VHE 15 - 64 26 - 42
3. Fase ictérica. En este periodo se presentan las manifestaciones clásicas de la hepatitis: ictericia,
acolia, coluria, puede haber nausea, vómito, persiste el malestar general y la anorexia. Las
pruebas de laboratorio para funcionamiento hepático muestran bilirrubinas aumentadas a expensas
de la bilirrubina directa (más de 3 mg/dl) y transaminasas (TGO y TGP) con valores ás veces por
arriba del límite normal.
Hepatitis crónica. Los agentes productores de hepatitis viral son capaces de establecer
infecciones crónicas, en las cuales el paciente convive con el agente viral, debido a que este
permanece de manera latente en el hepatocito. La hepatitis crónica se caracteriza por la presencia
de síntomas completamente inespecíficos como son fatiga y dolor corporal intermitente. Algunas
veces puede presentarse nausea, anorexia, pérdida de peso y dolor abdominal. La cronicidad varia
desde 1-2% para el VHB, hasta 60-70% para el VHC.
Control y Prevención. Debe educarse a la población sobre las medidas de saneamiento básico e
higiene personal para las hepatitis transmitidas por vía oro-fecal (tipos A y E). Para los otros tipos
de hepatitis se recomienda identificar los comportamientos de riesgo y realizar la búsqueda de
marcadores serológicos en bancos de sangre para las hepatitis tipos B y C, así como la notificación
obligatoria de los casos de hepatitis, para mantener un sistema de vigilancia epidemiológica que
permita la identificación de brotes. Por otra parte, existen vacunas que han demostrado eficacia en
la prevención de la hepatitis viral.
Vínculos.
Enfermedad de Crohn
En los pacientes con esta enfermedad, la estomatitis aftosa recurrente se presenta con
una incidencia entre 10 y 20 %, incluso puede ser la lesión inicial sin otros síntomas
intestinales. Se caracteriza por la presencia de aftas pequeñas, circulares, lineales
(0,3- 0,5 cm de diámetro), cubiertas por una membrana blanquecina, de bordes
enrojecidos, poco dolorosos, única o múltiples, localizadas preferentemente en las
encías, los labios, el paladar blando o la úvula. Estas lesiones pueden cicatrizar y
deformar la mucosa, dando imagen de empedrado de la cavidad bucal.24,33,34
Enfermedad celíaca
La enfermedad tiene un espectro clínico muy amplio y variado, con diferentes formas
clínicas; frecuentemente se presenta en la niñez y la adolescencia, e incluso el enfermo
puede llegar a la edad adulta con escasos síntomas.
Los pacientes con lesiones graves de la mucosa, desde el duodeno proximal hasta el
íleon terminal, manifiestan un cuadro intenso de malabsorción con gran afectación
clínica; mientras que los pacientes con lesiones limitadas al duodeno y la parte
proximal del yeyuno pueden no tener síntomas digestivos y la enfermedad suele
manifestarse por síntomas y signos extradigestivos secundarios a la deficiencia de
nutrientes como hierro, ácido fólico, etc.
Las estomatitis aftosa recurrente puede constituir una de las manifestaciones clínicas
iniciales de la entidad, que obedece a la malabsorción de vitaminas y minerales, y
también a la propia intolerancia al gluten.
Otras de las lesiones reportadas en estos pacientes son las úlceras bucales que se
pueden presentar en el 20 % de los casos. 43
Esprue tropical
Pústula
Pioestomatitis vegetante:
Flictena
Ampollas o vesículas:
Glositis
Es una entidad que se presenta con mayor frecuencia en las mujeres que en los
hombres, con anemia ferropénica marcada, acompañada de disfagia, lengua lisa y de
color rojo pálido, con atrofia de las papilas linguales.51,52
Glositis de Hunter:
Fue descrita por el médico inglés William Hunter (1861-1937). Se presenta en
pacientes con antecedentes de gastrectomía total, donde se observa una lengua de
color rojo y lisa, que se acompaña de otros síntomas posgrastrectomía. En estos
pacientes, la glositis obedece a una pérdida de la producción y liberación del factor
intrínseco por las células parietales, lo que dificulta la absorción de vitamina B12 y
conlleva a la aparición de anemia megaloblástica. La glositis representa el 17 % de los
desórdenes digestivos que sufren estos pacientes, entre otros síntomas, como anemia,
hipersensibilidad, pérdida de peso y ataxia