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IDENTIDAD INSTITUCIONAL

Se entiende por identidad institucional el conjunto de características o atributos que


configuran el ser institucional, ellas son: misión, visión, objetivos, marco legal, cultura,
valores y comportamiento, no sólo los presentes sino también los acumulados, que
constituyen el acervo histórico. La identidad institucional está vinculada principalmente
con su público interno.

LA MISIÓN

En primer lugar, la misión es el perfil compartido por los integrantes de la alta dirección de
la empresa sobre lo que se quiere ser y el camino para serlo.

Misión y visión no siempre se diferencian claramente; la misión es un propósito sobre lo


que gustaría que fuera la empresa; una idea de destino de la organización que equivale a
declarar cuáles son las metas en términos estratégicos.

LA VISIÓN

La visión, por su parte, expresa la dirección y el método con el que se puede alcanzar la
misión con éxito.

Debe cumplir tres requisitos: ser una descripción clara de lo que se necesita tener para el
éxito, construir un propósito noble, capaz de implicar a la gente de la organización porque
merezca la pena llevarse a cabo y ser creíble y que tenga unas elevadas probabilidades
de éxito.

La visión se puede definir como una declaración explícita del modo en que la empresa
piensa satisfacer su misión estratégica.

OBJETIVOS ESTRATÉGICOS

Los objetivos estratégicos son los fines o metas desarrollados a nivel estratégico que una
organización pretende alcanzar a largo plazo. Algunas posturas identifican los objetivos
estratégicos con los objetivos generales. Están basados en la visión, la misión y los
valores de una organización y condicionan las acciones que se llevarán a cabo.

Se pueden identificar varias características de un objetivo estratégico. De una forma


amplia, estos objetivos deben ser claros, coherentes, medibles, alcanzables y
motivadores.

La finalidad de los objetivos estratégicos es ofrecer directrices o pautas de actuación


encaminadas a la mejora de la actividad y el rendimiento de una organización. Se suelen
considerar un paso previo para la elaboración de objetivos operacionales.Este tipo de
objetivos determinan la línea de acción, la estrategia y los medios necesarios para
alcanzar cumplir la misión respetando la visión establecida.

DIAGNOSTICO FODA

FODA es una técnica sencilla que permite analizar la situación actual de una
organización, estructura o persona, con el fin de obtener conclusiones que permitan
superar esa situación en el futuro. La técnica del diagnóstico FODA permite también
conocer el entorno o elementos que están alrededor de la organización, estructura o
persona y que la condicionan. Esta herramienta fue usada en las empresas para obtener
el marco general en que operaban y es considerada una de las técnicas de la
planificación estratégica.

La implementación, de manera sencilla, consiste en hacer que las cosas sucedan. El


problema de implementar consiste en que, al hacerlo, nos topamos con dos realidades
complejas de gestionar: la libertad humana y la incertidumbre. Esto quiere decir que si
queremos implementar con éxito debemos contar con la voluntad de las personas y con la
suerte (o viento a favor como lo llamaban los marineros).

Por este motivo existen unos elementos clave que debemos tener en cuenta para
implementar con éxito nuestras estrategias y decisiones estratégicas. En mi experiencia
directiva y también como profesor de INALDE Business School he descubierto algunos
elementos que presentaré a continuación con el fin de contestar la pregunta de este
artículo.

Primer elemento: los encajes funcionales

Una vez la organización ha definido sus planes estratégicos y ha tomado sus principales
decisiones estratégicas, o sea, aquellas que marcan el camino y definen su futuro, es
necesario definir una serie de políticas funcionales que sean consistentes con aquello que
la empresa decidió. Por ejemplo, si el objetivo que la empresa persigue es el crecimiento,
la internacionalización o la diferenciación, entonces, debe adecuar las políticas
funcionales de marketing, operaciones y compensaciones a los nuevos objetivos.

Segundo elemento: la estructura

En este punto, la alta dirección debe preguntarse: ¿la estructura que tenemos nos permite
alcanzar los objetivos y la estrategia competitiva que nos hemos propuesto? La respuesta
a esa pregunta nos llevará a un nuevo reto que consiste en diseñar la organización para
los nuevos objetivos y retos que se quieren conquistar. A esto hay que sumarle otra
pregunta: ¿tenemos la gente correcta, esto es, capacitada y motivada para asegurar el
logro de los objetivos?

Tercer elemento: el liderazgo

El liderazgo del CEO o director general es el elemento definitorio. Este es el factor


movilizador. Una empresa es, al final, la sombra alargada de su CEO, lo cual significa que
el ritmo, el estilo y la intensidad de las iniciativas y acciones dependen de él. Por eso, su
liderazgo es el que impulsa a la organización y la conduce por el camino elegido. Esta
capacidad se concreta en procesos como la comunicación con la gente, las reuniones de
impulso y seguimiento y, especialmente, con el ejemplo de constancia, persistencia y
valor en medio de las situaciones difíciles.

Cuarto elemento: el presupuesto

La coherencia entre la decisión estratégica y el presupuesto es la prueba ácida de la


implementación. Podemos parafrasear aquel dicho y afirmar: “dime cómo gastas tu dinero
y te diré cuáles son tus objetivos”. Muchas veces es el presupuesto y, en especial, las
inversiones de la empresa las que nos muestran la existencia o no de una estrategia
consistente. Por este motivo, la discusión y aprobación del presupuesto anual no debe ser
una actividad más en la empresa. Por el contrario, es como verificamos si somos
consistentes con la estrategia creada.

Quinto elemento: los indicadores

Un adecuado sistema de seguimiento y rendición de cuentas a los planes y a la ejecución


de las decisiones estratégicas es la garantía del éxito de un buen proceso de
implementación. Una de las principales herramientas con las que contamos para asegurar
este proceso es la gestión por medio de los indicadores de gestión.

Unido a esto, se requiere todo un proceso social de seguimiento a los objetivos mediante
mecanismos participativos de rendición de cuentas de las áreas y jefes de proyectos en
los que, simplemente, los encargados pasan al tablero y muestran los avances o
retrocesos frente a los objetivos definidos. No es fácil, pero la medición es la única
manera de saber si nos estamos acercando o alejando de la consecución de nuestros
objetivos. El mejor ejemplo es el de aquel que decidió iniciar una dieta. Si la persona no
se sube a la báscula periódicamente, entonces, no sabrá los avances en su propósito.

EVALUACION DE LA ESTRATEGIA

El control y evaluación de la estrategia es una de las gestiones finales en cualquier


proceso de planeación. Se trata de un proceso de verificación de pasos y resultados que
permite medir el progreso o desarrollo de un negocio. Todas las compañías están en el
deber de analizar, revisar y cuantificar el desempeño y las consecuencias de los diseños
de planificación que se llevan en la organización.

Una estrategia es un conjunto de acciones que se planifican de forma tal que la


realización de cada una de ellas, en un orden determinado, lleve a resultados esperados.
Estas sirven para guiar a las empresas a lo largo del tiempo en pro de objetivos
específicos. Estos generalmente relacionados con el crecimiento, desarrollo y la
rentabilidad. Sin embargo, también existe la creación de estrategias más localizadas.
Estas se aplican en secciones específicas de una organización o que están pensadas
para conseguir resultados a corto plazo. Sin importar la finalidad u orientación de la
planificación, siempre se va a necesitar el control y evaluación de la estrategia.

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