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Departamento de Orientación Relaciones Interpersonales.

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Psicología

Las Relaciones Interpersonales

ÍNDICE

1 LAS RELACIONES INTERPERSONALES .............................................................. 2


2 EL APEGO ..................................................................................................................... 2
2.1 LOS CAMBIOS EN EL APEGO ................................................................................... 3
2.1.1 Apego en la niñez (4 ó 6 años hasta adolescencia) ................................... 4
2.1.2 Apego en la adolescencia .......................................................................... 5
2.1.3 El apego en la vida adulta ......................................................................... 7
2.2 ESTILOS DE APEGO ................................................................................................ 8
3 LAS RELACIONES INTERPERSONALES ............................................................ 10
3.1 EXPERIMENTO DE BRUNER Y GOODMAN ............................................................. 10
3.2 EXPERIMENTO DE SNYDER, TANKE Y BERSCHEID ............................................... 11
3.3 LA PERCEPCIÓN INTERPERSONAL......................................................................... 11
3.4 FORMACIÓN DE IMPRESIONES .............................................................................. 13
3.5 FACTORES QUE INFLUYEN EN LA PERCEPCIÓN DE LAS PERSONAS ........................ 14
3.5.1 La persona que percibe o perceptor ........................................................ 14
3.5.1.1 Motivación. .............................................................................................. 15
3.5.1.2 Expectativas. ............................................................................................ 15
3.5.1.3 Familiaridad. ............................................................................................ 16
3.5.2 La persona percibida............................................................................... 17
3.6 ATRACCIÓN INTERPERSONAL .............................................................................. 17
3.7 EL AMOR ............................................................................................................. 18
4 AUTORIDAD Y OBEDIENCIA ................................................................................ 20
5 FRASES PARA EL DEBATE: ................................................................................... 21
Relaciones Interpersonales

1 LAS RELACIONES INTERPERSONALES

«Los seres humanos de todas las edades son más felices y pueden
desarrollar mejor sus capacidades cuando piensan que, tras ellos, hay una o
más personas dignas de confianza que acudirán en su ayuda si surgen
dificultades.»
(John Bowly: Vínculos afectivos. Formación, desarrollo y pérdida,)

«Es una lástima que no estés conmigo...». Así comienza un hermoso


poema de Maric Benedetti. Todos sentimos el deseo de estar con las personas
que queremos y nos entristece separarnos de ellas. El mundo está lleno de
gente, pero sólo nos sentimos acompañados cuando están con nosotros las
personas a quienes nos hemos vinculado afectivamente.

Queremos a nuestros padres, familiares, compañeros, amigos, pareja....


pero los queremos de distinta forma. El tipo de relaciones que establecemos
son diferentes, así como las vivencias que nos reporta cada tipo de relación.
¿Por qué establecemos relaciones afectivas con unas personas y no con otras?
¿Qué es lo que nos atrae de las personas? ¿Por qué es distinto el afecto que
sentimos por los padres, del que sentimos por los amigos? ¿Por qué
necesitamos estar con las personas que queremos?

2 EL APEGO

Se suele decir de algunas personas que están muy «apegadas» (a su tie-


rra. familia, raíces...), en contraposición a otras de quienes se dice «son des-
pegadas». La palabra «apego» tiene resonancias distintas: mientras para al-
gunos significa cariño y afecto, para otros alude a dependencia y falta de
autonomía. Es algo deseable para unos y tiene connotaciones negativas para
otros. ¿Qué es el apego? Desde el punto de vista de la psicología social, el
apego es un vínculo afectivo, un lado emocional que una persona establece con
otras y que le impulsa a aproximarse a ellas. Estas personas con las que se
establece el vínculo reciben el nombre de «figuras de apego».

Todos los seres humanos establecemos relaciones de apego que se inician


en la familia y van incorporando a otras personas. Esto nos lleva a plantearnos
qué papel desempeña este tipo de vinculación social para que todos los seres
humanos lo desarrollen a lo largo de su existencia. Parece que, efectivamente,
es una forma de relación que tiene una función adaptativa muy importante:
favorece la supervivencia de la especie humana, puesto que mantiene próximos
y en contacto a los progenitores y sus descendientes. El apego hace que los
padres o cuidadores asuman la protección y la crianza del recién nacido.
Posteriormente favorece el mantenimiento de relaciones de parentesco y la

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disposición para la ayuda mutua. Objetivamente, por tanto, tiene una función
adaptativa.

La persona se vincula con las figuras de apego porque le proporcionan


seguridad emocional, le hacen sentirse aceptada, protegida y con los recursos
emocionales y sociales necesarios para su bienestar. Por esta razón, la pérdida
de figuras de apego es vivida de forma dolorosa, como pérdida irreparable que
deja al sujeto desprotegido o desamparado.

Así pues, podemos considerar una doble vertiente de la función del


apego, que se realiza mediante cuatro manifestaciones básicas:

• Buscar y mantener la proximidad de las figuras de apego.


• Resistirse a la separación de las figuras de apoyo.
• Usar las figuras de apego como base de seguridad para explorar el
mundo.
• Sentir apoyo emocional.

2.1 LOS CAMBIOS EN EL APEGO

Aunque existe una variedad cada vez mayor de modelos y formas de


estructuración familiar, las primeras figuras de apego suelen ser los padres,
abuelos y hermanos. En nuestra cultura, la familia se inicia habitualmente a
partir de una pareja y puede evolucionar con la incorporación de hijos y/o
hijas. En el desarrollo del apego suelen distinguirse varias etapas: inicios,
niñez, adolescencia...

2.1.1 INICIOS DEL APEGO (HASTA LOS 4-6 AÑOS)

Al principio, el bebé no diferencia a las personas que interactúan con él.


Muestra agrado ante los estímulos sociales: madre, voz, contacto...: pero sólo
aprecia aspectos parciales, como el rostro o la postura que adopta para mamar,
sin reconocer a nadie. En este primer periodo, la relación del niño con otras
personas está regulada por los ritmos biológicos a los que tiene que adaptarse
la gente del entorno: horas de dormir, comer, baño... Muchos autores
consideran que este momento se alarga hasta el tercer mes de vida.

Posteriormente, el niño comienza a mostrar que es capaz de reconocer a


las personas que pertenecen a su entorno habitual. Muestra claras preferencias
por los adultos que le cuidan normalmente. Las interacciones ya no están tan
limitadas por los ritmos biológicos. En esta etapa, que los autores suelen situar
entre los tres y cinco meses, aunque el niño prefiere a la gente más próxima, no
rechaza los cuidados que le ofrecen los desconocidos, es decir, no ha
establecido aún unas figuras de apego definidas.

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En la segunda mitad del primer año de vida, los niños manifiestan una
clara escisión entre figuras de apego, por las que muestran preferencia, y
personas desconocidas, hacia las cuales muestran rechazo. Es el momento, por
tanto, en que se constituyen los sistemas relaciónales: apego, miedo a extraños,
afiliación y exploración del entorno. La separación de las figuras de apego pro-
voca reacciones de protesta y ansiedad, mientras que el reencuentro provoca
alegría y sosiego. El bebé usa la figura de apego como base desde la que
explora el mundo físico y social.

A partir del primer año, hasta los 4 ó 6 años, el niño va conquistando


cierto grado de autonomía respecto a las figuras de apego. La adquisición de
habilidades (como caminar, hablar...) le permite esta progresiva independencia.
Es un proceso conflictivo. porque exige readaptaciones continuas con
ganancias y pérdidas de ciertos privilegios, lo cual hace que el niño
experimente deseos ambivalentes: deseo de avanzar por un lado, pero también
de retroceder para evitar la pérdida de esos privilegios.

A lo largo de este periodo, las principales figuras de apoyo suelen ser los
padres o personas que realicen las funciones parentales y. en segundo lugar, los
hermanos o hermanas y otros familiares. Por supuesto, se van produciendo
cambios en el apego: el contacto físico se va haciendo menos intenso, se van
aceptando separaciones breves, la conducta exploratoria no requiere tanto la
presencia física de las figuras de apoyo. Sin embargo, en momentos de crisis
como enfermedad, hospitalización, ingreso en la escuela... se activan las
conductas de apego, volviendo a las reacciones típicas del inicio de la vida. Los
conflictos afectivos más importantes durante este periodo son los producidos
por la separación, el deseo de participar en la intimidad de los padres y las
rivalidades fraternas.

2.1.2 APEGO EN LA NIÑEZ (4 Ó 6 AÑOS HASTA ADOLESCENCIA)

Durante el resto de la niñez, a partir de 4-6 años, lo habitual es que el ni-


ño haya adquirido algunos logros (desarrollo de las capacidades de comuni-
cación verbal, ampliación del conocimiento social, mayor autocontrol...). Esto
le sitúa en una posición adecuada para realizar cambios importantes como
iniciar aprendizajes escolares o establecer relaciones sociales.

A lo largo de esta etapa, que concluye en la adolescencia, las relaciones


de los niños con sus figuras de apego, suelen ser satisfactorias y armónicas.
Han construido la representación de los padres como incondicionales y efi-
caces («mis padres me quieren", «me aceptan como soy», «saben cómo pro-
tegerme y cuidarme»...), han desarrollado sentimientos positivos hacia ellos.
Los niños disfrutan jugando con los padres, conversando, viajando... haciendo
cosas con ellos. Esta relación hace que acepten el sistema de valores, sus

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normas y las características del funcionamiento social. Se saben parte de una


familia que consideran incuestionable: tienen unos progenitores que les quieren
y están a su disposición. Este sistema familiar suele estar enriquecido por los
abuelos, que pueden colaborar en los cuidados.

Los principales conflictos emocionales suelen provenir de tres fuentes:

• Problemas entre la pareja. La ruptura de la pareja es vivida como al-


go muy amenazante para el niño: deteriora el vínculo que tiene con los padres,
hace que surja el miedo a ser abandonado y la percepción de que los vínculos
intrafamiliares son poco consistentes. Las figuras de apego tienen un papel
fundamental en las situaciones de ruptura para evitar que el proceso sea
destructivo para él. Tanto el padre como la madre deben afrontar la separación
haciéndole sentir que ambos seguirán siendo sus figuras de afecto, y que la
separación es un derecho que están ejerciendo, sin que afecte sus relaciones
con él.
• La muerte de algún familiar o persona cercana. En torno a los 6 u 8
años se suele pasar una etapa de conciencia y miedo a la muerte, más o menos
explícito. Si en este periodo se produce el fallecimiento de alguna persona
próxima al niño, se agudiza ese temor. Ante estas situaciones. la forma más
adecuada de responder es evitando hacer de la muerte un tema tabú: las figuras
de apego deben afrontar con el niño la realidad de la muerte y trasmitirle un
sentido positivo de la vida.
• El fracaso en la escuela. La escuela se ha convertido para los niños en
una institución necesaria e inevitable. El fracaso en el rendimiento e in-
tegración escolar se convierte en un factor muy amenazante para su estabilidad.
Las figuras de apoyo deben trasmitir al niño que le aceptan in-
condicionalmente. y que su protección y la seguridad que le ofrecen no
dependen del rendimiento en la escuela. Deben hacerle ver que cada persona es
única y diferente de las demás, y construir con él un proyecto de vida personal
que les ilusione, con o sin buenas calificaciones.

En algunos casos, especialmente en niños que no tienen las figuras de


apego adultas, los iguales pueden convertirse en figuras de apego, aunque es
más frecuente que este tipo de relaciones se produzca en la adolescencia.

2.1.3 APEGO EN LA ADOLESCENCIA

Cuando el niño alcanza la pubertad y la adolescencia, frecuentemente


han ocurrido cambios importantes en el sistema familiar. Los abuelos han
avanzado en edad y, posiblemente, han entrado en la última fase de la vejez,
habrán perdido seguramente gran parte de la capacidad de ayuda e interacción
con los nietos, pudiendo ocurrir incluso la muerte de alguno de ellos. Ante
estos cambios en los sistemas familiares, la relación con las figuras de apego

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sigue siendo fundamental para los adolescentes. Necesitan de la


incondicionalidad y disponibilidad de las figuras de apego para sentirse
seguros y abrirse cada vez más y de forma más arriesgada a otras relaciones
sociales (con los amigos y las primeras experiencias de pareja).

La adolescencia es experimentada de forma muy diversa por cada


persona, y las relaciones que se establecen con los padres presentan esta misma
diversidad. Lo que parece común a un gran número de procesos de
adolescencia es un periodo de crisis ante la conquista de autonomía por parte
de! adolescente frente a las figuras de apego. Esta crisis puede ser más o menos
conflictiva, pero implica siempre un cambio profundo en el sistema de relacio-
nes familiares, siendo frecuente la ambivalencia en la relación entre
adolescentes y padres. Como manifestaciones de esta ambivalencia se puede
reseñar:

• Deseo de vivir con autonomía la relación con los iguales. Muestran no


necesitar de los padres e incluso desean que se alejen, de modo que resulte más
fácil estar con los amigos. En cambio, cuando están enfermos o en momentos
de aflicción, vuelven a necesitar a las figuras de apego como cuando eran
niños.
• Pueden confiar incondicionalmente en los padres y reconocer que su
pérdida les sería difícil de superar, pero a la vez se distancian de ellos cada vez
más tiempo y en más cosas. No necesitan tanto que estén presentes como que
estén disponibles para cuando los necesiten.
• La relación con los padres puede oscilar entre momentos de armonía
(en que la comunicación es fluida) y momentos de conflicto (en que se
repliegan y rechazan totalmente la comunicación con ellos).
• Algunas actividades con los padres pueden ser deseadas y gratifican-
tes. mientras que otras pueden ser fuertemente rechazadas.
• Pueden aparecer sentimientos contradictorios hacia los padres:
aceptación y rechazo, orgullo y vergüenza, amor y odio, simpatía y antipatía...

Si bien las relaciones de apego son diferentes de la amistad social, una


característica de la adolescencia es que se puede llegar a ampliar el número de
figuras de apego incluyendo a algún amigo, especialmente cuando se
establecen relaciones de pareja.

Lo más frecuente es que los vínculos de apego y amistad se comple-


menten y apoyen en las funciones que, hasta entonces, cumplían exclu-
sivamente los padres. En este caso, los amigos no los sustituyen, sino que los
complementan. Así, dependiendo de la situación, las funciones de proximidad
y apoyo son realizadas mejor por los padres cuando los adolescentes están
enfermos o pasan por periodos de abatimiento. En cambio, estas funciones son
mejor desarrolladas por los iguales en actividades lúdicas y sociales.

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Durante la adolescencia, también se modifica la representación mental de


la relación de apego. En unos casos, este cambio le llevará a tener una visión
más realista y madura de sus padres-, en otros, puede llegar a ser negativa y
hasta destructiva. Es frecuente que los adolescentes proyecten en sus figuras de
apego exigencias y expectativas idealizadas, imposibles de satisfacer. En este
periodo es muy importante para su bienestar emocional, ayudarles a mantener
una visión positiva de los padres. La vivencia de seguridad en el núcleo de
referencia familiar es fundamental para que puedan arriesgarse en los nuevos
compromisos y vínculos con los iguales.

2.1.4 EL APEGO EN LA VIDA ADULTA

Tras la adolescencia, las personas evolucionan en la forma de sentir I


apego pasando por diferentes etapas.

Adultos jóvenes: mantienen las figuras de apego que se formaron en la


infancia y adolescencia, pero es frecuente que la pareja se convierta en la
figura principal de apego. Se transfieren a ella las cuatro funciones propias del
sistema de apego: deseo de proximidad y contacto, resistencia a la separación,
base de seguridad y sentimiento de bienestar emocional con la presencia del
otro.

Adultos jóvenes con hijos: a partir del nacimiento del primer hijo, la
relación y las funciones de la pareja cambian, para incorporar al nuevo
miembro al sistema familiar. En esta etapa, además de ser las principales
figuras de apego de su respectiva pareja, se convierten en figuras de apego para
los hijos. Desde el punto de vista de los vínculos afectivos, los hijos pueden
tener celos de la relación parental. y entre la pareja pueden surgir rivalidades
afectivas o discrepancias en cuanto a la dedicación, cuidado y educación que
deben proporcionar a los hijos.

Adultos de mediana edad y viejos, en esta etapa, los hijos pueden


convertirse en las figuras de apego al hacerse mayores y asumir las funciones
de cuidado que antes recibieron. Es necesario que los hijos sean relativamente
mayores para que puedan cumplir las funciones del sistema de apego. El modo
en que se produce varía dependiendo de las características de las personas
concretas. de lo que los hijos pueden ofrecer a los padres y del estado de ne-
cesidad de éstos.

Periodo de la jubilación: el momento de la jubilación entraña


dificultades como la llamada «crisis de nido vacío» que se produce al quedar
sola la pareja tras independizarse los hijos. Las relaciones de apego con la
pareja y con los hijos son especialmente importantes en este momento para
disfrutar de bienestar. Si esto se produce, las personas experimentarán un nivel

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de serenidad que les ayudará a afrontar la parte final de la vida. Es una etapa de
madurez en las relaciones de apego entre los miembros de la pareja, sin las
perturbaciones y atenciones que anteriormente se les exigía. También puede
ocurrir que los conflictos y carencias de la pareja, que pudieron quedar
camuflados en etapas anteriores, se pongan ahora de manifiesto al quedarse
solos.

Última etapa de la vida: en los años finales de la vida es frecuente que


un miembro de la pareja se quede solo por el fallecimiento del otro. Todas las
personas tienen que enfrentarse al hecho de la muerte. Es habitual que la
persona tenga que afrontar soledad emocional, por pérdida o ausencia de
figuras de apego, y también soledad social por la pérdida de la mayor parte de
la red de relaciones sociales. La soledad emocional es sentida como falta de
vínculos con personas a las que se sabe incondicionales. La soledad social hace
referencia a la falta de relaciones sociales extrafamiliares. En este periodo, es
fundamental, por tanto, mantener la figura de apoyo de la pareja cuando la
muerte no frustra su presencia y contar con otras figuras de apego como los
propios hijos, hermanos u otras figuras posibles. La red de amigos es también
muy importante. Sentir la protección, la seguridad de la presencia disponible y
los cuidados incondicionales de una figura de apego es la mayor necesidad
emocional de todas las personas.

2.2 ESTILOS DE APEGO

Los investigadores han encontrando que hay tres patrones de apego


básicos. Estos patrones son formas de pensar, sentir y comportarse. Responden
a la manera en que las personas sienten la relación de apego, al modo en que
cuentan con la disponibilidad y ayuda incondicional de la figura de apoyo
cuando la necesitan. La vivencia del vínculo es una consecuencia de la
multitud de relaciones experimentadas por la persona.

En la infancia existen tres formas básicas de experimentar el apego. que


permanecen bastante estables:

• Apego seguro: el niño muestra seguridad y confianza frente a las


figuras de apego.
• Apego ansioso-ambivalente: el niño manifiesta ansiedad por la
presencia de los padres, se muestra inseguro ante ellos.
• Apego evitativo: no se observa la búsqueda de contacto.

En el periodo adulto, la estabilidad del estilo de apego es aún mayor,


haciéndose más difícil de modificar a medida que las personas van avanzando
en edad. Después de la adolescencia es muy posible que el apego se convierta
en un patrón básico poco modificable. aunque se puede aumentar el

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conocimiento de las propias características del apego, el control de sus efectos,


y el aprendizaje de habilidades sociales para relacionarse de manera eficaz a
partir del propio estilo de apego.

Los autores clásicos en señalar que el estilo de apego depende de cómo


se haya desarrollado en la infancia y la adolescencia. Bartholomew y otros, en
diversas publicaciones realizadas en la década de los 90, presentan cuatro tipos
de apego a partir de la consideración que se tiene de sí mismo y hacia la figura
de apego.

• Consideración de sí mismo: puede ser positiva o negativa, según se


vea o no digno de atención y amor.
• Consideración del otro: también puede ser positiva o negativa, de-
pendiendo de que se le considere disponible y capaz o. por el contrario.
persona que le rechaza o se manifiesta distante.

Teniendo en cuenta estas dos dimensiones, los cuatro estilos de apego


posible serian los siguientes:

Apego seguro: consideración positiva de sí mismo y del otro.


Apego huidizo-ausente: consideración positiva de si mismo y negativa
del otro.
Apego preocupado: consideración negativa de si mismo y positiva del
otro.
Apego miedoso: consideración negativa de sí mismo y del otro.

Podemos preguntarnos por qué las personas desarrollan formas distintas


de apego, cuál es la causa de que existan distintos tipos. Las diferencias se
deben a muchos factores, pero entre ellos parecen muy importantes las
características de las figuras de apego que se han tenido en la infancia, la his-
toria familiar, las características del propio niño y algunos factores
transculturales. En todas las culturas aparece como la forma más extendida y
adecuada el estilo de apego seguro, pero respecto a los otros tipos de apego

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existen diferencias. Por ejemplo, en Europa Occidental hay más niños de estilo
evitativo, mientras en Japón e Israel hay más niños ansiosos. En todo caso, las
diferencias interculturales parecen mucho menos importantes que las
diferencias individuales.

3 LAS RELACIONES INTERPERSONALES

Uno de los elementos que más influye en nuestra forma de relacionarnos


con los demás es la imagen que tenemos de ellos. Supongamos, por ejemplo,
que estamos en una estación de autobuses y alguien se acerca a nosotros con el
propósito de iniciar una conversación. ¿Cuál será nuestra reacción? ¿Nos
sorprenderemos o nos parecerá lo más natural del mundo? ¿nos sentiremos
cómodos o incómodos? ¿Cómo interpretaremos la conducta de la otra persona?
La respuesta a estas preguntas depende en gran medida de cómo hayamos
interpretado lo que hemos visto en ella: su aspecto físico, forma de vestir, tono
de su voz. gestos, mirada... A partir de estos elementos tan externos y
generales, seguramente nos formaremos una imagen que determinará nuestra
respuesta. Y así, dependiendo de que hayamos percibido correcta o
incorrectamente, nuestra conducta será adecuada o inadecuada.

3.1 EXPERIMENTO DE BRUNER Y GOODMAN

En 1947. Bruner y Goodman realizaron un experimento sobre cómo los


aspectos sociales influyen I en la percepción. La percepción, que
aparentemente se puede considerar como un mero registro de estímulos
sensoriales, es en realidad un proceso dinámico y activo en el que la persona
que percibe pone mucho de sí misma.

Bruner y Goodman seleccionaron un grupo de niños de 10 a 12 años. La


mitad pertenecía a familias de alto poder adquisitivo y la otra mitad a familias
de escasos recursos. La tarea que les encomendaron fue ajustar un círculo al
tamaño de diversas monedas. Los niños tenían que reproducir mediante un
círculo luminoso el tamaño de monedas de diferente valor. Para controlar la
exactitud en la reproducción de tamaños, tomaron a otro grupo de niños iguales
a los anteriores y les encomendaron hacer la tarea: pero en lugar de reproducir
monedas, utilizaban círculos de cartón.

Lo que ocurrió fue que el grupo de niños que utilizaba círculos de cartón
reproducía con mayor exactitud el tamaño que los que trabajaban con monedas.
Al reproducir monedas se distorsionaba más el tamaño. Además, la distorsión
estaba relacionada con el valor de las monedas: las que tenían más valor se
dibujaban mucho mayores de lo que eran en realidad, es decir, los tamaños de
las monedas más valiosas eran sobreestimados y los de las menos valiosas eran

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infraestimados. Y la distorsión era más fuerte en los niños de familias con


menor poder adquisitivo.

La conclusión que extrajeron Bruner y Goodman fue que factores


sociales, como el valor del dinero, estaban influyendo en la percepción y por
eso se cometía más error que cuando se percibían objetos neutros (como los
círculos de cartón). También por esta razón, los niños de familias de escasos
recursos distorsionaban más el tamaño: la carencia de recursos les hacía
considerar aún más valiosas las monedas.

Percibir no es entonces un proceso pasivo. Es un proceso muy activo que


está determinado por las « necesidades, valores sociales y aprendizajes de las
personas.

3.2 EXPERIMENTO DE SNYDER, TANKE Y BERSCHEID

En 1977. Snyder. Tanke y Berscheid pidieron a un grupo de estudiantes


de Psicología que colaborara en un estudio que su departamento estaba
realizando. Su tarea consistía en conversar por teléfono con una chica para
averiguar algo acerca de ella. Snyder y el equipo les mostraban una supuesta
foto de una chica muy atractiva, mientras que la foto que mostraban al otro
grupo era mucho menos atractiva.

Ajenos a la manipulación experimental a que estaban siendo sometidos,


los estudiantes hicieron sus llamadas telefónicas y se grabaron las
conversaciones. Este material fue entregado a otro grupo de personas: también
ajenas al experimento. Sin conocer nada de lo que Snyder y su equipo
pretendían estudiar, recibieron el encargo de valorar tanto el comportamiento
de los chicos como el de las chicas que aparecían en las grabaciones.

Lo que ocurrió es que los chicos eran más sociables, afectuosos y


extravertidos cuando creían estar hablando con chicas atractivas. Pero más
interesante todavía fue el segundo hallazgo: también encontraron que unas
chicas se mostraban más sociables, afectuosas y extravertidas que otras: las
chicas. que desconocían el atractivo de los chicos con quienes hablaban, se
comportaban atractivamente cuando ellos las consideraban atractivas y no se
comportaban así en el caso contrario.

Snyder y su equipo interpretaron que la conducta de las personas es una


reacción a la conducta de sus interlocutores. Así, la expectativa del chico
acababa provocando la conducta esperada en la chica.

3.3 LA PERCEPCIÓN INTERPERSONAL

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Si la percepción de objetos, como muestra el experimento de Bruner y


Goodman, es un proceso activo en que los factores sociales influyen
enormemente, en la percepción de personas los factores sociales cobran aún
mayor importancia. El experimento de Snyder y colaboradores es un ejemplo
que muestra la importancia de estos factores. Y esto es así porque la persona
percibida no es un objeto inerte e inactivo. Al ser a su vez perceptora, se crea
una dinámica entre el observador y el observado. De este modo, el proceso
resulta aún mucho más complejo.

Aunque la percepción, en general, no es algo simple, como muestran los


experimentos anteriores, la percepción de personas presenta peculiaridades que
la hacen aún más compleja. Las principales diferencias frente a la percepción
de objetos son las siguientes:

• Intencionalidad: las personas son percibidas como agentes inten-


cionales: los objetos no. Los seres humanos tenemos intenciones en nuestras
conductas: hacemos las cosas por y para algo. Igual que tratamos de aparecer
de un modo determinado ante los demás, mostrando u ocultando aspectos
según la impresión que queramos causar. tendemos a pensar que los demás
hacen lo mismo. Esto hace que el perceptor se implique en un proceso activo,
intentando descubrir «cómo es realmente» la persona percibida y cuáles son
sus verdaderas intenciones.
• Inferencias: las personas son semejantes a nosotros, lo que nos per-
mite realizar inferencias sobre ellas. Esto no podemos hacerlo en el caso de los
objetos. Así. todos tenemos una idea de cómo se siente una persona cuando
está triste, cuando le suspenden un examen, o cuando le dan un buena noticia.
Nosotros mismos hemos vivido esas experiencias o similares e «inferimos» lo
que sienten a partir de nuestra experiencia. Sin embargo, a no ser en sentido
figurado, no atribuimos nuestras experiencias a los objetos.
• Dinamismo: la percepción de personas suele darse en interacciones
dinámicas. Generalmente, cuando percibimos a otra persona, somos también
percibidos por ella. Nuestra mera presencia puede hacer que la otra persona
«maneje la impresión» que quiera causarnos. Además. las expectativas o
percepciones respecto a la persona que percibimos influyen en nuestra
conducta hacia ella. Esta conducta, a su vez. influye en la respuesta que emite
la persona percibida, etc. De esta manera se crea un círculo interactivo como el
mostrado en el experimento de Snyder.
• Complejidad: las personas tenemos atributos cruciales que no son
observables a simple vista, como nuestros intereses, ideas, creencias... Nadie
puede «ver» nuestras opiniones o nuestros valores. Además, con un objeto
podemos confirmar o rechazar nuestra percepción de sus cualidades (tamaño,
peso, dimensiones...) utilizando instrumentos de medida más o menos precisos,
mientras que en el caso de las personas no tenemos instrumentos para

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confirmar o rechazar nuestra percepción de su simpatía, de su sociabilidad,


amabilidad. sinceridad...

3.4 FORMACIÓN DE IMPRESIONES

La formación de impresiones es un proceso mediante el cual se in-


fieren características psicológicas de la persona observada y se organizan en
una imagen coherente. Estos atributos incluyen tanto aspectos físicos como
psíquicos.

Tendemos a formarnos impresiones muy extensas de los demás a


poyándonos en una información muy limitada. Con los objetos que nos inte-
resan, solemos ser mucho más cautos y minuciosos. Así, cuando se trata de
comprar un coche o algo que cuesta bastante dinero, las personas suelen
estudiar detalladamente pros y contras, comparar marcas y precios, y ornar la
decisión que consideran más ventajosa. Con las personas sacamos conclusiones
a partir de rasgos muy generales que observamos a primera vista. Evaluamos
aspectos de personalidad que realmente no vemos. Por ejemplo, en una primera
impresión somos capaces de inferir la inteligencia y cultura de la persona, la
edad, ideología o creencias, aspectos ético-morales (como la honradez,
honestidad, contabilidad....), etc. Podemos hacernos una idea de todo esto en
cinco minutos de conversación. Las primeras impresiones son una
generalización muy precipitada y llena de errores. Sin embargo, dejan huellas
muy importantes que influyen luego en las relaciones que establecemos con las
personas. "Entrar por el ojo derecho" es muy importante.

Las características físicas son especialmente importantes en los primeros


encuentros o cuando el contacto es superficial. De hecho, que el aspecto nos
resulte más o menos agradable puede influir en que haya posteriores contactos
que podrían dar lugar a una relación más profunda. Algunos autores creen que,
cuando nos encontramos con desconocidos, el primer proceso que realizamos
es decidir si dicha persona tiene algún interés para nosotros. Si no lo tiene, la
persona es ignorada. Este proceso se denomina «ignorancia cognitiva» y hace
que a la persona en cuestión no se le preste más atención y sea olvidada.

La forma en que nos formamos primeras impresiones ha sido explica


da desde distintas perspectivas. La de mayor relevancia ha sido la propuesta
por el grupo de Solomon Asch. Asch explicó este proceso mediante el llamado
«modelo de tendencia relacional». El punto central de este modelo es que la
imagen que nos formamos de la otra persona no es una suma de las partes que
percibimos de ella. La imagen es algo distinto al conjunto de aspectos
parciales. Algo así como lo que ocurre al meter en una coctelera diversos
componentes. El resultado no depende sólo de los componentes, sino de otros
factores como el orden de introducción, proporción tiempos de mezclas.

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Para el llamado "modelo de tendencia relacional», la información


que percibimos de la persona se integra en una imagen única y global, que
constituye la impresión que nos formamos de ella. ¿Cómo hacemos para lograr
esa impresión relativamente armoniosa? Gran parte del trabajo que realizamos
cuando nos formamos impresiones consiste en intentar combinar las diferentes
piezas de información, reduciendo las inconsistencias. Cuando la información
es contradictoria entre sí, recurrimos a dos estrategias para conseguir resolver
la inconsistencia:

• Cambiar el significado de la característica que resulta contradictoria, en


función del contexto en que aparece. Imaginemos una persona de la que nos
dicen que es «feliz». Además de feliz, nos informan de otras características,
como ocurre con las personas A y B:

«Feliz» no significa lo mismo cuando va acompañado de «tontorrona» y


«tranquila», como en el caso de la persona A. que cuando va acompañado de
«afectuosa» y «relajada» como en el caso de la persona B. En el primer caso
indica una felicidad conformista, de quien se siente satisfecho sin muchas
aspiraciones: en el caso de la persona B, es una felicidad connotada como
satisfacción vital, plena emocionalmente.

• Inferir nuevos rasgos que permitan reducir las contradicciones. Así, por
ejemplo, si sabemos de otra persona que es «inteligente» y «afectuosa».,
posiblemente nos resulte contradictorio saber también que es «mentirosa». Una
forma de resolver la contradicción es deducir que quizá es un diplomático o un
político, obligado a hacer promesas que nunca podrá cumplir, y de ahí el
calificativo de «mentirosa».

3.5 FACTORES QUE INFLUYEN EN LA PERCEPCIÓN DE LAS PERSONAS

Vamos a ver cuáles son los aspectos que resultan más relevantes en re-
lación con la persona que percibe y con la percibida.

3.5.1 LA PERSONA QUE PERCIBE O PERCEPTOR

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Relaciones Interpersonales

El perceptor recibió mucha atención en los primeros estudios sobre per-


cepción de personas, pero toda esta atención se reducía casi exclusivamente al
problema de la exactitud de la percepción: ¿cómo determinar si una persona es
buena o mala perceptora, si es exacta en su percepción? Posteriormente se dio
mucha importancia a las variables que hacían que un perceptor fuera bueno o
malo en cada situación. Entre los diversos factores. destacan la motivación y
expectativas de la persona que percibe, así como la familiaridad del estimulo.

3.5.1.1 MOTIVACIÓN.

Hay una agudización perceptiva para aquellos aspectos en los que el


observador está implicado emocionalmente. es decir, esté motivado: "la
persona hambrienta ve comida por todas partes». Así. el día que nos
compramos un coche de determinada marca, comenzamos a ver coches como
el nuestro mucho más frecuentemente de lo que lo veíamos antes. La persona
motivada por una causa o un valor percibe mucho más agudamente todo lo
relacionado con esa causa: aspectos que para otros pasan desapercibidos, ella
es capaz de percibirlos.

3.5.1.2 EXPECTATIVAS.

Los objetivos que persiguen los perceptores influyen en la percepción de


personas. Es lo que ocurre en el experimento de Snyder. Las metas de quien
percibe no sólo influyen en cómo se procesa la información recibida, sino
también en el tipo de información que es buscada y estimulada. Este es uno de
los hallazgos más célebres de la psicología, y ha recibido varios nombres:
«Efecto Pigmalión». «Efecto Rossenthal» o «Profecía Autocumplida».

El “efecto Pigmalión” en la educación

Robert Rosenthal y Lenore Jacobson realizaron en los años sesenta un


pequeño experimento en una escuela californiana, que produjo lo que ellos
bautizaron como el “efecto Pigmalión”, cuyos resultados publicaron en el año
1968. El estudio llegaba a la conclusión de que el desarrollo intelectual de los
estudiantes resulta en gran medida una respuesta a las expectativas de sus
profesores y la manera en que estas expectativas se transmiten. El experimento
llevado a cabo por los autores consistió en proporcionar información falsa a los
profesores sobre el potencial de aprendizaje de los alumnos de una escuela de
San Francisco, en concreto de estudiantes de entre primer y sexto grado de
educación elemental. A los profesores se les dijo que se había realizado un test
de inteligencia a los chicos, y que se había comprobado que una serie de
estudiantes, los que habían puntuado más alto en el test, se encontraban a
punto de entrar en un periodo de rápido crecimiento intelectual. Su potencial de
crecimiento era inmenso, aseguraban. Pero, en realidad., los chicos de la lista

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Relaciones Interpersonales

proporcionada a los profesores habían sido escogidos al azar, sin relación


alguna con el resultado del test. El estudio, que tomaba a los profesores como
cobayas del experimento, estaba designado para comprobar si aquellos chicos
respecto a los que los profesores tenían mayores expectativas terminarían
mostrando un mayor crecimiento intelectual que el resto de los chicos del
grupo de control cuando se les evaluase aproximadamente a los cinco, ocho y
veinte meses posteriores.

Al final del período experimental, algunos de los estudiantes señalados


como de gran potencial, y en particular los de primer y segundo grado,
mostraron unos resultados en los tests de inteligencia evaluativos superiores a
los que se hubiese esperado de ellos sin la intervención realizada, y estos
resultados fueron superiores a los de otros estudiantes de habilidades similares.
El 47 % de los alumnos de los que se esperaba un crecimiento superior al resto
ganaron veinte o más puntos en coeficiente de inteligencia, mientras que
únicamente el 19% de los estudiantes que no habían entrado en la lista ganaron
veinte o más puntos. Estos resultados llevaron a los investigadores a concluir
que las expectativas infladas que los profesores tenían sobre determinados
estudiantes, y presumiblemente el comportamiento que tuvieron con ellos
posteriormente para acompañar estas expectativas, fueron la causa de que los
estudiantes experimentaran un crecimiento intelectual acelerado.

El estudio sobre el “efecto Pigmalión en el aula” apoyaba el efecto de


las “profecías que se autorrealizan”. Merton describió el efecto de estas
profecías en el año 1948, señalando que tienen lugar cuando una definición
falsa de una situación provoca un nuevo comportamiento que lleva a que la
concepción originariamente falsa se haga realidad. La publicación de los
resultados del estudio generó mucha atención y controversia, no solamente
entre educadores e investigadores, sino también entre los medios de
comunicación y el público en general. Se intentaron replicar los resultados del
estudio inicial, con desigual éxito. Desde su aparición, el libro tuvo un enorme
impacto, dando lugar a un amplio debate sobre las posibilidades educativas de
las expectativas positivas.

3.5.1.3 FAMILIARIDAD.

La familiaridad produce mayor exactitud en la percepción. La frase


«todos los chinos me parecen iguales» hace referencia a este factor. El rostro
oriental es una configuración física con la que no estamos familiarizados, por
lo que tenemos pocas categorías para aplicarlas a la percepción que hacemos
de él. En la categoría «ojos achinados» englobamos los ojos de todos los
chinos, cuando, en realidad. hay muchas variedades. Lo mismo ocurre a los
orientales respecto al rostro caucasiano. La falta de categorías proviene de la
falta de familiaridad. La imagen que nos formamos de una persona es mucho

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Relaciones Interpersonales

más compleja cuando nos es familiar. Al ser más compleja, también es más
precisa, más matizada. Lo mismo ocurre con los rasgos psíquicos. De ahí que.
por ejemplo, la falta de contacto con otras etnias hace que cometamos más
errores en la percepción.

Por último, es muy importante subrayar respecto al perceptor que su


papel activo en la formación de impresiones no se limita a construir y
encuadrar la información que recibe según su estado emocional, sus motiva-
ciones, sus expectativas... Además de esto, él mismo suscita o crea las
condiciones bajo las cuales se genera la información sobre la persona -
estímulo. La conducta y características de la persona percibida son inseparables
de la propia presencia del perceptor. Es un proceso dinámico e interactivo:
fenómeno de la "Profecía Autocumplida» o «Efecto Pigmalión».

3.5.2 LA PERSONA PERCIBIDA

Cuando percibimos personas hay una variable que no está presente en la


percepción de objetos. Esta variable es que la persona percibida puede regular
y controlar la información que presenta de sí misma al perceptor. Este
fenómeno se conoce como «manejo de la impresión». Con el «manejo de la
impresión». las personas podemos obtener la satisfacción de necesidades como
la mayor aprobación social posible (caer bien), o los máximos beneficios
materiales (que me den trabajo, por ejemplo).

3.6 ATRACCIÓN INTERPERSONAL

Hay personas que nos resultan más atractivas que otras, posiblemente sin
que sepamos bien por qué. Los investigadores sociales han tratado de encontrar
explicaciones psicológicas a la atracción que producen unas personas y no
otras. El modelo conductista parte del axioma ce que nos atraen las personas
que nos recompensan, las que nos producen placer, gratificación... Y. cuanto
mayor beneficio nos proporcionan mayor es la atracción.

A la psicología social le ha interesado estudiar las variables empíricas


que influyen en la atracción entre personas. Entre los factores investigados
están:

Rasgos psíquicos. Un factor estudiado por Aronson en relación con la


atracción interpersonal fue el sobresalir intelectualmente. Al estudiar el
liderazgo. pone el ejemplo del asesinado presidente de los Estados Unidos John
F. Kennedy. Durante su mandato presidencial en los años 60, invadió Bahía
Cochinos (Cuba) y fracasó estrepitosamente. Cuando gozaba de mayor
popularidad tomó esta decisión que costó la vida a muchos soldados
norteamericanos sin obtener ningún éxito. Sin embargo, este error no sólo no

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disminuyó su popularidad, sino que la incrementó. Según Aronson. un


personaje al que se considera muy inteligente puede aparecer demasiado
lejano: en cambio, si comete algún error se le humaniza y resulta mucho más
atractivo. Esta sería la explicación del caso Kennedy. Aronson formuló que una
misma torpeza aumenta el atractivo de una persona si se la considera
inteligente, mientras que lo disminuye si no tiene esa consideración.

Cercanía física. Se ha comprobado que si la impresión inicial es neutra o


algo positiva, el atractivo aumenta cuando la persona está más próxima
físicamente. Existe un fenómeno de «interacción anticipada», en virtud del cual
se percibe más favorablemente a quienes van a vivir cerca de nosotros.
Investigaciones sobre este concepto han mostrado que una misma persona
resultaba más atractiva cuando se hacía creer que iba a instalarse en el vecinda-
rio.

Semejanza. Parece ser el factor más importante para determinar la


atracción interpersonal. Se refiere a la semejanza tanto en aspectos psíquicos
como en aspectos sociales. Resultan más atractivas las personas que comparten
valores, actitudes o aficiones importantes para uno mismo.

3.7 EL AMOR

Stemberg propuso en 1986 una tipología para el amor, a partir de tres


componentes: Intimidad. Pasión y Compromiso:

Teoría triangular del amor

La teoría triangular del amor del psicólogo estadounidense Robert


Sternberg caracteriza el amor en una relación interpersonal según tres
componentes diferentes: intimidad, pasión y compromiso:

1. La intimidad, entendida como aquellos sentimientos dentro de una


relación que promueven el acercamiento, el vínculo, la conexión y
principalmente la autorrevelación.
2. La pasión, como estado de intenso deseo de unión con el otro, como
expresión de deseos y necesidades.
3. La decisión o compromiso, la decisión de amar a otra persona y el
compromiso por mantener ese amor.

Las diferentes etapas o tipos de amor pueden ser explicados con


diferentes combinaciones de estos elementos. De acuerdo al autor, una relación
basada en un solo elemento es menos probable que se mantenga que una
basada en dos o en los tres.

Las siete formas del amor

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Triángulo del amor de Sternberg.

Falta de amor: No existe pasión ni intimidad ni compromiso. No es una


forma de amor, puesto que no existe amor en ninguna de sus manifestaciones.

1. Cariño: En este caso, no debe tomarse en un sentido trivial. Este es el


cariño íntimo que caracteriza las verdaderas amistades, en donde se siente
un vínculo y una cercanía con la otra persona, pero no pasión física ni
compromiso a largo plazo.
2. Encaprichamiento: Es lo que comúnmente se siente como «amor a primera
vista». Sin intimidad ni compromiso, en cualquier momento.
3. Amor vacío: Existe una unión por compromiso, pero la pasión y la
intimidad han muerto. No sienten nada uno por el otro, pero hay una
sensación de respeto y reciprocidad. En los matrimonios arreglados, las
relaciones suelen comenzar con un amor vacío.
4. Amor romántico: Las parejas románticas están unidas emocionalmente
(como en el caso del cariño) y físicamente, mediante la pasión.
5. Amor sociable o de compañía: Se encuentra frecuentemente en
matrimonios en los que la pasión se ha ido, pero hay un gran cariño y
compromiso con el otro. Suele suceder con las personas con las que se
comparte la vida, aunque no existe deseo sexual ni físico. Es más fuerte que
el cariño, debido al elemento extra que es el compromiso. Se encuentra en la
familia y en los amigos profundos, que pasan mucho tiempo juntos en una
relación sin deseo sexual.
6. Amor fatuo o loco: Se da en relaciones en las que el compromiso es
motivado en su mayor parte por la pasión, sin la estabilizante influencia de
la intimidad.
7. Amor consumado: Es la forma completa del amor. Representa la relación
ideal hacia la que todos quieren ir pero que aparentemente pocos alcanzan.

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Sin embargo, Sternberg señala que mantener un amor consumado puede ser
aun más difícil que llegar a él. Enfatiza la importancia de traducir los
componentes del amor en acciones. «Sin expresión —advierte—, hasta el
amor más grande puede morir». El amor consumado puede no ser
permanente. Por ejemplo, si la pasión se pierde con el tiempo, puede
convertirse en un amor sociable.

4 AUTORIDAD Y OBEDIENCIA

La historia de la humanidad está llena de guerras. En todas ellas vemos el


sometimiento a órdenes aniquiladoras. Esta obediencia, que vamos a llamar
destructiva, aparece también en otras situaciones-, dictaduras, acciones
ilegales...

Testimonios como los del soldado entrevistado por el New York Times
en 1969 son, desgraciadamente, frecuentes en los juicios sobre crímenes de
guerra, tortura, y violaciones masivas de derechos humanos. La obediencia
tiene lugar cuando un individuo modifica su comportamiento a fin de
someterse a las órdenes de una autoridad. ¿Qué es lo que lleva a una persona a
obedecer órdenes destructivas en contra de sus propias convicciones y
creencias? ¿Seríamos nosotros capaces de ejecutar actos semejantes?

Stanley Milgram, impresionado por los crímenes cometidos en la


Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, quiso investigar por qué
las personas habían obedecido órdenes tan destructivas. La ejecución del plan
exterminador requería la colaboración de un gran número de personas: policías,
investigadores, testigos falsos... No pudo llevarse a cabo sin la cooperación
obediente de miles de personas. Adolf Eichmann, coronel de las SS encargado
de eliminar a más de cinco millones de judíos, respondió en el proceso de
Nüremberg que no era responsable, puesto que había actuado cumpliendo
órdenes. Milgram plantea el interrogante de las causas por las cuales los seres
humanos se comportan así. Su hipótesis es que cualquier ser humano podría
someterse a un mandato destructivo bajo una autoridad que se imponga.

Con los resultados que obtiene, Milgram llega a la conclusión de que en


ciertas situaciones los individuos tienden a abandonar sus convicciones éticas y
son capaces de hacer daño a los demás bajo mandato autoritario de otro. En el
cuestionario aplicado antes del experimento se comprobó que el 100 % de las
personas que participaron en el experimento tenía asimilados valores
democráticos. Por tanto, su comportamiento en el laboratorio fue contrario a
sus convicciones. La tensión nerviosa que les suponía este comportamiento
hacia que sudaran, temblaran... algunos llegaron a desmayarse y otros tuvieron
crisis histéricas. Fue necesaria la asistencia psicológica para superar la
experiencia. El grupo supervisor de psiquiatras y especialistas no daba crédito

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a sus ojos. La explicación de este fenómeno no puede referirse a las caracte-


rísticas de personalidad de los sujetos. Todos los participantes eran personas
absolutamente normales, con convicciones éticas y democráticas.

Milgram denominó a este estado de abandono de las convicciones


propias como "reducción al estado agéntico». El individuo puede quedar
reducido muchas veces a un estado de mera condición de agente, dispuesto a
ser gobernado y regulado por personas de status más elevado que él. En estas
circunstancias no se siente responsable de los efectos que pueda tener su
obediencia, se considera mero instrumento por el que otros realizan sus deseos.

Milgram opina que hay dos estados psicológicos en la persona:

• Estado de autonomía: el individuo se siente personalmente res-


ponsable de sus actos y utiliza su propia conciencia como guía de
comportamiento correcto.
• Estado de agente: el individuo cree que forma parte de una estructura
jerárquica y siente que las personas situadas por encima en la jerarquía (las
autoridades) son responsables de sus actos. Utiliza las órdenes de estas
autoridades como guía de acción correcta.

5 FRASES PARA EL DEBATE:

«Al parecer, la belleza o fealdad de una persona influye en cómo percibimos su


personalidad y hasta su carácter moral, según estudios de Karen Dion y colaboradores. Las
personas tendían a considerar que aquellos jóvenes que les parecían atractivos tenían también
una personalidad socialmente más deseable que aquellos que les parecían menos atractivos. De
hecho, en otro estudio realizado con niños pre-escolares se vio que los más atractivos
resultaban ser los más populares entres sus amiguitos y compañeros.

Si las investigaciones de Dion y sus colaboradores están en lo cierto, quiere decir que
por lo menos en nuestra cultura, la apariencia física de las personas juega un importante papel
en la percepción que se tiene de ellas, y por consiguiente, también en este capítulo los pobres
(mal alimentados, mal desarrollados y mal vestidos) llevan todas las de perder, no en vano la
mera presencia de algún niño o joven pobre suele despertar la inmediata suspicacia en ciertas
personas y la sospecha de que está allí para robar o "para sabe Dios qué." (Ignacio Martín
Baró)

«Aunque normalmente queremos a personas con actitudes semejantes a las nuestras,


cuando encontramos a alguien que nos quiere a pesar de diferir de nuestras opiniones, nos
sentimos inclinados a suponer la existencia de algo especial y único en nosotros que esa
persona considera atractivo. Es decir, las personas propenden a pensar que. allí donde las
opiniones difieren, "me quieren por mí mismo, no por mis opiniones". Y como esta convicción
es muy gratificadora, tendemos a querer tanto más a esa persona.» (Elliot Aronson)

«La semejanza es otro factor que puede explicar la mayor atracción hacia quienes
tenemos más cerca. La gente que trabaja junta, convive o comparte su tiempo libre, suele
también tener otra cosas en común: ideología, religión, situación económica, aspiraciones,

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problemas, etc., ya sea porque se juntaron debido a que eran semejantes o bien porque se
hayan ido haciendo semejantes como consecuencia de estar juntos.» (J. Francisco Morales y
Miguel Moya)

1. ¿Qué es el apego y para qué sirve a la especie y al individuo?


2. Enumera las etapas del apego y explica cómo se vive en cada una de ellas.
3. Menciona las principales fuentes de conflictos emocionales para el niño.
4. ¿Cómo viven los adolescentes la relación con sus padres?
5. Describe las etapas del apego en la vida adulta.
6. Compara las dos tipologías de apego.
7. ¿Qué circunstancias influyen en nuestra percepción de un desconocido?
8. ¿Qué diferencias hay entre la percepción de objetos y la de personas?
9. ¿Qué dice el modelo de tendencia relacional?
10.Explica los principales factores de la persona que percibe.
11.Enumera los principales factores que influyen en la atracción personal.
12.¿Qué variables modifican el grado de obediencia destructiva?

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