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La historia de Barcelona se extiende a lo largo de 4000 años, desde finales del Neolítico, con los
primeros restos hallados en el territorio de la ciudad, hasta la actualidad. El sustrato de sus
habitantes aúna a los pueblos íberos, romanos, judíos, visigodos, musulmanes y cristianos. Como
capital de Cataluña y segunda ciudad en importancia de España, la Ciudad Condal ha forjado su
relevancia con el tiempo, desde ser una pequeña colonia romana hasta convertirse en una ciudad
cosmopolita valorada internacionalmente por aspectos como su economía, su patrimonio
artístico, su cultura, su deporte y su vida social.
Existen escasos vestigios anteriores a la fundación de la ciudad por los romanos en el siglo i a. C. El
área del llano de Barcelona y zonas colindantes conserva restos de finales del Neolítico y principios
del Calcolítico. Posteriormente se desarrolló la cultura de los layetanos, un pueblo íbero. La ciudad
romana, fundada en tiempos de Augusto, fue una colonia próspera aunque de escaso tamaño. A
partir del siglo iii se introdujo el cristianismo y, entre los siglos v y viii, formó parte del reino
visigodo. Tras una breve ocupación musulmana, Barcelona entró en la órbita del Imperio
carolingio, hasta que se constituyó como condado y se independizó en el siglo x.
El siglo xix fue de un gran crecimiento para la ciudad, tanto a nivel demográfico como económico y
urbanístico. El plan de Ensanche y la anexión de varios municipios colindantes supusieron una gran
ampliación del perímetro urbano. La ciudad vivió un proceso de industrialización y modernización
de sus estructuras urbanas, económicas y sociales, aunque, en el ámbito social, se vivió una época
de gran conflictividad provocada por la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía. Se
experimentó también un renacimiento cultural y, a finales de siglo, surgió el modernismo como la
expresión artística por excelencia de la nueva sociedad barcelonesa.
El siglo xx comenzó con las mismas agitaciones políticas con que acabó el siglo anterior, que
cristalizarían en la Guerra Civil. La dictadura franquista significó un período de cierta decadencia,
aunque la posterior llegada de la democracia revitalizó de nuevo la ciudad. El continuo progreso
tanto económico como social llevó a que Barcelona sea una urbe de gran relevancia tanto en el
contexto español como europeo, mientras que diversos acontecimientos sociales, como los Juegos
Olímpicos de 1992 y el Fórum Universal de las Culturas de 2004, situaron a la Ciudad Condal como
una metrópoli de reconocido prestigio internacional, importante foco turístico y cultural, así como
un pujante centro financiero y congresístico.
Geografía y localización
Plano de Barcelona.
El llano de Barcelona no es uniforme, sino que presenta diversas ondulaciones originadas por los
múltiples torrentes que antaño surcaban el terreno, y tiene asimismo una inclinación uniforme
desde el mar hasta la sierra de Collserola, con una ascensión de unos 260 m.[3] El terreno está
formado por un sustrato de pizarras y formaciones graníticas, así como arcillas y rocas
calcáreas.[4] La costa estaba ocupada antiguamente por marismas y albuferas, que
desaparecieron al ir avanzando la línea de
costa gracias a los sedimentos aportados por
los ríos y torrentes que desembocaban en la
playa; se calcula que desde el siglo vi a. C. la
línea de costa ha podido avanzar unos 5
km.[5]