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Volumen I

Parshat Tzav

Acerca del “fuego perpetuo” que hay en el corazón


de cada judío

Se publica en ocasión de Shabat Parshat Tzav,


Shabat HaGadol, 5778
Bsd

En esta Sijá el Rebe explica el versículo “Un fuego perpetuo arderá


sobre el altar, no se extinguirá”, en base la famosa frase del Maguid
de Mezritch que el “no”, (los aspectos negativos e indeseados de la
persona), finalmente “se extinguirá”.

Esta traducción al Español es libre. El texto en negrita corresponde


al original de la Sijá, mientras que las palabras y frases en letra clara
son agregados del Editor según su interpretación de la Sijá, puestos
de manera tal que si el lector los saltea accede a la Sijá propiamente
dicha.

2 de Nisán 5778, día del Histalkut de Rabí Shalom Dover Schneersohn


2 de Lubavitch, 5to. Rebe de Jabad.

Textos originales: Likutei Sijot (ídish) Volumen I, págs. 217 – 219.


Traducción, Edición y Revisión final: Rabinos David Stoler y Natán
Grunblatt

*Este fascículo de Likutéi Sijot no fue revisado por el Rabino Natán Grunblatt.

Likutei Sijot
Bsd

7. Sobre el versículo, en el inicio de la Sección Semanal, “Un


fuego perpetuo arderá sobre el altar, no se extinguirá”1, dice el
Talmud Ierushalmí2 que la expresión “fuego perpetuo” indica que
incluso en Shabat este fuego debía estar encendido; y también,
agrega el Ierushalmí, que “fuego perpetuo” indica que aun en estado
de impureza éste debía permanecer ardiendo sobre el altar.
Como ya se habló en numerosas ocasiones, todos los temas y
servicios a Di-s que hay en el Mishkán y Beit HaMikdash físicos,
están también en el Mishkán y Mikdash espiritual que se encuentra
en el fuero íntimo de cada judío.
En este contexto, el altar es el corazón del hombre3. Así como
en el Santuario físico había dos altares: un altar externo, que se
hallaba en el patio del mismo, y el altar interno, que se encontraba
dentro del sector llamado kodesh; así también en el corazón humano 1
existen ambos aspectos, está la faceta externa, y también la parte
interna del corazón4. El altar sobre el que está ordenado “Un fuego
perpetuo arderá sobre el altar” es el altar externo del Santuario. Y
espiritualmente, en el servicio a Di-s del judío esto significa, que debe
haber un entusiasmo manifiesto en la faceta externa del corazón –
el corazón debe arder anhelante hacia la Divinidad5.
En vista de que el Talmud Ierushalmí vincula el versículo que

1 Levítico 6:6.
2 Ioma 4:6.
3 Tikunei Zohar III, 140a. Véase Akedat Itzjak, Tzav, shaar 58, pág. 13a. Compárese con
Otiot deRabí AKiva, bajo la palabra jet.
4 Likutei Torá, Devarím, Sucot, pág. 78d. Compárese con Igueret HaKodesh, secc. IV.
5 La faceta interna del corazón –pnimiut halev–, siempre está “despierta” y conectada
a Di-s, pero la persona no necesariamente siente de modo manifiesto esta conexión, pues
la misma se halla cubierta por los sentimientos foráneos que ocupan el aspecto externo del
corazón –jitzoniut halev–. La avodá de la persona consiste en que el ardor interno se sienta
también en la faceta externa del corazón, e involucre así al individuo por completo.

Likutei Sijot
estamos analizando con el Shabat, entonces, al introducir brevemente
en qué consiste la avodá –el servicio a Di-s– del judío en Shabat,
comprenderemos también ese vínculo:
El sentido del Shabat es el descanso, apartarse y separarse del
“mundo”. Es por ello que en ese día está prohibido realizar labores
semanales, de rutina. En términos de la avodá –el servicio espiritual–
en el alma de la persona, esto significa detenerse, reflexionar y
captar intelectualmente cuestiones del mundo del espíritu, y gracias
a ello se cristaliza en uno el “Llamarás al Shabat deleite”6, pues
gracias a la comprensión intelectual de la manifestación de la Luz
Divina propia del Shabat, la persona goza de un verdadero deleite y
se separa de todas las cuestiones mundanas. Ahora bien, el judío
podría pensar que en virtud de estar involucrado en lo netamente
intelectual, está más allá y exento de esforzarse para que la emoción
sea parte de su experiencia del Shabat, y no precisa del “fuego”
interior del corazón. Le decimos: ¡No! “¡El fuego no se extinguirá”
- incluso en Shabat!
2 En el otro extremo, está aquel que está lejos de la vida judía y
lo espiritual, él piensa que ya no tiene –Di-s libre– ninguna relación
con lo sagrado, a él le decimos: “¡No estás perdido! ¡‘el fuego no
se extinguirá’ - aun en estado de impureza! ¡no veas tu deplorable
estado actual, y con certeza ‘no se extinguirá’! Procura que tu
fuego interior no se apague. Continúa avivando el ‘fuego perpetuo’
para que el fuego Divino que hay dentro tuyo no se extinga”. Este
esfuerzo resultará en que finalmente el “no, se extinguirá”, como lo
interpreta el Maguid –Predicador– de Mezritch, que el “no” –todos
los aspectos indeseados y negativos que resultan de la impureza–
serán extinguidos7.

(de una Sijá de Purim 5714 [1954])

6 Isaías 58:13.
7 Haiom Iom, (20-21 Adar II). Likutei Amarim - Or Torá, Hosafot, secc. 9.

Likutei Sijot
8. Este dicho del Maguid nos enseña que para extinguir el
“no”, debe haber indefectiblemente “fuego perpetuo” – un continuo
entusiasmo y dedicación en el estudio de la Torá y la observancia de
las mitzvot.
No basta que en una época del pasado, o incluso apenas un
instante antes, la persona haya tenido entusiasmo en la Torá y las
mitzvot. El apasionamiento debe ser permanente, pues si en nuestro
servicio a Di-s somos fríos tan solo por un instante, en ese segundo
el “no” puede aprovechar y entrometerse en la mente y corazón de
la persona.
Esta es también la razón por la que la mitzvá de recordar lo
que hizo Amalek es una obligación de todos los días8 – debemos
recordarlo permanentemente, para no permitirle, Di-s libre, a la
frialdad de Amalek tener influencia sobre nosotros siquiera por un
instante, como está escrito: “Un fuego perpetuo arderá sobre el
altar, no se extinguirá”9.
3
9. Otro concepto a desarrollar vinculado al “fuego perpetuo” es el
siguiente: este fuego constituye la preparación para el “fuego de lo
Alto”, como dicen nuestros Sabios que “Si bien el fuego (del altar)
desciende del Cielo, es obligación de los kohanim –sacerdotes– traer
‘del fuego común’”10. Esto significa que el “fuego de abajo” (que
alude a la participación del ser humano), es una preparación y sirve
como itharúta deletáta –“iniciativa desde abajo”, del hombre– para
atraer el “fuego del Cielo”.
Sin embargo, ¿Cuándo es factible atraer el “fuego del Cielo”?
exclusivamente si el “fuego de abajo” que lo precedió fue íntegro,
perfecto, solo entonces se atrae el “fuego de lo Alto”.
Este último concepto lo vemos implícito en las Secciones de

8 Shulján Aruj del Alter Rebe, Oraj Jaim 60:4.


9 Levítico 6:6.
10 Iomá 21b.

Likutei Sijot
la Torá que damos lectura en estas semanas (Tzav y Sheminí): En
los Ieméi haMiluím –Días de la Inauguración del Mishkán– cuando
todo el Santuario y sus enseres, e incluso el altar, ya habían sido
confeccionados y completados, y estaban presentes Moshé y Aharón
en persona, y no otros sacerdotes, e incluso ya se habían ofrendado
sacrificios etc.11, no obstante y después de todo, la Shejiná –Presencia
Divina– no había descendido y no moró en la obra de sus manos, es
decir, no se percibía la presencia manifiesta de Di-s en el Santuario,
pues aún quedaban vestigios espirituales del pecado del Becerro
de Oro12. Fue exclusivamente en el octavo día, cuando la ofrenda
del “fuego de abajo”, que ofrecieron Moshé y Aharón, había llegado
a su culminación, y con lo que la acción humana había logrado su
perfección, eso consumió todo el “no”, y anuló completamente el
efecto del pecado del Becerro de Oro13, recién en esa instancia, “un
fuego salió de ante Di-s...”14 y la Shejiná moró en la obra de sus
manos15.
Ahora bien, ¿En qué consistía la extraordinaria particularidad
4 del “fuego Celestial” que para atraerlo, era imprescindible que la
avodá del “fuego de abajo” sea perfecta?
La explicación del concepto es la siguiente:

11 El Mishkán fue erigido para uso regular “en el primer mes del segundo año, en el
primer día del mes”, es decir, en el 1 de Nisán un año luego del Éxodo (Éxodo 40:17). La
consagración o inauguración del Mishkán y de Aharón y sus hijos como sacerdotes comenzó
una semana antes, el 23 de Adar (véase Levítico cap. 8; Séder Olam Rabá, cap. 7; Sifrá,
Mejiltá deMiluím sobre Levítico 8:33). Durante los “Siete días de Inauguración” el Mishkán
era armado y desarmado todos los días (ibíd.) y Moshé oficiaba como Kohen Gadol, Sumo
Sacerdote (Vaikrá Rabá 11:6; compárese con Midrash Hagadol sobre Éxodo 4:14), ofrendando
los sacrificios correspondientes (Levítico, cap. 8).
12 Véase Sifrá y Rashi sobre Levítico 9:23.
13 El “Octavo Día” fue el 1 de Nisán. En aquel día fue lograda la expiación por el pecado
del Becerro de Oro y la Shejiná moró sobre Israel. Véase fuentes de la nota anterior y Tanjumá
Sheminí 4 y 10; Rashi sobre Levítico 9:2.
14 Levítico 9:24. Véase Shabat 87b; Sifrá Sheminí sobre Levítico 9:1.
15 Comentario de Rashi sobre la Torá, Levítico 9:23. Véase fuentes de la nota anterior.
Véase también Tanjumá, Pekudéi 6 (Tanjumá Kadúm parr. 2); Shemot Rabá 51:4 y 8; y Rashi
sobre Éxodo 38:21: “El “Mishkán del testimonio” - puesto que servía de testimonio a los Hijos
de Israel de que el Santo, bendito sea, había perdonado el incidente del Becerro, pues El hizo
morar la Shejiná entre ellos”.

Likutei Sijot
Los seres creados son limitados, y el servicio a Di-s por parte
de ellos junto al alcance y efecto espiritual del mismo, también es
limitado, pues por si mismos carecen de existencia eterna, dado
toda cosa limitada, por naturaleza, con el correr del tiempo se debilita
y perece. Para que la avodá y su efecto espiritual sea algo eterno,
debe haber indefectiblemente, una “proyección” de Luz Divina
desde lo Alto, pues el Altísimo, en su carácter de Todopoderoso no
tiene en absoluto restricción alguna, pues nada ante Él es imposible
y “porta en sí Mismo opuestos”, de modo que puede proveer eternidad
a un acto humano que por peso propio es limitado y está sujeto a las
condiciones de la naturaleza.
Es por ello que durante los “Siete Días de Inauguración”
el Mishkán era erigido y desmontado cada día16, pues por parte
de entidades creadas es imposible que algo exista y se sostenga
verdaderamente de modo estable, sin interrupción. Exclusivamente
en el “Octavo Día” cuando moró la Shejiná en el Santuario, y
“un fuego salió de Di-s”, solo entonces, el Mishkán fue erigido y
luego no lo desmontaron, en esa instancia el Mishkán fue erigido 5
verdaderamente, para siempre con el “toque” de eternidad dado
desde lo Alto.
Teniendo en cuenta lo explicado hasta aquí, comprenderemos
también el sentido conceptual de los “Siete Días de Inauguración”
y del “Octavo Día”, y el hecho de que el “fuego Celestial” descendió
sólo recién al “Octavo Día”. La explicación: Es un concepto sabido
que “siete” son los días que componen el “ciclo normativo de días”,
es decir, todo lo que se relaciona con la naturaleza y las dimensiones
creadas17. Y por otro lado, “ocho”, hace referencia a todo lo que
trasciende este ciclo18, es la Luz Divina que trasciende los mundos
creados, tanto físico como espirituales, y este es el tema al que alude

16 Véase arriba nota 11.


17 El universo fue creado en siete días y estos fueron la raíz y el fundamento de las
subsiguientes dimensiones del tiempo que se dividen en unidades o ciclos de semanas. Véase
también Sefer HaMaamarim 5704 pág. 192.
18 Véase responsa de Rashbá I, 9. Sefer HaMaamarim 5704, pág. 191.

Likutei Sijot
“fuego Celestial”, como se explicó antes. Es decir, la Luz Divina
Infinita, aquella que está más allá de todas las dimensiones de la
Creación, como “por fuera” de ésta, por así decirlo, “toma cuerpo” y
se materializa en el fuego que desciende de lo Alto.

10. Sin embargo, y a pesar de que los seres creados por sí


mismos, no pueden acceder a lo eterno, no obstante, tal como se
mencionó antes, la proyección del “fuego Celestial” se produce
exclusivamente una vez que la avodá terrenal del judío, con su “fuego
de abajo”, es perfecta. Esto quiere decir que cuando el judío, como
ser creado, hace todo lo que está a su alcance, a pesar de ser él y su
servicio limitados, el Todopoderoso le confiere el “fuego Celestial”,
Di-s le concede la posibilidad de sentirlo a Él, la persona, siendo un
ser mortal limitado, siente en su fuero íntimo lo ilimitado e infinito de
Di-s.
Este concepto está también insinuado en el término tamid –
perpetuo– que dice este versículo, “Un fuego perpetuo arderá...”:
6 tamid significa sin límites, irrestricto, más allá del tiempo. El tiempo
en si mismo, en vista de que se compone de secuencias limitadas,
indefectiblemente tiene un límite19. No obstante, a través de la
perfección de la avodá del “fuego de abajo”, el judío atrae al plano
limitado de la Creación, la dimensión infinita que trasciende el
tiempo, y es más, esa dimensión atemporal se proyecta en el tiempo
y lo permea, de modo que el tiempo compuesto por fracciones
limitadas, y sin abandonar su característica original tal cual es, se une,
ensambla y contiene a la dimensión que lo trasciende y se transforma
en eterno, tamid.
En el mundo en que vivimos, esto se visualiza cuando en la
naturaleza se vislumbra un éxito que trasciende al orden natural
de las cosas. Es decir, cuando el judío en su servicio a Di-s entrega
todo de sí, lo máximo de sus fuerzas y más, entonces ve cómo por los
“canales naturales” le suceden cosas increíbles, y tiene éxito más allá

19 Derej Mitzvoteja, Hamanat Elokut, cap. 11.

Likutei Sijot
de cualquier cálculo o conjetura.

11. El punto de la enseñanza que extraemos de todo lo antedicho


es el siguiente:
Cada judío debe saber que es un Mishkán y Mikdash para Di-s,
bendito sea, como está escrito: “Harán para Mí un Santuario y Yo
moraré dentro de ellos”20 – quiere decir, dentro de cada integrante
del pueblo de Israel. Debemos ser conscientes, que toda vez que
en la avodá de la persona falte el “fuego” – el calor y la vitalidad
entusiasta … si bien él estudia Torá, observa las mitzvot, y posee
en su interior todo lo que había en el Mishkán … no obstante, por
cuanto que no tiene vitalidad y entusiasmo en su judaísmo, la
Shejiná no mora en él, y puede ser incluso que haya en él cierto
vestigio del pecado del Becerro de Oro.
La Torá y las mitzvot deben ser observadas con ardor y vitalidad,
en todas las tres dimensiones de: estudio de Torá, avodá –plegaria–
y guemilut jasadím21 –lit.: “actos de bondad”, pero se refiere al
cumplimiento de todas las mitzvot–. 7
En relación a la Torá: no debemos contentarnos y cumplir con
nuestra obligación al estudiar “un capítulo por la mañana y otro por
la noche”22 y dejar todo el resto del día sin ningún tipo de conexión
con la Torá. El estudio de la Torá no debe ser en voz baja, en susurro,
sin conectarse uno mismo con el tema. Este debe ser de forma tal
que “no se apartará...”23, involucrando todos los 248 órganos24,
hasta el punto que “todos mis huesos habrán de declarar...”25. Debe

20 Éxodo 25:8.
21 Los tres pilares del mundo: “El mundo se sostiene sobre tres cosas - (el estudio de)
Torá, avodá y guemilut jasadim (actos de bondad)”, Avot I:2.
22 El requerimiento mínimo de estudio diario de Torá que atañe a cada judío; Menajot 99b.
Véase Hiljot Talmud Torá 3:4.
23 Ieoshua 1:8.
24 Eruvin 54a. “Si la Torá mora en todos tus 248 órganos, es preservada [en tu memoria];
de otro modo, no es preservada”; véase también allí la secuencia y Hiljot Talmud Torá 4:9.
Véase Tania, comienzo del cap. 37.
25 Salmos 35:10.

Likutei Sijot
ser con vitalidad, con entusiasmo.
En cuanto a avodá: la plegaria –este es el kav, la forma de
servicio a la que principalmente denominamos avodá26– el esfuerzo
de la persona con su mente y corazón para conectarse con Di-s en la
plegaria, no debe ser un acto rutinario, sino “un ruego de piedad y
una súplica ente Di-s”27, con un sentimiento de vitalidad.
Y guemilut jasadím: alude a las mitzvot, pues en líneas generales
todas las mitzvot están incluidas en guemilut jasadím28. Estas no
deben ser practicadas de manera mecánica, como para “cumplir”
con la obligación y deshacerse de ellas. Las mitzvot deben ser
observadas con hidur29, y el hidur viene de la vitalidad de la persona
en el cumplimiento de éstas.
La perfección de la avodá del “fuego terrenal” genera el “fuego
Celestial”, causando que la Shejiná more en la Torá y avodá de
esta persona, y en todas sus actividades, incluso en sus quehaceres
mundanos.
Todo esto producirá, como mencionamos antes, que el bli gvul
8 –la faceta ilimitada de la Divinidad– se proyecte en el gvul –el lado
limitado de nuestra realidad mundana– de modo que vislumbremos
incluso en las “vestimentas” de la naturaleza la bendición Divina
y éxito sobrenatural.

(de una Sijá de Shabat Parshat Tzav 5717 [1917])


26 Véase Taanit 2a.
27 Avot 2:13.
28 Véase Ievamot 109b: “Aquel que dice que nada tiene sino sólo Torá, no tiene si quiera
Torá, porque la Escritura dice: ‘A fin de que las aprendas y las observes para hacerlas’”
(Deuteronomio 5:1). “De aquí que uno debe ocuparse de ambos, de Torá y guemilut jasadim (el
principio abarcador de las mitzvot); véase Igueret HaKodesh, secc. V; Likutéi Torá, Reé, pág.
23c-d.
29 Hidur mitzvá es el embellecimiento y esmero especial en el acto de la mitzvá, más allá
de la exigencia básica de la ley judía. En este sentido nuestros Sabios dicen: “‘Este es mi Di-s
y Yo lo embelleceré’ (Éxodo 15:2) – esto significa embellécete ante El en la observancia de las
mitzvot: haz una sucá bella en Su honor, un hermoso lulav...”; Shabat 133b. Así, Hidur mitzvá
significa ir más allá de la obligación mínima que estipula la Ley en el Shulján Aruj. Uno debe
agregar hasta un tercio por sobre los gastos ordinarios etc. de una observancia mínima (Babá
Kamá 9b).

Likutei Sijot
9

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