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12 Sanojo (op. cit., T. II, n" 348, pp. 307), considera perfectamente válido que el
testador establezca para el cumplimiento de la misión del albacea, un plazo
indeterminado (v.gr.: ,todo el que necesite para el desempeño de su cargo.);
Dominici (op. cit., T. II, p. 247), por su parte, no se refiere a ese caso, pero sí
admite que el heredero 'puede oponerse al plazo concedido por el testador,
si excede del necesario para que el albacea cumpla su encargo y reclamar en
todo caso contra la morosidad de éste·. Nos parece aceptable la tesis de Sanojo
e igualmente respaldamos, con Dominici, el derecho del heredero de reclamar
contra la tardanza del albacea en el cumplimiento de sus obligaciones; pero _
contra el criterio de Sanojo- estimamos que el sucesor universal no tiene
facultad alguna para impugnar el plazo que el de cujus haya concedido a su
testamentario (ni en realidad puede tener interés legítimo en ello, toda vez que,
de acuerdo con la previsión de los arts. 979-980 ce, el albaceazgo debe terminar
al concluir el ejecutor las funciones que se le encomendaron, aunque el término
fijado para ello no esté todavía vencido: infra, nº 76, 6).
13 El plazo de un año, contado desde la fecha de la muerte del testador, que fija
el arto 978 ce para que el albacea cumpla su cometido, en caso de que el
causante no haya establecido un término al respecto, es en la actualidad
absolutamente irreal, al menos en la generalidad de los casos. En efecto, si
partimos de la base de que para poder satisfacer los legados, es preciso haber
pagado previamente el correspondiente impuesto sucesoral (salvo que hubiere
autorización especial del Ministerio de Hacienda para proceder de otra manera:
art. 52 LIS); Y si tomamos en cuenta que normalmente el tiempo que toma la
preparación de la declaración de la herencia, a los fines fiscales y la liquidación
y pago del impuesto, suele ser de más o menos un año; resulta entonces claro
que, casi siempre, será necesario solicitar de la autoridad judicial una prórroga
razonable del plazo de que dispone el albacea para cumplir su misión.